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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 7 de 44. • Comparte
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Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
MY BEAUTIFUL BITCHES!
LO SIENTO, LINDURAS! ENVERDAD LO SIENTO!esqe mi internet es un GAY TOTAL lo encontre teniendo relaciones sexuales con el modem' #OKNOT¬
pero enverdad es Gay¬ me qede sin internet por dos dias, so no tenia ni de donde conectarme, enverdad: LOSIENTO!
#En un rato mas les pongo
LasAmoHermosas:)'
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
ahhhh Nueva lectora! :D
me encanta la nove....
me imagino a joe de excultor
pero y los caps que nos prometiste
donde estan??? :¬¬: :¬¬:
S..I.G.U.E.L.A.
me encanta la nove....
me imagino a joe de excultor
pero y los caps que nos prometiste
donde estan??? :¬¬: :¬¬:
S..I.G.U.E.L.A.
pau D jonas parthenopaeus
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
Jajaja internet Gay, lo se a mi tambien me pasa ¬¬
Yo tambien estoy esperando los cap!
Subelos prontoo! xdd
Yo tambien estoy esperando los cap!
Subelos prontoo! xdd
CrazyxJonas
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
Hey! B E A U T I F U L ~ B I T C H siguelaaaaaaaaaaa!
Waaaaaaaaaaaaaaa! te desapareces por DOS DIAS! DOS DIAS! NO SABES CUANTO TE EXTRAÑÉ...:( y sin embargo no subes cap Jum! #Liss :T
Sube caps please mujer!
Siguelaaa
Waaaaaaaaaaaaaaa! te desapareces por DOS DIAS! DOS DIAS! NO SABES CUANTO TE EXTRAÑÉ...:( y sin embargo no subes cap Jum! #Liss :T
Sube caps please mujer!
Siguelaaa
Invitado
Invitado
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
______________#MY SWEETIES WHORES!
Encerio antes de las 12am tendran lo qe les prometi!
-llegaron a mi casa unas f*ckingvisitas¬¬
Ahora son las 11:17 &' YA TIENEN CASI TRES HORAS &' MEDIA ACAA!!
NUNCA VIENEN &' AHORA SE LES OCURRIO VENIR
...&' POR HOOOOOORRAAAAASSS!!!
GGGGOOOOOSSSSHHHH!!!¬¬.____.
well.. Espero &' se vayan en un ratito mas &' les subo(:
LAS AMO LINDURAS!
#Pawis: te puedo decir asi?*-* BIENVENIDA HERMOSA! Yo igual muero al imaginarme a Joseph.. de cualquier manera :twisted:
#Val: Lose¬¬ Es un mal homosexual¬¬
{YO NO ODIO A LOS GAYS; AL CONTRARIO LOS APOYO}
#MyF*ckingSilly: YO TAMBIEN TE EXTRAÑE! AA TOOOODAAASS!! AL FOROO!
Encerio antes de las 12am tendran lo qe les prometi!
-llegaron a mi casa unas f*ckingvisitas¬¬
Ahora son las 11:17 &' YA TIENEN CASI TRES HORAS &' MEDIA ACAA!!
NUNCA VIENEN &' AHORA SE LES OCURRIO VENIR
...&' POR HOOOOOORRAAAAASSS!!!
GGGGOOOOOSSSSHHHH!!!¬¬.____.
well.. Espero &' se vayan en un ratito mas &' les subo(:
LAS AMO LINDURAS!
#Pawis: te puedo decir asi?*-* BIENVENIDA HERMOSA! Yo igual muero al imaginarme a Joseph.. de cualquier manera :twisted:
#Val: Lose¬¬ Es un mal homosexual¬¬
{YO NO ODIO A LOS GAYS; AL CONTRARIO LOS APOYO}
#MyF*ckingSilly: YO TAMBIEN TE EXTRAÑE! AA TOOOODAAASS!! AL FOROO!
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
aun no se van &' ya son las 12.38am¬ pero yo dije;
HASTA AQUI! YO TENGO QUE SUBIR EN MIS NOVELAS, SI O SI!
well.. aca les dejo lo prometido(:
Intentando mantenerme inmóvil mientras sus manos se movían sobre la línea de mi cadera, me concentré en el aún intacto bloque de alabastro. Él movió su mano hasta mi muslo; empujó mi pierna izquierda hacia delante, y deslizó la seda entre mis muslos para cubrir mi sexo. Luché contra la necesidad de moverme hacia él, de animarlo a que siguiera tocándome. ¿Me deseaba él del mismo modo en el que yo lo deseaba?
