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You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 2 de 6. • 1, 2, 3, 4, 5, 6
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
¡Hey!
1. En serio significa mucho para mí que les guste la historia. Y ya sé los dije, pero se los vuelve a agradecer <3 Cada comentario me ayuda a saber cómo voy; así que si creen que debería cambiar algo o quieren hacerme alguna crítica: bienvenida sea.
2. Perdón si el cap es muy largo, si desean que lo divida o cualquier otra para no cansar tanto la vista, con gusto lo hago.
3. Y otra vez, espero que lo que escribí sea de su agrado. Y sí les gusta y quieren más no olviden comentar :chkt:
Con amor, Nina.
.xx
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
me encantooooooooooooo <3 el capitulo fue perfecto amo tu novela es la mejor <3
faanny123
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
:omg: :cosi: Graciaaaaaaaas <333 ay, me haces sonrojar :Pfaanny123 escribió:me encantooooooooooooo <3 el capitulo fue perfecto amo tu novela es la mejor <3
.xx
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
¡Hola!
askasjkajksa Me encantó el prólogo y el primer capitulo.
LOL. Esa Victoria se lo tenía merecido...
Y Styles también se merece una broma peor... MUAJAJAJAJAJA (?).
Espero que la sigas pronto. Besos c:
askasjkajksa Me encantó el prólogo y el primer capitulo.
LOL. Esa Victoria se lo tenía merecido...
Y Styles también se merece una broma peor... MUAJAJAJAJAJA (?).
Espero que la sigas pronto. Besos c:
Invitado
Invitado
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
¡Hola, Nadia! <3NadiaHenderson escribió:¡Hola!
askasjkajksa Me encantó el prólogo y el primer capitulo.
LOL. Esa Victoria se lo tenía merecido...
Y Styles también se merece una broma peor... MUAJAJAJAJAJA (?).
Espero que la sigas pronto. Besos c:
Jajaja fue lo primero que se me ocurrió y sí o sí lo tenía que escribir.
Y no te preocupes, cada quien a su momento.. :twisted:
Ok no más charla y me pongo a escribir, entre el martes o el miercoles quiero que ya esté subido pero si lo logro antes mejor c:
Cuidate!! Y gracias por leer .xx
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
Lo siento mucho ya estoy subiendo!!!! xxfaanny123 escribió:cap:(
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
1. Soy muy mala prometiendo cosas, muy pocas veces logro poder hacer lo que me propongo así que perdón :s
Y si sigo prometiendo, pueden golpearme virtualmente(?
2. Sé que me desaparecí demasiados días (más de una semana creo) pero es que por alguna razón que odio con toda mi existencia, a veces ni siquiera tengo ganas de usar la computadora. Y cuando quiero, al menos por un rato, mi mama me llama para mandarme a hacer otra cosa.
3. Otra vez perdón.
Listo me callo, editando...
Y si sigo prometiendo, pueden golpearme virtualmente(?
2. Sé que me desaparecí demasiados días (más de una semana creo) pero es que por alguna razón que odio con toda mi existencia, a veces ni siquiera tengo ganas de usar la computadora. Y cuando quiero, al menos por un rato, mi mama me llama para mandarme a hacer otra cosa.
3. Otra vez perdón.
Listo me callo, editando...
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
Capítulo 2. Parte 1
"Ellos dicen que sólo el más fuerte sobrevive."
Alargo mi ceño fruncido hasta oír a Ashley chillar de la emoción, consiguiendo finalmente estar habilitada a levantarme de la silla y protestar, a pesar de que su tarea ya estaba hecha. Maldita sea Harry Styles y maldita sea toda su existencia. Lo odio. Y pegamento en el cabello es lo que se ganó, sí. ¿A ver quién tiene que cortarlo hasta el principio ahora eh? Y pensando en ello, comienzo a sacudir el mío en dirección al suelo. Maldigo una y otra vez mientras el falso rostro de Victoria regresa a mi cabeza y sonríe como víbora claramente consciente de lo que iba a suceder. Ella también me las pagará. Me tiene harta. Aunque, utilizar también un poco de pegamento en esas extensiones que tiene por “cabellera” no suena a mala idea. De cualquier forma, la morocha es siempre más fácil de asustar que el par de rizos.
Entonces tres horas más tarde, terminamos. Y luego de unas cinco veces bajo el agua, una hora intentando no recortar del todo la maraña que estaba hecha mi cabello y gastar tres envases nuevos de desodorantes hasta el final ―para asegurarnos― en mí: creo que estoy lista.
Volteo hacia las chicas, y espero y rezo, para no tener que optar por un plan B…
Cuando las miro, Mary Jane continúa con su dedo adherido al aromatizador del cuarto ―aunque no tanto como antes; punto a favor―, mientras Devonne y Ashley, sólo se ofrecen en regalarme una sonrisa y un pulgar arriba.
Suficiente para mí. Y peor, es nada.
Suspiro, y la chica de ojos avellana y piel pálida en el espejo frente a mí, sonríe: mi cabello se mantiene casi intacto. Así, mis labios se separan y remuevo mi cabeza rápidamente ignorando los par de mechones al frente que terminaron siendo recortados cuando la pasta se secó y el agua resultó inútil. Porque viendo la forma en que mi nuevo flequillo se acopló al resto, creo que puedo soportarlo.
Ashley se había encargado de mi pelo en cuanto mi vago intento por “peinarlo” se transformó en gritos de desesperación y un tanto de vocabulario inadecuado hacia cierta persona de ojos claros ―que por supuesto se los merecía―. Y en lo que ella aprovechaba para trabajar con el frente, también lo hizo con lo restante. Convirtiéndolo, en algo… aceptable.
―No está mal ―le digo al ver mi renovada y castaña melena―. Por lo que sólo por esta vez no te recriminaré nada, Ash. ―La muchacha me sonríe mostrando su perfecta dentadura y no dice nada.
Me acerco un poco más a mi reflejo, y luego me examino, de arriba abajo.
Su hermana se dirige a mí.
―¿A qué no adivinas? ―me comenta―. Mientras te cambiabas, entre las cosas de Ash encontré el número de Rav… ¡Hey! ¡Eso duele!
Y mientras Mary gime de dolor sé que una del otro par, la ha callado. Así que las miro. Frunzo el ceño y contando, inquiero:
―¿…Sí?
Pero ninguna continúa. Y entonces, advierto cómo una gemela mira la otra. No tendré hermanos, pero con ellas me alcanza y sobra para interpretar lo que golpes al hombro o miradas asesinas significan. Apoyo todo mi peso de un lado.
Repito mi pregunta pero Dev interviene. ―Errr… Mandy, créeme, no quieres saber.
Sonríe nerviosa. Descanso mi vista en ella unos segundos y nuevamente, devuelta hacia las gemelas.
―Sólo díganme que no estaba en una copia con los números de todas en el bolso de Ashley, y no me enojaré ―con el tono más suave que me es permitido, prometo. Mas me veo obligada a abrir los ojos cuando otra vez, ninguna dice nada. Inclino la cabeza.
Pero al instante en que una de las gemelas abre la boca para convencerme, calla cuando Dev vuelve a interrumpir y se asegura que yo entienda que: no-quiero-saber. Así que entrecierro los ojos y aprieto mis labios. Examino con seriedad sus rostros y no hablo por medio minuto entero. En realidad, sí quiero saber, pero si eso ocurre, ninguna podía ignorar el hecho de que probablemente, eso no termine bien.
Resoplo y decido dejar pasar la respuesta, acordando entre las cuatro olvidar los últimos 30 segundos de nuestras vidas. Por ellas, claro, así era más fácil.
Inhalo fuertemente y 10 minutos más tarde revolviendo por algo que evidenciara la broma de Harry hacia mí y sin hallarlo, seguidamente dejo a un lado a mi yo en el espejo. Y notando, que algo estaba mal.
―¿Y Christine? ―pregunto.
―Oh, luego de tus dos horas en la ducha y ver que jamás volverías a irte, salió protestando algo como que por tu culpa tendría que pedir perdón y terminarlo en otro sitio… Uhm, no recuerdo muy bien.
―Sí, y creo que dijo que no la buscaran ―agrega Devonne por Mary observando sus uñas.
Ladeo la cabeza.
―Si con eso recupero mi dormitorio, por mí está bien.
Tomo una profunda bocanada de aire y me dejo caer sobre mi cama desecha. Estoy al tanto de que, al menos Dev, espera por alguna señal mía que le indique qué cruel broma le haríamos pagar ahora a Styles por todo esto. Sin embargo, me siento tan cansada que podría simplemente cerrar mis ojos y caer rendida al instante. ¿Sólo cinco minutos, por favor?
Alguien llama a la puerta.
Supongo que no.
―¡Comida!
―¿Comida?
―Ashley tenía hambre, y en lo que te esperábamos, le dije que ordenara algo ―me responde mi mejor amiga.
Me incorporo y aclaro mi voz.
―Está bien, ¿…y qué pidieron?
La gemela Tanner abre la puerta.
―¿Ustedes ordenaron comida china?
Tengo que removerme en mi lugar para advertir a un chico de entre 17 y 18 años parado en el marco de mi puerta, sonriendo como si fuera lo más fácil del mundo y obligando al resto a hacerse memoria sobre cómo volver respirar: ojos cafés, cabello castaño y dueño un hermoso tono de voz. Viste el atuendo del restaurant al que trabaja, y junto a hombro derecho sostiene a un feo bolso rojo con lo que Ash ordenó. Y que sobre el escritorio, empieza a desempacar.
Mientras las otras dos ríen por lo bajo, sé que no soy la única que le está prestando atención al desconocido repartidor.
Excepto hasta que la gemela me interrumpe.
―¿Ahm, Mandy? ¿Tendrás veinte dólares para prestarme? ―dice cruzándose en mi vista. Y sé que hice al castaño sonreír, porque en cuanto el par ojos ámbar interfirió en mi vista, no pude evitar soltar un bufido.
Tengo que mirarla a ella.
―¿No te alcanza? ¿Cuánto es? ―le pregunto rebuscando en mis bolsillos; y saco uno.
―Oh, no es eso. Uhm… ¿Tú crees que si le dejo una buena propina, me llamará? ―murmura enseñándome los dientes.
―Te aseguro, que con veinte no tardará en volver… ―Ashley muerde su labio inferior y extendiendo sus largos dedos hasta mi mano, alejo el billete de ella―. ¡Pero no voy a prestarte veinte! ―dijo lo más bajo posible―. ¿Estás loca? ¿Quién deja una propina tan grande?
