♥ Enamorada De Un Genio♥║Adaptación║(Joe&Tu)

[quote="Celeste_JB"]

¡Oh! Me ha encantado esta novela
desde el mismo comienzo.
Me parece estupenda ya que tiene la peculiar
manera de ser distinta a lo que acostumbro a leer.
Me gusta muchísimo, Gracias por compartirla :D

¿Podrías complacernos con un Maratón?

Realmente, sería genial 8)

~New Reader :face:

Love. Celeste.

[/quote
opino lo mismo que Celeste nos podrias hacer maraton? :jeje:

MARATON MARATON!!!!

MARATON!!


—Por mi amante —la ayudó él—. Quiero que seas mi amante, __________ Littlefield. ¿Vendrás conmigo a Chicago?
Capítulo 3
—Joe, éste es el plan más descabellado que he oído en mi vida. No resultará. Seguro que lo fastidio. Seguro —dijo _________, entrando tras él.
________ se había ofrecido a llevarlo a casa a pesar de su insistencia en acompañarla a la suya y coger un taxi desde allí. Al llegar, Joe la había invitado a entrar para seguir discutiendo el plan que le había propuesto en el restaurante. ___________ intentó convencerlo durante el trayecto de que su idea de hacerla pasar por su amante era absurda, pero fue como si le hablase a la pared. Parecía completamente decidido.
—No lo fastidiarás, __________. Y, además, mi plan no es más descabellado que el tuyo —observó Joe con calma.
—En mi plan no entraba engañar a nadie —protestó indignada—. Sólo iba a enseñarte algunas cosas necesarias para ser autosuficiente. Lo que tú me estás pidiendo es que represente una mascarada ante toda tu familia.
—¿Una mascarada?
—Sí. Una comedia. Que les mienta, vamos.
—No sería tan terrible. Piensa en el bien que les haría creer que no soy un hombre solo y frustrado —dijo Joe, poniéndose cómodo en el sofá del amplio salón.
—Ahora estás intentando que te compadezca. Pues no vas a conseguirlo, Joe. No soy tan tonta como tu familia.
—Sé sincera, ________. ¿No piensas que mi idea es buena?
—Creo que tiene sus ventajas —reconoció ella de mala gana—. Quiero decir que, si yo fuera Sybil, me quitaría un peso de encima saber que tienes a alguien que… Pero sigue sin parecerme bien.
—Deja que yo asuma esa responsabilidad. He sido lógico, racional y responsable toda mi vida. ¿No es hora de que haga algo impulsivo, aunque sea en cierto modo una locura?
Mordiéndose el labio inferior, ella admitió en silencio que estaba de acuerdo en que ya era hora de que hiciese algo completamente irracional, algo que incluso pudiera resultar divertido a la larga. ¿Cuántas trastadas había hecho ella con sus amigos? Montones. Seguro que ________ no había gastado una broma en toda su vida. Claro que eso no era una broma exactamente. Pretendía convencer a su familia, de que estaba enamorado de ella. ¡De ella! Qué absurdo.
