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obsessives loves {audiciones abiertas}
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Re: obsessives loves {audiciones abiertas}
ksdjfnsdjgsd, si tengo que hablar muy seriamente con lorena bc con eso se va a mandar una .
loubricante.
Re: obsessives loves {audiciones abiertas}
frouis is da best ship.
ese ship merece un premio y la chica que lo creó el amor de todo el foro.
ese ship merece un premio y la chica que lo creó el amor de todo el foro.
Invitado
Invitado
Re: obsessives loves {audiciones abiertas}
¿Nadie más? ._.
pd. Para las que aún deban ficha, publiquenlas, chicas<33
pd. Para las que aún deban ficha, publiquenlas, chicas<33
Atenea.
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Re: obsessives loves {audiciones abiertas}
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Jennifer Lawrence | Josh Hutcherson | Annasophia Robb
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- Are you alice?:
Capítulo O25
"Siempre se llega a alguna parte si se camina lo bastante."
Svitlana Wyclif - Drew Roy { el dragón }
Corrió y por más que lo intentó no lo logró, a pesar de que muchas Alices han tomado cariño al lugar, ella no podía, tenía que volver a casa, aduciendo que; “por más dura que fuera la vida allá no era tan ‘estúpida’ como la de allí”. El la alcanzó rápido, aunque logró escapársele por más de quince minutos: ¡nuevo record!
Se encontraba en un árbol, recostada en el tronco, en los jardines del rey rojo, él no lo sabía, pero debía estar cerca de Drew, obligatoriamente. Pensando simples maneras de salir de allí, ninguna lógica, el dragón siempre arruinaba sus intentos fallidos de escapar. Por más lindo que fuera el dragón, era muy molesto y estricto, cosa que le molestaba. Jugaba con su cabello, mirando un punto fijo.
A simple vista pudo divisar al rey rojo, estaba preocupado, lo demostraba, también alterado, e incluso aterrado. Raro en él, nunca lo había visto preocupado y mucho menos, triste, sus ojos lo delataban. ¿Por qué estaba aterrado?, se paró y se acercó un poco más. Este le estaba gritando a… casi todo el mundo.
Caminó esperando enterarse un poco más de la situación. El rey ya se había marchado, había estado con alguien más, aburrida, caminó un poco más allá, no planeaba escaparse otra vez, por más divertido que fuera ver al dragón molesto, quería saber porque el rey estaba así. Vio motas de sangre, pequeñas, pero reconocibles fácilmente, hacían un camino hasta llegar a un gran charco, estaba aterrada por la situación.
Escuchó no tan lejos quejidos, de una voz chillona y molesta.
Pensó que lo más seguro era una flor, seguramente habían visto que había ocurrido. Preguntarles sería interesante.
Se acercó y vio a la flor brotando ¿lágrimas?
— ¡Que linda estas hoy! – alagó a la flor.
— Verdad que sí – contestó, olvidando que hacer tan solo segundos lloraba.
— Y… ¿Qué ha pasado de nuevo? – preguntó fingiendo amabilidad.
— Como te parece que una de las Alices ha intentado matar a Eleanor. – Afirmó – Se dice que esta poseída por… alguien.
— ¿A?, ¿cómo que poseída? – frunció el entrecejo – ¿por quién?, ¿quién intentó asesinarla?
— Creo que es mejor que yo me vaya – hablo nerviosamente.
— ¡Pero si no tienes pies! – dijo aún más confundida Svitlana.
— Tienes razón. – miró hacia el suelo y dijo: – En ese caso, es mejor que tú te vayas. – Svitlana insatisfecha por la información dada se marchó.
Pensó y llego a la conclusión de que tenía que ser Perrie, aparte de ser la única con la que realmente ha entablado una conversación por más de tres minutos, la locura que escucho el otro día la lleva a sospechar, además de ser la más demente de todas, y para finalizar el comportamiento de esta chica.
Pero, da igual.
Después de todo, no conoce a Eleanor.
No ha entablado una conversación con ella.
No sabe cómo se comporta.
Quizás hizo enojar a Perrie.
Quizás no fue ella. Pues, tampoco ha entablado una relación con las otras Alices.
