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Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Ciin Cyrus Gomez D' Jonas escribió:nooo los ameee en seriooo !!
mi vida nick ...
aii la rayis no lo puede dejar asi como asii :(
no se lo merece ....
no se porque nick no le dice que la ama .... :S
buenisiimos los caps
siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaa
Invitado
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Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Hola :D
Chicas perdon por no subir D:
ahora les subo la segunda y :D
Mañana no podre sub ir porqe voi a la casa de mi papa y alli
no tengon internet :/
pero el domingo estoi devuelta :D
Ai les va ^^
Sabía que era temido por su reputación de despiadado, pero con ella había sido gentil y tierno, y maravillosamente cariñoso.
Se imaginó que estaría esperándola en el jardín delantero cuando se fue una hora más tarde, pero al abrir la puerta de la entrada sólo la saludó la verde vegetación y los árboles meciéndose al viento. Era un día precioso. Miró el cielo completamente azul y la brisa le levantó el pelo formando una nube de seda alrededor de sus mejillas. Sintió el calor del sol en su rostro levantado y algunos alhelíes de relucientes pétalos de terciopelo llevaron por el aire su embriagador aroma.
Una bandada de diminutos gorriones pasaron revoloteando en ruidosos juegos. Estaba viva. Cerró los ojos con la intensidad de aquel pensamiento. Y todavía tendría años para ser capaz de andar y caminar y ver con normalidad, para viajar y explorar los últimos rincones del mundo antes de que fuera tarde.
Pero no podría tener a Nick y, de repente, le pareció que todo lo demás carecía infinitamente de sentido. Una nube gris oscura había cubierto con súbita frialdad el color y la tibieza del día, pero la apartó con férrea determinación. Se acabó la autocompasión.
-No eres ninguna debilucha -se dijo en voz alta mientras caminaba a paso rápido por el camino y las ramas se agitaban por encima de su cabeza formando una bóveda de vegetación-. Y no vas a perder una hora, un minuto de este tiempo precioso gimoteando patéticamente. ¿Entendido?
Continuó, a trompicones, sermoneándose durante el resto del trayecto al restaurante, y cuando sirvió al primer cliente, el mundo estaba de nuevo en su sitio.
El tiempo cálido, tan inusual en el mes de mayo, provocó la llegada al restaurante de una oleada de turistas, y el pequeño comedor estaba todavía repleto a la hora de cerrar. Ya eran más de las doce cuando se marchó el último cliente y _______ pudo irse. Pero cada vez le parecía más difícil reunir las fuerzas para echarse a andar. Fue entonces cuando vio, sintiendo emociones encontradas, el coche de Nick aparcado justo delante del restaurante, en la calle oscura y tranquila.
-¿______? -dijo con voz suave y grave con la ventanilla bajada antes de salir y echar a andar hacia ella-. Pareces agotada.
Al mirarlo se percató de que había estado confiando desesperadamente encontrarse con él y por eso habló con voz innecesariamente áspera.
-Creía que habíamos acordado que me dejarías en paz -dijo con voz tensa apartando la mirada de su corpulencia viril e intensamente atractiva y girándose para alejarse.
-Espera un minuto -dijo con una voz despojada de toda suavidad-. Tengo algo que decirte.
-No quiero oírlo...
-¡Cállate mujer! -gritó Nick, que nunca gritaba-. Dame fuerzas...
Se pasó la mano con furia por su masa de pelo y respiró profundamente antes de volver a hablar.
-Es la señora Cox. Parece ser que su hermana se ha puesto enferma; un vecino llamó esta tarde. Una bronquitis que se convirtió en neumonía y ahora hay más complicaciones. Creo que se encuentra muy mal.
-Oh, no -dijo ______ mirándolo con desesperación-. Su hermana es toda la familia que tiene.
El marido de la señora Cox había muerto en la guerra antes de que tuvieran hijos y había preferido vivir como una viuda en su pueblecito natal, antes que reunirse con su hermana y su anciano marido en Escocia.
Desde que el marido de su hermana muriera unos meses antes, habían estrechado sus lazos, escribiéndose y llamándose casi todos los días.
-Se fue en el tren de la tarde -prosiguió Nick con más tranquilidad-, y le prometí que cuidaría de la casa... y de ti -concluyó sombríamente-. Ahora, entra en el coche y deja de comportarte como una pésima actriz en una película de tercera.
-Bueno, ¿cómo iba a saberlo?- protestó débilmente deslizándose al interior del lujoso coche que olía a cuero y a aftershave sutilmente caro-. Creí que después de lo de esta mañana...
