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EXISTENCE -harry styles y tu *-*

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EXISTENCE -harry styles y tu *-* Empty EXISTENCE -harry styles y tu *-*

Mensaje por Jackie1d99 Vie 15 Nov 2013, 7:05 am

NOMBRE: EXISTENCE.
AUTOR:ABBI GLINES.
ADAPTACION: SI
GENERO: ROMANCE/DRAMA/FANTASIA.
ADVERTENCIAS: NO POR AHORA.
OTRAS PAGINAS: ¿?










SIPNOSIS:

[size=18¿Qué sucede cuando eres acechada por la muerte? Te 
enamoras de él, por supuesto. 
_____ Moore no se burla de la muerte, al contrario, se 
enamora de él. 
De diecisiete años de edad, _____ Moore ha visto almas 
durante toda su vida. Una vez se dio cuenta que los extraños que 
veía caminar a través de las paredes no eran visibles para 
cualquier persona, comenzó a ignorarlos. Si no les permitía saber 
que podía verlos, la dejaban en paz. Hasta que salió de su coche 
el primer día de escuela y vio a un chico increíblemente sexy 
descansando sobre una mesa de picnic, mirándola con una 
sonrisa divertida en el rostro. El problema es que ella sabe que él 
está muerto. 
Sencillamente no desaparece cuando ella lo ignora, pero 
hace algo que ninguno de los otros han hecho. Habla. Pagan está 
fascinada por esa alma. Lo que ella no sabe es que el momento de 
su muerte se acerca y el espíritu perversamente hermoso del que 
se está enamorando no es un alma en absoluto. 
Él es la muerte y está a punto de romper todas las reglas.  
 ][/size]



*** 
COMO VEN LA NOVELA ES UNA ADAPTACION, ME ENCANTO ESE LIBRO POR LO CUAL LO QUISE SUBIR, TRILOGIA, EN REAIDAD CUENTA CON 4 LIBROS .... PERO EL SEGUNTO Y EL TERCER SON TOMADOS COMO UNO SOLO....

COMENTEN... NO FANTASMAS Y LA SIGOO.....
Jackie1d99
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EXISTENCE -harry styles y tu *-* Empty Re: EXISTENCE -harry styles y tu *-*

