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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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A Match Made In a University | 1D
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Jaeger.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Jaeger. Miér 08 Ene 2014, 7:11 pm
Chicas c: Dani no podrá subir porque se va de viaje, así que sigue Emilya :DD
Jaeger.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Invitado Miér 08 Ene 2014, 7:21 pm
No hay problema.
Kande, me encanto tu capitulo. Definitivamente amo a Carter.
Liam y ella se metieron en un problema, pero mas Carter... Convivir con Harry no va a ser fácil. Jenna y su odio eterno a su esposo. Me encanto.
Espero el próximo capitulo.
Kande, me encanto tu capitulo. Definitivamente amo a Carter.
Liam y ella se metieron en un problema, pero mas Carter... Convivir con Harry no va a ser fácil. Jenna y su odio eterno a su esposo. Me encanto.
Espero el próximo capitulo.
Invitado
Invitado
Re: A Match Made In a University | 1D
por hange. Miér 08 Ene 2014, 7:43 pm
yo? e.e bien, subire lo mas pronto posible <33
hange.
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capítulo 07.
por hange. Sáb 11 Ene 2014, 9:17 pm
Capitulo 7
Olivia Steinfield
Me encuentro leyendo el libro que busqué en la Biblioteca hace unos días, esperando terminarlo antes de la fecha límite. He tardado más en acabarlo gracias a que Daniel se ha empeñado en acaparar todos mis tiempos libres, sumando que los maestros nos han dejado trabajo tras trabajo, con la excusa de que comenzamos el semestre tarde y hay que aprovechar el tiempo. Considero a Dan el único amigo verdadero que he hecho desde mi llegada a Londres, y fue una suerte del demonio que haya sipo aceptado en la misma universidad a la que aplique. Me sentiría bastante sola sin él. Y no puedo dejar de pensar en la suerte que tiene su “esposa”.
—Entonces, señorita presidenta, ¿Cuál fue el suertudo en casarse con usted? —inquiere, la diversión desbordante en su tono de voz y lanzándome una mirada antes de llevar su atención a su almuerzo.
—No me hables de eso —ruedo los ojos, bajando el libro y absteniéndome a leer cuando esté totalmente sola. — No me pudieron casar con alguien más opuesto a mí.
—Um —se queda pensativo por unos segundos. Luego sus orbes azules se iluminan con esa típica picardía. — Recuerda lo que dice la frase: “Los opuestos se atraen.”
Hago mi mayor esfuerzo para expresar la irritación que siento a través de mi mirada.
—Ni siquiera lo consideres, Phelan, es como llamar al demonio —espeto y él suelta una carcajada. — Yo solo quiero terminar el jodido semestre y acabar con esto.
—Cariño, lamento arruinar tus ilusiones al decir que es todo un año, no un semestre.
—¿Bromeas? —yo nunca escuché a Marcia hablar de un año, todo un año, casada junto a alguien del que no sabía mucho más que datos básicos. Es demasiado absurdo, desde cualquier punto de vista. Pero no tenemos otra opción, desgraciadamente, que obedecer órdenes.
—¿Quién es, de todos modos? A menos que sea un delincuente, no veo porque estas tan alterada. —rueda los ojos y le da otro mordisco a su comida.
Pero Daniel tiene un carácter relajado totalmente imposible de quebrar. Puede estar sometido a cualquier tipo de presión y no le afecta en lo más mínimo, incluso creo que la presión le hace sentir más adrenalina y lo emociona más. Todo lo contrario a mí, que soy un manojo de nervios que siente que va a explotar constantemente. Mi cerebro nunca deja de pensar, de sobre pensar en todas las posibilidades y muchas veces, de causarme estrés innecesario. No importa cuántas veces trate de calmarme, algunas es solamente imposible.
—Edward Styles —digo con desgana.
—Vaya —suelta un silbido y levanta las cejas, parece, comprendiendo el por qué digo que somos opuestos: es literal, demasiado. — Pero no creo que él sea tan malo, no lo recuerdo así. Tal vez si era un idiota que se peleaba con casi todos, pero…
—Me jode la paciencia demasiado —escupo y de inmediato suelto aire, tratando de calmarme. — Es como un jodido infante y a veces juro que es medio bipolar.
—Ni siquiera ha pasado un mes, Livia —se ríe con ganas, sacudiendo la cabeza.
—Créeme, es suficiente.
—No creo que sea malo que sea “un jodido infante” como tú dices —se encoje de hombros. — De hecho, es mejor, así te puede enseñar como estudiar menos y disfrutar más de tu vida.
—Calla, Dani —lo fulmino con la mirada. En ese momento, una luz me cega por unos segundos. Parpadeo varias veces antes de caer en cuenta de lo que ha hecho. — ¡Ya deja de tomarme fotografías!
Dani estudia filmografía y fotografía, y es un impertinente que se la pasa tomándome fotos todo el tiempo, desde que lo conocí. De hecho, comenzamos a hablar gracias a que me tomó una foto cuando me encontraba llorando a moco suelto —no recuerdo exactamente por qué, lo más probable es que haya sido por haber sido atacada por Bullies, otra vez— y comencé a perseguirlo para que la eliminara.
—Lo siento, sra. Styles —dice el título con sarna y una sonrisa curva sus labios. — pero recuerda que eres mi musa. Mi musa nerd y nerviosa, pero al fin y al cabo, una musa.
—Daniel…
—Eres como un jardín en el cual cada día logro descubrir una flor nueva —y, tan rápido como antes, toma la cámara que cuelga de su cuello y toma otra foto. Suelto un resoplido, fastidiada. — Pero, en tu caso, lo que descubro son muecas y gestos.
—Nunca te detendrás, ¿cierto? —increpo inexpresivamente.
—Has acertado —sonríe de nuevo, guiña un ojo y repite la acción, toma otra fotografía.
Después de que mi plan de hacerme la dormida fallara por completo, me meto al baño de la habitación con la ropa doblada, pensando en cómo es que voy a zafarme de tener que trabajar en un Taller de Mecánica. Solo el nombre suena tan ajeno a mí. ¿Qué hare, pasarle las herramientas a Edward, mientras el arregle lo que sea debajo de un vehículo? No sé mucho de vehículos. Siendo sincera, no sé nada, pero a él pareció no importarle. Es más, estoy casi segura de que se divierte con toda esta idea del trabajo. Estúpido.
Me visto con unos jeans tubos desgastados, una camiseta negra de Aerosmith y unos vans color azul cielo. Ato mi larga cabellera castaña en una cola de caballo, dejando algunos mechones sueltos y salgo del baño para encontrarme con Edward sentado en la cama, leyendo Claroscuro como si tuviese todo en su vida solucionado. Lleva unos pantalones ajustados negros, una musculosa blanca y una camisa abierta de cuadros de diferentes tonos de azul, con las mangas recogidas. Paso desapercibido que no se ve tan mal, callando al lado hormonal de mi cerebro y llamo su atención.
—Ya estoy lista —comento mientras alcanzo mi celular en el escritorio. Resisto el impulso de quitarle el libro de las manos, dándome cuenta de que puede ser demasiado extraño. Pero detesto que toquen mis libros, más aun si son de la Biblioteca.
—¿Podrías quitar esa cara? No será tan malo. —suelta el libro, se levanta y camina hacia la puerta, abriéndola para mí. Debo aceptar que es caballeroso.
—Mi cara se quedará como está—la señalo y espero tener una mueca de disgusto bastante notable. El rueda los ojos y se ríe de algo que no entiendo. — Si mis zapatos se engrasan, tendrás que comprarme nuevos.
—Considéralo hecho,
El lugar queda alrededor de ocho minutos en auto y, claro está, eso es con el maniático de Styles conduciendo lo bastante rápido para que mis nervios se corrompan. Su mirada burlona solo me dice que disfruta hacerme entrar en pánico, y no es divertido imaginarme chocando contra cualquier vehículo en cualquier momento. Y desde que pongo un pie adentro, sé que me va a costar acostumbrarme a este lugar. No está mal decorado, tiene buen ambiente en la recepción, donde muestran diferentes partes de autos y de herramientas —por lo que puedo suponer. Lo que no me gusta es que está lleno de tipos con pinta de hombres pervertidos —la población parece solo tener de esos en la actualidad— y que uno de ellos olía a cerveza mezclado con sudor y otra cosa que no supe distinguir, tal vez a rancio. Asqueroso.
Sigo a Edward hasta una pequeña oficina ubicada al fondo a la izquierda. Dentro se encuentra un hombre, que parece ser el dueño, de cuerpo robusto, pelo rubio y en algunas zonas grises, hablando con una mujer de más o menos veinte y pico de años. Lleva una minifalda jean ajustada, zapatos de plataforma y una franela con el Logo del Taller, pero con la adición de “car wash” debajo de este. Al parecer, el Taller también tiene un Car Wash afiliado. Debo admitir que esa es una buena estrategia.
—Oh, Styles, pasa —dice el hombre tan pronto Edward abre la puerta. Me hace señas para que lo siga. — Tú debes ser Olivia, ¿no? —solo atino a asentir con la cabeza. — Bien, Edward dijo que eres buena tratando a las personas y aprendiéndote nombre de cosas, ¿no es así? Para que tengamos algo con que comenzar —miro al rizado cuestionante pero de todos modos asiento, porque es verdad. — Excelente, entonces me gustaría que comenzaras atendiendo la tienda de repuestos, esa por la que acaban de entrar. Muchos vienen buscando partes de vehículos o herramientas, con tal de hacer el intento de arreglar ellos su propio vehículo o a veces nosotros mismos, desde el Taller, los enviamos a buscar piezas. Te daré una lista con toda la mercancía que tenemos ahí y para que se utiliza cada una, para que vayas aprendiendo lo más que puedas mientras atiendes. No estarás sola, Nene estará contigo. Y si no tienes ninguna duda, me gustaría que comenzaras ya.
Miro a Edward otra vez, alzando las cejas. Vuelvo mi atención hacia Henry, como dice la placa en su escritorio, y tomo la enorme lista que me ofrece. Bueno, al menos aprendería algo nuevo. Y no me engrasaría. Tal vez si tenía razón, no sería tan malo. Le dedico una sonrisa y unas gracias, y salgo detrás del rizado de la pequeña oficina.
—Nene, te traigo una nueva compañera de trabajo —espeta, cuando salimos hacia el frente y nos acercamos hacia el mostrador, que se encuentra en el lado derecho y casi al fondo.
Un hombre un poco más bajo que Edward, tez morena, músculos bastante ejercitados y rasgos definidos me sonríe encantadoramente. No puedo evitar pensar que el apodo Nene está demasiado sobrevalorado, tampoco me gusta la manera en que me ojeo de pies a cabeza. Le doy una significativa mirada a Edward, pero él se ríe y se va hacia donde no tengo idea, asumo que es el taller.
—Dime Jason. Nene es un horrible apodo degradante que se les pegó cuando mi sobrina me llamo así una vez, delante de todos y ahora no dejan de llamarme así —dice mientras me da un apretón de manos. Otra vez me ojea e incómoda, suelto su mano rápidamente y desvió la mirada. — Bien, preciosa, tu solo pon tu lindo trasero aquí y atiende a todos con una hermosa sonrisa —agrega, indicando el lugar junto a él, detrás del mostrador.
Me mira algo raro, como cuando mi hermano mira a una chica que lo deja con ganas, lo cual define su muy mal gusto porque estoy lejos de ser alguien por quien babear. Me alejo lo más posible de él y me dedico a leer la lista en lo que aparece algún cliente. Paso el tiempo y solo han llegado unos cinco clientes, que hemos atendido entre los dos civilizadamente. También he llevado herramientas hacia el Taller, mediante pedidos por radio que hacían los chicos. Me aprendí cómo funcionaba, más o menos, en todo eso. El Taller estaba siguiendo el pasillo en donde está la oficina de Henry, al fondo. Es bastante amplio y, por lo que vi, bastante transcurrido. No pude encontrar a Edward porque solo estuve allí unos segundos, pero tendría más tiempo de curiosear por el lugar después.
A eso de las seis y cuarenta de la tarde, Henry nos indica que cerremos la tienda y hagamos el inventario del día. En lo que ayudo a Jason con eso —a propósito, ha tratado de sacarme temas de conversación todo el día, y yo solo lo he evitado tratando de ser cortes— los demás empleados se reúnen en la tienda de repuestos, a comer unos refrigerios que ha traído la misma chica de antes. Resulta ser que se llama Kay y es la encargada del Car Wash, como supuse. Es simpática y me dijo que me avisaría si necesitaba alguna chica más para lavar. Espero que nunca se vea en necesidad de eso, me niego rotundamente a lavar un auto usando una minifalda.
