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Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
oh, por dios siguelaaa! harry es tan dsfghjkldfgh y sdfghjghjd awww :3 hermosa tienes que seguirla lo mas pronto que puedas XD
besos :3
att: tu fiel lectora :)
besos :3
att: tu fiel lectora :)
MichDirectioner
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
jajaj ya la sigo!Elizabeth de Tomlinson escribió:Creo que me enamore! *-* Siguela hermosa!!!
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
si lo se!!! enseguida la sigo besoss!MichDirectioner escribió:oh, por dios siguelaaa! harry es tan dsfghjkldfgh y sdfghjghjd awww :3 hermosa tienes que seguirla lo mas pronto que puedas XD
besos :3
att: tu fiel lectora :)
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
Capítulo 11: El “amor”
—Me pregunto que haremos mañana —me dijo Harry mientras me abrazaba y me hacia cosquillas en la espalda.
—¿Qué sucede mañana? —le pregunté. No podía ser un “mesversario” porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la hermana de Louis para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdida.
—¿En serio, Hanna? —me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.
—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial —le dije.
—Es San Valentín —me explicó.
Por supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados. Harry sabía como me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Mike de los chicos y sus regalos.
—Bueno, ¿y qué con eso? —Harry me soltó y me miró con seriedad.
—Lo sabía, todo es una farsa, tú no me quieres —dijo en un hilo de voz. Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía para controlarme, sentía una bofetada en la cara.
—Lo siento, Rizos… —me disculpé, pero él no cambió la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé—. ¿Qué quieres hacer mañana?
—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela —asentí y le dije que podríamos invitar a Fati con Niall, para hacer que de una vez esos dos tuvieran una cita.
—No, quiero tenerte sólo para mí —me dijo con terquedad.
Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y dormíamos en la misma cama.
—Pero, Harry… —comencé a protestar, pero él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la espalda y marcharme de nuestro cuarto.
—Hazlo por mí —susurró.
Y ese fue el punto final de nuestra discusión.
No me quedó de otra que aceptar la cita, Harry sabía como hacerme ceder a sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia, se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición para hacerme caer bajo sus pies.
Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas.
¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera?
Tenía claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta insistencia que tenía de hacerlo feliz.
Recordé las palabras de Anne, ¿de verdad me estaría enamorando de Harry sin darme cuenta?
Lo miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me estaba dejando dominar por Harry y que yo no me quejaba.
—¿Me ayudas con la tarea de filosofía? —le pedí después de discutir lo de la cita.
Estábamos en “nuestro cuarto”, ya era de noche pero seguíamos despiertos cuando recordé que tenía tarea. Filosofía no se me daba bien como ninguna de las otras asignaturas, la verdad es que no hallaba el día en que al fin dejara de ir a la escuela. Con esto del matrimonio ya no podría hacer todas las cosas que había planeado, pero al menos tendría a Harry para hacerme compañía. Recientemente la idea de nuestra “relación” ya no se me hacía tan mala: Harry me amaba, yo lo quería, el me cuidaba y yo buscaba su felicidad. Aún no éramos la pareja de enamorados –no por mi parte-, pero era mucho mejor que estar sola. Tenía la seguridad de que Harry estaría ahí para mí ante cualquier problema o dificultad que se presentara.
Empezaba a apreciar su cariño.
—¿Es para mañana? —me preguntó y yo le resté importancia. Él negó con la cabeza con reproche y se sentó en la cama.
Busqué mi libro y mi cuaderno de filosofía y me tiré en la cama. Harry abrió el cuaderno y lo hojeó hasta dar con los apuntes.
—Dice que tienes que hacer la actividad 12 de la página 118 —agarré el libro y pasé las hojas hasta dar con la actividad. Maldije para mis adentros, era sobre sexualidad.
No era el tema más indicado con mi prometido al lado y en una cama sin la mirada de nuestros padres encima.
—¿Cuál es? —me quito el libro de las manos y leyó las preguntas. Una sonrisa pervertida se formó en su rostro y lo golpeé en el hombro para que apartara la idea de su cabeza en el mismo instante en que se le ocurrió.
—No, Harry —le advertí. Él se rio con ganas y se lanzó encima de mí para hacerme más cosquillas.
—Yo no pensé nada, tú eres la mal pensada.
—Sí, como no —le dije apartándolo.
Nos pusimos serios cuando comenzamos con las preguntas, pero después de cinco minutos no podíamos dejar de reírnos.
—Lee esta… —le dije. Él acercó el libro hasta su rostro y se lo estampé de un golpe. Me levanté y corrí hasta encerrarme en el baño, le había dado en la nariz y no se veía muy contento.
—Sal de ahí a recibir tu castigo, Tinker —me advirtió desde el otro lado de la puerta.
—No me digas así, sólo Louis me puede decir de esa forma.
—Te digo como quiera. ¡Ahora sale o no te ayudaré a terminar tu tarea!
Abrí la puerta resignada, no me causó gracia su última amenaza. A penas giré el pomo, Harry se lanzó sobre mí y ambos caímos al suelo del baño.
—Sal de encima, idiota.
—No, porque me golpeaste en la nariz —después de un rato de forcejeo, Harry me liberó. Volvimos a la cama para continuar con la tarea, pero se me hacía difícil concentrarme, el tema provocaba que mi cabeza imaginara cosas que no debía, como yo, Harry y una cama al igual que ahora, pero en otras posiciones.
—hanna, ¿me escuchaste? —giré la cabeza para mirar a Harry con una interrogante en el rostro. No lo había oído por estar pensando en… cosas.
Se me revolvió el estómago cuando miré sus labios, un ardor que nunca antes había sentido recorrió mis venas y era desesperante, me quemaba y no sabía como apagarlo.
—¿Qué cosa?
—¿Cómo reacciona el sistema nervioso?
¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué de pronto Harry me resultaba tan… atractivo?
—Mal —le respondí, y porque era verdad. Mi sistema nervioso me estaba matando por acercarme a Harry.
—Ni siquiera lo estás intentando, lee este párrafo —señaló una sección marcada con lápiz y leí lo que me dijo, pero no lo entendí, ya que la respiración de Hazza en mi nuca me ponía nerviosa.
—No entiendo —dije finalmente. Se notaba que estaba frustrado, Harry nunca tuvo paciencia para explicarme los contenidos por más que me amara.
E incluso así se veía bien. Una sensación nueva se albergó en mi cuerpo, me impulsaba a tocar a Harry, a pasar mis dedos por su cabello, a besar sus labios, su cuello.
“Detente, Hanna” Me dije, esto era anormal en mí.
¿Por qué tenía que comenzar a sentir cosas por Harry justo en este momento?
—Todas las reacciones del cuerpo son biológicas y psicológicas, el cerebro percibe las sensaciones y las manda al sistema nervioso para que las provoque en el cuerpo —me explicó.
Maldito sistema nervioso que le gustaba Harry, si no fuera por su culpa no tendría la necesidad de tirarme sobre él.
Esto era incómodo, si hubiese sabido que hablar sobre sexualidad con Harry habría despertado ciertas cosas en mí, habría dejado la tarea sin hacer y aceptado el regaño del profesor al día siguiente.
Cuando no resistí ni un segundo más, como pude me acerqué hasta Harry y me senté sobre él. Abrió muchísimo los ojos y miró a todos lados como buscando una cámara para ver si era una broma.
—Hanna, ¿qué estás haciendo? —me preguntó atemorizado.
—Poniendo a prueba mi sistema nervioso —le dije con rapidez para poder besarlo lo antes posible.
Fue tan distinto a las otras veces. Nunca pasábamos de unos simples besos y ya, pero en ese momento eso no me basto. Me removí sobre él para que reaccionara, se había quedado inmóvil y eso no me gustaba.
Intentó decirme algo, pero lo mordí para que no interrumpiera el beso. Cuando me di cuenta que eso no apagaría el calor que se extendía con velocidad por mis extremidades, no supe que hacer. Quería que esa sensación se esfumara, pero no sabía cómo hacerlo. No se me ocurría nada y tampoco me quería despegar de Harry.
Y de repente, como si leyera mis pensamientos, Harry me sujetó del cabello y apartó mis labios de su boca para besar mi cuello. Eso se sintió demasiado bien, creí que mi estómago explotaría.
Mis manos dejaron de obedecerme y acariciaron los hombros de Harry, él se impulsó sobre mí y cuando me di cuenta de lo que se proponía, ya me encontraba debajo de él.
Verlo así no ayudó a mi estúpido sistema nervioso, y mis manos, como si estuvieran poseídas, le arrancaron la camiseta que traía puesta.
Por un momento pensé que me daría algo al corazón.
Lo aparté de mi cuello y lo volví a besar en los labios. Lo necesitaba.
De pronto, las manos de Harry comenzaron a subir mi camiseta. Ni siquiera sentía frío, la habitación parecía un horno encendido. Me estremecí cuando me hizo cosquillas, mi cerebro dejó de funcionar y dio paso a que saliera cualquier palabra de mi boca.
—Harry, hazlo —quise golpearme cuando recuperé por un segundo el sentido común. No podíamos hacerlo, se supone que yo no quería acostarme con él.
Pero cuando sujetó con fuerza mi mano y la bajó hasta sus pantalones, las dudas se disiparon. Si no lo hacíamos no soportaría el calor que sentía.
—¿Estás segura? —me susurró contra mi oído. Su voz sonaba extasiada y ronca, conseguí besarlo otra vez mientras asentía con la cabeza.
Se alejó de mí y se puso de pie para buscar algo en el velador. ¿Qué hacía? Yo lo quería ahora.
Entonces, sacó un envoltorio y comprendí.
Por Dios, iba en serio. De verdad lo haríamos, si no me arrepentía de inmediato después no podríamos detenernos.
Me entregó con delicadeza el envoltorio y volvió a ponerse sobre mí, esta vez me quitó la camiseta y me contempló unos segundos antes de pegar su boca en mi oído y decirme con voz suave y lenta:
—Cuando yo te diga, ¿de acuerdo? —asentí inconscientemente. ¿Cómo se ponía un condón?
Dejé de pensar y de respirar cuando Harry se quitó los pantalones… No estaba preparada para esto, no lo lograría.
—Harry, creo que ya no… —sin embargo, a pesar de que de pronto me dio miedo continuar con esto, me mordí el labio para callarme porque Harry se había quitado la ropa interior y ahora estaba totalmente desnudo sobre mí.
El fuego ardió con más ganas.
No protesté cuando él me dejó en ropa interior, besó mi cuello mientras yo le rasguñaba la espalda y reprimía los gemidos que de seguro despertarían a todos en la casa.
—Ahora, Hanna —me dijo. Abrí como pude el envoltorio y cuando bajé la mano hasta tocar su ingle…
Todo se oscureció. Literalmente.
—¡SE CORTÓ LA LUZ! —gritó Holly.
Escuchamos pasos en el pasillo y recordé que la puerta estaba sin seguro. Aunque no se veía nada, lo más seguro es que Anne o mis padres vinieran con una linterna. Y si nos encontraban desnudos a punto de tener sexo, me encerrarían en el sótano y castrarían a Harry sin importarles que estuviéramos comprometidos.
—Harry, la puerta —murmuré. Sentí un peso menos cuando se levantó y corrió para ponerle seguro a la puerta.
Busqué a tientas mi ropa y me la puse como pude. No sabía si Harry también se estaba vistiendo, pero cuando me abrazó por la espalda, el contacto con su piel me provocó una descarga eléctrica.
—¿Y qué dice tu sistema nervioso? —inquirió acercando mi espalda a su abdomen.
Fue como un golpe, como si una enorme bola de nieve cayera sobre mí y congelara mi mente.
¿Qué decía mi sistema nervioso? Que estaba en serios problemas.
Me aparté de él, gracias a Dios se había cortado la luz, una porque de no ser así en este momento estaríamos en la cama, y segundo porque no podía verlo a la cara.
Sentí vergüenza. Me había dejado dominar por una necesidad estúpida. ¿Cómo se suponía que dormiría con Harry si estuve a punto de hacerlo con él hace menos de cinco minutos?
—¡Chicos, ¿están bien?! —gritó Anne desde el otro lado.
—Sí, no te preocupes —le contestó Harry.
Anne… Harry le hablaba como si nada.
Estaba tan arrepentida, no podía dejar que esto sucediera. No, no, no.
—¡Les dejaré una linterna frente a la puerta! —nos dijo Anne.
Antes de que Harry abriera la puerta, corrí hasta el baño y con fuerza di un portazo. A los segundos tocaron la puerta, pero no quería abrir.
¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué sentí “eso” cuando besé a Harry? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué había cambiado en nosotros?
O tal vez la pregunta más lógica sería ¿Qué había cambiado en mí?
—Hanna, debemos hablar sobre esto —dijo tratando de abrir la puerta.
Ignoré su voz y me quedé sentada en el suelo recordando lo que estuvimos a punto de hacer. Una parte de mí quería salir de aquí y tirarme a sus brazos para continuar lo que nos interrumpieron, pero otra parte me exigía esconderme y avergonzarme.
Un halo de luz entró por la puerta, era la linterna. Harry había abierto con las llaves que tenía en su velador. Me alumbró al rostro y tuve que cerrar los ojos porque la luz molestaba, se sentó junto a mí pero yo me aparté lo más que pude.
Apagó la linterna y nos quedamos a oscuras nuevamente, la tensión se podía sentir en el aire.
—Hanna, ¿qué dice tu sistema nervioso? —preguntó otra vez. Miré hacia otro lado, era tonto porque él no me podía ver, pero de todas formas lo hice porque sabía que Harry me estaba mirando a través de la oscuridad.
—¿Qué dice? —insistió.
