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EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
ahhhh!
Seguilaaa OMG!
Quiero saber qe pasaaa!
Seguilaaa OMG!
Quiero saber qe pasaaa!
Ruth Esther<3
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
soy nueva siguela esta buenisima me encanta
siguela
siguela
angie.lore6
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
CAP!! 33
______ tomó el pañuelo que le ofrecía la duquesa, algo le había pasado al suyo, y se reclinó. Se sorbió la nariz, hipando nuevamente.
—¿Dónde tuvieron esa conversación?
______ se sonrojó.
—En mi habitación.
—¿En la alcoba de usted?
—Sí. Es vergonzoso, lo sé, pero…
—No, no. No me escandaliza. Eso está bastante bien. —Sarah sonrió—. Yo conocí a mi marido en la alcoba de una posada. En la cama. Desnuda.
______ se quedó boquiabierta. La duquesa era americana. Quizás… no, no podía imaginarse que las costumbres americanas fuesen tan distintas.
La duquesa rió.
—Una especie de comedia de enredos nos condujo a esa situación, y nos llevó un buen tiempo superar todos los obstáculos, pero sí creo… bueno, en realidad me hace feliz decirlo… que James me deseó desde el preciso instante en que me vio. —Se ruborizó—. Y vio bastante de mí. Y yo también lo deseé a él. Un poco de deseo (o mucho) es muy bueno, siempre que lleve al matrimonio, por supuesto.
—¿El deseo es bueno? —______ nunca había escuchado a su padre dar ese sermón.
—Sí, yo creo que sí, si por deseo se entiende una fuerte atracción física. El matrimonio es una relación muy física, ya sabe.
—Oh.
______ no recordaba el matrimonio de sus padres —ella era demasiado pequeña cuando murió su madre— pero la señora Begley había hecho alusión a besar y a algo que sucedía antes de los besos. Y sin duda sus encuentros con Nick habían sido extremadamente físicos. ______ se sonrojó, recordando ese encuentro tan físico junto al lago.
—Claro que sí. Sin el componente físico, no habría bebés. —La duquesa dibujó una amplia sonrisa, poniéndose la mano sobre el vientre—. Lo que hay que recordar, ______, es que los hombres no se sienten a gusto hablando. Son mucho mejores haciendo.
—No entiendo.
—Bien, lo que quiero decir es que los hombres y las mujeres son diferentes. No es que me crea una experta, por supuesto, pero he estado meditando sobre el asunto recientemente.
—Comprendo. —______ disimuló su desilusión. Había esperado hallar respuestas y en vez de eso se encontraba con perogrulladas.
Sarah carcajeó.
—No, no soy una simplona sin remedio. Por supuesto que los hombres parecen diferentes, pero lo que muchas mujeres nunca llegan a comprender es que en realidad ellos son diferentes.
—Todavía no lo entiendo.
—Por supuesto que no. Es un concepto difícil de captar. Pasé semanas, meses, en malentendidos con James porque yo no comprendía eso. —Sonrió—. Bueno, también estuve intentando imaginarme los procesos mentales de un noble inglés… todo un desafío para una americana republicana, se lo aseguro. Nunca entenderé el sistema británico de primogenitura o… bueno, esa no es la cuestión, ¿verdad? —Se inclinó acercándose—. Los hombres no piensan de la misma manera que lo hacemos nosotras, ______. Por ejemplo, suponga que otra mujer la ignorase al salir de la iglesia. No quiero decir que le volviese la cara; nada tan obvio como eso. Simplemente que no la saludase. ¿Qué pensaría usted?
______ frunció el ceño.
—Supongo que me preguntaría si la he ofendido de alguna manera.
—Exactamente. Puede que usted lo pensase y se preocupase por el asunto, preguntándose qué podía haber hecho.
—Sí, supongo que haría eso.
La duquesa asintió con la cabeza.
—Las mujeres analizan cada una de las emociones, estudian cada acción, siempre esperando que haya algún significado para deducir. Los hombres no hacen eso. Estoy convencida. Si un hombre ignorase a James… no es que alguien vaya a hacerlo, tiene que soportar a cada adulador… —Suspiró y sacudió la cabeza—. Le decía, si un hombre ignorase a James, él simplemente supondría que el otro no lo había visto. —Sonrió—. Es bastante más agradable ser así, en realidad: hace la vida mucho más simple.
______ arrugó el entrecejo.
—Me temo que aún no me doy cuenta qué tiene que ver eso con Nick.
—Cuando le preguntó a Nick si él la amaba, ______, le pidió que analizase lo que sentía por usted. Probablemente él no sabía la respuesta porque nunca se había detenido a pensarlo. Sólo sabía que la deseaba. —Sarah sonrió abiertamente—. Supongo que no estaban sentados como mojigatos cada uno en una silla mientras tenían esa conversación en la alcoba de usted.
______ se ruborizó terriblemente.
—Bueno, no…, pero entonces, ¿cómo se puede saber si lo que un hombre siente por una es amor o deseo?
—______, todavía está usted pensando como una mujer. Probablemente en la mente de Nick no hay diferencia actualmente entre una cosa y la otra. Una vez que él haya satisfecho sus deseos más urgentes, será capaz de darse cuenta de que la ama. En este momento no está pensando tanto con la cabeza como con… —la duquesa se sonrojó—, otra cosa.
—¿Con otra cosa?
—Tengo la certeza de que Nick estará encantado de contarle todo acerca de eso. No soy lo suficientemente audaz para intentar contárselo yo misma.
—Sarah.
La duquesa se volvió y una amplia sonrisa le iluminó la cara.
—Aquí estoy, James.
______ observó aproximarse al duque. También él sonreía y su cara tenía la expresión tierna que adquiría sólo al mirar a su duquesa. Pero esta vez ______ notó también otra cosa.
Los ojos del duque tenían un destello que le resultaba familiar. Lo había visto en los ojos de Nick cuando la miraba.
Nick se sentó en su despacho, rodeado por montañas de papeles. Sin duda necesitaba un secretario. Juraría que había más papeles ahora que la última vez que se había sentado allí. ¿Se reproducirían?
Reproducirse. Se recostó en la silla, con las manos entrelazadas detrás de la cabeza. Cómo le encantaría estar ocupado con ______ engendrando pequeños Draysmith. La joven había estado exquisita junto al lago. Tan receptiva. Tan sólo contemplar su inocente pasión le había excitado tanto…
Se moría por tocarla sin capas de tela entre ellos. Por sentir el contacto de su piel; en todas partes. Por entrar en ella…
Se movió en la silla. Esa palpitante expectación era casi insoportable.
Dios, el orgasmo de ______ contra su mano lo había transportado al paraíso. Bueno, en realidad, al purgatorio. El paraíso habría sido llegar juntos a la cima, él dentro de ella, sobre una buena cama mullida.
