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"Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Capitulo 11 (parte 2)
El sonido de una campana rompió la quietud del amanecer. La plantación empezaba a despertar, se realizaban las tareas, se preparaba el desayuno y se oían voces lejanas todavía somnolientas. Nick y Joe habían salido de la casa principal y caminaban por el largo camino de la plantación, sin prestarle atención a lo que ocurría alrededor mientras hablaban. Sus largas zancadas coincidían perfectamente, y sus cabezas estaban inclinadas exactamente formando el mismo ángulo. Atravesaron la zona de césped mientras el viento esparcía las hojas de los árboles a sus pies.
Nick miró hacia la garçonniére. __________ todavía dormía. Había querido despertarla antes de marcharse, pero había apreciado las líneas de cansancio en su rostro. Necesitaba descansar para poder afrontar las duras jornadas que les esperaban.
Joe siguió la mirada de su hijo.
—Te preocupas por ella, ¿verdad?
—Y a ti te parece mal, ¿no?
—No, no me parece mal. Yo habría intervenido si hubiese creído que te estabas aprovechando, pero no parece el caso. Desde el primer momento se produjo una especie de… de acoplamiento entre vosotros, y a mí no me ha parecido inadecuado. —Joe se detuvo y añadió con ironía—: Me sorprendió que te atrajese __________.
—Es una mujer hermosa—señaló Nick. ( :arre: )
—Sí, pero su belleza es sutil. Y sus cualidades personales... su inteligencia, bondad, dignidad... No es la clase de mujer que podría interesarte.
—Se trata de algo más que interés —murmuró Nick.
—Así que sientes algo por ella. Pero ¿qué pasará si Kevin está vivo?
Nick se metió las manos en los bolsillos y miró el suelo con frustración.
—No la apartaré de su lado. Y creo que ella tiene demasiado en cuenta las cuestiones de honor como para abandonarle.
—Cabe la posibilidad de que lo afirmado por Legare no sea más que una trampa...
—Es posible, pero creo que Kevin está vivo. —La voz de Nick evidenciaba determinación—. Jack Risk ha ido a la isla para comprobarlo. Regresará mañana por la noche con las noticias. Si tienen a Kevin, juro que lo traeré de vuelta sano y salvo. Pondré mi vida en ello.
—No quiero que des tu vida por nada —dijo Joe sin pensar. Se miraron a los ojos—. Encontraremos algún modo de hacerlo, mon fils. —Los dorados ojos reflejaban ansiedad y amor paterno—. Tu vida es tan preciosa para mí como la de tu hermano.
Por unos segundos, Nick se sintió desconcertado. Su padre siempre se había mostrado distante y comedido. Verle mostrar sus emociones le incomodó, despertando un anhelo que no sentía desde que era niño.
—No hay otro modo... —empezó, pero Joe lo interrumpió, más alterado de lo que Nick le había visto nunca.
—¿Crees que no lo entiendo? Te pareces a mí, Nick, mucho más que Kevin. Durante años te has dejado llevar por la ira y la culpa, igual que yo. Has cometido los mismos errores. No fue culpa tuya que algunas cosas fuesen más fáciles para Kevin que para ti. No fue culpa tuya que yo no te ofreciese la guía que necesitabas. Estaba demasiado absorto en mi propio dolor y mi propia amargura, y eso me llevó a darles la espalda a mis hijos. Me reprocharé por ello durante el resto de mi vida.
—No fue culpa tuya que yo me volviese un ser inmoral —masculló Nick—. No soy como tú, soy más bien como... ella.
—¿Como tu madre? —Sus pensamientos se remontaron al distante tiempo en que había estado casado con Corinne—. Era egoísta y maquinadora, Nick. Pero no era el demonio. ¿Eso creías, que tu destino indicaba que ibas a ser un sinvergüenza porque eras su hijo? No tienes ni una gota más de su sangre de la que puede tener Kevin.
—Sí, pero él... —Nick apoyó su peso en la pierna sana y apartó la vista—. Él era el bueno.
—Eso no tiene sentido.
—¿Ah no? Lo único que sé es que Kevin era todo lo que yo quería pero no podía ser. —Una oleada de calor le subió por el cuello mientras se esforzaba por expresar en palabras algo que jamás había comentado con nadie. Qué raro que el impulso de hacerle entender a su padre fuese casi tan fuerte como el de decirle a __________ que la amaba. Siempre había mantenido ocultos sus sentimientos, temeroso de que pudiesen usarlos contra él. Ahora parecía dispuesto a confesarlo todo, como si no pudiese evitarlo—. Durante mucho tiempo no entendí por qué se había ido —dijo—, ni por qué tú te volviste tan frío y amargado. Creí que todo era culpa mía, que si me hubiese portado bien, si hubiese sido como Kevin, ella no te habría sido infiel. Que ella habría cuidado de su familia. Que todavía seguiría con vida y tú...
—No —replicó su padre, tajante—. No tenía nada que ver contigo. ¡Mírame! —ordenó—. No importa lo que hiciste ni cómo te comportaste, no podrías haber cambiado nada. No fue culpa tuya. Lograré que lo creas aunque tenga que repetirlo mil veces.
La brisa invernal soplaba suavemente, llenando el aire con el susurro de los frondosos árboles y el aroma de los cipreses. Nick miró a su padre sin pestañear. Sintió una curiosa sensación de alivio, y una traicionera punzada de remordimiento. Oh, Dios. ¿Tanto se había corroído su capacidad de autodominio? Se libró como pudo de aquellos sentimientos y esbozó una sonrisa.
—No será necesario —dijo—. Te creo.
—Entonces entenderás que no tienes por qué redimirte entregando tu vida a cambio de la de Kevin.
—Mis motivos no son tan nobles. Se trata de algo práctico. Soy el único que puede sacar a Kevin del atolladero. Tú tienes mano con las autoridades civiles y la marina, pero no podrías encontrar a un hombre que supiese ni una décima parte de lo que yo sé sobre Dominic Legare y la isla.
—¿Y si recupero a Kevin pero te pierdo a ti? —preguntó Joe.
Nick sonrió.
—¿Te importaría?
Joe frunció el ceño y agarró a su hijo por la nuca, como un lobo haría con un cachorro travieso. Si ese gesto lo hubiese hecho un hombre de menor estatura que Joe tal vez hubiese resultado ridículo.
—¡Claro que me importaría! Es lo que estaba tratando de darte a entender.
Nick siguió sonriendo.
—Tú también me importas, padre.
