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El chico de los cuentos. { Harry Styles }
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
siguela :D
hey! pasence?
https://onlywn.activoforo.com/t67924-este-no-es-mi-cuerpo-elrubius-y-tu#3579594
hey! pasence?
https://onlywn.activoforo.com/t67924-este-no-es-mi-cuerpo-elrubius-y-tu#3579594
Invitado
Invitado
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Alisse Sra.Styles escribió:wow lo ame es decir nena me hiciste llorar cosa que es extraña en mi en serio que escribes bien ya tienes a una nueva y fiel lectora en tu maravillosa nove es decir es hermosa la forma en la que te expresas escribiendo cosas tan dulces espeo que la sigas pronto besos
-Alisse :shimi:
Hola Alisse n_n Me encanta todo lo que dices, lamento haberte hecho llorar <3
Ahora mismo subo y espero verte por allí, muchos besos :love:
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Hola! ^^ muchiiisimas gracias, ahorita mismo subo más, espero verte por allí <3AwasomeCarzyMofos escribió:Holaa el prologo tengo solamente una palabra que decir sobre el WOW me a dejado con ganas de querer cap pronto para poder saber lo que pasa c: nos vemos pronto que tengas un buen sabado chau :3
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Ya la sigo Mayerlin <3 Sinceramente sé quien es elrubius pero no lo conozco jaja! Luego me pasaré de todos modos, besos <3Mayerlin Horan Styles escribió:siguela :D
hey! pasence?
https://onlywn.activoforo.com/t67924-este-no-es-mi-cuerpo-elrubius-y-tu#3579594
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Capítulo I, parte 1.
El día que Génesis encontró la muñeca fue el primer día realmente frío
del invierno. Un día azul.
El cielo era grande y claro, como una cúpula de cristal sobre la
ciudad. En su bicicleta, yendo a la escuela, decidió que iría a la playa al
mediodía para ver si el océano estaba congelado en los bordes. Se
congelaría, si no hoy, en unos días.
El hielo siempre llegaba en febrero.
Y ella respiró el aire invernal con anticipación infantil, empujando su
bufanda lejos de su rostro, deslizando su gorro de lana fuera de su cabello oscuro, inhalando el frío hasta que se sintió ebria y mareada.
Se preguntó cuál de las muchas cajas en el ático contenía sus patines, si nevaría, y si sus esquís estaban guardados en el sótano. Y si podía persuadir a Gitta a sacar su viejo y pesado trineo, el que tiene la línea roja.
Gitta probablemente diría que estaban demasiado viejas, pensó.
Dios mío, diría Gitta, ¿quieres hacer el ridículo? Te vas a graduar este
verano, corderito. Génesis sonrió mientras estacionaba su bicicleta en la
escuela. Gitta, que sólo era seis meses mayor, siempre la llamaba
“corderito”. Pero entonces Gitta se comportaba con madurez—o como
alguien que se creía maduro—al contrario de Génesis. Gitta salía a bailar en las noches de los viernes. Había estado manejando un Scooter a la escuela por dos años y lo cambiaría por un auto tan pronto como tuviera dinero.
Se vestía de negro; usaba tangas; dormía con chicos. Corderito, tenemos
casi dieciocho… hemos sido grandes por un largo, largo tiempo… ¿no
deberías pensar en crecer?
Ahora Gitta estaba recostada contra la pared, hablando con Hennes y
fumando.
Génesis se les unió, todavía respirando con fuerza por el viaje, su respiración formando nubes en el aire frío.
—Así que —dijo Hennes, sonriendo—. Parece que has empezado a fumar después de todo.
Génesis rió y sacudió su cabeza.
—No. No tengo tiempo para fumar.
—Bien por ti —dijo Gitta y puso su brazo alrededor de los estrechos
hombros de su amiga—. Si comienzas, no puedes parar. Es el infierno,
corderito, recuerda eso.
—No, en serio. —Rió Génesis—. No sé cuándo encontraría tiempo para
fumar. Hay tantas otras cosas que hacer.
Hennes asintió. Pero sabía que Hennes no entendía a lo que se refería.
—Se acabó el tiempo —dijo Hennes, mirando su reloj—. Tenemos que empezar a irnos. —Apagó su cigarro, inclinó su cabeza hacia atrás y sopló su cabello rojo fuera de su frente. Él era perfecto: alto, esbelto, atlético, inteligente; había pasado sus vacaciones de navidad haciendo
snowboard en algún lugar en Groenlandia… no, probablemente Noruega.
