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Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
- Capítulo.:
- Capítulo 11Narrador Omniciente|El secuestro Parte I/VEl sonido de una puerta cerrarse y el motor encendido era el sonido que en eco sonaba dentro de la cabeza de Amelia. Hace un segundo, era capaz de pedir auxilio. Mas la cinta que cubría sus labios, no se lo permitía. Una bolsa fue puesta en su cabeza. Por lo que no veía nada. Trataba de patalear, pero no era posible. Un cuerpo sosteniéndola con fuerza. Al siguiente segundo, sus manos y pies estaban fuertemente atados. Estaba, oficialmente, entrando en pánico.
Su cuerpo dio con una superficie no muy sólida, más bien algo acolchado. Supuso que estaba dentro del auto. Se podían oír los ruidos de las bocinas de los autos a su alrededor. Los típicos sonidos de la ciudad de Londres. Poco a poco, los sonidos fueron desapareciendo. El auto ya no giraba ni frenaba. Solo viajaba. Sus mejillas, empapadas de tanto llorar. Sollozando sin nada más que hacer, sin temor de que su secuestrador la oyera. Este no habló en todo el viaje. En su mente, Amelia intentaba reconocer el rostro de quien vio fuera del auto, antes de que su mirada fuera tapada. Aun así, nada llegaba a sus recuerdos. Bueno, no pudo mantener suficientes rasgos en su memoria como para tener por donde guiarse. Perdida en sus pensamientos, se olvidó de la actual situación.
Sus manos y pies atados, su boca tapada, su cabeza cubierta y su cara contra el asiento sin oportunidad de acomodarse. Siguió sollozando, rogando por salir de allí con vida. El miedo la consumía al pensar en qué podrían hacerle.
Por otro lado, miles de sentimientos volaban en el interior de Harry. La adrenalina ya había crecido mientras perseguía a su víctima. La astucia lo invadió al planear su secuestro. Una pequeña pizca de nerviosismo pudo colarse entre sus pensamientos al tenerla allí, parada bajo la luz de la luna. Se veía tan malditamente hermosa… El diablo vestido de un joven ángel. Pero ninguna de aquellas emociones superaba la perturbación que le causaban los sollozos de ella. Deseaba aparcar el auto ahí mismo, quitarle la bolsa y decirle que aun la amaba. Que estaba profundamente enamorado de ella y que no era capaz de hacerle daño. Sacudió su cabeza ante este pensamiento, haciendo que alguno de sus rizos se desacomodaban en su frente. No podía ser tan débil. Apenas había visto su rostro y ya pensaba rendirse ¿Cómo sería luego? Trajo a memoria las veces que fue humillado por ella y el rencor lo llenó. El deseo de vengarse lo consumió. Las ganas de decirle todo lo que sentía, desde hace tantos años.
Iban por la ruta, solo eran el sonido del viento golpeando el auto los sollozos de Amelia. Pronto estarían llegando al complejo… o al “Paraíso de la Tortura” como Niall le había dicho bromeando en ciertas ocasiones. 7 cabañas conformaban este complejo, mas 5 de ellas iban a ser utilizadas para estos 5 ex adolescentes humillados y vengativos… Nadie residía allí, nadie iba allí en años. Nadie era capaz de llegar hasta ese lugar ni por error. Louis, que era vendedor de bienes raíces, era el dueño de este lugar. Desde que comenzó con aquella carrera, se aseguró de resguardar este lugar en la soledad desconocida para los pueblerinos. Otorgándole la privacidad necesaria para todo tipo de actividades… Un grito ahogado se escuchó desde la parte atrás del auto. Harry volteó, comprobando el impacto entre el cuerpo de la chica y el suelo. Gruñó para sí mismo.
-Quédate quieta- Una voz ridículamente fingida y ronca, hizo que la chica continuara con sus sollozos en silencio.
Minutos después, luego de un viaje infinito para el rizado y torturador para ella, llegaron a la estancia. Un auto negro se veía aparcado, lo que significaba que uno de sus amigos ya estaba en el complejo, disfrutando de su venganza… O al menos preparando a la víctima para ello.
