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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
"Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
amo la nove!! amo a patch!! y ame el intercambio de accesorios :inlove:
siguela!!!!
siguela!!!!
jb_fanvanu
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
waaa como me traume con esto desde la primera temporada.. por eso me registre y asi
jajaja ok ya xD pero creo q no soy la unica vdd? xD hahaha
Heyy acabo de hacer esto *-*
y me gusto mucho como kedo *-* hahaha
les gusta? *-* haha
jajaja ok ya xD pero creo q no soy la unica vdd? xD hahaha
Heyy acabo de hacer esto *-*
y me gusto mucho como kedo *-* hahaha
les gusta? *-* haha
1DStylesJB
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
JJ_DaNgeRr escribió:waaa como me traume con esto desde la primera temporada.. por eso me registre y asi
jajaja ok ya xD pero creo q no soy la unica vdd? xD hahaha
Heyy acabo de hacer esto *-*
y me gusto mucho como kedo *-* hahaha
les gusta? *-* haha
ESTA MUY LINDO! *_*
ME RECUERDAS? SOY LA QUE TE RECOMENDO LA NOVE POR TWITTER!
ME ALEGRA QUE TENGAS CUENTA!! TE VOY A AGREGAR A MIS AMIGOS!
ASI QUE ME ACEPTAS, EH? xD
CUIDATE
MERRY CHRISTMAS
&
HAPPY NEW YEAR
XOXO
JAVI'S JONAS
ME RECUERDAS? SOY LA QUE TE RECOMENDO LA NOVE POR TWITTER!
ME ALEGRA QUE TENGAS CUENTA!! TE VOY A AGREGAR A MIS AMIGOS!
ASI QUE ME ACEPTAS, EH? xD
CUIDATE
MERRY CHRISTMAS
&
HAPPY NEW YEAR
XOXO
JAVI'S JONAS
JaviOfJonas
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
awww me encantaron los dos cap :D
aa sigueee sigueee porfissss
aa sigueee sigueee porfissss
issadanger
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
hola chiks !!
manana me voy de viaje
asi q les voy a dejar un maraton para
q no se decesperen ;)
ahora lo subo!!!
manana me voy de viaje
asi q les voy a dejar un maraton para
q no se decesperen ;)
ahora lo subo!!!
Ionee
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
JJ_DaNgeRr escribió:waaa como me traume con esto desde la primera temporada.. por eso me registre y asi
jajaja ok ya xD pero creo q no soy la unica vdd? xD hahaha
Heyy acabo de hacer esto *-*
y me gusto mucho como kedo *-* hahaha
les gusta? *-* haha
me encanto!!!
y bienvenida!!!
:polli:
Ionee
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
Wahh maraton
Qe felicidad
Y qe te vaya bien en el viaje ;)
Merry Christmas
Qe felicidad
Y qe te vaya bien en el viaje ;)
Merry Christmas
Jane JB ILU Joe
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
MARATON!!
1-5
Capitulo 4:
—Prométeme que lo guardarás. Prométeme que nunca nada se interpondrá entre
nosotros. —Sostuve sus ojos, rehusándome a dejar que él se apartara—. No quiero estar sin ti. No quiero que esto acabe nunca.
Los ojos de Patch eran negros como una pizarra, más oscuros que un millón de secretos apilados encima de nosotros.
Él bajó su mirada al anillo en su mano, girándolo lentamente.
—Júrame que nunca dejarás de amarme —susurré.
Aunque ligeramente, él asintió.
Me apoderé de su cuello y lo atraje contra mí, besándolo más fervientemente, sellando la promesa entre nosotros.
Cerré mis dedos dentro de los suyos, el agudo borde del anillo cortando nuestras palmas. Nada de lo que hice parecía llevarme lo suficientemente cerca, ninguna cantidad de él era suficiente.
El anillo se enterró más profundamente en mi mano, hasta que estaba segura de que había
roto nuestra piel.
Una promesa de sangre.
Cuando pensé que mi pecho podría colapsar por falta de aire, me alejé, descansando mi frente contra la suya.
Mis ojos estaban cerrados, mi respiración causaba que mis hombros se elevaran y cayeran.
—Te amo —murmuré—. Más de lo que creo que debería.
Esperé a que respondiera, pero en vez de eso su agarre en mí se apretó, casi protectoramente.
Giró su cabeza hacia los bosques a través de la carretera.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Escuché algo.
—Ésa era yo diciendo que te amo —dije, sonriendo mientras trazaba recorría boca con mi dedo.
Esperé que me devolviera la sonrisa, pero sus ojos todavía estaban fijos en los árboles, por los que se desplazaban sombras mientras sus ramas se estremecían con la brisa.
—¿Qué hay ahí fuera? —pregunté, siguiendo su mirada—. ¿Un coyote?
—Algo no está bien.
Mi sangre se congeló, y me deslicé fuera de su regazo.
—Estás empezando a asustarme. ¿Es un oso?
No habíamos visto osos en años, pero la granja estaba ubicada en la esquina más lejana de la ciudad y los osos eran conocidos por acercarse a la ciudad después de hibernar, cuando estaban hambrientos y buscando comida.
—Enciende los faros y toca la bocina —dije.
Orientando mis ojos a los bosques, busqué movimiento.
Mi corazón se aceleró un poco, recordando la vez que mis padres y yo habíamos visto desde las ventanas de la granja cómo un oso meció nuestro coche, oliendo comida dentro.
Detrás de mí, las luces del porche se encendieron.
No necesitaba girarme para saber que mi madre estaba parada en la puerta, frunciendo el ceño y golpeando el suelo con su pie.
—¿Qué es? —le pregunté a Patch una vez más—. Mi madre está saliendo. ¿Está segura?
Él encendió el motor y puso el Jeep en primera.
—Entra. Hay algo que tengo que hacer.
—¿Entrar? ¿Estás bromeando? ¿Qué está pasando?
