● Mi Psiquiatra Obsesionado ● [Louis Tomlisom y ____ Evans]

En ese momento hubo un contacto visual algo especial, se sonreían y se miraban, hasta que… Se fueron acercando sin dejar de mirarse a los ojos; a solo centímetros de los labios uno del otro ella se detiene…


Narra ___(tn)

-Ya es tarde, tengo que irme. –Dije.-Fue un placer hablar con usted. –Sone muy cortes.

-Igual. –Me respondió.

-Adiós…


(…)

El irritante sonido de la alarma me despierta y al regañadientes me levanto, la apago y me con paso perezoso camino hasta el armario… pero frente a este me acuerdo que hoy también es día libre de trabajo. ¿Qué persona consiente iría a trabajar después de una desvelada? Le agradezco mil veces al cielo, que mi jefe no sea un amargado y adicto al trabajo. De mis labios se escapa un gran bostezo… No creo poder dormir ahora. Camino nuevamente con paso perezoso hasta el baño de mi habitación.

Giro la perilla de agua, en pocos segundos comienza a caer la irregular lluvia artificial. Me despojo de mi ropa, mientras el agua se regula. Cuando por fin el agua está en su punto tibio, me adentro en esta; dejando que las gotas tibias recorran todo mi cuerpo y relajando este a su paso.
A mi mente llegan imágenes; Ojos grisáceos, cabello castaño, un dulce baile y el casi beso… ¡Dios! ¡Ese casi beso! ¿Que cruzaba por mi mente en ese momento? <<’Nada>> me critica mi conciencia.
Salgo un poco ida, no puedo creer que estuve a punto de besar a un completo extraño. Me vestí sencilla, odio que no estén mis zapatos bajos aquí.

Tomo unas cuantas cosas <<’Cámara, móvil, cartera, iPod y mi libro>> y las meto en mi bolso, tamo mis llaves y bajo con delicadeza; para que mis padres no oigan los tacones. Por fin en la planta baja abro la puerta y salgo; la brisa invernal me acaricia el rostro. Camino hasta mi auto…

-Buenos días. –dijo una voz detrás mío, provocando que diera un pequeño salto en mi lugar, al voltear me encuentro con unos ojos azules grisáceos.

-¿Qué haces aquí? –le pregunto con el ceño ligeramente fruncido. La cabeza me da vueltas.- ¿Me estas siguiendo?

-Me temo que ha sido una casualidad, Srta. Evans. –dijo como siempre con una amplia sonrisa.

-Menuda casualidad, Sr. Tomlinson. –Dije sarcástica.- Disculpe si soy entrometida; ¿Pero que hace por aquí?

-Mi madre vive en aquella casa. –señalo una casa de color blanco, techo de un azul casi negro; es grande y de dos plantas.

-Vaya… -la voz que estaba evitando esta mañana, salió a la luz interrumpiendo mí; no tan agradable, conversación.

-¿Hija, que haces tan temprano despierta? –palabras especuladas por la melodiosa voz de mi madre.

-Nada. -<<’Tonta>> Me dice mi conciencia. ¡Dios! ¡Quiero darme de bofetadas! El Sr. Tomlinson me mira con una amplia sonrisa en los labios y yo lo miro con mala cara. Miro a mi madre y esta corre, para abrasarme y depositar besos en mi cabello.

-¡Por Dios! Has hablado. -<<’Cuatro años botados a la basura. >> Me separo de ella y niego con la cabeza. Abro la puerta de mi coche y me despido de mi madre con un movimiento de manos, mientras que a Tomlinson lo miro fulminante.


Narra Louis

Salí de la casa de mi madre, pero de camino a mi coche vi a una joven, delicada y elegante, caminando con tanta gracia a su auto. No pude evitar acercarme a ella; ya que mis pies se movieron con vida propia en su dirección.

-Buenos días. –dije a sus espaldas, ella dio un pequeño salto en su lugar, al cuando volteo me miro sorprendida. Al ver sus ojos de ese tono ámbar que tanto me encantaba y en sus labios se veía un pequeño rastro de sonrisa, pero se formó una línea recta.

-¿Qué haces aquí? –Me pregunto con el ceño ligeramente fruncido. Aller no parecía tan irritada por mi presencia, que lastima su actitud de ahora- ¿Me estas siguiendo? –Pregunto, en su voz s escuchaba un poco de angustia, creo que al pensar que la respuesta sería un “Si” pero yo no soy un acosador, o no en todos mi sentidos.

-Me temo que ha sido una casualidad, Srta. Evans. –dije si tratar de evitar sonreír… Tal vez, con ella si haría una excepción en el anterior pensamiento.

-Menuda casualidad, Sr. Tomlinson. –Dijo sarcástica.- Disculpe si soy entrometida; ¿Pero que hace por aquí?

-Mi madre vive en aquella casa. –señale la casa de mi madre, a la cual hace un par de años se había mudado.

