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Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
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Harry corrió por el pasillo central, con la carpeta azul con el perfil en su mano, para recoger al director de Hollywood y a su guardaespaldas en recepción. Aparentemente el director había obtenido la aprobación para grabar dentro del edificio de Naciones Unidas, cosa que antes nunca se había hecho. El ayudante del Secretario General le había pedido a Harry que mostrara las instalaciones a ambos, los camerinos, así como la gran sala de la Asamblea General y las cabinas de los intérpretes. Como hoy no habría sesión, ambos estarían virtualmente vacíos.
Harry reconoció al hombre vagamente, aunque no podía decir que supiera ninguna de las películas que había rodado. Su hombre de seguridad, sin embargo, era un viejo conocido.
—¡Mark! Han pasado… ¿cuatro años? —Harry extendió su mano y estrechó la mano del debilitado guardaespaldas.
—Señor Styles, si lo recuerdo bien. Antiguo empleado de la embajada británica en Bruselas, ¿verdad? Y creo que casi hacen cinco años, señor —respondió Mark, casi sin permitir que una sonrisa atravesara su dura expresión exterior.
—Ahora trabajo para Naciones Unidas, y por favor, llámame Harry.
Mark se giró hacia su jefe.
—El señor Styles y yo nos conocemos desde que yo era agente del Servicio Secreto, en los años en los que estuve trabajando para la embajada americana en Bélgica
—¡Ah, sí! —Respondió el director de cine, estrechando la mano de Harry y volviéndose hacia Mark—. ¿Fue ahí donde te dispararon?
Mark rio. —Sí, señor. Gracias por recordármelo.
—Creo que eso podría arreglarse, señor. ¿Por qué no les enseño el resto del edificio, y después hago unas llamadas a ver qué puedo hacer?
En la sala de la Asamblea General, Harry explicó lo que ocurría cuando había una sesión y entonces el director comenzó a caminar alrededor para, según dijo él, «absorber la atmósfera».
Harry se quedó a un lado con Mark y levantó uno de los auriculares para comunicaciones interiores.
—¿Louis? ¿Estás muy ocupado ahora mismo? ¿No? Bien. ¿Puedes venir a la Asamblea General? Tengo aquí a unas personas que querrían conocerte. Cinco minutos está bien. De acuerdo.
Cuando Harry se sentó de nuevo junto a Mark, el hombre levantó una ceja.
—¿Acabo de oírte decir Louis? —preguntó Mark con un tono más divertido que de verdadera curiosidad en su voz—. ¿No será Louis Tomlinson?
—Sí. Sabes que ya no trabaja para el Departamento de Estado, ¿verdad?
—¿Y me dices que trabaja aquí? —preguntó Mark, señalando la sala con la barbilla.
Harry sonrió. —Sí, es interprete senior. Estará aquí en cinco minutos para daros los consejos técnicos que pedisteis, e imagino que te gustará tener la oportunidad de hablar con él también.
—Bueno, me salvo la vida —sentenció Mark, como si tal cosa.
—Es extraño —comentó Harry—, porque yo pensaba que había sido al revés.
—Así que, ¿seguís juntos?
Harry estaba un poco sorprendido por la franqueza de Mark.
—No malgastas palabras, ¿verdad?
Mark le miró de soslayo. —En mi línea de trabajo aprendes a absorber todo tipo de información que caiga en tus manos, y usarla para tu ventaja.
Harry no sabía muy bien cómo lidiar con aquella frase y se dio cuenta de que se había quedado sin palabra, lo que era bastante inusual en él. Afortunadamente, Louis entró en aquel mismo instante, asintiendo en dirección a Harry y agarrando la mano de Mark para tirar de él y envolverlo en un tremendo abrazo.
Harry observó una amplia sonrisa romper la pétrea expresión del agente de seguridad, y se descubrió a sí mismo pensando que había un hombre muy atractivo detrás de aquella expresión. El hecho de que él y Louis obviamente compartían una gran amistad hizo que Harry se sintiera un poco como un intruso. Sabía que no tenía motivos para estar celoso, pero dejó a los otros hombres un poco de espacio, dirigiéndose hacia el director de cine, que tomaba notas seguramente planeando los planos que iba a rodar.
—ASÍ que, ¿ahora haces la seguridad para el cine? —preguntó Louis.
Él y Mark habían acordado quedar aquella tarde en el bar que había en una de las esquinas del edificio de Naciones Unidas. Harry había sido invitado, pero Louis sabía que querría irse a casa con AnnElise y no se sorprendió cuando su amante declinó la oferta.
—Estoy exento del Servicio Secreto por razones médicas, así que tenía que hacer algo —respondió Mark, tomando otro trago de su cerveza—. No está mal. Hay mucho trabajo de consultas, ¿sabes?, dar mi opinión sobre quién tiene que ser contratado para qué, seguridad de los platós y algunas veces, como para esta película, me piden busque a alguien que haga bien de agente del Servicio Secreto.
—¿Y quién va a hacer de ti en esta película? —preguntó Louis, divertido.
—Sean Penn —contestó Mark, como si tal cosa—. Lo hará bien. Es un buen actor.
Louis rió. —No se parece mucho a ti.
—Nicole Kidman.
Ambos hombres comenzaron a reír. Era absurdo, por supuesto, pero sentaba bien reavivar una amistad que había crecido entre ellos durante las semanas que Louis había pasado al lado de la cama de hospital de Mark, tras su herida casi mortal, y el suicidio social y profesional de Louis.
En aquellos terribles momentos, Louis se dio cuenta de que los verdaderos amigos eran raros, y que mucha de la gente que había conocido durante su carrera diplomática le dio la espalda. Así que, temeroso de caer en un pozo negro después de haber sido adicto al trabajo durante tanto tiempo, pasaba sus tardes dando su apoyo al hombre que había salvado su vida al recibir una bala que tenía el nombre de Louis grabado.
Mark había necesitado todo el apoyo del mundo. La bala había penetrado uno de sus pulmones, mordiendo varias arterias en su pecho. De hecho, los doctores le habían dicho más de una vez que otra persona no habría sobrevivido a una herida así, pero él lo hizo. Louis le ayudó a recuperarse y se lo había agradecido ya que ambos sabían que respecto a sus carreras, ambos tenían un futuro incierto.
Ahora, cuatro años más tarde, habían retomado su amistad con facilidad.
—Imagino que tú y Harry seguís estando juntos —comentó Mark, mirando a ambos lados.
—Sí —respondió Louis, sorprendido ante su propio tono de duda.
—Bien —sentenció Mark.
—¿Bien?
—Sí, bien.
Louis podía decir que Mark se lo estaba pasando en grande tomándole el pelo. —¿Y qué quieres decir exactamente con eso?
—Tú… ¿Quieres decir que estuviste…?
—Sin mencionar las veces que le dije a tu esposa que estabas en una reunión mientras yo estaba ahí afuera, congelándome el culo.
Louis se rió nerviosamente y miró a Mark, que todavía miraba a su alrededor.
—¿Por qué lo hiciste?
—Era mi trabajo saber dónde estabas. En todo momento —respondió
Mark.
Louis se sentía confuso. —Lo sé pero, ¿por qué mentir a Eleanor? Estoy seguro de que en la descripción de tu trabajo no había nada que dijera que tenías que cubrir mis actividades extramatrimoniales.
Mark le miró directamente a los ojos. —¿Crees que eres el único en tu línea de trabajo, que se dedicaba a acostarse con otros por ahí?
Louis sacudió la cabeza. —Pero yo no me estaba acostando con otros por ahí.
—No me pagaban por tener una opinión sobre si era peor que engañaras a tu mujer con otro hombre o con otra mujer. Lo que importaba era que sabía dónde estabas y que estabas a salvo. Además, parte de mi trabajo era proteger tu reputación y eso incluía mentir a tu mujer…
Louis no sabía qué decir. —Pero, estoy seguro de que tenías una opinión al respecto.
—Y tú tenías una opinión sobre las cosas que te pidieron que mediaras. Hablábamos de ello en el coche de vez en cuando, ¿recuerdas? Eso no te detuvo a la hora de defender aquello en lo que creías. Y, enfrentémoslo, yo no intentaba cambiar el punto de vista de líderes mundiales. Simplemente me aseguraba de que pudieras hacer tu trabajo, así que mi opinión era insustancial.
La discusión se estaba poniendo seria de verdad, así que Louis se sorprendió al ver una gran sonrisa formándose en el rostro de Mark.
—Pero siempre hay algo que he querido preguntarte.
Louis se atragantó a mitad del trago y tosió cuando la cerveza se le atragantó. Se había quedado sin habla. ¿Cómo lo había sabido Mark? Y si Mark lo sabía, Gertje también tuvo que saberlo. Sólo Dios sabía cuánta gente había pasado por la puerta de la oficina aquel día y se había preguntado por aquellos extraños sonidos que salían de dentro.
Mark era un buen amigo, incluso aunque hubieran perdido el contacto después de que ambos buscaran otros empleos. ¿Podía simplemente decirlo? ¿Podía admitir que en aquella tensa situación tanto él como Harry habían estado lo suficientemente cachondos como para echar un polvo en el despacho?
—Imagino que eso es un sí —sentenció Mark mientras vaciaba su botella y le hacía un gesto al camarero para que le trajera otra.
—¿Cómo lo supiste? No pensé que hubiéramos sido tan ruidosos —dijo Louis, intentando recobrar la compostura.
—No te preocupes por eso, Louis. Pero tengo que llamar a Gertje, porque me debe cien euros.
Louis escondió la cabeza entre las manos. Aquello era bochornoso.
Aquí estaba él, pensando que ya se sentía perfectamente cómodo en su relación con Harry, pero la aceptación de Mark y Gertje de aquella relación hacía más de cinco años, le hizo sonrojarse como una colegiala. ¿Y ambos se habían sentido tan relajados como para apostar?
—No me lo puedo creer —Louis sacudió la cabeza, intentando no sonrojarse aún más.
—Pues ya ves —rió Mark—, es bueno que aún sigáis juntos.
Louis comenzó a relajarse. —¿De veras fuimos tan ruidosos?
—Qué va. Yo oí algunos, digamos, sonidos extraños cuando puse la oreja contra la puerta, pero lo que realmente os descubrió fue lo que vi cuando la abriste.
Harry reconoció al hombre vagamente, aunque no podía decir que supiera ninguna de las películas que había rodado. Su hombre de seguridad, sin embargo, era un viejo conocido.
—¡Mark! Han pasado… ¿cuatro años? —Harry extendió su mano y estrechó la mano del debilitado guardaespaldas.
—Señor Styles, si lo recuerdo bien. Antiguo empleado de la embajada británica en Bruselas, ¿verdad? Y creo que casi hacen cinco años, señor —respondió Mark, casi sin permitir que una sonrisa atravesara su dura expresión exterior.
—Ahora trabajo para Naciones Unidas, y por favor, llámame Harry.
Mark se giró hacia su jefe.
—El señor Styles y yo nos conocemos desde que yo era agente del Servicio Secreto, en los años en los que estuve trabajando para la embajada americana en Bélgica
—¡Ah, sí! —Respondió el director de cine, estrechando la mano de Harry y volviéndose hacia Mark—. ¿Fue ahí donde te dispararon?
Mark rio. —Sí, señor. Gracias por recordármelo.
Harry les entregó sus pases de seguridad y los guio a través de los lugares que habían sido aceptados para la visita. Podía decir que Mark no había perdido su vista de águila. El guardaespaldas escaneaba todo a su alrededor como si hubiera francotiradores en cada esquina del techo.
El director le explicó de qué iba la película que iban a rodar y pidió que lo presentaran a algunos de los intérpretes del personal. —Creo que eso podría arreglarse, señor. ¿Por qué no les enseño el resto del edificio, y después hago unas llamadas a ver qué puedo hacer?
En la sala de la Asamblea General, Harry explicó lo que ocurría cuando había una sesión y entonces el director comenzó a caminar alrededor para, según dijo él, «absorber la atmósfera».
Harry se quedó a un lado con Mark y levantó uno de los auriculares para comunicaciones interiores.
—¿Louis? ¿Estás muy ocupado ahora mismo? ¿No? Bien. ¿Puedes venir a la Asamblea General? Tengo aquí a unas personas que querrían conocerte. Cinco minutos está bien. De acuerdo.
Cuando Harry se sentó de nuevo junto a Mark, el hombre levantó una ceja.
—¿Acabo de oírte decir Louis? —preguntó Mark con un tono más divertido que de verdadera curiosidad en su voz—. ¿No será Louis Tomlinson?
—Sí. Sabes que ya no trabaja para el Departamento de Estado, ¿verdad?
—¿Y me dices que trabaja aquí? —preguntó Mark, señalando la sala con la barbilla.
Harry sonrió. —Sí, es interprete senior. Estará aquí en cinco minutos para daros los consejos técnicos que pedisteis, e imagino que te gustará tener la oportunidad de hablar con él también.
—Bueno, me salvo la vida —sentenció Mark, como si tal cosa.
—Es extraño —comentó Harry—, porque yo pensaba que había sido al revés.
—Así que, ¿seguís juntos?
Harry estaba un poco sorprendido por la franqueza de Mark.
—No malgastas palabras, ¿verdad?
Mark se encogió de hombros. —Cuando la situación es tensa, lo mejor es ser directo. Lamento si te he hecho sentir incómodo.
—No, está bien. No lo has hecho. Simplemente no pensé que fuéramos tan transparentes. Mark le miró de soslayo. —En mi línea de trabajo aprendes a absorber todo tipo de información que caiga en tus manos, y usarla para tu ventaja.
Harry no sabía muy bien cómo lidiar con aquella frase y se dio cuenta de que se había quedado sin palabra, lo que era bastante inusual en él. Afortunadamente, Louis entró en aquel mismo instante, asintiendo en dirección a Harry y agarrando la mano de Mark para tirar de él y envolverlo en un tremendo abrazo.
Harry observó una amplia sonrisa romper la pétrea expresión del agente de seguridad, y se descubrió a sí mismo pensando que había un hombre muy atractivo detrás de aquella expresión. El hecho de que él y Louis obviamente compartían una gran amistad hizo que Harry se sintiera un poco como un intruso. Sabía que no tenía motivos para estar celoso, pero dejó a los otros hombres un poco de espacio, dirigiéndose hacia el director de cine, que tomaba notas seguramente planeando los planos que iba a rodar.
—ASÍ que, ¿ahora haces la seguridad para el cine? —preguntó Louis.