—No quiero perderte —dijo Joe con gesto adusto.
—Y no me perderás si no interfieres.
Joe lo soltó a regañadientes, recordando que a Nick no le gustaba que lo tocasen. Echaron a andar de nuevo y Joe dijo de forma abrupta:
—Hay algo que no quería comentarte hasta que el asunto estuviese resuelto. Ahora creo que debes estar al corriente.
—¿De qué se trata?
—El comandante Matthews y el teniente Benedict están preparando una fuerza para atacar la isla. Llevan planeándolo desde hace tiempo.
Nick se detuvo en seco.
—¿Qué? ¿Desde cuándo lo sabes?
—Hace unas semanas.
—¿Por qué demonios no me lo habías dicho? —preguntó Nick con irritación.
—No creía que tuvieses que saberlo.
—Maldita sea. ¿Y cuándo llevarán a cabo esa supuesta expedición?
—Pasado mañana.
—Pasado ma...—Nick estalló—. ¡Idiotas! Se perderán muchas vidas. En el puerto de la isla hay una flota de barcos muy bien armados. ¡Perderán la mitad de sus efectivos antes de que Matthews se acerque lo bastante para disparar sobre la isla!
—Es posible. Pero Legare se ha convenido en una amenaza demasiado grande. No pueden permitir que continúe sus actividades sin plantarle cara. Creen que la ayuda del ejército les aportará la fuerza necesaria.
—¿Le has hablado de Kevin a Matthews? ¿Le has dicho que tal vez esté prisionero en la isla?
—Por supuesto que no. Si lo hubiese hecho, las autoridades habrían venido a arrestarte de inmediato.
—Tienes que ir a ver a Matthews y al teniente Benedict y explicárselo todo, padre. Lo mío y lo de Kevin y toda la farsa al completo.
—Ni hablar. Si esperas obtener su perdón, mon fils, no tardarás en descubrir que no es lo que tienen pensado para ti. Al llegar la mañana, estarías colgando de la horca.
—Puedo serles de utilidad. Tienes que descubrir cuál es su plan de ataque, saber qué van a hacer con total precisión, al minuto. Convencerles de que esperen hasta que me cambie por Kevin. De ese modo mi hermano estará a salvo.
Su padre lo miró impertérrito.
—¿Y qué ayuda podrás ofrecerle entonces a la fuerza naval?
—Tendré a unos cuantos de mis hombres en la isla. Aug los mantiene ocultos allí. Entonces lideraré un ataque desde el interior de la fortaleza. Dile a Matthews que haremos estallar la santabárbara y que utilizaremos los cañones de la fortaleza para desbaratar las defensas del puerto. Los debilitaremos desde dentro. Entonces el escuadrón naval podrá tomar la isla sin demasiada resistencia. Matthews tendrá que aceptar.
Joe sacudió la cabeza.
—Hay demasiadas posibilidades de que algo salga mal.
—Siempre es así. —Nick lo miró, sorprendido por un sentimiento de compañerismo que jamás había experimentado con su padre—. Tenemos que hacerlo de ese modo. Por Kevin. Has de hacerle entender a Matthews que puedo ayudarle.
Joe frunció el ceño pero no replicó.
Nick se sintió aliviado al ver que su padre lo haría.
—Padre... supongo que entiendes que después de todo eso tendré que desaparecer.
—Todavía estoy intentando lograr el indulto para ti.
—Ni siquiera tú tienes suficiente dinero o influencia para eso. Si no me atrapan, me iré y espero que me den por muerto.
—Y nunca más volveremos a verte —dijo Joe sin alterarse.
Nick dudó.
—No.
—¿Y qué pasa con __________?
Al ver que no respondía de inmediato, Joe miró a su hijo. La cara de Nick era poco menos que un poema.
—Le irán mejor las cosas con Kevin—logró decir—. La única vida que yo podría ofrecerle... no es la que quiero para ella.
Tras volver a la casa, Nick se mantuvo ocupado durante el resto del día en pequeñas tareas, reparando unas tablas sueltas en la torre de la campana y participando en la retirada de un árbol caído que había bloqueado parcialmente el camino de la plantación. Mientras trabajaba codo con codo con los esclavos, reflexionó sobre la ironía de que, tanto en la isla de los Cuervos como en la mayoría de las tripulaciones piratas, los negros gozaban de la misma libertad, estima y autoridad que cualquier hombre blanco, en tanto que en el mundo civilizado se veían reducidos a la esclavitud. El valor de un hombre como Aug, inteligente y perspicaz, capaz de organizar hombres y de llevar a cabo planes que requerían habilidad e inventiva, jamás se valoraría en la plantación. Allí Aug no podría sentarse a la mesa y compartir la comida con él. Su amistad quedaría sometida a las injustas restricciones de aquella hipócrita sociedad. Nick comprendió que su amistad con Aug y los años de luchas y convivencia pasados junto a su tripulación habían cambiado su manera de pensar.
A pesar de que había muchos hombres liberados en Nueva Orleans, y era práctica común entre los blancos tener a una mulata por amante, si se descubría que un hombre con una sola gota negra en las venas se acostaba con una blanca se le ahorcaba. Al poco de regresar a su casa, Nick se atrevió a preguntarle a su padre si creía que había algo equivocado en aquel sistema. Para su sorpresa, Joe admitió que dada la creciente prosperidad de su negocio naviero, había considerado recientemente la posibilidad de liberar a sus esclavos. Nick esperaba que lo hiciese, aunque sabía que eso le causaría problemas, incluso más de un rechazo, entre las más destacadas familias criollas e incluso entre los propios Jonas.
Mientras Nick trabajaba en la plantación, ____________ pasó el día con Noeline en uno de los barracones de los esclavos, cuidando a una madre y a sus dos hijos que habían caído enfermos. Nick se alegró de mantenerse a distancia de __________. No quería volver a verla de momento, sabiendo que iba a perderla. La noche anterior no había podido separarse de su lado. Pero cuanto más la amaba, más importante se hacía para él la seguridad de ella, más importante incluso que su propia vida o sus propias necesidades. Estaría a salvo con Kevin, y llegaría a ser feliz a su lado. Eso era lo único que importaba.
Risk avanzaba desde la playa hacia la fortaleza iluminado por el destello rojizo del atardecer. En menos de un minuto fue rodeado por tres hombres y él los mantuvo a distancia con su espada corta.
—¡Maldita sea, apartad vuestras zarpas! —exclamó—. Estoy aquí invitado por Legare, estúpidos bastardos.