—¿Ves que no fue tan malo? —cuestiona Edward cuando me intercepta al salir del baño, que se encuentra antes del Taller, en el pasillo.
Ya no tiene su camisa puesta, por lo que sus bien ejercitados brazos están al descubierto y puedo completar los tatuajes que estos poseen. Su musculosa está sucia y engrasada, al igual que su frente y sus manos. Todo el prototipo de chico rudo lo representa en ese instante.
—Tal vez —me encojo de hombros, indispuesta a darle la razón así por así. Aunque la tenga.
—Esta chica es excelente, me ayudo a terminar el inventario casi tres veces más rápido de lo que normalmente lo hago —la voz de Jason se escucha al mismo tiempo que avanza por el pasillo, hacia nosotros.
Antes de poder voltearme para sonreírle amablemente, siento como al pasar por mi lado, me toca el trasero suavemente, dejando su mano ahí por alrededor de tres segundos. No soy capaz de reaccionar rápidamente y después todo pasa demasiado rápido. Ni siquiera tengo tiempo de pasar de la incredulidad al enojo por tal atrevimiento, ya que me quedo boquiabierta al ver a Edward arremetiendo contra el hombre, sujetando el cuello de su camiseta con sus manos y empujándolo contra la pared de forma violenta.
—La próxima vez que quieras propasarte de manoseador, hazlo bien lejos de mi porque te partire la cara, rata —escupe de manera despectiva y por el ruido que provoco, escucho diversos pares de pies moviéndose hacia el pasillo.
Como predigo, Kay y dos muchachos mas avanzan hacia nosotros con rostros preocupados.
—¿Qué es lo que ocurre? —pregunta la chica, mas que extrañada. Yo no se que darle como explicación.
—No vuelvas siquiera a mirarla, ¿me escuchas? —increpa Edward, dándole un ultimo empujon antes de soltarlo de manera salvaje. Cuando se voltea, me obligo a mi misma a cerrar la boca antes de quedar en ridículo.
Jason se mete al bano antes de que alguien diga algo mas.
—Vaya, gracias —es lo único que atino a decir, pensando en que tal vez no es tan malo como llegue a creer.
—Neh. Despues de todo eres mi esposa, ¿no? —Y ahí esta de nuevo, ese tono burlon que me irrita al instante. Ruedo los ojos y estoy por decir algo cuando un chillido se me adelanta.
—¿Qué? ¿Están casados? —exclama Kay totalmente emocionada. Edward comienza a reírse mientras toda la simpatía que sentí por él hace unos segundos se ha esfumado.
—No me jodan, son unos críos aun —agrega uno de los chicos, si no me equivoco su nombre es Will y posee un acento que no puedo identificar.
—No, lo que pasa es que…
—Recientemente, no llevamos mucho —me interrumpe Edward, el cual parece disfrutar al máximo de la escena. Kay vuelve a chillar y comienza a bombardear preguntas que no puedo asimilar por completo, mientras Will sigue diciendo que somos demasiado jóvenes y Mike, el otro hombre, comienza a decir que la juventud de ahora se casan demasiado pronto y esas cosas. Quemo a Edward con la mirada, esperando que capte mi mensaje de que es un idiota por hacerles creer eso.
Y el zopenco no se detuvo ahí. El jueves de la semana siguiente, me encuentro hablando con mama y papa por Skype, preguntando sobre las gemelas y la escuela y todo lo demás que hay por saber. A veces me preocupo porque esas dos, en ocasiones, pueden hacer que hasta el ser más paciente se quiera arrancar los pelos. Y como yo ya no estoy y Lily y Dylan, mis hermanos mayores, no están todo el tiempo de visita, vivo en constante preocupación de que vayan a causarles un ataque de estrés o que se les suba la presión. Ya lo han hecho.
Unos minutos después de contarles que la Universidad ha comenzado bien —ignorando, claro está, el hecho del falso casamiento— Edward sale del baño y me ve con curiosidad.
—¿Con quién hablas? —pregunta y de metiche, se sienta a mi lado en la cama, mirando a la pantalla. — Oh, hola señor Stevenson —sonríe animadamente.
—Am, hola muchacho, ¿eres compañero de Olivia? —cuestiona formalmente mi padre, mirando inquisitivamente a Edward.
—No precisamente —se ríe y mis ojos se abren en grande, anticipando lo que está por decir. — Soy Edward, el esposo de su hija. —y para el colmo, sonríe inocentemente y muestra el anillo de su dedo anular.
Al instante la expresión de papa se transforma en una de incredulidad y se atraganta con su propia saliva, comenzando a toser ruidosamente. Mama se acerca rápidamente y comienza a darle golpecitos en la espalda, ajena a lo que el idiota a mi lado acaba de decir. Le lanzo la almohada que está detrás de mí con toda la fuerza que puedo, estampándola en su rostro. El, en cambio, está casi llorando de la risa.
—Eres un idiota —murmuro enfurruñada. — Él no es mi esposo de verdad…
—Tengo un anillo que lo prueba.
—Todo es una estúpida idea que se le ocurrió a…
—Incluso firmamos con testigos, señor.
—¡¿Podrías dejarme acabar?!
La psicóloga Harrison —que con insistencia nos pidió que llamáramos Stella, lo más probable para ayudarnos a que confiemos más en ella— nos ha recibido con amabilidad en su oficina. Está decorada de manera minimalista, algo que me gusta al instante. Nos sentamos en las sillas que se encuentran en frente de su escritorio y comienza a hablar amablemente de cosas que no encuentro necesarias.
—¿Tienen alguna inquietud? —pregunta finalmente.
—Si —Edward habla antes de que yo comience a quejarme. —¿Cómo hago para que mi esposa deje de ser tan obsesiva con el control y la perfección de las cosas?
Lo miro entre ofendida y enojada, más enojada que ofendida.
—¿Qué te importa eso? —escupo con irritación. Luego dirijo mi mirada a Stella. — El me volverá loca, Sra. Harrison; hablo en serio.
—Muchas veces creo que le va a dar un bajón de azúcar por tomarse las cosas tan a pecho —continua el, frunciendo el ceño.
—¡Estás hablando como si no estuviese aquí! —reclamo, moviendo las manos dramáticamente. Stella se dedica a llevar sus ojos de mí hacia él y viceversa.
—Aquí entre nos —se acerca y baja su tono de voz, como si estuviese confesando un secreto íntimo. — creo que tiene problemas mentales.
Lo juro, Edward Styles va a causarme un tumor por lo irritante que es.
Me encuentro otra vez sentada en uno de los sillones que se encuentran en la oficina de Stella Harrison. Esta vez, hay cinco más decorativamente colocados en la oficina, de modo que desde su escritorio nos vea a todas y ninguna se sienta más alejada que la otra. A mi lado se encuentra Jenna Green, cruzada de brazos y moviendo su pie de manera insistente e impaciente, demostrando lo irritada que esta por encontrase aquí. Junto a ella esta Carter White, la que se limita a mirar a todos lados y a ningún lugar al mismo tiempo, y estoy segura de haber sentido sus ojos sobre mí en ocasiones. Solo estamos nosotras tres, por ahora. Según lo que recordaba, hacían falta tres chicas más; entre ellas, las dos bullies que me gané directamente después de haber entrado en la universidad: Savahtine y Ciara. Y por último, la chica de la biblioteca.
Stella está sirviendo un poco de café para todas en lo que el resto del grupo llega, para sí poder comenzar con la sesión. Se supone que aquí debemos relatar las experiencias de cada una, con la (falsa) esperanza de poder ayudarnos unas a otras con esto. Por “ayudarnos”, intuyo a que se refiere a algo como compasión ajena, o esa satisfacción de saber que no eres la única que ha sido obligada a vivir en un infierno con un engendro que se empeña en fastidiar tu paz mental. Así es como lo veo.
Pasan alrededor de diez minutos antes de que el resto de las chicas lleguen. Cassie se disculpa porque salió tarde de la biblioteca y las otras dos solo entran ruidosamente y nos miran como si fuésemos un bote de basura. Ciara le dedica una mirada cargada completamente de odio a Carter, la que solo se encoge en su asiento y lleva su mirada al suelo alfombrado.
—Bien, chicas, ya que están todas aquí podemos comenzar —comenta Stella, su amable sonrisa extendiéndose por su rostro y sus azules ojos mirándonos expectantes. — ¿Cuál quiere comenzar?
—Entonces, señorita presidenta, ¿Cuál fue el suertudo en casarse con usted? —inquiere, la diversión desbordante en su tono de voz y lanzándome una mirada antes de llevar su atención a su almuerzo.
—No me hables de eso —ruedo los ojos, bajando el libro y absteniéndome a leer cuando esté totalmente sola. — No me pudieron casar con alguien más opuesto a mí.
—Um —se queda pensativo por unos segundos. Luego sus orbes azules se iluminan con esa típica picardía. — Recuerda lo que dice la frase: “Los opuestos se atraen.”
Hago mi mayor esfuerzo para expresar la irritación que siento a través de mi mirada.
—Ni siquiera lo consideres, Phelan, es como llamar al demonio —espeto y él suelta una carcajada. — Yo solo quiero terminar el jodido semestre y acabar con esto.
—Cariño, lamento arruinar tus ilusiones al decir que es todo un año, no un semestre.
—¿Bromeas? —yo nunca escuché a Marcia hablar de un año, todo un año, casada junto a alguien del que no sabía mucho más que datos básicos. Es demasiado absurdo, desde cualquier punto de vista. Pero no tenemos otra opción, desgraciadamente, que obedecer órdenes.
—¿Quién es, de todos modos? A menos que sea un delincuente, no veo porque estas tan alterada. —rueda los ojos y le da otro mordisco a su comida.
Pero Daniel tiene un carácter relajado totalmente imposible de quebrar. Puede estar sometido a cualquier tipo de presión y no le afecta en lo más mínimo, incluso creo que la presión le hace sentir más adrenalina y lo emociona más. Todo lo contrario a mí, que soy un manojo de nervios que siente que va a explotar constantemente. Mi cerebro nunca deja de pensar, de sobre pensar en todas las posibilidades y muchas veces, de causarme estrés innecesario. No importa cuántas veces trate de calmarme, algunas es solamente imposible.
—Edward Styles —digo con desgana.
—Vaya —suelta un silbido y levanta las cejas, parece, comprendiendo el por qué digo que somos opuestos: es literal, demasiado. — Pero no creo que él sea tan malo, no lo recuerdo así. Tal vez si era un idiota que se peleaba con casi todos, pero…
—Me jode la paciencia demasiado —escupo y de inmediato suelto aire, tratando de calmarme. — Es como un jodido infante y a veces juro que es medio bipolar.
—Ni siquiera ha pasado un mes, Livia —se ríe con ganas, sacudiendo la cabeza.
—Créeme, es suficiente.
—No creo que sea malo que sea “un jodido infante” como tú dices —se encoje de hombros. — De hecho, es mejor, así te puede enseñar como estudiar menos y disfrutar más de tu vida.
—Calla, Dani —lo fulmino con la mirada. En ese momento, una luz me cega por unos segundos. Parpadeo varias veces antes de caer en cuenta de lo que ha hecho. — ¡Ya deja de tomarme fotografías!
Dani estudia filmografía y fotografía, y es un impertinente que se la pasa tomándome fotos todo el tiempo, desde que lo conocí. De hecho, comenzamos a hablar gracias a que me tomó una foto cuando me encontraba llorando a moco suelto —no recuerdo exactamente por qué, lo más probable es que haya sido por haber sido atacada por Bullies, otra vez— y comencé a perseguirlo para que la eliminara.
—Lo siento, sra. Styles —dice el título con sarna y una sonrisa curva sus labios. — pero recuerda que eres mi musa. Mi musa nerd y nerviosa, pero al fin y al cabo, una musa.
—Daniel…
—Eres como un jardín en el cual cada día logro descubrir una flor nueva —y, tan rápido como antes, toma la cámara que cuelga de su cuello y toma otra foto. Suelto un resoplido, fastidiada. — Pero, en tu caso, lo que descubro son muecas y gestos.
—Nunca te detendrás, ¿cierto? —increpo inexpresivamente.
—Has acertado —sonríe de nuevo, guiña un ojo y repite la acción, toma otra fotografía.
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Después de que mi plan de hacerme la dormida fallara por completo, me meto al baño de la habitación con la ropa doblada, pensando en cómo es que voy a zafarme de tener que trabajar en un Taller de Mecánica. Solo el nombre suena tan ajeno a mí. ¿Qué hare, pasarle las herramientas a Edward, mientras el arregle lo que sea debajo de un vehículo? No sé mucho de vehículos. Siendo sincera, no sé nada, pero a él pareció no importarle. Es más, estoy casi segura de que se divierte con toda esta idea del trabajo. Estúpido.
