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Sin Salida || Inscripciones Abiertas
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Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
Quiero ver la ficha para dejar mi audicion
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Última edición por vicstyles el Dom 17 Nov 2013, 6:43 pm, editado 1 vez
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Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
Louis y Polly
Chico: Louis Tomlinson
Nombre de PJ: Polly Tyland
Representante de tu PJ: Cara Delevingne
Spoiler Fic de tu autoria:
- i will survive|n.c:
Mis ojos no tenían ganas de abrirse, pero luego de una lucha interna ordené que lo hicieran. Desde la cama miré hacia la ventana aún debajo de mis sabanas. Las cortinas estaban quietas, y apenas podía ver lo que había detrás de ellas.
Luego de un placentero desperezo me levanté. Caminé descalza hasta llegar al baño. Abrí las canillas de la ducha y cuando el agua estuvo templada me puse debajo de ella cerrando mis ojos, dejándola correr por todo mi cuerpo. Tenía muchas ganas de que este baño fuera muy extenso, me hubiese encantado llenar la bañera de sales y reposar un rato en ella, pero no, hoy no podía ser.
Había pasado un largo rato, nose cuanto, había perdido la noción del tiempo por lo cual decidí cerrar las canillas y terminar con mi baño matinal. Mi pelo chorreaba agua, por eso, fue lo primero que envolví en una toalla, luego utilicé otra alrededor de mi cuerpo y salí nuevamente a la habitación dejando un camino de agua por donde pisaba.
Cuando mi cuerpo estuvo totalmente seco puse en él la ropa interior de color blanco, camine hacia mi guardarropas y de él saqué, una camisa blanca, holgada, de una fina tela que dejaba ver un poco lo que había debajo. Luego de colocármela dejando tres botones desabrochados, seguí husmeando hasta encontrar una corta falda color dorado la cual me coloqué antes de mirarme en el espejo.
Di vuelta hacia un lado, hacia el otro, de frente, y como pude girando mi cabeza observé por detrás. Me veía bien, la camisa lucia sexy y la falda pegada al cuerpo me quedaba fenomenal. Fui hasta el estante de los zapatos y me puse unos de mis favoritos. Esos zapatos me enamoraron cuando los vi, si, ese sí que fue amor a primera vista. Esta sería la segunda vez que los usaría, son para ocasiones especiales y no combinan con cualquier cosa, no. Eran de un dorado brillante casi en su totalidad, excepto en el fino taco y la plataforma en punta redonda, si me hubiesen dicho que eran de oro, lo hubiese creído, aunque por el precio deberían tener algo de oro. Recordé que tenía un sobre dorado y lo busqué hasta que al fin lo encontré, era difícil encontrar algo allí adentro por más que estuviera todo perfectamente organizado. Ese guardarropas de ensueño era casi del tamaño de la suite que papá me había conseguido, y sí, la suite era grande.
Fui al baño en busca de maquillaje. Coloqué apenas un poco de rubor, delineé mis ojos con lápiz negro, una fina línea por debajo y la de los párpados más gruesa. El negro resaltaba muchísimo el celeste de mis ojos, mascara de pestañas negra por supuesto, terminando con mis ojos. Ahora sí, labial, escogí uno color durazno, bien suave, solo para dar brillo.
Encendí el secador a toda potencia logrando que muy rápido cumpliera con mi objetivo. La verdad era que nunca fui buena para peinarme, por eso iba al salón de belleza o le pedía a alguna de mis amigas, pero hoy no tenía esa opción. Pensaba llevarme a dos de mis amigas para pasarla bien, pero ya tenían planes para estas fiestas, nunca había viajado sola, o si lo había hecho pero en avión, el viaje es más corto ¿Qué haría en el crucero? No me lo había preguntado hasta el momento. Probablemente habría chicas y chicos rondando mi edad para sociabilizar, rogué al cielo que así fuera. Esta sería la primera vez que viajaría en crucero un trayecto tan largo y sola, todo va a estar bien, si, mente optimista.
Planché mi pelo hasta dejarlo completamente lacio y sedoso, era lo único que sabía hacer, pasarme la plancha, y con suerte que esta vez no me quemé.
Salí hacia el balcón para dar una última mirada a esa hermosa vista –Ya volveré Londres- pensé en voz alta volviendo a entrar en busca de mis valijas. La vista de mi suite desordenada y rastros de agua por el piso fue lo último que vi antes de cerrar la puerta ya fuera de mi habitación.
{…}
La vista del puerto era hermosa, había muchísimas personas abordando mientras otras desde abajo saludaban a parientes o amigos y otras simplemente venían a ver desde afuera el crucero. Me sentí un poco mal viendo tanta gente dándole afecto a quienes se iban y yo sola, subía con mis dos valijas. Luego de que entregué mi boleto, un joven empleado me llevó hacia mi camarote. Era un bello día pero el viento soplaba fuerte en la costa, lo que hacía que mi cabello rubio volase de aquí para allá.
-Señorita, adelante por favor- Habló aquel muchacho cediéndome el paso y entrando tras de mí para dejar las valijas. -¿Desea algo más?- Me entregó las llaves.
-No gracias, puede retirarse- Dije sin siquiera mirarlo, no noté el momento en el cual quedé sola en aquel lugar. Estaba maravillada, realmente era de lujo. Tenía una cama de dos plazas solo para mí. Sillón de dos cuerpos frente a un televisor que muy probablemente no utilizaría, una mesa de vidrio con dos sillas a tono, un armario de madera rústica. Luces dicroicas, de esas que están pegadas al techo, una ventana redonda tras cortinas color marfil que daba una hermosa vista al mar y todo ambientado en un tono beige, clásico y moderno a la vez. Entré al baño, era perfecto, con todas las comodidades, bañera con ducha e hidromasajes, inodoro, pileta en mesada de mármol color claro. Un ambiente blanco y relajante. Mi padre realmente me conocía y sabía mis gustos, esto era perfecto para mí. Me tiré sobre la cama mirando al techo, ya decidiría que haría después.
