Re: Inocencia Impetuosa (Joe Jonas & _______ ) [Adaptación Terminada]

por **NiinnyJonas** Jue 18 Jul 2013, 10:39 pm

Capítulo Diez

— ¡Humpf!

La risa seca despertó a _______________ de un susto. Cruickshank estaba de pie al lado de la cama.

—Será mejor que se levante y le eche una ojeada a esto.

Con la expresión seria, la doncella apartó, las cortinas de la cama. Las de las ventanas ya estaban abiertas, y el sol de la mañana bañaba la habitación. Durante un instante, _______________ la miró sin comprender nada. Después se volvió hacia la puerta y vio cómo entraba una de las doncellas, que llevaba en la mano un enorme jarrón de rosas blancas.

La joven miró a _______________ entre los delicados capullos y después, entre risitas, dejó el jarrón sobre la mesa que había al lado de la ventana. Para asombro de _______________, siguieron entrando doncellas con la misma carga. _______________ se puso las manos en las mejillas.

¡Rosas blancas en octubre!

Cientos de rosas blancas.

Cuando terminó la procesión de doncellas, _______________ se había quedado sin habla. Se sentó en la cama y miró absorta las flores. La extravagancia de aquel gesto la había dejado anonadada. Alrededor de ella empezó a extenderse el delicado perfume, hasta llenar la habitación.

No necesitaba leer la tarjeta para saber quién se las había enviado.

En el baile de los Rigdon, él le había dicho que iba a cortejarla formalmente. Su noviazgo había empezado aquella noche, cuando los dos habían vuelto con Bella y él se había quedado a su lado, en actitud posesiva, desanimando al resto de sus pretendientes por el mero hecho de estar allí. Al día siguiente, él había aparecido en casa por la mañana y se la había llevado a dar un paseo a Richmond. Allí había sacado una cesta de picnic para comer, y después la había llevado a Star and Garter para tomar el té. Era imposible mantenerse firme contra la invitación de su sonrisa. No estaba dispuesto a aceptar negativas. Sin poder hacer nada para impedir que le hiciera la corte, ella se había dejado llevar de mala gana, hipnotizada por sus ojos azules. A la noche siguiente, ella había constatado los efectos de su estrategia. En lo que a la sociedad concernía, sólo faltaba la ceremonia para convertirla en vizcondesa de Alton.

En los cuatro días siguientes, cada uno de ellos lleno de alegría y desesperación, él había logrado convencer a todo el mundo de que el suyo sería un matrimonio celestial, hasta que pareció que _______________ era la única que sabía la verdad.

Su estado de ánimo fluctuaba salvajemente en el éxtasis cuando estaba con él, hasta la desesperación más negra cuando no lo estaba. Contaba los días para que terminara la temporada y Bella Arthur se fueran a Candlewick, y ella pudieran, marcharse a Ravello. Incluso había intentado sugerirle Arthur la posibilidad de marcharse antes que ello pero él la había mirado como si no entendiera nada y _______________, que no podía ser más explícita, había dejado pasar el asunto.

Estaba rodeada de rosas blancas. Su mente estaba llena de él. Dejó escapar un suspiro.

Intentando alegrarse, _______________ saltó de cama. Cruickshank le mostró un vestido azul mañana, pero _______________, con los ojos entrecerrados sacudió la cabeza.

—No, Cruckers. El nuevo de terciopelo verde, por favor.

Cruickshank arqueó las cejas cómicamente, pero no hizo ningún comentario, aparte de la carcajada seca de costumbre.

Mientras se ponía su última adquisición de taller de Fancon, pensó que si su amistad con lord Alton le había enseñado algo, era el valor que tenía aparecer ante él elegantemente arreglada. Además en pocos días no volvería a tener el placer de que la viera de aquella manera. Aparte del peso que sentí en el corazón, estaba decidida a vivir aquellos últimos días en Londres tan intensamente como pudiera, para llevarse todos los recuerdos agridulces para soportar los largos días de invierno, y sus noches, en Ravello.