-Vaya… -Dijo una voz femenina y dulce.

-¿Hija, que haces tan temprano despierta? –Mire de quien provenían las palabras y era la persona con la que había hablado el lunes de la semana pasada.

-Nada. –Vi que en su rostro se reflejó arrepentimiento, mientras que en el mío se apodero una sonrisa en mis labios. Ella me miro con mala cara y volteo para ver a su madre; la cual corrió para abrasarla y depositar besos en su cabello. ¿Qué pasaría si yo estuviera en el lugar de la madre? Daria todo por eso, pero queriendo que ella no se oponga.

-¡Por Dios! Has hablado. –Farfullo la madre alegre. La Srta. Evans se separó de ella y niego con la cabeza. Abrió la puerta de su coche y se despido de su madre con un movimiento de manos, mientras que a mí me miro fulminante. Ella encendió el auto y se fue.

-Veo que lo has logrado. –me dijo la Sra. Evans.

-De hecho, no. Ella siempre se aleja de mí y no toma confianza alguna. –le conteste.

-Eso es una buena señal, pronto se enamorara y podrá comprender de que no se debe quedar estancada en el pasado. –Dijo.- Hasta luego Sr. Tomlinson.


Narra ____(tn)

En este momento me encontraba en Starbucks entre 13-25 de Astor Place. Sentada en una mesa hasta el fondo, el mesero llego pronto con mi pedido un decaf pike place y cheesecake de brownie.

-Gracias. –dije amablemente al chico de unos 17 años. Me acuerdo cuando tenía esa edad y estaba en mi último año.

Flash Back.


-No puedo creer que me hayas superado en biología. –hizo cara de sorprendido.

-Solo por un punto, no te alteres. –Dije riendo.- Vamos a buscar a Harry, veamos como paso. Y a qué universidad va. –dije. No muy lejos vimos a un chico de cabello castaño oscuro y rulos, sentado en los escalones del gimnasio.

-¡Hey, Harry! –lo llamo mi acompañante.

-Ah… Hola... –dijo un poco desanimado.

-¿Ocurre algo? –Le pregunte.- Dime que si pasaste. –dije un poco angustiada.

-Sí, si pase. –Dijo.- tranquila, no te preocupes.

-Me preocupo por que eres mi mejor amigo. ¿Pero dinos, porque la cara larga? –hizo una mueca.

-La universidad. –dijo.

-¿Qué pasa con ella? –Pregunto la persona a mi lado.- ¿Qué no te aceptaron? –pregunto con los ojos como platos.

-Si me aceptaron. –dijo con el mismo ánimo.

-¿Entonces cuál es el problema? –preguntamos al unisón.

-Una beca en CNSMDP. –dijo.

-Vaya… -dije bajo.

-Sí. –dijo con una mueca.

-¿Cuándo te vas? –pregunte.

-En una semana. –dijo.

-Espero que te vaya excelente, eres muy buen músico y cantante. –lo anime.

-Gracias. –dijo con una leve sonrisa.- ¿y a ustedes donde los aceptaron?

-En Plattsburgh. –dijimos al unisón.

-Que bien…

Fin de Flash Back

El tintinar de la puerta me hizo sobre saltar. “No puede ser” dije para mis adentros, para mi suerte el me miro…

Continuaran...

El tintinar de la puerta me hizo sobre saltar. “No puede ser” dije para mis adentros, para mi suerte el me miro…

-¿____(TN)? –Dijo sorprendido y caminando hasta donde me encontraba.

-¡Owen, vaya sorpresa! –Dije sonriendo.

-Lo mismo digo, cuanto tiempo sin verte. –Dijo, después me beso la mejilla.

-¿Cómo has estado? –Le pregunte.- Siéntate.

-Claro, eh estado muy bien. ¿Y tú? –Me pregunto.

-Bien, trabajando y ya. –Le respondí.

-Supe lo que paso con Ángel, la verdad lo lamento mucho. –me dijo.

-Sí, que lastima. Pero no todo es eterno en esta vida, ¿no? Eso es lo que dicen.

-Sí, ustedes asían una pareja espectacular. Nunca vi que una pareja durara tanto como ustedes, bueno no en esta época. –me dijo. <’Que tema más incómodo.>- Cambiando de tema, ¿Dónde trabajas? –Pregunto.

-En The New York Times. –Le respondí.- ¿y tú?

-Vaya trabajo que tienes, yo trabajo en NYSE. –Dijo.

-Vaya, que buen trabajo. –le dije sonriente.

-Gracias, ¿Cómo están tus padres? ¿Cristal? –pregunte, reí por lo bajo.

-Mis padres están bien y Cristal, creo que se encuentra en parís. Gracias por preguntar. –Le dije- ¿Cómo está tu hermano?

-Presumiendo que es todo un jugador de los yankees. –Dijo rodado los ojos.

