Criminal {Harry Styles & Cherri Sayer}

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:) comenten!

perdón por no haber subido, ya subo capítulos

Harry condujo hasta una pequeña cafetería en la ciudad que habrían
las veinticuatro horas, a regañadientes bajé del auto y entré con él a
la cafetería. Tomamos una mesa del fondo, Harry se sentó a lado mío.
La mesera se acercó sacando su pequeña libreta.

—Dos cafés, por favor. —ordenó Harry, la chica asintió y se fue.

Miraba
hacia un punto fijo de la cafetería, no quería mirarlo. Harry me miraba
fijamente, con su mano acarició mi hombro, su frío tacto hizo que me
estremeciera y mi piel se erizará. Al notarlo, sonrió.
Al notar
que yo hacía un fuerte esfuerzo por ignorarlo, tomó mi barbilla para que
lo mirara. Posando sus ojos verde esmeralda en lo míos, eran grandes y
brillosos.
Lo examiné mejor, en realidad era muy apuesto sus
pequeños rizos contrastaban perfectamente enmarcando su cara, sus cejas
eran pobladas pero sin exagerar sólo lo exacto, sus labios eran de un
color rosa natural y su sonrisa, su sonrisa era perfecta, unos hoyuelos
se le formaban al sonreír.
Sí, definitivamente Harry era un chico apuesto.

— ¿Siempre estarás así? ¿Callada? —habló con su ronca voz.
— ¿y que esperabas? Estoy a media noche, en una cafetería, con un extraño. —arrugué la nariz.
—No soy un extraño. Sé tu nombre y tú sabes él mío.
—No es suficiente. —me crucé de brazos.
La mesera trajo nuestros cafés, Harry esperó a que se fuera para hablar.
—Bueno Cherri, ¿Qué quieres saber sobre mí?
—No lo sé, cosas como tú segundo nombre, apellido, tu edad.
—Bueno nena, —suspiró— mi nombre es Harry Edward Styles, tengo veintiún años.
Vaya, veintiún años, aparentaba ser mucho más joven.
— ¿Quieres también mi tipo de sangre? —dijo en un tono de burla.
—No con eso es suficiente. —le dije seca arrugando de nuevo mi nariz.
—Ahora dime tú. —acarició mi mejilla.
—Mi nombre es Cherri Sayer, estudio en la universidad de Manchester y tengo diecisiete años.
—Bueno linda, ahora definitivamente ya no somos extraños. —me sonrió y yo sólo asentí.

Harry
se estaba desesperando de lo cortante y fría que era, pero es que no
podía evitarlo estaba tan enojada. Seguramente pensó que era una chica
fácil que le haría caso en lo que fuese pero se había equivocado, vaya
que lo había hecho.
Hubo otro silencio incómodo entre nosotros y por primera vez, decidí hablar primero;

— ¿Podré volver a ver a Derek? —pregunté en susurro.
—No.
—me contestó— No se porque insistes en seguir viendo a ese idiota, date
cuenta Cherri, no le importas. Si le importarás jamás te hubiera
apostado.
—Tú no sabes nada. —aseguré.
—Claro que lo se, así que ya no insistas, que jamás volverás a hablar o acercarte a él. ¿Entendido? —dijo severo.
¿Quién
demonios se creía para prohibirme cosas? Me puse colorada del coraje,
llevaba solo una hora de conocerlo y ya me estaba dando ordenes.

—Tú no eres nadie para prohibirme a quien ver o no. —le miré y él frunció el entrecejo.
—Claro
que sí, ahora eres mía y me gusta cuidar mis propiedades. —su rostro se
había acercado unos cuantos centímetros más al mío.
—No hables de mí como si fuera un objeto. —Le contesté— No lo soy.
—No, no lo eres Cherri. Pero eso no quita que ahora seas mía. —Me sonrió— Dame tu teléfono. —me ordenó.

Harry extendió su mano, le miré confundida, ahí estaba su mirada atemorizante de nuevo y sin dudar esta vez, le di el teléfono.
Harry sacó el suyo y copio mi número, tecleo unos números en mi teléfono para después dármelo.

