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A Match Made In a University | 1D
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Re: A Match Made In a University | 1D
Tranquilidad!! DDDDDDDDD:
Estoy escribiendo
Estoy escribiendo
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Bart Simpson
Re: A Match Made In a University | 1D
Tengo un capitulo para leer... Eso me pasa por desaparecer. Ok, leo y hago un lindo comentario como los de Jen... Wait, despues de ella sigo yo... So, pondre a trabajar mi imaginacion.
Invitado
Invitado
Re: A Match Made In a University | 1D
Cuando me conecte desde la compu hago un lindo comentario sobre el cap de Mily
Invitado
Invitado
Re: A Match Made In a University | 1D
Hoy en la noche subo cap
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Bart Simpson
Re: A Match Made In a University | 1D
Al fin comento. Mily! Me encanto tu capitulo, y como dijeron las chicas, es imposible que me parezca aburrido sino todo lo contrario.
Olivia es algo obsesiva y quiere mantener todo bajo control... Algo me dice que Edward hará que se relaje... okno.
Ahora me quedo mas claro el tema del dinero y el trabajo... No fuiste la única, créeme.
Espero el capitulo de Jen.
Olivia es algo obsesiva y quiere mantener todo bajo control... Algo me dice que Edward hará que se relaje... okno.
Ahora me quedo mas claro el tema del dinero y el trabajo... No fuiste la única, créeme.
Espero el capitulo de Jen.
Invitado
Invitado
Re: A Match Made In a University | 1D
Capitulo 4
Ciara Evans
Obviamente la idea de Marcie es de locos, la tipa es una frustrada por el hecho de que su matrimonio fue una porquería y ahora quiere jodernos la vida, como si todos tuviésemos la culpa de lo que le ocurrió.
No puedo dejar de revolotear los ojos, incluso creo que se saldrán de su lugar pero todo esto es tan irritante que me provocará urticaria.
- Cia – escucho la voz de Savah antes de que me dé un manotazo en la frente y de inmediato la miro con el ceño fruncido.
- Hola, Savah – la saludo y me concentro en la estupidez que pasa frente a nosotras – Esto es absurdo.
- Más que absurdo es ridículo – dice recargándose en el asiento – Este taller no garantizara que tengamos un matrimonio defectuoso.
- Lo mismo pensé yo – digo sintiendo la frustración acumularse dentro de mí.
- ¿Desde cuándo piensas? – se burla, por mi parte le propino un codazo – ¿Ya te han dicho quién te toca? – niego, sí me lo hubieran dicho no estaría así.
- Espero no sea un imbécil – digo más como suplica, tengo tanto miedo de que me toque un estúpido que mande mi reputación al coño – De seguro nos tocan los peores.
- Al menos tú tienes una paciencia de oro – dice tensa, es obvio que siempre “tengo paciencia de oro” de otro modo no quiero imaginar qué es lo que pensarían de mí – Yo le cortaré las bolas al patán que me toque.
- Ya que yo no puedo ensuciar mis manos, tal vez te lance al imbécil que me toque para que le hagas unos ajustes – suelto una ligera carcajada y abrazo a mi compañera de cuarto.
- Tú te las apañas bien, cariño.- me rio con ella.
Dejo de hablar en el momento que veo salir a mi Harry con una monguita que jamás en la vida había visto, él es tan sexy y ella tan… rara. Después de ellos entra otra una chica más, la ratona rígida, justo el apodo que le dimos Savah y yo en un momento de borrachera en nuestra habitación. Esperamos un momento hasta que por un espacio con vidrio la veo salir con el otro Styles, ¿por qué todos los buenos les tocan a las raras?
Suspiro con cansancio ante toda esta porquería.
- ¿Te es incómodo verlo con otra? – pregunta la morena llamando mi atención.
- No, lo superé hace mucho – respondo lo más tranquila y serena que puedo, la verdad es que más que incomodidad, es como un balde con agua fría en un día de nieve – Lo que me da curiosidad es el hecho de que ha tocado con alguien muy distinta a él.
- Será entretenido de ver – murmura Savah y yo estoy por comerme las uñas de la ansiedad.
Resoplo para que un poco de la ansiedad que siento se vaya de mí.
- Ciara Evans – carajo.
Camino hasta la dirección guiada por el profesor Donovan, la puerta se encuentra entreabierta y antes de entrar suelto un suspiro largo. Abro un poco la puerta y observo a Marcie, frente a ella se encuentra un chico en una silla; su cabello es corto y castaño, y lleva una chaqueta del equipo de fútbol de la universidad.
Me muerdo el labio ante la desesperación de no alcanzar a ver más.
- Adelante, Ciara – dice Marcie cuando se percata de mi presencia. Carraspeo antes de entrar llamando la atención de chico.
¡Oh, mierda! No puede ser él, de tantos chicos que hay en la universidad no pudo haberme tocado con él. Mi respiración se agita y siento mi frente sudar, no él, ¡carajo!
El chico me lanza una mirada de repugnancia y bien merecida la tengo, sin embargo levanto mi barbilla con orgullo y miro a la directora.
- Los declaro marido y mujer – dice la tipa con una sonrisa torcida – Mentira, primero deben firmar, pongámonos serios – reprime una carcajada, parece que lo disfruta con el alma – Creo que ustedes dos ya llevan tiempo conociéndose, considerando el hecho de que son de la misma generación. Liam ha ingresado al equipo de fútbol este año y no hay nada más bello que su esposa lo apoye con una que otra marometa.
- ¿Puedo negarme a esto? – pregunto con inocencia.
- No – responde dándome una mirada severa.
