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great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
O W N :: Novelas colectivas :: Novelas colectivas :: Novelas Colectivas :: Inscripciones / audiciones
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Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
No tenía mucha inspiración y esto es lo que salió :)
- Capítulo feo:
¿Acaso era cierto las palabras que acababan de salir de su boca? De pronto la ira me invadió que pude jurar que no me reconocía, era otra, otra parte de mí que nunca había descubierto, hasta hoy... ¿Yo le había arruinado la vida? Pues lo hubiera pensado antes de quedar embarazada.
Mi mirada se posó en mis manos, era lo único que podía hacer si no quería arruinar más de lo que ya estaba, pero me fue imposible, su intento de disculpas fue la gota que rebalsó el vaso. Abrí la puerta del vehículo estacionado enfrente de la casa de mi padre con brutalidad y furia, dando a entender que no quería hablar más del tema. Azoté la puerta una vez que ya había tomado mi mochila y había salido de allí para dirigirme hacía la puerta.
Quería decirle demasiadas cosas, unas cuantas que desde hace ya tiempo me venía guardando pero no era el lugar ni el modo de decírselo, toqué timbre rogándole a Dios para que mi progenitor abra rápido la puerta, pero para mi mala suerte estaba en el baño y saldría “en un momento”. Ese “momento” sería suficiente para que la ira que llevaba dentro explotara por completo y empezara a sacar trapos sucios a la luz.
—Hija... Yo... —su tono de madre arrepentida aumentó mi enojo y mis ganas de hablar, pero para contenerme apreté fuertemente mis labios, agradecí que estaba de espalda a esa mujer que segundos atrás me había dicho que yo había arruinado su vida— Lo siento, no quería decir eso. Tú eres lo que más amo en la vida, cariño...
—¿Lo que más amas en la vida? Hace menos de cinco minutos me dijiste lo contrario, decídete, una cosa o la otra. ¡Deja de contradecirte a ti misma! —solté furiosa volteándome para quedar enfrente de ella. No me parecía en nada a mi madre, pero en nada, yo era un calco idéntico de mi padre. Física y mentalmente. Por donde quieras que veas, mi padre y yo éramos iguales —. ¡Vives contradiciéndote, vives echándome la culpa de tus problemas económicos, vives haciéndome sentir una inútil, vives queriendo manejarme la vida a tu antojo! ¿Te crees que no me duelen tus palabras? ¡Pues si lo hacen! ¡Me duele cuando me dices que arruiné tu vida, me duele cuando me dices que no sirvo para nada, me duele cuando me dices que yo tengo la culpa de tus problemas! —de pronto escuché el sonido de la puerta abrirse, mi madre bajó la mirada y yo volteé a ver a mi padre, quién tenía una cara de no entender nada. Solamente lo abracé fuertemente sin previo aviso, me correspondió preguntándome al oído que había sucedido—.
—Yo... Debo irme, nos vemos el lunes, hija —dijo mi madre y se dirigió a su auto, pero mi padre se separó de mí y se acercó a ella—.
—¿Podemos hablar? —ella asintió— Princesa, ve adentro, ¿si? Allí están Julia y Alex.
—De acuerdo... —Julia era mi madrastra, me caía muy bien que hasta a veces desearía que ella fuera mi madre, y Alex era mi hermanastro, es unos años mayor que yo pero nos llevamos genial, me cuida y me trata como su hermana menor. Me adentré a la casa quedándome con la duda de que querría hablar mi padre con mi madre, si ellos ni se podían ver, apenas cinco minutos a la semana y ya—.
Una vez que estuve adentro de la casa, me encontré con Alex, es de piel blanca, ojos azules y cabello castaño oscuro. Estaba vestido con una remera blanca y una camisa a cuadros rojos desprendida, unos jeans ajustados negros y unas zapatillas negras, me sonrió y se acercó a saludarme. De la cocina se asomó Julia, una mujer de cabellos castaños claros, ojos azules que combinaban perfectamente con su blanca piel igual a la de Alex.
Saludé a ambos con una sonrisa fingida, Julia no lo notó y volvió a su labor de hacer la cena, pero Alex no quedó convencido así que me abrazó fuertemente como si pudiera leer mis pensamientos. Le correspondí y las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería que él ni nadie me viera llorar, es algo que no soporto.
Nos separamos y su sonrisa me animó a sonreírle de vuelta. Luego de eso, subí a mi habitación, la cuál era bastante amplia con un hermoso ventanal que daba al balcón de ésta, además estaba pintada de verde manzana, uno de mis colores favoritos.
Arrojé la mochila a mi cama y dejé mi cuerpo al lado, mis ojos se cerraron lentamente buscando tranquilidad para pensar en lo que acababa de pasar en los ¿últimos veinte minutos? Realmente no sé cuánto, pero no tenía ganas de pensar sobre las palabras de mi madre y mucho menos llorar por ellas.
Me levanté la cómoda cama y caminé lentamente hasta el ventanal que me ofrecía una hermosa vista de la luna entre las grisáceas nubes que daban a la idea de que llovería, las estrellas no brillaban... No habían aparecido esa noche, genial... Algo menos que hacer cuando me quede desvelada.
Alguien golpeó mi puerta con tres leves golpes, pronuncié un ‘pase’ no muy fuerte y mi padre ingresó a la habitación. Lucía preocupado, tenso y ¿enojado? Ay no... ¿Ahora que hice?
—Hija... ¿Tienes un minuto? Quisiera hablar contigo —dijo sereno sentándose en mi cama e invitándome a sentarme al lado suyo—.
—Claro. ¿Pasa algo malo? —pregunté tomando asiento al lado suyo—.
—Tu madre me contó todo. Cariño, no tienes que sentirte mal por eso ¿si? Si para ella le arruinaste la vida, a mí me la mejoraste. Porque tú eres mi princesa, tú eres mi bebé por más de que tengas diecisiete. Te amo con todo mi corazón al igual que amo a tus hermanos. Eres mi hija, la única, te amo con más razón todavía, porqué eres más frágil, eres más delicada para mí. El día que tu madre me dijo que estaba embarazada de ti, fue uno de los mejores días de mi vida. Te amo y quiero que siempre tengas eso en mente.
—De acuerdo, gracias papá —dije sonriéndole, él me devolvió la sonrisa y me abrazó—. Pa, si no te molesta, quisiera ducharme.
—Oh, lo siento. Nosotros con Julia iremos a buscar a tu hermanita a lo de la madre Julia, ¿te quedas con Alex?
—Claro.
—De acuerdo, ya volvemos, ¿si? Cualquier cosa me llamas.
—Está bien.
Mi padre se marchó e inmediatamente corrí hacía el baño, abrí la llave de la regadera y a los segundos comenzó a salir el agua, mientras salía el vapor yo me desvestía y dejaba toda la ropa en el cesto de ropa sucia, ya era el segundo día con el mismo atuendo.
Una vez desvestida completamente, me adentré en la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo. Al terminar de ducharme envolví mi cuerpo en una toalla de color rojo carmesí que llevaba unos centímetros arriba de la rodilla.
Me estaba subiendo la cremallera del short cuándo suena el teléfono, me pongo rápidamente mi remera y bajo las escaleras gritando 'yo atiendo'. Levanté el teléfono y hablé.
—¿Diga?
—Si la luna se vuelve roja —pronunció una voz grave, al parecer de un hombre mayor, quizá jubilado. Rodé mis ojos, parecía ser uno de esos locos que llaman a un número cualquiera porque no tienen un carajo que hacer en su puta vida—, escucharéis trece campanadas.
—Ya, claro y yo soy la hija de Barney —contesté sarcásticamente, como se notaba que no tenía nada que hacer más que joder a los demás...—, ¿por qué no se pone hacer algo productivo, pedazo de idiota?
—Si la luna se vuelve roja —dijo que nuevo la misma voz con el mismo tono de voz, aunque ahora parecía estar divirtiéndose... Ya se va a divertir cuando le pegue una patada en los...— escucharéis trece campanadas.
—Claro, por supuesto. Y yo soy la hija de Barney. Ya enserio, búscate algo para hacer que no joda a los demás, ¿quieres? Hazle ese favor al mundo —estaba respondiéndole con el mismo sarcasmo que la primera vez cuando siento la llamada se corta y el irritante sonido que te indica eso aturde mis oídos—. El muy hijo de puta me cortó. Conchudo...
Suspiré y decidí volver a mi habitación. Al pasar por la habitación de Alex, que quedaba dos más atrás, escuché dos voces, una era de Alex y la otra era de una mujer. ¿Acaso estaba con una mujer? No me importaba ni mucho menos, pero... ¡Joder! ¿Por qué me sentía incómoda? ¿Será porqué estoy acostumbrada a verlo sin ninguna chica alrededor? Si, eso es definitivamente. Aparte, él no es de mi tipo.
Divertido, atento, gracioso, que no se preocupe de nada y que me transmita confianza en si mismo. Así sería mi tipo, pero hasta ahora, con todos los que he andado han resultado ser unos pendejos.
Al llegar a mi habitación encendí mi DVD y mi televisión, coloqué un CD con una recopilación de mis canciones favoritas y le subí a todo el volumen que el televisor daba, 50. La primera canción comenzó a sonar, era de Cher Lloyd. Una de mis cantantes favoritas.
A decir verdad... La llamada del desconocido ese me dejo algo asustada, ¿si la luna se vuelve roja, escucharé trece campanadas? Era algo ridículo, ¿la luna roja? Pero si lo analizabas bien tenía sentido, quizá era alguien que quería asustarme, y si ese era su objetivo, pues lo está cumpliendo... Mi mirada no dejaba de ver la ventana a cada minuto, la luna seguía blanca como siempre. Quizá solamente debía tranquilizarme... Si, debía tranquilizarme.
Seguí escuchando música hasta que mi hermanita menor, producto de mi padre y Julia, entró a mi habitación a decirme que la cena ya estaba lista. Bajamos juntas y nos sentamos a cenar, yo estaba al lado de Alex, mi padre a la cabecera y Julia en la otra, y mi hermanita menor, Brenda, estaba enfrente mío.
Estábamos cenando y charlando animadamente entre nosotros, cuándo el reloj marca las once de la noche, era viernes y no tenía colegio, pero un poco de preocupación me entró.
—Provecho —dije levantándome de la mesa, ellos me respondieron y me dirigí a la cocina para dejar mi plato y luego subir a mi habitación, estaba refrescando y unos shorts no eran adecuados—.
Al llegar a mi habitación lo primero que miré fue el ventanal. Mi mente no supo reaccionar y mi sistema nervioso se paralizó hasta que pestañeé varias veces. La luna... Estaba roja como la sangre, con el número 13 pintado. Okey... La primera parte de la promesa de ese extraño al teléfono se cumplió, antes de que las campanadas suenen tomé unos jeans ajustados negros y me coloqué una remera gris de mangas largas con corazones a la altura de los senos, una chaqueta de cuero negro y me coloqué mis converse negras.
De pronto, un fuerte sonido sonó aturdiendo mis oídos, era como una bomba de cañón, era una campanada. Pero parecía estar al lado mío la campanada. Luego de esta sonó otra campanada, el miedo comenzaba a apoderarse de mi. Tres, cuatro, cinco campanadas. Luego siete, ocho, nueve y diez. Faltaban tres más y las palabras de ese misterioso extraño se cumplirían. Dos campanadas más aturdieron mis oídos y el pánico ya se había apoderado de mí cuando la última campanada sonó...
—Trece campanadas.
Invitado
Invitado
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Ya llego la pesada!
Creiste que no audicionaria? Yo amo las películas de terror, los libros, TODO, y vos sos especialista en hacer ideas geniales de ese tipo.
Ya te dejaré mi capítulo, y tengo que ver para quien audiciono :meh:
Una pregunta, tengo que elegir solo a uno de los Harries si es que voy por ellos?
Bueno, decidí que mi capítulo no estaría basado en el principio, si no que lo escribiría como si ya hubieran pasado las trece campanadas y eso, ¿está bien?
Creiste que no audicionaria? Yo amo las películas de terror, los libros, TODO, y vos sos especialista en hacer ideas geniales de ese tipo.
Ya te dejaré mi capítulo, y tengo que ver para quien audiciono :meh:
Una pregunta, tengo que elegir solo a uno de los Harries si es que voy por ellos?
Bueno, decidí que mi capítulo no estaría basado en el principio, si no que lo escribiría como si ya hubieran pasado las trece campanadas y eso, ¿está bien?
- Las trece campanadas:
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demons.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Aquí esta mi cap <3 espero que te guste :3
- las trece campanadas:
- Alexis Parker
Camino paciente y tranquila por el desierto campus de la Universidad, por uno de los tantos caminos que lleva desde la Biblioteca hasta las habitaciones. A pesar de ser martes y de que, eventualmente, mañana es un día de clases, el campus está casi desierto. Todo el mundo ya se ha ido a las diferentes fiestas alrededor de la Cuidad, así como de seguro los niños y niñas ya se encuentran yendo de puerta en puerta recogiendo sus dulces.