La seda, fría al principio sobre mi piel, se calentó con mi roce. Me sentí enrojecer, e intenté pensar en algo horrible para evitar que mi cuerpo respondiera a una atracción que Joseph parecía no tener interés en explorar en ese momento. Su roce había sido tan impersonal que me sentía desamparada. Era difícil recordar que no estaba en una situación personal íntima. Y para él, aquello era trabajo.
Cerré los ojos un momento mientras Joseph llevaba la seda de nuevo sobre mi muslo, cubriendo mis 'partes íntimas', pero dejándome en un estado de desnudez que era increíblemente estimulante.
—No sabía que cubrías a tus modelos.
Me miró a los ojos y asintió.
—Es una pena cubrirte. Pero cuando te vi por primera vez, fue lo que pensé —Bajó de la plataforma. —¿Estás cómoda?
Sorprendentemente, lo estaba.
—Sí.
Me dejó y volvió con un enorme cuaderno de dibujo. Se sentó en el suelo a medio metro de distancia de la plataforma.
—¿Qué estás haciendo?
—Voy a pasar un par de sesiones dibujándote. Una vez que elija la pose final, comenzaré a trabajar la piedra. Los esbozos me permitirán trabajar en la obra cuando tú no estés aquí.
No tenía nada que hacer, excepto observarlo. Y eso era suficiente.
Joseph tenía unas poderosas y cuidadosas manos. Manos que se deslizarían, y dedos que se moverían sobre la piel, brindando calidez y placer. ¿Sería un amante cariñoso, o tomaría a la mujer bajo él y la devoraría con ansia? Casi podía sentir su cuerpo, fuerte y grácil, moviéndose contra el mío, entre mis piernas, y en mi interior. Mi vientre se tensó contra la nada, y me mordí el labio inferior un momento para evitar gemir.
Me concentré en su rostro de nuevo. Era perfecto... la línea de su mandíbula era fuerte, clásica. Angular y masculina, de un modo que me hacía desear tocarla. Tenía un cuerpo fantástico, definido y musculoso, pero no demasiado. Era un artista que se expresaba en un medio físico, así que era de esperar.
Cuando estaba en la universidad salí una vez con un hombre negro, pero no había comparación. La diferencia era abrumadora. Mis recuerdos de Brian eran un frenesí de uniones físicas que me dejaban dolorida, y pidiendo más. Brian me había enseñado muchas cosas sobre mí misma, y sobre cómo complacer a un hombre.
Pero Joseph no era un universitario. Intenso y apasionado, era el tipo de hombre al que la mayoría de las mujeres no se pueden resistir, al menos en algunos aspectos. Todas sus obras de arte, incluso las más pequeñas de su galería eran sensuales, y estaban llenas de voluptuosidad. Yo admiraba su trabajo desde hacía años, y ahora estaba esculpiéndome a mí. Si alguien me hubiera dicho que conocería y posaría para Joseph Jonas el mismo día, me hubiera reído.
El silencio de la habitación era sorprendentemente reconfortante. Era extraño, porque yo adoraba el ruido, y generalmente tenía la radio o la televisión encendida cuando estaba en casa. ¿Por qué el silencio era más fácil de soportar con él?
—¿Tomarás fotografías?
—No —Levantó la mirada y se encontró con la mía. —Nunca fotografío a mis modelos.
Aquello era un alivio. Tener dibujos míos era una cosa, pero fotografías en color era otra. ¿Qué mujer normal querría que su trasero quedara inmortalizado en color?
Me estremecí ante el pensamiento de la cámara. Durante la terapia habíamos hablado de las fotografías que me habían tomado durante el examen médico en el hospital, después de la violación. Aún podía recordar el débil clic de la cámara, y el flash iluminándose. A pesar de mis esfuerzos para no reaccionar, Joseph lo había notado y había dejado el cuaderno.
—¿Estás bien?
—Sí.
Se echó hacia atrás, apoyándose sobre sus manos, y me miró.
—Pareces disgustada.
—Estaba pensando en algo desagradable —Dejé caer mi mirada en el trozo de suelo que se extendía entre nosotros.— Pero estoy bien.
Cogió su libreta y volvió al trabajo mientras yo intentaba dejar el pasado a un lado. Últimamente, me parecía más fácil apartar lo que me había pasado en Nueva York. Nunca abandonaba mis pensamientos, pero ahora parecía doler menos, y enfurecerme más. No había sido fácil para mí traspasar el punto del dolor y la traición. Quizá hubiera sido más fácil llegar a la fase de rabia si no hubiera considerado a Jeff King como un amigo. No es que fuera un amigo íntimo, pero tampoco era un extraño. Hasta ese momento en mi despacho, cuando me di cuenta de que era peligroso, nunca había pensado, ni por un momento, que pudiera hacerme daño.