Tenía un “von” de nobleza en su apellido, una distinción que dejaba fuera de su firma. Eso lo hacía aún más perfecto. Había definitivamente buenas razones para que Gitta estuviera fumando con él. Ella siempre estaba enamorándose de alguien—y cada tercera vez, era de Hennes.
Génesis, sin embargo, no podía soportar la sonrisa irónica que le daba al mundo. Como la que estaba dando ahora. Justo ahora.
—¿Deberíamos decirle a nuestro traficante gringo? —preguntó, asintiendo en dirección de los sitios de las bicicletas, donde una figura en una chaqueta militar estaba encorvada, un gorro negro tejido puesto sobre su rostro, los audífonos de un viejo Walkman en sus orejas. El cigarro en su mano desnuda casi se había quemado por completo.
Génesis se preguntó si siquiera lo notaba. ¿Por qué no había venido aquí a compartir un cigarrillo con Gitta y Hennes?
—¡Styles! —llamó Hennes—. Ocho en punto. ¿Vienes con nosotros?
—Olvídalo —dijo Gitta—. No puede escucharte. Está en su propio mundo. Vamos.
Se giró para correr detrás de Hennes mientras él avanzaba a zancadas por las escaleras hacia las puertas de vidrio delanteras de la escuela, pero Génesis contuvo a su amiga atrás.
—Escucha… probablemente es una pregunta tonta —comenzó—, pero…
—Sólo hay preguntas tontas —interrumpió Gitta amablemente.
—Por favor —dijo Génesis con seriedad—, explícame el “traficante gringo”.
Gitta le echó un vistazo a la figura con el gorro negro tejido. —¿A él? Nadie puede explicarlo —dijo—. La mitad de la escuela se está preguntando por qué llegó aquí en el onceavo grado. ¿No está en tu clase de literatura?
—Explícame su sobrenombre —insistió Génesis—. ¿El traficante polaco? ¿Por qué todos lo llaman así?
—Corderito —suspiró Gitta—. Realmente me tengo que ir. A la señora
Siderstädt no le gusta que la gente llegue tarde a clase. Y si esfuerzas esa inteligente cabecita tuya, adivinarás lo que vende nuestro amigo polaco. Te daré una pista: no son rosas.
—Drogas —dijo y se dio cuenta cuán ridícula sonaba la palabra cuando
ella la decía—. ¿Estás segura?
—Toda la escuela sabe —replicó Gitta—. Por supuesto que estoy segura.
En la entrada se giró y guiñó—. Sus precios se han alzado. —Luego se
despidió con la mano y desapareció a través de las puertas de vidrio.
• • •
Y luego, después del sexto periodo, y una clase aburrida a morir de
biología, encontró a la muñeca.
Más tarde de vez en cuando se preguntaba qué habría pasado si no la hubiese encontrado. Nada, probablemente. Todo se hubiera quedado como estaba. Para siempre. Génesis viviendo dentro de su burbuja de jabón, una hermosa y terca burbuja de jabón. Pero ¿acaso algo permanece igual cuando tienes casi dieciocho? Por supuesto que no.
Los estudiantes mayores tenían su propio salón de estar, una pequeña habitación atestada con dos mesas antiguas, dos demasiado-pequeñas sillas de madera, dos viejos sofás, y una aún más vieja cafetera que normalmente no funcionaba. Génesis fue la primera en llegar en el recreo del almuerzo. Había prometido esperar allí a Bertil, que quería copiarle sus notas de la clase de literatura. Él era como un profesor distraído.
Demasiado ocupado pensando grandes pensamientos detrás de sus
gruesas gafas de cristal para prestar atención en clases.
Nunca habría encontrado la muñeca si no hubiera estado esperándolo.
Nunca habría encontrado la muñeca si no hubiera sacado todas sus cosas de la mochila para buscar la hoja de trabajo… y si en el proceso un lápiz no hubiera rodado bajo el sofá… y si…
Se agachó para recoger el lápiz.
Y allí estaba la muñeca.
Alojada en el polvo debajo del sofá, se encontraba junto con un envoltorio de goma y un sujeta papeles. Génesis intentó empujar el sofá lejos de la pared, pero estaba muy pesado. Debajo de sus viejos cojines, debía ser de piedra. Se tendió en el suelo, estirándose, agarró la muñeca, y la empujó afuera.
Se sentó enfrente del sofá, sosteniendo la muñeca en su regazo.. La muñeca era tan grande como su mano, liviana, hecha de tela. Su cara, enmarcada por dos trenzas oscuras, estaba bordada con una boca roja, una pequeña nariz, y dos ojos azules. Llevaba un vestido corto con un patrón delicado de flores de color azul sobre un fondo blanco, tan pálido que las flores casi habían desaparecido. El dobladillo estaba roto, como si alguien lo hubiera acortado o tomado un
retazo para usarlo en algún otro propósito.