Aparcó el auto frente a una de las cabañas. Amelia comenzó a preocuparse al sentir como se detenía el auto. Harry salió, dejándola en el silencio por un tiempo. Al no poder hablar ni oír nada, su sentido de la audición se agudizaba cada vez más, logrando percibir cada pequeño sonido que se producía en el lugar.
Grillos, pasos en el suelo de tierra. Un auto que se acercaba y alguien que gritaba. Las lágrimas eran incontables. ¿Es que no era la única? ¿Había más chicas allí? ¿Era algo como trata de mujeres? Trató de acomodarse aun en el suelo del auto, pero antes de poder hacer algo, dos brazos estaban rodeándola, sacándola de allí, provocando que ella gritara –con la boca tapada- del susto.
-Deja de moverte- Aquella voz habló. No se escuchaba como la que había oído hace un rato. Harry se mordió la lengua al haber utilizado su voz, en vez de fingir. Bufó y subió a la chica en sus hombros, esta pataleaba, pero eso no era impedimento para Harry.
Amelia fue sentada. Si bien Harry tenía la suficiente fuerza como para mantener el control sobre su persona, era irritante las continuas intenciones que esta tenía de escapar. “Luego no querrás irte” aseguró él en la perturbación de su mente. Una vez que esta estuvo atada y asegurada, venía la parte más difícil… Descubrir su cabeza, para que pudiera ver.
Ella ya no lloraba ni sollozaba, aunque lágrimas seguían cayendo, su principal objetivo era reconocer algún sonido que le permitiera deducir algo… útil. Harry dio unos pasos hacia adelante, pero en el momento que iba a sacarle el saco de la cabeza, retrocedió. Frotó sus manos con nerviosismo. Había estado planeando esto por mucho tiempo, pero aun así no la veía desde hace años. No sabía si iba soportarlo, aunque confiaba en que las cicatrices que guardaba muy en su interior, lo habían hecho lo suficientemente fuerte como para confrontarlo.
Acomodó sus rizos y miró su ropa. No se había percatado en su vestimenta. No parecía un asesino ni violador, solo un joven. Llevaba una camiseta blanca con una camisa a cuadros encima, de color azul. Unos jeans y… sus zapatos. Maldijo por lo bajo al no haber tomado en cuenta ese detalle. Pero era tarde, no había tiempo de nada, Amelia estaba allí. Contempló su pequeño cuerpo, en la única luz que había en esa habitación. Sus tobillos atados y cruzados debajo de la silla. Aún en la desesperación, él sabía que la castaña guardaría la calma para mantenerse femenina y elegante como siempre, aunque por dentro esté derrumbándose, sus modales eran irrompibles frente a las circunstancias. Suspiró, lentamente se acercó tomó la bolsa y la quitó…
Ella mantenía sus ojos cerrados, por lo que pudo retirarse a la seguridad de la oscuridad, antes de que pudiera ser visto. Un nudo se presentó en su estómago al ver la escena frente a sus ojos. Tenía rencor, sí. Pero aunque no quisiera admitirlo, estaba lastimado… lastimado porque amaba a esa mujer. Ahora, ella estaba allí, sometida… vulnerable. Quería protegerla pero, ¿De quién? ¿De él mismo? Su cabello suelto y un poco despeinado. Su cabeza gacha y sus ojos fuertemente cerrados. Pocos segundos después de contemplarla, notó que había comenzado a temblar, pero no se dignaba a levantar la mirada.