Mensaje por Jackie1d99 Vie 15 Nov 2013, 7:35 am

CAPITULO 1









No lo mires y él se irá. Cantaba en mi cabeza, mientras caminaba hacia
mi casillero. Me tomó una enorme cantidad de fuerza de voluntad no mirar
sobre mi hombro.
No sólo lo alertaría, podía ver que era inútil, también sería estúpido.
Los pasillos ya se encontraban llenos de estudiantes. Aunque, si él me
hubiese seguido dentro de la escuela, de todos modos lo habría visto con
bastante facilidad a través de la multitud de personas. Permaneció apartado,
justo como todos ellos lo hacían, sin moverse y observando.
—¡Agh!¿Has visto a Leif? Quiero decir, honestamente ¿Puede ser más
caliente? Oh sí, sí que puede. —Miranda Wouters, mi mejor amiga desde la
escuela primaria, chilló mientras me agarraba del brazo.
—No, no lo he visto. El entrenamiento de fútbol debe de haber
coincidido con él. —le contesté con una sonrisa forzada. No me podría
importar menos cuán caliente podía lucir Leif Montgomery. Miranda entornó
los ojos y abrió el casillero junto al mío.
—En serio, _____, no entiendo cómo puedes ser tan inmune a una
persona tan intensamente sexy.
Logré una sonrisa genuina y deslicé mi bolso por encima del hombro. 
—¿Sexy? Por favor dime que no dijiste sexy.
 Miranda se encogió de hombros. —No soy un pozo sin fin de palabras
descriptivas, como tú.
Me atreví a echar un vistazo por encima del hombro. Los pasillos se
encontraban llenos de gente normal, gente que vive. Hablaban, reían, y leían
sus horarios. Todo era muy real. Dejé escapar un suspiro de alivio. Este era
el primer día de mi último año. Quería disfrutarlo.
 —Entonces ¿Qué clase tienes primero? —Pregunté, relajándome por
primera vez desde que había visto al chico muerto afuera, apoyándose
tranquilamente sobre una mesa para el almuerzo mirándome directamente. 
—Tengo Álgebra II. ¡Agh! Disfruté tanto Geometría el año pasado. Odié
Álgebra en primer año y ya puedo sentir las vibras negativas saliendo de mi 
libro. —El estilo dramático que Miranda tenía para la vida en general nunca
dejaba de hacerme reír.
 —Yo tengo Literatura Inglesa.
—Bien, todos saben que te encanta eso. Oh, mira, mira, mira ahí está
él. —Miranda chilló en voz baja, mientras asentía con la cabeza hacia donde
Leif hablaba con otros jugadores de fútbol.
 —Odio no poder andar por ahí y disfrutar de Su Alteza contigo, pero
ésta es mi parada. 
Miranda se volvió hacia mí, entornó sus grandes ojos marrones, y me
dio un saludo antes de hacer su camino hacia Leif.
 Los salones vacíos eran lugares que usualmente evitaba a toda costa.
Teniendo en cuenta el hecho de que la campana no sonaría hasta
cinco minutos más, esta sala, sin duda, permanecería vacía por los próximos
cuatro minutos. Si me hubiera quedado en el pasillo, habría sido arrastrada
por Miranda a donde Leif se rodeaba de sus escasos elegidos. 
Sabía, sin dudar, que no le interesaba  hablar con Miranda. Hemos ido
con Leif a la escuela desde que teníamos once. Desde su traslado de algún
lugar al norte de la ciudad costera de Breeze, Florida, nunca nos había
reconocido, a ninguna. No es como si me importara. No era mi tipo. Caminé
hacia la mesa más cercana a la ventana y puse mi bolso en el piso.
 Un movimiento, por el rabillo de mi ojo, hizo que los vellos de mis
brazos se erizaran. Sabía que no debía quedarme en  esta habitación vacía.
Pero ya me encontraba aquí ahora y salir corriendo lo haría peor. Me volví
para hacer frente a la misma alma que vi afuera, sentado en una silla en la
parte posterior del salón de clases con sus pies apoyados sobre el escritorio
frente a él y los brazos cruzados casualmente sobre el pecho. ¿Cómo sabía
que podía verlo?
 No le di ningún indicio. Normalmente, los fantasmas necesitaban una
pequeña pista para darse cuenta que no era tan ciega como el resto del
mundo. Algo era diferente con éste. Bajé la mirada y empecé a voltearme. Tal
vez debería ir con Miranda y el equipo de jockey que se encontraba en el
pasillo. Si actuaba como si no lo viera y caminara de regreso al pasillo,
entonces él podría pensar que había cometido un error y flotar o caminar a
través de una pared o algo así. 
—Realmente no quieres someterte a tan inútil compañía, ¿Verdad? —
Una fría y suave voz rompió el silencio.
Agarré la silla de plástico duro a mi lado tan fuerte que mis nudillos se
pusieron blancos. Luché contra un sorpresivo y pequeño llanto—casi un
grito—en la parte de atrás de mi garganta. 
¿Debería ignorarlo? ¿Debería responderle? Dejarle saber que su
presentimiento era cierto podría no terminar bien. Pero ignorar todo esto iba
a ser imposible. Él podía hablar. Las almas nunca antes me hablaron. Desde
el momento en que me di cuenta que los extraños que con frecuencia me
miraban o aparecían en mi casa vagando por los pasillos no eran visibles 
para nadie más que para mí, había comenzado a hacer caso omiso de ellos.
Ver gente muerta no era una cosa nueva en mi vida pero escucharlos
hablarme era definitivamente un nuevo giro.
 —Te creía con más agallas. ¿Vas a decepcionarme también? —Su tono
se suavizó. Había un acento familiar en su voz ahora.
—Puedes hablar. —dije, mirándolo directamente. Necesitaba que
supiera que no me sentía asustada. Había lidiado antes con almas errantes,
porque eso me ha gustado pensar que son, toda mi vida. 
 Ellos no me asustaban pero prefería ignorarlos, de ese modo se
marcharían. Si alguna vez pensaran que podía verlos, me perseguirían. Él
continuó observándome con una expresión divertida en su rostro. Pude
notar que su sonrisa torcida dejaba ver un solo hoyuelo. El hoyuelo no
parecía encajar con su actitud fría y arrogante. Por mucho que su presencia
me molestaba, no podía dejar de admitir que ésta alma solo podía ser
etiquetada como ridículamente hermosa.
 —Sí, hablo. ¿Esperabas que fuera mudo? 
Apoyé la cadera contra la mesa. 
—Sí, de hecho, eres el primero que ha hablado conmigo. 
 Frunció el ceño. —¿El primero?
Parecía genuinamente sorprendido de no ser la primera persona
muerta que podía ver. Él era, sin duda, el alma más singular que he visto
nunca. Hacer caso omiso de un alma que podía hablar iba a ser duro. Sin
embargo, tenía que superar su capacidad y deshacerme de él. Hablar con
amigos invisibles podría dificultar mi vida social.
Acabaría pareciendo una chica loca que hablaba sola.
—_____ Moore, este debe ser mi día de suerte. —Al escuchar mi
nombre, me giré para ver a Wyatt Tucker entrando en el salón. 
Forcé una sonrisa como si no hubiera estado hablando con una
habitación vacía. 
—Creo que lo es. —Incliné mi cabeza de regreso para encontrarme con
sus ojos. 
 —Continúas creciendo, ¿Cierto?
—Parece que no puedo detenerlo. —Me guiñó el ojo y luego colgó una
de sus largas piernas sobre la silla en frente de la mía antes de sentarse. 
—¿Dónde has estado este verano? No te he visto mucho.
Tuve la oportunidad de echar un vistazo atrás, hacia el alma, para
encontrar una silla vacía. Una mezcla de alivio y decepción se apoderó de mí.
Querer hacerle más preguntas no era exactamente una buena idea, pero no
podía evitarlo. Le preguntaría lo que a otras almas antes, como: “¿Por qué me
estás siguiendo?” o “¿Por qué puedo verte?” y siempre permanecían mudas.
Muchas veces desaparecían cuando comenzaba a hacerles preguntas.
 Volviendo mi atención de regreso a Wyatt, forcé una sonrisa antes de 
responder. 
—Estuve en Carolina del Norte todo el verano en el campo de caballos
de mi tía.  
 Wyatt se reclinó en su silla y sacudió la cabeza. —Simplemente no
entiendo por qué la gente querría irse todo el verano, cuando vivimos en una
de las playas más bellas del mundo.
Para mí no había sido una elección en realidad, pero no quería
explicarle el motivo a Wyatt o a cualquier otra persona. Más estudiantes
comenzaron a entrar en la habitación, seguidos por nuestro profesor de
Literatura Inglesa, el Sr. Brown.
—Wyatt. ¿Cómo estás, Slim?—Justin Gregory saludaba mientras se
dirigía hacia nosotros. Dejó caer su bolso sobre la mesa al otro lado de
Wyatt. Por ahora, la atención de Wyatt no se dirigía a mí, gracias a la
interrupción de Justin. 
Cuando me volví hacia el frente de la clase, mis ojos se volvieron a
encontrar con el alma. Apoyado contra la pared directamente en diagonal a
mi escritorio, estaba de pie, mirándome. Me fulminó con la mirada y pareció
encontrar mi evidente aversión entretenida. Su hoyuelo apareció y odié el
hecho de encontrarlo sexy. No era un ser humano, bueno, ya no lo era. Me
tomó un gran esfuerzo apartar la mirada, lejos de él y enfocar mi atención en
el tablero donde el Sr. Brown había escrito nuestra tarea. Siempre había
ignorado a esas fastidiosas almas antes y habían desaparecido. Tenía que
superar el hecho de que esta podía hablar conmigo. Si no lo ignoraba estaría
atrapada, con él acechándome. 
  
