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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por Beli1597 Vie 07 Mar 2014, 9:21 pm

SEGUILAAA PRONTOOOO
Beli1597
Beli1597


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por fabi1028 Vie 07 Mar 2014, 11:47 pm

hola!!!!
soy nueva lectora y me gusto mucho la adaptación, síguela porfas lo mas pronto posible.
Mi nombre es Fabiola pero todos me dicen Faby
síguela me muero de la intriga
fabi1028
fabi1028


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por josy style Miér 12 Mar 2014, 2:51 pm

holas holas primero que nada les doy la bienvenida a las nuevas lectoras faby y lolA GRACIAS por leer mi novela 
siento mucho no subir pero no he podido porque no tengo mi compu ya que se me daño nuevamente, pero solo esperen me unos dias y les subo una maraton de 5 capitulos...... 
no dejen de leer ni nove gracias
josy style
josy style


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por melyfloresca Lun 31 Mar 2014, 8:00 pm

soy tu nueva lectora...dejame decirte que es increible tu novela....HERMOSA!!! siguela xfa...
melyfloresca
melyfloresca


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por thgcalum Miér 23 Abr 2014, 3:36 pm

SIGUELAA
 :lloro:
thgcalum
thgcalum


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por josy style Vie 06 Jun 2014, 9:02 pm

holas holasss.... a todas mia fieles lectorasss..... regrese por fin tengo mi compu y el documento de la novelaaaa..... solo espero k.... sigan leyendo mi novelaa....... pero mañana como recompensacion voy a subir 5 capitulosss........ y gracias por esperarme ........ las kierooooooooo <3 <3 <3 AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 3275125450 AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 3275125450 AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 3275125450  les mando un beso
josy style
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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty AMANTE OSCURO (HARRY STYLES Y TU )ADAPTADA

Mensaje por josy style Sáb 07 Jun 2014, 3:46 pm

Capítulo 11
Mientras el señor X cruzaba el aparcamiento y se dirigía a la Academia de
Artes Marciales de Caldwell, captó el aroma del Dunkin Donuts al otro lado de
la calle. Ese olor, ese sublime y denso aroma a harina, azúcar y aceite caliente,
impregnaba el aire matutino. Miró hacia atrás y vio a un hombre salir con dos
cajas de color blanco y rosa bajo el brazo y un enorme vaso de plástico con café
en la otra mano.
Ésa sería una manera muy agradable de iniciar la mañana, pensó el señor X.
Subió a la acera que se extendía bajo la marquesina roja y dorada de la
academia. Se detuvo un momento, se inclinó y recogió un vaso de plástico
desechado. Su anterior dueño había tenido cuidado de dejar un poco de soda en
el fondo para apagar en él sus cigarrillos. Arrojó la desagradable mezcla al
contenedor de basura y abrió el seguro de las puertas de la academia.
La noche anterior, la Sociedad Restrictiva se había marcado un tanto en la
guerra, y él había sido el artífice de semejante hazaña. Darius había sido un líder
vampiro, miembro de la Hermandad de la Daga Negra. Todo un endiablado
trofeo.
Era una maldita pena que no hubiera quedado nada del cadáver para
colocarlo sobre una pared, pero la bomba del señor X había hecho el trabajo a la
perfección. Él se encontraba en su casa escuchando la frecuencia de la policía
cuando llegó el informe. La operación había salido tal como había planeado, perfectamente
ejecutada, perfectamente anónima.
Perfectamente mortífera.
Trató de recordar la última vez que un miembro de la Hermandad había
sido eliminado. Con seguridad, mucho antes de que él pasara a formar parte de la
Sociedad, hacía algunas décadas. Y había esperado unas palmaditas en la espalda,
no semejantes elogios. Se había figurado incluso que le darían más competencias,
quizás una ampliación de su área de influencia, tal vez un radio geográfico de
actuación más extenso.
Pero la recompensa..., la recompensa había sido mayor de lo esperado.
El Omega lo había visitado una hora antes del amanecer y le había
conferido todos los derechos y privilegios como restrictor jefe.
Líder de la Sociedad Restrictiva.
Era una responsabilidad extraordinaria. Y exactamente lo que el señor X
siempre había deseado.
El poder que le habían concedido era la única alabanza que le interesaba.
Se dirigió a su oficina a grandes zancadas. Las primeras clases comenzarían
a las nueve. Tenía todavía suficiente tiempo para perfilar algunas de las nuevas
reglas que debían acatar sus subordinados en la Sociedad.
Su primer impulso, una vez que el Omega se hubo marchado, fue enviar un
mensaje, pero eso no habría sido sensato. Un líder organizaba sus pensamientos
antes de actuar; no se apresuraría a subir al pedestal para ser adorado. El ego,
después de todo, era la raíz de todo mal.
Por eso, en lugar de alardear como un imbécil, había salido al jardín para
sentarse a observar el césped que había detrás de su casa. Ante el incipiente
resplandor del amanecer, había repasado los puntos fuertes y las debilidades de
su organización, permitiendo que su instinto le mostrara el camino para encontrar
un equilibrio entre ambos. Del laberinto de imágenes y pensamientos habían
surgido varias normas a seguir, N- el futuro se fue clarificando.
Ahora, sentado detrás de su escritorio, escribió la contraseña de la página
web protegida de la Sociedad y allí dejó claro que se había producido un cambio
de liderazgo. Ordenó a todos los restrictores acudir a la academia a las cuatro,
esa misma tarde, sabiendo que algunos tendrían que viajar, pero ninguno estaba
a una distancia de más de ocho horas en coche. El que no asistiera sería
expulsado de la Sociedad y perseguido como un perro.
Reunir a los restrictores en un solo lugar era raro. En aquel momento su
número oscilaba entre cincuenta y sesenta miembros, dependiendo de la
cantidad de bajas que la Hermandad lo graba en una noche y el número de los
nuevos reclutas que podían ser enrolados en el servicio. Los miembros de la
Sociedad se encontraban todos en Nueva Inglaterra y sus alrededores. Esta
concentración en el noreste de Estados Unidos se debía al predominio de
vampiros en la zona. Si la población se trasladaba, también lo hacía la Sociedad.
Como había sucedido durante generaciones.
El señor X era consciente de que convocar a los restrictores en Caldwell
para una reunión resultaba de vital importancia. Aunque conocía a la mayoría
de ellos, y a algunos bastante bien, necesitaba que ellos lo vieran, lo escucharan
y lo calibraran, en especial si iba a cambiar sus objetivos.
Convocar la reunión a la luz del día también era importante, ya que eso
garantizaba que no serían sorprendidos por la Hermandad. Y ante sus
empleados humanos, fácilmente podía hacerla pasar por un seminario de
técnicas de artes marciales. Se congregarían en la gran sala de conferencias del
sótano y cerrarían las puertas con llave para no ser interrumpidos.
Antes de desconectarse, redactó un informe sobre la eliminación de
