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Pasión (Larry Stylinson)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Página 1 de 3. • 1, 2, 3
Pasión (Larry Stylinson)
Nombre: Pasión.
Autor: Laura Baumbach & Josh Lanyon.
Adaptación: Si.
Genero: Romance/ Acción / Drama
Advertencias: Contenido homoerótico, muerte de un personaje.
Sinopsis.
El duro e inteligente policía de San Francisco, Harry Styles, está dispuesto a hacer lo que sea necesario para ponerle fin al jefe del crimen de la Costa Oeste, Ricco Botelli, y eso incluye hacer una misión encubierta como uno de sus pistoleros a sueldo.
Pero los grandes planes de Harry se vienen abajo cuando se enamora de William Hortega, el sexy y fantástico lugarteniente de un capo rival mexicano. Resulta que William puede tener algunos secretos propios: secretos que podrían destruir tanto a los hombres como el frágil vínculo entre ellos.
Autor: Laura Baumbach & Josh Lanyon.
Adaptación: Si.
Genero: Romance/ Acción / Drama
Advertencias: Contenido homoerótico, muerte de un personaje.
Sinopsis.
El duro e inteligente policía de San Francisco, Harry Styles, está dispuesto a hacer lo que sea necesario para ponerle fin al jefe del crimen de la Costa Oeste, Ricco Botelli, y eso incluye hacer una misión encubierta como uno de sus pistoleros a sueldo.
Pero los grandes planes de Harry se vienen abajo cuando se enamora de William Hortega, el sexy y fantástico lugarteniente de un capo rival mexicano. Resulta que William puede tener algunos secretos propios: secretos que podrían destruir tanto a los hombres como el frágil vínculo entre ellos.
Última edición por love1dst el Dom 18 Mayo 2014, 12:01 am, editado 2 veces
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
¿Es enserio?
Amo tus traducciones enserio *---*
No puedo esperar para ver que subas en este... con el ardiente William Hortega.. ah!
Rebe se despide.
Amo tus traducciones enserio *---*
No puedo esperar para ver que subas en este... con el ardiente William Hortega.. ah!
Rebe se despide.
Rebeca.
Re: Pasión (Larry Stylinson)
"capo rival mexicano" ay we.
NONONO porfavor tengo que leer esto!!
espero al continues pronto Liz sdnjadfuiwns mifjs
NONONO porfavor tengo que leer esto!!
espero al continues pronto Liz sdnjadfuiwns mifjs
julyALC
Re: Pasión (Larry Stylinson)
Hey amm, espero que te guste!!Rebeca. escribió:¿Es enserio?
Amo tus traducciones enserio *---*
No puedo esperar para ver que subas en este... con el ardiente William Hortega.. ah!
Rebe se despide.
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
yaa se we, osea no mames este fic menciona a sinaloa.julyALC escribió:"capo rival mexicano" ay we.
NONONO porfavor tengo que leer esto!!
espero al continues pronto Liz sdnjadfuiwns mifjs
mmmm, es buena hahaha.
espeo que te guste
Invitado
Invitado
Capitulo 1.
(Primera parte)
Pasó despreocupadamente por entre los dos gorilas musculosos y sin camisa, ganándose el paso por la entrada principal del Club Madrone, gracias a la nota C1 que deslizó en la mano del de la derecha y una rápida caricia sobre en su trasero.
El aire olía a sexo, sudor y tequila, y el salón pulsaba con un intoxicante y tentador ritmo Latino. Harry sentía el golpeteo en su pecho, su corazón siguiendo el ritmo. Estaban tocando su canción, y su nombre era peligro.
Dejo que una sonrisa maniaca se asomara en sus labios cuando la vibración de la música cosquilleo a lo largo de su columna y le dio un juguetón apretón sobre su miembro. Otra época, otro lugar… Sí. Pero esta noche no podía permitirse perder la concentración. Literalmente o figurativamente. La puerta del club se balanceó pesadamente hasta cerrarse detrás de él, su vista se ajusto a las tenues luces y al lugar desconocido mientras buscaba a Benny.
Más vale que la pequeña comadreja no lo hubiera arrastrado hasta aquí por nada…
Harry se abrió camino con los hombros a través de la multitud bloqueándole el camino. Un par de miradas molestas se giraron en su dirección, encontraron su mirada fija, y rápidamente desviaban las propias.
Reviso el cuarto repleto. No había muchas caras menores de edad y nadie cayéndose ebrio todavía. El Club Malone tenía una reputación buena para ser un bar que se rumoreaba pertenecía a la mafia, aunque alguien debió golpear al decorador que resulto con la idea de que luces estroboscópicas de colores y paredes azules adornadas de cruces de madera. Sin embargo el desnudo estilo Frida Kahlo detrás del bar, no era tan malo. No que a Harry le gustaran mucho las chicas desnudas.
Empujo a través de otra pared humana-hecha en su mayoría de espaldas desnudas o casi enteramente desnudas. Esta vez las miradas de sorpresa se tornaban en coquetas e invitantes. Las ignoro.
Aun sin signos del peinado, en punta de gallo rojo, de Benny en ninguno de los largos bares negros, localizados a cada extremo del espacioso cuarto principal. Había muchos cuerpos. Pero ninguno era Benny.
¿Dónde diablos estaba?
Toda esa mierda de Don Jesús Sánchez y la Mafia Mexicana. Harry ya sabía sobre la importante reunión entre Ricco Botelli y Sánchez, así que ¿Qué otra información podría darle el pequeño oportunista de Benny? Y aún así, Harry no podía arriesgarse. De vez en cuando, Benny los sorprendía a todos con las cosas que lograba averiguar. Valía la pena arriesgar su cubierta si en verdad Benny tenía información a la que Harry no tenía acceso. Pero ese era un gran sí.
Con los nervios de punta, revisó la multitud tanto dentro como afuera de la pista de baile. Los corredores abovedados y las pequeñas alcobas medio cubiertas escondían una variedad de actividades, desde parejas jadeantes manoseándose, hasta grupos compartiendo resoplidos.
Si. Buena clientela la del Club Madrone. Sus labios se curvaron.
Harry captó pedazos de conversación mientras avanzaba a través de la multitud hacia el bar en el lado opuesto de la habitación. Alguna era en inglés, alguna en español. Bastantes de los comentarios iban dirigidos hacia él. Estaba acostumbrado. Su cabello castaño y rizado y su piel entre pálida y bronceada, le permitían a su herencia italiana mezclarse en la multitud de latinos.
