Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 4 de 12. • Comparte
Página 4 de 12. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 10, 11, 12
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Capítulo 7. Maratón 3/3.
Aunque ella no lo demostró abiertamente, Harry supo que _______ se había retraído, decepcionada.
Las relaciones personales eran complicadas justo por ese motivo. En algún momento, todas las
mujeres esperaban que sus parejas se abrieran emocionalmente. Era algo que él nunca había
entendido.
Pero no quería perder el terreno que había ganado, así que si tenía que ceder un poco, lo haría.
—Lo conocí hace dos años —explicó—. Mi trabajo le resulta interesante y, gracias a ese interés,
nos hicimos... amigos.
—No lo dices muy convencido.
—No estoy acostumbrado a tener amigos.
Ella asintió. Harry notó que su actitud hacia él se suavizaba, tanto física como emocionalmente.
—Lo entiendo.
Harry miró al suelo. Por supuesto que lo entendía. Entre ellos había una afinidad francamente
curiosa. Estaba seguro de que, vistos desde fuera, no podían ser menos adecuados el uno para el otro.
Pero al quedarse a solas, se sentían muy a gusto juntos.
—Ah, ahí está, señorita Martin —dijo una voz segura y familiar.
Al volver la cabeza, Harry vio a lord Montague salir a la terraza. Llevaba una chaqueta de
terciopelo verde esmeralda y un montón de adornos con diamantes que le daban un aspecto solvente y
seguro. El hecho resultaba todavía más destacable porque Harry conocía sus auténticas finanzas, que
no podían ser más inestables.
Sin embargo, su sonrisa amplia y sus ojos brillantes revelaban que se alegraba sinceramente de
ver a _______. Que fuera por ella misma o por su fortuna, ya era otro asunto.
Harry enderezó la espada. Nunca había envidiado a su hermano menor por el título y los
privilegios que lo acompañaban... hasta ese momento. Su posición era un obstáculo que se interponía
entre ______ y él. Harry podía ofrecerle cosas intangibles, como pasión, aceptación, aventura, pero ella
acababa de descubrir esas cosas que nunca antes le habían interesado. Igual que el sexo. Y si por culpa
de él llegaba a la conclusión de que debía casarse para poder tener sexo en su vida...
Cabía la posibilidad de que al seducirla la estuviera empujando hacia el matrimonio.
Harry extendió la mano y esperó a que ______ le ofreciera la suya para inclinarse sobre ella.
Maldijo el guante que separaba la blanca piel de ella de su boca.
—Te dejo con tu admirador —murmuró, apretándole los dedos.
Aunque no le gustaba, lo cierto es que la mejor manera de que _______ se diera cuenta de las
diferencias entre Montague y él era que pasara tiempo con el conde.
Inclinó levemente la cabeza al pasar junto a su rival, regocijándose por el hecho de tener la
escritura de su propiedad en su poder sin que él lo supiera.
Se dirigió a la sala de juego. Era tan buen momento como cualquier otro para fijarse en cuál de
los pretendientes de ______ dependía más de los caprichos del azar. Al menos en ese campo no tenía
rival.
El señor Styles es un hombre muy guapo —dijo lady Collingsworth desde el asiento de enfrente.
El carruaje de los Collingsworth se abría camino lentamente por las calles abarrotadas. La mayor
parte de los coches de caballos llevaban a sus ocupantes de un acto social a otro, pero _______ y la dama
se retiraban ya a sus respectivos domicilios.
—Sí, ya me lo has dicho antes.
Se quitó los guantes y los dejó sobre el regazo. Le había gustado ver a Harry tan arreglado. Le
habría gustado volver a verlo antes de marcharse. La conversación en la terraza había sido demasiado
corta. Sólo había servido para avivar sus ganas de estar con él.
—Hay personas que tienen un tipo de belleza que te hace pensar que has exagerado su atractivo
en tu mente. Y cuando vuelves a verlos y compruebas que efectivamente son más hermosos que tus
adornos de encaje, resulta imposible no comentarlo.
Aunque las lámparas del carruaje daban una luz muy tenue, ________ vio que su amiga estaba
sonriendo.
—Tienes razón. Ese hombre me deja sin palabras —admitió—. Sir Tolliver se ha sentido
obligado a advertirme que un hombre tan guapo como el señor Styles sólo podría fijarse en mí por mi
dinero.—
¡Por favor! —La espalda de Regina, siempre muy recta, se enderezó aún más—. Tolliver está
ciego o desesperado. O ambas cosas. Hoy he estado muy pendiente del señor Styles y es innegable que
siente algo por ti. Hasta tal punto que teme no ser capaz de hacerte feliz.
—¿De dónde has sacado esa idea?
—Me lo ha dicho él mismo.
________ alzó mucho las cejas.
—¿Ah, sí?
—Oh, sí. ¿Te parece un candidato aceptable?
—Para responder a esa pregunta, necesitaría conocerlo un poco más.
Lady Collingsworth juntó las manos sobre el regazo.
—Cuidar de ti es más que una responsabilidad para mí. Es un honor. Ya sabes que tu madre era
una persona muy importante en mi vida. La quería como a una hermana. Y espero estar a la altura
contigo.
—Siempre te has portado maravillosamente conmigo.
Se sintió tentada de decirle que se había portado mucho mejor con ella que su madre, pero se
mordió la lengua. Nunca entendería qué había visto la dulce y generosa Regina en la egoísta y
veleidosa Georgina. Fuera lo que fuese, había inspirado una gran amistad y una lealtad que se había
mantenido firme a pesar de su muerte. ________ había aprendido en seguida que no debía hablar mal de su
madre delante de ella, porque hacerlo era buscarse una regañina y una nueva ración de halagos hacia
su madre.
—Eres muy amable. —Lady Collingsworth sonrió—. Y te pareces tanto a Georgina con ese
vestido... Cuando te he visto, me he quedado de piedra. Por un momento he pensado que había
retrocedido en el tiempo.
________ era incapaz de ver el parecido más allá del color de pelo y de los ojos, pero volvió a
guardarse su opinión. Aunque luego se dio cuenta de que tal vez Regina estaba esperando un
comentario a lo que para ella debía de ser un halago.
—Gracias —dijo.
—Eres una joven muy sensata —siguió diciendo la dama—. Eres cautelosa y no te gusta correr
riesgos. Pero el matrimonio se basa en arriesgarse. ¿Sabes cuánto tiempo pasamos juntos
Collingsworth y yo antes de que me pidiera matrimonio? Si juntamos los pocos momentos a solas,
unas cuantas horas. Asistimos a bailes, cenas, picnics y actos por el estilo, pero siempre con otras
personas alrededor, lo que nos impedía mantener una conversación en condiciones. Has hablado de
conocerlo mejor, pero en realidad lo que necesitas saber no es mucho. ¿Existe atracción entre
vosotros? ¿Deseáis ver al otro feliz o, al menos, razonablemente contento? Si tenéis eso, tenéis todo lo
que necesitáis para que un matrimonio funcione.
—Pero ¿y si hay cosas importantes de su personalidad que me está ocultando? ¿Cómo puedo
confiar en él sin conocerlo?
—¿No hay partes de ti que prefieres no compartir con nadie? —la provocó Regina—. ¿Cosas de
las que prefieres no hablar? Por supuesto que sí. Las mujeres tenemos derecho a guardar secretos.
Francamente, hay secretos que son demasiado dolorosos como para andar hablando de ellos.
_______ pensó sus palabras. Tenía razón. Había cosas de las que ella prefería no hablar. Tenía lógica
pensar que Harry también tuviera recuerdos que prefiriera ignorar. Toda persona estaba modelada por
los acontecimientos del pasado, pero eso no significaba que rigiera su conducta por esos
acontecimientos. No era justo que ella juzgara a Harry por ellos.
—Si quieres dominar a un hombre —le aconsejó Regina—, tienes que alabarlo mucho. El orgullo
es muy importante para ellos. Convéncelo de que la idea que quieres llevar a cabo es suya y la seguirá
hasta el final. Si sabes cómo manejarlo, el matrimonio es una institución muy útil para una mujer.
—En mi opinión, la estrategia que propones cuesta demasiado esfuerzo.
Aunque tal vez valiera la pena para conseguir a un hombre como Harry Styles.
________ se sorprendió al darse cuenta de que últimamente parecía no hacer otra cosa que plantearse
a todo lo que estaba dispuesta a renunciar por él.
—Querida niña, para cosechar hay que sembrar. —Lady Collingsworth se echó hacia delante en
el asiento—. El dinero es una compañía muy triste durante las noches frías y las comidas solitarias.
Quiero un futuro feliz para ti. Quiero que encuentres a alguien que te cuide. Que tengas hijos a los que
amar. Este mundo es un mundo de hombres, _______, nos guste o no. No podemos evitarlo. Crees que
tienes dinero e independencia, pero el matrimonio te permitirá hacer más cosas de las que haces ahora.
Y el señor Styles parece tener sus propios recursos económicos. Tal vez una unión con él sólo te
reporte ventajas.
El carruaje se detuvo frente a la casa de los Melville.
________ apretó la mano de la dama con afecto.
—Muchas gracias, Regina. Pensaré bien en lo que me has dicho.
—Si me necesitas, ya sabes que siempre puedes contar conmigo.
Mientras _______ subía los escalones hacia la puerta principal, pensó que su vida había dado un
vuelco durante los últimos días. Sentía como si hubiera estado durmiendo en un carruaje en marcha,
sin importarle hacia dónde se dirigía. Pero ahora se había despertado y de pronto tenía la necesidad de
cambiar de rumbo. Por desgracia, no sabía hacia dónde quería ir. Sin embargo, algo le decía que tener
a Harry a su lado haría que el viaje fuera mucho más interesante.
Aunque ella no lo demostró abiertamente, Harry supo que _______ se había retraído, decepcionada.
Las relaciones personales eran complicadas justo por ese motivo. En algún momento, todas las
mujeres esperaban que sus parejas se abrieran emocionalmente. Era algo que él nunca había
entendido.
Pero no quería perder el terreno que había ganado, así que si tenía que ceder un poco, lo haría.
—Lo conocí hace dos años —explicó—. Mi trabajo le resulta interesante y, gracias a ese interés,
nos hicimos... amigos.
—No lo dices muy convencido.
—No estoy acostumbrado a tener amigos.
Ella asintió. Harry notó que su actitud hacia él se suavizaba, tanto física como emocionalmente.
—Lo entiendo.
Harry miró al suelo. Por supuesto que lo entendía. Entre ellos había una afinidad francamente
curiosa. Estaba seguro de que, vistos desde fuera, no podían ser menos adecuados el uno para el otro.
Pero al quedarse a solas, se sentían muy a gusto juntos.
—Ah, ahí está, señorita Martin —dijo una voz segura y familiar.
Al volver la cabeza, Harry vio a lord Montague salir a la terraza. Llevaba una chaqueta de
terciopelo verde esmeralda y un montón de adornos con diamantes que le daban un aspecto solvente y
seguro. El hecho resultaba todavía más destacable porque Harry conocía sus auténticas finanzas, que
no podían ser más inestables.