-Me aprovecharía de la ventaja que supuestamente había ganado -terminó con voz tensa-. Encantador, realmente encantador, ______. Nunca sabré qué hice para merecerte.
Estuvieron en la casa en tres minutos y Nick salió del coche antes incluso de que ______ se hubiese quitado el cinturón de seguridad.
-Entra y comprueba que todo está bien. Te espero aquí -dijo con frío despacio-. Vendré como siempre por la mañana, así que si quieres hacer el papel de princesa en la torre de marfil, será mejor que te levantes pronto. Da la casualidad de que la señora Cox me dejó una llave, así que no necesitas dejar la puerta abierta.
-De acuerdo.
Abrió la boca para decir algo más, pero la cerró ante la intensidad de su mirada. No era el momento de disculparse.
Pudo sentir sus ojos abrasándole la espalda cuando se dirigía a la entrada, y después de encender las luces y asegurarse de que todo estaba en orden, le hizo un gesto con la mano. Nick se sentó con furia en el coche y salió zumbando en medio de una nube de polvo y de neumáticos quemados.
-Maldita sea... -dijo sentándose en la silla del vestíbulo arando las piernas empezaron a temblar por el agotamiento y la reacción ante lo ocurrido.
Aunque _______ había sido consciente de la presencia de Nick por la casa por la progresiva mejora del jardín y la provisión de su cerveza favorita en el pequeño frigorífico de la señora Cox, no se habían visto cara a cara desde el día en que se había ido su casera. Había reanudado la rutina de trabajar en el extenso jardín trasero hasta que ella se iba a la hora del almuerzo y ______ había tenido el mismo cuidado de estar lejos de su vista, así que, cuando se despertó el domingo siguiente con el delicioso olor a rosbif que impregnaba toda la casa, supuso que la señora Cox había vuelto por la noche y bajó apresuradamente sin molestarse en ponerse una bata encima de su fino camisón de seda.
-Buenos días.
Nick se volvió. Estaba preparando verduras frescas en la pila de la cocina y sus ojos se entornaron al ver su parco atuendo.
-Los míos han mejorado considerablemente en los últimos segundos -dijo levantando una gran mano a modo de saludo burlón.
-Pensé que eras la señora Cox -dijo sintiendo que el color se subía a sus mejillas rápidamente mientras permanecía clavada en el umbral de la puerta. Era obvio que Nick aprobaba su aspecto, a juzgar por su mirada traviesa-. Y no deberías estar aquí.
-¿Quién lo dice?- inquirió apoyándose en el fregadero y mirándola de pies a cabeza antes de volver a la tarea que se había impuesto-. Hay una botella de vino en el frigorífico, si quieres abrirla.
-¿Yo? -dijo _____ con un chillido de protesta-. ¿Así vestida?
-Yo no me quejo- replicó Nick con un tono de voz que indicaba que se estaba divirtiendo con la situación-. Pero puedo esperar unos minutos si quieres ponerte algo... ¿menos cómodo? Pero, por favor -añadió girándose de nuevo y haciéndole estremecerse con una oleada de sensualidad-. No lo hagas por mí.
-Pero ni siquiera deberías estar aquí. ¿Y si la señora Cox...?
-_______ -dijo con reproche-. Ve a cambiarte, cariño, antes de que mis instintos más básicos se apoderen de mí. Ya han pasado tres meses, y verte así es más de lo que puedo soportar ahora mismo.
-Tres semanas y dos días- replicó sin saber por qué, pero Nick se puso rígido al decirlo-. Ya lo sé.
-Claro -dijo Nick acercándose a ella y mirándola a la cara antes de girarla y empujarla hacia la escalera estrecha y empinada-. Y para tu conocimiento, te diré que la señora Cox sabe que estoy aquí. La he telefoneado un par de veces para ver cómo está su hermana, entre otras cosas.
______ se volvió en lo alto de las escaleras, sin percatarse que el haz de luz que entraba por la estrecha ventana volvía la seda transparente.
-¿Y cómo se encuentra?
-Tan tranquila como es de esperar dadas las circunstancias, no como yo, dicho sea de paso. Por lo que más quieras, ve a ponerte algo sobre ese hermoso cuerpo antes de que suba a donde estás.
-Ya me voy -replicó ________, entrando a toda velocidad en su habitación con el corazón desbocado y sin fuerza en las rodillas. ¿Por qué se habría presentado?
Escogió la ropa para lograr la máxima neutralidad.
