O W N
¡Conéctate y ven a divertirte con nosotr@s! :)
Si no estás registrado, hazlo y forma parte de nuestra gran comunidad.
¡La administración ha modificado otra vez el foro, y los Invitados ya pueden ver todas las secciones! Aún así, para comentar y crear temas debes tener una cuenta.

Cualquier duda, queja o sugerencia que quieras darle al staff, éste es nuestro facebook: https://www.facebook.com/onlywebnovels

¡IMPORTANTE!, los Mensajes Privados de los Invitados no serán respondidos por la administración. Te esperamos en nuestro facebook (:

Atte: Staff OnlyWns.

Unirse al foro, es rápido y fácil

O W N
¡Conéctate y ven a divertirte con nosotr@s! :)
Si no estás registrado, hazlo y forma parte de nuestra gran comunidad.
¡La administración ha modificado otra vez el foro, y los Invitados ya pueden ver todas las secciones! Aún así, para comentar y crear temas debes tener una cuenta.

Cualquier duda, queja o sugerencia que quieras darle al staff, éste es nuestro facebook: https://www.facebook.com/onlywebnovels

¡IMPORTANTE!, los Mensajes Privados de los Invitados no serán respondidos por la administración. Te esperamos en nuestro facebook (:

Atte: Staff OnlyWns.
O W N
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Conectarse

Recuperar mi contraseña

Últimos temas
» El comienzo (Damon Salvatore & tú)
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyMiér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22

» My dearest
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyLun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick

» Sayonara, friday night
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyLun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick

» in the heart of the circle
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyDom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.

» air nation
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyMiér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.

» life is a box of chocolates
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyMar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon

» —Hot clown shit
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyLun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw

» outoflove.
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyLun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.

» witches of own
You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 EmptyDom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.

novedades

00 . 01 Anuncios del mes febrero.
00 . 02 Actualización del PROTOCOLO, nueva medida obligatoria de avatares.
00 . 03 Remodelación del foro febrero del 2017.
00 . 00 Lorem ipsum dolor sit amet, consectetur adipiscing elit.
administradora
Rumplestiltskin. ϟ Jenn.
miembros del staff
Beta readers
ϟ hypatia.
aka Kate.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ dépayser
aka Lea.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ youngjae
aka .
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Stark.
aka Cande.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Baneo
ϟ Ariel.
aka Dani.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ ceonella.
aka Cami.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Ayuda
ϟ Ritza.
aka Ems.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Charlie.
aka idk.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Limpieza
ϟ Legendary.
aka Steph.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ chihiro
aka Zoe.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Kurisu
aka Teph.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Calore
aka idk.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Eventos
ϟ ego.
aka Kalgh/Charlie.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Asclepio.
aka Gina.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ mieczyslaw
aka Alec.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Tutoriales
ϟ Kida.
aka Ally.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ Spencer.
aka Angy.
MP ϟ Ver perfil.
Equipo de Diseño
ϟ bxmbshell.
aka Mile.
MP ϟ Ver perfil.
ϟ yoongi.
aka Valu.
MP ϟ Ver perfil.
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.

Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.

You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Página 3 de 3. Precedente  1, 2, 3

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por tobias. Sáb 22 Feb 2014, 6:21 pm

síguela, plz.
tobias.
tobias.


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por Gabriela ♥ Sáb 22 Feb 2014, 6:22 pm

Hola perdon que moleste pero necesito chicas para que audicionen pliis! 
mañana cierro audición y doy el prolongo 
https://onlywn.activoforo.com/t75428-nunca-guardes-un-secreto-audiciones-abiertas
Gabriela ♥
avatar


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por C.J. Potter Mar 04 Mar 2014, 11:53 pm




Capítulo 4 


IV

“Por conseguirte, mil y una rosas apreté. Por conservarte, mil y una más abrazaré.”

-Anónimo
________________________________________________________________________


 
[size=14.666666984558105]
 
 
Cuando James regresó a la casa de los Potter ya había anochecido, y Paris había perdido la esperanzas de verlo allí antes de la cena con sus padres. Pero mientras la pelirroja se enfundaba los tacones, él se materializó en la Sala de Estar, aún con el cabello húmedo y la ropa de en la tarde. Llevaba un paquete dorado en la mano.
 
—  ¡Pelirroja! —  Gritó para llamarla, subiendo las escaleras tras no verla en la cocina —. Paris, ¿estás aquí? —  Preguntó una vez en el rellano del primer piso.
 
La Jenkins tomó un bocanada de aire antes de asomarse desde el baño, sintiéndose enrojecer. Tampoco es que pudiera ignorarlo para siempre, pero hacer como si nada luego de lo ocurrido le costaba bastante. Él sonrió al verla, aunque su sonrisa se transformó en una “o” cuando la contempló mejor. Llevaba un ceñido vestido negro de cóctel, junto a unos tacones clásicos, rojos al igual que aquel lápiz de labios, y se había atado la melena rizada en un pulcro moño. Realmente lucía como una mujer madura. Una sexy mujer madura.
 
—  ¿Qué quieres? —  Espetó ella, cruzándose de brazos muy ceñuda. James reaccionó, y le tendió el paquete dorado.
—  ¿Ofrenda de paz? —  Tanteó, usando esa mirada que empleaba cada vez que Paris no quería hacer algo que él le pedía, como cuando necesitaba señuelos para que McGonagall no lo atrapara durante una de sus bromas, o la vez que le rogó que no le contara a su hermano sobre un conveniente balde de pintura que había sobre su puerta.
 
No es como si ella tuviera muchas opciones cuando él ponía “la” cara. Suspiró resignada, y tomó el obsequio con desgana. Entonces notó que era una enorme barra de su chocolate favorito, y su resignación se transformó en felicidad. Sonrió inconscientemente, y James se encontró imitándola; compraría todos los chocolates caros del mundo con tal de verla tener esa reacción otra vez.
 
—  Oh, Potter, eres un tonto, pero sabes cómo convencerme—  murmuró ella, abriendo el paquete y partiendo un pedazo pequeño. Se lo llevó a la boca, y apenas lo degustó soltó un gemido de placer, poniendo los ojos en el cielo. Eso era el paraíso.
 
Aunque del otro lado no lo era tanto. James se había tensado incómodamente, quedando boquiabierto, hasta que Paris volvió a abrir los ojos, y él se vio obligado a recomponerse con rapidez, antes de que ella lo notara.
 
—  ¿Qué puedo decir? Es la práctica—  articuló, carraspeando. Ella sonrió.
—  Ciertamente tienes experiencia en pedirme perdón. Aunque esto no significa que realmente te perdone, ¿sabes? Ni siquiera entendiste lo que te quise decir—  dijo ella encogiéndose de hombros. Luego giró y se encaminó escaleras abajo hacia la cocina, seguida por un estupefacto James.
—  ¿Cómo pretendes que lo entienda si lo dices en códigos? —  Se quejó él, mientras Paris guardaba el chocolate en el refrigerador. La pelirroja suspiró pacientemente, aún de frente a la puerta cerrada del electrodoméstico.
—  Fui bastante clara, Potter. Siempre lo he sido. Eres tú el único que no se da cuenta—  murmuró apesadumbrada. Entonces giró, y estaba nuevamente sonriente. Otra vez, James quedó desorientado.
—  ¿A qué te refieres? ¿Cómo que siempre? Esto es de hace unos días—  dijo él, arrugando la frente en incomprensión, mientras ella taconeaba hacia la Sala de estar —. ¿No es así? ¿Paris? ¡Paris, eh! —  Insistió, echando a trotar para alcanzarla. —  ¿No piensas decirme al menos si esto es por algo de estos últimos días u otra cosa que nunca antes noté?
 
