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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Good Vibes. Lun 28 Oct 2013, 3:42 pm

HELLOWWWWWW.
Ya tengo internet,por fin!
Se siente tan bien.
Estoy loca por ponerme a buscar fotos de Haroold.
Pero no puedo ahora,tengo tres malditas exposiciones mañana :c.
Asi que cuando medio estudie lo que tengo que exponer,me voy a poner al dia con la novela!
GRACIAS POR ESPERAR,TODAS LAS QUE ESPERARON.
Bienvenidas a todas las que lleguen a partir de ahora!
dcbhjdbd ME EMOCIONOO!
<3
Good Vibes.
Good Vibes.


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Invitado Lun 28 Oct 2013, 5:38 pm

Súper genial Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 2841648573
Esperaré muy ansiosa y animadamente el próximo capítulo Pris, te deseo lo mejor en la escuela y suerte en tus exposiciones bebé.
Te adoro un montón ♥️
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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Karrie58 Lun 28 Oct 2013, 10:56 pm

Hellooooo!!! New reader aquí! Me encanta lo que llevas de la novela y qué gusto saber quel a seguirás pronto jijijij 


Kssss
Karrie58
Karrie58


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Good Vibes. Mar 29 Oct 2013, 12:15 pm

HoranNovelsMS escribió:Súper genial Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 2841648573
Esperaré muy ansiosa y animadamente el próximo capítulo Pris, te deseo lo mejor en la escuela y suerte en tus exposiciones bebé.
Te adoro un montón ♥️
Me fue super bien,Gracias <3.Expuse muy fluido,que suerte xd.
Ya voy a subir,wooooooooooho:eaea:
Good Vibes.
Good Vibes.


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Good Vibes. Mar 29 Oct 2013, 12:16 pm

Pulguita58 escribió:Hellooooo!!! New reader aquí! Me encanta lo que llevas de la novela y qué gusto saber quel a seguirás pronto jijijij 


Kssss
BIENVENIDAAAAAAAA!
Ya subo,ahora mismo <3
Good Vibes.
Good Vibes.


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Good Vibes. Mar 29 Oct 2013, 12:20 pm

Capitulo 3.