Sin embargo, su sonrisa amplia y sus ojos brillantes revelaban que se alegraba sinceramente de
ver a _______. Que fuera por ella misma o por su fortuna, ya era otro asunto.
Harry enderezó la espada. Nunca había envidiado a su hermano menor por el título y los
privilegios que lo acompañaban... hasta ese momento. Su posición era un obstáculo que se interponía
entre ______ y él. Harry podía ofrecerle cosas intangibles, como pasión, aceptación, aventura, pero ella
acababa de descubrir esas cosas que nunca antes le habían interesado. Igual que el sexo. Y si por culpa
de él llegaba a la conclusión de que debía casarse para poder tener sexo en su vida...
Cabía la posibilidad de que al seducirla la estuviera empujando hacia el matrimonio.
Harry extendió la mano y esperó a que ______ le ofreciera la suya para inclinarse sobre ella.
Maldijo el guante que separaba la blanca piel de ella de su boca.
—Te dejo con tu admirador —murmuró, apretándole los dedos.
Aunque no le gustaba, lo cierto es que la mejor manera de que _______ se diera cuenta de las
diferencias entre Montague y él era que pasara tiempo con el conde.
Inclinó levemente la cabeza al pasar junto a su rival, regocijándose por el hecho de tener la
escritura de su propiedad en su poder sin que él lo supiera.
Se dirigió a la sala de juego. Era tan buen momento como cualquier otro para fijarse en cuál de
los pretendientes de ______ dependía más de los caprichos del azar. Al menos en ese campo no tenía
rival.
El señor Styles es un hombre muy guapo —dijo lady Collingsworth desde el asiento de enfrente.
El carruaje de los Collingsworth se abría camino lentamente por las calles abarrotadas. La mayor
parte de los coches de caballos llevaban a sus ocupantes de un acto social a otro, pero _______ y la dama
se retiraban ya a sus respectivos domicilios.
—Sí, ya me lo has dicho antes.
Se quitó los guantes y los dejó sobre el regazo. Le había gustado ver a Harry tan arreglado. Le
habría gustado volver a verlo antes de marcharse. La conversación en la terraza había sido demasiado
corta. Sólo había servido para avivar sus ganas de estar con él.
—Hay personas que tienen un tipo de belleza que te hace pensar que has exagerado su atractivo
en tu mente. Y cuando vuelves a verlos y compruebas que efectivamente son más hermosos que tus
adornos de encaje, resulta imposible no comentarlo.
Aunque las lámparas del carruaje daban una luz muy tenue, ________ vio que su amiga estaba
sonriendo.
—Tienes razón. Ese hombre me deja sin palabras —admitió—. Sir Tolliver se ha sentido
obligado a advertirme que un hombre tan guapo como el señor Styles sólo podría fijarse en mí por mi
dinero.—
¡Por favor! —La espalda de Regina, siempre muy recta, se enderezó aún más—. Tolliver está
ciego o desesperado. O ambas cosas. Hoy he estado muy pendiente del señor Styles y es innegable que
siente algo por ti. Hasta tal punto que teme no ser capaz de hacerte feliz.
—¿De dónde has sacado esa idea?
—Me lo ha dicho él mismo.
________ alzó mucho las cejas.
—¿Ah, sí?
—Oh, sí. ¿Te parece un candidato aceptable?
—Para responder a esa pregunta, necesitaría conocerlo un poco más.
Lady Collingsworth juntó las manos sobre el regazo.
—Cuidar de ti es más que una responsabilidad para mí. Es un honor. Ya sabes que tu madre era
una persona muy importante en mi vida. La quería como a una hermana. Y espero estar a la altura
contigo.
—Siempre te has portado maravillosamente conmigo.
Se sintió tentada de decirle que se había portado mucho mejor con ella que su madre, pero se
mordió la lengua. Nunca entendería qué había visto la dulce y generosa Regina en la egoísta y
veleidosa Georgina. Fuera lo que fuese, había inspirado una gran amistad y una lealtad que se había
mantenido firme a pesar de su muerte. ________ había aprendido en seguida que no debía hablar mal de su
madre delante de ella, porque hacerlo era buscarse una regañina y una nueva ración de halagos hacia
su madre.
—Eres muy amable. —Lady Collingsworth sonrió—. Y te pareces tanto a Georgina con ese
vestido... Cuando te he visto, me he quedado de piedra. Por un momento he pensado que había
retrocedido en el tiempo.
________ era incapaz de ver el parecido más allá del color de pelo y de los ojos, pero volvió a
guardarse su opinión. Aunque luego se dio cuenta de que tal vez Regina estaba esperando un
comentario a lo que para ella debía de ser un halago.
—Gracias —dijo.
—Eres una joven muy sensata —siguió diciendo la dama—. Eres cautelosa y no te gusta correr
riesgos. Pero el matrimonio se basa en arriesgarse. ¿Sabes cuánto tiempo pasamos juntos
Collingsworth y yo antes de que me pidiera matrimonio? Si juntamos los pocos momentos a solas,
unas cuantas horas. Asistimos a bailes, cenas, picnics y actos por el estilo, pero siempre con otras
personas alrededor, lo que nos impedía mantener una conversación en condiciones. Has hablado de
conocerlo mejor, pero en realidad lo que necesitas saber no es mucho. ¿Existe atracción entre
vosotros? ¿Deseáis ver al otro feliz o, al menos, razonablemente contento? Si tenéis eso, tenéis todo lo
que necesitáis para que un matrimonio funcione.
—Pero ¿y si hay cosas importantes de su personalidad que me está ocultando? ¿Cómo puedo
confiar en él sin conocerlo?
—¿No hay partes de ti que prefieres no compartir con nadie? —la provocó Regina—. ¿Cosas de
las que prefieres no hablar? Por supuesto que sí. Las mujeres tenemos derecho a guardar secretos.
Francamente, hay secretos que son demasiado dolorosos como para andar hablando de ellos.
_______ pensó sus palabras. Tenía razón. Había cosas de las que ella prefería no hablar. Tenía lógica
pensar que Harry también tuviera recuerdos que prefiriera ignorar. Toda persona estaba modelada por
los acontecimientos del pasado, pero eso no significaba que rigiera su conducta por esos
acontecimientos. No era justo que ella juzgara a Harry por ellos.
—Si quieres dominar a un hombre —le aconsejó Regina—, tienes que alabarlo mucho. El orgullo
es muy importante para ellos. Convéncelo de que la idea que quieres llevar a cabo es suya y la seguirá
hasta el final. Si sabes cómo manejarlo, el matrimonio es una institución muy útil para una mujer.
—En mi opinión, la estrategia que propones cuesta demasiado esfuerzo.
Aunque tal vez valiera la pena para conseguir a un hombre como Harry Styles.
________ se sorprendió al darse cuenta de que últimamente parecía no hacer otra cosa que plantearse
a todo lo que estaba dispuesta a renunciar por él.
—Querida niña, para cosechar hay que sembrar. —Lady Collingsworth se echó hacia delante en
el asiento—. El dinero es una compañía muy triste durante las noches frías y las comidas solitarias.
Quiero un futuro feliz para ti. Quiero que encuentres a alguien que te cuide. Que tengas hijos a los que
amar. Este mundo es un mundo de hombres, _______, nos guste o no. No podemos evitarlo. Crees que
tienes dinero e independencia, pero el matrimonio te permitirá hacer más cosas de las que haces ahora.
Y el señor Styles parece tener sus propios recursos económicos. Tal vez una unión con él sólo te
reporte ventajas.
El carruaje se detuvo frente a la casa de los Melville.
________ apretó la mano de la dama con afecto.
—Muchas gracias, Regina. Pensaré bien en lo que me has dicho.
—Si me necesitas, ya sabes que siempre puedes contar conmigo.
Mientras _______ subía los escalones hacia la puerta principal, pensó que su vida había dado un
vuelco durante los últimos días. Sentía como si hubiera estado durmiendo en un carruaje en marcha,
sin importarle hacia dónde se dirigía. Pero ahora se había despertado y de pronto tenía la necesidad de
cambiar de rumbo. Por desgracia, no sabía hacia dónde quería ir. Sin embargo, algo le decía que tener
a Harry a su lado haría que el viaje fuera mucho más interesante.
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
me encanta!!!
tienes que seguirla
tienes que seguirla
M_GIraldo_Al
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Amo esta novela!!!
Por favor seguila pronto :)
Besitos x
Leils
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Hihihi,pronto :3:emocion:M_GIraldo_Al escribió:me encanta!!!
tienes que seguirla
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
jjiji,sigo pronto.Leils escribió:
Amo esta novela!!!
Por favor seguila pronto :)
Besitos x
bss x3
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
me encanto!!!
tienes que seguirla!!!
Vas happenin?
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
me encanta que te encante :')Vas happenin? escribió:me encanto!!!tienes que seguirla!!!
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
No sé si tenga chance antes de dormirme de adaptar otro capitulo,pero espero que si,si no,entonces mañana despues del colegio.Leils escribió:¿CUANDO LA SIGUES?
Pero de todos modos como en 2 horas tengo tiempito,asi que voy a tratar,promise <3
:(L):
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Por cierto,pasense por aquí Hard Love . Estoy improvisando xd.
No sé en que vaya a parar esa historia,pero Harry me inspira. jijiji.
Lo amo tanto,él es mi prometido,me dio un anillo,mucho más lindo de lo que puedan llegar a pensar.
LO AMO,LO AMO,LO AMO.
Diganme que les parece,y me pueden hacer cualquier critica,DE VERDAD,porque a veces uno escribe y cree que es lo mejor del mundo,pero no es así,asi que si eh' pa' mejorar,lo que sea!
okya.
en un rato veo si subo capitulo aqui.
Gracias. :ilusion:
ME COMO A HARRY.
BESO,BYE.
No sé en que vaya a parar esa historia,pero Harry me inspira. jijiji.
Lo amo tanto,él es mi prometido,me dio un anillo,mucho más lindo de lo que puedan llegar a pensar.
LO AMO,LO AMO,LO AMO.
Diganme que les parece,y me pueden hacer cualquier critica,DE VERDAD,porque a veces uno escribe y cree que es lo mejor del mundo,pero no es así,asi que si eh' pa' mejorar,lo que sea!
okya.
en un rato veo si subo capitulo aqui.
Gracias. :ilusion:
ME COMO A HARRY.
BESO,BYE.
Última edición por iohmyzayn el Vie 08 Nov 2013, 12:21 pm, editado 2 veces (Razón : l)
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Capítulo 8.
—Ésta es la última —dijo el señor Reynolds, consultando el fajo de papeles que tenía en el regazo—.
Como le dije en nuestro último encuentro, señorita Martin, la nueva inquilina fabrica jabones
perfumados, aceites de baño y velas. Ahora mismo no tiene muchos compradores, pero he adquirido
alguno de los artículos de la señora Pennington para mi esposa y creo que su clientela pronto
aumentará.
Harry tenía la mirada clavada en ______, sentada enfrente de él en el carruaje. Eran casi las dos de
la tarde. Llevaban casi tres horas visitando sus propiedades, lo que le daba una idea de su nivel de
riqueza.