* * *
—Lo odio, me refiero a odiar de una forma importante, —se quejaba
Miranda mientras dejaba caer la bandeja del almuerzo en la mesa con un
fuerte estruendo—. Si tengo que sentarme en álgebra y química durante toda
la mañana, uno pensaría que por lo menos podría haber una pequeña
recompensa para la vista en una de mis clases. ¡Pero nooooo! Tengo a
Gretchen con sus incesantes estornudos y a Craig con sus problemas de
gases.
Me atraganté con mi sándwich y agarré mi botella de agua para tomar
un sorbo rápido con el fin de tragar la comida. Una vez que me sentí segura
de que no iba a ahogarme hasta la muerte,  levanté la vista hacia la cara
preocupada de Miranda.
—¿Tienes que decir cosas como esas cuando tengo la boca llena de
comida? —Pregunté.
 Ella se encogió de hombros. —Lo siento, sólo decía, eso es todo. No era
mi intención que te olvides de masticar la comida. —Me alcanzó con una
mano sobre la mesa y apretó mi brazo—. Ahí va Su Perfección ahora. ¿Crees
que va a salir otra vez con Kendra este año? Me refiero a que realmente tuvo 
una mala ruptura el año pasado con todo lo del engaño y esas cosas.
Seguramente lo superó.
 Di otro bocado a mi sándwich, sin querer contestar su pregunta. No
me importaba con quién saliera Leif Montgomery, pero sí, estaba más que
segura de que volvería con Kendra. Parecían ser "La Pareja de Oro".
Todos sabían esto y lo esperaban. Los de su tipo siempre buscaban
otros a la altura de su nombre. 
—Vuelve a meter la lengua dentro de tu boca, Miranda. Te ves como
un perro que está muriendo de sed. —Wyatt se sentó frente a nosotras,
lanzando una risita por su propia broma mientras Miranda le fruncía el
ceño. 
 —No tengo mi lengua colgando, muchas gracias. 
Wyatt me guiñó un ojo y se encogió de hombros.
—Lo parecía para mí. ¿Qué piensas Pagan, se babeaba o qué?
Llené mi boca con otro bocado. No pensaba estar en el medio de esto.
Wyatt se echó a reír cuando le señalé mi boca repleta. Miranda me dio un
codazo en el costado.
—No te pongas de su lado. Él solo es malvado. 
Con un largo sorbo de agua tragué mi comida, y luego miré fijamente a
Miranda. 
—Ustedes pueden discutir todo lo que quieran pero yo no voy a
meterme. Desde que decidieron llevar esto un paso más allá de la amistad el
año pasado y se vino abajo a su alrededor, todo lo que quieren hacer es
darse golpes bajos el uno al otro. No es mi pelea. Déjenme en paz. —
Rápidamente di otro bocado a mi sándwich así no podía ser incitada a decir
nada más.
 Cuando ambos se dieran cuenta que se encontraban locos el uno al
otro porque ninguno ha podido superar la ruptura, harían mi vida más fácil.
Pero entonces, sería la única soltera, una vez más. Mi novio, Jay Potts, se
mudó hace meses y no había hablado con él, incluso desde antes de ir a ver
a mi tía este verano.
 —¡No se trata de eso! No pudo importarme menos que no pudiera
mantener su lengua fuera de la garganta de Katie cuando no lo miraba. —
dijo Miranda con enojo.
 —No tenía mi lengua en la garganta de nadie, excepto la tuya,
Miranda, pero no me crees y estoy cansado de defenderme. —Wyatt se
levantó y tiró de su bandeja de comida sin tocar antes de alejarse.
 —Imbécil. —murmuró, mirando como él se cambiaba de mesa. 
Odiaba verlos así. Los tres habíamos sido amigos desde el tercer grado.
En aquel entonces, Wyatt había sido todo brazos y piernas. Ahora, se alzaba
por encima de todos con un cuerpo largo y musculoso. Miranda no había
sido inmune a sus repentinas cualidades el año pasado. Ahora, no lo
soportaba. 
 