—¡___________! —grito mi madre, bajando los escalones, su tono grave. Ella se detuvo a un metro y medio del Jeep y me hizo señas de que bajara la ventana.
—¿Patch? —intenté de nuevo.
—Te llamo luego.
Mi madre tiró de la puerta para abrirla.
—Patch —reconoció secamente.
—Blythe. —Él le dio un asentimiento distraído.
Ella se volvió hacia mí.
—Llegas cuatro minutos tarde.
—Estuve cuatro minutos más temprano ayer.
—Rodar minutos no funciona con los toques de queda. Adentro. Ahora.
No queriendo irme hasta que Patch me respondiera, pero no viendo muchas opciones, le dije:
—Llámame.
Él asintió, una vez, pero la singular concentración de sus ojos me dijo que sus pensamientos estaban en otro lado.
Tan pronto como estuve fuera del coche y en tierra firme, el Jeep rápidamente se puso en movimiento hacia delante, no perdiendo tiempo en acelerar. Donde quiera que Patch estuviera yendo, estaba apurado.
—Cuando te doy un toque de queda, espero que lo mantengas —dijo mamá.
—Cuatro minutos tarde —dije, sugiriendo con mi tono que ella tal vez estaba exagerando.
Eso me ganó una mirada que tenía su desaprobación estampada.
—El año pasado tu padre fue asesinado. Hace un par de meses, tú tuviste tu propio roce con la muerte. Creo que me he ganado el derecho a ser sobreprotectora. —Ella caminó rígidamente de vuelta a la casa, con los brazos sujetos a su pecho.
Ok, ahora era una hija sin sentimientos e insensible. Punto captado.
Volví mi atención al camino de árboles en el borde de la carretera opuesta.
Nada se veía fuera de lo ordinario. Esperé un escalofrío que me advirtiera que había algo por ahí, algo que no podía ver, pero no sentí nada.
Una cálida brisa de verano crujía al pasar, el sonido de cigarras llenando el aire. Si acaso, el bosque se veía pacífico debajo del plateado brillo de la luz de luna.
Patch no había visto nada en los bosques.
Él se fue porque yo dije dos muy grandes, y muy estúpidas palabras, que se habían derramado antes de que pudiera detenerlas.
¿En que había estado pensando?
No.
¿En qué estaba pensando Patch ahora?
¿Él se había ido conduciendo para huir de tener que responderme?
Estaba bastante segura de que conocía la respuesta.
Y estaba bastante segura de que explicaba por qué fui abandonada observando la parte de atrás de su Jeep.
Me apoderé de su cuello y lo atraje contra mí, besándolo más fervientemente, sellando la promesa entre nosotros.
Cerré mis dedos dentro de los suyos, el agudo borde del anillo cortando nuestras palmas. Nada de lo que hice parecía llevarme lo suficientemente cerca, ninguna cantidad de él era suficiente.
El anillo se enterró más profundamente en mi mano, hasta que estaba segura de que había
roto nuestra piel.
Una promesa de sangre.
Cuando pensé que mi pecho podría colapsar por falta de aire, me alejé, descansando mi frente contra la suya.
Mis ojos estaban cerrados, mi respiración causaba que mis hombros se elevaran y cayeran.
—Te amo —murmuré—. Más de lo que creo que debería.
Esperé a que respondiera, pero en vez de eso su agarre en mí se apretó, casi protectoramente.
Giró su cabeza hacia los bosques a través de la carretera.
—¿Qué pasa? —pregunté.
—Escuché algo.
—Ésa era yo diciendo que te amo —dije, sonriendo mientras trazaba recorría boca con mi dedo.
Esperé que me devolviera la sonrisa, pero sus ojos todavía estaban fijos en los árboles, por los que se desplazaban sombras mientras sus ramas se estremecían con la brisa.
—¿Qué hay ahí fuera? —pregunté, siguiendo su mirada—. ¿Un coyote?
—Algo no está bien.
Mi sangre se congeló, y me deslicé fuera de su regazo.
—Estás empezando a asustarme. ¿Es un oso?
No habíamos visto osos en años, pero la granja estaba ubicada en la esquina más lejana de la ciudad y los osos eran conocidos por acercarse a la ciudad después de hibernar, cuando estaban hambrientos y buscando comida.
—Enciende los faros y toca la bocina —dije.
Orientando mis ojos a los bosques, busqué movimiento.
Mi corazón se aceleró un poco, recordando la vez que mis padres y yo habíamos visto desde las ventanas de la granja cómo un oso meció nuestro coche, oliendo comida dentro.
Detrás de mí, las luces del porche se encendieron.
No necesitaba girarme para saber que mi madre estaba parada en la puerta, frunciendo el ceño y golpeando el suelo con su pie.
—¿Qué es? —le pregunté a Patch una vez más—. Mi madre está saliendo. ¿Está segura?
Él encendió el motor y puso el Jeep en primera.
—Entra. Hay algo que tengo que hacer.
—¿Entrar? ¿Estás bromeando? ¿Qué está pasando?
—¡___________! —grito mi madre, bajando los escalones, su tono grave. Ella se detuvo a un metro y medio del Jeep y me hizo señas de que bajara la ventana.
—¿Patch? —intenté de nuevo.
—Te llamo luego.
Mi madre tiró de la puerta para abrirla.
—Patch —reconoció secamente.
—Blythe. —Él le dio un asentimiento distraído.
Ella se volvió hacia mí.
—Llegas cuatro minutos tarde.
—Estuve cuatro minutos más temprano ayer.
—Rodar minutos no funciona con los toques de queda. Adentro. Ahora.
No queriendo irme hasta que Patch me respondiera, pero no viendo muchas opciones, le dije:
—Llámame.
Él asintió, una vez, pero la singular concentración de sus ojos me dijo que sus pensamientos estaban en otro lado.
Tan pronto como estuve fuera del coche y en tierra firme, el Jeep rápidamente se puso en movimiento hacia delante, no perdiendo tiempo en acelerar. Donde quiera que Patch estuviera yendo, estaba apurado.