Tal vez son malas.
Tal vez no.
Pero, las flores no mienten, tal vez sí, pero el charco de líquido rojo, dice que si es verdad. Atentaron contra su vida. Y quería averiguar porque alguien querría hacer eso.
Igual, ella siempre se entera de última.
Pero, ¿para qué meterse en asuntos ajenos?, ella sólo quiere salir de allí.
Bueno, por simple curiosidad.
Pero como dicen por allí “la curiosidad mató al gato”.
¿Y sí por entrometerse en asuntos ajenos, le hacen daño?
Pero existía la pequeña posibilidad, aunque grande a la vez, de que todo fuera un mal sueño.
Y no le pasaría nada.
Quizás.
Sí, solo quizás.
Pero, ella es muy curiosa.
No se resistiría a esto.
Como siempre su mente le hacía un cuestionario, un molesto cuestionario.
En la mente de Lana, todo es un problema y una cosa lleva a la otra.
Como siempre, tenía que enterarse de lo que no le convenía.
Se sentó en el mismo lugar por un rato largo.
Uno muy largo.
{*}
— ¿Por qué te molestas Alice? – preguntó el.
— ¡Ahhh! ¡Aun no lo entiendes! ¡Y por vigésima vez! ¡Mi nombre no es Alice! – grito exaltada.
— ¿Qué? – frunció el ceño. Ignorando el problema con el nombre.
— ¡Me quiero ir de este maldito lugar! – él levanto las cejas por la mala palabra de la chica – ¡y estoy segura de que tú sabes cómo!
— No lo sé.
— No te creo.
— Pues… me da igual. – ella comenzó a llorar de desesperación. Si esto era real, ¿qué haría?, corrió, salió de la pequeña casa de Drew y se adentró en el bosque.
Estaba todo oscuro, era de noche, había ruidos extraños, pero no le importó, quería salir con urgencia de allí.
Ella no es el tipo de persona al que le cuentas un chiste y se ríe, ella es el tipo de persona que te pone mala cara y te hace una seña obscena. Un prototipo de persona “aguafiestas”.
Vio muchos animales, empezaba a asustarse.
Pero no, Svitlana Wyclif es valiente y no regresaría a casa.
También muy orgullosa.
Perdón no a su casa, a la del dragón.
Era raro que ella llorara, ella nunca se pone muy triste, ni muy enojada, permanece en un estado neutral.
No lloraba desde la boda de su padre.
Y eso le hacía enfurecer, estaba cambiando, y eso le asustaba.
Aún seguía corriendo, miraba hacia atrás repetidas veces.
Tropezó, y se desmayó.
«Despertó en un lugar bastante pintoresco; lleno de color y armonía. Flores parlantes por allí, flores parlantes por allá. Extrañas criaturas por allí, extraña criaturas por allá. Locuras por allí, locuras por allá. Sin duda era Wonderland. Lana se maldijo por no despertar aun de la “pesadilla”.
Se encontraba en el mismo bosque en el que estaba antes, sólo, que era de día, además se veía más lleno de luz, de felicidad. Más colorido.
Prosiguió a levantarse, ¿ahora qué haría?
Camino un poco más allá y vio a una pequeña niña de una cabellera rubia rizada. Una linda cara.
Caminaba sola por el bosque sin ningún destino. La niña se detuvo. Miró hacia los lados y siguió su camino firmemente.
Svitlana no se dejaba de preguntar quién era ella.
¿Será la Alice de la que todos hablan?
¿Ella?
¿Pero si era la Alice para que buscarían otra?
Seguramente no lo es.
Intentó hablarle pero fue inútil.
La niña la ignoraba.
O tal vez no.
Dejó de intentarlo y la siguió durante un rato.
Se veía perdida y sin destino alguno.
Hasta que se topó con Tweedledee y Tweedledum.
— ¡Pero que hombrecitos tan raros! – habló la joven. – Tweedledee y Tweedledum – leyó las camisetas de los gemelos.
— ¡Si crees que somos de mentiras paga por vernos! – habló uno.
— ¡Si crees que somos de a deberás tienes que hablarnos! – dijo el otro.