La Jenkins tomó asiento en el sofá, con el teléfono móvil en manos, y le echó a su amigo una ojeada acompañada de una sonrisa de esfinge.
 
—  La ignorancia es felicidad—  citó simplemente—. Además, no está en tu poder solucionarlo. Ya has cometido el error—  explicó, encogiéndose de hombros desinteresadamente, como si de hecho no hubiese estado tres horas llorando por el asunto, hecha un ovillo en un rincón del closet donde las palabras “James  y Paris, amigos por siempre” destacaban. Ya había decidido no intentar nada más; era en vano, él mismo ya había dicho que no significó nada. Incluso cuando luego se mostró tan afectado por su beso, él había cometido el más grande error; ahora la pelirroja necesitaba una buena temporada de normalidad antes de que su ego volviese a reconstruirse.
 
—  Eso no me parece muy justo—  musitó él, ceñudo, haciendo bufar con burla a la muchacha.
—  No seas hipócrita. Ve a cambiarte, tenemos una cena con mi familia—  dijo ella simplemente, tecleando algo en su teléfono. James masculló un “¿yo, hipócrita?” por lo bajo, pero decidió obedecer y subió arriba para cambiarse.
 
Bajó diez minutos después, peinado (bueno, despeinado, pero a su manera, ésa que lo hacía lucir bien), con camisa blanca, jeans negros, y una fina chaqueta de cuero.
 
—  Bien, estoy lis…—  Había comenzado a decir, mientras terminaba de acomodarse el cuello de la camisa, pero cuando se asomó a la Sala de Estar encontró a la pelirroja hablando entre risas desde el teléfono y se detuvo en silencio en el umbral para escuchar, curioso.
 
—  No seas tonto—  dijo ella, de espaldas a él, mientras jugueteaba con uno de los rizos que habían logrado escapar del rodete. James frunció el ceño; ¿«tonto»? ¿Con quién estaba hablando? —  No, no iré. Sí, estaré allí en dos días. —  ¿Allí, dónde? ¿En Francia? ¿Hablaría con Albus, quizás? —. Síp, voy con Potter. —  No, no era Albus. Ella no lo llamaba “Potter” cuando hablaba de él con Albus. De hecho, no sería ni siquiera de la familia, porque los Weasleys ya sabían que viajaban juntos; ¿entonces? —. ¡Pff! ¡Por supuesto que no! Esto… No… Quiero decir… Ugh, quizás. Aha. Sí, puedes imaginártelo. —  ¿Imaginar qué? ¿Quizás qué? ¡¿De qué estaba hablando?! —. Olvídalo, no sucederá. No. ¡En serio!... Bien, puede que al comienzo haya querido, pero ahora… Sí; sí. Exacto. ¿Ahora entiendes por qué no? —  Paris volvió a reír, y la ansiedad de James por saber con quién hablaba creció tanto que llegó a ser dolorosa. Ya de por sí era difícil entender sus palabras -por no decir imposible-, ahora también debía preocuparse por quién era el sujeto a quien ella llamaría antes de cenar con sus padres (teniendo en cuenta lo tenso de la situación) —. No, Gabe, no necesito tus lecciones—  volvió a reír la Jenkins, y eso hizo tensar al Potter. ¿Lecciones? A James sólo se le ocurrían un tipo de lecciones que alguien como Gabe podría darle a su amiga. Uff, y para colmo eso; Gabe. ¿Por qué tenía que llamar al imbécil? Él podía hablar con ella mucho mejor que él —. Exacto. Nada de sexo, aunque te resulte imposible. Ahora, dime, ¿cómo nos veremos si tú estás en Francia? No es como si aparecerse todos los días al otro lado del continente fuese muy agradable. —  Tres cosas: Uno, él estaba hablando de sexo con SU pequeña Paris. Dos, él estaba en Francia. Tres, ellos debían ser más unidos de lo que él recordaba, pues ahora resultaba que ella quería que la fuese a ver a Londres todos los días.
 
Oficialmente, James estaba molesto.
 
Carraspeó la garganta sonoramente, sin ánimos de seguir escuchando, y ella volteó de súbito. La sonrisa de Paris se borró al instante en que vio a James allí parado, de brazos cruzados.
 
—  Huh… Luego te llamo. Sí, adivinaste de nuevo—  murmuró ella, para luego colgar y guardar el móvil en su pequeña cartera. Ofreció a su amigo una sonrisa forzada—. Oh, James, estás listo. Luces genial, ¿vamos ya?
—  ¿De qué hablabas con Gabe? —  Increpó él, sin molestarse en sonar casual. Paris enarcó una ceja.
—  ¿Te importa? —  Atacó ella, cruzándose de brazos al igual que él.
—  Bastante.
—  Cuando te conviene.
—  ¿Qué quieres decir? —  Espetó con ojos entornados, y Paris decidió no hondar el asunto.
—  No es de tu incumbencia saber de qué hablaba con Gabe. Él es mi amigo tanto como tú. Y la próxima abstente de oír mis conversaciones—  pidió, también con ojos entornados. James bufó, pretendiendo que la idea del “tanto como tú” no le molestaba.
—  Es de mi incumbencia si ese cerdo te hablaba de sexo—  replicó, provocando que Paris se sonrojara. ¿Cuánto había oído? Peor aún, ¿cuánto habría entendido?
—  ¿Cuál es el problema en que hablemos de sexo? —  Atajó ella, sagaz. James frunció los labios.
—  Él es hombre. Y los hombres no hablan de sexo con sus amigas. —  Bien, eso era un pésimo fundamento—. Además, parece que quiere verte, ¿no? Puede aprovecharse de ti.
 
A Paris se le encendieron las mejillas como dos bolas de navidad. ¿Cómo podía insinuar que Gabe…? Oh, Potter.
 
—  Lo dice el que anoche lamió mis senos—  repuso ella, molesta por la acusación que el pelinegro había hecho. Fue turno de él para sonrojarse hasta las orejas. No se suponía que ninguno mencionara ese asunto de nuevo.
—  Tú clavaste tus uñas en mi trasero, ¿o no? —  Contraatacó James. Ahora ambos estaban rojos.
—  Touché—  cedió Paris, fingiendo desinterés. —  Pero eso fue en venganza—  excusó, y luego añadió: —  Lo cual me recuerda…—  Caminó hasta estar a centímetros de distancia, y mientras él la observaba con cautela, ella tomó riendas en el asunto y tiró del cuello de su camisa hacia sí, llevando sus labios a la piel sensible de su cuello, besando primero, tensando a James, y luego chupando. Fuerte. Él quedó estático, y cuando Paris se alejó sonriente, llevó una mano al punto todavía mojado.
—  ¿Qué fue eso? —  Articuló, estupefacto. Ella sonrió triunfal.
—  Venganza, por meterte en mis asuntos y escuchar mi conversación. Ya sabes, no tengo tu talento para las bromas, ni puedo golpearte. Así que la próxima vez, ten más cuidado con hacerme enojar—  advirtió, guiñando un ojo con confianza que de hecho no sentía. Y sin decir más tomó su ligero abrigo de pana de un perchero, y caminó hacia la salida tranquilamente.
 
