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La fruta prohibida
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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La fruta prohibida
Nombre: La fruta prohibida
Autor: Avril
Género: Drama y romance
Advertencias: subiré un capitulo cada semana, pero si puedo lo haré más seguido y comenten porfavor
Otras páginas: No
Autor: Avril
Género: Drama y romance
Advertencias: subiré un capitulo cada semana, pero si puedo lo haré más seguido y comenten porfavor
Otras páginas: No
avril14
Re: La fruta prohibida
Comenzar siempre es complicado, un cambio de país no es común, significa un cambio de vida totalmente radical, casa, amigos, colegio. no sabemos lo que nos depara el destino si es acaso que exista, me gustaría creer que sí. Es una nueva etapa en mi vida, el amor nunca ha sido una gran prioridad, pero solo se sabe cuando realmente se encuentra.
Las hadas, las brujas y los tres deseos sólo existen en los cuentos e historias, pero núnca en la vida real o tal véz las personas así lo quieren creer, los dias pueden ser tan normales como tú los decidas, a menos que pueda existir algo que lo cambie todo...
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 1
Hoy es el festival de San Patricio, es 17 de Marzo, tengo puesto un vestido verde que compré hace poco para éste día, también un sombrero con un trebol, no sé mucho sobre ésta tradicón ya que llevo muy poco tiempo aquí en Mullingar. Es un lugar agradable, llegué aquí en Enero hace apenas dos meses y creo que me he acoplado bien, ya le hablo a algunas chicas de la escuela y mi casa es perfecta.
Mi habitación es espaciosa, la cama está al lado de una gran ventana y tengo una bonita vista, a un costado de la cama está una mesita de noche y sobre ésta una lampara, lo que más destaca es el armario un poco rústico, la habitación me hace sentir comoda, bien y tranquila, además de que se encuentra bien equipada con un reproductor de música, un tocador, libros, una laptop, lo cual la hace perfecta.
Bajé corriendo las escaleras, mi madre ya me esperaba abajo.
-Tardas demaciado, ya no veremos nada
-Claro que si mamá, aún nos queda tiempo
-Bueno, apresurate
-¡Adios papá!
Salimos a toda prisa, corrí al auto un volkswagen bora color plata. Mamá manejaba tan deprisa, que en un momento creí que nos estrellariamos contra un árbol.
Mi madre tuvo que estacionar el auto un poco lejos del desfile, ya que todo estaba lleno de autos y personas, caminamos por una pequeña calle hasta llegar a la principal, todo se veía tan alegre, las personas gritaban y reían. La primera hora fué muy interesante ver como los Irlandeses bebían cerveza y jugueteaban, pero llegó un punto en el que me aburrí muchisimo, y pensar que ésto duraría tres días, no regresaría mañana definitivamente.
Las siguientes dos horas estaba desesperada, todo se veía tan animado excepto yo, todos se divertian y bailaban, tal vez éra que yo no conocía el significado de éste día para estas personas. Decidí ir por un par de cervezas para mi mamá y para mi, de regreso con mi madre le entregué su cerveza, entre la multitud un grupo de personas gritaban con todo el aire que sus pulmones les permitían, me acerque para ver a aquellas personas tan animadas, al dirigir la mirada a aquél grupo de personas, percibí un rostro, el cual llamó mi atención con aquella linda sonrisa, lo perdí en un instante, corrí para observarlo más de cerca, pero no encontre aquel rostro tan bello que hace unos instantes había observado, desesperada me adentre entre la multitud y comencé a buscar más de prisa y con más insistencia, mi corazón estaba frenético, mientras ese rostro ya no aparecía por ningún lado. En el siguiente segundo mi cerveza resbaló de mi mano y cayó al piso, los vidrios se exparcieron por todos lados y al mismo tiempo sentí como un cuerpo chocaba contra el mío y me hacía perder el equilibrio, mi cuerpo resbalo y sólo pude meter la manos. caí en lo vidrios rotos.
miré mis palamas de las manos, tenía vidrios incrustados y también en mis rodillas, intentaba sacarlos cuando unas manos me sujetaron de la cintura para levantarme, levante la vista y ví el rostro que hacía unos segundos había estado buscando. Tenía facciones finas, era alto y de tez blanca, su cabello no era muy largo, pero lo suficiente para ver aquellos lindos rizos color castaño claro, tenía los ojos de un color verde que a cualquiera desmayaría, en su rostro había una sonrisa, la que dibujaban unos labios perfectamente deliniados y adornaba unos lindos hoyuelos.
-¿Te encuentras bien?
-Sí gracias
Al mpronunciar esas palabras me miró, la sonrisa que había estado en aquél rostro se esfumó, dió media vuelta y se marchó.
En ese momento no supe que decir, busqué a mi mamá con la mirada en busca de ayuda y caminé adolorida hacia ella.
-¿Qué sucedió?
-Haaa... Rompí mi cerveza y caí sobre ella
-Deberias tener más cuidado
-Sí claro, esque me distraje
-Vamos a casa a que te cambies de ropa y limpiarte bien esas heridas
-Pero llevamos muy poco tiempo aquí
-Se infectará si no sacamos esos vidrios
-Está bien- Contesté resignada, pero antes de dar un paso lejos de ahí heché un último vistazo.
Tardamos unos minutos en llegar a casa, mi madre saco los vidrios y después colocó unas vendas en mis rodillas y manos.
Me dolía todo el cuerpo, ya era tarde y queria descanzar un poco, que mejor manera de hacerlo que bajo un árbol. En los dos meses que tenía en ésta casa no habia ido ninguna vez al enorme árbol que se encontraba en el jardín de la casa, así que ésta era la ocasión perfecta.
Me recosté boca abajo al pie de el árbol. Mi mente comenzó a divagar, aquél chico era tan guapo y sexy, repetia esa escena una y otra vez en mi mente cuando algo de aquél árbol llamó mi atención, estando debajo de él entre tantas ramas y hojas, ví que algo pequeño colgaba de una de las ramas y luego comencé a ver más y más.
Me levanté para tratar de bajar uno de aquéllos frutos, pero el árbol era demaciado alto, así que subí al árbol con gran dificultad luego de tener las manos vendadas.
Llegue a la rama donde había uno de los frutos y trate de desplazarme hacía ella, la tomé y comencé a jalarla, pasé de estar en una rama a estar en el suelo, pero con la fruta de la victoria en la mano. No había sido un golpe fuerte, pero pude notar que las heridas que tenía comenzarón a sangrar, quité el vendaje de mis manos para ver mejor la herida y unas gotas de sangre cayeron en las raices del árbol, me sentía adolorida, pero no lo suficiente para entrar y curarme, tenía mi objetivo en la mano esa fruta tan extraña, que por más que veía no la reconocia. Era de color morado, muy obscuro y en la rama de la que había estado colgada tenía la forma de una flor de cuatro pétalos y era de color verde.
Última edición por avril14 el Lun 01 Jul 2013, 6:13 pm, editado 1 vez
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 2
Así que decidí recostarme al pie del árbol y al sentir tanta paz, fuí perdiendo mi realidad, y mi conciencia se fue apagando poco a poco.
Desperté de un sobresalto al sentir que la fruta se resbalaba de mis manos, pero al observarla tenía un color rojo obscuro con toques de morado, definitivamente ese no era el color que tenía cuando la corté, me la llevé a la boca por instinto, pero fué imposible morderlo, era demaciado dura.
Me levanté somnolienta y me dirigí a mi habitación, buscaría ésta extraña fruta en internet con mi pequeña Laptop.
Tecleé "Frutas de Irlanda". Entré a varios sitios, pero en ninguno se encontraba ésta fruta, al parecer no había muchas aquí en Mullingar.
Seguí buscando durante un buen rato, pero no encontraba nada.
Mi busqueda terrminó al darme cuenta de que era muy tarde, apagué la computadora rápidamentey me metí en la cama, esperaba con ansias a que amaneciera para poder ver al chico que tanto me había gustado.
Desperté a las 7:00 am, corrí a bañarme, fué un baño rápido, aunque cuidadosamente para no lastimar mis heridas. Corrí a la cocina, como era lunes, mi mamá ya se encontraba ahí, le preparaba el desyuno a mi papá que se iría a trabajar.
-Mamá ¿Aún no estas lista?, ¿No iremos al festival?
-¿Te caiste de la cama?
-¡Eso no importa!-recordé que había despertado sobresaltada al estar mi cuerpo muy cerca del piso- Lo que ahora impota es que te alistes para llegar temprano-
-¿Qué te sucede?, ¿Por qué tanta urgencia en llegar temprano?
-Porque ahora vivimos en Irlanda y debemos aprender de sus tradiciones
-Recuerda que ayer sólo te aburriste y hasta te lastimaste
- Pero fué ayer, hoy será diferente ¿si? ¿ya nos vamos?- Miré a mi mamá con una enorme sonrisa, esperaba que dijera que si
- De acuerdo, pero antes desayuna o la cerveza se te subirá
Ésta vez decidí manejar yo pues pretendía llegar temprano, aunque nos fué dificil hallar un lugar para estacionar el auto.
El ambiente ahora me parecia tan diferente, tenía una sensación de paz, de alegria y de emoción al estar en éste lugar, definitivamente era temprano, sólo ansiaba el instante de poder verlo, caminaba y caminaba, entre la multitud observaba miles de caras, pero en ninguna se encintraban los rasgos de aquél chico. ¿Quién era?, ¿Cómo se llama?, ¿Por qué se fué sin decir absolutamente nada?
Y así transcurrió el día buscando y buscando, observando miles de rostros, pero mi busqueda fué en vano.
-¡Avril ya es hora de regresar a casa!
-Pero aún no termina el evento
-Ya es tarde, no podemos quedarnos más
Sin más argumentos cedí y subí al auto, la lluvia comenzó a caer y todo el ambiente comenzó a sentirse triste y melancólico, ver caer las gotas de lluvia en la ventana que resbalaban poco a poco, y eran sustutuidas por otras nuevas.
La cena me pareció tan simple mi mente se encontraba fuera de mi cuerpo, reviviendo la ecena una y otra vez del día anterior tan extraño, sólo el dolor de mis heridas me regresaron a la realidad y a darme cuenta que el reloj que se encontraba a un costado de mi cama avanzaba con tanta lentitud.
Estaba en mi viejo estudio, era lo que siempre había querido ser, frágil , con el cuerpo perfecto, la postura perfecta. Bailaba frente al espejo, estaba roto y al verme reflejada ví que ese rostro no era el mío, comencé a sentir que mi corazón latía a un rítmo frenético, yo sentía miedo, miedo de caer al piso, un miedo que era inexplicable, ya que no había razón para sentirme de esa manera, no era la primera vez que iba acaer, sentí una un ardor en las piernas con un dolor punzante...
