Lonely Boy {L.T.}

  Capitulo Cuatro

-Estas de broma ¿verdad?-preguntó molesta.
Estaba en un buen lio. 
-No-le contestó Evans con una de sus sonrisas.
En ese momento, no me parecían tan agradables. Ahora que la miraba, era irritante.
-Rocio-llamó a la castaña-tú iras con Payne-le ordeno, antes de seguir con los otros alumnos.
No me moví. Sabia que tenía que cambiarme de sitió, pero albergaba la esperanza, de que fuera Sam la que se moviera y no yo.
-Buena suerte Tomlinson-se mofó Troy, enseñándome una de sus burlonas sonrisas, cuando paso por mi lado, para sentarse en la primera fila, junto a Maggie-la segunda que mejores notas tenía.
Troy estaba más que contesto con su cambio. Con lo boba que era Maggie, seguro que le hacía el trabajo con que solo él le dijera “hola”. Todo el instituto entero, sabía que estaba enamorada de él desde primer curso. Maggie no era fea. Tenía un precioso pelo rubio, que siempre llevaba recogido en una coleta de caballo. Sus ojos eran de color azul como el mar, pero los tenia tapados por unas enormes gafas cuadradas.
Era simpática, inteligente y algo graciosa. Era una de las pocas chicas que valía la pena, pero ella me ignoraba por completo. Como todo el mundo.
Sentí como una suave mano, se apoyaba en mi hombro.
-Lo siento Louis-se disculpó Rocio, que estaba de pie detrás de mi.
-No es tu culpa-intenté tranquilizarla.
Me levanté de la silla, y Rocio me sonrió-una vez mas-como disculpa.
Noté la mirada intimidante de Sam sobre mí, pero- aunque estuviera temblando-la ignore. 
-Chicos-gritó Evans, intentando que todos se callaran.
Todos menos nosotros dos, que mirábamos enfrente-a Rocio y a Liam- que habían echo muy buena relación.
Cuando las voces disminuyeron, continúo.
-Quiero que miren a su compañero-todos lo hicieron, menos nosotros-y se presenten en francés. Que se hagan amigos, porque, van a pasar todo el año juntos. Y, como bien saben, eso es un infierno en el instituto. 
Todos le hicieron caso, y empezaron a hablar con sus compañeros. Por el rabillo del ojo, vi como Troy le sonreía coquetamente a Maggie, y está agachaba la cabeza.
Miré a Sam, que dibujaba algo, y me presente.
-Mon nom est Louis Tomlinson et…
-No lo hagas-me interrumpió, sin ni si quiera dejar de dibujar.
La mire confundido. Dejó de dibujar para conectar sus ojos verdes, con los míos azules.
-No quiero ser tú amiga-contestó fría.
Y sin esperar una respuesta, siguió dibujando e ignorándome por completo.
Bufe molesto. 
Al final me tocaría hacer a mí todo el trabajo. En ese momento, odiaba a muerte a la señorita Evans.
-Vieja gorda. Ojala se te pudran los dientes-susurre con los dientes apretados.
Creía haberlo dicho lo suficiente bajo para que nadie me escuchara, pero la pequeña risa de Sam me contradijo. Y no solo eso, sino que toda la clase dejaron de hablar y me miraron.
La señora Evans me miraba furiosa. Cualquier rasgo de felicidad había desaparecido.
-Muy bien Tomlinson-río Sam, haciendo que todos-excepto Evans-la miraran a ella.
Tampoco había sido para tanto. Troy le había dicho miles de cosas peores, y solo le había sonreído.
-Sam, Louis. Fuera de mi clase-nos ordenó Evans.
Sam, sin dejar de reírse, recogió sus cosas y salió de la clase.
Yo la seguí, pero no sin disculparme con Rocio y Liam, que me miraban disgustados.


Sam caminaba sin preocupación, hacía el jardín. Yo corrí detrás de ella.
-¡Sam!-la llame para que se detuviera.
Ella se detuvo y me miró-todavía con su sonrisa burlona-
-¿Que pasa Tomlinson?-me preguntó cruzándose de brazos.
-Quiero saber si harás el trabajó conmigo-contesté un poco intimidado por sus ojos verdes- que me miraban fijamente.
Ella tocio la cabeza y me miró con un brillo perverso en los ojos.
-A las 5 en tú casa-dijo guiñándome un ojo.
Se iba a girar, pero le cogí la muñeca, y la detuve.
-Necesitó pedirte ayuda-le suplique mirándole a los ojos.
Su sonrisa se desvaneció y se soltó-bruscamente- de mi agarre.
-No ayudo a nadie-contestó seca.
Se dio la vuelta, pero antes de que empezara a caminar, le dije lo que llevaba tiempo deseando.
-Quiero ser como tú.
-¿Cómo yo?-preguntó confusa, mirándome a los ojos.
-Si. Dura, sin sentimientos y hacer lo que quiera sin importarme los sentimientos de los demás-le explique.
Ella dudo un momento, pero se acercó a mí.
-¿Estas seguro?-preguntó dando un paso más cerca de mí.
Yo asentí, anonadado por su cercanía.
-Tú lo has querido-dijo antes de juntar sus labios con los míos.
Me quedé sorprendido.
Sam me estaba besando y me miraba con sus ojos verdes, bien abiertos. Tenía una mano en mi nuca-acercándome más a ella- y la otra cogida a mi camiseta.
Me quedé quieto por la sorpresa. No sabía que hacer. 
-Regla numero uno: No hay sentimientos-susurro sobre mis labios, antes de volver a besarme.
Esta vez, cerré los ojos y disfrute del  momento.
Sus pequeños labios encajaban a la perfección con los míos.
Ella me mordió el labio y yo abrí la boca para soltar un gemido. Pasó su suave lengua por mi labio inferior, y después la metió en mi boca. 
Su lengua jugaba con la mía. Su sabor a fresa, inundo mis sentidos.
A pesar de ser Sam, lo estaba disfrutando mucho.
Mis manos-que hasta ahora se habían mantenido a mis lados-fueron a su cintura.
Pero ella no me dejo tocarla, y las apartó de un golpe. 
El timbre sonó, y se separó de mis labios, dejándome con ganas de más.
-A las 5-me susurró antes de pasar su lengua por mis labios, y desaparecer entre los alumnos, que salían de sus clases.
Yo me quede allí como un bobo. Con los ojos cerrados, intentando calmar mi respiración.
Había sido mi primer beso y con Sam-alguien que me odiaba .Un beso que siempre recordaría. Y lo peor era, que ahora tenía un problema entre mis pantalones.