James se quedó observando la abertura, aún estupefacto. ¿Acababa de insinuar que con cada cosa mala que él hiciera, ella se vengaría con un acto erótico dañino? Merlín santo, ¿en qué perversión se habían inmiscuido? Todo estaba patas para arriba…
 
Pero, siendo sinceros, ¿cuándo no era así?
 
Sin decir nada, tragó con fuerza, y se encaminó tras la pelirroja, cerrando la puerta tras de sí.
 
 

***
[size=14.666666984558105]
 
 
La casa de Vanessa era muy parecida a las otras casas en el Valle de Godric. Dos pisos, fachada normanda, chimenea humeante, y un bonito porche lleno de flores; todo parecía estar en su lugar, como una estampa de navidad, como si se tratara de un juego sobre mantener apariencias. Paris conocía tan bien a su hermana, que sabía que de hecho así era.
 
—  ¿Estás segura de esto? —  Preguntó James, viendo la casa desde la ventanilla de su coche, dubitativo. Paris abrió la boca para decir algo, pero luego volvió a cerrarla, para morder su labio inferior; repitió esto otras tres veces antes de tomar una gran bocanada de aire y asentir, poco convencida.
—  De hecho, no lo estoy, pero debo hacerlo—  dijo al fin, casi como un suspiro. El Potter tomó su mano entre las suyas y dio un ligero apretón, olvidando todas las cosas extrañas que habían sucedido entre ellos esos últimos días; Paris lo miró agradecida, ligeramente sorprendida de que recordara aquel gesto que solían hacer de niños y durante la secundaria, usualmente antes de cada partido de quidditch que jugaron juntos.
—  Si quieres marcharte, sólo dilo, ¿de acuerdo? —  Murmuró él, con una sonrisa de aliento que ella recibió con brazos abiertos.
—  Gracias, Potter—  dijo ella sinceramente, y entonces ambos bajaron del auto hacia la cálida noche veraniega del Valle de Godric.
 
Fue James quien debió tocar la puerta, pues Paris estaba demasiado pánicosa como para moverse siquiera. Se limitó a mantener su mano aferrada con demasiada fuerza en torno a la de él, buscando extraer valor de allí. James no se quejó en absoluto, en parte porque quería ayudarla, y en parte porque se sentía realmente bien; aunque no lo admitiría en voz alta jamás.
La puerta se abrió, y tras ella apareció una mujer de edad, con el cabello pelirrojo corto hasta medio cuello muy bien peinado, un collar de perlas haciendo juego con su falda de tubo y su cardigan crema. Tenía grandes ojos verde musgo, cara ligeramente pecosa, y una sonrisa que parecía no envejecer jamás; la señora Jenkins era una Paris versión anciana, que de hecho se mantenía muy bien para sus cincuentas. Su sonrisa se convirtió en una expresión de profunda sorpresa cuando se percató mejor de la pareja frente a ella.
 
—  Oh mi Dios—  farfulló, sin terminar de entender todo.
—  Huh… ¿Madre? —  Articuló Paris, luego de que James le diera otro ligero apretón a su mano. Si no fuera por eso, ella ya habría salido huyendo despavorida.
—  ¿Suzanne Paris? ¿Qué haces aquí? —  Increpó la mujer, con el rostro contrariado y una permanente mueca de estupefacción. Rys frunció los labios apesadumbrada; ¿ni siquiera un “hola”? Habían pasado siete años, ¡siete! Y ellos seguían tratándola como una indeseable mascota… Para colmo usaba su aborrecido primer nombre.
—  Vanessa nos invitó a cenar—  contestó James, a vista de que su amiga había enmudecido. La Sra. Jenkins clavó sus ojos verdes en él, calculadoramente.
—  ¿James Potter? —  Murmuró más incrédula todavía. Entonces un rayo de luz cruzó por su mirada, y esbozó una sonrisa forzada—. Ya lo tengo; van a casarse y quieren nuestra bendición—  asintió, cruzándose de brazos. —  Sí, eso tiene que ser. Pues, si eso es lo que buscan, la verdad no interesa que…
—  ¡NO! —  Exclamaron los dos al unísono, con ojos bien abiertos, soltándose las manos rápidamente. La mujer los miró de nuevo con aquella mirada analítica, como si pudiera ver a través de sus mentes.
—  ¿Qué quieren, entonces? —  Espetó, ceñuda ante la falta de respeto. Paris bufó, y estuvo a punto de voltear e irse, cuando una cabellera rubio-fresa asomó tras el hombro de su madre. El rostro de Nessa se iluminó de inmediato.
—  ¡James! —  Exclamó alegremente, y un segundo más tarde añadió, menos sonriente: —  Paris… ¡Me alegra que hayan podido venir! Muévete madre, ellos deben entrar.
 
Al parecer Nessa seguía teniendo el mismo poder sobre su madre que cuando Rys era niña, pues la Sra. Parker frunció los labios y se quitó del umbral para dejarlos entrar. El vestíbulo era bonito en un estilo fotografía de muestra; una escalera a la izquierda llevaba a un segundo piso, un perchero colgaba en un rincón junto a un sofá rococó, y a la derecha se ubicaba un arco hecho en la misma pared, que desembocaba en la Sala de Estar. En el sofá frente al televisor descansaba el Sr. Parker, y Rys se congeló con sólo verlo.
Sin dudas el hombre ya no estaba en el apogeo de su edad, y su antes reluciente cabello rubio era ahora entrecano, escaseando en la coronilla. Tampoco era tan fornido como lo era en sus cuarentas, pues aunque se mantenía delgado presentaba una ligera joroba propia de la edad… Los únicos que seguían exactamente iguales, eran sus ojos; fieros orbes grises, capaces de desintegrar tu fortaleza con una simple ojeada. Ver sus ojos trajo malos recuerdos a la muchachita pelirroja, quien deliberadamente volvió a tomar la mano de su amigo, absteniéndose a duras penas de esconderse tras su espalda.
 
—  ¿Quién ha llegado, hija? —  Exigió el hombre, mirando sin ver en dirección a los recién llegados—. ¿Puede alguien traerme mis anteojos?
 
