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Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda!

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Mensaje por Inhavilla1994 Sáb 08 Jun 2013, 9:52 pm

No la canceles plis plisssssss
Inhavilla1994
Inhavilla1994


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Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda! - Página 18 Empty Re: Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda!

Mensaje por NaiirAJ Sáb 08 Jun 2013, 9:55 pm

Para que la voy a seguir si nadie comenta?
NaiirAJ
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Mensaje por I'mADayDreamer Sáb 08 Jun 2013, 11:00 pm

MIERDA!
Yo no se sí había comentado antes
Pero con las tareas y la escuela es difícil
Siempre la he leído desde el principio
Pero no había comentado :fiu: :oops:
NO LA PUEDES CANCELAR Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda! - Página 18 2039594227 :gasp:
Que se te puede pasar siquiera por la cabeza esa idea :x
Es mi novela favorita baba
Muchas personas la leen aunque no comentan...
Como yo :happuy:

Bueno, no la canceles :jajajaj:
Te amo :enamorado:
I'mADayDreamer
I'mADayDreamer


http://dreamerwithfaith.tumblr.com

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Mensaje por Irene Baglieri Sáb 08 Jun 2013, 11:29 pm

TIENES QUE SEGUIRLAAA es que a veces no podemos comentar por tareas, por internet, tu sabes, por favor siguelaaaaaa no la dejes ahí:(:(:(
Irene Baglieri
Irene Baglieri


http://cantsaynototheboyssmile.tumblr.com

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Mensaje por miss:horan<3 Dom 09 Jun 2013, 2:38 am

NOOOOOOO NAIR QUE TE PASAAAA NOLA CANSELESSS AHHHHH NOOO PIEDAD
miss:horan<3
miss:horan<3


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Mensaje por Ara-Styles Dom 09 Jun 2013, 3:01 am

No la canceles!!!!! Te esta dando un ataque de locura!!!!! Ni se te ocurra!!!!!
Ara-Styles
Ara-Styles


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Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 6:02 am

1- nadie comenta
2-ya se me hace imposible subir
3-no se si la voy a seguir, tengo que pensarlo y capas y Caro les suba los capitulos que faltan
4-todavia faltan malas decisiones
NaiirAJ
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Mensaje por mamen Dom 09 Jun 2013, 7:27 am

Hola hola hola! :) haber, empecé a leerme la nove desde el principio hace poco, desde diva adolescente I, y acabé ahora mismo! Me encanta! Enserio! Es genial! Cada vez engancha más y conforme vas leyendo gusta más, PORFIII NO LA CANCELES ;( que esta muy buena ahora! Si? Síguela prontito! Prometo que aunque sean los últimos capis comentaré siempre que pueda! De verdadddd :)
BESOS DE TU NUEVA, SEXI Y LOCA LECTORA DE ESPAÑA.
Mamen <3
PD: síguela :3
mamen
mamen


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Mensaje por GreciaStyles Dom 09 Jun 2013, 7:30 am

COMO QUE CANCELADAAAAA ¡¡ ESTAS LOCA ¡¡ NO PUEDES HACER ESOOO ¡¡¡¡¡¡ PORFAVOR NO HAGAS ESOOOO PORFAVOR NAIRRRR ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡
NO LA CANCELES NAIR POR DIOS QUIERES QUE ME MUERA DE UN SOPONCIO ? :lloro:
GreciaStyles
GreciaStyles


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Mensaje por aranzadetomlinson Dom 09 Jun 2013, 7:46 am

No la puedes cancelar!!! Perdón por no comentar pero estaba castigada!!! Síguela pronto !! Por fa no la canceles fajona :3
PD: hoy voy a ir a un concierto de los chicos :D y me estoy muriendo
PD2: esta es la MEJOR novela que he leído no la canceles!!! :(
aranzadetomlinson
aranzadetomlinson


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Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 8:43 am

aranzadetomlinson escribió:No la puedes cancelar!!! Perdón por no comentar pero estaba castigada!!! Síguela pronto !! Por fa no la canceles fajona :3
PD: hoy voy a ir a un concierto de los chicos :D y me estoy muriendo
PD2: esta es la MEJOR novela que he leído no la canceles!!! :(

que bueno que vayas al concierto de los chicos, fajatelos por mi
NaiirAJ
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Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 9:35 am