Hola preciosuras! Aquí la primera parte del primer capítulo, había olvidado cuánto me gusta este libro, me emociono tanto al adaptarlo! Ejem, bueno ^^ Si comentan aquí, por lo menos dos personas, subiré la otra parte, es en donde se pone buena la cosa(?) ah.
Los quiero, y espero sus hermosos comentarios, x.
Díganle NO a los fantasmas.
Y A LOS PATOS, DÍGANLE NO A LOS PATOS.
Ok ya me fui.
del invierno. Un día azul.
El cielo era grande y claro, como una cúpula de cristal sobre la
ciudad. En su bicicleta, yendo a la escuela, decidió que iría a la playa al
mediodía para ver si el océano estaba congelado en los bordes. Se
congelaría, si no hoy, en unos días.
El hielo siempre llegaba en febrero.
Y ella respiró el aire invernal con anticipación infantil, empujando su
bufanda lejos de su rostro, deslizando su gorro de lana fuera de su cabello oscuro, inhalando el frío hasta que se sintió ebria y mareada.
Se preguntó cuál de las muchas cajas en el ático contenía sus patines, si nevaría, y si sus esquís estaban guardados en el sótano. Y si podía persuadir a Gitta a sacar su viejo y pesado trineo, el que tiene la línea roja.
Gitta probablemente diría que estaban demasiado viejas, pensó.
Dios mío, diría Gitta, ¿quieres hacer el ridículo? Te vas a graduar este
verano, corderito. Génesis sonrió mientras estacionaba su bicicleta en la
escuela. Gitta, que sólo era seis meses mayor, siempre la llamaba
“corderito”. Pero entonces Gitta se comportaba con madurez—o como
alguien que se creía maduro—al contrario de Génesis. Gitta salía a bailar en las noches de los viernes. Había estado manejando un Scooter a la escuela por dos años y lo cambiaría por un auto tan pronto como tuviera dinero.
Se vestía de negro; usaba tangas; dormía con chicos. Corderito, tenemos
casi dieciocho… hemos sido grandes por un largo, largo tiempo… ¿no
deberías pensar en crecer?
Ahora Gitta estaba recostada contra la pared, hablando con Hennes y
fumando.
Génesis se les unió, todavía respirando con fuerza por el viaje, su respiración formando nubes en el aire frío.
—Así que —dijo Hennes, sonriendo—. Parece que has empezado a fumar después de todo.
Génesis rió y sacudió su cabeza.
—No. No tengo tiempo para fumar.
—Bien por ti —dijo Gitta y puso su brazo alrededor de los estrechos
hombros de su amiga—. Si comienzas, no puedes parar. Es el infierno,
corderito, recuerda eso.
—No, en serio. —Rió Génesis—. No sé cuándo encontraría tiempo para
fumar. Hay tantas otras cosas que hacer.
Hennes asintió. Pero sabía que Hennes no entendía a lo que se refería.
—Se acabó el tiempo —dijo Hennes, mirando su reloj—. Tenemos que empezar a irnos. —Apagó su cigarro, inclinó su cabeza hacia atrás y sopló su cabello rojo fuera de su frente. Él era perfecto: alto, esbelto, atlético, inteligente; había pasado sus vacaciones de navidad haciendo
snowboard en algún lugar en Groenlandia… no, probablemente Noruega.
Tenía un “von” de nobleza en su apellido, una distinción que dejaba fuera de su firma. Eso lo hacía aún más perfecto. Había definitivamente buenas razones para que Gitta estuviera fumando con él. Ella siempre estaba enamorándose de alguien—y cada tercera vez, era de Hennes.
Génesis, sin embargo, no podía soportar la sonrisa irónica que le daba al mundo. Como la que estaba dando ahora. Justo ahora.
—¿Deberíamos decirle a nuestro traficante gringo? —preguntó, asintiendo en dirección de los sitios de las bicicletas, donde una figura en una chaqueta militar estaba encorvada, un gorro negro tejido puesto sobre su rostro, los audífonos de un viejo Walkman en sus orejas. El cigarro en su mano desnuda casi se había quemado por completo.
Génesis se preguntó si siquiera lo notaba. ¿Por qué no había venido aquí a compartir un cigarrillo con Gitta y Hennes?
—¡Styles! —llamó Hennes—. Ocho en punto. ¿Vienes con nosotros?
—Olvídalo —dijo Gitta—. No puede escucharte. Está en su propio mundo. Vamos.
