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Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
Siii somos muchas las que estamos asi...chelis escribió:es muy triste!!!.... pero igual los apoyare!!!!!.... pero en estos momentos tengo sentimientos encontrados y creo que no soy la unica!!!
GlodDeJonas
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
En el capítulo anterior...
No me había dado cuenta de que no se veían las citas por poner >< asi que ahora pondre comillas!
Apenas se dio cuenta de que el capitán Westfall la guiaba al exterior de la habitación, ni tampoco de que recorrían pasillo tras pasillo.
Claro que iría, a Rifthold y a cualquier parte; cruzaría incluso las puertas del Wyrd y entraría en el mismísimo infierno si eso la ayudaba a conseguir la libertad.
"Al fin y al cabo, por algo te llaman la Asesina de Adarlan"
Capítulo 4
Cuando ___* se dejó caer por fin en la cama tras la reunión del salón del trono, no logró conciliar el sueño pese al cansancio que aplastaba cada palmo de su cuerpo. Unas rudas criadas la habían bañado sin ningún miramiento. Le escocían las heridas de la espalda y se sentía como si le hubieran lijado la cara hasta llegar al hueso. Se dio media vuelta para tumbarse de lado y así aliviar el dolor que sentía en la espalda vendada. Pasó una mano por el colchón y parpadeó al darse cuenta de cuánto había echado de menos aquella libertad de movimientos. Antes de que se metiese en la bañera, Nicholas le había quitado los grilletes. ___* había permanecido atenta a cada detalle: la vibración de la llave al girar en la cerradura de las manillas, el ruido de los grilletes al soltarse y caer al suelo. Todavía tenía la sensación de que unas esposas fantasmas le tensaban la piel de las muñecas. Miró al techo, movió las articulaciones, que seguían en carne viva, y dejo escapar un suspiro de satisfacción.
Estar allí, tumbada sobre un colchón, le producía una sensación extraña: la caricia de la seda en la piel, la presión de la almohada contra la mejilla. También había olvidado el sabor de cualquier alimento que no fueran gachas de avena rancias y pan duro, e incluso la increíble sensación de tener el cuerpo limpio y la ropa recién lavada. Todo aquello le resultaba ajeno.
Aunque la cena no había resultado tan maravillosa. Aparte de que el pollo asado había dejado bastante que desear, después de unos cuantos bocados tuvo que precipitarse al excusado para depositar el contenido de su estómago. Quería comer hasta hartarse, llevarse la mano a la barriga hinchada, lamentar su glotonería y jurarse que jamás volvería a probar bocado. En Rifthold le daría bien de comer, o eso esperaba. Y, lo que era aún más importante, su estómago volvería a funcionar con normalidad.
Estaba escuálida. Se le marcaban las costillas a través del camisón y donde debería de haber carne solo se veían huesos. ¡Y sus pechos! Antes llenos y bien formados, ahora no eran mayores que cuando estaba en medio de su adolescencia. Se le hizo un nudo en la garganta y se apresuró a tragar saliva. Aquel colchón tan mullido la estaba asfixiando, de modo que volvió a cambiar de postura para tumbarse de espaldas, a pesar del dolor que le provocaba el roce.
Cuando se miró en el espejo del baño, sus facciones no le habían causado mejor impresión. Estaba demacrada: tenía los pómulos afilados, la mandíbula muy marcada y los ojos hundidos, no excesivamente pero sí de un modo inquietante. Trató de respirar a un ritmo más regular y se dedicó a saborear la esperanza. Se hincharía a comer. Y haría ejercicio. Volvería a estar en forma. Por fin, imaginando que disfrutaba de suntuosos banquetes y que recuperaba su antigua gloria, logró conciliar el sueño.
Cuando Nicholas acudió a buscarla a la mañana siguiente, se la encontró durmiendo en el suelo, envuelta en una manta.
--Sardothien –la llamó. Ella murmuró algo y enterró la cara aún más en la almohada--. ¿Qué haces durmiendo en el suelo?
___* abrió un ojo. Por supuesto, el capitán se abstuvo de mencionar cuán distinta estaba ahora que le habían quitado toda aquella mugre. Cuando se puso en pie, no se molestó en taparse con la manta. Los metros de tela a los que denominaban camisón ya tapaban bastante.
--La cama era muy incómoda –empezó a decir, pero se olvidó del capitán en cuanto vio la luz del sol.
