Speed and Love |HARRY STYLES FANFIC| Parte II

En cuanto me senté sobre el frio cuero de las sillas de su camioneta la ola de culpa se abalanzó sobre mí pero hice todo lo posible para apartarme de ella antes de que me consumiera. Vi como Harry caminaba hacia la puerta del conductor y aparté la vista antes de que me descubriera observándolo, en lugar de eso decidí enfocar mis ojos en la oscuridad al otro lado de la ventana mientras escuchaba a mi lado como él se abrochaba el cinturón y luego encendía el auto.

Los vidrios estaban levemente empañados, evidencia del frio que hacía en el exterior, atraje las mangas de mi abrigo hasta que éstas cubrieron mis manos y me encogí en el asiento mientras miraba las luces de la ciudad pasar a toda velocidad en medio de la oscura noche.  Hasta que la grave voz de Harry me sacó de la profundidad de mis pensamientos. Sabía que había dicho algo por la forma en que su boca se movía y sus ojos se detenían momentáneamente en mí, pero no podía formar palabras de su voz. Su mano se ubicó en mi pierna dándome un suave apretón y obligándome a girarme definitivamente hacia él.

-¿Estás bien?-Preguntó apartando los ojos de la carretera por un instante, mirándome fijamente.

Asentí distraídamente apoyando la cabeza contra el frio vidrio de la ventana, Harry volvió su vista hacia el camino dejándome la vía libre para detallar como su perfil se tensionaba, quitó la mano de mi pierna para llevarla hacia su cabello y lo despeinó más de lo que ya estaba. Podía deducir fácilmente que mi respuesta no le había gustado.

-Si vas a ponerte así cada vez que nosotros…
-Estoy bien-Me apresuré a interrumpirle impidiendo que él terminara con lo que fuera que iba a decir-Estoy bien, es solo que estoy nerviosa. Se supone que ya debería estar en casa.

No podía evitar dejar de pensar en todas las posibilidades si papá llegaba a descubrirme. Aunque en realidad no había muchas de ellas, estaría muerta, eso era seguro. Agité la cabeza despejando los nada agradables pensamientos y volví a centrar la atención en Harry.

-No es mi culpa que seas tan difícil de despertar.

Rodé los ojos mirando hacia la ventana  para tratar de disimular la tonta sonrisa que había nacido en mi rostro, al segundo sentí su mano apoyándose en mi rodilla nuevamente mientras que la otra permanecía en el volante. Me perdí en su perfil mientras él parecía estar concentrado en la carretera, sin pensarlo dos veces envolví su mano entre las mías y entrelacé nuestros dedos ignorando la mirada confundida y el ceño fruncido que me había ofrecido de repente, pero no deshizo nuestro agarre. Nuevamente me encogí en mi puesto apoyando la cabeza en la silla.

Tomé una fuerte bocanada de aire preparándome para lo que venía. Ya podía apreciarse en el cielo un poco de la claridad del amanecer así que tendría que darme prisa y ser muy cuidadosa. Saber eso hizo que la opresión de mi pecho se intensificara mucho más que antes. Me incliné hacia el asiente trasero y agarré mi mochila verificando que todo estuviera ahí.

-¿Cuál ventana?-Preguntó Harry  a mi lado.

Fruncí el ceño ante su pregunta pero tres segundos después comprendí a lo que se refería, señalé el lugar por el que había salido horas atrás y por el cual tenía que volver a entrar, ahora. Honestamente se veía más alto que antes y entrar no parecía tan sencillo como salir.

-¿Entrarás por ahí?-Exclamó Harry desabrochando su cinturón-Te vas a lastimar.  

Abrió su puerta con rapidez y salió a toda prisa llegando a mi lado antes de permitirme reaccionar y abrir la puerta de copiloto por mí misma.

-Bueno no tengo otra opción-Salté de la camioneta quedando frente a él y su intimidante altura. Él realmente era alto, muy alto. Nunca había sido realmente consiente del esfuerzo que mi cuello tenía que hacer para mirarlo.
-Vamos entonces, yo te ayudo-Cerró la puerta de un golpe y me agarró por el codo para que empezara a caminar.
-No necesito tu ayuda-Me quejé aunque él hizo como si yo no hubiera dicho nada.

Di un tropezón gracias a que Harry estaba prácticamente arrastrándome detrás suyo pero su agarre se intensifico impidiéndome caer. Al estar de pie frente a la ventana vi como él miraba hacia todos los lados verificando tal vez que nadie estuviera husmeando. Era muy temprano para husmear, pero de todos modos…

Busqué torpemente la llave en mi bolso y el miedo me embriagó hasta que finalmente la encontré en un pequeño bolsillo que había olvidado era donde la había guardado. Por supuesto Harry quitó de un tirón las llaves de mis manos para abrir él mismo la ventana.