—Que te quiero… y que también me gustas —contesté después de una pausa insufrible. Escuché como suspiró, pero eso no me calmó.
Le había confesado que su plan estaba funcionando ¿y ahora qué?
Volvió a encender la linterna y vi una gran sonrisa que estremeció a mi cuerpo. No podía dejar de mirarlo así, era demasiado hermoso.
—Es un avance —comentó, quise protestar, pero él agregó algo más—: Te estaría mintiendo si te dijera que no disfruté lo que estuvimos a punto de hacer… debo confesar que me habría encantado terminarlo —mi respiración se aceleró. Ya no sentía esa necesidad de tocarlo, mas unas ganas de abrazarlo se estaban apoderando de mí—. Pero eso no es lo que quieres…Creo que fue más repentino que un deseo, lo sé porque te conozco.
Lo abracé sin importarme lo incómodos que estábamos en el suelo del baño, Harry me rodeó con sus brazos y yo escondí mi rostro contra su cuello. Sus rizos me recordaron un algo que me hacía imposible odiarlo cuando se ponía tierno.
—Si lo vamos a hacer, no quiero que sea así, de repente. Quiero que lo hagamos con amor, que lo hagas porque me amas y no porque las hormonas te traicionaron.
Reí ante su comentario, era verdad.
¿Qué tanto me conocía Harry para decirme las palabras exactas que hacían que dejara de sentir culpa y vergüenza?
—Te quiero mucho, Harry —le dije contra su oído.
—Y yo te amo —me respondió.
Por primera vez, sentí que mi pecho se comprimía de dolor. No poder contestarle de la misma manera en que él lo hacía era peor que el calor que sentí cuando miré sus labios con otros ojos. Porque sabía que eso se podía apagar con besos y caricias, pero la culpa de no poder decirle que lo amaba no.
No se iría hasta que de verdad lo sintiera.
—
—Me pregunto que haremos mañana —me dijo Harry mientras me abrazaba y me hacia cosquillas en la espalda.
—¿Qué sucede mañana? —le pregunté. No podía ser un “mesversario” porque seguíamos en febrero y tampoco teníamos que juntarnos con la hermana de Louis para organizar la boda hasta dentro de una semana, así que estaba completamente perdida.
—¿En serio, Hanna? —me encogí de hombros y lo miré con inocencia para que no se enojara por mi ignorancia.
—En serio, mañana no hay ninguna fecha especial —le dije.
—Es San Valentín —me explicó.
Por supuesto, mañana era 14 de febrero, el día de los idiotas enamorados. Harry sabía como me ponía ese día, molestaba a parejas si las veía besándose en la calle o si caía en un día de clases, me burlaba con Mike de los chicos y sus regalos.
—Bueno, ¿y qué con eso? —Harry me soltó y me miró con seriedad.
—Lo sabía, todo es una farsa, tú no me quieres —dijo en un hilo de voz. Ya conocía ese truco, los últimos días había descubierto lo mal que me sentía cuando fallaba como pareja, así que se aprovechaba de eso y me hacía sentir culpable para que hiciera lo que él quisiera. Antes le habría lanzado un libro por la cabeza para que me dejara en paz, pero ya estaba tan acostumbrada a verlo como mi futuro esposo que cuando me decía estas cosas, a pesar de saber que eran mentiras y que lo hacía para controlarme, sentía una bofetada en la cara.
—Lo siento, Rizos… —me disculpé, pero él no cambió la expresión triste de su rostro. Me coloqué de puntillas y lo besé con rapidez, vi un atisbo de sonrisa y me separé—. ¿Qué quieres hacer mañana?
—Vayamos a comer a algún lugar después de la escuela —asentí y le dije que podríamos invitar a Fati con Niall, para hacer que de una vez esos dos tuvieran una cita.
—No, quiero tenerte sólo para mí —me dijo con terquedad.
Era absurdo, pasábamos todos los días juntos en la escuela, lo iba a buscar después del trabajo, no me dejaba sola cuando estábamos en casa y dormíamos en la misma cama.
—Pero, Harry… —comencé a protestar, pero él bajó la mirada con decepción y tuve que evitar las ganas de darle la espalda y marcharme de nuestro cuarto.
—Hazlo por mí —susurró.
Y ese fue el punto final de nuestra discusión.
No me quedó de otra que aceptar la cita, Harry sabía como hacerme ceder a sus peticiones. Nunca lo habría imaginado, desde los quince años el me obedecía y parecía sumiso a mis órdenes, pero ahora que parecía saber lo que me proponía con esto de hacerlo feliz bajo cualquier circunstancia, se aprovechaba y ocupaba todos los medios que tenía a su disposición para hacerme caer bajo sus pies.
Y lo peor es que yo estaba al tanto de todo esto y lo dejaba hacerlo de todas formas.
¿Por qué ya no me podía negar como antes? ¿Por qué le hacía caso aunque yo no quisiera?
Tenía claro que algo estaba cambiando en mí, la excusa de lograr algo bueno en la vida ya no me servía, tenía que haber otra explicación para esta insistencia que tenía de hacerlo feliz.
Recordé las palabras de Anne, ¿de verdad me estaría enamorando de Harry sin darme cuenta?
Lo miré a los ojos, pero mi mente se nubló. No podía responder a esta pregunta todavía, me confundía demasiado. Lo único que sabía era que me estaba dejando dominar por Harry y que yo no me quejaba.
—¿Me ayudas con la tarea de filosofía? —le pedí después de discutir lo de la cita.
Estábamos en “nuestro cuarto”, ya era de noche pero seguíamos despiertos cuando recordé que tenía tarea. Filosofía no se me daba bien como ninguna de las otras asignaturas, la verdad es que no hallaba el día en que al fin dejara de ir a la escuela. Con esto del matrimonio ya no podría hacer todas las cosas que había planeado, pero al menos tendría a Harry para hacerme compañía. Recientemente la idea de nuestra “relación” ya no se me hacía tan mala: Harry me amaba, yo lo quería, el me cuidaba y yo buscaba su felicidad. Aún no éramos la pareja de enamorados –no por mi parte-, pero era mucho mejor que estar sola. Tenía la seguridad de que Harry estaría ahí para mí ante cualquier problema o dificultad que se presentara.
Empezaba a apreciar su cariño.
—¿Es para mañana? —me preguntó y yo le resté importancia. Él negó con la cabeza con reproche y se sentó en la cama.
Busqué mi libro y mi cuaderno de filosofía y me tiré en la cama. Harry abrió el cuaderno y lo hojeó hasta dar con los apuntes.
—Dice que tienes que hacer la actividad 12 de la página 118 —agarré el libro y pasé las hojas hasta dar con la actividad. Maldije para mis adentros, era sobre sexualidad.
No era el tema más indicado con mi prometido al lado y en una cama sin la mirada de nuestros padres encima.
—¿Cuál es? —me quito el libro de las manos y leyó las preguntas. Una sonrisa pervertida se formó en su rostro y lo golpeé en el hombro para que apartara la idea de su cabeza en el mismo instante en que se le ocurrió.
—No, Harry —le advertí. Él se rio con ganas y se lanzó encima de mí para hacerme más cosquillas.
—Yo no pensé nada, tú eres la mal pensada.
—Sí, como no —le dije apartándolo.
Nos pusimos serios cuando comenzamos con las preguntas, pero después de cinco minutos no podíamos dejar de reírnos.
—Lee esta… —le dije. Él acercó el libro hasta su rostro y se lo estampé de un golpe. Me levanté y corrí hasta encerrarme en el baño, le había dado en la nariz y no se veía muy contento.
—Sal de ahí a recibir tu castigo, Tinker —me advirtió desde el otro lado de la puerta.
—No me digas así, sólo Louis me puede decir de esa forma.
—Te digo como quiera. ¡Ahora sale o no te ayudaré a terminar tu tarea!
Abrí la puerta resignada, no me causó gracia su última amenaza. A penas giré el pomo, Harry se lanzó sobre mí y ambos caímos al suelo del baño.
—Sal de encima, idiota.
—No, porque me golpeaste en la nariz —después de un rato de forcejeo, Harry me liberó. Volvimos a la cama para continuar con la tarea, pero se me hacía difícil concentrarme, el tema provocaba que mi cabeza imaginara cosas que no debía, como yo, Harry y una cama al igual que ahora, pero en otras posiciones.
—hanna, ¿me escuchaste? —giré la cabeza para mirar a Harry con una interrogante en el rostro. No lo había oído por estar pensando en… cosas.
Se me revolvió el estómago cuando miré sus labios, un ardor que nunca antes había sentido recorrió mis venas y era desesperante, me quemaba y no sabía como apagarlo.
—¿Qué cosa?
—¿Cómo reacciona el sistema nervioso?
¿Qué sucedía conmigo? ¿Por qué de pronto Harry me resultaba tan… atractivo?
—Mal —le respondí, y porque era verdad. Mi sistema nervioso me estaba matando por acercarme a Harry.
—Ni siquiera lo estás intentando, lee este párrafo —señaló una sección marcada con lápiz y leí lo que me dijo, pero no lo entendí, ya que la respiración de Hazza en mi nuca me ponía nerviosa.
—No entiendo —dije finalmente. Se notaba que estaba frustrado, Harry nunca tuvo paciencia para explicarme los contenidos por más que me amara.
E incluso así se veía bien. Una sensación nueva se albergó en mi cuerpo, me impulsaba a tocar a Harry, a pasar mis dedos por su cabello, a besar sus labios, su cuello.
“Detente, Hanna” Me dije, esto era anormal en mí.
¿Por qué tenía que comenzar a sentir cosas por Harry justo en este momento?
—Todas las reacciones del cuerpo son biológicas y psicológicas, el cerebro percibe las sensaciones y las manda al sistema nervioso para que las provoque en el cuerpo —me explicó.
Maldito sistema nervioso que le gustaba Harry, si no fuera por su culpa no tendría la necesidad de tirarme sobre él.
Esto era incómodo, si hubiese sabido que hablar sobre sexualidad con Harry habría despertado ciertas cosas en mí, habría dejado la tarea sin hacer y aceptado el regaño del profesor al día siguiente.
Cuando no resistí ni un segundo más, como pude me acerqué hasta Harry y me senté sobre él. Abrió muchísimo los ojos y miró a todos lados como buscando una cámara para ver si era una broma.
—Hanna, ¿qué estás haciendo? —me preguntó atemorizado.
—Poniendo a prueba mi sistema nervioso —le dije con rapidez para poder besarlo lo antes posible.
Fue tan distinto a las otras veces. Nunca pasábamos de unos simples besos y ya, pero en ese momento eso no me basto. Me removí sobre él para que reaccionara, se había quedado inmóvil y eso no me gustaba.
Intentó decirme algo, pero lo mordí para que no interrumpiera el beso. Cuando me di cuenta que eso no apagaría el calor que se extendía con velocidad por mis extremidades, no supe que hacer. Quería que esa sensación se esfumara, pero no sabía cómo hacerlo. No se me ocurría nada y tampoco me quería despegar de Harry.
Y de repente, como si leyera mis pensamientos, Harry me sujetó del cabello y apartó mis labios de su boca para besar mi cuello. Eso se sintió demasiado bien, creí que mi estómago explotaría.
Mis manos dejaron de obedecerme y acariciaron los hombros de Harry, él se impulsó sobre mí y cuando me di cuenta de lo que se proponía, ya me encontraba debajo de él.
Verlo así no ayudó a mi estúpido sistema nervioso, y mis manos, como si estuvieran poseídas, le arrancaron la camiseta que traía puesta.
Por un momento pensé que me daría algo al corazón.
Lo aparté de mi cuello y lo volví a besar en los labios. Lo necesitaba.
De pronto, las manos de Harry comenzaron a subir mi camiseta. Ni siquiera sentía frío, la habitación parecía un horno encendido. Me estremecí cuando me hizo cosquillas, mi cerebro dejó de funcionar y dio paso a que saliera cualquier palabra de mi boca.
—Harry, hazlo —quise golpearme cuando recuperé por un segundo el sentido común. No podíamos hacerlo, se supone que yo no quería acostarme con él.
Pero cuando sujetó con fuerza mi mano y la bajó hasta sus pantalones, las dudas se disiparon. Si no lo hacíamos no soportaría el calor que sentía.
—¿Estás segura? —me susurró contra mi oído. Su voz sonaba extasiada y ronca, conseguí besarlo otra vez mientras asentía con la cabeza.
Se alejó de mí y se puso de pie para buscar algo en el velador. ¿Qué hacía? Yo lo quería ahora.
Entonces, sacó un envoltorio y comprendí.
Por Dios, iba en serio. De verdad lo haríamos, si no me arrepentía de inmediato después no podríamos detenernos.
Me entregó con delicadeza el envoltorio y volvió a ponerse sobre mí, esta vez me quitó la camiseta y me contempló unos segundos antes de pegar su boca en mi oído y decirme con voz suave y lenta:
—Cuando yo te diga, ¿de acuerdo? —asentí inconscientemente. ¿Cómo se ponía un condón?
Dejé de pensar y de respirar cuando Harry se quitó los pantalones… No estaba preparada para esto, no lo lograría.
—Harry, creo que ya no… —sin embargo, a pesar de que de pronto me dio miedo continuar con esto, me mordí el labio para callarme porque Harry se había quitado la ropa interior y ahora estaba totalmente desnudo sobre mí.
El fuego ardió con más ganas.
No protesté cuando él me dejó en ropa interior, besó mi cuello mientras yo le rasguñaba la espalda y reprimía los gemidos que de seguro despertarían a todos en la casa.
—Ahora, Hanna —me dijo. Abrí como pude el envoltorio y cuando bajé la mano hasta tocar su ingle…
Todo se oscureció. Literalmente.
—¡SE CORTÓ LA LUZ! —gritó Holly.