Me visto con unos jeans tubos desgastados, una camiseta negra de Aerosmith y unos vans color azul cielo. Ato mi larga cabellera castaña en una cola de caballo, dejando algunos mechones sueltos y salgo del baño para encontrarme con Edward sentado en la cama, leyendo Claroscuro como si tuviese todo en su vida solucionado. Lleva unos pantalones ajustados negros, una musculosa blanca y una camisa abierta de cuadros de diferentes tonos de azul, con las mangas recogidas. Paso desapercibido que no se ve tan mal, callando al lado hormonal de mi cerebro y llamo su atención.
—Ya estoy lista —comento mientras alcanzo mi celular en el escritorio. Resisto el impulso de quitarle el libro de las manos, dándome cuenta de que puede ser demasiado extraño. Pero detesto que toquen mis libros, más aun si son de la Biblioteca.
—¿Podrías quitar esa cara? No será tan malo. —suelta el libro, se levanta y camina hacia la puerta, abriéndola para mí. Debo aceptar que es caballeroso.
—Mi cara se quedará como está—la señalo y espero tener una mueca de disgusto bastante notable. El rueda los ojos y se ríe de algo que no entiendo. — Si mis zapatos se engrasan, tendrás que comprarme nuevos.
—Considéralo hecho,
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El lugar queda alrededor de ocho minutos en auto y, claro está, eso es con el maniático de Styles conduciendo lo bastante rápido para que mis nervios se corrompan. Su mirada burlona solo me dice que disfruta hacerme entrar en pánico, y no es divertido imaginarme chocando contra cualquier vehículo en cualquier momento. Y desde que pongo un pie adentro, sé que me va a costar acostumbrarme a este lugar. No está mal decorado, tiene buen ambiente en la recepción, donde muestran diferentes partes de autos y de herramientas —por lo que puedo suponer. Lo que no me gusta es que está lleno de tipos con pinta de hombres pervertidos —la población parece solo tener de esos en la actualidad— y que uno de ellos olía a cerveza mezclado con sudor y otra cosa que no supe distinguir, tal vez a rancio. Asqueroso.
Sigo a Edward hasta una pequeña oficina ubicada al fondo a la izquierda. Dentro se encuentra un hombre, que parece ser el dueño, de cuerpo robusto, pelo rubio y en algunas zonas grises, hablando con una mujer de más o menos veinte y pico de años. Lleva una minifalda jean ajustada, zapatos de plataforma y una franela con el Logo del Taller, pero con la adición de “car wash” debajo de este. Al parecer, el Taller también tiene un Car Wash afiliado. Debo admitir que esa es una buena estrategia.
—Oh, Styles, pasa —dice el hombre tan pronto Edward abre la puerta. Me hace señas para que lo siga. — Tú debes ser Olivia, ¿no? —solo atino a asentir con la cabeza. — Bien, Edward dijo que eres buena tratando a las personas y aprendiéndote nombre de cosas, ¿no es así? Para que tengamos algo con que comenzar —miro al rizado cuestionante pero de todos modos asiento, porque es verdad. — Excelente, entonces me gustaría que comenzaras atendiendo la tienda de repuestos, esa por la que acaban de entrar. Muchos vienen buscando partes de vehículos o herramientas, con tal de hacer el intento de arreglar ellos su propio vehículo o a veces nosotros mismos, desde el Taller, los enviamos a buscar piezas. Te daré una lista con toda la mercancía que tenemos ahí y para que se utiliza cada una, para que vayas aprendiendo lo más que puedas mientras atiendes. No estarás sola, Nene estará contigo. Y si no tienes ninguna duda, me gustaría que comenzaras ya.
Miro a Edward otra vez, alzando las cejas. Vuelvo mi atención hacia Henry, como dice la placa en su escritorio, y tomo la enorme lista que me ofrece. Bueno, al menos aprendería algo nuevo. Y no me engrasaría. Tal vez si tenía razón, no sería tan malo. Le dedico una sonrisa y unas gracias, y salgo detrás del rizado de la pequeña oficina.
—Nene, te traigo una nueva compañera de trabajo —espeta, cuando salimos hacia el frente y nos acercamos hacia el mostrador, que se encuentra en el lado derecho y casi al fondo.
Un hombre un poco más bajo que Edward, tez morena, músculos bastante ejercitados y rasgos definidos me sonríe encantadoramente. No puedo evitar pensar que el apodo Nene está demasiado sobrevalorado, tampoco me gusta la manera en que me ojeo de pies a cabeza. Le doy una significativa mirada a Edward, pero él se ríe y se va hacia donde no tengo idea, asumo que es el taller.
—Dime Jason. Nene es un horrible apodo degradante que se les pegó cuando mi sobrina me llamo así una vez, delante de todos y ahora no dejan de llamarme así —dice mientras me da un apretón de manos. Otra vez me ojea e incómoda, suelto su mano rápidamente y desvió la mirada. — Bien, preciosa, tu solo pon tu lindo trasero aquí y atiende a todos con una hermosa sonrisa —agrega, indicando el lugar junto a él, detrás del mostrador.
Me mira algo raro, como cuando mi hermano mira a una chica que lo deja con ganas, lo cual define su muy mal gusto porque estoy lejos de ser alguien por quien babear. Me alejo lo más posible de él y me dedico a leer la lista en lo que aparece algún cliente. Paso el tiempo y solo han llegado unos cinco clientes, que hemos atendido entre los dos civilizadamente. También he llevado herramientas hacia el Taller, mediante pedidos por radio que hacían los chicos. Me aprendí cómo funcionaba, más o menos, en todo eso. El Taller estaba siguiendo el pasillo en donde está la oficina de Henry, al fondo. Es bastante amplio y, por lo que vi, bastante transcurrido. No pude encontrar a Edward porque solo estuve allí unos segundos, pero tendría más tiempo de curiosear por el lugar después.
A eso de las seis y cuarenta de la tarde, Henry nos indica que cerremos la tienda y hagamos el inventario del día. En lo que ayudo a Jason con eso —a propósito, ha tratado de sacarme temas de conversación todo el día, y yo solo lo he evitado tratando de ser cortes— los demás empleados se reúnen en la tienda de repuestos, a comer unos refrigerios que ha traído la misma chica de antes. Resulta ser que se llama Kay y es la encargada del Car Wash, como supuse. Es simpática y me dijo que me avisaría si necesitaba alguna chica más para lavar. Espero que nunca se vea en necesidad de eso, me niego rotundamente a lavar un auto usando una minifalda.
—¿Ves que no fue tan malo? —cuestiona Edward cuando me intercepta al salir del baño, que se encuentra antes del Taller, en el pasillo.
Ya no tiene su camisa puesta, por lo que sus bien ejercitados brazos están al descubierto y puedo completar los tatuajes que estos poseen. Su musculosa está sucia y engrasada, al igual que su frente y sus manos. Todo el prototipo de chico rudo lo representa en ese instante.
—Tal vez —me encojo de hombros, indispuesta a darle la razón así por así. Aunque la tenga.
—Esta chica es excelente, me ayudo a terminar el inventario casi tres veces más rápido de lo que normalmente lo hago —la voz de Jason se escucha al mismo tiempo que avanza por el pasillo, hacia nosotros.
Antes de poder voltearme para sonreírle amablemente, siento como al pasar por mi lado, me toca el trasero suavemente, dejando su mano ahí por alrededor de tres segundos. No soy capaz de reaccionar rápidamente y después todo pasa demasiado rápido. Ni siquiera tengo tiempo de pasar de la incredulidad al enojo por tal atrevimiento, ya que me quedo boquiabierta al ver a Edward arremetiendo contra el hombre, sujetando el cuello de su camiseta con sus manos y empujándolo contra la pared de forma violenta.
—La próxima vez que quieras propasarte de manoseador, hazlo bien lejos de mi porque te partire la cara, rata —escupe de manera despectiva y por el ruido que provoco, escucho diversos pares de pies moviéndose hacia el pasillo.
Como predigo, Kay y dos muchachos mas avanzan hacia nosotros con rostros preocupados.
—¿Qué es lo que ocurre? —pregunta la chica, mas que extrañada. Yo no se que darle como explicación.
—No vuelvas siquiera a mirarla, ¿me escuchas? —increpa Edward, dándole un ultimo empujon antes de soltarlo de manera salvaje. Cuando se voltea, me obligo a mi misma a cerrar la boca antes de quedar en ridículo.
Jason se mete al bano antes de que alguien diga algo mas.
—Vaya, gracias —es lo único que atino a decir, pensando en que tal vez no es tan malo como llegue a creer.
—Neh. Despues de todo eres mi esposa, ¿no? —Y ahí esta de nuevo, ese tono burlon que me irrita al instante. Ruedo los ojos y estoy por decir algo cuando un chillido se me adelanta.
—¿Qué? ¿Están casados? —exclama Kay totalmente emocionada. Edward comienza a reírse mientras toda la simpatía que sentí por él hace unos segundos se ha esfumado.
—No me jodan, son unos críos aun —agrega uno de los chicos, si no me equivoco su nombre es Will y posee un acento que no puedo identificar.
—No, lo que pasa es que…
—Recientemente, no llevamos mucho —me interrumpe Edward, el cual parece disfrutar al máximo de la escena. Kay vuelve a chillar y comienza a bombardear preguntas que no puedo asimilar por completo, mientras Will sigue diciendo que somos demasiado jóvenes y Mike, el otro hombre, comienza a decir que la juventud de ahora se casan demasiado pronto y esas cosas. Quemo a Edward con la mirada, esperando que capte mi mensaje de que es un idiota por hacerles creer eso.
Y el zopenco no se detuvo ahí. El jueves de la semana siguiente, me encuentro hablando con mama y papa por Skype, preguntando sobre las gemelas y la escuela y todo lo demás que hay por saber. A veces me preocupo porque esas dos, en ocasiones, pueden hacer que hasta el ser más paciente se quiera arrancar los pelos. Y como yo ya no estoy y Lily y Dylan, mis hermanos mayores, no están todo el tiempo de visita, vivo en constante preocupación de que vayan a causarles un ataque de estrés o que se les suba la presión. Ya lo han hecho.
Unos minutos después de contarles que la Universidad ha comenzado bien —ignorando, claro está, el hecho del falso casamiento— Edward sale del baño y me ve con curiosidad.
—¿Con quién hablas? —pregunta y de metiche, se sienta a mi lado en la cama, mirando a la pantalla. — Oh, hola señor Stevenson —sonríe animadamente.
—Am, hola muchacho, ¿eres compañero de Olivia? —cuestiona formalmente mi padre, mirando inquisitivamente a Edward.
—No precisamente —se ríe y mis ojos se abren en grande, anticipando lo que está por decir. — Soy Edward, el esposo de su hija. —y para el colmo, sonríe inocentemente y muestra el anillo de su dedo anular.
Al instante la expresión de papa se transforma en una de incredulidad y se atraganta con su propia saliva, comenzando a toser ruidosamente. Mama se acerca rápidamente y comienza a darle golpecitos en la espalda, ajena a lo que el idiota a mi lado acaba de decir. Le lanzo la almohada que está detrás de mí con toda la fuerza que puedo, estampándola en su rostro. El, en cambio, está casi llorando de la risa.
—Eres un idiota —murmuro enfurruñada. — Él no es mi esposo de verdad…
—Tengo un anillo que lo prueba.
—Todo es una estúpida idea que se le ocurrió a…
—Incluso firmamos con testigos, señor.
—¡¿Podrías dejarme acabar?!
✘✘✘✘
La psicóloga Harrison —que con insistencia nos pidió que llamáramos Stella, lo más probable para ayudarnos a que confiemos más en ella— nos ha recibido con amabilidad en su oficina. Está decorada de manera minimalista, algo que me gusta al instante. Nos sentamos en las sillas que se encuentran en frente de su escritorio y comienza a hablar amablemente de cosas que no encuentro necesarias.
—¿Tienen alguna inquietud? —pregunta finalmente.
—Si —Edward habla antes de que yo comience a quejarme. —¿Cómo hago para que mi esposa deje de ser tan obsesiva con el control y la perfección de las cosas?
Lo miro entre ofendida y enojada, más enojada que ofendida.
—¿Qué te importa eso? —escupo con irritación. Luego dirijo mi mirada a Stella. — El me volverá loca, Sra. Harrison; hablo en serio.
—Muchas veces creo que le va a dar un bajón de azúcar por tomarse las cosas tan a pecho —continua el, frunciendo el ceño.
—¡Estás hablando como si no estuviese aquí! —reclamo, moviendo las manos dramáticamente. Stella se dedica a llevar sus ojos de mí hacia él y viceversa.
