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the last year} audiciones cerradas.
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: the last year} audiciones cerradas.
ily too:c si no audicionan más :c deberías elegir, y si algo me mandas mp :33Anto. escribió:gffdkjhkdh, no sos la peor lau, ily<3Lau. escribió:Yo olvide esto;-; soy la peor. Audicionen >:c
Invitado
Invitado
Re: the last year} audiciones cerradas.
omg.
Voy a volver a audicionar. Mi anterior audición que quede anulada por favor.
Voy a volver a audicionar. Mi anterior audición que quede anulada por favor.
Melocotón
Re: the last year} audiciones cerradas.
fdsagdskg, si, si, voy a dejar unos días más, y te mando un mp
bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
Dale! genial, la espero<3Melocotón escribió:omg.
Voy a volver a audicionar. Mi anterior audición que quede anulada por favor.
bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
representante: Zoella Suggos o capítulo:
- the last one:
- Era ya de noche, una noche de finales de mayo, y un chico de diecisiete años subía en bicicleta por una carretera comarcal bordeada de altas coníferas, de regreso a su casa, una granja junto a un pequeño bosque. Se llamaba Zayn. Hacía ya un par de años que vivía con sus padres en aquella granja a las afueras de Silkeborg, una pequeña ciudad danesa, y todas las tardes, al salir de clase, si el tiempo lo permitía, efectuaba aquel trayecto en bicicleta. Le gustaba hacer ejercicio y, además, el recorrido junto al bosque lo relajaba y apartaba de su mente todas las preocupaciones. Pero, por alguna razón, aquella vez era diferente.
Llevaba todo el día teniendo una extraña intuición con respecto a su casa y sus padres. No habría sabido decir de qué se trataba, pero tampoco había podido evitar llamar a su madre a mediodía, para asegurarse de que los dos estaban bien, y lo había encontrado todo en orden. Sin embargo, apenas un rato antes, al salir del colegio, había sentido que aquel molesto presentimiento que lo había acosado durante todo el día regresaba con más fuerza. Sin ningún motivo aparente, intuía que su familia estaba en peligro. Y sabía que era absurdo, sabía que no tenía una explicación racional para aquella sensación, pero no podía evitarlo. Tenía que llegar a casa cuanto antes y comprobar que todo marchaba bien. Cuando llegó a la granja por fin, el corazón estaba a punto de estallarle del esfuerzo. Dejó la bicicleta tirada junto al cobertizo, sin preocuparse por guardarla, y corrió hacia la entrada. Se detuvo de pronto, con el corazón latiéndole con fuerza. Joker, su perro, no había acudido a recibirle, como todos los días. Tampoco se oían sus ladridos desde la parte posterior de la granja. ―Habrá ido al bosque‖, se dijo Zayn, intentando calmarse.
No pudo evitarlo, sin embargo. Echó a correr de nuevo hacia la puerta de la casa. La halló entreabierta y entró. Algo le detuvo. En apariencia, todo parecía normal. La luz del salón estaba encendida, se oía el murmullo apagado del televisor. Pero se respiraba un ambiente extraño. Temblando, entró en el salón. Su padre estaba sentado en el sofá, frente al televisor, de espaldas a él. Podía ver su cabeza descansando sobre el respaldo.
—Papá…
No hubo respuesta. En la televisión ponían un estúpido programa de imitadores de cantantes famosos, y Zayn se aferró desesperadamente a la idea de que era lógico que su padre se hubiese quedado dormido. Rodeó el sofá y, tras un breve instante de vacilación, miró a su padre a la cara. Estaba inmóvil, pálido, con los ojos abiertos de par en par, desenfocados, mirando a ninguna parte. No había ninguna señal de sangre o violencia en su cuerpo. Pero Zayn supo que estaba muerto. Algo golpeó su conciencia con la fuerza de una pesada maza. Por un momento el tiempo pareció detenerse, y su corazón, con él; pero de inmediato el mundo a su alrededor se tambaleó y empezó a girar a una velocidad abrumadora.
Se abalanzó hacia su padre y lo sacudió varias veces, tratando de hacerlo reaccionar. En el fondo sabía que era inútil, pero, simplemente, no quería creerlo.
—¡Papá! Papá, por favor, papá, despierta…
Su voz se quebró con un sollozo aterrorizado. De pronto pensó que tal vez no era demasiado tarde, que tenía que llamar a una ambulancia, y quizá… corrió hacia el teléfono y descolgó el auricular.
Pero no había línea. Zayn colgó el teléfono con violencia, rabia y desesperación; se secó las lágrimas con la manga del jersey, dio media vuelta y se precipitó escaleras arriba.
—¡Mamá! —gritó—. ¡Mamá, baja corriendo, trae el móvil!
Tropezó en un escalón y cayó, golpeándose las rodillas, pero eso no lo detuvo. Se levantó de nuevo y siguió corriendo: —¡¡Mamá…!!
Enmudeció de pronto, porque había alguien al fondo del corredor. Alguien que no era su madre. Frenó en seco, desconcertado. Los dos se miraron un momento. Se trataba de un hombre de ojos de color avellana y rasgos delicados, pero expresión dura y ligeramente burlona. Vestía algo parecido a una túnica que le llegaba por los pies, y tenía el cabello oscuro y encrespado.
—¿Quién… quién es usted? —murmuró Zayn, confuso y todavía con los ojos llenos de lágrimas.