-Sí que le encantaban, eh. Aun no olvido la última vez que fuimos juntos al partido. –Le dije riendo.

-Sí, aún tengo mi chaqueta con sangre; ya sabes, solo por recuerdo. –dijo asiéndome reír.

-Creo que la mía tiene gotas que de los tres. –dije riendo.

-Solo a Lewis se le ocurre hacer semejante cosa. – Que bellos recuerdos de la universidad.

-Oye y te acuerdas del partido de hockey en la U. –dije riendo.

-Le encanta meterse en problemas. –Dijo riendo.

-Recuerdo, que los comparamos con los de ese programa que veía tu hermanita, Zack y Cody. –Reí por mi comentario.- Solo que tú eras mucho más divertido que Cody.

-Ya, que me sonrojo. –dijo imitando una voz femenina y hay caí en cuanta de que me estaba imitando a mí.

-Hey, ni creas que no me acorde. –dije asiéndome la ofendida.

-Ya, ya, no te enojes. –Dijo con la boca llena de algo.

-Te están comiendo mi cheesecake, oye eso es muy descarado de tu parte. –le dije.

-Es que, lo interrumpen a uno cuando va a comprar su desayuno. –dijo.

-Si pero no te tenías que comer el mío. –dije mirándolo seria, el me miro igual. Pero el me entrego el pastel.

-Siempre ganas. –Dijo en un bufido.- ¿Oye…?

-¿Qué? –le pregunte.

-¿Ese es el libro? –Lo tomo de mi bolso que se encontraba encima de la mesa.

-Sí… -Dije, él lo veía minuciosamente por fuera.- Si puedes verlo.

-¡Gracias! –No espero mucho para abrirlo y leer un poco de cada página.- Es muy bueno, deberías publicarlo. –dijo.

-Gracias, pero aun no término. –le dije.

-Ahora entiendo por qué eras la mejor en literatura. –Dijo riendo.- y una muy buena tutora, además de estricta. –dijo riendo.

-No era mi culpa que casi no te entrara la literatura. –le respondí.

-Bueno, no importa. Debo irme. –Me dijo.- dame tu número para no perder el contacto como antes.

-Oh, claro. –Intercambiamos números y él se marchó para su trabajo.

Salí del establecimiento y me adentre en mi auto, aun en este sin encenderlo, me incline para abrir la gaveta del copiloto, hace tiempo que no lo hacía. Al ver las cosas que había hay, no pude evitar sonreír y llorar al mismo tiempo.

Aun no podía creer que esas cosas siguieran hay, una banderita de un juego de paintball al que fuimos mientras estábamos en la universidad. Los Cd’s que él me regalo. Fotos de cuando íbamos a la feria. Y la foto del día en que nos graduamos de la universidad… El día en el que tome la decisión más importante de mi vida. La decisión de con quien pasaría el resto de mi vida… Angel… Mi Angel…

Continuaran...

Mini-Maraton 1/3

El día en el que tome la decisión más importante de mi vida. La decisión de con quién pasaría el resto de mi vida… Angel… Mi Angel…

Encendí mi auto y conduje por las concurridas calles de New York hasta el 15 CPW. Camine o mejor dicho corrí por la recepción hasta el ascensor. Demonios, por que los pisos no avanzaban más rápido, en este momento desearía que llegara superman y me dejara en el piso 21.

-Gracias a dios. –murmure cuando el piso llego.

Baje, encaje la llave que hace unos minutos se encontraba en el bolsillo de mi abrigo. Un suspiro se escapo de mi cuando la puerta frente a mí se abrió. Se veía un hermoso perfil de la cuidad neoyorkina, junto con unas sabanas blancas con una ligera capa de polvo y muebles bajo estos.

Camine hasta una de las paredes laterales, en la cual se encontraba una gran fotografía de una pareja tan maravillosamente feliz. Jale una de las sabanas hasta que ya no cubría el gran sillón blanco. Pasee las yemas de mis dedos por estas y me estremecí ante la extrañada suavidad de estos.
Mis pasos resonaron hasta la habitación principal, no sabía que había pasado con este apartamento en tanto tiempo. Que era demasiado nostálgico recordad mis estadías hay.

Las noches en la que me acurrucaba en el pecho de Ángel, cuando reíamos sin parar por las películas más jocosas que habíamos visto en nuestras vidas. Estando ya frente al closet, me debatía si mis padres o los suyos se abría llevado su ropa de ahí. Al abrirlos vi el armario dividido entre ropa de mujer y la otra mitad de hombre. No se la habían llevado. Argüe una de sus camisas entre mis manos y la olí. Su aroma varonil me inundo por completo. Lo extrañaba demasiado.
De repente mis manos se movieron solas para sacar mi celular. Y los pulgares de estos tomaron vida propia para escribir un texto.

“¿Si voy a “las rehabilitaciones” podre volver a mi departamento?”.-No tarde demasiado en recibir una respuesta…


Continuaran...