Él y Mark habían acordado quedar aquella tarde en el bar que había en una de las esquinas del edificio de Naciones Unidas. Harry había sido invitado, pero Louis sabía que querría irse a casa con AnnElise y no se sorprendió cuando su amante declinó la oferta.
—Estoy exento del Servicio Secreto por razones médicas, así que tenía que hacer algo —respondió Mark, tomando otro trago de su cerveza—. No está mal. Hay mucho trabajo de consultas, ¿sabes?, dar mi opinión sobre quién tiene que ser contratado para qué, seguridad de los platós y algunas veces, como para esta película, me piden busque a alguien que haga bien de agente del Servicio Secreto.
—¿Y quién va a hacer de ti en esta película? —preguntó Louis, divertido.
—Sean Penn —contestó Mark, como si tal cosa—. Lo hará bien. Es un buen actor.
Louis rió. —No se parece mucho a ti.
—Bueno, no tiene que parecerse porque no está haciendo de mi, ¿vale? Además, ¿sabes quién va a hacer de ti?
Ahora era el turno de Mark de mirar a Louis divertido, y el americano no estaba seguro de si aquello era una buena señal. Tomó un sorbo de su cerveza y sacudió la cabeza, negando. —Nicole Kidman.
Ambos hombres comenzaron a reír. Era absurdo, por supuesto, pero sentaba bien reavivar una amistad que había crecido entre ellos durante las semanas que Louis había pasado al lado de la cama de hospital de Mark, tras su herida casi mortal, y el suicidio social y profesional de Louis.
En aquellos terribles momentos, Louis se dio cuenta de que los verdaderos amigos eran raros, y que mucha de la gente que había conocido durante su carrera diplomática le dio la espalda. Así que, temeroso de caer en un pozo negro después de haber sido adicto al trabajo durante tanto tiempo, pasaba sus tardes dando su apoyo al hombre que había salvado su vida al recibir una bala que tenía el nombre de Louis grabado.
Mark había necesitado todo el apoyo del mundo. La bala había penetrado uno de sus pulmones, mordiendo varias arterias en su pecho. De hecho, los doctores le habían dicho más de una vez que otra persona no habría sobrevivido a una herida así, pero él lo hizo. Louis le ayudó a recuperarse y se lo había agradecido ya que ambos sabían que respecto a sus carreras, ambos tenían un futuro incierto.
Ahora, cuatro años más tarde, habían retomado su amistad con facilidad.
—Imagino que tú y Harry seguís estando juntos —comentó Mark, mirando a ambos lados.
—Sí —respondió Louis, sorprendido ante su propio tono de duda.
—Bien —sentenció Mark.
—¿Bien?
—Sí, bien.
Louis podía decir que Mark se lo estaba pasando en grande tomándole el pelo. —¿Y qué quieres decir exactamente con eso?
Mark volvió a beber y se tomó su tiempo para contestar, lo que puso a Louis un poco nervioso.
—Significa que todas aquellas noches que pasé sentado en el coche y pasando frío fuera de su apartamento, valieron para algo. —Tú… ¿Quieres decir que estuviste…?
—Sin mencionar las veces que le dije a tu esposa que estabas en una reunión mientras yo estaba ahí afuera, congelándome el culo.
Louis se rió nerviosamente y miró a Mark, que todavía miraba a su alrededor.
—¿Por qué lo hiciste?
—Era mi trabajo saber dónde estabas. En todo momento —respondió
Mark.
Louis se sentía confuso. —Lo sé pero, ¿por qué mentir a Eleanor? Estoy seguro de que en la descripción de tu trabajo no había nada que dijera que tenías que cubrir mis actividades extramatrimoniales.
Mark le miró directamente a los ojos. —¿Crees que eres el único en tu línea de trabajo, que se dedicaba a acostarse con otros por ahí?
Louis sacudió la cabeza. —Pero yo no me estaba acostando con otros por ahí.
—No me pagaban por tener una opinión sobre si era peor que engañaras a tu mujer con otro hombre o con otra mujer. Lo que importaba era que sabía dónde estabas y que estabas a salvo. Además, parte de mi trabajo era proteger tu reputación y eso incluía mentir a tu mujer…
Louis no sabía qué decir. —Pero, estoy seguro de que tenías una opinión al respecto.
—Y tú tenías una opinión sobre las cosas que te pidieron que mediaras. Hablábamos de ello en el coche de vez en cuando, ¿recuerdas? Eso no te detuvo a la hora de defender aquello en lo que creías. Y, enfrentémoslo, yo no intentaba cambiar el punto de vista de líderes mundiales. Simplemente me aseguraba de que pudieras hacer tu trabajo, así que mi opinión era insustancial.
La discusión se estaba poniendo seria de verdad, así que Louis se sorprendió al ver una gran sonrisa formándose en el rostro de Mark.
—Pero siempre hay algo que he querido preguntarte.
—Dispara —respondió Louis, agradecido de que al parecer iban a tratar temas algo más livianos.
—El día que tuvimos que cerrar la embajada, cuando aquel loco intentaba hacer volar el coche en los túneles frente a la embajada. —Louis asintió, recordando perfectamente aquél día—. ¿Te tiraste a Harry encima de la mesa? Louis se atragantó a mitad del trago y tosió cuando la cerveza se le atragantó. Se había quedado sin habla. ¿Cómo lo había sabido Mark? Y si Mark lo sabía, Gertje también tuvo que saberlo. Sólo Dios sabía cuánta gente había pasado por la puerta de la oficina aquel día y se había preguntado por aquellos extraños sonidos que salían de dentro.
Mark era un buen amigo, incluso aunque hubieran perdido el contacto después de que ambos buscaran otros empleos. ¿Podía simplemente decirlo? ¿Podía admitir que en aquella tensa situación tanto él como Harry habían estado lo suficientemente cachondos como para echar un polvo en el despacho?
—Imagino que eso es un sí —sentenció Mark mientras vaciaba su botella y le hacía un gesto al camarero para que le trajera otra.
—¿Cómo lo supiste? No pensé que hubiéramos sido tan ruidosos —dijo Louis, intentando recobrar la compostura.
—No te preocupes por eso, Louis. Pero tengo que llamar a Gertje, porque me debe cien euros.
Louis escondió la cabeza entre las manos. Aquello era bochornoso.
Aquí estaba él, pensando que ya se sentía perfectamente cómodo en su relación con Harry, pero la aceptación de Mark y Gertje de aquella relación hacía más de cinco años, le hizo sonrojarse como una colegiala. ¿Y ambos se habían sentido tan relajados como para apostar?
—No me lo puedo creer —Louis sacudió la cabeza, intentando no sonrojarse aún más.
—Pues ya ves —rió Mark—, es bueno que aún sigáis juntos.
Louis comenzó a relajarse. —¿De veras fuimos tan ruidosos?
—Qué va. Yo oí algunos, digamos, sonidos extraños cuando puse la oreja contra la puerta, pero lo que realmente os descubrió fue lo que vi cuando la abriste.
Louis tenía casi miedo de preguntar. —¿Qué viste?
—Os vi a ambos sonrojados, con la ropa un poco arrugada y las camisas mal colocadas dentro de los pantalones. Tu mesa estaba casi vacía, pero había papeles por todo el suelo y el señor Styles… Harry, parecía un escolar al que han pillado con las manos en la masa. Tú estabas calmado y muy dueño de ti mismo, como siempre, por supuesto. Louis asintió. Tenía que haber sabido que nada escapaba al ojo de águila de Mark.
Invitado
Invitado
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Pero si hasta habian apostado JAJAJAJAJAJAJAJ
Que bueno que Lou vea que gente de su anterior ámbito ya desde ese entonces aceptaba lo suyo con Harry. E incluso lo ayudo varias veces JAJAJ.
Seguila pronto por favor!
Adios ♥
Que bueno que Lou vea que gente de su anterior ámbito ya desde ese entonces aceptaba lo suyo con Harry. E incluso lo ayudo varias veces JAJAJ.
Seguila pronto por favor!
Adios ♥
Invitado
Invitado
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Ese Mark me cae tan bien, no se tiene onda?' ah que le mentía a Eleanor, se ha ganado un punto a su favor?'
hahaha' no puedo con esto es demasiado para mi idk, ¿como es que se atreve a preguntar que si se tira a Harry?' haha' bueno que los pillo varias veces eso ya no cuenta xD'
Me encanta seguila pronto por favor Liz
Un beso :hug:
hahaha' no puedo con esto es demasiado para mi idk, ¿como es que se atreve a preguntar que si se tira a Harry?' haha' bueno que los pillo varias veces eso ya no cuenta xD'
Me encanta seguila pronto por favor Liz
Un beso :hug:
Invitado
Invitado
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
JAAAAAAAAJAJAJAJAJAJAJJAJAJAJAJA.
Me rei mucho jajajajajjaja ow, imagino a Louis todo sonrojadito.
Que bellos, que bellos. Y Harry celoso, dios, no tienen remedio.
Esero y la sigas pronto, besitos, bye xx
Me rei mucho jajajajajjaja ow, imagino a Louis todo sonrojadito.
Que bellos, que bellos. Y Harry celoso, dios, no tienen remedio.
Esero y la sigas pronto, besitos, bye xx
bethlasforh0ran
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Harry estaba al teléfono con Liz, intentando al mismo tiempo recoger los juguetes que había por todo el suelo, cuando oyó el timbre de la puerta.
—Escucha, hay alguien en la puerta. Espera un momento mientras voy a ver quién es.
Con el teléfono entre el hombro y la oreja, metió un osito de peluche bajo su sobaco y miró a través de la mirilla. No reconoció a la mujer de pelo castaño y coleta que estaba al otro lado de la puerta porque estaba de espaldas, pero ya que el portero la había dejado pasar, abrió de todos modos.
La delgada mujer se giró para mirarle y él se quedó sin aliento.
—Oh, Dios, Liz, te llamo más tarde. —Harry colgó y tiró el teléfono a la mesa que había en la entrada—. Eleanor, yo… No te esperaba. Esto. Louis no ha llegado todavía; me dijo que ibais a veros en la ciudad más tarde.
—Sí, así es. ¿Puedo pasar?
Harry se apartó de la puerta para dejar que entrara, dándose cuenta de que ella lucía fabulosa cuando abrió su cálido abrigo de invierno y mostró sus tejanos y un jersey de cuello de cisne blanco.
—No he venido a hablar de Louis; quería verte. —Su voz era tranquila, pero Harry podía notar que estaba algo nerviosa.
Ella miró a su alrededor y sonrió. —Me gusta lo que le has hecho al apartamento. Se nota que se vive aquí. No como cuando los padres de Louis todavía vivían y aquí solo se pasaban las vacaciones de Navidad.
Harry no sabía cómo reaccionar, así que se quedó allí parado, todavía abrazando el osito de su hija.
—Y, ¿por qué querías verme? —Estaba seguro de que el frío en su tono era audible también para ella. La última vez que habían hablado fue en el hospital, cuando ella había amenazado con arruinar la carrera de Louis si Harry no se marchaba.
—Escucha, Harry; sé que probablemente no soy tu persona favorita en el planeta, pero… —de repente ya no parecía la mujer que había odiado tanto en Bruselas. Estaba allí, parada en mitad del salón y ahora podía verla como Louis la había descrito hacía tanto tiempo: como una mujer buena, pero muy determinada, que tenía el corazón en el sitio correcto. ¿Qué daño podía hacerle portarse bien con ella? Louis le había dicho a Harry que iba a encontrarse con Eleanor y le había asegurado que ella no iba a robarlo de vuelta.
—¿Por qué no nos preparo una taza de té y hablamos?
Hizo un gesto para que ella le entregara su abrigo, y se fueron a la cocina. Unos minutos más tarde, ambos tenían tazas humeantes de té, y Harry pedía disculpas por el desorden.
—Justo estaba limpiando. Tres niños en una casa no lo hacen fácil.
Los ojos de Eleanor se abrieron enormemente y, como si la hubieran mandado llamar, AnnElise entró corriendo en la cocina, escondiéndose tras las piernas de Harry. Tiró de la pernera de su pantalón y susurró:
—¿Quién es?
Harry sonrió y la alzó del suelo. —AnnElise, esta es Eleanor. Es una buena amiga de Louis.
—¿Ha venido a jugar con Louis? —preguntó la pequeña seriamente.
Tanto Harry como Eleanor pasaron un mal rato intentando no reírse
—No. Van a salir a cenar esta noche, mientras yo me quedo en casa contigo, Emile y Charlie. ¿Eres buena y le dices hola?
AnnElise se retorció hasta que Harry la puso de nuevo en el suelo y entonces, la niña se dirigió a Eleanor extendiendo la mano.
—Hola. Soy AnnElise Styles. Es un placer conocerla.
Eleanor tomó la mano de la pequeña en la suya, y la estrechó. —Hola, AnnElise Styles. Yo soy Eleanor Calder.
La pequeña rio, retirando la mano, y salió corriendo de la cocina. Harry miró a su invitada como pidiendo discupas.
—Bueno. Tiene cuatro años. No puedo evitar que ría y que salga corriendo.
—Es preciosa, Harry. ¿Cómo está Lucy? Porque es de Lucy, ¿verdad?
Harry estaba un poco sorprendido por la reacción de Eleanor, pero no había nada de los reproches que él hubiera esperado.
—Sí, lo es. Lucy está bien. Se ha casado con un heredero de una cadena de supermercados, que no sabe que ella tuvo una hija. Lucy me dio una hija hermosa y siempre le estaré agradecido por ello, pero ella no quiere tener nada que ver con AnnElise y, triste como es, yo puedo evitar pensar que es lo mejor para todos. —No quiso añadir que Lucy casi había dado a su hija en adopción.
—Bueno, está claro que es hija tuya, incluso actúa como tú. El modo en que se ha presentado ha sido simplemente encantador.
Harry sonrió suavemente. —Está loca por Louis, también.
—Siempre supe que sería un padre excelente —dijo Eleanor con bastante entusiasmo y para sorpresa de Harry—. Pero, ¿has dicho tres niños? ¿Habéis adoptado dos más?
—No, no. Son los hijos de Liz. Es una colega de trabajo. AnnElise está loca por los chicos y Liz necesitaba un fin de semana sin niños, así que… Bueno, ella me ayudó mucho antes de que… volviera Louis. —No sabía por qué se sentía tan incómodo hablando con ella de los niños. ¿Era porque sentía que le había quitado aquella parte a Eleanor? ¿Que si no hubiera sido por él, ella y Louis hubieran tenido hijos ya?
Eleanor le miró de repente. —Me alegra que le dieras a Louis la oportunidad de ser padre. Yo nunca me atreví.