Algo atrajo su atención, sin embargo. Sobre el parquet, a los pies del individuo de la túnica, había un bulto inerte. Zayn lo reconoció, y sintió que las piernas le temblaban; tuvo que apoyarse en la pared para no caerse. Era su madre, que yacía en el suelo, pálida, con la cabeza vuelta hacia él y los ojos abiertos. Zayn sintió que la sangre se le congelaba en las venas. Aquello no podía estar sucediendo… Pero no había duda. La mirada de su madre era vacía, inexpresiva. Sus ojos estaban muertos.
—¡¡¡Mamááá!!! —gritó el chico, fuera de sí. Echó a correr hacia ella, sin importarle para nada la presencia del hombre de pelo negro… Todo sucedió muy deprisa. El desconocido gritó unas palabras en un idioma que Zayn no conocía (pero que, de pronto, le sonó extrañamente familiar) y algo golpeó al chico en el pecho, dejándolo sin aliento, y lo lanzó hacia atrás. Zayn chocó contra la pared y sacudió la cabeza, aturdido y respirando con dificultad. No tenía ni idea de qué era lo que lo había empujado con tanta violencia; el individuo de la túnica estaba aún lejos de su alcance cuando aquel lo-que-fuera lo había lanzado contra la pared. Pero no se detuvo a pensar en ello. El golpe lo devolvió a la realidad. Se dio cuenta de que, muy probablemente, aquel estrafalario individuo era el responsable de la muerte de sus padres; y una parte de sí mismo, que estaba oculta y dormida y solo despertaba en ocasiones puntuales, y que, sin embargo, Zayn conocía muy bien, aullaba de dolor, ira y sed de venganza. Por otro lado, sabía que lo más prudente era dar media vuelta y echar a correr, escapar, avisar a la policía…. Por suerte para él, logró dominar su ira y dejar paso a la sensatez.
Se puso en pie de un salto, reaccionando más deprisa de lo que su oponente había previsto. Echó a correr en dirección a las escaleras y lo oyó gritar a su espalda, pero no se detuvo. Bajó a todo correr; en su precipitación, tropezó de nuevo y cayó rodando hasta el salón. Pero, cuando estaba a punto de levantarse, sintió una presencia gélida tras él, y se estremeció, sin poderlo evitar. Se volvió lentamente… Ante él se hallaba un chico algo mayor que él, vestido de negro. Era delgado y fibroso, de facciones suaves y cabello castaño claro, muy fino y liso, que le caía a ambos lados del rostro. Sus ojos azules se clavaron en él, inquisitivos. Era la primera vez que se encontraban, de eso Zayn estaba seguro, pero, por alguna razón, no pudo evitar sentir una súbita repulsa hacia él, como si el mero hecho de estar cerca de aquel desconocido le produjese escalofríos. Reprimió un estremecimiento y lo miró a los ojos. Y de pronto sintió algo extraño, una sacudida, como si algo se hubiese introducido en su interior y estuviese explorando sus más secretos pensamientos y sus más íntimos sentimientos. Y otra cosa. Frío. Zayn se quedó paralizado, hechizado por la mirada del joven de negro.
―Te estaba buscando, se oyó una voz en su mente.
Y, en aquel mismo instante, Zayn supo, de alguna manera, que iba a morir, como lo sabe la mosca que queda atrapada en la telaraña, como lo sabe un ratón que se topa con la mirada de una serpiente. Pero entonces algo tiró de él y lo arrojó a un lado con violencia, apartándolo del muchacho de negro. Zayn cayó al suelo, sobre la alfombra, sacudió la cabeza y se giró para ver qué estaba pasando y quién lo había alejado de la mirada de la muerte.
Su salvador era un joven de unos veinte años, alto y musculoso, de cabello castaño corto y expresión grave y severa, que había aparecido de la nada, interponiéndose entre Zayn y el otro muchacho. Había algo en él que imponía respeto, a pesar de las extrañas ropas que vestía. El chico de negro lo miró impasible, pero adoptó una postura de serena cautela.
Y entonces, ante la atónita mirada de Zayn, el recién llegado sacó una espada del cinto y le plantó cara a su oponente. El de negro pareció aceptar el desafío, porque extrajo su propia espada de una vaina que llevaba sujeta a la espalda y paró el golpe de su contrincante con una rapidez y una agilidad casi sobrehumanas. Zayn, paralizado de terror, se quedó mirando cómo aquellos dos desconocidos iniciaban un duelo de espadas en el salón de su propia casa. Volcaron la mesa del comedor, desgarraron las cortinas, destrozaron el televisor con una estocada que no dio en el blanco. Zayn asistía impotente a aquel estropicio, pero no se atrevía a moverse. El joven recién llegado se movía con seguridad y serenidad, y los golpes que descargaba eran más fuertes; pero el muchacho de negro era mucho más rápido, ágil, silencioso y letal. Zayn se dio cuenta de que, cada vez que las dos espadas se encontraban, una especie de destello sobrenatural brotaba de sus filos.
Aquello no era real, era una pesadilla, no podía estar pasando. Quiso gritar, pero entonces alguien tiró de él y le tapó la boca.
Melocotón
Re: the last year} audiciones cerradas.
Melocotón escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]representante: Zoella Sugg
os o capítulo:
- the last one:
Era ya de noche, una noche de finales de mayo, y un chico de diecisiete años subía en bicicleta por una carretera comarcal bordeada de altas coníferas, de regreso a su casa, una granja junto a un pequeño bosque. Se llamaba Zayn. Hacía ya un par de años que vivía con sus padres en aquella granja a las afueras de Silkeborg, una pequeña ciudad danesa, y todas las tardes, al salir de clase, si el tiempo lo permitía, efectuaba aquel trayecto en bicicleta. Le gustaba hacer ejercicio y, además, el recorrido junto al bosque lo relajaba y apartaba de su mente todas las preocupaciones. Pero, por alguna razón, aquella vez era diferente.