Sin embargo no había sabido utilizar el tiempo que había estado en la habitación de ______. Frunció el ceño y apoyó los codos sobre el escritorio, pasándose las manos por el cabello. Todo había marchado bien hasta el final, hasta que ella le había preguntado si la amaba. Tendría que haber previsto esa pregunta, pero no lo había hecho.
Era una pregunta que había evitado escrupulosamente durante tantos años…
¿Por qué las mujeres tenían que hablar de amor? Cuando era más joven, muchas de sus compañeras de cama habían terminado sus encuentros con esa pregunta: ¿las amaba? Eso había arruinado una cópula completamente satisfactoria. Se había sentido atrapado. Todas ellas querían algo de él: una promesa, una linda chuchería… algo. Las muchachas del campo querían algunas monedas extra; las viudas, una proposición de matrimonio.
Todas ellas querían poseer un pedazo de él, aunque sólo fuese un pedazo de su corazón. Él no lo entregaba. No quería ataduras. Le gustaba demasiado su libertad.
Aprendió a acostarse sólo con profesionales, mujeres que entendían que entre ellos todo era estrictamente físico —bueno, también económico, por supuesto—. Mujeres que tenían claras las reglas. Las emociones —aparte de la satisfacción y quizás algo de amistad— no tenían lugar en la cama.
Pero esto iba más allá de la cama, ¿verdad? Aquí se hablaba de matrimonio. Familia. Hijos. Un linaje que continuar.
Qué extraño. Desde que había empezado a interesarse tan especialmente por ______, el título no le pesaba más. La aplastante depresión que siempre había sentido al pensar en estar atado a Knightsdale había desaparecido. En vez de eso sentía… expectación.
Por ______.
Si aquel anónimo ladrón no les hubiese disparado a Kevin y a Cecilia en los Alpes italianos, provocando la destrucción del carruaje al caer por la ladera de la montaña, él no habría regresado a Knightsdale para encontrar a ______ Peterson hecha toda una mujer. Eso, el no saber que un tesoro como ______ vivía en Kent, habría sido la tragedia de su vida. Si su hermano apareciese hoy en la puerta, estaría feliz de verlo. Le devolvería alegremente todos sus deberes y se iría, pero se llevaría con él a ______, si pudiese. Bueno, y antes de partir compartiría con Kevin sus propias ideas acerca de la forma adecuada de criar a dos niñas.
¿Amaba a ______? Si el amor era esa necesidad devoradora que bullía en él cada minuto del día y de la noche —especialmente de la noche— y casi lo abrumaba cada vez que estaba cerca de ella… entonces sí, la amaba. Necesitaba tenerla en su cama, no sólo una vez, sino todos los días. Varias veces por día. De varias maneras distintas. Sus labios dibujaron lentamente una sonrisa. Iba a disfrutar tanto haciéndole conocer los placeres del lecho conyugal. [:cara_diablo:]
Y él mismo conocería algunos placeres. Podría hundirse en ella y dejar que su semilla fluyese dentro de su vientre, sin necesidad de condón [no sabia que en ese tiempo habian condones ] o de salirse. Ella era virgen y fértil. Se esperaba que él le diera hijos.
Deseaba ver su cuerpo más redondeado y pesado por llevar dentro a sus bebés. Ver a sus hijos alimentándose de la leche de sus pechos. Criar con ella a Isabelle y a Claire. Despertar cada mañana con la cabeza de ella sobre la almohada. Envejecer y arrugarse junto a ella, conocer su cuerpo de mujer tan bien como el propio o incluso mejor. [QUE TIERNOOO *-*]
Dibujó una gran sonrisa. Sí, la amaba.
Se lo diría y luego le daría el anillo de compromiso de Knightsdale. Lo sacaría ya mismo. Estaba en la caja fuerte ahí en el escritorio. El ladrón no se lo había llevado, Cecilia aún lo tenía puesto cuando trajeron su cuerpo a Inglaterra.
Frunció el ceño. El abogado no había podido detallarle las pertenencias robadas, aunque sí había insistido en que un ladrón italiano había causado las muertes. Kevin, Cecilia, todos sus sirvientes habían sido asesinados. No había testigos. Crandt, el abogado, confió en los investigadores italianos que habían examinado el lugar del accidente. Todo el equipaje había sido desgarrado, como si el ladrón estuviese buscando algo en particular. Incluso los asientos de los coches —los que habían resistido a la caída de la montaña— mostraban tajos hechos con cuchillo y les habían sacado el relleno.
¿Por qué? ¿Kevin se habría convertido en un traficante? ¿Llevaría secretos de Estado? Nick no había podido descubrir nada en Londres. Había dejado de intentarlo. ¿Qué sentido tenía? Kevin estaba muerto.
Abrió la caja fuerte. Todas las joyas de la familia estaban allí. Bueno, quizás no todas. Se rió por lo bajo mientras sacaba el anillo de compromiso y lo deslizaba dentro de su bolsillo. El verano que él tenía siete años —antes de que ______ se mudase a Knightsdale— el tío abuelo Randall había venido de visita. Él y kevin simulaban que el tío era un pirata. Se habían pasado el verano cavando alrededor de la propiedad, en busca de joyas escondidas y doblones de oro. Probablemente el tío abuelo Randall se había desternillado de risa, cuando había estado lo suficientemente sobrio para notar a qué jugaban.
Cerró la caja fuerte. Quién sabe, podría haber sido verdad. Randall tenía algo que hacía recordar a un pillo. El escultor que había hecho su busto aquel verano había capturado bien ese algo.
Sonrió mientras salía del despacho. Quizás les contase la historia a las niñas. Apostaría que a Claire le iba a encantar salir a buscar tesoros.
______ tomó el pañuelo que le ofrecía la duquesa, algo le había pasado al suyo, y se reclinó. Se sorbió la nariz, hipando nuevamente.
—¿Dónde tuvieron esa conversación?
______ se sonrojó.
—En mi habitación.
—¿En la alcoba de usted?
—Sí. Es vergonzoso, lo sé, pero…
—No, no. No me escandaliza. Eso está bastante bien. —Sarah sonrió—. Yo conocí a mi marido en la alcoba de una posada. En la cama. Desnuda.
______ se quedó boquiabierta. La duquesa era americana. Quizás… no, no podía imaginarse que las costumbres americanas fuesen tan distintas.
La duquesa rió.
—Una especie de comedia de enredos nos condujo a esa situación, y nos llevó un buen tiempo superar todos los obstáculos, pero sí creo… bueno, en realidad me hace feliz decirlo… que James me deseó desde el preciso instante en que me vio. —Se ruborizó—. Y vio bastante de mí. Y yo también lo deseé a él. Un poco de deseo (o mucho) es muy bueno, siempre que lleve al matrimonio, por supuesto.