La Sra. Parker hizo una mueca de fastidio, y se aproximó hacia un aparador, tomando de uno de sus estantes unas gafas redondas, posándolas con desgana en la mano extendida de su esposo. Paris tragó con fuerza mientras su padre se las colocaba, preparándose para su reacción.
Y entonces llegó. Primero, Robert miró serio el rostro de James, asintiendo en señal de reconocimiento, y luego se fijó en Rys. Se tomó al menos un minuto, en el que nadie dijo nada, hasta finalmente decir:
 
—  ¿Suzanne Paris? ¿Eres tú? —  Parecía bastante afectado, y por unos momentos Rys lo vio pestañear repetidamente como si pensase que todo era una alucinación. Lo que siguió fue aún más shockeante; el Sr. Parker se puso de pie (con cierta dificultad), y caminó hacia su hija, dándole un fuerte abrazo. Realmente, eso no era lo que Paris esperaba, por eso no se explicó por qué aquello le resultaba tan reconfortante.
 
Era bastante triste decirlo, pero lo cierto era que ella jamás había recibido un abrazo de su padre antes. Soltó la mano del anonadado James, y le devolvió el gesto, sonriendo inconscientemente. Casi podría haber llorado, pero eso no sería muy buena idea.
 
—  Eso sí que no me lo esperaba—  murmuró Vanessa, quien estaba parada junto a su madre mirando con estupefacción la escena.
—  Ya te lo he dicho, la enfermedad le afecta el cerebro—  replicó la señora, chasqueando la lengua. James se limitó a mirar a ambas con algo similar a la desaprobación, para luego volver a girarse hacia su amiga y su padre.
 
Él conocía de primera mano la historia de la difícil infancia de Paris y la relación que había llevado con su padre, por eso resultaba tan inverosímil ver cuán feliz la recibía el anciano. Quizás sí tenía algún problema…; quizás alzhéimer.
 
—  Oh, mi niña, he rezado tanto para volver a verte—  dijo el señor, soltando finalmente a la pelirroja, quien no podía más que pestañear repetidas veces e intentar asimilar todo. Robert parecía estar a punto de llorar, al igual que su hija; dos pares de ojos grises llenos de lágrimas era algo conmovedor.
—   Yo… No sé qué decir—  farfulló ella, sacudiendo la cabeza para quitarse la sorpresa de encima. Robert torció la sonrisa.
—  Lo sé. Antes debería pedirte disculpas, por todo—  murmuró el hombre, desviando la mirada. Rys nunca antes había visto a su padre hacer algo así como agachar la cabeza.
 
Nessa carraspeó, hastiada de tanto dulce.
 
—  La cena está casi lista, ¿por qué no nos sentamos todos? Estoy segura de que James y Paris tienen muchas cosas que contar—  dijo con voz fingidamente entusiasta, chocando sus palmas en papel de anfitriona —. Al parecer, todos tienen cosas que contar— añadió luego, por lo bajo, y tan sólo su madre y James la oyeron.
 
Rys asintió tontamente, dándole a su hermana una simple mirada antes de volver a enfrascarse en una conversación con su padre. Y la siguiente media hora se pasó entre disculpas, anécdotas de la secundaria de los visitantes, y noticias de sus últimas desventuras. Paris, una vez superado el shock, lucía más feliz que nunca, sonriéndole incluso a su madre (quien no paraba de soltar comentarios maliciosos); y por consecuente James estaba igual de alegre, pues no había nada que le profesara más felicidad que ver a su pequeña pelirroja contenta. Quizás él no terminara de tener rencores en contra del Sr. Parker, pero si ella decidía perdonarlo así como así, él no tenía mucho que decir al respecto.
 
—  Entonces, ¿vivirán en Londres? —  Cuestionó el señor, degustando su tarta de chocolate. Algo que Paris y James debían reconocer, eran las excelentes dotes culinarias de Vanessa, primero con el pavo y luego con la tarta.
—  Así es. James tiene una habitación de sobra en su departamento, así que me quedaré con él mientras curso la escuela de Aurores—  asintió Paris, comiendo su segundo plato de pastel.
—  ¿Cómo? —  Su padre parecía no comprender algo. Rys le sonrió pacientemente.
—  ¿Qué? —  Robert alternó su mirada desvencijada entre su hija y el pelinegro, como debatiéndose algo.
—  Nada. Creía que tú y Potter eran pareja—  explicó, encogiéndose de hombros y comiendo otro pedazo de delicioso chocolate con mouse.
 
James y Paris se atragantaron al mismo tiempo. Era como la tercera vez en el día que alguien sugería que ellos tenían algo, (lo cual por cierto no estaba tan errado, si es que su seductor coqueteo y furtivos besos significaba tener “algo”).
 
—  Oh, no, no. James y yo sólo somos… Amigos—  aseguró Paris, aunque nadie en la mesa pasó por alto la ligera pausa antes de decir “amigos”, (salvo la pequeña Cecille, que tenía toda la cara manchada de chocolate y comía pastel sin fijarse en la charla).
—  Siempre han sido muy unidos—  afirmó la señora, como si valiera de algo—. Y ambos son de la misma… calaña. Es normal suponer que pueden haber tenido algo.
—  No, nosotros jamás podríamos…—  Comenzó a decir James, hasta que captó la mirada asesina que su amiga le mandaba desde en frente, y corrigió: —  Es decir, no es que no… Uh… Sólo somos amigos.
 
Nessa hizo un ruedo de ojos mientras bebía un sorbo del vino en su copa, aparentemente sin creérselo del todo. Paris sacudió levemente la cabeza, y luego regresó a su plato, sin decir nada más.
 
—  ¿Y cuánto tiempo se quedarán aquí? —  Cuestionó Robert, ubicado en la cabecera, apoyando los antebrazos sobre la mesa.
—  De hecho, nos vamos esta noche—  contestó Rys, y al instante la expresión de su padre se tornó lamentable—. Pero… Puedo venir a visitarlos durante los fines de semana. Puedo aparecerme ya—  asintió con una sonrisa. Eso pareció contentar al señor, aunque no tanto a la señora.
—  No es necesario, Suzanne Paris—  aseguró la mujer, meneando la cabeza.
—  Pero—  se apresuró a acotar Nessa—, si James te acompaña siempre, podrían quedarse en casa de los Potter y así no incordiar a madre. —  Su expresión comunicaba lo poco dispuesta que estaba a aceptar un no como respuesta. Rys miró a James elocuente, haciendo eso de grandes-ojos-grises-de-Bambi.
—  No tengo ningún problema en acompañarla—  cedió el pelinegro. Realmente sí tenía problemas con tener que ver a la familia de Paris todos los fines de semana, pero no podía decirle que no a su amiga. Nunca había sido capaz, menos si lucía tan esperanzada.
—  Entonces está hecho. Pueden volver cuando quieran—  afirmó Robert, sonriendo levemente. Paris seguía preguntándose qué había hecho que su padre se mostrara tan arrepentido y bueno con ella; quizás había tenido una epifanía de la vejez o algo así.
 
 
Para cuando llegó el momento de despedirse, Rys volvió a recibir otro abrazo de su padre, y uno más de la pequeña Cecille, que parecía a punto de dormirse de pie. Vanessa estaba muy ocupada pasándole a James un papelito con su número como para fijarse en ella, y Rys rezó por que su madre fuese mejor abuela de lo que había sido como mamá.
 