Mis manos comenzaron a temblar. Sentí que me desvanecía. El reloj pegado en la pared se detuvo y todo empezo a oscurecerse. Apenas digustaba de un sabor amargo en mi boca, como si la hiel se hubiese posicionado en mi lengua en una dominación sin retorno. Los bordes de las cosas se difuminaban con todo lo demás, como si todo estuviese mezclado; ya no me encontraba en un mundo coherente.
—Harry, hermano, ¿estás ahí?— pregunto Martín enterrado entre sollozos.
—¿Puedes venir por mí?— me limité.
—Sólo Oriana está aquí, le diré que vaya por tí.
—Gracias— colgué.
Hubiese sido muy suicida de mi parte conducir hasta el hospital, era imposible que yo tomara el mando frente a un volante en el estado que me encontraba y vivir para contarlo. Sólo imaginar el rostro de mi hermana enchufada a aparatos de los cuales dependía su vida sin remedio alguno, con su rostro pálidos, sus ojeras oliváceas rodeando el contorno de sus ojos, y sus labios secos y fruncidos semiabiertos podían hacer que perdiera la razón y peor aún, que la perdiera frente a las luces de un camión en la carretera. No me encontraba en condiciones óptimas para merodear por la ciudad bajo mi propia cuenta, no me sentía capaz de siquiera levantarme del suelo donde ahora me encontraba.
En otra ocasión, hubiese salido disparado en busca de la sobrevivencia de mi hermana, buscar una solución, estar a su lado en estos instantes aunque mi vida dependiese de ello. Pero, me doy cuenta que soy más débil de lo que creí. Me recuerdo detrás de un escritorio dirigiendo jóvenes y maestros, llamando mujeres y desgastándolas a mi antojo y degustar, viviendo todo y nada, lleno de cosas mundanas que me satisfacían carnalmente y dejaba en segundo plano cualquier necesidad de mi alma o mi consciencia. Y ahora, la mujer que me cuidó durante los últimos doce años estaba a punto de desprenderse de mí y de este mundo para siempre, todo por ése maldito accidente.
Escucho a lo lejos un auto y una bocina sonando desesperada. Me levanto de la alfombra gateando y salgo de la casa rápidamente. No me interesé en lo más mínimo en revisar si había dejado bien cerrado, o siquiera meditar en si había dejado encendida la televisión o no. Veo un auto rojo esatcionado a unos cincuenta metros. Me asomo por las ventanas y veo a Oriana con el cabello en una coleta mal hecha, nisiquiera me mira. Abro la puerta y me acomodo en el asiento. Oriana arranca el auto antes de que pudiese cerrar la puerta. Conduce a toda pastilla sin mirarme, se mantiene en silencio y con el rostro trastornado. No sé qué puedo decirle en éste momento. ¿Cómo está mi hermana? Eso sería muy estúpido, en una fiesta con los enfermos dudo que estuviese. Pero, debía saber que pasaba con Liz, aunque pareciera un tipo idiota, de todos modos, ya había afrontado que era uno. Mujeres, me han arruinado.
—¿Qué pasó con Liz?— rompo el silencio con una voz ronca. Me doy cuenta que las doce cervezas que me tragué como agua hace media hora han hecho efecto. Estoy medio ebrio.
—¡¿Estás borracho?! Eres un irresponsable, Zachary, eres un idiota— ya lo sabía—. No tienes respeto por nada. Nisiquiera te atreves a mandar un maldito mensaje de texto en blanco y una puta llamada. ¿Tanto te importa tu hermana? Juro por los tres pueblos de Mannhattan que si la que estuviese agonizando fuese la tal Jane, sacarías raíces al pie de su cama, pero como se trata de una simple mujer que no importa que se te haya cuidado tantos años, tu hermana, que ha sido como tu madre todo este tiempo no te interesa lo que le pase, en cambio, te emborrachas y te apuesto que lo hiciste porque la perrita te dejó por irse con algún tipo que le paga mejor por sus servi...
—¡Basta, Oriana! ¡Jane no es ninguna prostituta! Y si vas a hablar así de ella, prefiero irme caminando al hospital, así tenga que arrastrarme con las uñas, ¿me entiendes?— mi voz se alteró, igual que todo yo. Apreté mi mandíbula, no soportaba que alguien dijera algo malo de Jane. ¿Por qué todos se enfrascan en atacarla? Nadie la conoce como yo, nadie comprende su personalidad, nadie ha visto lo que ella es realmente, su lado amoroso, la Jane que me sonríe y juega, que me extraña, la que es cuando esta conmigo, esa es la verdadera Jane, y la amo con sus lados raros y buenos, porque todo eso raro es compensado por sus caricias, su presencia y toda la felicidad que me da.
—¿Lo ves? ¡Te pones como un tigre cuando te la mencionan! La amas más que a tu propia sangre—da un golpe en el volante.
—¿Sabes algo, Oriana? Eres una maldita hipócrita. Tú la conoces, y hasta finges que te agrada y ahora eres tan cínica de hablar de ella a sus espaldas.
—¡Por favor! Sabes que no soy la única que lo piensa. Recuerda el día que la conocimos: perturbó a los niños con sus teorías raras sobre el sexo. Es una depravada, nisiquiera la considero un ser humano, es algún desprendimiento del demonio. El infierno la expulsó para venir a atormentarnos.
—¡Cállate! ¡Para el auto!
—No seas idiota, Harry. Esa mujer te ha convertido en su títere. Eres un juego para ella, así como el tal Liam, su hermano y su disque mejor amiga. Todos ellos se han apartado de ella porque se han dado cuenta de lo que es a tiempo. ¿Qué pasa contigo? ¿Qué clase de manipulación enferma realiza contigo?
—Tú no la conoces, y te prohibo que sigas hablando mal de ella. No me hagas olvidarme que eres de mi familia.
—Eso lo olvidaste hace mucho, desde Paulette; ¿lo recuerdas? Incluso uniste tus apellidos con ella, y no creo que lo hayas hecho por nosotros, lo hiciste por ella. Tienes una debilidad por las mujeres, y no por cualquier tipo, sino por el más extraño gen de mujer.
—¿Quieres que nos pongamos a hablar de debilidades? ¿Quieres recordarme a Paulette? Genial. Recordemos otros lugares recónditos del pasado...De Ian, tal vez.
Noté como se erizaba su piel cuando mencioné el nombre, tragó saliva y entrecerró los ojos. Estaba escarbando en su pasado, uno no muy lindo y que había quedado enterrado entre las conversaciones prohibidas de la familia. Era como un tema tabú que no podíamos sacar a luz. Todo lo sabíamos, pero debíamos callarlo.
—No me vas a salir con eso, ¿cierto?— su voz se quebró.
Estaba seguro que Oriana odiaba su pasado, no lo compartía con nadie, porque la persona más cercanas a ella: su esposo, lo desconocía. Y el resto de la familia no conocía tan a profundidad la história como yo, nisiquiera sus hermanas, y Oriana no tenía la suficiente confianza conmigo como para desahogarlo frente a mí. Estaba segura que en las noches se atormentaba sola con el recuerdo. Había pasado ya hace muchos años, hace ocho o nueve años.
—No pretende torturarte, Oriana. Sólo quiero que te pongas en mi lugar.
—¡Tu situación no tiene nada que ver con la mía!— grita en un lloriqueo.
—¿Ah no? Pues, estás mal; lo mismo que sientes tú al recordar eso siento yo cuando alguien degrada a mi Jane, entiéndelo. No es igual, pero se siente lo mismo.
—¡Eres un imbécil, Harry!— dice atacada en llanto.
—Júralo que eso ya lo sabía, pero concédeme la razón que no soy el único que se lleva ese título. Al menos, mi situación no conlleva la pérdida de nadie más que de mi lado. No juego con la suerte o la moral de los demás, me juego mi vida, no la ajena..., no la de mi hija— susurro.
Oriana suelta en llanto.
—¡Te odio, Harry! Ahora veo porqué te llevas tan bien con esa víbora. Ella te ha hecho a su parecer, un títere frío. Eres con su perrito faldero: agachas la cabeza ante sus órdenes pero la defiendes con uñas y dientes, a toda costa.
—Como se defiende a la persona que más amas, más o menos.
—¡Tú no la amas! Simplemente estás obsesionado con ella. Es tu aventura más extrema.
Discutir con Oriana era caso perdido, ella no iba a convencerse de mis sentimientos por Jane, sólo pretendía herirme y que me rindiese ante ella, cosa que no haría, pero debía bajarle a su ataque contra la mujer que amo, y eso sólo podía hacerse dándole en lo que más le dolía, como ella lo estaba haciendo conmigo. Ahora, me sentía menos yo que nunca, y lo probaba haciendo lo que estaba apunto de hacer: lastimarla adrede.
—Al menos no tengo una hija que pague con los platos rotos—mascullé entre dientes.
—¡Ya deja eso, maldita sea!
—Si tú no te callas, yo tampoco lo haré. Soy imbécil, pero no tanto como para doblegarme ante tus comentarios venesos— digo mirando a la ventana. Veo que la luna está en cuarto menguante, una pequeña nube gris difuminada se arrastraba bajo ella, como si la estuviese adorando postrándose frente a ella. Ella brillaba a la mitad, pero no se podía ver su lado escondido.
—Eres un maldito dominado. Sometido de mierda.
Ignoré sus palabras, no me dolían sus ofensas. Claro, me importaba una mierda mi moral, pero la de Jane era sagrada. Jane era mi posesión sacra, y nadie podía profanarla.
—Maldita dictadora, cortesana, ramera de prostíbulo barato de carretera— susurra bajito.
La sangre se me conbustiona y si Oriana no fuese mujer ya le hubiese arrancado la cabeza. Fingo no sentir dolor, aunque me arda todo mi fuero interno, sin embargo, me pica la lengua por martirizarla.
—Sigo creyendo que fue ella quien asesinó a Daniel y a Liliana.
—¿Ah si? ¡No me digas!— digo sarcástico—. Ahora, cuéntame. ¿No habrá sido Ian que vino a terminar lo que vino a hacer?
—¡No menciones ese nombre!— grita desperada.
—¿Ian?— estoy a punto de reventar, muero por verla llorar. Este no soy yo, soy un monstruo, pero no puedo detenerme ahora— ¿Tu amante de hace ocho años? ¿El que tu marido aún no sabe?...
—¡Cállate!— grita desmoralizada.
—¿El que huyo en cuanto pudo? ¿El que te atormentó por tantos años? ¿El del fantasma que te persigue por las noches?— siento perversión al decirle todo esto, como un sadismo moral.
—¡Ya basta! ¡No sigas!— llora atormentada.
—¿Quieres que me calle? ¿Así como obligaste a Berlín a hacerlo? ¿Así como la mantienes extorsionada para que no se lo diga a su padre?
—¡Maldita sea, cállate!—aumenta la velocidad, pero no me inquieta en lo absoluto.
—No voy a faltarte el respeto diciéndote lo que eres. Porque sencillamente; eres todo lo que acusas a Jane.
Veo que está demasiado perturbada, puede que haga algo pra que me calle, incluso provocar un accidente para morirse en este instante. Sé que prefiere la muerte antes que seguir escuchándome.
—¡No soy una zorra como Jane!
Esa fue la gota que rebalsa la copa.
—¡Eres un monstruo! ¡Eres peor que ella! ¡¡Tú, Oriana Lí!! ¡Tú callaste que tu amante, Ian, violaba a tu propia hija durante dos años sólo por no perderlo!
Oriana da un frenazo en seco y sale del auto, se lanza al suelo y llora con la garganta rasgada. Veo a dos calles el hospital de Mánchester. Salgo del auto y camino hacia el hospital. A mitad de la calle regreso la vista hacia Oriana quien está en el suelo vulnerable. Trato de sentirme a gusto con mis actos, pero es imposible. No me retracto, pero tampoco me enorgullezco.
Luego de llegar al hospital acudo a la sala donde está Samantha y los padres de Martín.
—¿Qué fue lo que pasó?— le pregunto a Delfina.
—Harry, hijo. Martín optó por despertar a Elizabeth para que esta pudiese hablar lo que la atormenta. Está muy débil, su ritmo cardíaco está desvaneciéndose. Ve a verla, ahora, no tienes mucho tiempo— murmura con sus ojos hinchados.
Entro a la habitación y me encuentro con los ojos abiertos de Liz, y a Martín llorando con su mano presionada en su rostro.
—¡Harry!— exclama Liz.
—¡Hermanita!— corro hacia ella y la abrazo intentando no lastimarla.
Martín alza la cabeza y me mira, está deshecho.
—Los dejaré solos. Liz necesita hablar contigo— se levanta y sé que va a ir a desahogar todo lo que no puede llorar aquí dentro.
Involuntariamente mis mejillas se empapan y hago un puchero ciendo como mi hermanita está en su última agonía.
—Jane— susurra.
Su voz ya no es la misma, es ronca y más parecido a un bisbiseo que a un susurro.
—Ella no está aquí— tomo su mano.
—Ella...Ella...fue quien— tose— incendió la casa.
—¿Qué?
—Ella estaba presente cuando me accidenté. Estaba en casa cuando...la encontre...llorando y...culpándose por la m...muerte de los niños.
—Liz, pero...
—Te lo juro, Harry. Por favor, créeme. No tengo prueba pero, créeme— suplicó.
—Si, te creo, hermanita— presiono mi frente contra la suya.
—Gracias. No sabes...lo torturador...que es escuchar...y no poder...decir esto...que me carcomía— habla entrecortadamente.
—No la ames, Zacky. Ella...es mala..., es pérfida....es tu perdición.
—Ya, tranquila— siseo acariciando su frente con mi pulgar.
—Prométeme...que nunca...nunca...volverás a dejar que te haga daño.
—Liz, Louis dice que puedes haber alucinado en tus sueños y...
—¡No! ¡Es verdad! ¡Ella fue!— comienza a llorar.
—No. No. No. No llores— yo lloro más.
—¡Prométemelo! ¡Por favor!— suplica.
—Liz...
—Ella...no te ama...por favor, si llegar a confirmar...lo que te digo...prométeme que...no volverás a dejar...que te haga daño.
—Te lo prometo, hermanita.
—Gracias, Harry...te amo, hermano— su rostro se suaviza y su mirada se fija detrás de mí, se pierde.
—¡Liz! ¡Liz!— sacudo un poco su brazo.
El pitido de la máquina comienza a hacerse más lento, hasta que se hace un zumbido.
—¡¡Liz!! ¡Martín! ¡Un doctor, por favor!— grito.
Inmediatamente entran un par de doctores y me expulsan de la habitación.


Cuatro de la mañana. El cuerpo de mi hermana yace en un ataúd en medio de la sala de mi casa. Toda la familia está presente. Martín ha desaparecido. Estoy en mi habitación, está hecha un desastre. Abajo velan el cuerpo de mi hermana. La vi hace unas horas: pálida, fría, dura e inmóvil. No es ella, es sólo su cuerpo.
El piso del baño está frío, esto dentro de la ducha. El frío de la cerámica me hace estremecer. Me degrado integralmente. Estoy solo, las tres mujeres de mi vida me han abandonado: mi madre, mi novia y ahora, mi hermana.
No puedo concretar en mi mente las palabras de Liz. Jane no mató a Lili y a Dani, es imposible que ella haya sido capaz de eso. No lo pienso mucho, mi dolor se concentra en la pérdida que acabo de conllevar. Recuerdo cuando mis padres murieron, Liz me cuidaaba siempre. Delfina, la madre de Martín se hizo cargo de nosotros por mucho tiempo. Fue tan increíble que su hijo terminara casándose con ella. Soy una bala perdida ahora, no tengo rumbo ni dirección, soy un ser vacío.