Abrí los ojos de golpe y el ardor venía de las heridas que me había hecho ayer, tenía sangre. Cerré los ojos hasta perder la conciencia.
Así que decidí recostarme al pie del árbol y al sentir tanta paz, fuí perdiendo mi realidad, y mi conciencia se fue apagando poco a poco.
Desperté de un sobresalto al sentir que la fruta se resbalaba de mis manos, pero al observarla tenía un color rojo obscuro con toques de morado, definitivamente ese no era el color que tenía cuando la corté, me la llevé a la boca por instinto, pero fué imposible morderlo, era demaciado dura.
Me levanté somnolienta y me dirigí a mi habitación, buscaría ésta extraña fruta en internet con mi pequeña Laptop.
Tecleé "Frutas de Irlanda". Entré a varios sitios, pero en ninguno se encontraba ésta fruta, al parecer no había muchas aquí en Mullingar.
Seguí buscando durante un buen rato, pero no encontraba nada.
Mi busqueda terrminó al darme cuenta de que era muy tarde, apagué la computadora rápidamentey me metí en la cama, esperaba con ansias a que amaneciera para poder ver al chico que tanto me había gustado.
Desperté a las 7:00 am, corrí a bañarme, fué un baño rápido, aunque cuidadosamente para no lastimar mis heridas. Corrí a la cocina, como era lunes, mi mamá ya se encontraba ahí, le preparaba el desyuno a mi papá que se iría a trabajar.
-Mamá ¿Aún no estas lista?, ¿No iremos al festival?
-¿Te caiste de la cama?
-¡Eso no importa!-recordé que había despertado sobresaltada al estar mi cuerpo muy cerca del piso- Lo que ahora impota es que te alistes para llegar temprano-
-¿Qué te sucede?, ¿Por qué tanta urgencia en llegar temprano?
-Porque ahora vivimos en Irlanda y debemos aprender de sus tradiciones
-Recuerda que ayer sólo te aburriste y hasta te lastimaste
- Pero fué ayer, hoy será diferente ¿si? ¿ya nos vamos?- Miré a mi mamá con una enorme sonrisa, esperaba que dijera que si
- De acuerdo, pero antes desayuna o la cerveza se te subirá
Ésta vez decidí manejar yo pues pretendía llegar temprano, aunque nos fué dificil hallar un lugar para estacionar el auto.
El ambiente ahora me parecia tan diferente, tenía una sensación de paz, de alegria y de emoción al estar en éste lugar, definitivamente era temprano, sólo ansiaba el instante de poder verlo, caminaba y caminaba, entre la multitud observaba miles de caras, pero en ninguna se encintraban los rasgos de aquél chico. ¿Quién era?, ¿Cómo se llama?, ¿Por qué se fué sin decir absolutamente nada?
Y así transcurrió el día buscando y buscando, observando miles de rostros, pero mi busqueda fué en vano.
-¡Avril ya es hora de regresar a casa!
-Pero aún no termina el evento
-Ya es tarde, no podemos quedarnos más
Sin más argumentos cedí y subí al auto, la lluvia comenzó a caer y todo el ambiente comenzó a sentirse triste y melancólico, ver caer las gotas de lluvia en la ventana que resbalaban poco a poco, y eran sustutuidas por otras nuevas.
La cena me pareció tan simple mi mente se encontraba fuera de mi cuerpo, reviviendo la ecena una y otra vez del día anterior tan extraño, sólo el dolor de mis heridas me regresaron a la realidad y a darme cuenta que el reloj que se encontraba a un costado de mi cama avanzaba con tanta lentitud.
Estaba en mi viejo estudio, era lo que siempre había querido ser, frágil , con el cuerpo perfecto, la postura perfecta. Bailaba frente al espejo, estaba roto y al verme reflejada ví que ese rostro no era el mío, comencé a sentir que mi corazón latía a un rítmo frenético, yo sentía miedo, miedo de caer al piso, un miedo que era inexplicable, ya que no había razón para sentirme de esa manera, no era la primera vez que iba acaer, sentí una un ardor en las piernas con un dolor punzante...
Abrí los ojos de golpe y el ardor venía de las heridas que me había hecho ayer, tenía sangre. Cerré los ojos hasta perder la conciencia.
Última edición por avril14 el Lun 01 Jul 2013, 6:05 pm, editado 1 vez
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 3
Por mañana desperté cansada, no había dormido bien, desperté varias veces por la noche y con la pesadilla no había dormido casi nada. Tenía mucho sueño y no quería levantarme de la cama, el reloj marcaba las 10:30 am.
La puerta de mi habitación se abrió, era mi mamá que me llamaba para desayunar.
-Al parecer hoy se te pegaron las cobijas
-No dormí muy bien
-Pero ya es hora de desayunar, así que te espero abajo
-De acuerdo
Me levanté con gran dificultad y bajé las escaleras. Mi mamá ya estaba comiendo, tomé asiento frente a ella, en mi plato había dos hot cakes, tomé la miel y la mermelada, les unté un poco y comí en silencio. Mi mamá se levantó de su silla unos minutos más tarde.
-Voy a recoger un poco, ¿Por qué no sales a dar un paseo? camina por Mullinga, ve a algún lugar, al lago por ejemplo, no está muy lejos
-Sí, me vendría bien
-Aprovecha antes de que se reanuden las clases; ha y cuando termines lava tu plato
Cunado terminé de secar el último plato me dirigí al baño, abrí la llave de la tina hasta que el volumen fué considerable, metí mi cuerpo en la tina, cerré los ojos, comencé a pensar en él nuevamente, ya no podía, no debía. Sumergí mi cabeza en el agua para liberarme de aquel pensamiento, al principio revivir ese momento era bonito, pero ahora esto se estaba volviendo molesto.
Al términar la ducha me puse unos jeans ajustados y una blusa de tirantes color cafe y mis converse.
Había olvidado por completo la fruta que se hallaba junto a mi laptop, que se encontraba en la mesa de mi recamara. Tomé ambas cosas y las guardé en mi mochila, bajé las escaleras y me despedí de mi madre. Fuí al despacho de mi padre y tomé una navaja del primer cajón del escritorio, salí de la casa, en el árbol todas las frutas habían adquirido un color un poco más rojo, casi como la que llevaba en la mochila.
Caminé durante 25 minutos para llegar al lago Lene, al estar allí me senté en un lugar comodo, saqué la laptop y comencé a investigar, aquí había muchos árboles, pero en ninguno había de estas frutas, después de varios intentos prové ahora tecleeando "frutas exóticas" en imágenes, tras varias páginas la encontré, su nombre era "mangostan". Tecleé ahora "mangostan" y definitivamente era una fruta como esa la que yo llevaba en la mochila. Busqué en Google y el nombre completo de esta fruta era Garcinia mangostan.
Sobre ésta decía:
Entonces el árbol que estaba en mi patio era un árbol viejo y quien sabe cuanto tiempo tenía ahí, seguro más de 50 años.
Observé una vez más los árboles que me rodeaban. Aquí podría haber otro, no no había ninguno.
Busqué más sobre la fruta, tecnicamente era lo mismo, otro dato era que su cascara era muy dura y gruesa, pero eso lo había notado al intentar morderla
Saqué mi fruta y la navaja de la mochila, la cascara era realmente dura, cuando logré partirla pude verla, tenía un color blanco similar al de las fotografías, la mordí, tenía un sabor dulce que impactó mi paladar, era realmente deliciosa, en unos minutos me la había terminado, desde hoy la mangostan era mi fruta favorita, lastima que sólo se diera dos veces al año.
Me levanté del cesped y con mi mochila en mano comencé a caminar cerca de la orilla de el lago, era tan hermoso y yo tenía la suerte de vivir en éste lugar, caminé un largo rato hasta que ví que era la hora de comer y salí disparada a mi casa.
Cuando llegué papá ya estaba en casa.
-Que bueno que llegas, tu mamá comenzaba a preocuparse
-Lo lamento esque en éste sitio el tiempo se pasa demaciado rápido
-Bien Avril, lavate las manos para comer
-Sí, ya voy
Fuí al baño que ésta debajo de la escalera y lavé mis manos, las heridas ya no me dolían. Fuí a la cocina con mi mamá y mi papá.
-¿Qué comeremos?
-Sopa de verduras y pescado
-Ha, me gusta
-Sí, tu mamá cocina delicioso
-Gracias amor- mi madre se sonrojo
-De nada cariño, sabes que es verdad
-Ok, quiero comer y no es miel, ya desyune eso- Hubo risas, mi familia me encantaba
La mesa estaba puesta con tanta delicadeza que en ella se notaban rasgos de mi madre.
-Hija ¿recuerdas que arreglarían el cuarto de espejos que está junto a mi despacho?
-Sí, ¿lo hisiste papá? ¡Es genial! podré bailar ahora
-Acaban de cambiar los espejos rotos
-Bien, iré averlo
-No tan rápido primero sientate y come, ahora.
Me senté algo enfurruñada, lo había esperado desde hace dos meses y ahora no podía hacerlo. Ese cuarto me había encantado, yo supuse que las personas que vivieron aquí practicaron alguna danza ya que tenía espejos, sólo que había dos rotos y un estrellado cuando llegamos a ésta casa.
-Avril ¿Cómo están tus heridas?
-Bien, estan mucho mejor mamá, aún me duelen un poco, pero ya no se ven tan mal
-Cuando te bañes, cura las heridas otra vez
-Sí
-¿Quieres que vayamos al último día del Festival?
-Amm... no, esque stoy cansada
-Avril de verdad no puedo entenderte, ayer ni siquiera querías regresar
-Sí, pero hoy quiero bailar en mi nuevo estudio
Al escuchar a mi madre, ese sentimiento triste me invadió de nuevo, no quería ir porque no lo encontraría y tal vez jamás volvería a ver ese rostro tan lindo.
-Puedes ir con mi papá, yo prefiero quedarme
Dentro de mi quería ir y buscarlo una vez más, pero también sabía que estaba mal buscar a una persona con tanta insistencia y sin conocerla. Yo no quería eso.
Por mañana desperté cansada, no había dormido bien, desperté varias veces por la noche y con la pesadilla no había dormido casi nada. Tenía mucho sueño y no quería levantarme de la cama, el reloj marcaba las 10:30 am.
La puerta de mi habitación se abrió, era mi mamá que me llamaba para desayunar.