Cada vez entendía mejor a los que se sentían irresistiblemente atraídos por su fortuna. De todos
modos, si un pretendiente conocía el alcance de ésta, era porque tenía que haberlo investigado
previamente. _______ era muy cuidadosa a la hora de mantener el anonimato en sus negocios.
—Iré a comprar algo —dijo _______, mirando por la ventanilla del carruaje de Harry. Era un
vehículo perfecto para pasar inadvertida, ya que era cerrado y sin ningún escudo de armas—. Será
interesante ver qué fragancia elige para mí.
Él reprimió la tentación de decirle que le gustaba exactamente cómo olía. No habría sido correcto
con el señor Reynolds delante. Aparte de las cuestiones relacionadas con la seguridad, la visita de ese
día estaba sirviendo para reafirmarlo en lo mucho que disfrutaba de la compañía de _______. Le gustaba
conversar con ella y escuchar su opinión sobre las cosas.
Le habría gustado poder expresarse libremente, pero le parecía mejor mantener en secreto su
acuerdo. A ojos de Reynolds, él era simplemente un amigo de Melville y un posible inversor
interesado en participar en los planes de modernización de _______ de algunas de sus fincas más
antiguas.
—¿A qué distancia queda la tienda? —preguntó.
—A unas manzanas —respondió Reynolds—. Casi hemos llegado.
Harry golpeó el techo del carruaje para que el conductor se detuviera.
—Iré andando desde aquí, pues. Mejor llegar por separado para que no nos relacionen.
________ lo miró con extrañeza un momento, pero luego asintió. Más tarde ya le preguntaría qué era
lo que no había entendido. Harry bajó del coche y cogió el bastón que ella le alargaba por la puerta
entreabierta.
—Es el local con la marquesina a rayas rosa y blancas —le aclaró Reynolds.
—Gracias. —Tras saludar a ________ llevándose los dedos al sombrero, Harry se puso en marcha.
Ese día, además de darse cuenta de la auténtica magnitud de su fortuna, había descubierto otras
cosas sobre ________. Aunque ni ella ni el señor Reynolds lo habían dicho abiertamente, él se había
enterado de que ________ alquilaba sus locales preferentemente a mujeres. Suponía que, si investigaba el
asunto, comprobaría que se trataba sobre todo de viudas y solteronas.
Le parecía una labor social encomiable y la admiró aún más por ello. Sin embargo, la posibilidad
de que sus problemas fueran causados por un inquilino insatisfecho le parecía cada vez más remota.
Lo más probable era que éstos estuvieran agradecidos, no resentidos. Tendría que incluir en la red de
investigados a los candidatos que habían sido rechazados.
Cada día que pasaba sin encontrar una buena pista, se ponía más nervioso. No era por el trabajo,
sino por la sensación de peligro y amenaza que se apoderaba de él cada vez que perdía a ________ de vista.
Al cabo de unos minutos, vio la alegre marquesina y su carruaje esperando en la entrada. Esta vez
fue Reynolds quien se quedó en el coche mientras _______ entraba en la tienda.
Una de las lecciones más valiosas que Lynd le había dado había sido la de que se rodease de
gente de confianza y les pagase bien para que estuvieran contentos. «Mejor contar con dos personas a
las que les confiarías la vida que con una docena por las que no pondrías la mano en el fuego», le
había dicho.
Al parecer, ________ era de la misma opinión. Terrance Reynolds estaba muy bien pagado, hecho que
quedaba demostrado por la calidad de su atuendo y de sus complementos, desde el reloj de bolsillo de
oro a su maletín de cuero. A cambio, él parecía sentir un auténtico afecto por _______ y un sincero
interés por servir sus intereses.
Al entrar en la tienda, la campanilla anunció su llegada. El local tenía las dimensiones perfectas
para un establecimiento enfocado al sentido del olfato. El ambiente era fragante sin resultar agobiante.
Sobre varias mesitas distribuidas por toda la tienda había muestras de productos, formando grupos
muy alegres y coloridos.
Se quitó el sombrero.
—Buenas tardes, señor.
La voz le llegó del lado izquierdo, donde la tendera estaba colocando unos artículos en el
mostrador, frente a ________. Era una mujer joven y bonita, rubia y de ojos azules. Tenía la figura de una
cortesana, pero la cara de un ángel.
Él la saludó con una leve inclinación de cabeza y volvió su atención hacia ________. El color de su
pelo llamaba más la atención que el cabello rubio de la propietaria del negocio, pero no tenía las
exuberantes curvas de ésta ni sus rasgos clásicos. A pesar de todo, a él le resultaba mucho más
agradable a la vista.
Desde el primer instante se había sentido físicamente atraído por ella. Entre los dos existía un
magnetismo innegable que Harry no había sentido con nadie más. Acostarse con ella no calmaría el
deseo que le despertaba, sería más bien una celebración del mismo. Era la primera vez que alguien le
provocaba esas sensaciones. Con ella no se trataba de lograr un objetivo, sino de disfrutar del proceso.
—Señorita Martin, qué casualidad encontrarla aquí. Hace un día precioso, ¿no le parece?
—Estoy totalmente de acuerdo, señor Styles —respondió ella, con los ojos brillantes.
La manera que tenía de mirarlo, sin disimular el placer que le producía su presencia, lo conmovía
y excitaba a partes iguales. Le encantaba que no sintiera la necesidad de fingir en su presencia.
No podía quitarle los ojos de encima.
________ se ruborizó y se mordió el labio inferior, lo que hizo que a Harry le aumentara la
temperatura. Podía excitarse sólo con mirarla. ¿Sería consciente ________ del efecto que tenía sobre él?
—¿Puedo ayudarlo a encontrar algo en concreto? —le preguntó la rubia, tras excusarse con ________.
Se limpió las manos en el delantal que llevaba atado a la cintura y señaló a su alrededor—. ¿Busca
algo floral o afrutado? ¿Con aroma a especias o a almizcle? Si me dice la edad y el sexo de la persona
para la que quiere adquirir algo, puedo indicarle el producto más adecuado. O crear uno especial.
—¿Qué me sugiere para una joven apasionada, inteligente y con muy buen gusto? Nada común ni
predecible.
—¿Es su esposa o su amante?
Harry guardó silencio. Primero porque la pregunta le pareció indiscreta y, luego, buscando una
posible respuesta.
—Es importante saberlo —explicó la vendedora mirando a ________—. Si dispongo de toda la
información, podré ofrecerle un producto que asegure el éxito de su compra. Y si queda satisfecho, me
recomendará a sus conocidos, y eso ahora mismo me hace mucha falta.
—¿Cómo negarme entonces, señorita...?
—Señora Pennington.
Harry se fijó en que no parecía mayor que _______.
—¿Qué le parece si echo un vistazo mientras usted atiende a la señorita Martin?
—La señorita Martin está seleccionando sus aceites esenciales favoritos, que es lo mismo que me
gustaría que usted hiciera.
—Empezaré por lo mismo que ella, pues.
La señora Pennington le hizo un gesto para que la siguiera. Mientras dejaba espacio libre en otro
mostrador, iba mirando a _______ furtivamente. ¿Tendría miedo de que le robara las muestras?
Harry permaneció en silencio. No quería distraerla para poder acabar cuanto antes. Cuando la
joven le dio instrucciones para elegir el aroma adecuado, él le aseguró que podría elegir sin ayuda.
La señora Pennington regresó entonces junto a _______. Harry se fijó en si la vendedora lo miraba a
él de reojo, como había hecho con ella, pero no fue así. La que lo miró varias veces fue la propia _______.
Nunca se habría imaginado que sería tan excitante que lo observaran. Suponía que era porque,
hasta ese momento, nunca lo había observado la persona adecuada.
Cuando _______ llegó a casa, se quitó los guantes y revisó el correo que el mayordomo había dejado
en una bandeja de plata sobre la consola. Dejó las que le parecieron cartas personales para su tío y se
llevó el resto para leerlas en la habitación. Quería comer algo y tomar una taza de té, pero pediría que
se lo subieran.
A mitad de camino, oyó que Melville la llamaba desde abajo. Volviéndose, le sonrió.
—¿Sí, milord?
—¿Podría hablar un momento contigo? —le preguntó, tratando de enderezarse el chaleco sin
éxito, porque lo tenía mal abrochado.
—Por supuesto. —Mientras bajaba la escalera, ______ miró al mayordomo y pidió—: ¿Podría
decirle a la señora Potts que lleve el té al laboratorio del señor conde?
El sirviente desapareció rápidamente para cumplir sus instrucciones.
________ siguió a su tío, desviándose un momento para recoger su correspondencia. Pasaron frente al
despacho de ella y, al llegar al final del pasillo, giraron a la derecha. Allí estaba la estancia donde el
conde pasaba la mayor parte de su tiempo.
________ chasqueó la lengua al darse cuenta de que las cortinas estaban aún corridas a pesar de la
hora que era. La habitación estaba iluminada por numerosas velas que producían luz, pero también
humo.—
Hace un día precioso —lo reprendió ella, dejando la correspondencia sobre una de las mesas
alargadas, antes de dirigirse hacia las ventanas.
Tras descorrer las cortinas, abrió todas las ventanas una por una.
—Demasiada luz —protestó su tío, parpadeando como un búho.
—Necesitas luz. Los humanos no prosperamos en ambientes oscuros, no somos champiñones.
—¡Champiñones! —exclamó lord Melville, chasqueando los dedos—. ¡Brillante,_______!
Entonces se sentó a su mesa y empezó a escribir.
Ella cogió uno de los taburetes de madera que había bajo una mesa cubierta de tubos y botellas de
distintos tamaños. Mientras esperaba pacientemente a que su tío acabara de escribir, fue apagando las
velas, innecesarias ahora que la luz del día iluminaba la habitación, grande y desordenada. La multitud
de líquidos de colores almacenados en matraces y botellas desprendían rayos de luz que se reflejaban
en el suelo. No era difícil comprender que el hombre se sintiera fascinado por sus experimentos.
Cuando la señora Potts entró con el servicio de té en una bandeja, Melville pareció darse cuenta
de que su sobrina estaba allí.
—¡Oh, ________! —exclamó, rascándose la cabeza—, disculpa la espera.
Ella se echó a reír.
—No pasa nada.
Disfrutaba compartiendo esos momentos de intimidad con él. Aparte de que era el único
miembro de su familia que le quedaba, le gustaba que no sintiera la necesidad de llenar cada segundo
con charlas intrascendentes. Cuando estaba con su tío no tenía que medir las palabras, ni considerar y
reconsiderar cada frase antes de decirla. Con casi todo el mundo, ________ debía utilizar un lenguaje
sencillo si quería que la entendieran. Pero con esa simplificación se perdía parte de lo que había
querido expresar.
Se levantó para servir el té.
—Montague ha venido de visita esta mañana —le dijo su tío.
—¡Oh! —Ella alzó las cejas—. ¿Y por qué me inquieta oír eso?
—Porque sabes para qué ha venido. Me ha pedido permiso para proponerte matrimonio.
_________ contuvo el aliento.
—¿Te ha dado alguna razón que le haya hecho pensar que voy a aceptar su propuesta?
—No, todo lo contrario. Ha dejado muy claro que, aunque le parece que disfrutas de su compañía,
no cree que desees casarte con él.
Ella sonrió.
