"Eternidad" Irresistible, Adictivo, Arrollador... (Harry Styles y ____ Bloom)

Cuando me dirijo a la mesa en la que solemos comer, veo que Haven y Miles ya están allí. Y cuando descubro que Harry está sentado con ellos, me entran ganas de salir corriendo en dirección opuesta.

-Puedes sentarte con nosotros, pero solo si prometes no mirar fijamente al chico nuevo- bromea Miles-. Es de muy mala educación quedarte mirando a la gente, ¿nunca te lo habían dicho?

Pongo los ojos en blanco y me siento junto a él en el banco, decidida a demostrarles lo poco que me impresiona la presencia de Harry.

-Me crié con lobos, ¿qué quieres que haga?- Me encojo de hombros mientras me peleo con el cierre de la fiambrera.

-Yo me crié con una drag queen y una novelista romántica- dice Miles, que se inclina hacia adelante para robar unas gomitas de la parte superior de la magdalena pre-Halloween de Haven.

-Lo siento cielo, pero eso no te ha ocurrido a ti, sino a Chandler, el de Friends.- Haven se echa a reír-. Yo, sin embargo, me crié entre brujas. Era una hermosa princesa vampiro a la que todos amaban, mimaba y admiraba. Vivía en un lujoso castillo gótico, y la verdad es que no tengo ni la menor idea de cómo he acabado en esta espantosa mesa de fibra de vidrio con unos fracasados como ustedes.- Hace un gesto con la cabeza para señalar a Harry-. ¿Y tú?

El chico de un trago de su bebida, una especie de líquido rojo iridiscente que lleva en una botella de cristal, y luego nos mira a los tres.

-He vivido en Inglaterra, Francia, Italia, España, Bélgica, Nueva York, Nueva Orleans, Oregón, la India, Nuevo México, Egipto y en alguno que otro país más.- dice esbozando una sonrisa.

-Parece que hay alguien por ahí cuya familia está relacionada con el ejercito…- bromea Haven, que coge un de las gomitas y se la arroja a Miles.

-¿Has vivido en Oregón?- dice Miles, que se pone la gomita encima de la lengua antes de tragársela con un trago su bebida reconstrúyete.

-En Portland.- Harry asiente.

-Nuestra amiga ___, aquí presente, vivía en Oregón- añade, lo que provoca que Haven lo fulmine con la mirada. A pesar de la enorme metedura de pata que cometí antes mi amiga me considera el mayor obstáculo entre ella y su verdadero amor, y parece molesta siempre que su atención sen concentra en mí.

-¿Dónde?

-En Eugene- murmuro. Tratando de concentrarme en mi sándwich y no en él, al igual que ocurrió en la clase, cada vez que hablo lo único que oigo es el sonido de su voz.
Y cada vez que nuestras miradas se cruzan me siento acalorada.

Y cuando su pie choca con el mío, siento un estremecimiento que recorre todo mi cuerpo.

Y todo esto empieza a asustarme de verdad.

-¿Cómo has acabado aquí?- Se inclina hacia mí, momento que Haven aprovecha para acercarse aún más a él.

Yo clavo la mirada en la mesa aprieto los labios, como siempre que me pongo nerviosa. No quiero hablar sobre mi antigua vida. No le encuentro sentido volver a relatar todos los detalles escabrosos. A tener que explicar que, aunque yo lograra sobrevivir, era mí culpa que toda mi familia muriera. Así que al final me limito a arrancar la corteza del pan y le digo:

-Es una larga historia.

Puedo sentir la mirada de Harry: intensa, cálida e incitante, y me pongo tan nerviosa que comienzan a sudarme las palmas de la mano y se me resbala la botella de agua entre los dedos. Cae tan rápido que no puedo atraparla, solo esperar la salpicadura.
Sin embargo, antes incluso de que llegue a la mesa, Harry la coge al vuelo y me la devuelve. Y yo me quedo sentada sin moverme, observando fijamente la botella para no tener que mirarlo a los ojos. No sé si soy la única que se ha dado cuenta de que Harry se ha movido tan deprisa que su brazo se ha convertido en un mero borrón.