—Aquí entre nos —se acerca y baja su tono de voz, como si estuviese confesando un secreto íntimo. — creo que tiene problemas mentales.
Lo juro, Edward Styles va a causarme un tumor por lo irritante que es.
✘✘✘✘
Me encuentro otra vez sentada en uno de los sillones que se encuentran en la oficina de Stella Harrison. Esta vez, hay cinco más decorativamente colocados en la oficina, de modo que desde su escritorio nos vea a todas y ninguna se sienta más alejada que la otra. A mi lado se encuentra Jenna Green, cruzada de brazos y moviendo su pie de manera insistente e impaciente, demostrando lo irritada que esta por encontrase aquí. Junto a ella esta Carter White, la que se limita a mirar a todos lados y a ningún lugar al mismo tiempo, y estoy segura de haber sentido sus ojos sobre mí en ocasiones. Solo estamos nosotras tres, por ahora. Según lo que recordaba, hacían falta tres chicas más; entre ellas, las dos bullies que me gané directamente después de haber entrado en la universidad: Savahtine y Ciara. Y por último, la chica de la biblioteca.
Stella está sirviendo un poco de café para todas en lo que el resto del grupo llega, para sí poder comenzar con la sesión. Se supone que aquí debemos relatar las experiencias de cada una, con la (falsa) esperanza de poder ayudarnos unas a otras con esto. Por “ayudarnos”, intuyo a que se refiere a algo como compasión ajena, o esa satisfacción de saber que no eres la única que ha sido obligada a vivir en un infierno con un engendro que se empeña en fastidiar tu paz mental. Así es como lo veo.
Pasan alrededor de diez minutos antes de que el resto de las chicas lleguen. Cassie se disculpa porque salió tarde de la biblioteca y las otras dos solo entran ruidosamente y nos miran como si fuésemos un bote de basura. Ciara le dedica una mirada cargada completamente de odio a Carter, la que solo se encoge en su asiento y lleva su mirada al suelo alfombrado.
—Bien, chicas, ya que están todas aquí podemos comenzar —comenta Stella, su amable sonrisa extendiéndose por su rostro y sus azules ojos mirándonos expectantes. — ¿Cuál quiere comenzar?
- Spoiler:
- aqui esta el cap
no es tan largo u.u pero mi cabeza no dio para seguir e.e espero que les guste <3
hange.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Jaeger. Dom 12 Ene 2014, 1:44 am
Emilyaaaaaaa! Mujer, ame tu capitulo <3 Edward es un amor, me encanta como es :3 Me mori en el instante cuando la defendio del estupido de Jason y les hizo creer a todos que estaban casados enserioxd JAJAJAJA Y MAS AL PAPA DE OLIVIA! jajajajajaja juro, moría ahi nomas xd
Stella me recuerda a una profesora mia :3 la detalle igual a ella porque la adoro y es un amor de persona *-*
Amo a Edward <3 el es tan lindo y no como el idiota de Stylesxd
En fin, espero a la siguientec:
Stella me recuerda a una profesora mia :3 la detalle igual a ella porque la adoro y es un amor de persona *-*
Amo a Edward <3 el es tan lindo y no como el idiota de Stylesxd
En fin, espero a la siguientec:
Jaeger.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Bart Simpson Mar 14 Ene 2014, 10:26 pm
Capítulo 5 de Priscilla:
FGUIDJKLJDLSUFLDJÑSLDKSAÑKF´DHÑALDJÑ ¡¡¡MUJEEEEEEEEER!!!
Me encanta Jenna fhiadjlk no sé, ella es tan genial que me da un fhusdhdslkjlskjdsa
Además Horan, me lo imagino así todo sensual con su cara de rudote y
DEOH!
Me encantó tu capítulo, disculpa por no haberlo comentado antes pero soy una burra que lee capítulos y se olvida de postearlos
fhuiwdjksjdljaldjlñsds
Capítulo 6 de Candushka:
¡OH, CANDEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEELAAAAAAAAAAAA!
Amé tu capítulo Fue tan divino de la vida. Cada palabra que escribiste me tenía como tonta viciada la rubia y Haroldo se merecen eso por ser tan descarados 
y mucho más que se merecen ah!
Pero bueh, me encantó, sabes que adoro la forma en que escribes
Capítulo 7 de Emilyano:
EMILYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANUUUUUUUUUUUUUUUUH!!!
Tu capítulo fue tan HUDSHKFJALDJLKDJSADÑLKLÑA
Me encanta Edward es bellamente irritante(?) 
Pero ah! GOSH!
La defendió del tipo bueno que le tocó la nalga
Yo sé qué Edward siente algo(?) por Olivia, lo sé y lo híper sé(?)
Además morí de risa cuando le dijo al papá de la nerd que eran esposos xDD HFUIEWGHDKSAUJKSAJÑAKDSAÑLKSLÑ Fue súper genial
Bien, creí que seguía yo pero es el turno de Carstairs. e.é
FGUIDJKLJDLSUFLDJÑSLDKSAÑKF´DHÑALDJÑ ¡¡¡MUJEEEEEEEEER!!!
Me encanta Jenna fhiadjlk no sé, ella es tan genial que me da un fhusdhdslkjlskjdsa
Además Horan, me lo imagino así todo sensual con su cara de rudote y
DEOH! Me encantó tu capítulo, disculpa por no haberlo comentado antes pero soy una burra que lee capítulos y se olvida de postearlos
fhuiwdjksjdljaldjlñsds
Capítulo 6 de Candushka:
¡OH, CANDEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEEELAAAAAAAAAAAA!
Amé tu capítulo
Fue tan divino de la vida. Cada palabra que escribiste me tenía como tonta viciada la rubia y Haroldo se merecen eso por ser tan descarados y mucho más que se merecen ah!Pero bueh, me encantó, sabes que adoro la forma en que escribes
Capítulo 7 de Emilyano:
EMILYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAANUUUUUUUUUUUUUUUUH!!!
Tu capítulo fue tan HUDSHKFJALDJLKDJSADÑLKLÑA
Me encanta Edward
es bellamente irritante(?) Pero ah! GOSH!
La defendió del tipo bueno que le tocó la nalga
Yo sé qué Edward siente algo(?) por Olivia, lo sé y lo híper sé(?)
Además morí de risa cuando le dijo al papá de la nerd que eran esposos xDD HFUIEWGHDKSAUJKSAJÑAKDSAÑLKSLÑ Fue súper genial
Bien, creí que seguía yo pero es el turno de Carstairs. e.é
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Bart Simpson
Re: A Match Made In a University | 1D
por Bart Simpson Miér 15 Ene 2014, 9:51 pm
Capitulo 8
Ciara Evans.
Todo esto no es más que un puñado de mierda. La nerd y el estúpido no hicieron más que causarme un problemón no sólo con Marcie, sino también con mi papá. Sigo esperando su llamada la cual sé que tendrá un buen castigo por lo que Harry y yo hicimos.
Observo cómo mi escuadra de animadoras intenta hacer una pirámide, llevamos practicando casi una hora pero mis piernas ruegan por un pequeño descanso por lo que me encuentro sentada sobre el pasto dando uno que otro sorbo a mi botella de agua. Cuando Lana sube hasta la punta levando la mirada, la chica parece tener demasiado miedo de estar ahí, pero si quiere quedarse debe tirar ése miedo a la basura, de otro modo la echaré.
Observo mi reloj, son casi las doce y media del mediodía, no dudo en que Liam venga aquí en unos cuantos minutos ya que, pues he faltado a nuestra terapia de pareja, sin embargo la práctica de porristas es mi justificación para Marcie. Me levanto del césped con botella de agua en mano y doy un sorbo del líquido antes de hablar.
- Bien, chicas. Tómense cinco minutos para hidratarse – dicho esto, mi escuadra se dispersa por el lugar.
- ¡Ciara! – grita una voz que me es imposible no reconocer por lo que me quedo como estoy intentando ignorarlo del todo – ¿Se puede saber por qué carajo no fuiste a la maldita terapia? – lo escucho ahora más cerca pero mis esfuerzos por permanecer dándole la espalda se ven interrumpidos por sus fuertes brazos cuando me hacen girar hacia él.
- Tengo práctica por si no lo has notado – extiendo los brazos a los lados y el chico entrecierra los ojos sin dejar de fulminarme.
- No es motivo para que faltes, o, ¿acaso tu regaño por ser infiel no fue suficiente? – se cruza de brazos retándome.
- No intentes amenazarme, idiota – lo señalo – No hiciste más que causarme un problema innecesario con todo el mundo. No haces más que ser un perdedor y causarme problemas – el chico frunce el entrecejo y me mira por un momento, tal y como si yo hubiese dicho las palabras más ofensivas a su pobre y patética persona.
- No creas que el mundo gira en torno a ti, Ciara – aprieta los puños – Porque créeme que no es así. He elegido entre las opciones que Stella me dio para nuestro trabajo, así que ve preparándote porque comenzamos mañana.
Sin decir otra palabra se aleja de ahí y yo no puedo estar más enojada porque de otro modo explotaría. No puedo creer que trabajaré para toda esta idiotez. Todo esto es tan irritante que estoy considerando largarme de esta universidad y entrar a otra que no tenga una directora con trastornos psicológicos graves. Esto no puede ser peor, no por ahora.
Me siento una vez más sobre el pasto tomando mi bolso, al instante mi celular comienza a vibrar como loco dentro de la bolsa de cuero, aprieto los ojos con fuerza antes de introducir la mano y sacar el móvil en el cual la palabra “Papi :)” engalana la mayor parte de la pantalla. Suspiro pesadamente antes de contestarle al hombre.
- ¿Hola? – me hago la inocente.
- ¿Hay algo que quisieras contarme, Ciara? – la ronca voz de mi padre hace que mis manos comiencen a sudar.
- No, todo lo sabes ya, papá – revoloteo los ojos, odio que sea así.
- Y, ¿qué tienes para decirme? – pregunta y lo único que hago es suspirar.
- No tengo nada, papá. Tan sólo dime cuál será el castigo, lo que sea que me digas no será peor que lo que tu grandísima amiga Marcie nos está haciendo pasar – miro el verde césped y lo arranco de a poco con mi mano derecha.
- Ciara – suspira – Sé lo que es tener tu edad, pero debes ser más consciente. Sabes lo que le pasa a una jovencita como tú cuando duerme con…
- Sí, papá. Lo sé – revoloteo los ojos con fastidio.
- No creas que no me encuentro molesto – ahí va – Por lo pronto castigaré tu auto, lo podrás usar sólo en cuestiones de emergencia y sólo si Marcie lo autoriza, ¿bien?
- No puedo protestar, ya qué – me encojo de hombros.
- Ya pensaré qué más puedo ponerte como castigo, jovencita – suelta una risita.
- Ya deja de molestarme, viejo – suelta una carcajada.
- Pero mira que si sales embarazada, niña… ya verás cómo…
- ¡Ya! Fue suficiente. Colgaré porque tengo práctica con las chicas – digo con bastante irritación.
- Está bien, cuídate y que tengas una linda semana. ¡Salúdame a tu marido! – grita con entusiasmo pero cuelga antes de que pueda decirle algo. No cabe duda que papá sigue teniendo a ese idiota que tienen los hombres inmaduros dentro.
- ¡Hora de seguir practicando! – digo levantándome del césped animando a las demás chicas.
El comedor es como una jungla a la hora de la comida, odio hacer fila para comprar algo de comer. Sin embargo me encuentro a Savah no tan lejos de las bandejas para tomar la comida por lo que camino hacia ella, obviamente sin protesta alguna de los demás que hacen fila, de otro modo la morena se encarga de ellos. No es que no pueda pero hay una reputación que cubrir.
- ¿Qué hay, rubia? – saluda.
- ¿Qué hay, morena? – contesto una vez que me encuentro a su lado.
- Pues, tan sólo hay drama en mi maldito matrimonio de mierda – pestañea coqueta y no me provoca otra cosa que no sea reír.
- Sí, escuché que Malik es un tirano – me cruzo de brazos.
- Más que nada es un pendejo, pero sí, también es un tirano – se encoje de hombros y avanzamos en la fila – ¿Qué hay de papito Payne? – pregunta y mi cara de repulsión es épica.
- Amiga, necesitas lentes con bastante aumento porque Payne no es más que un nerd tonto y feo – tomo la bandeja y me encamino a llenarla de comida baja en calorías.
- No, tú estás ciega porque el tipo está re bueno – observa con cautela las ensaladas frente a nosotras y toma dos; coloca una en mi bandeja y otra en la suya.
- No creo eso – tomo dos manzanas e imito la acción de la morena – Me odia y me hace la vida imposible junto a Carty – revoloteo los ojos y mi amiga ríe.
- Es Carter – niega con diversión y nos encaminamos a la máquina de sodas.
