Speed and Love |HARRY STYLES FANFIC| Parte I

CAPITULO 3

Parte II

Harry quitó sus gafas de sol dejándome admirar una vez más sus hermosos ojos. Debía aceptar que logró distraerme con esa acción pero segundos después recuperé la compostura y me concentré en lo que era realmente importante.

-¿Cómo sabias que iba a estar aquí?-Mi voz salió menos firme a como esperaba.
-Tengo mis contactos nena-La forma en la que me miraba y sonreía me resultaba totalmente irritante-Te ves linda de blanco.

Fallé enormemente en tratar de no ruborizarme, lo que por supuesto le hizo gracia a Harry. Soltó una suave carcajada y llevó una de sus manos hacia mi mejilla acariciando el área sonrojada. Un nudo en el estómago, el cual no había sentido desde el viernes por la noche, se abrió paso nuevamente en mi cuerpo.

-No deberías estar aquí-Susurré aun nerviosa por su contacto.
-Pero aquí estoy.
-Debo irme-Dije torpemente mientras trataba de aumentar nuestra distancia y emprender camino hacia la Iglesia.

Me aparté rápidamente, debía regresar o de lo contrario papá saldría a buscarme y no se llevaría una agradable sorpresa si me veía con Harry. Mi plan era olvidar la noche del viernes y seguir adelante como si nada, pero con él ahí mis planes se habían visto perturbados. No entendía porque había salido, debí haberme quedado sentada esperando a Maddie como siempre y hacer como si su presencia no me hubiera importado.

-Espera-Me tomó del brazo impidiendo mi huida.

Me giré para verlo nuevamente a los ojos. Aparté su agarre de mi brazo y esperé a que continuara hablando.

-Vamos a comer algo cuando termine-Dijo señalando con la cabeza hacia la Iglesia.

Fruncí el ceño mirando en dirección a donde había señalado y reproduciendo nuevamente sus palabras en mi mente. Su invitación, si así podía llamarse, había sido ruda y tosca. De todos modos no podía, siempre almorzaba con papá los domingos y no había oportunidad de salirme de eso.

-No puedo-Tartamudeé con nerviosismo.

Soltó una pequeña risa mientras pasaba los dedos por su cabello para revolverlo un poco y luego se acercó a mí haciendo aparecer en su rostro su muy utilizada media sonrisa torcida.

-Pues tendrás que poder-Susurró.

Estaba tan cerca que me olvidé de todo a mí alrededor, mi respiración se paró y mis nervios se cegaron. Su expresión risueña y burlona cambió drásticamente a un rostro lleno de seriedad y confusión, su ceño se juntó a medida que se acercaba más a mi rostro. Me encontraba tiesa en mi lugar y no era ajena al hecho de que su mirada se desplazaba de mis ojos a mis labios y de vuelta. Estaba totalmente perdida en sus ojos y su cercanía. Pero de repente fue él quien se apartó. Se apoyó al costado del auto evitando mirarme, se veía desconcertado y casi enojado.

-Vamos a ir y no hay nada que puedas hacer para evitarlo-Estaba a punto de contradecirle cuando él se giró para verme con sus ojos oscuros y la mandíbula tensa-No creo que quieras que tu papi se entere de lo que estabas haciendo el viernes en la noche ¿O sí?

Mi boca cayó abierta debido a lo que había dicho y a su cambio de temperamento. Él no podía estar hablando enserio. Quién se creía para chantajearme de esa forma. Le di una última mirada dándole la oportunidad de retractarse pero no lo hizo, incluso alzó una ceja desafiante.

-No puedes hacer eso-Me acerqué dispuesta incluso a rogar-Por favor. Enserio no puedo ir.
-Ya te lo dije Sky, tendrás que poder.

Lo miré con los ojos abiertos buscando algo de piedad en los suyos pero no la encontré. Estaban sombríos e impenetrables. Solté un respiro. Aunque prácticamente ni lo conocía, sabía que él sería plenamente capaz de cumplir su palabra y decirle a mi padre. Y no me podía arriesgar a eso.

-Que maduro-Murmuré con sarcasmo lo suficientemente  alto como para que él escuchara y rodé los ojos con fastidio.

Mi irritación únicamente provocó diversión en él, lo cual me enojó más y yo raramente me enojaba.

-Bien. Tu ganas-Suspiré derrotada-Pero tendrá que ser más tarde.

