Conectarse
Últimos temas
miembros del staff
Beta readers
|
|
|
|
Equipo de Baneo
|
|
Equipo de Ayuda
|
|
Equipo de Limpieza
|
|
|
|
Equipo de Eventos
|
|
|
Equipo de Tutoriales
|
|
Equipo de Diseño
|
|
créditos.
Skin hecho por Hardrock de Captain Knows Best. Personalización del skin por Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Más Que Cosas De Policías
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 14 de 16. • Comparte
Página 14 de 16. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15, 16
Re: Más Que Cosas De Policías
¡Hola! En esta ocasión comentaré capítulos 24 y 25. Leo no fue un niño deseado, ahí empezó la tragedia. Ahora entiendo por que Carlos siempre hizo mucha distinción y por que le pasan tantas cosas a Leo, y por cierto, ¿cómo se le ocurre intercambiarse por el rehén? Afortunádamente todo salió bien al final son el saldo de un herido nada más. Yo estaba sufriendo por Rex Nooo, que no le peguen un tiro
Gray's anatomy y Criminal minds también son de mis preferidas y no había caído en cuenta que tu avatar es Matthew Gray Gubler, con razón lo veía y se me hacía conocido, je, je...también Reid es mi personaje favorito de Criminal Minds.
Siiii, cada pueblo tiene sus expresiones, también me imaginé que te darías cuenta que soy de México.
Gray's anatomy y Criminal minds también son de mis preferidas y no había caído en cuenta que tu avatar es Matthew Gray Gubler, con razón lo veía y se me hacía conocido, je, je...también Reid es mi personaje favorito de Criminal Minds.
Siiii, cada pueblo tiene sus expresiones, también me imaginé que te darías cuenta que soy de México.
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
Había olvidado qué color estaba usando ahoraBaronesa escribió:¡Hola! En esta ocasión comentaré capítulos 24 y 25. Leo no fue un niño deseado, ahí empezó la tragedia. Ahora entiendo por que Carlos siempre hizo mucha distinción y por que le pasan tantas cosas a Leo, y por cierto, ¿cómo se le ocurre intercambiarse por el rehén? Afortunádamente todo salió bien al final son el saldo de un herido nada más. Yo estaba sufriendo por Rex Nooo, que no le peguen un tiro
Gray's anatomy y Criminal minds también son de mis preferidas y no había caído en cuenta que tu avatar es Matthew Gray Gubler, con razón lo veía y se me hacía conocido, je, je...también Reid es mi personaje favorito de Criminal Minds.
Siiii, cada pueblo tiene sus expresiones, también me imaginé que te darías cuenta que soy de México.
Por eso decía, Carlos perdonó a Leo, pero el asunto no está solucionado porque ahora Leo es el molesto
Leo es Leo, hace cosas que nadie ni él se imaginan y luego se pregunta cómo fue que le salió bien Bien, ya era raro que nadie hubiese resaltado a Rex jajajajajaja
Sí, Reid
Yo a veces me guardo las expresiones no vaya a ser que signifiquen otra cosa para otro país (ej: chimbo, palabra que suelo usar, aquí significa que algo es aburrido o malo, en Colombia creo que es todo lo contrario). Sólo "de pana" y "chamo/chama" son las que uso por acá.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Hola, acabo de leer capítulos 26 y 27. Si ya decía yo que estaba loco eso de cambiarse por un rehén, hasta los compañeros de entrenamiento les pareció raro y el caso de CSI Miami estuvo muy bueno, con ese elemento mórbido del frasco de ojos. De esas cosas que literalmente "suceden hasta en las mejores familias". Yo le doy a Rex un sandwich
Lo de Carlos y Leo va para largo y por cierto espero que todo en tu barrio este tranquilo en estos momentos.
Lo de Carlos y Leo va para largo y por cierto espero que todo en tu barrio este tranquilo en estos momentos.
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
De nuevo, cualquier cosa puede pasar viniendo de LeoBaronesa escribió:Hola, acabo de leer capítulos 26 y 27. Si ya decía yo que estaba loco eso de cambiarse por un rehén, hasta los compañeros de entrenamiento les pareció raro y el caso de CSI Miami estuvo muy bueno, con ese elemento mórbido del frasco de ojos. De esas cosas que literalmente "suceden hasta en las mejores familias". Yo le doy a Rex un sandwich
Lo de Carlos y Leo va para largo y por cierto espero que todo en tu barrio este tranquilo en estos momentos.
Ese fue el penúltimo episodio de CSI: Miami Le cambié cosas porque no lo recordaba taaan bien, je.
Todos le darían un sándwich a Rex excepto justamente Matías
Si lo he dicho, hasta en los actuales (voy muy adelantada a lo que llevo publicado) eso aún sigue ahí aunque no con tanta intensidad... Y pf, eso fue hace medio año ya.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Ya estoy de vuelta para comentar de los capítulos especiales 28 y 29. Qué curioso que ocurren en Octubre y yo los leo en ese mes precisamente .
El juego de las sillas nunca lo había visto así, suena mucho más divertido y más ingenioso que el tradicional. No me había dado cuenta que Johnny y Diana eran novios (qué guardadito se lo tenían).
Wow, le echaste mucha galleta al cap.29, realmente pusiste al lector con los pelos de punta. En definitiva, todo le pasa al buen Leo y Marc es un suertudote. La parte de Rose fue admirable, es increíble lo que puede hacer una madre en caso de ver a su crío en peligro. Yo sigo esperando ver un poco más de Christian.
El juego de las sillas nunca lo había visto así, suena mucho más divertido y más ingenioso que el tradicional. No me había dado cuenta que Johnny y Diana eran novios (qué guardadito se lo tenían).
Wow, le echaste mucha galleta al cap.29, realmente pusiste al lector con los pelos de punta. En definitiva, todo le pasa al buen Leo y Marc es un suertudote. La parte de Rose fue admirable, es increíble lo que puede hacer una madre en caso de ver a su crío en peligro. Yo sigo esperando ver un poco más de Christian.
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
Oye, verdadBaronesa escribió:Ya estoy de vuelta para comentar de los capítulos especiales 28 y 29. Qué curioso que ocurren en Octubre y yo los leo en ese mes precisamente .
El juego de las sillas nunca lo había visto así, suena mucho más divertido y más ingenioso que el tradicional. No me había dado cuenta que Johnny y Diana eran novios (qué guardadito se lo tenían).
Wow, le echaste mucha galleta al cap.29, realmente pusiste al lector con los pelos de punta. En definitiva, todo le pasa al buen Leo y Marc es un suertudote. La parte de Rose fue admirable, es increíble lo que puede hacer una madre en caso de ver a su crío en peligro. Yo sigo esperando ver un poco más de Christian.
Eso lo inventé mientras escribía porque no se me ocurría otro juego, luego me dieron ganas de que el juego sea así de verdad, así nunca sabes Espera, creo que eso lo mencionaba alrededor de cuando Leo se unió al equipo Bueno, en todo caso, CREEEO que se hicieron novios el día que Daisy y Leo se conocieron :3
Ese capítulo sigue siendo uno de mis favoritos
¡Te estás acercando al último publicado!
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Hola Angela, ya ando por aquí, me acabo de echar los capítulos 30 y 31. Estos días anduve muy ocupada con la boda de mi prima y su despedida de soltera, oh por Dios es tan emocionante que no había tenido tiempo de nada. Ya me reporto pues a mi novela policíaca de OWN :vibracionmodeo
Oooh...la nostalgia de un video de hace diez años, cuando apenas eran niños, eso siempre toca y bueno el trauma de los zapatos, ese rollo de impredecible traumático-depresivo estuvo muy bueno, la sesión con Elliot estuvo interesante 22 añitos ¡eeeh, feliz cumpleaños a Leo!
Bueno, creo que Cristian es un personaje que le da mucha vida a la historia, el amiguito de infancia y que ahora trabaja con ellos y el bienamado Rex.
Ya casi me actualizo con tus publicaciones
Oooh...la nostalgia de un video de hace diez años, cuando apenas eran niños, eso siempre toca y bueno el trauma de los zapatos, ese rollo de impredecible traumático-depresivo estuvo muy bueno, la sesión con Elliot estuvo interesante 22 añitos ¡eeeh, feliz cumpleaños a Leo!
Bueno, creo que Cristian es un personaje que le da mucha vida a la historia, el amiguito de infancia y que ahora trabaja con ellos y el bienamado Rex.
Ya casi me actualizo con tus publicaciones
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
Yo en estos días estuve más libre... ¡HOY NOS DIERON LA CAMISA DE LA PROMO, NO HICIMOS NADA MÁS QUE TOMARNOS FOTOS Y MÁS FOTOS! ¡ME ENCANTA LA CAMISA !Baronesa escribió:Hola Angela, ya ando por aquí, me acabo de echar los capítulos 30 y 31. Estos días anduve muy ocupada con la boda de mi prima y su despedida de soltera, oh por Dios es tan emocionante que no había tenido tiempo de nada. Ya me reporto pues a mi novela policíaca de OWN :vibracionmodeo
Oooh...la nostalgia de un video de hace diez años, cuando apenas eran niños, eso siempre toca y bueno el trauma de los zapatos, ese rollo de impredecible traumático-depresivo estuvo muy bueno, la sesión con Elliot estuvo interesante 22 añitos ¡eeeh, feliz cumpleaños a Leo!
Bueno, creo que Cristian es un personaje que le da mucha vida a la historia, el amiguito de infancia y que ahora trabaja con ellos y el bienamado Rex.
Ya casi me actualizo con tus publicaciones
Sí, ven lo mucho que han cambiado. Hey, Marc es el que tiene 22, Leo aún (en esos capítulos) tiene 20, cumple 21 en el siguiente al que voy a subir espero que en estos días. Me encantan las sesiones de Leo y Elliot, son divertidas de escribir
Sí, lo que son Cristian y Daniela son como los puntos de conexión, Daniela entre el lado Montesco y el lado Molander (eso se nota más en la novela que tengo en proceso) y Cristian del pasado de los hermanos
Te faltan seis capítulos aún
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Definitivamente estas semanas las he tenido "de locos". Al fin un poco de tranquilidad para echarme los capítulos 32 y 33, reflexionar y comentar.
¡Oh! Diana puede ver el futuro :deos: , es una capacidad que mucha gente desearía y que como bien lo expresas quienes la tienen muchas veces no les gusta. Mientras que por otro lado es complejo lidiar con un piro maniaco y asesino, casi los deja hechos chicharrón
Está guay el capítulo 33, una fiestita en la playa, lindos cuerpos :vibracionmodeo muy light, agradable de leer.
Tienes razón, era Marc el de los 22, es un personaje que me agrada mucho pero no sé porqué me confundí Entónces aquí en mi "fe de erratas" ¡Feliz cumpleaños Marc! Por supuesto yo soy Rexatic
Ya me faltan cuatro capítulos
¡Oh! Diana puede ver el futuro :deos: , es una capacidad que mucha gente desearía y que como bien lo expresas quienes la tienen muchas veces no les gusta. Mientras que por otro lado es complejo lidiar con un piro maniaco y asesino, casi los deja hechos chicharrón
Está guay el capítulo 33, una fiestita en la playa, lindos cuerpos :vibracionmodeo muy light, agradable de leer.
Tienes razón, era Marc el de los 22, es un personaje que me agrada mucho pero no sé porqué me confundí Entónces aquí en mi "fe de erratas" ¡Feliz cumpleaños Marc! Por supuesto yo soy Rexatic
Ya me faltan cuatro capítulos
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
Y yo no he podido escribir, tengo casi un mes sin actualizar nada O me da fastidio, o no tengo tiempo, o me inspiro para los actuales o me siento mal (ayer no comí, podrás imaginarte).Baronesa escribió:Definitivamente estas semanas las he tenido "de locos". Al fin un poco de tranquilidad para echarme los capítulos 32 y 33, reflexionar y comentar.
¡Oh! Diana puede ver el futuro :deos: , es una capacidad que mucha gente desearía y que como bien lo expresas quienes la tienen muchas veces no les gusta. Mientras que por otro lado es complejo lidiar con un piro maniaco y asesino, casi los deja hechos chicharrón
Está guay el capítulo 33, una fiestita en la playa, lindos cuerpos :vibracionmodeo muy light, agradable de leer.
Tienes razón, era Marc el de los 22, es un personaje que me agrada mucho pero no sé porqué me confundí Entónces aquí en mi "fe de erratas" ¡Feliz cumpleaños Marc! Por supuesto yo soy Rexatic
Ya me faltan cuatro capítulos
Sí, a Paula le gustaría y Diana probablemente quisiera poder intercambiar poderes con ella Ese capítulo (el del piro) fue demasiado divertido de escribir! En ese entonces tardaba demasiado escribiendo un solo capítulo, en cambio ese en sólo seis días ya estaba listo. Fue el primero en el que hubo (creo) más narración que diálogo cuando estaba en el cuaderno.