Unos rayos frescos, puros, cálidos. Si lograba la libertad, pensaba pasarse días y días disfrutando de la luz del sol, hasta ahogar en ella la interminable oscuridad de las minas. Los rayos se colaban a través de las pesadas cortinas y se derramaban por toda la habitación en haces gruesos. ___* estiró un brazo con cautela.
Tenía la mano pálida, casi esquelética, pero algo en ella –más allá de las magulladuras, los cortes y las cicatrices—la hacía aparecer hermosa y nueva bajo aquella luz matutina.
Corrió hacia la ventana y estuvo a punto de arrancar las cortinas al abrirlas de un tirón para poder contemplar las montañas grises y el desolado paisaje de Endovier. Los guardias apostados bao la ventana no alzaron la vista y ___* se quedó mirando boquiabierta el cielo azul grisáceo y las nubes que se desplazaban perezosas hacia el horizonte.
<>. Por primera vez en mucho tiempo le pareció que aquellas palabras adquirían sentido.
Separo los labios y sonrió. El capitán arqueó una ceja, pero no dijo nada.
Estaba contenta –radiante, en realidad--, y su humor mejoró aún más cuando las criadas le recogieron la trenza en un moño y la vistieron con una saya de montar sorprendentemente refinada que disimulaba su patética delgadez. Le encantaba la ropa –adoraba notar el roce de la seda, el terciopelo, el satén y la gasa en la piel—y le fascinaba la gracias de las costuras y la intrincada perfección de una superficie repujada. Cuando ganase aquella ridícula competición, cuando fuese libre… podría comprarse toda la ropa que quisiera.
Se echó a reír cuando Nicholas, harto de esperar a que dejase de mirarse en el espejo, la sacó a rastras de la habitación. Al ver aquel cielo matutino le entraron ganas de bailar y saltar por los pasillos que conducían al patio principal. Sin embargo, su alegría se disipó cuando vio los montículos de roca de color hueso que se erguían en la otra punta del complejo y las pequeñas figuras que entraban y salían de los muchos agujeros semejantes a bocas excavados en las montañas.
La jornada de trabajo ya había comenzado, un trabajo que proseguiría cuando ella partiese y los dejase a todos abandonados a su miserable suerte. Con un nudo en el estomago, ____* evitó mirar a los prisioneros e intento seguir el paso del capitán, que la conducía hacia una caravana de caballos situada junto a la imponente muralla.
Se oyeron unos ladridos y 3 perros negros salieron corriendo del centro de la caravana para saludarlos. Los 3 eran delgados como flechas y sin duda procedían del criadero del príncipe heredero. ___* apoyó una rodilla en el suelo y sus heridas vendadas protestaron cuando posó las manos en la cabeza de los animales para acariciarles el suave pelo. Le lamieron los dedos y la cara mientras azotaban el suelo con unas colas semejantes a látigos.
Unas botas negras se detuvieron ante ella. Los perros se calmaron de inmediato y se sentaron. ___* levantó la vista y su mirada se cruzó con los ojos azul zafiro del príncipe heredero de Adarlan, que la observaba con una leve sonrisa en los labios.
--Qué raro que se hayan fijado en ti –comentó a la vez que rascaba a uno de los perros por detrás de las orejas--. ¿Les has dado algo de comer?
____* negó con la cabeza mientras el capitán se situaba tras ella, tan cerca que sus rodillas rozaron los pliegues de su capa de terciopelo verde hoja. La muchacha calculó que necesitaría dos movimientos para desarmarlo.
--¿Te gustan los perros? –preguntó el príncipe. Ella asintió. ¿Por qué hacia tanto calor a una hora tan temprana?--. ¿Voy a tener el placer de oír tu voz, o estas decidida a guardar silencio durante todo el viaje?
--Me temo que vuestras preguntas no merecen una respuesta verbal.
Joseph le hizo una exagerada reverencia.
--¡Disculpadme pues, Milady! ¡Qué terrible debe ser rebajarse a contestar! La próxima vez, intentaré discurrir preguntas más estimulantes.
Dicho esto, giró sobre sus talones y se alejó seguido de los perros.
___* frunció el ceño. Y aún se enfurruño mas cuando descubrió que el capitán de la guardia sonreía mientras avanzaban hacia la compañía de soldados que os aguardaba en mitad del barullo de los preparativos. Sin embargo, el irresistible impulso de estrellar a alguno de sus acompañantes contra una pared desapareció cuando le ofrecieron una yegua torda como montura.