—¿El deseo es bueno? —______ nunca había escuchado a su padre dar ese sermón.
—Sí, yo creo que sí, si por deseo se entiende una fuerte atracción física. El matrimonio es una relación muy física, ya sabe.
—Oh.
______ no recordaba el matrimonio de sus padres —ella era demasiado pequeña cuando murió su madre— pero la señora Begley había hecho alusión a besar y a algo que sucedía antes de los besos. Y sin duda sus encuentros con Nick habían sido extremadamente físicos. ______ se sonrojó, recordando ese encuentro tan físico junto al lago.
—Claro que sí. Sin el componente físico, no habría bebés. —La duquesa dibujó una amplia sonrisa, poniéndose la mano sobre el vientre—. Lo que hay que recordar, ______, es que los hombres no se sienten a gusto hablando. Son mucho mejores haciendo.
—No entiendo.
—Bien, lo que quiero decir es que los hombres y las mujeres son diferentes. No es que me crea una experta, por supuesto, pero he estado meditando sobre el asunto recientemente.
—Comprendo. —______ disimuló su desilusión. Había esperado hallar respuestas y en vez de eso se encontraba con perogrulladas.
Sarah carcajeó.
—No, no soy una simplona sin remedio. Por supuesto que los hombres parecen diferentes, pero lo que muchas mujeres nunca llegan a comprender es que en realidad ellos son diferentes.
—Todavía no lo entiendo.
—Por supuesto que no. Es un concepto difícil de captar. Pasé semanas, meses, en malentendidos con James porque yo no comprendía eso. —Sonrió—. Bueno, también estuve intentando imaginarme los procesos mentales de un noble inglés… todo un desafío para una americana republicana, se lo aseguro. Nunca entenderé el sistema británico de primogenitura o… bueno, esa no es la cuestión, ¿verdad? —Se inclinó acercándose—. Los hombres no piensan de la misma manera que lo hacemos nosotras, ______. Por ejemplo, suponga que otra mujer la ignorase al salir de la iglesia. No quiero decir que le volviese la cara; nada tan obvio como eso. Simplemente que no la saludase. ¿Qué pensaría usted?
______ frunció el ceño.
—Supongo que me preguntaría si la he ofendido de alguna manera.
—Exactamente. Puede que usted lo pensase y se preocupase por el asunto, preguntándose qué podía haber hecho.
—Sí, supongo que haría eso.
La duquesa asintió con la cabeza.
—Las mujeres analizan cada una de las emociones, estudian cada acción, siempre esperando que haya algún significado para deducir. Los hombres no hacen eso. Estoy convencida. Si un hombre ignorase a James… no es que alguien vaya a hacerlo, tiene que soportar a cada adulador… —Suspiró y sacudió la cabeza—. Le decía, si un hombre ignorase a James, él simplemente supondría que el otro no lo había visto. —Sonrió—. Es bastante más agradable ser así, en realidad: hace la vida mucho más simple.
______ arrugó el entrecejo.
—Me temo que aún no me doy cuenta qué tiene que ver eso con Nick.
—Cuando le preguntó a Nick si él la amaba, ______, le pidió que analizase lo que sentía por usted. Probablemente él no sabía la respuesta porque nunca se había detenido a pensarlo. Sólo sabía que la deseaba. —Sarah sonrió abiertamente—. Supongo que no estaban sentados como mojigatos cada uno en una silla mientras tenían esa conversación en la alcoba de usted.
______ se ruborizó terriblemente.
—Bueno, no…, pero entonces, ¿cómo se puede saber si lo que un hombre siente por una es amor o deseo?
—______, todavía está usted pensando como una mujer. Probablemente en la mente de Nick no hay diferencia actualmente entre una cosa y la otra. Una vez que él haya satisfecho sus deseos más urgentes, será capaz de darse cuenta de que la ama. En este momento no está pensando tanto con la cabeza como con… —la duquesa se sonrojó—, otra cosa.
—¿Con otra cosa?
—Tengo la certeza de que Nick estará encantado de contarle todo acerca de eso. No soy lo suficientemente audaz para intentar contárselo yo misma.
—Sarah.
La duquesa se volvió y una amplia sonrisa le iluminó la cara.
—Aquí estoy, James.
______ observó aproximarse al duque. También él sonreía y su cara tenía la expresión tierna que adquiría sólo al mirar a su duquesa. Pero esta vez ______ notó también otra cosa.
Los ojos del duque tenían un destello que le resultaba familiar. Lo había visto en los ojos de Nick cuando la miraba.
Nick se sentó en su despacho, rodeado por montañas de papeles. Sin duda necesitaba un secretario. Juraría que había más papeles ahora que la última vez que se había sentado allí. ¿Se reproducirían?
Reproducirse. Se recostó en la silla, con las manos entrelazadas detrás de la cabeza. Cómo le encantaría estar ocupado con ______ engendrando pequeños Draysmith. La joven había estado exquisita junto al lago. Tan receptiva. Tan sólo contemplar su inocente pasión le había excitado tanto…
Se moría por tocarla sin capas de tela entre ellos. Por sentir el contacto de su piel; en todas partes. Por entrar en ella…
Se movió en la silla. Esa palpitante expectación era casi insoportable.
Dios, el orgasmo de ______ contra su mano lo había transportado al paraíso. Bueno, en realidad, al purgatorio. El paraíso habría sido llegar juntos a la cima, él dentro de ella, sobre una buena cama mullida.
Sin embargo no había sabido utilizar el tiempo que había estado en la habitación de ______. Frunció el ceño y apoyó los codos sobre el escritorio, pasándose las manos por el cabello. Todo había marchado bien hasta el final, hasta que ella le había preguntado si la amaba. Tendría que haber previsto esa pregunta, pero no lo había hecho.
Era una pregunta que había evitado escrupulosamente durante tantos años…
¿Por qué las mujeres tenían que hablar de amor? Cuando era más joven, muchas de sus compañeras de cama habían terminado sus encuentros con esa pregunta: ¿las amaba? Eso había arruinado una cópula completamente satisfactoria. Se había sentido atrapado. Todas ellas querían algo de él: una promesa, una linda chuchería… algo. Las muchachas del campo querían algunas monedas extra; las viudas, una proposición de matrimonio.
Todas ellas querían poseer un pedazo de él, aunque sólo fuese un pedazo de su corazón. Él no lo entregaba. No quería ataduras. Le gustaba demasiado su libertad.
Aprendió a acostarse sólo con profesionales, mujeres que entendían que entre ellos todo era estrictamente físico —bueno, también económico, por supuesto—. Mujeres que tenían claras las reglas. Las emociones —aparte de la satisfacción y quizás algo de amistad— no tenían lugar en la cama.
Pero esto iba más allá de la cama, ¿verdad? Aquí se hablaba de matrimonio. Familia. Hijos. Un linaje que continuar.