Ignoró las miradas de desafío, los murmullos y las sonrisas de “ven”, por igual. Esquivando una sonriente señorita de cabello platino, llego hasta el bar donde ordenó una Corona al pulcro y tatuado barman.
—Buenos movimientos —dijo el hombre, deslizando la brillante botella por el bar.
Pagando por su bebida y guardándose el cambio de seis dólares, Harry hizo el contacto visual suficiente para hacer saber al hombre que agradecía el rápido servicio. El barman le regreso la mirada, dándole un lento y deliberado guiño. Ah. Mensaje recibido. Apoyándose contra la barra de madera, Harry revisó el lugar, una leve sonrisa en la boca cuando se acercó la botella a los labios.
Lástima que no estuviera libre. Hubiera sacado el máximo provecho a unas pocas horas de libertad fuera de su jaula.
En el centro de la pista los bailarines se retorcían y deslizaban con el golpe de la música, una enorme serpiente enroscada de piel oliva y cabellos oscuros en su mayoría.
La mirada de Harry siguió avanzando, revisando los rostros automáticamente que pudiera reconocer de los reportes de cambios, o recompensas grandes y órdenes de arresto ó -Dios no lo permitiera- una redada previa. Nadie se veía familiar. Y nadie se veía particularmente interesado en él, por el simple hecho que aquí nadie se interesaba en nadie más excepto para sexo. Harry se relajó un poco. Todo estaba bien. Y el imbécil de Benny se presentaría en cualquier momento lleno de las excusas de mierda usuales.
Tomó otro sorbo de su botella. Este bar, metido en una de las esquinas fuera del camino del barrio latino, en una sección de la ciudad en la que nunca había trabajado encubierto, era el tipo de lugar que le gustaba cuando estaba fuera del trabajo. Era difícil para un detective encubierto encontrar un lugar donde ligar por sexo casual. Y a Harry le gustaba el sexo muy casual, casi un poco riesgoso. Rudo, fuerte y silencioso. Ciertamente nunca dos veces con el mismo compañero. Ahí yacía un camino de compromisos y complicaciones. Con su vida en la línea 24/7 3 no podía permitirse lazos emocionales. Diablos, no podía permitirse emociones.
Además, antes de que anotara para la actuación a largo término como uno de los guardaespaldas de Ricco Botelli, había sido lo que llamaban “de alto mantenimiento”. Nunca le importaron las horas brutales, o el estrés y la tensión de ser un policía encubierto: su actitud distante y boca sarcástica no le había ganado muchos amantes potenciales.
Tragándose el resto de la cerveza fría, jugó con la idea de encontrarse algún hombre apuesto después que Benny y él terminaran con su negocio. Un suave acento español y un lindo par de hombros anchos, terminados con un apuesto rostro sería un buen comienzo. Y manos grandes.
Le gustaba la sensación de manos grandes en su cuerpo acariciando su piel, tirando de sus pezones, acunando su trasero, manteniéndolo quieto. Harry siempre estaba en movimiento: sin descanso, impaciente, tenso. Pequeño cohete, solía decir su mamá. Hiperactivo, usaba el viejo. Diablos, quizá fuera cierto. Incluso durante el sexo tenía problemas para quedarse quieto: girando, revolviéndose, retorciéndose, luchando contra lo que quería, lo que necesitaba. Se necesitaba un hombre grande, fuerte en voluntad y físico, para contener toda la energía enjuta y chispeante. Incluso si Harry estaba deseoso, que nunca estaba, muy pocos tipos harían el esfuerzo dos veces.
Por eso había creado noches ocasionales de velocidad en rodillas, de sexo asombroso con extraños, ¿Cierto? Hace mucho tiempo que había descubierto que era lo mejor que podría obtener. Diablos, quizá era lo mejor que merecía dado que traicionaba a las personas -está bien, personas no muy buenas- para vivir. Para la fecha seguro había acumulado una pila de mierda de mal karma.
Girándose para ordenar otra cerveza, tuvo un vistazo de un hombre alto moviéndose entre la gente. Cabello castaño liso, camisa blanca y pantalones oscuros, eso describía tres cuartos de los sujetos presentes, pero algo en este hombre hizo que fuera incapaz de desviar la mirada. Esperó por una mejor vista, y ahí estaba: una camisa ajustada blanca desbotonada hasta la cintura, revelaba un musculoso pecho marrón. La V color ébano llegaba hasta una hebilla plateada, enfatizando caderas estrechas y largas piernas.
Con los ojos fijos en la amplia espalda, y el calor sexual surgiendo en el fondo de su estomago, Harry siguió su fácil avance entre la multitud.
Hambriento, miro como el hombre llegaba hasta la pared lejana. Y entonces su marcha se detuvo como si de alguna manera supiera de la contemplación de Harry. El hombre giró hacia la dirección de Harry. Sus miradas se cruzaron.
El calor en el vientre de Harry aumentó hasta una corriente eléctrica que envió chispas disparadas hacia su miembro. Se sintió incapaz de apartar la vista mientras una mano enorme y cuadrada se levantó para apartar un mechón de cabello de los ojos del extraño. La severa mirada celeste nunca se apartó de la suya.
El hombre levantó una ceja. Solo una elegante ceja. La sonrisa más leve asomaba en sus labios. El calor quemaba el rostro de Harry, pero no aparto la vista, no podía.
Aún esperando por la respuesta de Harry, el hombre paso un pulgar lentamente, sobre su considerable delgado labio inferior.
Y solo con eso Harry estaba duro como piedra y deseoso. Bueno, infiernos. Había pasado mucho tiempo. Demasiado.
Un joven delgado se tambaleó fuera de la pista y tiró del brazo del hombre, forzándolo a romper el contacto visual. Esto lo irritó. Miro al hombre alto hablar con el insistente bailarín, vio las sombras jugar sobre largas pestañas, el tirón y el encanto de los sensuales labios llenos, una silenciosa pantomima para los ojos hambrientos de Harry. Era un excelente lector de labios, pero con la mala luz solo pudo captar que el hombre era indulgente, divirtiéndose por lo que fuera que el joven le estuviera ofreciendo.