Y sin embargo, pensó, nadie resultaría dañado por el engaño. De hecho, todos saldrían ganando. Sybil se tranquilizaría sobre el bienestar de su hermano, a sus abuelos no les preocuparía que estuviese solo y todos empezarían a darse cuenta de que Joe era capaz de vivir en el «mundo real». Cuando llegase el momento oportuno, una vez Sybil se hubiese casado, él podría anunciarles sin darle mayor importancia al asunto que la relación entre ellos había acabado de forma amistosa. Incluso podría ser que encontrase de verdad a alguien que la sustituyese. Ese último pensamiento le encogió el corazón, pero decidió ignorarlo.
—¿De verdad piensas que funcionaría? —le preguntó finalmente.
—Es una opción viable —contestó él, sonriendo para recordarle que se ganaba la vida pensando—. Necesito que me ayudes, __________. Por favor.
De alguna forma había descubierto que ella no podía resistírsele cuando decía «por favor» con su voz profunda y algo ronca. ____________ suspiró y se rindió.
—De acuerdo. Pero no me eches la culpa si el plan se va al garete.
—Estupendo —exclamó con una sonrisa radiante—. ¿Cuánto empezamos?
—¿Cuánto empezamos qué? —preguntó _________ sin comprender.
—Las clases. Tienes que enseñarme a conducir, a bailar, a comportarme como un amante.
—¿Cómo dices?
—_________ —dijo en tono paciente—. Nunca he estado enamorado. No sé cómo se comporta un enamorado. Tienes que decirme qué tengo que hacer para que pueda convencer a mi familia.
—¡Dios mío! No me puedo creer que estemos teniendo esta conversación —gimió __________, dejándose caer en un sillón y tapándose el rostro con las manos—. Antes pensaba que yo era una persona rara. Ahora creo que soy completamente normal.
—¿Entonces cuándo empezamos?
__________ se destapó la cara y lo miró.
—Tu hermana está enamorada. Compórtate como su novio George.
—La verdad es que no me he fijado mucho —admitió Joe con disgusto—. Supongo que he estado demasiado absorbido por mi trabajo últimamente.
—¿Qué te hace pensar que yo sé cómo actúa un hombre enamorado? —preguntó ella.
—Bueno —contestó sorprendido—. Supongo que ves películas de amor y lees novelas de ésas que les gustan a las mujeres. Y me imagino que habrás estado enamorada alguna vez, ¿no?
—Pues…
De repente, pareció preocupado.
—No estarás enamorada ahora, ¿verdad?
—Ya te dije el día que me contrataste que no había nadie especial en mi vida —le recordó—. Y en cuanto a si he estado enamorada alguna vez… una vez pensé que lo estaba. Pero fue un error. Un completo desastre.
—No importa —dijo él, quitándole importancia con un gesto de la mano—. Estoy seguro de que sabrás decirme lo que tengo que hacer. ¿Por qué no me das una clase de conducir mañana? Podemos hablar de cómo se comportan los enamorados mientras conducimos.