Invitado
Invitado
Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
Charlie y Niall
Chico: Niall Horan
Nombre de PJ: Charlotte Roselyn Harlen
Representante de tu PJ: Lily Collins
Spoiler Fic de tu autoria:
- Padres Solteros:
- Capítulo 3
► By; Priscilla.-
[/color][/font][/color]
Posiblemente esto no iba a funcionar. Por mas que siguiera intentado, no podía encontrar el atuendo adecuado para mi primer día de trabajo, y realmente quería dar una buena impresión. No podían permitir que me echaran al segundo día como mi anterior trabajo.
Los Horan eran una familia bien, tenían dinero de sobra... Su casa extremadamente grande y el monto que me iban a pagar por ser la niñera del pequeño Elliot lo demostraban. Y si no necesitara ese dinero para pagar las cuentas que ya tenia en rojo de tantos meses adeudados, y sobretodo, poder cómprame la cámara fotográfica que necesitaba para mi curso, no hubiese aceptado.
Necesitaba lucir acorde... A la situación, y a la mujer que me había contratado. Estirada, elegante, sofistica, y todo lo contrario a mi.
El vestido color crema ajustado a la cintura con una fina cinta negra no estaban a la altura de la rubia alta de hermosa sonrisa que me había citado para revisar los últimos detalles.
Suspire resignada, y me puse unas bailarías a juego que me había regalado mi padre la Navidad pasada, intentando convencerme a mi misma sobre que eso era lo mejor que podía hacer.
Arrastre mis pies hasta la cocina para prepararme una buena taza de café. A pesar que había insistido, Allison, una de mi mejores amigas y compañera, me había obligado a salir la noche anterior con la intención de festejar mi nuevo trabajo, y como buena obstinada que era, había aceptado a pagarme todo lo que yo consumiera si salía con ella.
Ahora, mis parpados pesaban y reclamaban una buena dosis de café con urgencia, aunque posiblemente deberia estar almozando en este momento.
Una vez lista, tome mi bolso, y salí disparaba de mi pequeño departamento, del cual pronto me echarían sino conseguía pagar la deuda a final de mes.
-¡Sam!-soltó el portero cuando llegue a la planta baja, luego de bajar tres piso por las escaleras gracias a mi fobia inexplicable a los ascensores.
-Robert, juro que pagare la renta... Solo dame tiempo, estoy a punto de ir a mi nuevo trabajo. La paga es muy buena, y a fin de mes podré pagarte la mayor parte de lo que te debo, esta vez será definitivo. No me echaran esta vez. Lo prometo-dije rápidamente, mientras corría rápidamente hacia las puertas que daban a la cochera, intentado evadir cualquier conversación con el hombre que ya me había sentenciado.
Mi viejo y destartalado Volsbagen rojo se encontraba a unos pocos metros, esperando para llevarme directo a mi salvación. Nuevamente, no era el mejor auto en el mundo, pero era mío, totalmente mío. Lo había comprado con los ahorros que había obtenido gracias a mi trabajo de verano, hace ya dos años. Papá no se podía dar el lujo de comprarme un auto, y tampoco iba a permitir que se desviviera para conseguirme uno. Este era perfecto. Todo lo que quería y necesitaba.
Luego de media hora, estacione frente a la lujosa casa con hermosos jardines y caminos adoquinados. Era tan hermosa por fuera como por dentro. Los espacios eran grandes, modernos y acogedores. Tenían una enorme chimenea que invitaba a cualquiera a acurrucarse en frente bebiendo una enorme taza de chocolate caliente, y una cocina que era el placer de cualquier chef. Mi padre la amaría de seguro.
Una hermosa castaña salio disparada de la puerta principal hasta el convertible que estaba estacionado en el camino frente al garaje, antes que decidiera bajarme. Por su cara, estaba enojada. Demasiado diría yo...
-Te arrepentirás Horan, te juro que te vas a arrepentir.-grito ella mientras se subía a su lujoso auto y salía del camino para perderse en la calle como si estuviese huyendo del mismísimo diablo. ¿Que rayos estaba pasando?
Respire hondo, y me baje del auto, intentando lucir lo mas tranquila posible. Venia a trabajar, solo eso. La vida de esa familia no me interesaba en lo absoluto, salvo el pequeño Elliot. A el cuidaría, e intentaría permanecer lo mas alejada posible de sus padres. Ese era mi objetivo.
Camine hasta la entrada, repasando mentalmente mi cronograma. Hoy tenia una clase en cuanto terminara con mi turno. Se suponía que el señor Horan llegaría su casa alrededor de la cinco de la tarde, y mi clase comenzaría a las seis. Tendría el tiempo suficiente. Todo saldría perfecto y mi vida volvería a ser normal.
La puerta seguía abierta para cuando llegue hasta ella. Un hombre joven, demasiado joven se encontraba apoyado en el marco, con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro. Su cabello rubio, alborotado y húmedo, hacían resaltar aun mas sus ojos azules que pasaron de mirar a la chica de vestido escotado a mi. Eran tan profundos que tranquilamente, podías perderte en ellos. Unos de sus perfiles estaba salpicado por pequeños lunares que se extendían hasta su cuello. Llevaba puesto unos pantalones de chándal grises y una bata negra atada a su cintura. Parecía recién salido de la ducha.