Luego Miles pregunta algo sobre Nueva York y Haven se arrima tanto al chico nuevo que se sienta casi sobre su regazo. Respiro hondo y termino mi almuerzo y me aseguro a mí misma que lo he imaginado todo.

owwwwwwwww NUEVA LECTORA me encanta tu novela siguela porfis!!!!!!!!!!!!! :wut:

Cuando por din suena el timbre, todos cogemos nuestras cosa y nos dirigimos a clases. Justo cuando veo a Harry no puede oírnos, me giro hacia mis amigos para decirles:

-¿Cómo ha acabado en nuestra mesa?- El tono agudo y acusador de mi voz resulta desagradable hasta par mí.

-No quería llamar la atención, así que le ofrecimos un sitio en nuestra mesa.- Miles hace un gesto de indiferencia con los hombros antes de dejar su botella en el cubo de reciclaje y encaminarse hacia el edifico de las aulas.- No ha habido nada siniestro, ninguna confabulación maligna para avergonzarte.

-Bueno, pues podrían haber pasado sin el comentario de las miradas fijas- le digo, a sabiendas que el comentario parece ridículo y demasiado susceptible. No estoy dispuesta a decirles lo que pienso de verdad, ya que no quiero cabrear a mis amigos con una pregunta lógica, aunque desagradable, como “¿Por qué se relaciona un tipo como Harry con gente como nosotros?”.

En serio con todos los chicos guay ha en este instituto y toda la gente enrollada a la que podría unirse, ¿Por qué demonios ha elegido sentarse con nosotros, los mas inadaptados de todos?

-Relájate un poco, anda. Supongo que le pareció divertido.- Miles se encogió de hombros-. Además, también irá a tu casa esta noche. Le dije que se pasara por allí sobre las ocho.

-¿Qué le has dicho qué?- Lo miro con la boca abierta.

Pero de pronto recuerdo que Haven se ha pasado todo el almuerzo pensando en lo que iba a ponerse y Miles no ha dejado de preguntarse si tendría tiempo de darse una sesión de bronceado instantáneo. De repente todo cobra sentido.

-Bueno, según parece, Harry detesta el fútbol tanto como nosotros, algo que hemos descubierto durante el pequeño test de cálida que le hizo Haven antes de que y tú llegaras.- Haven sonríe y hace una pequeña reverencia, flexiona las rodillas hacia ambos lados cubiertas por medias de red-. Y puesto que es nuevo aquí y no conoce a nadie más, pensamos que podríamos quedárnoslo para nosotros y no darle la oportunidad de hacer más amigos.

-Pero...-Me quedo callada, sin saber muy bien cómo continua. Lo único que sé es que no quiero a Harry a mi alrededor, ni esta noche ni nunca.

-Yo me dejare caer por allí un poco después de las ocho- dice Haven-. Mi reunión termina a las siete, lo que me deja tiempo más que suficiente para ir a casa y cambiarme. Y, por cierto, pido sentarme a lado de Harry en el jacuzzi.

-¡No puedes hacer eso!- exclama Miles, que sacude la cabeza con indignación-. ¡No pienso permitirlo!

Pero ella se limita a agitar la mano por encima del hombro mientras se dirige a clases; yo me giro hacia Miles para preguntarle:

-¿Que reunión tiene hoy?

-Los viernes toca la de los glotones.

Haven es lo que podía llamarse una adicta a los grupos anónimos. En el poco tiempo que hace que la conozco, ha asistido a reuniones para alcohólicos, drogadictos, personas codependientes, insolventes, jugadores, ciberadictos, yonquis de la nicotina, fóbicos sociales, gente con síndrome de Diógenes y amantes de la vulgaridad. Por lo que sé, la de hoy es su primera reunión de los glotones. Pero está claro que, con su metro cincuenta y cinco de altura y el cuerpo esbelto y delgado de la bailarina de una caja de música, Haven no es ninguna glotona. Tampoco es alcohólica, insolvente, jugadora ni ninguna de las otra cosa. Lo que pasa es que se siente del todo ignorada por sus ensimismados padres y busca amor y aprobación en cualquier donde pueda conseguirlo.

Lo mismo ocurre con lo del rollo gótico. En realidad, no está metida en todo eso, lo que resulta bastante evidente por la forma en que intenta llamar la atención en lugar de tratar de pasar desapercibida, y por los pósters de Joy Division que cuelgan de las paredes rosadas de su habitación.

Lo que es que Haven ha descubierto que la forma más rápida de destacarse en una ciudad llena de rubias con ropa Juicy es vestirse de la princesa de la oscuridad.