Lo único que me agrada de Halloween es eso, que podía ir a pedir dulces por donde quisiera y me los darían. Los dulces son algo que necesito para vivir. Sin embargo, ya a mis dieciocho años no podía considerar ni siquiera el asomarme a una puerta gritando efusivamente “¡Dulce o truco!” Era como un llamado al suicidio. Sé que de seguro, mis padres llamarían al psicólogo si alguien les hiciera eso.
Tarde alrededor de tres horas en terminar la asignación de la maestra Cook sobre el Comportamiento de los Asiáticos comparado con el de los americanos, y por qué este es de esa manera. Debo entregar un ensayo de unas quince páginas sobre eso para mañana. Ha sido casi un record que lo haya terminado todo tan rápido y más con el horriblemente lento internet que poseía la Biblioteca. Mi laptop está siendo reparada, por lo que tuve que abstenerme a aquel lugar.
El área de habitaciones está ubicada en la parte más alejada del Campus, de forma que tiene el bosque al otro lado del muro. Siempre ha sido tradición ir a acampar allí, cuando no era temporada de caza –algo que siempre he detestado- o había algún animal rondando por allí por el cambio de temporadas. Siempre me ha asustado como todos los árboles, cuando oscurece, parecen ser una gran masa negra que puede comerte. Algo infantil, lo sé. Y tiendo a ignorarlo cuando paso por allí, pero cuando camino hacia el Edificio 3b, no puedo evitarlo. Esta noche el bosque se ve más tenebroso que de costumbre. Y un mal presentimiento me azota.
Tratando de echar esa parte de mis pensamientos hasta la parte más alejada de mi subconsciente, acelero mi paso cada vez más y hago todo lo posible por llegar más rápido hasta mi destino. No me gustan los malos presentimientos. Mi madre siempre solía tenerlos, y siempre resultaban ser verdad. Incluso tengo recuerdos de unas pocas veces en las que yo había tenido malos presentimientos y, eventualmente, terminaban siendo realidad.
Paro abruptamente de caminar. Mi madre. ¿Por qué, de repente, se me vino ella a la cabeza? Llevo todo el mes tratando de reprimir todas esas memorias de ella, que aumentan feroces por estas fechas. Los recuerdos más vividos que tengo de ella, son por estos meses. Y eso la mayoría de las veces me deja sin dormir por más de dos noches. Es casi insoportable.
Inconscientemente, mis ojos se posan en el cielo. Como esta parte de la cuidad no se encuentra tan contaminada, estoy acostumbrada a ver el hermoso cielo estrellado todas las noches. Pero hoy, hoy no hay estrellas. Frunzo el ceño y miro con más intensidad, intentando encontrar los puntos blancos que estoy acostumbrada a ver pero nunca me caso de admirar.
No hay nada.
No obstante, la luna es totalmente visible. Grande, brillante, majestuosa a pesar de estar casi siempre en soledad. Y creo que eso es lo que la hace más grande. Más fuerte y hermosa. Esta brillando hoy más que otras noches, a mi parecer. Las nubes son pocas, pero también están allí.Well, you can tell by the way
I use my walk
I’m a woman’s man: no time to talk
Music loud and women warm,
I’ve been kicked
Saco el celular de mi bolsillo delantero y miro extrañada la pantalla que presenta la llamada entrante de un número desconocido. La canción de los Bee Gees es lo único que se escucha en la silenciosa calle, así que algo asustada, presiono el botón de contestar y llevo el celular a mi oreja.
-¿Hola? –cuestiono, confundida y rogando porque no fuese una broma de mal gusto.
Pero la voz que me responde no hace más que causarme el quedarme estática en mi lugar, con los pies clavados al suelo.
-Si la luna se vuelve roja –es una voz masculina, gruesa, profunda, pero con un tono juguetón y hasta algo chillón en unas letras que lo hace escucharse terrorífico. Un temblor recorre toda mi espina dorsal casi al instante.- Escucharas trece campanas –agrega la voz de ultra tumba.
Casi puedo ver al ser horripilante delante de mí. Como si estuviese en una película de terror, pero es una pesadilla bien real. No puedo siquiera cortar la llamada. O tratar de convencerme a mí misma que solo fue una inservible broma.
Mi corazón está comenzando a aumentar su ritmo de latidos, y este aumenta mucho más cuando mis ojos van a la luna y esta comienza a cambiar de color. ¿Cambiar de color? ¿Por qué la luna está cambiando de color? Y mierda, el solo pensamiento de que lo que acabo de escuchar se haga realidad hace que mis piernas tiemblen y amague con caerme al suelo asfaltado.
Mi boca y mis ojos se abren a más no poder. Siento como mis manos empiezan a temblar y mis brazos se caen, débiles, haciendo que el bolso y el celular terminen golpeando el suelo. Pero no me importa. Ni siquiera parpadeo.
La luna se ha vuelto roja.
Y antes de poder formular un pensamiento coherente, una campanada se escucha a lo lejos. Volteo en la dirección que pienso que se escucha, y es a un punto al oeste del gran bosque que está a unos metros de mí. Otra campana, esta vez un poco más fuerte, pero del otro lado. Sigue otra, y otra y otra. Cada vez que suena una campanada, se escucha más cerca y mi corazón da un vuelco en su sitio, amenazando con salirse de allí. No sé qué pensar. No estoy segura de si debo gritar, aunque soy consciente de que mi garganta se ha cerrado.
Las campanadas se escuchan más cerca, tanto, que comienzo a cubrirme las orejas en un intento fallido por no escuchar el horrible ruido que lastima mis tímpanos. Por instinto, también cierro los ojos, aunque sé que es algo realmente estúpido.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
El ruido cesa y solo me toma un segundo en relajar todo mi cuerpo y en separar lentamente, las manos de mis orejas. Tardo otro segundo más en abrir los ojos, y cuando lo hago casi me caigo debido a la sorpresa. Ya no me encuentro en el campus de la Universidad. Estoy rodeada de troncos, de oscuridad, de matorrales. Escucho las hojas tronar bajo las suelas de mis botas marrones. Estoy en el bosque.
¿Cómo demonios? Me pregunto a mí misma. Mi entre cejo se frunce e intento ajustar mi vista a la penumbra, aunque ningún humano sería capaz de ver bien en un lugar así. Doy vueltas sobre mi eje unas dos, tres veces. Y las hojas rompiéndose más el tocar un tronco de un árbol, me confirman que verdaderamente me encuentro al otro lado del muro. En el bosque oscuro y lleno de animales salvajes que no dudarían en considerarme como su presa.
En vez de ponerme a analizar como algo tan sobre natural me había ocurrido y en tan poco tiempo, que aún era difícil de digerir, comienzo a caminar para encontrar una salida del bosque. Mi conclusión más lógica es que he corrido, sin notarlo, buscando alejarme del molesto ruido de las campanas. Pero, ¿Cómo llegue aquí? Aun estando totalmente asustada, eso no es posible. No lo era.
Además, aquella voz, aquel hombre –si es que era un hombre-… ¿Cómo sabía que eso pasaría? ¿Por qué la luna se volvió roja? He visto eclipses lunares, eclipses solares, me he imaginado una lluvia de meteoritos un sinfín de veces…pero nunca una Luna roja. Y eso me hace comenzar a temblar.
De repente, una rama se rompe detrás de mí. Mis pasos rápidos y largos se detienen al instante y enderezo mi columna. Mi respiración, ya entrecortada, comienza a volverse más inestable. Muchas cosas me pasan por la mente en pocos segundos hasta que soy capaz de girarme para enfrentar lo que sea que esté esperando por mí.
A unos cinco metros de distancia, más o menos, puedo divisar la sombra de un animal bastante grande y robusto. Quiero gritar de inmediato, pero logro morderme la lengua antes de que el chillido salga y atraiga al animal hacia mí. Cierro los puños y trato de mantener todo el control posible, pero es tan difícil. Todo sucede tan rápido. No es normal.
Entonces, sin quererlo, suelto un respingo cuando el animal avanza un poco. Cruza por una parte en donde le alumbra la luz de la luna y otro emito un grito ahogado al observar un oso negro delante de mí. Y no parece muy feliz.
Solo cuando el animal se alza en dos patas y comienza a rugir, es que soy capaz de reaccionar. Sé que no es buena idea gritar y correr despavorida asimismo como no lo es quedarme quieta y sin emitir ningún sonido. Así que sigo mis impulsos y me giro, comenzando a correr tan rápido como mis piernas me lo permitan.
— ¡Ayuda!
Los gritos desgarradores de una mujer se escuchan a lo lejos, por un instante quiero cerrar los ojos y largarme a llorar, para aceptar mi destino, pero la imagen de mi madre aparece en mi cabeza y me alienta a seguir, como no fue capaz de hacerlo ella.
El dolor se propaga en mi garganta hasta llegar hasta mi estómago y formar un nudo. Las lágrimas nublan mi vista impidiéndome mirar al frente con claridad, sin embargo, mis pasos van hacia adelante gracias a la inercia y el torrente de adrenalina que corre por mis venas.
Mis oscuros cabellos buscan quitarme la visión, los quito con rapidez mientras que el sonido de mis jadeos se mezcla acompasándose con mis pasos sordos chocando con el piso, las hojas truenan bajo mi tacto y puedo escuchar que no soy la única que está huyendo.
La velocidad de mis pies aumente cuando veo a lo lejos algo en qué refugiarme. Es algo como una puerta, solo lo puedo ver porque diviso el manubrio a un costado de esta. Una ola de esperanza me abruma y mi velocidad aumenta solo por el hecho de ver que puedo escapar de esta. A medida que me acerco, noto como la puerta está en un ¿árbol? Sigo corriendo, porque puede ser una choza de algún Guardabosque. Es de noche y puedo estar viendo mal. Pero me confundo aún más cuando veo que es una puerta en forma de calabaza.
Casi detengo mi paso cuando vuelvo a escuchar el rugido del Oso, y, sin pensarlo, acorto el espacio entre la puerta y yo y me adentro a ella sin mirar atrás.
hange.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
No entiendo porque pones "capítulo feo" si esta genial. Las descripciones son geniales, cada detalle tiene esa magia que una novela necesita. Ahora dame los datos: ¿para quien audicionas? ¿Cual es tu representante?LittleMuffin escribió:
- Capítulo feo:
La rubia estaba sentada enfrente de su escritorio el cual, actualmente, se encontraba lleno de libretas entre abiertas, papeles llenos de sus apuntes y libros repartidos por doquier. Era obvio que no tenía ganas de hacer sus tareas aquella tarde de Junio pero ella sabía que si no los hacía su única recompensa sería una nota en la agenda dirigida a sus padres indicándoles que su hija se iba a quedar castigada un viernes por la tarde.
Lucy suspiró, cansada, tras recordar que no era tan divertido estar castigada en un aula con uno de aquellos "rellenitos" profesores que ocupaban la plantilla de su instituto y que por más que fantaseara con el nuevo joven y apuesto profesor de lengua nunca llegaría a ocurrir.
Comenzó a jugar con su bolígrafo de tinta azul y observó la hora en su esférico reloj de pared. -Genial,-pensó irónica. No le hacía gracia estar encerrada en su habitación un sábado por la tarde en vez de irse a pasear con su monopatín. Volvió a suspirar y esta vez dirigió su mirada hacía su desordenada habitación.
Ropa y más ropa estaba tirada por el dormitorio; alguna encima de la cama, otras prendas en el suelo, otras en su puf de color azul cielo...eso sin olvidar los envoltorios de sus barritas de chocolate preferidas. Ya está, Lucy ya había encontrado un pasatiempo: se dedicaría a ordenar su cuarto y así despejaría su mente de tanta historia y tantos números.
Se levantó de aquella incómoda silla de madera y se acercó a la parte derecha de su dormitorio; al lado de una esquina de aquel viejo armario blanco, justo ahí estaba su radio casette de color negro TK-800, un regalo de su único tío.
Después, se acercó a una estantería del mismo color que el armario y miró entre su gran montón de cintas. Lucy amaba la música antigua ya que opinaba que ahora con todo eso de la música house y el reggeaton se ha perdido mucho. Leyó y releyó algunos títulos hasta quedarse con Sourfin' Safari de The Beach Boys. Lucy no era gran fan de la música pop pero hacía excepciones con The Beatles y el ya esmentado grupo. Cogió la cinta y la colocó en su anticuado aparato de música. Subió el volumen al máximo y una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar las primeras notas de la canción.
-¡Esto es música y lo demás son tonterías!-Exclamó la joven llena de felicidad mientras levanta los brazos y bailaba de una manera extraña. Dio un rápido vistazo a su cuadra.-Haber... ¿Por dónde empezamos?-Cerró los ojos y suspiró, después, volvió a abrirlos y decidió empezar por ordenar su escritorio. Para ello, primero bajó a por bolsas de basura.