Fiesta en casa de los Molander Lindos cuerpos, lástima que a Leo no le guste exhibirlo Justamente los capítulos light no me gustan mucho porque siento que me quedan gafos, como que soy la única que lo piensa
Marc Rexista, ahora Rexatic, todas con la misma causa
Espero que sean cinco para cuando vuelvas
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Siii, los capítulos 34 y 35 fueron los primeros que leí hace un par de meses y ahora los releí. Naturalmente tuvieron más sentido ahora que conozco toda la historia. Ese Leo que se sintió acosado perseguido por tanta belleza y cuando se les olvidó el club
Eso de los poderes es una cosa curiosa, insisto que nunca lo había visto desde esa perspectiva.
¿Cómo vas en tu "bache de inspiración"? No es agradable cuando se queda uno en blanco. A todos los que nos gusta escribir nos ha llegado a pasar, afortunadamente pasará como todo.
Me gustan tus capítulos light, así nos das un relax a los lectores y podemos ver otro lado de los policías ¿qué no se llama la novela "Más que cosas de policías"?
Estaré esperando más capítulos, ya casi llego al último
Eso de los poderes es una cosa curiosa, insisto que nunca lo había visto desde esa perspectiva.
¿Cómo vas en tu "bache de inspiración"? No es agradable cuando se queda uno en blanco. A todos los que nos gusta escribir nos ha llegado a pasar, afortunadamente pasará como todo.
Me gustan tus capítulos light, así nos das un relax a los lectores y podemos ver otro lado de los policías ¿qué no se llama la novela "Más que cosas de policías"?
Estaré esperando más capítulos, ya casi llego al último
Baronesa
Re: Más Que Cosas De Policías
¡Había olvidado eso! ¡Pues claro! Es muy divertido cuando Leo se siente acorralado y más cuando él es un imán de mujeres de ese estiloBaronesa escribió:Siii, los capítulos 34 y 35 fueron los primeros que leí hace un par de meses y ahora los releí. Naturalmente tuvieron más sentido ahora que conozco toda la historia. Ese Leo que se sintió acosado perseguido por tanta belleza y cuando se les olvidó el club
Eso de los poderes es una cosa curiosa, insisto que nunca lo había visto desde esa perspectiva.
¿Cómo vas en tu "bache de inspiración"? No es agradable cuando se queda uno en blanco. A todos los que nos gusta escribir nos ha llegado a pasar, afortunadamente pasará como todo.
Me gustan tus capítulos light, así nos das un relax a los lectores y podemos ver otro lado de los policías ¿qué no se llama la novela "Más que cosas de policías"?
Estaré esperando más capítulos, ya casi llego al último
¿Sabes? Pienso hacer una publicación sobre los poderes en la galería, sólo que he estado algo ocupada y por eso sólo escribo, pero cuando halle un espacio de libre tranquilidad (porque puedo estar libre pero alguien que debe presentar recuperativo me pide ayuda ) lo hago. El capítulo en el que los expliqué mejor fue en el flashback del #16, el de la serpiente porque es cuando Marc descubre parte del suyo. Ya que veo que te gusta ese tema, te avisaré cuando esté (capaz y la hago hoy o mañana porque no me aguanto, esta semana estoy más libre)
Verás que cambié de color, eso lo hago sólo cuando cambio de capítulo. Aún no he publicado, pero es un modo de presionarme y obligarme a escribirlo porque no me va a gustar tener dos colores distintos en uno mismo (creo que he dicho antes que los colores son mi manera de organizar aquí e identificar cuándo subí). Veré si hoy mismo lo termino y lo publico. No es que esté en blanco, es que no he tenido ganas de ponerme a pasarlo y también porque me vino demasiada inspiración con el capítulo actual (muy adelantado a lo de aquí) porque es uno de los originales, de los primeros que ideé años antes de empezar a escribirla. Tengo desde que estaba en cuarto grado con ese capítulo en la cabeza, ahora estoy en quinto año (último), esos son siete años, así que estoy muy emocionada escribiéndolo
A veces olvido ese detalle Es que los veo tan relleno, je... Aunque es verdad, son en donde ves esa parte del "Más que"
Te daré uno extra ♪
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
¡He reaparecido al fin con algo que no es una respuesta a un comentario!
Finalmente tengo un capítulo nuevo, de veras siento la demora pero es que no tenía muchas ganas de pasar el capítulo cuando tenía tiempo pero sí cuando no, quién entiende De paso, en los capítulos del cuaderno llegué a una etapa súper en la que hay MUCHAS de las escenas originales, esas que fueron de las primeras en ser creadas mucho antes de la historia, simples historias al azar que se enlazaron y formaron todo esto, así que estuve emocionadísima escribiéndolo hasta ayer que lo terminé. ¡Fue tanta emoción que lo escribí en ocho días cuando suelo tardar mucho más!
No lo retraso más, aquí va
Capítulo #38: “Crimen Fotográfico” (Primera parte).
—¿No has notado a papá un poco extraño estos últimos días? —Marc le pregunta a Leo.
—¿Estos últimos días? Ha estado así desde que sabe que lo sabemos todo. —Han pasado tres semanas desde ese día, por lo que quizás decir “estos últimos” era algo corto.
—Me refiero a estas últimas dos semanas —elimina unos cuantos de la lista.
—¿Desde tu cumpleaños? Contando que desde el otro domingo he evitado contacto, ¿por qué lo dices?
—Ha estado buscando varias cosas. Se la ha pasado en eso casi todo el tiempo, pero no nos dice para qué o qué busca.
—Quizás sea algo privado.
—No lo sé… —En ese momento, Carlos entra a la cocina, lo que hace que los hermanos se queden callados observando cada uno de sus movimientos. Esto sólo ocasiona una sensación extraña en él, aunque lo ignora y sigue con su rutina.
—Sabes que en momentos así hay que actuar natural, ¿no? —Leo rompe el silencio luego de volver a ser ellos dos en la cocina.
—¿Fue tan obvio?
—No, no se notó. —Sarcasmo incluido.
—¿Manejas o te llevo? —cambió de tema por la incomodidad.
—Me llevas. Mi trabajo como rata de laboratorio voluntaria empezará pronto, probablemente hoy.
—Buena manera de decir que te dará un paro.
—Recuerda que ahora es al Mercy.
—Claro. ¿Nos vamos?
—Nos vamos.
El mayor recoge las llaves de su auto y ambos van al garaje, listos para un día más.
En casa de Paula, Daniela parece no tener trabajo el día de hoy, o al menos le habrá tocado un turno más tarde, porque se encuentra sentada leyendo algunos papeles y con otros regados sobre la mesa del comedor.
—Eso no parece nada médico —la rubia comenta al pasar a su lado.
—Porque no es nada médico. —Intenta ocultarlos.
—No voy a regañarte, no me lo tienes que ocultar.
—No es nada, Paula.
—Es que me extraña viniendo de ti.
—¿Y por eso quieres saber qué es?
—Sólo decía que me parece raro. —Se encoge de hombros.
—A mí también me parece raro.
—Okay… —Paula decide alejarse, es lógico que no obtendrá la respuesta. Daniela vuelve a leer. En eso, la otra melliza la ve.
—¿No vas a trabajar?
—Ahora vivo casi al lado, no debo salir tan temprano —explica por qué su relajo.
—Pero tampoco tan tarde.
—Aún no es tarde, tengo tiempo.
—Como sea. ¿Qué ves? —Daisy también siente esa curiosidad.
—Casas y precios. —Y en cambio, esta vez sí responde sin dudarlo.
—¿Te vas a mudar?
—¡Shh! ¡No dejes que Paula escuche! —susurra.
—¿Por qué lo harás?
—Paula es de las que les gusta tener visitas y eso está bien y me agrada porque muchos de sus amigos son míos también, pero yo no puedo invitar a nadie sin pedirle permiso y sin hacer que ustedes tengan que irse como hacíamos antes. Ya me cansé de eso. A mí también me gusta tener visitas cuando quiera y poder quedarme cuando quiera sin preocuparme de que alguien más venga…
—¿Es por asuntos de visitas? —interrumpe. Ese motivo se le hizo raro.
—Es por si Paula oye, no quiero que piense que me quiero mudar por su culpa. —Tiene motivos mucho más lógicos, sólo que ese es el que menos le importa si lo escucha porque puede pasar por otra cosa.
—Básicamente, eso es lo que dijiste.
—No, porque si oye eso no pensará que me quiero mudar.
—Entonces, ¿por qué es? Si ya tienes al hospital casi al lado.
—Busco una residencia cercana. No me alejaré más de dos cuadras.
—Eso va a estar difícil.
—Quizás no. —Eleva uno de los papeles a la altura de su vista.
—¡Los Wins…! —Daisy casi exclama al leerlo.
—¡Shh! —Daniela se alarma por el volumen de su chillona voz.
—Lo siento. ¿¡Los Winstone se van a mudar?!
—Sí, y ellos son los que viven a dos casas.
—¡Claro que sé quiénes son, por eso mi sorpresa!
—Su casa siempre me ha gustado y ellos siempre han sido amigos de la familia. No creo que no quieran dejarle su casa a una Montesco. ¿Tú qué crees?
—¡Está genial!
—¡Daisy, vamos! —escuchan a lo lejos.
—¡Ve tú, yo voy sola hoy! —grita para ser oída por su hermana.
—¡De acuerdo! —Y lo siguiente son las llaves abriendo la puerta principal.
—Tú siempre les agradaste y no sólo a ti, a mí también me gusta esa casa. —La pelirroja guiña el ojo.
—¿Me estás insinuando que haremos como en Nueva York?
—Sólo si tú quieres. Yo no tengo problema en quedarme.
—Y yo no tengo problema a que vayas conmigo. Recuerda que no me gusta mucho estar sola.
—Lo único es que me da cosa dejar a Paula sola de nuevo.
—La diferencia es que ahora ella está acostumbrada.
—Primero ve qué casa eliges y luego cuadramos, ¿te parece?
—¡Sí! —Se levanta—. Voy a prepararme. No le digas nada a Paula.
—No diré nada. Igual me voy. ¡Nos vemos luego!
Unos minutos más tarde, con todos en la comisaría, las mellizas se reencuentran, siendo una sorpresa para la mayor.
—Pensé que llegarías con más tiempo de diferencia.
—Me vine sola no por tardanza, sino porque como no puedo realizar ninguna actividad de campo, si tienen que salir en la noche, no tengo que pedirle a alguien que me lleve a casa.
—Ah, cierto, pero si estás en entrenamiento, no puedes hacer nada de oficina, sólo recibir llamadas y buscar resultados del laboratorio, más nada.
—¿Es en serio? —Se desanima, los próximos días serán aburridos.
—El papeleo y búsqueda de información no van hasta que no te lo enseñen en el entrenamiento y eso es como en marzo que lo dan.
—Los del entrenamiento somos subvalorados, ¿eh?
—En dos años podrás hacer lo que quieras.
—Mientras tanto, a disfrutar no hacer mucho —Daisy dice sin mucho ánimo.
—Exacto. Disfrútalo. —Le da dos palmadas en el hombro antes de entrar a la oficina, quedando ella afuera. Ve a los lados buscando qué hacer cuando por detrás escucha una voz sorprendida y alegre al mismo tiempo.
—¡Viniste! —Leo se le acerca.
—Pero no puedo hacer casi nada.
—¿Cuánto tiempo de reposo te mandaron?
—Dos semanas más, dos semanas en las que no haré nada y hasta podría no venir sin problemas.
—¿No puedes ni hacer el entrenamiento?
—Cosas teóricas.
—Entonces sí puedes hacer algo.
—Pero casi nada —Daisy no está satisfecha con lo que hará.
—Creo que te lo estás tomando como un descanso madrugado.
—Descanso madrugado en el trabajo, más raro y no existe.
—Descanso madrugado en el trabajo y estudiando —remata.
—Lo siento, no me estás ayudando.
—¿Me vas a decir que no es cierto?
—Sí, pero no ayuda.
—¿Y qué ayuda?
—Una motivación para estar aquí —entona cantado y se acerca a él. Leo piensa un poco.
—Si te quedas en casa, estarás sola —se va a la oficina de su grupo, dejando a la pelirroja extrañada por su respuesta y a la vez convencida, pues es una buena razón.
—¿Algún caso? —pregunta al entrar.
—Un fotógrafo. Vamos a la escena ahora —Marc informa.
La escena del crimen se encuentra en un estudio. Un hombre yace en el piso con una herida irregular en el cuello que le provocó el desangramiento que lo mató.
—¿Con qué rayos le cortaron el cuello? —Matías no reconoce eso como el corte de un cuchillo o algún objeto de uso común como arma homicida.
—Aún no tengo idea —Héctor admite.
—¿Y por qué sólo le cortaron esa parte? —supone que el asesinato fue por degollamiento, pero sólo un lado del cuello sufrió de la incisión, una bastante corta—. Lo normal es que corten todo el cuello, no la mitad.
—¡Que no sé! ¡Deja de preguntar!
—Matías siempre hace preguntas así.