Pero lo cierto es que no funciono como ella creía. La primera vez que su madre la vio vestida así no hizo mas que suspirar, coger las llaves y marcharse a su clase de pilates. Su padre no pasa el tiempo suficiente en casa como para verla bien. Su hermano pequeño, Austin, se asusto al principio, pero no tardo en acostumbrarse. Y en instituto todos están acostumbrado a los escalados del año pasado que pasaron en MTV, por lo general no le hacen el menor caso.

Sin embargo yo se qué debajo de las calaveras, los picos y el maquillaje de una novia de la muerte hay una chica que solo desea que la vean, la escuchen, la amen y le presten atención... algo que no ha conseguido con las anteriores personificaciones. Por lo tanto, si colocarse delante de un grupo de personas e inventar historias sobre sus atormentados esfuerzo por dejar cada día las adicciones hace que se sienta importante, ¿quién soy yo para juzgarla?

En mi antigua vida no habría salido con chicos como Haven y Miles. No me relacionaba con los problemáticos, ni con los extraños, ni con los demás rechazados. Formaba parte del grupo de los populares, donde la mayoría éramos monos, atléticos, talentosos, inteligentes, ricos, simpáticos y otras cosas. Iba a clases de danza, tenía mi mejor amiga que se llamaba Rachel (era animadora, como yo), eh incluso tenía un novio, Brandon. Y aunque no era mezquina con las personas que no pertenecían a nuestro grupo, tampoco me fijaba mucho en ellos. Y por eso actuaba como si fueran invisibles.

No obstante, yo también ahora pertenezco al grupo de los invisibles. Lo supe el día que Rachel y Brandon me visitaron en el hospital. Actuaron de manera afectuosa y comprensiva, pero sus pensamientos decían todo lo contrario. Les horrorizaba las pequeñas bolsas de plástico que introducían líquidos a mis venas, los cortes, las magulladuras y mis extremidades escayoladas. Se sentían mal por lo que me había ocurrido, por lo que había perdido, pero lo cierto es que se esforzaban por no mirar la cicatriz roja de mi frente, y lo que de verdad deseaban era salir de allí cuanto antes.

Y mientras yo contemplaba como sus aura remolineaban a su alrededor y mezclaban sus tonos marrones y apagados tan similares, supe que se alejaban de mí y se acercaban el uno al otro.

Así pues, durante mi primer día en Bay View, en lugar de malgastar mi tiempo en ritos de iniciación para entrar a formar parte del grupo de Stacy y Honor, me dirigí sin vacilar hacia Miles y Haven, dos marginados que aceptaron mi amistad sin hacer preguntas. Y aunque es probable que desde fuera parezcamos bastante raritos, lo cierto es que no sé que haría sin ellos. Su amistad es una de las pocas cosas buenas que tengo en mi vida. Su amistad hace que me sienta casi normal de nuevo.

Y esa es la razón por la que necesito mantenerme apartada de Harry. Porque su capacidad de erizarme la piel cuando me toca y de silenciar en mundo con su voz es una peligrosa tentación a la que no puedo rendirme.

No quiero poner en peligro mi amistad con Haven.

Y no puedo arriesgarme a intimidar demasiado con nadie.

NUEVA LECTORA
LA AMO ES LO MEJORRR
estuvo muy buena la maraton
seguila pronto!!!!
te voy a estar observando...

:observo: ah jajaja no mentira

Que si me ha gustado??? Me ha encantado el maraton!!!
Y espero ansiosa esos 2 capitulos, que pasaraaaaaa...
Tu tranquila, tomate tu tiempo y estudia! no vaya a ser que te castiguen hahaha
Siguelaaaa
Besos

Aunque Harry y yo tenemos dos clases en común, solo nos sentamos juntos en Lenguas. Así pues, no se acerca a mí hasta que recojo las cosas y salgo de clases de Arte que hay a sexta hora.

Corre para alcanzarme y me sujeta la puerta mientras salgo del aula con los ojos clavados en el suelo, preguntándole cómo puedo deshacerme de él.

-Tus amigos me pidieron que me pasara por tu casa esta noche- dice mientras caminando a mi lado-. Pero creo que no podré ir.

-¡Oh!- exclamo sin querer, y me avergüenza que mi voz haya revelado lo feliz que me hace esa noticia-. Quiero decir… ¿estás seguro?- Intento parecer más amable, más resignada, como si de verdad quisiera que viniera a mi casa, aunque ya es demasiado tarde.

Él me mira con un brillo divertido en los ojos.

-Sí, claro… Te veré el lunes- dice antes de acelerar el paso para dirigirse a su coche, que ésta aparcado en la zona roja y que, inexplicablemente, tiene el motor en marcha.