Apenas dejaron atrás la casa de Vanessa, comenzaron a hablar.
 
—  No puedo creerlo—  suspiró la chica, soltándose el rodete con alivio, dejando caer sus rizos nuevamente libres en torno a ella.
—  Yo tampoco. La última vez que vi a tu padre…—  James dejó la frase inconclusa, pero su mueca lo decía todo. No había sido muy linda aquella última vez; el mismo día en que se hubieron enterado que su hija era efectivamente rara, con aquella carta de Hogwarts, fue el día en que James y Lily decidieron hablar con sus padres y rescatar a Paris; pero no fue la mejor experiencia ver al señor Parker desquitar su rabia (ya de por sí grande teniendo en cuenta que momentos antes de recibir la carta había encontrado a su esposa en la cama con otro) con su pequeña amiga. No, de hecho fue bastante aterrador.
 
—  Lo sé—  murmuró ella, mirando por su ventanilla hacia la noche estrellada. Vanessa vivía un poco alejada del centro de la ciudad, casi en el campo—. Pero no puedo vivir por siempre en el pasado. Él está arrepentido, y eso es todo lo que importa.
 
James la miró de reojo, mientras conducía tranquilamente por la desierta carretera, como si se debatiera algo.
 
—  No. Todo lo que importa es que seas feliz—  corrigió entonces, con voz suave, regresando su mirada a la calle. Paris fijó en él sus orbes, contemplando sus perfectos rasgos siendo aún más hermosos bajo la casta luz de la luna, emitiendo un suspiro resignado. ¿Por qué debía ser él tan malditamente ideal? Y no sólo por ser hermoso, sino por tener ese don de saber qué cosa decir para contentarla, por cómo saber hacer para entenderla con tan sólo una mirada. Si tan sólo él pudiera comprender todo
—  ¿Eres feliz? —  Inquirió James tras la pequeña pausa, dándole a su amiga otro vistazo, atrapándola mirándolo. Paris apartó la vista hacia la ventanilla, sonrojada, y él regresó la suya a la carretera, con una leve sonrisa jugando en sus labios.
 
—  Yo…—  Rys dudó —. Creo que sí. —  Habló con un hilo de voz, pensando bien su respuesta—. Es decir… He pasado toda mi vida viendo el amor que tus padres les profesaban a ti y a tus hermanos, ansiando alguna vez ser…digna, de ese mismo amor. Nunca me sentí… Merecedora de ser querida—  confesó avergonzada.  James frunció el ceño; ¿digna? ¿Ella se creía indigna? —. Desde niña, todo lo que busqué fue ser querida por mis padres, y ahora… llegar y recibir por primera vez un abrazo de papá, es… Es lo que siempre quise. No importa qué piense mamá, o siquiera mi hermana. He obtenido lo que siempre quise esta noche, y si no soy feliz con esto, no sé con qué podría serlo.
 
—  Lo dices como si quisieras convencerte—  murmuró él, girando en una curva, avistando las primeras casas del centro del Valle de Godric. Las calles estaban iluminadas, y ofrecían un panorama acogedor, del tipo que sólo el hogar podía ofrecer. Paris suspiró.
—  Creo que ya no es tan importante para mí ser querida por mis padres—  admitió, jugando con sus manos—. Tu familia… Ellos son mi familia también ahora. Estar con ustedes me hace feliz… Pero eso tampoco significa que no quiera a mis padres o algo así, por supuesto. Es sólo… —  Vaciló. —  Oh, realmente es complicado.
 
James sonrió, estacionando el coche frente a la casa de los Potter y apagando el motor.
 
—  Si vale de algo, también me hace feliz estar contigo, enana—  dijo él, con una sonrisa hoyuelada de las suyas. Paris no pudo evitar sonrojarse, agradeciendo que la luz fuera tan mala dentro del auto.
 
Bajaron en silencio, y en el mismo silencio se cambiaron las ropas. Ella remplazó el vestido de cóctel por unos jeans y una camiseta negra que enmarcaba “PELIGRO: Pelirroja”, que James le había regalado para su cumpleaños número quince, y que aún le quedaba algo grande, y los tacones por sus converse rojas de siempre. Él simplemente cambió la camisa por una remera y su chaqueta oscura preferida.
Subieron los baúles de nuevo a la cajuela, y con una última mirada nostálgica dejaron atrás el Valle de Godric, metiéndose otra vez en la solitaria carretera.[/size]
C.J. Potter
C.J. Potter


http://keep-dreaming-about-love.tumblr.com/

Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por tobias. Miér 05 Mar 2014, 2:13 pm

omg, gracias, can por subir, srsly llevaba sufriendo demasiado tiempo :c no vuelvas a tardarte tanto plz, dijiste que estaba terminada, deberías subir más seguido You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 1327349762 bc me harías la más feliz del mundo, más que paris.
jodido. bueno. james. potter. es que simplemente su sensualidad quema los ojos, yo sé que entiendes mi deseo por él (?) según mi maestra es sano desear personas You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 1313521601 me pregunto que diría si supiera lo que deseo con james You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 1313521601 sube pronto, plz, plz. ily.
tobias.
tobias.


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por Maria.L Lun 17 Mar 2014, 8:21 pm

Nueva lectora presentándose!!! Me llamo Maria laura y soy de venezuela, quiero decirte que ya he leído varias novelas tuyas y escribes increíble! Siguela pronto :chkt:
Maria.L
Maria.L


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por tobias. Sáb 26 Abr 2014, 12:41 pm

síguela :c
tobias.
tobias.


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por C.J. Potter Sáb 26 Abr 2014, 2:53 pm




Capítulo 5

Parte 1





V
 
“El amor transforma las cosas más bajas y viles en bellas, excelsas.”
-William Shakespeare; Sueño de una noche de verano.

____________________________________
 
 
 
—  Otra vez viajando—  murmuró Paris, arrugando la nariz mientras ojeaba el contenido que había metido en su pequeña cajita. Había tomado un par de las pertenencias que había dejado en su habitación al irse a Hogwarts.
—  Sabes que simplemente puedes aparecerte allí y ya—  dijo él, dando pequeñas miradas en dirección a la caja, curioso.
 
Las primeras luces de la mañana penetraban por los vidrios del automóvil, iluminando el camino con sus bellas tonalidades rosadas, anaranjadas, violetas y lilas, creando un extraño popurrí astral. A Paris le gustaba ver el amanecer, pero en aquellos momentos estaba demasiado ocupada en buscar algo en qué entretenerse como para mirarlo.
 
—  Comienzo a creer que quieres deshacerte de mí—  replicó ella, alzando una fotografía de cuando ella y Lily fueron al Baile de Invierno durante el Torneo de los Tres magos. Aquella vez las triunfadoras fueron las francesas, pero poco importó, pues ella había podido dar su primer beso real, y con James, como si fuera poco.
—  Jamás —  aseguró él, sonriendo divertido.
—  Mira esta foto. ¿Recuerdas el baile? —  James apartó la mirada unos segundos para cumplir sus indicaciones, alzando las cejas al encontrarse con el recuerdo de la Paris niña, con el cabello alborotado y siendo toda piernas.
—  Cómo olvidarlo—  contestó al fin, volviendo a fijarse en la carretera. Rememoró el evento; por ese entonces tenía dieciséis, y salía con Bárbara Finnegan, además de ser su primer año como capitán del equipo de quidditch y la vez que ganaron tanto la Copa de las Casas como la Copa de Quidditch. Sí, su mejor año.
—  Allí me diste mi primer beso real—  comentó Rys, cambiando a otra foto, de él y ella más pequeños.
 
