Crystallize |Zayn Malik|

Era la fiesta de bodas de mi hermano. Mi padre, Poseidón, como rey del reino, celebrando la boda de su primogénito hizo una de las fiestas más grandes de todo el reino, invitando a todos sus ciudadanos. La comida rebalsaba de los platos y sirvieron el mejor vino  del reino.

Al Logan tener ocho años, el rey del reino vecino atravesaba una mala posición económica, este le pidió a mi padre su ayuda. Para cerrar el trato, el rey le prometió a mi padre que, al Logan cumplir la mayoría de edad, que son los dieciocho años, desposaría a su hija mayor, Reeva. Mi padre asegurando el futuro de su hijo aceptó.

Diez años después aquí nos encontramos. La boda fue espléndida, la decoración magnífica y la novia el centro de atención. Hasta ahora todo marchaba bien. Me encontraba jugando con las niñas de las rosas, a estas les fascinaba como el rey y sus descendientes podían tener el control del agua, del flujo de la vida, aunque yo era solo una aprendiz. El conocimiento absoluto se obtenía a la mayoría de edad, por lo tanto Logan ya lo dominaba, ahora también su esposa y en dos años lo haré yo. Las niñas reían por algunos de mis fallos.

-Gia- mi padre llamó, perdí mi concentración y la esfera de agua cayó, mojando mi vestido. Con un movimiento rápido retiré el agua de mi ropa dejándola seca de nuevo. Mi padre negó con la cabeza divertido. – Necesito que me acompañes. -Despidiéndome de las niñas lo seguí. Llegamos a un lugar del salón.-Felipe-llamó a alguien, el muchacho se volvió, su tez era morena, alto, cabello castaño y ojos rojos.-te presento a Gianira, mi hija.

-Felipe es el futuro heredero a uno de los tantos reinos de la luz.-Nuestro lugar era dividido en cuatro secciones, Luz o Fuego, que era reinado por Zeus, Tierra, que era reinado por Hera, Oscuridad o Inframundo, que era reinado por Ares y el de Agua, que era reinado por mi padre, Poseidon En cada sección había diferente reinados, el más importante reinado por cada uno de los dioses y los demás por sus hijos o en otros casos al mejor postor.

-Sé que es la costumbre que papá me despose con el mejor postor, pero no me quiero casar con un desconocido, tu tuviste diez años para conocer a Logan, incluso lo quieres. Pero, en cambio con Felipe, es del reino de la Luz, solo su roce hace que mi piel arda y me cause dolor, y estoy segura que a él también. – cerré mis ojos.

Miré mi reflejo, el vestido blanco se pegaba a mi cuerpo, no tenía espalda y las mangas largas eran de encaje. Mi pelo castaño estaba amarrado en un moño alto, aunque algunos rizos caían por mi cara. En este tiempo le tomé un gran aprecio a Felipe, incluso estaba feliz, el anteriormente me había declarado su amor, se desilusionó un poco al saber que no le correspondía todavía, pero dijo que no pararía hasta que le correspondiera. Cosa que me hizo feliz.

Me avisaron que era hora, salí y vi que al final del altar se encontraba Felipe esperando por mí. Mi padre me encaminó y me entregó a Felipe, no sin antes depositar un beso en mi mejilla. Felipe tomó mi mano con la suya y la otra la posó en mi espalada. Ambos toques ardían, pero ya intentaba acostumbrarme. El obispo iba a comenzar a hablar cuando el cielo azul se cubrió de nubes negras y se escuchó una voz de penumbra en la entrada, volteé al igual que Felipe, nuestras familias y el resto de los invitados.

-Creo que no- Se acercó más, Logan se levantó de su asiento, le ordenó a Reeva que entrara al castillo junto con su hijo y se acercó a mi lado, envolviéndome en brazos, por lo visto Felipe y yo éramos los únicos que no entendíamos que sucedía.  La madre de Felipe se levantó y lo tomó del brazo intententando llevárselo de ahí. Pero no se fue, permaneció a mi lado. –Te acuerdas el nacimiento de este bella dama- se acercó hasta donde mi padre se lo permitió. –Zeus y tú hablaban de que en un futuro, estos dos estarían juntos. Yo llegué y al igual que ahora interrumpí su linda fiesta. Ese día te prometí que tu hija se desposaría conmigo, o con nadie, por lo visto no hiciste caso a mi orden.

-Mira, tranquilo fortachón, solo quiero que ordenes a tu hija casar conmigo y no haré algo de lo que te puedas arrepentir- mi corazón latía a mil, mi cuerpo temblaba, Logan me envolvía en sus brazos y Felipe estaba enfrente mío tratando de protegerme. Volvió su mirada para encontrarse con la mía. Miró a mi hermano y volvió su vista en frente. Sé que quería ser él quien me abrazara, pero por salud de los dos, no lo hacía.

-Bueno tú lo decides, pero ten en claro, si no está conmigo, no estaré con nadie.- me miró a mí, con una sonrisa victoriosa desapareció, las nubes lo hicieron también y Logan quitó sus brazos de mi cuerpo. Se empezó a alejar para buscar a su esposa e hijo. Se escuchó un estruendo y Logan, mi padre y los invitados volvieron su vista a mí.

-Tu vienes conmigo-susurró alguien en mi oído mientras me envolvía en sus fríos brazos, Felipe al ser el que estaba más cerca logró tomar mi mano y desaparecimos los tres, lo último que escuché fueron los gritos de nuestras familias.Estábamos en un lugar negro. Felipe se encontraba a mi lado, Ares unos pasos más adelantes. Ares se aceraba a mí, yo temblaba.

-Cumpliré la promesa que le hice a tu padre, si no eres mía, no serás de nadie, te enviaré a un lugar donde el amor es superficial, donde por obligación cumplirás los deseos del hombre, serás una amante sin amor, ya que nadie te amará, serás solo su obsesión y su perdición. Vivirás en la oscuridad y conocerás tu verdadero ser en la noche. Serás esclava de la noche y de la soledad por el resto de la eternidad- susurró en mi oído. Al abrir mis ojos, ya no me encontraba con Ares, ahora estaba en una colina, veía el mar al fondo del precipicio, ya no llevaba el vestido blanco, si no uno más corto azul. Mi cabello estaba suelto y más largo que antes. Bajo la luz de la luna, mi piel parecía corriente de agua. Mis labios estaban fríos, al igual que mi piel. El frío taladraba todo mi cuerpo provocando un dolor insoportable, miré a mí alrededor y estaba sola.  Sabiendo que las palabras de Ares fueron reales y que el día que debió ser de los más felices, me convirtí en esclava.