-Mírame- soltó Harry. Amelia se atemorizó ante su voz, aunque no fuera fingidamente grave. Seguía temblando, además de tener frío, el miedo la consumía. Levemente negó con la cabeza –Amelia, mírame- se estremeció ante su orden. No quería saber, no quería verlo. Sabía que no soportaría el temor y la intimidad que le provocaría ver los oscuros ojos de quien la había raptado. Volvió a negar, sometiendo su propia seguridad, a causa del temor. -¡Maldición! ¡Amelia quiero ver tus ojos! Mírame- Al oír su grito, rebotó en la silla. Lentamente levantó su mirada. Este hombre tenía el control aquí, y no le convenía mirarlo. Quizá alguien más valiente se atrevería a confrontarlo, pero ella estaba lo suficientemente atemorizada como para hacer lo que le pidan, con tal de no ser lastimada. Una de sus grandes características, era ser ilusa. Pero no le importaba, por lo menos mantendría feliz a quien tenía el poder de terminar con su vida.
Al mirar, se encontró con el vacío. La oscuridad llenaba el ambiente. Y aunque percibía la presencia de alguien allí, no podía verlo. Giró para ver el panorama. Una habitación, común y corriente, no como el depósito húmedo sucio y frío que imaginó. Una ventana adornada con cortinas cubría la luz de la luna.
Harry no podía quitar la vista de aquellos ojos marrones. Por una milésima de segundo, se sintió como un idiota, por hacerle daño a una chica tan inocente. Al verla allí, llena de miedo, estuvo a punto de caer… Pero luego, imágenes de su pasado volvían para hacerlo fuerte, tal y como lo habían hecho hasta ahora. El enojo lo consumió, pero rápidamente intentó calmarse, para no cometer una estupidez.
-¿Tienes miedo?- Su genio le ganó, y la pregunta que debilitaba sus peores recuerdos salió de sus labios sin previo aviso. Amelia no respondió su pregunta, solo se dedicó a buscarlo con la mirada.
Era una pesadilla, quería que el maldito le dijera lo que quería que haga para dejarla en libertad e irse. Miraba el lugar desde donde aquella voz provenía, pero nada podía verse, más que al atemorizante figura de su secuestrador.
-Al fin, vuelvo a verte- Poco a poco, parecía que aquella voz se acercaba a sí. Una lágrima corriendo por su mejilla, frente al pánico que estaba invadiéndola. Ese hombre, apareció entre las sombras, acobardándola del todo. Debía medir 1,80 o más, ya que debía levantar su mirada para verlo. Desde el momento en que vio sus rizos, pensó en aquel empresario en la calle de Oxford.
Entonces pudo ver su rostro. De no haber estado tan asustada, podría admirar la dureza y belleza de sus rasgos. Unos ojos verdes se opacaban al mismo tiempo que iluminaban aquel cuarto. Era como un ángel… con pensamiento demoníaco.
-¿No me recuerdas?- preguntó él. Esto abrió más la curiosidad en Amelia, a pesar de encontrarse en aquella situación. Comenzó a buscar en su memoria, aquellos rasgos. Nada venía a su mente. El joven se paseó a su alrededor, tal y como sucedía en las películas que había visto. Brincó en su asiento cuando la mano de este hizo contacto con su mejilla. Lo siguiente fue verlo arrodillado frente a ella, para quedar a la misma altura. Tenerlo tan cerca… estaba incomodándola. –No podrías olvidarme- susurró, antes de mostrar su sonrisa.
Entonces todos los recuerdos vinieron golpeando su cerebro. Aquellos hoyuelos eran inconfundibles entre todos los hombres que alguna vez había conocido. Sus ojos se abrieron al contemplar el cambio entre aquel Nerd que conoció en la secundaria, y este hombre, que además de atractivo, guardaba en sí un gran rencor. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Cómo él estaba aquí? ¿Cómo mierda pudo encontrarla? No podía despegar su mirada de él, al igual que el rizado. No era consciente de su nombre, aun. Se perdió en sus intentos de recordar en medio del nerviosismo, siendo sobresaltada al oír su voz ronca nuevamente.
-Harry Styles… ¿Nos conocemos?