-Al parecer hoy se te pegaron las cobijas
-No dormí muy bien
-Pero ya es hora de desayunar, así que te espero abajo
-De acuerdo
Me levanté con gran dificultad y bajé las escaleras. Mi mamá ya estaba comiendo, tomé asiento frente a ella, en mi plato había dos hot cakes, tomé la miel y la mermelada, les unté un poco y comí en silencio. Mi mamá se levantó de su silla unos minutos más tarde.
-Voy a recoger un poco, ¿Por qué no sales a dar un paseo? camina por Mullinga, ve a algún lugar, al lago por ejemplo, no está muy lejos
-Sí, me vendría bien
-Aprovecha antes de que se reanuden las clases; ha y cuando termines lava tu plato
Cunado terminé de secar el último plato me dirigí al baño, abrí la llave de la tina hasta que el volumen fué considerable, metí mi cuerpo en la tina, cerré los ojos, comencé a pensar en él nuevamente, ya no podía, no debía. Sumergí mi cabeza en el agua para liberarme de aquel pensamiento, al principio revivir ese momento era bonito, pero ahora esto se estaba volviendo molesto.
Al términar la ducha me puse unos jeans ajustados y una blusa de tirantes color cafe y mis converse.
Había olvidado por completo la fruta que se hallaba junto a mi laptop, que se encontraba en la mesa de mi recamara. Tomé ambas cosas y las guardé en mi mochila, bajé las escaleras y me despedí de mi madre. Fuí al despacho de mi padre y tomé una navaja del primer cajón del escritorio, salí de la casa, en el árbol todas las frutas habían adquirido un color un poco más rojo, casi como la que llevaba en la mochila.
Caminé durante 25 minutos para llegar al lago Lene, al estar allí me senté en un lugar comodo, saqué la laptop y comencé a investigar, aquí había muchos árboles, pero en ninguno había de estas frutas, después de varios intentos prové ahora tecleeando "frutas exóticas" en imágenes, tras varias páginas la encontré, su nombre era "mangostan". Tecleé ahora "mangostan" y definitivamente era una fruta como esa la que yo llevaba en la mochila. Busqué en Google y el nombre completo de esta fruta era Garcinia mangostan.
Sobre ésta decía:
"Nombre completo: Garcinia mangostan
Familia: Clusiaceae
Es típicamente tropical, vive en lugares donde la temperatura es de 20ºc - 35ºc, no tolera heladas.
Es originarío del Sudeste Asiatico.
El árbol mide de 10 a 25 metros de altura, follaje muy denso, siempre verde. La fruta es muy dulce, la textura de su pulpa es melosa, suave, delicada y su sabor recuerda vagamente al durazno. El árbol llega a vivir 400 años. Su primera fruta se dá de los 50 a los 100 años de haberse sembrado, dá frutos dos veces al año, por ésta razón es muy demandad, suele dar de 150 a 200 frutos 30 años después de la primera cosecha. "
Entonces el árbol que estaba en mi patio era un árbol viejo y quien sabe cuanto tiempo tenía ahí, seguro más de 50 años.
Observé una vez más los árboles que me rodeaban. Aquí podría haber otro, no no había ninguno.
Busqué más sobre la fruta, tecnicamente era lo mismo, otro dato era que su cascara era muy dura y gruesa, pero eso lo había notado al intentar morderla
Saqué mi fruta y la navaja de la mochila, la cascara era realmente dura, cuando logré partirla pude verla, tenía un color blanco similar al de las fotografías, la mordí, tenía un sabor dulce que impactó mi paladar, era realmente deliciosa, en unos minutos me la había terminado, desde hoy la mangostan era mi fruta favorita, lastima que sólo se diera dos veces al año.
Me levanté del cesped y con mi mochila en mano comencé a caminar cerca de la orilla de el lago, era tan hermoso y yo tenía la suerte de vivir en éste lugar, caminé un largo rato hasta que ví que era la hora de comer y salí disparada a mi casa.
Cuando llegué papá ya estaba en casa.
-Que bueno que llegas, tu mamá comenzaba a preocuparse
-Lo lamento esque en éste sitio el tiempo se pasa demaciado rápido
-Bien Avril, lavate las manos para comer
-Sí, ya voy
Fuí al baño que ésta debajo de la escalera y lavé mis manos, las heridas ya no me dolían. Fuí a la cocina con mi mamá y mi papá.
-¿Qué comeremos?
-Sopa de verduras y pescado
-Ha, me gusta
-Sí, tu mamá cocina delicioso
-Gracias amor- mi madre se sonrojo
-De nada cariño, sabes que es verdad
-Ok, quiero comer y no es miel, ya desyune eso- Hubo risas, mi familia me encantaba
La mesa estaba puesta con tanta delicadeza que en ella se notaban rasgos de mi madre.
-Hija ¿recuerdas que arreglarían el cuarto de espejos que está junto a mi despacho?
-Sí, ¿lo hisiste papá? ¡Es genial! podré bailar ahora
-Acaban de cambiar los espejos rotos
-Bien, iré averlo
-No tan rápido primero sientate y come, ahora.
Me senté algo enfurruñada, lo había esperado desde hace dos meses y ahora no podía hacerlo. Ese cuarto me había encantado, yo supuse que las personas que vivieron aquí practicaron alguna danza ya que tenía espejos, sólo que había dos rotos y un estrellado cuando llegamos a ésta casa.
-Avril ¿Cómo están tus heridas?
-Bien, estan mucho mejor mamá, aún me duelen un poco, pero ya no se ven tan mal
-Cuando te bañes, cura las heridas otra vez
-Sí
-¿Quieres que vayamos al último día del Festival?
-Amm... no, esque stoy cansada
-Avril de verdad no puedo entenderte, ayer ni siquiera querías regresar
-Sí, pero hoy quiero bailar en mi nuevo estudio
Al escuchar a mi madre, ese sentimiento triste me invadió de nuevo, no quería ir porque no lo encontraría y tal vez jamás volvería a ver ese rostro tan lindo.
-Puedes ir con mi papá, yo prefiero quedarme
Dentro de mi quería ir y buscarlo una vez más, pero también sabía que estaba mal buscar a una persona con tanta insistencia y sin conocerla. Yo no quería eso.
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 4
Tomé mi último bocado, lo comí rápidamente y me levanté.
Corrí escaleras arriba, entré rápido a mi recamara, abrí el armario que yo aún sentía ajeno a mi, saqué uno de mis leotardos negro, para ser exacta mi favorito. Era un leotardo de nailon y tiene un diseño peculiar que a mi me encanta; en la espalda se cruzaba, de un lado tiene un tirante grueso y de el lado opuesto son tres delgados tirantes.
Me puse el leotardo con mis mayas, tomé las puntas, puntera y bajé corriendo. Entré al estudio, al cruzar esa puerta se lograba percibir una vibración diferente, una calma que me relajaba y una gran tranquilidad, por un momento era libre, podía olvidar todos los problemas, incluso al chico que por más que había buscado no lo había encontrado.
Me senté a la mitad de salón, lograba ver mi reflejo en los espejos que rodeaban las paredes, sentía que lograba unirme al espacio y al ambiente, yo era el suelo que pisaba, era el aire que respiraba y la paz que me rodeaba, el espacio me daba permiso para comenzar mi danza. Respiré hondo y coloqué con cuidado las punteras y puntas en mis pies, se sentía raro después de no bailar durante algún tiempo, pero la satisfacción que producían las puntas en mis pies era regresar el tiempo en mis recuerdos y bailar sin fin durante horas, en la clase, en la casa, en mi mente, con mis compañeras y una excelente maestra que con sus clases y su técnica me había atrapado en un nuevo habito. Necesitaba asistir a clases para que me asesoraran, pero yo ya tenía una técnica, y maestra nueva significaba técnica nueva.
Comencé haciendo ejercicios de calentamiento, después me dirigí hacia la barra, la observé con detenimiento, me recordaba a mi antigua barra, dorada como el oro y un enorme brillo. Me sostuve de ella con los dos brazos, estando en primera posición hice demiplie y estiré varias veces, luego hice el grand plie doblando aún más mis rodillas. Continué ahora subiendo a las puntas a releve, hice coud de pied, passé, attitude y developped. Me coloqué ahora de costado a la barra, practiqué mi derriere y mi battement, lo hice varias veces y durante un largo rato y los sostuve por algún tiempo. Miré hacia el espejo y mi condición no era la misma, era tan difícil mantener una buena condición y tan fácil perderle.
Me senté en el piso un poco decepcionada de mi, tomé mis pies con mis manos y estiré mis piernas, abrí mis piernas para hacer spagat, me dolía un poco estirar y hacer el split, pero era algo que me fascinaba, el ballet en su totalidad era una danza que expresaba sentimientos de una forma tan perfecta.
Estaba muy cansada y agitada, subí a mi recamara, estando sobre mi cama quité los listones de las puntas y las quité, subí las medias, mis dedos tenían un color violáceo y sentía como punzaban, mis pies se veían tan lastimados, pero el dolor que sentía me hacía sentir una gran satisfacción, me dolían porque había perdido la práctica de bailar en puntas.
Me recosté y poco tiempo después perdí el hilo de mis pensamientos...
Eran las 6:00 am. tenía sueño, habían pasado rápido las dos semanas, hoy el calendario marcaba primero de Abril.
Corrí a ducharme tan rápido como me fue posible, después de bañarme me sentía más tranquila, me dirigí a mi habitación , me puse crema por todos lados y después me puse el uniforme de la escuela, me miré en el espejo, era una falta tableada gris, una blusa blanca y un saco color azul marino, en el cuello llevaba un listón azul del mismo tono de el saco. Se veía demasiado formal. Me puse unas calcetas cortas color blanco y zapatos negros.
Acomodé mi cabello rizado de forma que no se esponjara he hice una pequeña trenza de el lado derecho, mi cabello me llegaba a media espalda. Bajé con mi mochila en mano, tomé un vaso de leche y comí una manzana roja después corrí a lavarme los dientes.
-Avril ¿Ya estas lista?
-Sí, ya voy
-Corre nena, sube al auto
Subí tan deprisa como me fue posible . Duramos algunos minutos para llegar al colegio, mientras tanto coloqué un poco de maquillaje, delineador y rimel para resaltar mis ojos.
-Adiós papá- dije mientras bajaba de la camioneta hona pilot color gris
-Cuídate ¿Quieres que pase por ti?
-Amm... no, no se que horario tenga aparte no he salido con mis amigas tal vez quieran ir por algo de beber terminando las clases
-Esta bien, pero no te demores demasiado
-Sí, adiós- dije esbozando una amplia sonrisa
-Adiós
Entré al colegio, era tan amplio, eran tres edificios, en el primero estamos los de secundaria, en el segundo las oficinas y arriba se encuentra la biblioteca y en el tercero los de bachillerato.