Montó, y al instante se sintió más cerca del cielo, que se extendía infinito sobre su cabeza y se alejaba en dirección a reinos de los que jamás había oído hablar. ___* se agarró al pomo de la silla. Por increíble que fuera, se marchaba de Endovier. Todos aquellos meses sin esperanza, todas aquellas noches gélidas… habían quedado atrás. Respiro hondo. Sabía –lo sabía, sin mas—que si lo intentaba con todas sus fuerzas, podría salir volando de su silla. Lo supo… hasta que sintió el frio del hierro contra la piel de los brazos.
Era Nicholas, que le ceñía las manillas a los vendajes de las muñecas. Una larga cadena la unía al caballo del capitán y desaparecía bajo las alforjas. Nick montaba un purasangre negro y ___* consideró la idea de saltar de su caballo y usar la cadena para colgarlo del árbol mas cercano.
Era una compañía bastante numerosa, veinte hombres en total. Detrás de los dos guardias que portaban la vadera imperial cabalgaban el príncipe y el duque Perrington. A continuación marchaba un grupo de seis guardias reales, tan sosos como las gachas de avena, pero bien entrenados para proteger al príncipe… de ella. ___* golpeó las cadenas contra la silla y miró a Nicholas, que no reaccionó.
El sol estaba cada vez más alto. Tras inspeccionar por última vez las provisiones, el grupo partió. Como casi todos los esclavos trabajaban en las minas y solo unos cuantos lo hacían en los destartalados galpones de refinado, el gigantesco patio estaba casi desierto. La muralla se alzaba imponente ante ellos y el corazón de ___* latía con fuerza. La ultima vez que había estado tan cerca de la muralla…
Sonó el restallido de un látigo seguido de un grito. ___* miró por encima del hombro, más alla de los guardias y del carromato de las provisiones, en dirección al patio prácticamente vacío. Ninguno de aquellos esclavos abandonaría jamás aquel lugar…, ni siquiera cuando muriesen. Todas las semanas excavaban nuevas fosas comunes detrás de los galpones de refinado. Y todas las semanas, las tumbas se llenaban.
De pronto muy consciente de las tres largas cicatrices que le surcaban la espalda. Aunque consiguiese la libertad…, aunque lograse vivir en paz en el campo…, esas cicatrices siempre le recordarían lo que había padecido. Y que aunque ella fuese libre, otros no lo eran.
___* miró al frente y desechó esos pensamientos mientras cruzaban el paso que atravesaba la muralla. En el interior, el aire estaba cargado, hediondo y húmedo. Los cascos de los caballos retumbaban como truenos.
Se abrieron los portones de hierro, y la chica atisbó el infame nombre de la mina antes de que se dividiese en dos y le cediese el paso. Unos segundos después, las puertas se cerraron tras ellos con un chirrido. Estaba fuera.
Movió las manos y descubró que el tramo de cadena que la unía al capitán se balanceaba y tintineaba. Estaba enganchada a su silla que a su vez estaba cinchada al caballo; cuando hiesen un alto, podría, disimuladamente, azuzar a su yegua para que arrancase la silla del capitán, que caería al suelo, y entonces ella…
Notó que el capitán Westfall la estaba mirando con el seño fruncido y una mueca en los labios. Ell se encogió de hombros y dejo caer la cadena.
A medida que transcurría la mañana, el cielo adquiría un tono azul brillante y las nubes desaparecían del firmamento. Avanzaron por el camino del bosque y rápidamente pasaron los páramos montañosos de Endovier hasta llegar a un paraje más alegre.
Mediada la mañana, alcanzaron el bosque de Oakwald, que circundaba Endovier y servía como línea divisoria entre los reinos <> del este y las tierras inexploradas del oeste. Aún circulaban leyendas sobre los peligrosos y desconocidos pueblos que habitaban aquel territorio, los crueles y sanguinarios descendientes del desaparecido Reino embrujado. ___* Había conocido a una muchacha procedente de aquella tierra maldita, y, aunque efectivamente había resultado ser cruel y sanguinaria, seguía siendo un ser humano. Y había sangrado como la persona que era.
Después de varias horas en silencio. ____* se dirigió a Nicholas.