—Cuando te doy un toque de queda, espero que lo mantengas —dijo mamá.
—Cuatro minutos tarde —dije, sugiriendo con mi tono que ella tal vez estaba exagerando.
Eso me ganó una mirada que tenía su desaprobación estampada.
—El año pasado tu padre fue asesinado. Hace un par de meses, tú tuviste tu propio roce con la muerte. Creo que me he ganado el derecho a ser sobreprotectora. —Ella caminó rígidamente de vuelta a la casa, con los brazos sujetos a su pecho.
Ok, ahora era una hija sin sentimientos e insensible. Punto captado.
Volví mi atención al camino de árboles en el borde de la carretera opuesta.
Nada se veía fuera de lo ordinario. Esperé un escalofrío que me advirtiera que había algo por ahí, algo que no podía ver, pero no sentí nada.
Una cálida brisa de verano crujía al pasar, el sonido de cigarras llenando el aire. Si acaso, el bosque se veía pacífico debajo del plateado brillo de la luz de luna.
Patch no había visto nada en los bosques.
Él se fue porque yo dije dos muy grandes, y muy estúpidas palabras, que se habían derramado antes de que pudiera detenerlas.
¿En que había estado pensando?
No.
¿En qué estaba pensando Patch ahora?
¿Él se había ido conduciendo para huir de tener que responderme?
Estaba bastante segura de que conocía la respuesta.
Y estaba bastante segura de que explicaba por qué fui abandonada observando la parte de atrás de su Jeep.
Ionee
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
2-5
Capitulo 5:
Durante los últimos once segundos, estuve cayendo, abrazando mi almohada sobre la cabeza, tratando de sacar de mi cabeza el reportaje sobre el tráfico de Chuck Delaney‘s del centro de Portland, que sonaba a través de mi reloj de alarma alto y muy claro.
Del mismo modo, estaba intentando excluir la parte lógica de mi cerebro que gritaba que me vistiera, prometiendo repercusiones si no lo hacía.
Pero la parte que busca el placer en mi cerebro se impuso. Se aferraba a mi sueño – o más bien al tema de mi sueño.
Tenía el pelo negro ondulado y una sonrisa asesina.
En este momento, él estaba sentado en la parte de atrás de su moto y yo estaba sentada mirando hacia adelante, nuestras rodillas tocándose.
Acurruque mis dedos en su camisa y tire de él para besarle.
En mi sueño, Patch sentía cuando le daba un beso.
No sólo a nivel emocional, sino un toque real, físico. En mi sueño era más humano que ángel.
Los ángeles no pueden sentir una sensación física –sabía eso– pero en mi sueño, quería que Patch sintiera la presión suave y sedosa de los labios en conexión.
Quería que sintiera mis dedos pasando a través de su pelo. Necesitaba que sintiera el campo
magnético de emociones innegables tirando de cada molécula de su cuerpo hacia la mía.
Patch pasó el dedo por debajo de la cadena de plata de mi cuello, su contacto enviando escalofríos de placer ondulando a través de mí. —Te quiero —murmuro.
Arrastrando mis manos sobre su estómago duro, me apoye en él parando para un beso corto. —Yo te quiero más —dije, rozando su boca mientras hablaba.
Sólo que las palabras no salieron.
Se quedaron atrapadas en mi garganta.
Mientras Patch esperaba que respondiera su sonrisa vacilo. Te quiero, intente de nuevo. Una vez más, las palabras se quedaron sujetas en mi interior.
La expresión de Patch se volvió ansiosa. —Te quiero, _____________ —repitió él.
Asentí con la cabeza desesperadamente, pero él se había dado la vuelta. Subiéndose a la motocicleta y marchándose sin más.
—¡Te quiero! —grité tras él. ¡Te amo, te amo!
Pero era como si arena movediza se hubiera derramado por mi garganta, cuanto más intentaba luchar contra mis palabras, más rápido se arrastraban hacia abajo.
Patch escapaba entre la multitud.
La noche había caído rodeándonos en un instante y yo apenas podía distinguir su camiseta negra entre los cientos de otras camisetas negras de la masa.
Corrí para llegar a él, pero cuando le agarre el brazo, otra persona se dio la vuelta.
Una chica. Estaba demasiado oscuro para leer sus facciones, pero me di cuenta de que era preciosa.
—Amo a Patch —dijo ella, sonriendo a través del rojo de sus labios—. Y no tengo miedo de decírselo.
—¡Ya se lo dije! —argumente—. ¡Anoche se lo dije!
Pase junto a ella, escaneando la multitud a ver si alcanzaba a ver a Patch con el casco azul. Corrí frenéticamente extendiendo la mano para cogerle, y él extendió la mano. Él se giró, pero había cambiado en la misma chica hermosa.
—Es demasiado tarde —dijo—. Yo quiero a Patch ahora.
—Pasar por encima de Angie lleva tiempo —Chuck Delaney‘s chilló en mi oreja con alegría.
Mis ojos se abrieron de golpe con la palabra Tiempo.
Yo estaba en la cama un momento, tratando de deshacerme de lo que no era más que una pesadilla y rodando fuera. El tiempo se anunciaba a menos veinte y no había forma de que estuviera escuchando el tiempo a no ser que…
¡Escuela de verano! ¡Me quede dormida!
Quitándome las sabanas de encima corrí hacia el armario.
Metiéndome en los primeros vaqueros que puse en el armario la noche anterior, una camiseta blanca y una chaqueta recién lavada.
Marque el número de Patch, pero tres tonos después me mando al contestador de voz.
—¡Llámame! —dije, haciendo una pausa medio segundo para preguntarme si me estaba evitando después de la confesión de la última noche.
Yo había hecho a mi mente fingir que no había pasado que se olvidaría y volvería a la normalidad, pero después del sueño de esta mañana, estaba empezando a dudar de que lo dejara ir tan fácilmente.