Se puso una camiseta holgada que le llegaba justo por encima de las rodillas y unas mallas de algodón de color verde jade, se cepilló el pelo con fuerza y se lo recogió en una cola de caballo en la coronilla. ¿Maquillaje? No, pensó negando con la cabeza delante del espejo. Decididamente, no. No quería incitarlo. Al parecer, estaba preparando el almuerzo. Bien. Lo tomaría educadamente, le daría un poco de conversación y luego le indicaría que era la hora de irse. Así de fácil.
Sus pensamientos se burlaron de ella cuando volvió a entrar en la cocina y se encontró la puerta trasera abierta y el aroma de rosas silvestres y alhelíes procedente del jardín compitiendo con el olor a rosbif.
-Estoy aquí fuera -la llamó Nick perezosamente-. Ven y contempla la transformación, y rinde el debido homenaje.
Era cierto. En una semana, el jardín trasero había pasado de ser una colorida selva, a convertirse en un encantador jardín en el que cerezos, manzanos y ciruelos crecidos competían con los arbustos y los parterres de flores en torno a una franja de césped central que estaba cuidadosamente cortado.
-La hierba está todavía un poco desigual, pero las semillas de césped se encargarán de arreglarlo -dijo Nick lacónicamente al ver que no decía nada. Estaba echado en una tumbona larga y de poca altura prácticamente desnudo, y la había dejado perpleja durante unos momentos-. Ven a tomar una copa de vino, ya está todo preparado. Las tumbonas son un pequeño regalo para la señora Cox, por cierto. Pensé que podíamos usarlas hoy, con el calor que hace.
Se puso en el borde de la tumbona como si fuese a morderla, y aceptó la copa de vino que le ofrecía Nick dándole las gracias con una pequeña y rígida inclinación de cabeza. Llevaba un escueto bañador y su cuerpo bronceado y musculoso estaba expuesto a los rayos del sol sin ninguna consideración por su presión arterial.
-Parece que el mes de junio se presenta caluroso -dijo Nick lentamente después de unos tensos momentos en el más absoluto silencio-. ¿No estarías más cómoda con un bikini o algo parecido? Debe de hacer veinticuatro grados aquí fuera.
-No, gracias, estoy bien,
« ¡Qué estás diciendo!» pensó _______, « ¿qué es eso de que estás bien?».
-¿Bien? -inquirió. Parecía que había sintonizado con su emisora-. No lo parece. Has adelgazado más todavía -prosiguió incorporándose. Sus músculos flexionados y firmes hicieron que la sangre le latiese con fuerza en las venas. La estaba reprendiendo y enrojeció de enojo al tiempo que levantó la copa de vino y bebió un buen trago del líquido reluciente que sabía a añejo, fruta madura y cálidos días dorados-. Y pareces completamente agotada.
-Tenemos trabajo en el restaurante -dijo rápidamente a la defensiva-. ¿Qué quieres?
-Quiero que te relajes cuando tienes la oportunidad -contestó suavemente, aunque la intensidad de su mirada contradecía su tono de voz-. Somos dos adultos, ______, no una pareja de quinceañeros vírgenes que tratan de contener la urgencia de experimentar. Ve a cambiarte y haz una terapia de una hora tomando el sol antes de comer.
-Pero si me has dicho que me vistiese -replicó agresivamente, con enojo en la mirada.
-Pero ahora te digo que te desvistas -le dijo examinándola por un momento al ver que seguía sin moverse-. Es una orden, no una sugerencia Y no quieras hacer que todo sea una pelea levantando la voz.
-No hago eso -dijo enfrentándose a su mirada con expresión dolida.
-Claro que si- le replicó tendiéndose sobre la tumbona y estirándose como una elegante fiera que se relaja antes de entrar a matar-. Y no voy a abalanzarme sobre ti si enseñas un poco de tu maravilloso cuerpo, si eso es lo que te preocupa. Puedes pensar que eres irresistible, pero te aseguro que estarás a salvo.
Chicas perdon por no subir D:
ahora les subo la segunda y :D
Mañana no podre sub ir porqe voi a la casa de mi papa y alli
no tengon internet :/
pero el domingo estoi devuelta :D
Ai les va ^^
Capitulo Siete
Segunda Parte
Segunda Parte
Sabía que era temido por su reputación de despiadado, pero con ella había sido gentil y tierno, y maravillosamente cariñoso.
Se imaginó que estaría esperándola en el jardín delantero cuando se fue una hora más tarde, pero al abrir la puerta de la entrada sólo la saludó la verde vegetación y los árboles meciéndose al viento. Era un día precioso. Miró el cielo completamente azul y la brisa le levantó el pelo formando una nube de seda alrededor de sus mejillas. Sintió el calor del sol en su rostro levantado y algunos alhelíes de relucientes pétalos de terciopelo llevaron por el aire su embriagador aroma.