Escuchamos pasos en el pasillo y recordé que la puerta estaba sin seguro. Aunque no se veía nada, lo más seguro es que Anne o mis padres vinieran con una linterna. Y si nos encontraban desnudos a punto de tener sexo, me encerrarían en el sótano y castrarían a Harry sin importarles que estuviéramos comprometidos.
—Harry, la puerta —murmuré. Sentí un peso menos cuando se levantó y corrió para ponerle seguro a la puerta.
Busqué a tientas mi ropa y me la puse como pude. No sabía si Harry también se estaba vistiendo, pero cuando me abrazó por la espalda, el contacto con su piel me provocó una descarga eléctrica.
—¿Y qué dice tu sistema nervioso? —inquirió acercando mi espalda a su abdomen.
Fue como un golpe, como si una enorme bola de nieve cayera sobre mí y congelara mi mente.
¿Qué decía mi sistema nervioso? Que estaba en serios problemas.
Me aparté de él, gracias a Dios se había cortado la luz, una porque de no ser así en este momento estaríamos en la cama, y segundo porque no podía verlo a la cara.
Sentí vergüenza. Me había dejado dominar por una necesidad estúpida. ¿Cómo se suponía que dormiría con Harry si estuve a punto de hacerlo con él hace menos de cinco minutos?
—¡Chicos, ¿están bien?! —gritó Anne desde el otro lado.
—Sí, no te preocupes —le contestó Harry.
Anne… Harry le hablaba como si nada.
Estaba tan arrepentida, no podía dejar que esto sucediera. No, no, no.
—¡Les dejaré una linterna frente a la puerta! —nos dijo Anne.
Antes de que Harry abriera la puerta, corrí hasta el baño y con fuerza di un portazo. A los segundos tocaron la puerta, pero no quería abrir.
¿Qué estaba haciendo? ¿Por qué sentí “eso” cuando besé a Harry? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué había cambiado en nosotros?
O tal vez la pregunta más lógica sería ¿Qué había cambiado en mí?
—Hanna, debemos hablar sobre esto —dijo tratando de abrir la puerta.
Ignoré su voz y me quedé sentada en el suelo recordando lo que estuvimos a punto de hacer. Una parte de mí quería salir de aquí y tirarme a sus brazos para continuar lo que nos interrumpieron, pero otra parte me exigía esconderme y avergonzarme.
Un halo de luz entró por la puerta, era la linterna. Harry había abierto con las llaves que tenía en su velador. Me alumbró al rostro y tuve que cerrar los ojos porque la luz molestaba, se sentó junto a mí pero yo me aparté lo más que pude.
Apagó la linterna y nos quedamos a oscuras nuevamente, la tensión se podía sentir en el aire.
—Hanna, ¿qué dice tu sistema nervioso? —preguntó otra vez. Miré hacia otro lado, era tonto porque él no me podía ver, pero de todas formas lo hice porque sabía que Harry me estaba mirando a través de la oscuridad.
—¿Qué dice? —insistió.
—Que te quiero… y que también me gustas —contesté después de una pausa insufrible. Escuché como suspiró, pero eso no me calmó.
Le había confesado que su plan estaba funcionando ¿y ahora qué?
Volvió a encender la linterna y vi una gran sonrisa que estremeció a mi cuerpo. No podía dejar de mirarlo así, era demasiado hermoso.
—Es un avance —comentó, quise protestar, pero él agregó algo más—: Te estaría mintiendo si te dijera que no disfruté lo que estuvimos a punto de hacer… debo confesar que me habría encantado terminarlo —mi respiración se aceleró. Ya no sentía esa necesidad de tocarlo, mas unas ganas de abrazarlo se estaban apoderando de mí—. Pero eso no es lo que quieres…Creo que fue más repentino que un deseo, lo sé porque te conozco.
Lo abracé sin importarme lo incómodos que estábamos en el suelo del baño, Harry me rodeó con sus brazos y yo escondí mi rostro contra su cuello. Sus rizos me recordaron un algo que me hacía imposible odiarlo cuando se ponía tierno.
—Si lo vamos a hacer, no quiero que sea así, de repente. Quiero que lo hagamos con amor, que lo hagas porque me amas y no porque las hormonas te traicionaron.
Reí ante su comentario, era verdad.
¿Qué tanto me conocía Harry para decirme las palabras exactas que hacían que dejara de sentir culpa y vergüenza?
—Te quiero mucho, Harry —le dije contra su oído.
—Y yo te amo —me respondió.
Por primera vez, sentí que mi pecho se comprimía de dolor. No poder contestarle de la misma manera en que él lo hacía era peor que el calor que sentí cuando miré sus labios con otros ojos. Porque sabía que eso se podía apagar con besos y caricias, pero la culpa de no poder decirle que lo amaba no.
No se iría hasta que de verdad lo sintiera.
—
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
Dios O.O, me encanto! Uyyyy esa rayis! ^^
Siguela!!!
Siguela!!!
Elizabeth de Tomlinson
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
me encanto!!!!! tienes que seguirla!! cuando puedas :)
besos xoxo
attM tu fiel lectora :3
besos xoxo
attM tu fiel lectora :3
MichDirectioner
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
sigueelaaaaaaaa!! pronto :)
besos xoxo
besos xoxo
MichDirectioner
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
haz un maraton! poor fa quiero saber que mas pasa!!
:) besos xoxo
:) besos xoxo
MichDirectioner
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
jajjajaya la sigo!!!Elizabeth de Tomlinson escribió:Dios O.O, me encanto! Uyyyy esa rayis! ^^
Siguela!!!
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
jajjaja enseguida hago maratón!MichDirectioner escribió:haz un maraton! poor fa quiero saber que mas pasa!!
:) besos xoxo
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
maratón 1/3
Capítulo 12
No podía dejar de mirar al chico detrás del mostrador. Era guapo, alto, de cabello castaño y con una hermosa sonrisa. Trataba de ponerle atención a lo que me decía Abi acerca de la falda que había encontrado, pero no podía apartar mi mirada de él.
—Creo que la comprare… —le entendí a Abi. Miré al suelo cuando crucé la mirada con el chico, sentí que me sonrojaba de a poco. Abi notó ese detalle y buscó con la vista el punto que había estado mirando, cuando encontró al chico hizo una mueca y me golpeó en la cabeza con la falda.
—No puedes, Hannah. Estás comprometida ahora, ¿qué pensaría Harry si te viera en estos momentos?
Sí… ¿qué pensaría él? ¿Me dejaría libre?
—No lo sé… tampoco es para tanto, sólo lo estaba mirando. Estoy comprometida, no ciega —le respondí. Abi negó con la cabeza y siguió sacando ropa de los colgadores de la tienda.
Levanté la vista una milésima de segundo y sentí la mirada del chico. No podía hacer nada, él me gustaba pero no de la misma forma que Harry.
No, no era justo para Rizos, así que me reprimí e hice como que él no estaba en el mismo establecimiento que yo.
Sin embargo, no funcionó. Abi me regañaba cada cinco minutos por mirar “descaradamente” a otro hombre que no fuera mi futuro esposo, pero al parecer ella no comprendía que yo aún tenía 17 años y que era una chica como todas las demás.
—Hannah, ya basta. Llamaré a Harry —me dijo enojada mientras sacaba el celular de su bolso.
—Tú no harás nada. No he hecho nada malo, no lo he engañado —protesté. Y era verdad, admitía que el chico me atraía y que no dejaba de lanzarle miradas, pero no había hablado con él. Seguía siendo un desconocido.
Pero como siempre, las cosas iban en mi contra. Cuando Abi fue a pagar la ropa que había elegido, nos atendió nada menos que el chico.
—Hola chicas, en qué puedo ayudarlas —nos dijo con una agradable sonrisa. Abi bufó y me fulminó con la mirada con la clara advertencia de “no hagas nada o le diré todo a Harry”.
—Quiero pagar esto —le dijo Abi, sin dejar de amenazarme.
Cuando él le entregó el recibo y las bolsas con ropa, Abi se apresuró en salir tirándome del brazo. Afuera de la tienda, sentado en una banca para descansar dentro del centro comercial, Harry bebía un café.
—Recuérdenme no volver a acompañarlas cuando digan la palabra “compras” —nos dijo poniéndose de pie y acercándose a nosotras. Pasó su brazo por mi cintura y comenzamos a caminar hacia la tienda de música, Abi quería aprender a tocar guitarra y para empezar necesitaba una.
—Al final, ¿qué compraron? —nos preguntó Harry mientras subíamos por la escalera eléctrica.
—Yo un vestido para cuando llegue la primavera, un abrigo, una falda, un par de zapatos y un chaleco —enumeró Abi.
—¿Y tú, Hannah?
—Nada —le contesté.
—No compró nada, pero le echó el ojo a algo que estaba fuera de su alcance —comentó Abi. Estuve a punto de caerme cuando nos bajábamos de la escalera.
—¿En serio? ¿Qué era? Si no te alcanzó el dinero debiste llamarme, me pagaron ayer.
—No seas tonto, Harry. No te molestes —me apresuré en decir, pero él ya había dado media vuelta dispuesto a regresar a la tienda.
—Deja que Harry te consienta, lo hace porque te ama —agregó Abi, alzando la voz para ponerle énfasis a sus últimas palabras.
Fue demasiado tarde para persuadirlo, en menos de dos minutos estábamos de regreso en la tienda. Estaba atrapada, no quería que Harry gastara su dinero en algo inservible y caro para confirmar mi coartada, pero si no lo hacía quedaría al descubierto.
—¿Qué era lo que querías, Hannah? —miré a todos lados, buscando algo llamativo y costoso. No había nada de mi gusto, nada que convenciera a Harry. Era un asco, ya que él me conocía como la palma de su mano, no era tan fácil engañarlo en ciertos aspectos –excepto en mentiras blancas e inocentes-. Por ejemplo, en cuestión de gustos, él sabía como me vestía, no podía de un momento a otro pedir un abrigo estrafalario con estampado de cebra.
Entonces, al final de la tienda, una repisa de perfumes iluminó mi mente. Eso era, los perfumes eran caros y no estaban tan alejados de lo que yo usaba.
—Un perfume —le dije. Harry asintió y buscó donde estaban los perfumes, tuve que señalárselos y fuimos hasta la repisa para verlos. Abi resopló frustrada, esto no se lo perdonaría fácilmente.
Elegí un horroroso perfume con aroma a vainilla, pero que era el más caro del lugar. Harry se mordió el labio cuando vio el precio, creí que se retractaría, pero no lo hizo. Me dijo que si eso era lo que quería, me lo regalaría. No me atreví a mirarlo a los ojos, yo era la peor persona del mundo.
Sin embargo, toda la farsa se vino abajo cuando la chica que atendía en la sección de perfumes nos dijo que la caja registradora estaba descompuesta y nos dirigió a la caja donde atendía el chico.
El calor inundó mis mejillas, al igual que el color. Podía sentir como bajaba por mi cuello, la bufanda ya no me parecía tan necesaria.
—Volvieron —nos dijo a Abi y a mí el chico. Su sonrisa logró captar mi atención. Me reprendí mentalmente, no podía embobarme ahora, Harry estaba a mi lado.
—Sí, genial ¿no? —le dijo Abi.
Harry lo miró con desconfianza, pero el chico no pareció darse cuenta y clavó su mirada en mí.
“Mira a otro lado, idiota. No es un buen momento” pensaba asustada.
Después de que Harry pagara –me sentí culpable cuando le entregó el dinero, un gasto innecesario-, cuando nos dimos vuelta para salir, el chico se apoyó en el mostrador y me llamó. Quise que viniera una manada de lobos de la montaña más cercana a devorarme viva. Los tres nos volteamos, Abi con una sonrisa victoriosa, yo con lentitud y temor y Harry con la mirada más extraña que haya hecho en su vida. Podía ver lo tensa que estaba su mandíbula.
—Hey, me llamo Will, me preguntaba si querías salir conmigo. Es que cuando estuviste aquí con tu amiga me fije que no dejabas de mirarme, así que supuse que…
—No supongas nada —le cortó Harry. Estaba aterrada, tenía el rostro frío y neutro, como si no sintiera nada. El chico lo miró perplejo, parpadeando varias veces tratando de entender la situación. De pronto, Harry me agarró del brazo y me arrastró fuera de la tienda. Abi vino tras nosotros, pero Harry le gritó que nos dejara solos.
Temí por mi vida.
Me obligó a caminar hasta el estacionamiento, allí no había nadie. ¿No iba a golpearme o sí? No, Harry era demasiado bueno para hacer eso.
—Rizos, lo siento, te juro que… —comencé a disculparme, pero no pude continuar, la imagen de Harry furioso era escalofriante. No me hizo nada, no me tocó ni un pelo, pero su mirada acusadora era suficiente para saber que en su mente yo estaba muerta.
—No hice nada, sólo lo miré, ni siquiera sabía su nombre hasta que lo dijo —me atreví a terminar de decir.
No dijo nada. Guardó silencio y buscó el auto que estaba estacionado a unos metros de nosotros. Se subió en el asiento trasero y allí se quedó. Abi llegó diez minutos después y quiso saber que sucedió, pero no pude decirle nada, ya que yo tampoco lo sabía muy bien.
Harry estuvo enojado durante una semana, incluso canceló la cita con la hermana de Louis para organizar la boda. No me molestó que lo hiciera, no tenía ganas de pensar en el tipo de servilletas para la fiesta, pero no me gustaba que Harry me ignorara. La última vez que se comportó de esa manera fue cuando teníamos nueve años.
Era un martirio dormir en la misma cama que una persona que evadía mi existencia, a Harry no le importaba si estaba leyendo o haciendo una tarea, a las diez apagaba la luz y se acostaba sin dirigirme palabra alguna.