Invitado
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Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
He, nens no era necesario poner capitulo. Ya sabes, se como escribes perfecto. Bueno, ahora te los reservo.Deby. escribió:
- Capítulo.:
Capítulo 11Narrador Omniciente|El secuestro Parte I/VEl sonido de una puerta cerrarse y el motor encendido era el sonido que en eco sonaba dentro de la cabeza de Amelia. Hace un segundo, era capaz de pedir auxilio. Mas la cinta que cubría sus labios, no se lo permitía. Una bolsa fue puesta en su cabeza. Por lo que no veía nada. Trataba de patalear, pero no era posible. Un cuerpo sosteniéndola con fuerza. Al siguiente segundo, sus manos y pies estaban fuertemente atados. Estaba, oficialmente, entrando en pánico.
Su cuerpo dio con una superficie no muy sólida, más bien algo acolchado. Supuso que estaba dentro del auto. Se podían oír los ruidos de las bocinas de los autos a su alrededor. Los típicos sonidos de la ciudad de Londres. Poco a poco, los sonidos fueron desapareciendo. El auto ya no giraba ni frenaba. Solo viajaba. Sus mejillas, empapadas de tanto llorar. Sollozando sin nada más que hacer, sin temor de que su secuestrador la oyera. Este no habló en todo el viaje. En su mente, Amelia intentaba reconocer el rostro de quien vio fuera del auto, antes de que su mirada fuera tapada. Aun así, nada llegaba a sus recuerdos. Bueno, no pudo mantener suficientes rasgos en su memoria como para tener por donde guiarse. Perdida en sus pensamientos, se olvidó de la actual situación.
Sus manos y pies atados, su boca tapada, su cabeza cubierta y su cara contra el asiento sin oportunidad de acomodarse. Siguió sollozando, rogando por salir de allí con vida. El miedo la consumía al pensar en qué podrían hacerle.
Por otro lado, miles de sentimientos volaban en el interior de Harry. La adrenalina ya había crecido mientras perseguía a su víctima. La astucia lo invadió al planear su secuestro. Una pequeña pizca de nerviosismo pudo colarse entre sus pensamientos al tenerla allí, parada bajo la luz de la luna. Se veía tan malditamente hermosa… El diablo vestido de un joven ángel. Pero ninguna de aquellas emociones superaba la perturbación que le causaban los sollozos de ella. Deseaba aparcar el auto ahí mismo, quitarle la bolsa y decirle que aun la amaba. Que estaba profundamente enamorado de ella y que no era capaz de hacerle daño. Sacudió su cabeza ante este pensamiento, haciendo que alguno de sus rizos se desacomodaban en su frente. No podía ser tan débil. Apenas había visto su rostro y ya pensaba rendirse ¿Cómo sería luego? Trajo a memoria las veces que fue humillado por ella y el rencor lo llenó. El deseo de vengarse lo consumió. Las ganas de decirle todo lo que sentía, desde hace tantos años.
Iban por la ruta, solo eran el sonido del viento golpeando el auto los sollozos de Amelia. Pronto estarían llegando al complejo… o al “Paraíso de la Tortura” como Niall le había dicho bromeando en ciertas ocasiones. 7 cabañas conformaban este complejo, mas 5 de ellas iban a ser utilizadas para estos 5 ex adolescentes humillados y vengativos… Nadie residía allí, nadie iba allí en años. Nadie era capaz de llegar hasta ese lugar ni por error. Louis, que era vendedor de bienes raíces, era el dueño de este lugar. Desde que comenzó con aquella carrera, se aseguró de resguardar este lugar en la soledad desconocida para los pueblerinos. Otorgándole la privacidad necesaria para todo tipo de actividades… Un grito ahogado se escuchó desde la parte atrás del auto. Harry volteó, comprobando el impacto entre el cuerpo de la chica y el suelo. Gruñó para sí mismo.
-Quédate quieta- Una voz ridículamente fingida y ronca, hizo que la chica continuara con sus sollozos en silencio.
Minutos después, luego de un viaje infinito para el rizado y torturador para ella, llegaron a la estancia. Un auto negro se veía aparcado, lo que significaba que uno de sus amigos ya estaba en el complejo, disfrutando de su venganza… O al menos preparando a la víctima para ello.