Quizás Patch sólo necesitaba tiempo para asimilarlo.
De cualquier manera no había mucho que pudiera hacer ahora. A pesar de que podría haber jurado que él me prometió dar una vuelta.
* * *
Me agarre el pelo en una media cola, cogí la mochila que estaba sobre la encimera y salí corriendo por la puerta.
Hice una pausa en el camino con el tiempo suficiente para dar un grito de exasperación en la losa de ocho por tres metros de cemento donde mi Fiat Spider del 79 estaba aparcado.
Mi madre lo había vendido para pagar la demora de tres meses de luz y para llenar nuestra nevera con provisiones suficientes para mantenernos alimentados hasta final de mes.
Incluso había despedido a la ama de casa, Dorotea, mi padre suplente, para recortar gastos.
Enviando ráfagas de odio debido a las circunstancias, me colgué la mochila al hombro y empecé a trotar.
La mayoría de la gente podría considerar que la población de granja como mamá y yo vivimos de forma pintoresca, pero correr una milla no tiene nada de pintoresco.
Capitulo 5:
Durante los últimos once segundos, estuve cayendo, abrazando mi almohada sobre la cabeza, tratando de sacar de mi cabeza el reportaje sobre el tráfico de Chuck Delaney‘s del centro de Portland, que sonaba a través de mi reloj de alarma alto y muy claro.
Del mismo modo, estaba intentando excluir la parte lógica de mi cerebro que gritaba que me vistiera, prometiendo repercusiones si no lo hacía.
Pero la parte que busca el placer en mi cerebro se impuso. Se aferraba a mi sueño – o más bien al tema de mi sueño.
Tenía el pelo negro ondulado y una sonrisa asesina.
En este momento, él estaba sentado en la parte de atrás de su moto y yo estaba sentada mirando hacia adelante, nuestras rodillas tocándose.
Acurruque mis dedos en su camisa y tire de él para besarle.
En mi sueño, Patch sentía cuando le daba un beso.
No sólo a nivel emocional, sino un toque real, físico. En mi sueño era más humano que ángel.
Los ángeles no pueden sentir una sensación física –sabía eso– pero en mi sueño, quería que Patch sintiera la presión suave y sedosa de los labios en conexión.
Quería que sintiera mis dedos pasando a través de su pelo. Necesitaba que sintiera el campo
magnético de emociones innegables tirando de cada molécula de su cuerpo hacia la mía.
Patch pasó el dedo por debajo de la cadena de plata de mi cuello, su contacto enviando escalofríos de placer ondulando a través de mí. —Te quiero —murmuro.
Arrastrando mis manos sobre su estómago duro, me apoye en él parando para un beso corto. —Yo te quiero más —dije, rozando su boca mientras hablaba.
Sólo que las palabras no salieron.
Se quedaron atrapadas en mi garganta.
Mientras Patch esperaba que respondiera su sonrisa vacilo. Te quiero, intente de nuevo. Una vez más, las palabras se quedaron sujetas en mi interior.
La expresión de Patch se volvió ansiosa. —Te quiero, _____________ —repitió él.
Asentí con la cabeza desesperadamente, pero él se había dado la vuelta. Subiéndose a la motocicleta y marchándose sin más.
—¡Te quiero! —grité tras él. ¡Te amo, te amo!
Pero era como si arena movediza se hubiera derramado por mi garganta, cuanto más intentaba luchar contra mis palabras, más rápido se arrastraban hacia abajo.
Patch escapaba entre la multitud.
La noche había caído rodeándonos en un instante y yo apenas podía distinguir su camiseta negra entre los cientos de otras camisetas negras de la masa.
Corrí para llegar a él, pero cuando le agarre el brazo, otra persona se dio la vuelta.
Una chica. Estaba demasiado oscuro para leer sus facciones, pero me di cuenta de que era preciosa.
—Amo a Patch —dijo ella, sonriendo a través del rojo de sus labios—. Y no tengo miedo de decírselo.
—¡Ya se lo dije! —argumente—. ¡Anoche se lo dije!
Pase junto a ella, escaneando la multitud a ver si alcanzaba a ver a Patch con el casco azul. Corrí frenéticamente extendiendo la mano para cogerle, y él extendió la mano. Él se giró, pero había cambiado en la misma chica hermosa.
—Es demasiado tarde —dijo—. Yo quiero a Patch ahora.
—Pasar por encima de Angie lleva tiempo —Chuck Delaney‘s chilló en mi oreja con alegría.
Mis ojos se abrieron de golpe con la palabra Tiempo.
Yo estaba en la cama un momento, tratando de deshacerme de lo que no era más que una pesadilla y rodando fuera. El tiempo se anunciaba a menos veinte y no había forma de que estuviera escuchando el tiempo a no ser que…
¡Escuela de verano! ¡Me quede dormida!
Quitándome las sabanas de encima corrí hacia el armario.
Metiéndome en los primeros vaqueros que puse en el armario la noche anterior, una camiseta blanca y una chaqueta recién lavada.
Marque el número de Patch, pero tres tonos después me mando al contestador de voz.
—¡Llámame! —dije, haciendo una pausa medio segundo para preguntarme si me estaba evitando después de la confesión de la última noche.
Yo había hecho a mi mente fingir que no había pasado que se olvidaría y volvería a la normalidad, pero después del sueño de esta mañana, estaba empezando a dudar de que lo dejara ir tan fácilmente.
Quizás Patch sólo necesitaba tiempo para asimilarlo.
De cualquier manera no había mucho que pudiera hacer ahora. A pesar de que podría haber jurado que él me prometió dar una vuelta.
* * *
Me agarre el pelo en una media cola, cogí la mochila que estaba sobre la encimera y salí corriendo por la puerta.
Hice una pausa en el camino con el tiempo suficiente para dar un grito de exasperación en la losa de ocho por tres metros de cemento donde mi Fiat Spider del 79 estaba aparcado.