--Se rumorea que cuando haya finalizado la campaña del rey contra Wendlyn, empezará a colonizar el oeste –comentó en tono indiferente, aunque esperaba obtener respuesta. Cuando más supiese de la situación actual del rey y sus maniobras, tanto mejor. El capitán la miró de arriba abajo, frunció el ceño y desvió la vista --. Estoy de acuerdo –añadio ella, y dejo escapar un profundo suspiro--. Tampoco a mí me preocupa la suerte que corran esas llanuras anchas y vacías y esas miserables regiones montañosas.
El oficial apretó los dientes.
--¿Hasta cuando pensais ignorarme?
El capitán arqueo las cejas.
--No sabía que estuviese ignorándote.
____* hizo un mohín para controlar su irritación. No pensaba darle aquella satisfacción.
--¿Cuántos años tenéis?
--22
____* le hizo una caída de ojos y observó atentamente su reacción.
--Qué joven! –ronroneó--. Habéis ascendido muy deprisa.
Él asintió.
--Y ¿cuantos años tienes tu?
--18 –contesto ella, pero el capitán guardo silencio--. Ya lo sé. Es impresionante que haya llegado tan lejos a una edad tan temprana.
--El crimen no es ninguna hazaña, Sardothien.
--Ya, pero llegar a ser la asesina más famosa del mundo sí lo es –el capitán no contestó--. Podrias preguntarme como me las he ingeniado.
--Para hacer qué? –replicó él con sequedad.
--Para hacerme famosa y cultivar mi talento en tan poco tiempo.
--No quiero saberlo.
Esa no era la respuesta que ___* esperaba oír.
--No sois muy amable –le espetó ella entre dientes. Si quería sacarlo de quicio, tendría que esforzarse mucho más.
--Eres una criminal. Yo soy capitán de la guardia real. No estoy obligado a demostrarte ninguna amabilidad ni a darte conversación. Da gracias de que no te hayamos encerrado en el carromato.
--Sí, bueno, me juego algo a que sois bastante arisco aunque os hagáis el simpático con los demás –como él seguía sin responder, ___* no pudo evitar sentirse un poco tonta. Transcurrieron unos instantes--. ¿El príncipe y vos sois buenos amigos?
--Mi vida personal no es de tu incumbencia.
La muchacha casqueó la lengua.
--¿Sois de alta alcurnia?
--Lo suficientemente alta –repuso él, y levanto la barbilla de manera casi imperceptible.
--¿Duque?
--No
--¿Lord? –al no obtener respuesta, ___* esbozó una sonrisa --. Lord Nicholas Westfall –se abanicó con una mano--. ¡Las damas de la corte deben derretirse por vos!
--No me llames así. El título de Lord no me pertenece –replico el capitán en voz baja.
--¿Tenéis un hermano mayor?
--No
--Entonces, ¿Por qué no ostentáis el título? –otra vez silencio. ___* sabía que se estaba entrometiendo, pero no podía evitarlo--. ¿Debido a un escándalo? ¿Os ha privado de vuestro derecho de nacimiento? ¿En qué clase de intriga estáis implicado?
El capitan apretó los labios con tanta fuerza que palidecieron.
____* se inclinó hacia él.
--¿Creéis que…?
--¿Voy a tener que amordazarte o vas a ser capaz de guardar silencio sin mi ayuda?
Westfall se quedo mirando al frente, con semblante inexpresivo, había el príncipe heredero. ___* contuvo la risa ante la mueca que él esbozó cuando ella empezó a hablar de nuevo.
--¿Estáis casado?
--No.
____* levanto la barbilla.
--Yo tampoco estoy casada –Westfall resopló enfadado--. ¿Cuántos años teías cuando os convertiste en capitán de la guardia?
Él apretó con fuerza las riendas de su caballo.
--20.
El grupo se detuvo en un claro y los soldados desmontaron. ____* se quedó mirando a Nicholas mientras pasaba una piernas por encima del caballo.
--¿Por qué hemos parado?
Nicholas desengancho la cadena de su silla, tiró de ella con fuerza y le indico con un gesto que debía desmontar.
--Para comer –respondió.
Espero comenten que les pareció!
Nos vemos chicas :hug:
GlodDeJonas
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
:scratch: :happuy: nick tampoco es muy hablador en la nove!!!!!.... Jajajajajajajajaja
Sigue porfiiiiiissss!!!!