Qué extraño. Desde que había empezado a interesarse tan especialmente por ______, el título no le pesaba más. La aplastante depresión que siempre había sentido al pensar en estar atado a Knightsdale había desaparecido. En vez de eso sentía… expectación.
Por ______.
Si aquel anónimo ladrón no les hubiese disparado a Kevin y a Cecilia en los Alpes italianos, provocando la destrucción del carruaje al caer por la ladera de la montaña, él no habría regresado a Knightsdale para encontrar a ______ Peterson hecha toda una mujer. Eso, el no saber que un tesoro como ______ vivía en Kent, habría sido la tragedia de su vida. Si su hermano apareciese hoy en la puerta, estaría feliz de verlo. Le devolvería alegremente todos sus deberes y se iría, pero se llevaría con él a ______, si pudiese. Bueno, y antes de partir compartiría con Kevin sus propias ideas acerca de la forma adecuada de criar a dos niñas.
¿Amaba a ______? Si el amor era esa necesidad devoradora que bullía en él cada minuto del día y de la noche —especialmente de la noche— y casi lo abrumaba cada vez que estaba cerca de ella… entonces sí, la amaba. Necesitaba tenerla en su cama, no sólo una vez, sino todos los días. Varias veces por día. De varias maneras distintas. Sus labios dibujaron lentamente una sonrisa. Iba a disfrutar tanto haciéndole conocer los placeres del lecho conyugal. [:cara_diablo:]
Y él mismo conocería algunos placeres. Podría hundirse en ella y dejar que su semilla fluyese dentro de su vientre, sin necesidad de condón [no sabia que en ese tiempo habian condones ] o de salirse. Ella era virgen y fértil. Se esperaba que él le diera hijos.
Deseaba ver su cuerpo más redondeado y pesado por llevar dentro a sus bebés. Ver a sus hijos alimentándose de la leche de sus pechos. Criar con ella a Isabelle y a Claire. Despertar cada mañana con la cabeza de ella sobre la almohada. Envejecer y arrugarse junto a ella, conocer su cuerpo de mujer tan bien como el propio o incluso mejor. [QUE TIERNOOO *-*]
Dibujó una gran sonrisa. Sí, la amaba.
Se lo diría y luego le daría el anillo de compromiso de Knightsdale. Lo sacaría ya mismo. Estaba en la caja fuerte ahí en el escritorio. El ladrón no se lo había llevado, Cecilia aún lo tenía puesto cuando trajeron su cuerpo a Inglaterra.
Frunció el ceño. El abogado no había podido detallarle las pertenencias robadas, aunque sí había insistido en que un ladrón italiano había causado las muertes. Kevin, Cecilia, todos sus sirvientes habían sido asesinados. No había testigos. Crandt, el abogado, confió en los investigadores italianos que habían examinado el lugar del accidente. Todo el equipaje había sido desgarrado, como si el ladrón estuviese buscando algo en particular. Incluso los asientos de los coches —los que habían resistido a la caída de la montaña— mostraban tajos hechos con cuchillo y les habían sacado el relleno.
¿Por qué? ¿Kevin se habría convertido en un traficante? ¿Llevaría secretos de Estado? Nick no había podido descubrir nada en Londres. Había dejado de intentarlo. ¿Qué sentido tenía? Kevin estaba muerto.
Abrió la caja fuerte. Todas las joyas de la familia estaban allí. Bueno, quizás no todas. Se rió por lo bajo mientras sacaba el anillo de compromiso y lo deslizaba dentro de su bolsillo. El verano que él tenía siete años —antes de que ______ se mudase a Knightsdale— el tío abuelo Randall había venido de visita. Él y kevin simulaban que el tío era un pirata. Se habían pasado el verano cavando alrededor de la propiedad, en busca de joyas escondidas y doblones de oro. Probablemente el tío abuelo Randall se había desternillado de risa, cuando había estado lo suficientemente sobrio para notar a qué jugaban.
Cerró la caja fuerte. Quién sabe, podría haber sido verdad. Randall tenía algo que hacía recordar a un pillo. El escultor que había hecho su busto aquel verano había capturado bien ese algo.
Sonrió mientras salía del despacho. Quizás les contase la historia a las niñas. Apostaría que a Claire le iba a encantar salir a buscar tesoros.
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
CAP!!! 34
Cada vez que ______ miró a Nick durante la cena, se encontró con que él la estaba mirando. Era tremendamente desconcertante. Ella estuvo empujando una judía por todo su plato mientras intentaba escuchar al hacendado Begley hablar de sus perros de caza. No podía mirarlo sin recordar la conversación con su esposa unas horas antes. No podía mirarle la cintura sin ruborizarse. No apartaba su atención de la cara del hombre. De sus labios. ¿Él y la señora Begley besándose? Y acurrucándose, sea lo que fuese que significara eso. No podía ser lo que Nick había hecho con ella, ¿o sí?
______ ocultó su judía debajo de una hoja de repollo. Había perdido el interés por la comida.
Se volvió para hacerle una pregunta al señor Frampton que estaba sentado al otro lado. Él respondió con entusiasmo, exhibiendo una significativa cantidad de carnero masticado para que ______ inspeccionase. Nuevamente centró su atención en las judías que tenía en su plato.
¿Podía ser que la duquesa de Alvord tuviese razón? ¿Era posible que ella le importase a Nick?
Lo miró otra vez, sólo un instante. Estaba escuchando a Lady Haverford, con la cabeza cortésmente inclinada hacia la dama, pero al notar la mirada de ______ le dirigió una sonrisa que se fue ampliando lentamente haciendo aparecer los pliegues más asombrosamente atractivos en su mejilla derecha.
«Oh, Dios mío.» Los ojos de ______ se retiraron una vez más hacia su plato. Estaba ansiosa de que sirvieran el segundo plato, aunque sólo fuese por un cambio de paisaje.
Nick tenía de nuevo ese destello en sus bellos ojos castaños. Y esa… mirada enfocada en ella, como si no hubiese nadie más en la habitación… como si, por un instante, Lady Haverford hubiese dejado de existir.
—Caballeros —dijo Lady Beatrice cuando se sirvieron los dulces—, propongo que pasen de su oporto por esta noche y nos acompañen a las damas en el salón para jugar a las charadas.
Ese anuncio fue recibido con refunfuños desde todos los puntos de la mesa.
—Charadas no, Lady Bea —pidió el conde de Westbrooke—. Tenga piedad, por favor.
El duque de Alvord se rió.
—Vamos, Westbrooke, apostaría a que guardas en tu interior un actor frustrado.
—Pues perderías, Alvord. Odio actuar y más todavía odio adivinar.
—Tía —dijo Nick—, el propósito es entretener a nuestros invitados, no torturarlos.