Siete de la mañana. Alguien golpea las puertas de mi habitación. No quiero saber de nadie, bueno, de nadie que esté en Mánchester.
—Harry, sal de ahí, te traje algo de comer— mumura Samantha a traves de la puerta. Golpea por un par de minutos hasta que me doy cuenta que se acaba su paciencia— Mierda, Harry. Abre la maldita puerta, no sólo tú estás sufriendo.
—¡Lárgate! No quiero ver a nadie— grito desde el baño.
—Ábreme— baja el tono de su voz.
—¡Fuera de aquí!
—Soy Jane— agudiza su voz.
—Eso no es gracioso— bufo.
—Tenía que intentarlo. Oriana me contó lo que pasó. Casi la matas.
—¿Casi? Que mala suerte— bromeo.
—Ábreme y hablemos.
—Que te largues, dije. ¿Ahora eres hostigoso?
—Harry, sabes que eres mi primo favorito. Sé de tus tarjetas del kamasutra y los aros que tienes bajo la cama.
Malditos aros. Me levanto del suelo y arrastro los pies hasta la puerta.
—Sabía que eso funcionaría— se adentra y deja una taza de café y un plato con un trozo de pan en la mesa de noche.
Samantha se posa frente a mí y me estira los brazos. Me abraza frotando mi espalda y siento su respiración contra mi hombro.
—Entiendo cómo te sientes. No te preocupes, ella está en un lugar mejor.
—Ya te contaron lo que debía decir, ¿No?
Samantha asiente con la vista plantada en el suelo.
—No sé que pensar, Harry. Jane me agrada muchísimo. Sé que ella tiene una personalidad peculiar y una forma de ver la vida bastante inusual. Pero, es la persona que tú elegiste, y nadie tiene porqué decirte con quien estar y con quien no. Es tu desición estar con ella, y si ya estás enamorado hasta el fondo not e queda otra que defenderla, te entiendo. Por otra parte, respecto a lo que dijo Liz, no sé qué opinar. Si eso es causa de sus sueños, sólo ignóralo y sé feliz con quien amas, dices que vendrá en unas horas, estarás con ella de nuevo y si te ama te apoyará en este momento tan dificil. No sé exactamente las razones por las que se fue, pero puedo suponerlas; tiene dieciocho años, te has precipitado un poquitín con tus afanes de bodorrio. Pero, en cambio, si es verdad lo que dijo Liz...no lo sé, eso no debería dejarse sin castigar.
—Pensaría la mismo si fuese cualquier persona, pero es tan dificil imaginarlo de...
—...la persona que amas— termina mi oración.
Asiente y veo que alguien está en la puerta. Samantha se volte y miro a Antolina vesida asquerosamente y con el cabello enmarañado, tiene ojeras y los ojos rojos; está drogada.
—¿Quién es esto?— pregunta Samantha.
—Antolina, una de mis alumnas— me aproximo a ella.
Antolina me acerca un celular y la miro confuso. Ella no me mira. Escucho una voz proveniente del aparato. Creo reconocerla.
¨¿Hace cuánto que conoces al director?
Como tres meses.
Wow, ¡Qué rápido ocurrieron las cosas entre ustedes! ¿Cómo fue todo?
Iba a incendiar una disco, él me durmió con cloroformo y me llevó a la estación de policía. Mi padre me consiguió la inscripción en Mánchester con Liz y me mandó a vivir con ella ya que yo no tenía edad para vivir sola y él necesitaba quedarse en Londres. Liz vivía con Harry, y el resto...no creo que quieras detalles.
Si que te gusta el fuego...sobre todo el día que se incendió la casa de la hermana del director. Si que la odias.
¿Vas a delatarme?
Dicen que no hay que morder la mano que te da de comer.
¿Por qué no eres mala conmigo ahora?.
Porque tú no lo fuiste conmigo cuando me hallaste en la calle literal y metafóricamente.
Te quedaría muy bien, ya regreso.
No. No necesito un flequillo.
Por favor, Jane. No te haré nada malo, tú matas gente yo no, eso significa que eres más peligrosa que yo¨
Samantha toca mi hombro.
—¿Es esa la voz de Jane?
Asiento.
—¿Quieres que...llame a la policía?
Asiento de nuevo.
—¿Quieres que lo hablemos antes?
Niego con la cabeza.
Estoy en shock, impactado. Ya no me siento yo, cada vez menos. Las ganas de morirme me carcomen, y más las de arrastrar a Jane conmigo hacia el infierno. Es increíble como pudo seguirla deseando.

Las horas están pasando más rápido. Mi mente se ha mantenido en blanco. Mi sistema nervioso ya no responde como antes, está transtornado.
Son las once de la mañana, mi estómago gruñe. Apenas he tomado una taza de café. Samantha me abraza por la espalda, estoy sentado en el desayunador. La casa está repleta de gente.
—¿Qué vas a hacer?
—Cumplir la promesa que le hice a Liz.
—¿Estás seguro, primo? ¿No querrías escuchar su versión primero?
—No tengo nada que escuchar de ella.
—La sigues queriendo, ¿verdad?
—Cada. Segundo. Más.
—Ya llegó— informa Delfina asomándose por la puerta.
Tomo una gran bocanada de aire y me preparo para lo que debo enfrentarme ahora, si sobrevivo a esto, soy antibalas.
Me levanto y salgo arrastras de la cocina. Veo el cabello castaño listo enmarañado de Jane, está de espaldas. Se voltea y me mira, su rostro es trastornado, asustado.
Corre y se lanza sobre mi, levanto mis manos para no tocarla. Lucho con todo dentro de mi para no corresponderle el abrazo. Su calor me llama, me indica que debo sostenerla en mis brazos, que lo necesito, su silueta es muy acorde a la mía y deseo estrujarla en un abrazo, pero me contengo y no lo hago.
-Lo siento tanto- susurra
-No. No lo sientes.
-Volví. Volví por tí. Quiero estar contigo, quiero amarte, quiero casarme contigo y vivir a tu lado por el resto de mi vida- intenta abrazarme e involuntariamente la detengo, estoy muriendo por hacer todo lo contrario.
-No, Jane. Eso ya no es posible- mis palabras salen con dificultad de mi boca. Es como si abandonarla fuera algo antinatural en mi cerebro.
-¿De qué hablas?
Lo pienso por un segundo y dudo, esto será muy duro para mí. La tomo del brazo y la saco de la casa; todos nos miran sorprendidos. Salimos al jardín y ella me mira confundida. Da un paso en dirección a mí y yo retrocedo inmediatamente, no puedo permitirme tenerla tan cerca, eso me haría dudar de mi desición.
-Ambos sabemos lo que pasa. No presenté cargos y eso minimizará tu condena pero, el resto está en manos de la ley- veo que un policía se acerca; hace unas horas hablé con él. Bajo de nuevo la mirada; no puedo presenciar esto.
-Jane Styles, está detenida por homicidio de dos menores- murmura.
Ella comienza a gritar y me escondo en mis pensamientos. No puedo seguir viendo esto. Mi corazón se entumece y me siento muerto dentro de esta capa de carne y hueso en la que estoy condenado a vivir. ¿Por qué todos se mueren menos yo?
Jane grita mi nombre, ve a su padre y llora en la patrulla. Jamás creí presenciar algo así, y hoy...veo como se llevan a la cárcel a la mujer que amo, y no hago nada para detenerlo.
La patrulla se va y subo a mi auto en dirección a la policía, soy un imbécil.
Allá encuentro a ___TN.
—Hola, Harry. Mis más sentidos pésames— me abraza.
—Gracias...estee...Jane..,
—Vienes por ella, ¿cierto?
—Sólo quiero hablar con ella.
—La acaban de meter a la celda.
—Esperaré.
—Descubrieron que Liam fue cómplice. Lo están transfiriendo.
—Usted...pagará la fianza, ¿cierto?
—No. Ni loca.
—¿Qué? ¿Va a dejar que su hija quede en la cárcel por años?
—Ella se lo buscó ¡Yo no maté a nadie para estar pagando fianzas!
—Es increíble que le haga esto— cabeceo.
—Aparte es mucho dinero. No lo gastaré.
—Yo lo pagaré— me ofrezco.
—¿Qué?— jadea.
—¿Cuánto es la fianza?
—Quinientos cincuenta mil libras.
Wow. Mucho. MUCHO dinero.
Styles entra con su hijo y se acercan.
—Hola, Harry. La gente te está buscando allá— me notifica Styles.
—Hola. Déjelos que busquen.
—¿Qué ha pasado con Jane?
—Más de medio millón de libras— dice su esposa.
Edward jadea.
—¿Dónde firmo un cheque?— dice Styles.
—Yo pagaré su fianza— digo antes que ___TN comente algo.
—Harry, eres muy amable pero, tú llamaste a la policía.
—Porque era lo correcto.
—¿Pagarás medio millón de libras sólo por hacer lo correcto?— pregunta Edward.
—Pagaré lo necesario para sacar a la mujer de mi vida de la cárcel.
—Harry...
—Déjalo— dice Styles.
—¿Desde cuándo tú me mandas a mí?— reclama ___TN. Oh no.
—Nunca, mi amor. Pero, sólo imagínate que yo hiciera esto por tí— la toma de la cintura y la mira a los ojos. No, por favor, en la estación de policía no.
—Es nuestra hija, nosotros debemos pagarlo.
—Esa niña ya no nos pertenece, ___TN; se ha entregado a este hombre, además ni que te importara tanto, la apostaste en un juego de póker.
—¿Me estás regañando?— ___TN y su tono de ofendida todo el tiempo.
—Cállate ya— la calla con un beso.
—Ay, papá. Aquí no— se queja Edward.
Regresa a mi mente la imagen de Londres, cuando los miré en el sofá y me arden las mejillas. Ellos al fin se despegan.
—Voy a rogarles que no le digan a Jane que yo pagué la fianza.
—Me parece razonable— dice Styles.
Una vez que pago la fianza entro a verla.
Trata de explicarme todo lo que pasó y yo lucho conmigo mismo para no aceptar sus disculpas y largarme con ella de este maldito lugar. Logro salir de aquél oscuro lugar y me dirijo a casa. Tengo que ir a correr a todo el mundo, enterrar a mi hermana e irme a la mierda.
NaiirAJ
NaiirAJ


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Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda! - Página 18 Empty Re: Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda!

Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 9:37 am

No entiendo cómo pasé dos días sin Jane y ahora estoy con ella en la sala de espera de un hospital con su mano entrelazada en la mía mientras la miro a los ojos como si me amara tanto como yo lo hago. Al menos sé que todo está considerablemente bien, ya la he perdonado y así puede vivir tranquila, sólo espero que aprenda para que ella no sufre más, aunque yo tenga que vivir con la pena de no tenerla a mi lado el resto de mi vida.
Louis se acerca y Jane se levanta inmediatamente. Ella parece realmente preocupada por el estado de salud de su nuevo amigo marica. Por suerte, él sobrevivió. Jane entra en su habitación para verlo. Louis me proporciona el número de teléfono de la madre del chico-chica en Doncaster. Marco el número y llamo a la señora.
—Hola, buenas noches, señora. Habla Harry Lí. ¿Es usted la madre de Zachary? —me presento y pregunto educadamente.
—Hola, sí, ¿qué le pasó a mi bebé? —jadea preocupada. Me bastó escucharla para darme cuenta el porqué de la orientación sexual de su hijo.
—No se preocupe, él ahora está bien. Sufrió un accidente, pero ya ha sido ingresado al hospital y se encuentra muy bien.
—¡No! ¡Mi nene! ¿Dónde está? —lloriquea.
—Tranquila. Estamos en el Hospital de Mánchester, ¿sabe dónde es? ¿Necesita que vaya a traerla? —me ofrezco inmediatamente.
—¡No. No. No! Salgo para allá ahora mismo en mi auto —cuelga.
—¿Qué pasó? —pregunta Louis a mi lado.
—Está saliendo de Doncaster ahora mismo. Prepárate, trae una cubeta y un poco de alcohol; a la señora le dará un ataque cuando le cuentes lo que le pasó a su hijo —pongo la mano en su hombro y me dirijo hacia la habitación de Zac. Tambien me interesa el chico, chica, o lo que sea, después de todo, es amigo de la razón de mi vida.
Antes de cruzar la puerta me quedo escuchando la voz hermosa de Jane dentro de ella, sé que no la escucharé más luego de todo esto. Seré una vieja chismosa, pero me quedo a escuchar tras de ella en lo incógnito.
—Mira, Jany, lo bueno de ser yo es que tienes lo mejor de ambos mundos. Sé lo que ese tipo esta pensando en este momento. Ese hombre te ama, se le nota en los ojos. ¿Acaso no viste como te miraba cuando estábamos en su casa? ¡Por Dios! Ya quisiera yo que un trasero abundante con un doctorado en salud me viera así.
—Ay, Zac. Mejor cambiemos de tema, me estás poniendo mal —escucho la voz lloriqueosa de Jane.
Pasan unos segundos y ellos permanecen en silencio..
—¡¡¡Mi mami!!! —grita Zachary con una voz chillona.
Escucho un golpe fuerte en el suelo y abro la puerta inmediatamente. Jane está en el piso al lado de la camilla de Zachary. Este camina de un lado apra otro nervioso.
—Jane —me acerco a ella y la recojo del suelo.
—Zachary está preocupado por su mamá —Jane rodea sus ojos y se lanza sobre la camilla con los brazos detrás de su cabeza.
Miro hacia Zachary y me doy cuenta que trae una bata de hospital abierta en la parte posterior. Empuño mis ojos y dirijo mi rostro hacia otra parte, cuando los abro el panorama más perfecto se abre ante mis pupilas. Jane me sonríe hasta que su mirada se opaca y sus labios se fruncen, sus ojos se cristalizan y baja la mirada. Está triste, y sé que no es por Zachary, sino por mí, odio ser motivo de su tristeza.
—¡Por Dios! ¡¿Nadie se da cuenta que el moribundo aquí soy yo?! —chilla.
Regreso al planeta tierra y miro a Zachary, su bata se abre cada vez más de atrás amenazando en caerse por completo.
—Zachary, tranquilízate; ya hemos hablado con tu madre y viene en camino. Todo estará bien.
—¿En camino? ¿Quién la trae? —se toma el pecho exageradamente. Su bata va resbalando por sus hombros.
—Dijo que venía sola en su auto —mascullo.
Los ojos de Zachary se abren al punto de casi convertirse en uno solo y palidece.
—¡Pero mi mami es ciega! —da un grito ahogado.
Todo en mí se pone tieso y mis músculos se tensan. Mierda, la señora se va a matar.
—Sí, como no. Si fuese ciega no tendría un auto. A otro perro con ese hueso, maricón —Jane da una carcajada.
Zachary la acompaña con otra risotada y soy yo él único confundido en la habitación.
—Ay, Jane, tú si que eres una di-o-sa —pone sus ojos en blanco y frunce sus labios lanzándole un beso a Jane.
Esto me confunde cada vez más, al punto que me irrita. Quiero cortarle las bolas a este homosexual, ¿quién se cree para hacerme estas bromas tan pesadas?
—Harry —susurra Jane—, tranquilízate, Zac sólo quería jugar.
Miro en su dirección y ella permanece sentada en la camilla, se levanta y se acerca a mí.
—No me está cayendo muy bien tu amiguito —digo entre dientes.
—Y así, ¿cómo te caigo? —Zachary suelta una risita por lo bajo.
Miro hacia él y su bata está totalmente despredida y se le desploma por el torso hasta caer doblada en el suelo. Mis ojos se expanden y me congelo al ver al chico totalmente desnudo. Tiene todo pequeo y flácido. Me volteo repentinamente y me escondo detrás de Jane.
—¡Mierda! ¡Jane, dile que se cubra! —gruño molesto.
Zachary y Jane sueltan en risotadas. La sangre se me sube a la cabeza.
—¿Quieres un poco, Li? Es de calidad, eh —bromea Zac.
—¡A la mierda! ¡Jane! —demando.
Tomo de la cintura a Jane, presiono mi cabeza contra su espalda y empuño mis ojos para evitar ver tan tétrico espectáculo.
—Vamos, Harry, no tengas miedo. No te prometo que no mate como la tuya, pero alguna cosquillita rica te hará —da otra carcajada aguda—. ¿Quieres un poco de mi lasaña? Vamos, di que sí y te agrego queso parmesano al menú.
—Jane, ¡Por favor! ¡Haz algo!
Jane se voltea con la mirada brillante y una sonrisa de oreja a oreja en su rostro. Me toma de loz brazos y me estampa contra la pared.
—Sólo está jugando, entre más te alteres más lo hará —asegura.
Asiento y ella me suelta. Miro a Zachary a los ojos evitando centrarme en otras zonas de su cuerpo. Él sonríe con al lengua de fuera y se sacude de un lado a otro. Jane entralaza su mano con la mía.
—Estás frío —susurra.
—¿Frío? ¿Quieres que te caliente? —se ofrece. ¡Qué asco!
—Zachary, te pediré de buena manera que recuperes la decencia y te pongas d enuevo la bata. Hay una chica presente y no tiene porqué presenciar este show de terror —mascullo entre dientes.
—Pero si a Jane le encanta, le encanta succionarlo.
Fue suficiente para que perdiera los estribos. Tengo a Zachary contra la pared, mi mano presiona sobre su cuello cada vez más.
—¡Harry, ¿qué haces?! —grita Jane.
La ignoro.
—¿Qué fue lo que dijiste, marica? ¿Acaso te atreviste a faltarle el respeto a Jane? —lo libero unos centímetros para volver a estamparlo contra la pared.
Zachary abre los ojos y se salen de sus cuencas como bolas de golf, abre la boca y saca la lengua exageradamente, tose como loco y papalotea amaneradamente.
—No puedo respirar —tose.
—¡Harry, detente! —exige Jane.
—Mira, idiota, ya me tienes hasta las coronilla con tus bromitas. Pero, con Jane no te metas, ¿me entiendes? Muy amigo serás suyo, pero por mis bolas que no vuelves a faltarle el respeto, ¿captas? —grito.
Escucho la puerta abrirse y el murmullo de la gente detrás de mí.
—Harry, hermano, bájalo —pide Louis.
Nisiquiera lo miro, tengo plantada la mirada en el rostro agonizante del marica. Quiero ahorcarlo, ¡Cómo se atreve!
—¿Llamo a seguridad? —ofrece una voz desconocida.
—¡No, nadie llama a seguridad! —niega Louis—. Jan,e haz algo, sólo a tí te va a escuchar.
—Ya le dije que parara y no lo hizo.
—Pues, ¡dile algo más! ¡Yo qué sé! ¡Ustedes se entiendes!
—¡Lárguense! ¡Jane, vete, no veas como hago mierda a este imbécil!
—Harry, bájale a tus testosterona o tendré que llamar a seguridad —lo amenaza Louis.
—Harry, por favor, déjalo ya —Jane se posa a mi lado—. Mírame —toma mi mejilla y dirige mi rostro hacia el suyo—. Detente, porfavor.
Miro sus ojos cristalinos y sus labios perfectos. Regreso la vista hacia Zachary y lo suelto, le lanzo un puñetazo al rostros y doy media vuelta, me dirijo a la puerta.
—Jane, ve con él —pide Louis a mis espaldas.
No me detengo y salgo del lugar, escucho los pasos poco femeninos de Jane detrás de mí, su aroma tambien me persigue, eso me tranquiliza un poco. Entro al ascensor y no presiono ningún botón hasta que Jane entra y se posa a mi lado. El ascensor desciende tres pisos, Jane no menciona una sola palabra hasta que la puerta se abre en el estacionamiento subterráneo.
Una ola de recuerdos atravieza mi mente. Jane suspira, me doy cuenta que ella también tiene en la mente lo mismo que yo. Doy un paso fuera del elevador y Jane me sigue. Nos detenemos en la mitad del aparacamiento y ella se detiene detrás de mí.
—Lo recuerdas, ¿cierto? —susurro.
—Sí.
—Henos aquí de nuevo —suspiro.
—¿Por qué te has puesto tan a la defensiva?
—Jane...que yo decida no estar contigo no significa que haya dejado de quererte —me volteo hacia ella y miro su silueta a través de la luz débil—. ¿Tienes idea de lo duro que es para mí dejarte ir?
—No tienes que hacerlo.
—Suena fácil, pero los humanos no somos perfectos, Jane. No podría despertar a tu lado en las mañanas y evitar el eco de ciertas palabras en mi mente...
—¿Qué palabras?
—''Esta es la mujer que me dejó sin familia'' —me arrepiento de haberlo dicho justo despues de decirlo. Esto ha de estar atormentándola.
Luego de varios minutos en silencio ella separa sus preciosos labios para hablar.
—Gracias.
Me acerco más a ella y examino su expresión, parece sincera, pero me confunde. ¿Por qué me está dando las gracias?
—Gracias por cumplir tu promesa —añade.
—¿De qué hablas?
—No corriste a sus brazos a pesar de separarte de mí —su voz se quiebra.
—No habrá nadie que ocupe tu lugar; permanecerá vacío... —Esperándote, finalizo la oración en mi mente, pero me la reservo. La verdad no sé qué espero de ella, pero quisiera que existiera algún pretexto para regresar con ella.
Ella parece haber leído mi mente.
—¿Qué tengo que hacer? Dime, y lo haré...
—Jane, esto ya está.
—¿Recuerdas cómo fue que llegamos aquí? —sonríe con los ojos llenos de agua. Sé a lo que se refiere.
—Tú querías licuarle los sesos a alguien, como de costumbre. Irónico, ahora soy yo el de los estribos en la basura —bufo.
—Me llamaste: demente, lunática, maniática, trastornada, sicótica... —da un pequeño paso hacia mí en cada una de sus palabras.
—Y tú a mí me llamaste: bastardo, imbécil, idiota... —tambien doy un paso hacia ella en cada palabra. Sé a lo que nos conllevará esto, pero no intento detenerlo.
—Tambien me llamaste esquizofrénica —ríe.
—Y tambien que eras mi problema, que siempre lo fuiste —estamos a solo centímetros de distancia—. ¿Sigo siendo idiota?
—Casi tanto como yo —amplía su sonrisa, toma el cuello de mi camisa y me hala hacia ella uniendo nuestros labios.
No hay nada que haya extrañado más que sus labios, aparte de su calor, su cuerpo, su mirada, su sonrisa, sus palabrotas. Rodeo su cintura con mis brazos y la atraigo más hacia mí. Ella suspira y suelta mis labios un segundo, en lo que escucho un sollozo provieniente de su boca. Me besa desesperadamente, casi tanto como lo hago yo. Muerde mis labios e introduce su lengua en mi boca. La apego más a mí y succiono sus labios exquisitos. Rozo mis manos con la piel ligeramente descubierta de su cadera, siento que se estremece cuando siente mis dedos fríos en su piel tibia. Sostengo con más fuerza su cintura y me inclino un poco más para sujetarla con más fuerza y levantarla. La sostengo a mi nivel y ella rodea sus brazos en mi cuello, siento el delicado toque de sus dedos suaves y sus uñas ligeramente más largas que el borde de sus dedos enterrándose en mi cabello. Mis músculos se tensan, TODO se me tensa. Me doy cuenta que toca con las puntillas de los pies el suelo y le doy una pequeña suspendida en el aire para levantarla más. Sostengo con mis antebrazos en el pegue de sus piernas, justo bajo su trasero y ella queda más alta que yo e inclina su cabeza para seguirme besando, yo tengo que levantar la mía hacia el techo. Bajo mis labios hasta su cuello y deposito pequeños besos en él.
Escuchamos un cláxon pitando frente a nosotros y nos separamos. Las luces de un auto nos iluminan. Bajo a Jane y tomo su mano, ella suelta una carcajada.
─¡Me has atrapado en pleno pre faje! ─grita Jane cuando pasamos a la par del auto.
El auto pita dos veces en señal de asentimiento. Sólo Jane puede entablar amistad con la persona que la encuentra en una posición comprometedora. La ventanilla trasera del auto se abre y una chica asoma la cabeza.
─Oye, querida. Date a valer, ¿quieres?
─¿Perdón? ─se devuelve hacia el auto.
Oh, no. Esto huele a llamas, fuego, incendio.
─Consíguete un motel─ grita cuando el auto arranca.
─¡Dile a tu madre que me recomiende uno!─ grita Jane sacando ambos de sus dedos medios.
La tomo de la cintura, la levanto y la arrastro haci adentro. Ella no deshace sus ofensas no verbales hasta que el auto desaparece.
─Ven acá─ la siento en el motor de mi auto y sigo besándola.
Luego de varios minutos de placer bucal, nos despegamos para tomar aire.
─¿Por qué me haces esto? ─solloza.
─Jane, no llores ─limpio una lágrima que resbala por su mejilla─. ¿De qué estás hablando?
─¿Te estás vengando? ─acaricia mi mejilla con su mano─. ¿Por qué me besas y te portas tan amoroso conmigo si vas a dejarme luego?
Me muerdo la lengua y maldigo la hora en que dejé que esta mujer me llenara con su veneno tan delicioso. Tambien maldigo a la testosterona que corre por mi cuerpo. Un poco más de maldición para lo que estoy a punto de hacer. Maldita sea la carne, débil. Maldito sea el corazón, debil. Y maldito sea yo, enamorado.
─Pensé que mis besos era suficiente para que te dieras cuenta que me quedaré aquí─ susurro contra su boca para luego estampar mis labios contra los suyos.
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Lí y su purro bipolar.
NaiirAJ
NaiirAJ