Bramando insultos y advertencias, los tres hombres lo obligaron a dejar la espada, la pistola y el cuchillo. Después le acompañaron hasta la fortaleza. Risk no dejó de sonreír torcidamente, lanzando alegres exclamaciones cuando veía a alguno de los hombres que habían navegado con el capitán Grifo.
—¡A la vista un baboso traidor!
Lo condujeron hasta los aposentos de Legare. Podía suponerse que un hombre tan rico como Legare estaría rodeado de tesoros y refinamiento pero, por el contrario, sus habitaciones tenían un aire espartano. No había obras de arte ni objetos lujosos. Risk había visto celdas de confinamiento que ofrecían mayores comodidades. Eso confirmó la opinión que Risk había tenido siempre sobre aquel hombre: no debía ser del todo humano. Legare estaba sentado en un banco bajo y duro, con los brazos apoyados en una mesa rectangular.
—Señor Risk —dijo Legare. La luz de la lámpara aportaba un toque carmesí a sus oscuras pupilas—. Os esperaba.
Risk le dedicó una burlona reverencia.
—Sí, Grifo me comunicó vuestra invitación, capitán Legare. Ahora, si no os importa, me gustaría ver a esa otra víctima de vuestra hospitalidad, aquel al que llaman doctor Jonas.
—Iremos a visitarlo, claro que sí. —Legare se puso en píe y caminó hacia él—. Y, de camino, señor Risk, quizá podamos discutir sobre algunos temas...
—Claro, los detalles del intercambio.
—Tal vez en primer lugar deberíamos hablar de vuestro futuro.
—Hablad todo lo que queráis —repuso Risk dándose aires—. Soy una persona difícil.
Legare abrió la puerta con la vista clavada en la cara de Risk.
—Tal vez no tanto como creéis. Según mi punto de vista, Grifo no os recompensó como era debido, señor Risk. Hicisteis algo por él y nada os dio.
—Eso se conoce como lealtad —masculló Risk.
—Una lealtad muy cara. Cara para ti.
—Estáis malgastando saliva —dijo Risk cortante.
—Todavía no he acabado —murmuró Legare bajando hacia las mazmorras de la fortaleza.
Risk le seguía a un par de metros de distancia.
La tarde siguiente, Nick bajó hasta el pantano para esperar a Risk. Hacía veinticuatro horas que no veía a _________. Ella había pasado todo el día y toda la noche con la madre enfebrecida y los niños en el barracón de los esclavos. Mientras tanto, Nick se aseguraría de que Risk le confirmase lo que ya sabía y sus planes seguirían de acuerdo a lo previsto. Sería un alivio confirmar que su hermano estaba vivo. Quería a Kevin, y así habría sido aunque su gemelo no fuese la persona más amable y honorable que jamás había conocido. Kevin nunca se había visto expuesto a la violencia real. Sólo Dios sabía el efecto que habrían causado en él aquellos cinco meses de cautiverio. ¡Oh, iba a disfrutar de lo lindo matando a Legare!
Los pensamientos de Nick se vieron interrumpidos por la presencia de ___________. Supo que era ella la que se acercaba antes incluso de oír sus pasos o su suave voz.
—Nick... has estado evitándome.
—¿Qué quieres? —repuso él, intentando que su voz sonase enérgica.
—Esperar contigo.
Nick la miró. Aunque la noche era fría, __________ no llevaba capa ni chal. Su vestido de manga larga estaba manchado de sudor por la parte del corpiño y bajo los brazos. Sin duda estaba cansada después de dedicar tantas horas al cuidado de los enfermos. Olía a medicina en lugar de a lavanda, como en ella era habitual. Llevaba el pelo recogido en una irregular trenza, con unos cuantos mechones sueltos que le caían sobre la frente y las mejillas. Nick deseó cuidar de ella, hacer que se diese un buen baño caliente y frotarle la espalda.
—Te vas a enfriar—dijo.
—No; en el barracón hacía un calor asfixiante. Necesito aire fresco. —Pero ya empezaba a tiritar debido a que la brisa enfriaba el sudor. Protestó cuando él se quitó la chaqueta y se la puso por los hombros—. Nick, no lo hagas, vraiment, no tengo frío y... oh... —La gruesa lana estaba caliente y todavía mantenía el olor de Nick. Se acurrucó dentro del abrigo y él sonrió—. Nick—preguntó en voz baja—, si Risk nos dice que Kevin está vivo, ¿qué haremos?
Él se puso serio.
—Hablaremos de eso cuando estemos seguros.
—Eso me da mala espina.
Él la estudió con sus oscuros ojos azules.
—Sea cual sea el resultado, no será fácil para nosotros. Lo entiendes, ¿verdad?
Ella sonrió vacilante.
—Yo seré feliz si estamos juntos. —Pero él no respondió y ella se puso seria—. Nick—susurró—, abrázame, por favor.
No habría podido negarse aunque su vida hubiese dependido de ello. La rodeó con los brazos antes de pensarlo siquiera.
Su menudo cuerpo parecía más voluminoso con aquella chaqueta. Cuando ella apoyó la cabeza en su hombro, la calidez de su aliento se coló por el cuello de la camisa y rozó su piel. Se recostó en Nick mientras él observaba el pantano.
—He soñado varias veces con Kevin—dijo con aire ausente—. En todos mis sueños se estaba ahogando y yo estiraba los brazos hacia él. Pero nunca podía salvarle.
—Pronto lo tendrás de vuelta.
—¿Qué quieres decir...?
—Shhh. —La apartó de sí con cuidado al ver aproximarse un bote.
Era Risk, remando lentamente, con el cabello cubierto por un pañuelo. Miró por encima del hombro hacia ellos y sonrió. Nick se encaminó hacia la orilla para asegurar el bote mientras Risk saltaba a tierra. Miró en primer lugar a ___________.
—¿Está vivo? —preguntó ella sin más.
—Sí —dijo Rick sonriendo—. Vivo, sano y ansiando veros.
Nick frunció el ceño. ___________ era demasiado inocente para saber que, entre los marinos, la palabra «ansia» tenía un matiz puramente sexual.
—¿Lo han tratado mal? —preguntó __________.
—Lo han tenido encerrado en una celda de las mazmorras —dijo Risk mirando a Nick—. Ya sabéis cuáles. Las usaban cuando los barracones de los esclavos se rompieron y necesitaban más espacio. ¡Por todos los santos, es idéntico a ti, Grifo!