- Como sea, me importa un comino su nombre – suspiro y tomo un billete de la bolsa trasera de los jeans de mi amiga.
- ¡Oye! – reclama – Es bastante con que mi marido tome mi dinero – entrecierra los ojos.
- Pues es tiempo de que se lo vayas quitando tú, ellos son quienes mantienen el hogar y todas las peticiones de las maridas – levanto una ceja y la pelinegra suelta una carcajada. Introduzco el billete y presiono los botones hasta que una Coca-Cola dietética cae e imito la acción para tomar otra bebida para Savah.
Una vez que las bebidas están sobre nuestras bandejas caminamos a nuestra mesa de siempre, sin embargo, algún cuerpo flacucho se me cruza y choca contra mí.
- ¡Oh! No sabes cuánto lo siento – me giro y me encuentro con Carty mirándome como si yo fuese un león hambriento – ¿Sabes? De hecho no lo siento – entrecierro los ojos y levanto su charola tirando sobre ella un yogurt.
La chica suelta un gritito que tapa al instante con una mano mientras con la otra sostiene la bandeja y lo que queda de su comida, Savah – como típica burlona que es – suelta una fuerte carcajada contagiándome la risa así que sin más preámbulos nos dirigimos riendo hacia nuestra mesa. Ahí se encuentra Harry mirando coqueto a una chica rara a cuatro mesas hasta que le estampo un zape en la cabeza, el chico al instante me mira y vuelve a hacer la misma estúpida sonrisa de coqueto. No cabe duda de que el chico tiene corazón de vecindad y que cada chica en el universo y escoba con mini falda caben en él.
- Hola, belleza – saluda.
- Hola, mujeriego – le digo entrecerrando los ojos, en cambio él frunce el entrecejo.
- Ven aquí – me abraza y con la mirada busca a alguna persona hasta dar con él o ella.
Sigo su mirada hasta encontrarme con una mesa en la esquina del comedor, ahí se encuentra Carty llorando como boba mientras Jenny la ruda limpia su suéter con un montón de servilletas. Harry suelta una carcajada, lo haría yo también si Liam no estuviese a su lado consolándola y limpiando sus lágrimas de Magdalena. Es tan ridículo y patético, igual que ella.
Giro una vez más la mirada hasta que un rubio obstruye mi vista.
- Hola, rubia – me saluda Horan sentándose a mi lado.
- Hola, rubio – contesto el saludo, acto seguido quito el brazo de Harry que cae sobre mis hombros y me abrazo al rubio sexy que yace a mi lado.
- ¿Un día duro? – pregunta.
- Algo así – suspiro y veo a Savah a mi lado quien me susurra un “que marica eres” – ¿Sabes? No entiendo porque la mitad de la universidad te odia – lo miro interrogante.
- Me odian porque soy súper sexy, quizá – se rasca la barbilla como si estuviese pensando arduamente.
- Lo eres, pero también eres idiota – habla Savah introduciendo lechuga a su boca con un tenedor.
- Exacto, sin embargo con nosotras eres un pan de dulce – aprieto sus mejillas y el chico revolotea los ojos.
- Eso es porque ustedes me agradan – sonríe como un ángel, si no lo conociera diría que es como un sacerdote, sin embargo, el rubio es un demonio en la Tierra.
- Hazte a un lado y déjame ese lugar, rubio – exige Savah y el chico la mira con el entrecejo fruncido.
- Tan sólo lo haré porque viene Edward y quiero hablar con él – se excusa.
- Sí, cómo no. Lo haces porque eres una niñita chismosa – le dice mi amiga con expresión burlona provocándome una fuerte carcajada.
- No me provoques, morena – la apunta y se levanta de la silla con su bandeja en manos.
- Ya come – me dice una vez a mi lado.
- Se me fue el hambre de repente – me encojo de hombros.
- ¡Qué tragues dije! – casi me grita en el oído, sin embargo, estoy acostumbrada a que haga eso y ya no me asusto. Tan sólo me limito a tomar el tenedor y comer de a poco – Deja de mirar así a Carter o se te saldrán los ojos.
- La odio – dejo el tenedor sobre la bandeja y tomo mi bebida.
- Sí, yo odio al espécimen subdesarrollado a su lado – dice con desesperación.
- ¿A Jenny? – pregunto confundida, ya que mi amiga y la otra chica no han cruzado palabra prácticamente jamás.
- Es Jenna – carcajea – Eres pésima con los nombres, cualquiera diría que eres estúpida y no, no me refiero a ella– niega.
- ¡Oye! Tan sólo no puedo recordar nombres de personas que no me importan, eso es todo – le digo con mi mejor expresión de pocos amigos – Y ya vi a quién te refieres, a Zayn papito Malik.
- ¡Hey! Cuidadito con ése idiota – me señala con el tenedor.
- ¿Qué? Tú llamas “papito” a Liam y yo no te digo tantas cosas – hago las comillas en el aire. Savah dirige la mirada hacia el moreno y acto seguido se encoge de hombros.
- Qué va, hablemos de algo con mayor importancia – se recarga en su mano izquierda – O molestemos a algún idiota. Ya me aburrí – cierra los ojos fingiendo dormir.
- Ahí está la cara de rata – señalo con la barbilla. Savah la mira y después a mí.
- El blanco perfecto – sonríe con malicia – ¡Oye, cara de rata! – lanza un trozo de pepino a la mesa de la chica llamando su atención – ¡Oh auxilio! ¡Auxilio, Popeye! – grita como loca mientras levanta los brazos y los mueve como si fuesen espaguetis temblorosos – ¡Oh, Popeye! ¡Ayuda a tu flaca y escurrida Oliva! – frunzo en entrecejo antes de lanzar una fuerte carcajada.
- ¿Qué no es Olivia? – le pregunto a la pelinegra quien sonríe mordiendo su lengua.
- Hay que cambiar un poquito todo, ¿no? – agita sus manos – De cualquier modo cara rata sigue pareciéndose a la flacucha.
- Bien, entonces esto amerita una canción – canturreo alzando la voz para que cara de rata siga escuchando – ¡Popeye el marino soy! ¡Chu chu! – me levanto y Savah hace lo mismo cantando conmigo – ¡Debajo de un camión! ¡Chu chu! – muevo la mano como si activase el pitido que hacen los trenes – ¡Comiendo espinacas! – miro a Savah – ¡Moviendo las petacas! – ambas movemos de manera exagerada el trasero – ¡Popeye el marino soy! – terminamos alargando la última palabra y abrazándonos para después tomar asiento y reír de tanta estupidez.
Cara de rata nos mira avergonzada y después se levanta de su silla para irse de ahí corriendo como niñita, seguro al baño a llorar o a hacer cualquier cosa que hagan los perdedores humillados.
- Eso fue demasiado, chicas – dice Edward negando con la cabeza, en cambio su hermano y Niall se toman el estómago de tanta carcajada.
- No me digas que te has enamorado de cara de rata, hermanito – dice Harry aún en risas.
- Eres tan idiota, hermano – se levanta de su asiento y camina hasta la salida.
Algún mosco le ha de haber picado al pobre chico para dejarlo así de raro. El semestre pasado nos reíamos de cara de rata y él ni pío decía.
Camino junto a Savah por el pasillo que va a nuestras mini prisiones, me detengo en nuestra habitación y ella camina hasta llegar a la suya, me despido con un gesto de mano al igual que la pelinegra y acto seguido entro al cuarto. Ahí se encuentra Liam sentado sobre su cama leyendo un libro con un título cursi y ridículo. No puedo evitar resoplar con fastidio porque la simple presencia del imbécil me causa roña.
- Hasta que por fin llegas, maridita – me dice con sarcasmo – Tu espectáculo del comedor fue bastante ofensivo y denigrante para la pobre Olivia – quita la mirada del libro para clavarla en mí.
- ¿Quién eres, mi padre? – revoloteo los ojos antes de sentarme sobre mi cama y tomar uno de los cojines en forma de dulce, el chico suspira y niega con la cabeza.
- Insisto, debería haber una regla que prohíba a las porristas andar por ahí vestidas de zorras todo el día – cierra su libro y lo coloca en el buró que se encuentra al lado de su cama.
- ¿Por qué eres tan grosero conmigo? – pregunto y el chico suelta una carcajada.
- Tan sólo te trato como tú tratas a los demás – se acuesta bocarriba – Por cierto, no quiero que vuelvas a hacer algo en contra de Carter o de otro modo…
- ¿Qué? – lo interrumpo – ¿Me golpearás por ser mi marido falso? – pregunto con arrogancia.
- No, se lo diré a Marcie – toma un balón de fútbol americano y lo lanza hacia arriba.
- Claro, es lo único que sabes hacer porque no eres más que una niñita llorona – tal y como si lo hubiese pinchado con una aguja, el chico voltea hacia mí con una expresión que no puedo descifrar, acto seguido el balón que anteriormente lanzó hacia arriba cae sobre su cabezota haciéndome reír.
El castaño se levanta enojado y sale de la habitación en lo que yo me acerco a mi closet para tomar ropa e ir a ducharme. A pesar de lo jodido que fue el día terminó bien, al menos para mí.
La alarma de mi celular me hace sobresaltar de la cama, abro los ojos y los tallo con mis manos. Cuando me siento volteo a ver a Liam quien cubre su cabeza con una almohada.
- ¿Podrías apagar esa cosa de una buena vez? – pregunta con voz irritada y adormilada.
- Que gruñón eres – tomo el celular y apago la alarma.
Muevo las cobijas, me levanto y camino hasta el baño sin olvidar tomar un traje limpio y planchado de porrista. Soy un desastre muy greñudo, me cepillo los dientes y desenredo mi cabello para amarrarlo en una coleta. Tomo mi traje y me visto para acomodar los detalles frente al espejo de cuerpo completo que se encuentra en el amplio baño. Me maquillo un poco y cuando creo que estoy lista salgo.
Tiendo mi cama y echo un vistazo a Liam quien sigue acostado mientras lee ese libro tonto, no puedo evitar revolotear los ojos.
- Tardas demasiado tiempo arreglándote – dice sin dejar de leer.
- ¿Me estás reclamando? – pregunto con tono indignado – Cada palabra que sale de tu boca es un reclamo hacia mí. Eres un lunático que busca cada aspecto negativo para después criticarlo.
- Sí, como sea – se levanta sin siquiera tener la precaución de cubrir su cuerpo que tan sólo viste un bóxer. Camina al baño y no tarda ni un minuto en encender la regadera.
Sobo mis sienes para no perder la cordura así que antes de que el castaño me saque de mis casillas, tomo mi mochila e introduzco los libros de mis clases de hoy y me dispongo a salir de una buena vez. Empiezo a caminar por el pasillo hasta llegar al área de los salones de clases, no hay muchas personas, parece que salí temprano.
El aula de literatura se encuentra abierta por lo que me abro camino hasta llegar a mi butaca.
No pasan ni veinte minutos cuando Savah entra por la puerta y se sienta junto a mí.
- ¿Por qué tan temprano? – pregunto mirando el reloj que cuelga justo arriba del pizarrón.
- Faltan cinco minutos para la clase – se excusa.
- Pero tú siempre llegas cinco minutos antes de que termine, no de que comience – le digo mientras me recargo sobre mi mano.
- No soporto vivir con Malik – se toma del cabello – Cada minuto que pasa quiero arrancarle el cabello o tirarle el televisor en la cabeza – revolotea los ojos – Hice de todo para ignorarlo, incluso hice la tarea pero, simplemente no pude quedarme más tiempo.
- ¿Tarea? – le pregunto abriendo los ojos como dos enormes platos.
- Sí, tarea. Es algo que los profesores te dejan para que te mates haciéndola – explica burlona.
- No la hice – tomo mi cabeza con preocupación observando cómo el salón comienza a llenarse de alumnos.
- ¡Espera! – se voltea y mira al compañero a su lado – Dame tu tarea – se la arrebata – Gracias – se gira nuevamente a mí – Toma, tu tarea – sonríe con inocencia provocándome una risita.
- No sé qué haría sin ti – tomo la hoja y empiezo a leer, sin embargo me detengo por el poema tan cursi y empalagoso.
- ¡Buenos días, alumnos! – entra gritando el profesor, es un tipo agradable y de buen aspecto físico, sin embargo se encuentra felizmente casado. Coloca su maletín sobre el escritorio y da un sorbo a su humeante taza de café – Hicieron la tara, ¿cierto? – pregunta como si nosotros fuésemos niñitos de primaria – Entonces quiero que la traigan para revisarla.
- Lo bueno que hicimos la tarea – dice Savah levantando repetidas veces las cejas.