 —Escucha, Miranda, pensaba, que tal vez si los dos hablaran sobre lo
que pasó sin que lo acuses, las cosas podrían funcionar. —Había intentado
esto antes y ella siempre me ignoraba.
 Efectivamente, comenzó a sacudir su cabeza haciendo que sus rizos
castaños rebotaran adelante y atrás. 
—Sé lo que pasó, _____. No quiero hablarlo con él. Es un gran
mentiroso, un traidor. —Dio un mordisco violento a su manzana Granny
Smith y siguió mirando en dirección a Wyatt—. Míralo, actuando como si
encajara más en esa mesa. Quiero decir, realmente, ¿Quién se cree que es?
 Seguí su mirada. Wyatt estaba recostado en una silla, riéndose de algo
que otro jugador de baloncesto decía. 
Todos parecían encantados de tener a Wyatt en su presencia. 
Normalmente, se sentaba con nosotras. Este año las cosas serían
diferentes. 
Suspiré, deseando no tener que ser la que señalara lo obvio a Miranda. 
—Él es el único en esta escuela que tiene cazatalentos universitarios
que vienen a verlo jugar baloncesto. Eso es lo que es. Leif puede ser el pez
gordo en el campo de fútbol, pero  no veo ningún cazatalentos universitarios
llamando a su puerta. Puedes estar enojada con Wyatt, pero él pertenece a
esa mesa más que nadie.
 Miranda volvió su mirada sobre mí y al instante se transformó en una
mueca. —Bueno, él puede ir a la universidad con una beca de baloncesto y
engañar a todas esas animadoras, entonces. Debo advertirles. —Su voz
había adquirido un tono de derrota mientras se ponía de pie y se dirigía
hacia los cubos de basura. La miré, deseando poder encontrar una manera
de arreglar esto entre ellos. 
 Alguien se sentó a mi lado en la silla que Miranda acababa de
abandonar. Me volví en mi asiento, casi esperando ver al alma. Imagina mi
sorpresa cuando noté que no era el alma no deseada, pero sí el deportista

arrogante. 






***
AQUII EL PRIMER CAPITULOOO
Jackie1d99
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EXISTENCE -harry styles y tu *-* Empty Re: EXISTENCE -harry styles y tu *-*

Mensaje por gumball123 Vie 15 Nov 2013, 8:19 am

HOLA!!!
nueva lectora
ME GUSTO MUCHO EL CAPITULO
y la sinopsis
enserio esta muy buena
y creo que va estar cada vez mejor
sube el segundo cap cuando puedas
yo lo estare esperando con ansias
saludos tu nueva lectora
byeee
;) ;) ;) ;) ;) ;)
gumball123
gumball123


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EXISTENCE -harry styles y tu *-* Empty Re: EXISTENCE -harry styles y tu *-*

Mensaje por Jackie1d99 Vie 15 Nov 2013, 5:03 pm

CAPITULO 02









—Hola, _____, el Sr. Yorkley dijo que tenía que venir para
hablar contigo. —El sonido de la voz de Leif pareció sacarme de la
conmoción momentánea. Si el señor Yorkley lo envió, es que él
necesitaba algún tipo de ayuda académica. Sin embargo, no me sentía
segura de querer ayudar, ni tenía la intención de hacerle esto  fácil. Me las
arreglé para expresar un "¿Para qué?" y esperé en silencio.  Leif se aclaró
la garganta y se frotó las manos sobre las rodillas de sus pantalones
vaqueros, como si estuviera realmente nervioso.
 —Eh, eh, bueno, —empezó a decir—, quiero decir, esto es, necesito
algo de ayuda con la oratoria. No es lo mío y el Sr. Yorkley dijo que eras con
quien debía hablar sobre cómo obtener un poco de ayuda. —Se quedó
mirando al frente mientras hablaba. Ni siquiera me miró. Realmente no me
gustaba este tipo. Finalmente volvió su mirada hacia mí. Seguro usaba todo
el tiempo esa expresión lastimosamente esperanzadora con las chicas, con el
fin de conseguir lo que quería. Mi estómago me traicionó y se
estremeció afectado por sus suplicantes ojos azules de bebé. Odiaba que
pudiera hacer que mi cuerpo reaccionara por él, de otra forma que no
fuera para vomitar, por supuesto.
 —Este es el primer día de clases ¿Cómo puedes ya necesitar ayuda? —
Le pregunté con una voz que esperaba sonara molesta. No era
una chiquilla tonta que podía conmoverse por unos cuantos
movimientos de sus largas pestañas, incluso si mi cuerpo no parecía estar
de acuerdo. Sin duda, era mi imaginación  ese ligero rubor en sus mejillas.
 —Um, si, lo sé, bueno, el Sr. Yorkley y yo lo sabemos, pero voy a
esforzarme. —dijo un poco a la defensiva. Leif había sido siempre un buen
estudiante. Había estado en algunas clases con él.
 —¿Por qué ambos piensan que tienes que esforzarte? Claramente, no
tienes miedo de hablar delante de toda la clase. 
Él negó con su cabeza y fijó la mirada al frente otra vez. —No, no es
así. —Esperé, pero no dijo nada más.
Era interesante, me había intrigado.  
  —En realidad, simplemente no entiendo por qué necesitas mi ayuda.
Escribes ensayos para las tareas asignadas y luego los expones oralmente.
Sencillo, sin ningún tipo de presunciones, ni rodeos o ecuaciones difíciles.
Volvió la mirada hacia mí con una sonrisa triste. —No es tan fácil para
mí. —Hizo una pausa y actuó como si quisiera decir algo más, luego sacudió
la cabeza y se puso de pie—. No importa, olvida que te pregunté. 
Lo vi pasar por delante de la mesa de su club de admiradoras y
dirigirse afuera por las puertas dobles. Por un momento, experimenté una
punzada de culpabilidad, por ser tan dura con él. Había venido a pedir
ayuda y yo básicamente acabé burlándome de él. Levanté mi bandeja,
enojada conmigo misma por actuar como una idiota. “Idiota” era parte de su
descripción, no mía.
 