-Por fin llegaste-su voz interrumpió mi análisis detallado de su persona haciendo de dirigiera mi mirada directamente a sus labios, tan rosados y perfectos. "Detente Samantha", me regañe mentalmente. Pensar eso no era correcto.-Pensé que Candy me había mentido- Su prima era la que me había contratado. Ella me explico la situación, me mostró la casa, y acordó el pago... El señor Horan era tan hermoso como ella, y posiblemente, Elliot no se quedaría atrás.
-Samantha Miller-me presente extendiendo mi mano en forma de saludo.
-Se quien eres-dijo, ignorando por completo mi mano. La deje caer para que volviera a su lugar original, intentando con todas mis fuerzas no sentir vergüenza... El hombre me estaba humillando.-Niall Horan-se presento, para luego ingresar a la casa, haciendo una seña con su mano para que lo siguiera.- Siéntate, ponte cómoda, mientras yo subo a cambiarme-dijo antes de cerrar la puerta de entraba y comenzar a subir las escaleras hasta el segundo piso.
Me deje caer en uno de los sillones de la sala mientras que esperaba que el mi nuevo jefe con problemas de caballerosidad bajara de su habitación, ya vestido y presentable para poder mantener una conversación coherente sobre lo que debía y no, hacer. Niall Horan no era la persona que me había descrito Candy en uno de nuestro encuentros. El no se parecía nada al modelo de empresario recto... Esto seria difícil. Con un jefe como el todo podía suceder.
Deje que mi mente vagara por la habitación, posiblemente una de mi preferidas en toda la casa, para despejarme un poco y dejar de pensar. Eso podría dañar mi salud mental.
Los sillones de cuero negro combinaban perfectamente con la mesa ratona del centro, circular y de vibro, pulido en las esquinas evitando así, que nadie se cortara con la misma. Un par de cuadros descansaban sobre la chimenea. Puede distinguir a Niall y Candy en algunos... Y por supuesto al pequeño Elliot. Los pisos eran de madera oscura y un enorme ventanal cubría una de las paredes por completo dejando ver el jardín delantero. Esa habitación era simplemente hermosa y relajante. Excepto por...
¡Oh mi Dios! ¿Que se suponía que era eso?
Me removí en mi asiento intentando agudizar la vista hacia la parte trasera de uno de los sillones. Un pequeño objeto de encaje rojo se encontraba tirado resaltando sobre el piso oscuro. ¿Que clase de pervertido era Niall Horan?
-Oh-lo escuche decir mientras caminaba hasta la prenda para levantarla y meterla en su bolsillo. Se había vestido, por suerte, con un traje gris y camisa blanca.
Mi cara de asco era notable, lo puede notar por la enorme sonrisa arrogante que se había dibujado en sus labios.-Anabella se toma muy enserio nuestra relación... Esto no es demasiado importante Samantha, deja de mirarme así, lo que haga o deje de haber no es de tu incumbencia-soltó. Por supuesto que no era de mi incumbencia pero que mas podía hacer ante eso ¡Habían tenido sexo en la sala! Estaba completamente loco.
-¿Y Elliot?-me limite a decir, cambiando rápidamente de tema antes que mis neuronas explotaran.
-Esta en el jardín. Mi prima lo traerá en unos minutos. A partir de mañana sera tu obligación ir a retirarlo del jardín de niños... te daré la dirección luego. No me gustan las irresponsabilidades, que lleguen fuera de hora, ni las faltas de respeto... Mantente fuera de eso y conservaras el trabajo-Dios, ya lo odiaba. Cinco minutos junto a ese hombre eran suficientes para darme cuenta de lo frío que era. Asentí en forma de respuesta, incapaz de dejar salir ninguna palabra de mi boca. Mi lengua era demasiado terca cuando se lo proponía y posiblemente dejara salir un par de verdades que me mandarían directo a la calle como la castaña de vestido escodado y dueña de las bragas que me había cruzado minutos antes- Una cosa mas, no te vallas hasta que llegue... No quiero que Elliot se quede solo en ningún momento, y mi trabajo es algo demandante-dijo, para luego caminar hacia la puerta de salida, agitando sus laves en su mano. Ya deseaba ver al pequeño y sostenerlo entre mis brazos para darle todo el amor y cariño. Yo no había tenido una madre, pero mi padre se había encargado de mimarnos por parte de los dos. Pero Elliot no tenia esa misma suerte. Ese hombre no era capaz de amar... Se notaba.
Solté un suspiro de alivio, como si hubiese estado conteniendo la respiración durante todo este tiempo. Definitivamente este trabajo seria difícil.
-Veo que ya conociste a mi primo-dijo Candy haciéndome sobresaltar. Llevaba una par de bolsas de comestibles en una de sus manos y en la otra a un pequeño niño que se escondía detrás de sus largas piernas.
-Si, creo que ya conocí a Niall Horan-
-No dejes que te intimide, es así con todo el mundo. A veces me da pena... pero es demasiado terco para entender. Solo mantente en el limite y todo saldrá bien... Ya lo veras-explico Candy, dejando las bolsas sobre una pequeña mesa que se encontraba junto a la puerta.
-Eso espero, realmente necesito el trabajo-ella sabia cual era mi situación, había tenido que explicarlo en una de las tantas entrevistas.
-Lo se... Samantha, déjame presentarte a Elliot, el pequeño hombre de la casa-dijo ella dando un paso hacia el costado dejando ver al niño. Me acerque para poder verlo mejor.