- ¿Podría cambiar de marido? – vuelvo a preguntar, el chico me mira como si fuese un fantasma, en cambio la mujer revolotea los ojos.
- Creo que ya había explicado eso, Ciara. No puedes cambiar de pareja. Puedes tener una relación fuera de esto, sin embargo deberás respetar lo que se te asigne. Además deberán asistir a terapia grupal, con ellos hablarán todo lo que les sucede y sus experiencias con el fin de que se ayuden entre sí a mejorar sus relaciones conyugales – nos da un sobre a cada uno.
- Por Dios – digo cuando leo los nombres escritos, de todos los nombres tan solo conozco a Savah y a la ratona.
- Asistirán también a terapia de pareja, será una sesión por semana y es obligatoria, Ciara – me mira.
- No pueden interferir con mis ensayos – me excuso.
- Ni mis entrenamientos – habla por fin el castaño.
- Me aseguraré de que no interfieran con nada. Su acompañante terapéutico les explicará cómo y cuánto dinero deberán ganar.
- ¿Debo trabajar? – pregunto shockeada – No necesito trabajar, dígame cuánto quiere y mi papi se lo dará.
- Mi papi – murmura burlón Liam casi inaudible sin embargo para mí fue como si me gritara en el oído.
- Así no sabrás cómo hace un matrimonio para subsistir – se acomoda los lentes – Vas a trabajar.
- No lo haré – me cruzo de brazos.
- Lo harás, de otro modo haré que te saquen del equipo – mi boca cae casi hasta el piso – Esta actividad es obligatoria para toda la universidad sin excepciones. ¿Tienen alguna otra duda?
- No por el momento – dice el chico demasiado satisfecho, quizá planea algo para asesinarme.
- ¿Alguna pregunta, Ciara? – me mira.
- No – resoplo y revoloteo los ojos, esta vieja hará que me suicide antes de los tres meses.
- Bien, entonces firmen – pone frente a nosotros una hoja que hace “legal” el matrimonio, sin más qué hacer tomo la pluma y escribo mi firma en la línea encima de mi nombre escrito en letra arial – Ahora sí, los declaro marido y mujer.
Salgo del lugar consternada a más no poder, siento que mi cabeza va a explotar.
- ¿A dónde vas, cariño? – habla con ironía detrás de mí el castaño.
- No me llames así – me giro hacia él y me cruzo de brazos.
- Qué coincidencias de la vida… ahora estamos casados – sonríe de lado.
- Ya quisieras – revoloteo los ojos y me largo de ahí.
Doblo mi ropa con fiereza y la guardo hostilmente, me siento tan cabreada, no sé si podré con esta situación. Tengo lo de las porristas y con esto creo que me volveré loca.
- Tranquilízate, la ropa no te ha hecho nada malo – dice Savah echada en su cama.
- No podré con esto, es tan jodido, Savah – me giro dramáticamente hacia ella.
- Al menos no estas con alguien como Zayn – revolotea los ojos.
- No conoces a Liam, él me odia – levanto las cejas – Con toda su alma.
- ¿Tanto así? – pregunta sentándose sobre su cama.
- Quizá más – camino hasta ella y me siento frente a la pelinegra.
- Pues qué le hiciste, no me digas que mandaste a varias personas para que lo violaran y te descubrió – se cruza de brazos entrecerrando los ojos.
- No, mucho peor – me muerdo el labio.
- ¿Lo mataste, lo reviviste y lo volviste a matar? – niego con frustración – Oh, ya sé. ¡Lo mataste y lo enterraste vivo! Vamos, Ciara, ¿qué tan malo pudiste haberle hecho? – del cajón del buro que yace a un lado de su cama toma una bolsa de papas fritas.
- Te contaré… todo comenzó cuando estábamos en último año de preparatoria – miro hacia arriba como si todo estuviese pasando en una nubecita sobre nosotras.
- Ajá – dice atragantándose con las papas.
- Liam me había invitado a salir como treinta veces – la chica levanta una ceja como diciendo “no me jodas” – Y en todas me negué.
- Qué perra eres – revolotea los ojos – He visto a Liam, es un manguito – introduce un puñado más grande que su mano completa a su boca.
- No entiendes, en aquél tiempo no era igual que ahora. Era un flacucho, parecía un poste – muevo mis manos de manera dramática – Usaba brackets y lentes de fondo de botella, se peinaba de rayita en medio y tenía granitos – toco repetidas veces mis mejillas con los dedos índices de mis manos – Era igual a Alfalfa, el monguito ese de la película “Pequeños Traviesos” – hago las comillas – Incluso el gallito le salía al final de su partido en medio – grito e incluso yo siento que estoy exagerando. La morena me ve totalmente desconcertada y acto seguido las carcajadas la invaden por completo, ni siquiera alcanzó a tragar las papas ya que las veo moverse de un lado a otro en su boca. De pronto la loca empieza a toser con brusquedad y sólo atino a golpearle la espalda – ¿Ves? Por burlona te andas ahogando – revoloteo los ojos.
- Eso es tan gracioso. Coño, me meo encima – continúa riéndose.
- Pero eso no es todo – me llevo las uñas a la boca.
- ¿Qué más hiciste, perra maldita? – entrecierra los ojos sin dejar de reírse.
- Pues… – la miro indignada – Deja de reírte, pareces idiota – la chica suelta una carcajada más fuerte – Él insistió pero obviamente jamás en la vida iba a decirle que si.
- ¡Buu! Zorra – me lanza un puñado de papas.
- Déjale terminar, coño – revoloteo los ojos – Hasta haces que diga malas palabras.