—¿Viste a Aug en la isla? —preguntó Nick.
—No, no pude...
___________ lo interrumpió sorprendida.
—¿Aug está en la isla?
Se produjo un silencio. Nick la tomó por los hombros y la miró a los ojos.
—Vuelve a la casa —le dijo.
—No es necesario, me quedaré callada y no diré ni una palabra...
—Vuelve a la casa —repitió con suavidad pero ceñudo. Ella bajó la mirada y se fue, maldiciendo entre dientes por no haber mantenido la boca cerrada.
Lysette estaba acunando a Rafe para dormirlo mientras Evelina jugaba con sus muñecas. Angeline, la más pequeña de las niñas, estaba inquieta y aburrida, y ___________ decidió llevarla al salón y jugar a las historias. Un pequeño fuego ardía en la chimenea, vertiendo un cálido resplandor en la estancia. Angeline se acurrucó en su regazo mientras miraban un dibujo en su libreta. Era un juego que habían empezado a practicar después de que __________ le enseñase sus pinturas a Nick. _________ dibujaba personas, lugares o escenas imaginadas y animaba a Angeline a que la ayudase a inventar una historia sobre todo ello. Las historias la obligaban a concentrarse en algo que no era Kevin, y __________ empezó a relajarse. Era una agradable manera de dejar pasar el tiempo, y le encantaba la entrega de la niña.
Qué afortunada era Lysette Jonas de tener a tres preciosos hijos y un marido que la amaba, así como una enorme casa y una multitud de amigos y de cuestiones con que mantenerse ocupada. __________ podría haber disfrutado de esa clase de vida con Kevin. Quizá todavía cabía la posibilidad de que así fuera. Pero ya no sería lo que ella deseaba. Ni siquiera imaginaba qué vida podría ofrecerle Nick, pero no le importaba. Sabía que sería amada como pocas mujeres lo habrían sido, y que Nick cuidaría de ella. Sin duda, su padre y su familia darían por hecho que se había vuelto loca. Siempre había sido una muchacha silenciosa, moderada y predecible en todos los aspectos. Pensar en ello la hizo sonreír, pero enseguida volvió a centrarse en Angeline.
Nick fue a la biblioteca y encontró a su padre sentado frente al fuego. El resplandor amarillento convertía el rostro de Max en una máscara de oro y bronce.
—Kevin está vivo —dijo Nick—. Jack me lo ha confirmado.
Joe respiró hondo.
—¿Está bien?
Nick hizo una mueca.
—Habida cuenta de que ha sido prisionero de Legar todo este tiempo, probablemente no.
—Iré ahora mismo a ver al comandante Matthews. Dios quiera que acepte tu plan.
—Sé persuasivo, padre.
—Desde luego —dijo Joe con convicción y salió de la biblioteca.
Nick fue hasta el salón donde estaba __________ sentada con Angeline. Se detuvo a un lado de la puerta y observó sin hacerse notar cómo la niña señalaba con su dedo gordezuelo uno de los dibujos de __________.
—... la princesa entró ahí—estaba diciéndole a ___________, que alzó las cejas interrogativamente.
—¿Dentro de la cueva del dragón?
—Oui, ¡para encontrar el tesoro robado!
__________ dibujó algo en el margen de la página.
—Sí, pero entonces regresó el dragón ¡y la encontró en su cueva! ¿Qué hizo la princesa?
—Ella... —Angeline frunció el ceño pensativa—. ¡Pues lo convirtió en su mascota!
—Oh, pero era un dragón muy malo.
—Non, lo que pasa es que estaba muy triste.
__________ sonrió y le dio un beso en la frente.
—Pobre dragón —murmuró.
—Sí, pobre dragón triste...
Nick sintió una punzante congoja cuando prosiguieron la historia. Nunca había visto a ___________ en actitud tan tierna y maternal. De repente le quedó muy claro lo que iba a perder y se sintió sobrecogido. Quería darle hijos y formar una familia con ella, la clase de vida con la que jamás se había atrevido a soñar siquiera.
La historia del dragón triste concluyó y ____________ alzó la vista para encontrarse con los ojos de Nick. Bajó a Angeline de su regazo.
—Querida —le dijo a la niña pasándole el dibujo—, ¿por qué no vas a ver si maman ha dormido ya a Rafe?
—Quiero otro cuento.
—Después de cenar, te lo prometo.
Angeline miró con reprobación a Nick, como si supiese muy bien por qué la historia había acabado tan abruptamente, y salió de la habitación refunfuñando.
____________ observó el rostro impenetrable de Nick. Deseaba que él se sentase a su lado, pero permaneció donde estaba, manteniendo las distancias entre ellos.
—Sé que tú y Joseph estáis planeando algo —dijo—. Os vi caminando juntos ayer por la mañana. ¿Qué vais a hacer?
—No tienes por qué saberlo.
—Pero yo quiero saberlo... —__________ se detuvo al apreciar su gélida mirada—.Nick, ¿por qué me miras así? ¿Qué va a pasar?
—Kevin volverá. Tú eres su esposa. Cuando él esté a salvo aquí, yo me iré. Eso es todo.
Ella alzó las cejas con ansiedad.
—Sí, pero yo me iré contigo.
—No.
—¿No? Nick, ¿estás diciendo que piensas dejarme aquí...?
—Eso es exactamente lo que estoy diciendo. Cuando regrese necesitará que te comportes como su esposa y cuides de él.
—Sí, quiero ayudarle. Pero no puedo ser su esposa. Voy a devolverle su libertad. Él y Briony se aman, y yo te pertenezco.
—Estás casada con él, __________.
Ella intentó ir hacia él, pero le flaquearon las rodillas.
—Después de todo lo que me dijiste y de las promesas que me hiciste, no puedes hacerme creer que tú no...
—Un hombre dice muchas cosas cuando quiere acostarse con una mujer.
__________ sintió como si le hubiesen dado un puñetazo en el estómago.
—Sé que me amas —musitó.
—Creía que sí—repuso él—. Pero tenías razón cuando me dijiste que temías ser sólo un... divertimento para mí. —Pronunció aquellas palabras tan tranquilamente que cualquiera las hubiese creído. Pero nada podía ocultar el tic de su mandíbula ni el sonrojo de su cara.
____________ estaba confundida y aterrorizada, hasta que la comprensión la alcanzó poco a poco. Nick estaba intentando con todas sus fuerzas mostrarse insensible y frío, pero no hacía ni un día que la había tenido entre sus brazos y le había hecho el amor con toda la ternura que un hombre puede dedicarle a una mujer. Entendió qué pretendía, y también sus razones. De repente recuperó la respiración y le dijo con absoluta seguridad:
—Me estás mintiendo.