—Y a pesar de todo, te ha pedido permiso para intentarlo.
—Estaba preocupado por algunos rumores que le llegaron ayer sobre el accidente en Somerset
House. Al parecer, hay quien piensa que no fue un accidente. —Melville cogió la taza de té que le
ofrecía su sobrina—. ¿Por qué no me contaste lo que había pasado?
—No me pareció necesario alarmarte. Fue un desgraciado accidente, pero nadie resultó herido.
Su tío la miró fijamente.
—¿Contratas a un detective para protegerte y ahora le quitas importancia a este nuevo ataque?
—Pues sí. Lo de ayer fue tan peligroso que no creo que esté relacionado con los demás episodios
—argumentó ella—. Podría haber muerto. ¿De qué le serviría a nadie muerta? Y el escenario era un
lugar muy concurrido. El responsable se exponía a ser descubierto. No. Francamente, no creo que sea
obra del mismo autor.
—En cualquier caso, le he dado mi permiso a Montague.
________ reconoció el tono de su tío. Había tomado una decisión.
—Eso me temía.
—Me hago mayor. Me gustaría saber que hay alguien en tu vida que se preocupa de tu bienestar,
que se ocupa de ti de manera sincera, no a cambio de dinero.
—Puedo cuidar de mí misma. —Con las pinzas de plata preparó un plato para él, colocando
virutas de jamón junto a un bollo.
—Contratando a alguien.
—Casarme con Montague no sería tan distinto.
—Pero sería una compañía más estable. Y, además de hijos, también te proporcionaría un título y
las responsabilidades que lo acompañan. Tu vida estaría llena y no estarías sola.
—Me gusta estar sola.
—No puedo soportar la idea —replicó Melville, dejando la taza en la mesa—. No he olvidado
nuestro acuerdo. Sé que ésta es tu sexta y última temporada social. Crees que serás más feliz viviendo
retirada, en el campo, pero yo no estoy de acuerdo.
—No tenía previsto vivir apartada del mundo.
—Le he dicho a Montague que cuenta con mi permiso para tratar de hacerte cambiar de opinión y
le he deseado buena suerte. No he hecho nada irreparable, espero.
—¿Te haría feliz que me casara con alguien o sólo con Montague? —preguntó ella, echándose un
poco de leche en el té—. Parece que te gusta mucho.
—Conocí a su padre. Lo vi en un par de ocasiones —respondió su tío, encogiéndose de hombros
—. Me pareció un tipo agradable. Y Montague está muy decidido a obtener tu mano. Eso me gusta.
Pero si tú eligieras a otro hombre, apoyaría tu elección.
—Gracias, milord. Lo tendré en cuenta.
—Me estás dando la razón como a los tontos para cambiar de tema.
________ ocultó su sonrisa tras la taza de té.
—No, claro que no. De hecho, esta conversación me ha resultado muy útil. Ahora veo a lord
Montague con otros ojos. Tienes razón. Su determinación es llamativa. Igual que la tuya. Supongo que
ésa era su intención. Quería hacerme ver que iba en serio y quería asegurarse de que contaría con tu
apoyo. Me dijo que ahora me entendía mejor, y creo que tenía razón. Se ha dado cuenta de que no va a
conquistarme con flores. Necesita una estrategia menos ortodoxa, más astuta. Le reconozco el mérito.
Aunque no lo suficiente como para casarse con él, pero no vio necesario decirle eso su tío. Estaba
disfrutando demasiado de ese rato con el conde como para estropearlo llevándole la contraria. Le
señaló el platito con la mano para recordarle que comiera.
—Buena chica —dijo él—. ¿Qué tal van las investigaciones del señor Styles? ¿Él tampoco le da
importancia a que caigan enormes estatuas a tu paso?
Sólo con oír pronunciar su nombre se le aceleró el corazón.
—Ojalá. Al contrario, se preocupó mucho. Suficiente por los dos. Si alguien provocó el accidente
intencionadamente, el señor Styles lo descubrirá. También le gustaría reunirse contigo.
—Sí, sí, dile que venga cuando quiera. Si espera a que yo encuentre un buen momento, no nos
veremos nunca. Por mí que no quede, pero no creo que le sirva de gran ayuda. Yo nunca estaba contigo
cuando te han atacado.
—Es que ha ampliado la investigación —le explicó ella—. Quiere descartar que los ataques no se
deban a viejos resentimientos dirigidos a ti, a mamá o al señor Chilcott.
—Ah, bueno... Sí, me parece razonable.
Siguieron tomando el té en un cómodo silencio durante el cual ________ pensó en las palabras de su
tío sobre lo de tener compañía permanente. Hasta ese momento nunca la había echado de menos.
Estaba acostumbrada a comer con él en silencio y le parecía lo normal. No se había planteado que ese
silencio podría resultar ensordecedor si estuviera sola.
Había una gran diferencia entre estar sentada tranquilamente sin decir nada al lado de alguien y
estar sentada sola. Era reconfortante saber que tenía con quien hablar si sentía necesidad de hacerlo.
No era lo mismo que guardar silencio porque no había nadie cerca.
—¿Qué te preocupa, querida?
—Nada, milord.
—Soy consciente de que la negación es una reacción muy femenina, pero no es propia de ti. Tú
eres demasiado directa para evasivas.
________ negó con la cabeza.
—He aprendido que a veces es mejor guardar silencio si con tus palabras vas a suscitar una
discusión infructuosa.
—Ah... tu madre. Alguna vez tendrás que hablar de ella.
—No veo por qué.
—Tal vez si lo hicieras —murmuró su tío entre mordiscos— podrías dejar de tenerla en cuenta
antes de tomar cada decisión.
—Yo no... —________ empezó a protestar, pero se detuvo al ver la mirada de su tío.
Tenía razón, como siempre.
Finalmente, Melville volvió a sus notas y ella se levantó para dirigirse a su habitación. Al ver el
correo, lo cogió y dejó las cartas personales de su tío en la cesta donde éstas se amontonaban. La cesta
estaba a rebosar.
________ negó con la cabeza. Hacía tiempo que había aprendido a separar el correo personal del
conde del resto (para pagar las facturas a tiempo, por ejemplo), pero estaba claro que el hombre estaba
descuidando sus relaciones personales más de lo habitual.
—¿Qué podría hacer para que vaciaras la cesta? —preguntó, añadiendo las nuevas cartas al
montón.
—¿Qué? —Su tío dirigió la vista hacia ella y luego hacia la cesta—. Santo Dios.
—Exactamente. —________ cogió las cinco primeras y se las acercó—. ¿Quieres empezar por éstas?
Él suspiró.
—Si insistes.
—Gracias. —Le dio un beso en la mejilla para agradecerle el esfuerzo.
—¡Ja! —exclamó Melville—, ésta es tu venganza por lo de Montague.
________ se marchó de la habitación riendo.
Harry se echó hacia atrás en la silla, tamborileando con los dedos sobre el escritorio.
—¿Cuánto tiempo ha pasado allí?
—Una hora, más o menos —respondió Aaron, sosteniéndose el sombrero contra el pecho con las
dos manos. Se había quedado en la puerta del despacho de Harry, balanceándose sobre los talones—.
Tal vez un poco más.
—Ya sabes para qué ha ido —comentó Westfield desde su lugar habitual en el sofá.
—No, no lo sé. Ella lo rechazó —replicó Harry, malhumorado.
—Razón de más para ganarse el apoyo de Melville. No seas obtuso,Styles. Las mujeres son muy
sensibles a la presión familiar a la hora de casarse. Siempre ha sido así.
Él se golpeó la palma de una mano con el otro puño.
—¿Crees que Montague es el responsable de los problemas de la señorita Martin? —preguntó el
conde.—
La verdad es que no lo sé.
—¿Y qué vas a hacer ahora?
—Hablaré con ella.
¿Cómo habría reaccionado a la noticia? ¿Hasta dónde estaría dispuesta a llegar para hacer feliz a
su tío?
Imaginarse a _______ con Montague tenía sobre él un efecto devastador.
No poder verla inmediatamente era un tormento. Las normas y reglas que marcaban cuándo debía
verla y cuándo no le resultaban absurdas y muy molestas.
Enderezándose en el asiento, destapó el bote de tinta y mojó una pluma en él. Tras escribir una
rápida nota, la secó con arena antes de doblarla. Después de sellarla, se la entregó a Aaron.
—Lleva esto a la residencia de los Melville.
Aaron se acercó para recoger la nota.
—Puede que la señorita Martin te necesite tras leer la nota —añadió Harry—. Quédate hasta que
la haya leído y, si te necesita, ponte a su servicio. Cuando hayas acabado con eso, quiero que
investigues a una tal señora Pennington, que acaba de abrir una tienda en Peony Way. La tienda tiene
una marquesina a rayas blancas y rosa. La dueña es una rubia preciosa. Hay algo en ella que no me
cuadra. Descubre de qué se trata.
—Así lo haré, Styles.
Cuando el hombre se hubo marchado, Westfield se levantó para servirse un brandy.
—Qué lástima que Montague haya movido ficha con tanta rapidez. Si hubiera sido cualquier otro
de sus pretendientes, podrías haber matado dos pájaros de un tiro animándola a casarse. De ese modo,
Montague se quedaría sin la fortuna de la señorita Martin y tú podrías lavarte las manos, dejando su
seguridad en manos del futuro marido. Siempre y cuando pudieras demostrar que el candidato no era
el culpable, claro.
—Claro.
Las palabras de su amigo no lo ayudaron a mejorar su humor. Al contrario. Se ensombreció más
al darse cuenta de que desbaratar los planes de Montague y cumplir su misión con éxito habían pasado
a un segundo plano en sus prioridades. Todo quedaba eclipsado por el deseo de poseer a _______.
—Su visita a Melville House explica la nota que Montague me ha enviado hoy —siguió diciendo
Westfield—. Me aseguraba que pronto podría recuperar la finca de su madre.
—Es igual que su padre. Arrogante hasta la estupidez.
A menos que la tranquilidad de Montague se debiera a otra cosa. Tenía que averiguarlo
inmediatamente.
—¿Qué esperas conseguir hablando con la señorita Martin? —preguntó Westfield, volviéndose
hacia él—. ¿Espera que hagas el papel de casamentero además del de pretendiente?
Harry resopló.
—Estás muy susceptible últimamente, Styles —se quejó el conde—. Tal vez deberías descansar
una noche. Relájate un rato en el club de Remington.
—Montague podría conseguir a cualquier heredera que se propusiera. ¿Por qué está tan decidido
a conseguir a ésta? Una joven ya no tan joven, con un carácter difícil, que le ha dicho varias veces que
no quiere casarse con él... No lo entiendo.
—Tal vez sea ése precisamente su atractivo. —Westfield se dejó caer en una de las sillas que
había frente al escritorio. Parecía estar cómodo y aburrido al mismo tiempo. Eran dos estados que a
Harry le resultaban muy poco familiares—. Una mujer puede ser una molestia si está demasiado
pendiente de un hombre. Si la señorita Martin sabe entretenerse sola, Montague podrá disfrutar de las
ventajas de estar casado con una heredera madura y atractiva, sin ninguno de los inconvenientes. Sé
que te cuesta entenderlo, Styles, pero los hombres a veces se mueven por razones sencillas. No siempre
hay un plan malvado detrás.