- Ay, por favor. Sólo dilo, prometo que no reiré – me mira seria y después sonríe – Al menos no lo haré hasta que termines.
- Con eso me basta. Como te decía, el chico insistió en invitarme salir hasta que me hartó, ¡me sacó de quicio! Como el baile de graduación estaba cerca pues el insistente nerdo se atrevió a invitarme, ¡a mí! – me señalo con ambos índices de mis manos – Y como me tenía harta pues acepté. Lo hubieras visto, se puso a brincar como loco… fue épico – carcajeo recordando la escena.
- Aceptaste, ¡wow! Eso es tan bello que te tocaré una canción con el violín más pequeño del mundo – la muy perra simula tocar un violín diminuto provocándome una fuerte carcajada.
- Luego dices que yo soy la “perra maldita” – hago las comillas en el aire – Pero eso no es todo…
- Continúa – hace un gesto con la mano indicándome que prosiga, acto seguido se recarga en la cabecera de su cama y toma otra bolsa de papas fritas del buró.
- Pues, yo le dije que lo vería en el baile porque mis padres querían llevarme, pero, la verdad fue que yo tenía otra invitación con el estúpido y sensual Finn Wilson, por cierto, el imbécil se largó a estudiar a mi amada Alemania – coloco una mano en mi pecho y finjo llorar.
- Continúa, mujer – me regaña, veo sus papas y tomo una para seguir narrando mi historia.
- Prosigo – revoloteo los ojos – Cuando estaba en el baile, mientras bailaba con Finn, vi al monguito entrar y en cuanto me vio bailando con el sexy Wilson pues, su cara pasó de estar feliz a realmente afligida – mi amiga levanta las cejas impresionada pero no deja de tragar papas – Caminé hasta él y en sus manos sostenía un hermoso corsage, lástima – niego – Pero me tenía tan harta que no pensé en algo mejor que eso, le dije que era un idiota si había creído que alguien como yo iría con él al baile de graduación y bla bla bla, entonces el chico me miró unos segundos, asintió y bajó la cabeza. Se quedó así unos minutos y después me miró con ira, no sabía si reír o quedarme inexpresiva pero mi risa pudo más conmigo y, ¡el muy idiota me lanzó en corsage! Si fuera más pesado seguro me poncha una bubi, además se fue corriendo y llorando como maricón.
- ¡Oh! Es tan sensiblón… y tu tan perra, no dudaría que el chico quiera vengarse de ti – se encoge de hombros.
- ¡No era mi tipo! Ni lo es, sigue siento un nerd – me excuso como una tonta – Además era feo – hago un puchero y mi amiga revolotea los ojos.
- Quizá siga siendo un nerd pero ahora el patito feo se ha convertido en un bello cisne – asiente – Te aconsejo que te cuides a todas horas, y más mientras duermes, quizá el chico intente asfixiarte con la almohada – la miro confundida.
- ¿Y por qué habría de hacer eso? Siempre cerramos la puerta con seguro – le digo obvia y la chica arruga la cara.
- No me jodas con el cuento de que no sabes esa mierda de que dormiremos en la misma habitación que ellos – mis ojos se abren exageradamente.
- ¡¡¡¿QUÉ?!!! No, no y no, ¡Marcie jamás mencionó eso! – la morena se encoje de hombros.
- No creas que yo estoy muy contenta con eso, la vieja debió de haberlo pensado mejor o quizá en cada habitación hay mil condones porque tenlo por seguro de que habrá sexo rudo todos los días en por lo menos más de la mitad de las habitaciones – se recuesta y yo me recuesto a su lado.
- Esa vieja es una loca, no sabe lo que acaba de hacer – niego tomando papas de la bolsa.
- Sí y tú sigues siendo una perra, me da lástima el pobre chico – me da un zape.
Camino por los pasillos recordándoles a todos quién manda en el lugar, algunos me miran boquiabiertos y otros disimulan no verme. Noto al jodido Liam a lo lejos platicando con un moreno y al instante revoloteo los ojos. Veo a la chica que es “pareja” de mi Harry mirándolo mientras él guarda libros en su casillero, le clavo una mirada a la tonta y camino hacia él.
- Hola, guapo – saludo sonriendo.
- Hola, belleza – me contesta recargándose sobre el locker, tomando una posición de seductor; según él.
- ¿Cómo te ha ido? – pregunto intentando sonar interesara mientras por el rabillo del ojo veo la expresión de desilusión de la nerda y la satisfacción me invade.
- Muy bien, a excepción de los estúpidos exámenes y esa tontería de casarnos que se le ocurrió a Marcie, quién sabe qué se habrá fumado la vieja – niega con irritación.
- Seguro. Es horrible, yo estoy que muero. Hubiera querido que tú fueras mi pareja – toco la manga de cuero de su chaqueta y él sonríe coqueto.
- Pienso lo mismo, ¿quién te tocó? – pregunta ladeando la cabeza.
- El monguito que está detrás de ti – el castaño de pelo rizado voltea disimulado.
- ¿Está en el equipo de fútbol? – pregunta sorprendido, en cambio yo asiento con fastidio – ¿Cuál de los dos? Ambos son nuevos en el equipo.
- El castaño – levanto la ceja.
- ¿Ese ñoño? – arruga la cara.
- Ese mismo, Harry – me recargo en el locker.
- Pues casi estamos en las mismas, a mí me tocó aquella chica – señala con la barbilla, la veo y la chica desvía la mirada, es obvio que miraba en nuestra dirección – La loca me vomitó los zapatos cuando firmamos la estúpida hoja esa – revolotea los ojos y no puedo evitar hacer una expresión de asco.