—Pues yo adoro jugar a las charadas, Lady Beatrice. —La señorita Pelham se inclinó hacia adelante para dirigirse a la tía de Nick sentada en el otro extremo de la mesa—. Soy bastante buena en eso, así que será un placer estar en el equipo de Lord Westbrooke. —La joven dirigió algunos enérgicos pestañeos a Lord Westbrooke.
Él adoptó una expresión de acosado.
______ le echó una ojeada a Meg, quien puso los ojos en blanco, haciendo gestos sin disimulo a Lady Elizabeth. Lizzie, con las cejas fruncidas y los labios apretados, miraba enojada a la señorita Pelham.
—Nosotras vamos a jugar, ¿verdad, Rachel? —gorjeó la señorita Esther Farthington desde la izquierda del señor Maxwell.
—Claro que sí, pero sólo si estamos en diferentes equipos —respondió la señorita Rachel desde la derecha del señor Maxwell.
El señor Maxwell continuó atacando la bandeja de dulces, que algún sirviente incauto había colocado a su alcance.
—Cuando estamos en el mismo equipo nos peleamos —le confió la señorita Esther a la larga mesa.
—No nos ponemos de acuerdo en nada.
—Discutimos terriblemente.
—Es mucho mejor separarnos.
Las gemelas Farthington sonrieron afablemente, y con idénticas sonrisas, a los demás invitados, quienes las miraron con ojos dilatados de asombro.
—Sí, bueno —dijo Lady Beatrice, rompiendo el atónito silencio—, si todo el mundo ha terminado de comer, deberíamos pasar al salón. Señor Maxwell, SEÑOR MAXWELL. —Lady Beatrice gritó en un intento por captar la atención del anciano—. AHORA VAMOS A JUGAR A LAS CHARADAS.
—¿Ensaimada? No me gusta la ensaimada. Lo que me gusta son estos pastelitos. ¿No quedan más?
—NO.
Lady Beatrice se puso de pie, dando por terminada cualquier otra posible discusión y condujo a las damas al salón. Los hombres las siguieron, protestando.
—Yo designaré los miembros de cada equipo… veamos, ¿cuántos somos? —Lady Beatrice echó una ojeada a la habitación.
—No podemos contar a Maxwell —susurró Nick al oído de ______—. Empezará a roncar en el instante en que se acomode en su silla.
—Nick, ¿no puedes meter en cintura a tu tía? —farfulló Lord Westbrooke detrás de ellos—. Charadas… ¡Dios mío!
—Las gemelas parecen muy contentas de tomar parte en el juego —dijo ______.
Lord Westbrooke resopló.
—Seguro.
—Ya has oído a la señorita Pelham, Joe —dijo Nick—. Es una experta. Será un placer para ella darte toda la ayuda que necesites.
—Como si eso fuese a mejorar la experiencia. Yo creo que ha decidido que a ti no puede conseguirte con sus mañas, Nick, así que me ha visto a mí. He estado eludiéndola todo el día. Tuve que reclutar a Lizzie para que me ayudase a defenderme en el Panteón esta tarde… ella y Meg me hicieron compañía para que la querida señorita Pelham no pudiese arrinconarme y pretender sonsacarme una promesa de matrimonio.
—Seguramente no es para tanto, Lord Westbrooke.
—Claro que es para tanto, señorita Peterson. ¿Y por qué tanta formalidad ahora? Por cierto que no me llamó usted «milord» el día que Nick la rescató del arroyo, hace algunos años.
—¿Hace algunos años? Yo sólo tenía seis y usted me puso la zancadilla.
—Yo no hice eso. Mi pie era perfectamente visible: no fue mi culpa que usted se tropezara con él, ¿o sí?
—Su pie no era perfectamente visible hasta que lo plantó enfrente de los míos.
—Niños —interrumpió Nick [oajajaojjaaoja xD]—, algún día daréis por zanjada esta discusión, ¿no es cierto? ¿O aún reñiréis por esto cuando tengáis la edad de las gemelas Farthington?
—Oh, no lo sé… es tan divertido irritar a ______.
_______ abrió la boca para protestar pero se detuvo al ver la risa en los ojos de Joe.
—¿Le pido disculpas, finalmente, señorita Peterson? ¿Le digo (sólo por caballerosidad, por supuesto) que la culpa fue toda mía?
Él estaba bromeando. Todos estos años, ella había estado guardándole rencor, pensando que él hacía lo mismo… y todo había sido una broma. Él disfrutaba la pelea verbal. La hallaba divertida.
______ se relajó y sonrió. ¿Había sido demasiado seria? Quizás. Discutir sobre un incidente de la niñez, sin importancia, era ridículo. Sonrió abiertamente.
—Oh, por favor, no se disculpe ahora… especialmente si sólo lo hace por caballerosidad.
Joe fingió enjugarse la frente.
—Bien, qué alivio. Estoy seguro de que el esfuerzo de ser un caballero sería demasiado para que lo soportase mi pobre corazón.
—Indudablemente, demasiado —confirmó Nick.
—¡Lord Westbrooke! —Lady Beatrice agitó la mano hacia Joe—. Deje de intentar esconderse ahí. Estará en el equipo con las señoritas Oldston, Rachel Farthington, Margaret Peterson, con Lady Elizabeth, y con las señoritas Frampton y Pelham.
—Oh, Dios —farfulló Joe—. No voy a salir de esta habitación a menos que tenga a Meg de un lado y a Lizzie del otro. Protección. Necesito protección.
______ rió por lo bajo.
—¿También necesita protección, Lord Knightsdale? Usted es mejor partido que Joe.
Nick suspiró.
—______, querida mía, ¿por qué continúa llamándome Lord Knightsdale? Ha podido decir muy bien «Joe». De hecho, he oído antes mi nombre en sus labios. —Bajó la voz y se inclinó más cerca—. Creo que he saboreado mi nombre en sus labios.
—Estamos en una reunión, milord. Compórtese.
—¿Entonces en privado no es necesario que me comporte? [jajaja :cara_diablo:]
______ enrojeció, recordando en detalle el encuentro junto al lago.
—Humm —dijo Nick—. Está algo ruborizada, cariño. ¿Tal vez está pensando en nuestro encuentro de esta mañana? En realidad ahí sí que me he comportado. Créame.
—Milord, ¿cómo puede decir eso?
—Porque sé exactamente qué habría hecho en caso de no haberme comportado. En esa ocasión he ejercido un extremo control de mí mismo, como lo he hecho más tarde en su habitación. Necesitamoshablar, amor mío.
______ contuvo el aliento. ¿Quería decir algo especial al usar esas palabras? En su mirada se veía claramente el inconfundible destello.
—Nicholas, deja de susurrarle al oído a la señorita Peterson y ven aquí —dijo Lady Beatrice.
______ cerró los ojos, con el deseo de hallarse en su alcoba al abrirlos nuevamente. No. Cuando los abrió, allí estaba Lady Beatrice gesticulando en dirección a ella.