—Pero siempre hay un plan malvado detrás de todas las acciones de Montague.
—¿Tan seguro estás de que el hijo es igual que el padre? ¿O eso te da igual?
—Estoy seguro —respondió Harry, levantándose.
—Míralo por el lado bueno. Tal vez su movimiento precipite los acontecimientos. El culpable se
verá forzado asimismo a mover ficha.
—No me tranquiliza nada pensar que un loco pueda estar tan desesperado como para actuar
precipitadamente.
Westfield observó a su amigo mientras bebía un sorbo de brandy.
—Pareces un animal enjaulado. Nunca te había visto tan inquieto. ¿Tan importante es para ti
acabar con él?
Harry tardó un poco en responder. No quería compartir sus pensamientos con Westfield. Eran
demasiado personales y vehementes.
—¿Alguna vez has deseado algo con tanta fuerza que no pudieras imaginar la vida sin
conseguirlo?
—¿Algo como qué?
—Cualquier cosa.
—Una vez un caballo. —Westfield sostenía la copa entre ambas manos, calentando el licor—.
Fue en la subasta de Tattersall’s. Ofrecí menos de lo que valía y me quedé sin él. Durante semanas le
estuve dando vueltas. Si me volviera a encontrar en la misma situación, no sería tan prudente.
—¿Habías montado en él?
—No, pero lo había visto galopar y lo examiné en los establos. Era un animal precioso. En cuanto
lo vi supe que sería perfecto para mí.
—¿Aún lamentas la pérdida?
El conde se encogió de hombros.
—A veces, pero no muy a menudo. Ya hace tiempo de eso. Suelo decirme que seguro que el
animal tenía algún problema y que me libré de cargar con él. Que si el destino hubiera querido que
estuviéramos juntos, lo habría conseguido.
—No creo en la predestinación. Creo que cada cual forja su destino.
Harry se frotó la mandíbula y cayó en la cuenta de que debería afeitarse. A esa hora de la tarde la
barba le había crecido lo suficiente como para irritar la piel de _______ al besarla. Si es que ella iba allí...
—Es cierto que nuestras circunstancias son muy distintas —reflexionó Westfield—. Lo que tú
sientes, más que deseo, es... sed, ¿no?
—Sed, sí. —Era evidente que su amigo estaba confundiendo su hambre de _______ con la sed de
venganza. Pensó que lo mejor sería no sacarlo de su error—. Es una buena definición.
Tras acabarse el brandy, Westfield se levantó de la silla.
—Seguiré ayudándote en tu búsqueda de venganza, Bond. No estás solo en esta lucha, te guste o
no.
El conde lo conocía lo suficiente como para saber que no soportaba depender de nadie.
—Ya has hecho más de lo que nunca podré pagarte. Conseguir la escritura de propiedad de
Montague era mi sueño desde hacía muchos años.
—No soy más que la máscara tras la que te escondes —replicó Westfield con una sonrisa triste
—. Tú eres el que ha intervenido en cada inversión que podría haberlo salvado. Y el que les dio fondos
a aquellos jugadores expertos para que le ganaran a las cartas. Tú eres el que ha trabajado
incansablemente durante años y ha gastado sus ganancias en arruinarlo. Recuérdame que no te haga
enfadar, Styles. No eres muy agradable con tus enemigos.
—No podrías —respondió Harry—. Tienes demasiado sentido del honor como para hacer nada
que se ganara mi antipatía. Te guste o no —añadió, sonriéndole.
—Santo Dios, no repitas eso donde alguien pueda oírte, por favor —dijo su amigo y miró la hora
—. ¿Quieres que vuelva a las diez para empezar el seguimiento de la señorita Martin?
Harry vio que eran poco más de las cinco.
—Mejor a las once, ¿te parece bien?
—Pues sí, no me oirás quejarme —respondió Westfield mientras se marchaba—. He pasado más
tiempo contigo que con nadie durante los últimos días. Sin ánimo de ofender, no eres ni la mitad de
encantador que las mujeres.
—Eso espero —murmuró Harry, acompañándolo hasta el vestíbulo y dirigiéndose a la escalera
tras despedirse de él.
—Te recomendaría que siguieras mi ejemplo. Sería un alivio encontrarte menos gruñón esta
noche —le espetó su amigo.
Harry se detuvo con un pie en el primer escalón, sintiendo el temblor que lo asaltaba cada vez
que tenía que verse con ________.
—No hace falta que seas muy puntual esta noche —contestó por encima del hombro, antes de
acabar de subir los escalones de dos en dos.
—Tiene mérito que me diga eso un obseso de la puntualidad —replicó el conde—. Creo que te
has contagiado de la locura de los Melville.
Harry pensó que ésa también era una buena definición.
________ se preguntó cómo sería la casa, mientras descendía del carruaje que la había dejado en la
callejuela que daba a la parte trasera de la vivienda de Harry.
El hombre que le había llevado su nota le indicó que se diera prisa y la guió por un camino de
losas que cruzaba un jardín en buen estado pero sin adornos.
Estaba fijándose en la austeridad del césped cuando Harry apareció ante la casa, provocándole un
escalofrío de placer.
Llenaba el vano de la puerta con sus anchos hombros. Tenía las piernas separadas, y la luz que
tenía detrás resaltaba sus poderosos muslos. La hechura de los pantalones era tan ajustada que dejaba
poco a la imaginación.
Por primera vez, la visión del cuerpo de un hombre le encendía la sangre. Desde su primer
encuentro había sentido una fuerte respuesta física a su cercanía. Y cada mirada que él le dirigía no
hacía más que aumentar la intensidad de esa atracción.
—________. —Había algo muy íntimo en cómo pronunciaba su nombre.
Al llegar a los escalones que subían a la casa, él alargó la mano para ayudarla. No llevaba
guantes. Era una mano tan fuerte y capaz... En ese instante, _______ decidió que le encantaban sus manos.
Se quitó el guante antes de cogérsela, deseando sentir la calidez de su piel. Una agradable
sensación le ascendió por el brazo. Harry le apretó los dedos, como si él también la hubiera sentido.
Mirándolo sin bajarse la capucha de la capa, advirtió que su hermoso rostro estaba muy serio.
—¿Pasa algo malo? —le preguntó. Estaba preocupada desde que había recibido su nota.
—Entra.
Mirando por encima del hombro, _______ vio que el joven que la había acompañado se había ido.
Durante el trayecto, había habido otros hombres protegiéndola, pero no habían entrado en el jardín. En
la nota, Harry le decía que le pidiera a su enviado que la acompañara, si ella así lo deseaba. Cuando
________ aceptó, el hombre lo activó todo con rapidez.
La habían sacado de la casa por una puerta lateral y la habían metido en un coche de alquiler que
los estaba esperando. Habían tomado una ruta tortuosa, pasando varias veces por el mismo sitio para
asegurarse de que nadie los seguía.
Harry la guió hasta un despacho. Los sentidos de _______ quedaron embargados por mil sensaciones
en cuanto entraron en la habitación. La mezcla de tonos azules con el color caoba de la madera la
sorprendió, aunque no habría sabido decir qué decoración esperaba. Los sillones orejeros y los
mullidos sofás revelaban un gusto por la comodidad, aparte de por la funcionalidad.
Al momento supo que él pasaba mucho tiempo en esa estancia y eso le despertó el deseo de
explorar todos sus rincones.
Harry se le acercó por la espalda y le puso las manos en los hombros. Ella se tensó, no de miedo
sino de expectación. Lo oyó respirar hondo, como si estuviera aspirando su aroma. Era un acto muy
propio de él. Era un hombre en armonía con su naturaleza. Se fiaba de sus sentidos y de su instinto,
como buen depredador que era. _______ se sentía muy atraída por esa parte de su personalidad y halagada
de despertar a su fiera interior.
—¿Puedo? —preguntó él, señalando la capa.
_______ asintió.
Harry le retiró la capucha, dejando al descubierto su cara y se detuvo, sin poder disimular la
tensión.
De repente, el sencillo acto de quitarse una capa se convirtió para ________ en mucho más, al
comprender que él no la había invitado para hablar de ningún asunto urgente. Aquella capa era la
primera de las muchas que Harry quería quitarle esa noche.
Ahogando una exclamación, se estremeció.
Él le apoyó la cabeza en la coronilla mientras le sujetaba la parte alta de los brazos con
delicadeza pero con firmeza al mismo tiempo.
—¿Te quedas? —le preguntó con voz ronca.
Ella dudó, pero sólo un instante.
—Sí.
—Ésta es la última —dijo el señor Reynolds, consultando el fajo de papeles que tenía en el regazo—.
Como le dije en nuestro último encuentro, señorita Martin, la nueva inquilina fabrica jabones
perfumados, aceites de baño y velas. Ahora mismo no tiene muchos compradores, pero he adquirido
alguno de los artículos de la señora Pennington para mi esposa y creo que su clientela pronto
aumentará.
Harry tenía la mirada clavada en ______, sentada enfrente de él en el carruaje. Eran casi las dos de
la tarde. Llevaban casi tres horas visitando sus propiedades, lo que le daba una idea de su nivel de
riqueza.
Cada vez entendía mejor a los que se sentían irresistiblemente atraídos por su fortuna. De todos
modos, si un pretendiente conocía el alcance de ésta, era porque tenía que haberlo investigado
previamente. _______ era muy cuidadosa a la hora de mantener el anonimato en sus negocios.
—Iré a comprar algo —dijo _______, mirando por la ventanilla del carruaje de Harry. Era un
vehículo perfecto para pasar inadvertida, ya que era cerrado y sin ningún escudo de armas—. Será
interesante ver qué fragancia elige para mí.
Él reprimió la tentación de decirle que le gustaba exactamente cómo olía. No habría sido correcto
con el señor Reynolds delante. Aparte de las cuestiones relacionadas con la seguridad, la visita de ese
día estaba sirviendo para reafirmarlo en lo mucho que disfrutaba de la compañía de _______. Le gustaba
conversar con ella y escuchar su opinión sobre las cosas.
Le habría gustado poder expresarse libremente, pero le parecía mejor mantener en secreto su
acuerdo. A ojos de Reynolds, él era simplemente un amigo de Melville y un posible inversor
interesado en participar en los planes de modernización de _______ de algunas de sus fincas más
antiguas.
—¿A qué distancia queda la tienda? —preguntó.
—A unas manzanas —respondió Reynolds—. Casi hemos llegado.
Harry golpeó el techo del carruaje para que el conductor se detuviera.
—Iré andando desde aquí, pues. Mejor llegar por separado para que no nos relacionen.
________ lo miró con extrañeza un momento, pero luego asintió. Más tarde ya le preguntaría qué era
lo que no había entendido. Harry bajó del coche y cogió el bastón que ella le alargaba por la puerta
entreabierta.
—Es el local con la marquesina a rayas rosa y blancas —le aclaró Reynolds.
—Gracias. —Tras saludar a ________ llevándose los dedos al sombrero, Harry se puso en marcha.