Suspirando, Harry giro hacia el bar, ordenando otra cerveza. El barman le lanzó una sonrisa comprensiva, y Harry se la bajo en una serie de largos tragos, lavando el chisporroteo en su estómago, dejando solo una leve náusea atrás.
Si “Alto, Oscuro y Directo” estaba listo para un rapidillo con un bonito afeminado, seguramente no le interesaría otra ronda con un hombre diez años mayor.
Harry reviso su reloj. ¿Dónde mierda estaba Benny? Debería saber que Harry2 no podía darse el lujo de esperar toda la noche. Él lo sabía.
Arriesgo otro vistazo al otro lado del salón. El jovencito estaba cerca de la pista de baile hablando animadamente con un tipo Hispano con la cara marcada de viruela. Había algo extrañamente familiar en el rostro, pero Harry era incapaz de identificarlo. Se rindió y miro de regreso hacia el extraño alto y sexy.
Se había desvanecido.
Harry volvió a revisar la habitación. No. Ninguna señal de hombre.
La decepción que sintió era desproporcionada para… Bueno, para nada. Incluso el jovencito se había tomado el rechazo con mejor gracia.
Esta vez ordeno tequila. Tomando el trozo de limón, se lamió la curva entre su pulgar y el dedo índice, roció la piel húmeda con sal del salero, la lamió, se pasó el tequila y mordió el limón.
Sacudiendo un poco la cabeza, se aparto del bar. Dio un último vistazo por Benny, y luego se marchó. La noche estaba jodida, de todas las maneras menos la única que importaba.
Ya había pasado la escalera hacia el segundo piso con sus habitaciones balconadas acortinadas, cuando decidió echar un vistazo arriba. Después de un rápido vistazo que nadie vigilaba, subió las escaleras dos al tiempo. Ya no buscaba a Benny, el chivo ya se hubiera presentado si viniera, pero el tequila cantaba por su sistema; Se sentía inquieto, estirado y energizado. Necesitaba acción, necesitaba que la noche no fuera otro callejón sin salida, otra pérdida de tiempo, el tiempo se había tornado en algo que sentía se le estaba acabando.
Llegó al segundo piso sin problemas. Parecía estar desierto, los otros invitados del club mucho más respetuosos de la cuerda de terciopelo rojo al inicio de las escaleras. Harry avanzó con precaución por el pasillo de cubículos acortinados. Mientras la música de abajo ocultaba sus pasos, también le hacía imposible escuchar nada.
Al final del pasillo, una puerta parcialmente abierta llevaba a lo que parecía ser una oficina privada. Y súbitamente la noche se veía más brillante. ¡Qué diablos! Porqué no tomar ventaja de la inesperada oportunidad para reunir información acerca de ¿Quién exactamente respaldaba el Club Madrone?
En dos pasos llego hasta la puerta, rozando los nudillos contra la madera. —¿Alguien en casa? —preguntó suavemente.
Silencio.
Harry se deslizó dentro de la habitación. Empujó la puerta en silencio hasta cerrarla detrás de él y buscó por el interruptor en la pared. La luz se encendió arriba revelando un mini bar en una esquina, un sofá de terciopelo rojo en otra, y un escritorio pesado y antiguo. En el escritorio un ordenador. Lo consideró, esperando apáticamente que su contenido revelara ser más interesante que un inventario de vasos y recibos de alcohol.
La oficina olía a sexo reciente y marihuana, y su cuerpo reacciono a las esencias, y al riesgo que estaba tomando, su corazón latiendo como loco al ritmo de la salsa que se insinuaba a través de las tablas del suelo.
¡Cristo! Quizá era cierto lo que decían de él. Quizá si era un adicto a la adrenalina.
Cuando pasaron unos momentos y nada insidioso o peligroso se presento, Harry avanzó más en la habitación obteniendo una mejor vista de dos grandes pinturas al óleo colgando detrás del escritorio. Se veían originales, recordándole levemente el desnudo de abajo al estilo Kahlo, pero estos se sentían más… Auténticos. Aquí el artista no había copiado a nadie, y el resultado era asombroso.
Por un momento, incluso sus instintos de policía retrocedieron mientras sus ojos se deleitaban con los colores primitivos y los trazos atrevidos. Las pinturas, piezas compañeras, describían vívidamente sensuales copulas: dos hombres y una mujer, dos mujeres y un hombre. Nunca había visto algo como ellos: los brillantes y ricos tonos de piel parda y cabello brillante, la manera en que los hombres se sonreían conocedoramente el uno al otro, manos rozando los cuerpos con tierno cuidado. Nunca había pensado en sí mismo como particularmente sensible al arte, pero estas eran asombrosas, incluso moviéndose…
Hipnotizado, el cuerpo moviéndose levemente con el sonido de la música que emanaba a través del piso y las paredes, su propia necesidad sexual apretada y ardiente en su vientre, abril se estiró para rozar un dedo sobre la superficie de la pintura más cercana como tratando de tocar las indescriptibles y seductoras emociones del lienzo, emociones que ansiaba pero aún debía reconocer incluso para sí mismo.
Se estaba inclinando más cerca para ver la firma en la esquina inferior del lienzo cuando un sonido de roce lo trajo de vuelta a la realidad. Atrapado en la exótica vista, el batir primario y sus propios demonios personales, Harry nunca escuchó el hombre detrás de él hasta que lo tuvo agarrado y presionado cara abajo contra el amplio escritorio de roble.
Luchó, pero el alcohol y el asombro ante su propio descuido enlenteció sus reacciones. Le torcieron los brazos detrás de la espalda, las muñecas dolorosamente dobladas.
Tardíamente, recordó la pistola semiautomática en la funda del compartimiento de su SUV4. Deliberadamente había dejado la pieza atrás, esperando que lo registraran a la entrada del club; en verdad no había anticipado problemas esa noche. Pero no era excusa. Fue un estúpido. Se merecía que lo reventaran por estúpido.
Y la probabilidad de llegar a ese destino era buena porque podía sentir la línea de la pistolera en el hombro del otro hombre y la pistola presionada contra su espalda. La buena noticia era que todavía no había sacado el arma y volado su cabeza.