* * *
Mi mochila aterrizó en la mesa de la cocina con un golpe sordo,
anunciando mi regreso. Me dirigí a la nevera. El jugo de naranja en el que
había trabajado ayer, tan arduamente,  sonaba bien. 
 —¿_____, cariño, eres tú? —La voz de mi mamá se escuchó desde el
pasillo. Estaba  acurrucada en un rincón de su oficina con una gran taza
de café, escribiendo en su computadora. No tenía que verla para saber
esto. Mi mamá es escritora.
 Ella vive detrás de su equipo. 
—Sí. —Respondí.
 Antes de que pudiera servirme un vaso de jugo de naranja, el sonido
de sus zapatillas dejándose caer contra el piso de madera me sorprendió. Se
trataba de un extraño acontecimiento. Rara vez se alejaba de su escritura
cuando regresaba a casa de la escuela. Por lo general era cerca de la hora de
cenar cuando me honraba con su presencia.
 —Bien, me alegro de que vinieras directo a casa. Necesito hablar
contigo y luego tengo que arreglarme. —Hizo un gesto a su camiseta holgada
y vieja de Los Atlanta Braves
1—. Voy a cenar con Roger, pero no te
preocupes, te dejo dinero para pedir una pizza. —Tiró de una silla para
sentarse y su cara amable se puso seria. No era una buena señal. Esta
seriedad era del tipo grave, lo reconocía, pero raramente lo experimentaba.
 —¿Qué? —Pregunté mientras colocaba mi vaso sobre la mesa.
 La espalda de mamá se tensó mientras se aclaraba la garganta. 
 La mirada con ceño fruncido de Estoy-Decepcionada-De-Ti apareció
mientras bajaba la comisura de sus labios. Rápidamente me devané los
sesos, intentando pensar en algo que podría haber hecho para molestarla,
                                             