Darius, porque quería que sus cazavampiros lo tuvieran por escrito. Detalló la
clase de bomba que había utiliza do, la manera de fabricar una con muy pocos
elementos y el método para conectar el detonador al sistema de encendido de un
coche. Era muy fácil, una vez que el artefacto estaba instalado. Lo único que
había que hacer era armarla, y al accionar el contacto, cualquiera que estuviera
dentro del vehículo quedaría convertido en cenizas.
Para obtener ese instante de satisfacción, él había seguido al guerrero
Darius durante un año, vigilándolo, estudiando todas sus costumbres diarias.
Hacía dos días, el señor X había entrado furtivamente en el concesionario de
BMW de los hermanos Greene, cuando el vampiro les había dejado su vehículo
para una revisión. Instaló la bomba, y la noche anterior había activado el detonador
con un transmisor de radio simplemente pasando al lado del coche, sin
detenerse ni un segundo.
El largo y concentrado esfuerzo que había supuesto la organización de
aquella eliminación no era algo que quisiera compartir. Quería que los restrictores
creyeran que había podido ejecutar una jugada tan perfecta en un instante. La
imagen desempeñaba un importante papel en la creación de una base de poder, y
él quería empezar a construir su credibilidad de mando de inmediato.
Después de desconectarse, se recostó en la silla, tamborileando con los
dedos. Desde que se había unido a la Sociedad, el objetivo había sido reducir la
población de vampiros por medio de la eliminación de civiles. Ésa seguiría siendo
la meta general, por supuesto, pero su primer dictamen seria un cambio de táctica.
La clave para ganar la guerra era eliminar a la Hermandad. Sin esos seis
guerreros, los civiles quedarían desnudos ante los restrictores, indefensos.
La táctica no era nueva. Había sido intentada durante generaciones pasadas
Y descartada numerosas veces cuando los hermanos habían demostrado ser
demasiado agresivos o demasiado escurridizos para ser exterminados. Pero con la
muerte de Darius, la Sociedad cobraba un nuevo impulso.
Y tenían que actuar de una manera diferente. Tal y como estaban las cosas,
la Hermandad estaba aniquilando a cientos de restrictores cada año, lo que hacía
necesario que las filas fueran engrosadas con cazavampiros nuevos e inexpertos.
Los reclutas representaban un problema. Eran difíciles de encontrar, difíciles de
introducir en la Sociedad y menos efectivos que los miembros veteranos.
Esta constante necesidad de captación de nuevos miembros condujo a un
grave debilitamiento de la Sociedad. Los centros de entrenamiento como la
Academia de Artes Marciales de Caldwell tenían como objetivo primordial
seleccionar y reclutar humanos para engrosar sus filas, pero también atraían
mucho la atención. Evitar la injerencia de la policía humana y protegerse contra
un ataque por parte de la Hermandad requería una continua vigilancia y una
frecuente reubicación. Trasladarse de un lugar a otro era un trastorno constante,
¿pero cómo podía estar la Sociedad bien provista si los centros de operaciones
eran atacados por sorpresa?
El señor X movió la cabeza con un gesto de fastidio. En algún momento
iba a necesitar un lugarteniente, aunque por ahora prefería actuar en solitario.
Por fortuna, nada de lo que tenía pensado hacer era excesivamente
complicado. Todo se reducía a una estrategia militar básica. Organizar las
fuerzas, coordinarlas, obtener in formación sobre el enemigo y avanzar de una
forma lógica y disciplinada.
Esa tarde organizaría sus efectivos, y en cuanto a la cuestión relativa a la
coordinación, iba a distribuirlos en escuadrones, e insistiría en que los
cazavampiros empezaran a reunirse con él habitualmente en pequeños grupos.
¿Y la información? Si querían exterminar a la Hermandad, necesitaban
saber dónde encontrar a sus miembros. Eso sería un poco más difícil, aunque no
imposible. Aquellos guerreros formaban un grupo cauteloso y suspicaz, no
demasiado sociable, pero la población civil de vampiros tenía algún contacto con
ellos. Después de todo, los hermanos tenían que alimentarse, y no podían
hacerlo entre ellos. Necesitaban sangre femenina.
Y las hembras, aunque la mayoría de ellas vivían protegidas como si
fueran obras de arte, tenían hermanos y padres que podían ser persuadidos para
que hablaran. Con el incentivo apropiado, los machos revelarían adónde iban
sus mujeres y a quiénes veían. Así descubrirían a la Hermandad.
Ésa era la clave de su estrategia general. Un programa coordinado de
seguimiento y captura, concentrado en machos civiles y las escasas hembras que
salían sin protección, le conduciría, finalmente, a los hermanos. Su plan tenía
que tener éxito, ya fuese porque los miembros de la Hermandad salieran de su
escondrijo con sus dagas desenfundadas, furiosos porque los civiles hubieran
sido capturados brutalmente, o bien porque alguien podía irse de la lengua y
descubrir dónde se ocultaban.
Lo mejor sería averiguar dónde se encontraban los guerreros durante el
día. Eliminarlos mientras brillaba el sol, cuando eran más vulnerables, sería la
operación con mayores probabilidades de éxito y en la que, posiblemente, las
bajas de la Sociedad resultarían mínimas.
En general, matar vampiros civiles era sólo un poco más difícil que
aniquilar a un humano normal. Sangraban si se les cortaba, sus corazones dejaban
de latir si se les disparaba y se quemaban si eran expuestos a la luz solar.
Sin embargo, matar a un miembro de la Hermandad era un asunto muy
diferente. Eran tremendamente fuertes, estaban muy bien entrenados y sus
heridas se curaban con una celeridad asombrosa. Formaban una subespecie
particular. Sólo tenías una oportunidad frente a un guerrero. Si no la
aprovechabas, no regresabas a casa.
E señor X se levantó del escritorio, deteniéndose un momento para observar
su reflejo en la ventana de la oficina. Cabello claro, piel clara, ojos claros. Antes de
unirse a la Sociedad había sido pelirrojo. Ahora ya casi no podía recordar su
apariencia física anterior.
Pero sí tenía muy claro su futuro. Y el de la Sociedad. Cerró la puerta con
llave y se encaminó hacia el pasillo de azulejos que conducía a la sala de
entrenamiento principal. Esperó en la entrada, inclinando levemente la cabeza
ante los estudiantes a medida que entraban a sus clases de jiujitsu. Éste era su
grupo favorito: un conjunto de jóvenes, entre los dieciocho y los veinticuatro años,
que mostraban ser muy prometedores. A medida que los muchachos, vestidos con
sus trajes blancos, entraban haciendo una ligera reverencia con la cabeza y
dirigiéndose a él como sensei, el señor X los iba evaluando uno por uno, observando
la forma en que movían sus ojos, cómo desplazaban el cuerpo, cuál podía
ser su temperamento.
Una vez que los estudiantes estuvieron en fila, preparados para comenzar
la lucha, continuó examinándolos, siempre interesado en la búsqueda de
potenciales reclutas para la Sociedad. Necesitaba una combinación justa entre
fuerza física, agudeza mental y odio no canalizado.