—Vamos. Nicholas, tú y la señorita Peterson se os uniréis a los señores Stockley y Frampton y a las señoritas Esther Farthington, Oldston y Haverford.
—¿Por qué Alvord no está obligado a jugar? —Joe se las había ingeniado para colocar un sofá entre él y la señorita Pelham.
—Creo que nosotros los viejos casados estamos disculpados, Westbrooke.
El duque sonrió, sentándose junto a su esposa.
—Esos divertimentos están reservados para los no comprometidos.
—Eso es ridículo. ¿Y usted, hacendado? ¿Querría participar?
—No, no, Westbrooke. Me basta con mirar. Pero lo alentaré a usted.
—¿Y usted, señorita Russell? Seguro que le gustaría participar.
—Oh, no, milord. No, gracias, no.
Joe echó una ojeada a la habitación.
—¿Señor Maxwell?
Un ronquido fue la respuesta del señor Maxwell.
—¿Qué le había dicho? —le murmuró Nick a ______.
—Déjese de rodeos, señor. —Lady Beatrice le entregó a Joe un trocito de papel—. Usted y la señorita Pelham…
______ se cubrió la boca para ocultar la sonrisa que le provocó la expresión de Joe. Llamarle mirada feroz a la que había en sus ojos era quedarse corto. Lady Beatrice también pareció notarlo. Hizo una pausa y miró fijamente a Joe antes de continuar.
—Y Lady Elizabeth y el señor Oldston pueden hacer la representación.
—¿Nos sentamos, señorita Peterson? Esto puede llegar a ser más entretenido que la mejor farsa de Drury Lane*.
______ dejó que Nick la condujese hasta un sofá. Antes de que pudieran sentarse, el señor Stockley ocupó uno de los extremos.
—Por favor, acompáñeme, señorita Peterson. —El señor Stockley dio una palmadita en el sitio libre que había junto a él.
Sería grosero ignorar su invitación. ______ se sentó en el borde del sofá, tan lejos de él como pudo, lo cual no era lo suficientemente lejos, ya que el sofá era muy pequeño. Le complació verle hacer una mueca de dolor al sentarse. Era la marca de Prinny. El señor Stockley lo pensaría dos veces antes de mirarla moviendo así las cejas.
También podía pensarlo dos veces debido a las furiosas miradas de Nick desde una silla vecina.
Luego de entregarle el papelito a la señorita Pelham, Joe se había instalado de brazos cruzados contra el manto de la chimenea. La señorita Pelham y el señor Oldston iniciaron un acalorado intercambio de susurros; Lizzie escuchó por unos minutos y luego fue a pararse junto a Joe.
—Ah, señorita Peterson. —El señor Stockley le echó una ojeada a Nick mientras se inclinaba para susurrarle a ______—. Sobre lo de esta tarde… ay.
______ sonrió.
—¿Se ha hecho daño, señor Stockley?
—No es nada. No hay de qué preocuparse.
______ deseó que Prinny estuviese cerca. Estaba segura de poder persuadirlo para que tomase una muestra de mayor tamaño de la persona del señor Stockley.
—¿Esta tarde? —El ceño fruncido de Nick hizo aparecer un profundo surco entre sus cejas—. ¿No estaba usted en el Panteón esta tarde, Stockley?
Stockley se sobresaltó y nuevamente hizo una mueca de dolor al apoyar el peso del cuerpo sobre su trasero herido.
—Sí, milord, estuve allí un rato.
—Encontré al señor Stockley en la galería larga, examinando los cuadros, milord. —______ miró al señor Stockley—. Muy concienzudamente.
—¿Connoisseur, Stockley?
—Un poco, milord. Simplemente un estudioso. Siempre a la búsqueda de… conocimiento.
______ pestañeó y examinó más cuidadosamente al señor Stockley. La nota amenazadora que había oído en su voz esa tarde estaba allí otra vez.
—¿De verdad? —También en la voz de Nick había un tono de crispación—. Yo que usted sería extremadamente cuidadoso sobre el tipo de conocimiento que perseguiría, especialmente si involucrase de cualquier modo a la señorita Peterson.
______ pestañeó otra vez. Nick estaba casi gruñendo, como un perro con el pelo erizado.
—¡Violación!
______ giró nuevamente la cabeza en dirección a los jugadores de charadas. La señorita Rachel Farthington rebotaba en su asiento, gritando. El señor Oldston tenía los brazos alrededor de la señorita Pelham, quien luchaba salvajemente. Joe y Lizzie se desternillaban de risa.
—¿Qué demonios…? —Nick se adelantó, pero el señor Oldston soltó a la señorita Pelham. De hecho, ambos se pusieron en cuclillas frente a la señorita Rachel, sonriendo y alentándola.
Nick miró a Lady Beatrice con el ceño fruncido.
—Tía, les has dado… me imagino que no les has hecho representar La violación de lasSabinas…
—Milord —dijo la señorita Pelham, con evidente enojo—, ¡usted no era quien debía decirlo!
Cada vez que ______ miró a Nick durante la cena, se encontró con que él la estaba mirando. Era tremendamente desconcertante. Ella estuvo empujando una judía por todo su plato mientras intentaba escuchar al hacendado Begley hablar de sus perros de caza. No podía mirarlo sin recordar la conversación con su esposa unas horas antes. No podía mirarle la cintura sin ruborizarse. No apartaba su atención de la cara del hombre. De sus labios. ¿Él y la señora Begley besándose? Y acurrucándose, sea lo que fuese que significara eso. No podía ser lo que Nick había hecho con ella, ¿o sí?
______ ocultó su judía debajo de una hoja de repollo. Había perdido el interés por la comida.
Se volvió para hacerle una pregunta al señor Frampton que estaba sentado al otro lado. Él respondió con entusiasmo, exhibiendo una significativa cantidad de carnero masticado para que ______ inspeccionase. Nuevamente centró su atención en las judías que tenía en su plato.
¿Podía ser que la duquesa de Alvord tuviese razón? ¿Era posible que ella le importase a Nick?
Lo miró otra vez, sólo un instante. Estaba escuchando a Lady Haverford, con la cabeza cortésmente inclinada hacia la dama, pero al notar la mirada de ______ le dirigió una sonrisa que se fue ampliando lentamente haciendo aparecer los pliegues más asombrosamente atractivos en su mejilla derecha.
«Oh, Dios mío.» Los ojos de ______ se retiraron una vez más hacia su plato. Estaba ansiosa de que sirvieran el segundo plato, aunque sólo fuese por un cambio de paisaje.
Nick tenía de nuevo ese destello en sus bellos ojos castaños. Y esa… mirada enfocada en ella, como si no hubiese nadie más en la habitación… como si, por un instante, Lady Haverford hubiese dejado de existir.