Las cosas no iban para nada bien.
A comienzos de marzo comencé a preocuparme. ¿Él seguiría con las ganas de casarse conmigo? Parecía que no. Hace un mes eso me habría hecho inmensamente feliz, pero ahora sólo me dejaba un sabor amargo en la boca y un nudo en la garganta, no quería reconocerlo, pero la idea de la boda me había ilusionado en cierto punto. Me gustaba pensar que alguien me quería.
¿Y si todo había sido una broma? No era una mala opción.
Si lo era, a Harry le resultó. Logró hacerme sentir mal conmigo misma.
Cuando me di cuenta de que Harry no quería saber nada más de mí, me cambié de habitación otra vez. Volví a mi cuarto y todas las noches me acostaba con un frío insufrible en mi interior.
¿Harry ha cía todo esto por qué miré a otro chico? ¿O lo hacía por qué no lo amaba?
A mitad de marzo lo comprendí, él no me quería. Todo fue una mentira.
Me distraje más de lo normal en clases, no podía quitármelo de la cabeza. ¿Qué estaba esperando para volverme loca?
Por las mañanas veía el anillo de compromiso guardado en mi cómoda y me preguntaba por qué lo había hecho, por qué de todas las bromas del mundo eligió una relacionada con el amor. Era injusto, de verdad le había creído y había hecho el intento por enamorarme de él.
Y todo indicaba que lo había logrado. Basto con que Harry me sacara de su vida para darme cuenta de que él era una parte fundamental de la mía. Pero no se lo dije ni a él ni a nadie. Si quería hacerme sufrir, entonces que disfrutara del espectáculo.
A finales de marzo, ya todos se habían dado cuenta de que algo iba mal. Yo no comenté nada y Harry tampoco, ¿qué le sucedía? ¿Por qué no me dejaba como la mala de la historia?
Las cosas volvieron a como eran de niños, con la diferencia de que ahora Harry ni siquiera me dirigía una mirada de odio. Era invisible para él.
Las cosas me parecieron raras a medida que avanzaban los días, era una completa extraña para él y me estaba afectando
más de lo que me hubiera gustado. Aunque las cosas se salieron de control cuando lo vi conversando con Sandy en la escuela.
Una punzada en el pecho fue la primera señal.
Al otro día fue lo mismo, todos los recreos estaban juntos, a la salida ella lo iba a dejar al trabajo. Les saqué información a las chicas, y Sol confesó que Harry y Sandy ahora se sentaban juntos. Traté de parecer indiferente, no podía revelar que tan enojada me ponía todo esto.
Hubiese sido fácil devolverle el castigo de la misma forma, pero no me pareció apropiado. Todo había comenzado por mirar a otro chico, no iría por allí a salir con cualquiera sólo para darle celos a Harry, me lo tenía bien merecido. El problema estaba en que quería que acabara luego y que Harry se diera cuenta que ya había aprendido la lección.
Pero no se detenía. Si no era con Sandy, era con cualquiera de las tantas chicas de la escuela enamoradas de él.
Mike me preguntaba todos los días que me sucedía, pero no fui capaz de contárselo. Seguro se burlaría.
Me guardé los celos para mí, era justo comenzar a sufrir para apreciar el amor de Harry.
Sin embargo, mi paciencia estalló el último día de marzo.
Salía de clases, Mike me contaba algo acerca de un recital que darían en un club el fin de semana e iba estar un grupo que le gustaba mucho, me invitó pero yo no pude contestarle, ya que divisé a Harry apoyado en el auto de Sandy, sonriendo y moviendo su cabello contra el viento. Conocía ese movimiento, lo hacía cuando coqueteaba.
—Tenme esto —le dije a Mike, pasándole mi mochila y mis libros para dirigirme a paso violento hacia Harry.
Cuando estuve frente a él, fue como si me hubiese visto después de años. Se enderezó y se puso nervioso, pero no me importo. Arreglaría las cosas a como diera lugar.
—Harry, nos vamos a casa, ahora —le espeté. Sandy dijo cosas, las cuales no escuché, no tenía ni tiempo ni paciencia para oírla.
—Tú no tienes derecho alguno para mandarme, soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera —me respondió, pasando su brazo sobre los hombros de Sandy y atrayéndola hacia su pecho. Ella parecía estar en las nubes. Lástima que las nubes estaban demasiado altas y las caídas eran dolorosas.
—No, no puedes. Soy tu prometida, así que estoy en mi derecho de reclamar lo que es mío —le dije con toda la seguridad que mi rabia fue capaz de sacar. La cara de Sandy se deformó, eso no se lo vio venir.
—Entonces, ¿en serio te casarás con Hannah Descerebrada? —fue la pregunta que pactó su sentencia de muerte. No soportaba que me dijeran así, me recordaba lo estúpida que era.
—No, ¿cómo crees?
¿Qué había dicho? ¿De verdad lo había negado?
Sentí que las lágrimas se agolpaban en mis ojos, el corazón se me volvía un nudo.
¿Cómo creían que Harry Styles, el chico con las mejores notas, el más educado y adorable, se casaría con alguien como yo? Eso era un incordio.
Mas no dejé las cosas así. No me importaba si Harry se las daba de chico malo, de indiferente o peor, si se avergonzaba de mí. Tampoco me importaba si con esto le daba una pista de que comenzaba a quererlo como algo más, mucho más.
Él era mío. Y fin de la historia. No me había cambiado de cuarto y acostumbrado a sus besos por nada.
—Tendrás que comenzar a creer, porque Harry es mi novio y no dejo que otras lo toquen —solté con gravedad. Agarré a Harry del brazo y lo jalé con todas mis fuerzas para que me siguiera. Fue difícil, se resistió, pero no me di por vencida.
Cuando se dejó llevar, fui hasta el auto que ocupaba en la semana, uno negro y compacto para trasladarme dentro del pueblo.
—Eres una hipócrita —me dijo cuando estuvimos solos. Mike nos había visto, aún cargando con mis cosas, pero le hice una seña para que no se acercara.
—Cállate —le dije entre dientes.
—Comienzo a ver la verdadera persona que eres, estuve ciego tantos años.
—¡Cállate y escúchame! —exclamé exasperada. Él se quedó mudo, sin saber cómo reaccionar—. Yo no fui la que quiso todo esto, tú me propusiste matrimonio contra mi voluntad y tuve que aceptar. No me vengas ahora con que no quieres saber de mí, porque eso no va a ser posible. De la misma forma en que me dijiste en la cocina el día de tu cumpleaños que harías de todo para enamorarme, te digo esto: Yo no te haré a un lado tan fácilmente como lo hiciste conmigo estas semanas.
Abrió la boca, asombrado de mis palabras, pero yo todavía no terminaba.
—Será mejor que te pongas los pantalones y continúes con tu plan, es inaudito que te hayas rendido al primer obstáculo. Sólo por mirar a otro chico me ignoras. No voy a aceptar estas estupideces —me acerqué a él y quedé tan cerca de Harry que nuestras narices chocaban—. Pon atención: mañana iremos a ver a la hermana de Louis para organizar la boda. Si no estás allí, daré por acabado todo esto y nunca más en mi vida te daré otra oportunidad.
Estaba siendo impulsiva y violenta, pero no podía dominar mis emociones.
¿Qué si Harry me importaba más de lo necesario? A final de cuentas, sería mi esposo. Sería mejor dejarlo en claro desde antes.
—Hannah… yo… lo siento, me comporté como un idiota —me dijo después de unos segundos de shock.
Lo agarré del cuello y lo atraje hacia mí. Lo besé como nunca antes lo había hecho, como si un fuego se propagara en mi interior. Lo solté para mirarlo a los ojos y decirle en tono de advertencia:
—Ya era hora de que te dieras cuenta.
Y lo volví a besar, para que entendiera por completo que él era mío y que no pensaba compartirlo desde ese momento en adelante con nadie.
—
Capítulo 12
No podía dejar de mirar al chico detrás del mostrador. Era guapo, alto, de cabello castaño y con una hermosa sonrisa. Trataba de ponerle atención a lo que me decía Abi acerca de la falda que había encontrado, pero no podía apartar mi mirada de él.
—Creo que la comprare… —le entendí a Abi. Miré al suelo cuando crucé la mirada con el chico, sentí que me sonrojaba de a poco. Abi notó ese detalle y buscó con la vista el punto que había estado mirando, cuando encontró al chico hizo una mueca y me golpeó en la cabeza con la falda.
—No puedes, Hannah. Estás comprometida ahora, ¿qué pensaría Harry si te viera en estos momentos?
Sí… ¿qué pensaría él? ¿Me dejaría libre?
—No lo sé… tampoco es para tanto, sólo lo estaba mirando. Estoy comprometida, no ciega —le respondí. Abi negó con la cabeza y siguió sacando ropa de los colgadores de la tienda.
Levanté la vista una milésima de segundo y sentí la mirada del chico. No podía hacer nada, él me gustaba pero no de la misma forma que Harry.
No, no era justo para Rizos, así que me reprimí e hice como que él no estaba en el mismo establecimiento que yo.
Sin embargo, no funcionó. Abi me regañaba cada cinco minutos por mirar “descaradamente” a otro hombre que no fuera mi futuro esposo, pero al parecer ella no comprendía que yo aún tenía 17 años y que era una chica como todas las demás.
—Hannah, ya basta. Llamaré a Harry —me dijo enojada mientras sacaba el celular de su bolso.
—Tú no harás nada. No he hecho nada malo, no lo he engañado —protesté. Y era verdad, admitía que el chico me atraía y que no dejaba de lanzarle miradas, pero no había hablado con él. Seguía siendo un desconocido.
Pero como siempre, las cosas iban en mi contra. Cuando Abi fue a pagar la ropa que había elegido, nos atendió nada menos que el chico.
—Hola chicas, en qué puedo ayudarlas —nos dijo con una agradable sonrisa. Abi bufó y me fulminó con la mirada con la clara advertencia de “no hagas nada o le diré todo a Harry”.
—Quiero pagar esto —le dijo Abi, sin dejar de amenazarme.
Cuando él le entregó el recibo y las bolsas con ropa, Abi se apresuró en salir tirándome del brazo. Afuera de la tienda, sentado en una banca para descansar dentro del centro comercial, Harry bebía un café.
—Recuérdenme no volver a acompañarlas cuando digan la palabra “compras” —nos dijo poniéndose de pie y acercándose a nosotras. Pasó su brazo por mi cintura y comenzamos a caminar hacia la tienda de música, Abi quería aprender a tocar guitarra y para empezar necesitaba una.
—Al final, ¿qué compraron? —nos preguntó Harry mientras subíamos por la escalera eléctrica.
—Yo un vestido para cuando llegue la primavera, un abrigo, una falda, un par de zapatos y un chaleco —enumeró Abi.
—¿Y tú, Hannah?
—Nada —le contesté.
—No compró nada, pero le echó el ojo a algo que estaba fuera de su alcance —comentó Abi. Estuve a punto de caerme cuando nos bajábamos de la escalera.
—¿En serio? ¿Qué era? Si no te alcanzó el dinero debiste llamarme, me pagaron ayer.
—No seas tonto, Harry. No te molestes —me apresuré en decir, pero él ya había dado media vuelta dispuesto a regresar a la tienda.
—Deja que Harry te consienta, lo hace porque te ama —agregó Abi, alzando la voz para ponerle énfasis a sus últimas palabras.
Fue demasiado tarde para persuadirlo, en menos de dos minutos estábamos de regreso en la tienda. Estaba atrapada, no quería que Harry gastara su dinero en algo inservible y caro para confirmar mi coartada, pero si no lo hacía quedaría al descubierto.
—¿Qué era lo que querías, Hannah? —miré a todos lados, buscando algo llamativo y costoso. No había nada de mi gusto, nada que convenciera a Harry. Era un asco, ya que él me conocía como la palma de su mano, no era tan fácil engañarlo en ciertos aspectos –excepto en mentiras blancas e inocentes-. Por ejemplo, en cuestión de gustos, él sabía como me vestía, no podía de un momento a otro pedir un abrigo estrafalario con estampado de cebra.
Entonces, al final de la tienda, una repisa de perfumes iluminó mi mente. Eso era, los perfumes eran caros y no estaban tan alejados de lo que yo usaba.
—Un perfume —le dije. Harry asintió y buscó donde estaban los perfumes, tuve que señalárselos y fuimos hasta la repisa para verlos. Abi resopló frustrada, esto no se lo perdonaría fácilmente.
Elegí un horroroso perfume con aroma a vainilla, pero que era el más caro del lugar. Harry se mordió el labio cuando vio el precio, creí que se retractaría, pero no lo hizo. Me dijo que si eso era lo que quería, me lo regalaría. No me atreví a mirarlo a los ojos, yo era la peor persona del mundo.
Sin embargo, toda la farsa se vino abajo cuando la chica que atendía en la sección de perfumes nos dijo que la caja registradora estaba descompuesta y nos dirigió a la caja donde atendía el chico.
El calor inundó mis mejillas, al igual que el color. Podía sentir como bajaba por mi cuello, la bufanda ya no me parecía tan necesaria.
—Volvieron —nos dijo a Abi y a mí el chico. Su sonrisa logró captar mi atención. Me reprendí mentalmente, no podía embobarme ahora, Harry estaba a mi lado.
—Sí, genial ¿no? —le dijo Abi.
Harry lo miró con desconfianza, pero el chico no pareció darse cuenta y clavó su mirada en mí.
“Mira a otro lado, idiota. No es un buen momento” pensaba asustada.