Aparcó el auto frente a una de las cabañas. Amelia comenzó a preocuparse al sentir como se detenía el auto. Harry salió, dejándola en el silencio por un tiempo. Al no poder hablar ni oír nada, su sentido de la audición se agudizaba cada vez más, logrando percibir cada pequeño sonido que se producía en el lugar.
Grillos, pasos en el suelo de tierra. Un auto que se acercaba y alguien que gritaba. Las lágrimas eran incontables. ¿Es que no era la única? ¿Había más chicas allí? ¿Era algo como trata de mujeres? Trató de acomodarse aun en el suelo del auto, pero antes de poder hacer algo, dos brazos estaban rodeándola, sacándola de allí, provocando que ella gritara –con la boca tapada- del susto.
-Deja de moverte- Aquella voz habló. No se escuchaba como la que había oído hace un rato. Harry se mordió la lengua al haber utilizado su voz, en vez de fingir. Bufó y subió a la chica en sus hombros, esta pataleaba, pero eso no era impedimento para Harry.
Amelia fue sentada. Si bien Harry tenía la suficiente fuerza como para mantener el control sobre su persona, era irritante las continuas intenciones que esta tenía de escapar. “Luego no querrás irte” aseguró él en la perturbación de su mente. Una vez que esta estuvo atada y asegurada, venía la parte más difícil… Descubrir su cabeza, para que pudiera ver.
Ella ya no lloraba ni sollozaba, aunque lágrimas seguían cayendo, su principal objetivo era reconocer algún sonido que le permitiera deducir algo… útil. Harry dio unos pasos hacia adelante, pero en el momento que iba a sacarle el saco de la cabeza, retrocedió. Frotó sus manos con nerviosismo. Había estado planeando esto por mucho tiempo, pero aun así no la veía desde hace años. No sabía si iba soportarlo, aunque confiaba en que las cicatrices que guardaba muy en su interior, lo habían hecho lo suficientemente fuerte como para confrontarlo.
Acomodó sus rizos y miró su ropa. No se había percatado en su vestimenta. No parecía un asesino ni violador, solo un joven. Llevaba una camiseta blanca con una camisa a cuadros encima, de color azul. Unos jeans y… sus zapatos. Maldijo por lo bajo al no haber tomado en cuenta ese detalle. Pero era tarde, no había tiempo de nada, Amelia estaba allí. Contempló su pequeño cuerpo, en la única luz que había en esa habitación. Sus tobillos atados y cruzados debajo de la silla. Aún en la desesperación, él sabía que la castaña guardaría la calma para mantenerse femenina y elegante como siempre, aunque por dentro esté derrumbándose, sus modales eran irrompibles frente a las circunstancias. Suspiró, lentamente se acercó tomó la bolsa y la quitó…
Ella mantenía sus ojos cerrados, por lo que pudo retirarse a la seguridad de la oscuridad, antes de que pudiera ser visto. Un nudo se presentó en su estómago al ver la escena frente a sus ojos. Tenía rencor, sí. Pero aunque no quisiera admitirlo, estaba lastimado… lastimado porque amaba a esa mujer. Ahora, ella estaba allí, sometida… vulnerable. Quería protegerla pero, ¿De quién? ¿De él mismo? Su cabello suelto y un poco despeinado. Su cabeza gacha y sus ojos fuertemente cerrados. Pocos segundos después de contemplarla, notó que había comenzado a temblar, pero no se dignaba a levantar la mirada.
-Mírame- soltó Harry. Amelia se atemorizó ante su voz, aunque no fuera fingidamente grave. Seguía temblando, además de tener frío, el miedo la consumía. Levemente negó con la cabeza –Amelia, mírame- se estremeció ante su orden. No quería saber, no quería verlo. Sabía que no soportaría el temor y la intimidad que le provocaría ver los oscuros ojos de quien la había raptado. Volvió a negar, sometiendo su propia seguridad, a causa del temor. -¡Maldición! ¡Amelia quiero ver tus ojos! Mírame- Al oír su grito, rebotó en la silla. Lentamente levantó su mirada. Este hombre tenía el control aquí, y no le convenía mirarlo. Quizá alguien más valiente se atrevería a confrontarlo, pero ella estaba lo suficientemente atemorizada como para hacer lo que le pidan, con tal de no ser lastimada. Una de sus grandes características, era ser ilusa. Pero no le importaba, por lo menos mantendría feliz a quien tenía el poder de terminar con su vida.