—Listo, ahora tengo tú número y tú tienes el mío. Así nos mantendremos en contacto.
— ¿E-en contacto?
—Si nena, trataré de llamarte todos los días, ahora acábate ese café, que tengo que ir a dejarte.

Sus
palabras me aliviaron un poco, por fin iría a mi casa. Tomé rápidamente
el café que Harry se sorprendió al mismo tiempo que se molestó, sabía
que ya quería irme, quería estar lejos de él.
Subimos al auto y le indiqué por donde era mi casa, Harry se estacionó enfrente de esta.

—Bueno, gracias por traerme. —me iba a bajar pero Harry me detuvo con su gran mano.
—Espera Cherri, ¿no me darás un beso de despedida? —lo miré extrañada, sentí como hacía fuerza en mi brazo presionándome.

Tenía
miedo de él, su mirada me ponía tan nerviosa, así que mejor decidí no
darle la contra. Me acerqué para darle un beso en la mejilla pero Harry
tomó mi rostro y me plantó un beso en los labios, traté de zafarme pero
el aplicó más fuerza. Se separó de mí y me miró sonriente.

—Adiós nena.

Asentí
y me salí rápidamente de su coche. Saqué las llaves de mi casa y abrí,
rogando por que mi madre y padrastro ya estuvieran dormidos.
Entré sigilosamente y subí a mi habitación, para mí suerte nadie me escucho.
Preparé
mi pijama y me metí a la ducha, un baño de agua caliente despejaría mi
mente de los acontecimientos que acababa de presenciar. Cuando salí me
enrredé en una toalla y cepillé mi largo cabello castaño. Me coloqué el
pijama y me preparé para dormir.
Mi celular vibró, un mensaje nuevo

“Espero que duermas bien Cherri, nos veremos muy pronto, más de lo que crees. –Harry”

Suspiré resignada, no iba a responderle el mensaje, pero tampoco quería ser grosera.

“Descansa Harry. –Cherri”

Apagué
el teléfono y me deslice entre mis sabanas color rosa pálido. A mi
mente venía Harry y sus malditos ojos verdes. No quería estar con él,
pero había algo, había algo que me gustaba de Harry, era tan demandante y
apuesto inclusive más que Derek. ¡Dios mío! Derek, ¿Cómo estará? No
debería de preocuparme más por él, Harry – y aunque me cueste admitirlo –
tenía razón, si en verdad le hubiera importado, nunca me hubiese
apostado.
Sacudí mi cabeza quitando cualquier pensamiento, tenía
que dormir, me tenía que levantar temprano para ir a la universidad,
así que de todos modos tendría que ver a Derek, aunque Harry me lo
hubiese prohibido