Bufó y se revolvió el cabello nuevamente. Al parecer yo no era la única irritada.

-De acuerdo-Respondió al fin-¿Dónde te recojo?
-Puedes decirme a dónde vamos y yo llego allí-Ofrecí.
-Sky…-Advirtió con un poco de paciencia a pesar de que en su postura y expresión se notaba lo tenso que estaba.

Di una veloz mirada hacia la Iglesia, algunas personas ya estaban llegando por lo que tendría que darme prisa en entrar. Mordí mi labio inferior con ansiedad, de ninguna manera él podría aparecerse por mi casa.

-Búscame en donde nos dejaste el viernes-Hablé finalmente rindiéndome.
-Ahí estaré-Dijo sonriendo levemente-Ahora vete que te ves algo nerviosa.

Lo miré mal una vez más y él se carcajeó. Era increíble cómo podía pasar por tan opuestos estados de ánimo en tan sólo unos minutos.

-Creí que ibas a entrar.
-Las Iglesias no son realmente lo mío, nena-Replicó colocándose las gafas negras otra vez-Ya obtuve lo que quería. No hay nada más que tenga que hacer aquí.

Y en tan sólo un par de días mi vida se había convertido en una montaña rusa, parecía que la ansiedad no quería abandonar mi cuerpo ni por un segundo. Luego de vivir prácticamente todos mis diecisiete años de vida en un estado de seguridad y obediencia ahí estaba yo, sentada sin escuchar nada de lo que mi padre tenía para enseñar esa mañana. Mi mente estaba completamente sumergida en otro lugar, tratando de pensar cómo iba a hacer para salir y que mentira expondría esta vez.

Revolvía mis manos con angustia buscando calmar mis nervios, pasé mis dedos por mi anillo constantemente. Maddie estaba junto a mí y frecuentemente giraba su cabeza para mirarme con el ceño contraído y una clara mirada de interrogación en su rostro.

Finalmente la misa llegó a su fin y pude salir a llenar mis pulmones con un poco de aire fresco que tanto necesitaba.

-¿Qué te pasa?-Preguntó mi amiga inmediatamente-Pareces a punto de desmayarte.

Me quité la diadema de margaritas y pasé mi mano por mi cabello para revolverlo, pero me detuve cuando la acción me recordó a Harry, eso era algo que él hacía muy a menudo. Solté un fuerte suspiro.

-Harry estuvo aquí antes de que llegaras-Dije al mismo tiempo que volvía a colocar la diadema en su sitio-Quiere que vayamos a cenar.

La expresión de Maddie se tornó de sorpresa al instante.

-¿Estás hablando enserio?-Exclamó con escepticismo.

Asentí con una mueca de temor e irritación en mi rostro. No quería salir con él. No sabría qué decir, qué hacer, o siquiera como respirar. Sin duda no era una situación en la que quisiera estar. Le expliqué a ella lo que Harry me había dicho y sus ojos se entornaron incluso más que antes.

-Soy consciente de que es jodidamente caliente-La reprendí  con la mirada por su elección de palabras a lo que ella puso los ojos en blanco-Pero Kristin estuvo contándome algunas cosas y no creo que él sea bueno para ti Sky.

Sus palabras de repente aclamaron toda mi atención. Esperé que continuara hablando con lo que fuera que su prima le había dicho de Harry.

-Digamos que es bastante…problemático. Ha estado involucrado en varias peleas con otros pilotos-Maddie tenía un gesto de advertencia en su cara-Es peligroso Sky. Y tú eres muy inocente.

No pude impedir no sentirme algo ofendida por sus palabras. Aunque sabía que solo estaba diciendo la verdad y nada más que eso, me molestaba que las personas siempre tendieran a subestimarme.

-Aun así no puedo arriesgarme a que me delate con papá.

Después de que papá terminara de arreglar sus cosas partimos como cada domingo, a un restaurante cerca para almorzar. Agradecí encarecidamente que Maddie hubiera hablado durante la comida y mantuviera entretenido a mi padre, porque honestamente no tenía cabeza para participar en la conversación. Salimos del restaurante y fuimos a casa. Maddie y yo fuimos directo a mi habitación para ayudarme a escoger que colocarme, de ninguna manera iría con vestido. Nos decidimos por un jean ajustado azul oscuro y una blusa azul celeste.