Al mirar, se encontró con el vacío. La oscuridad llenaba el ambiente. Y aunque percibía la presencia de alguien allí, no podía verlo. Giró para ver el panorama. Una habitación, común y corriente, no como el depósito húmedo sucio y frío que imaginó. Una ventana adornada con cortinas cubría la luz de la luna.
Harry no podía quitar la vista de aquellos ojos marrones. Por una milésima de segundo, se sintió como un idiota, por hacerle daño a una chica tan inocente. Al verla allí, llena de miedo, estuvo a punto de caer… Pero luego, imágenes de su pasado volvían para hacerlo fuerte, tal y como lo habían hecho hasta ahora. El enojo lo consumió, pero rápidamente intentó calmarse, para no cometer una estupidez.
-¿Tienes miedo?- Su genio le ganó, y la pregunta que debilitaba sus peores recuerdos salió de sus labios sin previo aviso. Amelia no respondió su pregunta, solo se dedicó a buscarlo con la mirada.
Era una pesadilla, quería que el maldito le dijera lo que quería que haga para dejarla en libertad e irse. Miraba el lugar desde donde aquella voz provenía, pero nada podía verse, más que al atemorizante figura de su secuestrador.
-Al fin, vuelvo a verte- Poco a poco, parecía que aquella voz se acercaba a sí. Una lágrima corriendo por su mejilla, frente al pánico que estaba invadiéndola. Ese hombre, apareció entre las sombras, acobardándola del todo. Debía medir 1,80 o más, ya que debía levantar su mirada para verlo. Desde el momento en que vio sus rizos, pensó en aquel empresario en la calle de Oxford.
Entonces pudo ver su rostro. De no haber estado tan asustada, podría admirar la dureza y belleza de sus rasgos. Unos ojos verdes se opacaban al mismo tiempo que iluminaban aquel cuarto. Era como un ángel… con pensamiento demoníaco.
-¿No me recuerdas?- preguntó él. Esto abrió más la curiosidad en Amelia, a pesar de encontrarse en aquella situación. Comenzó a buscar en su memoria, aquellos rasgos. Nada venía a su mente. El joven se paseó a su alrededor, tal y como sucedía en las películas que había visto. Brincó en su asiento cuando la mano de este hizo contacto con su mejilla. Lo siguiente fue verlo arrodillado frente a ella, para quedar a la misma altura. Tenerlo tan cerca… estaba incomodándola. –No podrías olvidarme- susurró, antes de mostrar su sonrisa.
Entonces todos los recuerdos vinieron golpeando su cerebro. Aquellos hoyuelos eran inconfundibles entre todos los hombres que alguna vez había conocido. Sus ojos se abrieron al contemplar el cambio entre aquel Nerd que conoció en la secundaria, y este hombre, que además de atractivo, guardaba en sí un gran rencor. ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Cómo él estaba aquí? ¿Cómo mierda pudo encontrarla? No podía despegar su mirada de él, al igual que el rizado. No era consciente de su nombre, aun. Se perdió en sus intentos de recordar en medio del nerviosismo, siendo sobresaltada al oír su voz ronca nuevamente.
-Harry Styles… ¿Nos conocemos?
Invitado
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Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Hahaha, somos doce. Way, ay que linda Vicky. Vi que comentaste en la novela de Natal. Awwwww
Invitado
Invitado
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Tenía que hacerlo, esa nove esta per-fect.¡Nea! escribió:Hahaha, somos doce. Way, ay que linda Vicky. Vi que comentaste en la novela de Natal. Awwwww
Vicky.