______ estaba elaborando la lista de propiedades que Harry le había pedido cuando el mayordomo le
anunció la visita de su hombre de confianza. Levantó la vista hacia él. Iba vestido con ropa sobria y
oscura, pero su mirada era amable. Le hizo un gesto para que se sentara.
—Buenos días, señor Reynolds.
—Una mañana excelente, señorita Martin. —Terrance Reynolds se sentó y dejó el maletín a sus
pies.
______ negó con la cabeza en dirección al mayordomo, que estaba esperando por si le encargaba
que subiera té. Aunque sabía que por cortesía debería ofrecérselo al recién llegado, lo cierto era que no
tenía mucho que decirle y odiaba pensar en el silencio incómodo que se produciría mientras esperaban
a que llegara la bandeja. Algunas mujeres tenían una facilidad natural para llenar el tiempo con
conversaciones agradables pero intrascendentes. Por desgracia, ______ no era una de ellas.
—Le gustará saber —dijo Reynolds— que he encontrado a alguien interesado en alquilar la
tienda libre de Peony Way. Es una vendedora de jabones, velas y cosas por el estilo.
—Excelente. Es usted muy eficiente, señor Reynolds.
—Gracias.
Dejó la pluma a un lado, pensando en que, pese a todo, se sentía mucho más cómoda hablando
con el señor Reynolds que con el señor Styles... Harry. Aunque eso no quería decir que prefiriera su
compañía, lo que no tenía sentido, puesto que siempre le habían gustado las cosas fáciles y tranquilas.
La vida de su madre había sido un desfile continuo de crisis, estallidos de felicidad, discusiones y
desesperación. ______ había acabado tan harta del constante drama existencial de Georgina Tremaine
Martin Chilcott que había decidido basar su propia vida en la moderación. Prefería las cenas reducidas
a los lujosos bailes y quedarse leyendo en su habitación a asistir a veladas literarias.
Pero no había nada relajado en Harry Styles y la intrigaba mucho notar que echaba de menos las
intensas sensaciones que experimentaba en su presencia.
Levantó la vista hacia el hombre sentado al otro lado de la mesa.
—La semana pasada mencionó que su hermano se había quedado sin trabajo. ¿Sigue buscando?
Los hombres de la familia Reynolds trabajaban todos como hombres de confianza, haciendo
recados o llevando libros de contabilidad. En una ocasión le habían presentado a Tobias Reynolds, el
hermano de Terrance, que tenía su mismo pelo rubio y sus mismos ojos color verde oscuro. Desde
entonces, se obligaba a preguntar por él de vez en cuando en un intento de ser más sociable, algo que
le parecía necesario, pero muy difícil de llevar a cabo. Por eso se había enterado de la muerte del
patrono de Tobias.
—Ha estado ayudando a mi padre y a mi otro hermano, pero sí, sigue sin trabajo fijo.
—Me gustaría contratarlo, si le va bien. Tendría que salir de viaje inmediatamente, pero le
pagaré con generosidad para compensar las molestias.
Reynolds frunció el ceño.
—¿Adónde tendría que ir?
—Al condado de Wexford. Me gustaría averiguar cosas sobre una persona de la zona. Relaciones
familiares, estatus, circunstancias... ese tipo de cosas. —______ ignoró la incomodidad que la asaltó.
Harry le había dicho que su pasado no tenía importancia, y no era el tipo de hombre al que apeteciera
hacer enfadar. Sin embargo, iba a tener que mentir sobre él, y eso le daba derecho a averiguar dónde se
estaba metiendo—. Tendrá que ser muy discreto. No quiero que lord Gresham se entere de mi interés
por él. Y es urgente. Si vuelve pronto, le recompensaré.
—¿Quiere que me ocupe del tema personalmente?
—No, a usted le necesito aquí. Adelantaremos la visita mensual a mis propiedades. La haremos
pasado mañana.
—Como desee, señorita Martin. Hablaré con mi hermano en cuanto me marche de aquí.
—Pregúntele, por favor, qué dinero va a necesitar para gastos y me aseguraré de tenerlo
disponible antes de que salga de viaje.
—Por supuesto.
Él se guardó mucho de preguntarle la causa de su interés. Precisamente por eso trabajaban tan
bien juntos. A ______ no le gustaba dar explicaciones de sus actos a nadie.
—Eso será todo, señor Reynolds —se despidió ella, con una leve sonrisa—. Agradezco sus
servicios, como siempre.
Cuando se hubo marchado, miró la hora en el reloj de sobremesa. Arrugó la nariz. La mañana se
le había pasado volando y la tarde iba por el mismo camino. Pronto empezarían a llegar las visitas y
tendría que mantener conversaciones tan banales que se olvidaría de ellas en cuanto sus invitados
salieran por la puerta.
Qué lástima que Harry no estuviera allí. Con él presente todo sería mucho más interesante. Qué
curioso. En las reuniones solían jugar a las cartas, tocar el piano, cantar o jugar al ajedrez. Pero de
pronto todas esas distracciones le parecieron aburridas comparadas con pasar el rato con un hombre
que se ganaba la vida con la fuerza bruta.
Algunos días ______ disfrutaba paseando por Hyde Park, a pesar de que los coches de caballos iban
a paso de tortuga y debía devolver tantas sonrisas que acababan doliéndole las mejillas. Ése era uno de
esos días. La brisa era suave y el sol calentaba sin quemar. Además, al tener que responder a las
preguntas de su acompañante, se libraba de pensar en Harry constantemente.
—Parece que hoy disfruta del paseo, señorita Martin —le dijo el conde de Montague, sentado a
su lado.
El conde se había presentado para su paseo acordado en un carruaje nuevo y de aspecto caro.
Cuando empezó a cortejarla, ______ se preguntó por qué una persona de su aspecto y posición social se
habría fijado en alguien como ella. Luego descubrió que su solvencia era una farsa mantenida a base
de préstamos y suerte en las mesas de juego. Pero a poca gente le importaba cuál era su auténtica
situación económica.
Ella lo miró entornando los ojos. La avergonzaba no ser capaz de moverse en sociedad con
soltura o al menos sin que se notara su falta de ésta.
—¿Tan obvio es que no suelo hacerlo?
—No, no es que sea muy obvio —respondió él, manejando las riendas del carruaje con destreza
para sortear el abundante tráfico de South Carriage Drive —, pero últimamente la he estado
observando con atención y he llegado a la conclusión de que no disfruta demasiado de las actividades
sociales.
—Por decirlo de alguna manera, sí, así es.
Montague sonrió, mostrando los dientes, muy blancos a pesar de la sombra que el sombrero
proyectaba sobre ellos. De todos sus pretendientes, era el más atractivo. Tenía el cabello oscuro, tan
espeso y brillante que acariciarlo debía de ser como tocar seda, y unos ojos muy expresivos. De un
color muy parecido al de los ojos de Harry, aunque su mirada no era tan reservada como la del
investigador.
—Comprendo —siguió diciendo Montague— que las mujeres pierden libertad al casarse.
—Algo muy humillante.
—Sí, lo entiendo. De hecho, tengo la sensación de que a usted la gente en general le resulta de lo
más desconcertante.
_______ alzó las cejas.
—¿Lo ha notado?
—Sí. Aunque he tardado un poco, me he dado cuenta de que no la he estado cortejando
correctamente. Casi todas las mujeres quieren que les regalen flores u otros detalles como muestras de
afecto. En general, necesitan que les presten mucha atención.
—Las flores que me envía cada semana son preciosas —observó ella por educación, aunque cada
vez que las recibía pensaba que era una lástima que unas criaturas vivas tan bonitas hubieran sido
separadas de su fuente de alimentación.
—Me alegro de que le gusten. Pero creo que no las echaría de menos si dejara de enviárselas. No
se sentiría herida ni atribuiría razones emocionales a mis actos.
Montague le sonrió y a ______ le pareció distinguir un encanto en él que no había visto antes. Tras
haber conocido a Harry, ahora se fijaba más en todos los hombres. Quería creer que era para
comprender por qué el investigador la afectaba tanto.
—Soy una inepta interpretando esas cosas —admitió, ajustando el ángulo del parasol para
protegerse mejor del sol. Si le diera directamente, le saldrían más pecas.
—No, es usted una mujer razonable —replicó el conde—. Y ahí fue donde me equivoqué. Apelé a
su naturaleza amable, cuando debí haber apelado a su intelecto. Pero no volveré a insultar su
inteligencia. Necesito su fortuna, señorita Martin.
Intrigada, _______ se volvió en el asiento para observarlo mejor.
—Un enfoque novedoso, sin duda. Y muy atrevido.
La sonrisa de Montague era triunfal.
—Pero le gusta. Por primera vez desde que nos conocemos tengo la sensación de haber atraído su
atención.
Se interrumpió para saludar a lord y lady Grayson al cruzarse con ellos. Cuando volvió a mirar a
_______, sus ojos brillaban de un modo distinto, un modo que le recordó el brillo que tenían los ojos de
Harry al mirarla. No tanto como para dejarla sin respiración, pero sí para que ________ se diera cuenta de
que el conde de pronto se sentía intrigado por ella.
—La mejor manera de acercarme a usted era tan evidente que me siento avergonzado de no
haberme dado cuenta antes —reconoció él—. A usted la naturaleza de mis sentimientos no le importa
tanto como lo que considera que podría perder. Para decirlo claramente, no he sabido mostrarle que yo
sería una buena inversión.
Absolutamente cautivada por la conversación, ________ deseó que no estuvieran en un lugar público
para poder disfrutar de la sorpresa sin interrupciones.
—Siga, por favor.
—Lo primero y más importante, las tierras de los Montague son extensas. Bien llevadas, serían
provechosas.
—¿Por qué no lo son ahora?
—Mi padre gastaba sin preocuparse de los libros de contabilidad, su administrador no era de fiar