— ¡Es lógico! – dijeron al unísono levantando el dedo índice izquierdo.
— Bueno, pues mucho gusto en conocerlos, y… ¡adiós!
— ¡Adiós es lo último!
Después de un rato la pequeña siguió su camino.
Llegó a una pequeña casita, donde vivía el conejo, que al parecer, es a quien perseguía.
— ¿¡Pero Mariana que estás haciendo aquí!? – exclamo el conejo.
— ¿Mariana? – frunció ligeramente el ceño.
— ¡Anda trae mis guantes!, ¡pronto, pronto! ¿Qué no oyes?
La rubia subió las escaleras, mientras, Lana por alguna razón seguía expectante a lo que hacía ella, sin perderla un segundo de vista.
— ¿Si yo fuera un conejo?, ¿Dónde guardaría mis guantes? – se preguntó a sí misma.
Abriendo los cajones encontró un montón de galletas, que decían “cómeme” y otras “agarra uno”.
Se comió solo un trozo.
De la nada, comenzó a crecer y crecer.
El conejo blanco solo empezó a gritar:
— ¡Socorro! ¡Un monstruo!
Mientras Alice no cabía en la casa.
De ahí llego la tortuga. Y un par de locuras más empezaron a ocurrir.
Allí también conoció al el dragón quien ofreció su ayuda para sacarla de allí.
Después de eso, conoció a las flores. Quienes fueron un poco odiosas con la niña.
Solo un poco más adelante conoció a la oruga.
Y después de un rato muy largo, conoció a Cheshire, quien le dejó un poco asustada.
Él le indicó un camino, llegando a toparse con el sombrerero loco y a la liebre, quienes le cayeron mejor que los personajes anteriores.
Y así fue conociendo poco a poco cada personaje de Wonderland.
Svitlana no hizo más que verla, sin articular palabra alguna.»
Despertó sobresaltada, y, no se encontraba en el bosque en donde anteriormente se había caído.
¿Dónde estaba?
- As long as you love me:
Louis Tomlinson | Emily Hamilton
Capítulo OO7
Me pellizque, no pude evitarlo; lo que acababa de escuchar tenía que ser un pesadilla.
― ¿Qué?
― Sí, así como lo oyes Emily. ‒ dijo mi padre, quién, veo una vez por semana.
― ¡No, esto no puede estar pasando! ‒ bramé. El señor seguía expectante.
― ¡Emily! ‒ chilló mi madre.
― ¿Por qué no te casas tú con él? ‒ vociferé ‒. ¿Acaso no te das cuenta que esto arruinará mi vida?
Sentí mi mejilla arder, sí que me había dolido ese golpe.
Mi madre me había cacheteado.
Enseguida la aparte de mí y corrí hacia mi habitación.
No debí contestarle mal, pero, después de todo ella es la que me obliga a casarme con un hombre mucho mayor que yo.
¿Cómo va a hacerme eso?
Además de que no me deja salir durante todo el día
Realmente detesto esto.
Mi vida apesta.
Mi rutina es simplemente aburrida.
Casa, universidad, casa, universidad, casa, universidad.
Parece que esa aburrida rutina no acaba.
Bueno acabará pronto, en un mes exacto, justo cuando tengo mi título de abogada.
Recuerdo cuanto le rogué a mi mamá porque me apoyara en mi decisión de ser diseñadora de modas, obviamente, ganó ella.
Aún, con veintiún años, siendo mayor de edad, tengo que salir o con un guardaespaldas o con un chofer, sino, tengo que olvidarme la idea de salir. Y con veintiún años, nunca he ido a un club, es detestable que todas mis amigas en la universidad se burlen de mí como si estuviéramos en la secundaria; como cuando se burlan de ti porque tienen todo tipo de aventuras por las noches, mientras tú duermes. O peor aún, cuando las chicas te restriegan en la cara que ya no son vírgenes y tú sí. Aunque debo admitir de que me siento feliz de no haber caído tan bajo. Pero esos comentarios así sean de tus amigas, duelen.
Abrí la puerta y ella estaba justo enfrente de mí.
