Mine {Louis Tomlinson}

Esta padrisima la nove me gusto mucho siguela porfis

Capítulo III:

Maratón 1/3:

...

Abrí lentamente mis ojos mientras parpadeaba varias veces por la luz. Yacía acostada sobre una cama y lo primero que vi fueron paredes blancas. Miré todo a mí alrededor y en cuestión de segundos pude darme cuenta de que estaba en un hospital. Lo reconocí al instante ya que era el S. Thomas, el centro médico donde había sido atendida varias veces debido a mi enfermedad, que fue descubierta hace años atrás y me acompañaba hasta ahora. Padezco de anemia, lo cual causaba mis frecuentes desmayos, dolores de cabeza y mis faltas de sueño.

Al despertar mi madre, como todas las veces que sufría de mis ataques, lloraba y me abrazaba, diciéndome que todo iba a estar bien. Y por supuesto que lo estaría si continuaba con mi tratamiento.

Recuerdos de hace 5 años atrás…

(…)

Mi madre estaba en el jardín podando unas flores, cuando de repente sentí como si el mundo se derrumbara sobre mi cuerpo. Me sentí débil y frágil. Leticia, una de las mucamas entró a mi habitación, y al verme allí tirada en el suelo salió completamente desesperada para ir y avisarle a mi madre.
Mi padre, como de costumbre, se encontraba haciendo sus tan frecuentes viajes de negocios, donde no comentaba absolutamente ningún detalle del lugar en el que se encontraba, ni que realizaba.

Cuando mamá vio a Leticia tan alterada se asustó, y mucho más cuando ella le informó todo. Pero mamá dejo que las palabras se las llevara el viento y se condujo lo más rápido posible hacia mi recámara, me sostuvo en sus brazos y llamó a la ambulancia.

Cuando estábamos en el hospital, mi madre angustiada y sin aún recibir notificaciones sobre mi estado de salud, daba vueltas y vueltas por todo el pasillo, esperando las palabras del médico.

Un personaje completamente vestido de blanco y cabellos blancos le explicó mi situación, el Dr. James Rod, el encargado de mí. Y ahí fue cuando mi madre supo que padecía de anemia. Una enfermedad causaba por la baja concentración de la hemoglobina en mi sangre. Aquel ataque había sido causado por el estado de mi enfermedad, así que fui tratada de inmediato.

(…)

Capítulo IV:

Maratón 2/3:

...

Ya me imaginaba porque estaría aquí de nuevo, pero esta vez mi desmayo no había sido causado por mi estado. Una oleada de temor me recorrió completamente al recordar todo lo que había sucedido antes de estar -afortunadamente- aquí. Y todas aquellas visiones espeluznantes que había tenido, ¿acaso eran alucinaciones? Pero era tan real que no sabía ni que pensar. Me atemorizaba de tan sólo imaginar en cómo habría terminado de no ser hallada por mi madre.

Mamá.

Y era como si hubiese leído mi mente ya que instantáneamente mi madre traspasó la puerta de la habitación cuando más la necesitaba. Sostenía un vaso de agua en sus manos, y al verme corrió de inmediato a abrazarme. Estaba muy preocupada por mí, podía notarlo en sus ojos, así que decidí descartar la verdad del interrogatorio que estaría a punto de hacerme. Nada de preocuparla más, ya con lo de papá y esto tenía suficiente.

Y en eso entró aquel hombre que me acompañó por casi 5 años de mi vida.

—¡Doctor James! —Exclamé alegremente aunque sabía que no venía con buenas noticias.
—Veo que despertó señorita Brooks. Antes que nada mis más profundas condolencias a ambas por su pérdida. —Dijo él.

Miré hacia abajo con tristeza.

—Gracias doctor… —Le dijo mi madre mientras me daba palmaditas en la espalda.
—Bien… Con respecto a _____, sufrió una recaída, lo cual es muy extraño en esta etapa del tratamiento. No es muy común ver este tipo de padecimiento en pacientes con el avance que ella lleva, es increíble. Pero hay que tomar en cuenta la situación por la que está pasando. Puede que afecte el sistema y esto conlleve a una recaída.