Me dirigí al primer edificio, mi salón está en el segundo piso. Subí las escalera con calma para evitar un tropiezo.
Al entrar al salón número 4 vi a mis amigas, todas llevaban el mismo uniforme, pero se diferenciaban por el cabello, Ophelia tenía el cabellos oscuro, rizado y le llegaba un poco más abajo de sus hombros; Merary tenía el cabello negro, muy largo y era lacio; Zoe tenía el cabello castaño con unas pequeñas luces, era lacio y le llegaba debajo de los hombros; Nathalia tenía el cabello castaño claro, largo y rizado; y Valentina tenía un tono rojo en su cabello, tenía el cabello largo y lacio. Estaban todas reunidas en un circulo, desde el pasillo se reconocían sus gritos, llevaba apenas dos meses de conocerlas y ya me había acoplado a ellas tan divertidas y diferentes a la vez.
-Hola
-Avril-
-¿Ya viste al nuevo profesor de Matemáticas?- preguntó Zoe dirigiéndose a mi
-No, acabo de llegar- Valentina me miró con cara seria, pero en seguida rió
-Está muy guapo
-Creo que desde hoy me encantan las Matemáticas
-¿Tanto así?- Debía ser muy guapo-
-Hey Avril, ¿Qué tal las vacaciones, pudiste salir a conocer tu nuevo hogar?- Todas me prestaron atención
-¿eh?, sí, salí un par de días a conocer algunos lugares, sus paisajes son hermosos
-¿Sólo paisajes?- preguntó intrigada Merary- eso no te lo creo
-Sí, hubo algo extraño el día de San Patricio, pero no es tan importante.
Sin darme cuenta comencé a recordar ese momento, en los últimos días ya no había pensado en ello, no me importaba tanto o quizá sí, pero quería fingir que ya no me emocionaba, daba igual, pues tan sólo fue un instante y quizá jamás lo volvería a ver, así que debía olvidar o podría ser un bonito recuerdo de unas vacaciones de ensueño.
Las clases transcurrieron un tanto lento, la costumbre de vacaciones tardaría en desaparecer, tenía curiosidad de conocer al profesor de Matemáticas, ¿en verdad era tan guapo? o quizá sólo son unas exageradas, de cualquier forma sólo es curiosidad.
Tomé mi último bocado, lo comí rápidamente y me levanté.
Corrí escaleras arriba, entré rápido a mi recamara, abrí el armario que yo aún sentía ajeno a mi, saqué uno de mis leotardos negro, para ser exacta mi favorito. Era un leotardo de nailon y tiene un diseño peculiar que a mi me encanta; en la espalda se cruzaba, de un lado tiene un tirante grueso y de el lado opuesto son tres delgados tirantes.
Me puse el leotardo con mis mayas, tomé las puntas, puntera y bajé corriendo. Entré al estudio, al cruzar esa puerta se lograba percibir una vibración diferente, una calma que me relajaba y una gran tranquilidad, por un momento era libre, podía olvidar todos los problemas, incluso al chico que por más que había buscado no lo había encontrado.
Me senté a la mitad de salón, lograba ver mi reflejo en los espejos que rodeaban las paredes, sentía que lograba unirme al espacio y al ambiente, yo era el suelo que pisaba, era el aire que respiraba y la paz que me rodeaba, el espacio me daba permiso para comenzar mi danza. Respiré hondo y coloqué con cuidado las punteras y puntas en mis pies, se sentía raro después de no bailar durante algún tiempo, pero la satisfacción que producían las puntas en mis pies era regresar el tiempo en mis recuerdos y bailar sin fin durante horas, en la clase, en la casa, en mi mente, con mis compañeras y una excelente maestra que con sus clases y su técnica me había atrapado en un nuevo habito. Necesitaba asistir a clases para que me asesoraran, pero yo ya tenía una técnica, y maestra nueva significaba técnica nueva.
Comencé haciendo ejercicios de calentamiento, después me dirigí hacia la barra, la observé con detenimiento, me recordaba a mi antigua barra, dorada como el oro y un enorme brillo. Me sostuve de ella con los dos brazos, estando en primera posición hice demiplie y estiré varias veces, luego hice el grand plie doblando aún más mis rodillas. Continué ahora subiendo a las puntas a releve, hice coud de pied, passé, attitude y developped. Me coloqué ahora de costado a la barra, practiqué mi derriere y mi battement, lo hice varias veces y durante un largo rato y los sostuve por algún tiempo. Miré hacia el espejo y mi condición no era la misma, era tan difícil mantener una buena condición y tan fácil perderle.
Me senté en el piso un poco decepcionada de mi, tomé mis pies con mis manos y estiré mis piernas, abrí mis piernas para hacer spagat, me dolía un poco estirar y hacer el split, pero era algo que me fascinaba, el ballet en su totalidad era una danza que expresaba sentimientos de una forma tan perfecta.
Estaba muy cansada y agitada, subí a mi recamara, estando sobre mi cama quité los listones de las puntas y las quité, subí las medias, mis dedos tenían un color violáceo y sentía como punzaban, mis pies se veían tan lastimados, pero el dolor que sentía me hacía sentir una gran satisfacción, me dolían porque había perdido la práctica de bailar en puntas.
Me recosté y poco tiempo después perdí el hilo de mis pensamientos...
Eran las 6:00 am. tenía sueño, habían pasado rápido las dos semanas, hoy el calendario marcaba primero de Abril.
Corrí a ducharme tan rápido como me fue posible, después de bañarme me sentía más tranquila, me dirigí a mi habitación , me puse crema por todos lados y después me puse el uniforme de la escuela, me miré en el espejo, era una falta tableada gris, una blusa blanca y un saco color azul marino, en el cuello llevaba un listón azul del mismo tono de el saco. Se veía demasiado formal. Me puse unas calcetas cortas color blanco y zapatos negros.
Acomodé mi cabello rizado de forma que no se esponjara he hice una pequeña trenza de el lado derecho, mi cabello me llegaba a media espalda. Bajé con mi mochila en mano, tomé un vaso de leche y comí una manzana roja después corrí a lavarme los dientes.
-Avril ¿Ya estas lista?
-Sí, ya voy
-Corre nena, sube al auto
Subí tan deprisa como me fue posible . Duramos algunos minutos para llegar al colegio, mientras tanto coloqué un poco de maquillaje, delineador y rimel para resaltar mis ojos.
-Adiós papá- dije mientras bajaba de la camioneta hona pilot color gris
-Cuídate ¿Quieres que pase por ti?
-Amm... no, no se que horario tenga aparte no he salido con mis amigas tal vez quieran ir por algo de beber terminando las clases
-Esta bien, pero no te demores demasiado
-Sí, adiós- dije esbozando una amplia sonrisa
-Adiós
Entré al colegio, era tan amplio, eran tres edificios, en el primero estamos los de secundaria, en el segundo las oficinas y arriba se encuentra la biblioteca y en el tercero los de bachillerato.
Me dirigí al primer edificio, mi salón está en el segundo piso. Subí las escalera con calma para evitar un tropiezo.
Al entrar al salón número 4 vi a mis amigas, todas llevaban el mismo uniforme, pero se diferenciaban por el cabello, Ophelia tenía el cabellos oscuro, rizado y le llegaba un poco más abajo de sus hombros; Merary tenía el cabello negro, muy largo y era lacio; Zoe tenía el cabello castaño con unas pequeñas luces, era lacio y le llegaba debajo de los hombros; Nathalia tenía el cabello castaño claro, largo y rizado; y Valentina tenía un tono rojo en su cabello, tenía el cabello largo y lacio. Estaban todas reunidas en un circulo, desde el pasillo se reconocían sus gritos, llevaba apenas dos meses de conocerlas y ya me había acoplado a ellas tan divertidas y diferentes a la vez.
-Hola
-Avril-
-¿Ya viste al nuevo profesor de Matemáticas?- preguntó Zoe dirigiéndose a mi
-No, acabo de llegar- Valentina me miró con cara seria, pero en seguida rió
-Está muy guapo
-Creo que desde hoy me encantan las Matemáticas
-¿Tanto así?- Debía ser muy guapo-
-Hey Avril, ¿Qué tal las vacaciones, pudiste salir a conocer tu nuevo hogar?- Todas me prestaron atención
-¿eh?, sí, salí un par de días a conocer algunos lugares, sus paisajes son hermosos
-¿Sólo paisajes?- preguntó intrigada Merary- eso no te lo creo
-Sí, hubo algo extraño el día de San Patricio, pero no es tan importante.
Sin darme cuenta comencé a recordar ese momento, en los últimos días ya no había pensado en ello, no me importaba tanto o quizá sí, pero quería fingir que ya no me emocionaba, daba igual, pues tan sólo fue un instante y quizá jamás lo volvería a ver, así que debía olvidar o podría ser un bonito recuerdo de unas vacaciones de ensueño.
Las clases transcurrieron un tanto lento, la costumbre de vacaciones tardaría en desaparecer, tenía curiosidad de conocer al profesor de Matemáticas, ¿en verdad era tan guapo? o quizá sólo son unas exageradas, de cualquier forma sólo es curiosidad.
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 5
Al fin llegó la hora mas esperada del día, el receso, era de 40 minutos y era tiempo suficiente para hacer lo que deseáramos.
Al entrar en la cafetería me seguía pareciendo una enorme sala, en mi escuela anterior era la mitad de ésta. La comida era buena y el personal amable, nos dirigimos a pedir el desayuno y encaminamos a una mesa vacía, entre bromas y risas el almuerzo estuvo agradable.
-¿Ya escucharon que hubo una remodelación en las áreas verdes?- Ophelia se veía animada.
-¿En serio?- se escucho al unisono.
-¡Vamos!.
Era verdad, el lugar era aún más impresionante, ahora habían acondicionado con bancas y más variedad de flores, corrimos a sentarnos.
-Avril, ¿Ese chico no es el de el otro día?- preguntó Valentina.
-¿Dónde?- pregunté confusa, al ubicarlo sólo reí, ya que yo esperaba ver al chico de ojos bonitos, pero ¿cómo? ellas no sabían sobre él - ah, sí, qué chico tan extraño, ¿no creen?
-Extraño, pero guapo- rió Nathalia.
-Sí, un poco, pero debo contarles algo que sucedió en vacaciones- confesé nerviosa- el día de San Patricio, exactamente el día 17, asistí con mi madre, al principio me pareció aburrido, tomamos cerveza, pero... -me detuve para crear un poco de suspenso.
-¿Qué pasó? ¡No te detengas!- Ophelia parecía un poco desesperada.