Harry miró al suelo un instante, intentando reorganizar sus pensamientos. —¿Te parece bien?
Ella asintió. —Me llevó bastante tiempo entenderlo, Harry. —Suspiró—. Te odiaba de verdad por alejar a Louis de mí, por tirar de la alfombra que había bajo nuestros pies. De un solo tirón, te llevaste a mi marido, mi carrera y mi vida, que me había pasado veinte años construyendo. —Miró a Harry con intensidad, haciéndolo sentir incómodo—. Me llevó dos años de vivir entre gente que no sabía si iba a poder comer al día siguiente, darme cuenta de lo superficial que había sido. Darme cuenta de que sí, amaba a Louis, pero él no me quería a mí. No del modo en que te quiere a ti.
—También te quería, Eleanor. Me dijo lo duro que había sido decirte lo nuestro. Siempre lo dejaba para otro momento. Lo lamento.
—No, no lo haces —contestó ella tranquilamente.
Harry no pudo evitar reírse. —Suenas igual que Louis. Pero… de veras lo lamento. No el amar a Louis, nunca pediré disculpas por eso de nuevo, pero lamento que nuestro amor te haya herido.
Eleanor sonrió suavemente. —No puedo negar que lo hizo. Es difícil ver al hombre al que has amado casi toda tu vida adulta enamorarse de otra persona. Me llevó bastante tiempo comprender que había una vida detrás de ser la mujer del embajador, y debo admitir que me gustaba verle feliz, incluso si era a tu lado. No fue hasta que encontré mi objetivo en la vida que pude ver más allá de mis propios celos.
Aunque muy dentro de sí todavía no se fiaba de ella, Harry se dio cuenta de que comenzaba a gustarle.
—Louis me dijo que estás trabajando para UNICEF.
Ella asintió y sonrió ampliamente. —Sí, en la coordinación de equipos de ayuda. Acabo de volver de Darfur. Tristemente se está volviendo tan inestable que tuvimos que marcharnos, pero estábamos construyendo escuelas. Ya sabes que siempre he sido bastante buena organizando cosas, lo que me hacía el sueño de cualquier embajador, pero todo era para el espectáculo. La perfecta cena de gala, recepción, almuerzo… Muestra tu cara aquí, da un pequeño discurso allí. Ahora estoy haciendo cosas directamente en el campo, cosas que de verdad cambian la vida de gente a mejor, y no tengo que vestirme con ropa cara de diseño ni llevar el pelo y el maquillaje perfectos. Así que casi que tendría que agradecerte haberme robado a Louis. Nunca me habría dado cuenta de qué era lo que me hacía infeliz si no hubierais volcado mi mundo.
Sus ojos y su rostro brillaban. Harry podía decir que se la veía realmente feliz ahora. Quizá estaba diciendo la verdad; quizá los había perdonado. Sin embargo, Harry no se sentía realmente cómodo. Sólo el tiempo podía decir si realmente podía perdonarla.
Su malestar fue interrumpido cuando ambos miraron hacia la puerta que se abría.
*****
Louis entró por la puerta principal de su apartamento para ser recibido, como era habitual, por una retahíla de su nombre. Nunca se cansaría de ser recibido por la voz de AnnElise rebotando por toda la casa. La puerta no se había cerrado aún y él sostenía las llaves en la mano, cuando ella corrió para lanzarse entre sus brazos y darle un gran abrazo y un beso. No importaba lo cansado que volviera a casa después de un día de duro trabajo. Ella siempre le hacía sonreír. La pequeña le contó que Emile y Charlie estaban allí y Louis sonrió porque sabía quién era la jefa de la habitación de juegos.
Puso las llaves en el pequeño tazón del recibidor y estaba colgando su chaqueta cuando AnnElise le sonrió con picardía.
—Ha venido una chica a verte —rio, obviamente pensando que todo aquello era muy divertido—. Se llama Eleanor.
Sintió que se le paraba el corazón. Pobre Harry. Tan solo podía esperar que Eleanor hubiera sido amable con él. Entonces oyó la voz de su amante.
—¡Estamos en la cocina! —no sonaba estresado ni desesperado. A lo mejor Eleanor acababa de llegar.
Le pidió a AnnElise que se fuera a jugar con sus amigos y se dirigió a la cocina con un sentimiento de angustia en el pecho. Para su sorpresa, Harry estaba sentado en la mesa y Eleanor se apoyaba contra los armarios del otro lado, ambos bebiendo té y sonriendo mientras conversaban animadamente. Quizá toda su aprehensión había sido innecesaria.
Louis saludó a Eleanor con un beso en la mejilla y después se dio cuenta de que se sentía incómodo besando a Harry delante de ella. Dudó durante un instante y entonces vio que Harry también se sentía así. Maldita sea. ¿Por qué ella le intimidaba de este modo?
La atmósfera de la cocina se enfrío varios grados y Louis se escapó de allí, diciendo: —Me cambio de ropa y estaremos listos para irnos en diez minutos, ¿vale?
*****
Más tarde aquella noche, Harry se fue a la cama temprano. Cuidar de tres niños entre los cinco y los tres años después de un día de trabajo ya era muy cansado, pero el estrés adicional de la llegada de Eleanor y la respuesta incómoda de Louis a su presencia, había hecho que se sintiera exhausto.
Se había dado cuenta de que Louis había dudado al besarle en la boca, como solía hacer cuando llegaba a casa. Harry no se lo tomó a modo personal, ya que él tampoco estaba enteramente cómodo con la situación, pero quería saber si se trataba simplemente del extraño sentimiento estar en la habitación con las dos únicas personas con las que había tenido una relación seria, o si se trataba de algo más.
Harry sacudió la cabeza y se dijo a sí mismo que no había razón para dudar del compromiso de Louis hacia él. De verdad. Pero entonces, ¿por qué se habían puesto las cosas tan raras de repente? ¿Por qué había desaparecido Louis en el dormitorio para reaparecer unos pocos minutos más tarde, con ropa diferente, solo para llevarse a Eleanor fuera de la cocina y a cenar a la ciudad?
Apagó la luz y se acurrucó bajo las mantas, sabiendo muy bien que no dormiría hasta que Louis volviera a casa, aunque no tuviera ninguna razón para estar celoso. Louis había dejado a Eleanor. Se había divorciado de ella y había cambiado toda su vida en un momento en el que Harry no había sido aún parte de ella. Así que, ¿por qué dudaba de Louis ahora?
Oyó la puerta principal abrirse y el conocido tintineo de las llaves de Louis al ser dejadas en la entrada. Podía decir que Louis intentaba ir con cuidado para no despertar a nadie y un momento después lo oyó entrar sigilosamente en su habitación, desnudarse y meterse bajo las sábanas.
En la oscuridad, Harry se giró para mirar a su amante.
—No quería despertarte —susurró Louis.
—No lo hiciste. No podía dormir —respondió Harry—. ¿Qué tal fue la cena?
—Bien, supongo. Ha sido agradable volver a hablar con ella.
Harry podía notar duda en el tono de voz de Louis, así que se acercó y pasó un brazo por encima de su amante.
—Está bien, Louis. Se te permite pasarlo bien poniéndote al día con una antigua amiga, mientras que sólo sea eso —Suspiró cuando se dio cuenta de que sonaba como si el pequeño duende verde de los celos estuviera asomando la cabeza, así que añadió—: sé que puedo confiar en ti, Louis.
Louis se acurrucó aún más cerca entre sus brazos y le besó con ternura.
—Maldita sea, ¿has tomado Thai sin me? —bromeó Harry.
—¿Cómo consigues hacer eso siempre? —preguntó Louis, y Harry sabía que estaba sonriendo, aunque estaba demasiado oscuro para verlo.
—Es la leche de coco, el limón con hierbas y el toque de cilantro.
—¿Puedes notar todo eso? —bromeó Louis.
—Y más —respondió Harry, tirando de él aún más cerca y sintiendo cómo los celos se marchaban para ser reemplazados por algo mucho mejor.
………….
h, casi lo olvido —dijo Harry mientras observaba a Louis casi tumbarse sobre la mesa para limpiarla, y así terminar con las tareas de después de la cena—, hay una carta para ti. Sobre grande, papel caro, caligrafía a mano y dirigido exclusivamente al señor Louis Tomlinson.
Louis le lanzó el trapo mojado y se dirigió a la entrada para tomar la carta. Cuando volvió al salón, la abrió y leyó el contenido de una invitación formal.
—Se casa Stacey. ¿Te acuerdas de ella? La agente de protocolo junior. Y en Amberes, nada menos. Estamos invitados; quiere que yo sea uno de los acompañantes del novio. ¿Quieres ir? —preguntó Louis mientras continuaba leyendo.
—Solo te ha invitado a ti —respondió Harry tontamente mientras se retiraba a la cocina, seguido de cerca por Louis.
—Dice «Señor Louis Tomlinson y pareja» —contradijo Louis mientras rodeaba con los brazos a Harry y lo empujaba contra los armarios.
—Podría ser cualquiera —Harry hizo un puchero, sabiendo que Louis caería derecho en la trampa.
Que yo recuerde, sólo tengo una pareja —besó el pelo de Harry—, un novio —y su cuello—, un amante.
—¿Podríais hacer eso en vuestro propio cuarto? Hay niños que podrían entrar en esta cocina, ¿sabéis? —AnnElise estaba parada en la puerta de la cocina, con las manos en las caderas. Se giró, tomó una Coca-Cola Light del frigorífico y volvió a salir antes de que ninguno de los hombres, todavía en brazos del otro, pudiera responder.
—¿Me he perdido algo? ¿Desde cuándo nuestra hija se ha convertido en una adolescente? —preguntó Harry, con la boca un poco abierta mientras observaba a la pequeña pasear fuera de la cocina.
—La última vez que miré tenía todavía seis años. Y ahora es ella la que me lee a mí, historias para dormir. Pero todavía le gusta que la arropen —respondió Louis, también un poco confuso por el descarado comentario de AnnElise.
—¿Crees que deberíamos decir algo? —preguntó Harry, levantando las cejas.
—No, déjalo pasar —rió Louis—. Será todavía peor cuando volvamos de esta boda, después de haberla dejado con Liz durante una semana. Juro que ese gesto de las manos en la cintura es una copia de Liz.
*****
Seis semanas más tarde, llegaron al Hilton de Amberes para atender a la boda de Stacey.
La llamaron para responder a la invitación, ella les explicó que todo había sido arreglado, incluyendo habitaciones de hotel para la noche antes de la boda para todos los amigos y familia que iban a volar desde todas partes del mundo.
Cuando la recepcionista les dio su tarjeta y les anunció que les habían asignado una de las habitaciones ejecutivas, Louis se giró hacia Harry.
—Haz, ¿has sido tú?
Harry le miró inocentemente y sacudió la cabeza.
La habitación era exactamente la misma de la que tenían tantos recuerdos especiales. Después de dar una propina al botones, Louis miró a Harry.
—Bueno, pues si tú no has preparado esto, ¿quién ha sido? —Preguntó Louis, quitándose la chaqueta—. Estoy seguro de que Stacey no sabía lo que pasó en esta misma habitación hace casi exactamente siete años, Haz.
Harry terminó de cerrar las cortinas y corrió a través de la habitación, lanzándose contra su amante con tal fuerza, que ambos acabaron en la cama.
—Feliz aniversario, amor —Harry gimió en la boca de Louis.
Se besaron apasionadamente, liberándose de la mayoría de la ropa y frotando sus abultadas entrepiernas la una contra la otra.
—El coche llegará en unos treinta minutos —suspiró Louis cuando se separaron para respirar—, para recogernos para poder ir al sastre a por mí esmoquin.
—Que le jodan al coche —respondió Harry, claramente desesperado, mientras tiraba de Louis para besarse de nuevo.
—Haz. No tendremos tiempo para ducharnos después si…
Louis observó cómo Harry se giraba en la cama con un brillo fiero en los ojos. Al mismo tiempo sintió la boca caliente de su joven amante sobre su polla todavía cubierta de ropa, cuando apretó su propia cara contra la entrepierna de su amante. Ambos respiraban con dificultad; se acabaría en unos minutos si continuaban así y tampoco era que fuera a ser capaz de aguantarlo de todos modos. O quisiera hacerlo.
Esto era hambre y nostalgia. En esta habitación, Harry le había mostrado que no se podía volver hacia atrás, que no podía continuar negando lo que había dejado de lado durante la mayoría de su vida.
Incluso ahora, seis años más tarde, todavía adoraba el sabor del pene goteante de Harry en su boca, y la sensación de la boca del joven sobre su propia polla. Adoraba que lo que le hacía a este joven les hacía gemir a ambos, en alto, enviando vibraciones por sus miembros y haciendo que Harry imitara los mismos movimientos que hacía Louis, devolviendo las pequeñas lamidas y gestos, las hambrientas chupadas, hasta que ambos empujaban contra la boca del otro.
Harry se corrió primero y Louis se estiró para poder mirarlo a la cara, contraída de placer, mientras saboreaba su semen caliente llenándole la garganta. Louis tragó, sintiendo a Harry empujar mientras rodaba aquellas olas de placer, y entonces Harry lo tomó de nuevo en su boca, solo para agarrarlo con ambas manos, y frotarlo con sorprendente coordinación.
La visión de su amante satisfecho, intentando todavía hacerle alcanzar el clímax, hizo que el sentimiento de tirantez en su entrepierna aumentase. Empujó con fuerza contra la mano de Harry y notó que su orgasmo lo inundaba cuando Harry abrió la boca para meterse la cabeza de su miembro.
Unos momentos después, Harry todavía respiraba con dificultad pero se incorporó con una sonrisa perezosa en el rostro para acercarse y besar a Louis profundamente, mezclando el sabor de ambos en sus bocas. Louis todavía podía sentir como el orgasmo le recorría y se sentía sensible porque Harry continuaba acariciándolo a pesar de haberse corrido hacía muy poco. Tuvieron tiempo de sobra para arreglarse antes de que el coche fuera a buscarlos.
Louis y Harry reían alegres mientras se levaban los dientes a la vez frente al gran espejo del cuarto de baño. Harry se había duchado rápidamente y se había puesto unos tejanos, y Louis se había levantado de la cama tan solo cuando Hrry ya estaba vestido, temiendo que si ambos se metían juntos en la ducha, nunca dejarían la habitación. Ahora que ya estaba fresco de la ducha, saldrían en unos pocos minutos.