Capitulo 12
Cuando se habían aproximado a él para unirse a la Sociedad Restrictiva en
la década de los años cincuenta, era un rockero de diecisiete años incluido en un
programa para delincuentes juveniles. El año anterior había apuñalado a su padre
en el pecho tras una pelea en la que aquel bastardo le había golpeado repetidas
veces en la cabeza con una botella de cerveza. Creía haberle matado, pero por
desgracia no lo hizo y vivió el tiempo suficiente para matar a su pobre madre.
Pero, por lo menos, después de hacerlo, su querido padre había tenido la
sensatez de volarse los sesos con una escopeta y dejarlos diseminados por toda la
pared. El señor X encontró los cuerpos durante una visita que hizo a casa, poco
antes de ser atrapado e internado en un centro público.
Aquel día, delante del cadáver de su padre, el señor X aprendió que gritar a
los muertos no le provocaba ni la más mínima satisfacción. Después de todo, no
había nada que hacer con alguien que va se había ido.
Considerando quién lo había engendrado, no resultó sorprendente que la
violencia y el odio corrieran por la sangre del señor X. Y matar vampiros era uno
de las pocas satisfacciones socialmente aceptables que había encontrado para un
instinto asesino como el suyo. El ejército era aburrido. Había que acatar demasiadas
normas y esperar hasta que se declarara una guerra para poder trabajar
como él quería. Y el asesinato en serie era a muy pequeña escala.
La Sociedad era diferente. Tenía todo lo que siempre había querido: fondos
ilimitados, la ocasión de matar cada vez que el sol se ponía y, por supuesto, la
oportunidad, tan extraordinaria, de instruir a la próxima generación.
Así que tuvo que vender su alma para entrar, aunque no le supuso ningún
problema. Después de lo que su padre le había hecho, va casi no le quedaba alma.
Además, en su mente, había salido ganando con el trato. Le habían
garantizado que permanecería joven y con una salud perfecta hasta el día de su
muerte, y ésta no sería resultado de un fallo biológico, como el cáncer o una
enfermedad cardiaca. Por el contrario, tendría que confiar en su propia capacidad
para conservarse de una sola pieza.
Gracias al Omega, era físicamente superior a los humanos, su vista era
perfecta y podía hacer lo que más le gustaba. La impotencia le había molestado un
poco al principio, pero se había acostumbrado. Y el no comer ni beber..., al fin y al
cabo nunca había sido un gourmet.
Y hacer correr la sangre era mejor que la comida o el sexo. Cuando la
puerta que conducía a la sala de entrenamiento se abrió bruscamente, giró la
cabeza de inmediato. Era Billy Riddle, y traía los dos ojos morados y la nariz
vendada.
El señor X enarcó una ceja. -¿No es tu día libre, Riddle?
-Sí, sensei. -Billy inclinó la cabeza-. Pero quería venir de todos modos.
-Buen chico. -El señor X pasó un brazo alrededor de los hombros del
muchacho-. Me gusta tu sentido de la responsabilidad. Harás algo por mí...
¿Quieres indicarles lo que tienen que hacer durante el calentamiento?
Billy hizo una profunda reverencia; su amplia espalda quedó casi paralela
al suelo.
-Sensei.
-Ve a por ellos. -Le dio una palmada en el hombro-. Y no se lo pongas
fácil.
Billy levantó la mirada, sus ojos brillaban. El señor X asintió.
-Me alegro de que hayas captado la idea, hijo.
Cuando _____ salió de su edificio, frunció el ceño al ver el coche de policía
aparcado al otro lado de la calle. José salió de él y se dirigió hacia ella a grandes
zancadas.
-Ya me han contado lo que te sucedió. -Sus ojos se quedaron fijos en la
boca de la mujer-. ¿Cómo te encuentras? -Mejor.
-Vamos, te llevaré al trabajo.
-Gracias, pero prefiero caminar. -José hizo un movimiento con su
mandíbula como si quisiera oponerse, así que ella extendió la mano y le tocó el
antebrazo-. No quiero que esto me aterrorice tanto que no pueda continuar con
mi vida. En algún momento tendré que pasar junto a ese callejón, y prefiero hacerlo
por la mañana, cuando hay, suficiente luz.
Él asintió.
-Está bien. Pero llamarás un taxi por la noche o nos pedirás a cualquiera
de nosotros que vaya a recogerte.
-José...
-Me alegra saber que estás de acuerdo. -Cruzó la calle de vuelta a su
coche-. Ah, no creo que hayas oído lo que Butch O'Neal hizo anoche.
Dudó antes de preguntar: -¿Qué?
-Fue a hacerle una visita a ese canalla. Creo que al individuo tuvieron
que reconstruirle la nariz cuando nuestro buen detective acabó con él. -José
abrió la puerta del vehículo y se dejó caer sobre el asiento-. ¿Vendrás hoy por
allí?
-Sí, quiero saber algo más sobre la bomba de anoche. -Ya me lo
imaginaba. Nos vemos.
Saludó con la mano y arrancó, alejándose del bordillo de la acera.
Ya habían dado las tres de la tarde y aún no había podido ir a la
comisaría. Todos en la oficina querían oír lo que le había sucedido la noche
anterior. Después, Tony había insistido en que salieran a almorzar. Tras
sentarse de nuevo en su escritorio, se había pasado la tarde masticando chicle y
perdiendo el tiempo con su e-mail.
Sabía que tenía trabajo que hacer, pero simplemente no se encontraba
con fuerzas para finalizar el artículo que estaba escribiendo sobre el alijo de
armas que había encontrado la policía. No tenía que entregarlo en un plazo
concreto y, desde luego, Dick no iba a darle la primera página de la sección
local.
Y además ni siquiera lo había hecho ella. Lo único que le daba Dick era
trabajo editorial. Los dos últimos artículos que había dejado caer sobre su
escritorio habían sido esbozados por los chicos grandes, Dick quería que ella
comprobara la veracidad de los hechos. Seguir los mismos criterios con los que
él se había familiarizado en el New York Times, como su obsesión por la veracidad,
era, de hecho, una de sus virtudes. Pero era una pena que no tuviera
en cuenta la equidad en un trabajo realizado. No importaba que el artículo
fuera transformado por ella de arriba abajo, sólo obtenía una mención
secundaria compartida en el artículo de un chico grande.
Eran casi las seis cuando terminó de corregir los artículos, y al
introducirlos en el casillero de Dick, pensó que no tenía ganas de pasar por la
comisaría. Butch le había tomado declaración la noche anterior, y no había nada
más que ella tuviera que hacer con respecto a su caso. Y, evidentemente, no se
sentía cómoda con la idea de estar bajo el mismo techo que su asaltante, aunque él
se encontrara en una celda.
Además, estaba agotada. -¡_____!
Dio un respingo al oír la voz de Dick.
-Ahora no puedo, voy a la comisaría -dijo en voz alta por encima del
hombro, pensando que la estrategia para evitarlo no lo mantendría a raya durante
mucho tiempo, pero al menos no tendría que lidiar con él esa noche.
Y en realidad sí quería saber algo más sobre la bomba. Salió corriendo de la
oficina y caminó seis manzanas en dirección este. El edificio de la comisaría
pertenecía a la típica arquitectura de los años sesenta. Dos pisos, laberíntica,
moderna en su época, con abundancia de cemento gris claro y muchas ventanas
estrechas. Envejecía sin elegancia alguna. Gruesas líneas negras corrían por su
fachada como si sangrara por alguna herida en el tejado. Y el interior también
parecía moribundo: el suelo cubierto con un sucio linóleo verde grisáceo, los
muros con paneles de madera falsa y los zócalos astillados de color marrón.
Después de cuarenta años, y a pesar de la limpieza periódica, la suciedad más
persistente se había incrustado en todas las grietas y fisuras, y va jamás saldría de
allí, ni siquiera con un pulverizador o un cepillo.
Ni siquiera con una orden judicial de desalojo.