- Eso debió ser algo horroroso – el chico asiente – Pero, creo que deberíamos hacer algo para alejar nuestra frustración – sonrío, de inmediato el chico capta mi indirecta.
- Y cómo se supone que lo haremos, el cambio de habitación es hoy – suspira con fastidio.
- Pues, tú le dirás a la monguita que les dieron otra habitación, parece ser de las que convences con facilidad – levanto los hombros con desdén – Me aseguraré de que Liam esté dormido.
- Eres genial – sonríe.
- Lo sé, te veo fuera de mi habitación a las 10:30 pm, se puntual – lo señalo.
- De acuerdo – me lanza un beso e imito su acción.
Camino por el pasillo no sin antes lanzarle una mirada de odio a la nerd que quedó con mi Harry, ni siquiera sé su nombre pero se ha ganado mi desprecio.
- Adiós, cariño – dice cínico Liam, revoloteo los ojos y sigo mi camino aumentando la velocidad de mi paso.
- ¿Te acostarás con él? – me pregunta Savah de lo más normal mientras guarda su ropa en una gran maleta, a mi compañera le tocó cambiar de habitación y a mí quedarme.
- Claro que no, sólo haremos unas cuantas cositas – le especifico y la chica me mira interrogante.
- Hacer cositas significa tener sexo, boba – me lanza una de sus blusa.
- Eso no es cierto, obviamente no tendré sexo con Harry ni con nadie de aquí – entrecierra los ojos – No lo haré, tan sólo lo he hecho dos veces en mi vida y créeme que Harold no será el tercero – le lanzo devuelta su blusa.
- ¿Por qué?
- ¿Ah? – pregunto.
- ¿Por qué lo harás? Creí que Harold no te interesaba en lo absoluto – me da la espalda para guardar no sé qué de su closet.
- Esta bueno, no hay que negarse a algo así – me recuesto sobre mi cama.
- En eso estoy de acuerdo, terminé – coloca sus manos en su cintura – Ven a despedirme.
Me acerco hasta ella, no es como si fuese a irse a mil kilómetros de mí, su habitación está al final del pasillo, ósea a unas cuatro habitaciones después de la nuestra.
- Cuídate, bella – le digo abrazándola.
- Tú también cuídate, usa protección – me aprieta más, acto seguido se separa de mí y camina. A lo lejos la veo despedirse con la mano así que hago lo mismo hasta que entra a la habitación.
- Lindas piernas, a qué hora abren – llama mi atención la odiosa voz del castaño que será mi marido.
- A la hora que tu cerebro comience a funcionar ósea nunca – le sonrío cínica y le cierro la puerta en la cara.
Me recuesto sobre mi cama y enciendo mi televisor, segundos después el chico abre la puerta y entra sin despegarme una mirada cargada de resentimiento, esto se pondrá feo, puedo presentirlo.
- ¿Acaso las porristas deben usar siempre ese ridículo traje con el que enseñan todo el culo? – lo miro sorprendida, ha cambiado bastante.
- Tan sólo observa tu tonta chaqueta, la llevas siempre así que deberías guardarte tus tontos comentarios.
Sonríe con satisfacción, quizá por haberme hecho enojar. Sube su maleta sobre la cama de Savah y se quita la chaqueta quedando en una playera ajustada de manga corta permitiéndome ver sus músculos y su tatuaje raro en el antebrazo derecho, nada que ver con el nerd que parecía al niño alfalfa con una camisa a cuadros abotonada hasta el cuello.
Cuando siento que estoy viéndolo como idiota me doy una bofetada mental y me obligo a mirar el televisor, espero que las horas se pasen más rápido.
A las 10 de la noche Liam se acostó y se cobijó, antes de eso el nerd leía un libro el cual no pude alcanzar a ver bien. Espero que esté cansado porque ya me quiero largar de aquí, le doy cualquier excusa para salirme y a él parece no importarle, un punto a mi favor. Me encamino hasta el expendio de dulces y compro unos dulces Wonka, espero unos diez minutos y regreso a la habitación, el castaño yace dormido, debo admitir que dormido se ve angelical pero despierto es todo lo contrario, al menos conmigo.
Tomo una mochila y guardo un uniforme, me la cuelgo en la espalda y camino hasta Liam, lo cubro con la cobija para que la chica no se percate de que no es Harry. Camino hacia la puerta de puntillas y salgo encontrándome con Harold.
- ¿Todo listo? – susurra sonriendo cómplice.
- Todo, ¿a qué hora citaste a la nerda? – pregunto observando mi reloj.
- No recuerdo – arruga la nariz y le doy un zape.
- Eres un tonto – murmuro. Nos giramos al instante en que algo o alguien hace un ruido, se trata de la nerda quien chocó contra una máquina de dulces por ir viendo su celular, al instante jalo a Harry del brazo hasta quedar detrás de una máquina de sodas.
La chica se detiene frente a la habitación, observa el número y después mira su celular, quizá reconociendo el número. Antes de entrar suelta un profundo suspiro, gira el picaporte y abre la puerta cerrándola detrás de ella, Harry y yo corremos hasta la puerta pegando la oreja en la madera para alcanzar a escuchar algo pero nada se escucha dentro. Por el espacio debajo de la puerto noto que las luces se apagan y ahora sí podemos ir tranquilos a la habitación de Harold.
Cuando estamos dentro me suelto el cabello y me dirijo al baño a cepillar mis dientes.
- ¿Cómo es que siendo alemana te apellidas “Evans”? – pregunta recostado sobre la cama, asomo la cabeza y revoloteo los ojos, escupo la pasta en el lavamanos y lo miro.