*****
A la mañana siguiente Louis se despertó porque alguien llamaba con fuerza a la puerta. Harry estaba completamente espatarrado sobre él y se movió con cuidado para no despertar al joven. Comprobó el reloj y eran las 7:30.
¿Quién estaría llamando a su puerta tan temprano? La boda no empezaba hasta las diez en punto, ¿no?
Se puso rápidamente uno de los albornoces blancos de cortesía sobre su cuerpo desnudo, y se dirigió a la puerta. Miró a la cama para observar el cuerpo deliciosamente desnudo de Harry, tumbado boca abajo sobre el colchón. Rápidamente lo cubrió antes de abrir.
Lo que vio lo hizo reír en alto.
—¿Stacey? ¿Estás bien, cariño?
Stacey estaba en la puerta, arropada con un albornoz rosa, con rulos por todo el pelo y sin maquillar. Tenía una expresión de pánico, algo que Louis no había visto jamás.
—¡Uno de los acompañantes del novio me ha fallado! —dijo de muy mal humor pasando por al lado de Louis y entrando en la habitación. Se cubrió la boca con la mano como una niña pequeña que hubiera dicho una palabrota—. Espero no haber interrumpido nada.
Louis la sonrió mostrando los dientes.
—No, Stacey, está profundamente dormido. Y yo también lo estaba, pero ¿cuál es el problema?
—Bueno, el hermano de Roy, que se suponía que iba a ser su padrino, se ha quedado en Bahrain porque ha habido un incidente diplomático allí. Está aquí su mejor amigo, que se encargará de hacer de padrino, pero eso me deja con un acompañante menos. ¿Crees que Harry podría sustituirlo?
La pobre casi no podía respirar para contarle a Louis la crisis.
—Claro. No veo por qué no —respondió Louis—. No tiene el traje correcto e imagino que tú querrás que todos vistan igual.
—Vengo enseguida —dijo rápidamente, levantando su dedo índice antes de salir corriendo por el pasillo del hotel a su habitación.
Un momento más tarde estaba de vuelta, sosteniendo una percha cubierta por un plástico transparente.
—Dile que se lo pruebe. Si no se le ajusta, llama al número del plástico y diles que es una emergencia.
Louis rio mientras aceptaba el traje y observaba a Stacey correr pasillo abajo. Colgó la percha en un perchero y volvió a la cama, donde Harry todavía dormía. Se sentó con cuidado en el borde y metió la mano bajo las sábanas, donde encontró la piel suave de Harry. Su amante gimió cuando Louis comenzó a acariciar suavemente la parte de atrás de su muslo, subiendo hacia su culo y el valle de su espalda que terminaba entre sus nalgas. La piel de Harry estaba caliente porque estaba dormido y Louis no tendría nunca suficiente de ese sentimiento sedoso.
—Déjame dormir un poco más —murmuró Harry, tirando de las sábanas por encima de su cabeza. Louis se acostó junto a él, y a pesar de estar envuelto por sábanas y mantas, tiró de él para apretarlo con fuerza entre sus brazos.
—Tengo la sensación de que podría persuadirte de lo contrario —intentó persuadirlo Louis con picardía.
—Nooooo —dijo Harry con un mohín, manteniendo los ojos cerrados—, es muy temprano.
—No, no lo es. Nos perderemos el desayuno.
—No me importa.
Louis intentó meter una mano entre las sábanas con cuidado.
—La boda empieza en unas dos horas, tenemos que ducharnos, vestirnos con estos fantásticos trajes y después bajar al vestíbulo. Nunca llegaremos así.
—Tú tienes que vestirte en el traje bonito —gimió el británico mientras se acurrucaba contra Louis, que le acariciaba el estómago.
—Tú también. Stacey te ha traído un traje. —Louis jugueteó moviendo la mano del estómago de Harry a su cadera, evitando cuidadosamente el área de su entrepierna.
—¿De verdad? —Preguntó Harry, todavía con los ojos cerrados aunque movió el cuerpo en dirección a la mano de Louis—. ¿Uno de esos grises tan bonitos de los que te probaste tú ayer?
—Sí —murmuró Louis, enterrando su rostro en el cuello de Harry, mordisqueando su hombro.
Cuando Harry se acurrucó aún más cerca, obviamente sin intención alguna de levantarse, Louis comenzó a hacerle cosquillas, haciendo que rompiera a reír histéricamente.
Dos horas más tarde se apresuraban para estar preparados, justo como Louis había predicho.
Las risas y las cosquillas habían sido seguidas por una pelea de almohadas que había terminado cuando Louis había terminado con la cara pegada a la puerta del cuarto de baño. Harry había pedido perdón por su rudeza, pero solo a medias.
—Lo estabas pidiendo a gritos, Louis; te das cuenta de eso, ¿verdad? —preguntó Lucas.
—Simplemente estás feliz de que no tenemos una hija aquí para escucharnos —contestó Louis, que no era de los que se dejaban desalentar.
Harry tiró del albornoz blanco de modo que se quedara a mitad de los hombros de Louis, y apretó su cuerpo contra el de su amante. —Mayor razón para hacerte gemir con tanta fuerza que Stacey volverá a llamar a la puerta, preguntando qué demonios creo que estoy haciendo contigo.
—Joder —fue todo lo que Louis pudo musitar.
—¿Eso crees? —preguntó Harry con picardía, mientras le ofrecía dos dedos a Louis para que los lamiera—. Será mejor que los humedezcas bien, porque eso es todo el lubricante que tengo a mano ahora mismo.
—La última vez que miré tenía todavía seis años. Y ahora es ella la que me lee a mí, historias para dormir. Pero todavía le gusta que la arropen —respondió Louis, también un poco confuso por el descarado comentario de AnnElise.
—¿Crees que deberíamos decir algo? —preguntó Harry, levantando las cejas.
—No, déjalo pasar —rió Louis—. Será todavía peor cuando volvamos de esta boda, después de haberla dejado con Liz durante una semana. Juro que ese gesto de las manos en la cintura es una copia de Liz.
*****
Seis semanas más tarde, llegaron al Hilton de Amberes para atender a la boda de Stacey.
La llamaron para responder a la invitación, ella les explicó que todo había sido arreglado, incluyendo habitaciones de hotel para la noche antes de la boda para todos los amigos y familia que iban a volar desde todas partes del mundo.
Cuando la recepcionista les dio su tarjeta y les anunció que les habían asignado una de las habitaciones ejecutivas, Louis se giró hacia Harry.
—Haz, ¿has sido tú?
Harry le miró inocentemente y sacudió la cabeza.
La habitación era exactamente la misma de la que tenían tantos recuerdos especiales. Después de dar una propina al botones, Louis miró a Harry.
—Bueno, pues si tú no has preparado esto, ¿quién ha sido? —Preguntó Louis, quitándose la chaqueta—. Estoy seguro de que Stacey no sabía lo que pasó en esta misma habitación hace casi exactamente siete años, Haz.
Harry terminó de cerrar las cortinas y corrió a través de la habitación, lanzándose contra su amante con tal fuerza, que ambos acabaron en la cama.
—Feliz aniversario, amor —Harry gimió en la boca de Louis.
Se besaron apasionadamente, liberándose de la mayoría de la ropa y frotando sus abultadas entrepiernas la una contra la otra.
—El coche llegará en unos treinta minutos —suspiró Louis cuando se separaron para respirar—, para recogernos para poder ir al sastre a por mí esmoquin.
—Que le jodan al coche —respondió Harry, claramente desesperado, mientras tiraba de Louis para besarse de nuevo.
—Haz. No tendremos tiempo para ducharnos después si…
Louis observó cómo Harry se giraba en la cama con un brillo fiero en los ojos. Al mismo tiempo sintió la boca caliente de su joven amante sobre su polla todavía cubierta de ropa, cuando apretó su propia cara contra la entrepierna de su amante. Ambos respiraban con dificultad; se acabaría en unos minutos si continuaban así y tampoco era que fuera a ser capaz de aguantarlo de todos modos. O quisiera hacerlo.
Esto era hambre y nostalgia. En esta habitación, Harry le había mostrado que no se podía volver hacia atrás, que no podía continuar negando lo que había dejado de lado durante la mayoría de su vida.
Incluso ahora, seis años más tarde, todavía adoraba el sabor del pene goteante de Harry en su boca, y la sensación de la boca del joven sobre su propia polla. Adoraba que lo que le hacía a este joven les hacía gemir a ambos, en alto, enviando vibraciones por sus miembros y haciendo que Harry imitara los mismos movimientos que hacía Louis, devolviendo las pequeñas lamidas y gestos, las hambrientas chupadas, hasta que ambos empujaban contra la boca del otro.
Harry se corrió primero y Louis se estiró para poder mirarlo a la cara, contraída de placer, mientras saboreaba su semen caliente llenándole la garganta. Louis tragó, sintiendo a Harry empujar mientras rodaba aquellas olas de placer, y entonces Harry lo tomó de nuevo en su boca, solo para agarrarlo con ambas manos, y frotarlo con sorprendente coordinación.
La visión de su amante satisfecho, intentando todavía hacerle alcanzar el clímax, hizo que el sentimiento de tirantez en su entrepierna aumentase. Empujó con fuerza contra la mano de Harry y notó que su orgasmo lo inundaba cuando Harry abrió la boca para meterse la cabeza de su miembro.
Unos momentos después, Harry todavía respiraba con dificultad pero se incorporó con una sonrisa perezosa en el rostro para acercarse y besar a Louis profundamente, mezclando el sabor de ambos en sus bocas. Louis todavía podía sentir como el orgasmo le recorría y se sentía sensible porque Harry continuaba acariciándolo a pesar de haberse corrido hacía muy poco. Tuvieron tiempo de sobra para arreglarse antes de que el coche fuera a buscarlos.
Louis y Harry reían alegres mientras se levaban los dientes a la vez frente al gran espejo del cuarto de baño. Harry se había duchado rápidamente y se había puesto unos tejanos, y Louis se había levantado de la cama tan solo cuando Hrry ya estaba vestido, temiendo que si ambos se metían juntos en la ducha, nunca dejarían la habitación. Ahora que ya estaba fresco de la ducha, saldrían en unos pocos minutos.
*****
A la mañana siguiente Louis se despertó porque alguien llamaba con fuerza a la puerta. Harry estaba completamente espatarrado sobre él y se movió con cuidado para no despertar al joven. Comprobó el reloj y eran las 7:30.
¿Quién estaría llamando a su puerta tan temprano? La boda no empezaba hasta las diez en punto, ¿no?
Se puso rápidamente uno de los albornoces blancos de cortesía sobre su cuerpo desnudo, y se dirigió a la puerta. Miró a la cama para observar el cuerpo deliciosamente desnudo de Harry, tumbado boca abajo sobre el colchón. Rápidamente lo cubrió antes de abrir.
Lo que vio lo hizo reír en alto.
—¿Stacey? ¿Estás bien, cariño?
Stacey estaba en la puerta, arropada con un albornoz rosa, con rulos por todo el pelo y sin maquillar. Tenía una expresión de pánico, algo que Louis no había visto jamás.
—¡Uno de los acompañantes del novio me ha fallado! —dijo de muy mal humor pasando por al lado de Louis y entrando en la habitación. Se cubrió la boca con la mano como una niña pequeña que hubiera dicho una palabrota—. Espero no haber interrumpido nada.
Louis la sonrió mostrando los dientes.
—No, Stacey, está profundamente dormido. Y yo también lo estaba, pero ¿cuál es el problema?
—Bueno, el hermano de Roy, que se suponía que iba a ser su padrino, se ha quedado en Bahrain porque ha habido un incidente diplomático allí. Está aquí su mejor amigo, que se encargará de hacer de padrino, pero eso me deja con un acompañante menos. ¿Crees que Harry podría sustituirlo?
La pobre casi no podía respirar para contarle a Louis la crisis.
—Claro. No veo por qué no —respondió Louis—. No tiene el traje correcto e imagino que tú querrás que todos vistan igual.
—Vengo enseguida —dijo rápidamente, levantando su dedo índice antes de salir corriendo por el pasillo del hotel a su habitación.
Un momento más tarde estaba de vuelta, sosteniendo una percha cubierta por un plástico transparente.
—Dile que se lo pruebe. Si no se le ajusta, llama al número del plástico y diles que es una emergencia.
Louis rio mientras aceptaba el traje y observaba a Stacey correr pasillo abajo. Colgó la percha en un perchero y volvió a la cama, donde Harry todavía dormía. Se sentó con cuidado en el borde y metió la mano bajo las sábanas, donde encontró la piel suave de Harry. Su amante gimió cuando Louis comenzó a acariciar suavemente la parte de atrás de su muslo, subiendo hacia su culo y el valle de su espalda que terminaba entre sus nalgas. La piel de Harry estaba caliente porque estaba dormido y Louis no tendría nunca suficiente de ese sentimiento sedoso.
—Déjame dormir un poco más —murmuró Harry, tirando de las sábanas por encima de su cabeza. Louis se acostó junto a él, y a pesar de estar envuelto por sábanas y mantas, tiró de él para apretarlo con fuerza entre sus brazos.
—Tengo la sensación de que podría persuadirte de lo contrario —intentó persuadirlo Louis con picardía.
—Nooooo —dijo Harry con un mohín, manteniendo los ojos cerrados—, es muy temprano.
—No, no lo es. Nos perderemos el desayuno.
—No me importa.
Louis intentó meter una mano entre las sábanas con cuidado.
—La boda empieza en unas dos horas, tenemos que ducharnos, vestirnos con estos fantásticos trajes y después bajar al vestíbulo. Nunca llegaremos así.
—Tú tienes que vestirte en el traje bonito —gimió el británico mientras se acurrucaba contra Louis, que le acariciaba el estómago.
—Tú también. Stacey te ha traído un traje. —Louis jugueteó moviendo la mano del estómago de Harry a su cadera, evitando cuidadosamente el área de su entrepierna.
—¿De verdad? —Preguntó Harry, todavía con los ojos cerrados aunque movió el cuerpo en dirección a la mano de Louis—. ¿Uno de esos grises tan bonitos de los que te probaste tú ayer?
—Sí —murmuró Louis, enterrando su rostro en el cuello de Harry, mordisqueando su hombro.
Cuando Harry se acurrucó aún más cerca, obviamente sin intención alguna de levantarse, Louis comenzó a hacerle cosquillas, haciendo que rompiera a reír histéricamente.
Dos horas más tarde se apresuraban para estar preparados, justo como Louis había predicho.
Las risas y las cosquillas habían sido seguidas por una pelea de almohadas que había terminado cuando Louis había terminado con la cara pegada a la puerta del cuarto de baño. Harry había pedido perdón por su rudeza, pero solo a medias.