y su amante era avariciosa. Pero le aseguro que yo no soy mi padre.
—Tal vez no, pero es usted un jugador, milord. Hasta el momento ha tenido suerte —señaló el
carruaje con un gesto de la mano—, pero la suerte es caprichosa. Además, con el tiempo también
tendrá amantes. Tal vez se enamore de alguna que sea tan avariciosa como la de su padre. Y sé que no
me haría ninguna gracia caer en la pobreza por culpa de sus deudas de juego o de la ambición de otra
mujer que además estuviera disfrutando de la compañía de mi marido. Me gusta ser la única
propietaria de las cosas que pago. No me gusta prestarlas.
—Ah —respondió él, mirándola con agrado—. ¿Sabe, señorita Martin? Cuanto más la conozco,
más me gusta.
—Reconozco que hoy también yo estoy disfrutando de su compañía. Pero sintiéndolo mucho,
milord, sigo sin querer casarme con usted.
—Tengo otras ventajas. —Aunque exteriormente no se notaba ningún cambio en él, _______ notó
una cierta vacilación, como si Montague se estuviera debatiendo entre contarle algo o no—. Aparte de
las consideraciones financieras, hay otros ámbitos en los que un hombre y su esposa pueden llegar a
un acuerdo. Puedo asegurarle que estar casada conmigo no le resultaría desagradable. No me gustan
los conflictos. Me aseguraría de que en nuestro hogar reinara la armonía.
Por un momento, _______ se quedó perpleja. ¿Llegar a un acuerdo? ¿A qué se referiría? Entonces se
acordó de la conversación que había mantenido con Melville y Harry sobre lo que las mujeres
esperaban de los hombres. Y eso la llevó a pensar en qué desearía un noble de su esposa.
—¿Se refiere a la procreación, milord?
Él dio un respingo y fijó la vista al frente, sin saber cómo reaccionar. Pero al cabo de unos
momentos se echó a reír a carcajadas con tantas ganas que todos los que estaban cerca se volvieron
hacia ellos.
—No me extraña que se aburra con las conversaciones convencionales. Hablar con sinceridad de
lo que a uno le pasa por la cabeza es mucho más divertido.
_______ abrió la boca para replicar, pero la cerró cuando unos ojos de un tono azul que empezaba a
resultarle muy familiar se clavaron en los suyos. Aunque el carruaje siguió su marcha lenta, ella no
apartó la mirada de la de Harry, que, montado en un corcel negro, la observaba con tanta fiereza desde
un lateral de Rotten Row que sintió un hormigueo en el estómago.
La reacción de ______ fue tan exagerada que incluso se preocupó. Se le humedecieron las palmas
de las manos por el calor, aunque no tenía nada que ver con el tiempo. Fue como si hubiera visto a una
pantera agazapada en la maleza, siguiendo a su presa con la mirada, lista para abalanzarse sobre ella
en cualquier momento.
Sin darse cuenta, enderezó la espalda y se llevó la mano al sombrero de paja.
La presencia de Harry era tan abrumadora que ni siquiera la luz matizada por las ramas del árbol
que caía sobre él podía apagar su viveza. Se preguntó cuánto rato llevaría observándola. Habría jurado
que no estaba allí tres segundos antes.
El conde habló, apartándola de sus pensamientos.
—¿Cómo dice? —preguntó, desviando la vista de Harry.
—Cásese conmigo —repitió él—. Le daré cosas que todavía no sabe que quiere. La entiendo,
señorita Martin. Somos muy distintos, pero eso es bueno. Una unión entre nosotros sería una ventaja
para ambos.
—Tengo una idea mejor. Le buscaré una candidata más adecuada.
Montague sonrió.
—¿Quiere hacer de casamentera?
—En cierto modo. —_______ era consciente de que los ojos de Harry seguían clavados en ella.
—Señorita Martin, permítame ser franco en mis intenciones. He llegado a la conclusión de que
usted es la persona perfecta para mí. Y no le resultará fácil quitarme de la cabeza la idea de que puedo
ser el complemento perfecto en su vida.
—Como quiera —suspiró ella—, pero por favor, no se ponga muy pesado, lord Montague.
Siempre me ha parecido uno de mis pretendientes más agradables. Me gustaría que las cosas siguieran
así.
Él se echó a reír una vez más y la miró con ojos brillantes.
—Es usted una deliciosa sorpresa. Ojalá me hubiera dado cuenta antes.
_______ miró por encima del hombro.
Harry se había marchado, dejando tras de sí un vacío imposible de ignorar.
Cuando Harry hizo salir a su caballo de South Carriage Drive y girar por Rotten Row, el
empleado que lo acompañaba, encargado de la vigilancia de _______, giró con él.
—Ella no te quita ojo —comentó Aaron White, saludando discretamente a otro miembro del
equipo de Harry, también encargado de la vigilancia.
Harry asintió con la cabeza. Había ido allí sin pensar. Hasta que no la vio, no se dio cuenta de la
verdadera razón que lo había arrastrado hasta el parque. Había sido el deseo de ver su glorioso pelo a
la luz del sol. Era absurdo. Ridículamente sentimental. No era propio de él. Ese día ya le había
dedicado todo el tiempo que había decidido asignar a su caso. Tenía otros asuntos de los que ocuparse.
—No me extraña —añadió Aaron—. Te has asegurado de que te viera.
Styles podía atraer todas las miradas en una sala o pasar totalmente inadvertido sólo con un
minúsculo cambio en su postura o actitud. Nadie se había fijado en él hasta que Montague dijo algo
que atrajo la atención de ______ por completo. En ese momento, Harry atrapó la mirada de ella y no la
soltó.
—Es mejor que nadie crea que se siente atraída por otro de sus pretendientes —se justificó—.
Sería perjudicial para el plan y pondría en peligro su seguridad.
—Por supuesto —se burló Aaron, sujetando las riendas sueltas con una mano y con la otra
encima del muslo—, no tiene nada que ver con que esa mujer te interese.
Aaron no era muy alto, pero sí fuerte. Un gran trabajador, con tres hijos que mantener. Ésa era la
razón de que Harry lo mantuviera alejado de las misiones peligrosas. Vigilar a _______ era un encargo
perfecto para él.
—Que sea una mujer atractiva hace que la misión sea más agradable. —Y eso era todo lo que
Harry estaba dispuesto a admitir.
Aaron miró a Montague.
—El conde parece estar de acuerdo contigo. Por lo que se ve, la señorita Martin le gusta de
verdad.
Harry apretó las riendas con la mano enguantada. La risa de Montague seguía resonando en sus
oídos.—
Ella sería muy infeliz a su lado. El conde sólo se preocupa de sus intereses. Le estoy haciendo
un favor a la señorita Martin.
—Es una manera muy curiosa de verlo. Me cuesta imaginarme que arruinar la reputación de una
dama de la buena sociedad sea hacerle un gran favor —le reprochó Aaron, con una sonrisa irónica.
Harry entendía las burlas. Todos sus hombres estaban al corriente de su regla que le impedía
relacionarse con damas de alcurnia. Era una norma que ahora estaba decidido a romper.
—No voy a arruinar su reputación. Hace años que la señorita Martin decidió que no quería
casarse. Me lo ha confirmado hace sólo unas horas.
—Ajá. ¿Y has decidido mostrarle las delicias de la carne para que no muera en la ignorancia?
¿Otro favor? Por Dios,Styles, qué generosidad. Eres un jodido santo.
Harry lo fulminó con la mirada.
Aaron levantó las manos en señal de rendición.
—Por encima de todo, eres un gran hombre de negocios. Me pregunto por qué quedarte a un paso
de conseguir el gran premio. Si planeas acostarte con la dama, ¿por qué no casarte con ella, ya
puestos? Así añadirías su fortuna a las demás ventajas de vuestra asociación.
—Desear a una mujer y casarse con ella son cosas muy distintas. La señorita Martin también
sería infeliz a mi lado. No tengo ni idea de cómo hacer feliz a una mujer fuera del dormitorio.
—No la dejes salir de la cama y problema resuelto.
—No me hace gracia.
—Sólo era una idea. —Aaron se echó a reír—. Y no muy brillante, por cierto. A mí me va mejor
si las cosas siguen como hasta ahora. Si te convirtieras en millonario no trabajarías tanto y yo tendría
menos oportunidades de ganarme un sueldo.
Harry siguió a _______ con la mirada hasta que el carruaje de Montague desapareció entre la
multitud. «Ojos que no ven, corazón que no siente», pensó. O eso esperaba. Comprobó la hora en su
reloj de bolsillo. Ella pronto volvería a casa para empezar a prepararse para las actividades sociales de
la noche.
¿Qué aspecto tendría vestida de fiesta? No creía que fuera de las que se arreglaban demasiado.
Algunas mujeres pasaban demasiado tiempo ocupándose de su aspecto, pero el atractivo de ________ no
era tan obvio. Si uno se fijaba, veía indicios de que era una mujer de naturaleza apasionada, pero eran
tan sutiles que ni ella misma era consciente de ello. Era introvertida, curiosa, tranquila y muy
inteligente.
Harry, por el contrario, prefería un estilo de vida más frenético. Llenaba sus días con actividades
desde el mismo momento de levantarse hasta que no se caía de sueño. De ese modo tenía menos
tiempo para darle vueltas al tema que lo martirizaba como si fuera una piedra en el zapato.
_______ lo ayudaba a distraerse, pero no podía permitirse ese tipo de distracción. Cuando no estaba
a su lado, se obsesionaba tanto con ella que no podía pensar en nada más. Pero no podía permitirse
apartarse de su objetivo, ahora que estaba tan cerca de conseguirlo.
Con un gruñido, se bajó el ala del sombrero para cubrirse los ojos. Odiaba darse cuenta de que
había estado sumido en sus pensamientos en un lugar público. Y además por culpa de una solterona
que lo consideraba demasiado guapo y demasiado peligroso.
—Dejo a la señorita Martin en tus manos —le dijo a Aaron.
—En ese caso podrías pasarte un rato por el club —le sugirió Aaron—. Una visita a la planta de