—¿Cómo lo soportan?
—Estoy aquí —dice algo molesto.
—Como se ve, la muerte fue por hemorragia —el forense ignora el tema anterior—. No tengo idea de con qué lo cortaron, pero sea lo que sea, no está aquí.
—¿Hay heridas de defensa? —Marc formula preguntas más importantes.
—Lo atacaron por sorpresa.
—¿Dónde podría esconderse alguien en un estudio?
—No hay lugar. Estaba aquí ya a simple vista.
—Así que conocía al asesino.
—La otra opción es que estuviera escondido y luego lo persiguió hasta acá sin que se diera cuenta. El estudio está en su casa, por si no se dieron cuenta. Puede que encuentren algo de evidencia en otro cuarto.
—Revisemos —Alex ordena. Los cuatro salen a recorrer la casa en busca de evidencia.
—La semana pasada fue un tacón, hoy algo que ni idea. ¿Qué le pasa a la gente? ¿No pueden matar con cosas normales?
—¿Matías no puede aceptar cosas que no sean cuchillos, pistolas, cuerdas o veneno como arma homicida? —Leo cuestiona.
—Sabes que te puedes morir hasta por un corcho, ¿no? —el castaño claro comenta.
—Es que simplemente no es normal.
—El fotógrafo tenía la casa muy bien cuidada.
—¡Pues claro, su estudio está aquí! No puede ser que lo único ordenado sea el estudio si las personas que venían a tomarse fotos veían su casa.
—Lo único que veo raro aquí es el lavaplatos. Hay unos vasos aquí sin lavar —opina el más alto—. ¿Nos los llevamos?
—Quizás encuentren ADN en ellos —Marc acepta—. ¿Ven algo más que nos podamos llevar que nos sirva?
—No en la cocina.
—Entonces separémonos y veamos los demás lugares.
—Cuando terminemos, nos reunimos en el estudio, ¿de acuerdo? —todos asienten y toman caminos distintos. Matías escoge una habitación, desenfundando su arma al ver a un hombre acostado en la cama.
—¡Policía de Miami!
—¡Yo no he hecho nada! —Asustado, el hombre recoge sus cosas.
—¿Quién es usted? —No deja de apuntarle.
—David Pillman, asistente de Louis.
—¿Qué hace aquí? —guarda el arma, dándole un respiro al desconocido.
—Estaba anotando unas cosas.
—¿Sabe que está en medio de una escena del crimen?
—¡Yo conseguí a Louis en el suelo! Yo llamé al 911 y luego me quedé aquí a esperarlos y no me di cuenta cuando llegaron.
—Debió quedarse afuera o cerca de la escena, no aquí escondido. Podrías destruir evidencia.
—¡Lo siento, lo siento! —Sigue alarmado—. ¡No lo sabía! Ya saldré, no se preocupe.
—Salga directo, pero quédese afuera.
—¡Ok, ok! —Se apura en salir.
Por su lado, Marc chequea el pasillo. Se pone atento al parecerle sentir a alguien a sus espaldas, por lo que no duda en mostrar su arma, voltear y apuntar al hombre que ahora enfrenta.
—¡Policía de Miami, no se mueva!
—No otra vez —bufa en voz baja—. ¡No hice nada, soy el asistente de Louis! Estoy saliendo, me quedaré afuera.
—Ok, salga —sin dar más interrogatorios, le permite seguir.
David camina hasta llegar a la sala de estar de su jefe, donde se encuentra con otro más. Antes de ser visto, decide informar su situación.
—Usted no…
—¡Policía de Miami, ¿quién es usted?! —Leo le apunta, sorprendido de ser interrumpido de esa forma.
—Eso le iba a decir —habla con fastidio—. Estoy saliendo, soy el asistente. Por favor, ¡¿puede parar de apuntarme?! —le incomoda y aterroriza el cañón amenazando a su persona.
—Claro, pero salga ya.
—Enseguida. —Casi trota hacia la salida, mas frena en seco en la sala y se devuelve hacia la ubicación del joven—. ¿Podría decirle a su compañero que no me apunte?
—Venga. —Van a la sala—. Alex…
—¿Qué…? —Abre bien los ojos antes de extraer el arma de la funda—. ¡Tienes a alguien atrás!
Ambos llevan su mano derecha a sus frentes.
—A eso vengo. Baja el arma, él sólo está saliendo.
—¿Y qué hace aquí adentro?
—No me di cuenta cuando llegaron. Me quedaré afuera.
—Sal. —La guarda. David sale, Leo va al estudio.
—¿No conseguiste nada?
—No. —Todos vuelven al estudio y continúan la conversación.
—¿Ninguno consiguió nada?
—Sólo unos vasos en la cocina.
—Vayan regresando a la comisaría, yo ya me voy —avisa Héctor.
—¿Sabías que había alguien más aquí adentro?
—¿En la casa? Cuando vine no había nadie.
—Eso pensamos todos, pero resulta que el asistente estaba en la casa hasta hace unos momentos.
—Más le vale no haber destruido evidencia.
—Ahora lo vamos a interrogar, está afuera.
—Vayan.
Afuera, Matías es quien se encarga de la ronda de preguntas.
—¿Cómo es que se llama?
—David Pillman.
—¿De qué se encargaba?
—Revelaba las fotos, anotaba los horarios, teléfonos… Hacía varias cosas.
—¿Cómo encontró a Louis?
—Él tenía una sesión de fotos a las nueve, así que vine para asistirle y cuando entré al estudio ya estaba así.
—¿A qué hora llegó?
—Diez para las ocho quizás. No había más nadie aquí, no vi a nadie alejándose ni nada.
—¿Sabe si tenía algún cliente molesto?
—Siempre me ocultaba esas cosas. No lo sé.
—¿Qué anotaba en esa libreta? —Señala un libro en manos del interrogado.
—Es una agenda. Anoto las fechas, horas, números, costos y los resultados de cada sesión.
—Si anotaba todo eso, ¿cómo es que no sabe si algún cliente quedó molesto?
—Con “resultados” quiero decir “cómo quedaron las fotos y cuántas fueron”. También anoto a los que cancelaron por una u otra razón. Cuando me encontró, estaba anotando en todas las pendientes “cancelado” y avisándoles a los clientes que no vinieran.
—¿Podría darnos su agenda? Puede servir para la investigación.
—Déjenme terminar de llamar a los clientes. —Se aleja un poco, abre la agenda, saca un bolígrafo y anota en su mano los números de los que faltan por llamar. Regresa—. Listo, así no los retraso tanto.
—Muchas gracias.
De vuelta a la comisaría, Leo considera la situación de Daisy, por lo que de alguna manera consigue darle algo que hacer.
—¿Cómo va tu trabajo de oficinista?
—No he hecho nada.
—Si quieres, me puedes echar una ayudadita aquí. —Se sienta a su lado y abre la agenda.
—¡Lo que sea!
—Esto es del caso de mi equipo. Es la agenda en la que anotaba a todos los clientes. Hay que buscar a alguno que no parezca haber quedado contento con el trabajo —indica.
—¿Que parezca?
—El fotógrafo no le decía al asistente quién quedó satisfecho y quién no.
—Oh. Está como que difícil.
—Por eso la ayuda.
—Son como que muchos clientes —comenta al hojear la agenda.
—Empecemos con los más recientes. —La detiene alrededor del medio del libro—. Fijémonos más que todo en los que cancelaron. Pudieron enojarse con él y cancelar con un motivo inventado o incluso sin dar razones.
Lentamente, revisan página por página hasta alcanzar la última con anotaciones.
—Todos los que cancelaron cambiaron la sesión para otro día, ninguno canceló totalmente.
—Sí, igual gracias por la ayuda.
—De nada.
Sin información muy emocionante, Leo se reúne con sus compañeros en la oficina.
—Todos los que cancelaron quedaron para otro día, ninguno fue definitivo.
—Vayamos al laboratorio a ver qué ha conseguido Héctor.
Finalmente tengo un capítulo nuevo, de veras siento la demora pero es que no tenía muchas ganas de pasar el capítulo cuando tenía tiempo pero sí cuando no, quién entiende De paso, en los capítulos del cuaderno llegué a una etapa súper en la que hay MUCHAS de las escenas originales, esas que fueron de las primeras en ser creadas mucho antes de la historia, simples historias al azar que se enlazaron y formaron todo esto, así que estuve emocionadísima escribiéndolo hasta ayer que lo terminé. ¡Fue tanta emoción que lo escribí en ocho días cuando suelo tardar mucho más!
No lo retraso más, aquí va
Capítulo #38: “Crimen Fotográfico” (Primera parte).
—¿No has notado a papá un poco extraño estos últimos días? —Marc le pregunta a Leo.
—¿Estos últimos días? Ha estado así desde que sabe que lo sabemos todo. —Han pasado tres semanas desde ese día, por lo que quizás decir “estos últimos” era algo corto.
—Me refiero a estas últimas dos semanas —elimina unos cuantos de la lista.
—¿Desde tu cumpleaños? Contando que desde el otro domingo he evitado contacto, ¿por qué lo dices?
—Ha estado buscando varias cosas. Se la ha pasado en eso casi todo el tiempo, pero no nos dice para qué o qué busca.
—Quizás sea algo privado.
—No lo sé… —En ese momento, Carlos entra a la cocina, lo que hace que los hermanos se queden callados observando cada uno de sus movimientos. Esto sólo ocasiona una sensación extraña en él, aunque lo ignora y sigue con su rutina.
—Sabes que en momentos así hay que actuar natural, ¿no? —Leo rompe el silencio luego de volver a ser ellos dos en la cocina.
—¿Fue tan obvio?
—No, no se notó. —Sarcasmo incluido.
—¿Manejas o te llevo? —cambió de tema por la incomodidad.
—Me llevas. Mi trabajo como rata de laboratorio voluntaria empezará pronto, probablemente hoy.
—Buena manera de decir que te dará un paro.
—Recuerda que ahora es al Mercy.
—Claro. ¿Nos vamos?
—Nos vamos.
El mayor recoge las llaves de su auto y ambos van al garaje, listos para un día más.
En casa de Paula, Daniela parece no tener trabajo el día de hoy, o al menos le habrá tocado un turno más tarde, porque se encuentra sentada leyendo algunos papeles y con otros regados sobre la mesa del comedor.
—Eso no parece nada médico —la rubia comenta al pasar a su lado.
—Porque no es nada médico. —Intenta ocultarlos.
—No voy a regañarte, no me lo tienes que ocultar.
—No es nada, Paula.
—Es que me extraña viniendo de ti.
—¿Y por eso quieres saber qué es?
—Sólo decía que me parece raro. —Se encoge de hombros.
—A mí también me parece raro.
—Okay… —Paula decide alejarse, es lógico que no obtendrá la respuesta. Daniela vuelve a leer. En eso, la otra melliza la ve.
—¿No vas a trabajar?
—Ahora vivo casi al lado, no debo salir tan temprano —explica por qué su relajo.
—Pero tampoco tan tarde.
—Aún no es tarde, tengo tiempo.
—Como sea. ¿Qué ves? —Daisy también siente esa curiosidad.
—Casas y precios. —Y en cambio, esta vez sí responde sin dudarlo.
—¿Te vas a mudar?
—¡Shh! ¡No dejes que Paula escuche! —susurra.
—¿Por qué lo harás?
—Paula es de las que les gusta tener visitas y eso está bien y me agrada porque muchos de sus amigos son míos también, pero yo no puedo invitar a nadie sin pedirle permiso y sin hacer que ustedes tengan que irse como hacíamos antes. Ya me cansé de eso. A mí también me gusta tener visitas cuando quiera y poder quedarme cuando quiera sin preocuparme de que alguien más venga…
—¿Es por asuntos de visitas? —interrumpe. Ese motivo se le hizo raro.
—Es por si Paula oye, no quiero que piense que me quiero mudar por su culpa. —Tiene motivos mucho más lógicos, sólo que ese es el que menos le importa si lo escucha porque puede pasar por otra cosa.
—Básicamente, eso es lo que dijiste.
—No, porque si oye eso no pensará que me quiero mudar.
—Entonces, ¿por qué es? Si ya tienes al hospital casi al lado.
—Busco una residencia cercana. No me alejaré más de dos cuadras.
—Eso va a estar difícil.
—Quizás no. —Eleva uno de los papeles a la altura de su vista.
—¡Los Wins…! —Daisy casi exclama al leerlo.
—¡Shh! —Daniela se alarma por el volumen de su chillona voz.
—Lo siento. ¿¡Los Winstone se van a mudar?!
—Sí, y ellos son los que viven a dos casas.
—¡Claro que sé quiénes son, por eso mi sorpresa!
—Su casa siempre me ha gustado y ellos siempre han sido amigos de la familia. No creo que no quieran dejarle su casa a una Montesco. ¿Tú qué crees?
—¡Está genial!
—¡Daisy, vamos! —escuchan a lo lejos.
—¡Ve tú, yo voy sola hoy! —grita para ser oída por su hermana.