-Libro gordo de matemáticas por aquí, libreta llena por allá...-Así era como funcionaba la mente de Lucy los días de limpieza. Pasadas tres canciones del grupo que retumbaba por las paredes de la habitación (el equivalente a un cuarto de hora o diez minutos según la duración de la canción), había conseguido colocar de manera ordenada sus utensilios en el escritorio y sus cajones. Ahora se disponía a colocar su ropa en el armario o en el cesto de la ropa sucia.-Armario, sucia, armario, sucia...-Ricitos de oro había decidido dividir primero la ropa limpia y la sucia y una vez clasificada colocarla en el armario. Así pasó prácticamente una hora y tuvo que recurrir de nuevo a su estantería de cintas. Decidió recurrir a Gin Wigmore; era una cantante más actual pero por suerte era de las pocas que se dedicaban a producir música de calidad. Ahora Lucy estaba cantando o casi gritando Poison mientras recogía los envoltorios de sus chocolatinas.
Una vez terminó con todo, bajó las bolsas de la basura y las sacó a la calle. Luego volvió a bajar la ropa sucia y la dejó en el cesto que su madre había colocado estratégicamente al lado de la lavadora. Subió a su cuarto y observó, satisfecha, el resultado de su limpieza de casi tres horas. Rió.-Pero si tengo cama...-Pensó irónica. Lucy miró el reloj de su "hábitat", eran las nueve de la noche y sus padres aún no habían llegado del trabajo.
Ella ya sabía qué hacer en esos casos así que fue hasta la cocina y miró en la nevera alguna cosa que supiese cocinar. Habían huevos, leche, verdura, un paquete de salchichas...Tuvo una idea, haría perritos calientes y una ensalada. Sacó el paquete de salchichas y los dos paquetes de ensalada. Después, se acercó a la despensa y sacó el ketchup, la mostaza y pan para hacer perritos que su madre compró hacía un par de días. También sacó un bol para colocar ahí la ensalada pero justo cuando iba a coger una sartén, el teléfono comenzó a sonar.
Lucy observó el lugar de donde provenía el ruido. No era el típico sonido de teléfono. Para nada, este era un ruido agudo e insoportable y además era de una sola nota sin melodía alguna.
La joven decidió acercarse, no sin antes coger un cuchillo. Era la primera vez que Lucy no se sentía segura en su casa y decidió “ir armada”. Dio unos cuantos pasos hasta que aquel agonizante sonido llegó al oído derecho de la chica. Ella se giró en aquella dirección y se encontró con el aparato que estaba fijo en la pared. Alargo la mano y se lo puso en la oreja para atender:
-¿Diga?
-Si la luna se vuelve roja,-Pronunció una voz. Por el tono grave, debía ser un hombre mayor en edad de jubilación; su voz sonaba quebrada pero extrañamente clara. Lucy alzó una ceja tras oírle pronunciar aquellas palabras. Un comentario irónico cruzó la mente de la joven muchacha «genial, ahora la luna es roja. ¿Qué será lo siguiente, que Justin Bieber es buena persona?»-escucharéis trece campanadas.
-Y luego me giraré y me encontraré a mi gato volando… ¡¿Pero de qué coño habla?!
-Si la luna se vuelve roja…-Repitió el desconocido hombre con el mismo volumen de voz. Era uno calmado y pausado aunque a la vez algo…divertido.
-Que sí, que sí…”Si la luna se vuelve roja escucharéis trece campanadas”-Dijo ella, imitando su tono de voz.- ¡¿Pero de qué vas, gilipollas?!-Después de aquella pregunta solo se oyeron tres tonos como respuesta.- ¡Será cabrón el tío ese loco! ¡Me ha colgado!-Lucy dejó el teléfono tal y como estaba antes y caminó hacia la cocina para seguir haciendo lo que hacía.
Una hora más tarde sus padres ya habían llegado y se encontraban cenando la simple cena que su hija había preparado con algo de prisa. Mientras tomaban los alimentos Lucy no podía apartar la vista de la ventana. Cuando se hicieron las once, el cielo estaba oscuro del todo y entonces se levantó de la mesa.
-¿Dónde vas?-Preguntó su madre, la señora Brown.
-A mear.-Inventó la joven.
-Sabes que no se puede ir al baño-Remarcó su padre.-mientras se está cenando.
-¡Jod…!-Antes de continuar por mal camino ella misma se corrigió.-Papá, disculpa, pero no puedo aguantar.-Sus padres se miraron entre si y le hicieron una seña con la cabeza. Le habían señalado las escaleras.-¡Gracias!-Celebró.
Comenzó a caminar con un ritmo normal por la casa hasta llegar a las escaleras. Allí se aseguró de que sus padres no la viesen y entonces comenzó a correr con dirección a su cuarto. Una vez en él, se acercó con curiosidad a la ventana y miró por ella.
-Mier…da.-Dijo de manera casi inaudible la chica al ver el cielo de un tono rojizo como la sangre. Lucy miró su vestimenta: converse blancas, pantalones tejanos cortos y desilachados y una sudadera sin cremallera con el número “69” escrito en blanco. A Lucy le parecía bien como iba. Cogió un par de coleteros y se los puso en la muñeca. Luego se giró para coger su móvil pero un ruido proveniente del exterior hizo que a Lucy se le pusiesen los pelos de punta.
Era como un cañón. ¿Qué digo uno? ¡Mínimo habían sonado dos cuando Lucy se había girado de nuevo para ver la ventana! No… ¡Cuatro, han sido cuatro! Más cañones sonaban en sus oídos. Uno después de otro…
-Trece.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Buen día princesa. Tu capítulo es genial, no digas mentiras. Me ha encantado el miedo que tiene ante las trece campanadas. Ahora dime para que chico vas, tu representante y esos datos...FatiiDirectioner escribió:No tenía mucha inspiración y esto es lo que salió :)
- Capítulo feo:
¿Acaso era cierto las palabras que acababan de salir de su boca? De pronto la ira me invadió que pude jurar que no me reconocía, era otra, otra parte de mí que nunca había descubierto, hasta hoy... ¿Yo le había arruinado la vida? Pues lo hubiera pensado antes de quedar embarazada.
Mi mirada se posó en mis manos, era lo único que podía hacer si no quería arruinar más de lo que ya estaba, pero me fue imposible, su intento de disculpas fue la gota que rebalsó el vaso. Abrí la puerta del vehículo estacionado enfrente de la casa de mi padre con brutalidad y furia, dando a entender que no quería hablar más del tema. Azoté la puerta una vez que ya había tomado mi mochila y había salido de allí para dirigirme hacía la puerta.
Quería decirle demasiadas cosas, unas cuantas que desde hace ya tiempo me venía guardando pero no era el lugar ni el modo de decírselo, toqué timbre rogándole a Dios para que mi progenitor abra rápido la puerta, pero para mi mala suerte estaba en el baño y saldría “en un momento”. Ese “momento” sería suficiente para que la ira que llevaba dentro explotara por completo y empezara a sacar trapos sucios a la luz.
—Hija... Yo... —su tono de madre arrepentida aumentó mi enojo y mis ganas de hablar, pero para contenerme apreté fuertemente mis labios, agradecí que estaba de espalda a esa mujer que segundos atrás me había dicho que yo había arruinado su vida— Lo siento, no quería decir eso. Tú eres lo que más amo en la vida, cariño...
—¿Lo que más amas en la vida? Hace menos de cinco minutos me dijiste lo contrario, decídete, una cosa o la otra. ¡Deja de contradecirte a ti misma! —solté furiosa volteándome para quedar enfrente de ella. No me parecía en nada a mi madre, pero en nada, yo era un calco idéntico de mi padre. Física y mentalmente. Por donde quieras que veas, mi padre y yo éramos iguales —. ¡Vives contradiciéndote, vives echándome la culpa de tus problemas económicos, vives haciéndome sentir una inútil, vives queriendo manejarme la vida a tu antojo! ¿Te crees que no me duelen tus palabras? ¡Pues si lo hacen! ¡Me duele cuando me dices que arruiné tu vida, me duele cuando me dices que no sirvo para nada, me duele cuando me dices que yo tengo la culpa de tus problemas! —de pronto escuché el sonido de la puerta abrirse, mi madre bajó la mirada y yo volteé a ver a mi padre, quién tenía una cara de no entender nada. Solamente lo abracé fuertemente sin previo aviso, me correspondió preguntándome al oído que había sucedido—.
—Yo... Debo irme, nos vemos el lunes, hija —dijo mi madre y se dirigió a su auto, pero mi padre se separó de mí y se acercó a ella—.
—¿Podemos hablar? —ella asintió— Princesa, ve adentro, ¿si? Allí están Julia y Alex.
—De acuerdo... —Julia era mi madrastra, me caía muy bien que hasta a veces desearía que ella fuera mi madre, y Alex era mi hermanastro, es unos años mayor que yo pero nos llevamos genial, me cuida y me trata como su hermana menor. Me adentré a la casa quedándome con la duda de que querría hablar mi padre con mi madre, si ellos ni se podían ver, apenas cinco minutos a la semana y ya—.
Una vez que estuve adentro de la casa, me encontré con Alex, es de piel blanca, ojos azules y cabello castaño oscuro. Estaba vestido con una remera blanca y una camisa a cuadros rojos desprendida, unos jeans ajustados negros y unas zapatillas negras, me sonrió y se acercó a saludarme. De la cocina se asomó Julia, una mujer de cabellos castaños claros, ojos azules que combinaban perfectamente con su blanca piel igual a la de Alex.
Saludé a ambos con una sonrisa fingida, Julia no lo notó y volvió a su labor de hacer la cena, pero Alex no quedó convencido así que me abrazó fuertemente como si pudiera leer mis pensamientos. Le correspondí y las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería que él ni nadie me viera llorar, es algo que no soporto.
Nos separamos y su sonrisa me animó a sonreírle de vuelta. Luego de eso, subí a mi habitación, la cuál era bastante amplia con un hermoso ventanal que daba al balcón de ésta, además estaba pintada de verde manzana, uno de mis colores favoritos.
Arrojé la mochila a mi cama y dejé mi cuerpo al lado, mis ojos se cerraron lentamente buscando tranquilidad para pensar en lo que acababa de pasar en los ¿últimos veinte minutos? Realmente no sé cuánto, pero no tenía ganas de pensar sobre las palabras de mi madre y mucho menos llorar por ellas.
Me levanté la cómoda cama y caminé lentamente hasta el ventanal que me ofrecía una hermosa vista de la luna entre las grisáceas nubes que daban a la idea de que llovería, las estrellas no brillaban... No habían aparecido esa noche, genial... Algo menos que hacer cuando me quede desvelada.
Alguien golpeó mi puerta con tres leves golpes, pronuncié un ‘pase’ no muy fuerte y mi padre ingresó a la habitación. Lucía preocupado, tenso y ¿enojado? Ay no... ¿Ahora que hice?
—Hija... ¿Tienes un minuto? Quisiera hablar contigo —dijo sereno sentándose en mi cama e invitándome a sentarme al lado suyo—.
—Claro. ¿Pasa algo malo? —pregunté tomando asiento al lado suyo—.
—Tu madre me contó todo. Cariño, no tienes que sentirte mal por eso ¿si? Si para ella le arruinaste la vida, a mí me la mejoraste. Porque tú eres mi princesa, tú eres mi bebé por más de que tengas diecisiete. Te amo con todo mi corazón al igual que amo a tus hermanos. Eres mi hija, la única, te amo con más razón todavía, porqué eres más frágil, eres más delicada para mí. El día que tu madre me dijo que estaba embarazada de ti, fue uno de los mejores días de mi vida. Te amo y quiero que siempre tengas eso en mente.
—De acuerdo, gracias papá —dije sonriéndole, él me devolvió la sonrisa y me abrazó—. Pa, si no te molesta, quisiera ducharme.
—Oh, lo siento. Nosotros con Julia iremos a buscar a tu hermanita a lo de la madre Julia, ¿te quedas con Alex?
—Claro.
—De acuerdo, ya volvemos, ¿si? Cualquier cosa me llamas.
—Está bien.
Mi padre se marchó e inmediatamente corrí hacía el baño, abrí la llave de la regadera y a los segundos comenzó a salir el agua, mientras salía el vapor yo me desvestía y dejaba toda la ropa en el cesto de ropa sucia, ya era el segundo día con el mismo atuendo.
Una vez desvestida completamente, me adentré en la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo. Al terminar de ducharme envolví mi cuerpo en una toalla de color rojo carmesí que llevaba unos centímetros arriba de la rodilla.
Me estaba subiendo la cremallera del short cuándo suena el teléfono, me pongo rápidamente mi remera y bajo las escaleras gritando 'yo atiendo'. Levanté el teléfono y hablé.
—¿Diga?
—Si la luna se vuelve roja —pronunció una voz grave, al parecer de un hombre mayor, quizá jubilado. Rodé mis ojos, parecía ser uno de esos locos que llaman a un número cualquiera porque no tienen un carajo que hacer en su puta vida—, escucharéis trece campanadas.