—Lo estabas pidiendo a gritos, Louis; te das cuenta de eso, ¿verdad? —preguntó Lucas.
—Simplemente estás feliz de que no tenemos una hija aquí para escucharnos —contestó Louis, que no era de los que se dejaban desalentar.
Harry tiró del albornoz blanco de modo que se quedara a mitad de los hombros de Louis, y apretó su cuerpo contra el de su amante. —Mayor razón para hacerte gemir con tanta fuerza que Stacey volverá a llamar a la puerta, preguntando qué demonios creo que estoy haciendo contigo.
—Joder —fue todo lo que Louis pudo musitar.
—¿Eso crees? —preguntó Harry con picardía, mientras le ofrecía dos dedos a Louis para que los lamiera—. Será mejor que los humedezcas bien, porque eso es todo el lubricante que tengo a mano ahora mismo.
Louis se tomó su tiempo, probando la salinidad de la piel de los dedos de Harry. Podía sentir al joven ponerse impaciente, frotándose contra su espalda, pero aún así no se apresuró. El joven británico estaba claramente excitado, pero ni por asomo tanto como lo estaba Louis.
Cuando Harry puso su mano izquierda sobre su estómago, Louis agradeció tener una puerta sobre la que apoyarse. Separó las piernas un poco y abrió la boca para dejar escapar un gruñido cuando los dedos humedecidos de saliva de Harry le penetraron brutalmente.
Estaban acostumbrados a ser silenciosos, siempre con la mente puesta en que unas puertas más allá dormía su hija. Solo que ahora estaban en el otro lado del mundo y a Louis no le importaba quién pudiera oírles mientras sentía el ardor de la penetración de un segundo dedo y un éxtasis increíble le inundó por completo.
Harry conocía bien el cuerpo de su amante, sabía cuánta rudeza podía aceptar. También sabía que podía hacer que Louis se corriera usando solo sus dedos, pero nunca se atrevían a hacerlo con AnnElise en la otra habitación, porque el girar y empujar de sus dedos provocaba una reacción muy vocal de su amante. Louis gemía con cada movimiento, y eso hacía que toda la sangre de Harry se dirigiera a su entrepierna. Giró los dedos un poco y rozó el área más sensible del interior del cuerpo de su amante, haciendo que Louis temblara.
—¡Joder, Haz! —gritó Louis, respirando entrecortadamente. Harry le empujó contra la puerta con más fuerza, y entonces lo hizo de nuevo, sabiendo que las rodillas de Louis cederían al final. Sentía los músculos del estómago del americano contraerse y el anillo muscular alrededor de sus dedos apretó con fuerza. Louis gemía casi constantemente, y Harry dejó de mover la mano para que fuera él quien marcara el ritmo, corriéndose con tan solo un par de empujones.
Harry abrazó a Louis para sostenerlo y despacio se dejaron caer al suelo. El joven se subió sobre su pecho y le besó apasionadamente, frotando su húmeda polla contra el estómago resbaladizo de Louis.
—Tú no has terminado —susurró Louis contra su boca.
—¿Quieres ver cómo me corro? —preguntó el joven seductoramente.
—Siempre. —Louis asintió. Acarició los muslos de Harry mientras el británico se estiraba, y entonces observó su rostro mientras él frotaba su pene con tirones largos y determinados. Louis adoraba observar a Harry darse placer a sí mismo, adoraba cómo se mordía el labio inferior intentando no hacer demasiado ruido.
—Quiero oírte, Haz. No te frenes —lo urgió Louis, levantando su mano para tocar la de Harry.
—No —respondió Harry, alejando la mano—, solo… mira… Mira… lo que me haces.
Sus movimientos se volvieron más descoordinados y su respiración se aceleró.
—Dios… Louis…
Su rostro se contrajo y dejó escapar un profundo gemido, lanzando su semen sobre su propia mano y el estómago de Louis.
El americano alzó la mano, tomando a Harry de la cabeza cuando éste se dejó caer sobre su cuerpo. Se quedaron así abrazados durante un rato, mientras Harry recuperaba el ritmo de su respiración.
—Será mejor que nos duchemos para parecer respetables en la boda de Stacey, cariño —dijo Louis finalmente.
—Mmmm —asintió Harry, acariciando con su rostro el cuello de Louis.
—Está guapo con un esmoquin, señor Tomlinson —mencionó Harry mientras ayudaba a Louis a abrocharse la corbata.
—Bueno, los faldones también le sientan muy bien a usted, señor Styles —respondió Louis, haciendo que Harry diera un paso atrás y haciendo una cortesía a la antigua—. Es sorprendente que todo te siente tan bien, ya que no te lo probaste ayer.
—Bueno, me está un poco ceñido. El cuñado de Stacey debe ser más pequeño que yo.
—Bueno, bueno —se mofó Louis—. Para presumir hay que sufrir.
Louis se colocó detrás de Harry y miró su reflejo en el largo espejo que había en descansillo. Se los veía muy elegantes con sus trajes grises de etiqueta gris y corbatas a rallas. Stacey podía estar orgullosa de sus acompañantes del novio.
—Cásate conmigo —pidió Harry, sonriéndole en el espejo.
Louis puso sus manos sobre las caderas de Harry y besó su cuello.
—Sabes mi respuesta a esa pregunta, Haz.
—Quiero volver a oírla. La versión corta —bromeó Harry.
Louis miró hacia arriba seriamente.
—Sí, Harry. Me casaré contigo. Un día nos casaremos.
*****
La Boda de Stacey fue divertida, informal, con todas las damas de honor, los acompañantes del novio, la familia y los amigos andando de un sitio a otro, desde el ayuntamiento a la catedral y al banquete porque todo estaba a una distancia que se podía ir andando. La feliz pareja y la mayoría de los invitados estaban definitivamente achispados para cuando terminó la recepción, y alborotadamente borrachos para cuando terminaron la cena. Esto fue debido a la atmósfera relajada, pero también al hecho de que la mayoría de los invitados que habían acudido al salón de ceremonias del Hilton Amberes, también tenían habitación en el hotel.
Harry conocía bien el cuerpo de su amante, sabía cuánta rudeza podía aceptar. También sabía que podía hacer que Louis se corriera usando solo sus dedos, pero nunca se atrevían a hacerlo con AnnElise en la otra habitación, porque el girar y empujar de sus dedos provocaba una reacción muy vocal de su amante. Louis gemía con cada movimiento, y eso hacía que toda la sangre de Harry se dirigiera a su entrepierna. Giró los dedos un poco y rozó el área más sensible del interior del cuerpo de su amante, haciendo que Louis temblara.
—¡Joder, Haz! —gritó Louis, respirando entrecortadamente. Harry le empujó contra la puerta con más fuerza, y entonces lo hizo de nuevo, sabiendo que las rodillas de Louis cederían al final. Sentía los músculos del estómago del americano contraerse y el anillo muscular alrededor de sus dedos apretó con fuerza. Louis gemía casi constantemente, y Harry dejó de mover la mano para que fuera él quien marcara el ritmo, corriéndose con tan solo un par de empujones.
Harry abrazó a Louis para sostenerlo y despacio se dejaron caer al suelo. El joven se subió sobre su pecho y le besó apasionadamente, frotando su húmeda polla contra el estómago resbaladizo de Louis.
—Tú no has terminado —susurró Louis contra su boca.
—¿Quieres ver cómo me corro? —preguntó el joven seductoramente.
—Siempre. —Louis asintió. Acarició los muslos de Harry mientras el británico se estiraba, y entonces observó su rostro mientras él frotaba su pene con tirones largos y determinados. Louis adoraba observar a Harry darse placer a sí mismo, adoraba cómo se mordía el labio inferior intentando no hacer demasiado ruido.
—Quiero oírte, Haz. No te frenes —lo urgió Louis, levantando su mano para tocar la de Harry.
—No —respondió Harry, alejando la mano—, solo… mira… Mira… lo que me haces.
Sus movimientos se volvieron más descoordinados y su respiración se aceleró.
—Dios… Louis…
Su rostro se contrajo y dejó escapar un profundo gemido, lanzando su semen sobre su propia mano y el estómago de Louis.
El americano alzó la mano, tomando a Harry de la cabeza cuando éste se dejó caer sobre su cuerpo. Se quedaron así abrazados durante un rato, mientras Harry recuperaba el ritmo de su respiración.
—Será mejor que nos duchemos para parecer respetables en la boda de Stacey, cariño —dijo Louis finalmente.
—Mmmm —asintió Harry, acariciando con su rostro el cuello de Louis.
—Está guapo con un esmoquin, señor Tomlinson —mencionó Harry mientras ayudaba a Louis a abrocharse la corbata.
—Bueno, los faldones también le sientan muy bien a usted, señor Styles —respondió Louis, haciendo que Harry diera un paso atrás y haciendo una cortesía a la antigua—. Es sorprendente que todo te siente tan bien, ya que no te lo probaste ayer.
—Bueno, me está un poco ceñido. El cuñado de Stacey debe ser más pequeño que yo.
—Bueno, bueno —se mofó Louis—. Para presumir hay que sufrir.
Louis se colocó detrás de Harry y miró su reflejo en el largo espejo que había en descansillo. Se los veía muy elegantes con sus trajes grises de etiqueta gris y corbatas a rallas. Stacey podía estar orgullosa de sus acompañantes del novio.
—Cásate conmigo —pidió Harry, sonriéndole en el espejo.
Louis puso sus manos sobre las caderas de Harry y besó su cuello.
—Sabes mi respuesta a esa pregunta, Haz.
—Quiero volver a oírla. La versión corta —bromeó Harry.
Louis miró hacia arriba seriamente.
—Sí, Harry. Me casaré contigo. Un día nos casaremos.
*****
La Boda de Stacey fue divertida, informal, con todas las damas de honor, los acompañantes del novio, la familia y los amigos andando de un sitio a otro, desde el ayuntamiento a la catedral y al banquete porque todo estaba a una distancia que se podía ir andando. La feliz pareja y la mayoría de los invitados estaban definitivamente achispados para cuando terminó la recepción, y alborotadamente borrachos para cuando terminaron la cena. Esto fue debido a la atmósfera relajada, pero también al hecho de que la mayoría de los invitados que habían acudido al salón de ceremonias del Hilton Amberes, también tenían habitación en el hotel.
Louis y Harry se levantaron a la mañana siguiente con una contundente resaca y no estaban realmente seguros de recordar cómo habían llegado hasta su habitación. Sin embargo, estaban agradecidos de haber reservado algunos días más en Bélgica antes de volver a casa.
Su última noche en el hotel, Harry se estaba cepillando los dientes frente al gran espejo del cuarto de baño cuando Louis resbaló un brazo por su estómago como un ladrón en plena noche. Harry lo pasó mal intentando mantenerse serio ante la expresión de cazador que su amante puso cuando pretendió morderle el cuello. Ambos estaban desnudos y Harry se puso serio cuando la erección de Louis se frotó contra su culo.
Harry giró un poco la cabeza del joven para poder besarle, mientras su otra mano acariciaba su tripa y se dirigía hacia su pene.
Estás tan bueno que te comería —gruñó Louis contra los labios de Harry—. Quiero follarte aquí, frente al espejo.
—Joder, sí —respondió Harry, respirando con más fuerza. Durante un instante recordó que Louis no quiso hacer esto en otra ocasión porque le traía recuerdos de Eleanor, pero ese pensamiento fue eliminado rápidamente cuando la fuerte mano de Louis envolvió su erección, acariciándolo rápidamente hasta que estuvo completamente empalmado. Moldeó su cuerpo al de Louis, ávido por todo el contacto que pudiera tener, y frotando su culo con lujuria contra la polla de su amante. Había urgencia en sus movimientos, alimentada por el hambre que sentían el uno por el otro y la embriagadora imagen que se reflejaba en el espejo.
Harry se inclinó hacia delante, sosteniéndose sobre el lavabo con una mano y buscando entre el gel y las cremas que proveía el hotel por algo que les sirviera de lubricante. Abrió una botella pero la tiró, y el fluido cremoso y blanco se esparció por todo el lateral del lavabo. Rápidamente untó su mano con él y la llevó hacia atrás para humedecer el duro miembro de Louis.
El americano siseó al sentir el frío líquido y después gimió cuando Harry continuó acariciándolo. El británico no podía dejar de mirar la forma en que sus cuerpos se movían a la vez, y tiró de Louis hasta que los colocó en el espacio que había entre ambos lavabos, dándoles una visión casi sin obstáculos.
—Ahora —susurró Harry, con la cabeza girada hacia su amante— Fóllame ahora.
—Tengo que prepararte primero —respondió Louis con la voz ronca, dejando que la imagen del espejo guiara sus movimientos.
—Olvida la preparación —casi rogó Harry—, hemos hecho el amor… tres o cuatro veces al día desde que hemos llegado. Puedo hacerlo. —Sabía que realmente podía y confiaba en que Louis no le haría daño.
Louis echó algo más de crema de la botella caída sobre su erección, y frotó su polla por todo el sensible músculo entre las nalgas de Harry. Éste empujó hacia atrás, necesitando ser penetrado, abriendo aún más las piernas y dando a Louis mayor acceso. El americano miró hacia abajo y al ejercer más presión sobre el músculo guardián de Harry, el joven se agarró con un poco más de fuerza al lavabo.
Louis empujó hacia delante, una mano guiando su gruesa polla y la otra apretando a su joven amante más cerca. Harry no notó la penetración y se sintió un poco desilusionado cuando Louis se sentó sobre la cubierta del inodoro, llevándolo con él.
—Cabálgame —imploró Louis—, y mira cómo lo haces. ¡Dios, mira qué maravilloso se te ve!
—Se nos ve a ambos maravillosos —corrigió Harry abriendo aún más las piernas, inclinándose sobre las rodillas de Louis para mantener el equilibrio. Con una mano, guio la polla de su amante hasta su entrada y se la metió entera con un profundo suspiro, todo el tiempo mirando hacia el espejo. Ver la polla larga y dura desparecer en su cuerpo fue casi demasiado y solo el fiero ardor que la penetración le produjo evitó que se corriera. Pero todavía la tenía dura, tanto que la cabeza de su pene tocaba su estómago y, al mover la cadera, gotitas perladas aparecieron en la ranura. El ardor comenzó a desaparecer e inclinó la espalda hacia el pecho de Louis mientras movía la mano para acariciarle los testículos. Antes de que pudiera reaccionar, Louis le agarró de los muslos y los elevó, exponiendo su unión. Harry podía sentir cómo su músculo se estrechaba alrededor de la gruesa polla de Louis, y lo acarició experimentalmente. La sensación lanzó chispas a su entrepierna y, a juzgar por la reacción de Louis, también fue fantástico para él. Harry estaba cerca de alcanzar el orgasmo y no necesitaría mucho más, pero quería aún más—. Movámonos —sugirió—. Quiero que me folles con fuerza. —Echó la mano hacia atrás para acariciar a Louis y se levantaron juntos, cuidando de no romper su contacto. Harry se preparó, porque sabía la fuerza con que su amante podía hacérselo.