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Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda! - Página 18 Empty Re: Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda!

Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 9:38 am

Narra Jane:

Han pasado una semana desde que regresé a casa con Harry. Zachary se ha ido a Doncaster con su madre, casi le da un ataque cuando se dio cuenta. Él y yo seguimos mandándonos mensajes de texto, aunque a escondidas de Harry porque tiene miedo que él termine matándolo, no lo creo, pero ¿él que sabe? es un gay.
No ha sido nada fácil. No han sido flores y colores; Harry tiene pesadillas por las noches, al igual que yo. Los últimos tres días él ha tenido que dormir en el sofá. En las noches, cuando se despierta y me mira se pone como loco. Creo que me odia, pero en las mañanas se disculpa y vuelve a ser tan cariñoso como siempre. Es un círculo enfermizo. Sé que una parte de él, su subconsciente no está cómodo con mi presencia, pero tiene una lucha interna que lo hace estar conmigo a diario.
Mi madre aún no me habla, tampoco Edward, sólo Styles. Seguramente él ya les hizo saber a la familia que Harry está de nuevo conmigo. Mi padre me aconseja que me aleje, que no es el momento para retomar la relación. Pero, ¿qué puedo hacer yo? Es imposible vivir lejos de Harry, es imposible que las heridas sanen si su ausencia las abre más.

─Buenos días ─susurro acariciando su cabello.
Abre los ojos y parpadea hasta que sus párpados se despegan por completo. Harry es tan hermoso cuando se despierta. Se estira un poco y aspira, se voltea y sigue durmiendo.
─Harry...ya es tarde, debes levantarte ─susurro en su oído.
Él me aparta con la mano y gruñe.
─Vamos, amor. Te preparé tu desayuno favorito ─olfateo el delicioso aroma de su cabello.
Harry suelta un quejido y se envuelve más en la manta.
─Harry, no me obligues a lanzarte una cubeta de agua fría ─lo amenazo.
─Lárgate ─masculla con voz de borracho. Está muerto de sueño, seguro no durmió nada anoche. Tuvo más pesadillas.
─Está bien, me largo a Londres ─lo chantejeo y abro la puerta de la calle. Él no se mueve para nada. Suspiro y cierro la puerta─. Idiota ─susurro para mí misma de camino a la cocina.
Veo la mesa; me siento a solas y desayuno íngrima una vez más. Veo que Harry se cae del sofá en su intento de acomodarse.
─Mierda ─masculla, pero no se mueve. Se queda dormido en el suelo.
Termino de desayunar y recojo los platos. Dejo el desayuno de Harry en el microondas por si quiere comerlo luego. Subo las escaleras y él continúa roncando en el suelo. Bueno, no, no roncaba, pero ojalá lo hiciera para grabarlo.
Tomo una ducha con agua fría y me visto. Seco mi cabello y lo plancho, lo he comenzado a hacer desde que Anto me cortó el flequillo. Texteo un poco con Zachary, su madre lo cuida más que nunca y me promete que regresara la otra semana porque trabajará en un café de mesero.
Voy camino a las escaleras cuando miro la habitación de Harry con la puerta abierta. Desde que regresamos no dormimos ahí, ni él lo hace, siempre lo hacemos en mi habitación (dormir). Entro a su cuarto y veo que todo está revuelto, no lo ha hecho últimamente, esto tuvo que haber sido antes. Reviso los cajones y todos están vacíos. Él movió toda su ropa hacia otra habitación, pero aún permanecen ahí sus tarjetas calientes y algunas fotos mías. Supongo que es hora de limpiar un poco este basurero. Los hombres son unos cerdos, debo poner orden a este gallinero. Aspiro un poco la alfombra, quito el polvo de los cajones, tiendo la cama y saco los zapatos Armani que Harry deja bajo la cama. Hay algo más allá abajo, ¿qué es? Lo arrastro hacia afuera y son...¿unos aros?
Sí, son dos aros metálicos del tamaño de mi palma cada uno unidos. Veo que tienen grabados unos nombres uno dice Harry y el otro Paulette. Mieeeeeeeerda. Tiro los aros en la bolsa de la basura y la habitación queda impecable. Saco la basura y la dejo afuera, nunca supe quien la botaba, esta casa es rara.
Ya es más de medio día y Harry sigue tirado en el suelo durmiendo. Me lavo las manos en la cocina y comienzo a preparar el almuerzo. Genial, yo viviendo con yo misma en casa de Harry, para colmos él ya no trabaja en Mánchester y yo tampoco estudio ahí. Bonito futuro nos espera. Termino de cocina el almuerzo y lo sirvo en la mesa, tal vez Harry despierte pronto. Me pongo a fregar las sartenes mientras tanto.
Siento un roce frío en mi cadera y doy un salto del susto. Miro hacia atrás y Harry me está abrazando.
─Hola ─susurra en mi oído.
No le contesto, sólo enjuago la espuma de la última sartén.
─Lo hice de nuevo, ¿cierto? ─suspira.
Miro hacia él mientras me seco las mano y se da cuenta que mi mirada es como una bofetada que le afirma que se ha comportado como un idiota.
─Lo siento ─se disculpa.
Me volteo y me abraza con más fuerza. Esto es lo que más odio de mí. Estoy molesta con él, me abraza y ¡listo! No ha pasado nada.
─¿Vas a almorzar conmigo? ─señalo la mesa.
─¿Almorzar? ─abre sus ojos─. ¿Qué hora es? ─pregunta alarmado.
─Casi las dos de la tarde ─mascullo entre dientes.
Camino arrastrando los pies hasta la mesa y me siento. Harry me sigue y miro su torso desnudo y su respiración agitada. No hemos tenido nada desde la noche que venimos, los otros días él me rechaza por las noches y cuando despierta él quiere y yo estoy demasiado molesta para hacer algo. Todo va en picada.
Harry se atraganta con el almuerzo y termina antes que yo de el tercer bocado, se levanta de la mesa y me da un beso en la mejilla antes de subir a la habitación.
Me estoy haciendo demasiado vieja a los 18. Tengo mil décadas de no salir a ningún sitio, esta ya no soy yo. Se me cierra el apetito y tiro a la basura el resto de mi comida, dejo los platos en el fregadero y subo a la habitación.
Harry se está bañando. Deseo estar con él, me quito la ropa y entro al baño, que importa volver a hacer todo el proceso de secado y planchado en mi caebello.
─Jane, ¿qué estás haciendo? ─se alarma Harry.
─Quiero ducharme contigo ─sonrío.
─Estoy a punto de salir, pero puedes bañarte ─sale de la ducha y se envuelve en la toalla.
¿Qué hago? ¿Lo ahorco o lo decapito? No, Jane, no lo presiones. Recuerda lo que le hiciste, es normal que el tipo se sienta así, agradece que vives con él y te está dando una oportunidad.
Recojo mi ropa y vuelvo a ponérmela. Cuando salgo, Harry está metiéndose la camina y echándose perfume.
─¿Vamos a salir? ─le pregunto.
─Yo sí. Iré a hablar con el comité educacional a que me reintegren en alguna otra universidad. Si quieres sal a ver a Eleanor, o a quien quieras ─se mira en el espejo y baté sus rizos con sus dedos.
─Eleanor no me habla, ni nadie más ─le recuerdo.
─Ve televisión, ve de compras o lo que sea. Puedes usar la tarjeta que te di, está en el bolsillo de alguno de mis pantalones ─camina hacia la puerta rápidamente.
─Harry ─lo llamo, él se detiene y se voltea hacia mí─, ven.
Deja caer sus hombros y se regresa hacia mí.
─¿No puedo ir contigo? ─mi voz se quiebra.
─Jane, debo ir solo, volveré pronto, te lo prometo ─asegura, pero no me mira a los ojos. Hace mucho tiempo que no lo hace.
─Te amo ─susurro dando un paso hacia él. Siento el delicioso aroma de su perfume mezclándose con el de su cuerpo.
─Yo tambien ─dice frío. Da media vuelta y desaparece de la habitación.
Me siento una tonta, soy una tonta, él me ve como una tonta. Si no hago algo, seguiré siendo tonta. No puedo vengarme, eso haría la sicópata interna, pero desde el día del hospital ella desapareció de mi médula, y si hago alguna de esas cosas mi oportunidad de recuperar a Harry se desvanece en el aire. Pero, ¿qué más puedo hacer? Ser una tonta, sí, claro.
Termino de limpiar el resto de la casa que estaba hecha un asco y miro la televisión. Me quedo dormida, estoy muy cansada...