—Ya, claro y yo soy la hija de Barney —contesté sarcásticamente, como se notaba que no tenía nada que hacer más que joder a los demás...—, ¿por qué no se pone hacer algo productivo, pedazo de idiota?
—Si la luna se vuelve roja —dijo que nuevo la misma voz con el mismo tono de voz, aunque ahora parecía estar divirtiéndose... Ya se va a divertir cuando le pegue una patada en los...— escucharéis trece campanadas.
—Claro, por supuesto. Y yo soy la hija de Barney. Ya enserio, búscate algo para hacer que no joda a los demás, ¿quieres? Hazle ese favor al mundo —estaba respondiéndole con el mismo sarcasmo que la primera vez cuando siento la llamada se corta y el irritante sonido que te indica eso aturde mis oídos—. El muy hijo de puta me cortó. Conchudo...
Suspiré y decidí volver a mi habitación. Al pasar por la habitación de Alex, que quedaba dos más atrás, escuché dos voces, una era de Alex y la otra era de una mujer. ¿Acaso estaba con una mujer? No me importaba ni mucho menos, pero... ¡Joder! ¿Por qué me sentía incómoda? ¿Será porqué estoy acostumbrada a verlo sin ninguna chica alrededor? Si, eso es definitivamente. Aparte, él no es de mi tipo.
Divertido, atento, gracioso, que no se preocupe de nada y que me transmita confianza en si mismo. Así sería mi tipo, pero hasta ahora, con todos los que he andado han resultado ser unos pendejos.
Al llegar a mi habitación encendí mi DVD y mi televisión, coloqué un CD con una recopilación de mis canciones favoritas y le subí a todo el volumen que el televisor daba, 50. La primera canción comenzó a sonar, era de Cher Lloyd. Una de mis cantantes favoritas.
A decir verdad... La llamada del desconocido ese me dejo algo asustada, ¿si la luna se vuelve roja, escucharé trece campanadas? Era algo ridículo, ¿la luna roja? Pero si lo analizabas bien tenía sentido, quizá era alguien que quería asustarme, y si ese era su objetivo, pues lo está cumpliendo... Mi mirada no dejaba de ver la ventana a cada minuto, la luna seguía blanca como siempre. Quizá solamente debía tranquilizarme... Si, debía tranquilizarme.
Seguí escuchando música hasta que mi hermanita menor, producto de mi padre y Julia, entró a mi habitación a decirme que la cena ya estaba lista. Bajamos juntas y nos sentamos a cenar, yo estaba al lado de Alex, mi padre a la cabecera y Julia en la otra, y mi hermanita menor, Brenda, estaba enfrente mío.
Estábamos cenando y charlando animadamente entre nosotros, cuándo el reloj marca las once de la noche, era viernes y no tenía colegio, pero un poco de preocupación me entró.
—Provecho —dije levantándome de la mesa, ellos me respondieron y me dirigí a la cocina para dejar mi plato y luego subir a mi habitación, estaba refrescando y unos shorts no eran adecuados—.
Al llegar a mi habitación lo primero que miré fue el ventanal. Mi mente no supo reaccionar y mi sistema nervioso se paralizó hasta que pestañeé varias veces. La luna... Estaba roja como la sangre, con el número 13 pintado. Okey... La primera parte de la promesa de ese extraño al teléfono se cumplió, antes de que las campanadas suenen tomé unos jeans ajustados negros y me coloqué una remera gris de mangas largas con corazones a la altura de los senos, una chaqueta de cuero negro y me coloqué mis converse negras.
De pronto, un fuerte sonido sonó aturdiendo mis oídos, era como una bomba de cañón, era una campanada. Pero parecía estar al lado mío la campanada. Luego de esta sonó otra campanada, el miedo comenzaba a apoderarse de mi. Tres, cuatro, cinco campanadas. Luego siete, ocho, nueve y diez. Faltaban tres más y las palabras de ese misterioso extraño se cumplirían. Dos campanadas más aturdieron mis oídos y el pánico ya se había apoderado de mí cuando la última campanada sonó...
—Trece campanadas.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Las chicas que dijeron que iban a audicionar tienen que subir capítulo, esperare una semana o así, o sea que tienen tiempo corazones.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
¡Simplemente perfecto! Es largo y viniendo de ti no me esperaba otra cosa. Lo del oso yo creía que era un hombre lobo de ciudad halloween pero bueeeno, otra vez será ¿no? Ahora me gustaría que me dijeras el chico por el qiue audivionas, tu representante y el nombre de tu chica ya me le sé así que solo te dire la sorpresa...te voy a reservar el chico y eso.'Mily.♡ escribió:Aquí esta mi cap <3 espero que te guste :3
- las trece campanadas:
Alexis Parker
Camino paciente y tranquila por el desierto campus de la Universidad, por uno de los tantos caminos que lleva desde la Biblioteca hasta las habitaciones. A pesar de ser martes y de que, eventualmente, mañana es un día de clases, el campus está casi desierto. Todo el mundo ya se ha ido a las diferentes fiestas alrededor de la Cuidad, así como de seguro los niños y niñas ya se encuentran yendo de puerta en puerta recogiendo sus dulces.
Lo único que me agrada de Halloween es eso, que podía ir a pedir dulces por donde quisiera y me los darían. Los dulces son algo que necesito para vivir. Sin embargo, ya a mis dieciocho años no podía considerar ni siquiera el asomarme a una puerta gritando efusivamente “¡Dulce o truco!” Era como un llamado al suicidio. Sé que de seguro, mis padres llamarían al psicólogo si alguien les hiciera eso.
Tarde alrededor de tres horas en terminar la asignación de la maestra Cook sobre el Comportamiento de los Asiáticos comparado con el de los americanos, y por qué este es de esa manera. Debo entregar un ensayo de unas quince páginas sobre eso para mañana. Ha sido casi un record que lo haya terminado todo tan rápido y más con el horriblemente lento internet que poseía la Biblioteca. Mi laptop está siendo reparada, por lo que tuve que abstenerme a aquel lugar.
El área de habitaciones está ubicada en la parte más alejada del Campus, de forma que tiene el bosque al otro lado del muro. Siempre ha sido tradición ir a acampar allí, cuando no era temporada de caza –algo que siempre he detestado- o había algún animal rondando por allí por el cambio de temporadas. Siempre me ha asustado como todos los árboles, cuando oscurece, parecen ser una gran masa negra que puede comerte. Algo infantil, lo sé. Y tiendo a ignorarlo cuando paso por allí, pero cuando camino hacia el Edificio 3b, no puedo evitarlo. Esta noche el bosque se ve más tenebroso que de costumbre. Y un mal presentimiento me azota.
Tratando de echar esa parte de mis pensamientos hasta la parte más alejada de mi subconsciente, acelero mi paso cada vez más y hago todo lo posible por llegar más rápido hasta mi destino. No me gustan los malos presentimientos. Mi madre siempre solía tenerlos, y siempre resultaban ser verdad. Incluso tengo recuerdos de unas pocas veces en las que yo había tenido malos presentimientos y, eventualmente, terminaban siendo realidad.
Paro abruptamente de caminar. Mi madre. ¿Por qué, de repente, se me vino ella a la cabeza? Llevo todo el mes tratando de reprimir todas esas memorias de ella, que aumentan feroces por estas fechas. Los recuerdos más vividos que tengo de ella, son por estos meses. Y eso la mayoría de las veces me deja sin dormir por más de dos noches. Es casi insoportable.
Inconscientemente, mis ojos se posan en el cielo. Como esta parte de la cuidad no se encuentra tan contaminada, estoy acostumbrada a ver el hermoso cielo estrellado todas las noches. Pero hoy, hoy no hay estrellas. Frunzo el ceño y miro con más intensidad, intentando encontrar los puntos blancos que estoy acostumbrada a ver pero nunca me caso de admirar.
No hay nada.
No obstante, la luna es totalmente visible. Grande, brillante, majestuosa a pesar de estar casi siempre en soledad. Y creo que eso es lo que la hace más grande. Más fuerte y hermosa. Esta brillando hoy más que otras noches, a mi parecer. Las nubes son pocas, pero también están allí.Well, you can tell by the way
I use my walk
I’m a woman’s man: no time to talk
Music loud and women warm,
I’ve been kicked
Saco el celular de mi bolsillo delantero y miro extrañada la pantalla que presenta la llamada entrante de un número desconocido. La canción de los Bee Gees es lo único que se escucha en la silenciosa calle, así que algo asustada, presiono el botón de contestar y llevo el celular a mi oreja.
-¿Hola? –cuestiono, confundida y rogando porque no fuese una broma de mal gusto.
Pero la voz que me responde no hace más que causarme el quedarme estática en mi lugar, con los pies clavados al suelo.
-Si la luna se vuelve roja –es una voz masculina, gruesa, profunda, pero con un tono juguetón y hasta algo chillón en unas letras que lo hace escucharse terrorífico. Un temblor recorre toda mi espina dorsal casi al instante.- Escucharas trece campanas –agrega la voz de ultra tumba.
Casi puedo ver al ser horripilante delante de mí. Como si estuviese en una película de terror, pero es una pesadilla bien real. No puedo siquiera cortar la llamada. O tratar de convencerme a mí misma que solo fue una inservible broma.
Mi corazón está comenzando a aumentar su ritmo de latidos, y este aumenta mucho más cuando mis ojos van a la luna y esta comienza a cambiar de color. ¿Cambiar de color? ¿Por qué la luna está cambiando de color? Y mierda, el solo pensamiento de que lo que acabo de escuchar se haga realidad hace que mis piernas tiemblen y amague con caerme al suelo asfaltado.
Mi boca y mis ojos se abren a más no poder. Siento como mis manos empiezan a temblar y mis brazos se caen, débiles, haciendo que el bolso y el celular terminen golpeando el suelo. Pero no me importa. Ni siquiera parpadeo.
La luna se ha vuelto roja.
Y antes de poder formular un pensamiento coherente, una campanada se escucha a lo lejos. Volteo en la dirección que pienso que se escucha, y es a un punto al oeste del gran bosque que está a unos metros de mí. Otra campana, esta vez un poco más fuerte, pero del otro lado. Sigue otra, y otra y otra. Cada vez que suena una campanada, se escucha más cerca y mi corazón da un vuelco en su sitio, amenazando con salirse de allí. No sé qué pensar. No estoy segura de si debo gritar, aunque soy consciente de que mi garganta se ha cerrado.
Las campanadas se escuchan más cerca, tanto, que comienzo a cubrirme las orejas en un intento fallido por no escuchar el horrible ruido que lastima mis tímpanos. Por instinto, también cierro los ojos, aunque sé que es algo realmente estúpido.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
El ruido cesa y solo me toma un segundo en relajar todo mi cuerpo y en separar lentamente, las manos de mis orejas. Tardo otro segundo más en abrir los ojos, y cuando lo hago casi me caigo debido a la sorpresa. Ya no me encuentro en el campus de la Universidad. Estoy rodeada de troncos, de oscuridad, de matorrales. Escucho las hojas tronar bajo las suelas de mis botas marrones. Estoy en el bosque.
¿Cómo demonios? Me pregunto a mí misma. Mi entre cejo se frunce e intento ajustar mi vista a la penumbra, aunque ningún humano sería capaz de ver bien en un lugar así. Doy vueltas sobre mi eje unas dos, tres veces. Y las hojas rompiéndose más el tocar un tronco de un árbol, me confirman que verdaderamente me encuentro al otro lado del muro. En el bosque oscuro y lleno de animales salvajes que no dudarían en considerarme como su presa.
En vez de ponerme a analizar como algo tan sobre natural me había ocurrido y en tan poco tiempo, que aún era difícil de digerir, comienzo a caminar para encontrar una salida del bosque. Mi conclusión más lógica es que he corrido, sin notarlo, buscando alejarme del molesto ruido de las campanas. Pero, ¿Cómo llegue aquí? Aun estando totalmente asustada, eso no es posible. No lo era.
Además, aquella voz, aquel hombre –si es que era un hombre-… ¿Cómo sabía que eso pasaría? ¿Por qué la luna se volvió roja? He visto eclipses lunares, eclipses solares, me he imaginado una lluvia de meteoritos un sinfín de veces…pero nunca una Luna roja. Y eso me hace comenzar a temblar.
De repente, una rama se rompe detrás de mí. Mis pasos rápidos y largos se detienen al instante y enderezo mi columna. Mi respiración, ya entrecortada, comienza a volverse más inestable. Muchas cosas me pasan por la mente en pocos segundos hasta que soy capaz de girarme para enfrentar lo que sea que esté esperando por mí.
A unos cinco metros de distancia, más o menos, puedo divisar la sombra de un animal bastante grande y robusto. Quiero gritar de inmediato, pero logro morderme la lengua antes de que el chillido salga y atraiga al animal hacia mí. Cierro los puños y trato de mantener todo el control posible, pero es tan difícil. Todo sucede tan rápido. No es normal.