pero nada vino a mi mente. 
—Recibí una llamada del Sr. Yorkley, justo en medio del capítulo
quince. 
 Oh-oh, ella sabía sobre Leif. 
—¿El señor Yorkley? —Pregunté, fingiendo que no sabía de qué se
trataba. Mamá asintió con la cabeza y echó la cabeza hacia un lado como si
estuviera estudiándome para ver si creía que yo realmente no tenía idea de
por qué mi profesor podría llamar. La cabeza inclinada siempre me ponía
nerviosa. Me preparé.
 Estaba a punto de dejarlo correr. Había sido una idiota, pero en mi
defensa no era como si hubiera hecho algún daño. Me burlaba del rey
gobernante, no de una persona con baja autoestima. 
—Al parecer, hay un muchacho que tiene una discapacidad de
aprendizaje y le dijeron que te buscara para tutoría. Te inscribiste para dar
clases este año, por créditos extras. Mi pregunta es, _____, ¿Por qué no
ayudar a un estudiante en tu escuela que lucha con algo tan serio como la
dislexia? El muchacho, según me dijeron, tiene la oportunidad de dar una
beca por sus habilidades atléticas, pero su discapacidad requiere recibir
ayuda extra en ciertas clases. Se necesita a alguien que le ayude a poner sus
discursos en un papel. Eso no parece mucho pedir. Dijiste que querías ser
tutora este año. Explícame por qué elegiste decirle que no a este muchacho
y, te lo digo ahora, más vale que sea bueno. —Se echó hacia atrás y cruzó
los brazos sobre el pecho, en su postura de Estoy-Esperando.
 ¿Leif sufría de dislexia? ¿Era esto una broma? Había estado yendo a la
escuela con él la mayor parte de mi vida. Chicas, incluida Miranda, sabían
todo sobre él. Demonios, Miranda, una vez me había dicho exactamente
dónde se encontraba su marca de nacimiento. 
 No me importaba. ¿Cómo podría Leif Montgomery tener dislexia y
ninguno saberlo?
Me acordé de Leif pidiéndome ayuda en la cafetería hoy y la forma en
que me había comportado. La revelación de que Leif trataba con algo como la
dislexia y se las arreglaba para tener tan buenas notas me molestó. No sabía
el por qué, exactamente, pero lo hacía. 
Me gustaba pensar en él como un deportista. Alguien que consiguió su
popularidad de la noche a la mañana. Ahora todo lo que podía pensar era en
el aspecto que tenía, cuando había venido a pedirme ayuda. Un nudo se
formó en la boca de mi estómago.
 Miré a mi mamá y negué con la cabeza lentamente.
 —No tenía idea que él tenía un problema de aprendizaje. Siempre es
tan arrogante y seguro de sí mismo. Me sorprendió que se acercara busca de
ayuda y de inmediato me pregunté por qué él, de todas las personas,
necesitaría ayuda.
Mamá se inclinó hacia delante en la mesa y su ceño fruncido se
alivió un poco. —Bien, puedes mejorarlo. He criado una chica más 
compasiva que eso.
 Asentí y alcancé mi mochila. —Lo sé, lo siento. Voy a arreglarlo. 
Parecía aplacada. —No me gusta recibir llamadas de la escuela acerca
de ti. Sobre todo cuando estoy escribiendo una intensa escena de asesinato.
 Sonreí y puse el vaso en el lavavajillas antes de voltearme hacia ella. —
Lo siento, voy a tratar de recordarlo. Um, así que, ¿La segunda cita con
este Roger?
 Se ruborizó. —Sí y parece que somos capaces de hablar durante
horas. Adoro su forma de pensar y ha viajado por todo el mundo. Mi mente
siempre está girando cuando habla de lugares y cosas que nunca he visto. —
Se encogió de hombros—. Me conoces,  siempre estoy pensando en la
historia detrás de todo.
 Levanté las cejas y me acerqué a ella. —Y él es sexy.
 Se rió, lo cual no era un sonido normal para mi mamá. —Oh, ahora no
es por eso que me gusta. Es su forma de pensar y la conversación.
 Me reí en voz alta. —Claro que lo es, mamá, sigue diciéndote esa
mentira.
—Está bien, es bastante atractivo. 
—Mamá, él es sexy y lo sabes. Es cierto, es mayor, pero aun así es
sexy. 
—No es viejo. Tiene mi edad. 
—Exactamente. 
Miré su intento de parecer lastimada antes de que cediera y se echara
a reír. —Bien,  soy vieja. Tu dinero estará en la encimera cuando estés
lista para pedir una pizza.
 Quedarme en casa sola no era algo que disfrutara. 
Cuando estoy sola las almas que veo vagando sin rumbo me molestan.
Especialmente desde que realmente había hablado con una hoy. Resultaba
más fácil recordarme a mí misma que eran inofensivas cuando eran mudas.
Ahora, me sentía un poco asustada. Una vez que cerré la puerta de mi
dormitorio, agarré el celular de mi bolsillo y llamé a Miranda.
  
* * *
—A ver si he entendido bien. —Miranda se sentó en el sofá con un
pedazo de pizza en la mano y una lata de refresco entre sus piernas,
mirándome—. ¿Leif "me-pones-tan-caliente-que-deseo-restregarme"
Montgomery te pidió que lo ayudaras con su discurso y te negaste? ¿Estás
tan loca como creo que lo estás? Quiero decir, en serio _____, pensé que la
locura que tan a menudo veo en ti, era sólo para mostrar de forma
superficial, y muy en el fondo tenías algo de sentido común. 
 