Sigue porfiiiiiissss!!!!
chelis
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
Pronto subo cap :hug:JulietaMorlupi escribió:siguela
esta
genial
pronto
:D
@MorlupiJulieta
GlodDeJonas
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
Jajajaj si!! Pronto la sigo:hug:chelis escribió::scratch: :happuy: nick tampoco es muy hablador en la nove!!!!!.... Jajajajajajajajaja
Sigue porfiiiiiissss!!!!
GlodDeJonas
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
LEELO O MORIRAS 10:35... P.M. hace 9 años... una persona llamada Jerry consiguió se atrevió a dormir en una casa que creía embrujada. La... Al día siguiente sus amigos le esperaban fuera de la casa... Tenían que ir dentro y búsqueda para él. Pasaron todas las habitaciones excepto el ático. Él no debería para dormir allí. Iba a dormir en la sala de estar que se fueron al ático. Hey Sierra de Jerry cadáver y acaba de dejar porque estaban asustados. Pero esa noche todos murieron a causa de su amigo. Los mató a todos por hacerlo dormir en esa casa, si no lo mandas a 11 comentarios que morirás esta noche porJerry. Ejemplo 1: Un hombre llamado a Stewart lee esto y no creerlo. Cierre es el equipo y fue a través de su día. Esa noche mientras estaba en la cama escuchó algo fuera de su puerta. Se levantó a mirar. Y ahora está muerto. Ejemplo 2: Una niña llamada Haley Read esto en la mañana y ella se asustó, pero ella no enviarlo. Quería ahora si era verdad. Ella fue a la escuela (tenía sólo 13 años) y esa noche murió. Si no lo publiques en 11 comentarios esta noche Jerry '' le visitará su no es falso. Al parecer, si copia y pega esto a diez comentarios en los siguientes diez minutos usted tendrá el mejor día de tu vida mañana. Usted será Haz besado o pedido, Si rompes esta cadena verá a una niña muerta en su habitación esta noche. En los siguiente 53 minutos alguien te dira te amo
JulietaMorlupi
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
En el capitulo anterior...
--¿Estáis casado?
--No.
____* levanto la barbilla.
--Yo tampoco estoy casada –Westfall resopló enfadado--. ¿Cuántos años teías cuando os convertiste en capitán de la guardia?
Él apretó con fuerza las riendas de su caballo.
--20.
El grupo se detuvo en un claro y los soldados desmontaron. ____* se quedó mirando a Nicholas mientras pasaba una piernas por encima del caballo.
--¿Por qué hemos parado?
Nicholas desengancho la cadena de su silla, tiró de ella con fuerza y le indico con un gesto que debía desmontar.
--Para comer –respondió.
CAPITULO 5 /Parte 1
____* se partó un mechon de pelo de la cara y se dejo acompañar hasta el claro. Si quería ser libre, antes tendría que librarse de Nicholas. En caso de haber estado solos, podría haberlo intentado, aunque las cadenas se lo habrían puesto difícil; pero rodeada de toda una guardia real entrenada para matar a las primeras de cambio…
_____* se quedó cerca de ella mientras los demás encendían una hoguera y preparaban la comida que transportaban en las cajas y sacos de provisiones. Los soldados hicieron rodar unos troncos hasta formar pequeños círculos y se sentaron a descansar mientras sus compañeros removían guisos y freían carne. Los perros del príncipe, que habían trotado obedientes detrás de su dueño, se acercaron a la asesina moviendo la cola y se tumbaron a sus pies. Al menos alguien se alegraba de su compañía.
Para cuando le pusieron un plato en el regazo, ____* se moría de hambre y se enfadó al ver que el capitán no le quitaba las manillas de inmediato. Después de dirigirle una larga mirada de advertencia, le liberó las manos y le encadenó los tobillos. ___* puso los ojos en blanco y se llevó un pequeño trozo de carne a la boca. Masticó lentamente. Lo último que necesitaba era vomitar delante de ellos. Mientras los soldados hablaban entre sí, ___* miró a su alrededor sin perderse ni un detalle. Nicholas y ella estaban sentados con 5 soldados. Por supuesto, el príncipe heredero se había sentado con Perrington, cada uno en un tronco, lejos de ella. Si bien Joseph se había mostrado arrogante y divertido la noche anterior, al hablar con el duque sus rasgos se mantenían serios. Todo su cuerpo parecía tenso y a ___* no se le pasó por alto que apretaba los dientes cuando el otro hablaba. Fuera cual fuese su relación, no era cordial.