―Bueno, en realidad… pensaba conservar 10 para mí. ―Esquiva mi ojos y pica en el interior de su mejilla derecha.
Suspiro y guardo el billete.
―Te doy uno dos; espero que su comida sepa a oro.
Ella se contiene de gritar.
―¡Eres la mejor!
Prontamente mis dedos se quedan sin dinero. Y de soslayo me dispongo a admirar una vez más, cómo Ashley Tanner se queda con otro chico.
Entre palabras cortas por parte de él, veo sus dientes brillar cuando se despide, y el impulso de llamar otra vez al local sólo para que esta vez me sonría a mí, me invade.
Sin embargo, segundos antes de que ella termine por unir devuelta la puerta al marco, no es el poco interés que el muchacho le presta a la hermosa hermana Tanner mientras ésta desesperadamente le coquetea lo que me desconcierta. Sino que, además de eso, el par de ojos marrones, me mira.
Y sonríe.
Cuando desaparece observo a las chicas y una sensación extraña me recorre. Me siento rara, expuesta.
―Oh-Dios-Santo. ¿Viste esos hermosos ojos? ―escucho decir a Dev.
―¿Y viste cómo me miró antes de irse?
En menos de 5 segundos todas se encuentran chillando frenéticamente y demasiado emocionadas como si lo mejor de su vida acababa de pasar.
¿…Debería estar saltando y gritando como ellas también? No… No. Por supuesto que no. ¿Por qué debería? No me sonrió a mí. Ashley perfectamente también lo vio. Y es más que obvio que fue para ella… Aunque… ¿Y si no lo fue? ¿Al menos debería reaccionar de alguna manera…? Demonios, ¿por qué tenía que ser lindo? ¡¿Por qué siquiera lo estoy pensando?!
Necesito ignorarlas. Y antes de continuar con por lo menos planear algo, tengo hambre. No, yo no soy de esas personas que logren mucho con el estómago vació.
Así que me levanto, y camino hasta el escritorio. Por suerte ninguna me toma en cuenta cuando paso junto a ellas. Y además la comida no luce mal cuando la tomo. Sin embargo, el primer bocado llega y me obligo a tragar. Un singular sabor noquea mi gusto y junto las cejas.
…Extraño.
―Ashley, me debes cinco dólares ―Comienzo a revolver mis fideos.
―Pero me diste 2.
―Si sabía a oro ―puntualizo; levanto un poco con los palillos y hago un gesto de disgusto ―. Creo que sabe a algo que estuvo en la basura… ―Lo dejo caer.
―¿Y con qué piensas que lo hacen?
Me atraganto cuando otro bocado llega a mi boca y luego escupo todo.
Toso. ―¡¿Qué?!
―¡Ugh! ¡Ashley! Dime que en serio no acabas de decir eso ―espeta su hermana―. ¡Asco!
Ella voltea los ojos.
―¡Ashley!
―¿Qué? Además, no es toda la comida ―agrega alargando la palabra ‘toda’―. ¡Son sólo los condimentos! ―Esboza una sonrisa.
Tiro de mi remera y limpio mi lengua.
―¡Es igual! ―exclamo―. Ugh, por poner basura en mi boca ahora serán diez dólares. Y no sé ellas, pero esto ―señalando la comida, y dejando la mía a un lado―, te lo comerás tú sola.
―¡¿Qué?! Ni muerta… Primero y principal, Devonne fue la de la idea. ―Su dedo acusador la apunta como si aquello, no fuera su problema―. Segundo, yo solamente quería enseñarles al sexy repartidor que descubrí el otro día. ―Guiña―. ¿Lindo, no?
―Aún me debes diez.
Me mira y gruñe. ―Bien, pero te los daré luego. Viendo lo que Harry te hizo a ti no quiero imaginar lo que tenga para nosotras.
Se cruza de brazos y advierto a Mary saltar sus manos sobre su cabello con una expresión preocupada. ―Ella sólo bromea, ¿cierto? ―le pregunta a Dev.
Regreso hacia mi cama y alzo los brazos.
―Como sea, pero encargarte de eso.
Entrecierra los ojos. ―Bien.
―Bien.
Sonrió.
―¡Christine! ―escucho de pronto.
―¡Oh por Dios! ¿Qué te pasó?
Ella escupe harina y tose. Oh Dios mío.
―Sean Blair y Niall Horan… ―Tose otra vez―…vengándose con harina… ―Y otra vez; después toma una bocanada y sigue―:…Jamás vuelvan solas.
Con prisa me acerco y logro sujetarla antes de que caiga, y la hago entrar. Devonne pone sus cosas sobre el escritorio y Mary corre por una toalla.
―¿Al menos ganamos? ―inquiere con inocencia Ash; la miro asesinamente―. Perdón.
―Estúpido Styles, él sabe perfectamente que tú no tienes nada que ver en esto. Lo siento. ―Ella me mira e intento quitarle la harina alrededor de sus ojos.
Mary regresa.
―¿Y dijeron algo? ―dice ésta.
Christine vuelve a toser y luego carraspea. ―Esperan que hayas cortado tu cabello ―dirigiéndose a mí.
―Típico.
―Y que si eres inteligente, abandonarás ahora.
Niego con la cabeza. ―Otra vez, lo siento. ¿Estás bien?
Comienza a sentir y después se encoge de hombros. ―Creo que es mi castigo por adelantarme una semana.
La miro.
―¿De la limpieza? Espera, ¿me levantaste, hoy, a las cinco y media de la mañana, cuando tenía otra semana más? ―pregunto, enfatizando las últimas tres palabras.
―Sí. Pero el lunes te pregunté si no te molestaba que lo hiciera hoy.
¿Lo hizo? Alzo la cabeza.
―¿Te refieres a cuando miraba televisión?
―Así es.
―Oh… ―Me callo―. No dije nada.
―Por supuesto. ―Hace su pelo hacia adelante, y a pesar de estar sentada en el suelo, lo sacude―. Escuche los gritos, pero cuando pude siquiera voltearme, conseguí apenas ver. Oh, y eso me recuerda… ¿puede alguna pasarme mi teléfono? Tropecé y dejé ir mis cosas en un momento, espero que siga entero…
Encuentro a Ashley levantarse y caminar donde el viejo mueble de madera, para voltea el bolso de mi compañera. Típica Ashley. “¿Qué? Así es más fácil”, diría ella. No digo nada y niego para mí.
―¡Aquí está! Ten.
Agradeciéndole, Christine luce algo frustrada en lo que intenta encender el aparato, y entonces, no puedo evitar mirar a mi compañera y no alejar la necesidad de estrangular a Harry Styles de mi cabeza. Idiota. ¡Él lo sabía! ¿Por qué no puede mantener las reglas del juego intactas? Sé que Christine puede llegar a ser rara a veces, bueno mucho… mayormente. Pero era un ángel ―desesperante, pero un ángel―. ¡Ni siquiera tenía autorizado preguntarle la hora!
Oh ésta sí que ahora viene de mi parte.
―No funciona, ¿verdad? ―le manifiesta Ash.
La ojiazul hace una mueca pero aun así curva sus labios. ―No… pero creo que puedo arreglarlo. No sé cómo, pero algo haré. ―Suspira.
Comienzo a pensar y remuevo mi cabeza ligeramente, al cabo de unos segundos miro a mi mejor amiga.
―Recuérdame, Dev: ¿a qué es alérgico Styles?
―¡Por fin! Esperaba oírte decir algo desde que salirte de la ducha. Ahm, ¿…naranjas? ―suelta paulatinamente. Le guiño―. ¿Vas a matarlo? ―vacila algo exaltada después; me echo a reír.
―Digamos que… Sólo quiero darle un susto.
―Con naranjas… ―repite Mary Jane más para sí que para todas―. ¿Y dónde piensas conseguirlas?
―Conozco gente que puede llamar a otra y tenerlas para hoy y traerlas en este momento ―alego con autosuficiencia.
Pero Ashley me levanta una ceja.
―Bien. ―Exhalo bruscamente―. Es Christine. ―Apuntando a la muchacha junto mí; volteo los ojos―. Como sea, mañana, 8 A.M., las quiero a todas aquí.
―¿Pero qué haremos con ellas?
―Iremos a visitar a alguien.
Mary me mira.
―Al…
―Así es ―la interrumpo.
―Hmmm, ¿no crees que se enfade si lo despertamos? ―escucho decir a la gemela N° 2.
¿Qué?
Dev carraspea. ―¿Ash? ―La chica se gira hacia ella―. Si sabes que eso no debería suceder, ¿cierto?
En mi mente, empiezo a contar. Hasta que oigo el click que resuena en su cabeza de haber comprendido, y después, la vocal que le prosigue.
―Oh… ―Y bufa―. Por supuesto que lo sé. Sólo quería probar que tan atentas estaban ustedes, duh. ―Revuelve su cabello y corre la mirada.
―Eso espero ―aclaro. Y suspiro―. Christine, ¿crees que esos primos tuyos estén hoy en casa?
―¿Hoy es…?
―Sábado.
―Todo el día. ―Me asiente.
Dicho eso, me colocó de pie. Apenas si llegamos la primera semana y hay demasiado que hacer. Tengo que encontrarme con Sarah, necesito hablar con Cathy y otra chica que no recuerdo ahora… ¿Delia se llamaba? ¿Amy?
―Tengo que irme, tengo que buscar a Cathy y… ¿Amber? No, creo que era si era Amy… Bueno, eso; y a toda una lista. Así que las veo luego.
Arreglando mi ropa, recojo mi celular, y camino hasta la puerta. Todavía no ignoro lo que el castaño le hizo a mi compañera. Juro que si lo veo, lo pateo. Nadie se mete con mi pelo y Christine un mismo día. Tiro del picaporte con fuerza, pero entonces me detengo―. Oye, Ash. Tira eso, por favor ―le suplico―.
―¿Pidieron comida? ―dice el par de ojos azules luciendo feliz.
Y aunque lo intentamos, es tarde, Christine mete bocado tras bocado a su boca. Y necesito llevar una mano a mi boca para no vomitar.
―Saben que soy vegetariana, ¿no? ―pregunta ella. Mis cejas se tuercen―. La basura es lo de menos, Mandy ―comenta riendo.
―No creo que eso funcione así, cariño ―indica Devonne lentamente.