—Caballeros —dijo Lady Beatrice cuando se sirvieron los dulces—, propongo que pasen de su oporto por esta noche y nos acompañen a las damas en el salón para jugar a las charadas.
Ese anuncio fue recibido con refunfuños desde todos los puntos de la mesa.
—Charadas no, Lady Bea —pidió el conde de Westbrooke—. Tenga piedad, por favor.
El duque de Alvord se rió.
—Vamos, Westbrooke, apostaría a que guardas en tu interior un actor frustrado.
—Pues perderías, Alvord. Odio actuar y más todavía odio adivinar.
—Tía —dijo Nick—, el propósito es entretener a nuestros invitados, no torturarlos.
—Pues yo adoro jugar a las charadas, Lady Beatrice. —La señorita Pelham se inclinó hacia adelante para dirigirse a la tía de Nick sentada en el otro extremo de la mesa—. Soy bastante buena en eso, así que será un placer estar en el equipo de Lord Westbrooke. —La joven dirigió algunos enérgicos pestañeos a Lord Westbrooke.
Él adoptó una expresión de acosado.
______ le echó una ojeada a Meg, quien puso los ojos en blanco, haciendo gestos sin disimulo a Lady Elizabeth. Lizzie, con las cejas fruncidas y los labios apretados, miraba enojada a la señorita Pelham.
—Nosotras vamos a jugar, ¿verdad, Rachel? —gorjeó la señorita Esther Farthington desde la izquierda del señor Maxwell.
—Claro que sí, pero sólo si estamos en diferentes equipos —respondió la señorita Rachel desde la derecha del señor Maxwell.
El señor Maxwell continuó atacando la bandeja de dulces, que algún sirviente incauto había colocado a su alcance.
—Cuando estamos en el mismo equipo nos peleamos —le confió la señorita Esther a la larga mesa.
—No nos ponemos de acuerdo en nada.
—Discutimos terriblemente.
—Es mucho mejor separarnos.
Las gemelas Farthington sonrieron afablemente, y con idénticas sonrisas, a los demás invitados, quienes las miraron con ojos dilatados de asombro.
—Sí, bueno —dijo Lady Beatrice, rompiendo el atónito silencio—, si todo el mundo ha terminado de comer, deberíamos pasar al salón. Señor Maxwell, SEÑOR MAXWELL. —Lady Beatrice gritó en un intento por captar la atención del anciano—. AHORA VAMOS A JUGAR A LAS CHARADAS.
—¿Ensaimada? No me gusta la ensaimada. Lo que me gusta son estos pastelitos. ¿No quedan más?
—NO.
Lady Beatrice se puso de pie, dando por terminada cualquier otra posible discusión y condujo a las damas al salón. Los hombres las siguieron, protestando.
—Yo designaré los miembros de cada equipo… veamos, ¿cuántos somos? —Lady Beatrice echó una ojeada a la habitación.
—No podemos contar a Maxwell —susurró Nick al oído de ______—. Empezará a roncar en el instante en que se acomode en su silla.
—Nick, ¿no puedes meter en cintura a tu tía? —farfulló Lord Westbrooke detrás de ellos—. Charadas… ¡Dios mío!
—Las gemelas parecen muy contentas de tomar parte en el juego —dijo ______.
Lord Westbrooke resopló.
—Seguro.
—Ya has oído a la señorita Pelham, Joe —dijo Nick—. Es una experta. Será un placer para ella darte toda la ayuda que necesites.
—Como si eso fuese a mejorar la experiencia. Yo creo que ha decidido que a ti no puede conseguirte con sus mañas, Nick, así que me ha visto a mí. He estado eludiéndola todo el día. Tuve que reclutar a Lizzie para que me ayudase a defenderme en el Panteón esta tarde… ella y Meg me hicieron compañía para que la querida señorita Pelham no pudiese arrinconarme y pretender sonsacarme una promesa de matrimonio.
—Seguramente no es para tanto, Lord Westbrooke.
—Claro que es para tanto, señorita Peterson. ¿Y por qué tanta formalidad ahora? Por cierto que no me llamó usted «milord» el día que Nick la rescató del arroyo, hace algunos años.
—¿Hace algunos años? Yo sólo tenía seis y usted me puso la zancadilla.
—Yo no hice eso. Mi pie era perfectamente visible: no fue mi culpa que usted se tropezara con él, ¿o sí?
—Su pie no era perfectamente visible hasta que lo plantó enfrente de los míos.
—Niños —interrumpió Nick [oajajaojjaaoja xD]—, algún día daréis por zanjada esta discusión, ¿no es cierto? ¿O aún reñiréis por esto cuando tengáis la edad de las gemelas Farthington?
—Oh, no lo sé… es tan divertido irritar a ______.
_______ abrió la boca para protestar pero se detuvo al ver la risa en los ojos de Joe.
—¿Le pido disculpas, finalmente, señorita Peterson? ¿Le digo (sólo por caballerosidad, por supuesto) que la culpa fue toda mía?
Él estaba bromeando. Todos estos años, ella había estado guardándole rencor, pensando que él hacía lo mismo… y todo había sido una broma. Él disfrutaba la pelea verbal. La hallaba divertida.
______ se relajó y sonrió. ¿Había sido demasiado seria? Quizás. Discutir sobre un incidente de la niñez, sin importancia, era ridículo. Sonrió abiertamente.
—Oh, por favor, no se disculpe ahora… especialmente si sólo lo hace por caballerosidad.
Joe fingió enjugarse la frente.
—Bien, qué alivio. Estoy seguro de que el esfuerzo de ser un caballero sería demasiado para que lo soportase mi pobre corazón.
—Indudablemente, demasiado —confirmó Nick.
—¡Lord Westbrooke! —Lady Beatrice agitó la mano hacia Joe—. Deje de intentar esconderse ahí. Estará en el equipo con las señoritas Oldston, Rachel Farthington, Margaret Peterson, con Lady Elizabeth, y con las señoritas Frampton y Pelham.
—Oh, Dios —farfulló Joe—. No voy a salir de esta habitación a menos que tenga a Meg de un lado y a Lizzie del otro. Protección. Necesito protección.
______ rió por lo bajo.
—¿También necesita protección, Lord Knightsdale? Usted es mejor partido que Joe.
Nick suspiró.
—______, querida mía, ¿por qué continúa llamándome Lord Knightsdale? Ha podido decir muy bien «Joe». De hecho, he oído antes mi nombre en sus labios. —Bajó la voz y se inclinó más cerca—. Creo que he saboreado mi nombre en sus labios.
—Estamos en una reunión, milord. Compórtese.
—¿Entonces en privado no es necesario que me comporte? [jajaja :cara_diablo:]
______ enrojeció, recordando en detalle el encuentro junto al lago.
—Humm —dijo Nick—. Está algo ruborizada, cariño. ¿Tal vez está pensando en nuestro encuentro de esta mañana? En realidad ahí sí que me he comportado. Créame.