Entonces, sin quererlo, suelto un respingo cuando el animal avanza un poco. Cruza por una parte en donde le alumbra la luz de la luna y otro emito un grito ahogado al observar un oso negro delante de mí. Y no parece muy feliz.
Solo cuando el animal se alza en dos patas y comienza a rugir, es que soy capaz de reaccionar. Sé que no es buena idea gritar y correr despavorida asimismo como no lo es quedarme quieta y sin emitir ningún sonido. Así que sigo mis impulsos y me giro, comenzando a correr tan rápido como mis piernas me lo permitan.
— ¡Ayuda!
Los gritos desgarradores de una mujer se escuchan a lo lejos, por un instante quiero cerrar los ojos y largarme a llorar, para aceptar mi destino, pero la imagen de mi madre aparece en mi cabeza y me alienta a seguir, como no fue capaz de hacerlo ella.
El dolor se propaga en mi garganta hasta llegar hasta mi estómago y formar un nudo. Las lágrimas nublan mi vista impidiéndome mirar al frente con claridad, sin embargo, mis pasos van hacia adelante gracias a la inercia y el torrente de adrenalina que corre por mis venas.
Mis oscuros cabellos buscan quitarme la visión, los quito con rapidez mientras que el sonido de mis jadeos se mezcla acompasándose con mis pasos sordos chocando con el piso, las hojas truenan bajo mi tacto y puedo escuchar que no soy la única que está huyendo.
La velocidad de mis pies aumente cuando veo a lo lejos algo en qué refugiarme. Es algo como una puerta, solo lo puedo ver porque diviso el manubrio a un costado de esta. Una ola de esperanza me abruma y mi velocidad aumenta solo por el hecho de ver que puedo escapar de esta. A medida que me acerco, noto como la puerta está en un ¿árbol? Sigo corriendo, porque puede ser una choza de algún Guardabosque. Es de noche y puedo estar viendo mal. Pero me confundo aún más cuando veo que es una puerta en forma de calabaza.
Casi detengo mi paso cuando vuelvo a escuchar el rugido del Oso, y, sin pensarlo, acorto el espacio entre la puerta y yo y me adentro a ella sin mirar atrás.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Joker. escribió:No entiendo porque pones "capítulo feo" si esta genial. Las descripciones son geniales, cada detalle tiene esa magia que una novela necesita. Ahora dame los datos: ¿para quien audicionas? ¿Cual es tu representante?LittleMuffin escribió:
- Capítulo feo:
La rubia estaba sentada enfrente de su escritorio el cual, actualmente, se encontraba lleno de libretas entre abiertas, papeles llenos de sus apuntes y libros repartidos por doquier. Era obvio que no tenía ganas de hacer sus tareas aquella tarde de Junio pero ella sabía que si no los hacía su única recompensa sería una nota en la agenda dirigida a sus padres indicándoles que su hija se iba a quedar castigada un viernes por la tarde.
Lucy suspiró, cansada, tras recordar que no era tan divertido estar castigada en un aula con uno de aquellos "rellenitos" profesores que ocupaban la plantilla de su instituto y que por más que fantaseara con el nuevo joven y apuesto profesor de lengua nunca llegaría a ocurrir.
Comenzó a jugar con su bolígrafo de tinta azul y observó la hora en su esférico reloj de pared. -Genial,-pensó irónica. No le hacía gracia estar encerrada en su habitación un sábado por la tarde en vez de irse a pasear con su monopatín. Volvió a suspirar y esta vez dirigió su mirada hacía su desordenada habitación.
Ropa y más ropa estaba tirada por el dormitorio; alguna encima de la cama, otras prendas en el suelo, otras en su puf de color azul cielo...eso sin olvidar los envoltorios de sus barritas de chocolate preferidas. Ya está, Lucy ya había encontrado un pasatiempo: se dedicaría a ordenar su cuarto y así despejaría su mente de tanta historia y tantos números.
Se levantó de aquella incómoda silla de madera y se acercó a la parte derecha de su dormitorio; al lado de una esquina de aquel viejo armario blanco, justo ahí estaba su radio casette de color negro TK-800, un regalo de su único tío.
Después, se acercó a una estantería del mismo color que el armario y miró entre su gran montón de cintas. Lucy amaba la música antigua ya que opinaba que ahora con todo eso de la música house y el reggeaton se ha perdido mucho. Leyó y releyó algunos títulos hasta quedarse con Sourfin' Safari de The Beach Boys. Lucy no era gran fan de la música pop pero hacía excepciones con The Beatles y el ya esmentado grupo. Cogió la cinta y la colocó en su anticuado aparato de música. Subió el volumen al máximo y una sonrisa se dibujó en su rostro al escuchar las primeras notas de la canción.
-¡Esto es música y lo demás son tonterías!-Exclamó la joven llena de felicidad mientras levanta los brazos y bailaba de una manera extraña. Dio un rápido vistazo a su cuadra.-Haber... ¿Por dónde empezamos?-Cerró los ojos y suspiró, después, volvió a abrirlos y decidió empezar por ordenar su escritorio. Para ello, primero bajó a por bolsas de basura.
-Libro gordo de matemáticas por aquí, libreta llena por allá...-Así era como funcionaba la mente de Lucy los días de limpieza. Pasadas tres canciones del grupo que retumbaba por las paredes de la habitación (el equivalente a un cuarto de hora o diez minutos según la duración de la canción), había conseguido colocar de manera ordenada sus utensilios en el escritorio y sus cajones. Ahora se disponía a colocar su ropa en el armario o en el cesto de la ropa sucia.-Armario, sucia, armario, sucia...-Ricitos de oro había decidido dividir primero la ropa limpia y la sucia y una vez clasificada colocarla en el armario. Así pasó prácticamente una hora y tuvo que recurrir de nuevo a su estantería de cintas. Decidió recurrir a Gin Wigmore; era una cantante más actual pero por suerte era de las pocas que se dedicaban a producir música de calidad. Ahora Lucy estaba cantando o casi gritando Poison mientras recogía los envoltorios de sus chocolatinas.
Una vez terminó con todo, bajó las bolsas de la basura y las sacó a la calle. Luego volvió a bajar la ropa sucia y la dejó en el cesto que su madre había colocado estratégicamente al lado de la lavadora. Subió a su cuarto y observó, satisfecha, el resultado de su limpieza de casi tres horas. Rió.-Pero si tengo cama...-Pensó irónica. Lucy miró el reloj de su "hábitat", eran las nueve de la noche y sus padres aún no habían llegado del trabajo.
Ella ya sabía qué hacer en esos casos así que fue hasta la cocina y miró en la nevera alguna cosa que supiese cocinar. Habían huevos, leche, verdura, un paquete de salchichas...Tuvo una idea, haría perritos calientes y una ensalada. Sacó el paquete de salchichas y los dos paquetes de ensalada. Después, se acercó a la despensa y sacó el ketchup, la mostaza y pan para hacer perritos que su madre compró hacía un par de días. También sacó un bol para colocar ahí la ensalada pero justo cuando iba a coger una sartén, el teléfono comenzó a sonar.
Lucy observó el lugar de donde provenía el ruido. No era el típico sonido de teléfono. Para nada, este era un ruido agudo e insoportable y además era de una sola nota sin melodía alguna.
La joven decidió acercarse, no sin antes coger un cuchillo. Era la primera vez que Lucy no se sentía segura en su casa y decidió “ir armada”. Dio unos cuantos pasos hasta que aquel agonizante sonido llegó al oído derecho de la chica. Ella se giró en aquella dirección y se encontró con el aparato que estaba fijo en la pared. Alargo la mano y se lo puso en la oreja para atender:
-¿Diga?
-Si la luna se vuelve roja,-Pronunció una voz. Por el tono grave, debía ser un hombre mayor en edad de jubilación; su voz sonaba quebrada pero extrañamente clara. Lucy alzó una ceja tras oírle pronunciar aquellas palabras. Un comentario irónico cruzó la mente de la joven muchacha «genial, ahora la luna es roja. ¿Qué será lo siguiente, que Justin Bieber es buena persona?»-escucharéis trece campanadas.
-Y luego me giraré y me encontraré a mi gato volando… ¡¿Pero de qué coño habla?!
-Si la luna se vuelve roja…-Repitió el desconocido hombre con el mismo volumen de voz. Era uno calmado y pausado aunque a la vez algo…divertido.
-Que sí, que sí…”Si la luna se vuelve roja escucharéis trece campanadas”-Dijo ella, imitando su tono de voz.- ¡¿Pero de qué vas, gilipollas?!-Después de aquella pregunta solo se oyeron tres tonos como respuesta.- ¡Será cabrón el tío ese loco! ¡Me ha colgado!-Lucy dejó el teléfono tal y como estaba antes y caminó hacia la cocina para seguir haciendo lo que hacía.
Una hora más tarde sus padres ya habían llegado y se encontraban cenando la simple cena que su hija había preparado con algo de prisa. Mientras tomaban los alimentos Lucy no podía apartar la vista de la ventana. Cuando se hicieron las once, el cielo estaba oscuro del todo y entonces se levantó de la mesa.
-¿Dónde vas?-Preguntó su madre, la señora Brown.
-A mear.-Inventó la joven.
-Sabes que no se puede ir al baño-Remarcó su padre.-mientras se está cenando.
-¡Jod…!-Antes de continuar por mal camino ella misma se corrigió.-Papá, disculpa, pero no puedo aguantar.-Sus padres se miraron entre si y le hicieron una seña con la cabeza. Le habían señalado las escaleras.-¡Gracias!-Celebró.
Comenzó a caminar con un ritmo normal por la casa hasta llegar a las escaleras. Allí se aseguró de que sus padres no la viesen y entonces comenzó a correr con dirección a su cuarto. Una vez en él, se acercó con curiosidad a la ventana y miró por ella.
-Mier…da.-Dijo de manera casi inaudible la chica al ver el cielo de un tono rojizo como la sangre. Lucy miró su vestimenta: converse blancas, pantalones tejanos cortos y desilachados y una sudadera sin cremallera con el número “69” escrito en blanco. A Lucy le parecía bien como iba. Cogió un par de coleteros y se los puso en la muñeca. Luego se giró para coger su móvil pero un ruido proveniente del exterior hizo que a Lucy se le pusiesen los pelos de punta.
Era como un cañón. ¿Qué digo uno? ¡Mínimo habían sonado dos cuando Lucy se había girado de nuevo para ver la ventana! No… ¡Cuatro, han sido cuatro! Más cañones sonaban en sus oídos. Uno después de otro…
-Trece.
He puesto "capítulo feo" porque a mi no me gustaba como me había quedado pero si ha ti te gusta pues...¡Graaaaaaaaaaaacias jok!(?
Audiciono por Doctor Flinkenstein(Liam Payne) y Britt Roberston <3
Otra vez te digo..¡Thankiu! ¡No tienes ni idea de lo felíz que 'toy!
LittleMuffin
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
¿De enserio te gustó? A mí no me convenció mucho pero bueno. Em... Audiciono por Jack Harries, mi representante es Kendall Jenner (si se puede, si no Jasmine Villegas) y mi personaje se llamará... Jasmine Destiny Miller. Espero que eso te sirva, y si no me avisas :)Joker. escribió:Buen día princesa. Tu capítulo es genial, no digas mentiras. Me ha encantado el miedo que tiene ante las trece campanadas. Ahora dime para que chico vas, tu representante y esos datos...FatiiDirectioner escribió:No tenía mucha inspiración y esto es lo que salió :)
- Capítulo feo:
¿Acaso era cierto las palabras que acababan de salir de su boca? De pronto la ira me invadió que pude jurar que no me reconocía, era otra, otra parte de mí que nunca había descubierto, hasta hoy... ¿Yo le había arruinado la vida? Pues lo hubiera pensado antes de quedar embarazada.
Mi mirada se posó en mis manos, era lo único que podía hacer si no quería arruinar más de lo que ya estaba, pero me fue imposible, su intento de disculpas fue la gota que rebalsó el vaso. Abrí la puerta del vehículo estacionado enfrente de la casa de mi padre con brutalidad y furia, dando a entender que no quería hablar más del tema. Azoté la puerta una vez que ya había tomado mi mochila y había salido de allí para dirigirme hacía la puerta.
Quería decirle demasiadas cosas, unas cuantas que desde hace ya tiempo me venía guardando pero no era el lugar ni el modo de decírselo, toqué timbre rogándole a Dios para que mi progenitor abra rápido la puerta, pero para mi mala suerte estaba en el baño y saldría “en un momento”. Ese “momento” sería suficiente para que la ira que llevaba dentro explotara por completo y empezara a sacar trapos sucios a la luz.
—Hija... Yo... —su tono de madre arrepentida aumentó mi enojo y mis ganas de hablar, pero para contenerme apreté fuertemente mis labios, agradecí que estaba de espalda a esa mujer que segundos atrás me había dicho que yo había arruinado su vida— Lo siento, no quería decir eso. Tú eres lo que más amo en la vida, cariño...