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
No me sonrojes :amor: te voy comer :ñomñom:Vicky2001 escribió:Tenía que hacerlo, esa nove esta per-fect.¡Nea! escribió:Hahaha, somos doce. Way, ay que linda Vicky. Vi que comentaste en la novela de Natal. Awwwww
Invitado
Invitado
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Noooooooooooooooooooooo, no me comas.¡Nea! escribió:No me sonrojes :amor: te voy comer :ñomñom:Vicky2001 escribió:Tenía que hacerlo, esa nove esta per-fect.¡Nea! escribió:Hahaha, somos doce. Way, ay que linda Vicky. Vi que comentaste en la novela de Natal. Awwwww
Vicky.
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Somos doce... no se que decir xd Si hoy en la noche no se inscriben mas, las cierro.
Invitado
Invitado
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Lo siento Rach, estuve calculando y creo que fue exagerado de mi parte aceptar tu oferta. Quédate con Harry si quieres, pero estoy entre 13 o 14 colectivas y los tiempos así no me darán. Lo siento de nuevo, será para otra c: ¡Besos!
Invitado
Invitado
Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Oh Deby me hubiera gustado escritor ir contigo, te entiendo, yo también tuve que dejar novelas por no tener tiempo y tener muchas colectivas, no pasa nada. Soo para otra nos vemos. Te amo, besitos.Deby. escribió:Lo siento Rach, estuve calculando y creo que fue exagerado de mi parte aceptar tu oferta. Quédate con Harry si quieres, pero estoy entre 13 o 14 colectivas y los tiempos así no me darán. Lo siento de nuevo, será para otra c: ¡Besos!
Invitado
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Re: Nightove University |NC| |Inscripciones Cucucu Cerradas|
Sé que me estabais esperando, así que, ya llegué :meh:
si me aceptas
- Amo a este chico *-*:
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- Mi capítulo :3:
- By Charlie.Capítulo Uno.
Aquella mañana amanecía con un tono gris.
Era un día de esos que nada parece tener sentido y la melancolía te recorre todo el cuerpo.
Ese día, llegué temprano y me senté en los escalones a esperar que aquel pequeño y curioso instituto se llenara con toda su gente.
Hacía ya unas semanas que me había instalado en la nueva ciudad pero, aún no me había acostumbrado al cambio. No había conocido a muchas personas y, realmente, me estaba costando integrarme.
Aún recuerdo el primer día como si fuera ayer.
/flashback/
–“Sweet School”– Me sorprendí susurrar, mientras leía el cartel de mi nuevo instituto.
Me parecía un nombre bastante raro y demasiado… ¿Empalagoso? Para un centro de educación secundaria. Pero, no iba a tener mucha importancia, puesto que, ya quedaba menos para acabar con estos años de instituto.
Crucé la gran puerta de metal, dispuesta a acabar de rellenar todo el papeleo que quedaba pendiente para así, finalmente, poder instalarme en lo que iba a ser mi nueva vida.
Para mi sorpresa, pude encontrarme con un patio muy grande al que el sol accedía de una manera muy grata, además, pude divisar al fondo un pequeño jardín muy acogedor.
Cacheé el lugar en apenas unos segundos mientras proseguía mi camino hasta entrar al interior del recinto.
Una vez dentro, todo era inmenso. Fui caminando de puerta en puerta para encontrar la sala donde debía llevar a cabo todos los trámites pero, no encontraba nada.
Llegué al fondo del pasillo y entonces, oí una puerta cerrarse en la otra punta. Caminé cuidadosamente, asomándome por todas las puertas hasta llegar a la última y allí la encontré: “Sala de delegados”.
–Vaya, como siempre, en el último lugar dónde vas a mirar…– Volví a susurrarme.
Piqué un par de veces y entré. Me pareció ser la sala mejor iluminada de todo el recinto hasta que me di cuenta de que lo que cegaba mis ojos era el cabello rubio del chico que tenía delante.
–Buenos días, ¿Necesitas algo?– Dijo de una forma muy cordial.