Llevaba todo el día teniendo una extraña intuición con respecto a su casa y sus padres. No habría sabido decir de qué se trataba, pero tampoco había podido evitar llamar a su madre a mediodía, para asegurarse de que los dos estaban bien, y lo había encontrado todo en orden. Sin embargo, apenas un rato antes, al salir del colegio, había sentido que aquel molesto presentimiento que lo había acosado durante todo el día regresaba con más fuerza. Sin ningún motivo aparente, intuía que su familia estaba en peligro. Y sabía que era absurdo, sabía que no tenía una explicación racional para aquella sensación, pero no podía evitarlo. Tenía que llegar a casa cuanto antes y comprobar que todo marchaba bien. Cuando llegó a la granja por fin, el corazón estaba a punto de estallarle del esfuerzo. Dejó la bicicleta tirada junto al cobertizo, sin preocuparse por guardarla, y corrió hacia la entrada. Se detuvo de pronto, con el corazón latiéndole con fuerza. Joker, su perro, no había acudido a recibirle, como todos los días. Tampoco se oían sus ladridos desde la parte posterior de la granja. ―Habrá ido al bosque‖, se dijo Zayn, intentando calmarse.
No pudo evitarlo, sin embargo. Echó a correr de nuevo hacia la puerta de la casa. La halló entreabierta y entró. Algo le detuvo. En apariencia, todo parecía normal. La luz del salón estaba encendida, se oía el murmullo apagado del televisor. Pero se respiraba un ambiente extraño. Temblando, entró en el salón. Su padre estaba sentado en el sofá, frente al televisor, de espaldas a él. Podía ver su cabeza descansando sobre el respaldo.
—Papá…
No hubo respuesta. En la televisión ponían un estúpido programa de imitadores de cantantes famosos, y Zayn se aferró desesperadamente a la idea de que era lógico que su padre se hubiese quedado dormido. Rodeó el sofá y, tras un breve instante de vacilación, miró a su padre a la cara. Estaba inmóvil, pálido, con los ojos abiertos de par en par, desenfocados, mirando a ninguna parte. No había ninguna señal de sangre o violencia en su cuerpo. Pero Zayn supo que estaba muerto. Algo golpeó su conciencia con la fuerza de una pesada maza. Por un momento el tiempo pareció detenerse, y su corazón, con él; pero de inmediato el mundo a su alrededor se tambaleó y empezó a girar a una velocidad abrumadora.
Se abalanzó hacia su padre y lo sacudió varias veces, tratando de hacerlo reaccionar. En el fondo sabía que era inútil, pero, simplemente, no quería creerlo.
—¡Papá! Papá, por favor, papá, despierta…
Su voz se quebró con un sollozo aterrorizado. De pronto pensó que tal vez no era demasiado tarde, que tenía que llamar a una ambulancia, y quizá… corrió hacia el teléfono y descolgó el auricular.
Pero no había línea. Zayn colgó el teléfono con violencia, rabia y desesperación; se secó las lágrimas con la manga del jersey, dio media vuelta y se precipitó escaleras arriba.
—¡Mamá! —gritó—. ¡Mamá, baja corriendo, trae el móvil!
Tropezó en un escalón y cayó, golpeándose las rodillas, pero eso no lo detuvo. Se levantó de nuevo y siguió corriendo: —¡¡Mamá…!!
Enmudeció de pronto, porque había alguien al fondo del corredor. Alguien que no era su madre. Frenó en seco, desconcertado. Los dos se miraron un momento. Se trataba de un hombre de ojos de color avellana y rasgos delicados, pero expresión dura y ligeramente burlona. Vestía algo parecido a una túnica que le llegaba por los pies, y tenía el cabello oscuro y encrespado.
—¿Quién… quién es usted? —murmuró Zayn, confuso y todavía con los ojos llenos de lágrimas.
Algo atrajo su atención, sin embargo. Sobre el parquet, a los pies del individuo de la túnica, había un bulto inerte. Zayn lo reconoció, y sintió que las piernas le temblaban; tuvo que apoyarse en la pared para no caerse. Era su madre, que yacía en el suelo, pálida, con la cabeza vuelta hacia él y los ojos abiertos. Zayn sintió que la sangre se le congelaba en las venas. Aquello no podía estar sucediendo… Pero no había duda. La mirada de su madre era vacía, inexpresiva. Sus ojos estaban muertos.
—¡¡¡Mamááá!!! —gritó el chico, fuera de sí. Echó a correr hacia ella, sin importarle para nada la presencia del hombre de pelo negro… Todo sucedió muy deprisa. El desconocido gritó unas palabras en un idioma que Zayn no conocía (pero que, de pronto, le sonó extrañamente familiar) y algo golpeó al chico en el pecho, dejándolo sin aliento, y lo lanzó hacia atrás. Zayn chocó contra la pared y sacudió la cabeza, aturdido y respirando con dificultad. No tenía ni idea de qué era lo que lo había empujado con tanta violencia; el individuo de la túnica estaba aún lejos de su alcance cuando aquel lo-que-fuera lo había lanzado contra la pared. Pero no se detuvo a pensar en ello. El golpe lo devolvió a la realidad. Se dio cuenta de que, muy probablemente, aquel estrafalario individuo era el responsable de la muerte de sus padres; y una parte de sí mismo, que estaba oculta y dormida y solo despertaba en ocasiones puntuales, y que, sin embargo, Zayn conocía muy bien, aullaba de dolor, ira y sed de venganza. Por otro lado, sabía que lo más prudente era dar media vuelta y echar a correr, escapar, avisar a la policía…. Por suerte para él, logró dominar su ira y dejar paso a la sensatez.