Cuando llego hasta mi Miata, Miles me está esperando con los brazos cruzados, los ojos entornados y la típica sonrisa desdeñosa que pone de manifiesto su enfado.

-Será mejor que me digas qué acaba de pasar, porque no tenía muy buena pinta- dice a tiempo que se sienta en el asiento del acompañante.

-Ha dicho que no vendría. Dijo que no podía.- Hago un gesto de indiferencia y miro por encima del hombro mientras soy marcha atrás.

-Pero ¿qué le dijiste para que no quiera venir?- pregunta con mirada asesina.

-Nada.

La sonrisa desdeñosa se hace más amplia.

-En serio, no tengo la culpa de que se te haya fastidiado la noche.- Salgo del aparcamiento a la calle, pero, al notar que Miles no deja de mirarme, pregunto-. ¿Qué pasa?

-Nada.- Mi amigo arquea las cejas y se pone a mira por la ventanilla. Aunque sé lo que está pensando, prefiero concentrarme en la conducción. Instantes después, él se gira hacia mí y dice-. Bueno, prométeme que no te enfadarás.

Yo cierro los ojos con un suspiro. Vamos allá…, pienso.

Respiro hondo y me niego a reaccionar. Sobre todo porque las coas están a punto de ponerse mucho peor.

-Para empezar, eres una chica guapísima… o al menos yo creo que lo eres, porque es difícil saberlo si siempre te escondes debajo de esas espantosas y enormes sedaderas con capucha. Siento ser yo quien te lo diga, ___, pero tu ropa es de lo peor, como un disfraz de indigente, y no tiene sentido fingir lo contrario. Además, y aunque tal vez no debería soltártelo de esta manera, el hecho de que hagas todo lo posible por rechazar a Harry, qué esta como un tren resulta más bien rarito.

Se calla el tiempo suficiente para darme ánimos con la mirada. Yo me preparo para lo que viene a continuación.

-A menos, claro está, que seas homosexual.

Giro a la derecha y suspiro con fuerza, agradecida por primera vez por contar con mis habilidades psíquicas, ya que sin duda me han ayudado a suavizar el golpe.

-No pasaría nada si lo fueras- continúa Miles-. Bueno, ya sabes que yo soy gay, así que no voy a discriminarte por eso; lo sabes, ¿verdad?- Suelta un carcajada; una especie de risota nerviosa que indica que pisa terrenos inexplorados.

Yo me limito a sacudir mi cabeza y a pisar el freno.

-El mero hecho de que no esté interesada en Harry no significa que sea homosexual- le digo, aunque noto que parezco mucho más a la defensiva de lo que es mi intención-. Por si no lo sabes, la atracción se basa en muchas más cosas que en el aspecto físico.

En cosas como un contacto cálido, unos ojos verdes y abrasadores y una voz seductora que silencia el mundo…

-¿Es por Haven?- pregunta Miles, que no se ha tragado mi excusa.

-No.- Aferro el volante y clavo la vista en el semáforo, deseando que cambie de rojo a verde para que pueda dejar a Miles en su casa y acabar de una vez con todo esto.

Pero sé que he respondido con demasiada rapidez cuando lo oigo exclamar:

-¡Ja! ¡Lo sabía! Es por Haven… porque ella se lo ha pedido primero... ¿Eres mínimamente consciente de que estas renunciando a la oportunidad de perder la virginidad con el chico más bueno del instituto, puede que del planeta, solo por Haven se lo ha pedido primero?

-Esto es ridículo- murmuro al tiempo que niego con la cabeza y giro hacia su calle. Aparco en el camino de la entrada.

-¿Qué? ¿No eres virgen?- Sonríe. Está claro que se la está pasando de maravilla-. ¿Y no me los dicho?

Hago un gesto de exasperación y me echo a reír sin poder evitarlo.

El me mira en silencio durante unos instantes; luego coge sus libros y se encamina hacia su casa, aunque se gira el tiempo suficiente para decirme:

-Espero que Haven sepa apreciar lo buena amiga que eres.

Al final resultó que la noche del viernes quedo cancelada. Vale, la noche no, nuestros planes. En parte porque el hermanito de Haven, Austin, se puso enfermo y ella era la única que lo podía cuidarlo; y en parte porque el padre de Miles, un fanático de los deportes, lo arrastro hasta un partido de fútbol y lo obligo a vestirse con los colores del equipo y actuar como si de verdad disfrutara de ello. Cuando Sabine se entero de que había llegado a sin compañía, salió del trabajo temprano t se ofreció a llevarme a cenar.