HASTA AQUI! YO TENGO QUE SUBIR EN MIS NOVELAS, SI O SI!
well.. aca les dejo lo prometido(:
Capitulo Dos
{IV PARTE}
Sus dedos se movieron por mi cabello, extendiéndolo sobre el pequeño cojín. Entonces colocó la seda, cuidadosamente, sobre mi pecho. Mis pezones se irguieron inmediatamente, estimulados por el roce del suave material. Sus suaves dedos rozaron mi hombro mientras el material se deslizaba bajo mi brazo y caía a mi espalda. La seda, acariciando y cayendo por mi espalda, envío una oleada de conciencia y excitación por mi espina dorsal. Aparté la mirada mientras Joseph se arrodillaba en la plataforma frente a mí.{IV PARTE}
Intentando mantenerme inmóvil mientras sus manos se movían sobre la línea de mi cadera, me concentré en el aún intacto bloque de alabastro. Él movió su mano hasta mi muslo; empujó mi pierna izquierda hacia delante, y deslizó la seda entre mis muslos para cubrir mi sexo. Luché contra la necesidad de moverme hacia él, de animarlo a que siguiera tocándome. ¿Me deseaba él del mismo modo en el que yo lo deseaba?
La seda, fría al principio sobre mi piel, se calentó con mi roce. Me sentí enrojecer, e intenté pensar en algo horrible para evitar que mi cuerpo respondiera a una atracción que Joseph parecía no tener interés en explorar en ese momento. Su roce había sido tan impersonal que me sentía desamparada. Era difícil recordar que no estaba en una situación personal íntima. Y para él, aquello era trabajo.
Cerré los ojos un momento mientras Joseph llevaba la seda de nuevo sobre mi muslo, cubriendo mis 'partes íntimas', pero dejándome en un estado de desnudez que era increíblemente estimulante.
—No sabía que cubrías a tus modelos.
Me miró a los ojos y asintió.
—Es una pena cubrirte. Pero cuando te vi por primera vez, fue lo que pensé —Bajó de la plataforma. —¿Estás cómoda?
Sorprendentemente, lo estaba.
—Sí.
Me dejó y volvió con un enorme cuaderno de dibujo. Se sentó en el suelo a medio metro de distancia de la plataforma.
—¿Qué estás haciendo?
—Voy a pasar un par de sesiones dibujándote. Una vez que elija la pose final, comenzaré a trabajar la piedra. Los esbozos me permitirán trabajar en la obra cuando tú no estés aquí.
No tenía nada que hacer, excepto observarlo. Y eso era suficiente.
Joseph tenía unas poderosas y cuidadosas manos. Manos que se deslizarían, y dedos que se moverían sobre la piel, brindando calidez y placer. ¿Sería un amante cariñoso, o tomaría a la mujer bajo él y la devoraría con ansia? Casi podía sentir su cuerpo, fuerte y grácil, moviéndose contra el mío, entre mis piernas, y en mi interior. Mi vientre se tensó contra la nada, y me mordí el labio inferior un momento para evitar gemir.
Me concentré en su rostro de nuevo. Era perfecto... la línea de su mandíbula era fuerte, clásica. Angular y masculina, de un modo que me hacía desear tocarla. Tenía un cuerpo fantástico, definido y musculoso, pero no demasiado. Era un artista que se expresaba en un medio físico, así que era de esperar.
Cuando estaba en la universidad salí una vez con un hombre negro, pero no había comparación. La diferencia era abrumadora. Mis recuerdos de Brian eran un frenesí de uniones físicas que me dejaban dolorida, y pidiendo más. Brian me había enseñado muchas cosas sobre mí misma, y sobre cómo complacer a un hombre.
Pero Joseph no era un universitario. Intenso y apasionado, era el tipo de hombre al que la mayoría de las mujeres no se pueden resistir, al menos en algunos aspectos. Todas sus obras de arte, incluso las más pequeñas de su galería eran sensuales, y estaban llenas de voluptuosidad. Yo admiraba su trabajo desde hacía años, y ahora estaba esculpiéndome a mí. Si alguien me hubiera dicho que conocería y posaría para Joseph Jonas el mismo día, me hubiera reído.
El silencio de la habitación era sorprendentemente reconfortante. Era extraño, porque yo adoraba el ruido, y generalmente tenía la radio o la televisión encendida cuando estaba en casa. ¿Por qué el silencio era más fácil de soportar con él?