—Te equivocas. Tomé lo que quería de ti. Ahora he acabado contigo.
___________ se puso en pie y fue hasta él. Nick se tensó al verla aproximarse, y lo cierto es que parecía un fiero pastor alemán asustado de una pequeña gatita.
—No te creo —dijo ella.
—Entonces eres tonta. Estás casada y tú marido está a punto de regresar, yo mismo voy a entregártelo encantado. Estoy cansado de ti y de nuestro jueguecito.
—Todo esto lo estás haciendo por mí. Crees que estaré a salvo si me dejas aquí. Pues bien, me quedaré aquí... Estaré protegida y a salvo y me sentiré desdichada. ¿Es eso lo mejor? ¿Es eso lo que quieres para mí? —Hizo el ademán de rodearle el cuello con los brazos, pero él se echó atrás—. Piensa en cómo serán las cosas para ti, preguntándote cada noche, durante el resto de tu vida, si estaré sola o si estaré durmiendo en brazos de otro...
Los celos destellaron en su mirada.
—Me encantará deshacerme de ti —le espetó.
Ella apoyó las manos en su pecho.
—Antenoche me suplicaste que me marchase contigo. Dijiste que no podías vivir sin mí.
—Eso fue antes de saber que Kevin estaba vivo. —Nick se esforzó en ignorar su aroma, el suave roce de sus pechos contra su cuerpo. Pero su anatomía lo traicionó, pues el corazón se le desbocó y en su entrepierna empezó a crecer una turgencia imparable.
Ella lo besó y él inhaló profundamente. Con la punta de la lengua ___________ tanteó sus labios cerrados y le rodeó el cuello con sus delgados brazos. Nick sintió un escalofrío. Tuvo que concentrarse a fondo para no estrecharla entre sus brazos. Maldita fuese, ¡las cosas no estaban yendo como él había previsto!
—No te amo —dijo—. Yo no...
Ella se aprovechó de que su boca estaba entreabierta para besarlo e introducirle la lengua. Él flaqueó y de repente, con un estremecimiento, la abrazó; toda su fuerza de voluntad había quedado en nada. Arrastrado por el deseo, pegó el cuerpo de __________ a su rígida erección, a su pecho y a su ávida boca. Y ella le dijo sin palabras que le daría todo lo que desease. Frustrado y angustiado, de pronto la apartó maldiciendo entre dientes. Pero ___________ lo miró con un brillo burlón y una absoluta conciencia de triunfo.
—Supongo que ahora me dirás que lo que sientes por mí es lujuria y no amor—se mofó de él.
Nick guardó silencio, respirando con dificultad. La miró como si estuviese barajando la posibilidad de estrangularla.
—No soy una niña que no pueda tomar decisiones por su cuenta —prosiguió—. Soy una mujer y he decidido estar a tu lado. Si me dejas, dedicaré el resto de mis días a buscarte. —Ladeó un poco la cabeza para observar su gesto de estupefacción—. Alors, será mejor que me digas qué tienes planeado o lo descubriré por mí misma...
Él la agarró por los hombros y la sacudió con firmeza antes de mirarla a la cara. Varios mechones escaparon de sus peinetas y cayeron sobre los hombros de ___________. Nick la sujetaba brutalmente por los hombros. Ella lo miró con los ojos como platos.
—Te quedarás en casa —dijo Nick muy despacio, deliberadamente—. No irás a ninguna parte. Te mantendrás alejada de esto.
___________ palideció.
—¡Me estás haciendo daño!
Él no aflojó su doloroso apretón.
—No es sólo tu vida lo que quiero proteger, sino también la de Kevin. Y la mía. ¿Quieres ser la responsable de mi muerte?
—No —susurró ella y tragó saliva con los ojos llorosos.
Nick gruñó.
—¡Maldita sea, no empieces!
—Tengo miedo.
La soltó, aunque le dolió hacerlo.
—Vas a cambiar tu vida por la de Kevin, ¿verdad? —Se sorbió la nariz—. Tal como Legare quiere. ¿Cuándo lo harás? ¿Pronto? ¿Mañana por la noche?
—Sí.
—¿Dónde tendrá lugar el intercambio? —Al ver que él no respondía, sonrió con amargura—. Poco importa que me lo digas o no. No soy tan idiota para pensar que podré detenerte. Sólo quiero saberlo. Tengo el derecho a saberlo.
Él apartó la mirada y se mesó el pelo.
—En el Paso del Diablo —murmuró.
A esas alturas ___________ estaba lo bastante familiarizada con las tierras que rodeaban Nueva Orleans para conocer el nombre. Era una estrecha franja cenagosa entre el río y el lago donde ellos habían pasado la noche hacía meses. De vez en cuando, aquel pequeño canal era utilizado por los viajeros y tenían que limpiarlo de cieno y escombros.
—¿Ahí es donde Legare quiere efectuar el intercambio? —preguntó. —Sí, allí.
Ella se enjugó las lágrimas. —Todo será como él había planeado, ¿verdad?
—Saldré de ésta, _________.
—¿Y cómo lo sabré? Incluso si sobrevives no volverás, ¿o sí?
Nick no respondió.
Ella se mordió el labio para sofocar un gemido de angustia.
—¿Por qué me lo dices ahora en lugar de mañana? —susurró—. ¿Por qué no pasamos juntos una noche más?
—Porque... —Nick se detuvo y barajó la posibilidad de mentirle, pero supo que ya no podría volver a hacerlo—. Porque entonces no podría dejarte —admitió con voz grave.
—No me dejes, Nick, no tienes que hacerlo.
—Tendrás a Kevin—replicó.
___________ se sintió desbordada por la desesperación. Nick iba a abandonarla, y encima creía que eso era lo correcto.
—No y no —dijo—. ¿Es que no entiendes nada? —Se sentía abochornada por su propio llanto incontrolable, pero no podía dejar de llorar. Echó a correr por el pasillo y se marchó en busca de la privacidad de la garçonniére.
Joe esperó pacientemente en el salón de la residencia Matthews hasta que el comandante se dispuso a verle. La mayoría de hombres habría aparecido con ropa de estar por casa, como una bata, dada la hora de aquel informal encuentro, pero Matthews se presentó con su uniforme militar. Era un hombre bajo pero fornido y tenía buena presencia. Lo único que no llevaba era su peluca. Se mesó el escaso pelo grisáceo que conservaba llevándolo hacia atrás y se aproximó a Joe con el ceño fruncido.