Era sábado por la mañana, pero tenía que ir a la escuela, estudiaría
con unas amigas en la biblioteca lo que indicaba que obviamente vería a
Derek ya que él, entrenaba en la cancha de la escuela, futbol americano
los sábados.
Cuando llegué pasé por la cancha, ahí estaba Derek,
no me había visto hasta que un amigo de él le señaló donde estaba, el
volteó rápidamente su mirada era fría y mantenía el entrecejo fruncido.
Caminé rápido hacia la biblioteca, cuando entré, mis dos amigas ya estaban ahí.
— ¿Y esa cara?—preguntó Nikki, mí extrovertida amiga —Parece que viste un fantasma.
—No. —Tomé asiento con ellas— Lo que pasa es que Derek y yo… como que terminamos.
— ¿Como que?—dijo Kelly, la rubia, alzando una ceja— ¿Cómo es eso de “como que terminamos”?
—Sí. Ayer acompañé a Derek a las carreras que organizan, ya saben. Y… me apostó.
— ¿Cómo que te apostó? —dijeron las dos al unísono.
—Sí a un extraño y perdió.
— ¡Oh dios mío! —Exclamó Nikki— ¿y entonces? ¿Te quedaste con el extraño?
—No tuve otra opción, me daba miedo.
— ¿y es sexy? ¿Cómo se llama? —preguntaron emocionadas.
—Se llama Harry, y sí. Es sexy.
Mis amigas empezaron a reír, les parecía gracioso. Pero a mí, era todo lo contrario.
—Cuéntanos más detalles.
Suspiré resignada y les conté exactamente todo lo que había pasado.
Después
de eso, nos pusimos a estudiar. Los exámenes comenzaban el lunes y
teníamos que estar preparadas. Después de un par de horas estudiando,
decidimos irnos. Kelly traía coche, así que nos llevaría a cada una a
nuestra casa que no quedaban muy lejos de la suya.
Caminamos en dirección al estacionamiento, de pronto me detuve helada, mirando fijamente.
Las
chicas lo notaron y giraron su cabeza hacia donde veía, el ruloso
estaba ahí, recargado fuera de su antiguo auto clásico. Esbozando esa
maldita sonrisa seductora.
— ¿Quién es él Cherri? ¡Esta más que bueno! —dijo Kelly viéndolo.
—Oh dios…Harry. —murmuré, mientras que mi cuerpo comenzaba a temblar de nuevo.
Me
quedé quieta, sin moverme ni un solo milímetro y de nuevo hacía
presencia aquél extraño sentimiento que sólo él me provocaba, la piel
se me erizaba nuevamente, el nudo en el estomago volvía y las ganas de
salir corriendo se hacían más fuertes al mismo tiempo que quería
permanecer ahí, supongo que era el efecto que Harry Styles producía en
mí, una especie de miedo con una pisca de deseo. Harry comenzó a caminar
hacía mí, ¡demonios!, hasta cuando caminaba era sensual. Cuando se paró
justo enfrente de mí, tuve que levantar mi cabeza un poco, era mucho
más alto que yo.
Sentía como mis amigas a mi espalda le miraban asombradas murmurando cosas sobre él.
— ¿Vas a tu casa? —preguntó con ronca voz y ojos destellantes.
—Sí. —murmuré.
—Sube al auto, yo te llevo.
—No será necesario…mi amiga me llevará. —luché por no trabarme con mis propias palabras.
—No,
lo haré yo. —su voz autoritaria hacia que dudara más en irme con él.
—Permiso señoritas—les dijo a mis amigas con una sonrisa y tomó mi mano,
a leves empujones me llevó hasta llegar al auto. Una vez ahí abrió la
puerta y subí sin emitir palabra, el subió y comenzó a conducir.
—Esto
sería más fácil si no pusieras tanta resistencia, Cherri. —Lo decía
como si fuera tan fácil, no era él, el que estaba aterrado.
—No lo puedo evitar, eres extraño—dije en susurro.
—Simplemente me gustas, y quiero conquistarte. —hablaba tan lento, que me volvía loca.
— ¿Así es tu forma tan peculiar de conquistar? ¿Asustando a las chicas?
Harry
soltó una carcajada, parecía que todo lo que le decía le causaba
gracia. Me llevó hasta mi casa, en el camino ninguno de los dos habló,
pero se sentía la tención que había entre ambos, quería preguntarle un
par de cosas, ¿por qué de tantas chicas se tuvo que fijar en mí? No era
la más bonita, no era la más sexy, ¿por qué era tan extraño?, ¿por qué
me ordenaba como una niña pequeña?
Yo no era de su propiedad, y
eso lo tenía que tener claro. A la mierda quien haya ganado, yo era
dueña de mi misma. O hasta ese momento, lo era.
—Gracias, Harry. —dije para después bajarme de su auto, pero me detuvo.
—No
aprendiste a la primera ¿cierto Cherri? —le miré confundida. —Siempre
que te despidas de mí, tiene que ser con un beso. —se había enojado, su
voz era más áspera de lo normal y más firme, estaba aprendiendo a
descifrar el humor de Harry mediante su voz.
Tomó mi rostro y esta
vez no puse resistencia, supongo que muy en el fondo me había gustado
el beso que me dio la noche anterior. Su aliento chocaba con el mío, sus
ojos verdes esmeralda me veían fijamente, haciéndome un cosquilleo en
el estomago. Sus labios tocaron los míos, un roce apenas yo entre abrí
mis labios para besarlo, de alguna forma su aroma me había embriagado
haciéndome querer besarlo. Al ver mi reacción se separó, con su preciosa
sonrisa que siempre le acompañaba.
—En poco tiempo, ni siquiera te tendré que pedir que me beses, lo harás voluntariamente.
— ¿Por qué siempre tenía que hablarme seductoramente? Creo que formaba parte de su encanto.
—Adiós Harry.
—Espera, voy a pasar por ti a las ocho en punto. —aseguró como si mi opinión no importara.