― ¿En qué estás pensando? ‒ dijo la mujer que estaba en frente de mí, no mi madre, mi mamá nunca me tocaría un solo cabello ‒. ¿Acaso no te importa tú padre?
― Mamá, yo sólo quiero ser feliz ‒ exclamé ‒, y sé que con ese señor no lo seré. Quiero cumplir mis sueños, no atarme con un anillo por el resto de mi vida mientras tengo una soga en el cuello que sé que después de dar ese forzoso sí nunca me podré quitar.
― Emily, tu sabes que lo que hacemos es para que tengas un buen futuro junto a un hombre que te dará todo lo que desees – dijo ahora un poco más calmada –. Además, esto es por tu padre, ¿acaso no lo quieres?, ¿por qué eres tan egoísta?
― ¿Egoísta yo?, siempre he hecho lo que me piden, he sido novia de más de siete sujetos, sólo por ustedes. Elegí la abogacía por ustedes. Nunca les he mentido. He sido la hija ejemplar. ¿Acaso no puedo hacer lo que me plazca por una vez en la vida?; ¿acaso no puedo cambiar mi futuro? Porque yo sé lo que ustedes tienen planeado para mí, dirigen mi vida sin consultármelo. Yo… – no había terminado de hablar cuando sentí por segunda vez un gran ardor en mi mejilla, un fuerte impulso de rabia hizo que empujara al ser que alguna vez me dio la vida. Salí corriendo, simplemente lo hice. Escuché cómo me llamaban, yo, simplemente no quería volver, sí era posible, nunca más saber sobre ellos.
Estaba asustada.
Me sentía mal por haberla tratado así.
Pero no podía guardarme más eso.
Tenía que decirlo.
Finalmente me siento aliviada.
Libre.
Y con tanta libertad; ¿a dónde iría?
Pensé por ir a la casa de alguna amiga.
Caminé bastante y me encontré con mi café preferido, bonito y con pinta de los 50’s
Entré sonriente, yo soy así, primero estoy agonizando por algo y luego de la nada lo olvido.
{***}
Este era el tercero, lo tragué amargamente, planeaba pedir el cuarto mientras aburrí al chico de los batidos con mis estúpidas historias. Ni siquiera lo había mirado.
― Entonces, de la nada escuché gemidos, me adentré en una habitación y… ¡bam! encontré a mi primer novio teniendo sexo con mi mejor amiga. ‒dije, estaba medio aturdida.
― ¡Vaya!, nunca había visto que alguien se pusiera ebrio por tomar tres batidos de fresa. ‒ habló el joven que me atendía.
― No estoy ebria ‒dije‒. Estoy, expresándome.
― Pues, con la forma en que hablas, pareciera. ‒bufé.‒ ¿Te traigo el “cuarto”? ‒ironizó.
― No, tranquilo. Mejor me cambio de café. Aquí, son unos metidos. ‒giré sobre mis talones lista para salir del lugar, ni siquiera había pagado, pero, por suerte no iba por cuenta mía, eso se anotaba por cuenta de mi ex-padre.
Dispuesta a salir cuando un chico abrió la puerta de cristal, ¿qué no se veía por fuera que iba a salir?, caí en el duro piso, recibiendo burlas de todos los que se encontraban allí. El joven intentó tomarme de la mano por yo por orgullo me levanté por mí misma, golpeándole en la nariz con mi cabeza. Las risas seguían al redor.
― Creo que estamos a mano ‒dijo entre risas.
― Sí, creo que sí. ‒miré sus ojos sublimes, quedando totalmente atraída, eran realmente celestiales‒. ¿Te hice daño?
― No, la pregunta aquí… ¿tú estás bien?
― Sí ‒hablé sin pensarlo‒, eso creo.
― ¿Te invito un batido de fresa? ‒dijo. El chico del café no evitó soltar una sonora carcajada, pues, ya me había tomado tres, lo miré fulminantemente y el simplemente se mordió los labios.
― Claro. ‒lo dije más bien por cortesía, realmente, no quería ninguno más.
Si hubiese sabido que ese batido de fresa y esa sonrisa ocultarían tal cosa, jamás lo hubiese aceptado.
Vicky.
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