Louis comenzó a moverse y Harry gimió al sentir aquella polla larga resbalar dentro y fuera de su cuerpo. Cuando miró hacia delante, pudo ver que su propia erección, creando un sentimiento que ya conocía pero que nunca había visto hasta ahora. Miró a Louis a los ojos, ahora de color azul oscuro, observando la perfecta armonía con que se movía. Era una visión increíblemente erótica, sobre todo al notar cómo el ruido de sus pieles al chocar tan íntimamente era trasladado a una imagen en el espejo.
—Joder, qué bien te sientes —exhaló Louis más que decir, mientras sus movimientos se hacían cada vez más fuertes, más acertados—. Tan estrecho… Tan caliente.
—Sí —gimió Harry—. Estoy cerca —añadió, levantando la cadera un poco más—. Oh, joder, sí… Justo ahí… —No podía tocarse a sí mismo, temeroso de que si soltaba el lavabo acabarían chocándose contra el espejo, pero podía ver que su polla se humedecía cada vez más con cada empujón—. Oh, sí… No pares ahora… Haz que me corra, Louis… Haz que me corra… ¡Y córrete conmigo!
Louis estaba golpeando todos los puntos correctos, pero el poder de sus empujones y su exactitud comenzaba a mermar, alertando a Harry de que su amante también estaba cerca. Comenzó a empujar hacia atrás, encontrando el cuerpo de Louis a medio camino. Entonces Louis se acercó aún más, y susurró «apunta al espejo» y antes de que Harry pudiera reírse, sintió que su entrepierna se tensaba y las gordas y lechosas hebras de su semen salieron disparadas, salpicando la inmaculada superficie del espejo frente a ellos. Louis empujó contra él dos veces más, con fuerza y precisión y contra la próstata de Harry, prolongando su orgasmo, y después el joven sintió el calor recorrer su cuerpo por entero.
Se quedaron pegados el uno al otro, respirando con dificultad y mirándose al espejo.
—Joder, ha sido intenso —dijo Louis entre grandes bocanadas de aire, besando su cuello.
—¿Crees que deberíamos comprar uno de estos para el apartamento? —sugirió Harry, señalando el espejo con la barbilla.
—¡De ningún modo! —rió Louis—. Tendría que amordazarte para follarte delante del espejo. No habría forma de hacerlo en silencio.
Harry puso una mano sobre la de Louis, observando sus ojos a través del espejo.
—Entonces supongo que tendremos que volver aquí al menos una vez al año.
—Ahora —susurró Harry, con la cabeza girada hacia su amante— Fóllame ahora.
—Tengo que prepararte primero —respondió Louis con la voz ronca, dejando que la imagen del espejo guiara sus movimientos.
—Olvida la preparación —casi rogó Harry—, hemos hecho el amor… tres o cuatro veces al día desde que hemos llegado. Puedo hacerlo. —Sabía que realmente podía y confiaba en que Louis no le haría daño.
Louis echó algo más de crema de la botella caída sobre su erección, y frotó su polla por todo el sensible músculo entre las nalgas de Harry. Éste empujó hacia atrás, necesitando ser penetrado, abriendo aún más las piernas y dando a Louis mayor acceso. El americano miró hacia abajo y al ejercer más presión sobre el músculo guardián de Harry, el joven se agarró con un poco más de fuerza al lavabo.
Louis empujó hacia delante, una mano guiando su gruesa polla y la otra apretando a su joven amante más cerca. Harry no notó la penetración y se sintió un poco desilusionado cuando Louis se sentó sobre la cubierta del inodoro, llevándolo con él.
—Cabálgame —imploró Louis—, y mira cómo lo haces. ¡Dios, mira qué maravilloso se te ve!
—Se nos ve a ambos maravillosos —corrigió Harry abriendo aún más las piernas, inclinándose sobre las rodillas de Louis para mantener el equilibrio. Con una mano, guio la polla de su amante hasta su entrada y se la metió entera con un profundo suspiro, todo el tiempo mirando hacia el espejo. Ver la polla larga y dura desparecer en su cuerpo fue casi demasiado y solo el fiero ardor que la penetración le produjo evitó que se corriera. Pero todavía la tenía dura, tanto que la cabeza de su pene tocaba su estómago y, al mover la cadera, gotitas perladas aparecieron en la ranura. El ardor comenzó a desaparecer e inclinó la espalda hacia el pecho de Louis mientras movía la mano para acariciarle los testículos. Antes de que pudiera reaccionar, Louis le agarró de los muslos y los elevó, exponiendo su unión. Harry podía sentir cómo su músculo se estrechaba alrededor de la gruesa polla de Louis, y lo acarició experimentalmente. La sensación lanzó chispas a su entrepierna y, a juzgar por la reacción de Louis, también fue fantástico para él. Harry estaba cerca de alcanzar el orgasmo y no necesitaría mucho más, pero quería aún más—. Movámonos —sugirió—. Quiero que me folles con fuerza. —Echó la mano hacia atrás para acariciar a Louis y se levantaron juntos, cuidando de no romper su contacto. Harry se preparó, porque sabía la fuerza con que su amante podía hacérselo.
Louis comenzó a moverse y Harry gimió al sentir aquella polla larga resbalar dentro y fuera de su cuerpo. Cuando miró hacia delante, pudo ver que su propia erección, creando un sentimiento que ya conocía pero que nunca había visto hasta ahora. Miró a Louis a los ojos, ahora de color azul oscuro, observando la perfecta armonía con que se movía. Era una visión increíblemente erótica, sobre todo al notar cómo el ruido de sus pieles al chocar tan íntimamente era trasladado a una imagen en el espejo.
—Joder, qué bien te sientes —exhaló Louis más que decir, mientras sus movimientos se hacían cada vez más fuertes, más acertados—. Tan estrecho… Tan caliente.
—Sí —gimió Harry—. Estoy cerca —añadió, levantando la cadera un poco más—. Oh, joder, sí… Justo ahí… —No podía tocarse a sí mismo, temeroso de que si soltaba el lavabo acabarían chocándose contra el espejo, pero podía ver que su polla se humedecía cada vez más con cada empujón—. Oh, sí… No pares ahora… Haz que me corra, Louis… Haz que me corra… ¡Y córrete conmigo!
Louis estaba golpeando todos los puntos correctos, pero el poder de sus empujones y su exactitud comenzaba a mermar, alertando a Harry de que su amante también estaba cerca. Comenzó a empujar hacia atrás, encontrando el cuerpo de Louis a medio camino. Entonces Louis se acercó aún más, y susurró «apunta al espejo» y antes de que Harry pudiera reírse, sintió que su entrepierna se tensaba y las gordas y lechosas hebras de su semen salieron disparadas, salpicando la inmaculada superficie del espejo frente a ellos. Louis empujó contra él dos veces más, con fuerza y precisión y contra la próstata de Harry, prolongando su orgasmo, y después el joven sintió el calor recorrer su cuerpo por entero.
Se quedaron pegados el uno al otro, respirando con dificultad y mirándose al espejo.
—Joder, ha sido intenso —dijo Louis entre grandes bocanadas de aire, besando su cuello.
—¿Crees que deberíamos comprar uno de estos para el apartamento? —sugirió Harry, señalando el espejo con la barbilla.
—¡De ningún modo! —rió Louis—. Tendría que amordazarte para follarte delante del espejo. No habría forma de hacerlo en silencio.
Harry puso una mano sobre la de Louis, observando sus ojos a través del espejo.
—Entonces supongo que tendremos que volver aquí al menos una vez al año.
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Gracias, gracias por leer el fic, llegamos al final, tan solo faltara el epílogo.
Espero que les guste:)
, y muchas gracias por leerla!:)
Invitado
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Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Wow! Eso fue muuuuy intenso *-* OMG casi me muero cuando aparecio Eleanor,fue muy WTF? pero bueno ya no hay rencores :3 Realmente quiero que se casen y sean muy felices,i mean se lo merecen tanto :')
No puedo creer que ya casi sea el final,estoy muy emocional ahora.
No puedo creer que ya casi sea el final,estoy muy emocional ahora.
ElectricBlue13
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Dios no que no acabe :( voy a llorar como una loca....
Me encanta me encanta con todo mi heart de posho? *-----------------*' es taaan perfecta, (bueno por lo menos Louis ya supero su trauma que tenia de follar frente al espejo?) haha'
Dios Liz muchisimas gracias por adaptar esta maravillosa historia *-* me enamore de verdad, pero no quiero que acabe, de verdad me encariñe mucho con este fic :( todo lo bueno algún día tiene que acabar *triste realidad* ajdfdhgkjhdrkeh bue... Gracias de verdad, sigue así Liz
Aun falta el epilogo así que me tendrás que aguantar con otro comentario más?' xD
Un beso :hug:
Me encanta me encanta con todo mi heart de posho? *-----------------*' es taaan perfecta, (bueno por lo menos Louis ya supero su trauma que tenia de follar frente al espejo?) haha'
Dios Liz muchisimas gracias por adaptar esta maravillosa historia *-* me enamore de verdad, pero no quiero que acabe, de verdad me encariñe mucho con este fic :( todo lo bueno algún día tiene que acabar *triste realidad* ajdfdhgkjhdrkeh bue... Gracias de verdad, sigue así Liz
Aun falta el epilogo así que me tendrás que aguantar con otro comentario más?' xD
Un beso :hug:
Invitado
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Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Eso se debe haber visto tan perfecto en el espejo.
No puedo creer que ya termine. Pero dentro de todo, se ve que va a terminar muy lindo, no creo que en el epilogo de un giro inesperado (? JAJAJ
Estuvo bueno que hayan hablando con Eleanor y se haya cerrado correctamente ese capitulo.
Me morí con lo de la hija, 6 años y les dice eso, ay JAJAJA
Seguila pronto, o no.. como quieras, no quiero que termine, ah JAJ
Adios ♥
No puedo creer que ya termine. Pero dentro de todo, se ve que va a terminar muy lindo, no creo que en el epilogo de un giro inesperado (? JAJAJ
Estuvo bueno que hayan hablando con Eleanor y se haya cerrado correctamente ese capitulo.
Me morí con lo de la hija, 6 años y les dice eso, ay JAJAJA
Seguila pronto, o no.. como quieras, no quiero que termine, ah JAJ
Adios ♥
Invitado
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Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Hay que ame el cap :')
¿solo el epilogo? bueno... asi es la vida, ah.
Gracias por subir y por adaptarla para nosotras, besitos xx
¿solo el epilogo? bueno... asi es la vida, ah.
Gracias por subir y por adaptarla para nosotras, besitos xx
bethlasforh0ran
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Hola nueva lectora he leido hasta el capítulo 5 y me ha encantado, va muy buena la trama. Ahora lo que dices sobre que la historia original te recordó a Louis y Harry en la vida real, pues bien a mí me ha pasado lo mismo, sobre todo porque de ser verdad su relación, también se esconden. Claro que la pregunta es ¿por qué lo hacen? por la fama que han alcanzado y no quieren perder, por obligación como dicen algunas chicas, o porque ellos no quieren al resto del mundo opinando sobre ellos en algo tan personal. Pero sea cual sea la razón debe ser doloroso tener que ocultarse y la vez inventarse relaciones con chicas que no son reales, al punto como Harry de tener muchas parejas lo que me imagino genera dolor en Louis como el año pasado cuando salía con Taylor S, porque en un mundo que se dice civilizado y que habla de DDHH el tener que ocultarse para que no los discriminen y menos les hagan daño, que también pasa, debe doler y mucho . No debería ser así, porque como dijo un congresista uruguayo, es increible y a la vez insoportable que la sociedad quiera dirigir la vida de otros hasta en sus dormitorios. Garcias por subir esta novela porque así nos haces pensar en el tema, y bueno conversarlo en casa, en el cole, o facultad (en mi caso) es hora que quienes somos más jóvenes les enseñemos a los adultos que el amor no pasa por el sexo sino por la persona. Saludos a ti ya todas quienes leen. Y ahora continuaré leyendo.
Pamelilla
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Hola!Sacnybell escribió:Dios no que no acabe :( voy a llorar como una loca....
Me encanta me encanta con todo mi heart de posho? *-----------------*' es taaan perfecta, (bueno por lo menos Louis ya supero su trauma que tenia de follar frente al espejo?) haha'
Dios Liz muchisimas gracias por adaptar esta maravillosa historia *-* me enamore de verdad, pero no quiero que acabe, de verdad me encariñe mucho con este fic :( todo lo bueno algún día tiene que acabar *triste realidad* ajdfdhgkjhdrkeh bue... Gracias de verdad, sigue así Liz
Aun falta el epilogo así que me tendrás que aguantar con otro comentario más?' xD
Un beso :hug:
Ah, lo se ya se acabo! es triste!
Ahhaha losee!!
Muchas gracias por leerla!!! en serioo!
Me alegra que te haya gustado!:)
Vamos con el epilogo!
Bye!
Invitado
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Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Ah, esos giros son la onda.Debby1D escribió:Eso se debe haber visto tan perfecto en el espejo.
No puedo creer que ya termine. Pero dentro de todo, se ve que va a terminar muy lindo, no creo que en el epilogo de un giro inesperado (? JAJAJ
Estuvo bueno que hayan hablando con Eleanor y se haya cerrado correctamente ese capitulo.
Me morí con lo de la hija, 6 años y les dice eso, ay JAJAJA
Seguila pronto, o no.. como quieras, no quiero que termine, ah JAJ
Adios ♥
Esa niña es la onda y pensar que aun es muy chica!
Va, subo el epilogo!
Gracias por leer!
Invitado
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Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Muchaass gracias por leerla a ti:))bethlasforh0ran escribió:Hay que ame el cap :')
¿solo el epilogo? bueno... asi es la vida, ah.