En mitad de un bocado, ___* dejó de prestar atención al príncipe y se concentró en los árboles. Reinaba el silencio en el bosque. Los sabuesos tenían las orejas color ébano erguidas, aunque no parecían inquietos. Hasta los soldados habían renunciado a la conversación. El corazón le dio un vuelco. La espesura cambiaba por completo en aquella zona.
Las hojas colgaban como joyas –diminutas gotas de rubíes, perlas, topacios, amatistas, esmeraldas y granates—y una alfombra de similares piedras preciosas cubría el camino que se extendía ante ellos. A pesar de la devastación provocada por las conquistas, aquella parte permanecía intacta. Aún resonaban los ecos del poder que, en otro tiempo, había otorgado una beleza sobrenatural a aquellos bosques.
____* solo tenía 8 años cuando Arobynn Hamel, su mentor y Rey de los Asesinos, la había encontrado medio ahogada en la orilla de un río helado y se la había llevado bajo su tutela a la frontera entre Adarlan y Terrasen. Y si bien la había entrenado para que se conviertiera en su mejor y más leal Asesina, jamás le había permitido volver a casa, a Terrasen. Sin embargo, ____* aún recordaba la belleza de aquel mundo antes de que el rey de Adarlan ordenara arrasarlo. Ya no quedaba nada para ella allí, y no volvería a haberlo. Arobynn nunca lo había expresado con palabras, pero si ___* hubiera rechazado su oferta de entrenarla, él la habría entregado a sus enemigos para que la mataran. O algo peor. Se había quedado huérfana muy pronto, y aún con 8 años había comprendido que la vida junto a Arobynn, bajo un nuevo nombre que nadie pudiese reconocer pero que llegase a inspirar temor en el mundo entero, representaba una oportunidad de volver a empezar. De escapar del destino que la había impulsado a saltar al río helado aquella noche, hacía 10 años.
- Maldito bosque – dijo un soldado de piel cetrina que formaba parte de su grupo.
Otro soltó una carcajada.
- Cuando antes arda, mejor.
Los otros soldados asintieron con la cabeza, y ____* se puso tensa.
- Rebosa odio –añadió un tercero.
- Y ¿Qué esperabais? –los interrumpió ___*. Nicholas echó mano a la espada mientras los soldados se volvían hacia ella, algunos sonriendo con desdén--. Este no es un bosque cualquiera –añadió señalando los árboles con el tenedor--. Es el bosque de Brannon.
- Mi padre me contaba historias de este lugar. Decía que estaba lleno de duendes –intervino un soldado--. Ya no queda ninguno.
- Y también han desaparecido esas malditas hadas –se sumó el último, que acababa de dar un bocado a una manzana.
- Nos hemos librado de ellas, ¿eh? –se burló el primero.
- Yo en vuestro lugar mediría mis palabras –les espetó ___*--. El rey Brannon pertenecía al pueblo de las hadas, y sigue siendo el dueño de Oakwald. No me sorprendería que algunos de los árboles aún lo recuerden.
Los soldado se echaron a reír.
- ¡Pero si han pasado 2 mil años! –exclamó uno.
- Las hadas son inmortales –replicó ella.
- Los árboles no.
Furiosa, ___* negó con la cabeza y volvió a llevarse el tenedor a la boca.
- ¿Qué sabes de este bosque? –le pregunto Nicholas con discreción.
¿Pretendía burlarse de ella? Los soldados se inclinaron hacia delante, listos para echarse a reír, pero en los ojos color bronce del capitán leyó curiosidad.
___* se tragó el bocado de carne mientras sopesaba posibles respuestas, pero optó por decirle la verdad.
- Antes de que Adarlan diese inicio a su conquista, estos bosques rebosaban magia –dijo en voz baja, aunque con decisión.
El capitán esperó a que continuase, pero ella consideró que ya había dicho bastante.
- ¿Y? –preguntó él.
- No sé nada más –respondió ella mirándolo a los ojos.
Decepcionados al no hallar motivo de burla, los soldados de concentraron en la comida.
____* había mentido, y Nicholas se había dado cuenta.
GlodDeJonas
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
Me ha parecido fascinante esta adaptación, no puedo esperar a que subas el próximo capítulo, realmente es muy buena.
MaryPeters
Re: Trono de Cristal (Joe, Nick tu)
Hola!! Soy nueva lectura, tú novela esta genial!! Gracias por compartirla (: continuala pronto porfa!!
LupizzVM
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