—¿Tomarás fotografías?
—No —Levantó la mirada y se encontró con la mía. —Nunca fotografío a mis modelos.
Aquello era un alivio. Tener dibujos míos era una cosa, pero fotografías en color era otra. ¿Qué mujer normal querría que su trasero quedara inmortalizado en color?
Me estremecí ante el pensamiento de la cámara. Durante la terapia habíamos hablado de las fotografías que me habían tomado durante el examen médico en el hospital, después de la violación. Aún podía recordar el débil clic de la cámara, y el flash iluminándose. A pesar de mis esfuerzos para no reaccionar, Joseph lo había notado y había dejado el cuaderno.
—¿Estás bien?
—Sí.
Se echó hacia atrás, apoyándose sobre sus manos, y me miró.
—Pareces disgustada.
—Estaba pensando en algo desagradable —Dejé caer mi mirada en el trozo de suelo que se extendía entre nosotros.— Pero estoy bien.
Cogió su libreta y volvió al trabajo mientras yo intentaba dejar el pasado a un lado. Últimamente, me parecía más fácil apartar lo que me había pasado en Nueva York. Nunca abandonaba mis pensamientos, pero ahora parecía doler menos, y enfurecerme más. No había sido fácil para mí traspasar el punto del dolor y la traición. Quizá hubiera sido más fácil llegar a la fase de rabia si no hubiera considerado a Jeff King como un amigo. No es que fuera un amigo íntimo, pero tampoco era un extraño. Hasta ese momento en mi despacho, cuando me di cuenta de que era peligroso, nunca había pensado, ni por un momento, que pudiera hacerme daño.
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
Capitulo Dos
{V PARTE}
Miré a Joseph y lo encontré trabajando atentamente. Había algo especial en él, y era algo más que sus habilidades artísticas. Me sorprendía que pudiera inspirar a un hombre como él. Había viajado por todo el planeta, y era uno de los escultores más solicitados del país. Sus obras embellecían los vestíbulos de incontables edificios de todo el mundo. Hombres y mujeres de todas partes hacían larguísimos viajes para acudir al lugar donde yo estaba tumbada.{V PARTE}
Joseph pertenecía a un universo de belleza que yo podía mirar, pero del que nunca sería parte realmente. Mi pasión por el arte, tanto clásico como actual, me había ayudado en los difíciles años con mis padres, y durante la mudanza a Boston. Aun así, nunca había llegado a comprender realmente qué significa ser un artista.
Me moví e hice una mueca cuando el músculo de mi muslo se tensó. Estar sentada, inmóvil, había provocado quise me agarrotara.
—Necesito estirar las piernas.
Joseph se levantó y caminó hasta la plataforma.
—¿La pierna?
—El muslo —Tragué saliva cuando se sentó en la plataforma, y me hizo un gesto para que me tumbara boca arriba.
—Déjame ayudarte.
—De acuerdo —Me tumbé y extendí las piernas. No sirvió de nada.
Joseph recorrió mi músculo con sus fuertes dedos antes de usar ambas manos para elevar mi pierna y moverla. La seda roja descubrió mi sexo, revelando los húmedos rizos que lo cubrían. Lo observé con los ojos entrecerrados mientras suave, pero firmemente, masajeaba mi muslo, y suspiré cuando el músculo comenzó a relajarse bajo su mano.
—Levántalo un poco.
Coloqué mi pie contra la almohada sobre la que estaba tumbada, y lo levanté ligeramente mientras sus manos se deslizaban al subir por mi muslo, casi hasta el hueso de mi cadera, para detenerse y después viajar lentamente de nuevo hacia abajo. Aquel hombre estaba intentando dejarme tonta. Me mordí el labio inferior y tragué saliva para evitar hacer sonidos. Entonces me miró, y sus ojos vagaron hasta mis pechos, y después hasta mi rostro.
—Eres una mujer muy hermosa.
—Gracias.
—¿Mejor?
Asentí, y me aparté de él cuando separó sus manos. Sabía que estaba a punto de abrir las piernas y pedirle que me follara.
—Ya estoy bien.
—De acuerdo.
Después de un par de segundos, asintió y se levantó. Lo miré mientras volvía a su lugar en el suelo, y recogía su cuaderno de dibujo. Esperó hasta que volví a la posición que habíamos acordado y coloqué la seda de nuevo en su lugar, antes de empezar a trabajar de nuevo. Mi excitación hacía que permanecer inmóvil me resultara casi imposible.
De repente, Joseph me habló.
—Háblame.
Fruncí el ceño.
—¿Que te hable?