De hecho, ahora que Harry lo consideraba, aunque el agarre del otro sujeto era efectivo, no era particularmente… profesional. Ni siquiera era genuinamente amenazador a pesar que el peso completo de su asaltante había caído sobre su espalda, forzando el aire fuera de sus pulmones con un oof. El peligro más inminente parecía ser su propio pene, que estaba atrapado entre sus caderas y el borde de la dura superficie.
Un cálido aliento teñido de tequila, danzó sobre la mejilla no azotada contra la superficie. La esencia de jabón a madera de sándalo y sudor limpio tensó su nariz. Harry se retorció hasta que la sensación de un grueso pene contra la costura trasera de sus jeans lo congelo.
Esto era… Diferente.
—Escucha —dejó salir—. La puerta estaba abierta, y vi las pinturas. No trato de robarme nada.
Ninguna respuesta.
Desgarrado entre el miedo en que en verdad estaba en problemas y la emoción ilícita de estar atrapado, indefenso en una posición tan comprometedora, se forzó a sí mismo a permanecer tranquilo. Cuando nada más sucedió, trato de girar la cabeza para ver a su atacante, pero una mejilla áspera-aterciopelada cayó sobre la propia limpiamente afeitada, inmovilizándolo.
»Oye, idiota —se las arregló para decir—. ¿Me escuchas? —Dio un empujón enojado, que el otro suprimió sin mucho esfuerzo.
»Uh… ¿Quieres decirme algo, imbécil? —preguntó con esfuerzo.
Una risa baja, genuinamente divertida resonó del pecho en la espalda de Harry y una voz, dulce como la miel, lo interrumpió justo cuando estaba a punto de empezar. Hubo un movimiento de caderas y la gruesa vara montando la hendidura en los jeans de Harry se deslizo sobre él con empujones, cortos y lentos. Rozando su barba crecida contra la mejilla de Harry, el hombre lo tentó con un ronroneo seductor. —Hablando de traseros, pequeño asno elegante, debo decir, que el tuyo está muy bueno.
La mandíbula moviéndose contra la suya, esos tonos profundos y suaves, vibró a través de todo el cuerpo de Harry, cosquilleando todo el camino abajo por su columna hasta el coxis.
Una lengua recorrió todo el borde de su oreja. Su pene brincó ante el toque, el deseo ondeó directo de su miembro hasta su cerebro, arrastrando el sentido común, razón, preservación y se encontró a si mismo empujando hacia atrás, deseando el creciente contacto. Cerró los ojos, mordiéndose el labio, sintiendo la carne caliente responder a través de la ropa. —Demasiada ropa.
El sujeto se rió por lo bajo, una risa profunda, levemente sin aliento. —Entonces, ¿quieres decirme que hacías en esta oficina privada, gringo? ¿Además de ofrecer este lindo trasero tuyo?
La risa, incluso más que las palabras, lo llamaron de nuevo a sí mismo y a la situación. Sus ojos se abrieron con rapidez. ¿Qué demonios estaba haciendo?—Te dije lo que estaba haciendo. Admiraba la colección de arte. Si no quieres que las personas entren, entonces no dejes la maldita puerta abierta. Es un espacio público. Una puerta abierta es una invitación a entrar.
Poco impresionado por su discurso, su captor le respondió con suavidad, el aliento cálido contra su oreja. —Posiblemente. O quizá ¿Pensaste que estaba aquí? ¿Estabas siguiéndome? Creo que sí, gringo. ¿Repite eso? Harry hizo otro intento por liberarse, pero podía sacudirse y moverse lo que quisiera; solo estaba agotándose. Dejando salir un resoplido frustrado, se obligo a relajarse otra vez contra la superficie. Su aliento empañó la brillante madera debajo de su mejilla.
—Estas totalmente loco…
Pero claro, ahora lo sabía. Solo un hombre en el Club Madrone esa noche tenía alguna razón para pensar que Harry podría buscarlo. Bueno, dos hombres contando a Benny, pero la contextura poderosa y la voz confiada, de ninguna forma pertenecerían a esa flacucha y quejica comadreja.
Harry renovó su lucha, casi levantándose del escritorio, antes de rendirse ante el peso y fuerza mayores forzándolo hacia abajo.
Con el cuerpo tenso, esperó, listo para cualquiera que fuera el siguiente movimiento.
Y allí estaba: esa risa azucarada otra vez. Lo ponía frenético.
—Lo que sea que estés pensando, cabeza de pene, olvídalo porque no tengo ni puta idea de lo que estás hablando. No sé quién eres, y no estaba siguiendo a nadie.
El duro eje contra su trasero se presionó más cerca, y Harry involuntariamente flexionó las caderas, frotándose contra el borde del escritorio y luego hacia atrás contra el bulto acurrucado contra su hendidura. ¡Dios! ¡Por favor, por favor! ¡Sí! ¡Jesús, por favor algo de alivi!…
Aliento cálido quemó su cuello y mejilla. Las palabras del hombre sonaban como seda en ingles acentuado. —¡Madre mía! Tu, mi pequeño fierecilla, tienes la boca más cochina que haría orgulloso a un demonio.
¿Pequeño? ¿Pequeño?
—Jódete. —Indignado, Harry trató de golpear a su captor con la cabeza, solo para terminar con un antebrazo amenazadoramente localizado en la parte posterior de su cuello. Con la cara aplastada contra la sedosa madera de nuevo, encontró que el respirar se tornaba cada vez más difícil.
Se sobresaltó cuando dientes mordieron su nuca, la aguda punción arrancándole un estremecimiento. El sujeto gruñó satisfactoriamente.
—Creo… —hubo una pausa deliberada—. Que lo preferiría de la otra manera.
Harry trató de recordar que había dicho exactamente, y siseó cuando inesperadamente lo levantaron del escritorio. Con las manos momentaniamente libres, lanzó golpes, arreglándoselas para conectar algunos duros pero ineficientes golpes a la cabeza del otro. Un segundo después sus brazos eran sujetados en su espalda, las muñecas aprisionadas por una enorme y capaz mano. Cristo, este tipo es fuerte. Harry sintió una chispa de verdadera alarma. Incluso aunque en verdad quisiera liberarse, no estaba seguro de lograrlo. Una vez más estaba maniatado sobre el escritorio.
Dedos tocaron su cabello, acariciando, enroscándose a través de los rizos. —Tan suave —murmuró el gigante—. Como un gatito.