–Eh,… Sí, buenos días. Estaba buscando a Niall Horan, para acabar de firmar todo el papeleo del traslado a este instituto.
Le miré de arriba abajo, parecía un chico muy amable, además, de ser muy adorable. Me sorprendió como podía llegar a perderme en una calma mientras le miraba.
–Entonces, has venido al lugar indicado. Soy Niall, un gusto conocerte.– Dijo interrumpiendo la calma que había generado en mí y haciéndome reaccionar con el brillo de su mirada.
–Oh, vaya. El gusto es mío, encantada.–
El chico miró en silencio el papeleo. No quise ser muy habladora y me limité a esperar a que me dijera algo. Fue, entonces, cuando esbozó una ligera sonrisa que hizo que mis mejillas se enrojecieran levemente.
–Mira, sólo tienes que firmar aquí y todo estará listo.– Me comentó mientras me tendía un papel y un bolígrafo que cogí para rellenarlo todo automáticamente. –Ves, no ha sido difícil, con esto ya estás totalmente matriculada en este centro. Bienvenida a Sweet School.–
–Muchas gracias, entonces… –
–Las clases empiezan pasado mañana, si tienes cualquier tipo de duda o necesitas ayuda no dudes en buscarme y preguntarme.– Se anticipó a mis palabras y, nuevamente, había utilizado esa natural amabilidad para ofrecerse voluntario.
–Vaya, muchas gracias, entonces, nos vemos dentro de dos días… Ha sido un placer que seas la primera persona que he conocido aquí.–
El chico me miró curioso, quizás dije cosas innecesarias. Pero, como siempre había hecho, volvió a esbozar una leve sonrisa y me contestó amablemente.
–El placer es mío, nos vemos pronto.–
Dejé la sala con un breve saludo y seguí el pasillo hasta la salida…
Inmersa en mis pensamientos, me encontré recordando hasta el mínimo detalle de todo lo que acababa de pasar. Tan y tan sumergida en mis pensamientos que no presté la atención suficiente como para librarme de lo que me estaba por suceder.
/fin del flashback/
–Vaya, no sé cómo te lo haces pero, siempre estás en medio.– Susurró una voz detrás de mí.
Di un pequeño sobresalto y volví a la realidad. Fui girando lentamente la cabeza y lo encontré. Como la primera vez, sin esperarlo…“Pensando en el rey de Roma” me dije mentalmente.
–¿Es que no piensas moverte? Quiero pasar, por si no se nota.–
Moví levemente mi cuerpo hacía un lado, sin levantarme. No tenía ni porque molestarme en mostrar algo de interés por alguien que no es ni educado. Pero, igualmente, como una tonta le estaba haciendo el favor de quitarme de en medio.
–Vaya, qué entusiasmo.– Afirmó con mala gana.
–Tú tampoco fuiste muy entusiasta al pedirlo…–
Oí sus pasos bajando los últimos escalones y divisé sus modernas zapatillas pararse al mismo nivel que las mías. Dejó su mochila a un lado y, de reojo, pude ver como su cuerpo se acomodaba al lado del mío y me miró.
–Tampoco me ha hecho falta ser entusiasta para lograr que me obedecieras.– Sonríe contento de su logro. Con esa sonrisa tan endemoniadamente perfecta.
Se puso a silbar y a mirar enfrente, sin decir nada, como si no estuviera ahí o como si intentará aparentar precisamente eso. Volvía a llevar esa camiseta a roja de aquel grupo cuyo nombre no recuerdo. Una chaqueta de cuero negra algo ceñida, como sus pantalones… Sus mechones azabaches se movían lentamente al mismo ritmo que establecía su cabeza. Su mirada, estaba aparentemente perdida en la entrada del pasillo, seguía transmitiendo ese aire de superioridad y seguridad.
Bufé y apoyé mi cabeza entre mis brazos.
–Zayn…– Susurré, mientras el chico me miró intrigado, como si nunca hubiese esperado que le llamara. –Aún te debo unas galletas.–
Zarry HorTomPay :)
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