Espero unos minutos a que la mayoría de mis compañeros de clase caminen hasta el profesor para que les revise sus poemas tontos, tan sólo falta que el hombre tenga un sello con una abeja sonriente y que diga “bien hecho”.
- Tu poema es cruel pero provoca tanto, Liam – escucho la voz del profesor. ¿Liam se encuentra en esta clase? Porque jamás lo he visto.
Echo un vistazo para asegurarme de que sea el mismo Liam y efectivamente es él. Su mirada se cruza con la mía y me sonríe de manera hipócrita, ni siquiera me digno a hacer algún gesto. El chico camina en mi dirección y deja sobre la paleta de mi butaca una hoja de papel tamaño carta. Lo sigo con la mirada más confundida que un poste y después observo la hoja.
Arrugo la hoja con hostilidad y lo tiro dentro de mi mochila, yo no uso a nadie como mi peón. Intento canalizar mi furia pero simplemente me es imposible por lo que esta clase será un gran dolor de cabeza para mí.
- Necesito que me prestes las llaves, Marcie – le pido con paciencia a la directora – Liam y yo iremos a nuestro trabajo.
- ¿Qué hay del auto de Liam? – pregunta entrecerrando los ojos.
- El auto de Liam no tiene gasolina por ahora – incluso yo noto que hablo más automatizada que un robot, tan sólo repito las palabras del jodido Liam.
- Bien, cuando llegues debes entregármelas una vez más – revoloteo los ojos y asiento fastidiada. La mujer saca las llaves de uno de los cajones de su escritorio y me las entrega.
Me levanto y salgo del lugar. Liam espera recargado en mi coche por lo que lo empujo y limpio la parte en la que se recargaba.
- ¡Yo manejo! – grita levantando la mano.
- Ni loca te dejo tocar el volante de mi bebé. Tan sólo ve guiándome.
Me subo y me pongo el cinturón de seguridad, introduzco la llave al contacto y la giro encendiendo a mi bebé. Presiono el botón para quitar la capota del auto y enciendo la radio antes de arrancar camino a no sé dónde. La voz de Liam me saca de quicio cada minuto que transcurre, sigo sus instrucciones hasta quedar fuera de un edificio que parece un convento o algo por el estilo.
- ¿Qué es esto? – pregunto frunciendo el entrecejo.
- Es una escuela y nuestro trabajo – contesta despreocupado saliendo del auto. Pongo la capota una vez más y salgo para seguir al castaño no sin antes poner la alarma de emergencia.
- ¿Qué se supone que haremos en una escuela? – acomodo mi ropa.
- Pues seremos profesores de gimnasia – mete las manos a sus bolsillos. Suelto una carcajada, seguramente tan sólo lo decía para joderme la paciencia, sin embargo, se limita a levantar la ceja y verme como si fuera una loca.
- ¿Estás hablando en serio? – siento la ansiedad recorrer mi cuerpo.
- Muy en serio – se detiene frente a una puerta y la toca tres veces.
- ¡Adelante! – contestan desde adentro. Liam abre la puerta y una sonrisa encantadora se dibuja en su rostro.
- Buenas tardes, nos envía la directora Marcie y Stella la psicóloga para el trabajo – dice amablemente provocándome revolotear los ojos.
- ¡Oh sí! Tú debes ser Liam – la mujer se levanta y estrecha la mano del castaño – Y tú Ciara. Soy Melissa – me sonríe y acto seguido estiro mi mano para estrecharla con la de ella – Esperen un minuto en el pasillo, los niños están por ir al gimnasio – sonríe y nos encamina hasta la puerta.
- Gracias – dice mi estúpido y falso marido.
Permanezco con mi mejor cara de enfado junto a Liam que observa un mural a nuestras espaldas, no pasan ni cinco minutos cuando Melissa sale de su oficina y nos pide que la sigamos. La mujer nos encamina hasta el gimnasio del colegio donde unos chiquillos de no más de 12 años se estiran.
- Hola, niños – saluda la mujer – Sus nuevos profesores de gimnasia han llegado. Trátenlos con respeto – pide con una sonrisa y los mocosos contestan en coro un “sí, directora Melissa”, acto seguido la mujer sale del lugar.
- ¿Qué se supone qué les enseñaré yo? – le pregunto a Liam – ¿Por qué no me previniste para ponerme ropa deportiva? – pregunto una vez más clavándole la mirada, el muy imbécil suelta una pequeña carcajada.
- A ti te gusta usar siempre ese ridículo traje y enseñarles a todos el culo. No te quejes – se cruza de brazos – Además eres porrista, puedes enseñarles eso a las nenas mientras yo enseño algo de fútbol americano – palmea con fuerza mi hombro y camina hasta los chiquillos, me limito a seguirlo.
- ¿Ya la viste? – grita un mocoso barriéndome con la mirada – Seguro que si salta se le ve todo. No me perderé nada – el mocoso se frota las manos y yo abro la boca con sorpresa, ¿qué carajo les enseñan aquí? Éstos mocosos son más pervertidos que los universitarios.
No han pasado ni diez minutos y ya tengo cinco propuestas de matrimonio, todas por mocosos de once años de edad. Esto es tan jodido.
Observo cómo mi escuadra de animadoras intenta hacer una pirámide, llevamos practicando casi una hora pero mis piernas ruegan por un pequeño descanso por lo que me encuentro sentada sobre el pasto dando uno que otro sorbo a mi botella de agua. Cuando Lana sube hasta la punta levando la mirada, la chica parece tener demasiado miedo de estar ahí, pero si quiere quedarse debe tirar ése miedo a la basura, de otro modo la echaré.
Observo mi reloj, son casi las doce y media del mediodía, no dudo en que Liam venga aquí en unos cuantos minutos ya que, pues he faltado a nuestra terapia de pareja, sin embargo la práctica de porristas es mi justificación para Marcie. Me levanto del césped con botella de agua en mano y doy un sorbo del líquido antes de hablar.
- Bien, chicas. Tómense cinco minutos para hidratarse – dicho esto, mi escuadra se dispersa por el lugar.
- ¡Ciara! – grita una voz que me es imposible no reconocer por lo que me quedo como estoy intentando ignorarlo del todo – ¿Se puede saber por qué carajo no fuiste a la maldita terapia? – lo escucho ahora más cerca pero mis esfuerzos por permanecer dándole la espalda se ven interrumpidos por sus fuertes brazos cuando me hacen girar hacia él.
- Tengo práctica por si no lo has notado – extiendo los brazos a los lados y el chico entrecierra los ojos sin dejar de fulminarme.
- No es motivo para que faltes, o, ¿acaso tu regaño por ser infiel no fue suficiente? – se cruza de brazos retándome.
- No intentes amenazarme, idiota – lo señalo – No hiciste más que causarme un problema innecesario con todo el mundo. No haces más que ser un perdedor y causarme problemas – el chico frunce el entrecejo y me mira por un momento, tal y como si yo hubiese dicho las palabras más ofensivas a su pobre y patética persona.
- No creas que el mundo gira en torno a ti, Ciara – aprieta los puños – Porque créeme que no es así. He elegido entre las opciones que Stella me dio para nuestro trabajo, así que ve preparándote porque comenzamos mañana.
Sin decir otra palabra se aleja de ahí y yo no puedo estar más enojada porque de otro modo explotaría. No puedo creer que trabajaré para toda esta idiotez. Todo esto es tan irritante que estoy considerando largarme de esta universidad y entrar a otra que no tenga una directora con trastornos psicológicos graves. Esto no puede ser peor, no por ahora.
Me siento una vez más sobre el pasto tomando mi bolso, al instante mi celular comienza a vibrar como loco dentro de la bolsa de cuero, aprieto los ojos con fuerza antes de introducir la mano y sacar el móvil en el cual la palabra “Papi :)” engalana la mayor parte de la pantalla. Suspiro pesadamente antes de contestarle al hombre.
- ¿Hola? – me hago la inocente.
- ¿Hay algo que quisieras contarme, Ciara? – la ronca voz de mi padre hace que mis manos comiencen a sudar.
- No, todo lo sabes ya, papá – revoloteo los ojos, odio que sea así.
- Y, ¿qué tienes para decirme? – pregunta y lo único que hago es suspirar.
- No tengo nada, papá. Tan sólo dime cuál será el castigo, lo que sea que me digas no será peor que lo que tu grandísima amiga Marcie nos está haciendo pasar – miro el verde césped y lo arranco de a poco con mi mano derecha.
- Ciara – suspira – Sé lo que es tener tu edad, pero debes ser más consciente. Sabes lo que le pasa a una jovencita como tú cuando duerme con…
- Sí, papá. Lo sé – revoloteo los ojos con fastidio.
- No creas que no me encuentro molesto – ahí va – Por lo pronto castigaré tu auto, lo podrás usar sólo en cuestiones de emergencia y sólo si Marcie lo autoriza, ¿bien?
- No puedo protestar, ya qué – me encojo de hombros.
- Ya pensaré qué más puedo ponerte como castigo, jovencita – suelta una risita.
- Ya deja de molestarme, viejo – suelta una carcajada.
- Pero mira que si sales embarazada, niña… ya verás cómo…
- ¡Ya! Fue suficiente. Colgaré porque tengo práctica con las chicas – digo con bastante irritación.
- Está bien, cuídate y que tengas una linda semana. ¡Salúdame a tu marido! – grita con entusiasmo pero cuelga antes de que pueda decirle algo. No cabe duda que papá sigue teniendo a ese idiota que tienen los hombres inmaduros dentro.
- ¡Hora de seguir practicando! – digo levantándome del césped animando a las demás chicas.
* * *
El comedor es como una jungla a la hora de la comida, odio hacer fila para comprar algo de comer. Sin embargo me encuentro a Savah no tan lejos de las bandejas para tomar la comida por lo que camino hacia ella, obviamente sin protesta alguna de los demás que hacen fila, de otro modo la morena se encarga de ellos. No es que no pueda pero hay una reputación que cubrir.
- ¿Qué hay, rubia? – saluda.
- ¿Qué hay, morena? – contesto una vez que me encuentro a su lado.
- Pues, tan sólo hay drama en mi maldito matrimonio de mierda – pestañea coqueta y no me provoca otra cosa que no sea reír.
- Sí, escuché que Malik es un tirano – me cruzo de brazos.
- Más que nada es un pendejo, pero sí, también es un tirano – se encoje de hombros y avanzamos en la fila – ¿Qué hay de papito Payne? – pregunta y mi cara de repulsión es épica.
- Amiga, necesitas lentes con bastante aumento porque Payne no es más que un nerd tonto y feo – tomo la bandeja y me encamino a llenarla de comida baja en calorías.
- No, tú estás ciega porque el tipo está re bueno – observa con cautela las ensaladas frente a nosotras y toma dos; coloca una en mi bandeja y otra en la suya.
- No creo eso – tomo dos manzanas e imito la acción de la morena – Me odia y me hace la vida imposible junto a Carty – revoloteo los ojos y mi amiga ríe.
- Es Carter – niega con diversión y nos encaminamos a la máquina de sodas.
- Como sea, me importa un comino su nombre – suspiro y tomo un billete de la bolsa trasera de los jeans de mi amiga.
- ¡Oye! – reclama – Es bastante con que mi marido tome mi dinero – entrecierra los ojos.
- Pues es tiempo de que se lo vayas quitando tú, ellos son quienes mantienen el hogar y todas las peticiones de las maridas – levanto una ceja y la pelinegra suelta una carcajada. Introduzco el billete y presiono los botones hasta que una Coca-Cola dietética cae e imito la acción para tomar otra bebida para Savah.
Una vez que las bebidas están sobre nuestras bandejas caminamos a nuestra mesa de siempre, sin embargo, algún cuerpo flacucho se me cruza y choca contra mí.
- ¡Oh! No sabes cuánto lo siento – me giro y me encuentro con Carty mirándome como si yo fuese un león hambriento – ¿Sabes? De hecho no lo siento – entrecierro los ojos y levanto su charola tirando sobre ella un yogurt.
La chica suelta un gritito que tapa al instante con una mano mientras con la otra sostiene la bandeja y lo que queda de su comida, Savah – como típica burlona que es – suelta una fuerte carcajada contagiándome la risa así que sin más preámbulos nos dirigimos riendo hacia nuestra mesa. Ahí se encuentra Harry mirando coqueto a una chica rara a cuatro mesas hasta que le estampo un zape en la cabeza, el chico al instante me mira y vuelve a hacer la misma estúpida sonrisa de coqueto. No cabe duda de que el chico tiene corazón de vecindad y que cada chica en el universo y escoba con mini falda caben en él.
- Hola, belleza – saluda.
- Hola, mujeriego – le digo entrecerrando los ojos, en cambio él frunce el entrecejo.