Se puso en pie de un salto, reaccionando más deprisa de lo que su oponente había previsto. Echó a correr en dirección a las escaleras y lo oyó gritar a su espalda, pero no se detuvo. Bajó a todo correr; en su precipitación, tropezó de nuevo y cayó rodando hasta el salón. Pero, cuando estaba a punto de levantarse, sintió una presencia gélida tras él, y se estremeció, sin poderlo evitar. Se volvió lentamente… Ante él se hallaba un chico algo mayor que él, vestido de negro. Era delgado y fibroso, de facciones suaves y cabello castaño claro, muy fino y liso, que le caía a ambos lados del rostro. Sus ojos azules se clavaron en él, inquisitivos. Era la primera vez que se encontraban, de eso Zayn estaba seguro, pero, por alguna razón, no pudo evitar sentir una súbita repulsa hacia él, como si el mero hecho de estar cerca de aquel desconocido le produjese escalofríos. Reprimió un estremecimiento y lo miró a los ojos. Y de pronto sintió algo extraño, una sacudida, como si algo se hubiese introducido en su interior y estuviese explorando sus más secretos pensamientos y sus más íntimos sentimientos. Y otra cosa. Frío. Zayn se quedó paralizado, hechizado por la mirada del joven de negro.
―Te estaba buscando, se oyó una voz en su mente.
Y, en aquel mismo instante, Zayn supo, de alguna manera, que iba a morir, como lo sabe la mosca que queda atrapada en la telaraña, como lo sabe un ratón que se topa con la mirada de una serpiente. Pero entonces algo tiró de él y lo arrojó a un lado con violencia, apartándolo del muchacho de negro. Zayn cayó al suelo, sobre la alfombra, sacudió la cabeza y se giró para ver qué estaba pasando y quién lo había alejado de la mirada de la muerte.
Su salvador era un joven de unos veinte años, alto y musculoso, de cabello castaño corto y expresión grave y severa, que había aparecido de la nada, interponiéndose entre Zayn y el otro muchacho. Había algo en él que imponía respeto, a pesar de las extrañas ropas que vestía. El chico de negro lo miró impasible, pero adoptó una postura de serena cautela.
Y entonces, ante la atónita mirada de Zayn, el recién llegado sacó una espada del cinto y le plantó cara a su oponente. El de negro pareció aceptar el desafío, porque extrajo su propia espada de una vaina que llevaba sujeta a la espalda y paró el golpe de su contrincante con una rapidez y una agilidad casi sobrehumanas. Zayn, paralizado de terror, se quedó mirando cómo aquellos dos desconocidos iniciaban un duelo de espadas en el salón de su propia casa. Volcaron la mesa del comedor, desgarraron las cortinas, destrozaron el televisor con una estocada que no dio en el blanco. Zayn asistía impotente a aquel estropicio, pero no se atrevía a moverse. El joven recién llegado se movía con seguridad y serenidad, y los golpes que descargaba eran más fuertes; pero el muchacho de negro era mucho más rápido, ágil, silencioso y letal. Zayn se dio cuenta de que, cada vez que las dos espadas se encontraban, una especie de destello sobrenatural brotaba de sus filos.
Aquello no era real, era una pesadilla, no podía estar pasando. Quiso gritar, pero entonces alguien tiró de él y le tapó la boca.
omg, tu audición esta mas que aceptada. Me encantó el capitulo y como escribis, melo, en serio. fajdskhdjksghkjdg, me dejo con ganas de seguir leyendo de qué es? dhs.
bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
helee, esta de más decir que tu audición esta aceptada, adoro como escribis, wn. fahdfhasgjksdg, no sé si queres seguir participando u.uHelenna escribió:[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
representante: Ian Somerhalder | Claire Holt.
os o capítulo:
- Sixteen Devils.:
No tenía ni puñetera idea de lo que estaba pasando, no sabía quienes eran “ellos”, no sabía nada de lo que estaba pasando a mí alrededor pero sí había una cosa que sabía, que todos entendíamos; todo eso tenía que ver con las estrellas de ocho puntas esparcidas por nuestros cuerpos.
Desde un principio en donde Raissa nos acorraló a todos en la fiesta sabía que todo esto oscilaba alrededor de los poderes que descubrí años atrás, solo no quería que supieran nada de mí, de lo que podía hacer, de lo que tenía oculto a la vista de los demás. No quería ponerme en peligro sabiendo que podrían meterme en cualquier muro con cuatro paredes blancas y acolchadas.
Todo daba vueltas en mi cabeza mientras miraba la escena desde afuera, como estaba acostumbrada a hacer en todo a mí alrededor y mi vida. Yo tenía un poder. Yo podía hacer explotar cosas y parar el tiempo, entre otras… ¿Quién me decía a mí que el resto no tenía poderes tampoco? ¿Qué ellos no lo están ocultando como yo? ¿Qué Raissa no utilizara la música como algún tipo de escape?