Elliot Horan tenia los mismo ojos que su padre, tan azules y tan profundos, pero a diferencia de los de el, estos eran inocentes y brillaban con esperanza y alegría. Una hermosa sonrisa se formo en su rostro mientras yo caminaba hacia el.
-Hola Elliot. Mi nombre es Samantha, pero puedes decirme Sam...-dije agachándome un poco para quedar a su altura. Era realmente adorable, y ya lo amaba sin conocerlo. No me importaba cuan revoltoso o maleducado pudiese ser, ese niño tenia algo que me recordaba a mi misma a su edad.
-Elliot, ella te cuidara. Vendrá todos los días y se quedara contigo hasta que tu papá llegue del trabajo-le explico Candy. Ella me había contado que desde que la ultima niñera había renunciado, ella había sido la que tenia que cuidarlo. Pero ya no podía hacerlo. Había empezado la Universidad y eso le quitaba mucho tiempo.
-Espero que no llevemos bien-dije sin poder despegar mis ojos del niño. Quería protegerlo. Necesitaba hacerlo.
Sentí los pequeños brazitos enroscarse alrededor de mi cuello, mientras que su pequeña cabeza se escondía en mi pecho.
-Mi papi trae a muchas mamis a casa ¿o no tía Candy?-pregunto el pequeño- Pero tu eres la mas hermosa... Espero que papi no se enoje contigo rápido, quiero que seas mi mami siempre-dijo Elliot escondiéndose aun mas entre mis brazos.
La vulnerabilidad del pequeño me hizo sentir un nudo en la garganta. Ese pequeño necesitaba amor. Mucho amor... Y yo quería dárselo.
-Voy a mostrarte mi habitación mami... Veras que soy ordenado y que me porto bien, seguro que querrás quedarte entonces... No soy malo y me lavo los dientes antes de dormir-dijo Elliot, saliendo de mi abrazo para comenzar a subir las escaleras, no si antes asegurarse que lo seguía.-¿Puedes quedarte? Yo quiero que te quedes...-
-Me quedare Elliot, yo voy a cuidarte pequeño...-
-¿Es muy pronto para decirte que te amo?-pregunto inocentemente. Mire a Candy que ya estaba lista para irse, no sin antes regalarme una sonrisa y agitar su mano derecha en forma de saludo.
-Te diré algo Elliot-dije, volviendo mi vista hacia el pequeño. Escuche la puerta cerrarse detrás nuestro y el auto de Candy arrancar- Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para amar- Nuevamente, sus brazos se enroscaron en mi cuellos mientras que susurraba un pequeño y dulce "te amo".
Elliot Horan acababa de hacerme sonreír con dos simples palabras, luego de que su padre me atacara con su frió temperamento.
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Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
Me falto el gif. Internet anda como quiere y no puedo buscar ninguno. Asi que como estoy por audicionar en un NC de Fredy, les dejo a el.
- Spoiler:
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Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
My Sweet Perrie escribió: Kathleen & Luke
Chico: Luke Hemmings
Nombre de PJ: Kathleen Kruspe
Representante de tu PJ: Marina Diamandis
Spoiler Fic de tu autoria:
- Cap:
Arrugo la hoja de papel que estaba sobre mi escritorio hasta que se convierte en una pequeña pelota arrugada de papel. Cuando la arrojo al cesto de la basura, suelto un suspiro aunque no recordaba estar contenido el aliento.
¿Qué tan difícil podía ser escribir una nota que hablé lo mucho que odio esa vida? Mi cesto de basura desborda de hojas a medio escribir con tinta negra y caligrafía Torcida.
Con las pocas fuerzas que tengo consigo levantarme de la silla frente del escritorio consigo levantarme de la silla frente al escritorio mientras mis dedos trazan los bordes de los cortes en mis muñecas. Los que más resaltan en mi pálida piel son los de anoche, de un rojo escarlata Brillante, haciendo juego con una de nueva pulsera morada de moretones en cada muñeca.
Ya al estar parada camine sin fuerza hasta la puerta de madera gastada, con mi mano agarre ese helado bronce con forma de pelota.
Al dar leve tirón en la perilla siento un aire invade mi rostro haciendo que cerrara los ojos por una segundo para luego abrirlos, saque mi cara vi la pared blanca para que luego mi mirada observara el piso. Hasta que siento unos pasos subiendo por las escaleras haciendo que yo diera un leve salto.
Los pasos pasaron de largo, yo solo di mi último vistazo al piso para luego diera un suspiro. Camine con lentitud para no hacer ningún ruido.
Camine de puntitas hasta las escaleras, mire de reojo a la habitación de mi padre, siento un el único sonido es de mi respiración la cual estaba entre cortada. Miro las escaleras por última vez y me decido abajar.
Al posicionar mi pie en ese pedazo de madera ciento, un frio recorrió mi cuerpo al tocar ese pedazo de madera, baje casi corriendo hasta que siento que alguien se mueve haciendo que yo me diera vuelta pero no era nada.
Camine con lentitud hasta la cocina siento un silencio profundo haciendo que una electricidad recorriera mi cuerpo. Camine de puntitas hasta el refrigerador, posicione mi mano para abrirlo hasta que el sonido del teléfono me hace saltar de susto corro hasta el teléfono no quería que mi padre se levantara.
—¿Buenas? — Dijo nerviosa.
—¿Jessie?, Linda ¿cómo estás? — escuche del otro lado de la línea.
—hmm…Bien, ¿con quién hablo? —Pregunte altiro.
—Habla katie, ¿esta tú padre? —Hablo, dios que sínica.