- Ya te lo había contado, nací en Alemania, mi madre es alemana y mi padre es inglés, por eso el apellido – revoloteo los ojos y continúo cepillando mis dientes, cuando termino me lanzo a la cama junto a él.
- Comprendo – me sonríe.
- Recuerda, si le cuentas a alguien te castro y si preguntan pues niégalo todo – me pongo bocabajo y lo miro clavándole la mirada.
- Los caballeros no tenemos memoria – levanta la ceja.
- Las damas tampoco tenemos – le guiño el ojo, que comience la fiesta.
No puedo dejar de revolotear los ojos, incluso creo que se saldrán de su lugar pero todo esto es tan irritante que me provocará urticaria.
- Cia – escucho la voz de Savah antes de que me dé un manotazo en la frente y de inmediato la miro con el ceño fruncido.
- Hola, Savah – la saludo y me concentro en la estupidez que pasa frente a nosotras – Esto es absurdo.
- Más que absurdo es ridículo – dice recargándose en el asiento – Este taller no garantizara que tengamos un matrimonio defectuoso.
- Lo mismo pensé yo – digo sintiendo la frustración acumularse dentro de mí.
- ¿Desde cuándo piensas? – se burla, por mi parte le propino un codazo – ¿Ya te han dicho quién te toca? – niego, sí me lo hubieran dicho no estaría así.
- Espero no sea un imbécil – digo más como suplica, tengo tanto miedo de que me toque un estúpido que mande mi reputación al coño – De seguro nos tocan los peores.
- Al menos tú tienes una paciencia de oro – dice tensa, es obvio que siempre “tengo paciencia de oro” de otro modo no quiero imaginar qué es lo que pensarían de mí – Yo le cortaré las bolas al patán que me toque.
- Ya que yo no puedo ensuciar mis manos, tal vez te lance al imbécil que me toque para que le hagas unos ajustes – suelto una ligera carcajada y abrazo a mi compañera de cuarto.
- Tú te las apañas bien, cariño.- me rio con ella.
Dejo de hablar en el momento que veo salir a mi Harry con una monguita que jamás en la vida había visto, él es tan sexy y ella tan… rara. Después de ellos entra otra una chica más, la ratona rígida, justo el apodo que le dimos Savah y yo en un momento de borrachera en nuestra habitación. Esperamos un momento hasta que por un espacio con vidrio la veo salir con el otro Styles, ¿por qué todos los buenos les tocan a las raras?
Suspiro con cansancio ante toda esta porquería.
- ¿Te es incómodo verlo con otra? – pregunta la morena llamando mi atención.
- No, lo superé hace mucho – respondo lo más tranquila y serena que puedo, la verdad es que más que incomodidad, es como un balde con agua fría en un día de nieve – Lo que me da curiosidad es el hecho de que ha tocado con alguien muy distinta a él.
- Será entretenido de ver – murmura Savah y yo estoy por comerme las uñas de la ansiedad.
Resoplo para que un poco de la ansiedad que siento se vaya de mí.
- Ciara Evans – carajo.
***
Camino hasta la dirección guiada por el profesor Donovan, la puerta se encuentra entreabierta y antes de entrar suelto un suspiro largo. Abro un poco la puerta y observo a Marcie, frente a ella se encuentra un chico en una silla; su cabello es corto y castaño, y lleva una chaqueta del equipo de fútbol de la universidad.
Me muerdo el labio ante la desesperación de no alcanzar a ver más.
- Adelante, Ciara – dice Marcie cuando se percata de mi presencia. Carraspeo antes de entrar llamando la atención de chico.
¡Oh, mierda! No puede ser él, de tantos chicos que hay en la universidad no pudo haberme tocado con él. Mi respiración se agita y siento mi frente sudar, no él, ¡carajo!
El chico me lanza una mirada de repugnancia y bien merecida la tengo, sin embargo levanto mi barbilla con orgullo y miro a la directora.
- Los declaro marido y mujer – dice la tipa con una sonrisa torcida – Mentira, primero deben firmar, pongámonos serios – reprime una carcajada, parece que lo disfruta con el alma – Creo que ustedes dos ya llevan tiempo conociéndose, considerando el hecho de que son de la misma generación. Liam ha ingresado al equipo de fútbol este año y no hay nada más bello que su esposa lo apoye con una que otra marometa.
- ¿Puedo negarme a esto? – pregunto con inocencia.
- No – responde dándome una mirada severa.
- ¿Podría cambiar de marido? – vuelvo a preguntar, el chico me mira como si fuese un fantasma, en cambio la mujer revolotea los ojos.
- Creo que ya había explicado eso, Ciara. No puedes cambiar de pareja. Puedes tener una relación fuera de esto, sin embargo deberás respetar lo que se te asigne. Además deberán asistir a terapia grupal, con ellos hablarán todo lo que les sucede y sus experiencias con el fin de que se ayuden entre sí a mejorar sus relaciones conyugales – nos da un sobre a cada uno.
- Por Dios – digo cuando leo los nombres escritos, de todos los nombres tan solo conozco a Savah y a la ratona.
- Asistirán también a terapia de pareja, será una sesión por semana y es obligatoria, Ciara – me mira.
- No pueden interferir con mis ensayos – me excuso.
- Ni mis entrenamientos – habla por fin el castaño.
- Me aseguraré de que no interfieran con nada. Su acompañante terapéutico les explicará cómo y cuánto dinero deberán ganar.
- ¿Debo trabajar? – pregunto shockeada – No necesito trabajar, dígame cuánto quiere y mi papi se lo dará.