El viento del este era muy frío y el cielo estaba cubierto de nubes grises. Los árboles se estaban quedando desnudos, hoja por hoja. En todas partes había signos de que el otoño iba a dar paso al invierno.

_______________, sentada en el carruaje de paseo de lord Alton, era inmune al mal tiempo. Sin querer enfrentarse con su negro futuro, se deleitaba en el calor de aquel momento. Le brillaban las mejillas, enrojecidas por el viento, y sus ojos, cada vez que conseguía apartarlos de los del vizconde, desprendían chispas de amor y vida. Había dejado todas sus inhibiciones en Green Street, y era feliz.

A su lado, Joseph estaba experimentando emociones nuevas para él, y bastante inquietantes. No tenía ya ninguna duda de que quería a _______________ Hartley, en sentido completo del término. Pero nunca se habría esperado que ella fuera capaz de despertar en él tal deseo, hasta el punto de que se le iba la mente hacia pensamientos lujuriosos sin poder evitarlo. Ella era una muchacha joven, inexperta, inocente. Sin embargo, no importaba cuántos adjetivos reuniera para describirla, no podía escaparse del hechizo sensual al que ella lo tenía sometido. Estaba aprendiendo rápidamente, aunque no tenía ni idea, de eso sí estaba seguro, de los riesgos a los que se estaba exponiendo. Él estaba a punto de dejarse llevar y comprometerla.

Había muy poca gente en el parque. El frío había hecho que la mayoría se quedaran en casa. Ellos dos completaron una vuelta, y después empezaron otra, contentos de prolongar aquel momento en soledad. No hablaron mucho. Sus ojos lo decían todo, y era suficiente.

Cuando terminaron la segunda vuelta, él se puso de camino a casa. Al mirar a _______________, se cruzó con sus ojos enormes de color avellana, y supo que ella había disfrutado tanto como él. En aquel instante, tomó una decisión.

Había pospuesto la petición de matrimonio para poder tener un noviazgo adecuado. Los compromisos tan rápidos entre hombres como él, y muchachas deliciosas como ella podía dar lugar a rumores y ser recordados para siempre. Y él no quería que ni siquiera la sombra de la duda rozara a _______________.

Sin embargo, sólo quedaban dos días para que terminara la temporada, y no había ya ninguna duda sobre su relación, ni ninguna razón para seguir retrasándolo.

Mientras dejaban atrás las puertas del parque, _______________ se dio cuenta de que el día se terminaba. Durante la última hora había sido feliz. Le resultaba muy fácil olvidarlo todo e imaginarse cómo podrían haber sido las cosas. Pero la realidad siempre se dejaba notar, y le recordaba el motivo verdadero del interés de lord Alton por ella. Para cuando llegaron a Green Street, estaba otra vez deprimida. Él la acompañó y _______________, por dentro, se encogió ante la acogida que les daría Bella. Su anfitriona, a quien ella le debía tanto, estaba exultante con la idea de que fuera a ser su cuñada.

Estaba absorta en aquellos pensamientos tan tristes cuando oyó las palabras:

—Estaremos en la sala de visitas, Johnson. No es necesario que avises a la señora de que hemos vuelto.

Antes de que su mente cansada hubiera tenido oportunidad de asimilar el significado de aquella orden poco apropiada, Joseph la había guiado, hábilmente, hasta la habitación, y había cerrado la puerta.

—De repente, _______________ tuvo la necesidad de poner distancia entre los dos, y rápidamente, cruzó la habitación.

Desde la puerta, Joseph observó su movimiento impetuoso y frunció el ceño. Entonces, cuando vio que le temblaban las manos, sonrió lentamente. Ella estaba nerviosa. Había una extraña comunicación entre ellos, así que había previsto cuál era su intención, y, como correspondía a su edad y a su inocencia, estaba inquieta. Joseph suavizó la expresión de su cara, y anduvo hacia ella.

—_______________, mi amor...

Con un pequeño gesto, ella lo silenció.

—Joseph, por favor —susurró, intentando que su tono resultara persuasivo—. Milord, me siento muy honrada, pero no puedo casarme con usted.