—Mi padre siempre me ha dicho que un día iba a acabar metiéndome en un lío gordo por culpa de mi impulsividad —masculló _________—. Está bien. Mañana daremos la primera clase de conducir. Vendré a recogerte después de comer.
—Estupendo —dijo él, poniéndose en pie—. ¿Te vas ya? ¿No te apetece tomar algo?
—No. Creo que será mejor que me marche. Algo me dice que mañana voy a tener que estar muy descansada —dijo __________ con un suspiro—. Buenas noches, Joe.
La agarró del brazo cuando estaba a punto de salir.
—Se te ha olvidado una cosa.
—¿Qué? —preguntó, asombrada.
—La lección número uno —contestó él, inclinando el rostro.
_________ se quedó paralizada de sorpresa cuando Joe apoyó los labios en los suyos y la estrechó contra su cuerpo. Desde luego, no había esperado que la besase. Por un momento, pensó en desprenderse de su abrazo, pero ese impulso desapareció por completo al sentir la lengua de él abriéndose camino entre sus labios. (O.o)
Al principio, la besó con cierta torpeza, como si llevase mucho tiempo sin besar a una mujer. Pero, de repente, algo pareció dispararse en el interior de los dos. El abrazo se volvió explosivo, apremiante, y ambos se perdieron en un mundo de labios y lenguas que se buscaban con avidez, de cuerpos en tensión y manos ardientes explorando lo desconocido. Cuando por fin acabó el beso, _________ se encontró firmemente abrazada a su cuerpo, los brazos alrededor de su cuello y las manos hundidas entre sus cabellos. Ambos respiraban con dificultad.
Permanecieron así durante un largo rato, en silencio y mirándose a los ojos, intentando recuperarse de los efectos del arrollador abrazo, hasta que __________ respiró hondo y se apartó de él. Tuvo que aclararse la garganta para poder hablar.
—¿Por qué lo has hecho?
—Para practicar —contestó Joe con la voz más ronca de lo normal—. Tengo entendido que a los enamorados les encanta besarse. (yo practico todo el día si quieres)
—Bueno, sí. Pero no creo que sea necesario practicar con tanto fervor. Podemos dejar ese tipo de actuaciones para la reunión de tu familia.
—¿Y si te dijese que no estaba actuando del todo? —le preguntó él mientras la observaba fijamente para ver su reacción.
__________ se retorció las manos por detrás de la espalda.
—Joe, no cometas el error de pensar que hay algo real en todo esto. Recuerda que es una representación que hacemos por el bien de tu hermana. Yo me tengo estrictamente prohibido tener relaciones sentimentales con mis jefes.
—¿Eso es también resultado de la experiencia? —se atrevió a preguntar él.
—Sí —contestó ella secamente.
—La vez en que creíste que te habías enamorado… ¿El error que mencionaste antes?
—Exacto. Y siempre trato de no cometer dos veces el mismo error.
—Ya —asintió él, pensativo.
____________ se volvió bruscamente hacia la puerta y se dispuso a salir.
—Buenas noches, Joe.
—Buenas noches, __________.
Hasta mañana.___________ corrió a refugiarse en el coche. Pero el recuerdo de aquel beso la persiguió toda la noche. Por la mañana, estaba completamente convencida de estar cometiendo uno de los mayores errores de su vida.
*************************
A la mañana siguiente, Joe se sorprendió mirando el reloj con impaciencia y preguntándose cuándo llegaría _________ para darle la clase de conducir. Hacía mucho tiempo que no deseaba algo con tanta intensidad. Lo cual era una tontería. No era más que una clase de conducir, y además, tenía miedo de quedar como un tonto al volante. Pero aún así no podía evitar contar los minutos que faltaban para volver a ver a __________.
Jamás había experimentado una sensación parecida a la de la noche anterior. Había besado a otras mujeres, desde luego, pero siempre le había resultado algo simplemente agradable, nunca tan conmovedor. Se preguntó qué ocurriría si hiciese el amor con __________, visto que el simple hecho de besarla le afectaba de tal manera. La mera idea le hizo excitarse a pesar de la frustración que despertaba en él. Estaba claro que no tenía intención de acostarse con él, y él no estaba seguro de querer que su relación avanzara en ese sentido.
De hecho, reflexionó, __________ y él tenían muy poco en común. Nunca había pasado mucho tiempo con mujeres de su tipo y hubiese apostado a que ella tampoco había salido con hombres como él. Sin embargo, aunque había besado a Petra muchas veces en los dieciocho meses que duró su relación sentimental con ella, jamás había experimentado la sensación de la noche anterior. Y sospechaba que hacer el amor con __________ no tendría nada que ver con el sosegado y casi clínico acto sexual que había realizado con otras mujeres con las que había salido.
Sería más prudente por su parte seguir relacionándose con mujeres a las que entendía mejor, mujeres como Petra que no fuesen más impulsivas ni apasionadas que él. Quizá lo ocurrido al besar a _________ había sido un producto del azar, un estallido que no volvería a repetirse de emociones acumuladas y reprimidas durante una semana de estrés. Si la besase otra vez, probablemente no sentiría algo distinto a lo que había experimentado al besar a cualquier otra, no resultaría más mágico que el simple tacto de unos labios o el encuentro de dos cuerpos.
Decidió que lo práctico y lógico sería llevar a cabo un experimento cuidadosamente controlado para luego evaluar los resultados. Lo malo era que ese tipo de experimentos no tenía nada de científico.