-Conocí a un chico, bueno... sólo lo vi, era tan apuesto- un suspiro se escapo de mi mientras describía al joven- lo perdí de vista, lo busqué entre la multitud, pero ya no lo encontré- hubo un silencio- después me caí con la cerveza que traía en la mano y me lastimé un poco las piernas y la manos - Valentina y Merary bajaron la mirada en busca de las cicatrices - las cicatrices ya desaparecieron, no fue tan grave, pero al caer una persona me ayudó a levantarme y era él, el tipo que antes había visto.
La bulla se escuchó, me sonroje y a continuación seguí con mi relato.
-Me preguntó si me encontraba bien a lo que respondí que sí, y al decir ésto sólo se fue sin hacer ningún gesto-hubo silencio- realmente era guapo, apuesto, que ahora nadie me parece lo suficientemente atractivo.
-Vamos Av, no te pongas triste, de seguro era un patán, además no sabes si lo volverás a ver - Valentina fue la primera en hablar
-Si Av, no te preocupes pronto lo olvidarás, además aún no ves al profe de Matemáticas.
Todas reímos por el comentario y como el tiempo de receso ya había pasado, nos dirigimos al salón de clases, lo que más detestaba era subir las escaleras, algún día ya no lo lograría o tal vez me pondría en forma, como antes.
Las clases pasaron una a una, ahora tocaba el turno a la clase de Matemáticas, la más emocionada era Zoe, parecía como si nunca se le agotara la energía.
Teníamos una tolerancia de diez minutos entre cada clase, mis amigas se quedaron en el salón esperando la aparición de el profesor, a lo cual las imité.
Al entrar lo observé con atención, era joven, alto, tez blanca y ojos marrones, era guapo, pero no lo suficiente para lograr en mi una impresión, la clase comenzó, además de ser guapo impartía su clase muy dinámica y por primera vez la clase de Matemáticas no era aburrida.
Al término de mis clases me dirigí a mi casa, mi mamá ya me esperaba con la comida en la mesa y aún caliente. Al terminar subí a mi recamara tocando con mi mano el barandal de madera que tanto me gustaba, dejé mi mochila sobre la cama, tomé unas libretas y salí al patio a sentarme bajo el árbol, además aprovecharía para comer uno de sus frutos. Mi tarea era sencilla así que no tarde no tarde en terminarla.
-Avril, vamos de compras o a comer un helado, lo que sea, pero hay que salir a pasear.
-¡Que bien! me encanta la idea.
Lo primero que hicimos al llegar zona más comercial fue ir por un helado, mi madre era muy alegre así que nunca me aburría con ella. Platicamos de como estuvo a escuela, de el nuevo profesor, de lo que nos había parecido la estancia en éste lugar, teníamos la tarde libre y aún era extensa porque la hora de salida de mi padre sería aún más tarde de lo previsto.
Observamos unas lindas blusas en los aparadores de una tienda a la cual entramos, al final compramos casi toda la tienda.
-Hola Avril-
-Hola, ¿Cómo estas?
-Bien gracias, ¿Conociendo nuevos lugares?
-Sí- le sonreí- ella es mi madre.
-Mucho gusto mi nombre es Peter.
Peter era un compañero de la escuela, lo había conocido la segunda semana de clases, se había presentado solo y llegó a dirigirse sólo a mi, por lo cual mis amigas creían que era un chico muy extraño, su salón de clases se encontraba a un lado del mio, conversamos un par de veces y mis amigas me hacían bulla con él, era guapo incluso lindo, pero no mi tipo.
Paseamos por un buen rato. Creo que para que mi madre no se aburriera tanto en casa, debía conocer a las madres de mis amigas. Cuando llegamos a casa mi papá ya tenía rato de haber llegado.
Mi mamá le calentó la comida y se sentó junto a él, yo subí a mi habitación, ya era bastante tarde, tomé un libro y comencé a leer...
Había mucha agua a mi alrededor, era un sitio obscuro, estaba empapada de pies a cabeza y tenía mucho frío, mis manos se estaban congelando.
Al fin llegó la hora mas esperada del día, el receso, era de 40 minutos y era tiempo suficiente para hacer lo que deseáramos.
Al entrar en la cafetería me seguía pareciendo una enorme sala, en mi escuela anterior era la mitad de ésta. La comida era buena y el personal amable, nos dirigimos a pedir el desayuno y encaminamos a una mesa vacía, entre bromas y risas el almuerzo estuvo agradable.
-¿Ya escucharon que hubo una remodelación en las áreas verdes?- Ophelia se veía animada.
-¿En serio?- se escucho al unisono.
-¡Vamos!.
Era verdad, el lugar era aún más impresionante, ahora habían acondicionado con bancas y más variedad de flores, corrimos a sentarnos.
-Avril, ¿Ese chico no es el de el otro día?- preguntó Valentina.
-¿Dónde?- pregunté confusa, al ubicarlo sólo reí, ya que yo esperaba ver al chico de ojos bonitos, pero ¿cómo? ellas no sabían sobre él - ah, sí, qué chico tan extraño, ¿no creen?
-Extraño, pero guapo- rió Nathalia.
-Sí, un poco, pero debo contarles algo que sucedió en vacaciones- confesé nerviosa- el día de San Patricio, exactamente el día 17, asistí con mi madre, al principio me pareció aburrido, tomamos cerveza, pero... -me detuve para crear un poco de suspenso.
-¿Qué pasó? ¡No te detengas!- Ophelia parecía un poco desesperada.
-Conocí a un chico, bueno... sólo lo vi, era tan apuesto- un suspiro se escapo de mi mientras describía al joven- lo perdí de vista, lo busqué entre la multitud, pero ya no lo encontré- hubo un silencio- después me caí con la cerveza que traía en la mano y me lastimé un poco las piernas y la manos - Valentina y Merary bajaron la mirada en busca de las cicatrices - las cicatrices ya desaparecieron, no fue tan grave, pero al caer una persona me ayudó a levantarme y era él, el tipo que antes había visto.
La bulla se escuchó, me sonroje y a continuación seguí con mi relato.
-Me preguntó si me encontraba bien a lo que respondí que sí, y al decir ésto sólo se fue sin hacer ningún gesto-hubo silencio- realmente era guapo, apuesto, que ahora nadie me parece lo suficientemente atractivo.
-Vamos Av, no te pongas triste, de seguro era un patán, además no sabes si lo volverás a ver - Valentina fue la primera en hablar
-Si Av, no te preocupes pronto lo olvidarás, además aún no ves al profe de Matemáticas.
Todas reímos por el comentario y como el tiempo de receso ya había pasado, nos dirigimos al salón de clases, lo que más detestaba era subir las escaleras, algún día ya no lo lograría o tal vez me pondría en forma, como antes.
Las clases pasaron una a una, ahora tocaba el turno a la clase de Matemáticas, la más emocionada era Zoe, parecía como si nunca se le agotara la energía.
Teníamos una tolerancia de diez minutos entre cada clase, mis amigas se quedaron en el salón esperando la aparición de el profesor, a lo cual las imité.
Al entrar lo observé con atención, era joven, alto, tez blanca y ojos marrones, era guapo, pero no lo suficiente para lograr en mi una impresión, la clase comenzó, además de ser guapo impartía su clase muy dinámica y por primera vez la clase de Matemáticas no era aburrida.
Al término de mis clases me dirigí a mi casa, mi mamá ya me esperaba con la comida en la mesa y aún caliente. Al terminar subí a mi recamara tocando con mi mano el barandal de madera que tanto me gustaba, dejé mi mochila sobre la cama, tomé unas libretas y salí al patio a sentarme bajo el árbol, además aprovecharía para comer uno de sus frutos. Mi tarea era sencilla así que no tarde no tarde en terminarla.
-Avril, vamos de compras o a comer un helado, lo que sea, pero hay que salir a pasear.
-¡Que bien! me encanta la idea.
Lo primero que hicimos al llegar zona más comercial fue ir por un helado, mi madre era muy alegre así que nunca me aburría con ella. Platicamos de como estuvo a escuela, de el nuevo profesor, de lo que nos había parecido la estancia en éste lugar, teníamos la tarde libre y aún era extensa porque la hora de salida de mi padre sería aún más tarde de lo previsto.
Observamos unas lindas blusas en los aparadores de una tienda a la cual entramos, al final compramos casi toda la tienda.
-Hola Avril-
-Hola, ¿Cómo estas?
-Bien gracias, ¿Conociendo nuevos lugares?
-Sí- le sonreí- ella es mi madre.
-Mucho gusto mi nombre es Peter.
Peter era un compañero de la escuela, lo había conocido la segunda semana de clases, se había presentado solo y llegó a dirigirse sólo a mi, por lo cual mis amigas creían que era un chico muy extraño, su salón de clases se encontraba a un lado del mio, conversamos un par de veces y mis amigas me hacían bulla con él, era guapo incluso lindo, pero no mi tipo.
Paseamos por un buen rato. Creo que para que mi madre no se aburriera tanto en casa, debía conocer a las madres de mis amigas. Cuando llegamos a casa mi papá ya tenía rato de haber llegado.
Mi mamá le calentó la comida y se sentó junto a él, yo subí a mi habitación, ya era bastante tarde, tomé un libro y comencé a leer...
Había mucha agua a mi alrededor, era un sitio obscuro, estaba empapada de pies a cabeza y tenía mucho frío, mis manos se estaban congelando.
avril14
Re: La fruta prohibida
Oh por dios tu novela esta buenisima siguela..... Si no es mucha molestia cuando quieras puedes pasar a ver la mia
Enamorada de 2 hombres a la vez Zayn Malik Harry Styles y Tú
Enamorada de 2 hombres a la vez Zayn Malik Harry Styles y Tú
ItzelGaleana
Re: La fruta prohibida
ItzelGaleana escribió:Oh por dios tu novela esta buenisima siguela..... Si no es mucha molestia cuando quieras puedes pasar a ver la mia
Enamorada de 2 hombres a la vez Zayn Malik Harry Styles y Tú
aah ... gracias... Lo haré y si claro que buscare tu nove para leerla :hug:
Es emocionante¡ :bye:
Última edición por avril14 el Mar 23 Jul 2013, 5:06 pm, editado 4 veces
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 6
Desperté cansada y vestida con la misma ropa del día anterior. Me dí un baño rápidamente y me puse el uniforme, me arregle como habitualmente lo hacía cuando iba al colegio. Cuando bajé mi papá ya me esperaba en el coche, salí, al ver una mangostan en el piso en el jardín la tomé y la guardé en mi mochila ya que no me había dado tiempo de desayunar.