Después de que Harry pagara –me sentí culpable cuando le entregó el dinero, un gasto innecesario-, cuando nos dimos vuelta para salir, el chico se apoyó en el mostrador y me llamó. Quise que viniera una manada de lobos de la montaña más cercana a devorarme viva. Los tres nos volteamos, Abi con una sonrisa victoriosa, yo con lentitud y temor y Harry con la mirada más extraña que haya hecho en su vida. Podía ver lo tensa que estaba su mandíbula.
—Hey, me llamo Will, me preguntaba si querías salir conmigo. Es que cuando estuviste aquí con tu amiga me fije que no dejabas de mirarme, así que supuse que…
—No supongas nada —le cortó Harry. Estaba aterrada, tenía el rostro frío y neutro, como si no sintiera nada. El chico lo miró perplejo, parpadeando varias veces tratando de entender la situación. De pronto, Harry me agarró del brazo y me arrastró fuera de la tienda. Abi vino tras nosotros, pero Harry le gritó que nos dejara solos.
Temí por mi vida.
Me obligó a caminar hasta el estacionamiento, allí no había nadie. ¿No iba a golpearme o sí? No, Harry era demasiado bueno para hacer eso.
—Rizos, lo siento, te juro que… —comencé a disculparme, pero no pude continuar, la imagen de Harry furioso era escalofriante. No me hizo nada, no me tocó ni un pelo, pero su mirada acusadora era suficiente para saber que en su mente yo estaba muerta.
—No hice nada, sólo lo miré, ni siquiera sabía su nombre hasta que lo dijo —me atreví a terminar de decir.
No dijo nada. Guardó silencio y buscó el auto que estaba estacionado a unos metros de nosotros. Se subió en el asiento trasero y allí se quedó. Abi llegó diez minutos después y quiso saber que sucedió, pero no pude decirle nada, ya que yo tampoco lo sabía muy bien.
Harry estuvo enojado durante una semana, incluso canceló la cita con la hermana de Louis para organizar la boda. No me molestó que lo hiciera, no tenía ganas de pensar en el tipo de servilletas para la fiesta, pero no me gustaba que Harry me ignorara. La última vez que se comportó de esa manera fue cuando teníamos nueve años.
Era un martirio dormir en la misma cama que una persona que evadía mi existencia, a Harry no le importaba si estaba leyendo o haciendo una tarea, a las diez apagaba la luz y se acostaba sin dirigirme palabra alguna.
Las cosas no iban para nada bien.
A comienzos de marzo comencé a preocuparme. ¿Él seguiría con las ganas de casarse conmigo? Parecía que no. Hace un mes eso me habría hecho inmensamente feliz, pero ahora sólo me dejaba un sabor amargo en la boca y un nudo en la garganta, no quería reconocerlo, pero la idea de la boda me había ilusionado en cierto punto. Me gustaba pensar que alguien me quería.
¿Y si todo había sido una broma? No era una mala opción.
Si lo era, a Harry le resultó. Logró hacerme sentir mal conmigo misma.
Cuando me di cuenta de que Harry no quería saber nada más de mí, me cambié de habitación otra vez. Volví a mi cuarto y todas las noches me acostaba con un frío insufrible en mi interior.
¿Harry ha cía todo esto por qué miré a otro chico? ¿O lo hacía por qué no lo amaba?
A mitad de marzo lo comprendí, él no me quería. Todo fue una mentira.
Me distraje más de lo normal en clases, no podía quitármelo de la cabeza. ¿Qué estaba esperando para volverme loca?
Por las mañanas veía el anillo de compromiso guardado en mi cómoda y me preguntaba por qué lo había hecho, por qué de todas las bromas del mundo eligió una relacionada con el amor. Era injusto, de verdad le había creído y había hecho el intento por enamorarme de él.
Y todo indicaba que lo había logrado. Basto con que Harry me sacara de su vida para darme cuenta de que él era una parte fundamental de la mía. Pero no se lo dije ni a él ni a nadie. Si quería hacerme sufrir, entonces que disfrutara del espectáculo.
A finales de marzo, ya todos se habían dado cuenta de que algo iba mal. Yo no comenté nada y Harry tampoco, ¿qué le sucedía? ¿Por qué no me dejaba como la mala de la historia?
Las cosas volvieron a como eran de niños, con la diferencia de que ahora Harry ni siquiera me dirigía una mirada de odio. Era invisible para él.
Las cosas me parecieron raras a medida que avanzaban los días, era una completa extraña para él y me estaba afectando
más de lo que me hubiera gustado. Aunque las cosas se salieron de control cuando lo vi conversando con Sandy en la escuela.
Una punzada en el pecho fue la primera señal.
Al otro día fue lo mismo, todos los recreos estaban juntos, a la salida ella lo iba a dejar al trabajo. Les saqué información a las chicas, y Sol confesó que Harry y Sandy ahora se sentaban juntos. Traté de parecer indiferente, no podía revelar que tan enojada me ponía todo esto.
Hubiese sido fácil devolverle el castigo de la misma forma, pero no me pareció apropiado. Todo había comenzado por mirar a otro chico, no iría por allí a salir con cualquiera sólo para darle celos a Harry, me lo tenía bien merecido. El problema estaba en que quería que acabara luego y que Harry se diera cuenta que ya había aprendido la lección.
Pero no se detenía. Si no era con Sandy, era con cualquiera de las tantas chicas de la escuela enamoradas de él.
Mike me preguntaba todos los días que me sucedía, pero no fui capaz de contárselo. Seguro se burlaría.
Me guardé los celos para mí, era justo comenzar a sufrir para apreciar el amor de Harry.
Sin embargo, mi paciencia estalló el último día de marzo.
Salía de clases, Mike me contaba algo acerca de un recital que darían en un club el fin de semana e iba estar un grupo que le gustaba mucho, me invitó pero yo no pude contestarle, ya que divisé a Harry apoyado en el auto de Sandy, sonriendo y moviendo su cabello contra el viento. Conocía ese movimiento, lo hacía cuando coqueteaba.
—Tenme esto —le dije a Mike, pasándole mi mochila y mis libros para dirigirme a paso violento hacia Harry.
Cuando estuve frente a él, fue como si me hubiese visto después de años. Se enderezó y se puso nervioso, pero no me importo. Arreglaría las cosas a como diera lugar.
—Harry, nos vamos a casa, ahora —le espeté. Sandy dijo cosas, las cuales no escuché, no tenía ni tiempo ni paciencia para oírla.
—Tú no tienes derecho alguno para mandarme, soy mayor de edad, puedo hacer lo que quiera —me respondió, pasando su brazo sobre los hombros de Sandy y atrayéndola hacia su pecho. Ella parecía estar en las nubes. Lástima que las nubes estaban demasiado altas y las caídas eran dolorosas.
—No, no puedes. Soy tu prometida, así que estoy en mi derecho de reclamar lo que es mío —le dije con toda la seguridad que mi rabia fue capaz de sacar. La cara de Sandy se deformó, eso no se lo vio venir.
—Entonces, ¿en serio te casarás con Hannah Descerebrada? —fue la pregunta que pactó su sentencia de muerte. No soportaba que me dijeran así, me recordaba lo estúpida que era.
—No, ¿cómo crees?
¿Qué había dicho? ¿De verdad lo había negado?
Sentí que las lágrimas se agolpaban en mis ojos, el corazón se me volvía un nudo.
¿Cómo creían que Harry Styles, el chico con las mejores notas, el más educado y adorable, se casaría con alguien como yo? Eso era un incordio.
Mas no dejé las cosas así. No me importaba si Harry se las daba de chico malo, de indiferente o peor, si se avergonzaba de mí. Tampoco me importaba si con esto le daba una pista de que comenzaba a quererlo como algo más, mucho más.
Él era mío. Y fin de la historia. No me había cambiado de cuarto y acostumbrado a sus besos por nada.
—Tendrás que comenzar a creer, porque Harry es mi novio y no dejo que otras lo toquen —solté con gravedad. Agarré a Harry del brazo y lo jalé con todas mis fuerzas para que me siguiera. Fue difícil, se resistió, pero no me di por vencida.
Cuando se dejó llevar, fui hasta el auto que ocupaba en la semana, uno negro y compacto para trasladarme dentro del pueblo.
—Eres una hipócrita —me dijo cuando estuvimos solos. Mike nos había visto, aún cargando con mis cosas, pero le hice una seña para que no se acercara.
—Cállate —le dije entre dientes.
—Comienzo a ver la verdadera persona que eres, estuve ciego tantos años.
—¡Cállate y escúchame! —exclamé exasperada. Él se quedó mudo, sin saber cómo reaccionar—. Yo no fui la que quiso todo esto, tú me propusiste matrimonio contra mi voluntad y tuve que aceptar. No me vengas ahora con que no quieres saber de mí, porque eso no va a ser posible. De la misma forma en que me dijiste en la cocina el día de tu cumpleaños que harías de todo para enamorarme, te digo esto: Yo no te haré a un lado tan fácilmente como lo hiciste conmigo estas semanas.
Abrió la boca, asombrado de mis palabras, pero yo todavía no terminaba.
—Será mejor que te pongas los pantalones y continúes con tu plan, es inaudito que te hayas rendido al primer obstáculo. Sólo por mirar a otro chico me ignoras. No voy a aceptar estas estupideces —me acerqué a él y quedé tan cerca de Harry que nuestras narices chocaban—. Pon atención: mañana iremos a ver a la hermana de Louis para organizar la boda. Si no estás allí, daré por acabado todo esto y nunca más en mi vida te daré otra oportunidad.
Estaba siendo impulsiva y violenta, pero no podía dominar mis emociones.
¿Qué si Harry me importaba más de lo necesario? A final de cuentas, sería mi esposo. Sería mejor dejarlo en claro desde antes.
—Hannah… yo… lo siento, me comporté como un idiota —me dijo después de unos segundos de shock.
Lo agarré del cuello y lo atraje hacia mí. Lo besé como nunca antes lo había hecho, como si un fuego se propagara en mi interior. Lo solté para mirarlo a los ojos y decirle en tono de advertencia:
—Ya era hora de que te dieras cuenta.
Y lo volví a besar, para que entendiera por completo que él era mío y que no pensaba compartirlo desde ese momento en adelante con nadie.
—
Última edición por cami*smile*love*1D el Jue 15 Ago 2013, 2:03 pm, editado 1 vez
cami*smile*love*1D
I'm Back!
Hellooo!!! How are you?
Soy Valerie! Tú? Bueno, te cuento, ahhhhh!
Me encantó! Me la leí hace 3 días, no pude comentar por que estaba un poco molesta por problemas personales y no quería pagarla con nadie.
Pero te digo, la amé!
Espero con ansia que la termines, he reído, y hasta llorado, lo sé soy muy sensible!
Siento no haber comentado antes, pero cualquier cosa, cuenta con migo va? :D
Besitos, Val!
Soy Valerie! Tú? Bueno, te cuento, ahhhhh!
Me encantó! Me la leí hace 3 días, no pude comentar por que estaba un poco molesta por problemas personales y no quería pagarla con nadie.
Pero te digo, la amé!
Espero con ansia que la termines, he reído, y hasta llorado, lo sé soy muy sensible!
Siento no haber comentado antes, pero cualquier cosa, cuenta con migo va? :D
Besitos, Val!
.CrazyLady.
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
hahaha hola bienvenida!!! no te preocupes!! lo importante es que comentaste!! soy camila pero dime cami!! besos!! :(L):.CrazyLady. escribió:Hellooo!!! How are you?
Soy Valerie! Tú? Bueno, te cuento, ahhhhh!
Me encantó! Me la leí hace 3 días, no pude comentar por que estaba un poco molesta por problemas personales y no quería pagarla con nadie.
Pero te digo, la amé!
Espero con ansia que la termines, he reído, y hasta llorado, lo sé soy muy sensible!
Siento no haber comentado antes, pero cualquier cosa, cuenta con migo va? :D
Besitos, Val!
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
Maratón 2/3
Capítulo 13
Me gustaba verlo dormir, siempre parecía ser feliz cuando dormía. Tal vez era porque yo no estaba para arruinarlo.
Acaricié sus rizos y los hice a un lado para dejar su rostro despejado. No se veían sus ojos verdes, pero aun así me gustaba. Dormía plácidamente, como si nada malo sucediera en sus sueños.
Lástima que seguía enojada con él.
Le arrojé el agua sobre la cara y despertó gritando “¡Me ahogó!”. Tardó unos minutos en recomponerse del susto, y cuando me vio de brazos cruzados frente a su cama con el vaso de agua en una mano, su rostro se puso rojo de rabia.
—¿Por qué demonios hiciste eso? —se secó con una camiseta que encontró tirada sobre el velador y me asesinó con la mirada.
—¿Esa es la forma en que tratas a tu futura esposa? Te podría demandar por agresión verbal, pero no lo haré —lucía sorprendido, no era común que hablara de nuestro compromiso como si nada. Menos después de que él me ignorara por alrededor de un mes—. Vístete, la hermana de Louis llega las 12 y ya son las 10.
No esperé a que me contestara y salí de su habitación.
Este era mi plan: hacer que se arrepintiera por hacerme sufrir. En el tiempo en que ignoró hizo que me diera cuenta que de verdad lo quería y que su ausencia me afectaba demasiado, incluso me deprimía. Y no se lo perdonaría jamás. Así que lo haría sufrir con mi indiferencia, no como lo hizo él, sino que haría como que nada sucedió y me transformaría en la chica perfecta hasta que me pidiera perdón de rodillas.
Me arreglé minuciosamente, reparé en cada detalle para lucir como la novia ideal de Harry. Cepillé mi cabello y me maquillé, a pesar del frío de otoño me coloqué un vestido y por último ensayé mi sonrisa para que no luciera falsa.
Bajé veinte para las once, ya había desayunado así que vagué por los pasillos esperando a que Harry estuviera listo. Cuando me senté a ver televisión en el living, apareció Anne con Holly listas para ir salir.