Se giró para correr detrás de Hennes mientras él avanzaba a zancadas por las escaleras hacia las puertas de vidrio delanteras de la escuela, pero Génesis contuvo a su amiga atrás.
—Escucha… probablemente es una pregunta tonta —comenzó—, pero…
—Sólo hay preguntas tontas —interrumpió Gitta amablemente.
—Por favor —dijo Génesis con seriedad—, explícame el “traficante gringo”.
Gitta le echó un vistazo a la figura con el gorro negro tejido. —¿A él? Nadie puede explicarlo —dijo—. La mitad de la escuela se está preguntando por qué llegó aquí en el onceavo grado. ¿No está en tu clase de literatura?
—Explícame su sobrenombre —insistió Génesis—. ¿El traficante polaco? ¿Por qué todos lo llaman así?
—Corderito —suspiró Gitta—. Realmente me tengo que ir. A la señora
Siderstädt no le gusta que la gente llegue tarde a clase. Y si esfuerzas esa inteligente cabecita tuya, adivinarás lo que vende nuestro amigo polaco. Te daré una pista: no son rosas.
—Drogas —dijo y se dio cuenta cuán ridícula sonaba la palabra cuando
ella la decía—. ¿Estás segura?
—Toda la escuela sabe —replicó Gitta—. Por supuesto que estoy segura.
En la entrada se giró y guiñó—. Sus precios se han alzado. —Luego se
despidió con la mano y desapareció a través de las puertas de vidrio.
• • •
Y luego, después del sexto periodo, y una clase aburrida a morir de
biología, encontró a la muñeca.
Más tarde de vez en cuando se preguntaba qué habría pasado si no la hubiese encontrado. Nada, probablemente. Todo se hubiera quedado como estaba. Para siempre. Génesis viviendo dentro de su burbuja de jabón, una hermosa y terca burbuja de jabón. Pero ¿acaso algo permanece igual cuando tienes casi dieciocho? Por supuesto que no.
Los estudiantes mayores tenían su propio salón de estar, una pequeña habitación atestada con dos mesas antiguas, dos demasiado-pequeñas sillas de madera, dos viejos sofás, y una aún más vieja cafetera que normalmente no funcionaba. Génesis fue la primera en llegar en el recreo del almuerzo. Había prometido esperar allí a Bertil, que quería copiarle sus notas de la clase de literatura. Él era como un profesor distraído.
Demasiado ocupado pensando grandes pensamientos detrás de sus
gruesas gafas de cristal para prestar atención en clases.
Nunca habría encontrado la muñeca si no hubiera estado esperándolo.
Nunca habría encontrado la muñeca si no hubiera sacado todas sus cosas de la mochila para buscar la hoja de trabajo… y si en el proceso un lápiz no hubiera rodado bajo el sofá… y si…
Se agachó para recoger el lápiz.
Y allí estaba la muñeca.
Alojada en el polvo debajo del sofá, se encontraba junto con un envoltorio de goma y un sujeta papeles. Génesis intentó empujar el sofá lejos de la pared, pero estaba muy pesado. Debajo de sus viejos cojines, debía ser de piedra. Se tendió en el suelo, estirándose, agarró la muñeca, y la empujó afuera.
Se sentó enfrente del sofá, sosteniendo la muñeca en su regazo.. La muñeca era tan grande como su mano, liviana, hecha de tela. Su cara, enmarcada por dos trenzas oscuras, estaba bordada con una boca roja, una pequeña nariz, y dos ojos azules. Llevaba un vestido corto con un patrón delicado de flores de color azul sobre un fondo blanco, tan pálido que las flores casi habían desaparecido. El dobladillo estaba roto, como si alguien lo hubiera acortado o tomado un
retazo para usarlo en algún otro propósito.
Hola preciosuras! Aquí la primera parte del primer capítulo, había olvidado cuánto me gusta este libro, me emociono tanto al adaptarlo! Ejem, bueno ^^ Si comentan aquí, por lo menos dos personas, subiré la otra parte, es en donde se pone buena la cosa(?) ah.
Los quiero, y espero sus hermosos comentarios, x.
Díganle NO a los fantasmas.
Y A LOS PATOS, DÍGANLE NO A LOS PATOS.
Ok ya me fui.
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Aws, nunca me voy a cansar de esta historia
siguela!
siguela!
Coni..
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Lindaaaa <3 Ya llegué a los dos comentarios que quería, asi que subiré ahora la segunda parte.Mayerlin Horan Styles escribió::O siguela nena!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
muchas gracias por estar!:P
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Hola Coni gracias por pasarte, como ya llegué a los dos comentarios que pedía, subiré la segunda parte en... justo ahora! (?) ahqConi.. escribió:Aws, nunca me voy a cansar de esta historia
siguela!
gracias por estar linda n_n :love:
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Capítulo I, parte 2.