―Lo sé.
Me tomo unos segundos, e hinco los hombros. Muevo la cabeza en señal de negación y curvando los labios, desaparezco.
Entonces tres horas más tarde, terminamos. Y luego de unas cinco veces bajo el agua, una hora intentando no recortar del todo la maraña que estaba hecha mi cabello y gastar tres envases nuevos de desodorantes hasta el final ―para asegurarnos― en mí: creo que estoy lista.
Volteo hacia las chicas, y espero y rezo, para no tener que optar por un plan B…
Cuando las miro, Mary Jane continúa con su dedo adherido al aromatizador del cuarto ―aunque no tanto como antes; punto a favor―, mientras Devonne y Ashley, sólo se ofrecen en regalarme una sonrisa y un pulgar arriba.
Suficiente para mí. Y peor, es nada.
Suspiro, y la chica de ojos avellana y piel pálida en el espejo frente a mí, sonríe: mi cabello se mantiene casi intacto. Así, mis labios se separan y remuevo mi cabeza rápidamente ignorando los par de mechones al frente que terminaron siendo recortados cuando la pasta se secó y el agua resultó inútil. Porque viendo la forma en que mi nuevo flequillo se acopló al resto, creo que puedo soportarlo.
Ashley se había encargado de mi pelo en cuanto mi vago intento por “peinarlo” se transformó en gritos de desesperación y un tanto de vocabulario inadecuado hacia cierta persona de ojos claros ―que por supuesto se los merecía―. Y en lo que ella aprovechaba para trabajar con el frente, también lo hizo con lo restante. Convirtiéndolo, en algo… aceptable.
―No está mal ―le digo al ver mi renovada y castaña melena―. Por lo que sólo por esta vez no te recriminaré nada, Ash. ―La muchacha me sonríe mostrando su perfecta dentadura y no dice nada.
Me acerco un poco más a mi reflejo, y luego me examino, de arriba abajo.
Su hermana se dirige a mí.
―¿A qué no adivinas? ―me comenta―. Mientras te cambiabas, entre las cosas de Ash encontré el número de Rav… ¡Hey! ¡Eso duele!
Y mientras Mary gime de dolor sé que una del otro par, la ha callado. Así que las miro. Frunzo el ceño y contando, inquiero:
―¿…Sí?
Pero ninguna continúa. Y entonces, advierto cómo una gemela mira la otra. No tendré hermanos, pero con ellas me alcanza y sobra para interpretar lo que golpes al hombro o miradas asesinas significan. Apoyo todo mi peso de un lado.
Repito mi pregunta pero Dev interviene. ―Errr… Mandy, créeme, no quieres saber.
Sonríe nerviosa. Descanso mi vista en ella unos segundos y nuevamente, devuelta hacia las gemelas.
―Sólo díganme que no estaba en una copia con los números de todas en el bolso de Ashley, y no me enojaré ―con el tono más suave que me es permitido, prometo. Mas me veo obligada a abrir los ojos cuando otra vez, ninguna dice nada. Inclino la cabeza.
Pero al instante en que una de las gemelas abre la boca para convencerme, calla cuando Dev vuelve a interrumpir y se asegura que yo entienda que: no-quiero-saber. Así que entrecierro los ojos y aprieto mis labios. Examino con seriedad sus rostros y no hablo por medio minuto entero. En realidad, sí quiero saber, pero si eso ocurre, ninguna podía ignorar el hecho de que probablemente, eso no termine bien.
Resoplo y decido dejar pasar la respuesta, acordando entre las cuatro olvidar los últimos 30 segundos de nuestras vidas. Por ellas, claro, así era más fácil.
Inhalo fuertemente y 10 minutos más tarde revolviendo por algo que evidenciara la broma de Harry hacia mí y sin hallarlo, seguidamente dejo a un lado a mi yo en el espejo. Y notando, que algo estaba mal.
―¿Y Christine? ―pregunto.
―Oh, luego de tus dos horas en la ducha y ver que jamás volverías a irte, salió protestando algo como que por tu culpa tendría que pedir perdón y terminarlo en otro sitio… Uhm, no recuerdo muy bien.
―Sí, y creo que dijo que no la buscaran ―agrega Devonne por Mary observando sus uñas.
Ladeo la cabeza.
―Si con eso recupero mi dormitorio, por mí está bien.
Tomo una profunda bocanada de aire y me dejo caer sobre mi cama desecha. Estoy al tanto de que, al menos Dev, espera por alguna señal mía que le indique qué cruel broma le haríamos pagar ahora a Styles por todo esto. Sin embargo, me siento tan cansada que podría simplemente cerrar mis ojos y caer rendida al instante. ¿Sólo cinco minutos, por favor?
Alguien llama a la puerta.
Supongo que no.
―¡Comida!
―¿Comida?
―Ashley tenía hambre, y en lo que te esperábamos, le dije que ordenara algo ―me responde mi mejor amiga.
Me incorporo y aclaro mi voz.
―Está bien, ¿…y qué pidieron?
La gemela Tanner abre la puerta.
―¿Ustedes ordenaron comida china?
Tengo que removerme en mi lugar para advertir a un chico de entre 17 y 18 años parado en el marco de mi puerta, sonriendo como si fuera lo más fácil del mundo y obligando al resto a hacerse memoria sobre cómo volver respirar: ojos cafés, cabello castaño y dueño un hermoso tono de voz. Viste el atuendo del restaurant al que trabaja, y junto a hombro derecho sostiene a un feo bolso rojo con lo que Ash ordenó. Y que sobre el escritorio, empieza a desempacar.
Mientras las otras dos ríen por lo bajo, sé que no soy la única que le está prestando atención al desconocido repartidor.
Excepto hasta que la gemela me interrumpe.
―¿Ahm, Mandy? ¿Tendrás veinte dólares para prestarme? ―dice cruzándose en mi vista. Y sé que hice al castaño sonreír, porque en cuanto el par ojos ámbar interfirió en mi vista, no pude evitar soltar un bufido.
Tengo que mirarla a ella.
―¿No te alcanza? ¿Cuánto es? ―le pregunto rebuscando en mis bolsillos; y saco uno.
―Oh, no es eso. Uhm… ¿Tú crees que si le dejo una buena propina, me llamará? ―murmura enseñándome los dientes.
―Te aseguro, que con veinte no tardará en volver… ―Ashley muerde su labio inferior y extendiendo sus largos dedos hasta mi mano, alejo el billete de ella―. ¡Pero no voy a prestarte veinte! ―dijo lo más bajo posible―. ¿Estás loca? ¿Quién deja una propina tan grande?
―Bueno, en realidad… pensaba conservar 10 para mí. ―Esquiva mi ojos y pica en el interior de su mejilla derecha.
Suspiro y guardo el billete.
―Te doy uno dos; espero que su comida sepa a oro.
Ella se contiene de gritar.
―¡Eres la mejor!
Prontamente mis dedos se quedan sin dinero. Y de soslayo me dispongo a admirar una vez más, cómo Ashley Tanner se queda con otro chico.
Entre palabras cortas por parte de él, veo sus dientes brillar cuando se despide, y el impulso de llamar otra vez al local sólo para que esta vez me sonría a mí, me invade.
Sin embargo, segundos antes de que ella termine por unir devuelta la puerta al marco, no es el poco interés que el muchacho le presta a la hermosa hermana Tanner mientras ésta desesperadamente le coquetea lo que me desconcierta. Sino que, además de eso, el par de ojos marrones, me mira.
Y sonríe.
Cuando desaparece observo a las chicas y una sensación extraña me recorre. Me siento rara, expuesta.
―Oh-Dios-Santo. ¿Viste esos hermosos ojos? ―escucho decir a Dev.
―¿Y viste cómo me miró antes de irse?
En menos de 5 segundos todas se encuentran chillando frenéticamente y demasiado emocionadas como si lo mejor de su vida acababa de pasar.
¿…Debería estar saltando y gritando como ellas también? No… No. Por supuesto que no. ¿Por qué debería? No me sonrió a mí. Ashley perfectamente también lo vio. Y es más que obvio que fue para ella… Aunque… ¿Y si no lo fue? ¿Al menos debería reaccionar de alguna manera…? Demonios, ¿por qué tenía que ser lindo? ¡¿Por qué siquiera lo estoy pensando?!
Necesito ignorarlas. Y antes de continuar con por lo menos planear algo, tengo hambre. No, yo no soy de esas personas que logren mucho con el estómago vació.
Así que me levanto, y camino hasta el escritorio. Por suerte ninguna me toma en cuenta cuando paso junto a ellas. Y además la comida no luce mal cuando la tomo. Sin embargo, el primer bocado llega y me obligo a tragar. Un singular sabor noquea mi gusto y junto las cejas.
…Extraño.
―Ashley, me debes cinco dólares ―Comienzo a revolver mis fideos.
―Pero me diste 2.
―Si sabía a oro ―puntualizo; levanto un poco con los palillos y hago un gesto de disgusto ―. Creo que sabe a algo que estuvo en la basura… ―Lo dejo caer.
―¿Y con qué piensas que lo hacen?
Me atraganto cuando otro bocado llega a mi boca y luego escupo todo.
Toso. ―¡¿Qué?!
―¡Ugh! ¡Ashley! Dime que en serio no acabas de decir eso ―espeta su hermana―. ¡Asco!
Ella voltea los ojos.
―¡Ashley!
―¿Qué? Además, no es toda la comida ―agrega alargando la palabra ‘toda’―. ¡Son sólo los condimentos! ―Esboza una sonrisa.
Tiro de mi remera y limpio mi lengua.
―¡Es igual! ―exclamo―. Ugh, por poner basura en mi boca ahora serán diez dólares. Y no sé ellas, pero esto ―señalando la comida, y dejando la mía a un lado―, te lo comerás tú sola.
―¡¿Qué?! Ni muerta… Primero y principal, Devonne fue la de la idea. ―Su dedo acusador la apunta como si aquello, no fuera su problema―. Segundo, yo solamente quería enseñarles al sexy repartidor que descubrí el otro día. ―Guiña―. ¿Lindo, no?
―Aún me debes diez.
Me mira y gruñe. ―Bien, pero te los daré luego. Viendo lo que Harry te hizo a ti no quiero imaginar lo que tenga para nosotras.
Se cruza de brazos y advierto a Mary saltar sus manos sobre su cabello con una expresión preocupada. ―Ella sólo bromea, ¿cierto? ―le pregunta a Dev.