—¿A dónde van?
—Al parque, Holly quiere ir a pasear, ¿nos acompañas? —dijo Anne.
—No puedo, tengo una cita con la hermana de Louis para organizar la boda —le dije. Holly se alegró al saber que estaba tomando esto en serio, aunque ella sabía la verdad. Me había visto después de que Harry se me declarara y no fue felicidad lo que sentí.
—Con respecto a eso, tenemos que hablar sobre algo después, Hanna. Cuando regresemos quiero tener una charla contigo —asentí y me pregunté de que querría hablar Anne.
Se marcharon y a los minutos bajó Harry. Aún iba en pijama.
—¿No te dije que te vistieras? —esto no estaba resultando. No serviría de nada esforzarme por cumplir mi venganza si él no ponía de su parte inconscientemente. ¿Dónde había quedado el chico dulce y comprometido dispuesto a hacer todo lo que yo quisiera?
—Sí, pero no tengo por qué hacerte caso —se encogió de hombros y fue a la cocina, seguro a desayunar.
Ni siquiera se había fijado en que me arreglé para él. Era un idiota, sólo lograba enfurecerme más.
Lancé el control remoto contra un sofá y gruñí para mis adentros. Cerré los ojos y traté de controlarme para no ir a la cocina y agarrar el primer cuchillo que viera para matar a Rizos.
Pero, ¿por qué estaba tan enojada? ¿No era eso lo que quise en un principio? ¿Qué las cosas volvieran a la normalidad? No, ya no podía, no había vuelta atrás. Nos casaríamos de todos modos.
Me sentí frustrada al no poder acomodar mis pensamientos ¿lo quería o no lo quería? ¿Lo odiaba o no? ¿Me gustaba más así o como el chico que me amaba?
—No frunzas el ceño, pareces una anciana —escuché de pronto. Harry salía de la cocina y se dirigía hacia mí con una taza de café en una mano y una galleta en la otra. Me extendió esta última, pero se la rechacé. No tenía hambre.
—Te queda una hora para arreglarte —le recordé.
—¿Por qué no podemos organizar la boda nosotros mismos? Sería más divertido —se sentó a mi lado y le dio un sorbo a su café.
—Pero más difícil —le contesté.
Recordé mi plan de la chica perfecta y me acomodé a su lado, recostando mi cabeza en su hombro.
—¿Te encuentras bien? —inquirió preocupado. Se apartó de mí y me miró como si me estuviera volviendo loca.
Suspiré y dirigí mi mirada hacia el suelo, sin responder a su pregunta. No lo podía entender, si quería ser buena dudaban de mí, y si hacía de mala todo se arruinaba.
Tal vez eran las hormonas o el simple hecho de ser mujer, pero los sentimientos se me enredaban haciendo nudos en mi pecho que provocaban que todo me afectara. Sentí unas fuertes ganas de llorar al oír la pregunta de Harry: “¿Te encuentras bien?”
¿Tan malvada me consideraba como alarmarse si yo era cariñosa?
— Hanna, estás pálida… —farfulló mientras tragaba un bocado de galleta.
—Estoy bien —le dije de mala gana.
Mis planes nunca resultaban, era una fracasada. Jamás sería la chica perfecta para Harry, ¿en qué estaba pensando?
Así que reconsideré mejor la situación y llegué a la mejor solución para todos los problemas: Como jamás sería lo suficientemente buena para Harry, debía encontrar a alguien que lo fuera. Total, había prometido hacerlo feliz, y si yo no era la candidata que todos esperaban, seguro otra chica lo sería.
Los nudos en mi pecho se hicieron más fuertes, tan fuertes que me imposibilitaron respirar por unos segundos.
— Hanna, en serio, estás muy pálida ¿quieres un poco de agua? —negué con la cabeza y moví las manos para darme aire.
No estaba respirando.
Las cosas comenzaron a darme vueltas y a brillar mucho. Harry soltó su taza y su galleta y corrió a la cocina, regresó con Ellen y un gran vaso de agua. Ambos me ayudaron a beber un poco y a recobrar el sentido y la respiración.
Los ojos de Harry destruyeron mi alma. Yo sólo quería hacerlo feliz, nada más. En cambio iba y me ahogaba.
—Casi me matas del susto —me dijo en un susurro mientras besaba mi frente.
—¿Qué te sucedió, cariño? —me preguntó Ellen. No supe responderle, cosa que los dejó más preocupados.
—Harry, deberías llevarla al médico, no es normal que suceda esto.
Sostuve el brazo de Harry y le supliqué que no. Hacía frío, lo más probable es que sólo tuviera una enfermedad común, nada de que preocuparse.
—Vamos, a la cama, descansa hasta que llegue la hermana de Lou —me dijo finalmente. Subimos, pero yo fui a mi habitación.
Cerré la puerta en sus narices y maldije todo lo que pude. Era una estúpida, ni siquiera podía comportarme como una chica dulce y tierna. Ni siquiera sabía por qué esto me enfadaba tanto, era absurdo.
¿Por qué me esforzaba tanto?
Recordé el día de ayer, cuando fui a separar a Harry de Sandy. Iba decidida, sabiendo lo que debía hacer. Hoy no tenía la menor idea de nada, todo era demasiado confuso, las preguntas nadaban en mi mente y me hundían en la incertidumbre de las dudas.
Me acosté en mi cama y me tapé hasta la cabeza, sin importarme que el vestido se estropeara. Minutos después, que me parecieron una eternidad, escuché que alguien entraba. Harry me destapó un poco y frunció los labios en una mueca, estaba vestido y eso me hizo sonreír.
—Te vestiste —le dije, pero mi voz sonó ronca—. Me hiciste caso.
—Sí —se limitó a decir. Estuvo de pie unos segundos y luego se metió a la cama conmigo. Se acomodó a mi lado y me abrazó por la cintura, su aliento chocó contra mi rostro y eso me hizo sentir mejor. Extrañaba tenerlo para mí.
—Lamento haberte ignorado —susurró—. ¿Sabes que te amo, cierto?
Oculté mi rostro en su cuello y comencé a decir todas las cosas que me atormentaban en ese momento:
—Ya lo sé, y eso es lo peor. Me gustaría decírtelo, pero no puedo. Simplemente no lo siento, o tal vez no me he dado cuenta y no quiera reconocerlo.
“Creo que lo mejor sería que estuvieras con otra chica, con una que de verdad te aprecié y que no miré a otros chicos porque sí, una que no te haga enojar y que soportes. Todavía me pregunto por qué te quieres casar conmigo, si negaste con tanta facilidad nuestro compromiso frente a Sandy. A veces pienso que me pediste matrimonio para fastidiarme o porque no tienes sentido común. ¡Vamos, Harry, soy el prototipo de chica que nadie quiere! ¿Por qué tú me tenías que querer? ¿Por qué el chico que odio?”
Estaba llorando, no lo había soportado más. Nunca antes le había dicho a alguien lo que pensaba o lo que sentía, pero necesitaba desahogarme. Mi voz fue casi inaudible, y supe que no fue por el llanto, me había enfermado. Era patética.
—No vuelvas a decir algo semejante nunca más en tu vida, ¿me oíste? —dijo Harry de repente. Aparte mi rostro de su cuello y lo miré a los ojos.
Esto no era lo que quería, sólo había logrado encantarme más con Harry. Era el chico más esplendido que haya conocido en mi vida. Pero yo no era para él.
—Es la verdad… —le dije suspirando—. Tú tienes todo lo que deseas, todo lo que te propones lo consigues… en cambio, yo ¿Qué soy? ¿Hanna Descerebrada?
—La chica que amo desde los ocho años —me interrumpió.
Sonreí, nació con naturalidad esa sonrisa. Al igual que el beso que le di. Sentí ese fuego otra vez, ese que no sentía desde hace un mes, desde la última vez que junté mis labios con los de Harry. Pude sentir como si todo estuviera en cámara lenta mientras acariciaba la boca de Harry.
Cuando nos separamos, hice una lista mental de todos los besos que él me había dado y de los que le robé: me faltaban muchos para alcanzarlo.
—No sabes cuanto extrañé eso —me dijo.
—¿Y por qué no lo hiciste antes, idiota? —le pregunté tan bajo y ronco, que mi voz apenas fue perceptible.
—Porque si no todo esto no hubiera resultado —no entendí a que se refería, así que me lo explicó—: Mi plan para enamorarte. Los celos con Sandy, que te sintieras dejada de lado, que comenzaras a necesitarme. De verdad lo siento mucho si te hice sufrir, pero lo hice para saber si tú me querías o si sólo perdía mi tiempo.
Si la situación no fuera tan delicada, y no me sintiera tan mareada, lo habría botado de la cama. Pero las ganas de seguir escuchándolo y sentir un abrazo suyo otra vez le ganaban al enojo.
—¿Y cuál es tu veredicto?
—Que seguiré luchando porque al parecer algo sucede aquí —me dijo, tocando mi pecho con su mano. Mi corazón latía deprisa, de emoción y algo más que no supe definir.
—Me alegro… —y lo volví a besar.
No sabía que hora era, pero seguro la hermana de Louis estaría por llegar. Sin embargo, cada minuto nuevo que marcaba el reloj parecía una tortura para mi cuerpo, me sentía enferma y cansada. Aunque el calor de Harry ayudaba bastante.
De pronto, y sin previo aviso, la voz de Harry inundó mis oídos. Al principio creí que cantaba, su voz era armoniosa y suave, pero luego me di cuenta de que en realidad estaba recitando.
—“¿A un día de verano compararte? Más hermosura y suavidad posees” —empezó a recitar, haciéndome cosquillas en el cuello con sus susurros.
—…toda belleza alguna vez declina, ajada por la suerte o el tiempo. Pero eterno será el verano tuyo. No perderás la gracia, ni la Muerte se jactará de ensombrecer tus pasos…
Entonces reconocí el poema.
“A un día de verano compararte”. El poema que la maestra leyó cuando tenía nueve años.
—Es el poema de cuando me ayudaste —le dije.
—Sí, bueno… en realidad, no lo hice. Ese día sólo te miré y pensé en amor, y al perecer lo dije en vez de pensarlo.
—Ya sabía yo que no eras el niño genio que todos creían.
—Tomaré eso como un cumplido, aunque no se le parezca en nada —nos pusimos de pie para ir a esperar a la hermana de Louis. Mientras bajábamos las escaleras, Harry me reveló otra cosa más—: Y cuando nos encontramos en el bosque de la escuela, en realidad me había peleado con Sandy y sus hermanos por defenderte, no por una tarea. Nadie te dice Descerebrada.
Y esa fue la gota que rebalsó el vaso. El Harry de siempre había vuelto y eso me convertía en la chica más feliz del universo. Y esta vez no lo estropearía, cuidaría de nuestra relación para no volver a sufrir nunca más.
—Ya siento que te amo… —le dije finalmente tomándole la mano cuando bajamos el último escalón. No vi su rostro, pero por su mano temblorosa supe que le gustó escuchar eso.
Me detuve en seco cuando nos dirigimos al living. Nuestras sonrisas se apagaron por una expresión de asombro. Una chica alta, de cabello castaño con mechas calipsos, de abrigo verde y unos enormes y bellos ojos azules nos esperaba acompañada de Louis.
—No me digas que tú eres… —farfullé, pero la chica me interrumpió.
—¡Soy Martu, mucho gusto! Organizaré su boda ¿No les parece genial?
—¡Genial, nos casaremos en el País de Nunca Jamás! —exclamó Harry entre risas. Le di un codazo para que no la molestara por su aspecto alocado y su impresionante ánimo.
Organizaríamos la boda… no había retorno, esto era oficial
—
cami*smile*love*1D
Re: Marry me (adaptada) Harry Styles y Hannah Albot TERMINADA
Maraton 3/3
Capítulo 14 : ( así es el vestido de hanna https://www.google.co.ve/search?hl=es-419&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1517&bih=714&q=vestidos+de+novia&oq=vestido&gs_l=img.1.0.0l10.33336.34870.0.37209.7.4.0.3.3.1.467.850.1j2j4-1.4.0....0...1ac.1.25.img..2.5.244.-7ZcvPxIf_U#bav=on.2,or.r_qf.&fp=7f60b37c991d3fec&hl=es-419&q=vestidos+de+novia+pnina+tornai&sa=1&tbm=isch&facrc=_&imgdii=_&imgrc=2wXT2Zn_qRc5NM%3A%3B6kjIFssHSk-iFM%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.modaynovias.com%252Fimagenes%252Finovias2013%252Fsophia-tolli-novias-2013-1.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.modaynovias.com%252Fnovias2013%252Fsophia-tolli.html%3B375%3B500)
No quería salir, era vergonzoso y ridículo, sin mencionar horroroso.
El vestido caía en suaves ondas blancas y terminaba con un bordado plateado con flores. Era el vestido de novia que todo chica soñaría, menos yo. El sólo pensar que me casaría en un mes más me producía nauseas, hacia que la respiración se me cortara y que todo me diera vuelta. Aún seguía un poco enferma, estuve en cama por una enfermedad respiratoria aunque no fue nada grave. Eso sólo sirvió para que el viejo Harry volviera.
A veces me preguntaba que pasaba por su cabeza, un día estaba bien y al otro no. No me atrevía a preguntárselo, tal vez fuera demasiado obvio y yo no me diera cuenta y de ser así él nunca me perdonaría el habérselo preguntado.
Di una pequeña vuelta, admirando el vestido y junté valor. Tenía que salir del probador en algún momento de mi vida. Abrí un poco la puerta y las vi allí: Maartu, quien daría el veredicto final, Abi, Fati, Sol, mi madre, Holly, Lilly y Anne. Todas juntas llenaban el espacio dado para esperar y ver el vestido.