-Papá, ¿Me puedes prestar una navaja?
-¿Para qué Avril?
-Ha... esque había una mangostan en el suelo y la quiero comer en el suelo- sacó la navaja del bolsillo de el pantalón y la extendió hacía mi.
-No juegues con ella.
-Lo prometo.
Subí al auto y mi papá pisó el acelerador, llegué temprano y enseguida subí al salón, ahí se encontraba Merary.
-Hola Avril.
-Hola.
-Oye, el chico que viste en el festival, ¿Podrías describirlo de nuevo?
-Amm... bueno, era alto, de tez blanca, su cabello era algo rizado, sus ojos eran verdes, muy bonitos, sus labios bien delineados y complexión delgada, ¿Por qué?
-No por nada.
-Ha no, ahora me lo dices.
-Bueno, esque vi a alguien muy parecido a la descripción que acabas de darme... lo vi en la entrada, pero no estoy segura que fuera él.
-¿Bromeas?
-No, es verdad.
-Hola chicas.
Volteé, era Valentina y Zoe que acababan de llegar.
-¿De qué hablaban? - preguntó Zoe - ¿De el profesor de Matemáticas?
-Creo que estás un poquito enamorada.
-Jajaja...
-¿De qué se ríen? - Habían llegado nuestras amigas Nathalia y Ophelia.
-De que Zoe está enamorada.
-¿De quién?
-De el maestro de Matemáticas.
-Claro que no, yo amo a Ashton.
-Sí, que ahí viene... - guardamos silencio.
-Hola niñas.
-Hola.
-Amor - miró a Zoe y le dio un beso en los labios.
-Me la llevaré un rato y luego me iré a mi salón - nos avisó.
-No te preocupes, te la prestamos.
-Ha claro, ella es mía.
Se marcharon tomados de la mano.
-Bueno - Se dirigió Valentina a Merary y a mi - ¿De qué tanto hablaban cuando llegamos?
-Pues de que creo que vi al chico de Avril.
-¿En serio?
-No estoy segura, yo no lo conozco, me guié por la descripción de Avril.
-Bien, basta, ¿si?, esto ya está llegando lejos, él es sólo un chico que me pareció atractivo, es todo.
-Está bien, no te alteres.
-Avril, sólo queremos ayudarte a encontrarlo.
-Sí, sólo que hay un problema.
-¿Cuál?
-Yo no lo estoy buscando.
En ese momento entró el maestro y fuimos a nuestros respectivos lugares, Zoe entró detrás de él. Al terminar esa clase, el novio de Ophelia, Lionel, se la llevó. Yo fui hacia mis amigas y me disculpe, había sido bastante grosera.
-Oigan, voy a la biblioteca, necesito un libro para mi mamá.
-¿Quieres que te acompañemos?
-No, está bien, vendré rápido.
-Esta bien, ve.
Salí de el salón y caminé por el pasillo que llevaba hacia la biblioteca. Busqué un libro interesante y lo pedí. No quería que mi madre se aburriera tanto en casa. Salí de la biblioteca algo distraída, tenía el libro en mano cuando sentí un golpe y tiré el libro al piso, volteé, había chocado con una chica de piel bastante clara y de cabello muy rojo. Se disculpo de inmediato, igual que yo, intercambiamos una sonrisa.
-No hay problema, fue culpa mía - era verdad, había sido mi culpa por estar distraída.
Me giré hacia el pasillo y fue cuando lo vi, creí que solamente era producto de mi imaginación, abrí más los ojos, era él, ese cabello, sus hermosos ojos verdes. En un segundo volteó al sentir mi mirada, pero enseguida la apartó de mi con indiferencia. No me recordaba, eso era obvio, tomé el libro del piso y salí de ahí caminando confusa de regreso al salón 4.
Él era realmente atractivo, aunque no muy amigable, eso lo podía notar.
-Avril, ¿Qué libro trajiste?
Les mostré el libro sin decir palabra alguna, estaba aturdida, se suponía que yo no lo buscaba y aparece cuando quizá ya me estaba olvidando de aquél rostro, además de que la escuela sería el último lugar donde esperaba encontrarlo, ¿Cómo no lo había visto antes?
-Avril, ¿Estás bien?, toma tu libro.
El libro ya no importaba porque ahora me invadía éste maldito sentimiento de querer buscarlo, poder observarlo y descubrir si era un sentimiento real, o si sólo lo imaginaba, por segunda vez lo había visto y sentí exactamente lo mismo que la primera ocasión, y él tan sereno en su andar, su mirada tan profunda, estuvimos a unos cuantos centímetros y ni siquiera me noto, ahora está constantemente en mis pensamientos.
Llegó la hora del descanso, bajamos a la cafetería, lo busqué con la mirada hacia todos lados.
-Avril, ¿Segura que no te pasa nada?
-¿Hee?
-¿Estás ahí?
-Sí, perdón me distraje.
-Bien, ahora dí, ¿Quieres ir a esa mesa? - señaló una mesa que estaba cercana a nosotras.
-Sí, como sea.
Nos sentamos cada una sacó su almuerzo, yo saqué la mangostan de mi mochila.
-¿Qué es eso? - preguntó Nathalia.
-Haa... se llama mangostan, hay un árbol de ésta fruta en mi casa.
-No, ¿Tu la sembraste?
-Claro que no, el árbol tarda años en crecer.
-¿Y sabe bien?
-Es deliciosa, mira - después de partirla, se la extendí para que la probara. La tomó y la probó.
-Está muy buena.
Todas la probaron, pero yo esperaba una reacción como la mía, sin embargo no sucedió. En cambio yo la disfruté colo la primera vez, cuando terminé fui a comprar algo más, ya que mi estomago aún se sentía vacío.
En el salón comencé a pensar que ver al chico tal vez, si hubiera sido mi imaginación, el verlo en el pasillo de la biblioteca por lo que había mencionado Merary.
Terminaron las clases.
-Oigan, ¿Quieren ir a mi casa?
-Sí, sería divertido.
-Haa... pero quiero que lleven a sus mamis.
-¿Hee?, ¿Para qué?
-Pues sería lindo que nuestras mamás convivieran mientras nosotras lo hacemos, ¿No creen?
-Suena bien.
Al salir de clases comenzó a llover, la lluvia me hacia sentir bien.
-Nos vemos al rato en tu casa- me gritó Ophelia y todas asintieron para después marcharse.
Yo caminé en la dirección contraria a ellas, la lluvia nublaba mi vista, pero aún así pude verlo a distancia, caminé hacia él como si mis piernas se movieran solas. sus rizos estaban mojados y tenía una linda sonrisa en su rostro. Me paré repentinamente cuando una joven alta y cabello rubio se poso junto a él y tomó su mano. Me seguí de largo algo decepcionada de que ya tuviera novia, ni siquiera me detuve a mirarlo pues ya no valía la pena hacer algo.
Estúpidamente se me cayeron tres libros que llevaba en mis manos, me agache enseguida a recogerlos. repentinamente, él me ayudaba otra vez, tendió los libros hacia mientras la rubia bonita me miraba de mala manera.
-Haaa... Gracias.
-Sí, de nada, otra vez, oye eres algo torpe.
-¿Perdón?
-Bueno, primero te vi caerte sobre algunos vidrios y ahora tiras tus libros, mañana tal vez te caigas en el lago y no esté ahí para ayudarte.
-Yo no pedí tu ayuda, además, sé nadar.
-Puedo invitarte si quieres.
-No, muchas gracias.
Tomé mis libros y caminé lejos de él, miré a la rubia que aún lo esperaba, me dirigió una sonrisa maliciosa, ahora podía entender porque la vez anterior no me había dicho ni una sola palabra, pues era bastante grosero.
Desperté cansada y vestida con la misma ropa del día anterior. Me dí un baño rápidamente y me puse el uniforme, me arregle como habitualmente lo hacía cuando iba al colegio. Cuando bajé mi papá ya me esperaba en el coche, salí, al ver una mangostan en el piso en el jardín la tomé y la guardé en mi mochila ya que no me había dado tiempo de desayunar.
-Papá, ¿Me puedes prestar una navaja?
-¿Para qué Avril?
-Ha... esque había una mangostan en el suelo y la quiero comer en el suelo- sacó la navaja del bolsillo de el pantalón y la extendió hacía mi.
-No juegues con ella.
-Lo prometo.
Subí al auto y mi papá pisó el acelerador, llegué temprano y enseguida subí al salón, ahí se encontraba Merary.
-Hola Avril.
-Hola.
-Oye, el chico que viste en el festival, ¿Podrías describirlo de nuevo?
-Amm... bueno, era alto, de tez blanca, su cabello era algo rizado, sus ojos eran verdes, muy bonitos, sus labios bien delineados y complexión delgada, ¿Por qué?
-No por nada.
-Ha no, ahora me lo dices.
-Bueno, esque vi a alguien muy parecido a la descripción que acabas de darme... lo vi en la entrada, pero no estoy segura que fuera él.
-¿Bromeas?
-No, es verdad.
-Hola chicas.
Volteé, era Valentina y Zoe que acababan de llegar.
-¿De qué hablaban? - preguntó Zoe - ¿De el profesor de Matemáticas?
-Creo que estás un poquito enamorada.
-Jajaja...
-¿De qué se ríen? - Habían llegado nuestras amigas Nathalia y Ophelia.
-De que Zoe está enamorada.
-¿De quién?
-De el maestro de Matemáticas.
-Claro que no, yo amo a Ashton.
-Sí, que ahí viene... - guardamos silencio.
-Hola niñas.
-Hola.
-Amor - miró a Zoe y le dio un beso en los labios.
-Me la llevaré un rato y luego me iré a mi salón - nos avisó.
-No te preocupes, te la prestamos.
-Ha claro, ella es mía.
Se marcharon tomados de la mano.
-Bueno - Se dirigió Valentina a Merary y a mi - ¿De qué tanto hablaban cuando llegamos?
-Pues de que creo que vi al chico de Avril.
-¿En serio?
-No estoy segura, yo no lo conozco, me guié por la descripción de Avril.
-Bien, basta, ¿si?, esto ya está llegando lejos, él es sólo un chico que me pareció atractivo, es todo.
-Está bien, no te alteres.
-Avril, sólo queremos ayudarte a encontrarlo.
-Sí, sólo que hay un problema.
-¿Cuál?
-Yo no lo estoy buscando.
En ese momento entró el maestro y fuimos a nuestros respectivos lugares, Zoe entró detrás de él. Al terminar esa clase, el novio de Ophelia, Lionel, se la llevó. Yo fui hacia mis amigas y me disculpe, había sido bastante grosera.