Mi celular sonó dentro del cajón de la mesa de noche. Era un mensaje de Harry.

De: Harry
Pasaré a recogerte a las seis.

Hasta ese momento aún conservaba la esperanza de que lo olvidara o algo y me liberara de mi obligación de ir, pero parecía que eso era pedir demasiado. Bufé, él era tan mandón. Ya tenía suficiente con mi padre como para adicionar a alguien más a la lista de personas a las que obedecer.

Desplacé mi dedo por la pantalla observando que tenía otro mensaje de él de ese mismo día.

De: Harry
¿No vas a venir a saludarme? Parece que tendré que ir yo.

Supuse que eso fue antes de nuestra charla fuera de la iglesia esa mañana. Le mostré los mensajes a Maddie y ella también bufó.

A las cinco de la tarde bajé al estudio donde se encontraba papá leyendo. Tomé una bocanada de aire antes de tocar la puerta.

-¡Adelante!-Exclamó desde el otro lado.
-Hola papi-Lo saludé entrando al estudio y cerrando la puerta detrás.
-Hola princesa. ¿Qué sucede?-Se quitó sus gafas de lectura, enfocando toda su atención en mí.

Ya se podían apreciar algunas pocas arrugas alrededor de sus ojos cafés. Mis ojos los saqué a mamá, ella era rubia, alta, de ojos azules. Era tan hermosa.

Por todo el estudio habían repartidas varias fotos de ella y no pude evitar que el sentimiento de nostalgia se expandiera. La extrañaba tanto. Amaba a papá y admiraba todos sus esfuerzos por criarme, pero de todas formas ella me hacía falta. Siempre sería así. Al principio fue duro porque yo estaba entrando a una nueva etapa en la que necesitaba de una mujer que me orientara en tantas cosas. Cosas tan básicas como comprar un sostén o depilación se hicieron más difíciles e incómodas bajo la supervisión de mi padre.  

-Te quería pedir permiso para salir-Hablé rápido y pude ver como su frente se arrugaba-Con Maddie. A algún centro comercial. A cine y comer. Volveré temprano.
-¿Hoy?-Me limité a asentir y él se removió en su silla de cuero marrón-Sabes que debes avisarme con tiempo Skylar. Tendrá que ser el próximo fin de semana.

Me contuve para no salir y tirar la puerta como niña malcriada. Aunque salir con Harry no me extasiara, una adolescente debería poder salir con su mejor amiga a un centro comercial.

“Pero no saldrás con tu mejor amiga”

Hizo eco la voz de mi consciencia que hasta ahora nunca se había hecho presente ya que yo tendía a siempre hacer lo correcto.

-Papá, por favor-Supliqué con paciencia y ternura-Ya terminé todo lo del colegio. No tengo nada más qué hacer y tú estás ocupado y no quiero estar sola y aburrida toda la tarde.
-Skylar…-Se masajeó el entrecejo y levantó la mirada hacia mí.
-Maddie me traerá temprano-Insistí aprovechando su momento de vacilación-Lo prometo.

Soltó un suspiro pesado mirando hacia el escritorio, sabía que estaba mirando una foto de él, mamá y yo. Se pasó las manos por el cabello y alzó la vista.

-Te quiero temprano aquí-Dijo mientras se ponía las gafas de leer nuevamente-Mañana hay clases.

Me acerqué y le di un beso en la mejilla en forma de agradecimiento y luego salí del estudio. Debería sentirme mal por mentirle, pero no fue así. No podría explicar con exactitud las emociones que me recorrían pero se podría asemejar con la libertad. Una muy mínima pero bienvenida libertad.

************

Maddie me había hecho miles de advertencias que lograron poner mis nervios de punta, no sabía si ella estaría exagerando un poco las cosas pero aun así se veía bastante preocupada y esa preocupación hizo eco en mí también.

A las seis en punto sentimos un auto estacionarse en frente y minutos después el timbre sonó. Refunfuñé y me puse de pie, tomando un pequeño bolso que había llevado y guardando mi celular allí. Maddie estaba acostada en el sofá de la sala de televisión, me dio un beso y se despidió de mí.

Abrí la puerta principal y allí estaba él.

-Hola linda-Su media sonrisa salió a flote.