Salí sin mirarlas, no quería ver sus expresiones. Pero las vi de todas formas, ya que el lugar estaba rodeado de espejos.
—¡hanna, no lo puedo creer! ¡Mírate! —mi madre fue la primera en gritar. Se acercó a mí corriendo y antes de darme cuenta de lo que hacía, el flash de la cámara me cegó. Sacó más de veinte fotos.
Maartu caminó alrededor de mí, examinando cada detalle del vestido mientras Fati me hablaba sobre las combinaciones que podrían hacer con los vestidos de dama de honor. No quería ofenderla ni bajar su ánimo, peor estas cosas me traían sin cuidado. No importaba la tela o el diseño de un vestido, a final de cuentas me casaría igual con Harry de la misma forma en que lo haría en China que en Francia.
—Este es el indicado —sentenció Maartu. Todas estuvieron de acuerdo. Pidieron mi opinión, no las contradije y les di en el gusto.
Anne me ayudó a sacarme el vestido sin arrugarlo, y las demás fueron a ver los de dama de honor mientras mi madre pagaba.
—¿En serio te gusta el vestido, hanna? ¿O sólo dijiste que sí para no probarte otro? —Anne era muy perceptiva. Reí bajo, dándole a entender que tenía razón.
Negó con la cabeza y su mirada se ensombreció un poco.
—hanna, yo te quiero tanto como a mis hijos, pero no puedo soportar ver que tú no quieres a Harry tanto como lo hace él.
Me quedé en silencio con sus palabras, nunca antes me lo había dicho tan directamente. Siempre me decía lo mucho que me quería Harry y que por favor intentara dejarlo que me conquistara. Pero al parecer su paciencia, o tal vez su tolerancia, habían llegado a cero. Y la comprendía: si mi hijo estuviera enamorado de una idiota como yo, también hablaría con ella.
—Lo siento, Anne.
—No lo sientas, Tinker. Pero si las cosas siguen así y tú crees que nunca cambiarán, será mejor que detengas todo. No creo que Harry resista otro divorcio.
Estuve a punto de llorar. Recordé cuando Anne llegó junto a Harry y Emma, no traían maletas ni nada. Su padre los había abandonado y Anne se vio obligada a trabajar.
No dejaría que Rizos reviviera eso.
—Si desde un principio nunca hubiera sentido algo por Harry, jamás hubiera dicho que sí. Y aquí me tienes, probándome un vestido de novia… —le respondí. Eso no la hizo sonreír, pero al menos dejó de mirarme como si fuera una villana.
Sus palabras me afectaron. Últimamente me confundía mucho, en especial desde el incidente con Sandy. No dejaba que Harry conversara demasiado con otras chicas como él no me dejaba acercarme a otros muchachos.
A quién engañaba, tenía que dejar de mentirme a mí misma. Sí lo quería.
Ya lo había dicho muchas veces, también admitido, pero esta vez reconocía que lo quería en un porcentaje mayor a un cuarenta por ciento. Diría que llegaba a un noventa. Y eso era crítico.
Y sin embargo, me gustaba. Era agradable querer a alguien.
Cuando terminé de cambiarme de ropa, salí junto con Anne y mi madre nos dijo que debíamos ver los vestidos de damas de honor de las chicas y podríamos irnos. Excepto Maartu, quien iría a ver que el lugar donde se haría la boda fuera perfecto para el evento.
Ese era otro tema que me gustaba. A pesar de que fuera secreto.
Harry me había dicho que como él no podía ver el vestido de novia hasta la boda, yo no podría ver el lugar donde la harían. Era una sorpresa. Me permitían elegir el color de las cosas, las servilletas, la lista de invitados y demás, pero como no me entusiasmaba la organización, dejaba eso en manos de Maartu y el gusto de Harry.
No presté mucha atención al color y a la textura que deberían tener los vestidos para que combinaran con el mío. Me puse a pensar en Harry y que se sentiría estar en su lugar. Pero me abrumé muy rápido y desistí.
Sólo me puse de acuerdo en que tenía que hacer algo para que los demás se dieran cuenta que esto no me daba lo mismo, que de verdad me importaba Harry.
Y tuve la solución frente a mis ojos después de dos horas en que las chicas se probaron vestidos. Cuando íbamos saliendo de la tienda, sobre el mesón que tenían en la recepción había folletos dedicados a actividades que hacían las parejas antes y después de casarse. Uno en particular llamó mi atención.
No era el más indicado, sabía que no tenía ese talento y mucho menos Harry, pero tendríamos que hacerlo frente a todos y lo mejor sería no pasar una vergüenza y pisarnos los pies hasta que sangraran. Nos inscribiría en clases de baile.
Saqué un folleto del mesón y lo escondí en mi bolso. Mi madre fue a dejar a cada una de las chicas a su casa, a Maartu la vino a buscar Louis –a quien nombraba como su chofer personal- y después, finalmente, nos fuimos a casa a descansar.
Escondimos el vestido en mi armario, cubierto por un protector para que no se ensuciara ni se lo comieran las polillas y cuando al fin me dejaron sola, no sin antes una mirada veloz de Anne que expresaba que nuestra conversación estaba pendiente, busqué mi celular y marqué el número que señalaba el folleto.
Acordé las horas por las tardes después de clases en los días en que Harry no trabajaba en la pastelería. Imaginaba el rostro que pondría, tenía dos opciones, alegrarse por poner de mi parte y dedicarme en la boda o enojarse otra vez por arreglar cosas sin su permiso. Cualquiera de las dos me servía, lo obligaría a ir aunque no quisiera.
En la noche, a la hora de cenar, Harry llegó tarde. Lo trajo Louis, quien también venía con Maartu, y ellos dos se quedaron a comer. No suponían ningún problema, Louis era muy divertido y alivianaba el ambiente en la mesa. Maartu habló sobre la gran producción que tenía para “nuestro día especial” y lo mucho que se estaba esforzando. Su cabello fosforescente me distraía y muchas veces Holly me dio un codazo para que no la mirara tan raro.
Harry no habló mucho, se veía cansado y con ojeras y tampoco probó bocado. Más de una vez tosió y bebió desesperado agua.
Lo había contagiado. Se notaba a kilómetros, sin mencionar que él me cuido mientras yo estuve en reposo. Fruncí el ceño, si Harry estaba enfermo eso significaba que no podría bailar o de la contrario se agotaría y podría empeorar. Hice una mueca, pensé que mi plan funcionaría, pero ya veía que las cosas nunca salían como lo esperaba.
Después de que Louis y Maartu se marcharan, obligué a Harry a acostarse.
—Estoy bien, hanna. Sólo necesito dormir un poco —me dijo cuando lo empujé para que cayera sobre su cama.
—Exacto, necesitas dormir. Yo te cuidaré esta noche y para mañana estarás mucho mejor.
—No creo que…
—Nada de peros, ahora cepíllate los dientes y ponte pijama —le ordené.
—Tú sabes que no ocupo pijama —me dijo, poniendo énfasis en el “no ocupo”.
—Y por eso mismo te enfermas, esta noche dormirás como una persona normal —con eso di por finalizada la discusión.
Lo arropé con las mantas y me acosté encima de éstas, no me había vuelto a cambiar desde la pelea y tampoco tenía planes de volverlo hacer. Ya me había dado cuenta que no tendríamos problemas para dormir en la misma cama, así que aprovecharía el poco tiempo que me quedaba de libertad.
Aparté sus rizos de su rostro y lo observé hasta que el sueño le ganó. Le deposité un casto beso en los labios antes de cerrar los ojos también y sumergirme en un sueño profundo.
(…)
—¿Ya te sientes mejor? —le pregunté cuando bajó a desayunar por la mañana. Vestía su uniforme como siempre, desaliñado pero a la vez genial. Me sonrió y asintió con la cabeza, la verdad es que se veía mucho más descansado.
—Tus cuidados son muy efectivos —me dijo. Se sentó a mi lado y le pidió a Holly que le pasará la mantequilla, ella se la pasó sin soltar un libro que leía mientras tomaba té.
—No hice mucho, sólo me dormí a tu lado.
—A esos cuidados me refiero —aproveché el momento en que Holly no nos miraba y le di un beso. Cada vez que lo besaba una suavidad me llenaba y era tan cómoda la forma en que nuestros labios se acoplaban que ya no me resistía cuando él profundizaba el contacto.
—¡No, estoy desayunando! —nos separamos con la exclamación de Holly, quien tenía una mueca entre asco y risa en el rostro. Le lancé mi cuchara para que nos dejara en paz.
En la escuela, le conté a Mike mi plan de llevar a Harry a unas clases de baile. Le entusiasmo mucho la idea y dijo que le encantaría ver como nos caíamos y hacíamos el ridículo.
—Serán la pareja más cómica —me dijo en la clase de matemáticas.
Pasé todo el día con los nervios de punta, siempre estaba la posibilidad de que Harry se negara a asistir a las clases.
A la salida, cuando nos despedimos de los chicos, Harry se subió al auto y comencé a conducir.
—hanna, esta no es la dirección hacia la casa —me dijo cuando tomé el desvío.
—Ya lo sé, es que te tengo una sorpresa.
Me detuve frente al edificio y cuando entramos, Harry ató cabos.
—Espera un segundo…. Esta es una academia de baile… ¿no me digas a que…?
—Tienes que admitirlo, ambos somos una aberración para la raza humana si de baile se trata, no querrás hacer el ridículo en nuestra boda, ¿verdad?
—Por supuesto que no.
Bueno, al menos no se negaba a tomar las clases.
Subimos hasta el tercer piso y nos encontramos con cinco parejas más que esperaban a la maestra.
Nos quedamos apartados en un rincón, sentados en el suelo. Las demás parejas se veían muy unidas y cariñosas, además de preparadas para una clase. Nosotros íbamos con nuestros uniformes y seguro pensaban que éramos demasiado jóvenes para esto.
Una de las parejas se nos acercó. Tendrían alrededor de treinta años.
—Chicos, las clases de danza contemporánea son en el cuarto piso —nos dijo la mujer.
—Me alegro —le respondí. Harry ocultó la risa en mi hombro.
—Sólo decía, por si se equivocaron de piso —recalcó ella.
—No nos equivocamos, esta es la clase para novios, ¿cierto?
—¿Cuántos años tienen? —preguntó atónito el hombre.
—Sólo son unos estudiantes —murmuró la mujer. Ya me habían aburrido, así que tomé de la mano a Harry y lo arrastré hasta el otro rincón, alejados de las demás parejas. Si todas se pondrían como aquella, lo mejor sería bailar y no sociabilizar.
La maestra llegó y nos explicó que aprenderíamos el vals básico para una boda. Era una mujer de cabello castaño, altura media y estilizada, dijo que la llamáramos Caroline.
Al principio nos enseñó los pasos, uno por uno y después nos hizo bailar.
—Niña, por Dios, no sabes mover tus pies sin tropezarte. Déjame a mí… —me dijo cuando Harry me afirmó de la cintura y le pisé los pies.
Me apartó de Harry y se puso en mi lugar. Eso no me gustó para nada.
Pegó su cuerpo al pecho de Harry y comenzó a bailar lentamente, casi con sensualidad.
—Eso no es vals, eso es tango —repliqué.
—No interrumpas, le estoy enseñando a tu novio —me dijo Caroline casi sin prestarme atención, estaba muy ocupada pasando sus manos por los hombros de Harry. Lo que me molestó más fue que él no hizo nada para quitársela de encima, o tal vez si lo intentó y no pudo.
Sin embargo, no lo soporté ni un segundo más en el momento en que ella bajó sus manos por la pierna de Harry. Eso sí que no. Nadie lo tocaba. Nadie.
Apagué la radio de una patada y todo el mundo se me quedo viendo. No me importó y liberé a Harry de las garras de esa víbora, si creía que Sandy me daba problemas, esta mujer me daba jaqueca.
Bajamos en silencio, no me importó haber pagado una clase completa sin siquiera pasar veinte minutos en ella.
—hanna, te juro que trate de…
—Te creo —le interrumpí. Nos subimos al auto y él me observó un momento— ¿Qué sucede?
—¿Eso es todo? ¿No estás enfadada, no irás y la tirarás por la ventana?
—¡Por supuesto que quiero lanzarla! Es que estoy a un mes de cumplir la mayoría de edad y correría el riesgo de ir a prisión, así que lo mejor es evitar problemas… —Harry asintió con una sonrisa y miró por la ventana—… Aunque, si te vuelve a tocar de esa forma, juro que le arrancó esas extensiones baratas.
Al otro día llamé a la academia para que nos cambiaran a la profesora. Esa bruja jamás volvería a ver los ojos de Harry nunca más en su vida, de eso me encargaba yo.
—
Capítulo 14 : ( así es el vestido de hanna https://www.google.co.ve/search?hl=es-419&site=imghp&tbm=isch&source=hp&biw=1517&bih=714&q=vestidos+de+novia&oq=vestido&gs_l=img.1.0.0l10.33336.34870.0.37209.7.4.0.3.3.1.467.850.1j2j4-1.4.0....0...1ac.1.25.img..2.5.244.-7ZcvPxIf_U#bav=on.2,or.r_qf.&fp=7f60b37c991d3fec&hl=es-419&q=vestidos+de+novia+pnina+tornai&sa=1&tbm=isch&facrc=_&imgdii=_&imgrc=2wXT2Zn_qRc5NM%3A%3B6kjIFssHSk-iFM%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.modaynovias.com%252Fimagenes%252Finovias2013%252Fsophia-tolli-novias-2013-1.jpg%3Bhttp%253A%252F%252Fwww.modaynovias.com%252Fnovias2013%252Fsophia-tolli.html%3B375%3B500)
No quería salir, era vergonzoso y ridículo, sin mencionar horroroso.