-Y decías que no necesitabas mi ayuda cuando en realidad con tu estatura no hubieras alcanzado ni a abrir esto-Murmuró con un tono entre divertido y tenso. Giré los ojos mientras me quitaba los zapatos.
-Bueno, mi estatura y yo te damos las gracias entonces-Noté como trataba de luchar contra la sonrisa que amenazaba su rostro provocando que yo riera silenciosamente.

Luego de haber guardado los zapatos en el bolso, me giré hacia él para darle las gracias por haberme traído, pero repentinamente la atmósfera se hizo más pesada e incómoda, o bueno, por lo menos para mí fue así. Harry no titubeó en acercarse agarrando mi barbilla entre sus dedos e inclinándose para darme un rápido beso.

-Nos vemos ésta noche-Susurró y luego volvió a juntar nuestros labios, ésta vez por más tiempo.

“Ésta noche”

No estaba muy segura de que eso fuera a ser posible, pero decidí no decir nada al respecto.

Entré en la casa con algo de su ayuda y yo por supuesto no pude evitar el rubor en mi rostro. Me despedí de él nuevamente antes de cerrar la ventana y verlo caminar de vuelta a su auto. Guardé la llave en lo más profundo del cajón del escritorio que era donde pertenecía  y salí del estudio después de comprobar que todo estuviera en su lugar. Lo único que quería hacer era subir corriendo a toda velocidad y encerrarme en mi habitación para finalmente poder respirar normalmente, pero no podía hacer eso, debía ser silenciosa.

No escuchaba ningún ruido en toda la casa lo que me decía que papá debía estar durmiendo todavía, eso era algo bueno.

En cuanto cerré la puerta de mi alcoba solté el aliento y me deslicé por la madera hasta estar sentada en la alfombra. Lo había hecho. Había escapado y había vuelto a casa sin ningún tipo de inconveniente. Eso no era para nada algo por lo cual estar orgullosa por supuesto, pero no me importaba, me hacía sentir feliz y libre el haberlo hecho. Sonreí y me puse de pie para cambiarme y acostarme como si nada hubiera pasado. Alcé a Dorothy de su cama y la llevé hacia la mía acostándola a mi lado.

Cuando mis ojos estaban a punto de cerrarse, mi celular puesto en la superficie de la mesa de noche se iluminó.

De: Harry.
¿Sana y salva?

Sonreí tontamente. Sólo un mensaje de su parte podía provocar emociones dentro de mí que jamás había experimentado, él provocaba demasiado en mí, pero no quería darle mucha importancia a eso.

Para: Harry.
Sana y salva.


Me apresuré a terminar de arreglar la mesa cuando escuché la puerta principal abrirse y cerrarse de un golpe. Sabía lo que vendría y sabía que no iba a ser nada bueno. Pero intentaría suavizar las consecuencias de mis actos en la medida en que pudiera hacerlo. Había decidido que desafiando a mi padre de frente no iba a conseguir nada, así que estaba dispuesta a no volver a insistir en el tema. Por más hipócrita que eso fuera. Pero así lo intentara, no podía evitar pensar en él y en su felicidad, quería que él se sintiera feliz y orgulloso, pero también debía pensar en mí. Estaba en medio de la espada y la pared y luego de haberle dado tantas vueltas ésta mañana mientras arreglaba la casa, aun no había tomado una decisión concreta, así que lo mejor era arreglar las cosas.

-Hola papi-Dije sonriendo falsamente en cuanto él entraba en el comedor.

Al principio almorzamos en silencio, lo único que podía escucharse era el sonido de los cubiertos. Pero luego él empezó con su discurso sobre el respeto, obediencia, las reglas y todo eso. Estaba preparada para escuchar su sermón y sorprendentemente lo hice sin caer ante la necesidad de voltear los ojos cada quince segundos ante sus palabras sin sentido. Ni de dejar que mi enojo se interpusiera cuando él elevaba su tono de voz hacia mí.

-Sé que te dejo demasiado tiempo sola-Bajé la cabeza hacia mi plato moviendo un trozo de zanahoria con el tenedor-Pero sabes que tengo muchas obligaciones entre la Iglesia y el trabajo. Sólo quiero que tengas lo mejor. Tengo un compromiso no solo contigo Skylar, sino con muchas personas a mí alrededor y no puedo defraudarlos.

No hice caso a la forma en que mi corazón se encogió ante sus palabras. Sabía que se refería a mamá. Sabía que él siempre se había sentido como si la hubiera defraudado a ella, pero no era su culpa que un sujeto ebrio se hubiera pasado la luz del semáforo en rojo y hubiera chocado contra su auto. No había sido justo, pero no era culpa de mi padre.

-Lo sé-Me limité a contestar.
-Ésta tarde tengo mucho trabajo que adelantar antes de mi viaje, así que estaré en mi estudio-Observé detenidamente como sacaba su billetera-Tienes permiso para salir con Maddie hoy. Cómprate algo de ropa nueva.

Fruncí el ceño ante el dinero que extendía hacia mí. No necesitaba más ropa, mi armario estaba lleno de ella. Pero sabía que si lo rechazaba, se enojaría. Además muy dentro de mí estaba entusiasmada porque  al parecer se me había levantado el castigo.