Capitulo 13
Los agentes se mostraron muy amables con ella cuando la vieron aparecer.
Tan pronto como puso el pie en el edificio, empezaron a reunirse a su alrededor.
Después de hablar con ellos en el exterior mientras trataba de contener las
lágrimas, se dirigió a la recepción y charló un rato con dos de los muchachos que
estaban detrás del mostrador. Habían detenido a unos cuantos por prostitución y
tráfico de estupefacientes, pero, por lo demás, el día había sido tranquilo. Estaba a
punto de marcharse cuando Butch entró por la puerta de atrás.
Llevaba unos pantalones vaqueros, una camisa abrochada hasta el cuello y
una cazadora roja en la mano. Ella se quedó mirando cómo la cartuchera se
enarcaba sobre sus anchos hombros, dejando entrever la culata negra de la pistola
cuando sus brazos oscilaban al andar. Su oscuro cabello estaba húmedo, como si
acabara de empezar el día.
Lo que, considerando lo ocupado que había estado la noche anterior,
probablemente era cierto.
Se dirigió directamente hacia ella. -¿Tienes tiempo para hablar? Ella asintió.
-Sí, claro.
Entraron en una de las salas de interrogatorio.
-Para tu información, las cámaras y micrófonos están apagados -dijo.
-¿No es así como casi siempre trabajas?
Él sonrió y se sentó a la mesa. Entrelazó las manos. -Pensé que deberías
saber que Billy Riddle ha salido bajo fianza. Lo soltaron esta mañana temprano.
Ella tomó asiento.
-¿De verdad se llama Billy Riddle? No me tomes el pelo. Butch negó con la
cabeza.
-Tiene dieciocho años. Sin antecedentes de adulto, pero he estado echando
un vistazo a su ficha juvenil y ha estado muy ocupado: abuso sexual, acoso, robos
menores. Su padre es un tipo importante, y el chico tiene un abogado excelente,
pero he hablado con la fiscal del distrito. Tratará de presionarlo para que no
tengas que testificar.
-Subiré al estrado si tengo que hacerlo.
-Buena chica. -Butch se aclaró la garganta-. ¿Y cómo te encuentras?
-Bien. -No iba a permitir que el Duro jugara a psicoanalizarla. Había algo
en la evidente rudeza de Butch O'Neal que hacía que ella quisiera parecer más
fuerte-. Sobre esa bomba, he oído que posiblemente se trate de un explosivo
plástico, con un detonador a control remoto. Parece un trabajo de profesionales. -
¿Ya has cenado?
Ella frunció el ceño. -No.
Riddle significa «acertijo, adivinanza». (N. del L)
Y considerando lo que había engullido por la mañana, también se saltaría el
desayuno del día siguiente.
Butch se puso de pie.
-Bueno. Ahora mismo me dirigía a Tullah's. Ella se mantuvo firme.
-No cenaré contigo.
-Como quieras. Entonces, me imagino que tampoco querrás saber qué
encontramos en el callejón junto al coche.
La puerta se cerró lentamente a sus espaldas. No caería en semejante
trampa. No lo haría... _____ saltó de la silla y corrió tras él.
En su amplia habitación color crema y blanco, Marissa no se sentía segura
de sí misma.
Siendo la shellan de Harry, podía sentir su dolor, ti por su fuerza sabía que
seguramente había perdido a otro de sus hermanos guerreros.
Si tuvieran una relación normal, no lo dudaría: correría hacia él y trataría
de aliviar su sufrimiento. Hablaría con él, lo abrazaría, lloraría a su lado. Le
ofrecería la calidez de su cuerpo.
Porque eso era lo que las shellans pacían por sus compañeros. Y lo que
recibían a cambio también. Echó un vistazo al reloj Tiffany de su mesilla de noche.
Pronto se perdería en la noche. Si quería alcanzarlo tendría que hacerlo ahora.
Marissa dudó, no quería engañarse. No sería bienvenida. Deseó que fuera
más fácil apoyarlo, deseó saber lo que él necesitaba de ella. Una vez, hacía mucho
tiempo, había hablado con Wellsie, la shellan del hermano Tohrment, con la esperanza
de que pudiera ofrecerle algún consejo sobre cómo actuar y comportarse,
cómo conseguir que Harry la considerara digna de él.
Después de todo, Wellsie tenía lo que Marissa quería: un verdadero
compañero. Un macho que regresaba a casa con ella, que reía, lloraba y compartía
su vida, que la abrazaba. Un macho que permanecía a su lado durante las
tortuosas, y afortunadamente escasas, ocasiones en que era fértil, que aliviaba
con su cuerpo sus terribles deseos durante el tiempo que duraba el periodo de
necesidad.
Harry no hacía nada de eso por ella, o con ella. Y en ese estado de cosas,
Marissa tenía que acudir a su hermano en busca de alivio a sus necesidades.
Havers apaciguaba sus ansias, tranquilizándola hasta que pasaban aquellos
deseos. Semejante práctica los avergonzaba a ambos.
Había esperado que Wellsie pudiera ayudarla, pero la conversación
había sido un desastre. Las miradas de compasión de la otra hembra Y sus
réplicas cuidadosamente meditadas las habían desgastado a ambas,
acentuando todo lo que Marissa no poseía. Dios, qué sola estaba.
Cerró los ojos, y sintió nuevamente el dolor de Harry. Tenía que intentar
llegar a él, porque estaba herido. Y además, ¿qué le quedaba en la vida aparte
de él?
Percibió que Harry se encontraba en la mansión de Darius. Inspirando
profundamente, se desmaterializó.