—Cuéntame qué tal te ha ido el día.
Suspiré.
—Bueno, he tenido una buena mañana, pero la tarde ha sido un infierno.
—Oh, ¿en serio?
—Sí. Un arrogante hombre me manipuló para que posara desnuda en su estudio.
—Debe de ser realmente horrible ser tan hermosa.{eso mismo te digo yo Joseph}
Lo miré, y vi que una sonrisa se había deslizado en sus labios mientras miraba atentamente el papel frente a él.
—¿Por eso es por lo que estoy aquí?
—La belleza es algo maravilloso y diverso. He conocido a mujeres que quizá no encajan con la definición tradicional de belleza, pero que eran absolutamente hermosas para mí. Y después hay mujeres como tú... un rostro precioso, y esas curvas... Mi abuelo hubiera dicho que eres como diez kilómetros de mala carretera. Llena de curvas, desafiante, y emocionante al explorarla.
—¿Y tú quieres explorarme?
Levantó la mirada.
—De todos los modos posibles.
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
Capitulo Dos
{VI PARTE}
—¿Le dices eso a todas las mujeres que traes a tu estudio?{VI PARTE}
Se levantó y caminó hacia mí. Se sentó en el borde de la plataforma, y me pasó el dedo por la línea de la mandíbula.
—_______ —El modo cariñoso en el que dijo mi nombre, combinado con el suave roce de sus dedos sobre mi rostro, me hicieron desear abrazarlo. —Cuéntame por qué tienes esa imagen tan pobre de ti misma.
Me sonrojé; necesité hacer un gran esfuerzo para no moverme.
—No sé a qué te refieres. Estoy aquí tumbada, desnuda. ¿Qué más quieres?
Siguió mirándome sin decir nada. Me sentí casi penetrada por su mirada, como si estuviera leyendo mi alma. Sus oscuros ojos lo tomaban todo de mí, y me moví, incapaz de controlarme.
Sus ojos se oscurecieron aún más, permitiéndome ver su respuesta a mi acción. Él me deseaba, a pesar de la imagen fría que estaba representando.
En silencio, Joseph me observó mientras yo jugueteaba con el cojín.
La seda roja se deslizó por mi piel, y sentí que me sonrojaba cuando mis pezones se irguieron más al ser empujados por el material. Posó sus ojos sobre mi pecho. Se pasó la lengua por el labio inferior. Tragué saliva, Casi podía sentir su boca sobre mí. Tenía los pezones tan duros que me dolían. Moví las piernas, y vi cómo su mirada se movía por mi cuerpo hasta ellas. Deseé no llevar la seda puesta. Quería que él viera los húmedos rizos de mi sexo, para que supiera cuánto lo deseaba.
Suspiró, y se levantó.
—No estás tan desnuda como tú piensas.
—He hecho exactamente lo que me has pedido ¿Qué más quieres? —Mi respuesta fue brusca y dura. Me arrepentí de haber perdido el control, pero me había dolido que rechazara mi respuesta sexual.
—Creo que sabes a lo que me refiero. Pero te escondes a ti misma más de lo que escondes al mundo.
Vi cómo se alejaba de la plataforma. Se giró para mirarme mientras la tensión crecía entre nosotros, y entonces bajó los ojos al suelo.
Durante un largo momento no dijo nada, y yo no fui capaz de dejar que el silencio persistiera.
—¿Qué más te da?
Joseph recogió la bata del suelo.
—Hemos terminado.
—No han pasado dos horas —Presioné mis labios brevemente. Había hecho lo que él había querido, y su insatisfacción me ponía furiosa.
—No, pero estás demasiado tensa para continuar.
—Lo siento.
No quería disculparme; por un momento, me permití un poco de auto-desprecio por la disculpa. La situación era ridícula. No importaba cómo intentara justificarme, seguía sin estar cómoda con la idea de posar para él. Decir que no a Joseph Jonas parecía imposible. ¿Quién era él para entrar en mi vida, y empezar a pedir mi tiempo y atención? Pensé en mi vida antes de que él apareciera, y lo odié por recordarme una de las cosas que había perdido.
—Vístete y te acompañaré a la salida.
Me levanté y dejé que la seda cayera. Joseph me tendió una mano para ayudarme a bajar. Dejé que mis dedos se cerraran sobre su palma un momento, antes de soltarlo. En silencio, me ofreció la bata.