Una bandada de diminutos gorriones pasaron revoloteando en ruidosos juegos. Estaba viva. Cerró los ojos con la intensidad de aquel pensamiento. Y todavía tendría años para ser capaz de andar y caminar y ver con normalidad, para viajar y explorar los últimos rincones del mundo antes de que fuera tarde.
Pero no podría tener a Nick y, de repente, le pareció que todo lo demás carecía infinitamente de sentido. Una nube gris oscura había cubierto con súbita frialdad el color y la tibieza del día, pero la apartó con férrea determinación. Se acabó la autocompasión.
-No eres ninguna debilucha -se dijo en voz alta mientras caminaba a paso rápido por el camino y las ramas se agitaban por encima de su cabeza formando una bóveda de vegetación-. Y no vas a perder una hora, un minuto de este tiempo precioso gimoteando patéticamente. ¿Entendido?
Continuó, a trompicones, sermoneándose durante el resto del trayecto al restaurante, y cuando sirvió al primer cliente, el mundo estaba de nuevo en su sitio.
El tiempo cálido, tan inusual en el mes de mayo, provocó la llegada al restaurante de una oleada de turistas, y el pequeño comedor estaba todavía repleto a la hora de cerrar. Ya eran más de las doce cuando se marchó el último cliente y _______ pudo irse. Pero cada vez le parecía más difícil reunir las fuerzas para echarse a andar. Fue entonces cuando vio, sintiendo emociones encontradas, el coche de Nick aparcado justo delante del restaurante, en la calle oscura y tranquila.
-¿______? -dijo con voz suave y grave con la ventanilla bajada antes de salir y echar a andar hacia ella-. Pareces agotada.
Al mirarlo se percató de que había estado confiando desesperadamente encontrarse con él y por eso habló con voz innecesariamente áspera.
-Creía que habíamos acordado que me dejarías en paz -dijo con voz tensa apartando la mirada de su corpulencia viril e intensamente atractiva y girándose para alejarse.
-Espera un minuto -dijo con una voz despojada de toda suavidad-. Tengo algo que decirte.
-No quiero oírlo...
-¡Cállate mujer! -gritó Nick, que nunca gritaba-. Dame fuerzas...
Se pasó la mano con furia por su masa de pelo y respiró profundamente antes de volver a hablar.
-Es la señora Cox. Parece ser que su hermana se ha puesto enferma; un vecino llamó esta tarde. Una bronquitis que se convirtió en neumonía y ahora hay más complicaciones. Creo que se encuentra muy mal.
-Oh, no -dijo ______ mirándolo con desesperación-. Su hermana es toda la familia que tiene.
El marido de la señora Cox había muerto en la guerra antes de que tuvieran hijos y había preferido vivir como una viuda en su pueblecito natal, antes que reunirse con su hermana y su anciano marido en Escocia.
Desde que el marido de su hermana muriera unos meses antes, habían estrechado sus lazos, escribiéndose y llamándose casi todos los días.
-Se fue en el tren de la tarde -prosiguió Nick con más tranquilidad-, y le prometí que cuidaría de la casa... y de ti -concluyó sombríamente-. Ahora, entra en el coche y deja de comportarte como una pésima actriz en una película de tercera.
-Bueno, ¿cómo iba a saberlo?- protestó débilmente deslizándose al interior del lujoso coche que olía a cuero y a aftershave sutilmente caro-. Creí que después de lo de esta mañana...
-Me aprovecharía de la ventaja que supuestamente había ganado -terminó con voz tensa-. Encantador, realmente encantador, ______. Nunca sabré qué hice para merecerte.
Estuvieron en la casa en tres minutos y Nick salió del coche antes incluso de que ______ se hubiese quitado el cinturón de seguridad.
-Entra y comprueba que todo está bien. Te espero aquí -dijo con frío despacio-. Vendré como siempre por la mañana, así que si quieres hacer el papel de princesa en la torre de marfil, será mejor que te levantes pronto. Da la casualidad de que la señora Cox me dejó una llave, así que no necesitas dejar la puerta abierta.
-De acuerdo.
Abrió la boca para decir algo más, pero la cerró ante la intensidad de su mirada. No era el momento de disculparse.
Pudo sentir sus ojos abrasándole la espalda cuando se dirigía a la entrada, y después de encender las luces y asegurarse de que todo estaba en orden, le hizo un gesto con la mano. Nick se sentó con furia en el coche y salió zumbando en medio de una nube de polvo y de neumáticos quemados.