Joseph reprimió la respuesta instintiva de que todavía no había podido pedírselo, y se dio cuenta, sorprendido, de que no estaba furioso, sino fascinado.

—¿Por qué?

Aquella pregunta, tan engañosamente calmada, era terriblemente difícil de responder. Ella hubiera preferido una reacción más melodramática. Cada vez más nerviosa, sacudió la cabeza y se miró las, manos.

Joseph suspiró.

—_______________, mi amor, quizá debiera informarte de que no soy de esos que creen que lo más correcto es que una dama rechace una petición de matrimonio, al menos, tres o cuatro veces, para que no parezca que está demasiado ansiosa —hizo una pausa y continuó—. Cariño, mi paciencia no es infinita.

El tono gentil de su voz envolvía unas palabras férreas. A _______________ no se le escapó el significado de ninguna de las dos cosas. Dio un paso para alejarse más de él, y se volvió para mirarlo. Tenía que hacerle entender la inutilidad de sus intentos.

—Milord, debo decírselo claramente. No me casaré con usted.

por **issadanger** Jue 18 Jul 2013, 10:43 pm

WTF!!!! Como que no se casa con Joe pero la rayis esta loca awww dios porque no se quiere casar con loro alton aww sigueeeee

por **aranzhitha** Jue 18 Jul 2013, 10:55 pm

ahhh rayiz en serio??!!
No seas bruta!
Siguela!!

por **Augustinesg** Jue 18 Jul 2013, 11:05 pm

Que tristeza me inunda por Dios!
Su paciencia no va a durar toda la vida :'(
Gracias por subir!! :'D
Cuidate mucho!!

por **Ciin :)** Vie 19 Jul 2013, 11:40 am

aii que tonta tonta que es la rayita.....
si tan solo ella supiera y no se dejara guiar por rumores ! es una boba !
please siiguelaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

por **chelis** Vie 19 Jul 2013, 8:01 pm

AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAHHH!!!!!... QUE ES LO QUE DIRA AHORAAA JOEEEE??? SIIIGUEEE PORFIISS

por **NiinnyJonas** Vie 19 Jul 2013, 10:42 pm

Joseph no la estaba escuchando, realmente Ella no había respondido su pregunta, lo cual, en sí era una respuesta. No estaba de humor para escuchar negativas tontas, no cuando la mirada de _______________ era tan suave como el terciopelo, y sus labios, ligeramente separados, estaban esperando que los besara.

Intentando transmitirle a Joseph que su negativa era firme, _______________ lo miró a los ojos. Entonces, su voluntad se derrumbó. Hipnotizada, se quedó sin respiración cuando vio que él se acercaba, y con un largo dedo, le dibujaba el contorno de la mejilla y se detenía en una esquina de su boca. Incapaz de moverse, vio cómo sus ojos se fijaban en sus labios. Inconscientemente, ella se los humedeció, y él sonrió. Entonces, seductora y lentamente, él se acercó aún más, hambriento por besarla.

Al cerrar los ojos, _______________ sintió pánico. Desesperada, le puso sus pequeñas manos en el pecho para apartarlo y volvió la cabeza. Sintió cómo vacilaba, y en aquel instante, pudo reunir la suficiente cordura como para salir corriendo de la habitación, dejando escapar un sollozo.

Completamente anonadado, Joseph la dejó marchar. Cuando la puerta se cerró tras ella, profirió un juramento y, metiéndose las manos en los bolsillos, se acercó a la ventana. Miró a su alrededor, medio esperando que la puerta se abriera y ella volviera a entrar. Al no ocurrir nada de aquello, murmuró irritado y se dedicó a estudiar las cortinas de encaje de Bella durante unos minutos. ¿A qué demonios estaba jugando la señorita _______________ Hartley? ¿Y a qué demonios se creía que estaba jugando él?

Cuando el tic tac del reloj de la sala le dejó claro que _______________ no iba a volver, Joseph dejó caer la cabeza hacia atrás. Miró al techo y despachó su irritación en una frase aguda e hiriente. Después salió de la habitación, con la cara como el granito.

Johnson, imperturbable, lo recibió en el vestíbulo.

—¡Joseph!