Capitulo 14
Harry aflojó lentamente las rodillas y se irguió, escuchando cómo
volvían las vértebras a su posición con un crujido. Se quitó los diamantes de
sus rodillas.
Tocaron a la puerta y él permitió que ésta se abriera, pensando que era
Fritz.
Cuando olió a océano, apretó los labios.
-¿Qué te trae aquí, Marissa? -dijo sin girarse a mirarla. Fue hasta el baño
y se cubrió con una toalla.
-Déjame lavarte, mi señor-murmuró ella-. Yo cuidaré tus heridas.
Puedo...
-Así estoy, bien.
Sanaba rápido. Cuando finalizara la noche sus cortes apenas se notarían.
Harry se dirigió al armario y examinó su ropa. Sacó una camisa negra de
manga larga, unos pantalones de cuero y..., por Dios, ¿qué era eso? Ah, no, ni
de broma. No iba a luchar con aquellos calzoncillos. Por nada del mundo lo
sorprenderían muerto con una prenda como aquélla.
Lo primero que tenía que hacer era establecer contacto con la hija de
Darius. Sabía que se les estaba agotando el tiempo, porque su transición estaba
próxima. Y luego tenía que comunicarse con Vishous y Phury para saber qué
habían averiguado de los restos del restrictor muerto.
Estaba a punto de dejar caer la toalla para vestirse, cuando cayó en la
cuenta de que Marissa aún estaba en la habitación. La miró.
-Vete a casa, Marissa-dijo. Ella bajó la cabeza.
-Mi señor, puedo sentir tu dol...
-Estoy perfectamente bien.
Ella dudó un momento. Luego desapareció en silencio. Diez minutos
después, Harry subió al salón.
-¿Fritz? -llamó en voz alta.
-¿Sí, amo? -El mayordomo parecía complacido de que lo llamara.
-¿Tienes a mano cigarrillos rojos? -Por supuesto.
Fritz atravesó la habitación trayendo una antigua caja de caoba. Le
presentó el contenido inclinándola con la tapa abierta. Harry cogió un par de
aquellos cigarrillos liados a mano. -Si le gustan, conseguiré más.
-No te molestes. Serán suficientes. -A Harry no le gustaba drogarse, pero
aquella noche quería dar buena cuenta de esos dos cigarros.
-¿Desea comer algo antes de salir? Harry negó con la cabeza.
-¿Quizás cuando vuelva? -La voz de Fritz se fue apagando a medida que
cerraba la caja.
Harry estaba a punto de hacer callar al viejo macho cuando pensó en
Darius. D habría tratado mejor a Fritz.
-Está bien. Sí. Gracias.
El mayordomo irguió los hombros con satisfacción. Por Dios, parece estar
sonriendo
, pensó Harry.
-Le prepararé cordero, amo. ¿Cómo prefiere la carne? -Casi cruda.
-Y lavaré su ropa. ¿Debo encargarle también ropa nueva de cuero?
-No me... - Harry cerró la boca-. Claro. Sería magnífico. Y, ah, ¿puedes
conseguirme unos calzoncillos bóxer? Negros, XXL.
-Será un placer.
Harry se dio la vuelta y se dirigió a la puerta.
¿Cómo diablos había acabado de pronto teniendo un sirviente?
-¿Amo? -¿Sí?, -gruñó. -Tenga mucho cuidado ahí fuera.
Harry se detuvo y miró por encima de su hombro. Fritz parecía acunar la
caja contra su pecho.
Le resultaba tremendamente extraño tener a alguien esperándolo al volver
a casa.
Salió de la mansión y caminó por el largo camino de entrada hasta la calle.
Un relámpago centelleó en el cielo, anticipando la tormenta que podía oler
formándose al sur.
¿Dónde diablos estaría la hija de Darius en ese momento? Lo intentaría
primero en el apartamento.
Harry se materializó en el patio trasero de la casa, miró por la ventana y
le devolvió el ronroneo de bienvenida al gato con uno propio. Ella no estaba en
el interior, de modo que Harry se sentó frente la mesa de picnic. Esperaría una
hora más o menos. Luego tendría que ir al encuentro de los hermanos. Podía
volver al final de la noche, aunque si tenía en cuenta cómo habían salido las
cosas la primera vez que la había visitado, se imaginaba que despertarla a las
cuatro de la mañana no sería lo más inteligente.
Se quitó las gafas de sol y se frotó el puente de la nariz. ¿Cómo iba a
explicarle lo que iba a sucederle y lo que ella tendría que hacer para sobrevivir al
cambio?
Tuvo el presentimiento de que no se mostraría muy feliz escuchando el
boletín de noticias.
Harry hizo memoria de su propia transición. Vaya caos que se había
formado entonces. A él tampoco lo habían preparado, porque sus padres
siempre quisieron protegerlo, pero murieron antes de decirle qué iba a
sucederle.
Los recuerdos volvieron a su mente con terrible claridad. A finales del
siglo XVII, Londres era un lugar brutal, especialmente para alguien que estaba
solo en el mundo. Sus padres habían sido asesinados ante sus ojos dos años antes,
y él había huido de los de su especie, pensando que su cobardía en aquella
espantosa noche era una vergüenza que debía soportar en soledad.
Mientras que en la sociedad de los vampiros había sido alimentado y
protegido como el futuro rey, había descubierto que en el mundo de los humanos
lo que más se tenía en cuenta era, principalmente, la fuerza física. Para alguien de
la complexión que él tenía antes de pasar por su cambio, eso significaba
permanecer en el último escalafón de la escala social. Era tremendamente delgado,
esquelético, débil y presa fácil para los chicos humanos en busca de
diversión. Durante su estancia en los tugurios de Londres, lo habían golpeado
tantas veces que ya se había acostumbrado a que algunas partes de su cuerpo no
funcionaran bien. Para él era habitual no poder doblar una pierna porque le
habían apedreado la rodilla, o tener un brazo inutilizado porque le habían
dislocado el hombro al arrastrarlo atado a un caballo.