- Ven aquí – me abraza y con la mirada busca a alguna persona hasta dar con él o ella.
Sigo su mirada hasta encontrarme con una mesa en la esquina del comedor, ahí se encuentra Carty llorando como boba mientras Jenny la ruda limpia su suéter con un montón de servilletas. Harry suelta una carcajada, lo haría yo también si Liam no estuviese a su lado consolándola y limpiando sus lágrimas de Magdalena. Es tan ridículo y patético, igual que ella.
Giro una vez más la mirada hasta que un rubio obstruye mi vista.
- Hola, rubia – me saluda Horan sentándose a mi lado.
- Hola, rubio – contesto el saludo, acto seguido quito el brazo de Harry que cae sobre mis hombros y me abrazo al rubio sexy que yace a mi lado.
- ¿Un día duro? – pregunta.
- Algo así – suspiro y veo a Savah a mi lado quien me susurra un “que marica eres” – ¿Sabes? No entiendo porque la mitad de la universidad te odia – lo miro interrogante.
- Me odian porque soy súper sexy, quizá – se rasca la barbilla como si estuviese pensando arduamente.
- Lo eres, pero también eres idiota – habla Savah introduciendo lechuga a su boca con un tenedor.
- Exacto, sin embargo con nosotras eres un pan de dulce – aprieto sus mejillas y el chico revolotea los ojos.
- Eso es porque ustedes me agradan – sonríe como un ángel, si no lo conociera diría que es como un sacerdote, sin embargo, el rubio es un demonio en la Tierra.
- Hazte a un lado y déjame ese lugar, rubio – exige Savah y el chico la mira con el entrecejo fruncido.
- Tan sólo lo haré porque viene Edward y quiero hablar con él – se excusa.
- Sí, cómo no. Lo haces porque eres una niñita chismosa – le dice mi amiga con expresión burlona provocándome una fuerte carcajada.
- No me provoques, morena – la apunta y se levanta de la silla con su bandeja en manos.
- Ya come – me dice una vez a mi lado.
- Se me fue el hambre de repente – me encojo de hombros.
- ¡Qué tragues dije! – casi me grita en el oído, sin embargo, estoy acostumbrada a que haga eso y ya no me asusto. Tan sólo me limito a tomar el tenedor y comer de a poco – Deja de mirar así a Carter o se te saldrán los ojos.
- La odio – dejo el tenedor sobre la bandeja y tomo mi bebida.
- Sí, yo odio al espécimen subdesarrollado a su lado – dice con desesperación.
- ¿A Jenny? – pregunto confundida, ya que mi amiga y la otra chica no han cruzado palabra prácticamente jamás.
- Es Jenna – carcajea – Eres pésima con los nombres, cualquiera diría que eres estúpida y no, no me refiero a ella– niega.
- ¡Oye! Tan sólo no puedo recordar nombres de personas que no me importan, eso es todo – le digo con mi mejor expresión de pocos amigos – Y ya vi a quién te refieres, a Zayn papito Malik.
- ¡Hey! Cuidadito con ése idiota – me señala con el tenedor.
- ¿Qué? Tú llamas “papito” a Liam y yo no te digo tantas cosas – hago las comillas en el aire. Savah dirige la mirada hacia el moreno y acto seguido se encoge de hombros.
- Qué va, hablemos de algo con mayor importancia – se recarga en su mano izquierda – O molestemos a algún idiota. Ya me aburrí – cierra los ojos fingiendo dormir.
- Ahí está la cara de rata – señalo con la barbilla. Savah la mira y después a mí.
- El blanco perfecto – sonríe con malicia – ¡Oye, cara de rata! – lanza un trozo de pepino a la mesa de la chica llamando su atención – ¡Oh auxilio! ¡Auxilio, Popeye! – grita como loca mientras levanta los brazos y los mueve como si fuesen espaguetis temblorosos – ¡Oh, Popeye! ¡Ayuda a tu flaca y escurrida Oliva! – frunzo en entrecejo antes de lanzar una fuerte carcajada.
- ¿Qué no es Olivia? – le pregunto a la pelinegra quien sonríe mordiendo su lengua.
- Hay que cambiar un poquito todo, ¿no? – agita sus manos – De cualquier modo cara rata sigue pareciéndose a la flacucha.
- Bien, entonces esto amerita una canción – canturreo alzando la voz para que cara de rata siga escuchando – ¡Popeye el marino soy! ¡Chu chu! – me levanto y Savah hace lo mismo cantando conmigo – ¡Debajo de un camión! ¡Chu chu! – muevo la mano como si activase el pitido que hacen los trenes – ¡Comiendo espinacas! – miro a Savah – ¡Moviendo las petacas! – ambas movemos de manera exagerada el trasero – ¡Popeye el marino soy! – terminamos alargando la última palabra y abrazándonos para después tomar asiento y reír de tanta estupidez.
Cara de rata nos mira avergonzada y después se levanta de su silla para irse de ahí corriendo como niñita, seguro al baño a llorar o a hacer cualquier cosa que hagan los perdedores humillados.
- Eso fue demasiado, chicas – dice Edward negando con la cabeza, en cambio su hermano y Niall se toman el estómago de tanta carcajada.
- No me digas que te has enamorado de cara de rata, hermanito – dice Harry aún en risas.
- Eres tan idiota, hermano – se levanta de su asiento y camina hasta la salida.
Algún mosco le ha de haber picado al pobre chico para dejarlo así de raro. El semestre pasado nos reíamos de cara de rata y él ni pío decía.
* * *
Camino junto a Savah por el pasillo que va a nuestras mini prisiones, me detengo en nuestra habitación y ella camina hasta llegar a la suya, me despido con un gesto de mano al igual que la pelinegra y acto seguido entro al cuarto. Ahí se encuentra Liam sentado sobre su cama leyendo un libro con un título cursi y ridículo. No puedo evitar resoplar con fastidio porque la simple presencia del imbécil me causa roña.
- Hasta que por fin llegas, maridita – me dice con sarcasmo – Tu espectáculo del comedor fue bastante ofensivo y denigrante para la pobre Olivia – quita la mirada del libro para clavarla en mí.
- ¿Quién eres, mi padre? – revoloteo los ojos antes de sentarme sobre mi cama y tomar uno de los cojines en forma de dulce, el chico suspira y niega con la cabeza.
- Insisto, debería haber una regla que prohíba a las porristas andar por ahí vestidas de zorras todo el día – cierra su libro y lo coloca en el buró que se encuentra al lado de su cama.
- ¿Por qué eres tan grosero conmigo? – pregunto y el chico suelta una carcajada.
- Tan sólo te trato como tú tratas a los demás – se acuesta bocarriba – Por cierto, no quiero que vuelvas a hacer algo en contra de Carter o de otro modo…
- ¿Qué? – lo interrumpo – ¿Me golpearás por ser mi marido falso? – pregunto con arrogancia.
- No, se lo diré a Marcie – toma un balón de fútbol americano y lo lanza hacia arriba.
- Claro, es lo único que sabes hacer porque no eres más que una niñita llorona – tal y como si lo hubiese pinchado con una aguja, el chico voltea hacia mí con una expresión que no puedo descifrar, acto seguido el balón que anteriormente lanzó hacia arriba cae sobre su cabezota haciéndome reír.
El castaño se levanta enojado y sale de la habitación en lo que yo me acerco a mi closet para tomar ropa e ir a ducharme. A pesar de lo jodido que fue el día terminó bien, al menos para mí.
* * *
La alarma de mi celular me hace sobresaltar de la cama, abro los ojos y los tallo con mis manos. Cuando me siento volteo a ver a Liam quien cubre su cabeza con una almohada.
- ¿Podrías apagar esa cosa de una buena vez? – pregunta con voz irritada y adormilada.
- Que gruñón eres – tomo el celular y apago la alarma.
Muevo las cobijas, me levanto y camino hasta el baño sin olvidar tomar un traje limpio y planchado de porrista. Soy un desastre muy greñudo, me cepillo los dientes y desenredo mi cabello para amarrarlo en una coleta. Tomo mi traje y me visto para acomodar los detalles frente al espejo de cuerpo completo que se encuentra en el amplio baño. Me maquillo un poco y cuando creo que estoy lista salgo.
Tiendo mi cama y echo un vistazo a Liam quien sigue acostado mientras lee ese libro tonto, no puedo evitar revolotear los ojos.
- Tardas demasiado tiempo arreglándote – dice sin dejar de leer.
- ¿Me estás reclamando? – pregunto con tono indignado – Cada palabra que sale de tu boca es un reclamo hacia mí. Eres un lunático que busca cada aspecto negativo para después criticarlo.
- Sí, como sea – se levanta sin siquiera tener la precaución de cubrir su cuerpo que tan sólo viste un bóxer. Camina al baño y no tarda ni un minuto en encender la regadera.
Sobo mis sienes para no perder la cordura así que antes de que el castaño me saque de mis casillas, tomo mi mochila e introduzco los libros de mis clases de hoy y me dispongo a salir de una buena vez. Empiezo a caminar por el pasillo hasta llegar al área de los salones de clases, no hay muchas personas, parece que salí temprano.
El aula de literatura se encuentra abierta por lo que me abro camino hasta llegar a mi butaca.
No pasan ni veinte minutos cuando Savah entra por la puerta y se sienta junto a mí.
- ¿Por qué tan temprano? – pregunto mirando el reloj que cuelga justo arriba del pizarrón.
- Faltan cinco minutos para la clase – se excusa.
- Pero tú siempre llegas cinco minutos antes de que termine, no de que comience – le digo mientras me recargo sobre mi mano.
- No soporto vivir con Malik – se toma del cabello – Cada minuto que pasa quiero arrancarle el cabello o tirarle el televisor en la cabeza – revolotea los ojos – Hice de todo para ignorarlo, incluso hice la tarea pero, simplemente no pude quedarme más tiempo.
- ¿Tarea? – le pregunto abriendo los ojos como dos enormes platos.
- Sí, tarea. Es algo que los profesores te dejan para que te mates haciéndola – explica burlona.
- No la hice – tomo mi cabeza con preocupación observando cómo el salón comienza a llenarse de alumnos.
- ¡Espera! – se voltea y mira al compañero a su lado – Dame tu tarea – se la arrebata – Gracias – se gira nuevamente a mí – Toma, tu tarea – sonríe con inocencia provocándome una risita.
- No sé qué haría sin ti – tomo la hoja y empiezo a leer, sin embargo me detengo por el poema tan cursi y empalagoso.
- ¡Buenos días, alumnos! – entra gritando el profesor, es un tipo agradable y de buen aspecto físico, sin embargo se encuentra felizmente casado. Coloca su maletín sobre el escritorio y da un sorbo a su humeante taza de café – Hicieron la tara, ¿cierto? – pregunta como si nosotros fuésemos niñitos de primaria – Entonces quiero que la traigan para revisarla.
- Lo bueno que hicimos la tarea – dice Savah levantando repetidas veces las cejas.
Espero unos minutos a que la mayoría de mis compañeros de clase caminen hasta el profesor para que les revise sus poemas tontos, tan sólo falta que el hombre tenga un sello con una abeja sonriente y que diga “bien hecho”.
- Tu poema es cruel pero provoca tanto, Liam – escucho la voz del profesor. ¿Liam se encuentra en esta clase? Porque jamás lo he visto.
Echo un vistazo para asegurarme de que sea el mismo Liam y efectivamente es él. Su mirada se cruza con la mía y me sonríe de manera hipócrita, ni siquiera me digno a hacer algún gesto. El chico camina en mi dirección y deja sobre la paleta de mi butaca una hoja de papel tamaño carta. Lo sigo con la mirada más confundida que un poste y después observo la hoja.
Ella es como un león
Sádico y narcisista
Que de ti saca lo peor
Y te deshecha como basura
Porque sólo eres su peón.
Sádico y narcisista
Que de ti saca lo peor
Y te deshecha como basura
Porque sólo eres su peón.
Arrugo la hoja con hostilidad y lo tiro dentro de mi mochila, yo no uso a nadie como mi peón. Intento canalizar mi furia pero simplemente me es imposible por lo que esta clase será un gran dolor de cabeza para mí.
* * *
- Necesito que me prestes las llaves, Marcie – le pido con paciencia a la directora – Liam y yo iremos a nuestro trabajo.
- ¿Qué hay del auto de Liam? – pregunta entrecerrando los ojos.
- El auto de Liam no tiene gasolina por ahora – incluso yo noto que hablo más automatizada que un robot, tan sólo repito las palabras del jodido Liam.
- Bien, cuando llegues debes entregármelas una vez más – revoloteo los ojos y asiento fastidiada. La mujer saca las llaves de uno de los cajones de su escritorio y me las entrega.