arriba de Remington’s podría ayudarte a liberar tensiones.
Aaron no andaba descaminado. Normalmente, no habría rechazado la idea de buscar alivio carnal
en las habitaciones de su club favorito.
Aunque la capacidad de observación de su empleado era una de las razones por las que lo había
contratado, era un fastidio cuando la dirigía hacia su persona.
—Vigílala a ella, no a mí.
Se volvió en busca de otra figura familiar. Por suerte, no tuvo que buscar mucho.
El caballero que Harry buscaba iba directamente hacia él, cruzándose con los numerosos jinetes
y con una mano en el sombrero, en un saludo perpetuo. Gabriel Ashford, noveno conde de Westfield,
era un canalla redomado. Su fortuna y posición social justificaban la cantidad de miradas femeninas
dirigidas hacia él. Aunque su afición a todos los vicios conocidos era notoria, todavía no tenía signos
de disipación que estropearan la belleza de unos rasgos que casi causaban desvanecimientos a su paso.
Se veía elegante y en buena forma física y su sonrisa parecía sincera.
Al ver a Harry, su expresión cambió ligeramente. La fachada tan bien construida tras la que se
escondía se resquebrajó ligeramente, dejando al descubierto al hombre que había debajo. Un hombre
bueno y amable en el que Harry confiaba y al que consideraba su amigo.
—Buenas tardes, Styles.
Él se llevó dos dedos al sombrero.
—Milord.
—Te he visto observando a Montague —comentó Westfield, deteniéndose junto a su caballo—.
¿Te preocupa que cace a la señorita Martin y pague la deuda con su fortuna?
—De hecho, era la señorita Martin la que había captado mi atención.
—Ah, no tenía ni idea de que te gustaran las intelectuales que se hacen de rogar.
—Las clientas que pagan siempre me gustan.
—Qué interesante. —Westfield alzó las cejas—. ¿Por qué necesita tus servicios la señorita
Martin?
Harry espoleó a su caballo y el otro hombre lo siguió.
—¿Qué sabes de ella y de su familia? —preguntó Harry.
—Los Tremaine son... excéntricos, lo que los convierte en víctimas perfectas de las lenguas
maliciosas. Se dice que los hombres de la familia son tan brillantes que están al borde de la locura, y
las mujeres se caracterizan por un color de pelo increíblemente hermoso. La señorita Martin parece
haber heredado las dos características, además de una fortuna nada desdeñable. Respecto a sus padres,
el señor Martin era un comerciante y lady Georgina era una mujer encantadora y vivaracha. Aunque la
señorita Martin no parece estar tan interesada en los hombres como su madre, me pregunto si no será
un tema de ignorancia por su parte. Sería interesante descubrir su potencial, ¿no crees?
—¿Estás diciendo que su madre se acostaba con todo el mundo?
—Lady Georgina era muy aficionada a la compañía masculina. ¿Si se los llevaba a todos a la
cama? —Westfield se encogió de hombros—. No lo sé. Lo que sé es que se casó con Martin poco
después de ser presentada en sociedad. Podía haber elegido a cualquier miembro de la nobleza, pero en
cambio se casó con un plebeyo. ¿Por qué? La única explicación es que fuera un matrimonio por amor.
Y si fue un matrimonio por amor, dudo que le fuera infiel a su marido.
—¿Qué sabes de él?
—Sé que su muerte pilló a muchos por sorpresa. Era un hombre fuerte y vigoroso. Tenía la
constitución de alguien que trabaja con las manos, y no le costaba hacerlo siempre que se le
presentaba la ocasión. Una noche que no bajaba a cenar, un criado fue a buscarlo y lo encontró muerto
en su despacho. Su muerte se achacó a un fallo del corazón.
Harry decidió que ya profundizaría en el tema más adelante. Tal vez los accidentes de _______ no
tuviesen su origen en sus pretendientes actuales, sino mucho antes en el tiempo.
Westfield inclinó la cabeza al cruzarse con un conocido.
—Muchos comentaron que el haberse unido a una familia tan extravagante había adelantado su
muerte. Vamos, venían a decir que había sido su castigo por haber sido demasiado ambicioso. Tras su
fallecimiento, lady Georgina volvió a casarse con otro plebeyo.
Una mujer apasionada y sin prejuicios. ¿Sería ________ como su madre? Sería delicioso si así fuera...
Harry se quitó esos pensamientos de la cabeza.
—¿La señorita Martin tiene un padrastro?
—Lo tuvo. Lady Georgina y el señor Chilcott murieron en un accidente de carruaje, antes de que
la señorita Martin hiciera su presentación en sociedad. La pobre ha sufrido mucho en la vida.
¿Había sufrido mucho?
Harry se preguntó si siempre habría sido tan fría y distante o si se trataría de un mecanismo de
defensa adquirido recientemente.
—Y bien —dijo su amigo—, ¿vas a contarme para qué te ha contratado la señorita Martin?
—Tiene motivos para estar preocupada por su seguridad.
Westfield alzó las cejas.
—¿De verdad? ¿Quién querría hacerle daño? Vale más viva que muerta.
—Ella cree que alguien, tal vez un pretendiente impaciente, trata de convencerla para que se case
cuanto antes. Como mujer casada, estará más segura. Aún no he decidido si es una teoría acertada,
pero lo que me acabas de contar sobre la muerte de sus padres no me ha tranquilizado demasiado.
—Qué divertido —dijo Westfield—. ¿Puedo ayudarte de alguna manera?
—Esperaba tu ofrecimiento. —Harry sacó la pequeña agenda de actos sociales que le había dado
_________. Para alguna de aquellas reuniones iba a necesitar un contacto en las altas esferas para que le
abriera las puertas—. Debería asistir a estos actos. A cuantos más mejor.
El conde hojeó el librito con una mano.
—Ya veo que tendré que cancelar mi cita de mañana por la noche si voy a tener que acompañarte.
—Aprecio tu sacrificio.
—Eso espero —bromeó Westfield. Ambos sabían que éste disfrutaba participando en los casos de
Bond. Cuando Harry tardaba mucho en pedir su colaboración, Westfield llegaba a ponerse pesado—.
¿Te recojo a las diez?
—Perfecto.
________ acababa de ponerse una bata y de sentarse ante el tocador de su dormitorio cuando llamaron
a la puerta. La doncella que entró, con la cabeza cubierta por una cofia blanca, dobló la rodilla
rápidamente antes de decir:
—El señor conde pregunta por usted, señorita.
—Gracias.
________ la miró salir de la habitación con el ceño fruncido. Había tomado el té con su tío hacía una
hora, escuchando encantada su animada conversación sobre el avance de sus últimos experimentos
botánicos. En otra época, el invernadero estaba amueblado con tumbonas y librerías bajas. Ahora, un
par de mesas largas albergaban hileras y más hileras de macetas. A _______ no le importaba la pérdida de
su rincón de lectura favorito. Entendía que la estancia acristalada era perfecta, el mejor sitio para
llevar a cabo los experimentos de su tío.
¿Qué sería tan importante para que su tío la llamase tan tarde? Sabía que a esa hora ya estaba
preparándose para la noche. Tal vez había llegado a alguna conclusión, o había tenido alguna epifanía
relativa a sus investigaciones. Una vez la había sacado de la cama porque unos injertos habían dado
unos resultados sorprendentes.
Se levantó y fue a buscar un vestido de andar por casa al armario. Luego llamó a su doncella,
Mary, para que la ayudara a abrocharse los numerosos botones que lo cerraban en la espalda. Aunque
no se puso el corsé ni la camisola, tardó un poco en estar presentable. Para no entretenerse
recogiéndose el pelo, se hizo una coleta baja.
—¿Qué se pondrá esta noche? —preguntó Mary.
—Saca del armario tres vestidos que te gusten. Cuando vuelva, elegiré uno.
A menudo dejaba la elección del vestido en manos de su doncella. Le daba igual lo que escogiera
Mary, ella siempre se quedaba el de la derecha. Todo su vestuario era impecable, lo que no tenía nada
de particular, ya que su modista era una de las más cotizadas de Londres. Al principio la modista
había protestado por la selección de telas que había hecho _______, pues, aunque eran tejidos que seguían
las tendencias del momento, no destacaban el color del pelo de su clienta. Por suerte, con el paso del
tiempo, la mujer se había dado cuenta de que era inútil discutir con ella.
________ tenía muy claro que no quería dar una imagen falsa con la ropa. No tenía ninguna intención
de atraer ni seducir a nadie. Los tonos pastel eran los más populares, pero a ella le quedaban mejor los
tonos más oscuros, así que no se dejó convencer de lo contrario.
Salió del dormitorio y se dirigió a la salita privada de la primera planta. La puerta estaba abierta,
permitiendo ver el alegre fuego que chisporroteaba en la chimenea. El conde paseaba arriba y abajo,
en su habitual estado de dejadez. Iba despeinado, con el nudo del pañuelo torcido, sin chaqueta y con
el chaleco mal abotonado.
_______ entró con paso decidido.
—¿Milord?
Su tío la miró y sonrió distraído.
—Siento molestarte, querida, pero tienes visita.
Ella miró el vestido que se había puesto para salir del paso.
—¿Visita? ¿Dónde está? ¿Abajo?
—Buenas tardes, señorita Martin.
Era la voz de Harry. Un escalofrío le recorrió la espalda al oírla. Al volverse lo vio detrás de la
puerta. Tenía los ojos entornados y una expresión severa. Iba vestido con la misma ropa de montar que
aquella misma mañana, cuando lo había visto en Hyde Park, aunque el nudo del pañuelo que llevaba al
cuello ya no estaba tan bien hecho y las botas se veían algo polvorientas.
Como cada vez que lo tenía delante, su cerebro dejó de funcionar durante un rato. Tras unos
instantes, se acordó de que debería decir algo.
Pero no hubo manera de disimular su respiración alterada cuando lo saludó:

—Señor Styles.
Good Vibes.
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Mensaje por Good Vibes. Mar 29 Oct 2013, 12:23 pm

Yowww.
Ya subí-í. :aah: 
Ahora si,voy a seguir subiendo día sí,día también,a menos que el colegio lo joda,pero las que ya han leído adaptaciones de las mías,saben que subo mucho.
....No parece,lo sé,pero no estaba en mis manos,sorry,pero ahora sí.
Me emocionoooo!
pd:Pueden pasarme los links de sus novelas,;).
Tengo algunas pendientes todavia,pero mientras mas mejor,me encanta leer! 
Besossssssssss
Good Vibes.
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Mensaje por JMLS Mar 29 Oct 2013, 2:09 pm

genial el cap, seguila
JMLS
JMLS


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Mensaje por Good Vibes. Miér 30 Oct 2013, 12:10 pm

Lindas,estamos escasos de comentarios.:C
Pienso subir si encuentro alguno <3
Good Vibes.
Good Vibes.


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Mensaje por M_GIraldo_Al Miér 30 Oct 2013, 1:24 pm

me encantaaaaa,baba baba baba baba 
 tienes que seguirla:ilusion: :ilusion: :ilusion:
M_GIraldo_Al
M_GIraldo_Al


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Karrie58 Miér 30 Oct 2013, 8:39 pm

Aaaahhhh síguela por favor! Me encanta! 
Karrie58
Karrie58


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Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA. - Página 2 Empty Re: Orgullo y placer-Harry Styles y tu-HOT-ADAPTADA-TERMINADA.

Mensaje por Good Vibes. Vie 01 Nov 2013, 11:36 am

JMLS escribió:genial el cap, seguila
Ya sigo <3 :shimi:
Good Vibes.
Good Vibes.


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Mensaje por Good Vibes. Vie 01 Nov 2013, 11:37 am

M_GIraldo_Al escribió:me encantaaaaa,baba baba baba baba 
 tienes que seguirla:ilusion: :ilusion: :ilusion:
jejejjeje,ahora mismo sigo!
Good Vibes.
Good Vibes.


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Mensaje por Good Vibes. Vie 01 Nov 2013, 11:38 am

Pulguita58 escribió:Aaaahhhh síguela por favor! Me encanta! 
jhdfgeb favor concedido!
<3
Good Vibes.
Good Vibes.


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Mensaje por Good Vibes. Vie 01 Nov 2013, 11:39 am

Capitulo 4.