-Oigan, voy a la biblioteca, necesito un libro para mi mamá.
-¿Quieres que te acompañemos?
-No, está bien, vendré rápido.
-Esta bien, ve.
Salí de el salón y caminé por el pasillo que llevaba hacia la biblioteca. Busqué un libro interesante y lo pedí. No quería que mi madre se aburriera tanto en casa. Salí de la biblioteca algo distraída, tenía el libro en mano cuando sentí un golpe y tiré el libro al piso, volteé, había chocado con una chica de piel bastante clara y de cabello muy rojo. Se disculpo de inmediato, igual que yo, intercambiamos una sonrisa.
-No hay problema, fue culpa mía - era verdad, había sido mi culpa por estar distraída.
Me giré hacia el pasillo y fue cuando lo vi, creí que solamente era producto de mi imaginación, abrí más los ojos, era él, ese cabello, sus hermosos ojos verdes. En un segundo volteó al sentir mi mirada, pero enseguida la apartó de mi con indiferencia. No me recordaba, eso era obvio, tomé el libro del piso y salí de ahí caminando confusa de regreso al salón 4.
Él era realmente atractivo, aunque no muy amigable, eso lo podía notar.
-Avril, ¿Qué libro trajiste?
Les mostré el libro sin decir palabra alguna, estaba aturdida, se suponía que yo no lo buscaba y aparece cuando quizá ya me estaba olvidando de aquél rostro, además de que la escuela sería el último lugar donde esperaba encontrarlo, ¿Cómo no lo había visto antes?
-Avril, ¿Estás bien?, toma tu libro.
El libro ya no importaba porque ahora me invadía éste maldito sentimiento de querer buscarlo, poder observarlo y descubrir si era un sentimiento real, o si sólo lo imaginaba, por segunda vez lo había visto y sentí exactamente lo mismo que la primera ocasión, y él tan sereno en su andar, su mirada tan profunda, estuvimos a unos cuantos centímetros y ni siquiera me noto, ahora está constantemente en mis pensamientos.
Llegó la hora del descanso, bajamos a la cafetería, lo busqué con la mirada hacia todos lados.
-Avril, ¿Segura que no te pasa nada?
-¿Hee?
-¿Estás ahí?
-Sí, perdón me distraje.
-Bien, ahora dí, ¿Quieres ir a esa mesa? - señaló una mesa que estaba cercana a nosotras.
-Sí, como sea.
Nos sentamos cada una sacó su almuerzo, yo saqué la mangostan de mi mochila.
-¿Qué es eso? - preguntó Nathalia.
-Haa... se llama mangostan, hay un árbol de ésta fruta en mi casa.
-No, ¿Tu la sembraste?
-Claro que no, el árbol tarda años en crecer.
-¿Y sabe bien?
-Es deliciosa, mira - después de partirla, se la extendí para que la probara. La tomó y la probó.
-Está muy buena.
Todas la probaron, pero yo esperaba una reacción como la mía, sin embargo no sucedió. En cambio yo la disfruté colo la primera vez, cuando terminé fui a comprar algo más, ya que mi estomago aún se sentía vacío.
En el salón comencé a pensar que ver al chico tal vez, si hubiera sido mi imaginación, el verlo en el pasillo de la biblioteca por lo que había mencionado Merary.
Terminaron las clases.
-Oigan, ¿Quieren ir a mi casa?
-Sí, sería divertido.
-Haa... pero quiero que lleven a sus mamis.
-¿Hee?, ¿Para qué?
-Pues sería lindo que nuestras mamás convivieran mientras nosotras lo hacemos, ¿No creen?
-Suena bien.
Al salir de clases comenzó a llover, la lluvia me hacia sentir bien.
-Nos vemos al rato en tu casa- me gritó Ophelia y todas asintieron para después marcharse.
Yo caminé en la dirección contraria a ellas, la lluvia nublaba mi vista, pero aún así pude verlo a distancia, caminé hacia él como si mis piernas se movieran solas. sus rizos estaban mojados y tenía una linda sonrisa en su rostro. Me paré repentinamente cuando una joven alta y cabello rubio se poso junto a él y tomó su mano. Me seguí de largo algo decepcionada de que ya tuviera novia, ni siquiera me detuve a mirarlo pues ya no valía la pena hacer algo.
Estúpidamente se me cayeron tres libros que llevaba en mis manos, me agache enseguida a recogerlos. repentinamente, él me ayudaba otra vez, tendió los libros hacia mientras la rubia bonita me miraba de mala manera.
-Haaa... Gracias.
-Sí, de nada, otra vez, oye eres algo torpe.
-¿Perdón?
-Bueno, primero te vi caerte sobre algunos vidrios y ahora tiras tus libros, mañana tal vez te caigas en el lago y no esté ahí para ayudarte.
-Yo no pedí tu ayuda, además, sé nadar.
-Puedo invitarte si quieres.
-No, muchas gracias.
Tomé mis libros y caminé lejos de él, miré a la rubia que aún lo esperaba, me dirigió una sonrisa maliciosa, ahora podía entender porque la vez anterior no me había dicho ni una sola palabra, pues era bastante grosero.
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 7
Llegué a mi casa refunfuñando, estaba muy enojada, para tranquilizarme me dirigí al estudio para expresar la manera en la que sentía. Salí después de un rato estando ya más tranquila, me di un rápido baño antes de que llegaran mis amigas, mi mamá las recibió muy bien y en mi opinión la había pasado de maravilla, yo les conté a mis amigas lo sucedido con aquél chico, y lo grosero que se había comportado.
Los días pasaban y yo no había vuelto a ver al chico de los rizos encantadores, que aunque grosero, aún me parecía lindo y misterioso. Me gustaría saber que pasa por su cabeza y el por qué de su actitud prepotente.
Se veía altivo, quizá por ser mayor y encontrarse en un grado superior o bien podría ser por ser guapo y que siempre tubo a alguien quien se lo recordara. Pensé en el día en que lo observé bajo la lluvia, quedé impresionada por la manera en que el agua mojaba su cabello y sus rizos tomaban forma diferente, y la manera en como su camisa blanca se adhería a su perfecta figura, sacudí la cabeza por mi manera de pensar en él, después de su manera de tratarme.
Yo ya me había informado que él era un año mayor, por lo tanto su salón se encontraba en el edificio contrario, definitivamente no iría allá solamente para que me insultara diciéndome torpe. En los recesos mis ojos lo buscaban inconscientemente y en la hora de salida lo volvían a buscar aunque nunca hubo resultado.
Peter en cambio aprovechaba cada momento que le era posible para estar cerca de mí, admito que era agradable y se convertía en un gran amigo, pero solamente eso.
El fin de semana, bailando en mi estudio traté de dar piruetas, pero en el piso de madera había un rechinido insoportable, le diría a mi padre para que lo arreglara luego, por esa razón salí a caminar cerca de el lago, tardé un poco más esta vez, ya que caminaba despacio y con tranquilidad. La brisa golpeaba mi rostro lentamente. Alguien tomó mi brazo.
-Hola muñeca, ¿Viniste a darte un chapuzón? - al ver aquellos ojos verdes y cabello rizado me sobresalte, traté de ignorarlo y seguí mi camino - era broma preciosa.
-Pues detesto tus bromas - una sonrisa se extendió por su rostro. yo seguí caminando.
-Oye, perdóname, ¿Si?
-¿Te estas disculpando? - dije en tono sorprendido.
-Bueno, me pareces una chica agradable para molestar.
-Si y tu me parecías lindo hasta que me insultaste.
- Entonces... ¿Te parezco lindo?
-¡No!
-Pero acabas de decir que...
-¡Oye! - lo interrumpí - lo entendiste mal, eso es todo.
-No lo creo - no sabía que responderle - me gustaría comenzar de nuevo, ¿Cuál es tu nombre?
-No te creo, ya que al parecer disfrutas de molestarme.
-Es verdad - admitió - pero lo digo en serio. Soy Ian.
-Soy Avril - le dije con una leve sonrisa.
-Bonito nombre, uno de los meses.
-El tuyo también es lindo.
-Y... entonces no viniste aquí porque quisieras nadar - volteé los ojos - ¿Hace cuanto te mudaste?
-Comenzando el curso.
-Creí que habías llegado al colegio después de el día de San Patricio.
-No, desde que comenzó el ciclo, sólo que como eres mayor y no voy mucho al otro edificio.
-Sí - me dio la razón - ¿Y qué te parece Irlanda?
-Es muy bonita aquí se puede respirar el aire realmente puro.
-Lo sé, es genial. ¿Quieres sentarte? - preguntó.
-Sí - caminamos hacia el pasto a sentarnos.
Nunca imaginé estar tan cerca de él, tan sólo unos centímetros nos separaban y era aún más hermoso a esa distancia, podía observar claramente el tono de sus ojos profundos y su aroma que poco a poco se quedaba impregnado en mis sentidos, ahora sabía su nombre, conocía el tono de su voz y eso me hacía tan feliz, perdí la noción de e tiempo en que estuvimos platicando, definitivamente ya no parecía aquel chico grosero que antes había conocido.
Llegué a mi casa refunfuñando, estaba muy enojada, para tranquilizarme me dirigí al estudio para expresar la manera en la que sentía. Salí después de un rato estando ya más tranquila, me di un rápido baño antes de que llegaran mis amigas, mi mamá las recibió muy bien y en mi opinión la había pasado de maravilla, yo les conté a mis amigas lo sucedido con aquél chico, y lo grosero que se había comportado.
Los días pasaban y yo no había vuelto a ver al chico de los rizos encantadores, que aunque grosero, aún me parecía lindo y misterioso. Me gustaría saber que pasa por su cabeza y el por qué de su actitud prepotente.
Se veía altivo, quizá por ser mayor y encontrarse en un grado superior o bien podría ser por ser guapo y que siempre tubo a alguien quien se lo recordara. Pensé en el día en que lo observé bajo la lluvia, quedé impresionada por la manera en que el agua mojaba su cabello y sus rizos tomaban forma diferente, y la manera en como su camisa blanca se adhería a su perfecta figura, sacudí la cabeza por mi manera de pensar en él, después de su manera de tratarme.
Yo ya me había informado que él era un año mayor, por lo tanto su salón se encontraba en el edificio contrario, definitivamente no iría allá solamente para que me insultara diciéndome torpe. En los recesos mis ojos lo buscaban inconscientemente y en la hora de salida lo volvían a buscar aunque nunca hubo resultado.
Peter en cambio aprovechaba cada momento que le era posible para estar cerca de mí, admito que era agradable y se convertía en un gran amigo, pero solamente eso.