Regreso hacia mi cama y alzo los brazos.
―Como sea, pero encargarte de eso.
Entrecierra los ojos. ―Bien.
―Bien.
Sonrió.
―¡Christine! ―escucho de pronto.
―¡Oh por Dios! ¿Qué te pasó?
Ella escupe harina y tose. Oh Dios mío.
―Sean Blair y Niall Horan… ―Tose otra vez―…vengándose con harina… ―Y otra vez; después toma una bocanada y sigue―:…Jamás vuelvan solas.
Con prisa me acerco y logro sujetarla antes de que caiga, y la hago entrar. Devonne pone sus cosas sobre el escritorio y Mary corre por una toalla.
―¿Al menos ganamos? ―inquiere con inocencia Ash; la miro asesinamente―. Perdón.
―Estúpido Styles, él sabe perfectamente que tú no tienes nada que ver en esto. Lo siento. ―Ella me mira e intento quitarle la harina alrededor de sus ojos.
Mary regresa.
―¿Y dijeron algo? ―dice ésta.
Christine vuelve a toser y luego carraspea. ―Esperan que hayas cortado tu cabello ―dirigiéndose a mí.
―Típico.
―Y que si eres inteligente, abandonarás ahora.
Niego con la cabeza. ―Otra vez, lo siento. ¿Estás bien?
Comienza a sentir y después se encoge de hombros. ―Creo que es mi castigo por adelantarme una semana.
La miro.
―¿De la limpieza? Espera, ¿me levantaste, hoy, a las cinco y media de la mañana, cuando tenía otra semana más? ―pregunto, enfatizando las últimas tres palabras.
―Sí. Pero el lunes te pregunté si no te molestaba que lo hiciera hoy.
¿Lo hizo? Alzo la cabeza.
―¿Te refieres a cuando miraba televisión?
―Así es.
―Oh… ―Me callo―. No dije nada.
―Por supuesto. ―Hace su pelo hacia adelante, y a pesar de estar sentada en el suelo, lo sacude―. Escuche los gritos, pero cuando pude siquiera voltearme, conseguí apenas ver. Oh, y eso me recuerda… ¿puede alguna pasarme mi teléfono? Tropecé y dejé ir mis cosas en un momento, espero que siga entero…
Encuentro a Ashley levantarse y caminar donde el viejo mueble de madera, para voltea el bolso de mi compañera. Típica Ashley. “¿Qué? Así es más fácil”, diría ella. No digo nada y niego para mí.
―¡Aquí está! Ten.
Agradeciéndole, Christine luce algo frustrada en lo que intenta encender el aparato, y entonces, no puedo evitar mirar a mi compañera y no alejar la necesidad de estrangular a Harry Styles de mi cabeza. Idiota. ¡Él lo sabía! ¿Por qué no puede mantener las reglas del juego intactas? Sé que Christine puede llegar a ser rara a veces, bueno mucho… mayormente. Pero era un ángel ―desesperante, pero un ángel―. ¡Ni siquiera tenía autorizado preguntarle la hora!
Oh ésta sí que ahora viene de mi parte.
―No funciona, ¿verdad? ―le manifiesta Ash.
La ojiazul hace una mueca pero aun así curva sus labios. ―No… pero creo que puedo arreglarlo. No sé cómo, pero algo haré. ―Suspira.
Comienzo a pensar y remuevo mi cabeza ligeramente, al cabo de unos segundos miro a mi mejor amiga.
―Recuérdame, Dev: ¿a qué es alérgico Styles?
―¡Por fin! Esperaba oírte decir algo desde que salirte de la ducha. Ahm, ¿…naranjas? ―suelta paulatinamente. Le guiño―. ¿Vas a matarlo? ―vacila algo exaltada después; me echo a reír.
―Digamos que… Sólo quiero darle un susto.
―Con naranjas… ―repite Mary Jane más para sí que para todas―. ¿Y dónde piensas conseguirlas?
―Conozco gente que puede llamar a otra y tenerlas para hoy y traerlas en este momento ―alego con autosuficiencia.
Pero Ashley me levanta una ceja.
―Bien. ―Exhalo bruscamente―. Es Christine. ―Apuntando a la muchacha junto mí; volteo los ojos―. Como sea, mañana, 8 A.M., las quiero a todas aquí.
―¿Pero qué haremos con ellas?
―Iremos a visitar a alguien.
Mary me mira.
―Al…
―Así es ―la interrumpo.
―Hmmm, ¿no crees que se enfade si lo despertamos? ―escucho decir a la gemela N° 2.
¿Qué?
Dev carraspea. ―¿Ash? ―La chica se gira hacia ella―. Si sabes que eso no debería suceder, ¿cierto?
En mi mente, empiezo a contar. Hasta que oigo el click que resuena en su cabeza de haber comprendido, y después, la vocal que le prosigue.
―Oh… ―Y bufa―. Por supuesto que lo sé. Sólo quería probar que tan atentas estaban ustedes, duh. ―Revuelve su cabello y corre la mirada.
―Eso espero ―aclaro. Y suspiro―. Christine, ¿crees que esos primos tuyos estén hoy en casa?
―¿Hoy es…?
―Sábado.
―Todo el día. ―Me asiente.
Dicho eso, me colocó de pie. Apenas si llegamos la primera semana y hay demasiado que hacer. Tengo que encontrarme con Sarah, necesito hablar con Cathy y otra chica que no recuerdo ahora… ¿Delia se llamaba? ¿Amy?
―Tengo que irme, tengo que buscar a Cathy y… ¿Amber? No, creo que era si era Amy… Bueno, eso; y a toda una lista. Así que las veo luego.
Arreglando mi ropa, recojo mi celular, y camino hasta la puerta. Todavía no ignoro lo que el castaño le hizo a mi compañera. Juro que si lo veo, lo pateo. Nadie se mete con mi pelo y Christine un mismo día. Tiro del picaporte con fuerza, pero entonces me detengo―. Oye, Ash. Tira eso, por favor ―le suplico―.
―¿Pidieron comida? ―dice el par de ojos azules luciendo feliz.
Y aunque lo intentamos, es tarde, Christine mete bocado tras bocado a su boca. Y necesito llevar una mano a mi boca para no vomitar.
―Saben que soy vegetariana, ¿no? ―pregunta ella. Mis cejas se tuercen―. La basura es lo de menos, Mandy ―comenta riendo.
―No creo que eso funcione así, cariño ―indica Devonne lentamente.
―Lo sé.
Me tomo unos segundos, e hinco los hombros. Muevo la cabeza en señal de negación y curvando los labios, desaparezco.
- leeme:
- Tenía que poner a mi Ian :(L): Perdón perdón perdón por tardar mucho para subir esto. Sé que no es suficiente porque ni siquiera nuestro querido Harreh aparece pero les prometo que irá poniéndose interesante :twisted: (ven? la carita lo dice todo)
¡Feliz Navidad! mejor tarde que nunca :hug: Ojalá hayan tenido un hermoso día y tenido todo lo que quería <3 Ahora se acerca Año Nuevo y no estoy muy segura de que si quiero que eso pase, aunque no es como si pudiera evitarlo jajaja
Espero que el capitulo haya sido de su agrado y comenten si les gusta.
Besos y abrazos, ¡Mwah!
Última edición por Fantaisie. el Lun 30 Dic 2013, 4:13 pm, editado 1 vez
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
holaa, gracias por subir:3 y no te preocupes sube cuando puedas por mi parte esperare, me encanto el capitulo pobre de su cabello si ami me pasara algo así me moriría, en fin quiero ver como asusta a harry en el otro cap, saludos:*
faanny123
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
kajskajskaj
Lo que le hizo Harry no tiene perdón D: ah.
Y pobre Christine. Apuesto a que la venganza será dulce (?)
Quiero seguir leyendo >.<
Así que síguela pronto c:
Besos.
PD: Feliz Navidad y año nuevo
Lo que le hizo Harry no tiene perdón D: ah.
Y pobre Christine. Apuesto a que la venganza será dulce (?)
Quiero seguir leyendo >.<
Así que síguela pronto c:
Besos.
PD: Feliz Navidad y año nuevo
Invitado
Invitado
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
Mi cerebro es una diva jajja Me desespero cuando mi computadora se apaga sola, ya que si no ando guardando todo cada dos por tres, lo pierdo. :x (sacando que también se traba mucho). Y en otra no puedo seguir escribiendo porque me cuesta al no saber exactamente cómo decía el último párrafo.faanny123 escribió:holaa, gracias por subir:3 y no te preocupes sube cuando puedas por mi parte esperare, me encanto el capitulo pobre de su cabello si ami me pasara algo así me moriría, en fin quiero ver como asusta a harry en el otro cap, saludos:*
Anyway, de nada! Y aunque tenga una lectora siempre subiré <3
Yo tambien! Y hago directamente como Mandy: pegamento :twisted:
Bueno en cuanto a Hazz.... ahmmm digamos que no es tan tonto como la chica lo cree.
Gracias por leer, saludos igualmente .xx
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
Nunca! Nadie se mete con el pelo de una chica ¬¬ *le da un zape a Harry*NadiaHenderson escribió:kajskajskaj
Lo que le hizo Harry no tiene perdón D: ah.
Y pobre Christine. Apuesto a que la venganza será dulce (?)
Quiero seguir leyendo >.<
Así que síguela pronto c:
Besos.
PD: Feliz Navidad y año nuevo
Lo dejaré en silencio para el siguiente cap :D
Lo más pronto posible,sí :)
Cuídate e igualmente, espero que tengas un próspero año .xx
Fantaisie.
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
mierda, me muero por ver a harry sufrir:( ya es hora de que se desquite la pobre de mandyFantaisie. escribió:Mi cerebro es una diva jajja Me desespero cuando mi computadora se apaga sola, ya que si no ando guardando todo cada dos por tres, lo pierdo. :x (sacando que también se traba mucho). Y en otra no puedo seguir escribiendo porque me cuesta al no saber exactamente cómo decía el último párrafo.faanny123 escribió:holaa, gracias por subir:3 y no te preocupes sube cuando puedas por mi parte esperare, me encanto el capitulo pobre de su cabello si ami me pasara algo así me moriría, en fin quiero ver como asusta a harry en el otro cap, saludos:*
Anyway, de nada! Y aunque tenga una lectora siempre subiré <3
Yo tambien! Y hago directamente como Mandy: pegamento :twisted:
Bueno en cuanto a Hazz.... ahmmm digamos que no es tan tonto como la chica lo cree.