Capitulo 15
Se había alimentado de la basura, sobreviviendo al borde de la inanición,
hasta que, finalmente, encontró trabajo como sirviente en el establo de un
comerciante. Harry limpió herraduras, sillas de montar y bridas hasta que se le
agrietó la piel de las manos, pero por lo menos podía comer. Su lecho se
encontraba entre la paja de la parte superior del granero. Aquello era más mullido
que el duro suelo al que estaba acostumbrado, aunque nunca sabía cuándo lo
despertaría una patada en las costillas porque algún mozo de cuadras quisiera
acostarse con una o dos doncellas.
En aquel entonces, aún podía estar bajo la luz solar, y el amanecer era la
única cosa de su miserable existencia que ansiaba. Sentir el calor en el rostro,
inhalar la dulce bruma, deleitarse con la luz; aquellos placeres eran los únicos que
había poseído, y los tenía en gran estima. Su vista, debilitada desde su
nacimiento, ya era mala en aquella época, pero bastante mejor que ahora. Aún
recordaba con penosa claridad cómo era el sol.
Había estado al servicio del comerciante durante casi un año, hasta que
todo su mundo cambió de repente.
La noche en que sufrió la transformación, se había echado en su lecho de
paja, completamente agotado. En los días anteriores, se había sentido mal y le
había costado mucho hacer su trabajo, aunque aquello no era una novedad.
El dolor, cuando llegó, atormentó su débil cuerpo, empezando por el
abdomen y extendiéndose hacia los extremos, llegando a la punta de los dedos
de las manos, de los pies, y al final de cada uno de sus cabellos. El dolor no era
ni remotamente similar a cualquiera de las fracturas, contusiones, heridas o palizas
que había recibido hasta aquel momento. Se dobló hecho un ovillo, con los
ojos casi saliéndose de las órbitas en medio de la agonía y la respiración
entrecortada. Estaba convencido de que iba a morir y rezó por sumergirse
cuanto antes en la oscuridad. Sólo quería un poco de paz y que finalizara aquel
horrible sufrimiento.
Entonces una hermosa y esbelta rubia apareció ante él. Era un ángel
enviado para llevarlo al otro mundo. Nunca lo dudó.
Como el patético miserable que era, le suplicó clemencia. Extendió la
mano hacia la aparición, y cuando la tocó supo que el fin estaba cerca. Al oír que
pronunciaba su nombre, él trató de sonreír como muestra de gratitud, pero no
pudo articular palabra. Ella le contó que era la persona que le había sido
prometida, la que había bebido un sorbo de su sangre cuando era un niño para
así saber dónde encontrarlo cuando se presentara su transición. Dijo que estaba
allí para salvarlo.
Y luego Marissa se abrió la muñeca con sus propios colmillos y le llevó la
herida a la boca.
Bebió desesperadamente, pero el dolor no cesó. Sólo se hizo diferente.
Sintió que sus articulaciones se deformaban y sus huesos se desplazaban con
una horrible sucesión de chasquidos. Sus músculos se tensaron y luego se
desgarraron, y le dio la sensación de que su cráneo iba a explotar. A medida que
sus ojos se agrandaban, su vista se iba debilitando, hasta que sólo le quedó el
sentido del oído.
Su respiración áspera y gutural le hirió la garganta mientras trataba de
aguantar. En algún momento se desmayó, finalmente, sólo para despertar a una
nueva agonía. La luz solar que tanto amaba se filtraba a través de las ranuras de
las tablas del granero en pálidos rayos dorados. Uno de aquellos rayos le tocó en
un hombro, y el olor a carne quemada lo aterrorizó. Se retiró de allí, mirando a
su alrededor presa del pánico. No podía ver nada salvo sombras borrosas.
Cegado por la luz, trató de levantarse, pero cavó boca abajo sobre la paja. Su
cuerpo no le respondía. Tuvo que intentarlo dos veces antes de poder conseguir
afirmarse sobre sus pies, tambaleándose como un potrillo.
Sabía que necesitaba protegerse de la luz del día, y se arrastró hasta donde
pensó que debía de estar la escalera. Pero calculó mal y se cayó desde el pajar. En
medio de su aturdimiento, creyó poder llegar al silo para el grano. Si lograba
descender hasta allí, se encontraría rodeado por la oscuridad.
Fue tanteando con los brazos por todo el granero, chocando contra las
cuadras y tropezando con los aperos, tratando de permanecer lejos de la luz y
controlar al mismo tiempo sus in gobernables extremidades. Cuando se acercaba a
la parte trasera del granero, se golpeó la cabeza contra una viga bajo la cual siempre
había pasado fácilmente. La sangre le cubrió los ojos.
Instantes después, uno de los palafreneros entró, y al no reconocerle, exigió
saber quién era. Harry giró la cabeza en dirección a la voz familiar, buscando
ayuda. Extendió las manos y comenzó a hablar, pero su voz no sonó como
siempre.
Luego escuchó el sonido de una horquilla aproximándosele por el aire en
feroz acometida. Su intención era desviar el golpe, pero cuando sujetó el mango y
dio un empujón, envió al mozo de cuadra contra la puerta de uno de los establos.
El hombre soltó un alarido de espanto y escapó corriendo, seguramente en busca
de refuerzos.
Harry encontró finalmente el sótano. Sacó de allí dos enormes sacos de
avena y los colocó junto a la puerta para que nadie pudiera entrar durante el día.
Exhausto, dolorido, con la sangre manándole por el rostro, se arrastró dentro y
apoyó la espalda desnuda contra el muro. Dobló las rodillas hasta el pecho, consciente
de que sus muslos eran cuatro veces mayores que el día anterior. Cerrando
los ojos, reclinó la mejilla sobre los antebrazos y tembló, luchando por no
deshonrarse llorando. Estuvo despierto todo el día, escuchando los pasos sobre su
cabeza, el piafar de los caballos, el monótono zumbido de las charlas. Le aterrorizaba
pensar que alguien abriera la puerta y lo descubriera. Le alegró que
Marissa se hubiera marchado y no estuviera expuesta a la amenaza procedente de
los humanos.
Regresando al presente, Harry escuchó a la hija de Darius entrar en el
apartamento. Se encendió una luz.
***
_____ arrojó las llaves sobre la mesa del pasillo. La rápida cena con el Duro
había resultado sorprendentemente fácil. Y él le había suministrado algunos detalles
sobre la bomba. Habían hallado una Mágnum manipulada en el callejón. Butch había
mencionado también la estrella arrojadiza de artes marciales que ella había descubierto
en el suelo. El equipo del CSI estaba trabajando en las armas, tratando de
obtener huellas, fibras o cualquier otra prueba. La pistola no parecía ofrecer
demasiado, pero la estrella tenía sangre, que estaban sometiendo aun análisis de
ADN. En cuanto a la bomba, la policía pensaba que se trataba de un atentado
relacionado con drogas. El BMW había sido visto antes, aparcado en el mismo lugar
detrás del club. Y Screamer's era un sitio ideal para los traficantes, muy exclusivos
con respecto a sus territorios.
Se estiró y se puso unos pantalones cortos. Era otra de esas noches calurosas, y
mientras abría el futón, deseó que el aire acondicionado aún funcionara. Encendió el
ventilador y le dio de comer a Boo, que, tan pronto como dejó vacío su tazón,
reanudó su ir y venir ante la puerta corredera.
-No vamos a empezar de nuevo, ¿o sí?
Un relámpago resplandeció en el cielo. Se acercó a la puerta de cristal y
la deslizó un poco hacia atrás, bloqueándola. La dejaría abierta sólo un rato.
Por una vez, el aire nocturno olía bien. Ni un tufillo a basura.
Pero, por Dios, hacía un calor insoportable.
Se inclinó sobre el lavabo del baño. Después de quitarse las lentillas,
cepillarse los dientes y lavarse la cara, remojó una toalla en agua fría y se frotó
la nuca. Unos hilillos de agua descendieron por su piel, y ella recibió con placer
los escalofríos al volver a salir.
Frunció el ceño. Un aroma muy extraño flotaba en el ambiente. Algo
exuberante y picante...
Se encaminó hacia la puerta del patio y olfateó un par de veces. Al
inhalar, sintió que se aliviaba la tensión de sus hombros. Y luego vio que Boo
se había sentado agazapado y ronroneaba como si estuviera dándole la
bienvenida a alguien conocido.
-¿Qué diab...?