Los miré uno a uno imaginando, pensando, que ellos tenían algo como yo. Que ellos podían hacer otras muchas cosas fuera de la normalidad de los humanos. De cualquier cosa fuera de este mundo. Fuera de la mentalidad de una persona normal y corriente. Que éramos especiales en algo.
En pocas palabras Liam nos explicó lo que había pasado, lo que había visto mientras Raissa lo miraba pensativa sin buscarle un por qué de la acción de la morena hacia el castaño. Era de pura lógica que había algo conectado en lo que les pasó a ellos. Y eso todos lo sabíamos, lo intuíamos. Pero no sabíamos por qué ellos dos, por qué nosotros. No sabíamos dónde nos estábamos adentrando, qué nos tenía preparado el destino.
Teníamos que salir de allí pronto, o fuera lo que fuese lo que les había pasado a ellos dos nos podría pasar a todos los demás, y a saber qué otras cosas. Esta situación se estaba saliendo de nuestras manos, antes nadie creía la palabra de Raissa pero ahora no había ni uno de nosotros —aunque no lo admitiera— que no la creyera. Esto era sumamente raro, incluso para mí.
Estaba inmóvil en un mismo lugar, intentando aparentar calma ya que solo Liam y yo éramos los que no nos estábamos tirando de los pelos, en todos los sentidos. Keyla y sus amigos no se podían tomar las cosas en serio, siempre saltaban con alguna gilipollez y, honestamente, comenzaban a tocarme los ovarios. Noah era tan asustadiza que no sabría decirte si se lo había hecho en los pantalones. Alice intentaba ser fuerte por Noah, y claro, no hacer caso de las gilipolleces que decían Keyla y compañía, al igual que Aline y Charlotte, las cuales de vez en cuando peleaban verbalmente junto a Katrine contra el grupo de los monos saltarines. Raissa estaba perdida en su mundo y Liam mantenía una calma y paciencia que yo comenzaba a perder.
Estaba cansada de Keyla y su grupo de monos saltarines. Los miré a tiempo de que se rieran de Noah por ser tan asustadiza y de decir que ellos no tenían miedo; mentira. Incluso yo, que me había enfrentado a cosas peores que una puerta moviéndose y a dos chicos que se desmayen en circunstancias extrañas tenía miedo, pero lo ocultaba y no me reía del resto. Ellos solo ocultaban su miedo riéndose de los demás, y era algo patético.
—Mírenle los pantalones, ¡pero si parece que se ha cagado en ellos! —Rieron al unísono el grupo de monos saltarines y les dediqué, a uno por uno, una mirada que lo decía todo.
—¿Queréis callaros ya de una puta vez? —Arremetí—. Si vosotros sois los que más cagados estáis con esta situación y en estos momentos, así que hacernos un favor y callaros.
Todos en ese preciso momento se callaron. Keyla y sus monos me miraron detenidamente con los ojos abiertos, no esperándose que alguien fuera a decirles algo en una situación así y menos a ellos. Sabía lo que se avecinaba y estaba preparada para ello. No era una niña frágil y débil con quien ellos pudieran meterse fácilmente. Siempre me había mantenido lejos de sus mierdas ya no me gustaba involucrarme en cosas ajenas, pero ya habían colmado la poca paciencia que tenía.
—¿Acabas de llamarnos cagados, niña? —Lo interrumpió Keyla.
—¿Y acabas de mandarnos a callar? —Avanzó unos pasos hacia mí.
—Sí, ¿tenéis algún problema? Sois unos inmaduros. Esta no es la mejor situación ni el mejor lugar para que os pongáis a burlaros de nadie, ¿no os dais cuenta o sois tontos? —No me dejé intimidar y avancé también unos pasos hacia ella.
—Tú sí que eres tonta. No sabes lo que acabas de hacer —dijo Louis desde atrás de Keyla, con una sonrisa y ojos burlones dirigidos a mí.
—Puede que te merezcas el que te de una paliza pero, no caeré tan bajo como tú. Al menos no en estos momentos —la miré con el rostro serio. Vi en su rostro sorpresa la cual, rápidamente, pasó a ser rabia.
Le di la espalda para segundos después notar como mi pelo era jalado por alguien y yo comenzar a retroceder con demasiada fuerza y rapidez. Sin percatarme de lo que había pasado y en un impulso, agarré las manos que sujetaban mi castaño pelo y las retorcí —antes de que perdiera el equilibrio por su gran fuerza—, provocando un pequeño grito en ella. Oyendo como su grupo de monos la animaban, ella se apartó de mí y rápidamente contraatacó llevando un puño a mi costado derecho. Sin esperar un segundo me aparté de su contraataque y, cuando iba a propinarle un golpe, alguien agarró mi diminuta cintura y me elevó del suelo alejándome de ella.
Quedé de cara a la pared mientras esa persona seguía sujetando mi cintura. Podía escuchar como Keyla se quejaba de algo y como Raissa decía algunas cosas sin sentido sobre lo que había pasado. Intenté separarme pero el cuerpo tras de mí no me dejó, empujándome más fuerte contra la pared y apoyando su fuerte pecho en mi espalda por precaución.
—Maldita sea, ¡suéltame, joder! —Grité enfurecida, intentando verle la cara—. ¡Le abriré la cabeza como vuelva a tocarme!
No contestó. No se movió. No hizo nada salvo permanecer apoyado contra mi espalda y sus manos aún en mi pequeña cintura procurando que no me saliera de su agarre. Me removí contra el cuerpo fuertemente sin lograr nada.