Mi madre lo había vendido para pagar la demora de tres meses de luz y para llenar nuestra nevera con provisiones suficientes para mantenernos alimentados hasta final de mes.
Incluso había despedido a la ama de casa, Dorotea, mi padre suplente, para recortar gastos.
Enviando ráfagas de odio debido a las circunstancias, me colgué la mochila al hombro y empecé a trotar.
La mayoría de la gente podría considerar que la población de granja como mamá y yo vivimos de forma pintoresca, pero correr una milla no tiene nada de pintoresco.
Ionee
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
3-5
Capitulo 6:
Capitulo 6:
La mayoría de la gente podría considerar que la población de granja como mamá y yo vivimos de forma pintoresca, pero correr na milla no tiene nada de pintoresco.
En la esquina de Hawthorne y Beche, vi señales de vida mientras un coche hacia un viaje por la mañana.
Un Toyota 4runner rojo freno en la acera y la ventana del pasajero bajo con un zumbido automático.
Marcie Millar estaba detrás del volante.
—¿Problemas con el coche? —preguntó ella.
Problema de coche porque no tengo coche.
No es que fuera a admitirlo delante de Marcie.
—¿Necesitas que te lleve? —se expresó de otra manera cuando vio que no respondía.
No podía creer que de todos los coches que pasan por este tramo de carretera, Marcie tuviera que ser la que se paraba. ¿Quería montarme con Marcie? No.
¿Estaba trabajando acerca de lo que me había dicho mi padre? Sí.
¿Estaba a punto de perdonar? Por supuesto que no.
Le haría un gesto para que ella siguiera conduciendo, pero había un pequeño inconveniente. Se rumoreaba que la única cosa que le gustaba más al Sr. Loucks que la tabla periódica era entregar papelitos de detención por llegar tarde.
—Gracias —acepte a regañadientes—. Voy de camino al colegio.
—¿Supongo que tu amiga la gorda no podía llevarte no?
Me quede inmóvil con la mano en la manija de la puerta.
Vee y yo hacía mucho tiempo que habíamos renunciado a educar a la gente de mente estrecha que piensa que grasa y curvas son la misma cosa, pero eso no significa que toleremos la ignorancia.
Y yo estaría encantada de llamar a V para un paseo, pero había sido invitada a asistir a una reunión para los editores de la publicación electrónica del colegio y ya estaba en la escuela.
—Pensándolo bien, caminare. —Le di un empujón a la puerta de Marcie, devolviéndola a su posición.
Marcie puso cara confundida. —¿Te ha ofendido que la llame gorda? Porque es cierto.
—¿Qué pasa contigo? Siento como que todo lo que digo tiene que ser censurado.
Primero tu padre, ahora esto. ¿Qué pasa con la libertad de expresión? Por un momento pensé que esto sería genial si yo tuviera el Spider. No sólo no iba a conseguir un paseo, si no que podría conseguir algo con Marcie. Aparcar en el colegio era un caos después de clase. Los accidentes sucedían.
Como no podía empujar a Marcie con mi guardabarros, hice la siguiente mejor cosa. —Si mi padre fuera el propietario de la Toyota, creo que tendría la conciencia medioambiental suficiente para pedir un hibrido.
—Bueno, tú padre no posee el concesionario Toyota.
—Cierto. Mi padre está muerto.
Alzo el hombro. —Tú lo has dicho, no yo.
—A partir de ahora creo que es mejor si nos quedamos en caminos diferentes.
Examinó su manicura. —Bien.
—Bien.
—Intento ser amable y mira donde me tienes —dijo ella en voz baja.
—¿Amable? Has llamado gorda a Vee.
—También me he ofrecido para llevarte —Ella apretó el gas y sus neumáticos levantaron polvo del camino que floto en mi dirección.
No me había despertado esta mañana buscando una razón más para odiar a Marcie Millar, pero aquí estaba.
Coldwater High estaba erguido en el siglo XIX y la construcción era una ecléctica mezcla entre el gótico y el estilo victoriano, lo que la hacía parecer más una catedral que un colegio.
Las ventanas eran estrechas y arqueadas con el cristal de color plomo. La piedra era de multicolores, pero sobre todo gris.
Durante el verano, la hiedra se arrastraba hacia el exterior y le confería al colegio un cierto
encanto a lo Nueva Inglaterra. Durante el invierno, la hiedra parecía largos dedos esqueléticos ahogando el edificio.
Yo medio andaba rápido, medio trotaba por el pasillo para llegar a Química, cuando sonó mi teléfono móvil en el bolsillo.
—¿Mamá? —contesté, sin frenar el ritmo—. Puedo llamarte más…
—¡A que no adivinas a quién me encontré ayer por la noche! Lynn Parnell. Recuerdas a los Parnells, la madre de Scott.
Mire el reloj de mi móvil. Había tenido la suerte de que me trajeran al colegio un completo desconocido –una mujer que iba de camino al gimnasio para hacer kickboxing– pero todavía llegaba tarde. Menos de dos minutos para que sonara la campana.
—¿Mamá? Están a punto de empezar las clases. ¿Te puedo llamar en el almuerzo?
—Tú y Scott eran tan buenos amigos.
Se había desencadenado un vago recuerdo. —Cuando teníamos cinco —dije—. ¿No era el que mojaba siempre sus pantalones?
—Fui a tomar algo con Lynn anoche. Acaba de terminar de divorciarse y ella y Scott están volviendo a Coldwater.
—Es genial. Te llamo…
—Los he invitado a cenar esta noche.
Al pasar por la oficina del director el minutero marcaba con una muesca. Desde donde yo estaba de pie se veía atrapado entre las 7:59 y las 8. Me apuntó con una amenaza cuando dijo:
—No te atrevas a llegar tarde.
—Esta noche no es buena mamá. Yo y Patch…
—¡No seas tonta! —Me cortó mi madre—. Scott es uno de tus viejos amigos. Lo conocías de mucho antes que a Patch.
—Utilizas a Scott para hacerme comer Roly-polies —dije, mi memoria empezando a entrar en razón.