Capitulo 16
El hombre que había visto en sus sueños estaba al otro lado del patio.
_____ dio un salto atrás y dejó caer la toalla húmeda; escuchó débilmente el
sonido sordo cuando llegó al suelo.
La puerta se deslizó hacia atrás, quedando abierta por completo, a pesar de
que ella la había bloqueado.
Y aquel maravilloso olor se hizo más evidente cuando él entró en su casa.
Sintió pánico, pero descubrió que no podía moverse.
Por todos los santos, aquel desconocido era colosal. Si su apartamento era
pequeño, con su presencia pareció reducirlo al tamaño de una caja de zapatos. Y
el traje de cuero negro contribuía a hacerlo más grande. Debía medir por lo menos
dos metros. Un minuto...
¿Qué estaba haciendo? ¿Tomándole las medidas para hacerle un traje?
Tendría que estar saliendo a toda prisa. Debería estar tratando de llegar a la
otra puerta, corriendo como alma que lleva el diablo.
Pero estaba como hipnotizada, mirándolo.
Llevaba puesta una cazadora a pesar del calor, y sus largas piernas también
estaban cubiertas de cuero. Usaba pesadas botas con puntera de acero, y se movía
como un depredador.
_____ estiró el cuello para verle la cara.
Tenía la mandíbula prominente y fuerte, labios gruesos, pómulos
marcados. El cabello, rizado y castaño, le caía hasta los hombros desde un mechón en
forma de u ve en la frente, y en su rostro se apreciaba la sombra de una incipiente
barba oscura. Las gafas de sol negras que usaba, curvadas en los extremos, se
ajustaban perfectamente a su rostro y le conferían un aspecto de asesino a sueldo.
Como si la apariencia amenazadora no fuera suficiente para hacerle parecer
un asesino.
Fumaba un cigarro fino y rojizo, al que dio una larga calada haciendo
brillar el extremo con un resplandor anaranjado. Exhaló una nube de ese humo
fragante, y cuando éste llegó a la nariz de _____, su cuerpo se relajó todavía más.
Pensó que seguramente venía a matarla. No sabía qué había hecho para
merecer aquel ataque, pero cuando él exhaló otra bocanada de aquel extraño cigarro,
apenas pudo recordar dónde estaba. Su cuerpo se sacudía mientras él acortaba la
distancia entre ambos. Le aterrorizaba lo que sucedería cuando estuviera junto a ella,
pero notó, absurdamente, que Boo ronroneaba y se frotaba contra los tobillos del
extraño.
Aquel gato era un traidor. Si por algún milagro sobrevivía a aquella noche,
lo degradaría a comer vísceras.
_____ echó el cuello hacia atrás cuando sus ojos se encontraron con la feroz
mirada del hombre. No podía ver el color de sus ojos a través de las gafas, pero su
mirada fija quemaba.
Luego, sucedió algo extraordinario. Al detenerse frente a ella, la joven
sintió una ráfaga de pura y auténtica lujuria. Por primera vez en su vida, su
cuerpo se puso lascivamente caliente. Caliente y húmedo.
Su clítoris ardía por él.
Química, pensó aturdida. Química pura, cruda, animal. Cualquier cosa que
él tuviera, ella lo quería.
-Pensé que podíamos intentarlo de nuevo -dijo él.
Su voz era grave, un profundo retumbar en su sólido pecho. Tenía un ligero
acento, pero no pudo identificarlo. -¿Quién es usted? -dijo en un susurro.
-He venido a buscarte.
El vértigo la obligó a apoyarse en la pared.
-¿A mí? ¿Adónde..., -La confusión la obligó a callar. -¿Adónde me lleva?
¿Al puente? ¿Para arrojar su cuerpo al río?
La mano de Harry se aproximó a la cara de ella, y le tomó el mentón entre
el índice y el pulgar, haciéndole girarla cabeza hacia un lado.
-¿Me matará rápido? -masculló ella- ¿O lentamente?
-Matar no. Proteger.
Cuando él bajó la cabeza, ella trató de concienciarse de que debía reaccionar y
luchar contra aquel hombre a pesar de sus palabras. Necesitaba poner en
funcionamiento sus brazos y sus piernas. El problema era que, en realidad, no
deseaba empujarlo lejos de sí. Inspiró profundamente.
Santo Dios, olía estupendamente. A sudor fresco y limpio. Un almizcle
oscuro y masculino. Aquel humo...
Los labios de él tocaron su cuello. Le dio la sensación de que la olisqueaba.
El cuero de su cazadora crujió al llenarse de aire sus pulmones y expandirse su
pecho.
-Estás casi lista-dijo quedamente-. No tenemos mucho tiempo.
Si se refería a que tenían que desnudarse, ella estaba completamente de
acuerdo con el plan. Por Dios, aquello debía de ser a lo que la gente se refería
cuando se ponía poética con el sexo. No cuestionaba la necesidad de tenerlo
dentro de ella, únicamente sabía que moriría si él no se quitaba los pantalones. Ya.
_____ extendió las manos, ansiosa por tocarlo, pero cuando se separó de la
pared empezó a caerse. Con un único movimiento, él se colocó el cigarrillo entre
sus crueles labios y al mismo tiempo la sujetó con gran facilidad. Mientras la
levantaba entre sus brazos, ella se apoyó en él, sin molestarse ni siquiera en fingir
una cierta resistencia. La llevó como si no pesara, cruzando la habitación en dos
zancadas.
Cuando la recostó sobre el sofá, su cabello cavó hacia delante, y ella levantó
la mano para tocar las negras ondas. Eran gruesas y suaves. Le pasó la mano por
la cara, y aunque él pareció sorprenderse, no se la retiró.
Por Dios, todo en él irradiaba sexo, desde la fortaleza de su cuerpo hasta la
forma como se movía y el olor de su piel. Nunca había visto a un hombre
semejante. Y su cuerpo lo sabía tan bien como su mente.
-Bésame -dijo ella.
Él se inclinó sobre ella, como una silenciosa amenaza. Siguiendo un
impulso, las manos de _____ aferraron las solapas de la cazadora del vampiro,
tirando de él para acercarlo a su boca.
Él le sujetó ambas muñecas con una sola mano. -Calma.
¿Calma? No quería calma. La calma no formaba parte del plan.
Forcejeó para soltarse, y al no conseguirlo arqueó la espalda. Sus senos
tensaron la camiseta, y se frotó un muslo contra el otro, previendo lo que sentiría
si lo tuviera entre ellos.
Si pusiera sus manos sobre ella... -Por todos los santos -murmuró él.
Ella le sonrió, deleitándose con el súbito deseo de su rostro.
-Tócame.
El extraño empezó a sacudir la cabeza, como si quisiera despertar de un
sueño.
Ella abrió los labios, gimiendo de frustración.
-Súbeme la camiseta. -Se arqueó de nuevo, ofreciéndole su cuerpo,
anhelando saber si había algo más caliente en su interior, algo que él pudiera
extraerle con las manos-. Hazlo.
Él se sacó el cigarrillo de la boca. Sus cejas se juntaron, y ella tuvo la vaga
impresión de que debería estar aterrorizada. En lugar de ello, elevó las rodillas y
levantó las caderas del futón. Imaginó que él le besaba el interior de los muslos y
buscaba su sexo con la boca. Lamiéndola.
Otro gemido salió de su boca. Harry estaba mudo de asombro.
Y no era del tipo de vampiros que se quedan estupefactos a menudo.
Cielos.
Aquella mestiza humana era la cosa más sensual que había tenido cerca en
su vida. Y había apagado una o dos hogueras en algún tiempo.
Era el humo rojo. Tenía que ser eso. Y debía de estar afectándolo a él
también, porque estaba más que dispuesto a tomar a la hembra.
Miró el cigarrillo.
Bien, un razonamiento muy profundo, pensó. Lo malo era que aquella maldita
sustancia era relajante, no afrodisíaca.
Ella gimió otra vez, ondulando su cuerpo en una sensual oleada, con las
piernas completamente abiertas. El aroma de su excitación le llegó tan fuerte
como un disparo. Por Dios, lo habría hecho caer de rodillas si no estuviera va
sentado.
-Tócame -suspiró.
La sangre de Harry latía como si estuviera corriendo desbocada y su
erección palpitaba como si tuviera un corazón propio. -No estoy aquí para eso -
dijo.
-Tócame de todos modos.
Él sabía que debía negarse. Era injusto para ella. Y tenían que hablar.
Quizás debiera regresar más tarde.
Ella se arqueó, presionando su cuerpo contra la mano con que él le sujetaba
las muñecas. Cuando sus senos tensaron la camiseta, él tuvo que cerrar los ojos.
Era hora de irse. En verdad era hora de...
Excepto que no podía irse sin saborear al menos algo.
Sí, pero sería un bastardo egoísta si le ponía un dedo encima. Un maldito
bastardo egoísta si tomaba algo de lo que ella le estaba ofreciendo bajo los efectos
del humo.
Con una maldición, Harry abrió los ojos.
Por Dios, estaba muy frío. Frío hasta la médula. Y ella caliente. Lo
suficiente para derretir ese hielo, al menos durante un momento.
Y había pasado tanto tiempo...
El vampiro bajó las luces de la habitación. Luego usó la mente para cerrar la
puerta del patio, meter al gato en el baño y correr todos los cerrojos del
apartamento.
Apoyó cuidadosamente el cigarrillo sobre el borde de la mesa junto a ellos
y le soltó las muñecas. Las manos de ella aferraron su cazadora, tratando de
sacársela por los hombros. Él se arrancó la prenda de un tirón, y cuando cavó al
suelo con un sonido sordo, ella se rió con satisfacción. Le siguió la funda de las
dagas, pero la mantuvo al alcance de la mano.
Harry se inclinó sobre ella. Sintió su aliento dulce y mentolado cuando
posó la boca sobre sus labios. Al sentir que ella se estremecía de dolor, se retiró de
inmediato. Frunciendo el ceño, le tocó el borde de la boca.
-Olvídalo -le dijo ella, aferrando sus hombros.
Por supuesto que no lo olvidaría. Que Dios ayudara a aquel humano que la
había herido. Harry iba a arrancarle cada uno de sus miembros y lo dejaría en la
calle desangrándose.
Besó suavemente la magulladura en proceso de curación, y luego descendió
con la lengua hasta el cuello. Esta vez, cuando ella empujó los senos hacia arriba,
él deslizó una mano bajo la fina camiseta y recorrió la suave y cálida piel. Su
vientre era plano, y deslizó sobre él la palma de la mano, sintiendo el espacio
entre los huesos de las caderas.
Ansioso por conocer el resto, le quitó la prenda y la arrojó a un lado. Su
sujetador era de color claro, y él recorrió los bordes con la punta de los dedos
antes de acariciar con las palmas sus pechos, que cubrió con las manos, sintiendo
los duros capullos de sus pezones bajo el suave satén.
Harry perdió el control.
Dejó los colmillos al descubierto, emitió un siseo y mordió el cierre frontal
del sujetador. El mecanismo se abrió de golpe. Besó uno de sus pezones,
introduciéndoselo en la boca. Mientras succionaba, desplazó el cuerpo y lo
extendió sobre ella, cayendo entre sus piernas. Ella acogió su peso con un suspiro
gutural. Las manos de _____ se interpusieron entre ambos cuando ella quiso
desabrocharle la camisa, pero él no tuvo paciencia suficiente para que le
desnudara. Se irguió ti- rompió la ropa para quitársela, haciendo saltar los botones
y enviándolos por los aires. Cuando se inclinó de nuevo, sus senos rozaron el
pecho de roca y su cuerpo se estremeció bajo él.
Quería besarla otra vez en la boca, pero va estaba más allá de la delicadeza
y la sutileza, así que rindió culto a los senos con la lengua y luego se trasladó a su
vientre. Cuando llegó a los pantalones cortos de la chica, los deslizó por las largas
y suaves piernas.
Harry sintió que algo le explotaba en la cabeza cuando su aroma le llegó en
una fresca oleada. Ya se encontraba peligrosamente cerca del orgasmo, con su
miembro preparado para explotar y el cuerpo temblando por la urgencia de
poseerla. Llevó la mano a sus muslos. Estaba tan húmeda que rugió.
Aunque estuviera tremendamente ansioso, tenía que saborearla antes de
penetrarla.
Se quitó las gafas y las puso junto al cigarrillo antes de inundar de besos
sus caderas y muslos. _____ le acarició el cabello con las manos mientras lo
apremiaba para que llegara a su destino.
Le besó la piel más delicada, atrayendo el clítoris hacia su boca, y ella
alcanzó el éxtasis una y otra vez hasta que Harry va no pudo contener sus propias
necesidades. Retrocedió, se apresuró a quitarse los pantalones y a cubrirla con su
cuerpo una vez más.
Ella colocó las piernas alrededor de sus caderas, y él siseó cuando sintió
corno su calor le quemaba el miembro. Utilizó las pocas fuerzas que le quedaban
para detenerse y mirarla a la cara.
-No pares -susurró ella-. Quiero sentirte dentro de mí. Harry dejó caer la
cabeza dentro de la depresión de su cuello. Lentamente, echó hacia atrás la
cadera. La punta de su pene se deslizó hasta la posición correcta ajustándose a ella
a la perfección, penetrándola con una poderosa arremetida. Soltó un bramido de
éxtasis.
El paraíso. Ahora sabía cómo era el paraíso.
josy style
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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por josy style Sáb 07 Jun 2014, 3:49 pm