Ese día, además de darse cuenta de la auténtica magnitud de su fortuna, había descubierto otras
cosas sobre ________. Aunque ni ella ni el señor Reynolds lo habían dicho abiertamente, él se había
enterado de que ________ alquilaba sus locales preferentemente a mujeres. Suponía que, si investigaba el
asunto, comprobaría que se trataba sobre todo de viudas y solteronas.
Le parecía una labor social encomiable y la admiró aún más por ello. Sin embargo, la posibilidad
de que sus problemas fueran causados por un inquilino insatisfecho le parecía cada vez más remota.
Lo más probable era que éstos estuvieran agradecidos, no resentidos. Tendría que incluir en la red de
investigados a los candidatos que habían sido rechazados.
Cada día que pasaba sin encontrar una buena pista, se ponía más nervioso. No era por el trabajo,
sino por la sensación de peligro y amenaza que se apoderaba de él cada vez que perdía a ________ de vista.
Al cabo de unos minutos, vio la alegre marquesina y su carruaje esperando en la entrada. Esta vez
fue Reynolds quien se quedó en el coche mientras _______ entraba en la tienda.
Una de las lecciones más valiosas que Lynd le había dado había sido la de que se rodease de
gente de confianza y les pagase bien para que estuvieran contentos. «Mejor contar con dos personas a
las que les confiarías la vida que con una docena por las que no pondrías la mano en el fuego», le
había dicho.
Al parecer, ________ era de la misma opinión. Terrance Reynolds estaba muy bien pagado, hecho que
quedaba demostrado por la calidad de su atuendo y de sus complementos, desde el reloj de bolsillo de
oro a su maletín de cuero. A cambio, él parecía sentir un auténtico afecto por _______ y un sincero
interés por servir sus intereses.
Al entrar en la tienda, la campanilla anunció su llegada. El local tenía las dimensiones perfectas
para un establecimiento enfocado al sentido del olfato. El ambiente era fragante sin resultar agobiante.
Sobre varias mesitas distribuidas por toda la tienda había muestras de productos, formando grupos
muy alegres y coloridos.
Se quitó el sombrero.
—Buenas tardes, señor.
La voz le llegó del lado izquierdo, donde la tendera estaba colocando unos artículos en el
mostrador, frente a ________. Era una mujer joven y bonita, rubia y de ojos azules. Tenía la figura de una
cortesana, pero la cara de un ángel.
Él la saludó con una leve inclinación de cabeza y volvió su atención hacia ________. El color de su
pelo llamaba más la atención que el cabello rubio de la propietaria del negocio, pero no tenía las
exuberantes curvas de ésta ni sus rasgos clásicos. A pesar de todo, a él le resultaba mucho más
agradable a la vista.
Desde el primer instante se había sentido físicamente atraído por ella. Entre los dos existía un
magnetismo innegable que Harry no había sentido con nadie más. Acostarse con ella no calmaría el
deseo que le despertaba, sería más bien una celebración del mismo. Era la primera vez que alguien le
provocaba esas sensaciones. Con ella no se trataba de lograr un objetivo, sino de disfrutar del proceso.
—Señorita Martin, qué casualidad encontrarla aquí. Hace un día precioso, ¿no le parece?
—Estoy totalmente de acuerdo, señor Styles —respondió ella, con los ojos brillantes.
La manera que tenía de mirarlo, sin disimular el placer que le producía su presencia, lo conmovía
y excitaba a partes iguales. Le encantaba que no sintiera la necesidad de fingir en su presencia.
No podía quitarle los ojos de encima.
________ se ruborizó y se mordió el labio inferior, lo que hizo que a Harry le aumentara la
temperatura. Podía excitarse sólo con mirarla. ¿Sería consciente ________ del efecto que tenía sobre él?
—¿Puedo ayudarlo a encontrar algo en concreto? —le preguntó la rubia, tras excusarse con ________.
Se limpió las manos en el delantal que llevaba atado a la cintura y señaló a su alrededor—. ¿Busca
algo floral o afrutado? ¿Con aroma a especias o a almizcle? Si me dice la edad y el sexo de la persona
para la que quiere adquirir algo, puedo indicarle el producto más adecuado. O crear uno especial.
—¿Qué me sugiere para una joven apasionada, inteligente y con muy buen gusto? Nada común ni
predecible.
—¿Es su esposa o su amante?
Harry guardó silencio. Primero porque la pregunta le pareció indiscreta y, luego, buscando una
posible respuesta.
—Es importante saberlo —explicó la vendedora mirando a ________—. Si dispongo de toda la
información, podré ofrecerle un producto que asegure el éxito de su compra. Y si queda satisfecho, me
recomendará a sus conocidos, y eso ahora mismo me hace mucha falta.
—¿Cómo negarme entonces, señorita...?
—Señora Pennington.
Harry se fijó en que no parecía mayor que _______.
—¿Qué le parece si echo un vistazo mientras usted atiende a la señorita Martin?
—La señorita Martin está seleccionando sus aceites esenciales favoritos, que es lo mismo que me
gustaría que usted hiciera.
—Empezaré por lo mismo que ella, pues.
La señora Pennington le hizo un gesto para que la siguiera. Mientras dejaba espacio libre en otro
mostrador, iba mirando a _______ furtivamente. ¿Tendría miedo de que le robara las muestras?
Harry permaneció en silencio. No quería distraerla para poder acabar cuanto antes. Cuando la
joven le dio instrucciones para elegir el aroma adecuado, él le aseguró que podría elegir sin ayuda.
La señora Pennington regresó entonces junto a _______. Harry se fijó en si la vendedora lo miraba a
él de reojo, como había hecho con ella, pero no fue así. La que lo miró varias veces fue la propia _______.
Nunca se habría imaginado que sería tan excitante que lo observaran. Suponía que era porque,
hasta ese momento, nunca lo había observado la persona adecuada.
Cuando _______ llegó a casa, se quitó los guantes y revisó el correo que el mayordomo había dejado
en una bandeja de plata sobre la consola. Dejó las que le parecieron cartas personales para su tío y se
llevó el resto para leerlas en la habitación. Quería comer algo y tomar una taza de té, pero pediría que
se lo subieran.
A mitad de camino, oyó que Melville la llamaba desde abajo. Volviéndose, le sonrió.
—¿Sí, milord?
—¿Podría hablar un momento contigo? —le preguntó, tratando de enderezarse el chaleco sin
éxito, porque lo tenía mal abrochado.
—Por supuesto. —Mientras bajaba la escalera, ______ miró al mayordomo y pidió—: ¿Podría
decirle a la señora Potts que lleve el té al laboratorio del señor conde?
El sirviente desapareció rápidamente para cumplir sus instrucciones.
________ siguió a su tío, desviándose un momento para recoger su correspondencia. Pasaron frente al
despacho de ella y, al llegar al final del pasillo, giraron a la derecha. Allí estaba la estancia donde el
conde pasaba la mayor parte de su tiempo.
________ chasqueó la lengua al darse cuenta de que las cortinas estaban aún corridas a pesar de la
hora que era. La habitación estaba iluminada por numerosas velas que producían luz, pero también
humo.—
Hace un día precioso —lo reprendió ella, dejando la correspondencia sobre una de las mesas
alargadas, antes de dirigirse hacia las ventanas.
Tras descorrer las cortinas, abrió todas las ventanas una por una.
—Demasiada luz —protestó su tío, parpadeando como un búho.
—Necesitas luz. Los humanos no prosperamos en ambientes oscuros, no somos champiñones.
—¡Champiñones! —exclamó lord Melville, chasqueando los dedos—. ¡Brillante,_______!
Entonces se sentó a su mesa y empezó a escribir.
Ella cogió uno de los taburetes de madera que había bajo una mesa cubierta de tubos y botellas de
distintos tamaños. Mientras esperaba pacientemente a que su tío acabara de escribir, fue apagando las
velas, innecesarias ahora que la luz del día iluminaba la habitación, grande y desordenada. La multitud
de líquidos de colores almacenados en matraces y botellas desprendían rayos de luz que se reflejaban
en el suelo. No era difícil comprender que el hombre se sintiera fascinado por sus experimentos.
Cuando la señora Potts entró con el servicio de té en una bandeja, Melville pareció darse cuenta
de que su sobrina estaba allí.
—¡Oh, ________! —exclamó, rascándose la cabeza—, disculpa la espera.
Ella se echó a reír.
—No pasa nada.
Disfrutaba compartiendo esos momentos de intimidad con él. Aparte de que era el único
miembro de su familia que le quedaba, le gustaba que no sintiera la necesidad de llenar cada segundo
con charlas intrascendentes. Cuando estaba con su tío no tenía que medir las palabras, ni considerar y
reconsiderar cada frase antes de decirla. Con casi todo el mundo, ________ debía utilizar un lenguaje
sencillo si quería que la entendieran. Pero con esa simplificación se perdía parte de lo que había
querido expresar.
Se levantó para servir el té.
—Montague ha venido de visita esta mañana —le dijo su tío.
—¡Oh! —Ella alzó las cejas—. ¿Y por qué me inquieta oír eso?
—Porque sabes para qué ha venido. Me ha pedido permiso para proponerte matrimonio.
_________ contuvo el aliento.
—¿Te ha dado alguna razón que le haya hecho pensar que voy a aceptar su propuesta?
—No, todo lo contrario. Ha dejado muy claro que, aunque le parece que disfrutas de su compañía,
no cree que desees casarte con él.
Ella sonrió.
—Y a pesar de todo, te ha pedido permiso para intentarlo.
—Estaba preocupado por algunos rumores que le llegaron ayer sobre el accidente en Somerset
House. Al parecer, hay quien piensa que no fue un accidente. —Melville cogió la taza de té que le
ofrecía su sobrina—. ¿Por qué no me contaste lo que había pasado?
—No me pareció necesario alarmarte. Fue un desgraciado accidente, pero nadie resultó herido.
Su tío la miró fijamente.
—¿Contratas a un detective para protegerte y ahora le quitas importancia a este nuevo ataque?
—Pues sí. Lo de ayer fue tan peligroso que no creo que esté relacionado con los demás episodios
—argumentó ella—. Podría haber muerto. ¿De qué le serviría a nadie muerta? Y el escenario era un
lugar muy concurrido. El responsable se exponía a ser descubierto. No. Francamente, no creo que sea
obra del mismo autor.
—En cualquier caso, le he dado mi permiso a Montague.
________ reconoció el tono de su tío. Había tomado una decisión.
—Eso me temía.
—Me hago mayor. Me gustaría saber que hay alguien en tu vida que se preocupa de tu bienestar,
que se ocupa de ti de manera sincera, no a cambio de dinero.
—Puedo cuidar de mí misma. —Con las pinzas de plata preparó un plato para él, colocando
virutas de jamón junto a un bollo.
—Contratando a alguien.
—Casarme con Montague no sería tan distinto.
—Pero sería una compañía más estable. Y, además de hijos, también te proporcionaría un título y
las responsabilidades que lo acompañan. Tu vida estaría llena y no estarías sola.
—Me gusta estar sola.
—No puedo soportar la idea —replicó Melville, dejando la taza en la mesa—. No he olvidado
nuestro acuerdo. Sé que ésta es tu sexta y última temporada social. Crees que serás más feliz viviendo
retirada, en el campo, pero yo no estoy de acuerdo.