— ¿Para qué?
—Habrá un concierto local, tengo entradas y quiero que me acompañes.
—Oh.
—Quiero verte hermosa, aunque ya lo eres. —sus palabras me derritieron por dentro, asentí con una sonrisa fingida y bajé.
Él
me observó hasta que entré a mi casa, me asomé por el pequeño hoyito
que tenía la puerta. Seguía ahí, minutos después se fue. Supongo que
esperó que no fuera a ninguna parte. Era demasiado controlador.
—Hola Cherri. —mi madre me esperaba sentada en el sofá color carmesí.
—Oh, madre. ¿Qué tal tú día? —dije acercándome para besar tu mejilla.
—Anoche te oí llegar, ¿se puede saber que estuviste haciendo tan tarde? —su voz se volvió un poco más tensa.
—Estuve con Derek. En… e-el juego. —demonios, no era muy buena mintiendo.
— ¿Juego?—alzó su ceja.
—S-sí, hubo uno en la escuela ayer y ganaron así que fuimos a celebrar todos.
—Cherri, no me agrada la idea de que salgas con él. —mamá sabía perfectamente que Derek, no era mi tipo.
—Descuida madre, terminamos ayer. —mi tono de voz era completamente despreocupado.
— ¿Ah sí? ¿Y quién te acaba de traer? —mierda, ella si que me ponía atención.
—E-es un… am…—empecé a jugar nerviosamente con mis dedos.
—Un…—mamá
esperaba a que dijera la verdad, pero no podía. Primero, me había
prohibido ir a las carreras con Derek. Segundo no podía decirle que
Derek me había apostado y Harry me había ganado, un completo extraño me
había ganado. Y tercero, Harry era cuatro años mayor que yo, mamá era
anticuada y para ella esos años eran demasiados y más para una
“adolescente inocente como yo” que se le puede corromper fácilmente.
—B-bueno, quiere salir conmigo, pero por ahora…sólo somos… amigos. Su nombre es Harry—mi hilo de voz hacía dudar a mi madre.
—Bien, te creeré Cherri. —suspiró.
—Otra cosa madre, Harry vendrá a las ocho, quiere llevarme a una especie de cita. ¿Podrías avisarme cuando este aquí?
—Claro. Y ya sabes Cherri, te quiero aquí a las 12:30, no más tarde.
—Si madre.
Subí
a mi habitación, ahora tenía que pensar algo. Una buena excusa para no
ir con Harry al concierto, una parte de mí quería, quería ir con él y
quizás charlar un poco para conocernos más.
Pero por otra parte,
sabía que él no era un típico chico, él era diferente, tenía la pinta de
chico malo, el presentimiento de que me causaría problemas lo tenía
presente, él representaba para mí una especie de peligro. Era como el
pequeño pastelillo que dice “Cómeme” y sabes que no lo debes comer
porque te producirá algún efecto secundario, pero la curiosidad te
invade y terminas comiéndolo, eso era para mí, Harry Styles.
Ya
eran las 7:45 y ni siquiera me había alistado, no iría. Pronto mamá
llamó a mi puerta, me recosté en mi cama con las sabanas encima, prendí
el secador de cabello y deje que el aire caliente pasara por mi frente
un poco, me acurruqué tallando mis ojos, para dar un efecto más creíble.
—Cherri, Harry esta aquí. —mamá abrió la puerta, para verme ahí acostada, con un “pésimo” aspecto.
—Cherri, ni si quiera te has arreglado —me empecé a quejar levemente— ¿Qué tienes?
—N-no lo sé, me siento mal madre. —mi mamá tocó mi frente. —Quizás fue algo que comí. —mi voz se quebraba dramáticamente.
—Tienes
fiebre, no irás a ningún lado así. Quédate descansando, te prepararé
sopa. Es una lástima, Harry es guapísimo Cherri, y todo un caballero.
¡Lo que me faltaba! Que a mi madre le agradará Harry, nunca lo hubiera imaginado.
Mamá
bajó las escaleras dejando la puerta abierta, así que podía escuchar lo
que le decía a Harry, su voz era fuerte, al igual que la de él.
—Lo siento Harry, Cherri de pronto se enfermó y no quiere ir a ningún lado.
— ¿A si? —le preguntó incrédulo.
—Si,
lo siento cariño. Es preferible que ella se quede en cama. Tenía
pensado salir con mi esposo, pero tendré que cuidarla. —dijo mi madre
desanimada.
—Bueno, en ese caso, le haré compañía. —mierda. Maldita seas Harry Styles. —Yo la cuidaré
—No, no Harry. No podría aprovecharme de ti de esa forma. No quiero causarte molestias.
—No
es ninguna molestia señora Sayer, yo encantado. Cherri es una chica
adorable y me preocupo por ella. —encantador y convincente.
—Bueno, sólo serán unas horas.
—Claro, usted vaya sin preocupación alguna, Cherri estará en buenas manos.
— ¡Muchas gracias cariño! Sube, la primera habitación a la derecha es la de Cherri.
—Gracias.
Mierda,
mierda, ¡Mierda! ¿Ahora que hacía? Empecé a escuchar los pasos de
Harry subiendo las escaleras, coloqué de nuevo el secador de cabello
rápidamente en mi frente dejando que la calentara de nuevo, lo puse otra
vez en la repisa y me hundí en mis almohadas.
Al no escuchar que
Harry entrará a la habitación o su voz. Giré mi cabeza hacia la puerta y
ahí estaba él recargado en el marco de la puerta con esa sonrisa de
nuevo. Sus ojos verdes me taladraban haciéndome sentir culpable por
mentirle, inclusive cuando él ni siquiera había emitido palabra alguna.
—Hola Cherri. —su ronca voz hizo presencia, un poco más suave esta vez.
—Ho-hola H-Harry. —dije débilmente en un fallido tono agonizante.