En mitad del acto de meterse el abrigo por los brazos, Joseph se dio la vuelta y se encontró con la mirada aguda de su cuñado, que asomaba la cabeza por la puerta de la biblioteca.

Arthur dio un paso hacia atrás, en clara invitación.

—Tengo algo que decirte. ¿Te importaría concederme unos minutos de tu tiempo?

Incluso desde el vestíbulo, Joseph percibía el tono de diversión que había en su voz. Sabía que Arthur conocía sus intenciones con respecto _______________, y que las aprobaba. Se encogió de hombros, se libró del abrigo una vez más, que quedó e manos de Johnson, y caminó hacia la puerta de la biblioteca. Cuando entró, fue recibido con una risa ahogada.

Se sentó con elegancia en una de las butacas d cuero y fijó los ojos en el rostro de Arthur. Él se enfrentó a la clara mirada sin molestarse en disimular lo graciosa que le parecía la situación.

—¿Sabes una cosa? Para ser un hombre con tanta experiencia, estás siendo singularmente obtuso en tu campaña actual.

Joseph enarcó las cejas hasta el infinito.

—¿Cómo?

—Por la pérdida de compostura de _______________, tu aspecto decaído, deduzco que le has pedido que se case contigo y te ha rechazado.

Con los ojos entrecerrados, Joseph miró a su cuñado. Siempre se habían llevado bien. En realidad, no había nadie en quien confiara más. Así que dejó a un lado su reserva y se lo contó.

—Si quieres saberlo, ni siquiera le he pedido que se case conmigo. Sin embargo, he sido rechazado dos veces.

Con evidente esfuerzo, Arthur se tragó su risa. Finalmente, cuando estuvo seguro de que podía controlar la voz, le dijo:

—Bueno, eso no me sorprende.

Los ojos azules que lo estaban observando volvieron a entrecerrarse.

—Si no fueras quien eres, Arthur, me sentiría ofendido.

Lejos de acobardarse, Arthur se limitó a sonreír.

—Ya sabía que no te habías dado cuenta.

—¿Darme cuenta? ¿De qué?

—El Place, por supuesto.

—¿El Place? —repitió Joseph, asombrado.

—Sí. Ya sabes, esa pequeña porción de tierra que te has pasado los diez últimos años intentando comprar.

—Pero... —Joseph se interrumpió. De repente, se dio cuenta de que su deseo por conseguir el Place, que lo había obsesionado durante años, se le había olvidado, había sido desplazado por su deseo de conseguir a _______________. Frunció el ceño.

Arthur se recostó en el asiento y observó la cara de su amigo mientras encajaba todas las piezas del rompecabezas. No era difícil entender los hechos una vez que él los había expuesto. Y, a pesar de la reputación de Joseph con las damas, Arthur, al recordar que su estado eufórico cuando él le había hecho la corte a Bella le había anulado el sentido común, no encontró nada extraño en que su cuñado hubiera olvidado por completo la obsesión por el Place.

Finalmente, la expresión de Joseph se relajó, elevó la mirada hacia el rostro de Arthur.

—Así que piensa que voy a casarme con ella para ponerle las manos encima al Place.

Arthur se encogió de hombros.

—No es nada raro que un hombre se case por cuestión de patrimonio. Y dudo que ella tenga idea del valor relativo que tiene ese terreno, ni de tus, propiedades. Pero estoy seguro de que Bella le ha contado la historia de tu deseo por la tierra —hizo una pausa, pero al ver que Joseph seguía con el ceño fruncido, le preguntó:

—¿Te ha dado alguna otra razón para rechazarte?

Joseph sacudió la cabeza lentamente.

—Esta vez no. La razón para la primera negativa fue diferente. Había oído chismes sobre Elaine Changley, y estaba convencida de que yo estaba enamorado de Elaine.

—¿Y de que sólo querías casarte con ella por su dote?

Joseph se quedó abatido.

—No me lo ha dicho, pero supongo que es lo que tiene en la cabeza. No pensé en nada más que en quitarle la idea de que yo no estaba enamorado de lady Changley, y en convencerla de que nunca había pensado en casarme con esa mujer.