Gracias por leer, saludos igualmente .xx
faanny123
Re: You and I {Harry Styles} (Detenida temporalmente)
Capítulo 2. Parte 2
“Fue un momento de debilidad y tú dijiste sí…
Debiste haber dicho no, debiste haberte ido a casa.”
Debiste haber dicho no, debiste haberte ido a casa.”
Alrededor de las seis y cuarto de la madrugada pisadas rápidas repican por pasillo en ida y vuelta, y me despiertan. La penumbra me rodea cuando abro los ojos, exigiéndome pestañear un par de veces para mirar hacia la puerta y luego procurarme de que no soy la única que las ha soñado. Sin embargo, como vienen, se van. Y Christine, pareciera ocupar el quinto sueño.
Me acomodo mejor y permanezco otro diez segundos más sentada bajo el pobre resplandor que traspasa el visillo de la ventana, y entro en discusión si volver a dormir o acercarme y echar un vistazo afuera sabiendo que seguramente, no encontraría nada. Elijo la primera. Regreso la cabeza a la almohada, me giro a la derecha y vuelvo a dormir.
Entonces, algo golpea contra el suelo a lo lejos, pasando nuestra puerta y otras cuantas más, como si tiraran un objeto demasiado fuerte y apropósito para gritar después. Prontamente ése y más alaridos empiezan a aumentar.
El griterío externo toma potencia e interrumpe mi sueño, pero bloqueo mi mente; no quiero saber que sucede. Me siento lo suficiente dormida para darle cero importancia a ello. Amenazo a mi cerebro porque así se mantenga y permanezco inmóvil. Oh, acabaré asesinando a alguien por esto. Mis ojos se niegan a conceder tal placer de abrirlos y mis oídos arañan por negarlo todo. No quiero volverme a despertar.
Y en un punto, cuando soy capaz de regresar a fantasear, abrazando y oyendo el silencio cantar en mi oído mientras imágenes a mi alrededor toman secuencia y avanzan, un impacto sacude mi puerta en un golpe seco. Y otro grito es soltado.
Ese miedo, es el que me despierta.
―Oh no.
Soy tirada de la cama y mi mano se apresura a coger el picaporte advirtiendo como también Christine se levanta agitada. Mi consciencia reacciona y levemente comienza a cruzar las letras antes de conseguir tirar la puerta hacia mí, y formando un juego de palabras después, su nombre se me aparece: Harry Styles. No puedo responderle cuando pregunta qué sucede, pero sintiéndola una vez a mí lado mientras yo observo hacia el corredor, logra entenderlo por sí misma.
Ratas. Cientos de ellas.
Hago una mueca y arrugo la frente. ―¿Y se supone que debería estar asustada ahora o…?
Mi amiga me mira y se encoge de hombros sin importancia. ―No lo sé. Pero definitivamente quiero una de esas. ―Brinca a mi lado, comenzando a revolver con la vista cuál debería atrapar.
La ignoro. Un horrible olor invade mis fosas nasales y tengo que agregar otra mano hacia mi boca para detener mis arcadas. El pasillo empieza a oler a excesivo uso de desodorante de ambiente, comida echada a perder y basura de alcantarilla. Asquerosa y nauseabunda basura de alcantarilla.
―Diablos, ¿de dónde las sacó?
Mis ojos pican y reconozco un par de chicas que empiezan a correr de un lado a otro. Oigo resonar portazos no muy lejanos a este piso, y alaridos a cada segundo. Una pequeña criatura gris bañada en su propia mugre se mueve adherida a la pared de enfrente con prisa y no puedo resistirme a reír. Lo siento, pero incluso aunque apestaran o el objetivo seamos nosotras, había que admitir que esto era gracioso. Ésta hubiera resultado una increíble broma hacia Victoria McPhee y su entrometida nariz por lo que le hizo a mi cabello. Esto y algo más…
Borro la sonrisa cuando una particular idea se me aparece ya que por ahora otro asunto pendiente reía en algún sitio. Y dejo sola a mi compañera en el marco y me alejo de la puerta antes de perder dos de los cinco sentidos, en menos de diez minutos.
Entonces una duda se presenta ante mí y no puedo lograr evitar desenvolverla. Pego la vista a la escena de afuera.
No lo entiendo: ¿Él no me había visto ya una vez no asustarme cuando uno de aquellos amiguitos traumó a las Tanner? Sería algo estúpido intentarlo por si acaso. Porque junto a Dev podía jurar que lo habíamos visto aparecerse por uno de los costados del corredor mientras Mary Jane siseaba sus opciones en la máquina expendedora ese viernes. Sorprendentemente, nunca echó burla contra las gemelas cuando el suceso se dio, pero las carcajadas de sus amigos aún resonaban en mi mente.
¿Qué intentaba ahora?
Mi teléfono suena en la mesita junto a mi cama sacándome de mis pensamientos y me acerco hasta él para leer el mensaje.
Alguien visiblemente se había confundido al marcar. Y mis cejas se juntan sin evitar una risita de entre mis labios.
“Q tal tu mañana??? Recibiste mi regalo????”
Creo que alguien jamás recibirá ese mensaje.
Lo hago a un lado y me siento al borde de mi cama. Levanto la vista a una emocionada Christine.
―Chris, cierra la puerta, por favor. No me asustan pero no las necesito hurgando entre mis cosas ―le manifiesto, moviendo la cabeza con disgusto.
Sin embargo, no me escucha, y la observo indagar por algo en la habitación. Sus ojos se arrugan al frente y tuerce sus labios tratando de recordar algo. Se guía a sí misma debajo de su cama cuando creo que lo tiene y, llevando un brazo hasta el fondo, tira de algo. ¿Una caja? Cuando la tiene, la destapa y comprueba su contenido.
Oh, ya sé…
―Ya regreso ―me dice, cortando la oración en mi mente y abandonando el cuarto.
Una sonrisa tira de una esquina de mis labios viéndola sacar lo bueno de la situación. Me levanto y me encargo de la puerta. Giro sobre mis talones y sin previo aviso, ella vuelve a entrar.
―¿Tan rápido? ―le pregunto. Me alza la caja asintiendo―. ¿Cuántas conseguiste?
―Tres. ―Sonríe ampliamente.
Abro mis ojos estupefacta.
―¿En quince segundo?
Ladea la cabeza. ―¿Qué te digo? Estaban juntas, creo que alguien logró engañarlas. Una porción de pizza estaba junto a la puerta de Cassie ―me comenta. La caja se mueve endemoniadamente y me echo hacía atrás. Christine me tiende una mirada cómplice―. No te preocupes, las vigilaré como a mi propia vida.
Doy otro paso a atrás. ―Chris, no creo que eso sea higiénico o saludable para ninguna de nosotras. Deberías dejarlas afuera.
Hace un mohín y mira hacia la caja.
―¿Y si sólo las conservo por una semana? ―suplica.
¡Demonios! ¿Por qué jamás podía decirle que no? Mi ojos examinan el objeto entre sus manos, y muerdo mi lengua para detener lo que no quiero decir.
Dejo mis hombros caer.
―Bien, pero tú te encargarás de ellas ―remarco―. Una semana.
―¡Dos!
―Una. O te deshaces de ellas. ―Levanto una ceja, y prontamente tira de sí para enderezarse.
―Trato ―sentencia, plasmando una sonrisa en su rostro.
―Sólo mantenlas alejadas de mí y mis cosas, ¿de acuerdo?
Asiente frenéticamente.
Tal vez yo también podía conseguir algo bueno de esta situación. Sin duda tenía la mejor compañera de cuarto y amiga que podría pedir. Y aunque ella lo ignore, pensamos igual. Pienso en las ratas que observa. Sí, creo que ya tenía algo en mente…
Un agudo sonido vuelva a llamar por mi atención y enseguida lo reconozco; corro hasta mi cama. Desbloqueó mi teléfono y leo el siguiente mensaje:
“Esto te encantara”
¿Me encantara? ¿Qué se supone que me encante?
―Ummm, ¿Mandy? ―oigo a Christine decir. Su ojos parecieran querer decir algo, pero su labio inferior está atrapado tras sus dientes mientras paulatinamente acomoda la caja en el escritorio, vacilando por soltar o no lo que tiene para mí. Todo, sin dejar de verme.
Frunzo el ceño y le pregunto entre miradas qué ocurre.
―Escúchame bien y quédate dónde estás ―me indica. Ella coge algo del mueble después y con pasos lentos se aproxima hasta mí.
Entro en alerta.
―Christine, ¿qué haces? ―demando perdida. Pero abruptamente soy interrumpida y me calla con los labios.
―Shhhh. No te muevas ―me instruye. Sigue caminando.
Entonces a menos de un metro de mí, me lanza el objeto.
¡Diablos!
Dejo salir un grito y cubro instantáneamente mi cabeza con mis brazos, lanzándome de cara, al suelo. Gracias al Cielo sólo rozó mi hombro y me evité lastimarme al caer.
Sus ojos me ignoran en cuanto la encuentro y la fulmino con la mirada.
―¡Oye! ¿Intentas matarte? ―vocifero.
―¡Shhhh! ―me silencia, y vuelve a tomar lo que me arrojó. La miro asesinamente. ¿Qué demonios estaba mal con ella? Como en cámara lenta, se sube hasta mi cama y salvajemente clava la cosa en su mano contra mi colchón.
―¡Christine…! ―protesto, poniéndome de pie y arrimándome a ella con cautela. La miro alarmada pero mantiene pegada su mano de mi sábana. Luego gira su mirada y me sonríe.
―Listo.
Aparto mi cuerpo y tuerzo las cejas pidiendo una explicación.
―¡Maldición! ¡¿Qué demonios fue eso?! ―exclamo, agitando mi cabeza fieramente.
―Te salvaba la vida.
―¿De qué? ¿De mi cama? ¿Acaso quería comerme?
Niega a continuación. ―De una araña ―me responde, e involuntariamente salto hacia atrás casi tropezando con mi pie derecho―. Lo siento, pero si te lo decía algo así o peor hubiera pasado ―confiesa, mirándome con disculpa.
La miro, y lentamente le asiento―. ¿Está muerta? ―titubeo.
Corre su mano.
