"Pide un deseo" (Nick)

— Es hermoso—lo sostuvo entre sus dedos y le sonrió a Rachel con ojos llorosos—. Gracias—le dio un rápido abrazo. Rachel dirigió una mirada hacia su piano y recordó un pequeñísimo detalle.
— ¿Qué hiciste cuando tenías clase de piano?—preguntó mientras ayudó a Kate a abrochar el collar.
— Dije que me sentía mal.
— ¿dolor de panza?
— Siempre funciona. Nick siempre me dijo que era buena actriz cuando le decía que era una gran persona. Aun así—hizo una pausa dándose cuenta de que parecía que era actuación cada complemento que le había dicho a Nick—, no era actuar. Pero soy una actriz natural.
— ¿pensaste alguna vez hacer audiciones para teatro?—Rachel agarró un peine para peinarle tiernamente el cabello a Kate y ella asintió.
— Me encantaría ser una actriz. Ser de esas glamurosas chicas que aparecen en películas y se ven inmaculadamente hermosas.
— ¿Sabes que puedes hacer?—le dijo Rachel cuando una gran idea se le vino a la mente—. Suspendes las clases de piano diciendo que las vas a retomar en poco tiempo y eso va a ser cuando regresemos a nuestros respectivos cuerpos, claro, y les dices que decidiste tomar clases de actuación. ¿te parece?
— Me parece grandiosa idea.
— Entonces está hecho.
Mientras ambas conversaban Nick estaba entrando por la parte trasera de la casa de Rachel o actualmente de Kate. Tenía un paquete de chicles que era el favorito de ambos y empezaba a escurrirse por la casa para poder subir por las enredaderas del balcón. Llevaba una remera simple de cuello en forma de V y unos jeans desgastados que le resaltaban todo el atractivo masculino que tenía.
— Nos vemos mañana—dijo Rachel mientras salía por la puerta del balcón y escucharon como las enredaderas hacían un ruido y había un leve ruido como el ruido cuando Nick subía.
— ¿Qué diablos?—dijo Kate mirando hacia abajo y vio a Nick subiendo, él le sonrió y ella hizo lo mismo. Mientras ellos se saludaban Rachel se escondió debajo de la cama.
— ¿Qué hacías?—preguntó Nick y le extendió el paquetes de chicles mientras se sentaba en el sillón donde siempre se tiraba.
— Nada, estaba pensando en que debería tomar clases de teatro.
— ¿enserio? A Kate le encanta el teatro. Me dijo que le encantaría poder actuar en películas y cosas de esas—Kate metió un chicle en su boca y masticándolo con fuerza pudo por fin articular palabra.
— Dejare el piano y estudiare teatro. Pero luego por su puesto retomare el piano.
— ¡No! ¿por qué vas a dejar el piano?—se acercó a Kate mirándole con la cara preocupada—. ¡se lo mucho que te gusta!
— Pero quiero experimentar algo diferente. El teatro es lo que me llama la atención ahora. Tienes que entender mis decisiones.
— Claro que te entiendo, Rachel. Pero jamás pensé que abandonarías el piano. Igual no importa, lo que tu decidas siempre será lo mejor—le sonrió y entonces se levantó con la intención de ir al baño—. Ya vengo—entró al baño y Kate sintió que una mano le estiraba el pantalón y se agachó para descubrir que Rachel se encontraba debajo de la cama.
— ¿Qué diablos haces allí?—susurró con tono de regaño.
— ¡Quiero un chicle!—susurró con ansiedad y Kate soltó una carcajada fuerte y contagiosa. Sacó uno de los chicles y se lo pasó. Escuchó un suspiro de placer y rió efusivamente. Ya empezaba a conocer su sentido del humor. Entonces cuando Rachel masticó bien el duro chicle, logró decir lo que se acababa de acordar—: Kate, en el cajón de esta mesita esta un sobre que tiene escrito: De Rachel…
— ¡Ya lo encontré!—exclamó viendo el sobre.
— ¿Qué encontraste?—preguntó una voz que rápidamente salía del baño.
— Un sobre—entonces cuando no sabía qué hacer con él, se cayó y movió su mirada nerviosa de un lado a otro.
— ¿ah sí?—dijo riendo ante su extraña amiga—. ¿puedo leerlo?