-Maldita sea... -dijo sentándose en la silla del vestíbulo arando las piernas empezaron a temblar por el agotamiento y la reacción ante lo ocurrido.
Aunque _______ había sido consciente de la presencia de Nick por la casa por la progresiva mejora del jardín y la provisión de su cerveza favorita en el pequeño frigorífico de la señora Cox, no se habían visto cara a cara desde el día en que se había ido su casera. Había reanudado la rutina de trabajar en el extenso jardín trasero hasta que ella se iba a la hora del almuerzo y ______ había tenido el mismo cuidado de estar lejos de su vista, así que, cuando se despertó el domingo siguiente con el delicioso olor a rosbif que impregnaba toda la casa, supuso que la señora Cox había vuelto por la noche y bajó apresuradamente sin molestarse en ponerse una bata encima de su fino camisón de seda.
-Buenos días.
Nick se volvió. Estaba preparando verduras frescas en la pila de la cocina y sus ojos se entornaron al ver su parco atuendo.
-Los míos han mejorado considerablemente en los últimos segundos -dijo levantando una gran mano a modo de saludo burlón.
-Pensé que eras la señora Cox -dijo sintiendo que el color se subía a sus mejillas rápidamente mientras permanecía clavada en el umbral de la puerta. Era obvio que Nick aprobaba su aspecto, a juzgar por su mirada traviesa-. Y no deberías estar aquí.
-¿Quién lo dice?- inquirió apoyándose en el fregadero y mirándola de pies a cabeza antes de volver a la tarea que se había impuesto-. Hay una botella de vino en el frigorífico, si quieres abrirla.
-¿Yo? -dijo _____ con un chillido de protesta-. ¿Así vestida?
-Yo no me quejo- replicó Nick con un tono de voz que indicaba que se estaba divirtiendo con la situación-. Pero puedo esperar unos minutos si quieres ponerte algo... ¿menos cómodo? Pero, por favor -añadió girándose de nuevo y haciéndole estremecerse con una oleada de sensualidad-. No lo hagas por mí.
-Pero ni siquiera deberías estar aquí. ¿Y si la señora Cox...?
-_______ -dijo con reproche-. Ve a cambiarte, cariño, antes de que mis instintos más básicos se apoderen de mí. Ya han pasado tres meses, y verte así es más de lo que puedo soportar ahora mismo.
-Tres semanas y dos días- replicó sin saber por qué, pero Nick se puso rígido al decirlo-. Ya lo sé.
-Claro -dijo Nick acercándose a ella y mirándola a la cara antes de girarla y empujarla hacia la escalera estrecha y empinada-. Y para tu conocimiento, te diré que la señora Cox sabe que estoy aquí. La he telefoneado un par de veces para ver cómo está su hermana, entre otras cosas.
______ se volvió en lo alto de las escaleras, sin percatarse que el haz de luz que entraba por la estrecha ventana volvía la seda transparente.
-¿Y cómo se encuentra?
-Tan tranquila como es de esperar dadas las circunstancias, no como yo, dicho sea de paso. Por lo que más quieras, ve a ponerte algo sobre ese hermoso cuerpo antes de que suba a donde estás.
-Ya me voy -replicó ________, entrando a toda velocidad en su habitación con el corazón desbocado y sin fuerza en las rodillas. ¿Por qué se habría presentado?
Escogió la ropa para lograr la máxima neutralidad.
Se puso una camiseta holgada que le llegaba justo por encima de las rodillas y unas mallas de algodón de color verde jade, se cepilló el pelo con fuerza y se lo recogió en una cola de caballo en la coronilla. ¿Maquillaje? No, pensó negando con la cabeza delante del espejo. Decididamente, no. No quería incitarlo. Al parecer, estaba preparando el almuerzo. Bien. Lo tomaría educadamente, le daría un poco de conversación y luego le indicaría que era la hora de irse. Así de fácil.
Sus pensamientos se burlaron de ella cuando volvió a entrar en la cocina y se encontró la puerta trasera abierta y el aroma de rosas silvestres y alhelíes procedente del jardín compitiendo con el olor a rosbif.
-Estoy aquí fuera -la llamó Nick perezosamente-. Ven y contempla la transformación, y rinde el debido homenaje.
Era cierto. En una semana, el jardín trasero había pasado de ser una colorida selva, a convertirse en un encantador jardín en el que cerezos, manzanos y ciruelos crecidos competían con los arbustos y los parterres de flores en torno a una franja de césped central que estaba cuidadosamente cortado.