La miré brevemente, la descarté, y caminé hasta el biombo. Me vestí rápidamente, aliviada porque la sesión hubiera terminado. Allí, de pie, con mi vestido puesto, aún me sentía desnuda. Mi clítoris vibraba entre mis labios menores, y tenía los pezones increíblemente duros. Cogí mi bolso, dejé el biombo y me enfrenté a la razón por la que mi cuerpo había reaccionado con tanta fuerza.
Joseph estaba junto a las escaleras, con la puerta abierta de nuevo. Levanté la barbilla, y caminé hasta él.
Pasando a su lado, bajé las escaleras. Al final, me detuve y me pregunté si aquel final precipitado significaba que había cambiado de idea respecto a que fuera yo la que posara. Se acercó a mí y me acompañó a la salida.
Mientras sacaba sus llaves para dejarme salir, tomé aire profundamente, y dije:
—Señor Jonas...
—Joe —me corrigió. —Mis amigos me llaman Joe.
No estaba segura de querer ser su amiga.
—¿Quieres que vuelva mañana?
—Sí —Giró la llave en la cerradura, y me abrió la puerta. —Pediremos algo de comida, y pasaremos algo de tiempo juntos antes de intentarlo de nuevo.
Caminé rápidamente hasta mi coche, y lo miré mientras abría la puerta del conductor. Seguía donde yo lo había dejado.
No tenía sentido involucrarme con un hombre, sobre todo ahora que mi carrera iba por buen camino, y debería haberme sentido agradecida por su contención. Pero en lugar de eso, me sentía rechazada y enfadada.
Me coloqué el cinturón de seguridad y encendí el motor. Joseph cerró la puerta mientras encendía luces. El deseo me estaba consumiendo, y saqué el coche del aparcamiento esperando ser capaz de llegar a casa antes de rendirme a la necesidad de masturbarme.
Por fin, inserté la llave en la puerta de mi apartamento, y la abrí. El viaje a casa no había hecho nada más que llevar al límite mi respuesta física a Joe. Tiré las llaves y el bolso a un lado, y cerré la puerta con un suspiro de alivio. Cuatro cerraduras y una cadena después, la tensión comenzó a abandonar mi cuerpo.
Fui a la cocina y saqué una botella de vino. Con una generosa copa de vino en la mano, entré en la sala de estar. Aún podía olerlo; el aroma del almizcle me había seguido a casa. Sumergiéndome en mis pensamientos sobre Joseph Jonas, tomé un generoso sorbo de vino y dejé la copa.
Me saqué el vestido por la cabeza. Mi sujetador sin tirantes y mis braguitas blancas cayeron sobre el vestido. Me quedé con las sandalias un momento, y después me las quité mientras volvía a coger la copa. Humedecí mis pezones con el líquido, y dejé el vaso a un lado mientras mi mano se deslizaba sobre mi cuerpo. Me senté en el sofá. El material, ligeramente rudo, frotó mi piel mientras mi espalda se encontraba con su respaldo. Cubrí mi sexo con una mano, y cerré los ojos.
Al acariciar la caliente carne, un suspiro de alivio escapó de mis labios. Deslicé un dedo entre mis labios menores y rocé mi clítoris cuidadosamente. Mi dedo se movía hacia delante y hacia atrás mientras pensaba en el hombre que me había llevado a aquel estado, sin pretenderlo siquiera. En mi imaginación, veía sus manos moviéndose sobre mis pálidos muslos, la oscuridad de su piel marcada contra la mía. Entonces, su poderoso cuerpo se movería sobre mi mientras su boca dibujaría húmedos senderos por mi pecho, y sus labios buscarían mis pezones. Apreté los dientes cuando el orgasmo me sobrecogió.
Aparté la mano de mi cuerpo. Busqué la copa de vino y vacié el contenido. Esperaba que Joseph Jonas estuviera sufriendo tanto como yo. Sería lo justo. Aquel hombre me había obligado a recurrir a la masturbación dos veces en el mismo día.
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
:affraid:
Oh My God!
Oh My God!
Wooow!
Ese Joe :twisted:
Aaah!
Siguela
Muero por saber que pasara!
No demores
Estare esperando Caps! ;)
Ese Joe :twisted:
Aaah!
Siguela
Muero por saber que pasara!
No demores
Estare esperando Caps! ;)
# Lightweight{♥}
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
_________#Parte E X T R A !
La luz indicadora de mensaje estaba parpadeando demencialmente. Pulsé el botón de "Reproducir". El aparato emitió un zumbido, y después no se oyó nada. Colgaron. Borré el mensaje y encontré dos más iguales antes de llegar al mensaje final. En el momento en el que Jane comenzó a hablar, sonreí.