Estaba todavía sentada en el suelo cuando un grupo de estudiantes entraron apresuradamente, y, por un momento, tuvo la extraña sensación de que debería proteger la muñeca de sus ojos. Por supuesto eran tonterías. Mientras se paraba, sostuvo la muñeca en alto.
—¿Alguien sabe de quién es esto? —preguntó, tan alto que la muñeca pareció saltar por el sonido—. La encontré bajo el sofá. ¿Alguien la perdió aquí?
—Oye —dijo Tim—. Esa es mi muñeca favorita. Hombre, ¡he estado buscándola por días!
—No, estúpido, ¡es mía! —Se río Hennes—. ¡La llevo a la cama conmigo cada noche! ¡No puedo dormir sin ella!
—Déjame ver, quizás es mía —dijo Jörg, tomando la muñeca de Génesis—Ah, no, la mía tenía bragas rosadas. Y mira, esta no tiene ninguna… muy inapropiado.
—¡Dámela a mí! —gritó alguien, y de repente la muñeca estaba volando a través del aire.
Apretó sus puños. Fue como si tuviera seis y esta fuera su muñeca. Sintió miedo en los cálidos ojos azules.
—¡Deténganse! —gritó—. ¡Deténganse ahora! Pertenece a una niña pequeña y no pueden… que si se daña… ¡Pertenece a alguien! ¡Se están comportando como si estuvieran en primer grado!
—Ve si la puedes atrapar —desafió, y entonces sonó realmente como si tuviera seis. Génesis no atrapó la muñeca cuando la lanzó. Bertil lo hizo.
Él se la devolvió, sin decir una palabra.
En silencio, ella le dio la hoja de trabajo de la que quería una copia. Y los otros se olvidaron sobre la muñeca.
—El conserje —dijo Bertil gentilmente, antes de irse—. Quizás el conserje tiene una niña… es posible, ¿cierto?
—Es posible —dijo Génesis, sonriendo—. Gracias.
Pero tan pronto como se giró para irse, supo que no debió sonreírle. Detrás de sus lentes, había una suplicante mirada de cachorro, y sabía exactamente qué significaba su expresión.
Cuando la sala de estudio estaba vacía y tranquila, Génesis se quedó, sola, sentada en el sofá, con la muñeca posada en su rodilla.
Miró a la fila de árboles fuera de la ventana y entonces vio la figura sentada por el radiador cerca de la ventana. Saltó. ¿Había estado sentado ahí todo el tiempo sin moverse?
Era Styles, el traficante gringo, y estaba mirándola. Génesis tragó.
Todavía llevaba el gorro tejido, incluso en el interior. Bajo su abrigo militar abierto podía ver su sudadera negra con el logo de Böhse Onkelz, el grupo de rock de cabezas rapadas. Sus ojos eran verdes.
En ese momento, no podía recordar su nombre de pila. Estaba completamente sola con él. Y estaba asustada. Sus manos apretaron la muñeca.
Él aclaró su garganta. Y luego dijo algo sorpresivo.
—Ten cuidado con ella.
—¿Qué? —preguntó Génesis de regreso.
—Estás sosteniéndola muy fuerte. Ten cuidado con ella —repitió.
Génesis dejó ir la muñeca, que cayó en el suelo. Styles sacudió su cabeza.
Luego se paró, vino hacia Génesis —ella se congeló— y él se agachó para recogerla.
—Fui yo —dijo—. Yo la perdí. ¿Entendido?
—No —dijo ella honestamente.
—Por supuesto que no. —Él miró a la muñeca por un momento; estaba sosteniéndola como un ser vivo. La metió en su mochila y regresó al radiador. Sacó un cigarrillo, luego obviamente recordando que no tenía permitido fumar en la sala, se encogió de hombros y lo colocó de regreso al paquete.
Génesis se paró del sofá.
—Bueno —dijo, su voz sonando todavía muy tímida—. Bueno, si la muñeca realmente es tuya… entonces supongo que todo está bien. Puedo irme ahora entonces, ¿cierto? No hay más clases para mí de todos modos, no hoy.
Styles asintió. Pero Génesis no se fue. Ella se quedó de pie en el medio de la habitación como si algo la mantuviera ahí, algún lazo invisible… y este era del tipo que no podía explicar después, no a sí misma o nadie más. Lo que pasó solo pasó.
Se quedó de pie ahí hasta que él dijera algo.
—Gracias.