Gracias por subir y por adaptarla para nosotras, besitos xx
Invitado
Invitado
Re: Diplomacia (Larry Stylinson) Epílogo
Holaa muchas gracias por leerla.Pamelilla escribió:Hola nueva lectora he leido hasta el capítulo 5 y me ha encantado, va muy buena la trama. Ahora lo que dices sobre que la historia original te recordó a Louis y Harry en la vida real, pues bien a mí me ha pasado lo mismo, sobre todo porque de ser verdad su relación, también se esconden. Claro que la pregunta es ¿por qué lo hacen? por la fama que han alcanzado y no quieren perder, por obligación como dicen algunas chicas, o porque ellos no quieren al resto del mundo opinando sobre ellos en algo tan personal. Pero sea cual sea la razón debe ser doloroso tener que ocultarse y la vez inventarse relaciones con chicas que no son reales, al punto como Harry de tener muchas parejas lo que me imagino genera dolor en Louis como el año pasado cuando salía con Taylor S, porque en un mundo que se dice civilizado y que habla de DDHH el tener que ocultarse para que no los discriminen y menos les hagan daño, que también pasa, debe doler y mucho . No debería ser así, porque como dijo un congresista uruguayo, es increible y a la vez insoportable que la sociedad quiera dirigir la vida de otros hasta en sus dormitorios. Garcias por subir esta novela porque así nos haces pensar en el tema, y bueno conversarlo en casa, en el cole, o facultad (en mi caso) es hora que quienes somos más jóvenes les enseñemos a los adultos que el amor no pasa por el sexo sino por la persona. Saludos a ti ya todas quienes leen. Y ahora continuaré leyendo.
Y si, esta historia me recordó un poco a la situación de esos dos. Es muy triste, pero bueno esperemos que algún pueda haber un cambio!
Espero que te guste el fic:)
Invitado
Invitado
Epílogo.
—¡Gertje! Oh, Dios mío, ¡qué alegría verte! —Louis abrió los brazos y abrazó a su antigua secretaria con fuerza—. ¿Has visto a Harry?
Gertje tenía el rostro iluminado de felicidad y Louis se dio cuenta de que no había envejecido nada; todavía parecía la misma mujer vibrante, siempre muy ocupada y muy maternal, que había hecho que su trabajo en Bélgica fuera mucho más fácil.
—¡Oh, sí! Bueno, está haciendo lo que siempre ha sabido hacer mejor. Saludando a todos tus invitados y haciendo que todo el mundo se sienta bienvenido. Estoy tan contenta de que me hayáis invitado a pasar el año nuevo con vuestra familia, Louis.
—Pareces feliz, Gertje.
—Lo soy. —Se sonrojó—. Echo mucho de menos a Eddy, por supuesto, pero al menos ahora puedo viajar un poco. Pasar más tiempo con mi hermana en los Estados Unidos.
Louis asintió. —Me enteré lo de Eddy por Stacey. ¿Por qué no me llamaste?
Gertje sonrió y ladeó la cabeza. —Estabas en la otra parte del mundo, Louis. Fue un funeral privado. Además, estamos aquí por ti esta noche.
Louis suspiró y puso los ojos en blanco. —Sabes que odio ser el centro de atención últimamente.
Gertje le dedicó una sonrisa comprensiva. —No creo que debas preocuparte por ser el centro de atención. No con Harry y AnnElise alrededor.
—Me alegro de que estés aquí esta noche. Ahora parece que mi familia está completa —añadió Louis. Ella se sonrojó.
—No me lo habría perdido por nada del mundo.
Louis sabía que esta mujer era una auténtica amiga, incluso aunque ya no solieran hablar tan a menudo, y volvió a pensar que tenía que poner remedio a eso.
—¿Por qué me cubriste mintiendo a Eleanor, cuando sabías que me estaba acostando con otro a sus espaldas?
—Oh, no te cubrí a ti especialmente, Louis. A ella le conté exactamente la misma historia que le contaba a todo el mundo: «El señor Tomlinson está en una reunión de última hora. No, no puedo molestarle. Sin embargo, puedo darle un mensaje después». Debo admitir que de algún modo, sabía lo que ibais a significar el uno para el otro. —Louis pensó que ella parecía una madre orgullosa al decirle aquello—. Y ahora, veros juntos aquí esta noche, me hace saber que tenía razón.
Y allí estaba esa sonrisa de nuevo.
—Sí. Le quiero, Gertje. De verdad lo hago.
—Oh, cualquier idiota puede verlo. Lo sé. Lo supe entonces. El modo en que tu cara se iluminaba cada vez que aparecía en tu despacho. El hecho de que él pasaba más tiempo contigo del estrictamente necesario. Incluso el hecho de que tomaba cualquier oportunidad para jugar al mensajero diplomático. Pero me gustó desde el instante en que entró en el despacho. Es un hombre especial, Louis. Como tú, es bueno con la gente, le gusta hacer que todos se sientan a gusto. No le importa si es el Presidente o el portero. Y tenéis una hija maravillosa también. La mezcla perfecta de vosotros dos.
Louis se encogió de hombros. —Es muy amable que digas eso, Gertje, pero es toda de Harry.
—No te creas eso ni por un momento, Louis. Es posible que se parezca físicamente a él, pero puedo ver tu mano en su crianza. Es más tímida que Harry, piensa un poco más. Es una niña inteligente, sabe de lo que habla. Me ha explicado tu tesis para tu doctorado. No está mal para una cría de ocho años, ¿verdad?
—¿Bromeas, verdad? — Louis sonrió, sin creer lo que acaba de decir.
—No, no; me dijo que siempre se lo contabas a ella. Es una embajadora en potencia, y creo que va a ser muy buena.
—Qué bueno volver a verla, Haz, qué sorpresa más buena —dijo Louis, poniendo los brazos alrededor de su amante.
—Bueno, absolutamente todo el mundo está aquí. Stacey parece que va a explotar en cualquier momento. ¡Sean ha venido también! Ha traído a la futura esposa número cuatro, creo. Es maja. He hablado con ella y es más joven que yo. —Harry puso los ojos en blanco, haciendo que Louis se riera.
—Oh, y Mark ha traído a una pelirroja pequeñita que se llama Zanna. No creo que la hayamos conocido hasta ahora.
—Bueno, no es que podamos ver a Mark todas las semanas —respondió Louis suavemente, disfrutando lo emocionado que Harry estaba esta noche.
—Antes de que lo olvide. Liz me pidió que si podíamos cuidar de los niños la próxima semana. Le he dicho que sin problema. Creo que va a intimar con Don Brasil.
—Bueno, al menos él es mucho mejor que Don Italia, que la tuvo corriendo en círculos todos esos años —añadió Louis.
—Sí; ya la advertí que nunca dejan a sus esposas.
—Yo lo hice.
Lucas suspiró contento. Miró a Louis y después lo besó firmemente en los labios. —No sé qué habría sido de mi vida si no lo hubieras hecho.
—Habrías encontrado a alguien. Estoy seguro de que habrías sido feliz.
Harry sacudió la cabeza. —Así no, tú yo estábamos destinados a estar juntos.
Louis sintió un calor especial por dentro. —Bueno. Nunca me he arrepentido de esa decisión.
—¡Bien! —Gritó Harry, sonriendo ampliamente—, ¡porque Eleanor también ha venido!
—A veces pienso que AnnElise querría conocerla.
—Y probablemente lo hará algún día, pero ambas necesitan estar preparadas para eso. No tiene sentido que intentemos forzarlo. Ahora vamos, antes de que nuestros invitados se pregunten qué hacemos. Además, no es justo que AnnElise esté sola con tanta gente.
Harry rio nasalmente. —Como si ella no estuviera haciendo mucho mejor trabajo que cualquiera de nosotros.
*****
—¿Puedo tener vuestra atención durante un instante?
AnnElise se levantó sobre su silla entre sus dos padres. Miró a Liz, que asintió animándola.
Comenzó a hablar con indecisión, claramente intimidada por la multitud, incluso aunque conocía a la mayoría de ellos bastante bien.
—Papá y Louis saben que voy a decir a unas palabras, pero no saben exactamente lo que voy a decir, así que por favor, escuchad.
Harry oyó a Louis aclararse nerviosamente la garganta, y se admitió a sí mismo que probablemente tenía razones para estar nervioso. Su hija era una caja de sorpresas y no se podía confiar mucho en ella.
—Primero, algunos ya lo sabéis, pero para aquellos que no, Louis acaba de entregar la tesis de su doctorado, y le han dicho que dentro de poco tendremos que llamarle Doctor Tomlinson. Yo le he dicho que «ni de coño». —Algunas personas rieron en alto, y ella continuó—: Por favor, haced que se sonroje aplaudiéndole.
Harry vio que Liz pasaba vasos con champagne alrededor mientras los invitados aplaudían y coreaban el nombre de Louis en alto, haciéndole sonreír incómodo.
—Después de una agitada discusión durante la cena… —miró a sus dos padres, poniendo una mano en cada hombro. Ambos reían nerviosamente y se miraban—, ha decidido declinar, diciendo que deben volver a preguntarle cuando yo esté en la universidad, lo que es genial, porque la verdad es que me gusta mucho mi colegio.
«Aawws» y «oohs» sonaron por toda la sala, pero sus amigos seguían sonriendo.
AnnElise se aclaró la garganta y Louis se dio cuenta de que eso era un tic nervioso suyo, que ella había heredado.
—Y para terminar… Es posible que me manden a la cama después de esto… —AnnElise miró de nuevo en dirección a Liz, que le guiñó un ojo—. Antes de que yo naciera, Louis le pidió a papá que se casara con él, y papá dijo que sí, pero por entonces no podían porque Louis todavía estaba casado. —Puso los ojos en blanco y Eleanor sonrió inteligentemente—. Después, cuando yo cumplí seis años, en la boda de Stacey, para aquellos que no la conozcáis Stacey es la preciosa señora alta de los labios rojos y el pelo largo, que parece que va a tener a su bebé en cualquier momento. Bueno, en su boda papá le pidió a Louis que se casara con él y Louis dijo que sí, pero no hasta que no pudieran hacerlo en su propio país. Así que ahora, por fin, el estado de Nueva York, ha legalizado que dos hombres puedan casarse.
Se giró hacia sus padres antes de añadir—: ¿Queréis poneros las pilas de una vez?
El grupo brindó en alto. Oyeron frases como «eso, eso» y «ya va siendo hora». Louis se sonrojó y miró a Harry con una expresión que preguntaba «¿y qué hacemos?».
Harry mordió su labio inferior y asintió. —Supongo que ya nada nos detiene —susurró y se inclinó para besar a Louis. Sus amigos se levantaron y, cuando miraron a su alrededor, pudieron ver vasos en alto y rostros felices por todas partes. Nadie tenía el entrecejo fruncido, desaprobándolo. Incluso Eleanor sonreía brillantemente, aunque seguro que estaba explicando algunas cosas al atractivo hombre que tenía su brazo alrededor del hombro de ella.
Mark tenía una pícara sonrisa en el rostro. —Vais a necesitar acompañantes, chicos.
—No puedo —respondió Harry con determinación desde el pequeño balcón. Miraba hacia el horizonte, a la ciudad, sorbiendo de la taza de té que tenía entre las manos.
—¿Qué pasa? —Louis no estaba seguro de si Harry bromeaba o no.
—Me prometí a mí mismo hace nueve años que no volvería a acostarme con un hombre casado.
Louis rio a carcajadas. —Imagina cómo me siento yo. Me dije a mí mismo hace treinta años que nunca me acostaría con un hombre, y ahora me he enamorado de uno, ¡y me he casado con él!
—Así que, ¿todavía estás enamorado? —preguntó Harry mientras dejaba que su bata se abriera casualmente, revelando largas piernas y muslos delgados.
Louis quería bromar sobre que era de mala educación seducirlo con un cuerpo hermoso, pero decidió no hacerlo. Ahora mismo quería tener a Harry entre sus brazos lo antes posible. Quería que su mano acariciara el vientre plano del joven y que resbalara por la línea velluda que iba hasta su sexo.
—Sí, lo estoy —respondió, levantando el edredón para que Harry se metiera en la cama.
La piel del joven estaba fría en comparación con la suya y se apretaron juntos, abrazándose hasta que llegó la hora de levantarse.
Se casaron esa misma mañana en casa de un amigo en Hampton. Fue un acontecimiento informal, una pequeña ceremonia con los amigos más cercanos descalzos en la playa.
Los seis, junto con AnnElise y los dos hijos de Liz, celebraron un almuerzo tipo picnic en la playa, al que se unió Sean y su novia y Eleanor y su novio «doctor sin fronteras». La atmósfera había sido relajada y feliz, con la consumición de alcohol al mínimo debido a las mujeres embarazadas, pero con muchos discursos y golpes en las costillas de los amigos que habían tomado parte de las diferentes historias que habían configurado la vida de los novios.
Ahora, en la madrugada del día siguiente, estaban haciendo el amor en la cama que siempre había sido su paraíso.
Se tomaron su tiempo, besándose suavemente, tocándose y rozándose el uno contra el otro. Se conocían bien, sabían qué les gustaba y qué se sentía maravilloso, toda su familiaridad representando la calidez y la seguridad.
Louis miró los ojos llenos de pasión de Harry mientras su amante se empalaba en su miembro. Sintió aquél delicioso calor y su estrechez rodearle, mientras el joven se detenía un instante para aceptar la intrusión.
Cuando Harry comenzó a moverse, Louis pudo ver que no iba a durar mucho.
—Córrete para mí, Haz; córrete, esposo mío.
Harry sonrió ante la palabra «esposo», incapaz de responder con palabras cuando sus movimientos comenzaron a hacerse más urgentes. Se inclinó hacia delante, tomando su cabeza entre las manos y susurrando:
—Córrete conmigo, Louis. Por favor.
Louis mantuvo los ojos abiertos mientras esa conocida sensación maravillosa tensaba su entrepierna, pero no quería perderse la belleza del rostro de su esposo mientras se convulsionaba a través de la explosión de su mutuo orgasmo.
Se despertaron varias horas más tarde, el sol brillando a través de las cortinas medio abiertas que cubrían la ventana.
Gertje tenía el rostro iluminado de felicidad y Louis se dio cuenta de que no había envejecido nada; todavía parecía la misma mujer vibrante, siempre muy ocupada y muy maternal, que había hecho que su trabajo en Bélgica fuera mucho más fácil.
—¡Oh, sí! Bueno, está haciendo lo que siempre ha sabido hacer mejor. Saludando a todos tus invitados y haciendo que todo el mundo se sienta bienvenido. Estoy tan contenta de que me hayáis invitado a pasar el año nuevo con vuestra familia, Louis.
—Pareces feliz, Gertje.