─Hola ─escucho un susurro en mi oído. Abro los ojos y miro el rostro de Harry sonriéndome. Que hermosa vista.
─¿Cómo te fue? ─me estiro y me siento.
─Bien. Te traje algo ─saca las manos de atrás de su espalda y me acerca una caja de chocolates.
─Gracias ─tomo la caja y la abro, adentro no hay chocolates, pero sí un pequeño sobre con una bolsita ─¿Qué es? ─pregunto.
─Ábrela ─se sienta a mi lado.
Abro el sobre y saco la bolsita, dentro hay un par de llaves.
─¿De qué son? ─las agito en el aire.
─Nos mudamos ─anuncia.
─¡Qué!
─Como lo oyes, me dieron un trabajo en Londres y nos vamos a vivir allá.
─¿Qué trabajo? ¡¿Por qué?! Mejor hubieras traído los chocolates ─gruño.
Harry saca de su bolsillo una barra de chocolate quebrado y aguado.
─Se derritió un poco en el camino, pero sigue siendo chocolate ─deja caer la bola grasosa en mis piernas.
─¿Qué pasa contigo, Lí? ─me levanto─. Perdóname, pero esto es un asco.
─Jane, ¿qué te pasa?
─Ensucias la casa más de lo habitual, te levantas muy tarde, casi ni me hablas, NO DUERMES CONMIGO, sales todo el día, eres muy simple, y aparte no me consultas nada antes de comprar una casa en Londres...
─Es un apartamento ─me corrige.
─La puta mierda que sea, ¡estoy hasta las bolas que no tengo! ¿Qué pasa? ¡Esto ya no es lo mismo! ─exploto.
Harry se queda pensativo viendo hacia el suelo. Luego de unos segundos alza su mirada hacia la mía pero no tarda en volverla a clavar en el piso.
─Ya no es lo mismo... ─repite mis palabras.
Siento que mis ojos arden y comienzan a llenarse de agua. Despego mis labios para hablar, pero temo formular una pregunta cuya respuesta va a deshacerme.
─¿Ya...no...me quieres? ─digo en un hilo de voz.
Harry se levanta y camina hacia mí. Su rostro me previene de la respuesta, estoy a punto de hacerme nada.
─Jane ─suspira─. Estoy enamorado de tí...
─¿Pero...?
─...pero, creo que esto es demasiado para mí. Sabes de mis sueños, y en ellos tú eres lo malo de mis pesadillas, cuando abro los ojos tú estás ahí y siento que sigo en la pesadilla. No eres tú...
─Claro que soy yo. Es por todo lo que te hice que ahora no puedes ni dormir bien. Yo tampoco duermo bien, mi mente me revuelve todo lo que he hecho ─mis lágrimas comienzan a batirse en mi cara.
Harry levanta sus manos para acercarlas a mí, pero se arrepiente y las guarda en sus bolsillos.
─Nadie dijo que esto iba a ser fácil.
─Harry, nunca lo ha sido. Se acabó la pasión, el deseo y todo lo demás.
─Ya lo noté... ─susurra.
─Esto es todo, ¿cierto?
─Jane, no puedo dejarte ir. No puedo vivir sin tí, ¡entiéndelo! ─me agita de los hombros.
─Pues tampoco sabes vivir conmigo ─aparto sus manos des mis brazos.
─Algo está fallando. Cuando tú quieres estar conmigo, yo no puedo y cuando yo quiero tú estás molesta. Esto es una mierda ─reniega mientras camina de un lado ahcia otro.
─Entonces, ¿qué? ¿Esto no era nada? ¿Sólo algo pasajero y ya acabó? ─mi voz se quiebra y mis rodillas comienzan a temblar.
─Ya pasó la etapa de flores y arco iris, esto ya es otra cosa ─suspira.
─Harry, tengo dieciocho años, estoy para flores y arco iris. Por esto es que nunca quise casarme; en cuanto uno se casa, esto es lo que aparece y peor aún, con un lazo de por vida.
─El trabajo comienza este lunes. Tienes dos días para avisarme si te irás conmigo o te quedaras ─dice recostado en la pared.
─Me quedo ─aseguro.
─Si esa es tu desición me voy mañana mismo.
─Por mí te puedes ir ya mismo ─me siento en el sofá con los brazos cruzados.
El Harry que conocía antes se hubiese sentado a mi lado y me hubiera dicho algo romántico que yo hubiese convertido en algo gracioso, pelearíamos un poco de juego y terminaríamos en el suelo fajando. Pero, él de ahora simplemente subió las escaleras y desapareció.
No puedo llamar amigos porque no tengo, familia al parecer tampoco.
¿Qué está pasando? Aún el día del hospital yo le gustaba, y ahora ya no. ¿Qué ha cambiado?
Me quedo viendo las llaves en la mesa frente al sofá y jugueteo con ellas un rato. Enciendo la televisión y veo un programa idiota. Lo cambio y está la película Mentiras y Gordas. Ya la he visto varias veces, es toda una leche.
Veo las fiestas, los fajes y todo el desmadre que hacen. Me siento ligeramente...increíble y enormemente atraída por esa vida; la que llevaba hace unos meses, la que me era suficiente y que ahora se ve tan atractiva.
¿En qué me he convertido? En una mujer agria, aburrida y arrástrandose por un hombre que ha perdido el interés en ella. ¿Cuántas veces he hecho de mi vida una mierda y todos se alejan? Hoy. Ahora. Es el momento de empezar, y que el puto destino decida lo que vaya a pasar. No hay sicópata, soy Jane... y tengo un plan.
Miro sobre mi hombro y no hay señales de Harry. No estoy lista para crecer, Lí. Pero, al carajo con las reglas y las terapias de parejas. Me desprendo toda la ropa y la dejo tirada en el suelo; he subido varios kilos, tengo más grandes los pechos que antes y mis piernas están más gruesas. Suspiro y subo las escaleras a como vine al mundo. Entro a la habitación y rebusco la ropa indicada.
─¡Jane! ─gruñe Harry desde su habitación.
Ruedo mis ojos y corro hacia donde está. Entro y lo miro con las manos en la cintura negando con la cabeza.
─Dígame, jefe ─me burlo.
─¿Qué. Paso. Aquí? ─ruge.
¿Qué hubiera dicho la Jane de hace unos minutos? ''Arreglé tu habitación, estaba sucia. Lo siento, ¿has perdido algo?'' Pues parece que esa Jane no le agrada a Harry.
─Arreglé tu gallinero. Deberías hacerlo más seguido ─ruedo mis ojos.
Harry se voltea y me mira de pies a cabeza. Muerde su labio inferior y se acerca.
─¿Por qué estás desnuda? ─sacude su cabeza.
─La pregunta es por qué tú no ─doy un paso hacia atrás─. Por cierto, lindos aros guardabas bajo tu cama. Me hiciste llorar de la ternura de tu prueba de amor.
─¿Me registras la habitación? ─gruñe.
─Sí, soy un FBI y amo registrarte, es que me muero de celos ─digo sarcástica.
─¿Qué te pasa? ¿Por qué te comportas así? ─dice desconcertado.
─Haz tus maletas, Lí. Y que la puerta no te de donde yo te di hace unas cuantas noches ─doy media vuelta y desaparezco de la habitación─ Cretino ─digo en voz baja.
Enllavo mi puerta y me preparo. Uso un ventido negro corto y de escote pronunciado, un par de tacones negros y un collar brillante. Arreglo mi cabello y me pongo una chaqueta encima. Salgo lo más silenciosa posible. Llego al auto y arranco a toda velocidad.
Llego a un nightclub que no conocía, es enorme, se llama Butt Island. Muestro mi identificación por primera vez desde que la tengo y entro. Pido un par de tragos en la barra mientras miro la enorme pista azul con luces fucsia frente a mí.
─¿Disfrutando la noche? ─me pregunta el Barman.
─Aún no, apenas comienza ─doy un sorbo a mi copa.
─No es muy común ver chicas solas aquí, por lo general traen a sus amigas. Eres una gota de miel en un panal, nena.
─No me digas ─sonrío y pido otra copa.
─Hola, Nick. Dame un vodka ─dice una voz gruesa a mi lado. Miro hacia él y un chico cabello castaño y ojos azules está sentado a mi lado.
El barman le acerca un trago y él lo toma de inmediato.
─¿Cómo va la noche, Mark?
─Más o menos, apenas comienza ─ríe.
Me doy cuenta que está repitiendo mis palabras.
─Déjame adivinar, eres una abispa ─dice Nick.
─Buscando miel envuelta en tela negra ─siento su mirada sobre mí.
Lo miro y tuerzo una sonrisa.
─¿Sabes cuánto tienes que hacer las abejas para conseguir una sola gotita de miel? ─alzo una ceja.
─Supongo que no más de lo que yo puedo hacer ─se acerca─. Pero, podemos comenzar con un vodka ─mira a Nick y este le da un trago. Mark lo arrastra por la barra frente a mí.
Vodka, no puedo tomarlo. Perderé el control.
─No tomo vodka ─me niego.
─¿Cómo te dejaron entrar, pequeña? ─se burla.
─Definitivamente no ofreciendo vodka ─contraataco─, eso ya está pasado.
─Uuuh ─escucho alrededor.
Me doy cuenta que no estamos solos, hay tres chicos y dos chicas detrás de nosotros. Inconfundiblemente, son amigos suyos.
─¿Casada? ─mira hacia mi anillo.
Echo un vistazo al anillo que me dio Harry y esta volteado haciendo parecer un anillo de bodas. Lo delizo rápidamente y muestro el diseño para evitar desmentir que es de matrimonio.
─¿Intimidado? ─pregunto.
Otro Uuuh fue emitido de atrás.
─¿Quieres bailar? ─se rinde.
─Tal vez luego que haya tomado un trago ─rio. Unas carcajadas fueron emitidas de atrás.
El chico sonrió decepcionado y se levantó. Otro de los chicos que estaba atrás se acercó.
─Hola.
─Hola ─rodé mis ojos.
─Has bateado a mi amigo, y muy alto ─negó con la cabeza sonriendo. Este tenía el cabello negro y los ojos grises, era de tez blanca y tenía los labios finos. No de mi gusto.
─¿Y tú bienes por otro homerun? ─me burlo. Miro hacia Nick y le pido un martini. Las risitas de atrás no cesan.
─Martini. Interesante elección ─susurra.
─Anótalo en tu lista, y le pasas el tip a tu amigo bateado ─le guiño un ojo.
─Mira, no trato de ligarte, sólo quieor que seamos amigos ─intenta.
─Claro, te llamo mañana para que vayamos de compras, los gay siempre saben de moda.
Las carcajadas de atrás se vuelven cada vez más intensas.
─Ven ya, John. La chica no quiere barnizarte las uñas ─bromea una chica de atrás.
John se levanta y regresa con ellos. En tres egundos ya hay otro chico a mi lado.
─Andas muy a la defensiva hoy, ¿eh? ─cabello negro, ojos marrones y tez oscura.
─Sí, ¿quieres ayudarme a batear al siguiente que venga? ─me tomo el martini y doy la vuelta sobre el asiento. Miro a los chicos que están viendo y las chicas riendo.
─C-Claro ─balbucea.
─Bien, hazme un favor y diles que en todo lo que han fallado es que han creído el cuento de que a las mujeres se les entra por el oído...
─¿Y cuál es la realidad?
─Por la vista, y lo que veo tiene menos de diez centímetros ─hago un cuadro con mis dedos viendo hacia las entrepiernas de los chicos. Luego hacia el chico de mi lado y hago un ruido con mis dientes ─Existen bebidas que ayudan en eso. Viagra, clásico ¿no? Pueod recomendarte a un amigo que las vende ─me burlo.
El chico se levanta y yo me volteo de regreso a la barra. Esta vez es una chica la que se sienta a mi lado.
─Soy heterosexual ─la bateo inmediatamente. Los chicos de atrás estallan a carcajadas y ella se levanta.
Esto ya me está fastidiando. Si se sienta uno más le digo mil y un cosas que le entumecerá hasta el purro. Alguien se sienta a mi lado, es un chico, lo sé porque lleva pantalones. Aspiro aire y me volteo hacia él para decirle las mil y un putas que lo...
─Hola ─susurra él con una sonrisa traviesa.
Me quedo sin respiración y abro mi boca. Por Dios, se mira perfecto. La masa de chicos que estaban atrás burlándose aumentó, está más cerca y ahora son como quince mirando y esperando que me batee al que tengo en frente.
─Hola ─muerdo mi labio inferior.
─Toma ─me ofrece un trago de vodka.
─El vodka me hace... hacer cosas que no quiero ─le explico tímidamente.
Sus ojos verdes persiguen los míos. Mis manos comienzan a enfriarse y trato de esquivar mi vista de la suya.
─No te lo he preguntado ─masculla entre dientes.
Miro el vasito diminuto frente a mí y lo tomo entre mis dedos. Lo empino en mi boca y trago el líquido.
La masa de gente detrás jadea incrédulos.
─Gracias ─le devuelvo el vaso.
─No deberías estar sola aquí.
─Yo puedo estar donde quiera.
─¿Sola? ─enfatiza.
Clavo mi mirada en la suya. Sus ojos verdes me penetran los míos intensamente. Sus labios rojos y brillantes flamean.
─¿Se te ofrece algo? ─pregunto perpleja.
─Olvídalo, chico. Es una chica imposible ─se burla un chico atrás.
Venir a ligarme se ha vuelto un deporte. El chico los ignora y me sonríe. Alzo una ceja y apoyo mi barbilla en mi mano.
─¿Sabes algo, niña? Quiero arrancarte la ropa y entrar en tu cuerpo toda la noche, y quiero comenzar ahora ─masculla con autoridad.
─¿Ah si? ¿Y qué harás para convencerme? ─bufo.
─Más bien...¿qué harás tú para convercerme de que lo haga? ─susurra a un par de centímetros de su rostro. Su aliento tibio choca con mis labios y me eriza la piel. Tengo ganas de devorar sus labios rojos y enrredar mis dedos en su cabello castaño.
Mi corazón palpita a toda velocidad y mi piel se eriza ante la cercanía. Miro por el rabillo dle ojo que todos están boquiabiertos.
Vamos, Jane. No puedes ponérsela fácil, que luche.
─Yo... ─dudo─. Tomaré otro martini ─me aparto de su rostro a regañadientes y pido otro martini.
Los chicos de atrás ríen y se acercan cada vez más.
─Deberían meterte en un internado, tal vez así aprendas a portarte bien ─muerde su labio. Cuanto quisiera por mordérselo yo.
─No siempre funciona la idea de los internados, ....ni de los cuidadores ─me acercoa su rostro.
─¿Ah no? A mi me han dicho que esa es una técnica bastante efectiva.
─Si funcionara yo no estuviera aquí ─alzo una ceja.
─Si no funcionara tu respiración no estaría tan agitada ─baja la mirada hacia mis pechos que se mueven rítmica y rápidamente─. Déjame confirmarlo ─Roza su mano con mi pecho y acaricia mi cuello resbalándose hacia mi esternón y rozando mi escote─. Sí, mi teoría está bien ─alza sus ojos perfectos hacia mi rostro─. Aunque tal vez, necesite de todos mis sentidos para comprobarlo ─Agracha y rostro y clava su mirada en mis pechos, luego roza su nariz en él y los mira mientras aprisiona su labio inferior con sus dientes. Abre la boca y libera su labio, los acerca a mi escote y pasa la punta de su lengua por mi pecho ligeramente descubierto.
Jadeo ante la sensación de su lengua mojada y cierro mis ojos. Abor mi boco y dejo salir el aire contenido. Mierda, me estoy calentando. Siento una respiración frente a mi rostro y abro los ojos.
─Comprobado ─asegura el chico viendo hacia mis labios.
No puedo más. Necesito sentir su cuerpo sobre el mío. Lo deseo, como siempre.
─¿Quieres ir a un sitio más privado? ─me ofrece en voz baja.
─No tengo tiempo para ir a esconderme a un motel ─le informo.
─No hay por qué salir de la discoteca ─roza sus dedos en mi mano y baja a mi pierna. Mete su mano lentamente por debajo de mi vestido y se detiene antes de llegar más dentro─ ¿Y bueno? ─alza una ceja.
Mi respiración se agita más y me desespero. Asiento rápidamente y él expande su sonrisa. Saca su mano y se levanta. Me levanto tambien y me toma de la cintura. Caminamos a través de la masa de gente quienes están boquiabiertos y asmbrados.
Atravezamos la disco hasta llegar a los baños. Entramos a una caseta y se sienta sobre el lavabo, me sienta a horcadas sobre sus piernas y comienza a besarme apasionadamente. Acaricia mi espalda desesparadamente y yo entierro mis dedos en su cabello castaño alborotado.
Me lavanta ligeramente y me sube el vestido hasta la cintura, me vuelve a setar y besa mi cuello a mordiscos. Mete sus manos bajo mi vestido y acaricia mi trasero y mis piernas presionando mi piel con sus dedos. Desprendo los botones de su camisa y me deshago de ella. Acaricio su pecho desnudo y muerdo sus pezones. Mojo con mi lengua su abdomen plano y mordisqueo su cuello. Él desabrocha mi sostén y lo lanza al suelo. Se atraganta con mis pechos y siento cosquilleos desenfrenados recorriendo todo mi cuerpo. Jamás lo había hecho en un baño público, y menos con un extraño, bueno, no tan extraño.
─Por favor, entra en mí ahora ─le suplico.
El chico se levanta y baja el cierre de sus pantalones, quita su ropa interior y rompe la mía. Siento algo duro y caliente golpeando contra mi abdomen. Me toma de la cintura, me levanta y me sostiene contra la pared. Separa mis piernas y entra en mí profundamente. Doy un gemido fuerte y araño su espalda. Sale de mi y se estampa de nuevo contra mi pelvis. Mis tacones están en el aire y estoy contra la puerta del baño. Él devora mis labios y los muerde con fuerza. Entra y sale de mi con mucha fuerza y yo jadeo descontroladamente.
Luego de unos minutos me baja y me pone de espalda arrecostada contra el lavabo. Se posa detrás de mí y vuelve a entrar con fuerza. No puedo evitar liberar gemidos y gritos. El chico me toma de la cintura en cada embestida y me hace llegar hasta el clímax mientras siento que dentro de mí se vacía algo caliente y húmedo.
Nos separamos y él me besa apasionadamente. Siento su respiración agitada y él tambien suelta unos gemidos.
─Eres increíble ─susurra entre besos.
─Tú también. Lo haces espectacular ─me subo sobre él y rodeo mis piernas en su cintura.
─¿Quieres ir a un hotel y continuar con esto? Te puedo asegurar que esta noche no dormirás... ni querrás hacerlo ─susurra.
─Llévame donde quieras ─estampo mi boca contra sus labios.
Luego de unos segundos nos despegamos y nos vestimos incómodamente dentro de la caseta del baño. Lanzo mis bragas rotas a la basura y salimos del lugar.
El chico entra al asiento del piloto de mi auto y lo arranca, despues de todo, es suyo.
Nos estacionamos frente a un hotel y nos registramos como Mama y Papá Night. La mujer de la recepción rio pero aceptó los nombres. Pagó con su tarjeta y subimos a la habitación.
Me lanza sobre la cama y termina de romper mi vestido.
─Te quedaba hermoso, pero me estorbaba demasiado ─ríe.
Desprendo su ropa y comenzamos a amarnos en la cama del hotel. La cama daba golpes contra la pared y terminó alejándose de ella hasta la mitad de la habitación.
Él era todo un experto, y me hizo sentir más viva que nunca. Terminamos hasta que el sol salió y no pudimos más.