A sabiendas de que ella no prueba mi predilecto por las capuchas y los vaqueros, y puesto que deseo complacerla después de todo lo que ha hecho, me pongo un bonito vestido azul junto con los zapatos a juego que me compró hace poco, me pinto los labios con un poco de brillo, traslado las cosas más esenciales de la mochila al pequeño bolso de mano metálico que me regaló con el vestido y renuncio a mi acostumbrada cola de caballo para dejarme el pelo suelto.

Justo cuando estoy a punto de salir por la puerta, Riley aparece a mi lado y dice:

-Ya era hora de que empezaras a vestirte como chica.

Me ha dado un susto de muerte.

-Por el amos de Dios, ¡casi me matas del susto!- exclamo en un susurro antes de cerrar la puerta para que Sabine no me oiga.

-Lo sé.- Se echa a reír-. Bueno, ¿adónde vas?

-A un restaurante llamado Stonehill Tavern. Está en el hotel Saint Regis- respondo, aunque el corazón todavía me late con fuerza a causa de su encerrona.

Ella alza las cejas y asiente.

-Qué sitio más chic…
-¿Y tú como lo sabes?- La miro con suspicacia, peguntándome si ella a estado allí alguna vez. Como nunca me dice dónde pasa el tiempo libre…

-Sé un montón de cosas.- Ríe de nuevo-. Muchas más que tú.- Salta encima de mi cama y coloca los almohadones antes reclinarse.

-Sí, bueno, ni hay mucho que pueda hacer al respecto, ¿verdad?- replico, molesta al que lleva exactamente el mismo vestido y los mismos zapatos que yo, si bien, como que es cuatro años mas joven y bastante más baja, parece que esta disfrazada.

-En serio, creo que deberías vestirte de esa forma más a menudo. Porque, siento ser yo quien te lo diga, pero la pinta que sueles llevar no te pega en absoluto. ¿Crees de verdad que Brandon se habría fijado en ti si te hubieras vestido así?- Cruza los tobillos y me observa; parece tan relajada como cualquier persona, viva o muerta, podría ser-. Y hablando del tema, ¿sabes que ahora sale con Rachel? Pues sí, llevan cinco meses. Ya lleva más tiempo que contigo, ¿eh?

Aprieto los labios y empiezo a tamborilear con la punta del pie sobre el suelo mientras repito mi mantra habitual “No permitas que te afecte. No se lo permitas”.

-Y te juro que no te lo vas a creer, pero ¡casi han llegados hasta el final! En serio, salieron temprano del baile para antiguos alumnos; lo tenían todo planeado, pero luego… bueno…- Hizo una pausa para soltar una risotada-. Sé que quizás no debería contarte esto, pero al parecer Brandon dijo algo lamentable y de lo más vergonzoso que les cortó todo el rollo. Tendrías que haber estado allí… Te juro que fue desternillante. Bueno, no me malinterpretes, él te echa de menos y todo eso, así que menciono por accidente tu nombre en un par de ocasiones; pero suele decir, la vida continua, ¿no es así?

Respiro hondo y entorno los párpados mientas observo a Riley. Está acomodada en mi cama como Cleopatra en su lecho criticando mi vida en general antes de cosas sobre mis viejos amigos que ni siquiera le he preguntado, como si fuera una especie de autoridad preadolescente.

“Debe ser genial aparecer allí donde quieras y no tener que quedarte aquí en las trincheras para hacer todo el trabajo sucio, como el resto de nosotros!” De pronto, me enfado tanto con ella por esas visitas inesperadas que no son más que excusas para contarme de los demás que deseo que me deje en paz y me permita vivir mi miserable vida sin sus continuos comentarios pueriles. A pues, la miro a los ojos y le digo:

-¿Y cuando empiezas el colegio para angelitos? ¿O eres tan mala que te han prohibido la entrada?

Ella me fulmina con la mirada y compone una expresión furiosa. Pero, en ese preciso instante Sabine llama a la puerta.

-¿Estas lista?

Observo a Riley y la reto con la mirada a hacer algunas estupidez, algo que revele a Sabine todas las cosas raras que ocurren a su alrededor.

Sin embargo, mi hermana se limita a sonreír con dulzura.

-Mamá y papá me han pedido que te diga que te quieren- dice segundos antes de desaparecer.