-La hierba está todavía un poco desigual, pero las semillas de césped se encargarán de arreglarlo -dijo Nick lacónicamente al ver que no decía nada. Estaba echado en una tumbona larga y de poca altura prácticamente desnudo, y la había dejado perpleja durante unos momentos-. Ven a tomar una copa de vino, ya está todo preparado. Las tumbonas son un pequeño regalo para la señora Cox, por cierto. Pensé que podíamos usarlas hoy, con el calor que hace.
Se puso en el borde de la tumbona como si fuese a morderla, y aceptó la copa de vino que le ofrecía Nick dándole las gracias con una pequeña y rígida inclinación de cabeza. Llevaba un escueto bañador y su cuerpo bronceado y musculoso estaba expuesto a los rayos del sol sin ninguna consideración por su presión arterial.
-Parece que el mes de junio se presenta caluroso -dijo Nick lentamente después de unos tensos momentos en el más absoluto silencio-. ¿No estarías más cómoda con un bikini o algo parecido? Debe de hacer veinticuatro grados aquí fuera.
-No, gracias, estoy bien,
« ¡Qué estás diciendo!» pensó _______, « ¿qué es eso de que estás bien?».
-¿Bien? -inquirió. Parecía que había sintonizado con su emisora-. No lo parece. Has adelgazado más todavía -prosiguió incorporándose. Sus músculos flexionados y firmes hicieron que la sangre le latiese con fuerza en las venas. La estaba reprendiendo y enrojeció de enojo al tiempo que levantó la copa de vino y bebió un buen trago del líquido reluciente que sabía a añejo, fruta madura y cálidos días dorados-. Y pareces completamente agotada.
-Tenemos trabajo en el restaurante -dijo rápidamente a la defensiva-. ¿Qué quieres?
-Quiero que te relajes cuando tienes la oportunidad -contestó suavemente, aunque la intensidad de su mirada contradecía su tono de voz-. Somos dos adultos, ______, no una pareja de quinceañeros vírgenes que tratan de contener la urgencia de experimentar. Ve a cambiarte y haz una terapia de una hora tomando el sol antes de comer.
-Pero si me has dicho que me vistiese -replicó agresivamente, con enojo en la mirada.
-Pero ahora te digo que te desvistas -le dijo examinándola por un momento al ver que seguía sin moverse-. Es una orden, no una sugerencia Y no quieras hacer que todo sea una pelea levantando la voz.
-No hago eso -dijo enfrentándose a su mirada con expresión dolida.
-Claro que si- le replicó tendiéndose sobre la tumbona y estirándose como una elegante fiera que se relaja antes de entrar a matar-. Y no voy a abalanzarme sobre ti si enseñas un poco de tu maravilloso cuerpo, si eso es lo que te preocupa. Puedes pensar que eres irresistible, pero te aseguro que estarás a salvo.
Jaeger.
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Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Capitulo Siete
tercera Parte
tercera Parte
Su tono era insultantemente despreocupado y la risa que lo siguió hizo que levantase la cabeza y tensase el cuerpo en señal de protesta.
-Y tanto que sí -le espetó violentamente rechinando los dientes-. Me aseguraré de que así sea.
-Bueno, ya has dejado bien claro que mi ardor ya no te resulta grato -dijo tomando un sorbo de vino y cerrando los ojos en el resplandor de mediodía-. Estoy hundido en la miseria, desde luego -prosiguió con ironía-, pero sobreviviré. Ahora, si te parece, termínate la copa de vino y vete a cambiar. Cuando vuelvas, tendré otra preparada y podemos pasar una hora ignorándonos antes del almuerzo.
-Eres el más manipulador, maquinador, pérfido...
-Verdad, verdad -dijo con un lánguido ademán-. Pero no gastes la poca energía que tienes poniendo a prueba tu cerebro innecesariamente, mi pequeña alborotadora.
No abrió los ojos cuando regresó al jardín con un traje de baño que parecía un poco más discreto que el bikini que se había comprado en el Caribe durante su luna de miel y que a Nick tanto le gustaba. Se echó cautelosamente sobre la tumbona y bebió la mitad del vino antes de darse cuenta de lo que había hecho. ¡Beberse casi dos copas de vino con el estómago vacío! Sintió los efectos en la cabeza, que le empezaba a dar vueltas. Nick sólo compraba lo mejor, y aquel vino en particular era néctar. ¿Acaso era otra pequeña estratagema? Probablemente, pensó mirando aquel cuerpo grande y masculino que estaba a su lado. Aquél no era Nicholas Jonas, el devoto marido, sino Nicholas Jonas el adversario, y le convenía recordarlo.