―Perfectamente aplastada por un cubo Rubik ―me confirma orgullosamente―. Oh, y lo siento… ―agrega, mirando a la fea araña pegada en la cara blanca del rompecabezas tridimensional. Se me eriza la piel cuando puedo percibir lo desagradable que es. Hosca y no tan pequeña. Aparto la vista y ella baja el cubo―. Te compraré otro, ¿sí?
Una expresión ceñuda se atasca en mi cara; me inclino levemente.
―¿Por qué?
Christine vuelve a enseñarme la araña y agita el cubo. ―Creí que era tuyo ―declara.
―No. ¿Por qué habría? Jamás he tocado uno en mis diecisiete años de vida. Ni siquiera sé cómo se juega ―confieso.
―Oh… ―Ahora ella me imita―. Bueno… ¿Entonces de quién es?
La miro y ella a mí. Definitivamente no de las Tanner. Pero luego no sé de quién sí. ¿Podría de Dev…? Muevo mi cabeza y me siento exhausta de pensar esto ahora. ¿Podíamos dormir antes de que el día realmente comenzara y las chicas se aparecieran en ayudarme a darle una lección a Styles? Mi compañera comienza a examinar al no suertudo arácnido y un texto a mi celular aparece al rescate de mi vista.
Lo abro.
“Ahora sí?”
―¿Podrías detenerte, por favor? ―mascullo, devolviéndome a la realidad. Difumino mis pensamientos de la mañana y amenazando a un molesto castaño con la mirada.
Hace una hora, sólo era un chica harta de las bromas pesadas de Harry Styles, dispuesta a todo, incluso si requiriera meterme a su dormitorio y darle el mayor susto de su vida. Sólo hace un hora, era ella, y ahora, sólo la chica que quedó atrapada con él.
Debí haberme traído una de las nuevas mascotas de Christine y asustarlo con ella en cuando pudiera.
―Mi cuarto, mis reglas. Ahí tienes la ventana para cuando quieras irte, úsala. ―replica, enfatizando la última palabra.
Maldición. ¿Por qué de todas las personas en el mundo, vengo a quedarme encerrada con este pedazo de inútil? Continúa rebotando su pelota contra la pared y me ignora. ¡Por Dios! ¡Qué alguien me saque de aquí! ¿Por qué diablos se tardan tanto en limpiar el edificio completo?
―¿Bromeas? ¡Estamos en un tercer piso! ¡Podría morir! ―le respondo.
―Cariño, mientras no ensucies mi alfombra no me interesa. ―Inspiro profundamente y volteo los ojos.
Voy a matarlo, y nadie podrá objetar contra ello.
―Qué te den. Esto es todo tu culpa por tener amiguitos tan idiotas. ¿Cómo es posible que sean tarados de perderle el seguro? ¿Quién hace eso? ―demando, furiosa con su grupito de ineptos que ni siquiera en una misma habitación llegan a adquirir un cerebro entero. ¡Siquiera la suficiente cantidad para saber que ni de broma nadie debería jugar con una bomba olorosa!
Idiotas, se queja mi consciencia.
No me responde y tira una vez más su pelota.
―¡Agh! ¡En serio! ¡Para! ―me quejo furiosa.
―Vuelve a tu mundo de ensueño y mantente callada, muñeca de torta ―se burla. Le dirijo una mirada de puro aborrecimiento cuando me llama por aquel odioso apodo y le suelto un insulto. Un día había sabido que uno del círculo de sus amigos podía hacer las cosas explotar sin que nadie lo previera, y cuando Harry tomó aquello como una posibilidad, no tardo en hacerla probar, en mi cumpleaños:
―Que tengas un hermoso día, Baxter ―canturreó luego de obtener mi completa cara embarrada en pastel y reírse junto al resto de mí.
No me importo mucho ya que días después, me vengué de él y Sam con el mismo tipo de broma. Oh cómo amé ese año… Aunque creo, que si puedo recordar el orden que las sustancias demandan para ser puestas, puedo volver a revivir ese efecto... Necesito preguntarle a Christine...
―¡Piensa rápido! ―chilla Harry de pronto.
Siento la pelota dar contra mi cara y entonces él comienza a reír.
―Oh eres un maldito idiota… ¡Voy a matarte! ―exclamo; salgo de mi asiento y me lanzo hacia el rizado. Cojo un almohadón del piso y se lo tiro airadamente, consiguiéndole pegar en el brazo que protege su cara para caer nuevamente al suelo.
Tomo otro y se lo lanzo devuelta. ―Dije-que, ¡pares! ¡Ah! ¿Acaso te es tan difícil quedarte quieto por cinco malditos minutos? ―bramo. Una sonrisa maliciosa en sus labios aguanta mientras mis ojos encaminan sólo odio hacia él.
Iba a terminar llorando de la frustración. Estaba harta. Lo juro por todos los Santos, que alguien acabaría por tirarse de esa ventana. Vuelvo a sentar mi trasero a la silla del escritorio y lo miro de soslayo con la cabeza atrapada en el dorso de mi mano.
Pero seguramente yo empezaría por tirarlo primero. Cierro los ojos y envuelvo mis piernas.
¿Podía esto ser peor?
Un estallido de bocina revienta mi tímpano izquierdo y mirándolo sorprendida lo empujo con ambas manos.
―¡Vete al demonio, Styles! ―Lo aniquilo cabreada, sintiendo mi sangre hervir.
―Lo siento, preciosa, necesitaba esto ―se mofa de mí. Se inclina para recoger la pelota roja cerca mío y me choca apropósito―. Oops, no te vi. ―Finge torpeza.
Lo empujo devuelta tirándolo al suelo. ―Oops, yo tampoco. ―Styles comienza a reír.
Estiro mi pie hasta su entrepierna y cuando nota mi intención, detiene sus risas dejando sólo las comisuras elevadas. Provocándome, por más.
Entonces le levanto una de las mías con sagacidad de regreso. ―Provócame, y considérate estéril. ¿Me oíste?
Tira de sus labios un poco más y continúa. ―¿No quiere saber qué se siente, primero, preciosa? ―dice burlonamente. Empujo mi pie, cortando la distancia y mostrando indiferencia―. Eh… ¡Espera! Era un chiste… ―exclama aterrado.
Alejo mi pierna de él. ―Eso creí.
Y comienzo a dirigirme a cualquier otra esquina, sin querer tocarlo mientras me pongo de pie en el camino. Pero unos de sus dedos roza mi tobillo izquierdo y luego una mano entera se aferra él.
―¡Idiota! ―le grito cuando tira para dejarme caer. Mis manos raspan en su alfombra tratando de evitarme golpear el rostro y empiezan a arder. Intento devolverle el gesto impulsando una patada pero él se sujeta aún más a mi pierna eludiendo lastimarse. Vuelvo a intentarlo.
―¡Detente, y te dejo ir! ―dice él. Me calmo y hago caso omiso; me suelta.
Me arrastro del suelo y me pongo del pie, golpeando suavemente la blusa morada y jeans cortos de verano que traigo puestos. Y examino mis codos cuando finalizo con eso. La voz de Harry me toma por sorpresa.
―¿Eso es sangre? ―duda él. Efectivamente, allí estaba un pequeña grieta que daba a saber que sólo había perdidos unas cuantas capas de piel. Ardía, pero no era nada grave, ni siquiera goteaba.
―¿Te importa? ―gruño, sobando mi codo ligeramente para quitar cualquier partícula de basura sobre él.
De repente sus manos toman mi brazo y lo acerca para ver mejor. Me quedo estática cuando su respiración choca sobre mi piel. ―¿Te duele? ―pregunta, alzando la vista.
Quito mi brazo de él. ―Estoy bien ―mascullo.
Y parece enojado consigo mismo. ―Claro… Mmmm lo siento ―se disculpa, rasca la parte posterior su cabeza sobre la nuca y mira todo menos a mí.
Me detengo cuando advierto que me hallo frunciendo los labios. Carraspeo. ―Quiero decir, sí, estoy bien, gracias por tu interés. ―Pero incluso yo me encuentro más sorprendida que él cuando dejo las palabras salir. ¿Qué?
Harry sólo me asiente. ―Supongo que estaremos aquí mucho tiempo… Errr, ¿quiere hacer algo? ―¿Esto era otro tipo de broma barata? ¿Por qué diablos está balbuceando?
―C-claro ―Oh no es cierto. ¿En serio acabo de tartamudear frente a él?
La sonrisa maliciosa regresa a él y me insulto por ello. No aparta la mirada de mí en ningún momento. ―¿Quieres que nos besemos? ―sugiere.
Lo fulmino la vista y entorno los ojos después. ―Idiota ―suelto―. Debí saber que dirías algo tan estúpido como eso.
―Por favor, amor, sabes que quieres… ―continúa Styles, cerniéndose sobre mí.
―Ya tienes una zorra a domicilio. Déjame en paz. ―Lo aparto con una mano con hostilidad.
―¿Y por qué crees que lo decía? ―cuestiona él sonriendo. Lo miro pasmada. ¡Oh, no acaba de decir eso! Levanto mi mano decidida a abofetearlo pero logra interceptarla y atraparla en el aire rozando casi su mejilla.
―¡Suelta, pedazo de-!
―¡Vamos, dilo! ―me interrumpe Harry―. ¿Qué soy? ¿Pedazo de qué? ―me incita, acercando su rostro al mío en cada palabra―. ¿Cómo dices?
―¡Suéltame, ta-!
Pero no soy capaz de proseguir. Sus labios me toman fieramente clavándose duramente a mi piel en cada forcejeo. Levanto mi otra mano e increíblemente obtiene detenerla también. Me zarandeo, intento apartarlo de mí, pero presiona aún más y más. Formo un puño y trato de golpearlo inútilmente. Entonces se aleja de mí, sosteniéndome hasta confirmar que no le haría daño.
Le escupo en la cara, e intento soltarme.
Aprieta los labios y tuerce un gesto. Se limpia mi saliva bajo el ojo izquierdo con su muñeca, todavía, sin deshacerse de mi mano, y luego sonríe triunfal. Esa mueca me recorre la espina dorsal entera y le arrojo fuego por los ojos.
Se aproxima hasta mi oído. ―Jamás, vuelvas a hacer eso, ¿entendiste? ―Me deja ir―. No me conoces, preciosa ―dice moviendo su cabeza―, pero yo a ti sí ―susurra chocando su aliento a mi oreja.
Lo miro. Era hora de que alguien les enseñara que las chicas también podemos jugar sucio. Y estampo con fuerza mi rodilla derecha en su entrepierna.
―Te dije, que no me provocaras.