Llevaba un Jean negro bastante ajustado, camisa blanca con azul claro, zapatos cafés y aunque el sol ya se estaba escondiendo, llevaba las mismas gafas negras de la mañana. Los primeros botones de la camisa estaban desabrochados por lo que se podía apreciar parte de su pecho y sus tatuajes de pájaros y el collar de cruz colgaba en medio de estos, justo como la primera vez que lo vi.

Salí cerrando la puerta. Su mano se posicionó casi al segundo en mi espalda baja para guiarme hasta la camioneta. Abrió la puerta dejándome entrar y luego caminó hacia el lado del conductor. Se quitó las gafas antes de subir y las colgó en la parte delantera de su camisa

Abroché el cinturón de seguridad y recosté mi cabeza contra el lado de la puerta al mismo tiempo que reproducía en mi cabeza todo lo que Kristin le había dicho a Maddie. Impulsivo. Conflictivo. Controlador. Peligroso. Fiestero. Mujeriego. La lista era interminable. No me gustaba juzgar en base a chismes, pero ya había quedado claro que con Harry no reaccionaba de la misma manera en que regularmente lo haría. Solté un suspiro. No quería estar ahí con él.

-¿No piensas hablar?-Preguntó sacándome de mis pensamientos.

Giré mi rostro hacia él, negué con la cabeza y volví a apoyarme en la puerta. Harry estalló en risas.

-Bien, creo que me tocará a mí. ¿Cuántos años tienes?-Volví a mirarlo y su mirada verde cayó en la mía.
-Diecisiete-Respondí dirigiendo mí vista al frente-¿Y tú?

Lo miré de reojo y pude notar como sus cejas se encontraban. Se enfocó nuevamente en la carretera antes de contestar.

-Veinte-Dijo al fin.

No dije nada más y él tampoco. Minutos después Harry parqueó frente a un lindo restaurante. Tenía luces bajas que le daban un toque más acogedor y había plantas al rededor. Se bajó y yo traté de hacer lo mismo pero mi puerta tenía seguro que no me permitía abrirla desde adentro así que tuve que esperarlo. Me abrió con una sonrisa burlona, lo miré mal y me bajé de la camioneta. Su mano se ubicó de nuevo en mi espalda baja a medida que caminábamos a la entrada.

Un hombre nos llevó hasta una mesa ubicada en un rincón del restaurante, estaba rodeada por un elegante sillón en forma de “U” por lo que  me veía obligada a estar sentada junto a él. Una joven y atractiva mesera se acercó para tomar nuestras órdenes. No fui ajena al hecho de que sus ojos viajaban sobre Harry de una forma poco disimulada. Decidí concentrarme en el menú.

Hicimos nuestros pedidos y la chica se fue meneando las caderas sugestivamente. La mano de Harry se ubicó en el respaldo del sofá detrás de mi espalda. Me erguí buscando un poco más de distancia entre nosotros y apoyé los brazos en la mesa.

-Cuéntame algo sobre ti Sky.

Tomé una amplia respiración buscando calmar mis nervios y me giré para encararlo.

-No hay mucho que contar-Me encogí de hombros con desinterés.
-Vamos, estoy seguro que ser la hija del reverendo debe ser muy divertido.

Lo miré mal. Nunca me había gustado que se refirieran a mí de esa manera. La simple hija del reverendo. Y por algún motivo me molesto más que lo hiciera Harry.

-¿A qué te dedicas?-Intentó de nuevo, ésta vez un poco tenso.
-Estudio-Respondí no queriendo hacerlo enojar-Estoy en mi último año.

La mesera volvió con nuestras bebidas, me percaté de como aprovechó la oportunidad para rozar a Harry mientras colocaba las bebidas en la mesa. Se inclinó apoyando la mano en el hombro de él y automáticamente mi ceja se levantó.

-En un minuto les traigo su cena-Susurró mirándolo exclusivamente a él y se alejó nuevamente.

Me estaba cansando de estar erguida por lo que me dejé caer en el sofá tratando de hacer caso omiso al brazo de Harry abrazando el espaldar. La acción provocó que él se moviera más cerca de mí.  

-¿Vas muy a menudo a las carreras?-Preguntó invadiendo un poco mi espacio personal-Nunca te había visto antes.

Me coloqué tiesa mirando al frente para evitar a como diera lugar sus ojos. Aclaré mi garganta antes de hablar en busca de algo de fuerza en la voz.

-No. Esa fue la primera vez-Respondí.