● Mi Psiquiatra Obsesionado ● [Louis Tomlisom y ____ Evans]

Snow Patrol - You Could Be Happy, la siguiente canción dispuesta a reproducirse y culparme más por ello. Las pequeñas gotas apenas se asomaban por el espacioso y gris cielo. Es como si a él le pasara lo mismo, como si lo extrañara tanto como yo… Hoja tras hoja, pagina por página, palabra por palabra, letra por letra que se marcaban en el mi viejo, ancho y pesado cuaderno. 365 paginas hasta ahora, llenas de sentimientos y arrugadas por mis lágrimas, llenas de desesperación, tristeza, desolación y melancolía. Desde que él se fue, es lo único que pasa…


Flash Back.

-Te traje algo. –llego con una amplia sonrisa.

-A ver, pues dámelo. –le dije riendo.

-que impaciente niña, pero toma. –me dio una caja algo grande y pesada, impaciente la abrí y me encontré con un libro, con empastado azul marino y duro. Sin nada grabado. Mire a mi único acompáñate y el me sonrió.- ábrelo. –me alentó a hacerlo, cuando lo abrí me lleve la sorpresa de que no tenía nada impreso, solo páginas en blanco. Lo mire confundida y el rio.

-No tiene lógica, ¿para qué me regalas un libro sin nada impreso? –lo mire y por su expresión supuse que tenía un signo de interrogación flotando sobre mí.

-No es para que leas uno, es para que lo comiences. –Dijo mirándome con tanta ternura como solo él lo podía hacer.

Fin de Flash Back.


Desde ese día comencé una historia, al principio llena de emoción, ternura, cariño y tanto amor como el que solo encontrarías en una novela. Pero como nada en la vida es lo demasiado bueno para alguien, las siguientes hojas comenzaron a relatarse de depresión, melancolía y culpabilidad. Una historia tratada sobre una chica, soñadora y feliz, que paso a apagada y sola.

-Hija, quieres algo de comer. –una voz femenina muy conocida sobrepaso el sonido de la canción que ahora se reproducía, al escucharla negué con la cabeza mirándole a los ojos. Ella dio un suspiro y me hizo señas para que me quitara los auriculares. A lo cual obedecí- Tienes que comer más de lo que comes. El poco desayuno que comes y un par de frutas no son suficientes. –Rodé mis ojos y negué con la cabeza recogiendo mis cosas y caminado a las escaleras.

Mi madre no entendía nada, primero me obligan a vivir con ellos “por mi seguridad” y ahora que estoy aquí contra mi voluntad, quieren manearme como un títere. Era lo que querían ella y mi padre, solo manejar mi vida. Hacer que me case con un tipo de fortuna, tener tres hijos por lo menos y en pocas palabras vivir una farsa.


(…)

5:15 la hora que marcaba el reloj digital de mi mesa de noche. Suspire y deje caer el lápiz en el suelo. Hundí mi cara en la suave y cómoda almohada de mi cama. Estaba agotada. Tanto escribir me casa.

-Hija, tenemos que hablar… -una voz masculina se escuchaba en mi mente, pero no paraba. Al reconocer la voz, abrí lentamente mis ojos. Hora 7:35, me senté en la cama mirando a las dos personas, no invitadas, en mi cuarto. Lo que produjo que siguieran, ya que sabían que no les iba a responder o a preguntar nada.- Creemos que necesitas ayuda, nadie puede estar sin inmutar palabra alguna durante cuatro años como lo as echo tú. – ¿Yo ayuda? ¿De qué tipo? Soy totalmente normal. Lo mire con el ceño fruncido, producido a mi actual confusión.

-Creemos que sería buena idea… llevarte a un psiquiatra. –La que hablo ahora fue mi madre respondiendo una de mis preguntas, pero aún quedaba otras. ¿Por qué necesito ayuda, si soy completamente normal? ¿Por qué a un psiquiatra? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Quién es?

-No creemos que sea sano para ti no hablar con nadie… -Error hablo con mi jefe y uno que otro columnista cuando es necesario.- y te llevaremos a uno de los mejores psiquiatras del estados unidos. –Dos preguntas respondidas, quedan más.