—Compórtese, joven. Lo ha prometido —le recordó Melville antes de salir de la salita
apresuradamente.
Era obvio que tenía prisa por volver a lo que fuera que hubiera estado haciendo antes de ser
interrumpido. Dejó la puerta abierta, pero ________ dudaba que eso fuera suficiente para detener a un
hombre como Harry si éste decidía actuar de un modo escandaloso.
—Tiene mi palabra, milord —dijo él en voz baja.
Cuando el conde se hubo marchado, ambos permanecieron en un silencio tenso durante unos
momentos. Harry la examinó de arriba abajo con la mirada encendida. Luego volvió la cabeza
bruscamente y _______ pudo ver su mandíbula apretada y su pulso acelerado.
Harry se había fijado en que, con las prisas, ella no se había puesto la ropa interior. Sabía
perfectamente que no llevaba corsé.
Y saberlo lo estaba afectando mucho.
Y verlo tan afectado la estaba afectando a ella, que notó que el pulso se le aceleraba aún más.
________ fue a sentarse al sofá, tratando de calmarse. Alisándose la falda floreada, miró el perfil
firme y masculino de Harry y dijo lo primero que se le ocurrió:
—Siento no estar más presentable.
—¿Cómo podría aceptar sus disculpas por algo que me proporciona tanto placer? —preguntó
Harry, volviéndose lentamente para mirarla.
________ tragó saliva. Se le había secado la boca. Los ojos de él, clavados en su cuello, no se perdían
detalle. Se sintió incómoda, observada. Era difícil estar con aquel hombre a solas en un ambiente tan
íntimo. En aquella salita sólo entraba la familia o los amigos muy cercanos. Que estuviera allí
establecía un nuevo nivel de intimidad entre los dos. Se sentía medio desnuda sin la protección del
corsé. Vulnerable de un modo desconocido hasta entonces.
Se forzó a mantener las manos quietas.
—Lo he visto esta tarde —dijo.
Lo que no confesó fue que se había quedado prendada al verlo con el sombrero ladeado.
Él asintió.
—Debe tener cuidado con Montague.
—Francamente, me extrañaría que fuera él el culpable.
—¿Por qué?
—Es un hombre inteligente. Sin duda sabe que hay maneras mejores de obtener mi mano. De
hecho, hoy me ha dicho algo parecido. Que creía que por fin ya me entendía, y se ha presentado como
una inversión sólida. Ha llegado a la conclusión de que razonar conmigo iba a ser más productivo que
tratar de ganarme por el lado de las emociones.
Harry respiró hondo.
—Ese hombre está obsesionado con el juego.
—Pero no se le da mal. Todo el mundo dice que es buen jugador. Y los que juegan contra él no lo
hacen engañados. Saben a lo que se arriesgan cuando se sientan a su mesa.
—Hasta ahora la había considerado una mujer razonable —murmuró Harry.
_______ alzó la barbilla.
—Me está provocando.
—Estoy siendo sincero. —Harry se acercó, pero su caminar era decidido, no seductor, como ella
había esperado—. ¿Es Montague su pretendiente favorito?
—Disfruto de su compañía —respondió ella con prudencia—. Igual que disfruto de la compañía
de todos los caballeros que vienen a verme. De no ser así, no aceptaría sus invitaciones. De hecho, esta
misma tarde he advertido a lord Montague que no se ponga pesado.
Harry se detuvo al otro lado de la mesita y la miró.
—¿Y qué la ha llevado a hacerle esa advertencia?
—Estaba perdiendo la paciencia. Quiere casarse cuanto antes. Estaba más decidido que nunca.
Aunque su manera de abordar el asunto ha sido original, no me ha convencido en absoluto. Pero
parece que lo he dejado intrigado.
—La buena sociedad siempre anda buscando algo que la distraiga de su aburrimiento. Es
comprensible. Los pobres tienen que sufrir el castigo de poder hacer siempre todo lo que quieren.
Algo en su tono de voz la puso alerta. No era un comentario irónico inofensivo. Había algo
personal detrás.
Harry inspiró hondo y volvió a caminar, esta vez en dirección a la chimenea. El sonido de sus
pasos quedaba apagado por la alfombra. Apoyó el brazo en la repisa y se quedó mirando las llamas. El
pelo le brillaba como el de una pantera negra. Los mechones que le caían sobre la frente le quedaban
mejor que a ningún otro hombre, a pesar de lo habitual que era su corte de pelo.
A la luz del fuego, su cuerpo le pareció magnífico. Era un cuerpo grande, fuerte, muy masculino
y vibrante de energía, como un vaso a punto de derramarse.
Se preguntó cómo podrían las mujeres beber un sorbo de ese vaso sin miedo a echárselo todo por
encima.
No era una imagen muy poética y además era muy poco decorosa, pero ¿para qué engañarse? Se
sentía muy atraída por él. Su sola presencia la hacía ser consciente de su condición de mujer.
—¿Para qué ha venido?
Tras unos instantes de vacilación, él preguntó:
—¿La muerte de su padre fue inesperada?
—Sí —respondió_______, juntando las manos sobre el regazo.
Harry la miró por encima del hombro.
—Ha contestado demasiado de prisa. Necesito que sea totalmente sincera si queremos resolver el
caso.
La solemnidad con que la miraba la sorprendió.
—De acuerdo. Fue inesperada, pero no del todo —rectificó—. Sabíamos que no estaba bien, pero
yo creía que su problema era mental, no físico.
—¿Un problema mental? ¿No razonaba correctamente?
—No es que estuviera loco, aunque a veces parecía que mi madre no pararía hasta hacerlo
enloquecer.
Él la miró interesado.
—Explíquese.
—No era feliz y eso hacía que se refugiara a menudo en la bebida, pero no me di cuenta de hasta
qué punto lo afectaba hasta que fue demasiado tarde. ¿Por qué lo pregunta?
—Sus padres fallecieron demasiado pronto. Tengo que asegurarme de que eso no está vinculado
de algún modo con los accidentes actuales. ¿Está segura de que la muerte de su padre fue una muerte
natural?
—He dicho que no había sido una sorpresa —especificó ella—, no que hubiera sido natural.
Como usted mismo ha dicho, murió demasiado pronto.
—¿Qué me dice de la de su madre? ¿Está segura de que fue un accidente?
—Lo único sorprendente de la muerte de mi madre fue que no sucediera antes —respondió ella
secamente.
—_________. —Harry se sentó a su lado.
El aire vibró de energía.
«Nunca me siento tan viva como cuando soy objeto del deseo de un hombre —le había dicho su
madre girando sobre sí misma como una niña pequeña, sujetándose la falda con ambas manos—. La
sangre canta, _________. El corazón se desboca. Es la sensación más gloriosa de mundo.»
¿Por qué tenía que ser Harry el hombre que despertara en ella esas sensaciones? ¿Por qué tenía
que aparecer y demostrarle que no era inmune a los hombres? Que ella necesitaba a alguien en su vida,
igual que todo el mundo. Era una decepción darse cuenta de que algunos tonos de placer sólo podían
ser coloreados por una mano en concreto.
Él la estaba mirando con preocupación.
—Por favor, quiero que entienda que sólo estoy tratando de ser riguroso en la investigación. Su
seguridad me importa mucho.
Ella asintió. Creía en su sinceridad. Con el movimiento, un mechón de pelo se le soltó de la cinta
y le cayó sobre el hombro.
Harry se levantó y alargó la mano para ayudarla a ponerse también en pie.
—Dese la vuelta.
Al hacerlo, _______ sintió cómo su aroma primitivo despertaba sus sentidos. Olía a tabaco, a
caballo, a cuero y a bergamota. Dio un respingo al notar sus dedos rozándole la nuca. La sensación se
extendió por todo su cuerpo como agua caliente.
Cogiendo el mechón de pelo suelto, Harry se lo acarició entre dos dedos.
—Suave como la seda —murmuró.
Tras soltarle la cola, le recogió el pelo y volvió a sujetarlo con la cinta.
________ miró a su alrededor. Tenía los sentidos tan alerta que le pareció estar viéndolo todo por
primera vez. Las cosas le parecían más definidas, más brillantes, desde los cristales que adornaban las
lámparas hasta las incrustaciones de madreperla de los extremos de las mesitas auxiliares.
Aturdida, dijo lo primero que le vino a la cabeza:
—¿Es usted de esos hombres que sienten fascinación por las pelirrojas?
—No, yo siento fascinación por usted —respondió él, rozándole el cuello con los labios.
—Harry —murmuró ella, sorprendida por la intensidad del escalofrío que la recorrió—. ¿Qué
está haciendo? ¿Por qué ha venido esta noche? ¿No podía esperar a mañana?
Él dejó caer las manos a los lados.
—He visto cómo miraba a Montague. No sé qué le habrá dicho él, pero ha hecho que usted lo
viera con otros ojos.
________ se volvió para mirarlo. Aunque Harry le sacaba casi una cabeza, al estar inclinado hacia
ella, su proximidad era muy íntima. Como si estuvieran a punto de empezar a bailar un vals.
El corazón se le aceleró, igual que la respiración.
—No lo entiendo.
Harry le sujetó la barbilla entre dos dedos para obligarla a mirarlo a los ojos.
—Lo ha mirado igual que me mira a mí.
—No es posible.
Montague no le provocaba ninguna de las reacciones que le causaba Harry.
—Necesito que me mire del mismo modo en que la miro yo.
________ quedó paralizada, presa de la intensidad de su mirada. Era una mirada feroz, ardiente. Con
los dedos, Harry iba resiguiendo lo que sus ojos contemplaban. Le tocó la frente, las cejas, la nariz.
Ella aprovechó para estudiar sus rasgos abiertamente. Eran perfectos, simétricos y hermosos,
muy masculinos. Era un placer mirarlo. No quería dejar de hacerlo.
—¿Y cómo lo estoy mirando en este momento? —preguntó con un hilo de voz.
—De un modo demasiado racional —respondió él—. Está tratando de encontrar un modo de
librarse de la atracción que siente. Deje de pensar —murmuró—. Ladeando la cabeza, acercó los
labios a los suyos, en un asalto lento pero inexorable. La sujetaba sin fuerza para que no se sintiera
amenazada—. Sólo siéntalo.
Ella dio un paso atrás y se tambaleó. No podía respirar si se acercaba tanto.
Harry observó su retirada con los ojos entornados. _______ casi se había alejado ya un metro de él