Decidió que lo práctico y lógico sería llevar a cabo un experimento cuidadosamente controlado para luego evaluar los resultados. Lo malo era que ese tipo de experimentos no tenía nada de científico.
***************
—¡Para! ¡Para inmediatamente! —gritó __________.
Joe dirigió el coche obedientemente al arcén y paró el motor. Por fortuna, habían elegido una carretera desierta en el campo para la primera clase de conducir.
—¿Qué pasa? —preguntó con cara de asombro.
—¡Cómo que qué pasa! —aulló ________—. Joe, la primera regla para conducir es mantener los ojos fijos en la carretera. No nos hemos tragado el árbol que había en la curva de milagro. ¿Se puede saber qué mirabas?
—El árbol. Me pareció que tenía una enfermedad causada por hongos que es bastante rara en esta parte del país. Ese tipo de parásitos sólo suelen encontrarse en… (es enserio *_*)
—Me trae sin cuidado qué tipo de hongos haya en ese árbol —le interrumpió ___________ con impaciencia—. Joe, casi nos estrellamos. ¡Y a cien por hora!
—Ya te he dicho que soy un pésimo conductor —masculló él, soltando el volante—. Será mejor que siga cogiendo taxis.
—El problema no es que conduzcas mal —le dijo _________ con firmeza—. Has aprendido la técnica general en un espacio de tiempo increíblemente corto. Me sorprende que estés llevando el coche con tanta suavidad después de tantos años sin tocar un volante. Tu único problema es la falta de concentración. Cuando conduces, no puedes estar pensando en ecuaciones ni en nada por el estilo. Tienes que estar pendiente de lo que estás haciendo. Míralo de la siguiente forma: al conducir, tu vida está en tus manos, pero también las vidas de todos los que pasen por la carretera y de los que van en el coche contigo. Al dejarte las llaves de mi coche y cederte el asiento del conductor, yo he puesto mi seguridad en tus manos. Es una gran responsabilidad, pero se da el caso de que creo que puedo confiar en ti.
—Gracias por el cumplido —dijo, poniéndose inesperadamente serio.
No pretendía que él tomase sus palabras tan al pie de la letra. Simplemente había intentado explicarle por qué era necesario conducir con precaución. ¿Por qué hacía que todo resultase tan complicado?, se preguntó con desesperación, resistiendo el impulso de levantar los ojos al cielo.
—Mira, Joe, llevamos tres horas con esto —se limitó a decir echando un vistazo al reloj—. ¿Tienes hambre?
—Sí.
—¿Qué te parecería un picnic?
—¿Un picnic?
—Eso mismo. He traído una cesta con comida. Pensé que sería divertido.
—No he ido de picnic en… —hizo una pausa, se frotó la barbilla y acabó encogiéndose de hombros—. La verdad es que no sé si he estado alguna vez en un picnic.
—Pues está claro que te has perdido algo —dijo ________, sintiendo de nuevo un nudo en la garganta. ¡Con qué facilidad la desarmaba!—. ¿Crees que serás capaz de concentrarte en conducir unas dos millas más?
—Sí —asintió él gravemente—. No traicionaré tu confianza en mí.
__________ logró ahogar un suspiro de exasperación y le indicó cómo llegar a un parque que había un poco más allá. Había pensado en ese sitio por la mañana, mientras guardaba la comida para el picnic siguiendo uno de sus impulsos irresistibles.
—Creo que estás preparado para conducir en una carretera con tráfico —le dijo mientras extendía el tradicional mantel a cuadros rojos y blancos sobre la hierba, bajo una enorme encina.
Había muchas mesas para comer, y el parque estaba desierto, pero le pareció mejor sentarse en el suelo.
Un estrecho riachuelo corría entre unas rocas cercanas, y el murmullo del agua se mezclaba con los cantos de los pájaros que revoloteaban entre las ramas de la encina. Eran las seis y media, pero el sol aún brillaba en el cielo y hacía una tarde cálida. ___________ se alegró de haber tenido la idea del picnic. Se sentó en una esquina del mantel con las piernas cruzadas y le indicó a Joe que hiciese lo mismo.
—El problema es si las carreteras con tráfico están preparadas para recibirme —contestó Joe en tono cauteloso, arremangándose los pantalones para poder doblar las largas piernas.
___________ se echó a reír mientras abría la cesta del picnic.
—No seas tonto. Lo has hecho muy bien. Si exceptuamos tu intento de trepar a un árbol con un Ford —añadió con guasa—. Mañana te sacaremos un permiso de conducir para que puedas continuar las clases hasta que estés listo para sacarte el carné. Lo que no creo que nos lleve mucho tiempo, visto la rapidez con que has progresado hoy. No entiendo cómo has podido tardar tanto en decidirte a aprender.
Joe se encogió de hombros y observó con interés cómo sacaba los platos de papel y los sándwiches envueltos en plástico.
—Eres una buena profesora. La última vez que intenté aprender fue por las calles de Chicago con un coche preparado para ello y un instructor que se ponía histérico a la mínima. Le hubiese dado una hemorragia cerebral con lo del árbol, en vez de echarme simplemente un rapapolvo como tú has hecho.
Con la sonrisa aún en los labios, ____________ siguió cubriendo el mantel de comida.
—Tendremos que coger un día el coche de mi padre, que no es automático como el mío. Resulta divertido a veces llevar un coche de ese tipo. Creo que te gustará después de que hayas practicado un poco más con un automático.