El vestido caía en suaves ondas blancas y terminaba con un bordado plateado con flores. Era el vestido de novia que todo chica soñaría, menos yo. El sólo pensar que me casaría en un mes más me producía nauseas, hacia que la respiración se me cortara y que todo me diera vuelta. Aún seguía un poco enferma, estuve en cama por una enfermedad respiratoria aunque no fue nada grave. Eso sólo sirvió para que el viejo Harry volviera.
A veces me preguntaba que pasaba por su cabeza, un día estaba bien y al otro no. No me atrevía a preguntárselo, tal vez fuera demasiado obvio y yo no me diera cuenta y de ser así él nunca me perdonaría el habérselo preguntado.
Di una pequeña vuelta, admirando el vestido y junté valor. Tenía que salir del probador en algún momento de mi vida. Abrí un poco la puerta y las vi allí: Maartu, quien daría el veredicto final, Abi, Fati, Sol, mi madre, Holly, Lilly y Anne. Todas juntas llenaban el espacio dado para esperar y ver el vestido.
Salí sin mirarlas, no quería ver sus expresiones. Pero las vi de todas formas, ya que el lugar estaba rodeado de espejos.
—¡hanna, no lo puedo creer! ¡Mírate! —mi madre fue la primera en gritar. Se acercó a mí corriendo y antes de darme cuenta de lo que hacía, el flash de la cámara me cegó. Sacó más de veinte fotos.
Maartu caminó alrededor de mí, examinando cada detalle del vestido mientras Fati me hablaba sobre las combinaciones que podrían hacer con los vestidos de dama de honor. No quería ofenderla ni bajar su ánimo, peor estas cosas me traían sin cuidado. No importaba la tela o el diseño de un vestido, a final de cuentas me casaría igual con Harry de la misma forma en que lo haría en China que en Francia.
—Este es el indicado —sentenció Maartu. Todas estuvieron de acuerdo. Pidieron mi opinión, no las contradije y les di en el gusto.
Anne me ayudó a sacarme el vestido sin arrugarlo, y las demás fueron a ver los de dama de honor mientras mi madre pagaba.
—¿En serio te gusta el vestido, hanna? ¿O sólo dijiste que sí para no probarte otro? —Anne era muy perceptiva. Reí bajo, dándole a entender que tenía razón.
Negó con la cabeza y su mirada se ensombreció un poco.
—hanna, yo te quiero tanto como a mis hijos, pero no puedo soportar ver que tú no quieres a Harry tanto como lo hace él.
Me quedé en silencio con sus palabras, nunca antes me lo había dicho tan directamente. Siempre me decía lo mucho que me quería Harry y que por favor intentara dejarlo que me conquistara. Pero al parecer su paciencia, o tal vez su tolerancia, habían llegado a cero. Y la comprendía: si mi hijo estuviera enamorado de una idiota como yo, también hablaría con ella.
—Lo siento, Anne.
—No lo sientas, Tinker. Pero si las cosas siguen así y tú crees que nunca cambiarán, será mejor que detengas todo. No creo que Harry resista otro divorcio.
Estuve a punto de llorar. Recordé cuando Anne llegó junto a Harry y Emma, no traían maletas ni nada. Su padre los había abandonado y Anne se vio obligada a trabajar.
No dejaría que Rizos reviviera eso.
—Si desde un principio nunca hubiera sentido algo por Harry, jamás hubiera dicho que sí. Y aquí me tienes, probándome un vestido de novia… —le respondí. Eso no la hizo sonreír, pero al menos dejó de mirarme como si fuera una villana.
Sus palabras me afectaron. Últimamente me confundía mucho, en especial desde el incidente con Sandy. No dejaba que Harry conversara demasiado con otras chicas como él no me dejaba acercarme a otros muchachos.
A quién engañaba, tenía que dejar de mentirme a mí misma. Sí lo quería.
Ya lo había dicho muchas veces, también admitido, pero esta vez reconocía que lo quería en un porcentaje mayor a un cuarenta por ciento. Diría que llegaba a un noventa. Y eso era crítico.
Y sin embargo, me gustaba. Era agradable querer a alguien.
Cuando terminé de cambiarme de ropa, salí junto con Anne y mi madre nos dijo que debíamos ver los vestidos de damas de honor de las chicas y podríamos irnos. Excepto Maartu, quien iría a ver que el lugar donde se haría la boda fuera perfecto para el evento.
Ese era otro tema que me gustaba. A pesar de que fuera secreto.
Harry me había dicho que como él no podía ver el vestido de novia hasta la boda, yo no podría ver el lugar donde la harían. Era una sorpresa. Me permitían elegir el color de las cosas, las servilletas, la lista de invitados y demás, pero como no me entusiasmaba la organización, dejaba eso en manos de Maartu y el gusto de Harry.
No presté mucha atención al color y a la textura que deberían tener los vestidos para que combinaran con el mío. Me puse a pensar en Harry y que se sentiría estar en su lugar. Pero me abrumé muy rápido y desistí.
Sólo me puse de acuerdo en que tenía que hacer algo para que los demás se dieran cuenta que esto no me daba lo mismo, que de verdad me importaba Harry.
Y tuve la solución frente a mis ojos después de dos horas en que las chicas se probaron vestidos. Cuando íbamos saliendo de la tienda, sobre el mesón que tenían en la recepción había folletos dedicados a actividades que hacían las parejas antes y después de casarse. Uno en particular llamó mi atención.
No era el más indicado, sabía que no tenía ese talento y mucho menos Harry, pero tendríamos que hacerlo frente a todos y lo mejor sería no pasar una vergüenza y pisarnos los pies hasta que sangraran. Nos inscribiría en clases de baile.
Saqué un folleto del mesón y lo escondí en mi bolso. Mi madre fue a dejar a cada una de las chicas a su casa, a Maartu la vino a buscar Louis –a quien nombraba como su chofer personal- y después, finalmente, nos fuimos a casa a descansar.
Escondimos el vestido en mi armario, cubierto por un protector para que no se ensuciara ni se lo comieran las polillas y cuando al fin me dejaron sola, no sin antes una mirada veloz de Anne que expresaba que nuestra conversación estaba pendiente, busqué mi celular y marqué el número que señalaba el folleto.
Acordé las horas por las tardes después de clases en los días en que Harry no trabajaba en la pastelería. Imaginaba el rostro que pondría, tenía dos opciones, alegrarse por poner de mi parte y dedicarme en la boda o enojarse otra vez por arreglar cosas sin su permiso. Cualquiera de las dos me servía, lo obligaría a ir aunque no quisiera.
En la noche, a la hora de cenar, Harry llegó tarde. Lo trajo Louis, quien también venía con Maartu, y ellos dos se quedaron a comer. No suponían ningún problema, Louis era muy divertido y alivianaba el ambiente en la mesa. Maartu habló sobre la gran producción que tenía para “nuestro día especial” y lo mucho que se estaba esforzando. Su cabello fosforescente me distraía y muchas veces Holly me dio un codazo para que no la mirara tan raro.
Harry no habló mucho, se veía cansado y con ojeras y tampoco probó bocado. Más de una vez tosió y bebió desesperado agua.
Lo había contagiado. Se notaba a kilómetros, sin mencionar que él me cuido mientras yo estuve en reposo. Fruncí el ceño, si Harry estaba enfermo eso significaba que no podría bailar o de la contrario se agotaría y podría empeorar. Hice una mueca, pensé que mi plan funcionaría, pero ya veía que las cosas nunca salían como lo esperaba.
Después de que Louis y Maartu se marcharan, obligué a Harry a acostarse.
—Estoy bien, hanna. Sólo necesito dormir un poco —me dijo cuando lo empujé para que cayera sobre su cama.
—Exacto, necesitas dormir. Yo te cuidaré esta noche y para mañana estarás mucho mejor.
—No creo que…
—Nada de peros, ahora cepíllate los dientes y ponte pijama —le ordené.
—Tú sabes que no ocupo pijama —me dijo, poniendo énfasis en el “no ocupo”.
—Y por eso mismo te enfermas, esta noche dormirás como una persona normal —con eso di por finalizada la discusión.
Lo arropé con las mantas y me acosté encima de éstas, no me había vuelto a cambiar desde la pelea y tampoco tenía planes de volverlo hacer. Ya me había dado cuenta que no tendríamos problemas para dormir en la misma cama, así que aprovecharía el poco tiempo que me quedaba de libertad.
Aparté sus rizos de su rostro y lo observé hasta que el sueño le ganó. Le deposité un casto beso en los labios antes de cerrar los ojos también y sumergirme en un sueño profundo.
(…)
—¿Ya te sientes mejor? —le pregunté cuando bajó a desayunar por la mañana. Vestía su uniforme como siempre, desaliñado pero a la vez genial. Me sonrió y asintió con la cabeza, la verdad es que se veía mucho más descansado.
—Tus cuidados son muy efectivos —me dijo. Se sentó a mi lado y le pidió a Holly que le pasará la mantequilla, ella se la pasó sin soltar un libro que leía mientras tomaba té.
—No hice mucho, sólo me dormí a tu lado.
—A esos cuidados me refiero —aproveché el momento en que Holly no nos miraba y le di un beso. Cada vez que lo besaba una suavidad me llenaba y era tan cómoda la forma en que nuestros labios se acoplaban que ya no me resistía cuando él profundizaba el contacto.
—¡No, estoy desayunando! —nos separamos con la exclamación de Holly, quien tenía una mueca entre asco y risa en el rostro. Le lancé mi cuchara para que nos dejara en paz.
En la escuela, le conté a Mike mi plan de llevar a Harry a unas clases de baile. Le entusiasmo mucho la idea y dijo que le encantaría ver como nos caíamos y hacíamos el ridículo.
—Serán la pareja más cómica —me dijo en la clase de matemáticas.
Pasé todo el día con los nervios de punta, siempre estaba la posibilidad de que Harry se negara a asistir a las clases.
A la salida, cuando nos despedimos de los chicos, Harry se subió al auto y comencé a conducir.
—hanna, esta no es la dirección hacia la casa —me dijo cuando tomé el desvío.
—Ya lo sé, es que te tengo una sorpresa.
Me detuve frente al edificio y cuando entramos, Harry ató cabos.
—Espera un segundo…. Esta es una academia de baile… ¿no me digas a que…?
—Tienes que admitirlo, ambos somos una aberración para la raza humana si de baile se trata, no querrás hacer el ridículo en nuestra boda, ¿verdad?
—Por supuesto que no.
Bueno, al menos no se negaba a tomar las clases.
Subimos hasta el tercer piso y nos encontramos con cinco parejas más que esperaban a la maestra.
Nos quedamos apartados en un rincón, sentados en el suelo. Las demás parejas se veían muy unidas y cariñosas, además de preparadas para una clase. Nosotros íbamos con nuestros uniformes y seguro pensaban que éramos demasiado jóvenes para esto.
Una de las parejas se nos acercó. Tendrían alrededor de treinta años.
—Chicos, las clases de danza contemporánea son en el cuarto piso —nos dijo la mujer.
—Me alegro —le respondí. Harry ocultó la risa en mi hombro.
—Sólo decía, por si se equivocaron de piso —recalcó ella.
—No nos equivocamos, esta es la clase para novios, ¿cierto?
—¿Cuántos años tienen? —preguntó atónito el hombre.
—Sólo son unos estudiantes —murmuró la mujer. Ya me habían aburrido, así que tomé de la mano a Harry y lo arrastré hasta el otro rincón, alejados de las demás parejas. Si todas se pondrían como aquella, lo mejor sería bailar y no sociabilizar.
La maestra llegó y nos explicó que aprenderíamos el vals básico para una boda. Era una mujer de cabello castaño, altura media y estilizada, dijo que la llamáramos Caroline.
Al principio nos enseñó los pasos, uno por uno y después nos hizo bailar.
—Niña, por Dios, no sabes mover tus pies sin tropezarte. Déjame a mí… —me dijo cuando Harry me afirmó de la cintura y le pisé los pies.
Me apartó de Harry y se puso en mi lugar. Eso no me gustó para nada.
Pegó su cuerpo al pecho de Harry y comenzó a bailar lentamente, casi con sensualidad.
—Eso no es vals, eso es tango —repliqué.
—No interrumpas, le estoy enseñando a tu novio —me dijo Caroline casi sin prestarme atención, estaba muy ocupada pasando sus manos por los hombros de Harry. Lo que me molestó más fue que él no hizo nada para quitársela de encima, o tal vez si lo intentó y no pudo.
Sin embargo, no lo soporté ni un segundo más en el momento en que ella bajó sus manos por la pierna de Harry. Eso sí que no. Nadie lo tocaba. Nadie.
Apagué la radio de una patada y todo el mundo se me quedo viendo. No me importó y liberé a Harry de las garras de esa víbora, si creía que Sandy me daba problemas, esta mujer me daba jaqueca.
Bajamos en silencio, no me importó haber pagado una clase completa sin siquiera pasar veinte minutos en ella.
—hanna, te juro que trate de…
—Te creo —le interrumpí. Nos subimos al auto y él me observó un momento— ¿Qué sucede?
—¿Eso es todo? ¿No estás enfadada, no irás y la tirarás por la ventana?
—¡Por supuesto que quiero lanzarla! Es que estoy a un mes de cumplir la mayoría de edad y correría el riesgo de ir a prisión, así que lo mejor es evitar problemas… —Harry asintió con una sonrisa y miró por la ventana—… Aunque, si te vuelve a tocar de esa forma, juro que le arrancó esas extensiones baratas.
Al otro día llamé a la academia para que nos cambiaran a la profesora. Esa bruja jamás volvería a ver los ojos de Harry nunca más en su vida, de eso me encargaba yo.
—
cami*smile*love*1D
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