Pero era realmente atractivo. Se percató de que no podía apartar la vista de sus hombros anchos y musculosos ni de su corpulento torso, y el vello oscuro y rizado le encogía el estómago mientras sus ojos seguían su crecimiento hasta los contornos ocultos de su ingle. Lo cierto es que tenía cuerpo de estrella de cine.
Aquel pensamiento le trajo a la memoria un pequeño incidente que tuvo lugar durante su luna de miel, cuando oyó a una adolescente hablando emocionada a su amiga al verlos bajar por la plancha del fabuloso yate que unos amigos de Nick tenían en el sur de Francia.
-Mira esa pareja- le dijo. Aquel susurro procedente del desembarcadero llegó con facilidad a oídos de ______, aunque Nick estaba bromeando con su amigo en aquel momento y había sido ajeno a la escena-. Estoy segura de que son famosos, estrellas de cine, o algo así. Él es tan guapo y ella es preciosa, mira qué tez y qué pelo. Y ese barco...
________ estuvo a punto de volverse para ver quién hablaba, pero se contuvo a tiempo, ruborizándose. La adolescente hablaba verde de envidia.
-¿Les pedimos un autógrafo? Este viaje organizado ya nos ha costado bastante, podemos sacarle el máximo provecho.
-No seas tonta- le había replicado su amiga, menos efusiva-. Aquí no es costumbre hacer eso, Tracy. Además, no estamos seguros de quiénes son. Pueden ser personas corrientes como nosotras.
-Vamos, Shirl, esa pareja no tiene nada de corriente -había contestado Tracy en tono despectivo.
Más tarde, en la intimidad de su camarote, después de pasar una lánguida noche haciendo el amor, le había contado a Nick la conversación esperando que se riese, pero él le había levantado la barbilla y la había besado largamente justo cuando entraba la luz del alba por la ventana.
-Están completamente en lo cierto -le había dicho suavemente mientras acariciaba su cuerpo desnudo con sensualidad-. No hay nada corriente en ti, mi amor. Como yo -dijo encogiéndose de hombros-, los hay a patadas en este sitio, pero todavía no he visto a ninguna mujer que pueda aspirar a competir contigo. Y lo más absurdo es que tú no valoras tu belleza, ¿verdad? ¿Por qué, ángel mío?
Fue entonces cuando dejó abierta la herida que había cerrado a la mirada de cualquier otro ser humano.
Le habló de las penas de su infancia y Nick la escuchó. Luego le hizo el amor, lentamente, completamente, como nunca lo había hecho, y los dos subieron al cielo y regresaron.
-Una moneda por tus pensamientos.
No se había dado cuenta de que la estaba observando, pero cuando el azul intenso de sus ojos se fijaron en el negro brillante de los suyos, comprendió que lo había visto todo escrito en su rostro.
-No lo valen -respondió en voz baja ocultándose el rostro con el pelo, más conmovida por aquellos recuerdos hermosos de lo que hubiese querido. Habían sido tan felices, que debía haber sabido que era demasiado bueno como para que durase.
-Mentirosa- replicó con una mueca cínica-. Pero te he prometido una hora de paz, así que estírate cómodamente y toma algo el sol. Te despertaré a la hora del almuerzo.
-No sabía que podías cocinar -dijo haciendo lo que le había ordenado, y su cabeza le dio vueltas ligeramente al recostarse sobre la tumbona acolchada y cálida.
-Hay muchas cosas que no sabes de mí, cariño. No sé qué clase de hombre pensaste que era, pero no dejo lo que es mío con tanta facilidad como hubieras deseado- dijo con aspereza-, pero no entremos ahora en eso. Como ya te he dicho, relájate y disfruta...
¿Disfrutar? Tenía los nervios de punta y se obligó a permanecer completamente inmóvil, con los ojos cerrados. No se había dado por vencido, no descansarla hasta que no la tuviera a sus pies y con el alma desnuda. Quería vengarse por su supuesta traición a su matrimonio, castigarla por todas las penas que había originado...
Debió quedarse dormida, porque cuando sintió aquellos labios sensuales sobre los suyos parecía una ensoñación, una fantasía segura en la que podía dar rienda suelta a todas sus necesidades y deseos más hondos. Abrió la boca con avidez, queriendo más de aquella deliciosa ilusión que estaba apaciguando el deseo feroz que la acompañaba a cada momento del día, y murmuró el nombre que la perseguía incluso en sueños.
-Nick...