—¿Cómo has hecho eso, Keyla? —Preguntó Katrina con asombro en su voz.
—Pues soltando un puñetazo —habló con superioridad. Katrina iba a contestarla pero la interrumpí.
—¿Qué puñetazo ni que hostias? —Conseguí decir—. Tú no sabes lo que es una pelea de verdad, niña.
Volví a escuchar jaleo a mis espaldas y un par de golpes —como si fueran cuerpos de personas— contra una de las paredes. Sin esperar más, una sombra de la pared —en la cual estaba apoyada— me absorbió, y conmigo a la persona que estaba detrás de mí. Me absorbió, me envolvió en una profunda oscuridad confundiéndome, para segundos después poder ver la sala entera entre las sombras. Desde una perspectiva fuera de la sala pero, aún así, seguíamos dentro de ella.
Zayn y Connor estaban en el suelo, con las espaldas apoyadas en la pared, derrumbados. Alice y Noah estaban a su lado, intentando averiguar cómo se encontraban. Keyla miraba enfurecida al lugar donde estaba yo momentos atrás. El resto miraban a Keyla sorprendidos por algo que yo aún no sabía qué era y Raissa y Liam se miraban entre sí, como si estuvieran comunicándose entre ellos mentalmente o como sí supieran lo que estaba pasando.
Las manos ajenas seguían en mi cintura, me aparté bruscamente unos pasos al lado contrario para intentar verle la cara a esa persona, pero el agarre permaneció donde estaba. Él me acercó más hacia su cuerpo. Levanté mi vista como pude para encontrarme con la última persona que pensé encontrar en esos momentos y en ese lugar; Damon.
—No te sueltes de mi agarre o te perderás entre las sombras y no tengo ganas de buscarte —dijo, con superioridad y cansancio.
—¿Cómo..? —Me calle—. ¿Qué ha pasado? —Dije con el rostro confuso y desorientado. Él suspiro.
—Llegué junto a Harry, Zayn y Connor justo cuando te apartabas del contraataque de “tu amiga”. Te separé y te acorralé duro contra el muro —sonrió burlón. Pillé el doble sentido de su frase y rodé los ojos—, y cuando ella se soltó del resto y empujó con una extraña fuerza sobrehumana a Zayn y Connor, no tuve otra opción que utilizar mi poder para que estuviéramos a salvo. Algo que por cierto nadie conocía pero ahora sí.
—Vaya, ¿y tengo que darte las gracias por todo eso? —Me crucé de brazos, indignada. Yo podría haber usado mi poder si hubiera sabido lo que estaba pasando. No lo necesitaba.
—De nada —siguió hablando sin dejarme decir algo. Miró a la sala donde estaban el resto—. Creo que nadie lo habrá visto salvo tú, Keyla y yo.
—Sácame de aquí —gruñí no queriendo pasar más rato con él.
Se encogió de hombros restándole importancia con la brusquedad que se lo había pedido. Me agarró de la muñeca derecha, guiándome a más oscuridad y alejándome de la sala donde estaban los demás.✖✖✖Aparecimos en una sala diferente no muy lejos del resto ya que, podía escucharlos hablar. Una vez fuera de las sombras un aguado dolor de cabeza apareció de la nada, supuse que había sido por el viaje de Damon así que le resté importancia. Él estaba un poco pálido —más de lo que ya era—, pero con un movimiento de cabeza me hizo entender que estaba bien y fuimos a la sala donde estaba el resto. Entramos pero nadie se percató de ello. Me alejé de él sin palabra alguna —sin saber por qué exactamente— hasta estar en la otra punta de la sala aún con el dolor de cabeza.
Había estado entre las sombras, había estado en la habitación pero sin estar en ella. Me estaba volviendo loca, no podía ser. No. Bueno, sí podía ser. Si yo tenía un poder, ¿quién me decía que el resto no los tuviera? Él podía moverse entre las sombras y Raissa, bueno, ella era un misterio incluso para ella misma pero, yo la escuché en mi cabeza, algo tenía que tener. Y por último pero no menos importante; Keyla. Según Damon, ella lanzó por lo aires con una fuerza extrema a Connor y Zayn. Eso era raro, era muy raro. Nosotros éramos raros.
Yo conocía a Zayn, bueno, trabajábamos juntos. Él era un tipo duro, alguien quien por una chica no volaría por los aires, creo que ni por la fuerza de un chico lograrían hacerlo volar. Zayn siempre se entrenaba, siempre estaba haciendo boxeo cuando no lo mandaba a hacer algún recado por parte de la mafia. Era prácticamente imposible que pudieran hacerlo volar, y más una chica, aunque fuera Keyla.
Y de Connor, bueno, de él no sabía mucho. Apenas nada, ni siquiera había hablado con él alguna vez, creo. Pero, físicamente no se le veía un chico al que el viento se lo llevara con una ráfaga, honestamente. Ninguno de los dos estaban mal físicamente, y, ninguno de los dos eran chicos con los cuales querrías meterte en una pelea.
Eso me llevó a qué hacían ellos aquí. ¿Habían entrado con el poder de Damon? Pero, él dijo que solo lo conocíamos; él, yo y probablemente Keyla. Tenía un poder con el que no se podía jugar. Es decir, es con las sombras. Puede moverse entre ellas y a saber qué más. ¿Podrá hacer más cosas? Levanté mi vista hacia él, chocando con unos ojos azules como el mar los cuales ya me estaban mirando, inspeccionando. Recorriendo mi rostro de punta a punta.