-Creímos que sería necesario, ya que antes no creímos que fuera tan grande el problema. –Las novelas te están haciendo daño mujer. ¿Ahora que viste en la tv?- iras mañana después de tu trabajo. –Reí por lo bajo por aquel comentario, mañana salía más tarde de lo normal.

-¿Que es tan gracioso? –pregunto mi padre. Mire el reloj que marcaba justo la hora en la que mañana salía, lo señale con mi dedo índice.- ¿Mañana sales a las ocho? –asentí.

-Entonces iras el siguiente sábado. –bufe recortándome de nuevo dándole la espalda. Ellos suspiraron y caminaron hasta la puerta.-Que descanses. –esta vez hablaron ambos y después cerraron la puerta.

¿Yo en un psiquiatra? No puede ser. Pero iré que más me queda. Me acomode debajo de las cobijas, ya que hacia frio. Se acercaba el invierno y el clima no era muy bueno. Pocos minutos después sentí como me acercaba a mi anhelado sueño antes del trabajo.

(...)

Camisa de mangas blancas, falda gris pegada hasta mi cintura y a la mitad de mis muslos. Un abrigo del mismo tono y zapatos de tacón. Como odiaba vestirme así, pero que más quedaba, mi trabajo lo amerita. Pasando a mi trabajo pare en la cafetería de siempre. Un late en mis manos mientras entraba al edificio y por milagro de Dios el ascensor no había más de dos personas. Antepenúltimo piso, estaba por presionarlo, pero presione el de abrir las puertas debido a que un hombre venia algo apurado para poder entrar.

-Gracias. –me dijo, lo mire. Me encontré con unos ipnotisantes ojos azules. Corte el cruce que hicimos y mire al frente.

-De nada. –musite. Las puertas se cerraron e iba a presionar nuevamente el botón pero el joven se adelantó y lo presiono antes que yo.
Tercer y cuarto piso. Las dos personas se bajaron y quede yo y el chico de los ojos azules. Sentí que me miro, saque mi celular y tenía un par de mensajes.

“Ven a la oficina de Rony, tenemos trabajo. Re: Jhon” –Mi novato e imperativo compañero de las dos últimas noticias y al arecer la tercera igual.

“Ya arreglamos lo del psiquiatra. Re: Beatriz” –Siguen con ese tema.

Me tense cuando volví mi atención al que aun seguía siendo observada por mi acompañante en el momento. Para mi salvación el piso que jamás había deseado tanto llegar como en este momento, llego. Salí rápidamente caminando a mi oficina y deje mi cartera, para después salir a la oficina de mi jefe Rony.

-Buenos días. –deje abriendo la puerta transparenticia de la oficina de mi jefe.

-Buenos día ___(tn), pasa. Bueno lo he llamado aquí porque quiero que escriban sobre una niña desaparecida, tomen. –me extendió a mí una carpeta, la tome y le eche una ojeada.

-Ok, ¿hora? –Pregunte mirándolo.

-Por más tardar a las cinco y media. –me respondió.

-Ok, creo que tenemos trabajo. –Me dijo mi compañero.

-Si espérame voy por mi cartera y nos vamos. –tan emocionada como una hoja en blanco. Camine a mi oficina y entre, tome mi cartera con las cosas que necesitaba.

Cámara, papel, lápiz y ahora la carpeta dentro de esta. Tres golpes en la puerta me llamaron la atención.

-Pase. –Dije acomodando bien la carpeta para que no se fuera arrugar. La puerta se abrí dejando ver a un hombre alto de cabello castaño y ojos azules. Al cual ya había visto.

-¿___(tn) Evans? –dijo un poco sorprendido.

-Sí, ¿se te ofrece algo? –Le pregunte normal.

-Debo estar mal, tus padres me dijeron que no hablabas y que por eso necesitaban mi ayuda… -Dijo mirándome con incredulidad. ¿Podría ser el mi psiquiatra? ¿No había restricción de ser atractivo? Si era el, ¿ahora qué hago?...