—¿Gracias por qué? —preguntó. Quería una explicación. Cualquier tipo de explicación.
—Gracias por encontrarla —dijo él y asintió a su mochila, donde la mano de la muñeca parecía estar saludando.
—Bueno, hmm, oh —dijo—. Yo… —Intentó producir una risa, la pequeña, insignificante tipo de risa necesaria para rescatar una conversación en peligro de evaporarse incluso antes de empezar.
—Luces como si estuvieras planeando robar un banco —dijo, y como lucía confundido, ella continuó—. Con ese gorro, quiero decir.
—Hace frío.
—¿Aquí dentro? —preguntó, y manejó una sonrisa en lugar de la insignificante risa, aunque no estaba segura que fuera convincente.
Él todavía estaba mirándola. Y luego se quitó el gorro, muy lentamente, como un ritual. Su cabello era castaño y desordenado. Había olvidado que tenía rulos. Él había estado llevando el gorro por un tiempo… ¿un mes? ¿Dos? Ahora su cabello cubría sus orejas.
—La muñeca, me imaginé… me imaginé que pertenecía a una niña pequeña… —Empezó Génesis.
Asintió.
—Pertenece a una niña pequeña. —Y de repente fue él quien sonrío—¿Qué pensaste? ¿Que era mía?
El momento en que él sonrío, Génesis recordó su primer nombre. Harry. Harry Styles. Ella lo vio el año pasado en alguna lista.
—Bueno, ¿quién es ella? —preguntó.
—Tengo una hermana —dijo Harry—. Ella tiene seis.
—¿Y por qué…?
—Gemma —dijo—. Su nombre es Gemma. Estará feliz de tener su
muñequita de vuelta.
Él miró su reloj, se puso de pie, y se colgó la mochila sobre el hombro.
—Debería irme.
—Sí… yo también —dijo Génesis rápidamente.
Lado a lado, caminaron afuera hacia el azul y frío día, y Harry dijo:
—¿Supongo que no te importará si me coloco otra vez el gorro?
Ahora el hielo en los árboles brillaba tanto que uno tenía que entrecerrar los ojos, y los charcos en el patio de la escuela reflejaban el sol… brillando, deslumbrando.
Todo se había vuelto más brillante, casi peligrosamente brillante.
Hola preciosuras :oops: Aqui la segunda parte del capítulo, pues me quedó algo corta >-< es que no sabía muy bien como dividirlo n_n umh, si se portan lindas y me comentan, seguramente suba algo más esta noche :D
Las quiero, x.
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
estuvo genial es decir asdfghjklñ es que hazza es tan tierno es super lindo yo se que te lo quieres violar génesis ok no ._____. es decir es que hazza es tan dulce y tierno awww... el ama a Gemma y sus rulos me dejan sin aliento espero que la sigas pronto bebe unicornia besitos sabor Hazza
-Alisse xx
-Alisse xx
Sheeran
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Alisse Sra.Styles escribió:estuvo genial es decir asdfghjklñ es que hazza es tan tierno es super lindo yo se que te lo quieres violar génesis ok no ._____. es decir es que hazza es tan dulce y tierno awww... el ama a Gemma y sus rulos me dejan sin aliento espero que la sigas pronto bebe unicornia besitos sabor Hazza
-Alisse xx
huuuula alisse cx shiii, vas a ver que tan tierno es y poco a poco vas a derretirte más, es como como como algodon de azucar(?
y obvio que genesis se lo quiere violar 7u7 i mean, ¿¡Quien no quiere violarse a Hazzita!? si el es tan tan tan okmecalmo.
SSepo si la ama montones *-* que ternurita cx
umh ¿a que sabra hazza? 7u7
Muchos besos x <3
pd: ahora voy a seguirla jaja
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
Capítulo 2.
Un conversador, alegre grupo de estudiantes de noveno grado estaban
reunidos junto al soporte de bicicletas. Génesis observó a Harry abrir el cerrojo de su bicicleta. Todavía tenía tantas preguntas. Tenía que preguntarlas ahora, rápido, antes de que la conversación terminara. Antes de que Harry Styles regresara a su anonimato, una figura encorvada con un Walkman, de regreso al traficante gringo, cuyo apodo otros habían proporcionado y que él llevaba como una manta protectora.
—¿Por qué no dijiste que era la muñeca de tu hermana… cuando estaban lanzándola alrededor? —preguntó—. ¿Por qué esperaste hasta que todos se fueran?
Sacó su bicicleta del soporte donde se encontraban las otras. Él casi se
había ido, casi en algún otro lugar. Casi de regreso en su propio mundo.
—Ellos no habrían entendido —dijo—. Y además no es problema de nadie.