Hubo un pequeño desperfecto en la conducción de James, pues estuvo a punto de pisar banquina y meterse en un accidente estúpido. Para cuando restableció la dirección, su amiga lo miraba con una ceja alzada, escéptica.
 
—  ¿Ése fue tu primer beso real? —  Soltó el ojimiel, estupefacto. Rys se sintió enrojecer.
—  Sí, lo fue.
—  ¡Merlín! ¿Qué todas tus primeras veces fueron realmente conmigo? —  escupió, sonando bastante afectado. Rys carraspeó.
—  Todas hasta ahora—  afirmó, rascándose la nuca incómodamente—. Me alegra que recuerdes con tanto cariño mi primer beso—  añadió luego, más irónica. Él suspiró pesadamente.
—  No es eso… Sólo…
—  Sí, ya sé. Te sientes un imbécil por robarme esas primeras veces—  interrumpió ella, citando sus palabras y haciendo una fea copia de su voz. James le lanzó un vistazo; ¿acaso en serio repetía tanto las mismas palabras? —. Pues de hecho, yo te las di, tú no me las robaste.
 
Silencio. La música del estéreo sonaba de fondo, lo suficientemente bajo como para que no se distinguiera la letra; sonaba como un tema de los Merlinianos, pero ambos estaban tan tensos que era como si no sonara música en absoluto.
 
—  ¿Tú quisiste que sucediera? —  Cuestionó con voz más calma de lo que sentía. Paris tragó con fuerza, asustándose de lo lejos que ella misma había llegado.
—  ¿Y qué si sí lo quise? —  Decidió responder a la defensiva, cruzándose de brazos y frunciendo el ceño. James no supo bien cómo tomar esa respuesta.
—  Paris…—  Comenzó a decir, con aquel tono bajo y suave que siempre usaba cuando daba una mala noticia o una perorata. Rys gruñó, así que él decidió callarse.
—  ¿Cuál es el problema ahora, James? —  Espetó, sintiéndose seriamente irritada. Quizás lo que necesitaba era dormir un poco.
—  Pelirroja, las cosas ya son suficientemente raras entre nosotros—  murmuró, vacilante, como si no supiera si debía hablar del asunto o no —. Creo que no deberíamos agregarle más.
 
Cuando terminó de hablar, James mantuvo la vista en la carretera, aguardando cautelosamente la reacción de su usualmente temperamental amiga. Paris, por su parte, sólo fruncía los labios y miraba el vacío; estaba tremendamente frustrada.
 
—  Haces que todo parezca tan complicado—  musitó en queja finalmente, cruzándose de brazos—. Si estoy en ropa interior, si intento coquetearte, si te abrazo demasiado, si estoy con otros chicos, si mis primeras veces fueron contigo, si nos besamos, si esto, si lo otro—  enumeró cansinamente, obligando a James a abrir los ojos de par en par; ¿había dicho “intento coquetearte”? —. Potter, ¿por qué acomplejas cosas tan normales? Ya te he dicho que somos un hombre y una mujer adultos, y por si no te has dado cuenta ya soy lo suficientemente mayor y madura como para decidir qué quiero y qué no. No puedes estar todo el rato alejándome—  determinó, ceñuda. Él bufó.
—  Paris, ¿estás escuchando lo que dices?
 
Eso pareció crispar todavía más a la pelirroja, quien dejó la caja de madera a sus pies, y luego giró el torso para mirarlo fijo.
 
—  Absolutamente.
 
James tomó una profunda bocanada, como si el asunto lo superara.
 
—  Merlín, he lidiado con dragones más sencillos—  murmuró entre dientes, deteniéndose un poco para seguir el paso del camión que iba frente a él en el carril. Podría rebasarlo, pero tendría que estar concentrado para eso, y con su mejor amiga hablando de semejantes cosas era difícil focalizarse en nada.
—  Sí, yo he tratado con lechuzas más observadoras—  gruñó ella, sardónica. A decir verdad, James no entendió, pero decidió pasarlo por alto.
—  Enana, sin dar más rodeos, ¿a dónde quieres llegar? —  Lo mejor era acabar allí, antes de que la cosa llegara a mayores. Conocía a Paris; desde pequeña fue terca y caprichosa, y para calmar su tozudez todo lo que debías hacer era darle lo que quería. Eso, o enfrentarte a una obstinada pelirroja enfurruñada.
 
—  Nada, James, nada—  escupió ella en respuesta, gruñendo indignada y girando para mirar por la ventana. Aparentemente la conversación había finalizado, y él seguía sin saber  qué le sucedía. Torció el gesto, también molesto; ¿desde cuándo ella hacía lo mismo que su madre hacía cuando se enojaba? Eso de decir “nada” y mantenerse en silencio, que es muchísimo peor que los gritos. Pff, mujeres.
 
Se amargó aún más; sí, definitivamente ella ya era una mujer.
 
 
***
 
Pasaron dos horas hasta que Paris volvió a hablar, y fue para decir que tenía hambre.
 
—  ¿Cuánto falta para llegar a… a dónde sea que haya que llegar? —  Cuestionó con voz neutra, flaqueando un poco—. Tengo hambre. Comería diez platos de huevos revueltos con tocino…Mm… Gofres, tortitas, jarabe de chocolate… —  Fantaseó semiconsciente, poniendo los ojos en blanco del deleite con sólo imaginarlo. James rió.
—  Faltan unos minutos para llegar al próximo pueblo, y sólo dos horas más para llegar a Gollum.
 
Paris torció el gesto.
 
—  ¿Duendes? —  Adivinó.
—  Exacto. Tienen una especie de… aeropuerto, o astillero, o mezcla de ambas, para los magos o squibs que viajan por tierra—  explicó, y mientras lo hacían avistaron el cartel de “bienvenidos a Boringville” a un lado de la carretera.
—  ¿Boringville? No me gustaría vivir aquí—  bisbiseó Paris, chasqueando la lengua —. Entonces, ¿viajaremos hasta Francia en un…avión submarino, o barco volador?
—  Barco volador.
—  Genial.
 
El pueblo sureño era incluso más pequeño que el Valle de Godric. En la calle principal había un motel, una tienda de curiosidades, una estación de servicio, el Ayuntamiento, una bonita iglesia de arquitectura normanda, y una cafetería, donde James aparcó sin pensarlo. Fue refrescante poder estirar las piernas, especialmente luego de pasar toda la noche dentro de un auto.
Entraron al local en silencio, y con la misma aptitud tomaron asiento, en una mesa junto a la ventana. El lugar era bonito al estilo anticuado, con un mostrador de piedra, mesas de madera oscura, techo abovedado con un  par de arañas miniaturas colgando. Una rócola de los setenta era lo único que no parecía combinar con el ambiente inglés de época.
 