Me levanto y salgo del lugar. Liam espera recargado en mi coche por lo que lo empujo y limpio la parte en la que se recargaba.
- ¡Yo manejo! – grita levantando la mano.
- Ni loca te dejo tocar el volante de mi bebé. Tan sólo ve guiándome.
Me subo y me pongo el cinturón de seguridad, introduzco la llave al contacto y la giro encendiendo a mi bebé. Presiono el botón para quitar la capota del auto y enciendo la radio antes de arrancar camino a no sé dónde. La voz de Liam me saca de quicio cada minuto que transcurre, sigo sus instrucciones hasta quedar fuera de un edificio que parece un convento o algo por el estilo.
- ¿Qué es esto? – pregunto frunciendo el entrecejo.
- Es una escuela y nuestro trabajo – contesta despreocupado saliendo del auto. Pongo la capota una vez más y salgo para seguir al castaño no sin antes poner la alarma de emergencia.
- ¿Qué se supone que haremos en una escuela? – acomodo mi ropa.
- Pues seremos profesores de gimnasia – mete las manos a sus bolsillos. Suelto una carcajada, seguramente tan sólo lo decía para joderme la paciencia, sin embargo, se limita a levantar la ceja y verme como si fuera una loca.
- ¿Estás hablando en serio? – siento la ansiedad recorrer mi cuerpo.
- Muy en serio – se detiene frente a una puerta y la toca tres veces.
- ¡Adelante! – contestan desde adentro. Liam abre la puerta y una sonrisa encantadora se dibuja en su rostro.
- Buenas tardes, nos envía la directora Marcie y Stella la psicóloga para el trabajo – dice amablemente provocándome revolotear los ojos.
- ¡Oh sí! Tú debes ser Liam – la mujer se levanta y estrecha la mano del castaño – Y tú Ciara. Soy Melissa – me sonríe y acto seguido estiro mi mano para estrecharla con la de ella – Esperen un minuto en el pasillo, los niños están por ir al gimnasio – sonríe y nos encamina hasta la puerta.
- Gracias – dice mi estúpido y falso marido.
Permanezco con mi mejor cara de enfado junto a Liam que observa un mural a nuestras espaldas, no pasan ni cinco minutos cuando Melissa sale de su oficina y nos pide que la sigamos. La mujer nos encamina hasta el gimnasio del colegio donde unos chiquillos de no más de 12 años se estiran.
- Hola, niños – saluda la mujer – Sus nuevos profesores de gimnasia han llegado. Trátenlos con respeto – pide con una sonrisa y los mocosos contestan en coro un “sí, directora Melissa”, acto seguido la mujer sale del lugar.
- ¿Qué se supone qué les enseñaré yo? – le pregunto a Liam – ¿Por qué no me previniste para ponerme ropa deportiva? – pregunto una vez más clavándole la mirada, el muy imbécil suelta una pequeña carcajada.
- A ti te gusta usar siempre ese ridículo traje y enseñarles a todos el culo. No te quejes – se cruza de brazos – Además eres porrista, puedes enseñarles eso a las nenas mientras yo enseño algo de fútbol americano – palmea con fuerza mi hombro y camina hasta los chiquillos, me limito a seguirlo.
- ¿Ya la viste? – grita un mocoso barriéndome con la mirada – Seguro que si salta se le ve todo. No me perderé nada – el mocoso se frota las manos y yo abro la boca con sorpresa, ¿qué carajo les enseñan aquí? Éstos mocosos son más pervertidos que los universitarios.
No han pasado ni diez minutos y ya tengo cinco propuestas de matrimonio, todas por mocosos de once años de edad. Esto es tan jodido.
- LEER!:
- Bueh, no tengo mucho qué decir. Tan sólo me gustó la parte del bullying hacia Olivia pero ya qué, espero les guste y es el turno de Priscilla.
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Bart Simpson
Re: A Match Made In a University | 1D
por Jaeger. Jue 16 Ene 2014, 12:35 am
JAJAJAJAJAJ No me acostumbro que me hagan bullying, siempre es a Emilya y nadie sale perjudicado (?) JAJAJ Pero Ciara y Savah se pasan cuando quieren. Casi me meo de risa con todo lo que leíxd Amo tus capitulos Jen <3<3<3 Encima Liam es tan... no sé(? Ame su poema y tiene tanta razon aunque Ciara quiera negarloxd
Ay dios, la parte en que empiezan a joderla a Olivia xd es tan comico, aunque pobrecita :c Edward es el unico de los Styles que no parece un animal insensible xd Lo amo *-*
Me encanto, mujer <3<3<3
Sigue Priscilla
Ay dios, la parte en que empiezan a joderla a Olivia xd es tan comico, aunque pobrecita :c Edward es el unico de los Styles que no parece un animal insensible xd Lo amo *-*
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Sigue Priscilla
Jaeger.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Ariel. Jue 16 Ene 2014, 1:53 pm
O poldiooossssssssssssss :ilusion: EMilyoooooo ame tu capitulo :AA:jajajajajjajajaj me rei muchisimo, lo lei dos veces, la primera y la segunda fue anoche para poder comentar y me rei como una hiena xDxD Nena, a pesar de lo mucho que te jodo dejame decirte que escribes muy bonito adoro como lo haces T.T y esta chica me da demasiada gracia, Olivia es tan correcta y Edward es un amorrr, rudo pero es un amoorr *-* Me siento mal por no poder haber subido :(pero tuve que irme y toda la mierdada, PERO AME Y SUPER ADORE ESTE CAPITULO! Edward me ha robado el corazon, no como styles que es un pendejo xD, y me cague de la risa cuando llegaron las "Bullis" JODER xD hasta nuestras nenas te hacen la vida loca mujerr xD
Esa fue la parte que mas me mato definitivamente AMO A ESE CHICO! En fin, ame el cap emilio :AA:Love u (L)
—¿Tienen alguna inquietud? —pregunta finalmente.
—Si —Edward habla antes de que yo comience a quejarme. —¿Cómo hago para que mi esposa deje de ser tan obsesiva con el control y la perfección de las cosas?
Lo miro entre ofendida y enojada, más enojada que ofendida.
—¿Qué te importa eso? —escupo con irritación. Luego dirijo mi mirada a Stella. — El me volverá loca, Sra. Harrison; hablo en serio.
—Muchas veces creo que le va a dar un bajón de azúcar por tomarse las cosas tan a pecho —continua el, frunciendo el ceño.
—¡Estás hablando como si no estuviese aquí! —reclamo, moviendo las manos dramáticamente. Stella se dedica a llevar sus ojos de mí hacia él y viceversa.
—Aquí entre nos —se acerca y baja su tono de voz, como si estuviese confesando un secreto íntimo. — creo que tiene problemas mentales.
Lo juro, Edward Styles va a causarme un tumor por lo irritante que es.
Esa fue la parte que mas me mato definitivamente AMO A ESE CHICO! En fin, ame el cap emilio :AA:Love u (L)
Última edición por Daniella Fariaz el Jue 16 Ene 2014, 2:03 pm, editado 1 vez
Ariel.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Ariel. Jue 16 Ene 2014, 2:01 pm
QUERIDAAAAAAA :canto: *Inserte voz de juanga aqui* DEOXXXXXXXXXXXXXXXXXXX, ¿como le haces mujeksh? de donde sacas tantas cosas? por mi mente nunca paso que Olvia tambien se llamaba la novia de popeye hasta que lo dijiste y recorde xDxDxD
JESUS! este cap fue tremendo mujer me dolia la pansa anoche, me mate de risa terrible con las ocurrencias de estas niñas, Ciara es tremendamente manipuladora y Savah es una mierdilla, pobre olvia JAJAJAAJAJAJJAJA XD y cuando le tiro el yogurt a "carty" Joder fue tan Amo tus capitulos, los amo tanto que duele T.T... Liam es tan rarito y Ciara lo odia tanto que se ve falso A ELLA LE GUSTA YO LO SE! solo que se hace la durita para no levantar tanto alardeo y pueeeh. Esta parteee :
y esta:
Jajajajajaja joder maredita fue genialoooso como tuu :(L):
JESUS! este cap fue tremendo mujer
me dolia la pansa anoche, me mate de risa terrible con las ocurrencias de estas niñas, Ciara es tremendamente manipuladora y Savah es una mierdilla, pobre olvia JAJAJAAJAJAJJAJA XD y cuando le tiro el yogurt a "carty" Joder fue tan Amo tus capitulos, los amo tanto que duele T.T... Liam es tan rarito y Ciara lo odia tanto que se ve falso A ELLA LE GUSTA YO LO SE! solo que se hace la durita para no levantar tanto alardeo y pueeeh. Esta parteee :- ¿Por qué tan temprano? – pregunto mirando el reloj que cuelga justo arriba del pizarrón.
- Faltan cinco minutos para la clase – se excusa.
- Pero tú siempre llegas cinco minutos antes de que termine, no de que comience – le digo mientras me recargo sobre mi mano.
- No soporto vivir con Malik – se toma del cabello – Cada minuto que pasa quiero arrancarle el cabello o tirarle el televisor en la cabeza – revolotea los ojos – Hice de todo para ignorarlo, incluso hice la tarea pero, simplemente no pude quedarme más tiempo.
- ¿Tarea? – le pregunto abriendo los ojos como dos enormes platos.
- Sí, tarea. Es algo que los profesores te dejan para que te mates haciéndola – explica burlona.
- No la hice – tomo mi cabeza con preocupación observando cómo el salón comienza a llenarse de alumnos.
- ¡Espera! – se voltea y mira al compañero a su lado – Dame tu tarea – se la arrebata – Gracias – se gira nuevamente a mí – Toma, tu tarea – sonríe con inocencia provocándome una risita.
- No sé qué haría sin ti – tomo la hoja y empiezo a leer, sin embargo me detengo por el poema tan cursi y empalagoso.
y esta:
- ¿Ya la viste? – grita un mocoso barriéndome con la mirada – Seguro que si salta se le ve todo. No me perderé nada – el mocoso se frota las manos y yo abro la boca con sorpresa, ¿qué carajo les enseñan aquí? Éstos mocosos son más pervertidos que los universitarios.
No han pasado ni diez minutos y ya tengo cinco propuestas de matrimonio, todas por mocosos de once años de edad. Esto es tan jodido.
Jajajajajaja joder maredita fue genialoooso como tuu
:(L): Ariel.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por hange. Jue 16 Ene 2014, 6:20 pm
Awwwwww gracias por los comentarios chicas en serio <33
Ahora, yendo al cap de Jen *o* mujer, lo adore lo lei antes de irme al colegio y eso fue muriendo de la risa en todo mometo XD JAJAJAJAJAJA, es que Ciara es una jodida caprichosa XD Ademas, yo se que ella siente algo por Liam lo puedo apostar, che, es que ambos tienen esa tension(?) JAJAJAJAJAJ esas dos con el bullying XD
Liam tiene bolas(?) para haber escrito ese poema. En serio ;-; encima se lo mostro e.e
JAJAJAJAJAJAJJA Amo a Savah y a Ciara XD Deoh, aunque no me guste el Bullying, es gracioso como consiguen lo que quieren asi sin mas XD Y lo de Olivia la de Popeye, ni squiera recordaba eso hasta que lei el cap XD JAJAJAJAJJAA owwww, mi pobre Livia. JAJAJAJAJA, me da risa como cambia los nombres, "Carty" XD Kande, bienvenida a mi mundo(? ah.
Ay, me encanto el capitulo Jen
espero a la siguiente <3
en serio <33Ahora, yendo al cap de Jen *o* mujer, lo adore
lo lei antes de irme al colegio y eso fue muriendo de la risa en todo mometo XD JAJAJAJAJAJA, es que Ciara es una jodida caprichosa XD Ademas, yo se que ella siente algo por Liam lo puedo apostar, che, es que ambos tienen esa tension(?) JAJAJAJAJAJ esas dos con el bullying XDLiam tiene bolas(?) para haber escrito ese poema. En serio ;-; encima se lo mostro e.e
JAJAJAJAJAJAJJA Amo a Savah y a Ciara XD Deoh, aunque no me guste el Bullying, es gracioso como consiguen lo que quieren asi sin mas XD Y lo de Olivia la de Popeye, ni squiera recordaba eso hasta que lei el cap XD JAJAJAJAJJAA owwww, mi pobre Livia. JAJAJAJAJA, me da risa como cambia los nombres, "Carty" XD Kande, bienvenida a mi mundo(? ah.
Ay, me encanto el capitulo Jen
espero a la siguiente <3
hange.
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Re: A Match Made In a University | 1D
por Invitado Jue 16 Ene 2014, 9:50 pm
Subiré mas tardar el sábado, y de paso haré un comentario de cada capitulo.
Invitado
Invitado
Jaeger.
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