—Incluida yo, pensó Génesis. Harry tomó el antiguo Walkman fuera del bolsillo de su chaqueta militar y desenredó los cables. ¡Espera! Génesis deseaba decir.
—¿En verdad escuchas los Onkelz? —preguntó, mirando a su sudadera.
Él sonrió otra vez. —¿Cuántos años crees que tengo? ¿Doce?
—Pero la… la sudadera…
—Heredada —dijo—. Es cálida. Eso es lo que importa.
Él extendió un audífono. —Sonido blanco.
Génesis no escuchó más que un chirrido. Sonido blanco, el ruido emitido por una radio sin recepción.
—Ayuda a mantener a las personas alejadas —dijo Harry mientras
gentilmente sacaba el audífono de su oreja y se montaba en su bicicleta—. En caso que quiera pensar.
Y entonces pedaleó lejos. Génesis se quedó de pie allí.
Todo había cambiado.
Sonido blanco.
• • •
Salió a la playa por su cuenta, cuando estaba oscureciendo. La playa en el crepúsculo era el mejor lugar para poner sus pensamientos en orden, para esparcirlos fuera sobre la arena como piezas de tela, para desenrollarlos y enrollarlos, una y otra vez.
No era ni siquiera un apropiado océano. Solo era una simple bahía, no
más que unos cuantos metros de profundidad, situado entre la costa y la isla de Rügen. Una vez que el agua se congelaba, se podía llegar a la isla a pie.
Génesis se quedó en la playa vacía por un largo tiempo, mirando hacia el agua, que estaba empezando a tener una capa de hielo. La superficie era tan fina ahora, que parecía como el piso de madera en casa, encerado y pulido por el tiempo.
Pensó sobre su vida de “burbuja de jabón”. La casa en que Génesis y sus padres vivían era vieja, sus habitaciones de altos techos, de otros tiempos más elegantes. Estaba en una parte bonita de la ciudad, entre otras casas viejas que habían sido grises y abandonadas en tiempos del socialismo y donde ahora habían sido restauradas y redecoradas. Más temprano hoy, cuando llegó a casa de la escuela, se había encontrado mirándola de manera diferente. Se sentía como si estuviera de pie bajo sus altos techos con Harry Styles a su lado. Miró las grandes repisas de libros a través de sus ojos, los cómodos sillones, las antiguas vigas de madera expuestas en la cocina, las obras de artes en las paredes, blanco–y–negro, moderno. La chimenea en la sala, las ramas de invierno en el elegante florero de la mesa de café. Todo era hermoso, hermoso como una pintura, intocable e irreal en su belleza.
Con Harry todavía al lado de ella, había subido por la amplia, escalera de madera en el medio de la sala, hasta su habitación, donde cerca de la ventana un atril musical estaba esperando por ella. Trató de sacudirse a Harry Styles fuera de su cabeza: su gorro de lana, su viejo abrigo militar, su sudadera heredada, la harapienta muñeca. Sintió el peso de su flauta en su mano. Incluso su flauta era hermosa.
Se encontró a sí misma tratando de producir un diferente tipo de sonido
en su instrumento, un discordante, atonal sonido, algo más áspero y
rebelde: un sonido blanco.
Fuera de su ventana, una sola rosa estaba floreciendo en pleno invierno.
Estaba tan sola que lucía insoportablemente fuera de lugar, y Génesis tuvo que suprimir el deseo de arrancarla…
Ahora, estaba de pie en la playa, el aire por encima del mar se había vuelto azul medianoche. Un barco de pesca se encontraba entre el océano y el cielo. Génesis rompió la delgada capa de hielo con la punta de su bota y escuchó las pequeñas grietas y el gorgoteo del agua por debajo.
—Él no vive en una casa como la mía —susurró—. Sé eso con certeza. No sé cómo vive alguien así. Diferente.
Y entonces entró en el agua hasta que se filtró en su bota, y la humedad y el frío llegaron a su piel.
—¡No sé nada! —gritó al mar—. ¡Nada!
¿Sobre qué? preguntó el mar.
—¡Sobre el mundo fuera de mi burbuja! —chilló—. Quiero… quiero… —
Alzó sus manos, con guantes de lana de estampado azul y rojo, un gesto de impotencia, y las dejó caer otra vez.
Y el mar se rió, pero no fue una risa amistosa. Se estaba burlando de ella.