bueno chicas mi amoresss... lo prometido es deuda... ahi estan los 5 cap k les prometi y u capitulo extra.... y en este cap es hot espero k les guste y recomienden la novella kierooooo.... :enamorado: :enamorado: :enamorado: :enamorado: 
josy style
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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por thgcalum Dom 15 Jun 2014, 9:58 am

Al fin vuelveees :D
Me encantaron los capítulos, pero ¿COMO PUEDES DEJARLO AHÍ?!?
SIGUELA POR FAVORRR
thgcalum
thgcalum


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por Anna. Vie 20 Jun 2014, 10:19 am

Me enganché!!
por dios, siguela pronto!!
Anna.
Anna.


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty AMANTE OSCURO (HARRY STYLES Y TU )ADAPTADA

Mensaje por josy style Sáb 05 Jul 2014, 9:54 pm

Capitulo 17

En su habitación, el señor X se puso unos pantalones de trabajo y una
camisa negra de nailon. Se sentía satisfecho por la forma en que había
transcurrido la reunión con la Sociedad esa tarde. Todos los restrictores habían
asistido. La mayoría de ellos se encontraron dispuestos a someterse a sus
dictados, sólo unos pocos habían planteado problemas, mientras que otros habían
tratado de adularlo. Todo eso no los había conducido a ninguna parte.
Al final de la sesión, había escogido a veintiocho más para que
permanecieran en el área de Caldwell, basándose en su reputación y la impresión
que le habían causado al conocerlos personalmente. A los doce más capacitados
los había dividido en dos escuadrones principales. A los otros dieciséis los
distribuiría en cuatro grupos secundarios.
Ninguno de ellos estuvo muy dispuesto a aceptar la nueva distribución.
Estaban acostumbrados a trabajar por su propia cuenta, y sobre todo a los más
selectos no les hacía mucha gracia permanecer atados. Todo parecía muy
complicado. La ventaja de la división en escuadrones consistía en que podía
asignarles diferentes partes de la ciudad, dividirlos en pequeños contingentes y
supervisar su rendimiento más de cerca.
El resto había sido enviado de vuelta a sus puestos. Ahora que tenía a sus
tropas en formación y con sus respectivas misiones asignadas, se concentraría en
el procedimiento de reunir información. Ya tenía una idea de cómo hacer que funcionara,
y la probaría aquella noche.
Antes de salir a la calle, arrojó a cada uno de sus pitbulls un kilo de carne
cruda picada. Le gustaba mantenerlos hambrientos, así que los alimentaba en días
alternos. Tenía aquellos perros, ambos machos, desde hacía dos años, y los
encadenaba en extremos opuestos de su casa, uno al frente y el otro en la parte
trasera, Era una disposición lógica desde el punto de vista defensivo, pero
también lo hacía por otra cuestión: la única vez que los había atado juntos, se
habían atacado ferozmente.
Recogió su bolsa, cerró la casa y cruzó el césped. El rancho era una
pesadilla arquitectónica de falso ladrillo construido a principios de los años
setenta, y, él mantenía el exterior feo a propósito. Necesitaba encajar en el
entorno, y el precio de aquella zona rural no superaría los cien mil a corto plazo.
Además, la casa le daba igual. Lo importante era la tierra. Con una
extensión de cuatro hectáreas, le permitía tener privacidad. En la parte de atrás,
también había un viejo granero rodeado de árboles. Lo había convertido en su
taller, y- los robles y arces amortiguaban los ruidos, lo cual era de vital
importancia. Después de todo, los gritos podían oírse.
Palpó el aro del llavero hasta que encontró la llave correcta. Corno esa
noche tendría que trabajar, dejaría en el garaje el único capricho que se había
permitido, el hummer negro. Su camioneta Chrysler, que ya tenía cuatro años,
resultaría más adecuada y le encubriría mejor.
Le llevó diez minutos llegar hasta el centro de la ciudad y luego se dirigió
hacia el Valle de las Prostitutas de Caldwell, un tramo de tres manzanas
escasamente iluminadas y llenas de basura cerca del puente. El tráfico era intenso
esa noche por aquel corredor de depravación. Se detuvo bajo una farola rota a
observar la actividad de la zona. Los coches recorrían la oscura calle, parándose a
cada poco para que los conductores examinaran lo que había en las aceras. Bajo el
infernal calor veraniego, las chicas campaban a sus anchas, contoneándose sobre
sus zapatos de tacones imposibles, cubriendo apenas sus pechos y traseros con
prendas ligerísimas que pudieran quitarse fácilmente.
El señor X abrió la bolsa y sacó una jeringuilla hipodérmica llena de heroína
y un cuchillo de caza. Ocultó ambas cosas en la puerta y bajó la ventanilla del
lado contrario antes de mezclarse con la marea de vehículos.
Él era sólo uno de tantos, pensó. Otro idiota, tratando de conseguir algo.
-¿Buscas compañía? -escuchó gritar a una de las prostitutas.
-¿Quieres montar? -dijo otra, moviendo el trasero.
A la segunda vuelta, encontró lo que estaba buscando, una rubia de
piernas largas y grandes curvas.
Exactamente el tipo de prostituta que habría comprado si su pene
todavía funcionara.
Iba a disfrutar con aquello, pensó el señor X pisando el freno. Matar lo
que ya no podía tener le proporcionaba una satisfacción especial.
-Hola, querido -dijo ella aproximándose. Colocó los antebrazos sobre la
puerta del coche y se inclinó a través de la ventana. Olía a chicle de canela y a
perfume mezclado con sudor-. ¿Cómo estás?
-Podría estar mejor. ¿Cuánto me costará comprar una sonrisa?
Ella observó el interior del coche y su ropa.
-Con cincuenta te haré llegar al cielo, o a donde tú quieras. -Es
demasiado. -Pero sólo lo dijo por decir. Era ella a quien quería.
-¿Cuarenta? -Déjame ver tus tetas. Ella se las mostró.
Él sonrió, quitando el seguro de las puertas para que pudiera entrar.
-¿Cómo te llamas?
-Cherry Pie. Pero puedes llamarme como quieras.
El señor X dio la vuelta a la esquina con el coche hasta llegar un lugar
retirado debajo del puente.
Arrojó el dinero al suelo a los pies de la mujer, y cuando ella se inclinó a
recogerlo, le introdujo la jeringuilla en la nuca y oprimió el émbolo hasta el
fondo. Instantes después se desplomó como una muñeca de trapo.
El señor X sonrió y la echó hacia atrás en el asiento para que quedara
sentada. Luego arrojó la jeringuilla por la ventanilla, que cayó junto a otras
muchas, y puso el vehículo en marcha.
En su clínica clandestina, Havers alzó la vista del microscopio,
desconcentrado por el sobresalto. El reloj del abuelo estaba repicando en un
rincón del laboratorio, indicándole que era la hora de la cena, pero no quería dejar
de trabajar. Volvió a fijar la vista en el microscopio, preguntándose si había
imaginado lo que acababa de ver. Después de todo, la desesperación podía esta
afectando a su objetividad.
Pero no, las células sanguíneas estaban vivas. Exhaló un suspiro y se
estremeció.
Su raza estaba casi libre. Él estaba casi libre.
Finalmente, había conseguido que la sangre almacenada aún fuera
aceptable.
Como médico, siempre había tenido dificultades a la hora de tratar
pacientes que podían tener ciertas complicaciones en el parto. Las transfusiones
en tiempo real de un vampiro a otro eran posibles, pero como su raza estaba
dispersa y su número era pequeño, podía resultar muy difícil encontrar donantes
a tiempo. Durante siglos había querido instaurar un banco de sangre. El problema
era que la sangre de los vampiros era muy variable, y su almacenamiento fuera
del cuerpo siempre había sido imposible. El aire, esa cortina invisible
sustentadora de vida, era una de las causas del problema, NI no eran necesarias
muchas de esas moléculas para contaminar una muestra. Con sólo una o dos, el
plasma se desintegraba, dejando a los glóbulos rojos y blancos sin protección, y
evidentemente inservibles.
josy style
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Mensaje por josy style Sáb 05 Jul 2014, 9:58 pm

Anna. escribió:Me enganché!!
por dios, siguela pronto!!


holas.... y bienvenida nueva lectoraaa espero k te sig gustandoo... la nov  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940
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Mensaje por josy style Sáb 05 Jul 2014, 10:02 pm

josy style escribió:
Anna. escribió:Me enganché!!
por dios, siguela pronto!!


holas.... y bienvenida nueva lectoraaa espero k te sig gustandoo... la nov  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940  AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 2529252940
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Mensaje por Anna. Dom 06 Jul 2014, 4:53 am

El señor X me desconcierta y al mismo tiempo me da repelús. 
siguelaaaa
Anna.
Anna.


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AMANTE OSCURO (Harry Styles  Y Tu) ADAPTADA - Página 3 Empty Re: AMANTE OSCURO (Harry Styles Y Tu) ADAPTADA

Mensaje por josy style Dom 06 Jul 2014, 4:45 pm

Anna. escribió:El señor X me desconcierta y al mismo tiempo me da repelús. 
siguelaaaa


si es un loko qu quiere desaparecer a nuestro hermoso Harry
y a la raza vampirica... pero tendra su merecidoo
gracias por leer nos vemos bye  :gochamp:  :gochamp: 
josy style
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