—  Yanquis. Llegan a todos lados—  comentó Paris con mirada entornada, refiriéndose al artefacto. James sonrió divertido.
—  ¿Ahora vuelves a hablarme?
—  Quizás. No malgastes el momento—  replicó la ojigris, pero no siguieron hablando, pues una mesera enfundada en un conjunto rojo de delantal se acercó a tomar el pedido.
 
Algo que Paris siempre odió y que, además, siempre le sucedió, era la atención extra que las empleadas (especialmente las camareras) de los lugares a los que concurría solían darle a James, como para no mostrarse tan desesperadas y encima agrandar su enorme ego.
 
—  ¿Qué van a pedir? —  Cuestionó, con la punta de su lapicera preparada sobre su bloc de notas, guiñando un ojo en dirección a James. La muchacha era bonita; rubia (probablemente teñida), ojos verdes como los de Lily, buen cuerpo, y no debía pasar los veinte, aunque tenía profundos surcos en sus mejillas bajo el pómulo, delatando que era fumadora compulsiva. James le dedicó una sonrisa encantadora, que hizo que la seguramente experimentada mujer se ruborizara. Paris bufó.
 
—  Yo pediré huevos, tocino, y un par de tortitas con jarabe. Ah, y una malteada de chocolate, por favor. Gracias—  dijo Paris, con una sonrisita irónica. La mujer dejó de mirar a James para alzar las cejas en dirección a la pelirroja, como diciendo “¿es posible comer tanto?”. La Jenkins estuvo tentada a mostrarle la lengua.
—  Lo mismo—  coincidió James—, pero con café en lugar de malteada.
—  Oh, no—  detuvo Paris, antes de que la mesera terminara de anotar. La rubia la miró con una ceja entornada, al parecer sin creer que ella quisiera dominar al perfecto Adonis — .Tú manejaste demasiado, debes dormir. Nada de cafeína para ti—  dictaminó la muchachita, cruzándose de brazos con determinación. James la miró divertido.
—  ¿Preocupada por mí, enana? —  Burló, con una sonrisa torcida.
—  Alguien tiene que cuidarte a ti—  dijo simplemente, encogiéndose de hombros. Luego, mirando a la empleada, añadió: —  Tráigale un jugo. De manzana.
 
Al parecer la mujer no estaba muy de acuerdo con el asunto de Paris quitándole la atención restante del pelinegro, ni tampoco de haberla visto cambiando su menú, porque le ofreció un ruedo de ojos y simplemente se marchó. La pelirroja se repitió cinco veces que ella era una simple muggle en busca de algo de diversión, antes de finalmente dejar de intentar buscar su varita.
 
—  Alquilemos una habitación en el motel luego de comer—  dijo entonces, girándose a su amigo. James pareció sorprendido los primeros instantes, hasta que se dio cuenta de que ella lo decía porque debían dormir, de dormir en serio.
—  Claro—  asintió, desviando la mirada, avergonzado por el rumbo que habían tomado sus pensamientos. ¿Cómo había podido siquiera malinterpretar el mensaje? Ese asunto de Paris confundiéndolo le estaba afectando.
 
Durante la comida trataron de no tocar el tema de… bueno, de la palabra “nosotros”, decididos a pasar un rato de normalidad. El problema fue cuando se dirigieron hacia el motel, y la mujer que atendía la pequeña recepción les dijo que sólo le quedaba una habitación, y con una cama matrimonial nada más.
 
—  ¿No hay nada más? —  Insistió él, echándose un poco desesperado sobre el mostrador de madera. La anciana que atendía la recepción, una mujer regordeta de cabellos anaranjados atados en un moño raro y con exceso de maquillaje, frunció el ceño evidentemente molesta.
—  Ya le he dicho dos veces que no. Sólo hay dos habitaciones, y una está ocupada. No suelen venir muchos turistas—  masculló irritada, acomodándose sobre el puente de la nariz sus gafas de culo de botella.
—  James, cálmate—  murmuró Paris, posando una mano en su brazo para que desistiera. Eso sólo logró tensarlo más.
—  Creo que necesito dormir—  bisbiseó, suspirando resignado, rastrillándose el cabello y echándose para atrás. La Jenkins chasqueó la lengua.
—  Disculpe, señora, tomaremos la habitación—  dijo ella, dejando un par de billetes sobre la mesa. La mujer hizo un gesto con la nariz, como recelosa, pero tomó el dinero y les tendió unas llaves plateadas.
—  A la derecha—  indicó castamente.
 
Fue la pelirroja la que se encargó de salir del vestíbulo y caminar hasta la habitación alquilada. Era uno de esos moteles donde las habitaciones estaban separadas, y se accedía por afuera. Aquel paradero era un edificio pintado de blanco, de fachada normanda como todo el lugar, con una sala principal (el vestíbulo), y dos añadiduras de dormitorios, uno a la izquierda y otro a la derecha.
Abrió la puerta, seguida por un silencioso James, y tuvo que suspirar. Era un espacio pequeño, con aires fríos como todo motel. Había un pequeño baño de losa blanca, un sofá pequeño frente a una vieja televisión que debía de tener apenas dos canales, y finalmente, allí, como una invitación tentadora, había una cama doble de edredón azul marino y respaldo de madera. La muchacha se mordió el labio inferior antes de entrar, y James contuvo un grito exasperado, cerrando la puerta tras de sí.
 
Hubo silencio, hasta que la pelirroja se acercó al sofá y dejó su bolso de mano, carraspeando incómodamente.
 
—  Creo que tomaré una ducha. Puedes… Um… Puedes ir acostándote si quieres—  titubeó nerviosamente hasta que vio que la atención del ojimiel no estaba en ella, entonces añadió: —  A menos que también quieras darte un baño, en tal caso puedes ducharte tú, o podemos ducharnos juntos. ¿Qué dices? —  Insertó una sonrisa pícara al final, y eso bastó para llamar la atención de James, quien por unos instantes pareció estar a punto de tener un ataque cardiaco.
—  Paris, debes dejar de jugar conmigo, en serio—  dijo, rastrillándose el cabello nuevamente. Solía hacerlo cuando estaba nervioso.
—  ¿O sino qué? —  Desafió ella, enarcando una ceja. Él suspiró.
—  Enana, no quiero hacerte daño, y si me involucro contigo es todo lo que lograré. De veras, comienzas a afectar mi cordura con tus juegos—  farfulló, caminando hasta la cama y tomando asiento en el borde. Paris dio un respingo.
—  Tú no puedes hacerme daño, James—  dijo con gracia, aunque por dentro estaba algo así como temblando. Claro que podía herirla, pero ya lo había hecho toda la vida sin darse cuenta, saliendo con una chica diferente cada semana, tratándola como a su hermanita, así que daba igual—. Para dañarme debería haber sentimientos de por medio, ¿no crees? — Añadió fingiendo parecer confiada de sí, abriendo su bolso y sacando un par de prendas.
—  Paris, no tienes idea de cómo funciona—  murmuró él simplemente, quitándose los zapatos y luego el pulóver.
—  ¿Insinúas que soy inexperimentada? —  Punzó ella, frunciendo el ceño y poniendo los brazos en jarra, aparentemente ofendida. Él la miró sobre el hombro con una sonrisa torcida, y luego se deshizo de su remera, quedando desnudo de las caderas para arriba. Paris se sonrojó inevitablemente al contemplar su espalda, torneada y marcada como todo un maldito modelo de ropa interior.
 