—No tenía previsto vivir apartada del mundo.
—Le he dicho a Montague que cuenta con mi permiso para tratar de hacerte cambiar de opinión y
le he deseado buena suerte. No he hecho nada irreparable, espero.
—¿Te haría feliz que me casara con alguien o sólo con Montague? —preguntó ella, echándose un
poco de leche en el té—. Parece que te gusta mucho.
—Conocí a su padre. Lo vi en un par de ocasiones —respondió su tío, encogiéndose de hombros
—. Me pareció un tipo agradable. Y Montague está muy decidido a obtener tu mano. Eso me gusta.
Pero si tú eligieras a otro hombre, apoyaría tu elección.
—Gracias, milord. Lo tendré en cuenta.
—Me estás dando la razón como a los tontos para cambiar de tema.
________ ocultó su sonrisa tras la taza de té.
—No, claro que no. De hecho, esta conversación me ha resultado muy útil. Ahora veo a lord
Montague con otros ojos. Tienes razón. Su determinación es llamativa. Igual que la tuya. Supongo que
ésa era su intención. Quería hacerme ver que iba en serio y quería asegurarse de que contaría con tu
apoyo. Me dijo que ahora me entendía mejor, y creo que tenía razón. Se ha dado cuenta de que no va a
conquistarme con flores. Necesita una estrategia menos ortodoxa, más astuta. Le reconozco el mérito.
Aunque no lo suficiente como para casarse con él, pero no vio necesario decirle eso su tío. Estaba
disfrutando demasiado de ese rato con el conde como para estropearlo llevándole la contraria. Le
señaló el platito con la mano para recordarle que comiera.
—Buena chica —dijo él—. ¿Qué tal van las investigaciones del señor Styles? ¿Él tampoco le da
importancia a que caigan enormes estatuas a tu paso?
Sólo con oír pronunciar su nombre se le aceleró el corazón.
—Ojalá. Al contrario, se preocupó mucho. Suficiente por los dos. Si alguien provocó el accidente
intencionadamente, el señor Styles lo descubrirá. También le gustaría reunirse contigo.
—Sí, sí, dile que venga cuando quiera. Si espera a que yo encuentre un buen momento, no nos
veremos nunca. Por mí que no quede, pero no creo que le sirva de gran ayuda. Yo nunca estaba contigo
cuando te han atacado.
—Es que ha ampliado la investigación —le explicó ella—. Quiere descartar que los ataques no se
deban a viejos resentimientos dirigidos a ti, a mamá o al señor Chilcott.
—Ah, bueno... Sí, me parece razonable.
Siguieron tomando el té en un cómodo silencio durante el cual ________ pensó en las palabras de su
tío sobre lo de tener compañía permanente. Hasta ese momento nunca la había echado de menos.
Estaba acostumbrada a comer con él en silencio y le parecía lo normal. No se había planteado que ese
silencio podría resultar ensordecedor si estuviera sola.
Había una gran diferencia entre estar sentada tranquilamente sin decir nada al lado de alguien y
estar sentada sola. Era reconfortante saber que tenía con quien hablar si sentía necesidad de hacerlo.
No era lo mismo que guardar silencio porque no había nadie cerca.
—¿Qué te preocupa, querida?
—Nada, milord.
—Soy consciente de que la negación es una reacción muy femenina, pero no es propia de ti. Tú
eres demasiado directa para evasivas.
________ negó con la cabeza.
—He aprendido que a veces es mejor guardar silencio si con tus palabras vas a suscitar una
discusión infructuosa.
—Ah... tu madre. Alguna vez tendrás que hablar de ella.
—No veo por qué.
—Tal vez si lo hicieras —murmuró su tío entre mordiscos— podrías dejar de tenerla en cuenta
antes de tomar cada decisión.
—Yo no... —________ empezó a protestar, pero se detuvo al ver la mirada de su tío.
Tenía razón, como siempre.
Finalmente, Melville volvió a sus notas y ella se levantó para dirigirse a su habitación. Al ver el
correo, lo cogió y dejó las cartas personales de su tío en la cesta donde éstas se amontonaban. La cesta
estaba a rebosar.
________ negó con la cabeza. Hacía tiempo que había aprendido a separar el correo personal del
conde del resto (para pagar las facturas a tiempo, por ejemplo), pero estaba claro que el hombre estaba
descuidando sus relaciones personales más de lo habitual.
—¿Qué podría hacer para que vaciaras la cesta? —preguntó, añadiendo las nuevas cartas al
montón.
—¿Qué? —Su tío dirigió la vista hacia ella y luego hacia la cesta—. Santo Dios.
—Exactamente. —________ cogió las cinco primeras y se las acercó—. ¿Quieres empezar por éstas?
Él suspiró.
—Si insistes.
—Gracias. —Le dio un beso en la mejilla para agradecerle el esfuerzo.
—¡Ja! —exclamó Melville—, ésta es tu venganza por lo de Montague.
________ se marchó de la habitación riendo.
Harry se echó hacia atrás en la silla, tamborileando con los dedos sobre el escritorio.
—¿Cuánto tiempo ha pasado allí?
—Una hora, más o menos —respondió Aaron, sosteniéndose el sombrero contra el pecho con las
dos manos. Se había quedado en la puerta del despacho de Harry, balanceándose sobre los talones—.
Tal vez un poco más.
—Ya sabes para qué ha ido —comentó Westfield desde su lugar habitual en el sofá.
—No, no lo sé. Ella lo rechazó —replicó Harry, malhumorado.
—Razón de más para ganarse el apoyo de Melville. No seas obtuso,Styles. Las mujeres son muy
sensibles a la presión familiar a la hora de casarse. Siempre ha sido así.
Él se golpeó la palma de una mano con el otro puño.
—¿Crees que Montague es el responsable de los problemas de la señorita Martin? —preguntó el
conde.—
La verdad es que no lo sé.
—¿Y qué vas a hacer ahora?
—Hablaré con ella.
¿Cómo habría reaccionado a la noticia? ¿Hasta dónde estaría dispuesta a llegar para hacer feliz a
su tío?
Imaginarse a _______ con Montague tenía sobre él un efecto devastador.
No poder verla inmediatamente era un tormento. Las normas y reglas que marcaban cuándo debía
verla y cuándo no le resultaban absurdas y muy molestas.
Enderezándose en el asiento, destapó el bote de tinta y mojó una pluma en él. Tras escribir una
rápida nota, la secó con arena antes de doblarla. Después de sellarla, se la entregó a Aaron.
—Lleva esto a la residencia de los Melville.
Aaron se acercó para recoger la nota.
—Puede que la señorita Martin te necesite tras leer la nota —añadió Harry—. Quédate hasta que
la haya leído y, si te necesita, ponte a su servicio. Cuando hayas acabado con eso, quiero que
investigues a una tal señora Pennington, que acaba de abrir una tienda en Peony Way. La tienda tiene
una marquesina a rayas blancas y rosa. La dueña es una rubia preciosa. Hay algo en ella que no me
cuadra. Descubre de qué se trata.
—Así lo haré, Styles.
Cuando el hombre se hubo marchado, Westfield se levantó para servirse un brandy.
—Qué lástima que Montague haya movido ficha con tanta rapidez. Si hubiera sido cualquier otro
de sus pretendientes, podrías haber matado dos pájaros de un tiro animándola a casarse. De ese modo,
Montague se quedaría sin la fortuna de la señorita Martin y tú podrías lavarte las manos, dejando su
seguridad en manos del futuro marido. Siempre y cuando pudieras demostrar que el candidato no era
el culpable, claro.
—Claro.
Las palabras de su amigo no lo ayudaron a mejorar su humor. Al contrario. Se ensombreció más
al darse cuenta de que desbaratar los planes de Montague y cumplir su misión con éxito habían pasado
a un segundo plano en sus prioridades. Todo quedaba eclipsado por el deseo de poseer a _______.
—Su visita a Melville House explica la nota que Montague me ha enviado hoy —siguió diciendo
Westfield—. Me aseguraba que pronto podría recuperar la finca de su madre.
—Es igual que su padre. Arrogante hasta la estupidez.
A menos que la tranquilidad de Montague se debiera a otra cosa. Tenía que averiguarlo
inmediatamente.
—¿Qué esperas conseguir hablando con la señorita Martin? —preguntó Westfield, volviéndose
hacia él—. ¿Espera que hagas el papel de casamentero además del de pretendiente?
Harry resopló.
—Estás muy susceptible últimamente, Styles —se quejó el conde—. Tal vez deberías descansar
una noche. Relájate un rato en el club de Remington.
—Montague podría conseguir a cualquier heredera que se propusiera. ¿Por qué está tan decidido
a conseguir a ésta? Una joven ya no tan joven, con un carácter difícil, que le ha dicho varias veces que
no quiere casarse con él... No lo entiendo.
—Tal vez sea ése precisamente su atractivo. —Westfield se dejó caer en una de las sillas que
había frente al escritorio. Parecía estar cómodo y aburrido al mismo tiempo. Eran dos estados que a
Harry le resultaban muy poco familiares—. Una mujer puede ser una molestia si está demasiado
pendiente de un hombre. Si la señorita Martin sabe entretenerse sola, Montague podrá disfrutar de las
ventajas de estar casado con una heredera madura y atractiva, sin ninguno de los inconvenientes. Sé
que te cuesta entenderlo, Styles, pero los hombres a veces se mueven por razones sencillas. No siempre
hay un plan malvado detrás.
—Pero siempre hay un plan malvado detrás de todas las acciones de Montague.
—¿Tan seguro estás de que el hijo es igual que el padre? ¿O eso te da igual?
—Estoy seguro —respondió Harry, levantándose.
—Míralo por el lado bueno. Tal vez su movimiento precipite los acontecimientos. El culpable se
verá forzado asimismo a mover ficha.
—No me tranquiliza nada pensar que un loco pueda estar tan desesperado como para actuar
precipitadamente.
Westfield observó a su amigo mientras bebía un sorbo de brandy.
—Pareces un animal enjaulado. Nunca te había visto tan inquieto. ¿Tan importante es para ti
acabar con él?
Harry tardó un poco en responder. No quería compartir sus pensamientos con Westfield. Eran
demasiado personales y vehementes.
—¿Alguna vez has deseado algo con tanta fuerza que no pudieras imaginar la vida sin
conseguirlo?
—¿Algo como qué?
—Cualquier cosa.
—Una vez un caballo. —Westfield sostenía la copa entre ambas manos, calentando el licor—.
Fue en la subasta de Tattersall’s. Ofrecí menos de lo que valía y me quedé sin él. Durante semanas le
estuve dando vueltas. Si me volviera a encontrar en la misma situación, no sería tan prudente.
—¿Habías montado en él?
—No, pero lo había visto galopar y lo examiné en los establos. Era un animal precioso. En cuanto
lo vi supe que sería perfecto para mí.
—¿Aún lamentas la pérdida?
El conde se encogió de hombros.
—A veces, pero no muy a menudo. Ya hace tiempo de eso. Suelo decirme que seguro que el
animal tenía algún problema y que me libré de cargar con él. Que si el destino hubiera querido que
estuviéramos juntos, lo habría conseguido.