Continuaran...

Si era el, ¿ahora qué hago?...

-¿Discúlpame? –le pregunte con el ceño ligeramente fruncido.

-Me llamo Louis Tomlinson, soy Asesoramiento psicológico y salud mental, Psiquiatra. –Dijo extendiéndome la mano, la acepte.

-Pues ya sabe mi nombre y creo que no necesito de su ayuda. –dije como normalmente lo hago con un trabajo.

-Según tus padres no inmutas palabra alguna, ¿o me equivoco? –me pregunto mirándome con curiosidad.

-No Sr. Tomlinson. No se equivoca, según ellos no lo hago. Pero la realidad es que yo si hablo, pero no con ellos y procuro de todas formas solo hablar cuando es realmente sea necesario. –le dije con profesionalismo, casi parecía que yo fuera la psiquiatra aquí.

-Entiendo y veo que está ocupada, así que no te quito más tiempo. –me respondió.

-Así es, y gracias por su comprensión. –le dije.

-Pero, nos vemos en mi consultorio el día miércoles, que según consulte. Tienes libre. –Me dijo sonriendo.

-¿Su trabajo también trata de indagar hasta sobre el trabajo de su paciente? –Le dije con la expresión normal en mí.

-No en realidad, aunque en algún caso tiene que ser así ya que el paciente no colabora. –me dijo con la misma impresión.

-Entiendo y si no le importa, tengo un trabajo que cumplir como se debe y se me está haciendo tarde. –Cacto la indirecta.

-Entiendo, nos vemos el miércoles a la 10:00 am. En mi consultorio. –Me paso una tarjeta.- Hasta entonces Srta. Evans. –Dicho esto salió de mi oficina, tome mi cartera y salí al encuentro con Jhon, pero no sin antes averiguar quién le dijo lo de mi día libre.

-Paula, ¿sabes quien le dijo al hombre que acaba de salir de mi oficina, mi día libre? –le pregunte.

-Ah, sí fui yo. –me dijo con normalidad.

-¿Qué? ¿Por qué? –Le pregunte.

-Me dijo que era tu novio y que quería hacerte algo especial. ¿Qué no es tu novio? Por qué está muy lindo. –Me respondió y luego pregunto.

-No, ese no es mi novio. -Cómo podrían mis padres mandarme con ese siquiatra de pacotilla, engreído, arrogante y atractivo… Espera. ¿Atractivo? No ____(tn).


(…)

Semáforo en rojo, momento perfecto para enviarle el primer mensaje en los últimos cuatro años. Sera algo arriesgado pero por lo menos hare el intento.

“No puedo que me envíen un psiquiatra tan poco profesional. Hagan algo bueno por mí y no me hagan ver a ese psiquiatra. No puedo creer que me haya interrumpido en mi trabajo y haya dicho que es algo mío, es muy poco profesional.” –después de verificar con la pantalla la cual decía “Mensaje enviado” deje el celular de lado y continúe con lo mío.


(…)

-¡Que día más largo! –Exclamo mi compañero.

-Ya lo creo. –En eso mi estómago gruño pidiendo se llenado.

-Veo que tienes hambre… -Dijo riendo.

-¡Hey! Yo no me atragante con un hot-dog como tu mientras estábamos hablando con la madre de la niña como tú. –le reproche, ya comenzaba a caerme mejor.

-Como sea, yo te ofrecí pero no quisiste. –Ahí ambo comenzamos a reír.- ¿Tacos?

-Si tú invitas. –le respondí.

-Ok, vamos por unos tacos. –Me respondió.


(…)

-¡Amo los tacos! –Dijo Jhon después de darle una mordida a su taco con todo.

-Suenas muy similar a un buen amigo mío, ¡pero es que quien no ama los tacos! –Después de aquel comentario reímos, pero nuestras risas fueron aplacadas por algo.

-¡___(tn)! Que sorpresa encontrarte aquí. –hasta el momento mantenía un sonrisa, hasta que voltee a ver quién dijo aquellas palabras.