—eh, no. —dije con nervios, no quería despertar a mi padre.
—bueno, chao linda. —Colgó, suspire y deje el teléfono en donde lo había sacado. Mire las escaleras para luego ver la puerta de la cocina.
Camine hasta la cocina nuevamente, agarre un caja en donde hay se encontraban unos fósforos para ser exacta solo habían dos, pase uno en el azufre haciendo que el fosforo se encendiera una pequeña llama de un claro color entre naranja y azul pálido, lo puse en mechero para luego unas cuantas llamas salieran. Agarre la tetera y lo puse en mechero.
Me puse una taza en la mesa, café, y el azúcar. Un pito invadió mis oídos haciendo que yo diera vuelta para sacar la tetera, al sacar la tetera abro la tapita que hay en un extremo del objeto para luego un humo saliera ese humo que al tocarlo sientes un ardor fuerte, me serví agua para luego dejar la tetera en el mechero.
Me senté agarro el café abro la tapa de plástico para luego meter mi cuchara sacando una gran cantidad de café para luego ese gran cantidad cayera en el agua caliente de mi taza. Estaba tomando mi café amargo luego de dejar la taza en la mesa me puse a ver mis cortas de mi muñeca, Tengo mis razones de por qué.
Al terminar de tomar ese amargo café deje la taza en lava loza para luego marchar a mi habitación, se podría decir que fui corriendo por que había sentido a mi padre levantarse por lo cual eso me asusto mucho.
Cerré mi habitación despacio para no hacer mucho ruido hasta que siento unos paso, era mi padre, pero esos pasos señalaban de que el estaba bajando, hasta un portazo se escuche abajo haciendo que yo viera altero de la ventana para ver si se iba, y así fue, se fue capaz a donde, ni me importaba lo única que quiera era que se fuera lo más lejos y me deje, ¡sí que sería feliz!
Ni hablar de esa cosa que se hace llamar madre, vieja sínica que lo único que sabe es estar hay de fácil por los hombres más ricos de todo alemania. Nunca la veía pero igual gracia a ella tengo lo que tengo y tengo para comer, Igual a mi padre, bueno el es un gran empresario de alemania, pero nunca lo veo y al verlo lo unico que hace es gritarme.
Camine hasta el baño para bañarme tenía que lavarme me sentía sucia tenia asco de mi misma. Maldigo el día en que mi padre me tuvo.
Salí de la ducha para luego envolverme en ese toalla áspera, Salí del baño claro sin antes estar sentada en la taza del baño con una hoja de Gillette que había pasado por mis muslos, dios ni te imaginas las marcas feas que tenía, ya al volverme a lavarme mis muslos me puse mi pijama.
Mire por última vez mi escritorio y cerré mis ojos para luego ver todo color negro.
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Reservada
Kissha Schmidt
Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
vicstyles escribió: Louis y Polly
Chico: Louis Tomlinson
Nombre de PJ: Polly Tyland
Representante de tu PJ: Cara Delevingne
Spoiler Fic de tu autoria:
- i will survive|n.c:
Mis ojos no tenían ganas de abrirse, pero luego de una lucha interna ordené que lo hicieran. Desde la cama miré hacia la ventana aún debajo de mis sabanas. Las cortinas estaban quietas, y apenas podía ver lo que había detrás de ellas.
Luego de un placentero desperezo me levanté. Caminé descalza hasta llegar al baño. Abrí las canillas de la ducha y cuando el agua estuvo templada me puse debajo de ella cerrando mis ojos, dejándola correr por todo mi cuerpo. Tenía muchas ganas de que este baño fuera muy extenso, me hubiese encantado llenar la bañera de sales y reposar un rato en ella, pero no, hoy no podía ser.
Había pasado un largo rato, nose cuanto, había perdido la noción del tiempo por lo cual decidí cerrar las canillas y terminar con mi baño matinal. Mi pelo chorreaba agua, por eso, fue lo primero que envolví en una toalla, luego utilicé otra alrededor de mi cuerpo y salí nuevamente a la habitación dejando un camino de agua por donde pisaba.
Cuando mi cuerpo estuvo totalmente seco puse en él la ropa interior de color blanco, camine hacia mi guardarropas y de él saqué, una camisa blanca, holgada, de una fina tela que dejaba ver un poco lo que había debajo. Luego de colocármela dejando tres botones desabrochados, seguí husmeando hasta encontrar una corta falda color dorado la cual me coloqué antes de mirarme en el espejo.
Di vuelta hacia un lado, hacia el otro, de frente, y como pude girando mi cabeza observé por detrás. Me veía bien, la camisa lucia sexy y la falda pegada al cuerpo me quedaba fenomenal. Fui hasta el estante de los zapatos y me puse unos de mis favoritos. Esos zapatos me enamoraron cuando los vi, si, ese sí que fue amor a primera vista. Esta sería la segunda vez que los usaría, son para ocasiones especiales y no combinan con cualquier cosa, no. Eran de un dorado brillante casi en su totalidad, excepto en el fino taco y la plataforma en punta redonda, si me hubiesen dicho que eran de oro, lo hubiese creído, aunque por el precio deberían tener algo de oro. Recordé que tenía un sobre dorado y lo busqué hasta que al fin lo encontré, era difícil encontrar algo allí adentro por más que estuviera todo perfectamente organizado. Ese guardarropas de ensueño era casi del tamaño de la suite que papá me había conseguido, y sí, la suite era grande.