—No creo en la predestinación. Creo que cada cual forja su destino.
Harry se frotó la mandíbula y cayó en la cuenta de que debería afeitarse. A esa hora de la tarde la
barba le había crecido lo suficiente como para irritar la piel de _______ al besarla. Si es que ella iba allí...
—Es cierto que nuestras circunstancias son muy distintas —reflexionó Westfield—. Lo que tú
sientes, más que deseo, es... sed, ¿no?
—Sed, sí. —Era evidente que su amigo estaba confundiendo su hambre de _______ con la sed de
venganza. Pensó que lo mejor sería no sacarlo de su error—. Es una buena definición.
Tras acabarse el brandy, Westfield se levantó de la silla.
—Seguiré ayudándote en tu búsqueda de venganza, Bond. No estás solo en esta lucha, te guste o
no.
El conde lo conocía lo suficiente como para saber que no soportaba depender de nadie.
—Ya has hecho más de lo que nunca podré pagarte. Conseguir la escritura de propiedad de
Montague era mi sueño desde hacía muchos años.
—No soy más que la máscara tras la que te escondes —replicó Westfield con una sonrisa triste
—. Tú eres el que ha intervenido en cada inversión que podría haberlo salvado. Y el que les dio fondos
a aquellos jugadores expertos para que le ganaran a las cartas. Tú eres el que ha trabajado
incansablemente durante años y ha gastado sus ganancias en arruinarlo. Recuérdame que no te haga
enfadar, Styles. No eres muy agradable con tus enemigos.
—No podrías —respondió Harry—. Tienes demasiado sentido del honor como para hacer nada
que se ganara mi antipatía. Te guste o no —añadió, sonriéndole.
—Santo Dios, no repitas eso donde alguien pueda oírte, por favor —dijo su amigo y miró la hora
—. ¿Quieres que vuelva a las diez para empezar el seguimiento de la señorita Martin?
Harry vio que eran poco más de las cinco.
—Mejor a las once, ¿te parece bien?
—Pues sí, no me oirás quejarme —respondió Westfield mientras se marchaba—. He pasado más
tiempo contigo que con nadie durante los últimos días. Sin ánimo de ofender, no eres ni la mitad de
encantador que las mujeres.
—Eso espero —murmuró Harry, acompañándolo hasta el vestíbulo y dirigiéndose a la escalera
tras despedirse de él.
—Te recomendaría que siguieras mi ejemplo. Sería un alivio encontrarte menos gruñón esta
noche —le espetó su amigo.
Harry se detuvo con un pie en el primer escalón, sintiendo el temblor que lo asaltaba cada vez
que tenía que verse con ________.
—No hace falta que seas muy puntual esta noche —contestó por encima del hombro, antes de
acabar de subir los escalones de dos en dos.
—Tiene mérito que me diga eso un obseso de la puntualidad —replicó el conde—. Creo que te
has contagiado de la locura de los Melville.
Harry pensó que ésa también era una buena definición.
________ se preguntó cómo sería la casa, mientras descendía del carruaje que la había dejado en la
callejuela que daba a la parte trasera de la vivienda de Harry.
El hombre que le había llevado su nota le indicó que se diera prisa y la guió por un camino de
losas que cruzaba un jardín en buen estado pero sin adornos.
Estaba fijándose en la austeridad del césped cuando Harry apareció ante la casa, provocándole un
escalofrío de placer.
Llenaba el vano de la puerta con sus anchos hombros. Tenía las piernas separadas, y la luz que
tenía detrás resaltaba sus poderosos muslos. La hechura de los pantalones era tan ajustada que dejaba
poco a la imaginación.
Por primera vez, la visión del cuerpo de un hombre le encendía la sangre. Desde su primer
encuentro había sentido una fuerte respuesta física a su cercanía. Y cada mirada que él le dirigía no
hacía más que aumentar la intensidad de esa atracción.
—________. —Había algo muy íntimo en cómo pronunciaba su nombre.
Al llegar a los escalones que subían a la casa, él alargó la mano para ayudarla. No llevaba
guantes. Era una mano tan fuerte y capaz... En ese instante, _______ decidió que le encantaban sus manos.
Se quitó el guante antes de cogérsela, deseando sentir la calidez de su piel. Una agradable
sensación le ascendió por el brazo. Harry le apretó los dedos, como si él también la hubiera sentido.
Mirándolo sin bajarse la capucha de la capa, advirtió que su hermoso rostro estaba muy serio.
—¿Pasa algo malo? —le preguntó. Estaba preocupada desde que había recibido su nota.
—Entra.
Mirando por encima del hombro, _______ vio que el joven que la había acompañado se había ido.
Durante el trayecto, había habido otros hombres protegiéndola, pero no habían entrado en el jardín. En
la nota, Harry le decía que le pidiera a su enviado que la acompañara, si ella así lo deseaba. Cuando
________ aceptó, el hombre lo activó todo con rapidez.
La habían sacado de la casa por una puerta lateral y la habían metido en un coche de alquiler que
los estaba esperando. Habían tomado una ruta tortuosa, pasando varias veces por el mismo sitio para
asegurarse de que nadie los seguía.
Harry la guió hasta un despacho. Los sentidos de _______ quedaron embargados por mil sensaciones
en cuanto entraron en la habitación. La mezcla de tonos azules con el color caoba de la madera la
sorprendió, aunque no habría sabido decir qué decoración esperaba. Los sillones orejeros y los
mullidos sofás revelaban un gusto por la comodidad, aparte de por la funcionalidad.
Al momento supo que él pasaba mucho tiempo en esa estancia y eso le despertó el deseo de
explorar todos sus rincones.
Harry se le acercó por la espalda y le puso las manos en los hombros. Ella se tensó, no de miedo
sino de expectación. Lo oyó respirar hondo, como si estuviera aspirando su aroma. Era un acto muy
propio de él. Era un hombre en armonía con su naturaleza. Se fiaba de sus sentidos y de su instinto,
como buen depredador que era. _______ se sentía muy atraída por esa parte de su personalidad y halagada
de despertar a su fiera interior.
—¿Puedo? —preguntó él, señalando la capa.
_______ asintió.
Harry le retiró la capucha, dejando al descubierto su cara y se detuvo, sin poder disimular la
tensión.
De repente, el sencillo acto de quitarse una capa se convirtió para ________ en mucho más, al
comprender que él no la había invitado para hablar de ningún asunto urgente. Aquella capa era la
primera de las muchas que Harry quería quitarle esa noche.
Ahogando una exclamación, se estremeció.
Él le apoyó la cabeza en la coronilla mientras le sujetaba la parte alta de los brazos con
delicadeza pero con firmeza al mismo tiempo.
—¿Te quedas? —le preguntó con voz ronca.
Ella dudó, pero sólo un instante.
—Sí.
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
Bueno vean,me adelanté porque la ansiedad no me dejaba.
Perdón si se me fue algún nombre o apellido,pero se me estan cerrando los ojos.
Y...Este capitulo si exijo [no mentira,pido,please] que lo comenten,porque la cosa se pone intensa .
no cuento ma' na'.
Espero los comentarios y si veo minimo 4,subo el proximo capitulo,besowww! :sersi:
Perdón si se me fue algún nombre o apellido,pero se me estan cerrando los ojos.
Y...Este capitulo si exijo [no mentira,pido,please] que lo comenten,porque la cosa se pone intensa .
no cuento ma' na'.
Espero los comentarios y si veo minimo 4,subo el proximo capitulo,besowww! :sersi:
Good Vibes.
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
dios esta genial
quiero saber que va a hacer harry con _____
siguela
Vas happenin?
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
SEXO DURO
Jajajaja ¡AL FIN TERMINÉ PRIS! Dios, los capítulos son hermosamente largos, amo los capítulos largos, asi que te agradezco que los dejes así aun que sea mucho el esfuerzo en cambiar nombres y apellidos, te compadezco bebé.
Estoy enamorada de Harry, su vitalidad y virilidad y de los pelos rojos aquella.
Idk, amo la novela djfhdkjf simplemente.
Está genialísima, fue una verdadera lástima el haberme perdido tantos capítulos sin brindarte mi apoyo moral con los comentarios pero al escuela simplemente me tiene atada de pies y manos. Hoy creo que si me dejaron tarea xd pero quería comentar en mis tantos pendientes, he comentado en unas cuantas y todavía me faltan 3 más por leer, y una que es de mis favoritas se acaba de terminar y subió todos los como 7 capítulos que faltaban dfjhdkf. Así que estoy como al borde del colapso xd
Me encanta la historia weya, gracias por adaptarla y compartirla con nosotras y muero muero por leer lo que viene. Amo que anden de cachondos
Síguela pronto Pris, te amote más
Jajajaja ¡AL FIN TERMINÉ PRIS! Dios, los capítulos son hermosamente largos, amo los capítulos largos, asi que te agradezco que los dejes así aun que sea mucho el esfuerzo en cambiar nombres y apellidos, te compadezco bebé.
Estoy enamorada de Harry, su vitalidad y virilidad y de los pelos rojos aquella.
Idk, amo la novela djfhdkjf simplemente.
Está genialísima, fue una verdadera lástima el haberme perdido tantos capítulos sin brindarte mi apoyo moral con los comentarios pero al escuela simplemente me tiene atada de pies y manos. Hoy creo que si me dejaron tarea xd pero quería comentar en mis tantos pendientes, he comentado en unas cuantas y todavía me faltan 3 más por leer, y una que es de mis favoritas se acaba de terminar y subió todos los como 7 capítulos que faltaban dfjhdkf. Así que estoy como al borde del colapso xd
Me encanta la historia weya, gracias por adaptarla y compartirla con nosotras y muero muero por leer lo que viene. Amo que anden de cachondos
Síguela pronto Pris, te amote más
Invitado
Invitado
Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.
por favor ayudenme con un like!!
https://www.socialtools.me/apps.php?id=50321&app_data=eyJzZWN0aW9uIjoiZ2FsZXJpYSIsInVzZXJfaWQiOjEzNjQ0ODd9
https://www.socialtools.me/apps.php?id=50321&app_data=eyJzZWN0aW9uIjoiZ2FsZXJpYSIsInVzZXJfaWQiOjEzNjQ0ODd9
daii_noe
Página 4 de 12. • 1, 2, 3, 4, 5 ... 10, 11, 12
Temas similares
» Mi Protector (Harry Styles y tú)// El reencuentro// temporada final//Terminada con orgullo
» Me, Myself And I (adaptada) Harry Styles y tu [Terminada]
» Me, Myself And Him (adaptada) Harry Styles y tu 2da temporada [Terminada]
» Looks Can Be Deceiving [Harry Styles] ||Adaptada|| Terminada
» Ayúdame (Harry Styles y tu) HOT Adaptada TERMINADA
» Me, Myself And I (adaptada) Harry Styles y tu [Terminada]
» Me, Myself And Him (adaptada) Harry Styles y tu 2da temporada [Terminada]
» Looks Can Be Deceiving [Harry Styles] ||Adaptada|| Terminada
» Ayúdame (Harry Styles y tu) HOT Adaptada TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
Página 4 de 12.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Miér 20 Nov 2024, 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.