-Sr. Tomlinson, no esperaba encontrármelo en una taquería. –La verdad es que no me lo quería encontrar ni en una pintura, así fuera pintada por Leonardo Da Vinci. No pude evitar ver como estaba vestido; saco negro, pantalones grises, y tomas clásicos de color negro.

-Que pequeño es Nueva York. –Dijo él.

-La verdad, yo pensaba que no tanto. –Dije- En otro caso, ¿se le ofrece algo?

-No, solo pasaba a saludar. Nos vemos el miércoles. –Dijo y se despidió con un gesto de du mano derecha.

-Ok, eso fue incómodo. –dijo mi compañero.

-Ya lo creo, pero sigamos disfrutando de estos deliciosos tacos.

-Si… Hablando del miércoles, recuerdas que no es libre. Sino que está el baile en la noche… ¿cierto? –Me dijo y mi reacción fue llevar mi mano izquierda a mi frente.

-Lo había olvidado. –dije.

-Recuerda que eres la PROTAGONISTA de la noche. –hizo énfasis en la palabra “protagonista”

-Ni me lo recuerdes. –dije rodando mis ojos.


(…)

El día miércoles se acercó con rapidez y la nieve con él, hora 10:30 am. Entre al cuarto del baño, abrí la llave de la ducha esperando a que la temperatura este en su punto tibio. Cuando al fin estuvo en su pinto me adentre en ella dejando que las gotas tibias de la lluvia artificial callera por mi cuerpo relajándome…


Flash Back.

-Nos vemos mañana Jhon. Gracias por invitar los tacos. –lo salude con mi mano.

-Hasta mañana ___(tn) y a la próxima invitas tú. –dijo riendo.

-Como sea. Adiós. –Entra a mi coche y conduje hasta mi casa. Cuando abrí la puerta mi madre se abalanzo sobre mí y me dio un gran abraso.

-¡Hija! No puedo creer que me mandaras un texto. – ¿Mi madre acaba de abreviar una frase? Tan solo me digne a encoger de hombros. Iba a seguir mi camino a mi cuarto.- Ahora sí que no cancelare la cita con el Psiquiatra. –pare en seco cuando menciono aquellas palabras que no quería escuchar, quería escuchar todo lo contrario. Mi plan había fracasado.

Fin De Flash Back.


Y así fue como mi “plan” no funciono. Salí de la ducha y me vestí para el clima frio. Tome mi cartera y verifique que estuviera la dirección del dichoso Sr. Tomlinson.


(…)

Pare el auto y verifique la dirección, entre la 1st Ave y la 2nd Ave. Salí y me adentre en el edificio, una chica de unos 22 años detrás de un escritorio me atendió.

-Buenos días, ¿es que la puedo ayudar? –me dijo la chica rubia y muy arreglada.

-Buenos días, me llamo ___(tn) Evans y… -fui interrumpida.

-A usted es la Srta. Evans. Espere unos minutos que el Dr. Tomlinson ya terminara su actual consulta. –me dijo.

-Claro linda. Solo una pregunta. –le dije.

-Si claro, la que quieras. –Esta chica era simpática.

-¿Cómo sabes de mí? –le pregunte.

-Am… es que eso es entre el Dr. Tomlinson y yo… -me respondió.

-Oh. Tranquila. –Le dije y me fui a sentar, la vi y ella me sonrió, para después marcar algo con su teléfono. Saque mi celular para entretenerme con algo y que mejor que el juego de Angry Brids. Pocos minutos después se escucharon unas voces que se acercaba por el pasillo que había ahí. Y por ahí apareció el Sr. Tomlinson y una chica de cabello rubio, por ahí de unos 26 muy coqueta al parecer y el Sr. Tomlinson no se le quedaba atrás. Volví mi vista a mi juego.

-____(tn) –Mencionaron mi nombre, alce mi vista y ahí estaba parado frente a mí con una amplia sonrisa.

-Srta. Evans, si no es micho pedir. –le dije secamente, el arqueo una ceja.