—Monsieur Jonas—dijo—. Confío en que tendréis un buen motivo para presentaros a una hora tan inoportuna.
—Así es —respondió Joe dándole la mano—. Perdonadme por molestaros en vuestras horas de descanso, pero no tenía otra opción.
Matthews le indicó que tomase asiento y Joe así lo hizo. De haber sido criollo, el comandante le habría ofrecido una copa o un puro, pero ése no era el estilo americano. Dada su familiaridad con los americanos, Joe sabía de sobras que no podía esperar ese tipo de hospitalidad propio de su cultura.
El comandante provenía de una acaudalada familia de Pensilvania, que había logrado un excepcional reconocimiento en la guerra de Trípoli y que servía en el Departamento de Marina en Washington. Desde la reciente guerra con los ingleses, Matthews había sido destinado a Nueva Orleans. No se había topado más que con obstáculos y frustraciones en su tarea de acabar con las actividades de los piratas en el Golfo. Por desgracia, parecía convencido de que la laxitud de los criollos para con el contrabando era la principal causa de su fracaso.
—Monsieur Jonas—dijo Matthews—, no tengo duda de que lo que voy a decirle le sonará un tanto rudo. Pero mi experiencia me dicta que los criollos jamás van directos al grano en una conversación, aunque confío en que no sea su caso. Estoy cansado, monsieur, y voy a estar muy ocupado los próximos días. Así pues, espero que me comuniquéis el motivo de vuestra visita del modo más conciso posible.
—Por supuesto —respondió Joe amablemente—. He venido para comentar el ataque a la isla de los Cuervos.
Matthews palideció y luego se puso rojo como un tomate.
—El ataque, el... el... ¡Se suponía que nadie tenía que saber nada de eso! ¿Quién...? ¿Cómo...?
—Dispongo de mis propias fuentes —repuso Joe con modestia.
El comandante abrió los ojos desmesuradamente.
—Los criollos siempre juegan a dos manos, tienen espías y son intrigantes. Le exijo que me diga quién o quiénes le han dado esa información que amenaza la seguridad del gobierno, de la marina y del estado...
—Comandante Matthews, he vivido toda mi vida en Nueva Orleans. A lo largo de estos años he sabido arreglármelas para estar al corriente de lo que sucede aquí. Y era obvio que teníais que hacer algo contra la amenaza pirata tarde o temprano.
Se produjo un tenso silencio. Joe sostuvo la retadora mirada del comandante con gesto impertérrito.
—¿Para qué habéis venido? —preguntó Matthews sin más.
—Para pediros que consideréis la posibilidad de retrasar el ataque.
—¿Retrasarlo? ¿Por qué, en nombre de todos los santos, tendría que considerar esa posibilidad? Buen Dios, tener que oír algo semejante de vos, después de que vuestro hijo fuese víctima de esos malditos bastardos...
—Todavía lo es —dijo Joe con calma.
—¿Qué queréis decir?
—Todavía lo tienen prisionero. Mi hijo Kevin sigue en la isla.
—¿Qué estáis diciendo? Si vuestro hijo sigue allí, entonces ¿quién ha vivido en vuestra casa durante las últimas... ? —De repente, Matthews dejó caer la mandíbula.
—Mi otro hijo, Nick. También conocido como capitán Grifo.
El comandante lo miró a los ojos con furia abrasadora.
—Por Dios santo, ¡le ahorcarán por esto! ¡Y es posible que a vos también!
—Antes de que toméis cualquier decisión —prosiguió Joe sin alterarse—, os interesa oír lo que tengo que deciros. Se trata de una oferta que...
—¡No aceptaré soborno alguno!
—Mi hijo se ha ofrecido a ayudar en el ataque contra Legare. Afirma que antes de que vuestras fuerzas lleguen a la isla, él puede desmantelar la mayoría de las defensas del lugar.
—No lo creo. Incluso aunque fuese capaz de lograrlo, ¿por qué querría hacerlo? ¿Por qué debería yo confiar en él? ¿O en vos, ya puestos?
—Porque él y yo queremos lo mismo —afirmó Joe con gravedad.
—¿Y de qué se trata? ¿Burlarse de la marina?
—Salvar a Kevin. Como debéis saber, para los criollos es fundamental el sentido de la sangre y la lealtad. Cambiaría mi vida por la de cualquier miembro de mi familia. En ese sentido, Nick no es diferente a mí o a cualquier otro criollo.
Matthews arrugó la frente.
—Os escucharé, Jonas. No prometo nada, pero os escucharé.
—Es todo lo que pido—respondió Joe, aliviado.
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Listo! ;)
Les tengo una noticia. Ya se acerca el final de la nove :|
quedan 3 Caps & el Epilogo...y se acaba. Pero si les gusta el final de esta
les subire otra mas :) bueno mientras disfruten de este cap, ok? las quiero ;)
Les tengo una noticia. Ya se acerca el final de la nove :|
quedan 3 Caps & el Epilogo...y se acaba. Pero si les gusta el final de esta
les subire otra mas :) bueno mientras disfruten de este cap, ok? las quiero ;)
Invitado
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
nuevaaaa
lectoraaaa
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
lectoraaaa
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
nickian
Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
aiñ Nick se ira!? :( me encanto el cap :)
Siguela!
Siguela!
Invitado
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
YourBiggestFan escribió:Listo! ;)
Les tengo una noticia. Ya se acerca el final de la nove :|
quedan 3 Caps & el Epilogo...y se acaba. Pero si les gusta el final de esta
les subire otra mas :) bueno mientras disfruten de este cap, ok? las quiero ;)
que?! NO! aun no quiero qe se acabe
Invitado
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Oh! Entonces no era una trampa! Si esta vivo! y Nick se ira! :|
La amo, siguela!!
La amo, siguela!!
#Cassie Jonas Horan
Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Chicas ya estoy adaptando el cap :) mas tarde lo subo ;)
Invitado
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
nickian escribió:nuevaaaa
lectoraaaa
siguela
siguela
siguela
siguela
siguela
Bienvenida :D
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Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Capítulo 12 (Parte 1)
Dominando sus emociones, Nick caminó por un lado del salón y apartó los ojos cuando Joe se despidió de Lysette. Habían pasado tres días desde el baile de los Duquesne. Esa noche se llevaría a cabo el intercambio por Kevin. Si todo iba según lo previsto, a esas alturas Aug habría logrado meter una docena de hombres en el santuario pirata. En cuestión de horas, Nick lograría que Kevin estuviese a salvo y estaría ya en la isla donde pensaba enviar a Dominic Legare al infierno.