—¿Y tú nunca lo forzaste a jugar con Barbies?
—¡Es diferente!
—Esta noche, a las siete —dijo mi madre con voz que no deja opción a argumento.
Me apresure en llegar a Química, con unos segundos de sobra y me deslice en un taburete de metal detrás de una mesa de granito negra en el laboratorio en primera fila.
En la esquina de Hawthorne y Beche, vi señales de vida mientras un coche hacia un viaje por la mañana.
Un Toyota 4runner rojo freno en la acera y la ventana del pasajero bajo con un zumbido automático.
Marcie Millar estaba detrás del volante.
—¿Problemas con el coche? —preguntó ella.
Problema de coche porque no tengo coche.
No es que fuera a admitirlo delante de Marcie.
—¿Necesitas que te lleve? —se expresó de otra manera cuando vio que no respondía.
No podía creer que de todos los coches que pasan por este tramo de carretera, Marcie tuviera que ser la que se paraba. ¿Quería montarme con Marcie? No.
¿Estaba trabajando acerca de lo que me había dicho mi padre? Sí.
¿Estaba a punto de perdonar? Por supuesto que no.
Le haría un gesto para que ella siguiera conduciendo, pero había un pequeño inconveniente. Se rumoreaba que la única cosa que le gustaba más al Sr. Loucks que la tabla periódica era entregar papelitos de detención por llegar tarde.
—Gracias —acepte a regañadientes—. Voy de camino al colegio.
—¿Supongo que tu amiga la gorda no podía llevarte no?
Me quede inmóvil con la mano en la manija de la puerta.
Vee y yo hacía mucho tiempo que habíamos renunciado a educar a la gente de mente estrecha que piensa que grasa y curvas son la misma cosa, pero eso no significa que toleremos la ignorancia.
Y yo estaría encantada de llamar a V para un paseo, pero había sido invitada a asistir a una reunión para los editores de la publicación electrónica del colegio y ya estaba en la escuela.
—Pensándolo bien, caminare. —Le di un empujón a la puerta de Marcie, devolviéndola a su posición.
Marcie puso cara confundida. —¿Te ha ofendido que la llame gorda? Porque es cierto.
—¿Qué pasa contigo? Siento como que todo lo que digo tiene que ser censurado.
Primero tu padre, ahora esto. ¿Qué pasa con la libertad de expresión? Por un momento pensé que esto sería genial si yo tuviera el Spider. No sólo no iba a conseguir un paseo, si no que podría conseguir algo con Marcie. Aparcar en el colegio era un caos después de clase. Los accidentes sucedían.
Como no podía empujar a Marcie con mi guardabarros, hice la siguiente mejor cosa. —Si mi padre fuera el propietario de la Toyota, creo que tendría la conciencia medioambiental suficiente para pedir un hibrido.
—Bueno, tú padre no posee el concesionario Toyota.
—Cierto. Mi padre está muerto.
Alzo el hombro. —Tú lo has dicho, no yo.
—A partir de ahora creo que es mejor si nos quedamos en caminos diferentes.
Examinó su manicura. —Bien.
—Bien.
—Intento ser amable y mira donde me tienes —dijo ella en voz baja.
—¿Amable? Has llamado gorda a Vee.
—También me he ofrecido para llevarte —Ella apretó el gas y sus neumáticos levantaron polvo del camino que floto en mi dirección.
No me había despertado esta mañana buscando una razón más para odiar a Marcie Millar, pero aquí estaba.
Coldwater High estaba erguido en el siglo XIX y la construcción era una ecléctica mezcla entre el gótico y el estilo victoriano, lo que la hacía parecer más una catedral que un colegio.
Las ventanas eran estrechas y arqueadas con el cristal de color plomo. La piedra era de multicolores, pero sobre todo gris.
Durante el verano, la hiedra se arrastraba hacia el exterior y le confería al colegio un cierto
encanto a lo Nueva Inglaterra. Durante el invierno, la hiedra parecía largos dedos esqueléticos ahogando el edificio.
Yo medio andaba rápido, medio trotaba por el pasillo para llegar a Química, cuando sonó mi teléfono móvil en el bolsillo.
—¿Mamá? —contesté, sin frenar el ritmo—. Puedo llamarte más…
—¡A que no adivinas a quién me encontré ayer por la noche! Lynn Parnell. Recuerdas a los Parnells, la madre de Scott.
Mire el reloj de mi móvil. Había tenido la suerte de que me trajeran al colegio un completo desconocido –una mujer que iba de camino al gimnasio para hacer kickboxing– pero todavía llegaba tarde. Menos de dos minutos para que sonara la campana.
—¿Mamá? Están a punto de empezar las clases. ¿Te puedo llamar en el almuerzo?
—Tú y Scott eran tan buenos amigos.
Se había desencadenado un vago recuerdo. —Cuando teníamos cinco —dije—. ¿No era el que mojaba siempre sus pantalones?
—Fui a tomar algo con Lynn anoche. Acaba de terminar de divorciarse y ella y Scott están volviendo a Coldwater.
—Es genial. Te llamo…
—Los he invitado a cenar esta noche.
Al pasar por la oficina del director el minutero marcaba con una muesca. Desde donde yo estaba de pie se veía atrapado entre las 7:59 y las 8. Me apuntó con una amenaza cuando dijo:
—No te atrevas a llegar tarde.
—Esta noche no es buena mamá. Yo y Patch…
—¡No seas tonta! —Me cortó mi madre—. Scott es uno de tus viejos amigos. Lo conocías de mucho antes que a Patch.
—Utilizas a Scott para hacerme comer Roly-polies —dije, mi memoria empezando a entrar en razón.
—¿Y tú nunca lo forzaste a jugar con Barbies?
—¡Es diferente!
—Esta noche, a las siete —dijo mi madre con voz que no deja opción a argumento.
