Paradox { Zayn&Abbie

Paradox

Capítulo 1

Los párpados le pesaban y la cabeza le dolía. El insecto en la pantalla agitaba las alas, provocando un zumbido ligero. Los murmullos alrededor de ella trataban de ser lo más callados posibles sin mucho éxito. El profesor Webber miraba atentamente a la pantalla. Detrás de ella, Alice Mills reía con Harry Styles sobre alguna cosa tonta. A su derecha, Liam tomaba notas por ella con una mano para que no se atrasara, y con la otra mano hacía círculos en su cabeza para relajarla. A su izquierda, en otra banca, Emily le lanzaba bolitas de papel para llamar su atención.
Abbie decidió ignorarla. A pesar de que Emily fuera su mejor amiga, no había dormido nada por la noche y planeaba usar el tiempo que el Sr. Webber había dado para ver el documental sobre los insectos para dormir. Se removió cuando una de las bolitas de Emily le dio en el ojo, tapando gran parte de su cara con su brazo.
—Em, déjala tranquila. —murmuró Liam, lo suficientemente alto para que Emily lo escuchara pero no tan alto como para alertar al profesor.
Abbie escuchó a Emily bufar.
—No es mi culpa que se haya dormido tan tarde.
Si Abbie hubiera tenido la energía para rodar los ojos, lo hubiera hecho.
—¿Se durmió tarde? ¿Haciendo qué? —Alice habló detrás de ella, inclinándose sobre sus codos para asegurarse de que Abbie la escuchara. La mano de Liam que acariciaba su cabello se tensó— ¿Llorando porque nadie la quiere? —su tono de voz implicaba que le tenía lástima, pero Abbie sabía que era fingido. La risa de Harry resonó en sus oídos y la silla de Liam chirrió cuando se dio la vuelta.
—Mira… —empezó a decir.
Abbie despegó la cara de la mesa y se giró, negando con la cabeza en dirección a Liam, suplicando silenciosamente con sus ojos. Liam la observó por algunos segundos, en los que Alice los miró con una sonrisa divertida, y luego regresó a su posición anterior. Abbie soltó un suspiro de alivio. Lo último que necesitaba era darle otra razón a Alice para molestarla.
Justo cuando observaba por el rabillo del ojo que Harry también se inclinaba con la intención de decir algo, la campana sonó.
Alice y Harry salieron volando del salón, encontrándose en el pasillo con Zayn, Louis, y Elise. Abbie, Liam y Emily se quedaron por un buen rato más, como siempre. Tenían diez minutos para llegar a su siguiente clase, literatura, que estaba a dos aulas de distancia.
—Debes defenderte, mujer. —dijo Liam, recogiendo su libro de biología y negando levemente con la cabeza.
—No, de ninguna manera. Nos han molestado desde kínder. La única vez que se nos ocurrió defendernos terminamos siendo la cara de una campaña de salud sexual en cada rincón de la escuela. —contestó Abbie estirando las piernas, aun sentada en la silla.
Emily asintió.
—Estoy de acuerdo. No quiero volver a ser el centro de atención de las humillaciones porque todos creen que tengo herpes, ¿vale?
—Pero-
—Pero nada. Es mejor así, Liam.
El Sr. Webber estaba apagando el proyector y al mismo tiempo tecleaba algo en su móvil.
—¿Estudiamos por la tarde? —preguntó Liam, cambiando de tema. Siempre que hablaban de ese grupito terminaban de malas, y por eso era mejor desviar la conversación mientras hubiera oportunidad.
—Claro, porque nosotros si debemos estudiar. —se quejó Emily, echándose la mochila al hombro.
Abbie se incorporó de la silla en cuanto terminó de meter su libro e hizo lo mismo que Emily. Le dio un codazo a su mejor amiga.
—Hey, por lo menos tendremos la conciencia limpia. ¿Con qué cara le dirías a tu hijo que no copie en los exámenes cuando tú les sacabas fotocopias semanas antes?
—¡No se lo diría! Todos copian, Abbie.
Liam soltó una risita.
—Pero quieres ser doctora, Em. Imagínate que tienes que hacer un diagnóstico y en lo único que puedes pensar es “oh, estoy segura de que esto lo copie en el examen de biología, venía en la fotocopia yo lo sé”.
—Bueno, está bien, ya entendí el punto. Mataría a mi paciente si tuviera una copia del examen como Alice, Harry, y su grupito, está bien.
—De todas formas, ¿cuántas personas tienen una copia de eso? —preguntó Abbie. Habían regresado a ese tema, pero de una forma no tan directa, y eso lo hacía un poquito menos malo, por lo que no le molestaba como usualmente lo haría.
Liam empezó a enumerar con los dedos.
—Alice, Elise, Brooke, Harry, Zayn y Louis.
Emily frunció el ceño.
—¿Cómo sabes eso? —empezaron a caminar hacia la puerta en dirección al salón de literatura.
—Niall. —contestó Liam encogiéndose de hombros. Emily se cruzó de brazos.
—¿Y Niall no tiene una copia?
Ahora fue Liam quien le frunció el ceño a Emily.
—No, Ems. Puede que se junte con ellos a veces, pero no es tan idiota.
—Era un comentario, Liam, no te enojes.
—¿Podemos dejar esta conversación a un lado y disfrutar de las únicas dos clases que tenemos los tres juntos en toda la semana? —suplicó Abbie, entrando al salón de literatura.