 Arrojé un pedazo de pizza en el plato delante de mí, de la frustración.
 —Voy a arreglarlo en la mañana. No es como si hubiera asaltado un
banco. Deja de hacer un gran problema de esto. Sé que me equivoqué.
Realmente necesitaba ayuda y se inscribió para clases de apoyo. Si quiero el
crédito extra, tengo que ayudar a todo aquel que me envíe el Sr. Yorkley.
 Miranda entornó los ojos. —¡Oh, Dios no lo quiera y envíe al hombre
más caliente del Estado contigo! Quiero decir, por el amor de Dios, ¿Qué te
pasa?
 Era imposible no encontrar divertido su drama. 
Miranda nunca dejaba de hacerte sonreír a las pequeñas cosas,
convirtiéndolo todo en un gran escenario dramático.
 —Me equivoqué al no ofrecerle mi ayuda. Supongo que mis prejuicios
hacia los deportistas se interpusieron. Pero, no le voy a ayudar porque tú
piensas que es caliente. Sólo estoy ayudándolo porque realmente lo necesita
y me inscribí para eso.
 Miranda rodó los ojos y se quedó inmóvil, sosteniendo la pizza en el
aire entre el plato y la boca. 
—Espera... ¿Podría venir a tu casa y todo eso? Porque, si es así, quiero
estar aquí también. Me puede notar y darse cuenta de que está
perdidamente enamorado de mí, y luego podemos salir durante toda la
escuela secundaria y después de la graduación nos podríamos casar y yo
seré la madre de sus hijos.
 La soda escapó de mi boca y cubrió mi plato todavía con pizza. —
¿Qué? —Sonrió encogiéndose de hombros antes de tomar un bocado de su
pizza libre de refresco.
 —Para empezar, es necesario terminar la universidad antes de siquiera
pensar en casarse y tener hijos. Y NO, no va a venir por aquí. Incluso
si fuera a hacerlo, no te permitiría venir después de ese
comentario descabellado. La última cosa que quiero hacer es arreglar
algo entre mi amiga y un chico con el que está fantaseando sobre casarse y
tener hijos, recién salidos de la escuela secundaria.
 Miranda suspiró con la derrota y me hizo un
puchero, enojada, era buena con eso. —No eres divertida, _____, no tienes
gracia en absoluto.
 Di otro bocado a la pizza de la caja de cartón que había colocado en la
mesa de café. —¿En serio? Entonces ¿Por qué sigues aquí? —Pregunté.
 —¡Porque te quiero! 
—¡También te quiero! 
Miranda se puso de pie. —No me gusta dejar la intimidad caliente
de esta conversación, pero tengo que hacer pis. —Saltó, levantándose del
sofá y se dirigió por el pasillo hacia el baño. Siempre aguantaba hasta el
último minuto. Solía pensar que cambiaría a medida que fuera creciendo,
pero no lo había hecho. Cuando decidía que necesitaba ir al baño siempre 
 
era una carrera precipitada.
 —Interesante amiga la que tienes ahí. Es realmente bastante
entretenida. 
La pizza que llevaba a mi boca cayó de las manos a
mi regazo. Reprimí un grito en mi garganta. Me sorprendió,
pero reconocí la profunda voz con acento sureño. El alma parlante se sentó
en una de mis sillas. Simplemente genial. El chico muerto, realmente sexy y
aún escalofriante-porque-puedo-hablar debió haberme seguido a casa. 
—¿Por qué estás aquí? —Demandé en voz baja, deseando que me
dejara en paz de una vez y se fuera a vagar por la tierra a otro lugar. La
intensidad de su firme mirada hizo que mi pulso saltara de los nervios, o tal
vez una mejor descripción sería... miedo. 
 —No puedo decirte eso. Todavía no es el momento. Pero, puedo
asegurarte que por lo pronto no me voy a ningún lado. 
Después de un vistazo rápido para ver si Miranda volvía, lo miré. —
¿Por qué? Si no hago caso de los-asuntos-de-las-almas siempre se van.
 Frunció el ceño, se inclinó hacia delante y me estudió con atención. 
—¿Qué quieres decir con—asuntos de las almas—?
 No me sentía muy segura en el suelo mirándolo hacia arriba,
empujé la pizza fuera de mi regazo y me puse de pie para poder estar a la
altura de sus ojos. —No eres especial. He estado viendo fantasmas, almas,
espíritus o cualquier cosa que sean, toda mi vida. Están por todas partes. En
mi casa, en la calle, en las tiendas, en las casas de otros, puedo verlos.
Simplemente los ignoro y se van.
 Poco a poco, se puso de pie y dio un paso hacia mí. Su altura era
intimidante, pero su cercanía me hubiera hecho retroceder, incluso si
hubiera sido de menor estatura. —¿Puedes ver almas?
 —Puedo verte, ¿No?
Asintió lentamente. —Sí, pero soy diferente. Se supone que debes
verme. Es más fácil de esa manera. Pero a las otras… no se supone que las
veas. 
 La puerta del baño se abrió con un clic. Giré mi cabeza para ver volver
a Miranda con una sonrisa en el rostro. —¿Hablabas sola?
 Me encogí de hombros y forcé una sonrisa. —Mmm, sí. 
Se rió y volvió a sentarse en el sofá. Tomé aire estabilizándome y luego
miré hacia atrás, al alma que había regresado a la misma silla de mimbre
blanco de la cocina, y me miraba. La única manera de que pudiera terminar
esta conversación y conseguir que se fuera sería... enviando a casa a
Miranda. Hablar con un alma que ella no podía ver, no iría muy bien. Mi
capacidad de ver las almas no era algo que hubiera compartido con ella y no
tenía intención de empezar a hacerlo.
 El alma parecía estar esperando a que tomara una decisión.  
 La idea de estar a solas con él me asustaba. Puede que fuera sexy,
pero era un  muerto y me había seguido a casa. Escalofriante no era
suficiente para empezar a describirlo. Hacer que Miranda me dejara aquí, no
era uno de mis  planes para esta noche. Puse un poco de distancia entre el
alma y yo caminando hacia el sofá para sentarme junto a Miranda. —
¿Quieres ver The Vampire Diaries?Tengo los dos últimos episodios
grabados. —Pregunté, con la esperanza de que él entendiera la indirecta y
desapareciera.
 —¡Oh! Sí, me lo perdí la semana pasada. 
Agarré el mando a distancia, seleccionando los programas grabados en
mi lista de DVD e hice clic. Tenía que dejar de pensar en el tipo muerto
dentro de la habitación. Después de al menos diez minutos de escuchar a
Miranda suspirar por Damon y quejarse de Elena,  contuve la respiración y
casualmente eché un vistazo en su dirección. La silla donde había estado
sentado ahora se encontraba vacía. Dejé escapar un suspiro de alivio.
 