Fui al baño en busca de maquillaje. Coloqué apenas un poco de rubor, delineé mis ojos con lápiz negro, una fina línea por debajo y la de los párpados más gruesa. El negro resaltaba muchísimo el celeste de mis ojos, mascara de pestañas negra por supuesto, terminando con mis ojos. Ahora sí, labial, escogí uno color durazno, bien suave, solo para dar brillo.
Encendí el secador a toda potencia logrando que muy rápido cumpliera con mi objetivo. La verdad era que nunca fui buena para peinarme, por eso iba al salón de belleza o le pedía a alguna de mis amigas, pero hoy no tenía esa opción. Pensaba llevarme a dos de mis amigas para pasarla bien, pero ya tenían planes para estas fiestas, nunca había viajado sola, o si lo había hecho pero en avión, el viaje es más corto ¿Qué haría en el crucero? No me lo había preguntado hasta el momento. Probablemente habría chicas y chicos rondando mi edad para sociabilizar, rogué al cielo que así fuera. Esta sería la primera vez que viajaría en crucero un trayecto tan largo y sola, todo va a estar bien, si, mente optimista.
Planché mi pelo hasta dejarlo completamente lacio y sedoso, era lo único que sabía hacer, pasarme la plancha, y con suerte que esta vez no me quemé.
Salí hacia el balcón para dar una última mirada a esa hermosa vista –Ya volveré Londres- pensé en voz alta volviendo a entrar en busca de mis valijas. La vista de mi suite desordenada y rastros de agua por el piso fue lo último que vi antes de cerrar la puerta ya fuera de mi habitación.
{…}
La vista del puerto era hermosa, había muchísimas personas abordando mientras otras desde abajo saludaban a parientes o amigos y otras simplemente venían a ver desde afuera el crucero. Me sentí un poco mal viendo tanta gente dándole afecto a quienes se iban y yo sola, subía con mis dos valijas. Luego de que entregué mi boleto, un joven empleado me llevó hacia mi camarote. Era un bello día pero el viento soplaba fuerte en la costa, lo que hacía que mi cabello rubio volase de aquí para allá.
-Señorita, adelante por favor- Habló aquel muchacho cediéndome el paso y entrando tras de mí para dejar las valijas. -¿Desea algo más?- Me entregó las llaves.
-No gracias, puede retirarse- Dije sin siquiera mirarlo, no noté el momento en el cual quedé sola en aquel lugar. Estaba maravillada, realmente era de lujo. Tenía una cama de dos plazas solo para mí. Sillón de dos cuerpos frente a un televisor que muy probablemente no utilizaría, una mesa de vidrio con dos sillas a tono, un armario de madera rústica. Luces dicroicas, de esas que están pegadas al techo, una ventana redonda tras cortinas color marfil que daba una hermosa vista al mar y todo ambientado en un tono beige, clásico y moderno a la vez. Entré al baño, era perfecto, con todas las comodidades, bañera con ducha e hidromasajes, inodoro, pileta en mesada de mármol color claro. Un ambiente blanco y relajante. Mi padre realmente me conocía y sabía mis gustos, esto era perfecto para mí. Me tiré sobre la cama mirando al techo, ya decidiría que haría después.
Inscripcion Aceptada
Reservada
Kissha Schmidt
Re: Sin Salida || Inscripciones Abiertas
Priscilla.- escribió: Charlie y Niall
Chico: Niall Horan
Nombre de PJ: Charlotte Roselyn Harlen
Representante de tu PJ: Lily Collins
Spoiler Fic de tu autoria:
- Padres Solteros:
Capítulo 3
► By; Priscilla.-
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Posiblemente esto no iba a funcionar. Por mas que siguiera intentado, no podía encontrar el atuendo adecuado para mi primer día de trabajo, y realmente quería dar una buena impresión. No podían permitir que me echaran al segundo día como mi anterior trabajo.
Los Horan eran una familia bien, tenían dinero de sobra... Su casa extremadamente grande y el monto que me iban a pagar por ser la niñera del pequeño Elliot lo demostraban. Y si no necesitara ese dinero para pagar las cuentas que ya tenia en rojo de tantos meses adeudados, y sobretodo, poder cómprame la cámara fotográfica que necesitaba para mi curso, no hubiese aceptado.
Necesitaba lucir acorde... A la situación, y a la mujer que me había contratado. Estirada, elegante, sofistica, y todo lo contrario a mi.
El vestido color crema ajustado a la cintura con una fina cinta negra no estaban a la altura de la rubia alta de hermosa sonrisa que me había citado para revisar los últimos detalles.
Suspire resignada, y me puse unas bailarías a juego que me había regalado mi padre la Navidad pasada, intentando convencerme a mi misma sobre que eso era lo mejor que podía hacer.
Arrastre mis pies hasta la cocina para prepararme una buena taza de café. A pesar que había insistido, Allison, una de mi mejores amigas y compañera, me había obligado a salir la noche anterior con la intención de festejar mi nuevo trabajo, y como buena obstinada que era, había aceptado a pagarme todo lo que yo consumiera si salía con ella.
Ahora, mis parpados pesaban y reclamaban una buena dosis de café con urgencia, aunque posiblemente deberia estar almozando en este momento.
Una vez lista, tome mi bolso, y salí disparaba de mi pequeño departamento, del cual pronto me echarían sino conseguía pagar la deuda a final de mes.
-¡Sam!-soltó el portero cuando llegue a la planta baja, luego de bajar tres piso por las escaleras gracias a mi fobia inexplicable a los ascensores.