Me apresure en llegar a Química, con unos segundos de sobra y me deslice en un taburete de metal detrás de una mesa de granito negra en el laboratorio en primera fila.
Ionee
Re: "Love The Way You Lie" (Joe & Tu) ♥ 2da Temporada♥
4-5
Capitulo 7:
Capitulo 7:
Las mesas eran de dos en dos y yo cruzaba los dedos para que me emparejaran con alguien cuya comprensión de la ciencia superara a la mía, ya que, dado mi nivel, era fácil de perder el ritmo.
Tendía a ser más romántica que realista y opte por la fe ciega por encima de la lógica fría. Ponerme a mí con la ciencia era mala idea desde el principio.
Marcie Millar entro en la sala con sus tacones, jeans y un top de seda de Banana Republic que tenía en la espalda la lista de deseos del día. Durante el día, la camiseta estaría en el despacho de rack. Yo estaba en proceso mental cuando Marcie se sentó en el taburete de al lado mío.
—¿Qué le pasa a tu pelo? —dijo—. ¿Te has quedado sin espuma? ¿Paciencia? — Una sonrisa se levantó desde la comisura—. ¿O es porque has tenido que correr cuatro kilómetros para llegar a tiempo?
—¿Qué pasa con lo de mantenerse al margen del otro? —Di una mirada hacia su taburete, luego a mí, haciéndole ver que no se estaba quedando fuera de mi camino.
—Necesito algo de ti.
Yo exhale en silencio, estabilizando mi presión sanguínea. Debería haberlo sabido.
—Veras Marcie —dije—. Las dos sabemos que esta clase va a ser increíblemente difícil. Permíteme hacerte un favor y advertirte que la ciencia es mi peor asignatura. La única razón por la que estoy en el colegio de verano es porque escuché que la química es más fácil. Tú no me quieres como pareja. Esto no será un A fácil.
—¿Me ves como si estuviera sentada a tu lado para aumentar mi GPA? —dijo ella con impaciencia—. Te necesito para otra cosa. La semana pasada conseguí un trabajo.
¿Marcie? ¿Un trabajo?
Ella sonrió y yo me imaginé que habría visto mis pensamientos en mi cara.
— Estoy en la oficina. Uno de los vendedores de mi padre está casado con la secretaria de la oficina principal. Nunca está de más disponer de conexiones. No es que desee saber nada al respecto.
Yo sabía que el padre de Marcie era influyente en Coldwater. De hecho, él era uno de los mayores donantes de la escuela secundaria.
—De vez en cuando un archivo abierto se cae y no puedo dejar de ver cosas —dijo Marcie.
—Si claro.
—Por ejemplo, sé que aún no has superado la muerte de tu padre. Has estado con la psicóloga del colegio. De hecho lo sé todo acerca de todo el mundo. Salvo Patch. La semana pasada me di cuenta de que su archivo está vacío. Quiero saber por qué. Quiero saber lo que oculta.
—¿Por qué te importa?
—Estaba de pie anoche en la entrada, mirando hacia la ventana de mi habitación.
Parpadeé.
—¿Patch estaba de pie en tu camino de entrada?
—A menos que conozcas algún otro chico que conduzca un Jeep Comander, vista todo de negro y este realmente bueno.
Fruncí el ceño. —¿Te dijo algo?
—El me vio mirarlo desde la ventana y se fue. ¿Debería pensar en una orden de alejamiento? ¿Es un comportamiento típico de él? Sé que estaba fuera, pero, ¿simplemente por qué no habla?
No le hacía caso, demasiado absorta en digerir esta información.
¿Patch? ¿En casa de Marcie? Tuvo que haber sido después de haber salido de mi casa. Después de que le dijera que le quería y que él se fuera.
—No hay problema —dijo Marcie, enderezándose—. Hay otros medios de obtener información, como la administración. Supongo que no todos los archivos de la escuela estarán vacíos. No iba a decir nada, pero por mi propia seguridad…
No me preocupaba que Marcie fuera a la administración.
Patch podía cuidarse solito. Me preocupaba lo de anoche. Patch se había ido bruscamente diciendo que había algo que tenía que hacer, pero me costaba creer que algo tan complicado para irse estuviera en el camino de entrada de casa de Marcie.
Era mucho más fácil aceptar que se había ido por lo que le había dicho.
—O la policía —agregó Marcie, tocándose los labios con la punta de los dedos—. Un archivo en blanco en el colegio suena casi ilegal. ¿Cómo entró Patch en el colegio? Te ves molesta, ___________. ¿Me estoy metiendo en algo? —Una sonrisa de placer apareció en su rostro—. ¿Lo hago verdad? Hay más que esta historia.
Puse mis ojos fríos sobre ella.
—Para alguien que ha dejado claro que su vida es algo superior a la de cualquier estudiante del colegio, seguro que conseguirás lo que quieras persuadiendo a cualquiera aburrido o sin nada de valor.
La sonrisa de Marcie se desvaneció. —Yo no tendría si tú permanecieras fuera de mi camino.
—¿De tu camino? Este no es tu colegio.
—No me hables de esa manera —Dijo Marcie incrédula haciendo tics involuntarios con la cabeza—. De hecho, no me vuelvas a hablar nunca.
Puse las manos hacia arriba. —No hay problema.
—Y qué tal si tú te mueves eh.
Eche un vistazo a mi taburete, pensando que sin duda podría decir:
—Estaba aquí primero.
Imitándome, Marcie levantó las manos. —No es mi problema.
—Yo no me muevo.
—No voy a sentarme junto a ti.
—Me alegra oírlo.
—Muévete —Ordenó Marcie.
—No.
La campana sonó y cuando el sonido murió, Marcie y yo nos dimos cuenta de que la habitación estaba en silencio. Miramos a nuestro alrededor y el hecho de que todos los asientos estuvieran ocupados me golpeo duro.
El Sr. Loucks se colocó en el pasillo a mi derecha agitando una hoja de papel.