-Bueno, Srta. Evans. Puede pasar a mi consultorio. –me levante y camine, pase por su lado y mis pies me llevaron hasta una puerta que tenía grabado “Dr. Tomlinson.”. Cuando iba a abrir la puerta otra mano se me adelanto sorprendiéndome, ya que no esperaba que estuviera a mi lado.

-Bueno, ¿qué tal tu día? –Me indicó que me sentara, le hice caso y él se sentó en la silla al frente de la mía.

-Frio. –dije seria.

-Wao, creo que hay algo de tención aquí. –dijo.

-Le diré algo, no quiero estar aquí. Lo hago por mis padres, porque ellos no me pueden obligar a venir aquí, puesto que ya soy mayor de edad. Así que voy a ser directa. No hablo con mis padres porque no quiero por motivos personales, como ve si hablo, si expreso palabras y no con dificultad. –El me miro, como analizándome.

-Podrías dejar tu cara de póker, por lo menos una vez. La única vez que te eh visto sonreír es con tu novio. Espero que seas amable con migo por que no te eh echo nada, en los problemas de tus padres y tuyo no tengo nada que ver. –Me sorprendieron un poco sus palabras.

-Eso lo sé muy bien Sr. Tomlinson, usted no tiene nada que ver con los problemas entre padres y yo. Pero tampoco tiene el derecho de ir a mi trabajo y decir que usted es algo mío, como por ejemplo mi novio. –Le dije un poco sacada de mis casillas.

-Así que te diste cuenta. –dijo como si fuera lo más normal.

-Si una persona anda difamando que es mi pareja, ¿cree que no me voy a enterar? –dije aun con mi cara de póker.

-Tienes razón. –me dijo.

-¿Suele decir que todas sus pacientes son sus novias? Yo diría que eso es muy poco profesional.

-No, no suelo decir que mis pacientes son mis novias o salen con migo. A menos de que sea cierto. –me respondió poco preocupado.

-Mmm… Quiero que sepa, que usted ni su vida personal, me intereses en lo absoluto. –respondí.

-Que linda… -fue interrumpido por el sonido de mi celular. Mire mi celular y era una llamada de Jhon, inmediatamente conteste.


Llamada:

-¡Hola! –dije con una involuntaria sonrisa.

-Hola ___(tn) ¿qué tal? –me pregunto en su voz se escuchaba que estaba alegre, aun verlo desanimado es algo muy inusual.

-Bien, estaba un poco aburrida. ¿Y tú? –Dije y nuevamente un acto involuntario se producido en mí, pero este fue enrollar mi cabello con mi dedo índice.

-Bien, ¿lista para esta noche? –Me pregunto.

-Si, en dos horas tengo que recoger mi vestido. –dije y me pare para caminar hasta la ventana y mirar por esta.

-¿Estas nerviosa? –me pregunto.

-Un poco. –dije con una sonrisa de nerviosismo.

-Mmm… te llamo luego, es que el semáforo ya cambio. –me dijo.

-Claro, adiós. –corte y nuevamente me percaté de que no estaba sola, porque alguien se aclaró la garganta, muy sonoramente.

-Creo que deberías decirle a tu novio, que mientras esta con migo. Que no te llame. –dijo serio.

-Ese es problema mío, señor. –le dije y volví a mi asiento.

-Pues mientras que estas con migo no abra celulares. –me dijo.

-Como no lo volveré a ver en otra cesión y espero que así sea en otra parte. –le dije sonriendo.

-Así me gusta verte sonriendo. –dijo con una sonrisa.

-No se acostumbre. –dije volviendo a mi cara de póker.

-Sabes, no me gusta que me llamen de “usted” ¿Por qué mejor no me tuteas? –me dijo.

-No me nace, tutear a alguien como usted. –le respondí.

-Creo que la cesión ha terminado. –me dijo algo irritado y sonreí con satisfacción.

-No sabe cómo lo agradezco y no le diré que espero verlo en otra ocasión, porque no es así. Adiós. –Salí por la puerta muy bien barnizada, sin siquiera dejarlo responder…

Continuaran...