Su olor, el roce de su piel, todo estaba allí. Deslizó los dedos suavemente por el cuerpo recio y masculino que se cernía sobre ella antes de abrir los ojos somnolientos.
-¡Nick! -exclamó con sorpresa encarándolo a dos centímetros de distancia. Su rostro estaba iluminado de satisfacción-. ¿Qué haces?
-Creía que era bastante obvio- dijo lentamente mientras sus manos continuaron vagando por su cuerpo de forma embriagadora-. Te estaba llamando a comer, por supuesto.
Se sentó de golpe, casi arrojando a Nick fuera de la tumbona, inclinado como estaba sobre ella, de rodillas sobre el césped.
-¡Basta! -gritó apartando sus manos con un gesto desesperado de repudio.
-Claro -dijo, quedándose helado por su rechazo no muy sutil. Se levantó y ______ vio que su rostro se había vuelto severo y que un brillo cruel oscurecía sus hermosos ojos negros-. Sólo quería despertaste con un beso, cariño, fue tu reacción lo que desencadenó todo.
-Estaba soñando- replicó ______ con los labios temblando por su desprecio y tratando de que no lo notase.
-______- dijo rápidamente al ver su aflicción y arrodillándose junto a ella-. No hay nada malo en devolver las caricias a tu marido. Incluso antes de casamos no te tenía por frígida o inhibida... ¿qué demonios te ha pasado? Es como si... te estuvieras forzando a odiarme, ¿por qué? -preguntó con aspereza
-No es eso -dijo poniendo los pies en el césped y corriendo una cortina de oro entre ellos-. No lo entiendes.
-Desde luego que no.
Sabía que si levantaba la vista su rostro sería amargo y frío, y ¿quién podía culparlo por eso? ¿La seguiría amando? El pecho la oprimía y se quedó sin aliento. Probablemente no, reconoció con agonizante sinceridad. Pero todavía la deseaba físicamente y eso era igual de peligroso.
-¿Dijiste algo sobre el almuerzo?- preguntó sin atreverse a levantar la mirada mientras decía aquellas trivialidades-. Me muero de hambre.
Hubo un largo minuto de silencio y, a continuación, habló con voz fría y controlada por encima de su cabeza.
-Yo también -contestó, y mientras ______ lo seguía hasta el interior de la casa, se dio cuenta, con una punzada de terror, que no estaba hablando del rosbif que había dispuesto en la pequeña mesa de la cocina.
espero qe les guste :D
Hasta el domingo ^^
Byee :D
Jaeger.
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Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
aii noo ..
mi vida nick ...
en serio lo amooo
que le digaaaa ..
a rayita le tiene que contar ..
que no se da cuenta como lo tiene ? :(
buenisimoo el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaa
mi vida nick ...
en serio lo amooo
que le digaaaa ..
a rayita le tiene que contar ..
que no se da cuenta como lo tiene ? :(
buenisimoo el cap
siiguelaaaaaaaaaaaaaa
Ciin :)
Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
entre los dos se van a volver lococs...
slo eso tengo para decir...
siguela!!!!
slo eso tengo para decir...
siguela!!!!
eli_jonatika
Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
concuerdo con eli, los dos se van a volver locos... Y ME VAN A VOLVER MAS LOCA A MI; MAS DE LO QUE YA ESTOY :caliente:
me encantaron los cap's... han estado muy buenos :)
pobre nick ya no sabe que hacer con _________!! por lo menos ahora se llevan mejor :D
BYEE BYEE!! siguela pronto :hi:
me encantaron los cap's... han estado muy buenos :)
pobre nick ya no sabe que hacer con _________!! por lo menos ahora se llevan mejor :D
BYEE BYEE!! siguela pronto :hi:
andre D' jonas
Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Oh diooos juro que no aguanto!!
Esto me esta matando! Me desesperaaa
que sigan así de distantes! Cuando ambos quieren lo mismo!
PORFAVOOOOR SIGUELAAAAAAA
Esto me esta matando! Me desesperaaa
que sigan así de distantes! Cuando ambos quieren lo mismo!
PORFAVOOOOR SIGUELAAAAAAA
Dayi_JonasLove!*
Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Dayi_JonasLove!* escribió:Oh diooos juro que no aguanto!!
Esto me esta matando! Me desesperaaa
que sigan así de distantes! Cuando ambos quieren lo mismo!
PORFAVOOOOR SIGUELAAAAAAA
Invitado
Invitado
Re: Amantes [Nick&Tu] Adaptacion [Terminada]
Ciin Cyrus Gomez D' Jonas escribió:siigueeeeeeeeeeee
Invitado
Invitado
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