DNA || novela colectiva.

Ruido era tan sólo lo único que podía distinguirse en tanto tumulto de alumnos. Era el primer día de clases; emociones se palpaban en el ambiente: alegría, emoción, nervios... Para la mayoría; no para todas y todos los alumnos eran semejantes los sentimientos que yacían en su interior por emprender su nuevo año: temor, pavor, cobardía, étc. Empezaría la tortura para ellas, otra vez.

El sonido del timbre anunciando la iniciación de las clases retumbó en los oídos de todo alumno, de los cuales pocos cesaron sus conversaciones para dirigirse a su clase correspondiente. Gran parte de ellos prosiguieron hablando con sus circunstantes mientras andaban pausadamente, dando por omitido el timbre anterior.

El contraste eran en especifíco seis chicas, quienes se dirigieron a su respectiva clase; casualemente la misma. Igualemente, no tenían con quien hablar o de que hablar. Simplemente, la popularidad, o vida social de las adolescentes Charlotte, Cassie, Sophie, Jenna, Anna y Jennifer, era prácticamente nula, era como si fuesen ineptas como para poder entablar relación alguna con cualesquiera.

Al contrario que estas últimas, había un grupo de chicos, los cuales no podían contener tanta emoción, era su último año, por fin su tan esperado último año, tan solo trescientos sesenta y cinco días para poder salir de aquel infierno denominado escuela, por fin podrían hacer lo que se les plasca todo el día; pero nada de eso cambiaba sus vidas; podría ser el último año, pero aun tendrían que soportar trescientos sesenta y cinco días, los cuales no serían nada fácil de combatir. A pesar de todo, aún creyendo que eran felices, sus vidas seguían siendo un asco en todo el sentido de la palabra. Aquellos desgraciados seis chicos, escondidos bajo sus máscaras de felicidad, eran Harry Styles, Zayn Malik, Logan Lerman, Liam Payne, Niall Horan, y Louis Tomlinson.

Ninguno y ninguna de aquellos doce chicos mantenían alguna relación de amistad o similar entre ellos; como mucho algunos se conocían de ser el acosador o acosado de alguno de ellos. Sí, bueno, si alguno mantenía una relación con el otro, era de todo, menos afable o semejante. Entre tanto, empezaban las clases.

—Bueno, alumnos; bienvenidos al nuevo año. Yo seré vuestro nuevo profesor de literatura, Robert Williams, y espero que nos caigamos bien y este año sea genial —emprendió el nuevo profesor, a todos sus alumnos que se hallaban ya sentados en sus respectivos sitios, mientras musitaban sobre el nuevo profesor—. Y por favor, finalizad con los cuchicheos —finalizó.

La clase prosiguió, al igual que los murmullos y notas entre los estudiantes; quienes utilizaban a las chicas dichas anteriormente para poder pasarse las notas entre ellos. Para desgracia de las seis chicas inocentes, el profesor las descubrió; mandando las notas ajenas. Cogió la lista de los estudiantes, la miró, y continuación habló.

—Higgins, Owen, Duncan, Peterson, Gray, Thompson; en clase no se mandan notas; al despacho del director, señoritas.

Bufaron en el camino al despacho, no tenían culpa alguna, pero eran demasiado cobardes como para cuestionar aquello y delatar a sus compañeros. Sabían que si revelaban al profesor quienes eran los verdaderos culpables, lo pagarían caro.

Llegaron, y sus ojos se cruzaron con los de ellos. Los que siempre estaban allí, por sus innumerables problemas diarios. Estos se extrañaron de verlas allí, estuvieron apunto de soltar algún estúpido comentario sobre ellas, pero entonces apareció el director, casualmente uno nuevo este año, el señor Stewart.

—¿El primer día y castigados? —preguntó extrañado Stewart.

—Bah, es culpa de los profesores —comentó Tomlinson.

—Esos viejos amargados nos tienen manía —agregó el ruloso.

—Creo que es porque no tienen sexo, los amargados —añadió Malik.

Mientras, las chicas aún se mantenían en pleno silencio.

—Lo único que estáis logrando es que empeore vuestro castigo —dijo con cierto enfado notable en su voz el director.

—Hemos pasado por tantas putadas que no nos extrañaremos un puto pelo —comentó el rubio.

—Os lo habéis buscado; vosotros doce seréis los encargados de limpiar todos los contenedores de basura durante esta primera semana, por frescos.

Lo que ellas no sabían, era de que aquel castigo, cambiaría sus vidas.