Su viaje, había olvidado completamente eso. Aún faltaba bastante tiempo pero con la necesidad de control de mi padre y con su excesivo perfeccionismo, claro que adelantaría trabajo desde ya para que nada se interpusiera en el viaje.

Alcé los platos de la mesa luego de que ambos terminamos y los lavé mientras papá entraba a su estudio directo a trabajar. Subí las escaleras rápidamente para alcanzar mi celular pero en lugar de llamar a Maddie, oprimí el nombre de Harry.

-¿Estás bien?-Preguntó él inmediatamente contestó.
-¿Por qué no tendría que estarlo?

Guardé el dinero en mi billetera y caminé hacia el escritorio.

-Simplemente no es normal que llames.

Giré los ojos y me senté en la silla abriendo los cuadernos, tenía muchas tareas acumuladas pero no tenía ánimos para hacerlas. Yo era la clase de persona que normalmente dejaría todos los deberes hechos el mismo día en que los hubieran puesto. Pero al parecer, ya no más.

-¿No está tu padre en casa?
-Si está-Cerré el cuaderno de biología y me puse de pie caminando por toda la habitación-Pero ya no estoy castigada.

Podía escuchar al fondo de la línea algo de ruido y me dio curiosidad por saber que estaría haciendo. Pensándolo bien, no sabía muchas cosas sobre su vida pero no era como si Harry fuera muy abierto a responder preguntas, así que no dije nada.

-Ya era hora-Sabía que había puesto los ojos en blanco con fastidio y sonreí al imaginar su expresión-¿Irás a la carrera de ésta noche entonces?

Me pregunté si él no se cansaba de hacer siempre lo mismo, carreras, autos, gritos, peleas, alcohol, humo, multitudes. Pero lo más probable era que no. Ese era su mundo después de todo, a lo que estaba acostumbrado.

-Uhm no lo creo. Pero mi padre quiere que vaya a comprar algo de ropa y me preguntaba si tu…
-Olvídalo-Respondió antes de siquiera permitirme terminar de hablar.
-De acuerdo-Respondí apenas audible, sin hacer caso a su rechazo.

No sabía en qué estaba pensando de  todos modos, no podía imaginar a Harry en un centro comercial conmigo y había sido realmente tonto siquiera haberme planteado que él estaría dispuesto a acompañarme. Pero era como si automáticamente hubiera pensado en él cuando papá dijo que podría salir, porque aunque no quisiera aceptarlo, quería verlo de nuevo. A pesar de que había pasado mucho menos de veinticuatro horas desde la última vez.  

-Te recojo a las siete entonces-Informó él como si nada.
-No-Dije firmemente-No quiero ir a las carreras. Además le diré a Maddie que vaya conmigo al centro comercial.
-Skylar…No empieces.

Fruncí el ceño molesta, no me gustaba como sonaba mi nombre completo en su boca. Sonaba como mi padre.

-No voy a ir Harry.

Fui hasta el armario en busca de algo que ponerme para salir, tenía que ducharme y arreglarme. Me había puesto la misma ropa de anoche solo para que papá no me regañara por estar a la hora del almuerzo aun con ropa de dormir.

-Te recojo a las siete y fin de la discusión. Después podemos ir a mi apartamento.

Aunque sabía que no era el momento adecuado, me ruboricé ante el recuerdo de ésta madrugada. Agité la cabeza llenándome de molestia nuevamente y apoyé el celular entre mi hombro y oreja para evitar que cayera mientras recorría con mis manos las prendas que colgaban en el armario.

-Ya te lo dije, no quiero ir.
-¡¿Podrías parar con tu mierda y dejar de comportarte como una niña por una vez en tu vida?!

Por poco y el teléfono se cae al piso gracias a su repentino elevado tono de voz.

-No me grites-Susurré suavemente sintiendo una opresión en el pecho por sus duras palabras.
-¡Mierda!-Exclamó ferozmente al otro lado del auricular y pasaron un par de segundos antes de que hablara de nuevo-Tienes que dejar de desafiarme.

¿Desafiarlo? Estaba más que segura que lo último que hacía era desafiarlo, de cualquier forma existente, pero de todos modos yo no tenía por qué hacer todo lo que él quisiera. No tenía por qué hacer lo que mi padre quisiera. No tenía por qué hacer lo que cualquier otra persona quisiera.

Sin lugar a dudas debía repetirme eso a mí misma más a menudo y así empezaría a creérmelo con mayor determinación.

Estaba a punto de terminar con la llamada pero decidí tomar una fuerte respiración oxigenando mi cabeza para pensar mejor y dejar que mi mal humor se dispersara. Yo no era del tipo de persona que se dejaba gobernar por sus impulsos y la ira. Y más importante aún, no quería serlo.

-No voy a ir-Dije con la mayor calma que fui capaz de sostener.

Escuché su gruñido de exasperación en el teléfono antes de que finalmente contestara.

-Como quieras.