—¿G-gatito? ¿Te recuerdo a un maldito gato? —Harry tembló con indignación. No quería ternura, no quería caricias. Sacudió la cabeza pero los aventureros dedos meramente se cerraron sobre su cabello, demandando quietud.
—Shhh. —Y el tipo lo dijo gentilmente, como si esperara con certeza que Harry se calmara.
Y terriblemente Harry sintió algo derretirse en su abdomen, un deseo de callarse y hacer lo que este imbécil le dijera que hiciera.
El hombre más grande deliberadamente meneó sus caderas contra Harry.
—Te… importa… —jadeó.
—Quizá, —le informó suavemente—. Puedo ser muy sensible. Puede que hayas herido mis sentimientos.
Una vez más el malparido se estaba riendo de Harry. Respondió entre dientes. —Sí, claro. Está bien, idiota. Diversión es diversión. Ahora déjame levantarme. Tengo cosas que hacer y lugares a los que ir. No que no haya sido una noche para recordar…
Un aliento a tequila voló contra un lado de su rostro, produciéndole cosquilla en la oreja. —¿Es eso lo que en verdad quieres, pequeño tigre? ¿No te gustan mis atenciones?
Harry tembló cuando el hombre se aplasto aún más cerca esta vez, su rígido miembro frotándose arriba y abajo en el trasero de Harry. »¿No quieres mi calidez contra tu cuerpo?
Sacudió la cabeza, desconfiando de su voz.Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
Arreeeeeee!!!
Adaptacion.... ya entendi xD
El cap. JAJAJAJA que Harry deje de hacerse el rogado y le de a Lou lo que quiere.... ¿Porque es el verdad? xD
JAJAJA me encanto.
Siguela pronto.
Rebe se despide.
Adaptacion.... ya entendi xD
El cap. JAJAJAJA que Harry deje de hacerse el rogado y le de a Lou lo que quiere.... ¿Porque es el verdad? xD
JAJAJA me encanto.
Siguela pronto.
Rebe se despide.
Rebeca.
Re: Pasión (Larry Stylinson)
"Dedos tocaron su cabello, acariciando, enroscándose a través de los rizos. —Tan suave —murmuró el gigante—. Como un gatito."
que alguien me mate! ah JAJAJ, algo asi en el primer capitulo ya es mucho :p
Y viste que quedaba bien así? yo te dije, no están mal los roles invertidos.
Seguila pronto por favor! bye ♥
que alguien me mate! ah JAJAJ, algo asi en el primer capitulo ya es mucho :p
Y viste que quedaba bien así? yo te dije, no están mal los roles invertidos.
Seguila pronto por favor! bye ♥
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
Que forma tan intetesante tiene Louis de decirle a Harry que quiere tener sexo lol
Seguila porque esta genial omg bye liz :3
Seguila porque esta genial omg bye liz :3
ElectricBlue13
Re: Pasión (Larry Stylinson)
hahaha, ta bien:)Rebeca. escribió:Arreeeeeee!!!
Adaptacion.... ya entendi xD
El cap. JAJAJAJA que Harry deje de hacerse el rogado y le de a Lou lo que quiere.... ¿Porque es el verdad? xD
JAJAJA me encanto.
Siguela pronto.
Rebe se despide.
No me awuito si me dices que es traducción.
Que te hace pensar que es el?
Saludos:))
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
Gatito *.* Quede enamorada de eso desde que la leí.Debby escribió:"Dedos tocaron su cabello, acariciando, enroscándose a través de los rizos. —Tan suave —murmuró el gigante—. Como un gatito."
que alguien me mate! ah JAJAJ, algo asi en el primer capitulo ya es mucho :p
Y viste que quedaba bien así? yo te dije, no están mal los roles invertidos.
Seguila pronto por favor! bye ♥
hey el primero aun no se acaba, esa es tan solo una parte.
Bueno si, pero, ya que, así la empece, así la termino.
Saludos
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
hahahaha, siii.ElectricBlue13 escribió:Que forma tan intetesante tiene Louis de decirle a Harry que quiere tener sexo lol
Seguila porque esta genial omg bye liz :3
La sigooo
Invitado
Invitado
Re: Pasión (Larry Stylinson)
(Segunda Parte)
»Ambos sabemos que estas mintiendo, mi gatito párvulo. —Una mano enorme se deslizó entre las piernas de Harry para agarrar el duro bulto allí—. Me deseas ¿Sí?
—No, no lo hago —farfulló Harry. Pero, oh Dios, la sensación de esa enorme mano acariciándolo a través del estirado demin de sus jeans. Era todo lo que podía hacer para no rogar.
La inquisidora mano llegó hasta la cintura y trabajó abriendo el botón de sus jeans. Antes que Harry pudiera hacer algo más que gruñir una protesta sus Levis fueron arrastrados con rudeza hacia abajo. El aire frío se removió sobre sus nalgas desnudas mientras sus jeans se deslizaron por sus largas y fuertes piernas para reposar a sus pies. Quedo allí de pie en su suspensorio.
—Seda —el gigante murmuró aprobándolo—. Sí. Ese eres tú. Es perfecto.
Perfectamente avergonzante, quizá.
Y la tira de seda y elástico se fue con un leve tirón, liberando el hinchado miembro de Harry contra la madera pulida del enorme escritorio. Empezó a girarse, entonces lo pensó mejor, tensándose con el sonido de una hebilla de cinturón siendo abierta. Esto fue seguido del sonido de una cremallera. Harry se quedo paralizado, con la sangre bombeando ensordecedoramente entre sus oídos. Su pene ya estaba lagrimando de excitación.
El gigante dijo algo suave en español, algo que no pudo entender, pero el gruñido aterciopelado de palabras susurrado contra su cabello hizo correr su corazón.
Largos dedos fierros se enrollaron alrededor de su eje. El pulpejo romo y calloso de un pulgar masajeó lentamente la cabeza, tentando un lado y trazando la hendidura cremosa. Harry se mordió la lengua para evitar gemir, pero mientras el borde de ese pulgar frotó el pre-semen, un sonido leve se le escapó. Con las rodillas débiles, agradecido reconoció el fuerte brazo alrededor de su cintura, solo para notar entonces distantemente, que sus manos estaban libres. Buena cosa. Las necesitaba para afianzarse sobre el borde del escritorio.