cuando, con un gruñido, Harry la agarró de nuevo y la atrajo con fuerza, rodeándole la espalda con los
brazos. La besó con decisión, robándole el poco aire que le quedaba. Con una mano le sujetó la nuca
mientras el otro brazo descendía hasta su cintura.
Siguió besándola como si su boca le perteneciera. Su beso era hábil. Se notaba que sabía lo que
estaba haciendo. Pero había algo más. Era un beso... hambriento, que ansiaba poseerla con una fiereza
que a _______ le costaba comprender.
Rindiéndose a su ardor, se dejó atraer hacia él. Su cuerpo era extraordinariamente duro y fuerte,
como de mármol, pero caliente. Ambos estaban pegados desde los hombros hasta los muslos. Sin
tantas capas de ropa, la sensación era... Oh, Dios, no podía describir la necesidad que tenía de
acercarse más y más a él. Las manos se le abrían y cerraban solas. Querían apresar a Harry, pero
volvían a caer, sin fuerza.
¿Dónde podría tocarlo?
Como si entendiera su dilema, Harry le soltó la nuca y fue a buscar su mano. Agarrándola por la
muñeca, se la guió hasta su pecho, entre la chaqueta y el chaleco, justo encima del corazón. A través
de la ropa, _______ sintió su piel ardiente. Su corazón latía tan acelerado como el de Harry.
Con la otra mano le agarró la solapa de la chaqueta mientras gemía, abrumada.
Su capitulación hizo que él se calmara un poco y la soltó lo suficiente para que sus pulmones se
expandieran un momento. En vez de aplastarle los labios, le acarició el labio inferior con la lengua,
provocándola, animándola a que hiciera lo mismo. Ella lo hizo, insegura, temblorosa.
Cuando la lengua de _______ asomó entre sus labios, Harry la capturó, succionándosela
suavemente. Ella dio un brinco, sobresaltada, lo que hizo que sus pechos se pegaran al torso de Harry.
Éste gruñó y su gruñido retumbó en el cuerpo de ella.
—________...
El reloj de la repisa de la chimenea marcó la media hora, pero ella estaba perdida en la maraña de
sensaciones que la lengua de él creaba en el interior de su boca. No existía el tiempo ni existía el
mundo. Al mover la mano sobre su torso, notó que los músculos de su pecho se contraían. Un sonido
suplicante escapó de los labios de _________.
Harry alzó la cabeza, respirando con dificultad.
—Así es como debes mirarme —dijo bruscamente, tuteándola sin darse cuenta—. A mí y a nadie
más que a mí. Como si desearas que acabara lo que he empezado. Como si desearas sentir mi boca en
la tuya, mis manos en tu cuerpo.
Lo deseaba. Lo deseaba mucho. Se sentía intranquila, como si estuviera sedienta de algo y
necesitara saciar esa sed. Tenía la piel más sensible de lo habitual. Le temblaban los dedos. Y tenía
calor. Mucho calor.
Él dio un paso atrás y se volvió con un movimiento poderoso y elegante al mismo tiempo. ________
no pudo evitar seguirlo con la mirada. Era muy alto y corpulento, pero al mismo tiempo se movía con
gracia y agilidad.
—Harry. —Ella se sobresaltó cuando él se volvió y le clavó la mirada—. Mañana por la noche...
te guardaré el primer vals.
No sabía de dónde habían salido esas palabras. Las había dicho sin pensar. Había sentido la
irrefrenable necesidad de decir algo que hiciera que se quedara un poco más a su lado. Y además era
verdad que quería bailar con él. Quería que la rodeara con sus brazos pero en un lugar seguro, con
gente alrededor.
Harry se acercó. Le cogió la mano y se la llevó a los labios. Mientras se la besaba, le apretó
ligeramente los dedos, intensificando la sensación de sus labios.
—No soy un bailarín experto —confesó él—. O dicho de otra manera: no sé bailar.
—¿No? _______ se quedó muy sorprendida, tanto por la afirmación como por la falta de educación que ésta
implicaba. Sin embargo, se comportaba con total corrección y hablaba muy bien.
Pasarían semanas antes de que Tobias Reynolds regresara. ¿Cómo iba a resistir tanto tiempo sin
información sobre sus orígenes?
La sonrisa de Harry la apartó de sus cavilaciones.
—No te preocupes. Me esforzaré para complacerte de otra manera. No descansaré hasta que estés
completamente satisfecha. Hasta mañana.
Y tras esas palabras, se marchó. Al cabo de varios minutos, ________ se sintió lo bastante calmada
como para hacer lo mismo.
Hacía una tarde preciosa. Un breve chubasco justo antes del amanecer había limpiado el aire de
hollín, dejando el cielo de color azul pálido. Era el típico día que animaba a la gente a sonreír.
Pero _______ estaba nerviosa, lo que no era habitual en ella. Había pocas cosas que la alteraran.
Generalmente, la razón le daba los argumentos que necesitaba para aceptar cualquier situación. Pero la
atracción física era otro asunto. No había razones que la explicaran. Era una cuestión de instinto y
quedaba fuera del reino de lo racional. Y, lo que era peor, no era inmune a ella, como había creído.
¿Qué iba a decirle a Harry, que la esperaba en el saloncito de las visitas para llevarla a pasear por
la ciudad? Suspirando, se volvió y dejó de mirarse en el espejo de cuerpo entero. Tal vez lo mejor
sería permitir que él llevara el peso de la conversación. Un hombre como Harry Styles debía de tener
experiencia en esas cosas.
Bajó la escalera con estudiada parsimonia, acariciando la barandilla mientras descendía con paso
inseguro. Se reprendió una vez más por haber elegido el vestido amarillo pálido, uno de los pocos
tonos pastel que la favorecían. Lo había escogido a pesar de que la doncella no lo había dejado a la
derecha. ¿Qué pretendía ganar atrayendo la atención de Harry?
Aunque, por otro lado, ¿qué podía perder?
—Señor Styles —dijo al entrar.
Aunque se había preparado para el efecto que verlo podía causarle, no le sirvió de nada. Su
cerebro dejó de funcionar, mientras sus pies seguían caminando, haciendo que tropezara.
Harry, que se había levantado de la silla al verla entrar, se acercó de un salto y la sostuvo por
ambos codos.
—________ —la saludó, frunciendo el ceño.
—Gracias. —Ella se soltó y dio un paso atrás. Necesitaba un poco de espacio para recobrar el
aliento.
Qué inquietantemente guapo era. Llevaba una chaqueta bien ajustada, de terciopelo verde oscuro,
que combinaba perfectamente con el chaleco, verde pálido con bordados en hilo de plata. Los
pantalones, de color beige, se ajustaban a sus fuertes muslos de jinete de un modo que despertaba en
ella ideas poco respetables.
Pero eso era sólo el envoltorio. El hombre que había dentro era lo que más la atraía. El
magnetismo que exudaba. La sensación de que en cualquier momento podía pasar algo extraordinario
a su lado. Comenzó a notar cosquillas en los labios al recordar el apasionado beso que se habían dado
la tarde anterior.
Buscó el reloj con la mirada para distraerse con algo.
—Llegas pronto —comentó, sintiéndose curiosamente complacida.
—Es culpa tuya. Has provocado el caos en mi agenda —dijo él, sonriendo para suavizar la dureza
de su comentario.
________ sintió un agradable calorcillo en el pecho.
—Estás preciosa—susurró Harry—. Quería tenerte unos momentos para mí solo antes de que
tener que someterme a las normas del decoro.
—Se someterá a mis normas, joven.
_______ se volvió al oír a Regina, lady Collingsworth, que entraba en el saloncito como un
torbellino. Era una mujer de mediana edad, muy rubia, de ojos azules y mejillas coloradas. Aunque
tenía buen carácter, era decidida y testaruda. En ese momento, miraba a Harry con dureza.
—Es usted un tipo atractivo, señor Styles —dijo, señalándolo con el abanico cerrado—. Apuesto a
que está acostumbrado a saltarse las normas y a encontrar poca resistencia. Pero ya puede ir
olvidándose de hacerlo aquí. Haga el favor de comportarse. Si quiere ser travieso, tendrá que
ganárselo con algo más que encanto y una sonrisa.
Aunque lady Collingsworth no le llegaba a Harry ni a la barbilla, era evidente que sabía cómo
manejarlo.
________ hizo las presentaciones:
—Lady Collingsworth y su hijo nos acompañarán esta tarde.
Harry se inclinó ante ella haciendo una reverencia impecable.
—Encantado de conocerla, milady.
—Veremos si sigue diciendo lo mismo al final de la tarde.
Poco después se habían puesto en marcha en la cómoda calesa de lord Collingsworth. Regina y
ella iban en un asiento y los hombres en el otro. ________ los observaba por debajo de su sombrero de ala
ancha, tratando de resolver el enigma de por qué se sentía atraída por uno entre todos los demás.
¿Sería porque Harry también parecía sentirse atraído por ella? Si era por eso, tal vez la solución
sería hablarlo abiertamente con él y pedirle que no fuera tan expresivo. Aunque tal vez sólo estaba
siendo meticuloso en su trabajo. Al fin y al cabo, ella no era de esas mujeres que levantaban pasiones.
La idea la desanimó un poco.
Reprendiéndose por ser tan débil, dirigió su atención hacia lord Collingsworth. Era el paradigma
de la elegancia aristocrática; alto, esbelto, con labios delgados y severos y nariz aguileña. Tenía el
pelo tan claro como el de su madre, pero carecía de la vivacidad de ésta.
Collingsworth había perdido a su esposa y a su hijo no nacido durante el parto, y con ellos había
enterrado la alegría de vivir. Su pena se reflejaba tanto en la sobriedad con que vestía como en la
parquedad de sus sonrisas.
_________ se preguntó por qué no podía encontrar alegría en las cosas que lo habían hecho feliz antes
de casarse. Entendía su dolor por la pérdida de lady Collingsworth, pero no que hubiera perdido
también el interés por sus aficiones de soltero.
Era evidente que a ella le faltaba información básica para poder llegar a una conclusión válida. A
veces se desesperaba pensando que nunca lograría comprender la auténtica naturaleza del amor
romántico.
Harry le dio un golpecito en el pie con la bota. _______- lo miró alzando las cejas.
Fijando la vista en ella, la obligaba a mirarlo a su vez.