«Será mejor que tengas un montón de cosas sucias y jugosas que contarme. Lo de mi amante lesbiana y mi amigo gay no tuvo éxito. Fui a Peach Tree con Susanne, pero cuando las mujeres empezaron a rondarme me cagué de miedo. Susanne tuvo que decirles que yo era su putilla».
—Qué carcelario —Eché un vistazo al aparato mientras Jane continuaba.
«Sí, sé lo que estás pensando. Pero si estuviéramos en la cárcel, definitivamente, querría una amante como Susanne. — soltó Jane. —Oh, y he estropeado mis zapatos nuevos, así que ya te imaginarás cómo me siento ahora».
Me lo imaginaba. Jane adoraba sus zapatos del mismo modo en el que yo adoraba mis bolsos. Me recordó una entrevista que tenía planeada para primera hora de la mañana, y después se cortó, seguramente por el límite de tiempo del contestador. Borré su mensaje y pensé en el resto de llamadas. Parecía que había llegado el momento de cambiar mi número de teléfono de nuevo.
Incomoda con la idea, caminé hacia el dormitorio mientras sorbía mi vino. Fui a mi escritorio, y me senté ante el ordenador. Me eché hacia atrás en la silla y observé cómo se descargaba el correo a mi bandeja de entrada. Había un email de Martin, y supuse que me había escrito para ver si había recibido la invitación de la boda. No le había escrito, ni había recibido ningún mensaje suyo, desde hacía más de seis meses. Habría sido difícil contactar con el después de percatarme de cuánto daño le había hecho al dejar Nueva York.
Abrí el email a regañadientes y suspiré. Como no había manera de que pudiera ira Nueva York para asistir a su boda, deseaba poder ignorar el mensaje y la invitación sin más. Pero no podía hacer eso: aquel hombre había sido el centro de mi mundo después de la violación. Se había ocupado de todo, e incluso ahora me era difícil imaginar cómo habría sobrevivido sin él. Nunca nadie pareció entender mi dolor y mi horror del modo en el que Martin lo hacía.
Cerré el mensaje y lo marqué para leerlo más tarde. Si lo ignoraba completamente, llamaría. Entonces tendría que decirle que no podía ir a Nueva York. De hecho, no había vuelto desde que me marché. Mis padres tenían que venir a verme en navidad y en los cumpleaños, aunque habían dejado claro que no les gustaba nada pasar la navidad en Boston.
Mi madre me había mandado dos cartas en cadena, un chiste y el boletín de su club de jardinería. Nunca había llegado a entender por qué pertenecía a un club de jardinería, pues vivía en un apartamento. Al parecer, ella pensaba que las macetas de su ventana contaban como jardín. Le eché un vistazo al boletín; sabía que no me lo habría mandado si no contuviera algo sobre ella. Lo encontré casi al final. Julia Witherspoon-Rothell estaba allí, en toda su gloria, con una brillante pala en la mano. El artículo afirmaba que había creado un huerto comunitario en Brooklyn.
Ya que los huertos comunitarios habían sido la pasión de mi madre desde hacía más de diez años, no fue una sorpresa. Pero era agradable, y en cierto modo divertido, verla allí, de pie con un mono de diseño y zapatilla de deporte blancas. Miré el reloj y fruncí el ceño. Era demasiado tarde para llamarla. Se iba a la cama con el sol, siempre lo hacía. Me terminé el vino, y fui a darme otra ducha.
Ahora que el deseo ocupaba un segundo plano, me irritaba haber respondido a Joseph tan intensamente. Para ser sincera, nunca había sido el tipo de mujer que se niega algo. Si lo quería, generalmente lo conseguía. Verme obligada a lidiar con mis necesidades era un ligero golpe a mi orgullo, sobre todo si esas necesidades habían sido provocadas por un hombre.
Mañana sería un nuevo día, un día que terminaría frente a Joseph Jonas, desnuda.
&' hasta aca llega el 'mini-maraton' & el capitulo dos(:
espero &' les guste(:
LasAmoDemasTopas' (?
Capitulo Dos
{VII PARTE}
Cuando pude, me levanté del sofá y fui a la cocina a rellenar mi copa. Miré el teléfono y el contestador automático.{VII PARTE}
La luz indicadora de mensaje estaba parpadeando demencialmente. Pulsé el botón de "Reproducir". El aparato emitió un zumbido, y después no se oyó nada. Colgaron. Borré el mensaje y encontré dos más iguales antes de llegar al mensaje final. En el momento en el que Jane comenzó a hablar, sonreí.