Dedos firmes se movieron entre sus piernas, explorando el apretado saco y luego moviéndose con más pereza. Una deslizante caricia en su angular cadera y entonces los largos dedos trazaron con lentitud la hendidura del tenso trasero de Harry.
Luego llegó la delicada presión de un grueso dedo en el caliente y rosado agujero del ano de Harry.
—¡Santa Madre! —Dijo el hombre roncamente—. Te sientes a punto, tan listo para mí.
Harry gimió otra vez, temblando. —¡Oh… mierda!
Los dedos lo probaron lentamente, dulcemente. Resbaladizamente. ¿Resbaladizamente? ¿Lubricante? ¿De dónde saco el lubricante? ¿Era algún tipo de Niño Explorador sexual siempre listo o lo encontró en un cajón del escritorio? No era difícil dudarlo en este lugar: tubos de KY dispersos entre las botellas de Wite-Out.
—¿Es una petición? —El hombre presionó sus labios junto a la oreja de Harry. La mano que sostenía el erecto miembro de Harry en su callosa calidez se detuvo—. Porque si no lo es, me detendré ahora mismo. —Aunque la voz no era menos seductora, un tono de fondo de inflexibilidad cortó a través de la neblina de lujuria de Harry—. No tengo deseo de tomar lo que no es verdaderamente deseado.
Harry se giró, mirando fijamente el severo y apuesto rostro viendo la suya propia. El gran pene del hombre estaba anidado, cálido en el valle de su trasero. Su propio eje descansaba confiadamente en el agarre del otro hombre. ¿Y ahora el tipo quería discutirlo? ¡Maldito Jesucristo!
Por supuesto que Harry lo quería. Quería a este hombre con cada fibra de su ser, pero odiaba que lo forzara a admitirlo en voz alta.
El punto débil moral de “Alto, Oscuro y Perverso” estaba a punto de arruinar la maldita cosa. Era parte del juego que Harry jugaba consigo mismo. Se apoyaba en la idea que físicamente estaba siendo forzado, atrapado en contra de sus deseos, sobrepasado por fuerza y voluntad superior a la suya. Necesitaba la pretensión de su sumisión obligada, y este hombre con sus grandes manos y voz de seda, sus besos aterciopelados y fuerza brutal, era el sueño húmedo hecho realidad de Harry. Un hombre que instintivamente sabia que tomaba más que solo un grueso pene para llevarlo al pico del éxtasis sexual.
Pero no si tenían que hablar de ello, ¡Por el amor de Dios!
La cabeza roma del miembro del hombre se frotó contra su agujero, y Harry deliberadamente empujó hacia atrás. La punta del lubricado y grueso pene, se golpeó contra su anillo de apretados y temblorosos músculos. Harry gimió y empujó sus caderas para ganar más del deliciosamente tentador eje. Pero exasperantemente, el gran pene no pasó más allá de los músculos del esfínter.
Labios húmedos rozaron su oreja y trazaron una línea a lo largo de su cuello. —¿Si, gringo?
Las palabras se le escaparon. No puedo evitarlo. —¡Sí! Tú maldito cholo. ¡Sí!
En un largo y fácil golpe, el robusto pene se enterró hasta la base en el tenso cuerpo de Harry. El hombre susurró en la curva de su cuello. — Español. No Mexicano. No Americano. Estas siendo conquistado por un verdadero hijo de España.
—Como si me importara una mierda. —Jadeó Harry con ansiedad—. Sólo jódeme hasta dejarme ciego.
—Sí, mi gatito, sí. Te daré lo que más deseas.
Empujones lentos y fuertes sacudieron los dientes de Harry y golpearon su erección contra el escritorio con un sonido pesado en cada lánguida caricia. Podría haber sollozado ante la consoladora mezcla de dolor y placer.
—Más duro. Dios… más duro… -El eje del extraño era largo, grueso y caliente; Harry parecía sentir cada protuberante y pulsante vena que corría por su superficie. Distantemente se pregunto si el lubricante que el hombre había usado se calentaba al contacto con la piel. Su interior ardía, su entrada quemada y contraída, estirándose para acomodar el pene.
La punta amplia y lisa inesperadamente cambio de ángulo y se raspó contra su próstata. Harry gritó de placer y trató de enterrar su trasero sobre el asta rígida, pero manos poderosas evitaron que se lastimara a sí mismo. En vez de eso, tuvo que contentarse con el lento, cadencioso movimiento de las caderas del extraño y sus controlados empujones.
Harry gimoteó. Si. Esto era. La sensación de ser sobrepasado, dominado.
Otro pase sobre su próstata, envió una carga de electricidad corriendo por su columna. Su aliento se torno irregular.
—Tan…b —Cambió en mitad de la frase—. Más duro —ordenó— ¿Qué, es tu primera vez…? —se tragó las palabras cuando siguió otro profundo empujón, intensificando la quemazón.
Un gruñido bajo vibró por su cuerpo, y Harry tembló con la intensidad de la respuesta de su cuerpo; se sentía como si estuviera teniendo alguna clase de convulsión. Nunca había sentido nada tan intenso como esto. Tan bueno como esto.
Demasiado bueno. Necesitaba terminarlo pronto y alejarse de este hombre. Porque podía volverse adicto a esta clase de elevación sexual.
Pero si lo hacía bien, nunca tendría que volver a verle la cara al sujeto, nunca volvería a ver sus ojos. Harry presionó su rostro contra la madera del escritorio y se entregó al enceguecedor placer del momento, saboreándolo.
Otro profundo empujón hizo que luces brillantes bailaran dentro de sus párpados cerrados. Su piel se sentía cosquillear y demasiado caliente, el escaso cabello de su cuerpo estaba erecto y tenso como su pene. Una apretada corriente subía por sus pelotas y sobre su estirado agujero hacia su columna, y súbitamente su cuerpo estaba vacío. El bastardo se había salido.
Un llanto estrangulado de protesta se escapó de sus labios secos. Pero manos poderosas se cerraron sobre su cintura. Antes que supiera que pasaba, estaba sobre su espalda, en posición supina sobre el escritorio.
—¿Qué demonios…? —Para su gran desmayo, el gran extraño le quito las botas de vaquero y las tiró a un lado, luego tiró de sus jeans el resto del camino hasta abajo.
Golpeó la cabeza del otro hombre, su puño alcanzó la mandíbula sombreada por la barba. Pero su “amante” le dio fin, agarrando su mano y sosteniéndola por encima de la cabeza.