—¡De acuerdo! —Y lo siguiente son las llaves abriendo la puerta principal.
—Tú siempre les agradaste y no sólo a ti, a mí también me gusta esa casa. —La pelirroja guiña el ojo.
—¿Me estás insinuando que haremos como en Nueva York?
—Sólo si tú quieres. Yo no tengo problema en quedarme.
—Y yo no tengo problema a que vayas conmigo. Recuerda que no me gusta mucho estar sola.
—Lo único es que me da cosa dejar a Paula sola de nuevo.
—La diferencia es que ahora ella está acostumbrada.
—Primero ve qué casa eliges y luego cuadramos, ¿te parece?
—¡Sí! —Se levanta—. Voy a prepararme. No le digas nada a Paula.
—No diré nada. Igual me voy. ¡Nos vemos luego!
Unos minutos más tarde, con todos en la comisaría, las mellizas se reencuentran, siendo una sorpresa para la mayor.
—Pensé que llegarías con más tiempo de diferencia.
—Me vine sola no por tardanza, sino porque como no puedo realizar ninguna actividad de campo, si tienen que salir en la noche, no tengo que pedirle a alguien que me lleve a casa.
—Ah, cierto, pero si estás en entrenamiento, no puedes hacer nada de oficina, sólo recibir llamadas y buscar resultados del laboratorio, más nada.
—¿Es en serio? —Se desanima, los próximos días serán aburridos.
—El papeleo y búsqueda de información no van hasta que no te lo enseñen en el entrenamiento y eso es como en marzo que lo dan.
—Los del entrenamiento somos subvalorados, ¿eh?
—En dos años podrás hacer lo que quieras.
—Mientras tanto, a disfrutar no hacer mucho —Daisy dice sin mucho ánimo.
—Exacto. Disfrútalo. —Le da dos palmadas en el hombro antes de entrar a la oficina, quedando ella afuera. Ve a los lados buscando qué hacer cuando por detrás escucha una voz sorprendida y alegre al mismo tiempo.
—¡Viniste! —Leo se le acerca.
—Pero no puedo hacer casi nada.
—¿Cuánto tiempo de reposo te mandaron?
—Dos semanas más, dos semanas en las que no haré nada y hasta podría no venir sin problemas.
—¿No puedes ni hacer el entrenamiento?
—Cosas teóricas.
—Entonces sí puedes hacer algo.
—Pero casi nada —Daisy no está satisfecha con lo que hará.
—Creo que te lo estás tomando como un descanso madrugado.
—Descanso madrugado en el trabajo, más raro y no existe.
—Descanso madrugado en el trabajo y estudiando —remata.
—Lo siento, no me estás ayudando.
—¿Me vas a decir que no es cierto?
—Sí, pero no ayuda.
—¿Y qué ayuda?
—Una motivación para estar aquí —entona cantado y se acerca a él. Leo piensa un poco.
—Si te quedas en casa, estarás sola —se va a la oficina de su grupo, dejando a la pelirroja extrañada por su respuesta y a la vez convencida, pues es una buena razón.
—¿Algún caso? —pregunta al entrar.
—Un fotógrafo. Vamos a la escena ahora —Marc informa.
La escena del crimen se encuentra en un estudio. Un hombre yace en el piso con una herida irregular en el cuello que le provocó el desangramiento que lo mató.
—¿Con qué rayos le cortaron el cuello? —Matías no reconoce eso como el corte de un cuchillo o algún objeto de uso común como arma homicida.
—Aún no tengo idea —Héctor admite.
—¿Y por qué sólo le cortaron esa parte? —supone que el asesinato fue por degollamiento, pero sólo un lado del cuello sufrió de la incisión, una bastante corta—. Lo normal es que corten todo el cuello, no la mitad.
—¡Que no sé! ¡Deja de preguntar!
—Matías siempre hace preguntas así.
—¿Cómo lo soportan?
—Estoy aquí —dice algo molesto.
—Como se ve, la muerte fue por hemorragia —el forense ignora el tema anterior—. No tengo idea de con qué lo cortaron, pero sea lo que sea, no está aquí.
—¿Hay heridas de defensa? —Marc formula preguntas más importantes.
—Lo atacaron por sorpresa.
—¿Dónde podría esconderse alguien en un estudio?
—No hay lugar. Estaba aquí ya a simple vista.
—Así que conocía al asesino.
—La otra opción es que estuviera escondido y luego lo persiguió hasta acá sin que se diera cuenta. El estudio está en su casa, por si no se dieron cuenta. Puede que encuentren algo de evidencia en otro cuarto.
—Revisemos —Alex ordena. Los cuatro salen a recorrer la casa en busca de evidencia.
—La semana pasada fue un tacón, hoy algo que ni idea. ¿Qué le pasa a la gente? ¿No pueden matar con cosas normales?
—¿Matías no puede aceptar cosas que no sean cuchillos, pistolas, cuerdas o veneno como arma homicida? —Leo cuestiona.
—Sabes que te puedes morir hasta por un corcho, ¿no? —el castaño claro comenta.
—Es que simplemente no es normal.
—El fotógrafo tenía la casa muy bien cuidada.
—¡Pues claro, su estudio está aquí! No puede ser que lo único ordenado sea el estudio si las personas que venían a tomarse fotos veían su casa.
—Lo único que veo raro aquí es el lavaplatos. Hay unos vasos aquí sin lavar —opina el más alto—. ¿Nos los llevamos?
—Quizás encuentren ADN en ellos —Marc acepta—. ¿Ven algo más que nos podamos llevar que nos sirva?
—No en la cocina.
—Entonces separémonos y veamos los demás lugares.
—Cuando terminemos, nos reunimos en el estudio, ¿de acuerdo? —todos asienten y toman caminos distintos. Matías escoge una habitación, desenfundando su arma al ver a un hombre acostado en la cama.
—¡Policía de Miami!
—¡Yo no he hecho nada! —Asustado, el hombre recoge sus cosas.
—¿Quién es usted? —No deja de apuntarle.
—David Pillman, asistente de Louis.
—¿Qué hace aquí? —guarda el arma, dándole un respiro al desconocido.
—Estaba anotando unas cosas.
—¿Sabe que está en medio de una escena del crimen?
—¡Yo conseguí a Louis en el suelo! Yo llamé al 911 y luego me quedé aquí a esperarlos y no me di cuenta cuando llegaron.
—Debió quedarse afuera o cerca de la escena, no aquí escondido. Podrías destruir evidencia.
—¡Lo siento, lo siento! —Sigue alarmado—. ¡No lo sabía! Ya saldré, no se preocupe.
—Salga directo, pero quédese afuera.
—¡Ok, ok! —Se apura en salir.
Por su lado, Marc chequea el pasillo. Se pone atento al parecerle sentir a alguien a sus espaldas, por lo que no duda en mostrar su arma, voltear y apuntar al hombre que ahora enfrenta.
—¡Policía de Miami, no se mueva!
—No otra vez —bufa en voz baja—. ¡No hice nada, soy el asistente de Louis! Estoy saliendo, me quedaré afuera.
—Ok, salga —sin dar más interrogatorios, le permite seguir.
David camina hasta llegar a la sala de estar de su jefe, donde se encuentra con otro más. Antes de ser visto, decide informar su situación.
—Usted no…
—¡Policía de Miami, ¿quién es usted?! —Leo le apunta, sorprendido de ser interrumpido de esa forma.
—Eso le iba a decir —habla con fastidio—. Estoy saliendo, soy el asistente. Por favor, ¡¿puede parar de apuntarme?! —le incomoda y aterroriza el cañón amenazando a su persona.
—Claro, pero salga ya.
—Enseguida. —Casi trota hacia la salida, mas frena en seco en la sala y se devuelve hacia la ubicación del joven—. ¿Podría decirle a su compañero que no me apunte?
—Venga. —Van a la sala—. Alex…
—¿Qué…? —Abre bien los ojos antes de extraer el arma de la funda—. ¡Tienes a alguien atrás!
Ambos llevan su mano derecha a sus frentes.
—A eso vengo. Baja el arma, él sólo está saliendo.
—¿Y qué hace aquí adentro?
—No me di cuenta cuando llegaron. Me quedaré afuera.
—Sal. —La guarda. David sale, Leo va al estudio.
—¿No conseguiste nada?
—No. —Todos vuelven al estudio y continúan la conversación.
—¿Ninguno consiguió nada?
—Sólo unos vasos en la cocina.
—Vayan regresando a la comisaría, yo ya me voy —avisa Héctor.
—¿Sabías que había alguien más aquí adentro?
—¿En la casa? Cuando vine no había nadie.
—Eso pensamos todos, pero resulta que el asistente estaba en la casa hasta hace unos momentos.
—Más le vale no haber destruido evidencia.
—Ahora lo vamos a interrogar, está afuera.
—Vayan.
Afuera, Matías es quien se encarga de la ronda de preguntas.
—¿Cómo es que se llama?
—David Pillman.
—¿De qué se encargaba?
—Revelaba las fotos, anotaba los horarios, teléfonos… Hacía varias cosas.
—¿Cómo encontró a Louis?
—Él tenía una sesión de fotos a las nueve, así que vine para asistirle y cuando entré al estudio ya estaba así.
—¿A qué hora llegó?
—Diez para las ocho quizás. No había más nadie aquí, no vi a nadie alejándose ni nada.
—¿Sabe si tenía algún cliente molesto?
—Siempre me ocultaba esas cosas. No lo sé.
—¿Qué anotaba en esa libreta? —Señala un libro en manos del interrogado.
—Es una agenda. Anoto las fechas, horas, números, costos y los resultados de cada sesión.
—Si anotaba todo eso, ¿cómo es que no sabe si algún cliente quedó molesto?
—Con “resultados” quiero decir “cómo quedaron las fotos y cuántas fueron”. También anoto a los que cancelaron por una u otra razón. Cuando me encontró, estaba anotando en todas las pendientes “cancelado” y avisándoles a los clientes que no vinieran.
—¿Podría darnos su agenda? Puede servir para la investigación.
—Déjenme terminar de llamar a los clientes. —Se aleja un poco, abre la agenda, saca un bolígrafo y anota en su mano los números de los que faltan por llamar. Regresa—. Listo, así no los retraso tanto.
—Muchas gracias.
De vuelta a la comisaría, Leo considera la situación de Daisy, por lo que de alguna manera consigue darle algo que hacer.
—¿Cómo va tu trabajo de oficinista?
—No he hecho nada.
—Si quieres, me puedes echar una ayudadita aquí. —Se sienta a su lado y abre la agenda.
—¡Lo que sea!
—Esto es del caso de mi equipo. Es la agenda en la que anotaba a todos los clientes. Hay que buscar a alguno que no parezca haber quedado contento con el trabajo —indica.
—¿Que parezca?
—El fotógrafo no le decía al asistente quién quedó satisfecho y quién no.
—Oh. Está como que difícil.
—Por eso la ayuda.
—Son como que muchos clientes —comenta al hojear la agenda.
—Empecemos con los más recientes. —La detiene alrededor del medio del libro—. Fijémonos más que todo en los que cancelaron. Pudieron enojarse con él y cancelar con un motivo inventado o incluso sin dar razones.
Lentamente, revisan página por página hasta alcanzar la última con anotaciones.
—Todos los que cancelaron cambiaron la sesión para otro día, ninguno canceló totalmente.
—Sí, igual gracias por la ayuda.
—De nada.
Sin información muy emocionante, Leo se reúne con sus compañeros en la oficina.
—Todos los que cancelaron quedaron para otro día, ninguno fue definitivo.
—Vayamos al laboratorio a ver qué ha conseguido Héctor.
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Capítulo #38: "Crimen Fotográfico" (Segunda parte).
—Vinieron rápido —suelta al verlos en el laboratorio.
—Nos falta evidencia para investigar.
—Aún no sé con qué lo cortaron, sólo sé que fue con algo metálico. No hallé huellas, pero sí algo raro en sus pantalones. Justo ahora estaba viendo qué es y resultó ser un somnífero.
—¿Un fotógrafo con problemas para dormir?
—Eso es lo raro. Hice una prueba de sangre y no tiene ni un poco. Preparó un somnífero, pero no para él.
—Vivía solo, no lo hizo para alguien más.
—¿Y si tuvo visitas? —se le ocurre a Marc.
—¿Para qué le vas a dar un somnífero a…? —Matías lo piensa bien y lo entiende—. ¡Oh!
—¿Tienes la agenda ahí?
—Aquí —Leo responde—. ¿Qué busco?
—Busca si tenía alguna sesión ayer en la noche.
—La más tarde era a las tres —lee.
—Muy temprano. Debió tener alguna visita.
—¿Y si era para él y se le botó? —Todos se le quedan mirando raro—. ¿Qué? Pudo pasar.
—Entonces, ¿por qué no se hizo otro?
—Porque era el último que le quedaba.
—En serio, se te ocurren unas cosas y después dices que los casos son raros.