Emily y Liam la siguieron. Ésta vez, Emily se sentó con Abbie (como siempre lo hacía en clase de literatura) y Liam se sentó en la banca frente a ellos. Momentos después llegó Niall y se sentó a un lado de Liam. En literatura sólo estaban Elise y Louis del grupito de Alice, y ellos eran los más relajados. No se metían con nadie al menos que tú te metieras con ellos.
Abbie sacó el libro de literatura inglesa y lo abrió en cualquier página, al fin y al cabo nunca ponía atención. Era la única clase en la que podía permitirse no poner atención, porque en todo lo demás era pésima.
Alice y Harry siempre la molestaban diciéndole que era una nerd. La verdad es que no era ni siquiera lo suficientemente inteligente para llamarse nerd. No era lo suficientemente bonita. No era lo suficientemente fea. No era lo suficientemente inteligente, o tonta, o talentosa. No era lo suficientemente nada. Era un cero a la izquierda, un punto neutro entre un mar de personas con su propia identidad (ya fuera buena o mala).
Sus calificaciones eran un desastre. Sus padres eran un desastre. Ella era un desastre. Toda su vida era un completo y absoluto desastre, y no había nada que pudiera hacer para cambiarlo.
La campana sonó y la Srita. Howles entró con su usual canturreo. Cuando su laptop estuvo en su escritorio abierta y a punto de ser conectada al proyector, el Sr. Webber apareció en el umbral de la puerta. Le hizo una seña rápida a la Srita. Howles, que caminó hasta él y hablaron por un par de segundos. La mirada de la Srita. Howles paseó por todo el salón de clases, enfocándose en Elise White, Louis Tomlinson, y finalmente en la misma Abbie.
La Srita. Howles asintió un par de veces.
—Abbie, cariño, el Sr. Webber necesita hablar contigo un momento. —dijo, alzando un poco la voz para que se escuchara por encima del murmullo de los estudiantes y sonriendo dulcemente.
Era la maestra favorita de Abbie. La única que le decía Abbie, para variar. Y Abbie era de sus estudiantes favoritas.
Todo el salón se calló y le dirigió miradas confusas a Abbie. Algunos probablemente pensaban “¿ha estado tomando clases con nosotros todo el año? ¡Nunca la había visto!” y otros pensando “ella nunca hace nada, ¿por qué la llaman?”.
Abbie se recuperó del shock en algunos segundos y asintió con la cabeza, incorporándose e ignorando las miradas confundidas de Emily y Liam, porque ella estaba igual de confundida que ellos.
Salió del salón de literatura junto con el Sr. Webber, que le sonrió. Eso la relajó un poco, significaba que no había hecho nada malo.
Momentos después, por el altavoz de la escuela sonó la voz del director.
—Alice Mills, Harry Styles, Louis Tomlinson, Elise White, Brooklyn Carver, y Zayn Malik por favor vengan a mi oficina.
Abbie y el Sr. Webber doblaron por la esquina que daba a la oficina del director, y Abbie se detuvo abruptamente.
—¿Estoy en problemas? ¿Tiene alfo que ver con ellos? Le juro que yo ni siquiera les hablo. —habló de prisa, nerviosa. El Sr. Webber sonrió y soltó una risita.
—No, Abigail, no estás en problemas.
Abbie suspiró de alivio y siguieron caminando.
Cuando llegaron, Abbie se sentó en una de las sillas de espera. Uno por uno, el grupo de Alice y Harry entró y el director les abrió la puerta, dejándola abierta, al parecer, para que el Sr. Webber escuchara. Asintió en dirección del Sr. Webber y él correspondió el gesto.
Luego el director fue a su silla, y se inclinó para hablar con el grupo. En ese momento, el Sr. Webber empezó a hablar, y Abbie ya no pudo escuchar lo que el director le decía al grupo de Alice.
—Abigail, sólo quiero que sepas que… hiciste lo correcto.
Abbie frunció el ceño.
—¿De qué habla? —preguntó Abbie. Dentro de la oficina del director se escuchó un grito, que parecía provenir de Zayn, y un sollozo que debía ser inconfundiblemente de Brooke.
Y luego más gritos. De Elise, de Harry, de Alice. Incluso os nerviosos golpeteos en el suelo que daba Louis se escuchaban.
El Sr. Webber sonrió.
—Lo que pasó al final de la clase. Lo comprendí. Querías hacer algo bueno indirectamente.
—No entiendo de qué me habla, profesor. —contestó Abbie, arqueando una ceja.
—Eso —el Sr. Webber señaló a la oficina del director. Alice tenía la cara entre las manos, y Harry y Louis discutían con el director. Los demás miraban hacia abajo—. Gracias por hacer justicia. Sin ti nunca habríamos descubierto que ellos tenían una copia de los exámenes. Abrieron sus casilleros, todos estaban ahí.
—¡¿Qué?! ¡Oh no, Sr. Webber! Yo no quería- —empezó a decir Abbie con las dos palmas de las manos extendidas frente a ella, como para protegerse, y los ojos abiertos como platos. Pero fue interrumpida por otra voz.
—¡¿TÚ HICISTE ESTO?! —gritó Brooke, y todas las cabezas se giraron para verla. Elise y Louis negaron con la cabeza. Harry y Zayn apretaron los puños. Alice le dirigió una mirada asesina que casi hace que se haga pipí ahí mismo.
Abbie comenzó a negar con la cabeza, pero el director se incorporó para cerrar la puerta al mismo tiempo que callaba a Brooke.
—Estás arruinada, Abigail Evans. Arruinada, ¿me escuchaste? —alcanzó a gritar Alice, antes de que la puerta se cerrara frente a ella.
Abbie dejó salir el aire que había estado conteniendo, y la sangré se le fue a los pies.