—¿Pero estaré bien? —Inquirí directamente.
—Por supuesto que sí. Pero debes de incluir a tus medicamentos unos antidepresivos para evitar estas fallas. Sra. Brooks su hija requiere de los cuidados necesarios así que debe cumplir al pie de la letra todo lo indicado o seguirá pasando por estas situaciones y su estado puede llegar a agravarse.
—Muchas gracias, de verdad doctor. Y no se preocupe, puede estar más que seguro de ello. Haré todo lo que usted me indique por el bien de ella.
—Bueno, espero que así sea. Ahora necesito que por favor me acompañe a la administración para tramitar unos papeles para darle de alta.

Mi madre hizo caso al doctor y lo acompañó hasta allá.

(...)

Al pasar los minutos, luego de estar casi lista para irnos, mi madre me contó todo lo sucedido. Me había encontrado desmayada en medio de la tarde sobre la grama del cementerio ya que había logrado escuchar mis gritos. Ella pensaba que se había tratado de otro de mis ataques, pero no había sido así, nada de lo que me dijo era lo que en realidad pasó. En mi mente, y en mis recuerdos, ese “día o tarde” para mí era noche. Una especie de sombra me seguía. Me hallaba perdida y casi moría. El simple hecho de tratar de recordar hacia que en mi cuerpo sintiera una especie de escalofríos.

Capítulo V:

Maratón 3/3:

...

Mi madre y yo caminábamos dispuestas a salir del hospital. Pero en medio de nuestra conversación ella se detuvo y su rostro cambió a preocupado, nuevamente.

—¿Pasa algo? —Inquirí.
—Dios mío hija, he olvidado los papeles de tu medicina. ¡Espérame acá!
—Per…

Y antes de que dijera algo, mi madre ya había corrido velozmente hasta la oficina. A mí no me quedó más que sentarme en una de esas bancas de plástico y esperar, costumbre de mamá olvidar las cosas. Cerré mis ojos con fuerza para intentar recordar la verdadera razón de mi ataque.
Pero era imposible, abrí mis ojos y al instante los agrandé sorprendida con ambas cejas fruncidas.

¿Qué rayos?

El pasillo estaba completamente vacío ¿Desde cuándo el revoleteo de personas que yacía hace unos segundos allí se había ido? No había absolutamente nadie, ni siquiera el conserje que hace un rato limpiaba el suelo. Tal vez toda esta situación me estaba afectando un poco.
Me levanté y miré a mí alrededor. Decidí ir hasta donde se suponía que debía estar mi madre como loca buscando lo que había olvidado. Caminé poco a poco mirando a todos lados para encontrar señales de vida, sin éxito.

Hasta que escuché un ruido detrás de mí.

Volteé encontrándome con una persona vestida justo como mi madre de espaldas. Insegura, caminé despacio hacia ella.

—¿Mamá? —Inquirí al estar a dos pasos cerca de su cuerpo.

Estiré mi mano para tocar su hombro e intentar llamar su atención y con logro se giró.

Me quedé perpleja.

Su rostro estaba completamente deforme, irreconocible, bañado en sangre... Frente a mí.

Ahogué un grito, abriendo los ojos a la vez, ahora mismo encontrándome con el mismo pasillo donde estaba hace unos segundos, repleto de gente.

¿EH?

Mi cuerpo temblaba y el corazón me palpitaba con fuerza, era imposible controlarlo. Y ahí llegó mi madre, con una expresión de alivio en su rostro.

—Uf, que bueno que los encontré.
Mi madre me miró examinante. —Hija ¿Te sientes bien?
Tenía temor en volver a presenciar aquello… ¿Qué había sido eso? No había soñado, de eso estaba segura. Lo sentí tan real…

—S-sí, ¿por qué lo dices?
—Estás sudando... Ven mi amor, vamos a casa.

Me levanté y ella me rodeó con sus brazos.
De seguro pensó que se trataba de mi enfermedad. Me callé de nuevo, era imposible de creer ver algo tan horrible. ¿Qué me ocurría?

ME ENCANTA ASDFGHJKLASDFGHJKL SIGUELAA! :))