Cuando desperté, él estaba a mí lado. Pensé que iba a desaparecer en cuanto amaneciera, o en cuanto yo me durmiera. Rozo el contorno de su rostro con las yemas de mis dedos y acaricio sus hermosos rulos castaños. Planto un beso en sus labios y sus párpados se despegan. Me sonríe al verme y acaricia mi rostro. Nuestros cuerpos están adheridos, puedo sentir toda su anatonmía entrelazada con la mía.
─Buenos días ─susurra a centímetros de mi boca.
─Hola ─junto mi frente con la tuya.
─¿Cómo dormiste? ─pregunta.
─Ese fue el problema, que me dormí.
Él expandió su sonrisa.
─Podemos hacerlo todas las veces que quieras ─cierra sus ojos.
─Eso sería alucinante ─despego nuestras frentes para poder verlo a los ojos.
─Estuviste increíble ─me toma de la cintura y me rueda sobre él. Su pecho choca con el mío y nuestras respiraciones se mezclan.
─El mérito no es mío, alguien me lo enseñó muy bien.
─Un tal Lí, supongo ─estira su sonrisa.
─Ese mismo ─junto mis labios con los suyos y lo beso suavemente.
─Te amo ─susurra.
─Y yo a tí ─lo miro a los ojos─. Gracias por hacer esto.
─No quiero perderte, Jane. Y si eestos jueguitos traviesos son la clave para mantener viva nuestra pasión, por mí los pasaría haciendo toda mi vida.
─Fue muy divertido ─aseguro.
─Hubieses visto lo que decían los chicos que te acosaban anoche. Que por cierto, debo cobrar una apuesta ─ríe.
─¿Qué apuesta? ─frunzo el ceño.
─El que te llevara a la cama se llevaba el auto de todos.
─Debes cobrar esa apuesta, quiero un auto ─digo recostada congtra su pecho─. Pero, no es justo. Sabía que tú eras el único que podías hacerlo.
─Nadie fijó reglas ─escuché el sonido de sus risas a través de su pecho.
─¿Quieres volverlo a hacer? ─le sugiero.
─Eres insaciable ─niega con la cabeza y me rueda para quedar bajo su cuerpo.
─Soy insaciable de tí, Harry ─uno mis labios con los suyos y comenzamos de nuevo con nuestros juego de pasión.
___________________________
La que no le haya dado un ataque cardíaco es maricona jajaja es broma! no me odian verdad? D:
NaiirAJ
NaiirAJ


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Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda! - Página 18 Empty Re: Diva Adolescente 2 La maldad tiene otro nombre {Parte IV} (SEMI HOT) ¡Terminda!