¿Pensaste que tú podrías llegar a conocer a alguien como Styles?
preguntaba. Piensa en la sudadera. ¿Estás segura que no te estás
involucrando con un Nazi? No todos con una hermana pequeña son un buen
chico. Por cierto, ¿qué es un buen chico? ¿Cómo defines eso? Y, ¿de verdad
tiene una hermana pequeña? Quizás…
—Oh, estate tranquilo, quieres —dijo Génesis, girándose para caminar sobre la fría arena.
A su izquierda, detrás de la playa, había un extenso bosque, profundo y
oscuro. En primavera habrían anémonas floreciendo bajo el alto y frondoso árbol de haya pero sería un largo, largo tiempo hasta entonces.
¿De verdad crees que puedes llegar a conocer a alguien como Styles? preguntó Gitta—. Piensa en ese corte estilo militar.
Subió sus piernas al sofá y de pronto Genésis recordó los tiempos en que solían usar ese sofá como un trampolín, cuando eran pequeñas. El sofá se encontraba frente a una pared hecha por completo de cristal tras la cual se encontraba la playa. Aunque desde aquí no podías ver ni la arena, ni el agua ya que la mitad de la urbanización se encontraba entre la casa y el océano.
La casa de Gitta, un cubo geométrico, era moderna pero de una forma
fallada de modernidad. Todo era demasiado ordenado, incluso el jardín.
Gitta estaba casi segura que su madre desinfectaba las hojas de los setos cuando nadie estaba mirando.
Gitta no se llevaba completamente bien con su madre quien trabaja como cirujana en el hospital donde el padre de Génesis solía trabajar, pero él tampoco se llevaba muy bien con la madre de Gitta y había huído hacia los más desordenados y cómodos cuartos de los consultorios privados.
—¿Gen? —dijo Gitta—. ¿En qué piensas?
—Pensaba en… nuestros padres —dijo Génesis—. Y en que todos son médicos o lo que sea.
—Lo que sea —resopló Gitt mientras sacaba un olvidado cigarrillo de un
cenicero—. Exacto. ¿Qué tiene que ver eso con Styles?
—Nada —suspiró Génesis—. Todo. Sólo me preguntaba qué hacen sus
padres. De dónde viene. Dónde vive.
—En uno de esos edificios de concreto entre aquí y la ciudad. El distrito
Seaside… lo veo andando en bicicleta todos los días.
Se inclinó hacia adelante y escrudiñó a Génesis. Los ojos de Gitta eran
verdes. Como los de Harry, pensó Génesis, pero aun así diferentes. ¿Cuántos tonos de azul habría en este mundo? En teoría deberían ser un número infinito.
—¿Por qué quieres saber todo esto? —preguntó Gitta con recelo.
—Sólo porque… sí. —Génesis se encogió de hombros.
—Oh, sólo porque sí. Ya veo —dijo Gitta—. Te diré algo corderito. Estás enamorada. No hace falta que te sonrojes así, le sucede a todos. Pero has elegido al tipo equivocado. No te vuelvas loca. Con alguien como Styles todo lo que conseguirías sería una relación basada en el sexo, y además probablemente contraerías alguna cosa asquerosa. No hay nada ahí para ti.
—¡Cállate! —dijo Genesis. Había un borde de enojo en su voz que la
sorprendió—. No estamos hablando de una relación o sobre… sobre eso…¿Nunca has considerado que tal vez mi visión del mundo no sea tan limitada como la tuya? ¿En que pienso en otras cosas además del sexo y en la próxima vez que me voy a acostar con alguien?
—¿La próxima vez? —preguntó Gitta sonriendo—. ¿Hubo una primera?
¿Me perdí de algo?
—Eres imposible —dijo Génesis, levantándose, pero Gitta la tironeó de
regreso hacia el sofá de cuero blanco, el cual parecía fácil de desinfectar.
Probablemente a propósito considerando el estilo de vida de su hija.
—Génesis —dijo Gitta—, tranquilízate. No quería hacerte enojar. Es sólo que no quiero verte infeliz. ¿No puedes enamorarte de alguien más?
—No estoy enamorada —dijo Génesis—, y deja de intentar convencerme de que lo estoy.
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
¡224 visitas! Den la caraaaaa.
No subiré hasta que no sepa que tengo hermosas lectoras.
Oh sí, soy bien mala(?)
No subiré hasta que no sepa que tengo hermosas lectoras.
Oh sí, soy bien mala(?)
✝ Lu Wayland
Re: El chico de los cuentos. { Harry Styles }
holis holis holis perdon por no comentar soy muy marvada >:O
naaa jejejej siguela la amo :3
te pasas por mi novela? es nueva y necesito chicas ;)
https://onlywn.activoforo.com/t68756-stay-cloudy-jc-caylen-y-tu-se-necesitan-chicas#3643575
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Invitado
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