¿Por qué le hacía eso? ¿No sabía que para ella representaba una tortura?
No, claro. Él no se sentía acalorado y confuso cada vez que la miraba. Él no sufría tratando de
comprender por qué unir sus labios con los suyos había tenido efectos tan abrumadores en otras partes
de su cuerpo.
Frustrada, se cruzó de brazos y miró a los carruajes con los que se cruzaban.
Esa vez, la bota de Harry le tocó el tobillo y ascendió por su pantorrilla.
________ se olvidó de respirar. Sintió un escalofrío en la pierna que le subió hasta partes
inmencionables. Se volvió hacia él con el ceño fruncido.
Harry le guiñó un ojo. Mientras la indignación crecía en el interior de ________, él se pasó la lengua
por el labio inferior en un movimiento lento y sensual. El aire volvió a abandonarla al recordar esa
misma lengua en sus labios, acariciándola con habilidad y penetrando en su boca en clara imitación de
otro acto de naturaleza aún más íntima.
Notó que los pechos se le hinchaban y le rozaban el corsé. El corazón se le aceleró y sintió un
hormigueo en la piel. De pronto se le ocurrió que Harry la estaba excitando deliberadamente. A plena
luz del día. En medio de la ciudad. A escasos centímetros de otras personas.
Él se llevó una mano hasta un botón de la chaqueta, pasando el pulgar sobre su borde. _______ no
podía apartar la vista de sus dedos. Fascinada, se imaginaba que era a ella a quien estaba acariciando.
En el hombro, tal vez. O en otra parte.
Harry debía de saber cuál era el mejor sitio para acariciarla.
Pensar en su habilidad y su experiencia la excitó aún más.
Tenía la cara encendida. Se removió en el asiento, tratando de encontrar una postura más cómoda
y empeorando las cosas. Se llevó la mano a la garganta, frotándosela con disimulo para respirar mejor.
Le pareció que llevaba el corsé demasiado apretado. Si no podía respirar pronto, se iba a marear.
La mirada de Harry se clavó entonces en sus senos, que subían y bajaban rápidamente. ________
sabía que tenía que apartar la vista de él y calmarse, pero no podía. Su cerebro había dejado de
obedecerla.
Comprobó horrorizada que su cuerpo había dejado de funcionar como debía por el mero hecho de
que Harry Styles había decidido desnudarla con la mirada. Sabía que él la estaba recordando como la
había visto la tarde anterior. A medio vestir. Fácil de desvestir.
La calesa se detuvo.
—Aquí estamos —exclamó lady Collingsworth con su alegría habitual.
Harry apartó la vista de ella dirigiéndola hacia Somerset House. ________ bajó la vista y vio cómo el
pie de él salía de debajo de sus faldas.
No supo cómo llegó hasta el interior del edificio, porque cuando recuperó el uso de sus facultades
mentales, estaban entrando ya en la exposición. La luz penetraba en la gran sala por los altos
ventanales de medio punto. Las paredes estaban cubiertas de cuadros. Los marcos dorados casi se
tocaban, ocupando todo el espacio.
Al acercarse a la parte central de la sala, Harry aflojó el paso hasta casi detenerse. _________ lo miró,
sorprendida al verlo totalmente absorto en una de las pinturas. Tenía la cabeza tan echada hacia atrás
que el ala del sombrero le rozaba la espalda.
Ella miró a su alrededor y vio que la persona más cercana estaba a unos metros de distancia. De
modo que, acercándose a Harry, susurró su nombre.
—¿Hum?
—¿Te acuerdas de que me dijiste que responderías a cualquier pregunta que tuviera, siempre y
cuando estuviese relacionada con el presente?
—Sí —respondió él, sin dejar de observar la obra de arte—. Pregúntame lo que quieras.
Ella se aclaró la garganta.
—¿Quieres... quieres aparearte conmigo?
Él dio un brinco tan fuerte que ella saltó también.
—¡________! —exclamó, con los ojos abiertos como platos.
—No sé por qué te sorprendes tanto. Anoche me besaste, y después de tu comportamiento en el
coche...
Harry se relajó y sonrió, dedicándole toda su atención.
—Perdóname. Es que me ha sorprendido tu elección de palabras en un sitio como éste.
—No pensaba que tendría que hablar de estos temas contigo, ni aquí ni en ninguna parte. Lo
siento si no me expreso con propiedad, pero quería saber si podías dejar de provocarme de esa manera.
¿Lo que haces es una táctica para que nadie dude de nuestra relación o...?
—¿O quiero realmente aparearme contigo? —La sonrisa de Harry era cada vez más amplia—.¿Es eso lo que quieres saber?
__________ asintió, nerviosa, a pesar de que su pregunta era totalmente lógica, dadas las circunstancias.
Él apretó suavemente la mano que ella tenía apoyada en su antebrazo.
—Quieres saber si estoy actuando o si realmente ardo tanto en deseos por ti que no puedo
soportar que tú no sientas lo mismo, ¿es eso?
Ella apartó la vista. Planteado así, su pregunta sonaba ridícula. Harry era un hombre guapísimo.
Al mirar a su alrededor, vio que varias de las damas presentes lo miraban disimuladamente de vez en
cuando, comiéndoselo con los ojos. Podía tener a cualquier mujer que quisiera. Podía conseguir a una
mujer encantadora, coqueta, experta...
—¿Señorita Martin?
_________ se volvió hacia el hombre que había interrumpido su conversación.
—Sir Richard —dijo con dificultad—. Qué agradable sorpresa.
Sir Richard Tolliver era un hombre corriente, ni joven ni viejo, ni alto ni bajo, ni gordo ni
delgado. Tenía el pelo castaño claro y los ojos de un verde pálido. Era tranquilo y modesto, uno de sus
pretendientes menos insistentes.
—¿Se acuerda de mi hermana, la señorita Amanda Tolliver? —preguntó sir Richard, mirando a
Harry de reojo.
—Sí, por supuesto. Encantada de volver a verla, señorita Tolliver.
_________ hizo las presentaciones de un modo informal, pero cuando Harry se inclinó sobre la mano
de la señorita Tolliver y ésta se ruborizó hasta la punta de su precioso pelo negro, su humor cambió
drásticamente.
Sir Richard le dirigió una sonrisa forzada.
—Ya veo por qué rechazó mi invitación para venir a ver la exposición, señorita Martin. No sabía
que tuviese un compromiso previo.
________ se dio cuenta, sorprendida, de que sir Richard estaba disgustado. Lo había desairado,
aunque ésa nunca había sido su intención. Había rechazado su invitación simplemente porque ellos
dos no tenían nada en común y pensó que lo mejor para ambos sería ahorrarse la experiencia de pasar
horas juntos sin saber de qué hablar.
Pero, claro, no podía decirle eso. La conversación entre miembros de la buena sociedad no tenía
nada que ver con expresar lo que uno realmente sentía. Al contrario. Se trataba de encontrar temas
seguros, cuanto más neutros, mejor. Y, para la mayoría, la verdad no era un tema neutro.
Mientras buscaba una manera educada de responderle a sir Richard, la señorita Tolliver pestañeó
descaradamente mirando a Harry. ________, que había abierto la boca para empezar a hablar, se quedó
petrificada. De pronto entendió perfectamente cómo se sentía Tolliver y lo poco que la razón tenía que
ver con ello.
¡Qué complicado era abrirse camino en el mundo de los sentimientos! ¡Era un auténtico pantano!
—¿Nos veremos esta noche en casa de los Lansing, sir Richard?
—Si usted va a asistir, señorita Martin, allí estaré.
—Si lo desea, me encantará reservarle el primer vals.
La sonrisa de Tolliver pareció iluminar la sala. ________ se asustó un poco por el renovado fervor de
su pretendiente.
—¿Y usted, señor Styles? —preguntó la señorita Tolliver—. ¿Asistirá también? ¿Le guardo un
baile?
________ sintió que Harry se tensaba bajo su mano. Al ver que tardaba en responder, se dio cuenta de
que no sabía qué decir. La verdad que a ella le había confesado con tanta facilidad la noche anterior,
no era algo de lo que presumir ante desconocidos.
—El señor Styles se lesionó ayer —mintió entonces por él—. Su caballo le pisó el pie. Puede
caminar, pero el médico le ha prohibido bailar.
—Oh, lo siento mucho. —La señorita Tolliver parecía sinceramente apenada—. Espero que se
recupere pronto, señor Styles.
Harry asintió y, tras despedirse de los dos hermanos, se llevó a _______ de allí con un ímpetu que
ponía en duda la excusa que ella acababa de inventar. Al llegar a un rincón, se detuvo y se quedó
mirando el cuadro que tenía delante, mientras daba golpecitos en el suelo con el pie.
—El baile que le has concedido a Tolliver era mío.
—Pero si tú no sabes bailar —replicó ella, confusa.
—Hace un momento me estabas preguntando si quería estar dentro de ti —susurró él, con rabia—
y al momento siguiente estás animando a otro hombre que está claramente interesado en ti.
Asombrada por la reacción física que las palabras de Harry le habían provocado, clavó la vista en
el mismo cuadro que él, tratando de comprender su enfado.
—No lo estaba animando —explicó—. Me ha dado lástima. He comprendido que se estaba
sintiendo... marginado.
Harry alzó una ceja y esbozó una irónica sonrisa.
—¿Comprendes cómo se siente él pero no cómo me siento yo? ¿Cómo puede ser?
—Es obvio que a la señorita Tolliver le gustas, igual que es obvio que es bonita y encantadora. La
había visto varias veces, pero hoy ha sido la primera vez que me ha molestado que tenga esas
cualidades.
Harry guardó silencio.
No muy segura de si eso era bueno o malo, siguió hablando:
—Sir Richard ha debido de sentir algo parecido al verte. ¿Cómo competir con alguien como tú?
No creo que haya nadie en el mundo que se te pueda comparar. Ese pobre hombre tiene que haber
sentido un complejo de inferioridad tan enorme que me ha parecido que lo mínimo que podía hacer
por él era ofrecerle un baile.
La cara de Harry permaneció impasible, pero tras una larga pausa le preguntó:
—No eres consciente de que el mundo acaba de moverse sobre su eje, ¿verdad?
Good Vibes.
Good Vibes.


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