—¿Lo que más amas en la vida? Hace menos de cinco minutos me dijiste lo contrario, decídete, una cosa o la otra. ¡Deja de contradecirte a ti misma! —solté furiosa volteándome para quedar enfrente de ella. No me parecía en nada a mi madre, pero en nada, yo era un calco idéntico de mi padre. Física y mentalmente. Por donde quieras que veas, mi padre y yo éramos iguales —. ¡Vives contradiciéndote, vives echándome la culpa de tus problemas económicos, vives haciéndome sentir una inútil, vives queriendo manejarme la vida a tu antojo! ¿Te crees que no me duelen tus palabras? ¡Pues si lo hacen! ¡Me duele cuando me dices que arruiné tu vida, me duele cuando me dices que no sirvo para nada, me duele cuando me dices que yo tengo la culpa de tus problemas! —de pronto escuché el sonido de la puerta abrirse, mi madre bajó la mirada y yo volteé a ver a mi padre, quién tenía una cara de no entender nada. Solamente lo abracé fuertemente sin previo aviso, me correspondió preguntándome al oído que había sucedido—.
—Yo... Debo irme, nos vemos el lunes, hija —dijo mi madre y se dirigió a su auto, pero mi padre se separó de mí y se acercó a ella—.
—¿Podemos hablar? —ella asintió— Princesa, ve adentro, ¿si? Allí están Julia y Alex.
—De acuerdo... —Julia era mi madrastra, me caía muy bien que hasta a veces desearía que ella fuera mi madre, y Alex era mi hermanastro, es unos años mayor que yo pero nos llevamos genial, me cuida y me trata como su hermana menor. Me adentré a la casa quedándome con la duda de que querría hablar mi padre con mi madre, si ellos ni se podían ver, apenas cinco minutos a la semana y ya—.
Una vez que estuve adentro de la casa, me encontré con Alex, es de piel blanca, ojos azules y cabello castaño oscuro. Estaba vestido con una remera blanca y una camisa a cuadros rojos desprendida, unos jeans ajustados negros y unas zapatillas negras, me sonrió y se acercó a saludarme. De la cocina se asomó Julia, una mujer de cabellos castaños claros, ojos azules que combinaban perfectamente con su blanca piel igual a la de Alex.
Saludé a ambos con una sonrisa fingida, Julia no lo notó y volvió a su labor de hacer la cena, pero Alex no quedó convencido así que me abrazó fuertemente como si pudiera leer mis pensamientos. Le correspondí y las lágrimas amenazaban con salir, pero no quería que él ni nadie me viera llorar, es algo que no soporto.
Nos separamos y su sonrisa me animó a sonreírle de vuelta. Luego de eso, subí a mi habitación, la cuál era bastante amplia con un hermoso ventanal que daba al balcón de ésta, además estaba pintada de verde manzana, uno de mis colores favoritos.
Arrojé la mochila a mi cama y dejé mi cuerpo al lado, mis ojos se cerraron lentamente buscando tranquilidad para pensar en lo que acababa de pasar en los ¿últimos veinte minutos? Realmente no sé cuánto, pero no tenía ganas de pensar sobre las palabras de mi madre y mucho menos llorar por ellas.
Me levanté la cómoda cama y caminé lentamente hasta el ventanal que me ofrecía una hermosa vista de la luna entre las grisáceas nubes que daban a la idea de que llovería, las estrellas no brillaban... No habían aparecido esa noche, genial... Algo menos que hacer cuando me quede desvelada.
Alguien golpeó mi puerta con tres leves golpes, pronuncié un ‘pase’ no muy fuerte y mi padre ingresó a la habitación. Lucía preocupado, tenso y ¿enojado? Ay no... ¿Ahora que hice?
—Hija... ¿Tienes un minuto? Quisiera hablar contigo —dijo sereno sentándose en mi cama e invitándome a sentarme al lado suyo—.
—Claro. ¿Pasa algo malo? —pregunté tomando asiento al lado suyo—.
—Tu madre me contó todo. Cariño, no tienes que sentirte mal por eso ¿si? Si para ella le arruinaste la vida, a mí me la mejoraste. Porque tú eres mi princesa, tú eres mi bebé por más de que tengas diecisiete. Te amo con todo mi corazón al igual que amo a tus hermanos. Eres mi hija, la única, te amo con más razón todavía, porqué eres más frágil, eres más delicada para mí. El día que tu madre me dijo que estaba embarazada de ti, fue uno de los mejores días de mi vida. Te amo y quiero que siempre tengas eso en mente.
—De acuerdo, gracias papá —dije sonriéndole, él me devolvió la sonrisa y me abrazó—. Pa, si no te molesta, quisiera ducharme.
—Oh, lo siento. Nosotros con Julia iremos a buscar a tu hermanita a lo de la madre Julia, ¿te quedas con Alex?
—Claro.
—De acuerdo, ya volvemos, ¿si? Cualquier cosa me llamas.
—Está bien.
Mi padre se marchó e inmediatamente corrí hacía el baño, abrí la llave de la regadera y a los segundos comenzó a salir el agua, mientras salía el vapor yo me desvestía y dejaba toda la ropa en el cesto de ropa sucia, ya era el segundo día con el mismo atuendo.
Una vez desvestida completamente, me adentré en la ducha y dejé que el agua recorriera mi cuerpo. Al terminar de ducharme envolví mi cuerpo en una toalla de color rojo carmesí que llevaba unos centímetros arriba de la rodilla.
Me estaba subiendo la cremallera del short cuándo suena el teléfono, me pongo rápidamente mi remera y bajo las escaleras gritando 'yo atiendo'. Levanté el teléfono y hablé.
—¿Diga?
—Si la luna se vuelve roja —pronunció una voz grave, al parecer de un hombre mayor, quizá jubilado. Rodé mis ojos, parecía ser uno de esos locos que llaman a un número cualquiera porque no tienen un carajo que hacer en su puta vida—, escucharéis trece campanadas.
—Ya, claro y yo soy la hija de Barney —contesté sarcásticamente, como se notaba que no tenía nada que hacer más que joder a los demás...—, ¿por qué no se pone hacer algo productivo, pedazo de idiota?
—Si la luna se vuelve roja —dijo que nuevo la misma voz con el mismo tono de voz, aunque ahora parecía estar divirtiéndose... Ya se va a divertir cuando le pegue una patada en los...— escucharéis trece campanadas.
—Claro, por supuesto. Y yo soy la hija de Barney. Ya enserio, búscate algo para hacer que no joda a los demás, ¿quieres? Hazle ese favor al mundo —estaba respondiéndole con el mismo sarcasmo que la primera vez cuando siento la llamada se corta y el irritante sonido que te indica eso aturde mis oídos—. El muy hijo de puta me cortó. Conchudo...
Suspiré y decidí volver a mi habitación. Al pasar por la habitación de Alex, que quedaba dos más atrás, escuché dos voces, una era de Alex y la otra era de una mujer. ¿Acaso estaba con una mujer? No me importaba ni mucho menos, pero... ¡Joder! ¿Por qué me sentía incómoda? ¿Será porqué estoy acostumbrada a verlo sin ninguna chica alrededor? Si, eso es definitivamente. Aparte, él no es de mi tipo.
Divertido, atento, gracioso, que no se preocupe de nada y que me transmita confianza en si mismo. Así sería mi tipo, pero hasta ahora, con todos los que he andado han resultado ser unos pendejos.
Al llegar a mi habitación encendí mi DVD y mi televisión, coloqué un CD con una recopilación de mis canciones favoritas y le subí a todo el volumen que el televisor daba, 50. La primera canción comenzó a sonar, era de Cher Lloyd. Una de mis cantantes favoritas.
A decir verdad... La llamada del desconocido ese me dejo algo asustada, ¿si la luna se vuelve roja, escucharé trece campanadas? Era algo ridículo, ¿la luna roja? Pero si lo analizabas bien tenía sentido, quizá era alguien que quería asustarme, y si ese era su objetivo, pues lo está cumpliendo... Mi mirada no dejaba de ver la ventana a cada minuto, la luna seguía blanca como siempre. Quizá solamente debía tranquilizarme... Si, debía tranquilizarme.
Seguí escuchando música hasta que mi hermanita menor, producto de mi padre y Julia, entró a mi habitación a decirme que la cena ya estaba lista. Bajamos juntas y nos sentamos a cenar, yo estaba al lado de Alex, mi padre a la cabecera y Julia en la otra, y mi hermanita menor, Brenda, estaba enfrente mío.
Estábamos cenando y charlando animadamente entre nosotros, cuándo el reloj marca las once de la noche, era viernes y no tenía colegio, pero un poco de preocupación me entró.
—Provecho —dije levantándome de la mesa, ellos me respondieron y me dirigí a la cocina para dejar mi plato y luego subir a mi habitación, estaba refrescando y unos shorts no eran adecuados—.
Al llegar a mi habitación lo primero que miré fue el ventanal. Mi mente no supo reaccionar y mi sistema nervioso se paralizó hasta que pestañeé varias veces. La luna... Estaba roja como la sangre, con el número 13 pintado. Okey... La primera parte de la promesa de ese extraño al teléfono se cumplió, antes de que las campanadas suenen tomé unos jeans ajustados negros y me coloqué una remera gris de mangas largas con corazones a la altura de los senos, una chaqueta de cuero negro y me coloqué mis converse negras.
De pronto, un fuerte sonido sonó aturdiendo mis oídos, era como una bomba de cañón, era una campanada. Pero parecía estar al lado mío la campanada. Luego de esta sonó otra campanada, el miedo comenzaba a apoderarse de mi. Tres, cuatro, cinco campanadas. Luego siete, ocho, nueve y diez. Faltaban tres más y las palabras de ese misterioso extraño se cumplirían. Dos campanadas más aturdieron mis oídos y el pánico ya se había apoderado de mí cuando la última campanada sonó...
—Trece campanadas.
Invitado
Invitado
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
¿Estas hablando en serio? o.o Primero: gracias amore :') de verdad <3 Segundo: ay e.e eso habría sido genial Lo tendré pendiente Ahora, eso ultimo, ¿ES DE VERDAD? ¿DE VERDAD? Ay, Joker, muchísimas gracias, de verdad. No lo creo *-* ay, gracias :')Joker. escribió:¡Simplemente perfecto! Es largo y viniendo de ti no me esperaba otra cosa. Lo del oso yo creía que era un hombre lobo de ciudad halloween pero bueeeno, otra vez será ¿no? Ahora me gustaría que me dijeras el chico por el qiue audivionas, tu representante y el nombre de tu chica ya me le sé así que solo te dire la sorpresa...te voy a reservar el chico y eso.'Mily.♡ escribió:Aquí esta mi cap <3 espero que te guste :3
- las trece campanadas:
Alexis Parker
Camino paciente y tranquila por el desierto campus de la Universidad, por uno de los tantos caminos que lleva desde la Biblioteca hasta las habitaciones. A pesar de ser martes y de que, eventualmente, mañana es un día de clases, el campus está casi desierto. Todo el mundo ya se ha ido a las diferentes fiestas alrededor de la Cuidad, así como de seguro los niños y niñas ya se encuentran yendo de puerta en puerta recogiendo sus dulces.
Lo único que me agrada de Halloween es eso, que podía ir a pedir dulces por donde quisiera y me los darían. Los dulces son algo que necesito para vivir. Sin embargo, ya a mis dieciocho años no podía considerar ni siquiera el asomarme a una puerta gritando efusivamente “¡Dulce o truco!” Era como un llamado al suicidio. Sé que de seguro, mis padres llamarían al psicólogo si alguien les hiciera eso.
Tarde alrededor de tres horas en terminar la asignación de la maestra Cook sobre el Comportamiento de los Asiáticos comparado con el de los americanos, y por qué este es de esa manera. Debo entregar un ensayo de unas quince páginas sobre eso para mañana. Ha sido casi un record que lo haya terminado todo tan rápido y más con el horriblemente lento internet que poseía la Biblioteca. Mi laptop está siendo reparada, por lo que tuve que abstenerme a aquel lugar.
El área de habitaciones está ubicada en la parte más alejada del Campus, de forma que tiene el bosque al otro lado del muro. Siempre ha sido tradición ir a acampar allí, cuando no era temporada de caza –algo que siempre he detestado- o había algún animal rondando por allí por el cambio de temporadas. Siempre me ha asustado como todos los árboles, cuando oscurece, parecen ser una gran masa negra que puede comerte. Algo infantil, lo sé. Y tiendo a ignorarlo cuando paso por allí, pero cuando camino hacia el Edificio 3b, no puedo evitarlo. Esta noche el bosque se ve más tenebroso que de costumbre. Y un mal presentimiento me azota.
Tratando de echar esa parte de mis pensamientos hasta la parte más alejada de mi subconsciente, acelero mi paso cada vez más y hago todo lo posible por llegar más rápido hasta mi destino. No me gustan los malos presentimientos. Mi madre siempre solía tenerlos, y siempre resultaban ser verdad. Incluso tengo recuerdos de unas pocas veces en las que yo había tenido malos presentimientos y, eventualmente, terminaban siendo realidad.