-Robert, juro que pagare la renta... Solo dame tiempo, estoy a punto de ir a mi nuevo trabajo. La paga es muy buena, y a fin de mes podré pagarte la mayor parte de lo que te debo, esta vez será definitivo. No me echaran esta vez. Lo prometo-dije rápidamente, mientras corría rápidamente hacia las puertas que daban a la cochera, intentado evadir cualquier conversación con el hombre que ya me había sentenciado.
Mi viejo y destartalado Volsbagen rojo se encontraba a unos pocos metros, esperando para llevarme directo a mi salvación. Nuevamente, no era el mejor auto en el mundo, pero era mío, totalmente mío. Lo había comprado con los ahorros que había obtenido gracias a mi trabajo de verano, hace ya dos años. Papá no se podía dar el lujo de comprarme un auto, y tampoco iba a permitir que se desviviera para conseguirme uno. Este era perfecto. Todo lo que quería y necesitaba.
Luego de media hora, estacione frente a la lujosa casa con hermosos jardines y caminos adoquinados. Era tan hermosa por fuera como por dentro. Los espacios eran grandes, modernos y acogedores. Tenían una enorme chimenea que invitaba a cualquiera a acurrucarse en frente bebiendo una enorme taza de chocolate caliente, y una cocina que era el placer de cualquier chef. Mi padre la amaría de seguro.
Una hermosa castaña salio disparada de la puerta principal hasta el convertible que estaba estacionado en el camino frente al garaje, antes que decidiera bajarme. Por su cara, estaba enojada. Demasiado diría yo...
-Te arrepentirás Horan, te juro que te vas a arrepentir.-grito ella mientras se subía a su lujoso auto y salía del camino para perderse en la calle como si estuviese huyendo del mismísimo diablo. ¿Que rayos estaba pasando?
Respire hondo, y me baje del auto, intentando lucir lo mas tranquila posible. Venia a trabajar, solo eso. La vida de esa familia no me interesaba en lo absoluto, salvo el pequeño Elliot. A el cuidaría, e intentaría permanecer lo mas alejada posible de sus padres. Ese era mi objetivo.
Camine hasta la entrada, repasando mentalmente mi cronograma. Hoy tenia una clase en cuanto terminara con mi turno. Se suponía que el señor Horan llegaría su casa alrededor de la cinco de la tarde, y mi clase comenzaría a las seis. Tendría el tiempo suficiente. Todo saldría perfecto y mi vida volvería a ser normal.
La puerta seguía abierta para cuando llegue hasta ella. Un hombre joven, demasiado joven se encontraba apoyado en el marco, con una enorme sonrisa de satisfacción en su rostro. Su cabello rubio, alborotado y húmedo, hacían resaltar aun mas sus ojos azules que pasaron de mirar a la chica de vestido escotado a mi. Eran tan profundos que tranquilamente, podías perderte en ellos. Unos de sus perfiles estaba salpicado por pequeños lunares que se extendían hasta su cuello. Llevaba puesto unos pantalones de chándal grises y una bata negra atada a su cintura. Parecía recién salido de la ducha.
-Por fin llegaste-su voz interrumpió mi análisis detallado de su persona haciendo de dirigiera mi mirada directamente a sus labios, tan rosados y perfectos. "Detente Samantha", me regañe mentalmente. Pensar eso no era correcto.-Pensé que Candy me había mentido- Su prima era la que me había contratado. Ella me explico la situación, me mostró la casa, y acordó el pago... El señor Horan era tan hermoso como ella, y posiblemente, Elliot no se quedaría atrás.
-Samantha Miller-me presente extendiendo mi mano en forma de saludo.
-Se quien eres-dijo, ignorando por completo mi mano. La deje caer para que volviera a su lugar original, intentando con todas mis fuerzas no sentir vergüenza... El hombre me estaba humillando.-Niall Horan-se presento, para luego ingresar a la casa, haciendo una seña con su mano para que lo siguiera.- Siéntate, ponte cómoda, mientras yo subo a cambiarme-dijo antes de cerrar la puerta de entraba y comenzar a subir las escaleras hasta el segundo piso.
Me deje caer en uno de los sillones de la sala mientras que esperaba que el mi nuevo jefe con problemas de caballerosidad bajara de su habitación, ya vestido y presentable para poder mantener una conversación coherente sobre lo que debía y no, hacer. Niall Horan no era la persona que me había descrito Candy en uno de nuestro encuentros. El no se parecía nada al modelo de empresario recto... Esto seria difícil. Con un jefe como el todo podía suceder.
Deje que mi mente vagara por la habitación, posiblemente una de mi preferidas en toda la casa, para despejarme un poco y dejar de pensar. Eso podría dañar mi salud mental.
Los sillones de cuero negro combinaban perfectamente con la mesa ratona del centro, circular y de vibro, pulido en las esquinas evitando así, que nadie se cortara con la misma. Un par de cuadros descansaban sobre la chimenea. Puede distinguir a Niall y Candy en algunos... Y por supuesto al pequeño Elliot. Los pisos eran de madera oscura y un enorme ventanal cubría una de las paredes por completo dejando ver el jardín delantero. Esa habitación era simplemente hermosa y relajante. Excepto por...
¡Oh mi Dios! ¿Que se suponía que era eso?
Me removí en mi asiento intentando agudizar la vista hacia la parte trasera de uno de los sillones. Un pequeño objeto de encaje rojo se encontraba tirado resaltando sobre el piso oscuro. ¿Que clase de pervertido era Niall Horan?
-Oh-lo escuche decir mientras caminaba hasta la prenda para levantarla y meterla en su bolsillo. Se había vestido, por suerte, con un traje gris y camisa blanca.