—También está la opción de que la mancha sea de hace días y se haya puesto los mismos pantalones.
—¿Lo de usar los mismos pantalones durante días? Al menos eso es un poco más creíble.
—¿Hay alguna manera de saber la antigüedad de la gota?
—No. Ganarías un juicio por duda razonable. Casi se me olvidaba, la hora de muerte fue a las siete y media aproximadamente. ¿A qué hora llegó el asistente?
—A las siete y cincuenta, eso lo descarta.
—¿Y si él llegó antes, lo mató, volvió a casa para limpiarse y regresó a las siete y cincuenta para llamar al 911 y pasar desapercibido? —Matías da la posibilidad.
—En serio, Matías, hoy estás más ocurrente que yo —Leo dice.
—¿Qué? Eso también pudo pasar.
—Sólo si el asistente vive cerca, muy cerca, prácticamente vecinos.
—¿Dónde vive el asistente?
—No lo sé, hay que buscarlo.
—No podemos decir que lo que dijiste no sea cierto porque es posible. Busquemos la dirección del asistente. —Marc es el primero en dirigirse a la oficina—. ¿Cómo es que se llama?
—David Pillman. —Algo tiene que ninguno lo recuerda cuando lo necesita. Escribe el nombre y lee los resultados.
—No, vive a dos cuadras, muy lejos.
—Déjame adivinar. —El de ojos celestes aclara su voz antes de imitar al de cejas largas—. “¿Y si se quedó adentro de la casa y se puso la ropa de Louis?”.
—Debo admitir que lo pensé, pero David es más pequeño que Louis, su ropa le quedaría grande.
—¡Ja, pero lo pensaste! —exclama, extrañándose al no ser su voz la que pronunció eso.
—¿Por qué dijiste eso con mi voz? —Matías está igual de extrañado.
Leonardo lo piensa, la cosa no era normal.
—¿Por qué lo dije con tu voz? —Al borde del espanto, ahora la voz de Alex fue la escuchada.
—Ahora hablas con la mía.
—En serio que no sé por qué lo hago —confiesa con la misma voz—. ¡Ah!
—¿Un nuevo brote?
—No existen brotes por los poderes —reclama con un acento distinto, propio de Sebastián—. ¡¿Qué rayos?!
—¿No puedes hablar con tu voz?
—¡¿Qué crees que estoy…?! —se calla al notar lo aguda que su voz suena, ¿y qué más pedir si es la de la mismísima Paula?—. ¡¿Qué?! ¡¿Desde cuándo puedo imitar a mujeres?!
—Y lo más raro es que fue a Paula. —Marc no sabe cómo reaccionar.
—¡Lo sé! —El tono habitual masculino regresa, aunque no el suyo—. Ahora tú.
—Al menos esa es más normal.
—¿Paula no había salido? —Daisy pregunta al pasar frente a la oficina—. Oh, no está aquí.
—Es que ella salió —Marc afirma. Atrás se puede ver a su hermano intentando no ser visto.
—Entonces fue mi imaginación la que me hizo oírla.
—Sí, de seguro. Te está afectando no hacer nada.
—Eso creo —concuerda y sigue caminando.
—Parece que terminé de… —Y el tono femenino ataca una vez más, aun más agudo—. ¡¿Pero que me pasa?!
—¡¿Qué fue eso?! —La pelirroja corre de vuelta a esa oficina.
—Nada, nada, Daisy. —Alex y Matías hacen lo que pueden por no reír mientras Marc cubre al menor y Leo desea ser invisible.
—¿Seguro? Me pareció oír mi voz y no fui yo.
—En serio que no fue nada.
—Alex y Matías no me hacen creer tu historia.
—Sabes cómo son ellos.
—¿Te quedaste mudo? —Mala suerte para el castaño. Ser invisible no es un poder—. No es normal que yo esté aquí y que apenas me mires.
Dudando un mundo para hablar, no le queda de otra que rogar que su voz vuelva a la normalidad cuando mueva los labios y la lengua en su próxima respuesta.
—No… —El esfuerzo no es suficiente—. No… ¡Ah!
—¡Así que fuiste tú! —Sus ojos y su boca se abren amplios—. ¿No era que no imitabas a mujeres?
—¡Es que no lo hacía!
—No hace falta que me imites diciendo eso.
—¡Es que esa no es mi intención!
—Siento que estoy hablando conmigo misma —reconoce incómodamente.
—¡Lo sé, pero es que no puedo controlar mi voz!
—¿Tratas de hablar con tu voz y no te sale?
—¡Exacto! —Más gruesa, su voz es de hombre de nuevo. Mucho más cómodo para él estar “imitando” a Cristian—. Oh, al menos ahora hablo como hombre.
—Quizás sea un efecto por haber terminado de desarrollar tu poder.
—Eso espero. Mientras no hable como mujer en algo importante, todo está bien.
—Bueno, felicidades por ser un imitador completo —felicita. Le da dos palmadas en el hombro y se va.
—Traté que no te hiciera hablar.
—Gracias por intentarlo —agradece. Se levanta y se acerca a la puerta—. Ven acá.
—¿Qué pasa?
—Creo que este es el —oye una voz muy familiar que le incomoda. Por cada palabra, su cara expresa mucha más confusión—… síntoma más disimulado que he tenido antes de un paro.
—¿Es en serio? —En vez de preocuparle, escuchar la voz de su madre sólo le ha hecho reír.
—¡“¿Es en serio” digo yo! Estoy hablando como mamá, ¡literalmente! ¡Quiero mi voz de vuelta!
—Mi pregunta fue por lo del síntoma.
—Ah, eso… —Su expresión de extrañeza se transforma en molestia—. ¡Lo que me faltaba! Sí, creo que es un síntoma bastante disimulado.
—Si tú lo dices, papá. —Golpea ligeramente su hombro, riendo—. ¡No aguanto más!
—No es divertido —regaña muy serio.
—Te oyes con mucha autoridad así. —Su risa es callada por ese tono potente. Leo sólo quiere lanzar fuego por los ojos.
—Sólo piénsalo. Si fuera por mi poder, yo creo que mi voz saldría de vez en cuando, pero no. Cuando mi voz salga, hasta ahí llegó lo divertido.
—Suenas muy convincente —alarga la “u” para enfatizar.
—¿Qué insinúas? —Su cara comunica total sufrimiento.
—Eso fue muy Paula, no sólo por la voz.
—En serio, ¡¿puedes llevarme al hospital ya?!
—¡Ok, ok! Calma, ya te llevo. —Ingresa a la oficina a avisar—. Leo, o quien sea el que esté hablando y yo volveremos en un rato. Quiere chequearse la voz —anuncia y camina afuera—. Llama a Daniela.
—¿En serio? Tú está hablando bien.
—Así sabrá de una vez tu síntoma.
—Okay —accede de mala gana y comienza a marcar.
—Siento que peleo con Paula contigo así, es tan gracioso.
—¡Cállate! —Entran al ascensor.
—Nunca pensé que pelear con Paula llegaría a ser tan gracioso, en serio —bromea. Es una oportunidad para fastidiarlo imperdible.
—¿Sabes qué no será divertido? —Se desespera. Presiona el botón que detiene al ascensor.
—¿Qué estás haciendo?
—No será divertido cuando me ponga a imitar a Paula tal cual y como es y como estoy en un ascensor contigo y se supone que soy Paula… —explica con un toque más femenino en su voz que la hace aun más convincente, además de acercarse lentamente a Marc.
—¿Estás actuando o es en serio? —Incómodo.
—Así que, Marc, ya que estamos en un ascensor, podríamos…
—Leonardo, en serio, detente —usa su nombre entero, va en serio.
—¿Leonardo? Oh, yo pensé que era Paula. Decía que podríamos hacer “trampa”, ¿sabes? —Está extremadamente cerca del otro, teniéndolo acorralado—. ¿Qué te parece? —Eleva una ceja y sonríe de lado.
—¡Para! —Lo empuja para recuperar su espacio—. ¡Me vas a traumar!
—¡Esa era la idea! —Su plan sale a la perfección. De ser la víctima, pasó a ser el bromista—. Oh, me cambió otra vez.
—No vuelvas a hacer eso —aún perturbado.
—Eso depende de ti. —Activa el ascensor.
—No sabía que podías llegar a hacer eso.
—Que sea tímido no quiere decir que no sepa de eso.
—Quiero decir, conmigo.
—Eres mi hermano, no hay ningún problema con bromear así. Si fueras un amigo, ahí sí me preocuparía.
—¡Eres un pequeño pervertido por dentro! —le sorprende su forma de pensar.
—Soy Matías, ¿qué te puedo decir? —alega por su actual voz.
—Llama a Daniela —le recuerda luego de reír un poco. El ascensor llega a la planta baja.
—Oh, casi lo olvidaba. —Marca el número nuevamente—. Llamaré en el auto, no me arriesgaré a que alguien me oiga como mujer.
Ya en el auto del mayor, su celular repica segundos antes de cambiar la velocidad.
—¿No te dije que voy a llevar a Leo a chequearse la voz?
—Sí, es para decirte que vamos a donde el asistente.
—¿Siguen sospechando de él?
—Vamos a preguntarle sobre el somnífero.
—Ah, claro. Voy a manejar, chao —cuelga y arranca—. Aún no llamas.
—¡Calma! A eso voy. —Oprime el botón verde y espera los repiques hasta que la llamada es atendida.
—¡Hola! —Daniela saluda.
—Hola… —El sonido de la pelirroja se apodera de él otra vez—. Qué oportuno.
—¿Eres Daisy llamando del celular de Leo?
—¡No, soy Leo!
—¡Ja, claro! Daisy, sé que Leo es imitador, pero él no puede imitar a mujeres.
—Ahora sí puedo, ¡se me acaba de desarrollar esa parte!
—Una prueba que me diga que eres Leo.
Un silencio de unos escasos segundos hace que la de rizos hesite sobre la identidad de la persona del otro lado de la línea. Al dar con un dato que sólo él conoce, habla rápidamente porque sabe que alguien no estará a gusto con éste siendo compartido.
—¡El se…! Okay, qué casualidad —hace paréntesis a la revelación—. ¡El segundo nombre de Marc es Gabriel por una confusión de mi mamá cuando estaba anotando su nombre y el de mi papá en los registros!
—¿No pudiste decir que crees que te dará un paro? —protesta el mencionado.
—Oh, eso también.
—Con oír que imitabas a Marc era suficiente, pero ¿por qué no hablas con tu voz?
—¡Porque no puedo!
—¿No te sale?
—¡No!... ¡Ah, odio que me salga la voz de la persona con la que estoy hablando!
—Siento que hablo conmigo.
—¡Por eso! Bueno, creo que cuando mi voz vuelva, me dará el paro. Ya estamos en camino.
—Ok, me espero —se une a los bromistas del asunto.
—No sabes cuánto me han bromeado con eso. ¡Chao!
—¡Chao! —cortan la comunicación.
—¿No saben bromear con otra cosa que no sea eso? —Tal parece que para las quejas, la voz de Sebastián es la que domina.
Unos minutos más tarde, la otra mitad del grupo está investigando en casa de David.
—No pensé que regresaran por mí tan rápido.
—Tenemos unas preguntas.
—¿Louis usaba somníferos?
—De vez en cuando, no siempre. Puede que ayer haya usado porque tenía sesión hoy a las nueve y para eso debía despertar y dormir temprano.
—¿Qué tiene que ver? —Matías no capta muy bien.
—A él no le daba sueño como hasta la una. Si quería dormirse a las diez, debía prepararse algo.
—Ayer no lo tomó, pero había una gota en sus pantalones.
—Posiblemente se le botó.
—¿Sabe si solía tener visitas?
—Él era el que visitaba.
—¿Tenía novia?
—Desde hace tres años no.
Al contar con la información suficiente, van la casa-estudio por si algo se les pasó por alto más temprano.
—¿Trajiste el spray?
—Creo que está en el auto.
—Quiero ver si limpiaron sangre. Tráelo —Alex pide. Mientras aguarda por su compañero, revisa el baño y descubre algo cuando éste regresa.
—¿Alex? Hey, ¿dónde te metiste? —grita desde el pasillo.
—Veía el baño. —Se asoma—. Pásame el spray.
—¿Qué veías en el baño?
—Si había algo. —Aplica el spray en el suelo hasta descubrir un goteo aparte que se dirige al baño y se acaba en el lavamanos—. Parece que alguien se lavó las manos luego de asesinar a Louis.
—¿Habrá huellas en el grifo?
—¿Tienes el polvo?
—Traje todo. —Enseña un maletín.
—Bien, veamos. —Esparce un poco, nada resulta—. No hay huellas.
—Como que usaba guantes.
—Hay otra cosa más que quiero ver. —Pasa a la ducha.
—¿Qué quieres ver? —Lo sigue.
—Un pasadizo secreto.
—¡¿En un baño?!
Alex gira uno de los grifos. En vez de mojarse como el otro imaginó, una puerta es abierta con ese movimiento.
—Sí, en un baño. Pasemos.