Y cae al suelo rendido.
―Tarado ―recito, y vuelvo a escupirle encima.
Me acomodo mejor y permanezco otro diez segundos más sentada bajo el pobre resplandor que traspasa el visillo de la ventana, y entro en discusión si volver a dormir o acercarme y echar un vistazo afuera sabiendo que seguramente, no encontraría nada. Elijo la primera. Regreso la cabeza a la almohada, me giro a la derecha y vuelvo a dormir.
Entonces, algo golpea contra el suelo a lo lejos, pasando nuestra puerta y otras cuantas más, como si tiraran un objeto demasiado fuerte y apropósito para gritar después. Prontamente ése y más alaridos empiezan a aumentar.
El griterío externo toma potencia e interrumpe mi sueño, pero bloqueo mi mente; no quiero saber que sucede. Me siento lo suficiente dormida para darle cero importancia a ello. Amenazo a mi cerebro porque así se mantenga y permanezco inmóvil. Oh, acabaré asesinando a alguien por esto. Mis ojos se niegan a conceder tal placer de abrirlos y mis oídos arañan por negarlo todo. No quiero volverme a despertar.
Y en un punto, cuando soy capaz de regresar a fantasear, abrazando y oyendo el silencio cantar en mi oído mientras imágenes a mi alrededor toman secuencia y avanzan, un impacto sacude mi puerta en un golpe seco. Y otro grito es soltado.
Ese miedo, es el que me despierta.
―Oh no.
Soy tirada de la cama y mi mano se apresura a coger el picaporte advirtiendo como también Christine se levanta agitada. Mi consciencia reacciona y levemente comienza a cruzar las letras antes de conseguir tirar la puerta hacia mí, y formando un juego de palabras después, su nombre se me aparece: Harry Styles. No puedo responderle cuando pregunta qué sucede, pero sintiéndola una vez a mí lado mientras yo observo hacia el corredor, logra entenderlo por sí misma.
Ratas. Cientos de ellas.
Hago una mueca y arrugo la frente. ―¿Y se supone que debería estar asustada ahora o…?
Mi amiga me mira y se encoge de hombros sin importancia. ―No lo sé. Pero definitivamente quiero una de esas. ―Brinca a mi lado, comenzando a revolver con la vista cuál debería atrapar.
La ignoro. Un horrible olor invade mis fosas nasales y tengo que agregar otra mano hacia mi boca para detener mis arcadas. El pasillo empieza a oler a excesivo uso de desodorante de ambiente, comida echada a perder y basura de alcantarilla. Asquerosa y nauseabunda basura de alcantarilla.
―Diablos, ¿de dónde las sacó?
Mis ojos pican y reconozco un par de chicas que empiezan a correr de un lado a otro. Oigo resonar portazos no muy lejanos a este piso, y alaridos a cada segundo. Una pequeña criatura gris bañada en su propia mugre se mueve adherida a la pared de enfrente con prisa y no puedo resistirme a reír. Lo siento, pero incluso aunque apestaran o el objetivo seamos nosotras, había que admitir que esto era gracioso. Ésta hubiera resultado una increíble broma hacia Victoria McPhee y su entrometida nariz por lo que le hizo a mi cabello. Esto y algo más…
Borro la sonrisa cuando una particular idea se me aparece ya que por ahora otro asunto pendiente reía en algún sitio. Y dejo sola a mi compañera en el marco y me alejo de la puerta antes de perder dos de los cinco sentidos, en menos de diez minutos.
Entonces una duda se presenta ante mí y no puedo lograr evitar desenvolverla. Pego la vista a la escena de afuera.
No lo entiendo: ¿Él no me había visto ya una vez no asustarme cuando uno de aquellos amiguitos traumó a las Tanner? Sería algo estúpido intentarlo por si acaso. Porque junto a Dev podía jurar que lo habíamos visto aparecerse por uno de los costados del corredor mientras Mary Jane siseaba sus opciones en la máquina expendedora ese viernes. Sorprendentemente, nunca echó burla contra las gemelas cuando el suceso se dio, pero las carcajadas de sus amigos aún resonaban en mi mente.
¿Qué intentaba ahora?
Mi teléfono suena en la mesita junto a mi cama sacándome de mis pensamientos y me acerco hasta él para leer el mensaje.
Alguien visiblemente se había confundido al marcar. Y mis cejas se juntan sin evitar una risita de entre mis labios.
“Q tal tu mañana??? Recibiste mi regalo????”
Creo que alguien jamás recibirá ese mensaje.
Lo hago a un lado y me siento al borde de mi cama. Levanto la vista a una emocionada Christine.
―Chris, cierra la puerta, por favor. No me asustan pero no las necesito hurgando entre mis cosas ―le manifiesto, moviendo la cabeza con disgusto.
Sin embargo, no me escucha, y la observo indagar por algo en la habitación. Sus ojos se arrugan al frente y tuerce sus labios tratando de recordar algo. Se guía a sí misma debajo de su cama cuando creo que lo tiene y, llevando un brazo hasta el fondo, tira de algo. ¿Una caja? Cuando la tiene, la destapa y comprueba su contenido.
Oh, ya sé…
―Ya regreso ―me dice, cortando la oración en mi mente y abandonando el cuarto.
Una sonrisa tira de una esquina de mis labios viéndola sacar lo bueno de la situación. Me levanto y me encargo de la puerta. Giro sobre mis talones y sin previo aviso, ella vuelve a entrar.
―¿Tan rápido? ―le pregunto. Me alza la caja asintiendo―. ¿Cuántas conseguiste?
―Tres. ―Sonríe ampliamente.
Abro mis ojos estupefacta.
―¿En quince segundo?
Ladea la cabeza. ―¿Qué te digo? Estaban juntas, creo que alguien logró engañarlas. Una porción de pizza estaba junto a la puerta de Cassie ―me comenta. La caja se mueve endemoniadamente y me echo hacía atrás. Christine me tiende una mirada cómplice―. No te preocupes, las vigilaré como a mi propia vida.
Doy otro paso a atrás. ―Chris, no creo que eso sea higiénico o saludable para ninguna de nosotras. Deberías dejarlas afuera.
Hace un mohín y mira hacia la caja.
―¿Y si sólo las conservo por una semana? ―suplica.
¡Demonios! ¿Por qué jamás podía decirle que no? Mi ojos examinan el objeto entre sus manos, y muerdo mi lengua para detener lo que no quiero decir.
Dejo mis hombros caer.
―Bien, pero tú te encargarás de ellas ―remarco―. Una semana.
―¡Dos!
―Una. O te deshaces de ellas. ―Levanto una ceja, y prontamente tira de sí para enderezarse.
―Trato ―sentencia, plasmando una sonrisa en su rostro.
―Sólo mantenlas alejadas de mí y mis cosas, ¿de acuerdo?
Asiente frenéticamente.
Tal vez yo también podía conseguir algo bueno de esta situación. Sin duda tenía la mejor compañera de cuarto y amiga que podría pedir. Y aunque ella lo ignore, pensamos igual. Pienso en las ratas que observa. Sí, creo que ya tenía algo en mente…
Un agudo sonido vuelva a llamar por mi atención y enseguida lo reconozco; corro hasta mi cama. Desbloqueó mi teléfono y leo el siguiente mensaje:
“Esto te encantara”
¿Me encantara? ¿Qué se supone que me encante?
―Ummm, ¿Mandy? ―oigo a Christine decir. Su ojos parecieran querer decir algo, pero su labio inferior está atrapado tras sus dientes mientras paulatinamente acomoda la caja en el escritorio, vacilando por soltar o no lo que tiene para mí. Todo, sin dejar de verme.
Frunzo el ceño y le pregunto entre miradas qué ocurre.
―Escúchame bien y quédate dónde estás ―me indica. Ella coge algo del mueble después y con pasos lentos se aproxima hasta mí.
Entro en alerta.
―Christine, ¿qué haces? ―demando perdida. Pero abruptamente soy interrumpida y me calla con los labios.
―Shhhh. No te muevas ―me instruye. Sigue caminando.
Entonces a menos de un metro de mí, me lanza el objeto.
¡Diablos!
Dejo salir un grito y cubro instantáneamente mi cabeza con mis brazos, lanzándome de cara, al suelo. Gracias al Cielo sólo rozó mi hombro y me evité lastimarme al caer.
Sus ojos me ignoran en cuanto la encuentro y la fulmino con la mirada.
―¡Oye! ¿Intentas matarte? ―vocifero.
―¡Shhhh! ―me silencia, y vuelve a tomar lo que me arrojó. La miro asesinamente. ¿Qué demonios estaba mal con ella? Como en cámara lenta, se sube hasta mi cama y salvajemente clava la cosa en su mano contra mi colchón.
―¡Christine…! ―protesto, poniéndome de pie y arrimándome a ella con cautela. La miro alarmada pero mantiene pegada su mano de mi sábana. Luego gira su mirada y me sonríe.
―Listo.
Aparto mi cuerpo y tuerzo las cejas pidiendo una explicación.
―¡Maldición! ¡¿Qué demonios fue eso?! ―exclamo, agitando mi cabeza fieramente.
―Te salvaba la vida.
―¿De qué? ¿De mi cama? ¿Acaso quería comerme?
Niega a continuación. ―De una araña ―me responde, e involuntariamente salto hacia atrás casi tropezando con mi pie derecho―. Lo siento, pero si te lo decía algo así o peor hubiera pasado ―confiesa, mirándome con disculpa.
La miro, y lentamente le asiento―. ¿Está muerta? ―titubeo.
Corre su mano.
―Perfectamente aplastada por un cubo Rubik ―me confirma orgullosamente―. Oh, y lo siento… ―agrega, mirando a la fea araña pegada en la cara blanca del rompecabezas tridimensional. Se me eriza la piel cuando puedo percibir lo desagradable que es. Hosca y no tan pequeña. Aparto la vista y ella baja el cubo―. Te compraré otro, ¿sí?
Una expresión ceñuda se atasca en mi cara; me inclino levemente.
―¿Por qué?
Christine vuelve a enseñarme la araña y agita el cubo. ―Creí que era tuyo ―declara.
―No. ¿Por qué habría? Jamás he tocado uno en mis diecisiete años de vida. Ni siquiera sé cómo se juega ―confieso.
―Oh… ―Ahora ella me imita―. Bueno… ¿Entonces de quién es?