Mi cara de asco era notable, lo puede notar por la enorme sonrisa arrogante que se había dibujado en sus labios.-Anabella se toma muy enserio nuestra relación... Esto no es demasiado importante Samantha, deja de mirarme así, lo que haga o deje de haber no es de tu incumbencia-soltó. Por supuesto que no era de mi incumbencia pero que mas podía hacer ante eso ¡Habían tenido sexo en la sala! Estaba completamente loco.
-¿Y Elliot?-me limite a decir, cambiando rápidamente de tema antes que mis neuronas explotaran.
-Esta en el jardín. Mi prima lo traerá en unos minutos. A partir de mañana sera tu obligación ir a retirarlo del jardín de niños... te daré la dirección luego. No me gustan las irresponsabilidades, que lleguen fuera de hora, ni las faltas de respeto... Mantente fuera de eso y conservaras el trabajo-Dios, ya lo odiaba. Cinco minutos junto a ese hombre eran suficientes para darme cuenta de lo frío que era. Asentí en forma de respuesta, incapaz de dejar salir ninguna palabra de mi boca. Mi lengua era demasiado terca cuando se lo proponía y posiblemente dejara salir un par de verdades que me mandarían directo a la calle como la castaña de vestido escodado y dueña de las bragas que me había cruzado minutos antes- Una cosa mas, no te vallas hasta que llegue... No quiero que Elliot se quede solo en ningún momento, y mi trabajo es algo demandante-dijo, para luego caminar hacia la puerta de salida, agitando sus laves en su mano. Ya deseaba ver al pequeño y sostenerlo entre mis brazos para darle todo el amor y cariño. Yo no había tenido una madre, pero mi padre se había encargado de mimarnos por parte de los dos. Pero Elliot no tenia esa misma suerte. Ese hombre no era capaz de amar... Se notaba.
Solté un suspiro de alivio, como si hubiese estado conteniendo la respiración durante todo este tiempo. Definitivamente este trabajo seria difícil.
-Veo que ya conociste a mi primo-dijo Candy haciéndome sobresaltar. Llevaba una par de bolsas de comestibles en una de sus manos y en la otra a un pequeño niño que se escondía detrás de sus largas piernas.
-Si, creo que ya conocí a Niall Horan-
-No dejes que te intimide, es así con todo el mundo. A veces me da pena... pero es demasiado terco para entender. Solo mantente en el limite y todo saldrá bien... Ya lo veras-explico Candy, dejando las bolsas sobre una pequeña mesa que se encontraba junto a la puerta.
-Eso espero, realmente necesito el trabajo-ella sabia cual era mi situación, había tenido que explicarlo en una de las tantas entrevistas.
-Lo se... Samantha, déjame presentarte a Elliot, el pequeño hombre de la casa-dijo ella dando un paso hacia el costado dejando ver al niño. Me acerque para poder verlo mejor.
Elliot Horan tenia los mismo ojos que su padre, tan azules y tan profundos, pero a diferencia de los de el, estos eran inocentes y brillaban con esperanza y alegría. Una hermosa sonrisa se formo en su rostro mientras yo caminaba hacia el.
-Hola Elliot. Mi nombre es Samantha, pero puedes decirme Sam...-dije agachándome un poco para quedar a su altura. Era realmente adorable, y ya lo amaba sin conocerlo. No me importaba cuan revoltoso o maleducado pudiese ser, ese niño tenia algo que me recordaba a mi misma a su edad.
-Elliot, ella te cuidara. Vendrá todos los días y se quedara contigo hasta que tu papá llegue del trabajo-le explico Candy. Ella me había contado que desde que la ultima niñera había renunciado, ella había sido la que tenia que cuidarlo. Pero ya no podía hacerlo. Había empezado la Universidad y eso le quitaba mucho tiempo.
-Espero que no llevemos bien-dije sin poder despegar mis ojos del niño. Quería protegerlo. Necesitaba hacerlo.
Sentí los pequeños brazitos enroscarse alrededor de mi cuello, mientras que su pequeña cabeza se escondía en mi pecho.
-Mi papi trae a muchas mamis a casa ¿o no tía Candy?-pregunto el pequeño- Pero tu eres la mas hermosa... Espero que papi no se enoje contigo rápido, quiero que seas mi mami siempre-dijo Elliot escondiéndose aun mas entre mis brazos.
La vulnerabilidad del pequeño me hizo sentir un nudo en la garganta. Ese pequeño necesitaba amor. Mucho amor... Y yo quería dárselo.
-Voy a mostrarte mi habitación mami... Veras que soy ordenado y que me porto bien, seguro que querrás quedarte entonces... No soy malo y me lavo los dientes antes de dormir-dijo Elliot, saliendo de mi abrazo para comenzar a subir las escaleras, no si antes asegurarse que lo seguía.-¿Puedes quedarte? Yo quiero que te quedes...-
-Me quedare Elliot, yo voy a cuidarte pequeño...-
-¿Es muy pronto para decirte que te amo?-pregunto inocentemente. Mire a Candy que ya estaba lista para irse, no sin antes regalarme una sonrisa y agitar su mano derecha en forma de saludo.
-Te diré algo Elliot-dije, volviendo mi vista hacia el pequeño. Escuche la puerta cerrarse detrás nuestro y el auto de Candy arrancar- Nunca es demasiado temprano o demasiado tarde para amar- Nuevamente, sus brazos se enroscaron en mi cuellos mientras que susurraba un pequeño y dulce "te amo".
Elliot Horan acababa de hacerme sonreír con dos simples palabras, luego de que su padre me atacara con su frió temperamento.
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Kissha Schmidt
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