- Mi papi – murmura burlón Liam casi inaudible sin embargo para mí fue como si me gritara en el oído.
- Así no sabrás cómo hace un matrimonio para subsistir – se acomoda los lentes – Vas a trabajar.
- No lo haré – me cruzo de brazos.
- Lo harás, de otro modo haré que te saquen del equipo – mi boca cae casi hasta el piso – Esta actividad es obligatoria para toda la universidad sin excepciones. ¿Tienen alguna otra duda?
- No por el momento – dice el chico demasiado satisfecho, quizá planea algo para asesinarme.
- ¿Alguna pregunta, Ciara? – me mira.
- No – resoplo y revoloteo los ojos, esta vieja hará que me suicide antes de los tres meses.
- Bien, entonces firmen – pone frente a nosotros una hoja que hace “legal” el matrimonio, sin más qué hacer tomo la pluma y escribo mi firma en la línea encima de mi nombre escrito en letra arial – Ahora sí, los declaro marido y mujer.
Salgo del lugar consternada a más no poder, siento que mi cabeza va a explotar.
- ¿A dónde vas, cariño? – habla con ironía detrás de mí el castaño.
- No me llames así – me giro hacia él y me cruzo de brazos.
- Qué coincidencias de la vida… ahora estamos casados – sonríe de lado.
- Ya quisieras – revoloteo los ojos y me largo de ahí.
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Doblo mi ropa con fiereza y la guardo hostilmente, me siento tan cabreada, no sé si podré con esta situación. Tengo lo de las porristas y con esto creo que me volveré loca.
- Tranquilízate, la ropa no te ha hecho nada malo – dice Savah echada en su cama.
- No podré con esto, es tan jodido, Savah – me giro dramáticamente hacia ella.
- Al menos no estas con alguien como Zayn – revolotea los ojos.
- No conoces a Liam, él me odia – levanto las cejas – Con toda su alma.
- ¿Tanto así? – pregunta sentándose sobre su cama.
- Quizá más – camino hasta ella y me siento frente a la pelinegra.
- Pues qué le hiciste, no me digas que mandaste a varias personas para que lo violaran y te descubrió – se cruza de brazos entrecerrando los ojos.
- No, mucho peor – me muerdo el labio.
- ¿Lo mataste, lo reviviste y lo volviste a matar? – niego con frustración – Oh, ya sé. ¡Lo mataste y lo enterraste vivo! Vamos, Ciara, ¿qué tan malo pudiste haberle hecho? – del cajón del buro que yace a un lado de su cama toma una bolsa de papas fritas.
- Te contaré… todo comenzó cuando estábamos en último año de preparatoria – miro hacia arriba como si todo estuviese pasando en una nubecita sobre nosotras.
- Ajá – dice atragantándose con las papas.
- Liam me había invitado a salir como treinta veces – la chica levanta una ceja como diciendo “no me jodas” – Y en todas me negué.
- Qué perra eres – revolotea los ojos – He visto a Liam, es un manguito – introduce un puñado más grande que su mano completa a su boca.
- No entiendes, en aquél tiempo no era igual que ahora. Era un flacucho, parecía un poste – muevo mis manos de manera dramática – Usaba brackets y lentes de fondo de botella, se peinaba de rayita en medio y tenía granitos – toco repetidas veces mis mejillas con los dedos índices de mis manos – Era igual a Alfalfa, el monguito ese de la película “Pequeños Traviesos” – hago las comillas – Incluso el gallito le salía al final de su partido en medio – grito e incluso yo siento que estoy exagerando. La morena me ve totalmente desconcertada y acto seguido las carcajadas la invaden por completo, ni siquiera alcanzó a tragar las papas ya que las veo moverse de un lado a otro en su boca. De pronto la loca empieza a toser con brusquedad y sólo atino a golpearle la espalda – ¿Ves? Por burlona te andas ahogando – revoloteo los ojos.
- Eso es tan gracioso. Coño, me meo encima – continúa riéndose.
- Pero eso no es todo – me llevo las uñas a la boca.
- ¿Qué más hiciste, perra maldita? – entrecierra los ojos sin dejar de reírse.
- Pues… – la miro indignada – Deja de reírte, pareces idiota – la chica suelta una carcajada más fuerte – Él insistió pero obviamente jamás en la vida iba a decirle que si.
- ¡Buu! Zorra – me lanza un puñado de papas.
- Déjale terminar, coño – revoloteo los ojos – Hasta haces que diga malas palabras.
- Ay, por favor. Sólo dilo, prometo que no reiré – me mira seria y después sonríe – Al menos no lo haré hasta que termines.
- Con eso me basta. Como te decía, el chico insistió en invitarme salir hasta que me hartó, ¡me sacó de quicio! Como el baile de graduación estaba cerca pues el insistente nerdo se atrevió a invitarme, ¡a mí! – me señalo con ambos índices de mis manos – Y como me tenía harta pues acepté. Lo hubieras visto, se puso a brincar como loco… fue épico – carcajeo recordando la escena.
- Aceptaste, ¡wow! Eso es tan bello que te tocaré una canción con el violín más pequeño del mundo – la muy perra simula tocar un violín diminuto provocándome una fuerte carcajada.
- Luego dices que yo soy la “perra maldita” – hago las comillas en el aire – Pero eso no es todo…
- Continúa – hace un gesto con la mano indicándome que prosiga, acto seguido se recarga en la cabecera de su cama y toma otra bolsa de papas fritas del buró.
- Pues, yo le dije que lo vería en el baile porque mis padres querían llevarme, pero, la verdad fue que yo tenía otra invitación con el estúpido y sensual Finn Wilson, por cierto, el imbécil se largó a estudiar a mi amada Alemania – coloco una mano en mi pecho y finjo llorar.