El fin de semana, bailando en mi estudio traté de dar piruetas, pero en el piso de madera había un rechinido insoportable, le diría a mi padre para que lo arreglara luego, por esa razón salí a caminar cerca de el lago, tardé un poco más esta vez, ya que caminaba despacio y con tranquilidad. La brisa golpeaba mi rostro lentamente. Alguien tomó mi brazo.
-Hola muñeca, ¿Viniste a darte un chapuzón? - al ver aquellos ojos verdes y cabello rizado me sobresalte, traté de ignorarlo y seguí mi camino - era broma preciosa.
-Pues detesto tus bromas - una sonrisa se extendió por su rostro. yo seguí caminando.
-Oye, perdóname, ¿Si?
-¿Te estas disculpando? - dije en tono sorprendido.
-Bueno, me pareces una chica agradable para molestar.
-Si y tu me parecías lindo hasta que me insultaste.
- Entonces... ¿Te parezco lindo?
-¡No!
-Pero acabas de decir que...
-¡Oye! - lo interrumpí - lo entendiste mal, eso es todo.
-No lo creo - no sabía que responderle - me gustaría comenzar de nuevo, ¿Cuál es tu nombre?
-No te creo, ya que al parecer disfrutas de molestarme.
-Es verdad - admitió - pero lo digo en serio. Soy Ian.
-Soy Avril - le dije con una leve sonrisa.
-Bonito nombre, uno de los meses.
-El tuyo también es lindo.
-Y... entonces no viniste aquí porque quisieras nadar - volteé los ojos - ¿Hace cuanto te mudaste?
-Comenzando el curso.
-Creí que habías llegado al colegio después de el día de San Patricio.
-No, desde que comenzó el ciclo, sólo que como eres mayor y no voy mucho al otro edificio.
-Sí - me dio la razón - ¿Y qué te parece Irlanda?
-Es muy bonita aquí se puede respirar el aire realmente puro.
-Lo sé, es genial. ¿Quieres sentarte? - preguntó.
-Sí - caminamos hacia el pasto a sentarnos.
Nunca imaginé estar tan cerca de él, tan sólo unos centímetros nos separaban y era aún más hermoso a esa distancia, podía observar claramente el tono de sus ojos profundos y su aroma que poco a poco se quedaba impregnado en mis sentidos, ahora sabía su nombre, conocía el tono de su voz y eso me hacía tan feliz, perdí la noción de e tiempo en que estuvimos platicando, definitivamente ya no parecía aquel chico grosero que antes había conocido.
avril14
Re: La fruta prohibida
Capítulo 8
La tarde iba invadiendo el lugar, y el día aún estaba nublado y amenazando lluvia, un par de gotas cayeron sobre mis piernas, unas más en el suelo y me di cuenta de que era el comienzo de una torrencial lluvia, levante mis cosas indicándole a Ian que debíamos marcharnos, pero no obtuve respuesta, seguía recostado en el suelo, al parecer no le importaba mojarse.
-Quédate - sus ojos tenían un brillo suplicante.
-Pero lloverá, nos mojaremos.
-Ese es el punto, sólo es agua y eso contaría como un chapuzón.
-Tonto, ¿Realmente crees que soy torpe?
-Me agrada como eres.
Su mirada tenía un gran efecto sobre mí, no pude negarme a su petición y regresé a su lado, reíamos mientras observábamos correr a las personas que huían de las gotas de agua que cada vez era más frecuente, las chicas que pasaban frente a nosotros, no lograban evitar posar sus miradas en el chico que acababa de conocer, realmente era guapo y pude notar que a Ian le gustaba ser observado, lo cual me molesto pues él tenía novia o, quizá porque en ese momento lo quería para mí.
-Ven - se incorporo de un salto, extendiéndome su mano.
-¿A dónde? - pregunté curiosa e instintivamente uní mi mano a la suya.
Ian era más alto que yo, mi cabeza llegaba hasta su pecho al estar frente a él, tuve que levantar la cabeza para poder observar el hermoso rostro, recordé como en la escuela caía la lluvia bajo su piel.
Colocó su mano sobre mi cintura, lo cual me sorprendió, no lo esperaba, tiró de mi acercándome a su cuerpo ya húmedo, colocó mis manos sobre sus hombros y comenzó a tararear una melodía. Estábamos bailado bajo la lluvia, sus ojos posados en los míos era lo que me ponía mas nerviosa. Me separaba tan sólo para girar sobre mi y a continuación me regresaba contra su fuerte pecho.
Estábamos tan cerca que llegué a pensar que era un sueño, era el día más perfecto, no podía pedir mas.
La lluvia comenzó a intensificar, lo que provocó que nos separáramos y nos alejáramos del lugar, ya era hora de marcharnos, la lluvia que antes podía ser romántica se había transformado en una lluvia intensa que nublaba todos los caminos, Ian tomó mi mano indicándome por donde caminar.
-¿Dónde vives?, te llevaré a casa.
-Lejos de aquí, a la salida de Mullingar- contesté aturdida.
-Entonces vamos a mi casa.
Me quedé paralizada y al parecer Ian lo notó y rió un poco, tomó nuevamente mi mano y continuamos el camino.
Su casa era hermosa, al abrirse la puerta me invitó a pasar y tímidamente accedí. su madre nos recibió amablemente, me condujo a la sala y me tendió una toalla, en seguida llamó a Ian a la cocina, me sentía tan apenada por la situación y quizá no debí aceptar la invitación de Ian.
- Está en tu habitación, esperándote- se escuchaba un poco preocupada su madre.
-¿Por qué la dejaste pasar?, y aún peor, ¿por qué dejaste que entrara a mi habitación? - el tono de voz de Ian era molesto.
-Es tu novia. ¡No podía dejarla afuera!- ya molesta contestó su madre.
Ian salió de la cocina con el ceño fruncido, seguido de su madre, se colocó frente a mi.
-Levántate, te llevaré a tu casa- me intimidaba su tono de molestia.
-No Ian, yo la llevaré, tú atiende a tu otra visita- su madre había interrumpido y al parecer a Ian le molestaba eso.
-Vamos linda, yo te llevo- me indicó que la siguiera y enseguida me regaló una sonrisa.
Me levanté rápidamente, ya que la nueva situación era algo incomoda. Subí a su auto, era un pequeño chevrolet spark color blanco, me coloqué en el asiento del copiloto, su madre arrancó, emprendimos el camino, la lluvia había disminuido, durante el camino intercambiamos unas palabras.
Realicé una llamada para que mi mamá nos recibiera, invitó a pasar a la madre de Ian y le ofreció té en agradecimiento, cuando ésta se lo terminó partió.
La tarde iba invadiendo el lugar, y el día aún estaba nublado y amenazando lluvia, un par de gotas cayeron sobre mis piernas, unas más en el suelo y me di cuenta de que era el comienzo de una torrencial lluvia, levante mis cosas indicándole a Ian que debíamos marcharnos, pero no obtuve respuesta, seguía recostado en el suelo, al parecer no le importaba mojarse.
-Quédate - sus ojos tenían un brillo suplicante.
-Pero lloverá, nos mojaremos.
-Ese es el punto, sólo es agua y eso contaría como un chapuzón.
-Tonto, ¿Realmente crees que soy torpe?
-Me agrada como eres.
Su mirada tenía un gran efecto sobre mí, no pude negarme a su petición y regresé a su lado, reíamos mientras observábamos correr a las personas que huían de las gotas de agua que cada vez era más frecuente, las chicas que pasaban frente a nosotros, no lograban evitar posar sus miradas en el chico que acababa de conocer, realmente era guapo y pude notar que a Ian le gustaba ser observado, lo cual me molesto pues él tenía novia o, quizá porque en ese momento lo quería para mí.
-Ven - se incorporo de un salto, extendiéndome su mano.
-¿A dónde? - pregunté curiosa e instintivamente uní mi mano a la suya.
Ian era más alto que yo, mi cabeza llegaba hasta su pecho al estar frente a él, tuve que levantar la cabeza para poder observar el hermoso rostro, recordé como en la escuela caía la lluvia bajo su piel.
Colocó su mano sobre mi cintura, lo cual me sorprendió, no lo esperaba, tiró de mi acercándome a su cuerpo ya húmedo, colocó mis manos sobre sus hombros y comenzó a tararear una melodía. Estábamos bailado bajo la lluvia, sus ojos posados en los míos era lo que me ponía mas nerviosa. Me separaba tan sólo para girar sobre mi y a continuación me regresaba contra su fuerte pecho.
Estábamos tan cerca que llegué a pensar que era un sueño, era el día más perfecto, no podía pedir mas.
La lluvia comenzó a intensificar, lo que provocó que nos separáramos y nos alejáramos del lugar, ya era hora de marcharnos, la lluvia que antes podía ser romántica se había transformado en una lluvia intensa que nublaba todos los caminos, Ian tomó mi mano indicándome por donde caminar.
-¿Dónde vives?, te llevaré a casa.
-Lejos de aquí, a la salida de Mullingar- contesté aturdida.
-Entonces vamos a mi casa.
Me quedé paralizada y al parecer Ian lo notó y rió un poco, tomó nuevamente mi mano y continuamos el camino.
Su casa era hermosa, al abrirse la puerta me invitó a pasar y tímidamente accedí. su madre nos recibió amablemente, me condujo a la sala y me tendió una toalla, en seguida llamó a Ian a la cocina, me sentía tan apenada por la situación y quizá no debí aceptar la invitación de Ian.
- Está en tu habitación, esperándote- se escuchaba un poco preocupada su madre.
-¿Por qué la dejaste pasar?, y aún peor, ¿por qué dejaste que entrara a mi habitación? - el tono de voz de Ian era molesto.
-Es tu novia. ¡No podía dejarla afuera!- ya molesta contestó su madre.
Ian salió de la cocina con el ceño fruncido, seguido de su madre, se colocó frente a mi.
-Levántate, te llevaré a tu casa- me intimidaba su tono de molestia.
-No Ian, yo la llevaré, tú atiende a tu otra visita- su madre había interrumpido y al parecer a Ian le molestaba eso.
-Vamos linda, yo te llevo- me indicó que la siguiera y enseguida me regaló una sonrisa.
Me levanté rápidamente, ya que la nueva situación era algo incomoda. Subí a su auto, era un pequeño chevrolet spark color blanco, me coloqué en el asiento del copiloto, su madre arrancó, emprendimos el camino, la lluvia había disminuido, durante el camino intercambiamos unas palabras.
Realicé una llamada para que mi mamá nos recibiera, invitó a pasar a la madre de Ian y le ofreció té en agradecimiento, cuando ésta se lo terminó partió.
avril14
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