—¡¿Cómo descubriste eso?!
—Se nota que este baño no se usó mucho. Lo supuse.
—Te habrías mojado de estar equivocado.
—Era un riesgo que valía la pena tomar.
—¿Oyes eso?
—Hay algo raro aquí. —Saca y enciende su linterna, pues el pasadizo dio con un pasillo oscuro.
—Sólo es un cuarto normal más —Matías concluye al conseguirse con el final del pasillo.
—Con una agenda.
—¿Para qué otra agenda? El asistente tenía una muy bien hecha.
—Para clientes que no quería mostrarle a David —Alex contesta al abrirla.
—¡Tenía clientes a escondidas de él!
—Y algo que no eran simplemente clientes. Si te fijas, hay varios días de diferencia entre sesión y sesión y todas son mujeres jóvenes.
—Louis no era un simple fotógrafo.
—Espera. Si este es un cuarto secreto con todo y cama y tenía una agenda secreta…
—¡Aquí era donde las violaba! —concluyen ambos.
—¿Será que hacía algo más?
—Busquemos. —Se disponen a encontrar otra puerta, no hay ninguna a la vista—. Si hay otro cuarto, es otro pasadizo secreto porque no veo ninguna puerta.
—Igual, y este parece ser más disimulado.
—¡Hey! —Un bombillo prende la imaginación de Matías—. ¡Usa tu poder!
—¡¿Quieres que use mi poder para encontrar el pasadizo?! ¡¿Cómo se supone que voy a mover algo que no sé qué es?!
—Piensa en la entrada al cuarto escondido o algo así.
—Si así lo dices… —No muy convencido, Alex comienza a concentrarse—. Bien, ya que no sabemos qué es, puede que me tarde más, así que no te desesperes.
Su compañero asiente, a lo que el más alto camina alrededor de la habitación lentamente fijándose en casa objeto e intentando hallar cuál da con el próximo lugar oculto. Si algo se movía, eso sería.
—Nada se mueve. —Cree que resulta inútil.
—¡Espera! —Alex solicita. El silencio es fundamental para la concentración requerida para trasladar objetos con la mente. Él sigue caminando despacio.
—¡Alex, el espejo! —vitorea. Rápidamente va a él y lo aparta—. ¡Es aquí!
—¡¿Cómo no pensamos en el espejo?! —Se apresuran en abrirse paso en el estrecho camino que escondía el espejo de cuerpo entero.
—Vaya que es oscuro aquí. —Enciende su linterna—. ¡Oh!
—¿Qué viste? —Alex pregunta al ir atrás y no ver casi más que la espalda del otro.
Marc se está perdiendo de un gran descubrimiento al estar en la sala de espera del hospital. Quizás no del todo al contar con un celular por el cual lo llaman para contarle, pero mejor es ser testigo, ¿no?
—¿Encontraron algo?
—Varias cosas. Louis tenía clientes a escondidas de David para raptarlas y violarlas en un cuarto secreto.
—¿Cómo descubrieron eso?
—Después te cuento. Ahora encontramos a tres de las víctimas, por suerte no mataba.
—El somnífero era para las víctimas —se percata.
—Exacto. Vamos a llevarlas al hospital.
—¿Cuál hospital? —Se alarma un poco. ¿Y si van al mismo?
—El Mercy, nos queda más cerca. —Suerte que Alex no lo notó.
—Lo espero ahí. —Cuelgan. Marc queda pensando, no por mucho por Daniela quien le da noticias ya acostumbradas.
—Creo que ya sabes lo que viene.
—Sí. ¿Podrías decirme cuando terminen por mensaje? Alex y Matías van a venir con unas víctimas de nuestro caso y creen que llevé a Leo a chequearse la voz y creo que si se enteran de que está aquí, les va a extrañar.
—Está bien, te mandaré un mensaje. —Se va. Sólo minutos después, el grupo de detectives se reúne.
—Cuéntenme todo lo que descubrieron.
—Una agenda secreta donde anotaba a sus víctimas —Matías responde mientras se la muestra—. Ellas tres son las que encontramos.
—¿Y el resto?
—Las de antes ya las liberó, sólo tenía a tres a la vez. La última era para ayer en la noche, debió capturarla, pero no sabemos dónde está.
—¿Tienen su celular ahí?
—Lo tiene apagado. —Probablemente, la nueva prioridad sea ubicar a esa mujer porque de seguro es un punto muy importante para la solución del caso.
—¿Cómo trataba a las víctimas?
—Las tenía amarradas con dos ganchos sostenidos a ellas con una cuerda.
—¿Ganchos de ropa? —Marc no entiende al inicio.
—Sí, ganchos de ropa, uno hacia afuera y otro hacia adentro.
—¿Quieres decir algo así? —Dibuja la imagen de cómo capta la descripción en una pequeña libreta que guardaba en su bolsillo.
—No estaban así, pero sí.
Marc lo piensa, continúa dibujando.
—¿Qué se te ocurrió?
—¿Los ganchos eran de plástico o de metal?
—De metal.
—Así era la herida en el cuello de Louis, ¿no? —Les enseña el dibujo.
—Sí, creo que era así.
—Héctor dijo que fue con algo metálico.
—¿Dices que lo mataron con un gancho?
—Sólo fíjate. A sus víctimas las amarraba con dos ganchos y uno de ellos viendo hacia afuera. Creo que una de ellas, al tratar de defenderse, le cortó el cuello con el gancho.
—Por eso es que nuestras madres siempre decían que no jugáramos con ganchos —Matías reflexiona.
—Puede que la que era para ayer sea la que lo mató y por eso no la consiguen.
—Una de ellas se cortó con el gancho que iba hacia adentro. Quizás la que dices se cortó y está aquí.
—Preguntamos si alguien ingresó aquí por una antitetánica.
—Pensé que dirías “cortadura en el abdomen” —opina el de cejas largas.
—Pero es más lógico la antitetánica por cortarse con metal.
—Como digas. Ve.
—Sólo una pregunta, ¿dónde se ponen las vacunas aquí?
—Por allá —indica Marc.
—Ok. —Alex se dirige hasta la zona para obtener la información de la recepcionista, sacando su placa para no dar explicaciones—. ¿Alguien ha venido a inyectarse la antitetánica?
—Especifique.
—Una mujer que posiblemente se haya cortado el abdomen.
—Vino hace como media hora. Creía que la habían violado y pidió que le hicieran la prueba.
—¿Dónde hacen esas pruebas?
—Tiene que buscar la habitación.
—Bien, gracias. —Regresa con los otros dos—. Parece que se está haciendo la prueba de violación. Hay que investigar en cuál habitación está.
—¿Cómo se llama?
—Sólo anotó “Sasha” —Matías lee la agenda.
—Preguntaré por una Sasha. —Ahora es Marc quien se dirige hacia otra recepción y muestra su placa—. ¿Hay alguna Sasha que se haya ingresado por cortadura en el abdomen?
—Hace una hora. Está en la habitación 403.
—¿Por dónde queda esa?
—Segundo piso a la izquierda.
—Gracias.
—Se supone que esta es la habitación —Matías suelta al estar frente a la puerta.
—Es que ella está ahí. Esperemos a que…
Muy tarde, él ya está tocando a la puerta.
—Lo hubieras dicho antes —reclama en su defensa. Una doctora abre.
—¿Quiénes son ustedes? —Los tres sacan sus placas—. Oh, ¿la buscan?
—Creemos que está involucrada en un homicidio.
—¡¿Cómo es eso posible?! ¡Ella fue la víctima!
—Pudo asesinar a su atacante en defensa propia.
—Necesitamos confirmar ese hecho.
—Oh, bueno. Pase uno de ustedes.
Alex es el que decide encargarse de la situación esta vez. Toma asiento en el banco a un lado de la camilla donde ella descansa.
—¿Es usted Sasha?
—Sí. ¿Quién es? No parece doctor.
—Alex Aranda, soy de la policía.
—¿Policía? ¿Por qué me buscan?
—Queremos confirmar una historia. Sabemos que fue raptada por su fotógrafo ayer en la noche. ¿Cómo fue eso?
—Fui a su casa a las siete, hice la sesión, a mitad de camino me dio un té y hasta ahí recuerdo. Luego desperté con unos ganchos en mis brazos y me corté con ellos mientras trataba de defenderme de él para escapar.
—Y lo logró, pero hay algo que está pasando por algo.
—Lo herí con el gancho… —admite con algo de temor.
—Y lo mató —completa.
—¿Me están buscando por asesinato? ¡Lo hice en defensa propia!
—Así es como suena. Si de verdad fue en defensa propia, no te pasará nada.
—¡Sí lo fue, él estaba a punto de violarme! —Se altera.
—Sólo una pregunta más. ¿Había otro hombre?
—No, era sólo el fotógrafo.
Y con eso, el caso puede considerarse cerrado. Se acabó con un violador, se dio con un homicidio por legítima defensa y se descartó al asistente como cómplice del delito. Cuando los tres detectives están por irse, con la excusa de que tendrá que ir a buscar a Leonardo, Marc avisa que tardará un poco en llegar. Espera a que se vayan antes de ingresar al hospital de nuevo.
—¿Qué tal tu primer día como rata voluntaria? —los hermanos conversan al salir de ahí.
—Realmente no hice nada. La diferencia fue que tuve que anotar con detalles mi síntoma.
—Pensé que te tocaría algo más científico.
—Igual. Me dijeron que es la primera vez que a alguien le da un síntoma que tiene que ver con su poder.
—Oh, hablando del poder, ¿has intentado hablar como mujer desde que tu voz volvió?
—¿Crees que me salió sólo por el síntoma?
—Es posible, inténtalo.
—“¿Qué tal si vamos a comer helado?” —cita a Diana a la perfección—. ¡Desarrollé mi poder!
—Parece que ya eres un imitador completo.
—Oh, sí. ¿Qué tal va el caso?
—Resuelto desde hace unos minutos.
—¡¿Qué?! ¡¿Tan rápido?!
—Después te cuento.
Fin del Capítulo #38.
*Extrañaba escribir mis notas del final*
Uno: ¿Me creen que aquí había olvidado el apellido de Alex y tuve que buscarlo en un perfil que hice cuando empecé a escribir?
Dos: Otro caso que se me ocurrió de manera rara. Estaba guardando los ganchos que estaban en el baño, pero cuando los agarré se me fueron por los brazos y comencé a inventar, de repente casi no podía zafarme de ellos y ¡bam!, una forma de inmovilizar a alguien se me cruzó por la cabeza. De ahí construí el resto del caso y por eso puedo decir que sí es posible lo que digo ahíno preocuparse, logré librarme de ellos sin ayuda
Tres: Intentaré de pana ir más rapidito, en sólo dos capítulos se asoma una nueva etapa QUE ME FASCINA así que no creo que quiera tardar mucho por el gusto de pasarlos a narración, je. Lo único es que son capítulos MUY LARGOS, más largos que el flashback del secuestro de Leo (#29) por diez páginas de cuaderno (bueno, uno de ellos creo, porque el otro es más corto que recuerde aunque no por mucho).
FOURji♥: Pienso hacer una publicación sobre los poderes en la galería. Iba a ser para este fin de semana, pero como dije, ayer estuve escribiendo un capítulo frenéticamente y hoy este, así que veré si logro hacerla entre semana.
Creo que no tengo mucho espacio más, así que bye!
—Vinieron rápido —suelta al verlos en el laboratorio.
—Nos falta evidencia para investigar.
—Aún no sé con qué lo cortaron, sólo sé que fue con algo metálico. No hallé huellas, pero sí algo raro en sus pantalones. Justo ahora estaba viendo qué es y resultó ser un somnífero.
—¿Un fotógrafo con problemas para dormir?
—Eso es lo raro. Hice una prueba de sangre y no tiene ni un poco. Preparó un somnífero, pero no para él.
—Vivía solo, no lo hizo para alguien más.
—¿Y si tuvo visitas? —se le ocurre a Marc.
—¿Para qué le vas a dar un somnífero a…? —Matías lo piensa bien y lo entiende—. ¡Oh!
—¿Tienes la agenda ahí?
—Aquí —Leo responde—. ¿Qué busco?
—Busca si tenía alguna sesión ayer en la noche.
—La más tarde era a las tres —lee.
—Muy temprano. Debió tener alguna visita.
—¿Y si era para él y se le botó? —Todos se le quedan mirando raro—. ¿Qué? Pudo pasar.
—Entonces, ¿por qué no se hizo otro?
—Porque era el último que le quedaba.
—En serio, se te ocurren unas cosas y después dices que los casos son raros.
—También está la opción de que la mancha sea de hace días y se haya puesto los mismos pantalones.
—¿Lo de usar los mismos pantalones durante días? Al menos eso es un poco más creíble.
—¿Hay alguna manera de saber la antigüedad de la gota?
—No. Ganarías un juicio por duda razonable. Casi se me olvidaba, la hora de muerte fue a las siete y media aproximadamente. ¿A qué hora llegó el asistente?