- Continúa, mujer – me regaña, veo sus papas y tomo una para seguir narrando mi historia.
- Prosigo – revoloteo los ojos – Cuando estaba en el baile, mientras bailaba con Finn, vi al monguito entrar y en cuanto me vio bailando con el sexy Wilson pues, su cara pasó de estar feliz a realmente afligida – mi amiga levanta las cejas impresionada pero no deja de tragar papas – Caminé hasta él y en sus manos sostenía un hermoso corsage, lástima – niego – Pero me tenía tan harta que no pensé en algo mejor que eso, le dije que era un idiota si había creído que alguien como yo iría con él al baile de graduación y bla bla bla, entonces el chico me miró unos segundos, asintió y bajó la cabeza. Se quedó así unos minutos y después me miró con ira, no sabía si reír o quedarme inexpresiva pero mi risa pudo más conmigo y, ¡el muy idiota me lanzó en corsage! Si fuera más pesado seguro me poncha una bubi, además se fue corriendo y llorando como maricón.
- ¡Oh! Es tan sensiblón… y tu tan perra, no dudaría que el chico quiera vengarse de ti – se encoge de hombros.
- ¡No era mi tipo! Ni lo es, sigue siento un nerd – me excuso como una tonta – Además era feo – hago un puchero y mi amiga revolotea los ojos.
- Quizá siga siendo un nerd pero ahora el patito feo se ha convertido en un bello cisne – asiente – Te aconsejo que te cuides a todas horas, y más mientras duermes, quizá el chico intente asfixiarte con la almohada – la miro confundida.
- ¿Y por qué habría de hacer eso? Siempre cerramos la puerta con seguro – le digo obvia y la chica arruga la cara.
- No me jodas con el cuento de que no sabes esa mierda de que dormiremos en la misma habitación que ellos – mis ojos se abren exageradamente.
- ¡¡¡¿QUÉ?!!! No, no y no, ¡Marcie jamás mencionó eso! – la morena se encoje de hombros.
- No creas que yo estoy muy contenta con eso, la vieja debió de haberlo pensado mejor o quizá en cada habitación hay mil condones porque tenlo por seguro de que habrá sexo rudo todos los días en por lo menos más de la mitad de las habitaciones – se recuesta y yo me recuesto a su lado.
- Esa vieja es una loca, no sabe lo que acaba de hacer – niego tomando papas de la bolsa.
- Sí y tú sigues siendo una perra, me da lástima el pobre chico – me da un zape.
***
Camino por los pasillos recordándoles a todos quién manda en el lugar, algunos me miran boquiabiertos y otros disimulan no verme. Noto al jodido Liam a lo lejos platicando con un moreno y al instante revoloteo los ojos. Veo a la chica que es “pareja” de mi Harry mirándolo mientras él guarda libros en su casillero, le clavo una mirada a la tonta y camino hacia él.
- Hola, guapo – saludo sonriendo.
- Hola, belleza – me contesta recargándose sobre el locker, tomando una posición de seductor; según él.
- ¿Cómo te ha ido? – pregunto intentando sonar interesara mientras por el rabillo del ojo veo la expresión de desilusión de la nerda y la satisfacción me invade.
- Muy bien, a excepción de los estúpidos exámenes y esa tontería de casarnos que se le ocurrió a Marcie, quién sabe qué se habrá fumado la vieja – niega con irritación.
- Seguro. Es horrible, yo estoy que muero. Hubiera querido que tú fueras mi pareja – toco la manga de cuero de su chaqueta y él sonríe coqueto.
- Pienso lo mismo, ¿quién te tocó? – pregunta ladeando la cabeza.
- El monguito que está detrás de ti – el castaño de pelo rizado voltea disimulado.
- ¿Está en el equipo de fútbol? – pregunta sorprendido, en cambio yo asiento con fastidio – ¿Cuál de los dos? Ambos son nuevos en el equipo.
- El castaño – levanto la ceja.
- ¿Ese ñoño? – arruga la cara.
- Ese mismo, Harry – me recargo en el locker.
- Pues casi estamos en las mismas, a mí me tocó aquella chica – señala con la barbilla, la veo y la chica desvía la mirada, es obvio que miraba en nuestra dirección – La loca me vomitó los zapatos cuando firmamos la estúpida hoja esa – revolotea los ojos y no puedo evitar hacer una expresión de asco.
- Eso debió ser algo horroroso – el chico asiente – Pero, creo que deberíamos hacer algo para alejar nuestra frustración – sonrío, de inmediato el chico capta mi indirecta.
- Y cómo se supone que lo haremos, el cambio de habitación es hoy – suspira con fastidio.
- Pues, tú le dirás a la monguita que les dieron otra habitación, parece ser de las que convences con facilidad – levanto los hombros con desdén – Me aseguraré de que Liam esté dormido.
- Eres genial – sonríe.
- Lo sé, te veo fuera de mi habitación a las 10:30 pm, se puntual – lo señalo.
- De acuerdo – me lanza un beso e imito su acción.
Camino por el pasillo no sin antes lanzarle una mirada de odio a la nerd que quedó con mi Harry, ni siquiera sé su nombre pero se ha ganado mi desprecio.
- Adiós, cariño – dice cínico Liam, revoloteo los ojos y sigo mi camino aumentando la velocidad de mi paso.
***
- ¿Te acostarás con él? – me pregunta Savah de lo más normal mientras guarda su ropa en una gran maleta, a mi compañera le tocó cambiar de habitación y a mí quedarme.