—Maldito hijo de perra —escupió Harry—. ¡No!
Un poderoso cuerpo se posicionó encima del de Harry, y el hombre espero, quieto y tranquilo. Incapaz de resistir el comando silencioso, Harry levantó la vista con lentitud.
Pulgadas aparte, un par de ojos con destellos suaves, color azul miraban con calidez los suyos. Estaban tan cerca que Harry podía ver el anillo de las pupilas negras y las finas líneas negras parecidas a cristal a través del iris. El blanco del ojo era claro, limpio y brillante. Líneas de risa se arrugaban en las esquinas de los párpados. Había pasión, si, pero también inteligencia, y humor y ternura en la mirada. Demasiado. Más que demasiado. Harry desvió la mirada, pero después de un momento regresó a esa mirada enorme y conocedora.
Labios fuertes depositaron besos suaves como seda sobre el mentón y abajo por su mandíbula, luego el hombre murmuró en voz baja y líquida —Oh si, gatito. —Un agudo pellizco ardió en el borde de su mandíbula—. Quiero ver tu rostro retorcerse cuando te tome. Quiero ver esos ojos cínicos voltearse hasta su cerebro cuando te haga correrte. —Una lengua húmeda bailó sobre la boca de Harry, probándolo, sólo para retirarse en el momento en que regresó el toque—. Quiero escuchar tus suaves ronroneos de gatito feliz cuando te haya jodido hasta perder el conocimiento.
Harry se rió temblorosamente. —Hombre, eres un loco hijo de…
Las palabras se le atascaron en la garganta cuando el hombre lamió y luego chupó su manzana de Adán. Harry se escuchó a si mismo lanzar otro de esos sonidos indefensos y suplicantes. La vergüenza cubrió su rostro, y cerró los ojos para bloquear la sonrisa burlona del hombre.
—No, no. Ojos abiertos. —Las roncas palabras hicieron que sus ojos se abrieran de nuevo. Su vientre se tensionó ante el frote del resbaloso pene del gigante contra su agujero, explayado, ansioso y vacío.
El hombre observó el apuesto y absorto rostro del hombre cuando volvió a invadir su trasero. Jadeando y mareado con la velocidad de la llenada, sus ojos se abrieron gigantes para encontrar la mirada seductora del extraño.
Algo en esa brillante y exigente mirada lo hipnotizaba, lo mantenía cautivo tan apretado como su cuerpo era prisionero de la fuerza superior física del hombre. Súbitamente se sintió vulnerablemente desnudo. Desnudo de adentro hacia afuera.
—Hermoso —murmuró el hombre—. Mi pequeño gato encantador travieso. Mi perverso y amoroso gato.
—Cristo, ¿Podrías callarte y hacerlo? —Se arqueó, forzando el pene en su interior a profundizar.
El hombre rotó sus caderas con gran deliberación, clavándose más profundo dentro del canal de Harry. De alguna manera, el ángulo de esas delgadas y musculosas caderas forzó que el apretado anillo de músculos en la entrada de Harry, se abrieran aún más. Fue estirado y refregado una y otra vez. La sensación dual tenía a Harry retorciéndose en el escritorio, llorando de desesperación.
Y el bastardo jodiéndolo tenía las agallas para susurrarle más cosas dulces y calmantes. Como si estuviera cortejándolo.
Una sensación electrizante empezó en la punta del pene de Harry, corrió hacia abajo de su dolorosa longitud, atravesando sus pelotas y disparándose por su columna.
Por un mareante y peligroso momento Harry pensó que o se desmayaría o empezaría a llorar. Ahora eso era nuevo.
Contra su voluntad, Harry se rió, un jadeo sin aliento y aturdido.
Y el otro se inclinó, lamiendo los labios separados de Harry. Su mentón se golpeó contra el de Harry y lamió los labios de su cautivo nuevamente, en silencio, pidiendo permiso para reclamarlos inesperadamente.
Harry se lanzó para sellar sus bocas juntas. El choque de los dientes y el leve sabor a sangre agregó un elemento peligroso y sucio a su beso que nunca debió haber pasado. Lo sabía bien. Cristo. ¡Un beso! Pero nunca volvería a ver al bastardo nuevamente. Así que mejor conseguía todo lo que pudiera del encuentro.
Así que Harry endureció la boca y el beso se tornó duro, rechazando la dulzura que le ofrecía. El otro deslizó su boca en la garganta de Harry, tornando el beso en un saqueo. Y Harry se relajó; esto lo entendía. Se sometió a la lengua ardiente y húmeda que probaba rudamente cada pulgada de su boca, explorando el paladar, dientes y labios, un duelo fácil contra la lengua de Harry.
El escritorio rodó y se deslizó unas cuantas pulgadas en el suelo, mientras los empujones en el cuerpo de Harry crecían más rápidos y frenéticos. Colgando en el borde del clímax, Harry no pudo evitar su quejido de protesta cuando el ritmo cambio abruptamente.
—¿Qué me estás haciendo? Tu maldito hijo d… —Ya estaba incoherente de la frustración.
—Aquí. Aquí estoy. —El otro se escuchaba sin aliento—. ¡Madre Santa, que ruido haces!
El hombre se apartó lo suficiente para mirar los ojos de Harry, comenzando con empujones lentos y sensuales, asegurándose de frotar sobre el dulce e hinchado nudo en el apretado canal de Harry. Este se mordió el labio con fuerza, luchando por controlarse mientras el otro giró contra él, irrevocablemente, luego se retiró muy lentamente hasta que solo la punta de su pene yacía en la entrada del cuerpo de Harry.
Se detuvo por un momento exasperante, luego flexionó sus nalgas, sacudiendo el eje que descansaba en el borde del agujero de Harry. Él contuvo el aliento, arqueando la espalda.
Cuando su coxis golpeó la mesa, su compañero volvió a empujar adentro, repitiendo el agonizante empujón de placer otra vez.
Para el quinto golpe, Harry se estaba retorciendo y maullando como el gatito recién nacido que el hombre lo llamaba para molestarlo. La construcción de la exquisita tensión lo tenía dando golpes, clavándole las uñas al hombre tomando posesión de su cuerpo, y en secreto encantado cuando sus manos fueron capturadas con dureza, sus muñecas forzadas por encima de su cabeza. Ahora en verdad estaba verdaderamente indefenso, capturado en verdad.