—Será mejor que regreses de una pieza, bien-aimé—le advirtió Lysette a su marido levantándole las solapas del abrigo. Tenía una fe ciega en la fuerza y los recursos de su marido, pero eso no significaba que no se preocupase por su seguridad—. Es toda una prueba tenerte como marido, pero he empezado a acostumbrarme. ¡Y me gustaría que me durases al menos unos años más!
Joe sonrió y la besó ligeramente en los labios.
—Mantén la cama caliente para mí, pequeña.
—Al menos te llevas a Alex para que te pueda vigilar —refunfuñó apartándose. Se acercó a Nick y lo abrazó brevemente—. Ten mucho cuidado, Nick. Mi único consuelo es pensar que, por lo visto, tienes tantas vidas como un gato.
—Es por Kevin por quien tendrás que preocuparte —dijo él con gesto adusto—. Sólo Dios sabe por lo que habrá tenido que pasar.
—Cuidaremos de él, _________ y yo... —Lysette echó un vistazo alrededor y se dio cuenta de que _________ no estaba presente—. ¿Dónde está?
—En la garçonniére —respondió Nick. Ni él ni _________ deseaban una escena en su despedida.
Lysette lo miró a los ojos compasivamente.
—Nick, no sé qué ha habido entre ustedes dos, pero...
—Nada —la cortó él.
La llegada de Alexandre hizo que Lysette no insistiese. Se acercó a su marido mientras éste se colocaba una pesada capa de color negro.
—Joe, ¿cuándo estarás de vuelta?
—Alex traerá a Kevin a casa —dijo, y le dio un cariñoso beso—. Yo vendré después.
—¿Cuánto después? —preguntó Lysette con suspicacia, y entornó sus ojos color avellana—. No pensarás unirte a la expedición del comandante Matthews para atacar la isla, ¿verdad? ¡No lo toleraré! No hay ninguna necesidad de que hagas algo así, tu lugar está aquí...
Joe hizo un gesto hacia Alex y Nick dándoles a entender que era ahora de marcharse antes de que Lysette los volviese locos. Luego dijo:
—Estaré a salvo a bordo del barco de guerra, petite.
—No serás tan necesario en ese ataque como lo eres aquí. Tienes tres hijos pequeños, por no hablar de tu esposa...
—Y un hijo en peligro —le recordó él, saliendo por la entrada principal.
Lysette fue tras él ansiosa.
—Joseph Jonas, écoute-moi bien... ¡Si te hieren de cualquier modo, nunca te perdonaré! —Ella pudo oír la suave risa de su marido, lo que la hizo dar un taconazo contra el suelo.
_________ se arrodilló junto a la cama e intentó rezar, pero le resultaba imposible concentrarse debido al torbellino de pensamientos que la asolaban. Repasaba una y otra vez los recuerdos de los días previos, rememorando todo lo que Nick le había dicho.
«Tu marido está a punto de regresar... Kevin estará de vuelta... He acabado contigo... Una vez esté a salvo en casa, yo me iré...»
Pensó en Risk y en lo optimista que le había parecido a pesar de saber que, en breve, Nick estaría a la merced de Legare. Pero entonces se dijo que Risk no valoraba la vida humana como las personas normales. Nick... Kevin...
—Dios Todopoderoso —susurró sin separar apenas los labios—, por favor no permitas que nada le ocurra... protégele en todo momento... te lo suplico...
Ocultó la cara entre los brazos. Recordó la expresión de Nick justo antes de que la dejase, el ansia de su mirada, el áspero gesto de su boca. No importaba lo que le hubiese dicho, ella sabía que él la amaba. Quería pasar la vida con ella, quería ser libre para poder amar. Pero ella no volvería a verlo nunca más.
Un suave sonido se coló entre aquellos dolorosos pensamientos. Alzó la cabeza y miró alrededor. Se trataba de la brisa contra la ventana. Nick estaba allí fuera, cabalgando en la noche. Minuto a minuto, lo iba perdiendo.
—Vuelve a mí, Nick... —No tuvo claro si lo decía en voz alta o sólo era el eco de sus pensamientos—. Vuelve, vuelve...- Pensó en sus ojos azules y sintió una punzada en el pecho. Sintió como si se estuviese hundiendo en un agua helada que le congelase las venas y extrajese de sus pulmones el último suspiro. Y entonces... entonces... De nuevo se encontró sumida en su recurrente pesadilla: el barco y el agua, y Kevin ahogándose bajo su impotente mirada. Pero en esta ocasión no se trataba de Kevin, sino de Nick. Legare la retenía entre sus brazos, riendo triunfal mientras ella estiraba los brazos hacia su amado. Nick se moría, alejándose de ella, hundiéndose en el agua...
—¡No! —_________ se incorporó con un sobresalto, jadeando. Las lágrimas le corrían por las mejillas.
Algo terrible iba a sucederle a Nick.
Sintió que el peligro lo rodeaba. Iba a caer en una trampa. Algo no iba a salir bien en el plan que habían urdido. Ignoraba cómo lo sabía, pero lo sabía. Tenía que advertir a Nick. Era muy difícil que diese con él, pero tenia que intentarlo. Salió corriendo de la habitación y se dirigió a los establos.
El punto de encuentro, el Paso del Diablo, era una parte del pantano entre el río y el lago Borgne, a unos quince kilómetros de la plantación Jonas. Si surgían problemas durante el intercambio, sería más sencillo desaparecer entre los recovecos del pantano, con sus innumerables canales y cuevas. Desde allí había un despejado trayecto hasta el archipiélago, la zona de agua plagada de islas, entre ellas la de los Cuervos. El santuario pirata estaba a un día de camino.
Durante el camino, con el viento ululando en sus oídos y el repiqueteo de los cascos de los caballos, Nick volvió a sentir parte de su antigua temeridad. Experimentó la particular libertad de un hombre condenado. Nada de lo que pudiese decir o hacer importaba a esas alturas; estaba en manos del destino. Las pasadas semanas le parecían poco más que un sueño, borrosos recuerdos. Estaba de vuelta casi en el mismo punto donde todo había empezado. Pero ahora era una persona diferente. Su suerte, aquella invisible aura de protección que siempre lo había acompañado, ya no estaba allí. Y él era dolorosamente consciente de su ausencia.