—¿A cuánta gente habías planeado alimentar en este picnic? —preguntó él con curiosidad, mirando la enorme cantidad de comida apilada en el mantel.
—Yo soy de mucho comer —contestó ____________ con un alegre movimiento de cabeza—. Y a ti no te vendría mal engordar unos kilos.
Él sonrió sin ofenderse.
—Podría comer el doble de lo que hay aquí sin engordar ni un gramo —admitió—. Se diría que quemo las calorías antes de ingerirlas.
—Qué suerte. ¿Qué sándwich te apetece primero? Los hay de mantequilla de cacahuete con miel, y de jamón y queso. Aquí están las aceitunas y aquí los tomates. También tenemos zanahorias y bizcochos caseros de postre.
Joe se había distraído por un momento mirando las piernas de ____________, que asomaban de unos amplios shorts negros de algodón. Llevaba un jersey a rayas blancas y negras, zapatillas de deporte a juego con los pantalones, y el pelo recogido en una cola de caballo. Saliendo de su ensimismamiento, aceptó el plato rebosante de comida que le ofrecía ____________ y dio las gracias entre dientes. Observó que ella se servía un plato igual de generoso y se preguntó si, como él, tendría un metabolismo que le permitiese comer todo lo que quisiera y mantenerse tan atractivamente esbelta. Mordió un sándwich y descubrió que era de mantequilla de cacahuete con miel. Hacía años que no comía esa mezcla y se le había olvidado lo que le gustaba. Bebió un largo trago del refresco que ella le había dado.
—Por cierto, ¿desde cuándo nos conocemos? —preguntó ___________ en tono casual.
____________ estuvo a punto de atragantarse. La miró con el ceño fruncido.
—Desde el lunes. ¿Por qué…?
—No. No me refiero en la realidad —le aseguró rápidamente—. Quiero decir que qué le vamos a decir a tu familia. No se van a creer que nuestra supuesta relación amorosa haya surgido en sólo tres semanas.
—Sí, tienes razón. ¿Cuánto tiempo debería hacer que nos conocemos?
—Pues no sé —dijo ___________, encogiéndose de hombros. Le dio un mordisco a un sándwich y meditó la cuestión mientras masticaba—. Supongo que un par de meses. ¿Habrías tenido tiempo de verme durante estas últimas semanas o estaba siempre Sybil a tu alrededor?
—Por supuesto que no estaba siempre conmigo. Ha estado saliendo con George muchos meses, varias veces a la semana. Además, no vivimos juntos. Tiene su propio apartamento. No siempre sabe lo que hago por las noches.
—O sea, que puedes haber estado viéndome sin que ella lo supiese.
—Sí.
—¿Por qué no le has contado a Sybil que estabas saliendo conmigo? Probablemente se preguntará por qué nunca le has hablado de mí.
Intrigado por las variables que planteaba la comedia que habían planeado, Joe se concentró en la pregunta.
—Me avergonzaba de ti —dijo al fin conteniendo una sonrisa—. Me horrorizaba reconocer que un hombre de mi inteligencia se había enamorado de una secretaria mona, pero con cabeza de chorlito que…