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Holo, me encantaron los capítulos síguela me gusto mucho tu novela NO TE TARDES!!!! porfa te mando un abrazo querida

ya subo

— ¿Cómo estás?—preguntó acercándose a mí.
—M-mal, me siento muy mal. —me hundí en las sabanas, ante su penetrante mirada.
— ¿Ah sí? Hace unas horas te veías muy bien. —era obvio que no me creía nada.
—Lo
se, pero ahora si me siento mal. Lo siento Harry no podremos salir hoy,
será otro día. —dije rápidamente. —Será mejor que vayas a tu casa.
—Oh no, Cherri. —Dijo con voz suave—Le dije a tu madre que te cuidaría y es justo lo que voy ha hacer.
—No tienes que hacerlo.
—Quiero hacerlo. —sonrió.

¡Maldición!
¿Ahora que hacía? ¿Fingiría todo el tiempo hasta que Harry se fuera? Lo
estaba haciendo a propósito, lo sabía, me lo decía su maldita mirada y
sonrisa irónica.
Mamá trajo la sopa caliente, dejándola en mi
mesita de noche, se despidió de Harry y de mí. Ahora sólo estábamos
Harry y yo, solos, en mi habitación.
Lo miré, estaba más apuesto
que en la tarde, vestía una playera negra, encima de esta una camisa a
botones de manga larga, del mismo color con pequeños puntos blancos en
ella, unos pantalones negros y converse blancas. Harry Styles era el
hombre más apuesto que había visto, y él único que me causaba un
sentimiento extraño y lujurioso.
Se sentó al lado mío en la cama, posando sus ojos sobre los míos.

—Tienes que comer Cherri. —Tomó el tazón caliente de sopa—se enfriará la sopa.
—No quiero. —murmuré.
—Es para que te sientas mejor, ¿Qué no estabas muy enferma? —su sarcasmo era mas que evidente.
—Si pero...
—Pero nada. —me interrumpió. —Anda come.