—A las siete y cincuenta, eso lo descarta.
—¿Y si él llegó antes, lo mató, volvió a casa para limpiarse y regresó a las siete y cincuenta para llamar al 911 y pasar desapercibido? —Matías da la posibilidad.
—En serio, Matías, hoy estás más ocurrente que yo —Leo dice.
—¿Qué? Eso también pudo pasar.
—Sólo si el asistente vive cerca, muy cerca, prácticamente vecinos.
—¿Dónde vive el asistente?
—No lo sé, hay que buscarlo.
—No podemos decir que lo que dijiste no sea cierto porque es posible. Busquemos la dirección del asistente. —Marc es el primero en dirigirse a la oficina—. ¿Cómo es que se llama?
—David Pillman. —Algo tiene que ninguno lo recuerda cuando lo necesita. Escribe el nombre y lee los resultados.
—No, vive a dos cuadras, muy lejos.
—Déjame adivinar. —El de ojos celestes aclara su voz antes de imitar al de cejas largas—. “¿Y si se quedó adentro de la casa y se puso la ropa de Louis?”.
—Debo admitir que lo pensé, pero David es más pequeño que Louis, su ropa le quedaría grande.
—¡Ja, pero lo pensaste! —exclama, extrañándose al no ser su voz la que pronunció eso.
—¿Por qué dijiste eso con mi voz? —Matías está igual de extrañado.
Leonardo lo piensa, la cosa no era normal.
—¿Por qué lo dije con tu voz? —Al borde del espanto, ahora la voz de Alex fue la escuchada.
—Ahora hablas con la mía.
—En serio que no sé por qué lo hago —confiesa con la misma voz—. ¡Ah!
—¿Un nuevo brote?
—No existen brotes por los poderes —reclama con un acento distinto, propio de Sebastián—. ¡¿Qué rayos?!
—¿No puedes hablar con tu voz?
—¡¿Qué crees que estoy…?! —se calla al notar lo aguda que su voz suena, ¿y qué más pedir si es la de la mismísima Paula?—. ¡¿Qué?! ¡¿Desde cuándo puedo imitar a mujeres?!
—Y lo más raro es que fue a Paula. —Marc no sabe cómo reaccionar.
—¡Lo sé! —El tono habitual masculino regresa, aunque no el suyo—. Ahora tú.
—Al menos esa es más normal.
—¿Paula no había salido? —Daisy pregunta al pasar frente a la oficina—. Oh, no está aquí.
—Es que ella salió —Marc afirma. Atrás se puede ver a su hermano intentando no ser visto.
—Entonces fue mi imaginación la que me hizo oírla.
—Sí, de seguro. Te está afectando no hacer nada.
—Eso creo —concuerda y sigue caminando.
—Parece que terminé de… —Y el tono femenino ataca una vez más, aun más agudo—. ¡¿Pero que me pasa?!
—¡¿Qué fue eso?! —La pelirroja corre de vuelta a esa oficina.
—Nada, nada, Daisy. —Alex y Matías hacen lo que pueden por no reír mientras Marc cubre al menor y Leo desea ser invisible.
—¿Seguro? Me pareció oír mi voz y no fui yo.
—En serio que no fue nada.
—Alex y Matías no me hacen creer tu historia.
—Sabes cómo son ellos.
—¿Te quedaste mudo? —Mala suerte para el castaño. Ser invisible no es un poder—. No es normal que yo esté aquí y que apenas me mires.
Dudando un mundo para hablar, no le queda de otra que rogar que su voz vuelva a la normalidad cuando mueva los labios y la lengua en su próxima respuesta.
—No… —El esfuerzo no es suficiente—. No… ¡Ah!
—¡Así que fuiste tú! —Sus ojos y su boca se abren amplios—. ¿No era que no imitabas a mujeres?
—¡Es que no lo hacía!
—No hace falta que me imites diciendo eso.
—¡Es que esa no es mi intención!
—Siento que estoy hablando conmigo misma —reconoce incómodamente.
—¡Lo sé, pero es que no puedo controlar mi voz!
—¿Tratas de hablar con tu voz y no te sale?
—¡Exacto! —Más gruesa, su voz es de hombre de nuevo. Mucho más cómodo para él estar “imitando” a Cristian—. Oh, al menos ahora hablo como hombre.
—Quizás sea un efecto por haber terminado de desarrollar tu poder.
—Eso espero. Mientras no hable como mujer en algo importante, todo está bien.
—Bueno, felicidades por ser un imitador completo —felicita. Le da dos palmadas en el hombro y se va.
—Traté que no te hiciera hablar.
—Gracias por intentarlo —agradece. Se levanta y se acerca a la puerta—. Ven acá.
—¿Qué pasa?
—Creo que este es el —oye una voz muy familiar que le incomoda. Por cada palabra, su cara expresa mucha más confusión—… síntoma más disimulado que he tenido antes de un paro.
—¿Es en serio? —En vez de preocuparle, escuchar la voz de su madre sólo le ha hecho reír.
—¡“¿Es en serio” digo yo! Estoy hablando como mamá, ¡literalmente! ¡Quiero mi voz de vuelta!
—Mi pregunta fue por lo del síntoma.
—Ah, eso… —Su expresión de extrañeza se transforma en molestia—. ¡Lo que me faltaba! Sí, creo que es un síntoma bastante disimulado.
—Si tú lo dices, papá. —Golpea ligeramente su hombro, riendo—. ¡No aguanto más!
—No es divertido —regaña muy serio.
—Te oyes con mucha autoridad así. —Su risa es callada por ese tono potente. Leo sólo quiere lanzar fuego por los ojos.
—Sólo piénsalo. Si fuera por mi poder, yo creo que mi voz saldría de vez en cuando, pero no. Cuando mi voz salga, hasta ahí llegó lo divertido.
—Suenas muy convincente —alarga la “u” para enfatizar.
—¿Qué insinúas? —Su cara comunica total sufrimiento.
—Eso fue muy Paula, no sólo por la voz.
—En serio, ¡¿puedes llevarme al hospital ya?!
—¡Ok, ok! Calma, ya te llevo. —Ingresa a la oficina a avisar—. Leo, o quien sea el que esté hablando y yo volveremos en un rato. Quiere chequearse la voz —anuncia y camina afuera—. Llama a Daniela.
—¿En serio? Tú está hablando bien.
—Así sabrá de una vez tu síntoma.
—Okay —accede de mala gana y comienza a marcar.
—Siento que peleo con Paula contigo así, es tan gracioso.
—¡Cállate! —Entran al ascensor.
—Nunca pensé que pelear con Paula llegaría a ser tan gracioso, en serio —bromea. Es una oportunidad para fastidiarlo imperdible.
—¿Sabes qué no será divertido? —Se desespera. Presiona el botón que detiene al ascensor.
—¿Qué estás haciendo?
—No será divertido cuando me ponga a imitar a Paula tal cual y como es y como estoy en un ascensor contigo y se supone que soy Paula… —explica con un toque más femenino en su voz que la hace aun más convincente, además de acercarse lentamente a Marc.
—¿Estás actuando o es en serio? —Incómodo.
—Así que, Marc, ya que estamos en un ascensor, podríamos…
—Leonardo, en serio, detente —usa su nombre entero, va en serio.
—¿Leonardo? Oh, yo pensé que era Paula. Decía que podríamos hacer “trampa”, ¿sabes? —Está extremadamente cerca del otro, teniéndolo acorralado—. ¿Qué te parece? —Eleva una ceja y sonríe de lado.
—¡Para! —Lo empuja para recuperar su espacio—. ¡Me vas a traumar!
—¡Esa era la idea! —Su plan sale a la perfección. De ser la víctima, pasó a ser el bromista—. Oh, me cambió otra vez.
—No vuelvas a hacer eso —aún perturbado.
—Eso depende de ti. —Activa el ascensor.
—No sabía que podías llegar a hacer eso.
—Que sea tímido no quiere decir que no sepa de eso.
—Quiero decir, conmigo.
—Eres mi hermano, no hay ningún problema con bromear así. Si fueras un amigo, ahí sí me preocuparía.
—¡Eres un pequeño pervertido por dentro! —le sorprende su forma de pensar.
—Soy Matías, ¿qué te puedo decir? —alega por su actual voz.
—Llama a Daniela —le recuerda luego de reír un poco. El ascensor llega a la planta baja.
—Oh, casi lo olvidaba. —Marca el número nuevamente—. Llamaré en el auto, no me arriesgaré a que alguien me oiga como mujer.
Ya en el auto del mayor, su celular repica segundos antes de cambiar la velocidad.
—¿No te dije que voy a llevar a Leo a chequearse la voz?
—Sí, es para decirte que vamos a donde el asistente.
—¿Siguen sospechando de él?
—Vamos a preguntarle sobre el somnífero.
—Ah, claro. Voy a manejar, chao —cuelga y arranca—. Aún no llamas.
—¡Calma! A eso voy. —Oprime el botón verde y espera los repiques hasta que la llamada es atendida.
—¡Hola! —Daniela saluda.
—Hola… —El sonido de la pelirroja se apodera de él otra vez—. Qué oportuno.
—¿Eres Daisy llamando del celular de Leo?
—¡No, soy Leo!
—¡Ja, claro! Daisy, sé que Leo es imitador, pero él no puede imitar a mujeres.
—Ahora sí puedo, ¡se me acaba de desarrollar esa parte!
—Una prueba que me diga que eres Leo.
Un silencio de unos escasos segundos hace que la de rizos hesite sobre la identidad de la persona del otro lado de la línea. Al dar con un dato que sólo él conoce, habla rápidamente porque sabe que alguien no estará a gusto con éste siendo compartido.
—¡El se…! Okay, qué casualidad —hace paréntesis a la revelación—. ¡El segundo nombre de Marc es Gabriel por una confusión de mi mamá cuando estaba anotando su nombre y el de mi papá en los registros!
—¿No pudiste decir que crees que te dará un paro? —protesta el mencionado.
—Oh, eso también.
—Con oír que imitabas a Marc era suficiente, pero ¿por qué no hablas con tu voz?
—¡Porque no puedo!
—¿No te sale?
—¡No!... ¡Ah, odio que me salga la voz de la persona con la que estoy hablando!
—Siento que hablo conmigo.
—¡Por eso! Bueno, creo que cuando mi voz vuelva, me dará el paro. Ya estamos en camino.
—Ok, me espero —se une a los bromistas del asunto.
—No sabes cuánto me han bromeado con eso. ¡Chao!
—¡Chao! —cortan la comunicación.
—¿No saben bromear con otra cosa que no sea eso? —Tal parece que para las quejas, la voz de Sebastián es la que domina.
Unos minutos más tarde, la otra mitad del grupo está investigando en casa de David.
—No pensé que regresaran por mí tan rápido.
—Tenemos unas preguntas.
—¿Louis usaba somníferos?
—De vez en cuando, no siempre. Puede que ayer haya usado porque tenía sesión hoy a las nueve y para eso debía despertar y dormir temprano.
—¿Qué tiene que ver? —Matías no capta muy bien.
—A él no le daba sueño como hasta la una. Si quería dormirse a las diez, debía prepararse algo.
—Ayer no lo tomó, pero había una gota en sus pantalones.
—Posiblemente se le botó.
—¿Sabe si solía tener visitas?
—Él era el que visitaba.
—¿Tenía novia?
—Desde hace tres años no.
Al contar con la información suficiente, van la casa-estudio por si algo se les pasó por alto más temprano.
—¿Trajiste el spray?
—Creo que está en el auto.
—Quiero ver si limpiaron sangre. Tráelo —Alex pide. Mientras aguarda por su compañero, revisa el baño y descubre algo cuando éste regresa.
—¿Alex? Hey, ¿dónde te metiste? —grita desde el pasillo.
—Veía el baño. —Se asoma—. Pásame el spray.
—¿Qué veías en el baño?
—Si había algo. —Aplica el spray en el suelo hasta descubrir un goteo aparte que se dirige al baño y se acaba en el lavamanos—. Parece que alguien se lavó las manos luego de asesinar a Louis.
—¿Habrá huellas en el grifo?
—¿Tienes el polvo?
—Traje todo. —Enseña un maletín.
—Bien, veamos. —Esparce un poco, nada resulta—. No hay huellas.
—Como que usaba guantes.
—Hay otra cosa más que quiero ver. —Pasa a la ducha.
—¿Qué quieres ver? —Lo sigue.
—Un pasadizo secreto.
—¡¿En un baño?!
Alex gira uno de los grifos. En vez de mojarse como el otro imaginó, una puerta es abierta con ese movimiento.
—Sí, en un baño. Pasemos.
—¡¿Cómo descubriste eso?!
—Se nota que este baño no se usó mucho. Lo supuse.
—Te habrías mojado de estar equivocado.
—Era un riesgo que valía la pena tomar.
—¿Oyes eso?
—Hay algo raro aquí. —Saca y enciende su linterna, pues el pasadizo dio con un pasillo oscuro.