Paro abruptamente de caminar. Mi madre. ¿Por qué, de repente, se me vino ella a la cabeza? Llevo todo el mes tratando de reprimir todas esas memorias de ella, que aumentan feroces por estas fechas. Los recuerdos más vividos que tengo de ella, son por estos meses. Y eso la mayoría de las veces me deja sin dormir por más de dos noches. Es casi insoportable.
Inconscientemente, mis ojos se posan en el cielo. Como esta parte de la cuidad no se encuentra tan contaminada, estoy acostumbrada a ver el hermoso cielo estrellado todas las noches. Pero hoy, hoy no hay estrellas. Frunzo el ceño y miro con más intensidad, intentando encontrar los puntos blancos que estoy acostumbrada a ver pero nunca me caso de admirar.
No hay nada.
No obstante, la luna es totalmente visible. Grande, brillante, majestuosa a pesar de estar casi siempre en soledad. Y creo que eso es lo que la hace más grande. Más fuerte y hermosa. Esta brillando hoy más que otras noches, a mi parecer. Las nubes son pocas, pero también están allí.Well, you can tell by the way
I use my walk
I’m a woman’s man: no time to talk
Music loud and women warm,
I’ve been kicked
Saco el celular de mi bolsillo delantero y miro extrañada la pantalla que presenta la llamada entrante de un número desconocido. La canción de los Bee Gees es lo único que se escucha en la silenciosa calle, así que algo asustada, presiono el botón de contestar y llevo el celular a mi oreja.
-¿Hola? –cuestiono, confundida y rogando porque no fuese una broma de mal gusto.
Pero la voz que me responde no hace más que causarme el quedarme estática en mi lugar, con los pies clavados al suelo.
-Si la luna se vuelve roja –es una voz masculina, gruesa, profunda, pero con un tono juguetón y hasta algo chillón en unas letras que lo hace escucharse terrorífico. Un temblor recorre toda mi espina dorsal casi al instante.- Escucharas trece campanas –agrega la voz de ultra tumba.
Casi puedo ver al ser horripilante delante de mí. Como si estuviese en una película de terror, pero es una pesadilla bien real. No puedo siquiera cortar la llamada. O tratar de convencerme a mí misma que solo fue una inservible broma.
Mi corazón está comenzando a aumentar su ritmo de latidos, y este aumenta mucho más cuando mis ojos van a la luna y esta comienza a cambiar de color. ¿Cambiar de color? ¿Por qué la luna está cambiando de color? Y mierda, el solo pensamiento de que lo que acabo de escuchar se haga realidad hace que mis piernas tiemblen y amague con caerme al suelo asfaltado.
Mi boca y mis ojos se abren a más no poder. Siento como mis manos empiezan a temblar y mis brazos se caen, débiles, haciendo que el bolso y el celular terminen golpeando el suelo. Pero no me importa. Ni siquiera parpadeo.
La luna se ha vuelto roja.
Y antes de poder formular un pensamiento coherente, una campanada se escucha a lo lejos. Volteo en la dirección que pienso que se escucha, y es a un punto al oeste del gran bosque que está a unos metros de mí. Otra campana, esta vez un poco más fuerte, pero del otro lado. Sigue otra, y otra y otra. Cada vez que suena una campanada, se escucha más cerca y mi corazón da un vuelco en su sitio, amenazando con salirse de allí. No sé qué pensar. No estoy segura de si debo gritar, aunque soy consciente de que mi garganta se ha cerrado.
Las campanadas se escuchan más cerca, tanto, que comienzo a cubrirme las orejas en un intento fallido por no escuchar el horrible ruido que lastima mis tímpanos. Por instinto, también cierro los ojos, aunque sé que es algo realmente estúpido.
Diez.
Once.
Doce.
Trece.
El ruido cesa y solo me toma un segundo en relajar todo mi cuerpo y en separar lentamente, las manos de mis orejas. Tardo otro segundo más en abrir los ojos, y cuando lo hago casi me caigo debido a la sorpresa. Ya no me encuentro en el campus de la Universidad. Estoy rodeada de troncos, de oscuridad, de matorrales. Escucho las hojas tronar bajo las suelas de mis botas marrones. Estoy en el bosque.
¿Cómo demonios? Me pregunto a mí misma. Mi entre cejo se frunce e intento ajustar mi vista a la penumbra, aunque ningún humano sería capaz de ver bien en un lugar así. Doy vueltas sobre mi eje unas dos, tres veces. Y las hojas rompiéndose más el tocar un tronco de un árbol, me confirman que verdaderamente me encuentro al otro lado del muro. En el bosque oscuro y lleno de animales salvajes que no dudarían en considerarme como su presa.
En vez de ponerme a analizar como algo tan sobre natural me había ocurrido y en tan poco tiempo, que aún era difícil de digerir, comienzo a caminar para encontrar una salida del bosque. Mi conclusión más lógica es que he corrido, sin notarlo, buscando alejarme del molesto ruido de las campanas. Pero, ¿Cómo llegue aquí? Aun estando totalmente asustada, eso no es posible. No lo era.
Además, aquella voz, aquel hombre –si es que era un hombre-… ¿Cómo sabía que eso pasaría? ¿Por qué la luna se volvió roja? He visto eclipses lunares, eclipses solares, me he imaginado una lluvia de meteoritos un sinfín de veces…pero nunca una Luna roja. Y eso me hace comenzar a temblar.
De repente, una rama se rompe detrás de mí. Mis pasos rápidos y largos se detienen al instante y enderezo mi columna. Mi respiración, ya entrecortada, comienza a volverse más inestable. Muchas cosas me pasan por la mente en pocos segundos hasta que soy capaz de girarme para enfrentar lo que sea que esté esperando por mí.
A unos cinco metros de distancia, más o menos, puedo divisar la sombra de un animal bastante grande y robusto. Quiero gritar de inmediato, pero logro morderme la lengua antes de que el chillido salga y atraiga al animal hacia mí. Cierro los puños y trato de mantener todo el control posible, pero es tan difícil. Todo sucede tan rápido. No es normal.
Entonces, sin quererlo, suelto un respingo cuando el animal avanza un poco. Cruza por una parte en donde le alumbra la luz de la luna y otro emito un grito ahogado al observar un oso negro delante de mí. Y no parece muy feliz.
Solo cuando el animal se alza en dos patas y comienza a rugir, es que soy capaz de reaccionar. Sé que no es buena idea gritar y correr despavorida asimismo como no lo es quedarme quieta y sin emitir ningún sonido. Así que sigo mis impulsos y me giro, comenzando a correr tan rápido como mis piernas me lo permitan.
— ¡Ayuda!
Los gritos desgarradores de una mujer se escuchan a lo lejos, por un instante quiero cerrar los ojos y largarme a llorar, para aceptar mi destino, pero la imagen de mi madre aparece en mi cabeza y me alienta a seguir, como no fue capaz de hacerlo ella.
El dolor se propaga en mi garganta hasta llegar hasta mi estómago y formar un nudo. Las lágrimas nublan mi vista impidiéndome mirar al frente con claridad, sin embargo, mis pasos van hacia adelante gracias a la inercia y el torrente de adrenalina que corre por mis venas.
Mis oscuros cabellos buscan quitarme la visión, los quito con rapidez mientras que el sonido de mis jadeos se mezcla acompasándose con mis pasos sordos chocando con el piso, las hojas truenan bajo mi tacto y puedo escuchar que no soy la única que está huyendo.
La velocidad de mis pies aumente cuando veo a lo lejos algo en qué refugiarme. Es algo como una puerta, solo lo puedo ver porque diviso el manubrio a un costado de esta. Una ola de esperanza me abruma y mi velocidad aumenta solo por el hecho de ver que puedo escapar de esta. A medida que me acerco, noto como la puerta está en un ¿árbol? Sigo corriendo, porque puede ser una choza de algún Guardabosque. Es de noche y puedo estar viendo mal. Pero me confundo aún más cuando veo que es una puerta en forma de calabaza.
Casi detengo mi paso cuando vuelvo a escuchar el rugido del Oso, y, sin pensarlo, acorto el espacio entre la puerta y yo y me adentro a ella sin mirar atrás.
Ahora, sobre el chico vengo pensando desde que vi la idea e.e Quiero al Oogie Boogie con Robert Sheehan Gracias otra vez <3
hange.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Joke Hermosura sensulona!!
Siempre haces ideas bien sepsis. Claramente voy a audicionar creo que ire por el Doc. Flinklenstein. {Liam} Deja me pongo a escscribir un Cap para la audicion.
Besos Joker.
Siempre haces ideas bien sepsis. Claramente voy a audicionar creo que ire por el Doc. Flinklenstein. {Liam} Deja me pongo a escscribir un Cap para la audicion.
Besos Joker.
- Las Trece Campanadas:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
Amo esta pelicula <3.
Karou.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
Hola!
Ame intensamente la idea asi que aca me tienes, audicionando.
Ame intensamente la idea asi que aca me tienes, audicionando.
- las trece campanadas.:
- [Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Mi escrito(?:
Te fuiste al Carajo!- Le grite a la que decía ser mi mejor amiga.
Nina, perdón no fue mi intención! Enserio- Dijo con una mirada apenada.
No lo fue? Enserio? no quisiste decirle a mi hermano que tiene problemas, que esta loco? que es un raro cuando vos sabes exactamente todo lo que vivió! Cuando siempre
confié en vos?- Le dije ya cansada de toda su mierda. LE di una mirada dura, sinceramente no quería hablar con ella en estos momentos, tenia que ir a ver como estaba mi hermano.
Se que lo que dije fue una mierda y lo lamento mucho! Perdón enserio, Sam es increíble y lo esta superando y lo va a superar. En un momento u otro vas a tener que dejar de cuidarlo tanto- dijo la chica que estaba sentada alado mio en el auto. La que sabia todo, sobre mi y de mi hermano de las cosas que pasan en mi vida. todo. Pero ahora era una simple desconocida, que herio a un ser tan puro y bueno. La detestaba, mucho.
Estaciona el auto, Ya! estacionalo!- Dije gritando, enojada. Ella me dio una mirada perpleja.
Nina-Dijo suspirando- lo lamento si? Ahora ya deja de ser tan exagerada y quédate en el auto, que ya son las once de la noche y es peligroso estar sola por acá.
Es peligroso para vos tenerme acá- Dije dándole la mas fría y dura mirada que pude tener- Así que por favor, te pido que estaciones o algo el maldito auto y me dejes salir.
Esta bien, pero por favor llámame cuando llegues que me preocupo por vos, sos mi mejor amiga si? y te amo- Dijo la muy cara dura con una mirada de lastima en la cara.
Lo que sea- dije viendo como se hacia un lado en la calle desierta. Si podría ser peligroso y todo lo que quiera pero la verdad no quería estar cerca de ella en estos momento.
Nina- dijo antes de que pueda salir de su caro y bonito auto. Pero antes de que pueda decir algo mas cerré la puerta con fuerza y espese a caminar para mi casa.
Ella me siguió con el auto un rato hablándome y tocando la bocina, hasta que se canso de ser ignorada de todas las maneras por mi, después de que? 5 minutos se fue, y por un minuto me sentí agradecida de que me de que me de mi espacio. Pero después caí en cuenta de que me dejo sola en la calle a 15 minutos de mi casa caminando, si se que no es mucho pero sola y con un mini-short, y una musculosa. Me empece a poner nerviosa, hasta que sonó mi celular. Por un momento pensé que era Emma, pero cuando vi que era desconocido me puse verdaderamente nerviosa.
Si la luna se vuelva roja- Dijo una escalofriante vos, sonaba cansada y vieja. La luna roja? Mire arriba y vi una hermosa y grande luna BLANCA, Okey tengo un viejo molesto con mi numero ahora, ja.- Escucharas trece campanadas.
Que?- No estaba en mi mejor momento como para que un viejo sin vida me ande molestando a las once de la noche, aunque ya habían pasado diez minutos y aun me quedaban un par de cuadras para llegar a casa- Sabe que viejo, mejor vallase a molestar a su nieta o algo parecido.
Si la luna se vuelve roja- Repitió el viejo con una pisca de divercion en su voz. Ya me estaba cansado este viejo estúpido- Escucharas trece campanadas.
Pero que viejo mas...- No puede terminar de decir la frase que me había cortado el viejo sinvergüenza.
Mire mi celular un poco apurada, estaba a una cuadra de mi casa y la llamaba me había puesto muy nerviosa, empece a caminar mas rápido viendo a la luna. Cuando choque con mi casa. Di un suspiro aliviada y busque las llaves en mi mochila, ya que tenia un odio intenso con los bolsos. Abri la puerta
y me puse nerviosa cuando me di cuenta que no había nadie. Mire la hora eran las once y cincuenta,camine muy lento al parecer.