Arthur no dijo nada. Entonces, Joseph sacudió de nuevo la cabeza.

—No, no es posible. Yo empecé a hacerle la corte en el baile de los Hattringham, antes de que ninguno de los dos supiera que ella era la dueña del Place.

—¿El baile de máscaras? —preguntó Arthur—. Me imagino que ella sabría que tú sabías con quién estabas.

Joseph se movió, nerviosamente, en la silla. —No, pero se lo dije luego.

—¿Qué significa luego? —Joseph, exasperado, respondió a su cuñado. —En el baile de los Massingham. —Después de nuestra visita a Lincoln's Inn.

Con un suspiro de frustración, Joseph se estiró y se puso las manos detrás de la cabeza.

—Tienes razón. Entonces, lo que tengo que hacer es quitar ese obstáculo de mi camino. Completamente satisfecho con el resultado de su conversación, Arthur se apoyó en el respaldo de nuevo, mientras observaba a Joseph haciendo mentalmente los planes de sus próximos movimientos. Finalmente, Joseph lo miró.

—Sólo quedan dos días más para que termine la temporada. ¿Hasta cuándo tenéis planeado quedaros en Green Street?

Arthur sonrió.

—El tiempo suficiente para que arregles este asunto.

Una sonrisa cálida iluminó la cara de Joseph.

—Vais a venir a Candlewick, ¿verdad?

Arthur asintió.

—Ya he dado las instrucciones precisas para que Jonathan y su niñera viajen directamente allí. El tiempo está empeorando, y como sabes, no soy de los que se arriesgan. Ya deben de haber llegado. Había pensado en mandar a Bella en cuanto terminen sus actividades sociales. La señora Landy la cuidará mejor que nadie. Yo iré a Lodge a revisarlo todo, y después iré a Candlewick, antes de Navidad.

Al oír todo aquello, Joseph asintió.

—Me tomará un par de días arreglar el asunto del Place. Pero una vez que me lo haya quitado de encima, supongo que no habrá ningún otro impedimento para nuestros planes. Te agradecería mucho que le dijeras a la señorita Hartley que he tenido que ausentarme a atender unos negocios... apremiantes, pero que la visitaré en dos días para seguir hablando de su futuro —pensó otra vez sus palabras, se encogió de hombros y se levantó—. Con suerte, podré acompañar a Bella y a _______________ a Candlewick unos pocos días después.

—Bien —dijo Arthur—. Me han llegado noticias del campo. Dicen que va a haber nieves tempranas. Me sentiré mejor una vez que Bella esté instalada en Candlewick —observó cómo Joseph llegaba la puerta, y cuando tuvo los dedos sobre el pomo, dijo—: A propósito, si necesitas más ayuda con este asunto, no dudes en pedírmela.

Joseph sonrió dulcemente.

por **Augustinesg** Vie 19 Jul 2013, 11:20 pm

Me enamore, no hay vuelta atras.
Menos mal que se dio cuenta, pero aún asi, parece que esa nevada y su ida significan algo.
Uyyy gracias!!! :')

por **fernanda** Vie 19 Jul 2013, 11:28 pm

Dios hasta que por fin lo entendio
tienes que seguirla si? :love:

por **chelis** Vie 19 Jul 2013, 11:34 pm

por fin se dio cuenta!!!!!
:muack: :scratch:pero a donde va???? :scratch:

por **chelis** Sáb 20 Jul 2013, 8:55 am

:wut:

por Invitado Sáb 20 Jul 2013, 11:43 am

Lo ameeeeeeeeeeee!!!
Seguilaaaaaaaaaaaaaa!!

por **chelis** Sáb 20 Jul 2013, 2:28 pm

:wut: otrooooo

por **aranzhitha** Sáb 20 Jul 2013, 9:31 pm

ah por fin te das cuenta de lo que esta mal Joseph!!
Arthur eres un amor!!
Ahora se porque Bellate escogio y se enamoro de ti!
Siguela!

por **chelis** Dom 21 Jul 2013, 9:12 am

:wut: otroooioo

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