La miro y ella a mí. Definitivamente no de las Tanner. Pero luego no sé de quién sí. ¿Podría de Dev…? Muevo mi cabeza y me siento exhausta de pensar esto ahora. ¿Podíamos dormir antes de que el día realmente comenzara y las chicas se aparecieran en ayudarme a darle una lección a Styles? Mi compañera comienza a examinar al no suertudo arácnido y un texto a mi celular aparece al rescate de mi vista.
Lo abro.
“Ahora sí?”
―¿Podrías detenerte, por favor? ―mascullo, devolviéndome a la realidad. Difumino mis pensamientos de la mañana y amenazando a un molesto castaño con la mirada.
Hace una hora, sólo era un chica harta de las bromas pesadas de Harry Styles, dispuesta a todo, incluso si requiriera meterme a su dormitorio y darle el mayor susto de su vida. Sólo hace un hora, era ella, y ahora, sólo la chica que quedó atrapada con él.
Debí haberme traído una de las nuevas mascotas de Christine y asustarlo con ella en cuando pudiera.
―Mi cuarto, mis reglas. Ahí tienes la ventana para cuando quieras irte, úsala. ―replica, enfatizando la última palabra.
Maldición. ¿Por qué de todas las personas en el mundo, vengo a quedarme encerrada con este pedazo de inútil? Continúa rebotando su pelota contra la pared y me ignora. ¡Por Dios! ¡Qué alguien me saque de aquí! ¿Por qué diablos se tardan tanto en limpiar el edificio completo?
―¿Bromeas? ¡Estamos en un tercer piso! ¡Podría morir! ―le respondo.
―Cariño, mientras no ensucies mi alfombra no me interesa. ―Inspiro profundamente y volteo los ojos.
Voy a matarlo, y nadie podrá objetar contra ello.
―Qué te den. Esto es todo tu culpa por tener amiguitos tan idiotas. ¿Cómo es posible que sean tarados de perderle el seguro? ¿Quién hace eso? ―demando, furiosa con su grupito de ineptos que ni siquiera en una misma habitación llegan a adquirir un cerebro entero. ¡Siquiera la suficiente cantidad para saber que ni de broma nadie debería jugar con una bomba olorosa!
Idiotas, se queja mi consciencia.
No me responde y tira una vez más su pelota.
―¡Agh! ¡En serio! ¡Para! ―me quejo furiosa.
―Vuelve a tu mundo de ensueño y mantente callada, muñeca de torta ―se burla. Le dirijo una mirada de puro aborrecimiento cuando me llama por aquel odioso apodo y le suelto un insulto. Un día había sabido que uno del círculo de sus amigos podía hacer las cosas explotar sin que nadie lo previera, y cuando Harry tomó aquello como una posibilidad, no tardo en hacerla probar, en mi cumpleaños:
―Que tengas un hermoso día, Baxter ―canturreó luego de obtener mi completa cara embarrada en pastel y reírse junto al resto de mí.
No me importo mucho ya que días después, me vengué de él y Sam con el mismo tipo de broma. Oh cómo amé ese año… Aunque creo, que si puedo recordar el orden que las sustancias demandan para ser puestas, puedo volver a revivir ese efecto... Necesito preguntarle a Christine...
―¡Piensa rápido! ―chilla Harry de pronto.
Siento la pelota dar contra mi cara y entonces él comienza a reír.
―Oh eres un maldito idiota… ¡Voy a matarte! ―exclamo; salgo de mi asiento y me lanzo hacia el rizado. Cojo un almohadón del piso y se lo tiro airadamente, consiguiéndole pegar en el brazo que protege su cara para caer nuevamente al suelo.
Tomo otro y se lo lanzo devuelta. ―Dije-que, ¡pares! ¡Ah! ¿Acaso te es tan difícil quedarte quieto por cinco malditos minutos? ―bramo. Una sonrisa maliciosa en sus labios aguanta mientras mis ojos encaminan sólo odio hacia él.
Iba a terminar llorando de la frustración. Estaba harta. Lo juro por todos los Santos, que alguien acabaría por tirarse de esa ventana. Vuelvo a sentar mi trasero a la silla del escritorio y lo miro de soslayo con la cabeza atrapada en el dorso de mi mano.
Pero seguramente yo empezaría por tirarlo primero. Cierro los ojos y envuelvo mis piernas.
¿Podía esto ser peor?
Un estallido de bocina revienta mi tímpano izquierdo y mirándolo sorprendida lo empujo con ambas manos.
―¡Vete al demonio, Styles! ―Lo aniquilo cabreada, sintiendo mi sangre hervir.
―Lo siento, preciosa, necesitaba esto ―se mofa de mí. Se inclina para recoger la pelota roja cerca mío y me choca apropósito―. Oops, no te vi. ―Finge torpeza.
Lo empujo devuelta tirándolo al suelo. ―Oops, yo tampoco. ―Styles comienza a reír.
Estiro mi pie hasta su entrepierna y cuando nota mi intención, detiene sus risas dejando sólo las comisuras elevadas. Provocándome, por más.
Entonces le levanto una de las mías con sagacidad de regreso. ―Provócame, y considérate estéril. ¿Me oíste?
Tira de sus labios un poco más y continúa. ―¿No quiere saber qué se siente, primero, preciosa? ―dice burlonamente. Empujo mi pie, cortando la distancia y mostrando indiferencia―. Eh… ¡Espera! Era un chiste… ―exclama aterrado.
Alejo mi pierna de él. ―Eso creí.
Y comienzo a dirigirme a cualquier otra esquina, sin querer tocarlo mientras me pongo de pie en el camino. Pero unos de sus dedos roza mi tobillo izquierdo y luego una mano entera se aferra él.
―¡Idiota! ―le grito cuando tira para dejarme caer. Mis manos raspan en su alfombra tratando de evitarme golpear el rostro y empiezan a arder. Intento devolverle el gesto impulsando una patada pero él se sujeta aún más a mi pierna eludiendo lastimarse. Vuelvo a intentarlo.
―¡Detente, y te dejo ir! ―dice él. Me calmo y hago caso omiso; me suelta.
Me arrastro del suelo y me pongo del pie, golpeando suavemente la blusa morada y jeans cortos de verano que traigo puestos. Y examino mis codos cuando finalizo con eso. La voz de Harry me toma por sorpresa.
―¿Eso es sangre? ―duda él. Efectivamente, allí estaba un pequeña grieta que daba a saber que sólo había perdidos unas cuantas capas de piel. Ardía, pero no era nada grave, ni siquiera goteaba.
―¿Te importa? ―gruño, sobando mi codo ligeramente para quitar cualquier partícula de basura sobre él.
De repente sus manos toman mi brazo y lo acerca para ver mejor. Me quedo estática cuando su respiración choca sobre mi piel. ―¿Te duele? ―pregunta, alzando la vista.
Quito mi brazo de él. ―Estoy bien ―mascullo.
Y parece enojado consigo mismo. ―Claro… Mmmm lo siento ―se disculpa, rasca la parte posterior su cabeza sobre la nuca y mira todo menos a mí.
Me detengo cuando advierto que me hallo frunciendo los labios. Carraspeo. ―Quiero decir, sí, estoy bien, gracias por tu interés. ―Pero incluso yo me encuentro más sorprendida que él cuando dejo las palabras salir. ¿Qué?
Harry sólo me asiente. ―Supongo que estaremos aquí mucho tiempo… Errr, ¿quiere hacer algo? ―¿Esto era otro tipo de broma barata? ¿Por qué diablos está balbuceando?
―C-claro ―Oh no es cierto. ¿En serio acabo de tartamudear frente a él?
La sonrisa maliciosa regresa a él y me insulto por ello. No aparta la mirada de mí en ningún momento. ―¿Quieres que nos besemos? ―sugiere.
Lo fulmino la vista y entorno los ojos después. ―Idiota ―suelto―. Debí saber que dirías algo tan estúpido como eso.
―Por favor, amor, sabes que quieres… ―continúa Styles, cerniéndose sobre mí.
―Ya tienes una zorra a domicilio. Déjame en paz. ―Lo aparto con una mano con hostilidad.
―¿Y por qué crees que lo decía? ―cuestiona él sonriendo. Lo miro pasmada. ¡Oh, no acaba de decir eso! Levanto mi mano decidida a abofetearlo pero logra interceptarla y atraparla en el aire rozando casi su mejilla.
―¡Suelta, pedazo de-!
―¡Vamos, dilo! ―me interrumpe Harry―. ¿Qué soy? ¿Pedazo de qué? ―me incita, acercando su rostro al mío en cada palabra―. ¿Cómo dices?
―¡Suéltame, ta-!
Pero no soy capaz de proseguir. Sus labios me toman fieramente clavándose duramente a mi piel en cada forcejeo. Levanto mi otra mano e increíblemente obtiene detenerla también. Me zarandeo, intento apartarlo de mí, pero presiona aún más y más. Formo un puño y trato de golpearlo inútilmente. Entonces se aleja de mí, sosteniéndome hasta confirmar que no le haría daño.
Le escupo en la cara, e intento soltarme.
Aprieta los labios y tuerce un gesto. Se limpia mi saliva bajo el ojo izquierdo con su muñeca, todavía, sin deshacerse de mi mano, y luego sonríe triunfal. Esa mueca me recorre la espina dorsal entera y le arrojo fuego por los ojos.
Se aproxima hasta mi oído. ―Jamás, vuelvas a hacer eso, ¿entendiste? ―Me deja ir―. No me conoces, preciosa ―dice moviendo su cabeza―, pero yo a ti sí ―susurra chocando su aliento a mi oreja.
Lo miro. Era hora de que alguien les enseñara que las chicas también podemos jugar sucio. Y estampo con fuerza mi rodilla derecha en su entrepierna.
―Te dije, que no me provocaras.
Y cae al suelo rendido.
―Tarado ―recito, y vuelvo a escupirle encima.
- leeme :3:
- Me encanta toda la parte de ellos dos juntos pero me siento mal porque recuerdo ayer ver un post de 'Harry Styles siendo Harry Styles' con todo lo tierno que es él y me hace sentir como la persona más horrible del mundo por haberlo escrito de esa manera en el fic :(
Holaaa ¡Happy New Year! ¿Cómo lo pasaron? Lo mio estuvo ñah.. bien :)
So, disfrútenlo y hagan lo que quieran con el cap(? Okno, pero al menos disfruten leer a Mandy vengarse ...De una de tantas maneras.
Las quierooooo! .xx
Fantaisie.
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