—Sólo es un cuarto normal más —Matías concluye al conseguirse con el final del pasillo.
—Con una agenda.
—¿Para qué otra agenda? El asistente tenía una muy bien hecha.
—Para clientes que no quería mostrarle a David —Alex contesta al abrirla.
—¡Tenía clientes a escondidas de él!
—Y algo que no eran simplemente clientes. Si te fijas, hay varios días de diferencia entre sesión y sesión y todas son mujeres jóvenes.
—Louis no era un simple fotógrafo.
—Espera. Si este es un cuarto secreto con todo y cama y tenía una agenda secreta…
—¡Aquí era donde las violaba! —concluyen ambos.
—¿Será que hacía algo más?
—Busquemos. —Se disponen a encontrar otra puerta, no hay ninguna a la vista—. Si hay otro cuarto, es otro pasadizo secreto porque no veo ninguna puerta.
—Igual, y este parece ser más disimulado.
—¡Hey! —Un bombillo prende la imaginación de Matías—. ¡Usa tu poder!
—¡¿Quieres que use mi poder para encontrar el pasadizo?! ¡¿Cómo se supone que voy a mover algo que no sé qué es?!
—Piensa en la entrada al cuarto escondido o algo así.
—Si así lo dices… —No muy convencido, Alex comienza a concentrarse—. Bien, ya que no sabemos qué es, puede que me tarde más, así que no te desesperes.
Su compañero asiente, a lo que el más alto camina alrededor de la habitación lentamente fijándose en casa objeto e intentando hallar cuál da con el próximo lugar oculto. Si algo se movía, eso sería.
—Nada se mueve. —Cree que resulta inútil.
—¡Espera! —Alex solicita. El silencio es fundamental para la concentración requerida para trasladar objetos con la mente. Él sigue caminando despacio.
—¡Alex, el espejo! —vitorea. Rápidamente va a él y lo aparta—. ¡Es aquí!
—¡¿Cómo no pensamos en el espejo?! —Se apresuran en abrirse paso en el estrecho camino que escondía el espejo de cuerpo entero.
—Vaya que es oscuro aquí. —Enciende su linterna—. ¡Oh!
—¿Qué viste? —Alex pregunta al ir atrás y no ver casi más que la espalda del otro.
Marc se está perdiendo de un gran descubrimiento al estar en la sala de espera del hospital. Quizás no del todo al contar con un celular por el cual lo llaman para contarle, pero mejor es ser testigo, ¿no?
—¿Encontraron algo?
—Varias cosas. Louis tenía clientes a escondidas de David para raptarlas y violarlas en un cuarto secreto.
—¿Cómo descubrieron eso?
—Después te cuento. Ahora encontramos a tres de las víctimas, por suerte no mataba.
—El somnífero era para las víctimas —se percata.
—Exacto. Vamos a llevarlas al hospital.
—¿Cuál hospital? —Se alarma un poco. ¿Y si van al mismo?
—El Mercy, nos queda más cerca. —Suerte que Alex no lo notó.
—Lo espero ahí. —Cuelgan. Marc queda pensando, no por mucho por Daniela quien le da noticias ya acostumbradas.
—Creo que ya sabes lo que viene.
—Sí. ¿Podrías decirme cuando terminen por mensaje? Alex y Matías van a venir con unas víctimas de nuestro caso y creen que llevé a Leo a chequearse la voz y creo que si se enteran de que está aquí, les va a extrañar.
—Está bien, te mandaré un mensaje. —Se va. Sólo minutos después, el grupo de detectives se reúne.
—Cuéntenme todo lo que descubrieron.
—Una agenda secreta donde anotaba a sus víctimas —Matías responde mientras se la muestra—. Ellas tres son las que encontramos.
—¿Y el resto?
—Las de antes ya las liberó, sólo tenía a tres a la vez. La última era para ayer en la noche, debió capturarla, pero no sabemos dónde está.
—¿Tienen su celular ahí?
—Lo tiene apagado. —Probablemente, la nueva prioridad sea ubicar a esa mujer porque de seguro es un punto muy importante para la solución del caso.
—¿Cómo trataba a las víctimas?
—Las tenía amarradas con dos ganchos sostenidos a ellas con una cuerda.
—¿Ganchos de ropa? —Marc no entiende al inicio.
—Sí, ganchos de ropa, uno hacia afuera y otro hacia adentro.
—¿Quieres decir algo así? —Dibuja la imagen de cómo capta la descripción en una pequeña libreta que guardaba en su bolsillo.
—No estaban así, pero sí.
Marc lo piensa, continúa dibujando.
—¿Qué se te ocurrió?
—¿Los ganchos eran de plástico o de metal?
—De metal.
—Así era la herida en el cuello de Louis, ¿no? —Les enseña el dibujo.
—Sí, creo que era así.
—Héctor dijo que fue con algo metálico.
—¿Dices que lo mataron con un gancho?
—Sólo fíjate. A sus víctimas las amarraba con dos ganchos y uno de ellos viendo hacia afuera. Creo que una de ellas, al tratar de defenderse, le cortó el cuello con el gancho.
—Por eso es que nuestras madres siempre decían que no jugáramos con ganchos —Matías reflexiona.
—Puede que la que era para ayer sea la que lo mató y por eso no la consiguen.
—Una de ellas se cortó con el gancho que iba hacia adentro. Quizás la que dices se cortó y está aquí.
—Preguntamos si alguien ingresó aquí por una antitetánica.
—Pensé que dirías “cortadura en el abdomen” —opina el de cejas largas.
—Pero es más lógico la antitetánica por cortarse con metal.
—Como digas. Ve.
—Sólo una pregunta, ¿dónde se ponen las vacunas aquí?
—Por allá —indica Marc.
—Ok. —Alex se dirige hasta la zona para obtener la información de la recepcionista, sacando su placa para no dar explicaciones—. ¿Alguien ha venido a inyectarse la antitetánica?
—Especifique.
—Una mujer que posiblemente se haya cortado el abdomen.
—Vino hace como media hora. Creía que la habían violado y pidió que le hicieran la prueba.
—¿Dónde hacen esas pruebas?
—Tiene que buscar la habitación.
—Bien, gracias. —Regresa con los otros dos—. Parece que se está haciendo la prueba de violación. Hay que investigar en cuál habitación está.
—¿Cómo se llama?
—Sólo anotó “Sasha” —Matías lee la agenda.
—Preguntaré por una Sasha. —Ahora es Marc quien se dirige hacia otra recepción y muestra su placa—. ¿Hay alguna Sasha que se haya ingresado por cortadura en el abdomen?
—Hace una hora. Está en la habitación 403.
—¿Por dónde queda esa?
—Segundo piso a la izquierda.
—Gracias.
—Se supone que esta es la habitación —Matías suelta al estar frente a la puerta.
—Es que ella está ahí. Esperemos a que…
Muy tarde, él ya está tocando a la puerta.
—Lo hubieras dicho antes —reclama en su defensa. Una doctora abre.
—¿Quiénes son ustedes? —Los tres sacan sus placas—. Oh, ¿la buscan?
—Creemos que está involucrada en un homicidio.
—¡¿Cómo es eso posible?! ¡Ella fue la víctima!
—Pudo asesinar a su atacante en defensa propia.
—Necesitamos confirmar ese hecho.
—Oh, bueno. Pase uno de ustedes.
Alex es el que decide encargarse de la situación esta vez. Toma asiento en el banco a un lado de la camilla donde ella descansa.
—¿Es usted Sasha?
—Sí. ¿Quién es? No parece doctor.
—Alex Aranda, soy de la policía.
—¿Policía? ¿Por qué me buscan?
—Queremos confirmar una historia. Sabemos que fue raptada por su fotógrafo ayer en la noche. ¿Cómo fue eso?
—Fui a su casa a las siete, hice la sesión, a mitad de camino me dio un té y hasta ahí recuerdo. Luego desperté con unos ganchos en mis brazos y me corté con ellos mientras trataba de defenderme de él para escapar.
—Y lo logró, pero hay algo que está pasando por algo.
—Lo herí con el gancho… —admite con algo de temor.
—Y lo mató —completa.
—¿Me están buscando por asesinato? ¡Lo hice en defensa propia!
—Así es como suena. Si de verdad fue en defensa propia, no te pasará nada.
—¡Sí lo fue, él estaba a punto de violarme! —Se altera.
—Sólo una pregunta más. ¿Había otro hombre?
—No, era sólo el fotógrafo.
Y con eso, el caso puede considerarse cerrado. Se acabó con un violador, se dio con un homicidio por legítima defensa y se descartó al asistente como cómplice del delito. Cuando los tres detectives están por irse, con la excusa de que tendrá que ir a buscar a Leonardo, Marc avisa que tardará un poco en llegar. Espera a que se vayan antes de ingresar al hospital de nuevo.
—¿Qué tal tu primer día como rata voluntaria? —los hermanos conversan al salir de ahí.
—Realmente no hice nada. La diferencia fue que tuve que anotar con detalles mi síntoma.
—Pensé que te tocaría algo más científico.
—Igual. Me dijeron que es la primera vez que a alguien le da un síntoma que tiene que ver con su poder.
—Oh, hablando del poder, ¿has intentado hablar como mujer desde que tu voz volvió?
—¿Crees que me salió sólo por el síntoma?
—Es posible, inténtalo.
—“¿Qué tal si vamos a comer helado?” —cita a Diana a la perfección—. ¡Desarrollé mi poder!
—Parece que ya eres un imitador completo.
—Oh, sí. ¿Qué tal va el caso?
—Resuelto desde hace unos minutos.
—¡¿Qué?! ¡¿Tan rápido?!
—Después te cuento.
Fin del Capítulo #38.
*Extrañaba escribir mis notas del final*
Uno: ¿Me creen que aquí había olvidado el apellido de Alex y tuve que buscarlo en un perfil que hice cuando empecé a escribir?
Dos: Otro caso que se me ocurrió de manera rara. Estaba guardando los ganchos que estaban en el baño, pero cuando los agarré se me fueron por los brazos y comencé a inventar, de repente casi no podía zafarme de ellos y ¡bam!, una forma de inmovilizar a alguien se me cruzó por la cabeza. De ahí construí el resto del caso y por eso puedo decir que sí es posible lo que digo ahí
Tres: Intentaré de pana ir más rapidito, en sólo dos capítulos se asoma una nueva etapa QUE ME FASCINA así que no creo que quiera tardar mucho por el gusto de pasarlos a narración, je. Lo único es que son capítulos MUY LARGOS, más largos que el flashback del secuestro de Leo (#29) por diez páginas de cuaderno (bueno, uno de ellos creo, porque el otro es más corto que recuerde aunque no por mucho).
FOUR
Creo que no tengo mucho espacio más, así que bye!
Spencer
Re: Más Que Cosas De Policías
Les tengo un pequeño aviso ♪
Es sólo una invitación a pasarse por mi galería (link blanco de la lista de Mis novelas). Ayer he terminado la publicación acerca de los poderes, ha quedado genial Todos los interesados son bienvenidos a leerla y a comentar
Actualización: ¡Leyendo comentarios de hace unas semanas me di cuenta de que olvidé por completo subir el link de la entrevista que me hicieron en Wattpad! Aquí está para quien quiera leerla
Es sólo una invitación a pasarse por mi galería (link blanco de la lista de Mis novelas). Ayer he terminado la publicación acerca de los poderes, ha quedado genial Todos los interesados son bienvenidos a leerla y a comentar
Actualización: ¡Leyendo comentarios de hace unas semanas me di cuenta de que olvidé por completo subir el link de la entrevista que me hicieron en Wattpad! Aquí está para quien quiera leerla
Última edición por Angelacpm el Vie 14 Nov 2014, 5:51 pm, editado 2 veces
Spencer
Página 14 de 16. • 1 ... 8 ... 13, 14, 15, 16
Temas similares
» muro de polícias.
» Policías enamorados de Ladronas (Zayn, Liam, Harry,Andy, Gaby y Laura)
» ♡ requiescat in pace ♡
» Then the rain came down.|Cosas.
» 10 Cosas...
» Policías enamorados de Ladronas (Zayn, Liam, Harry,Andy, Gaby y Laura)
» ♡ requiescat in pace ♡
» Then the rain came down.|Cosas.
» 10 Cosas...
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 14 de 16.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
Ayer a las 12:51 am por SweetLove22
» My dearest
Lun 11 Nov 2024, 7:37 pm por lovesick
» Sayonara, friday night
Lun 11 Nov 2024, 12:38 am por lovesick
» in the heart of the circle
Dom 10 Nov 2024, 7:56 pm por hange.
» air nation
Miér 06 Nov 2024, 10:08 am por hange.
» life is a box of chocolates
Mar 05 Nov 2024, 2:54 pm por 14th moon
» —Hot clown shit
Lun 04 Nov 2024, 9:10 pm por Jigsaw
» outoflove.
Lun 04 Nov 2024, 11:42 am por indigo.
» witches of own
Dom 03 Nov 2024, 9:16 pm por hange.