Recorrí su rostro al igual que él hacía con el mío. Pude ver a través de sus ojos, de sus facciones que no había tenido una buena vida. Era alguien frío y duro, duro consigo mismo. Puede que su poder lo haya llevado a extremos que ni siquiera yo sabría cuáles eran, o que descubriera sus poderes de mala manera tipo como a mí me pasó, o que, haya sufrido en un pasado antes de saber de que era especial. Quién sabe. Aquí todos éramos un misterio.
Escuchaba la conversación que tenían pero de fondo. ¿A quién le interesaba lo que estuvieran hablando? A mí no. No sabía por qué no había usado mi poder una vez que Raissa estuvo bien y haberme largado de aquí. Nadie se hubiera enterado. No hubieran sabido cómo me había ido pero no, aquí estaba; recibiendo una mirada asesina de parte de Keyla y siendo inspeccionada por una mirada de Damon. Quería irme de aquí, era demasiado para procesar.
—Ya basta, tenemos que irnos de aquí —dijo Raissa.
—Sí, quién sabe si nos pasa algo más —habló Noah.
—Oh, ¿tienes miedo? —Se burló Keyla mirándome directamente a los ojos con risa burlona. Gruñí y le fruncí el ceño.
Si pudiera controlar un poco mejor mi poder haría que se estrellara contra el muro, como ella había hecho con Connor y Zayn. Solo para demostrarle que no la tenía miedo y que no se debería meter conmigo.
—Vayámonos de aquí —dijo ronco Harry para salir por la puerta de la sala. Inmediatamente le siguió Noah y Alice.
Segundos después empezaron a abandonar la sala el resto, quedándome con un Liam callado, un Damon curioso y una Keyla enfadada. No sabía por qué Liam se había quedado pero, supuse que fue por lo que habíamos visto de Keyla. Bufé.
Comencé a dar pasos hacia la puerta seguida por tres pares de ojos cuando una voz me paró en seco:
—Deberías de tenerme miedo, ya sabes lo que puedo hacer —sonrió falsamente.
—Tú también deberías de tenérmelo. No me conoces, no sabes nada de mí y lo más importante: No sabes si yo tengo un poder debajo de la manga —Me di la vuelta, dejándola humillada y con unas grandes ganas de venganza.
Sabía que eso no había terminado ahí y que ella no pararía hasta hacerme algo pero, no me iba a dejar ganar por ella. No cuando yo podía defenderme utilizando mi poder contra ella o contra sus monos saltarines.
Iba por el pasillo a nada de salir a la preciada calle cuando el móvil me sonó. Lo cogí y miré el número. Conocía bastante bien el número para saber de qué era. Descolgué.
—¿Dónde? —gruñí—. ¿Ahora? —Salí por la puerta buscando a Zayn con la mirada—. Sí, ahora vamos.
Dicho eso colgué y, con los ojos sobre Zayn y sus ojos en los míos, le hice un gesto con la cabeza indicando que teníamos trabajo. Asintió y nos pusimos a andar juntos bajo los ojos de los demás.
—¿Os vais? No podéis iros —habló la ojiazul—. ¿Qué pasa si nos pasa algo? Debemos permanecer juntos.
—No podemos quedarnos —habló el morocho por mí hacia Raissa.
Encontré los ojos de Damon antes de darnos media vuelta e irnos. Seguramente por sus cabezas debían pasar muchas ideas del por qué nos íbamos, y juntos, pero a ninguno de los dos nos importaba lo que pensaran ellos y bueno, no teníamos que darles explicaciones a nadie.
Una vez en el coche de Zayn una extraña sensación de que no deberíamos separarnos de ellos me invadió por completo provocando un escalofrío que traspasó todo mi cuerpo de cabeza a pies. Me sacudí un poco y le quité importancia mientras Zayn arrancaba el coche y nos dirigíamos a la misión que nos habían dado la mafia.
- gif:
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bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
¿yo dejé mi audición, bby? porque no recuerdo, y tengo flojera como para andar buscando :/
loubricante.
Re: the last year} audiciones cerradas.
¡nemi! dkfahsgjhskg, amo ese ship*-* obvio que tu audición esta aceptada. kasjfhdakjg, decime si queres seguir o no:)Writer. escribió:
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Representante: Demi Lovato.
OS o capítulo:
- Fuckin Perfect |NC| Capítulo 01:
“Un tutor” “Un tutor”. Aquellas palabras le rondaban por la cabeza desde que habían salido de la boca del juez. Ella no necesitaba un estúpido tutor. ¿Para qué? Estaba sana, completamente sana. Pero claro, aunque hicieras algo bueno, la gente de aquél pueblo la miraba mal.
En cuanto terminó su cigarrillo, lo tiró al suelo y, seguidamente, lo pisó con la punta del zapato. Cogió su cazadora, depositada cuidadosamente en la barandilla, y abrió la puerta del tejado para luego entrar a su departamento. Subir allí la ayudaba a pensar y tranquilizarse, si no hubiera sabido de la existencia de aquél sitio, habría perdido el control más de una vez. Aunque claro, ya lo había perdido desde hacía años.
¿Cuando había llegado al punto, en el que el estado había decidido asignarle un tutor? ¿Cuándo sus padres murieron? Puede ser.
Dejó la cazadora encima de la mesa y se arrastró hacia su cama, que estaba a solo cuatro pasos. Mañana sería un nuevo día. Mañana sería el día que conocería a su tutor. No tenía ni la menor idea de cómo sería, pero deseaba conocerlo en cuanto antes, tan solo para decirle que cogiera la pasta, y la ignorara.