_________ le tiró una servilleta de papel a la cabeza. Joe se echó a reír.
—¡Cerdo! —le insultó entre risas y evidentemente encantada de verlo bromear—. Inténtalo otra vez.
Joe se estaba divirtiendo muchísimo. Rara vez bromeaba con alguien excepto con Sybil. La mayoría de la gente lo trataba con tanto respeto, como si pensasen que sólo le interesaban las Matemáticas, la Informática o la Economía, que no le daban oportunidad de hacerlo. Sólo con ________, y algunas veces con Sybil, podía reírse e incluso burlarse de sus habilidades. Nunca se le había ocurrido lo increíblemente relajante que podía resultar estar sentado con las piernas cruzadas a la orilla de un río, comiendo sándwiches de mantequilla de cacahuete e intercambiando insultos bien intencionados.
—¿Eras tú la que te avergonzabas de mí? —sugirió esta vez—. Te horrorizaba reconocer que te sentías atraída por un ******* que…
—Un poco de seriedad, Joe. Tenemos que discutir esto. Además —dijo algo malhumorada, jugueteando con un envoltorio de plástico—. No eres ningún *******.
—¿Quieres decir que no es completamente inconcebible que pudieses sentirte atraída por mí? Si no fuera tu jefe, claro —se atrevió a preguntar.
Rehuyendo su mirada, _____________ estrujó el plástico entre los dedos.
—No. No es en absoluto inconcebible. Entonces, ¿por qué no le hablaste de mí a Sybil? —insistió con impaciencia, negándose a seguir esa línea de conversación.
Reconfortado por las palabras de _____________, Joe cooperó, ofreciendo una alternativa más seria.
—No quería que Sybil interfiriera.
—¿Lo habría hecho? —preguntó ella, enarcando las cejas.
Joe exhaló un gemido a modo de confirmación.
—Si le hubiese dicho que había conocido a una mujer por quien me sentía atraído, habría insistido en conocerla, empezando a dirigir la relación y a aconsejarme qué decir y hacer y qué no decir y no hacer. Me habría hecho comprarme ropa nueva. En fin, no me habría dejado en paz —concluyó—. Yo quería una oportunidad para que nuestra relación se desarrollase por sí sola, sin influencias externas, así que simplemente no le dije nada.
—¿Entonces por qué has decidido llevarme a Chicago?
—Estoy tan loco por ti, que no podía esperar un día más para enseñarte y presumir de mi chica —contestó al momento, encantado de ver que ella se ponía colorada al oír su respuesta.

ahhhhhhhhhhhhh me encantaaaaaaaaaaa
AHHHHH QUE TIERNOO JOE :arre:
LO ADOROOOOOOOOOO!!!!
PLEASEE ISGUEEEEEEEEEE

asnciebrfclsjnfo (?) me mato el maraton! de verdad lo ame
yo quiero seguir practicando los besos Joe :¬w¬:
"Estoy tan loco por ti, que no podía esperar un día más para enseñarte y presumir de mi chica" mori jajajaja amo a Joe de verdad jajaja! lo amo :arre:
siguela cuando puedas
gracias por el maraton ;)

Esta geniial!! Sigule ... Waaaaaaa el beso me kede O_O abra cuchiplancheo???? yo creo k si!

Ayy Joe yo te enseño todo lo que quieras!! Desde un beso hasta tener cuchi cuchi :¬w¬:

Joe es un tierno :inlove: ....AME EL MARATON!!!!

SIGUELA!!!!!!!!!!