- Claro que no, sólo haremos unas cuantas cositas – le especifico y la chica me mira interrogante.
- Hacer cositas significa tener sexo, boba – me lanza una de sus blusa.
- Eso no es cierto, obviamente no tendré sexo con Harry ni con nadie de aquí – entrecierra los ojos – No lo haré, tan sólo lo he hecho dos veces en mi vida y créeme que Harold no será el tercero – le lanzo devuelta su blusa.
- ¿Por qué?
- ¿Ah? – pregunto.
- ¿Por qué lo harás? Creí que Harold no te interesaba en lo absoluto – me da la espalda para guardar no sé qué de su closet.
- Esta bueno, no hay que negarse a algo así – me recuesto sobre mi cama.
- En eso estoy de acuerdo, terminé – coloca sus manos en su cintura – Ven a despedirme.
Me acerco hasta ella, no es como si fuese a irse a mil kilómetros de mí, su habitación está al final del pasillo, ósea a unas cuatro habitaciones después de la nuestra.
- Cuídate, bella – le digo abrazándola.
- Tú también cuídate, usa protección – me aprieta más, acto seguido se separa de mí y camina. A lo lejos la veo despedirse con la mano así que hago lo mismo hasta que entra a la habitación.
- Lindas piernas, a qué hora abren – llama mi atención la odiosa voz del castaño que será mi marido.
- A la hora que tu cerebro comience a funcionar ósea nunca – le sonrío cínica y le cierro la puerta en la cara.
Me recuesto sobre mi cama y enciendo mi televisor, segundos después el chico abre la puerta y entra sin despegarme una mirada cargada de resentimiento, esto se pondrá feo, puedo presentirlo.
- ¿Acaso las porristas deben usar siempre ese ridículo traje con el que enseñan todo el culo? – lo miro sorprendida, ha cambiado bastante.
- Tan sólo observa tu tonta chaqueta, la llevas siempre así que deberías guardarte tus tontos comentarios.
Sonríe con satisfacción, quizá por haberme hecho enojar. Sube su maleta sobre la cama de Savah y se quita la chaqueta quedando en una playera ajustada de manga corta permitiéndome ver sus músculos y su tatuaje raro en el antebrazo derecho, nada que ver con el nerd que parecía al niño alfalfa con una camisa a cuadros abotonada hasta el cuello.
Cuando siento que estoy viéndolo como idiota me doy una bofetada mental y me obligo a mirar el televisor, espero que las horas se pasen más rápido.
A las 10 de la noche Liam se acostó y se cobijó, antes de eso el nerd leía un libro el cual no pude alcanzar a ver bien. Espero que esté cansado porque ya me quiero largar de aquí, le doy cualquier excusa para salirme y a él parece no importarle, un punto a mi favor. Me encamino hasta el expendio de dulces y compro unos dulces Wonka, espero unos diez minutos y regreso a la habitación, el castaño yace dormido, debo admitir que dormido se ve angelical pero despierto es todo lo contrario, al menos conmigo.
Tomo una mochila y guardo un uniforme, me la cuelgo en la espalda y camino hasta Liam, lo cubro con la cobija para que la chica no se percate de que no es Harry. Camino hacia la puerta de puntillas y salgo encontrándome con Harold.
- ¿Todo listo? – susurra sonriendo cómplice.
- Todo, ¿a qué hora citaste a la nerda? – pregunto observando mi reloj.
- No recuerdo – arruga la nariz y le doy un zape.
- Eres un tonto – murmuro. Nos giramos al instante en que algo o alguien hace un ruido, se trata de la nerda quien chocó contra una máquina de dulces por ir viendo su celular, al instante jalo a Harry del brazo hasta quedar detrás de una máquina de sodas.
La chica se detiene frente a la habitación, observa el número y después mira su celular, quizá reconociendo el número. Antes de entrar suelta un profundo suspiro, gira el picaporte y abre la puerta cerrándola detrás de ella, Harry y yo corremos hasta la puerta pegando la oreja en la madera para alcanzar a escuchar algo pero nada se escucha dentro. Por el espacio debajo de la puerto noto que las luces se apagan y ahora sí podemos ir tranquilos a la habitación de Harold.
Cuando estamos dentro me suelto el cabello y me dirijo al baño a cepillar mis dientes.
- ¿Cómo es que siendo alemana te apellidas “Evans”? – pregunta recostado sobre la cama, asomo la cabeza y revoloteo los ojos, escupo la pasta en el lavamanos y lo miro.
- Ya te lo había contado, nací en Alemania, mi madre es alemana y mi padre es inglés, por eso el apellido – revoloteo los ojos y continúo cepillando mis dientes, cuando termino me lanzo a la cama junto a él.
- Comprendo – me sonríe.
- Recuerda, si le cuentas a alguien te castro y si preguntan pues niégalo todo – me pongo bocabajo y lo miro clavándole la mirada.
- Los caballeros no tenemos memoria – levanta la ceja.
- Las damas tampoco tenemos – le guiño el ojo, que comience la fiesta.
- Leer o te haces viejilla :
- ¡HOLO!
Siento si me tardé con el capítulo pero apenas terminé de escribirlo xDD
Espero sea de su agrado, en lo personal pues si hubieron ciertas partes que me gustaron xDD
No sé, disfrútenlo y pues sigue Priscilla.- ;n;
Bart Simpson
Re: A Match Made In a University | 1D
Que forra Ciara y que forro Harold, engañan a sus pajeras sin su permiso. Yo que la otra la matooooooo. Buen capítulo, Ciara es una auténtica perra
Pevensie
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