—Milord, ¿cómo puede decir eso?
—Porque sé exactamente qué habría hecho en caso de no haberme comportado. En esa ocasión he ejercido un extremo control de mí mismo, como lo he hecho más tarde en su habitación. Necesitamoshablar, amor mío.
______ contuvo el aliento. ¿Quería decir algo especial al usar esas palabras? En su mirada se veía claramente el inconfundible destello.
—Nicholas, deja de susurrarle al oído a la señorita Peterson y ven aquí —dijo Lady Beatrice.
______ cerró los ojos, con el deseo de hallarse en su alcoba al abrirlos nuevamente. No. Cuando los abrió, allí estaba Lady Beatrice gesticulando en dirección a ella.
—Vamos. Nicholas, tú y la señorita Peterson se os uniréis a los señores Stockley y Frampton y a las señoritas Esther Farthington, Oldston y Haverford.
—¿Por qué Alvord no está obligado a jugar? —Joe se las había ingeniado para colocar un sofá entre él y la señorita Pelham.
—Creo que nosotros los viejos casados estamos disculpados, Westbrooke.
El duque sonrió, sentándose junto a su esposa.
—Esos divertimentos están reservados para los no comprometidos.
—Eso es ridículo. ¿Y usted, hacendado? ¿Querría participar?
—No, no, Westbrooke. Me basta con mirar. Pero lo alentaré a usted.
—¿Y usted, señorita Russell? Seguro que le gustaría participar.
—Oh, no, milord. No, gracias, no.
Joe echó una ojeada a la habitación.
—¿Señor Maxwell?
Un ronquido fue la respuesta del señor Maxwell.
—¿Qué le había dicho? —le murmuró Nick a ______.
—Déjese de rodeos, señor. —Lady Beatrice le entregó a Joe un trocito de papel—. Usted y la señorita Pelham…
______ se cubrió la boca para ocultar la sonrisa que le provocó la expresión de Joe. Llamarle mirada feroz a la que había en sus ojos era quedarse corto. Lady Beatrice también pareció notarlo. Hizo una pausa y miró fijamente a Joe antes de continuar.
—Y Lady Elizabeth y el señor Oldston pueden hacer la representación.
—¿Nos sentamos, señorita Peterson? Esto puede llegar a ser más entretenido que la mejor farsa de Drury Lane*.
______ dejó que Nick la condujese hasta un sofá. Antes de que pudieran sentarse, el señor Stockley ocupó uno de los extremos.
—Por favor, acompáñeme, señorita Peterson. —El señor Stockley dio una palmadita en el sitio libre que había junto a él.
Sería grosero ignorar su invitación. ______ se sentó en el borde del sofá, tan lejos de él como pudo, lo cual no era lo suficientemente lejos, ya que el sofá era muy pequeño. Le complació verle hacer una mueca de dolor al sentarse. Era la marca de Prinny. El señor Stockley lo pensaría dos veces antes de mirarla moviendo así las cejas.
También podía pensarlo dos veces debido a las furiosas miradas de Nick desde una silla vecina.
Luego de entregarle el papelito a la señorita Pelham, Joe se había instalado de brazos cruzados contra el manto de la chimenea. La señorita Pelham y el señor Oldston iniciaron un acalorado intercambio de susurros; Lizzie escuchó por unos minutos y luego fue a pararse junto a Joe.
—Ah, señorita Peterson. —El señor Stockley le echó una ojeada a Nick mientras se inclinaba para susurrarle a ______—. Sobre lo de esta tarde… ay.
______ sonrió.
—¿Se ha hecho daño, señor Stockley?
—No es nada. No hay de qué preocuparse.
______ deseó que Prinny estuviese cerca. Estaba segura de poder persuadirlo para que tomase una muestra de mayor tamaño de la persona del señor Stockley.
—¿Esta tarde? —El ceño fruncido de Nick hizo aparecer un profundo surco entre sus cejas—. ¿No estaba usted en el Panteón esta tarde, Stockley?
Stockley se sobresaltó y nuevamente hizo una mueca de dolor al apoyar el peso del cuerpo sobre su trasero herido.
—Sí, milord, estuve allí un rato.
—Encontré al señor Stockley en la galería larga, examinando los cuadros, milord. —______ miró al señor Stockley—. Muy concienzudamente.
—¿Connoisseur, Stockley?
—Un poco, milord. Simplemente un estudioso. Siempre a la búsqueda de… conocimiento.
______ pestañeó y examinó más cuidadosamente al señor Stockley. La nota amenazadora que había oído en su voz esa tarde estaba allí otra vez.
—¿De verdad? —También en la voz de Nick había un tono de crispación—. Yo que usted sería extremadamente cuidadoso sobre el tipo de conocimiento que perseguiría, especialmente si involucrase de cualquier modo a la señorita Peterson.
______ pestañeó otra vez. Nick estaba casi gruñendo, como un perro con el pelo erizado.
—¡Violación!
______ giró nuevamente la cabeza en dirección a los jugadores de charadas. La señorita Rachel Farthington rebotaba en su asiento, gritando. El señor Oldston tenía los brazos alrededor de la señorita Pelham, quien luchaba salvajemente. Joe y Lizzie se desternillaban de risa.
—¿Qué demonios…? —Nick se adelantó, pero el señor Oldston soltó a la señorita Pelham. De hecho, ambos se pusieron en cuclillas frente a la señorita Rachel, sonriendo y alentándola.
Nick miró a Lady Beatrice con el ceño fruncido.
—Tía, les has dado… me imagino que no les has hecho representar La violación de lasSabinas…
—Milord —dijo la señorita Pelham, con evidente enojo—, ¡usted no era quien debía decirlo!
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
chikas sorry por la demora pero
eske estoy kon una gripa ke konsuerte estoy unos minutos
pero les deje dos cap!!!
eske estoy kon una gripa ke konsuerte estoy unos minutos
pero les deje dos cap!!!
Pily....
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
:O ya quiero que nick le pida matrimonio a la rayis *o*
Nueva lectora! :D
Nueva lectora! :D
Invitado
Invitado
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Haha! Ame el cap
La pobre de la rayis :(
Haha SIGUELAAAAAA!
La pobre de la rayis :(
Haha SIGUELAAAAAA!
Ruth Esther<3
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Nueva lectora
Me encanta la novela!
Siguelaaa!!
Me cree la cuenta solo para comentarte
Sube mas caps!!!
Me encanta la novela!
Siguelaaa!!
Me cree la cuenta solo para comentarte
Sube mas caps!!!
kissesrain
Re: EL MARQUÉS DESNUDO-nick & tu- adaptacion TERMINADA
Tienes que seguirla!!- no me dejes asi por favor!!
kissesrain
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