Sin embargo, no tenía miedo, estaba poseído por una tensión difusa que se parecía mucho a la rabia. Estaba dirigida hacia todo el mundo, incluida _________. No se sentía agradecido por el breve tiempo en que había saboreado las mieles de la felicidad que ella le había ofrecido. Habida cuenta de lo que iba a suceder, habría sido mejor que nunca la hubiese conocido.
La irregular orilla estaba cubierta de conchas, limo y robles. Risk se les unió al amparo de los árboles.
—He aquí la pandilla Jonas—dijo divertido, sus verdes ojos destellando irreverencia y guasa. Nick sabía que para Risk aquella situación sumamente peligrosa era todo un entretenimiento.
Nick miró al otro lado del canal, de unos cien metros de anchura.
—¿Los has visto ya? —preguntó.
—Sí, pero quieren mantenerse ocultos. Hay que andarse con mucho ojo. Los bribones de Legare tienen rodeada la zona.
—¿Qué hay de Kevin?
—Vuestro hermano está con ellos. Parece que está bien, se tiene en pie.
Al ver que Risk miraba inquisitivamente a Alexandre, Nick dijo:
—Mi tío Alex.
Risk se carcajeó.
—Que me aspen si sabía que teníais un tío. —Respondió a la fría mirada de Alex con una sonrisa desenfadada.
Alex miró con ceño a su sobrino.
—Así que ésta es la clase de tipo con la que elegiste pasar estos últimos años, ¿eh, Nick?
—Risk es mi mejor hombre —dijo Nick secamente.
Risk sacó un trozo de cuerda y se acercó a Nick. Sus cuidadosas maneras se evaporaron.
—Quieren que os ate las manos. Es una de sus condiciones —murmuró—. Os ataré al mismo tiempo que ellos atan a Kevin.
Todo el mundo se quedó callado, expectante. Nick colocó las manos a la espalda y Risk le maniató las muñecas. Joe observó el procedimiento y luego fijó la mirada en el rostro de Risk.
—Sabes, Risk, algo me dice que no confíe en ti —dijo.
Nick alzó la cabeza y miró a su padre con recelo.
—Sé que lo consideras tu amigo, Nick, pero... —dijo Max.
—Cuestionaría antes tu lealtad que la suya —gruñó Nick. No olvidaría jamás que Risk había perdido un ojo por él—. ¿Qué razón tienes para dudar de él? ¿Tu infalible instinto?... Bien, supongo que ésa es razón suficiente para desconfiar de un hombre que me ha salvado la vida una docena de veces, ¿eh?
Joe frunció el ceño y dirigió la mirada hacia las tranquilas aguas.
_________ desmontó de su caballo y lo llevó hacia los árboles Había ido hasta allí a galope tendido. Cuanto más se acercaba al Paso del Diablo, más fuerte era su sensación de peligro. Todo su cuerpo parecía atenazado por el miedo. Siguió las profundas marcas de los cascos de los caballos hasta oír un suave murmullo de voces. Con cautela, soltó las riendas del animal y se acercó al agua, consciente de que se estaba metiendo en un buen lío.
Se inclinó sobre el grueso tronco de un árbol y oteó a través de los matorrales. El claro de luna se filtraba a través de la cortina de niebla que reposaba sobre las aguas. Todo estaba tranquilo salvo las diminutas olas que rompían en la orilla y el sonido de los remos. Desde su aventajado puesto de observación, _________ podía verlo todo: ambos lados del canal, los hombres de Legare en una orilla, los Jonas en la otra. No vio a Legare por ninguna parte, pero sí a Joseph. Estaba de pie, con las piernas ligeramente separadas y las manos cruzadas. El intercambio ya había comenzado. Los respectivos botes se apartaban ya de las poco profundas orillas, con dos hombres en cada uno de ellos.
_________ observó mordiéndose el labio inferior. Nick iba sentado con las manos atadas a la espalda mientras Risk remaba. Llevaba la cabeza vuelta para ver el bote que venía hacia ellos. _________ sabía que estaba ansioso por comprobar el estado en que se encontraba su hermano. Los botes se cruzaron dejando unos diez metros de distancia entre sí. Qué extraño y pesadillesco resultaba aquello, dos botes surcando el río, uno llevándose al hombre que amaba y el otro trayendo de vuelta a su marido, al que había dado por muerto.
Hincó las uñas en la corteza del árbol. Aquella figura con barba, atada y amordazada, ¿sería realmente Kevin? Se parecía al Nick de hacía cinco meses, aunque ni su cabellera ni su barba eran tan largas. Verlo le provocó un escalofrío. Una parte de su pasado que ella creía perdida para siempre regresaba ahora.
Recordó que consideraba a Kevin como un príncipe que la había rescatado de un territorio hostil. Había sido como un cuento de hadas hecho realidad. Era un hombre amable y cariñoso. No era culpa suya que ella hubiese descubierto pulsiones íntimas que sólo Nick podía satisfacer. ¡Qué injusto, qué error que nada de eso le hubiese sucedido estando con Kevin! Con una punzada de culpabilidad se dijo que ahora serían dos extraños el uno para el otro. Pero era su marido. A ojos de la Iglesia o de cualquier persona con sentido moral, su deber consistía en permanecer a su lado si así lo deseaba él.
Nick apartó la mirada de la orilla hacia la que se dirigían y respiró hondo. Risk lo miró sin dejar de remar maquinalmente.
—¿Qué sucede? —le preguntó en voz baja.
Nick quería mirar hacia atrás, pero no se atrevió. Por primera vez en su vida se sintió tan alarmado que le costó hablar. Intuía que _________ estaba en algún lugar cercano, mirándolo impotente.
—_________ está aquí—dijo.
—¿La chica? —Risk pareció anonadado—. ¿La habéis visto? ¿Dónde?
—No lo sé, por ahí atrás... —Nick sintió que el pulso se le aceleraba.—. Cuando me entregues a Legare, vuelve y encuéntrala. Asegúrate de que no le ocurra nada.
—Ver para creer, buen Dios —dijo Risk—. Nunca os había visto asustado. Grifo. —Y sacudió la cabeza y escupió.
Invitado
Invitado
Re: "Solo Con Tu Amor" (Nick, Kevin y Tú)
Cap corto, lose pero es para que nos dure un poquito mas la nove ya que casi llegamos al final; Joe tiene un buen instinto ;) Espero les guste :)
Invitado
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