—  No lo insinúo, lo sé—  contestó finalmente, poniéndose de pie para doblar su ropa y dejarla sobre el sofá, junto al bolso de la pelirroja. Rys sintió su perfume llegar a ella como una onda expansiva, llenando cada recoveco de la pequeña habitación; contuvo un suspiro mordiéndose el labio inferior. ¿Por qué todo en él debía ser tan perfecto y atractivo?
—  Dame algo de crédito, James. Sé diferenciar sentimientos de sexo—  dijo, manteniéndose lo más firme que pudo, aún con pose indignada. Él la miró sorprendido.
—  Merlín santo Paris, ¿acabas de mencionar sexo? —  Soltó estupefacto, rastrillándose el cabello nerviosamente. Ella se encogió de hombros.
—  Lo he hecho—  reafirmó decidida, desafiándolo con la mirada. Mientras sus ojos no bajaran hasta los duros abdominales de James, ella podría mantener esa pose.
—  Pelirroja, lo digo en serio—  insistió, incómodo con tan solo discutir del asunto.
—  Yo también. Tú estás tratándome de inexperta. Crees que si te acuestas conmigo yo terminaré enamorándome de ti, y arruinando nuestra amistad. Pues no, realmente eso no sucederá—  musitó ella, pensando para sus adentros un ‘no sucederá porque ya sucedió, hace como siete años’, algo que por supuesto no dijo. Él la miró en silencio, analizándola; ¿cómo sabía que eso era exactamente lo que le ocurría? Bueno, eso y el asunto de que luego su relación no sería igual.
 
Repasando, ¿cuántos días habían pasado desde el regreso de James? Cinco. Y en cinco días ya estaban así de mal. Demonios, ese asunto de ser mejores amigos adultos se les daba fatal.
 
—  Entonces lo que tú quieres es acostarte conmigo—  razonó él, alzando una ceja incrédulo. Paris ladeó la cabeza, y si ignorabas su profundo rubor podías pensar que sabía con qué estaba tratando.
—  Quizás. Quizás quiera acostarme contigo y comprobar si eres tan bueno como todas dicen, —  asintió, encogiéndose de hombros. Fue bastante shockeante para James que Paris lo admitiera—. O quizás sólo tengo curiosidad. O incluso puede que esté poniéndote a prueba. Pueden ser montones de cosas, James. Demuéstrame qué tan experto eres con las chicas y dime qué es lo que quiero. —  Algo que él siempre adoró de Paris, es que ella siempre fue la única chica capaz de confundirlo y darle trabajo difícil; usualmente las chicas corrían para estar con James, pero ella siempre fue muy indiferente en ese sentido… Ella era diferente.
 
El Potter sonrió lobunamente, aceptando el desafío. Pensó bien antes de responder.
 
—  Yo creo… Que tú no sabes lo que quieres—  respondió finalmente, y esta vez fue él quien sorprendió a Paris. ¿Cómo es que se dio cuenta? —. Pero sigues buscando que te reconozca como mujer, y mueres por recibir ese tipo de atención de mi parte. ¿Estoy acertando?
 
Paris frunció los labios, sin gustarle en absoluto que él pudiera leerla tan fácilmente. Merlín, ¿tan sencillo era darse cuenta?
 
—  Realmente eres un experto en esto, Potter—  replicó entonces, rodando los ojos deliberadamente. Él sonrió más ampliamente, complacido.
—  Lo soy—  afirmó, rastrillándose el cabello. Tenía una seria manía con eso. —  ¿Entonces ya puedo dormir?
 
Ella lo miró incrédula. ¿Qué? ¿Ya? ¿Así lo dejaba? ¿Ni siquiera un “lo siento, no me interesa”? ¿No diría nada? ¿¡Acaso la trataba como una niña!? No podía decirle “ah, vale, quieres sexo conmigo, pero ahora mismo estoy muy cansado para esto, ¿hablamos mañana?”. Paris soltó un gruñido de indignación, y tomó la toalla más cercana, golpeando a James con el hombro al pasar. Se oyó un portazo, y luego la ducha.
El Potter miró la puerta boquiabierto, nuevamente sin comprender qué pasaba por la mente de su amiga. ¿Y ahora qué había hecho mal? ¿Qué esperaba? ¿Qué se lanzara sobre ella y tuvieran sexo duro sobre el sofá? La imagen se formó juguetonamente en su mente, y tuvo que sacudir la cabeza para despejarse. Merlín, necesitaba dormir.
 
Caminó hasta la cama, se desabrochó los jeans, y luego se metió bajo las mantas con olor a limón. Si se dormía antes de que Paris saliera de la ducha, mucho mejor; no imaginaba poder dormir si la tenía al lado. Cerró los ojos, y en menos de un minuto se sumió en la bruma del sueño, con el caer del agua de la ducha haciendo eco en su cabeza.
C.J. Potter
C.J. Potter


http://keep-dreaming-about-love.tumblr.com/

Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por C.J. Potter Sáb 26 Abr 2014, 2:58 pm

¡Holanda, queridas mundanas!


Sé que: 1) no subo hace meses, 2) esta novela no tiene muchas lectoras, y 3) el cuadrado de una hipotenusa es igual a la suma del cuadrado de sus catetos  You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 3498867727


Pero en fin, no voy a dejar la novela archivada, y de verdad aprecio mucho todos los comentarios que dejan <3 (muero de risa con algunos, btw)




So, espero que les guste el cap. O bueno, la primera parte de él. Si hay comentarios, mañana actualizo  You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 2278276204  Sino, bueno, cuando haya  :-w-: 


Besos chicas! Que los nazgûl no las persigan!(:
C.J. Potter
C.J. Potter


http://keep-dreaming-about-love.tumblr.com/

Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por tobias. Sáb 26 Abr 2014, 4:14 pm

tus vacaciones duran demasiado.l. amé el capítulo, fue hermoso, amo que james sea tan indiferente y paris tan obstinada, idk, me gusta. PERO POR LA PUTISIMA MADRE QUE YA TENGAN SEXO DE UNA VEZ, ambos lo desean, quieren tener sexo, así que deberían tenerlo y tú deberías hacer que lo tengan.l. espero algo bueno del siguiente cap bc ya comienzo a desesperarme, demasiado drama y nada de acción, ¡no es justo! bai.
tobias.
tobias.


Volver arriba Ir abajo

You gonna love me [James S. Potter & Tú]  - Página 3 Empty Re: You gonna love me [James S. Potter & Tú]

Mensaje por Contenido patrocinado

Contenido patrocinado



Volver arriba Ir abajo

Página 3 de 3. Precedente  1, 2, 3

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Volver arriba

- Temas similares

Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.