—Lo soy. —Se sonrojó—. Echo mucho de menos a Eddy, por supuesto, pero al menos ahora puedo viajar un poco. Pasar más tiempo con mi hermana en los Estados Unidos.
Louis asintió. —Me enteré lo de Eddy por Stacey. ¿Por qué no me llamaste?
Gertje sonrió y ladeó la cabeza. —Estabas en la otra parte del mundo, Louis. Fue un funeral privado. Además, estamos aquí por ti esta noche.
Louis suspiró y puso los ojos en blanco. —Sabes que odio ser el centro de atención últimamente.
Gertje le dedicó una sonrisa comprensiva. —No creo que debas preocuparte por ser el centro de atención. No con Harry y AnnElise alrededor.
—Me alegro de que estés aquí esta noche. Ahora parece que mi familia está completa —añadió Louis. Ella se sonrojó.
—No me lo habría perdido por nada del mundo.
Louis sabía que esta mujer era una auténtica amiga, incluso aunque ya no solieran hablar tan a menudo, y volvió a pensar que tenía que poner remedio a eso.
—Siempre has sido mi gran apoyo, ¿verdad? —preguntó, un poco más serio.
—Cien por cien, señor embajador. —Le guiñó un ojo. —¿Por qué me cubriste mintiendo a Eleanor, cuando sabías que me estaba acostando con otro a sus espaldas?
—Oh, no te cubrí a ti especialmente, Louis. A ella le conté exactamente la misma historia que le contaba a todo el mundo: «El señor Tomlinson está en una reunión de última hora. No, no puedo molestarle. Sin embargo, puedo darle un mensaje después». Debo admitir que de algún modo, sabía lo que ibais a significar el uno para el otro. —Louis pensó que ella parecía una madre orgullosa al decirle aquello—. Y ahora, veros juntos aquí esta noche, me hace saber que tenía razón.
Y allí estaba esa sonrisa de nuevo.
—Sí. Le quiero, Gertje. De verdad lo hago.
—Oh, cualquier idiota puede verlo. Lo sé. Lo supe entonces. El modo en que tu cara se iluminaba cada vez que aparecía en tu despacho. El hecho de que él pasaba más tiempo contigo del estrictamente necesario. Incluso el hecho de que tomaba cualquier oportunidad para jugar al mensajero diplomático. Pero me gustó desde el instante en que entró en el despacho. Es un hombre especial, Louis. Como tú, es bueno con la gente, le gusta hacer que todos se sientan a gusto. No le importa si es el Presidente o el portero. Y tenéis una hija maravillosa también. La mezcla perfecta de vosotros dos.
Louis se encogió de hombros. —Es muy amable que digas eso, Gertje, pero es toda de Harry.
—No te creas eso ni por un momento, Louis. Es posible que se parezca físicamente a él, pero puedo ver tu mano en su crianza. Es más tímida que Harry, piensa un poco más. Es una niña inteligente, sabe de lo que habla. Me ha explicado tu tesis para tu doctorado. No está mal para una cría de ocho años, ¿verdad?
—¿Bromeas, verdad? — Louis sonrió, sin creer lo que acaba de decir.
—No, no; me dijo que siempre se lo contabas a ella. Es una embajadora en potencia, y creo que va a ser muy buena.
—Oh, por favor, que el cielo no lo permita —rió Louis mientras abrazaba de nuevo a la mujer.
En ese instante, Harry entró en la sala y Gertje se excusó. —Bueno, será mejor que os deje a ambos y vuelva al salón. —Gertje besó a Louis en la mejilla, guiñó un ojo a Harry también lo besó y después se marchó. —Qué bueno volver a verla, Haz, qué sorpresa más buena —dijo Louis, poniendo los brazos alrededor de su amante.
—Bueno, absolutamente todo el mundo está aquí. Stacey parece que va a explotar en cualquier momento. ¡Sean ha venido también! Ha traído a la futura esposa número cuatro, creo. Es maja. He hablado con ella y es más joven que yo. —Harry puso los ojos en blanco, haciendo que Louis se riera.
—Oh, y Mark ha traído a una pelirroja pequeñita que se llama Zanna. No creo que la hayamos conocido hasta ahora.
—Bueno, no es que podamos ver a Mark todas las semanas —respondió Louis suavemente, disfrutando lo emocionado que Harry estaba esta noche.
—Antes de que lo olvide. Liz me pidió que si podíamos cuidar de los niños la próxima semana. Le he dicho que sin problema. Creo que va a intimar con Don Brasil.
—Bueno, al menos él es mucho mejor que Don Italia, que la tuvo corriendo en círculos todos esos años —añadió Louis.
—Sí; ya la advertí que nunca dejan a sus esposas.
—Yo lo hice.
Lucas suspiró contento. Miró a Louis y después lo besó firmemente en los labios. —No sé qué habría sido de mi vida si no lo hubieras hecho.
—Habrías encontrado a alguien. Estoy seguro de que habrías sido feliz.
Harry sacudió la cabeza. —Así no, tú yo estábamos destinados a estar juntos.
Louis sintió un calor especial por dentro. —Bueno. Nunca me he arrepentido de esa decisión.
—¡Bien! —Gritó Harry, sonriendo ampliamente—, ¡porque Eleanor también ha venido!
Louis inhaló profundamente, levantando las cejas. —Lo próximo que me dirás es que Lucy también ha venido, y después Santa Claus bajará por la chimenea.
Harry se quedó callado un instante. —Sabes que ella no habría venido.
—¿Querrías que lo hubiera hecho? —preguntó Louis, apretando a Harry un poco más cerca. El joven arrugó los labios y sacudió la cabeza. —A veces pienso que AnnElise querría conocerla.
—Y probablemente lo hará algún día, pero ambas necesitan estar preparadas para eso. No tiene sentido que intentemos forzarlo. Ahora vamos, antes de que nuestros invitados se pregunten qué hacemos. Además, no es justo que AnnElise esté sola con tanta gente.
Harry rio nasalmente. —Como si ella no estuviera haciendo mucho mejor trabajo que cualquiera de nosotros.
*****
—¿Puedo tener vuestra atención durante un instante?
AnnElise se levantó sobre su silla entre sus dos padres. Miró a Liz, que asintió animándola.
Comenzó a hablar con indecisión, claramente intimidada por la multitud, incluso aunque conocía a la mayoría de ellos bastante bien.
—Papá y Louis saben que voy a decir a unas palabras, pero no saben exactamente lo que voy a decir, así que por favor, escuchad.
Harry oyó a Louis aclararse nerviosamente la garganta, y se admitió a sí mismo que probablemente tenía razones para estar nervioso. Su hija era una caja de sorpresas y no se podía confiar mucho en ella.
—Primero, algunos ya lo sabéis, pero para aquellos que no, Louis acaba de entregar la tesis de su doctorado, y le han dicho que dentro de poco tendremos que llamarle Doctor Tomlinson. Yo le he dicho que «ni de coño». —Algunas personas rieron en alto, y ella continuó—: Por favor, haced que se sonroje aplaudiéndole.
Harry vio que Liz pasaba vasos con champagne alrededor mientras los invitados aplaudían y coreaban el nombre de Louis en alto, haciéndole sonreír incómodo.
—Segundo, el Presidente ha llamado a Louis para pedirle que sea embajador de nuevo.
Esto también fue contestado con aplausos y Louis tuvo que levantar la mano para que AnnElise pudiera continuar. —Después de una agitada discusión durante la cena… —miró a sus dos padres, poniendo una mano en cada hombro. Ambos reían nerviosamente y se miraban—, ha decidido declinar, diciendo que deben volver a preguntarle cuando yo esté en la universidad, lo que es genial, porque la verdad es que me gusta mucho mi colegio.
«Aawws» y «oohs» sonaron por toda la sala, pero sus amigos seguían sonriendo.
AnnElise se aclaró la garganta y Louis se dio cuenta de que eso era un tic nervioso suyo, que ella había heredado.
—Y para terminar… Es posible que me manden a la cama después de esto… —AnnElise miró de nuevo en dirección a Liz, que le guiñó un ojo—. Antes de que yo naciera, Louis le pidió a papá que se casara con él, y papá dijo que sí, pero por entonces no podían porque Louis todavía estaba casado. —Puso los ojos en blanco y Eleanor sonrió inteligentemente—. Después, cuando yo cumplí seis años, en la boda de Stacey, para aquellos que no la conozcáis Stacey es la preciosa señora alta de los labios rojos y el pelo largo, que parece que va a tener a su bebé en cualquier momento. Bueno, en su boda papá le pidió a Louis que se casara con él y Louis dijo que sí, pero no hasta que no pudieran hacerlo en su propio país. Así que ahora, por fin, el estado de Nueva York, ha legalizado que dos hombres puedan casarse.
Se giró hacia sus padres antes de añadir—: ¿Queréis poneros las pilas de una vez?
El grupo brindó en alto. Oyeron frases como «eso, eso» y «ya va siendo hora». Louis se sonrojó y miró a Harry con una expresión que preguntaba «¿y qué hacemos?».
Harry mordió su labio inferior y asintió. —Supongo que ya nada nos detiene —susurró y se inclinó para besar a Louis. Sus amigos se levantaron y, cuando miraron a su alrededor, pudieron ver vasos en alto y rostros felices por todas partes. Nadie tenía el entrecejo fruncido, desaprobándolo. Incluso Eleanor sonreía brillantemente, aunque seguro que estaba explicando algunas cosas al atractivo hombre que tenía su brazo alrededor del hombro de ella.
Mark tenía una pícara sonrisa en el rostro. —Vais a necesitar acompañantes, chicos.
Lo que hizo que Liz contestara desde el otro lado de la habitación: —¿Quién dice que solo los hombre pueden pasarlo bien aquí?
Harry y Louis abrazaron a AnnElise a la vez. —¿Ya eres feliz? —preguntaron a la jovencita. AnnElise los despeinó a ambos. —¡Sí! —gritó—. ¡Ya no seré más hija de un hogar roto! ¿Ahora podemos cenar? ¡Me muero de hambre!
-----
—Vuelve a la cama, Haz —dijo Louis perezosamente. Se estiró por completo en la cama que habían compartido durante los últimos seis años y medio. —No puedo —respondió Harry con determinación desde el pequeño balcón. Miraba hacia el horizonte, a la ciudad, sorbiendo de la taza de té que tenía entre las manos.
—¿Qué pasa? —Louis no estaba seguro de si Harry bromeaba o no.
—Me prometí a mí mismo hace nueve años que no volvería a acostarme con un hombre casado.
Louis rio a carcajadas. —Imagina cómo me siento yo. Me dije a mí mismo hace treinta años que nunca me acostaría con un hombre, y ahora me he enamorado de uno, ¡y me he casado con él!
—Así que, ¿todavía estás enamorado? —preguntó Harry mientras dejaba que su bata se abriera casualmente, revelando largas piernas y muslos delgados.
Louis quería bromar sobre que era de mala educación seducirlo con un cuerpo hermoso, pero decidió no hacerlo. Ahora mismo quería tener a Harry entre sus brazos lo antes posible. Quería que su mano acariciara el vientre plano del joven y que resbalara por la línea velluda que iba hasta su sexo.
—Sí, lo estoy —respondió, levantando el edredón para que Harry se metiera en la cama.
La piel del joven estaba fría en comparación con la suya y se apretaron juntos, abrazándose hasta que llegó la hora de levantarse.
Se casaron esa misma mañana en casa de un amigo en Hampton. Fue un acontecimiento informal, una pequeña ceremonia con los amigos más cercanos descalzos en la playa.
Mark se había casado con Zanna y tenían un niño en camino, y era el padrino de Louis.
Liz se había presentado con un traje de etiqueta, completo con sombrero de copa y todo, pareciendo deliciosamente andrógena excepto por su abultado estómago, testamento de su felicidad con Rodrigo, un brasileño-portugués intérprete de las Naciones Unidas con el que había tenido un “encuentro íntimo” después de la cena de año nuevo de Louis y Harry. Los seis, junto con AnnElise y los dos hijos de Liz, celebraron un almuerzo tipo picnic en la playa, al que se unió Sean y su novia y Eleanor y su novio «doctor sin fronteras». La atmósfera había sido relajada y feliz, con la consumición de alcohol al mínimo debido a las mujeres embarazadas, pero con muchos discursos y golpes en las costillas de los amigos que habían tomado parte de las diferentes historias que habían configurado la vida de los novios.
Ahora, en la madrugada del día siguiente, estaban haciendo el amor en la cama que siempre había sido su paraíso.
Se tomaron su tiempo, besándose suavemente, tocándose y rozándose el uno contra el otro. Se conocían bien, sabían qué les gustaba y qué se sentía maravilloso, toda su familiaridad representando la calidez y la seguridad.
Louis miró los ojos llenos de pasión de Harry mientras su amante se empalaba en su miembro. Sintió aquél delicioso calor y su estrechez rodearle, mientras el joven se detenía un instante para aceptar la intrusión.
Cuando Harry comenzó a moverse, Louis pudo ver que no iba a durar mucho.
—Córrete para mí, Haz; córrete, esposo mío.
Harry sonrió ante la palabra «esposo», incapaz de responder con palabras cuando sus movimientos comenzaron a hacerse más urgentes. Se inclinó hacia delante, tomando su cabeza entre las manos y susurrando:
—Córrete conmigo, Louis. Por favor.
Louis mantuvo los ojos abiertos mientras esa conocida sensación maravillosa tensaba su entrepierna, pero no quería perderse la belleza del rostro de su esposo mientras se convulsionaba a través de la explosión de su mutuo orgasmo.
Se despertaron varias horas más tarde, el sol brillando a través de las cortinas medio abiertas que cubrían la ventana.
—Me alegro de que le dijeras que no al Presidente —admitió Harry perezosamente.
—Me imaginé que nuestras vidas ya eran bastante perfectas tal y como eran —susurró Louis, besando su cabello—. Me gusta ser anónimo; me gusta el hecho que me haya podido casar sin causar un escándalo. Me gusta la idea de que AnnElise esté creciendo con los amigos que ha conocido desde la guardería. Harry sonrió mientras se acurrucaba un poco más y volvía a dormirse. Sí; la vida era bastante perfecta tal y como era.
Fin
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Hola!!
Oh muchas, muchas gracias por haber leído el fic, espero que le haya gustado tanto como a mi.
En este tiempo me han pasado tanta cosas, pero bueno al fin pude terminarla.
Acá les dejo el epílogo, espero que les guste, y otra vez, muchas gracias!!:)
Nos leemos luego!!
Byee
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