* * *
Durante toda la mañana había estado repitiendo exactamente lo que le
iba a decir a Leif. No me sentía segura sobre decirle que sabía acerca de su
dislexia, o que podía comenzar tan pronto como estuviera listo y omitir la
explicación. También me preparé para que me dijera que ya no necesitaba
mi ayuda. Si ya había conseguido otro tutor entonces todo este lío se habría
acabado. No me vería obligada a ayudar a alguien que no me gustaba, pero
sería un problema para mi crédito extra. De cualquier forma, perdería en
esta situación.
 Esto tampoco era algo que quisiera hacer con Miranda a mi lado,
batiendo sus pestañas y riendo cuando él hablara. El tiempo sería de suma
importancia. Después de Química, esperé en el pasillo para que saliera de la
única clase que compartíamos este semestre. Por suerte, caminaba solo.
—Mmm, Leif, ¿Podría hablar contigo un momento? —Le pregunté tan
pronto como salió por la puerta. Me miró y el ceño aumentó de inmediato
arrugando su frente. Parecía estar pensando seriamente en alejarse e
ignorarme cuando, en su lugar, dio media vuelta y se encaminó hacia mí
deteniéndose justo en frente. Apoyado contra la pared, cruzó los brazos
delante de su pecho y esperó. Tuve la sensación de que no iba a hacerme
esto fácil.
 —Respecto de ayer, lo siento, fui muy grosera con lo de ayudarte. Me
anoté para dar clases por el crédito extra y no debería haberte tratado de la
manera en que lo hice. —Me detuve y vacilé, esperando que dijera algo. Él no
se movió, o siquiera actuó como si fuera a responder. Tomé una respiración
profunda y me recordé a mí misma que era mi culpa—. Si todavía quieres
                                                
que sea tu tutora,  me encantaría ayudarte.
Concluí, no realmente feliz, pero sonaba como lo más correcto para
decir. Su mirada silenciosa empezó a ponerme nerviosa. Parecía aburrido.
Puse en práctica todo mi autocontrol para no enojarme con él y alejarme.
Recordé exactamente lo grosera que había sido ayer y logré seguir esperando
pacientemente por su respuesta. 
Se enderezó y miró por el pasillo por encima de mi hombro, como si en
realidad no estuviera considerando lo que había dicho. Justo cuando pensé
no quería mi ayuda, concentró su expresión aburrida en mí y preguntó—:
¿Te estás ofreciendo debido al Sr. Yorkley? ¿Te pidió que hicieras esto?
 Pensé en las palabras de mi mamá ayer y me pregunté, Si ella no
hubiera insistido en que hiciera lo correcto, ¿Estaría ofreciéndole ahora mi
ayuda? Este popular,  talentoso, y adorado chico me había confiado su
secreto. No me gustaba. Diablos, no lo conocía, pero por alguna razón quería
ayudarlo.
 —Actué como lo hice, porque simplemente no me gustas. Me
equivoqué y, sinceramente, ni siquiera te conozco lo suficientemente bien
como para formarme una opinión de ti. Te estoy ofreciendo mi ayuda porque
lo necesitas. Eso es por lo que me anoté y por eso estoy aquí.
Parecía estar pensando en lo que dije por un momento y luego una
pequeña sonrisa apareció en su rostro. —Así que... no te gusto, ¿Eh?
Me puse un poco más derecha y acerqué los libros más a mi pecho en
actitud defensiva. Sorprendentemente, era algo difícil ser la destinataria de
una de sus encantadoras sonrisas.
Sobre todo después de que acababa de admitir que no me
gustaba. ¿Por qué tenía que ser tan frustrantemente lindo? Di una pequeña
sacudida de la cabeza y se rió entre dientes.  
—Bueno, puede que tengamos que trabajar en cambiar tu opinión. —
Acomodó su mochila más arriba, sobre el hombro y
esbozó una sonrisa más—. Te veré más tarde.
 Se marchó, dejándome un poco nerviosa. Luché contra la urgencia de
dar la vuelta y verlo alejarse. Un lento sonido de aplausos, me sorprendió y
di media vuelta para encontrarme con el alma apoyada en los casilleros con
esa maldita sonrisa torcida.
—Impresionante. Una mujer con las agallas suficientes para admitir
que puede estar equivocada, pedir disculpas y ofrecerse a corregir la
situación.
Puse los ojos en blanco y suspiré, sabiendo que el pasillo no se
encontraba  completamente vacío, así que la respuesta no sería posible.
 —Aléjate de mí. —siseé de todas formas, antes de volverme y caminar
en dirección a la cafetería.





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ESPERO LES GUSTE ACA VA EL SEGUNDO CAP Y SI NO ENTI3NDEN ALGO PREGUNTEN *-*
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EXISTENCE -harry styles y tu *-* Empty Re: EXISTENCE -harry styles y tu *-*

Mensaje por Jackie1d99 Sáb 16 Nov 2013, 6:32 am

:lloro: ouuuuuuuu
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