—Es un plano de la sala —dijo—, cada uno de los rectángulos corresponde a una mesa en la sala. Escriban su nombre en el rectángulo y pásenlo —Puso la hoja justo delante de mí—. Espero que les caiga bien su compañero —nos dijo—. Van a estar ocho semanas con ellos.
Tendía a ser más romántica que realista y opte por la fe ciega por encima de la lógica fría. Ponerme a mí con la ciencia era mala idea desde el principio.
Marcie Millar entro en la sala con sus tacones, jeans y un top de seda de Banana Republic que tenía en la espalda la lista de deseos del día. Durante el día, la camiseta estaría en el despacho de rack. Yo estaba en proceso mental cuando Marcie se sentó en el taburete de al lado mío.
—¿Qué le pasa a tu pelo? —dijo—. ¿Te has quedado sin espuma? ¿Paciencia? — Una sonrisa se levantó desde la comisura—. ¿O es porque has tenido que correr cuatro kilómetros para llegar a tiempo?
—¿Qué pasa con lo de mantenerse al margen del otro? —Di una mirada hacia su taburete, luego a mí, haciéndole ver que no se estaba quedando fuera de mi camino.
—Necesito algo de ti.
Yo exhale en silencio, estabilizando mi presión sanguínea. Debería haberlo sabido.
—Veras Marcie —dije—. Las dos sabemos que esta clase va a ser increíblemente difícil. Permíteme hacerte un favor y advertirte que la ciencia es mi peor asignatura. La única razón por la que estoy en el colegio de verano es porque escuché que la química es más fácil. Tú no me quieres como pareja. Esto no será un A fácil.
—¿Me ves como si estuviera sentada a tu lado para aumentar mi GPA? —dijo ella con impaciencia—. Te necesito para otra cosa. La semana pasada conseguí un trabajo.
¿Marcie? ¿Un trabajo?
Ella sonrió y yo me imaginé que habría visto mis pensamientos en mi cara.
— Estoy en la oficina. Uno de los vendedores de mi padre está casado con la secretaria de la oficina principal. Nunca está de más disponer de conexiones. No es que desee saber nada al respecto.
Yo sabía que el padre de Marcie era influyente en Coldwater. De hecho, él era uno de los mayores donantes de la escuela secundaria.
—De vez en cuando un archivo abierto se cae y no puedo dejar de ver cosas —dijo Marcie.
—Si claro.
—Por ejemplo, sé que aún no has superado la muerte de tu padre. Has estado con la psicóloga del colegio. De hecho lo sé todo acerca de todo el mundo. Salvo Patch. La semana pasada me di cuenta de que su archivo está vacío. Quiero saber por qué. Quiero saber lo que oculta.
—¿Por qué te importa?
—Estaba de pie anoche en la entrada, mirando hacia la ventana de mi habitación.
Parpadeé.
—¿Patch estaba de pie en tu camino de entrada?
—A menos que conozcas algún otro chico que conduzca un Jeep Comander, vista todo de negro y este realmente bueno.
Fruncí el ceño. —¿Te dijo algo?
—El me vio mirarlo desde la ventana y se fue. ¿Debería pensar en una orden de alejamiento? ¿Es un comportamiento típico de él? Sé que estaba fuera, pero, ¿simplemente por qué no habla?
No le hacía caso, demasiado absorta en digerir esta información.
¿Patch? ¿En casa de Marcie? Tuvo que haber sido después de haber salido de mi casa. Después de que le dijera que le quería y que él se fuera.
—No hay problema —dijo Marcie, enderezándose—. Hay otros medios de obtener información, como la administración. Supongo que no todos los archivos de la escuela estarán vacíos. No iba a decir nada, pero por mi propia seguridad…
No me preocupaba que Marcie fuera a la administración.
Patch podía cuidarse solito. Me preocupaba lo de anoche. Patch se había ido bruscamente diciendo que había algo que tenía que hacer, pero me costaba creer que algo tan complicado para irse estuviera en el camino de entrada de casa de Marcie.
Era mucho más fácil aceptar que se había ido por lo que le había dicho.
—O la policía —agregó Marcie, tocándose los labios con la punta de los dedos—. Un archivo en blanco en el colegio suena casi ilegal. ¿Cómo entró Patch en el colegio? Te ves molesta, ___________. ¿Me estoy metiendo en algo? —Una sonrisa de placer apareció en su rostro—. ¿Lo hago verdad? Hay más que esta historia.
Puse mis ojos fríos sobre ella.
—Para alguien que ha dejado claro que su vida es algo superior a la de cualquier estudiante del colegio, seguro que conseguirás lo que quieras persuadiendo a cualquiera aburrido o sin nada de valor.
La sonrisa de Marcie se desvaneció. —Yo no tendría si tú permanecieras fuera de mi camino.
—¿De tu camino? Este no es tu colegio.
—No me hables de esa manera —Dijo Marcie incrédula haciendo tics involuntarios con la cabeza—. De hecho, no me vuelvas a hablar nunca.
Puse las manos hacia arriba. —No hay problema.
—Y qué tal si tú te mueves eh.
Eche un vistazo a mi taburete, pensando que sin duda podría decir:
—Estaba aquí primero.
Imitándome, Marcie levantó las manos. —No es mi problema.
—Yo no me muevo.
—No voy a sentarme junto a ti.
—Me alegra oírlo.
—Muévete —Ordenó Marcie.
—No.
La campana sonó y cuando el sonido murió, Marcie y yo nos dimos cuenta de que la habitación estaba en silencio. Miramos a nuestro alrededor y el hecho de que todos los asientos estuvieran ocupados me golpeo duro.
El Sr. Loucks se colocó en el pasillo a mi derecha agitando una hoja de papel.
—Es un plano de la sala —dijo—, cada uno de los rectángulos corresponde a una mesa en la sala. Escriban su nombre en el rectángulo y pásenlo —Puso la hoja justo delante de mí—. Espero que les caiga bien su compañero —nos dijo—. Van a estar ocho semanas con ellos.
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