«Será mejor que tengas un montón de cosas sucias y jugosas que contarme. Lo de mi amante lesbiana y mi amigo gay no tuvo éxito. Fui a Peach Tree con Susanne, pero cuando las mujeres empezaron a rondarme me cagué de miedo. Susanne tuvo que decirles que yo era su putilla».
—Qué carcelario —Eché un vistazo al aparato mientras Jane continuaba.
«Sí, sé lo que estás pensando. Pero si estuviéramos en la cárcel, definitivamente, querría una amante como Susanne. — soltó Jane. —Oh, y he estropeado mis zapatos nuevos, así que ya te imaginarás cómo me siento ahora».
Me lo imaginaba. Jane adoraba sus zapatos del mismo modo en el que yo adoraba mis bolsos. Me recordó una entrevista que tenía planeada para primera hora de la mañana, y después se cortó, seguramente por el límite de tiempo del contestador. Borré su mensaje y pensé en el resto de llamadas. Parecía que había llegado el momento de cambiar mi número de teléfono de nuevo.
Incomoda con la idea, caminé hacia el dormitorio mientras sorbía mi vino. Fui a mi escritorio, y me senté ante el ordenador. Me eché hacia atrás en la silla y observé cómo se descargaba el correo a mi bandeja de entrada. Había un email de Martin, y supuse que me había escrito para ver si había recibido la invitación de la boda. No le había escrito, ni había recibido ningún mensaje suyo, desde hacía más de seis meses. Habría sido difícil contactar con el después de percatarme de cuánto daño le había hecho al dejar Nueva York.
Abrí el email a regañadientes y suspiré. Como no había manera de que pudiera ira Nueva York para asistir a su boda, deseaba poder ignorar el mensaje y la invitación sin más. Pero no podía hacer eso: aquel hombre había sido el centro de mi mundo después de la violación. Se había ocupado de todo, e incluso ahora me era difícil imaginar cómo habría sobrevivido sin él. Nunca nadie pareció entender mi dolor y mi horror del modo en el que Martin lo hacía.
Cerré el mensaje y lo marqué para leerlo más tarde. Si lo ignoraba completamente, llamaría. Entonces tendría que decirle que no podía ir a Nueva York. De hecho, no había vuelto desde que me marché. Mis padres tenían que venir a verme en navidad y en los cumpleaños, aunque habían dejado claro que no les gustaba nada pasar la navidad en Boston.
Mi madre me había mandado dos cartas en cadena, un chiste y el boletín de su club de jardinería. Nunca había llegado a entender por qué pertenecía a un club de jardinería, pues vivía en un apartamento. Al parecer, ella pensaba que las macetas de su ventana contaban como jardín. Le eché un vistazo al boletín; sabía que no me lo habría mandado si no contuviera algo sobre ella. Lo encontré casi al final. Julia Witherspoon-Rothell estaba allí, en toda su gloria, con una brillante pala en la mano. El artículo afirmaba que había creado un huerto comunitario en Brooklyn.
Ya que los huertos comunitarios habían sido la pasión de mi madre desde hacía más de diez años, no fue una sorpresa. Pero era agradable, y en cierto modo divertido, verla allí, de pie con un mono de diseño y zapatilla de deporte blancas. Miré el reloj y fruncí el ceño. Era demasiado tarde para llamarla. Se iba a la cama con el sol, siempre lo hacía. Me terminé el vino, y fui a darme otra ducha.
Ahora que el deseo ocupaba un segundo plano, me irritaba haber respondido a Joseph tan intensamente. Para ser sincera, nunca había sido el tipo de mujer que se niega algo. Si lo quería, generalmente lo conseguía. Verme obligada a lidiar con mis necesidades era un ligero golpe a mi orgullo, sobre todo si esas necesidades habían sido provocadas por un hombre.
Mañana sería un nuevo día, un día que terminaría frente a Joseph Jonas, desnuda.
&' hasta aca llega el 'mini-maraton' & el capitulo dos(:
espero &' les guste(:
LasAmoDemasTopas' (?
uncool.
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
Sigue!
Amé el Maraton! :cheers:
uuuh Joseph....
Siguela prontito!
No tardes Beautiful Girl! ;)
Well
Estare esperando :D
Amé el Maraton! :cheers:
uuuh Joseph....
Siguela prontito!
No tardes Beautiful Girl! ;)
Well
Estare esperando :D
# Lightweight{♥}
Re: "desɴúdαтe pαrα мι" [נoe&tu]
sube pronto el proximo
cap plis no nos dejes
con la intriga porfavor
me gusto mucho el maraton
siguela :D
cap plis no nos dejes
con la intriga porfavor
me gusto mucho el maraton
siguela :D
Nani Jonas
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