Cerró los ojos lentamente, haciéndose una idea de cómo sería él o ella, y se durmió.
Los rayos de sol entraban al vacío apartamento por las rendijas de la persiana, y apuntaban a la cara de Chris fuertemente, cosa que hizo que abriera los ojos de golpe.
Cogió el cojín con las dos manos y se lo apretó con fuerza a la cabeza para no notar ninguna luz, pero no sirvió de nada. Además, la obligación de ir al jurado a conocer a su tutor no la dejaba quedarse en la cama durmiendo.
Así que caminó como un zombi hacia el cuarto de baño y encendió el grifo. Y sin más, se metió dentro. La lluvia artificial que le caía lentamente por el cuerpo la relajaba aún más que subir al tejado para hacerle una calada a su cigarro, así que se estuvo nada más y nada menos que 10 minutos sin hacer nada más que permanecer debajo del agua caliente.
Al salir de la ducha, se ató la toalla por el pecho y salió. El viento que entraba por la ventana le rozó e hizo que un escalofrío le recorriera todo el cuerpo.
- Dios, que frío. – masculló mientras se aceraba a la ventana medio abierta y la cerraba.
Se dirigió al pequeño armario que estaba lleno de ropa que no se ponía y escogió unos jeans azules oscuros, una camiseta de tirantes blanca, y su preciada cazadora de cuero negra. Se pintó la parte inferior del ojo con corrector negro y se puso sus valiosas botas de tacón color marrón.
Se miró al espejó y echó una repasada a todo su cuerpo. No era perfecta, pero, ¿para qué? La criticarían igual. Siempre lo hacían. Desde el estado, hasta sus supuestos amigos. No había nadie que la apreciara, al menos un poco.
Cogió las llaves, depositadas en un bol que su abuela había hecho, y cogió su bolso, para luego salir al exterior y cerrar la puerta de un portazo.
Eran las diez y diez de la mañana, y a las diez y media tenía que estar en el juzgado. Tiempo de sobras. Apuntó a su descapotable con el mando y se encendieron las luces. ¿De dónde había sacado el dinero para comprar el coche? Simple, era robado.
Subió de un salto, sin abrir la puerta, y arrancó el coche. Pisó el pedal con fuerza y el coche salió disparado.
El aire fresco chocaba con su cara y jugaba con el oscuro pelo de la chica. Aquello la hacía sentir tan bien. La hacía pensar, y era lo que más le gustaba, reflexionar, meditar. Y meditaba sobre su triste vida. ¿Por qué había elegido aquella salida? Había miles de salidas, pero ella había optado por la peor. Pero claro, la culpa era de sus padres, que la habían abandonado a los 18 años y la habían dejado en la calle, sin dinero, ni casa, ni comida. Sin nada.
- ¿Señorita Jackson? – cuestionó la secretaria con una mirada triste y una sonrisa forzada.
- Esa soy yo.
- Pase por aquí. Él la acompañará. – señaló a un tipo grande, de color oscuro, y con una etiqueta pegada en la camiseta negra. “Fred”.
El señor la empujó levemente por la espalda y los dos caminaron lentamente por unos pasillos vacíos, hasta que Chris se atrevió a decir algo.
- Así que Fred… Yo soy Christine, pero llámame Chris.
La morena solo recibió un gruñido y una sonrisa forzada por parte del hombre, así que optó por la mejor opción, callar.
Siguieron caminando y llegaron a una puerta. Ponía: “Juez Harris”. Ése era que el juez del día anterior le había asignado un estúpido tutor.
El tipo llamó a la puerta tres veces seguidas, y, después de siete segundos de completo silencio, la puerta se abrió.
- Ah, señorita Jackson, pase. – susurró una joven chica, con una voz chillona que hacía rebotar los oídos de Chris. – Gracias Fred, puedes irte.
El hombre sonrió, ahora sinceramente, le dio dos palmaditas a la espalda de la morena y desapareció por donde habían venido.
- El juez Harris la estaba esperando. – dijo, antes de destapar al juez, sentado en un enorme escritorio, mirándola fijamente con una sonrisa en su rostro.
- ¡Ah, señorita Christine! La estábamos esperando.
- ¿Estábamos? – musitó la chica, sorprendida.
- Así es.
Por detrás de una puerta apareció un joven rubio, de ojos azules y muy atractivo. ¿Quién era aquél misterioso? ¿Ahora que pretendían?
bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
si, si, sistah. esta en la primera página. harbara<3Maggie. escribió:¿yo dejé mi audición, bby? porque no recuerdo, y tengo flojera como para andar buscando :/
bhavi.
Re: the last year} audiciones cerradas.
Muchas gracias :aah:
Pues la novela es una que estoy empezando, es decir, te acabo de dejar un adelanto
Tengo muchas ganas de quedar en esta novela so espero hacerlo(?
Jo, que ganas de resultados
Pues la novela es una que estoy empezando, es decir, te acabo de dejar un adelanto
Tengo muchas ganas de quedar en esta novela so espero hacerlo(?
Jo, que ganas de resultados
Melocotón
Re: the last year} audiciones cerradas.
Yo sí quiero seguir participando, pero si me elegís quiero pedir cambio de la representante de la chica c:
Invitado
Invitado
Re: the last year} audiciones cerradas.
Anto
quiero saber, acaben con mi sufrimiento de una vez ;-;
quiero saber, acaben con mi sufrimiento de una vez ;-;
Invitado
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