Harry
tomó la cuchara agarrando una pequeña porción de sopa, la acercó a mí
cuidadosamente junto con el plato, yo retrocedí como niña pequeña, no
quería comer. Harry y yo forcejamos, él quería que comiera la sopa, en
un movimiento torpe con mi mano, tiré el plato, vertiendo todo el
liquido caliente en mi blusa.

— ¡AAH! —grité, el liquido estaba caliente, no hirviendo pero sí caliente.
—
¡Cherri! —exclamó Harry, quitándome rápidamente el plato y las sabanas.
— ¡Quítate la blusa! —me ordenó, yo abrí mis ojos sorprendida.
— ¿Qué?
—Sí Cherri, se irritará tu piel.

Harry
hablaba en serio, no me quitaría la blusa, no quería que me viera.
Negué con la cabeza, Harry dio un resoplido y se acercó a mí, quitándome
rápidamente mi blusa, él era mucho más fuerte que yo así que no pude
hacer mucho en su contra.
Me miró, miró mi sostén color celeste de
encaje, tenía el pecho y senos rojos e irritados, me toqué el pecho y
gemí, me dolía mucho.

— ¿Te duele mucho? —preguntó Harry de nuevo sentándose al lado mío.
—S-si,
me a-arde. —mis palabras se tropezaban ellas mismas, Harry no quitaba
la mirada de mis senos lo cual me incomodaba, traté de taparme pero él
no me dejo.
—Tendremos que untar algo ahí, o se pondrá peor.
—Mamá
tiene en la alacena de la cocina un botiquín de emergencias, ahí hay
una crema para quemaduras. —dije mientras hacía muecas de dolor.
—Esta bien, ya vuelvo.

Harry
bajó rápidamente, en cuestión de segundos ya estaba de vuelta en mi
habitación con la crema, se acercó a mí, sentándose de nuevo a mi lado,
yo extendí la mano para que me diera la crema pero él negó con la
cabeza.

—Yo lo hago. —habló con su ronca voz.
—Pero…
— ¡Cállate Cherri! Déjame hacerlo.

Asentí
resignada, no quería discutir, me dolía demasiado como para hacerlo,
recosté mi cabeza en el cabecero de mi cama con un resoplo, Harry tomó
un poco de crema en sus manos y empezó a esparcirla suavemente por mi
pecho, su contacto me hizo estremecerme, su gran mano era fría al igual
que la crema, daba lentos y suaves masajes erizando mi piel, se sentía
tan bien. Puso un poco más de crema sobre su mano y empezó a masajear
suavemente la parte superior de mis pechos que no ocultaba el sostén,
solté un suspiró y Harry sonrió, siguió masajeando, yo cerré los ojos
ante la placentera situación.

Mi pecho subía y bajaba rápidamente, mi pulso cardiaco aumentaba ante su tacto.
Sentí
su respiración cerca y abrí los ojos para encontrármelo sólo a
milímetros de mí, sus ojos esmeralda se clavaban en lo míos, pero, esta
vez no había intimidación, no había miedo. Él nunca paró su suave
masaje, le sonreí y acaricié su rostro.

—Harry…—murmuré viendo sus labios color rosa.
—Bésame Cherri, por favor. —susurró en un tono casi una suplicante.

Le
sonreí de nuevo y acerqué mis labios a los suyos, un pequeño roce, mi
respiración se agitaba mientras seguía masajeando, entre abrí mis labios
y capturé los suyos, un beso lento y suave, coloqué mis manos en su
cuello acercándolo más a mí, Harry pasó su lengua por mis labios
lentamente humedeciéndolos, el beso se volvió un poco más profundo,
sentí como su lengua tocó la mía, acariciándola levemente, mi estomago
tenía un fuerte cosquilleo al mismo tiempo que mis mejillas ardían.
Harry lentamente metió su mano dentro de mi sostén y apretó mi seno, haciéndome gemir.
—Harry…—jadeé sobre sus labios.
—Déjame
hacerlo Cherri, déjame darte placer. —susurró para después besarme esta
vez con desesperación, no puse ninguna objeción, quería que continuará,
no me importaba que pasaba después, en realidad quería que siguiera.

espero que les guste el capitulo, si veo comentarios, la sigo!