Mensaje por NaiirAJ Dom 09 Jun 2013, 10:11 am

(UN MES DESPUES)

─Efectivamente ─dice el doctor con los dedos cruzados y una sonrisa de oreja a oreja.
Siento que los intestinos se me entumeces y mis pupilas se achican. Miro a Harry a mi lado, quien está boquiabierto y pasmado.
Luego de unos minutos logramos reaccionar y despedirnos del doctor. Un viaje de quince minutos y llegamos a la casa. Está silenciosa, vacía y hasta me da frío.
Harry suelta un suspiro cuando entramos y nos quedamos viendo hacia el sofá; maldito sofá, seguramente él es el culpable de lo que nos está pasando ahora. Sí, el sofá tiene la culpa.
Arrastró la mirada hasta los ojos de Harry y él me mira esperando mi reacción violenta. Estoy a punto de arrancarle la cabeza, pero tengo la suficiento compasión por él para que haga un esfuerzo sobrehumano de explicarme qué sucedió con él.
─¡Ta-dah! ─finge una sonrisa levantando sus manos.
─¡Vete a la mierda! ─le gruño caminando hacia la cocina.
─Oh no, mi amor; si yo me voy a la mierda te aseguro que tú me sigues hasta ella ─murmura detrás de mí.
─¿Qué clase de imbécil eres? ─digo cuando me volteo hacia él. Le doy un empujón en el pecho y él retrocede un par de pasos.
─La clase que te vuelve loca, mi vida ─se burla.
─Es increíble ─refunfuño.
─Increíble no, Jane. Esto es lo más normal del mundo, pasa a diario ─se acerca a mí, pero yo busco evitarlo a toda costa. Los nervios se me ponen de punta y las neuronas me estallan una por una.
─Pues a mí no me pasa ─lo amenazo con el dedo.
─Te está pasando justo ahora. Le pasó a tu madre, también podía pasarte a tí.
─¡Yo no quería esto! ─lloriqueo.
─Yo tampoco lo planificaba así, pero ¿qué podemos hacer? ─alza sus manos.
─No entiendo cómo pasó esto ─susurro con la vista en el suelo y caminando de un lado a otro nerviosa.
─Pues, no sé cómo te lo explicó ____TN, pero... cuando un papá y una mamá se quitan la ropita, se dan demasiados besitos y se quieren mucho, papi le regala a mami culebritas dulces, mamá las guarda en la chocita y nueve meses despues aparece un...
─¡Ya sé como pasó, no soy una imbécil! ─grito exasperada. No eligió peor día para hacer sus bromitas idiotas─. Todo es tu culpa.
─¿Mi culpa? ─bufa─. Perdona, pero sin la chocita las culebritas no surgen efecto.
─¡Ya para lo de las culebras! ─le grito desesperada.
─¡Já! Pero en su momento me las pedías a gritos ─ríe.
─Una palabra más y te corto el purro ─lo amenazo.
─Serás tú la que saldrá perdiendo ─da una carcajada.
Tomo el frasco de galletas y se lo lanzo con fuerza. El frasco se le quiebra en la cabeza y veo que comienza a brotar un líquido rojo de su cabeza y resbala por su rostro.
─Mierda, tendré un huérfano.
________________________________________
Tres puntadas.
Ya es de noche y estoy con Harry recostada en el sofá. Él yace en uno de sus costados y acaricia mi vientre casi imperceptiblemente abultado. Ninguno de los dos trae camisa. Yo acaricio con las yemas de sus dedos su pecho bien formado. No es justo, él permanecerá con un cuerpo perfecto mientras yo me hincharé como una ballena. Al menos, mi mamá no quedó gorda luego de tenernos, ojalá a mí tampoco me suceda.
─Y, ¿cómo se llamará? ─susurra Harry en mi oído luego de besarme.
─Harry ─contesto segura.
─Wow. ¿No crees que ya hay suficientes Harrys en tu vida? Además, sería Harry Lí, y lo confundirían conmigo. Y, aún no sabemos si será niño ─besa mi oído.
─Esto fue porque no te cuidaste el día de tu jueguito pasional ─suspiro.
─Eso fue hace poco más de un mes y el doctor dice que tienes diez semanas ─susurra con su rostro enterrado en mi cabello. Su mano comienza a descender hacia el sur de mi cuerpo, bajo mi pijama.
─¿No crees que ya deberíamos saber qué es?...¿Qué vas buscando ahí? ─detengo su mano.
─¿Y si son gemelos? Me muero ─bromea.
─Ojalá no sea niña; hay un problema en el gen x por parte de mi madre ─mantengo su mano presionada contra mi vientre, pero lucha por soltarse.
─¿Puedo ponerle el nombre yo? ─me mira a los ojos. Veo la verdadera satisfacción que le daría ponerle el nombre. Pero, ¿qué tal si lo llama Dionisio? No puedo permitir que se llame así. Por amor al arte que no sea Edward ni Farley o Jeremy, mi madre se burlaría eternamente.
─Jared ─muerde el lóbulo de mi oreja.
Jared James Lí. Me agrada.
─Jared será ─miro hipnotizadamente sus ojos y antes de que logre llegar a sus labios su mano ya se ha arrastrado bajo mi pelvis─. Estoy en cinta, ¡respeta!
Ambos reímos.
─Si es niña, tú puedes ponerle el nombre ─acaricia toda mi zona.
─Harriet.
─¿Estás segura? ─jadea.
─Sí ─lo beso.
________________________________________________
(Seis meses despues)
─¡Mueve tu delicioso trasero! ¡Tenemos que irnos! ─grito bajo las escaleras.
─Sí, claro. Tú no tienes que cargar todas estas maletas ─se queja Harry desde el segundo piso.
─¡Fue tu idea mudarnos a Londres!
─No debiste reconciliarte con tu hermano ─protesta Harry bajando las escaleras con cuatro maletas encima.
─No seas llorica, ¡apresúrate! ─le aprieto el trasero cuando sale por la puerta.
─Si no estuvieras embarazada te haría...
─¡Cállate y avanza! ─le doy una patada en el trasero y cierro la puerta.
Subimos al auto y nos dirigimos hacia Londres. Miro por la ventana como dejamos atrás aquella cada en la que viví el último año y medio, y todo lo que pasé en ella. Una lágrima se desprende de mis ojos. Siento la mano tibia de Harry tomando la mía.
─Regresaremos cuando haya nacido, no seas fatalista ─besa mi mano.
─Es increíble que vaya a ver a Edward, lo he extrañado tanto ─sollozo.
─Ya, tranquila ─sisea.
─¿Crees que pueda hablar con mi mamá?
─Has hablado con ella ultimamente.
─Sí, pero, ¿qué pensará cuando me miré así? Embarazada a los dieciocho ─suspiré.
─Ella se embarazó a los dieciséis ─encoge los hombros.
─Sí, pero mi padre sólo tenía dos años más que ella ─repongo.
─¿Qué importa que yo tenga veintiséis? ─refunfuña.
─Ni me lo recuerdes, pedófilo.
─Te recuerdo, mi bella abdomen de balón, que quien apareció en mi cama desnuda cuando salía de la ducha la primera vez que llegaste a casa fuiste tú ─toca mi nariz.
─Cállate y conduce. Tengo hambre.
Harry abre la guantera y de ella se despreden decenas de bolsas de confituras, donas, chocolates, pepinillos, patatas, brownies y quien sabe cuántas cosas más.
─Soy un hombre precavido ─exhala.
─Eres un hombre porque el cupo de gays ya estaba agotado cuando decidiste nacer ─bromeo atragantándome de pepinillos con chocolate.
─Bájale a tu tonito, el niño te está escuchando.
─Mi amor, tu papi es gay, lo que pasa es que lo violé ─murmuro hacia mi barriga─. ¡Y no me digas abdomen de balón!
─Wow, reacción retardada, nuevo síntoma ─mira su reloj.
Llegamos a Londres unos minutos antes de lo que habíamos planeado. Antes de llagar a casa, pasamos por los internados y un par de chicas escapándose.
─¿Deberíamos avisarle a Styles? ─pregunta Harry preocupado.
─Nah! Déjalas.
Llegamos a la casa de mis padres, Harry suena la bocina y Edward sale corriendo hacia nosotros. Harry sale y me abre la puerta, con su ayuda salgo del auto y a Edward casi se le salen los ojos de sus cuencas.
─¡Pero qué gorda estás!
─Gracias, hermano. A mí también me da gusto verte ─lo abrazo.
─Hola, Edward ─saluda Harry.
─Hola, Lí, ¿van a entrar?
─¿Qué hay de lo que hablamos? ─pregunta Harry.
─Ah, está dentro.
─¿Quién está dentro? ─pregunto.
─Ya verás ─Harry me toma de la cintura y caminamos hacia la puerta de la casa.
Una vez dentro Danielle nos recibe con un abrazo, quedó en shock al verme.
─¡Qué hermoso! ¿Qué es? ─pregunta emocionada.
─Es un niño ─contesto.
Hablé con Danielle hace unos cuantos meses y ella y yo arreglamos las cosas, aunque nuestra amistad ya estaba bastante rota, al menos me di cuenta que no me odiaba y que podíamos seguir siendo amigas, aunque estaba segura de que nunca sería como antes.
Veo a mi padre bajar de las escaleras y lanzarse hacia mí.
─¡Jane! ─frota mi espalda─. ¿Qué te pasó? ¿Quién te hizo esto? ─mira mi barriga.
Señalo a Harry inmediatamente y este se pone verde.
─Culpable ─susurra Harry.
─Espérame detrás de la casa en veinte minutos ─lo señala. Ambos sueltan a carcajadas, aunque las de Harry eran bastante nerviosas.
─¿Dónde está mi mamá? ─pregunto temerosa.
─Ansiosa por verte ─sonríe mi padre.
─¿Ansiosa?
─Te sorprenderá ─mi padre acaricia mi cabello─. ___TN, Jane ya está aquí.
Escucho los pasos de mi madre viniendo de la cocina. Asoma su cabeza y sonríe, pero su sonrisa se desvanece en cuanto baja su mirada hacia mi vientre, luego le lanza una mirada asesina a Harry y este está por convertirse en el Grinch de tan verde. Harry me toma la mano y ambos suspiramos.
Mi madre sale de la cocina y me quedo pasmada al ver su vientre tan grande y tan redondo como el mío. Camina hacia mí, y nuestros rostros están igual de sorprendidos.
─Por amor al faje ─masculla mi mamá entre dientes─, pero ¿de qué me perdí? ─me mira de pies a cabeza.
─Hola, mamá ─mis ojos se llenan de agua─. Estás...embarazada ─digo sin aliento.
─Como tú ─suspira.
─Sí ─mi voz se quiebra.
No soporto más y corro hacia los brazos de mi madre, ella me abraza y lloro sobre su hombro.
─No llores, Jane. No seas maricona ─dice entre lágrimas.
─Creo que nosotros las dejamos solas ─dice mi padre llamando a Harry, Danielle y Edward.
Ellos se van y mi madre y yo nos sentamos en el sofá. Recuerdo que Harry me contó que hace un tiempo vio a mis padres perdiendo la decencia en este sofá.
─Mamá, ¿hace cuánto que... ─pauso. Estoy asombrada.
─Tres meses.
─Igual que yo ─jadeo.
─Increíble, se llamará Marco, ¿ustedes ya lo nombraron?
─Jared ─lloriqueo─. Mamá, quiero pedirte perdón por...
─Jane, basta... soy tu madre y te amo, no tengo nada que perdonarte ─me abraza.
NaiirAJ
NaiirAJ


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