—Mírame —ordenó el otro, y Harry obedeció, encontrándose incapaz de liberar su mirada de los hipnóticos ojos del hombre. Supo que su rostro era un libro abierto para este hombre; que cada pensamiento y emoción estaban siendo absorbidos y analizados. Era escalofriante. Nunca se había sentido tan expuesto, tan vulnerable. Quería cerrar los ojos, apartar la vista, pero no podía hacer nada.
Indefenso, miró de vuelta, memorizando las orgullosas y fieras líneas del rostro del hombro: mandíbula cuadrada, los grandes ojos en forma de almendra, la boca llena y sensual, suave piel oliva hecha para tocar, para probar. Mapeó las crestas de una frente arrugada por la concentración y el esfuerzo. Deseaba estirarse y lamer un trayecto en la en la cara del hombre, pasar sus manos por el grueso y desordenado cabello y seguir sus mechones hasta la forma de su nudoso y poderoso cuello.
Si, a pesar del peligro quería recordar a este. De hecho, sospechaba que nunca lo olvidaría, no podría olvidarlo ni aunque intentara. Y quizá la memoria de este rostro haría de esas noches solitarias menos vacías. Esas noches cuando solo eran Harry y su mano.
El ahora familiar zumbido, empezó a formarse en la base de su pene y sus pelotas se recogieron. En algún lugar cerca del fondo de su estómago una temblorosa ola de excitación lo recorrió, corriendo hacia abajo para estrellarse contra las sensaciones creciendo en su miembro.
Las estrellas explotaron en su cabeza, y desde una cautivadora mareante distancia observó como encima de él terminaba con una mueca, los labios llenos tirados hacia atrás en un quejido silencioso cuando sus caderas se detuvieron y su pene terminó dentro de Harry.
Excitado porque el semen de un hombre más grande llenaba su trasero, Harry se arqueó y se contrajo, navegando en la cresta de su propio clímax. Su cuerpo se retorció contra el peso que lo mantenía sujeto, luchando contra el agarre que lo mantenía indefenso, no para ganar su libertad, sino para intensificar el momento. Por primera vez en toda su vida, había sido reducido a completa impotencia, y era tan estimulante como escalofriante. De entre todas sus fantasías, nunca había imaginado que indefenso, en los brazos del hombre correcto, era bueno.
Con los ojos enfocados en el otro nuevamente, el hombre descendió rápidamente y reclamó su boca en una caricia sudorosa y succionante, como si fuera el primer beso de la noche, dejando a Harry sin aliento y mareado para cuando rompieron el contacto. No. Demasiado. Ya estaba empezando a pensar en la siguiente vez, y no podía existir una siguiente vez. Esto no podía volver a repetirse. No nunca, no con este hombre que lo entendía tan bien.
A pesar de su decisión, Harry se sintió abandonado cuando el cálido peso del pene se deslizó fuera de su cuerpo y fue liberado. Escuchó el crujido de la ropa, pequeños sonidos furtivos cuando el otro hombre empezó a vestirse.
Harry solo miró el techo, a los cientos de pequeños puntos en los cuadrados de tejas a prueba de sonido. Ausentemente, empezó a contarlos. Dejar que el otro se vistiera y se fuera primero. No quería tener que mirarlo, mucho menos tener que hablarle.
Quedo impresionado cuando el otro hombre se inclinó para besarlo y presionó suaves palabras contra sus labios; le tomó un momento descifrarlas.
—Enorme, mi gatito, muy enorme. Nunca antes he conocido a ninguno como tú. Demonio y ángel. —Después del calor de su encuentro, el beso fue inesperadamente dulce.
Harry le respondió fieramente, dejando marcas de dientes en el labio inferior del extraño.
El hombre maldijo y alejó a Harry por el cabello. Los ojos celestes, más suaves que seductores ahora, estudió el rostro de Harry críticamente. —Creo que mayormente demonio —declaró—. Toda pasión hirviente y oscura, necesidad enterrada. Podría tener más de ti, otro día. Si quieres.
Ahí estaba. Exactamente lo que temía. Harry abrió la boca, pero las palabras no salían. No podía aceptarlo, y aun así no parecía ser capaz de decir no.
Cuando no dijo nada, su compañero lo liberó tan abruptamente que cayó de nuevo contra el escritorio.
—¡Jesús! —Juró Harry—. Vaya técnica, Romeo.
—Solo porque te gusta así, mi amigo.
Una tarjeta de negocios apareció en la mano del hombre como el truco de un mago. Una tarjeta de presentación. ¿Qué, acaso hace esto para vivir? El hombre la sostuvo entre el pulgar y el índice el papel crema empequeñecido por la mano grande y cuadrada.
Su mirada fue hasta la tarjeta que se movía tentadoramente bajo su nariz; Harry abrió la boca para decir algo sarcástico, pero las palabras no lo abandonaban. Observó como la tarjeta fue depositada con cuidado en el bolsillo de pecho de su camisa abierta.
Por un momento cerró los ojos. ¿Qué daño le hacía ver el contenido de la tarjeta? ¿Un nombre? ¿O quizá solo fuera un lugar donde encontrarse?
El papel era cálido como el hombre. Quemaba a través de la delgada tela sobre el pecho de Harry y marcaba justo a través de éste hasta que alcanzó su corazón. Para cuando había sacado la tarjeta, el extraño ya estaba en la puerta, medio girado para observar la reacción de Harry.
Deliberadamente, Harry ignoro la escritura en el papel, arrugando la tarjeta en su mano. La lanzó hacia la basura junto al escritorio, levemente sorprendido cuando entró, dada la manera en que le temblaba la mano.
La boca del hombre se tensó por un momento, pero no dijo nada. Por el contrario, inclinó un poco la cabeza en aceptación.
—Como desees, gatito.
Toda la cosa era imposible. Incluso aunque Harry quisiera que fuera diferente, que no quería.
El hombre retuvo su mirada por un latido más. Luego le dijo: —Hay un viejo proverbio español. Ojos que no ven. Corazón que no siente.
Pero antes que pudiera hacer nada, el hombre se había ido. La puerta sonó apenas mientras se cerraba, pero Harry se estremeció de cualquier forma.Invitado
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