Me pareció raro que nadie este en casa, hasta que me acorde de que hoy salían a comer, yo los viernes en general me junto con Emma, pero creo que ya no va a ser posible. Subí rápido las escaleras y mire por la ventana, la luna estaba tapadas de nubes, que hace un rato no había. me dio un escalofríos y me cambie. Me puse unos leggins y una remera de un mostacho. con la campera de Jeans negra. Cuando volví a mirar por la ventana, la luna estaba roja, me puse nerviosa cuando escuche un fuerte ruido justo alado de mi, sonaba como una explocion, pero me di cuenta que eran campanas, hasta que escuche otra y otra, pero no hasta que se escucharon trece.
Trece campanas.
Ninaa.forever.young
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
¡Te espero hermosa! Ya que estoy hablando contigo te quería decir que me enamoré totalmente de tu avatar. <3 Lóf pa' ti. Esperare tu capítulo con impaciencia.●B.r.a.t● escribió:Joke Hermosura sensulona!!
Siempre haces ideas bien sepsis. Claramente voy a audicionar creo que ire por el Doc. Flinklenstein. {Liam} Deja me pongo a escscribir un Cap para la audicion.
Besos Joker.
- Las Trece Campanadas:
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Amo esta pelicula <3.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
¡Me encanto el capítulo!Ninaa.forever.young escribió:Hola!
Ame intensamente la idea asi que aca me tienes, audicionando.
- las trece campanadas.:
[Tienes que estar registrado y conectado para ver esa imagen]
- Mi escrito(?:
Te fuiste al Carajo!- Le grite a la que decía ser mi mejor amiga.
Nina, perdón no fue mi intención! Enserio- Dijo con una mirada apenada.
No lo fue? Enserio? no quisiste decirle a mi hermano que tiene problemas, que esta loco? que es un raro cuando vos sabes exactamente todo lo que vivió! Cuando siempre
confié en vos?- Le dije ya cansada de toda su mierda. LE di una mirada dura, sinceramente no quería hablar con ella en estos momentos, tenia que ir a ver como estaba mi hermano.
Se que lo que dije fue una mierda y lo lamento mucho! Perdón enserio, Sam es increíble y lo esta superando y lo va a superar. En un momento u otro vas a tener que dejar de cuidarlo tanto- dijo la chica que estaba sentada alado mio en el auto. La que sabia todo, sobre mi y de mi hermano de las cosas que pasan en mi vida. todo. Pero ahora era una simple desconocida, que herio a un ser tan puro y bueno. La detestaba, mucho.
Estaciona el auto, Ya! estacionalo!- Dije gritando, enojada. Ella me dio una mirada perpleja.
Nina-Dijo suspirando- lo lamento si? Ahora ya deja de ser tan exagerada y quédate en el auto, que ya son las once de la noche y es peligroso estar sola por acá.
Es peligroso para vos tenerme acá- Dije dándole la mas fría y dura mirada que pude tener- Así que por favor, te pido que estaciones o algo el maldito auto y me dejes salir.
Esta bien, pero por favor llámame cuando llegues que me preocupo por vos, sos mi mejor amiga si? y te amo- Dijo la muy cara dura con una mirada de lastima en la cara.
Lo que sea- dije viendo como se hacia un lado en la calle desierta. Si podría ser peligroso y todo lo que quiera pero la verdad no quería estar cerca de ella en estos momento.
Nina- dijo antes de que pueda salir de su caro y bonito auto. Pero antes de que pueda decir algo mas cerré la puerta con fuerza y espese a caminar para mi casa.
Ella me siguió con el auto un rato hablándome y tocando la bocina, hasta que se canso de ser ignorada de todas las maneras por mi, después de que? 5 minutos se fue, y por un minuto me sentí agradecida de que me de que me de mi espacio. Pero después caí en cuenta de que me dejo sola en la calle a 15 minutos de mi casa caminando, si se que no es mucho pero sola y con un mini-short, y una musculosa. Me empece a poner nerviosa, hasta que sonó mi celular. Por un momento pensé que era Emma, pero cuando vi que era desconocido me puse verdaderamente nerviosa.
Si la luna se vuelva roja- Dijo una escalofriante vos, sonaba cansada y vieja. La luna roja? Mire arriba y vi una hermosa y grande luna BLANCA, Okey tengo un viejo molesto con mi numero ahora, ja.- Escucharas trece campanadas.
Que?- No estaba en mi mejor momento como para que un viejo sin vida me ande molestando a las once de la noche, aunque ya habían pasado diez minutos y aun me quedaban un par de cuadras para llegar a casa- Sabe que viejo, mejor vallase a molestar a su nieta o algo parecido.
Si la luna se vuelve roja- Repitió el viejo con una pisca de divercion en su voz. Ya me estaba cansado este viejo estúpido- Escucharas trece campanadas.
Pero que viejo mas...- No puede terminar de decir la frase que me había cortado el viejo sinvergüenza.
Mire mi celular un poco apurada, estaba a una cuadra de mi casa y la llamaba me había puesto muy nerviosa, empece a caminar mas rápido viendo a la luna. Cuando choque con mi casa. Di un suspiro aliviada y busque las llaves en mi mochila, ya que tenia un odio intenso con los bolsos. Abri la puerta
y me puse nerviosa cuando me di cuenta que no había nadie. Mire la hora eran las once y cincuenta,camine muy lento al parecer.
Me pareció raro que nadie este en casa, hasta que me acorde de que hoy salían a comer, yo los viernes en general me junto con Emma, pero creo que ya no va a ser posible. Subí rápido las escaleras y mire por la ventana, la luna estaba tapadas de nubes, que hace un rato no había. me dio un escalofríos y me cambie. Me puse unos leggins y una remera de un mostacho. con la campera de Jeans negra. Cuando volví a mirar por la ventana, la luna estaba roja, me puse nerviosa cuando escuche un fuerte ruido justo alado de mi, sonaba como una explocion, pero me di cuenta que eran campanas, hasta que escuche otra y otra, pero no hasta que se escucharon trece.
Trece campanas.
Ledger.
Re: great halloween everybody {nc} ¡audiciones abiertas!
LAS TRECE CAMPANADAS
Holiwis!! Me encantó el tema!! Quiero audicionaaaaar!!
Holiwis!! Me encantó el tema!! Quiero audicionaaaaar!!
- Capitulo:
- La noche se hacía presente en Barcelona. Las farolas se encendían y las tiendas cerraban. Almas muertas vagabundeaban por las oscuras y frias calles buscando algún refugio en donde pasar la noche. Alba se encontraba caminando rápidamente por un callejon. Hiba cubierta con una gabardina negra y larga hasta las rodillas. En su hombro colgaba el maletín que llevaba a la universidad. Ese dia había salido tarde ya que había reunión escolar y ella fué convocada.
La chica miraba el reloj nerviosamente. Ya era muy tarde como para ir por esas calles sin ningún tipo de protección. Cuando cruzó la esquina suspiró aliviada al ver el departamento en el cual tenía rentado una habitación. Mientras introducía la llave en la cerradura una fria brisa de viento hizo que su cabello orscuro se desordenase. Con un mal presentimiento se giró, esperando encontrarse con algún loco nocturno. Pero al no ver a nadie esa sensación de intranquilidad se hizo presente. Con un mal sabor de boca acabó de abrir la puerta y entró al edifício.
Suspiró mientras dejaba el maletín sobre la mesa de la cocina. Se quitó la gabardina y la tiró encima de la cama. Mientras se dirigia de nuevo hacia la cocina para hacerse un té se refregaba las manos. Últimamente estaba haciendo demasiado frio como para ser octubre. Cogió el herbidor y lo colocó en el lava-manos mientras abría el grifo. Cuando estubo casi lleno bajó la manija, cerrando el corriente de agua. Cogió entre sus manos el herbidor y lo colocó sobre el fuego. Cogió un mechero y abrió el gas, logrando así que las chispas empezasen a crearse. Mientras el agua se calentaba Alba, cansada, se dejó caer en el sofá y miró el reloj que había encima del televisór. ¿Ya era tan tarde? Tan solo podría dormir cinco horas ya que al dia siguiente se tenia que levantar a las seis de la mañana. Cuando el pitido del herbidor sonó Alba se levantó del sofá apresurada. Entró a la cocina y apagó el fuego. Cogió un vaso del estante y vació el contenido del herbidor en él. Se aproximó a un armario, lo abrió y se elevó en puntas para lograr alcanzar la cajita que contenía las manzanillas. Cuando la pudo agarrar la abrió dejando ver un montón de sobres totalmente desordenados. Había de diferentes sabores: té verde, té negro, té rojo, manzanilla normal, piña colada, menta, anís, ect. Esa vez se decantó por la piña colada. No era fanática del té, pero se podría decir que si le diesen a elegir, escojeria el té antes que el café.
Cuando por fin el agua del vaso se tornó de un color amarillento retiró el sobre de este y lo tiró a la basura.
Alba tenia pensado pasar la noche estudiando y tomando té, pero una llamada le provocó un cambio de planes.
Si la luna se vuelve roja, escucharéis trece campanadas – dijo una voz, digna de película de terror, desde el otro lado del auricular.
Alba temblaba cual hoja de papel. Sus piernas le fallaron y tubo que dejarse caer al suelo de rodillas.
¿Qui-quien eres? - tartamudeó la chica con pánico en sus ojos. Pero tal cual acabó la pregunta, la misteriosa voz fué substituida por el contestador automático.
La oji-marrón, queriendo creer que solo fué una broma telefónica, se sentó de nuevo en el sofá y bebió un gran sorbo del té ya frio.
Al pasar una media hora de estudio un sonido invadió el salón. La morena levantó la cabeza casi de inmediato, asustada. Dudosa volvió ha esconder la cabeza entre los libros, para intentar aprenderse algo más del exámen que habría el dia siguiente a primera hora, pero otro sonido idéntico al anterior volvió a retumbar por la sala. La chica, harta de tanta interrumpción se asomó por la ventana, intentando identificar al listillo que hacía sonar ese espeluznante timbror. Pero al instante de haberse asomado, se arrepintió. Nada más subir la cabeza pudo contemplar como la luna cogía un color rojizo. Y la extraña llamada le vino a la mente. Eso no podia estar pasando. No ha ella. Lentamente fué retrocediendo hasta el centro de la sala, con los ojos llorosos. Y otra vez el sonido, una campanada. La tercera campanada. Sollozos escapaban de su boca, impidiendole pensar en algo práctico. En cualquier idea que le pudiese ayudar. De repente una cuarta campanada se hizo notar.
¡No! - gritó la chica atemorizada.
La quinta campanada sonó.
¡¿Quien eres?! - volvió ha gritar mirando por todos lados.
La sexta campanada.
¡¿Qué quieres de mi?! - preguntó la chica dando vueltas por la habitación.
La septima.
¡¿James?! ¡¿Eres tu?! - preguntó esperanzada.
La octaba.
¡Para James! ¡No tiene grácia! - dijo la morena tirandose de los pelos.
La novena.
¡¡Porfavor!! - gritó aún más fuerte.
La décima.
¡¡Que alguien me ayude!! - rogó corriendo por toda la sala.
La décima-primera.
¡¡Ayuda porfavor!! - gritó intentado abrir la puerta, pero esta estaba atrancada.
La décima-segunda.
¡¡No!! - se lamentó desesperada dejandose caer por la pared – No...
La décima-tercera.
. . .
Alba se levantó. Tenía frio, muchisimo frio. Se miró y vió que llevaba puesta la gabardina, los guantes y la bufanda. Pero aún y así seguia teniendo frio. Observó a su alrrededor. Todo lleno de vegetación. Arboles altísimos en los cuales no se podia diferenciar la copa. Caminó sin rumbo por todo el lugar, esperando encontrar algún río o carretera que le indicase el camino a la ciudad más próxima. Mientras caminaba pensaba en las posibles opciones. Tal vez se durmió estudiando. O en el suelo en el que estaba sentada. Tal vez ni siquiera fué ese dia a la universidad. O no acabó nunca la preparatoria. Lo único que tenia claro era que se estaba montando un cacao tremendo. Tan solo queria volver a casa. Ver a sus padres y a su hermano. Y tal vez reconciliarse con su mejor amiga. Nunca tubo la oportunidad. Nunca supo si perdonarla por lo que le hizo. Y después de meses de súplica, Dafne nunca más le volvió a dirijir la palabra. Y en ese momento, en ese preciso momento, en el que no tenia a nadie a su lado, en el que la necessitaba como nunca antes, justo en ese momento se dió cuenta de lo tanto que la queria. De todo lo que le hacia falta en su vida. Fué en ese momento en el que se dió cuenta de que nunca fué feliz. Que estudiar medicina porqué querían sus padres no era la mejor opción. Que desde un principio tubo que haber hecho lo que ella quería. Lo que siempre quiso pero nunca fué capáz de admitirlo por el qué diría la gente si lo supiera. Siempre tubo que haber seguido su sueño. Siempre tubo que haber sido cantante.
- me encanta pesadilla antes de navidad *w* :
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Última edición por fylain el Mar 03 Sep 2013, 9:47 am, editado 1 vez
fylain
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