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Academia Medianoche | Harry Styles |
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
Página 1 de 1. • Comparte
Academia Medianoche | Harry Styles |
Nombre: Academia Medianoche.
Autor: Claudia Gray(Libro).
Adaptada: Si.
Genero: Fantasía, romance.
Advertencia: No necesitare chicas, fuera de eso nada.
Otras paginas: No.
Autor: Claudia Gray(Libro).
Adaptada: Si.
Genero: Fantasía, romance.
Advertencia: No necesitare chicas, fuera de eso nada.
Otras paginas: No.
Academia Medianoche
~SINOPSIS~
Adaptada • Fantasía, Romance • Harry Styles
En Medianoche, un sombrío edificio de estilo Gótico, los alumnos son listos, visten con elegancia y están inquietamente ávidos de toda novedad.
Los padres de Bianca han conseguido una plaza como profesores, pero ella es consciente de que no termina de encajar.
Cuando conoce a Harry, un joven atractivo enigmático, Bianca no podrá evitar interesarse por él…aunque todo apunte a que debe andarse con cuidado. Y hay secretos que los podrán separar, le dice Harry, secretos que le hará cuestionarse sus creencias más firmes.
Los padres de Bianca han conseguido una plaza como profesores, pero ella es consciente de que no termina de encajar.
Cuando conoce a Harry, un joven atractivo enigmático, Bianca no podrá evitar interesarse por él…aunque todo apunte a que debe andarse con cuidado. Y hay secretos que los podrán separar, le dice Harry, secretos que le hará cuestionarse sus creencias más firmes.
Un internado donde nada es lo que parece. Dos jóvenes atraídos por una fuerza magnética. Un secreto oscuro y peligroso. Y una única certeza: entregarse al amor es jugar con fuego…
•Por Gato Ermitaño Para oursourcecode•
Hola, Bueno, me llamo Elizabeth, tengo 16 años y esta es mi tercera novela (: Espero que la disfruten tanto como yo y no se olviden de dejar sus opiniones en los comentarios c:
Sin mas, besos
.Future.
Re: Academia Medianoche | Harry Styles |
Academia Medianoche
Capitulo #1
5:00am • Estados Unidos • Bianca Oliver
Era el primer día de clases, es decir, la última oportunidad de escapar.
No tenía una mochila con un equipo de supervivencia, ni un monedero abultado con que comprarme un billete de avión a donde fuera, ni un amigo esperándome en la calle en un coche con el motor en marcha. Resumiendo: carecía de lo que la mayoría de la gente en su sano juicio llamaría “un plan”.
Sim embargo, daba igual, no pensaba quedarme en la Academia Medianoche por nada del mundo.
La luz mortecina del amanecer apuntaba en el horizonte mientras yo intentaba enfundarme unos vaqueros y sacaba un grueso jersey negro. A esas horas de la mañana y a la altura a la que nos encontrábamos, hacía frío incluso en septiembre. Me recogí el cabello en un moño hecho a toda prisa y me calcé unas botas de montaña. A pesar de lo importante que era no hacer ruido, no debía preocuparme porque mis padres se despertaran. No eran precisamente madrugadores, por así decirlo. Caían muertos en la cama hasta que sonaba el despertador, y para eso todavía quedaban un par de horas. Lo que me proporcionaba una buena ventaja.
Al otro lado de la ventana de mi dormitorio, la gárgola de piedra me aguijoneaba con la mirada mientras sonreía con una mueca flaqueada por unos colmillos prominentes. Cogí la chaqueta vaquera y le saqué la lengua.
-Igual que te gusta estar colgada ahí afuera, en el Baluarte de los Malditos-murmuré-Pues que te aproveche.
Hice la cama antes de irme. Normalmente tienen que estar encima de mí para que la haga, pero esta vez no tuvieron ni que decírmelo. Ya tendrían bastante con el ataque que iba a darles después, y pensé que estirando la colcha me reconciliaría un poquito con ellos. Aunque lo más probable era que no compartieran este punto de vista, lo hice de todos modos. Estaba ahuecando las almohadas cuando, de repente, recordé algo extraño con tanta viveza como si todavía no hubiera despertado, algo que había soñado esa misma noche.
Una flor de color sangre.
El viento aullaba entre los árboles que me envolvían, azotando las ramas en todas las direcciones. En lo alto, el cielo se encapotaba de nubes tormentosas. Me aparté el cabello, que me castigaba la cara. Solo quería mirar la flor.
Los pétalos, perlados de lluvia, eran de un rojo vívido, lánguidos y afilados, como los de algunas orquídeas tropicales. Sin embargo, la flor estaba lozana y completamente abierta, prendida de la rama, como una rosa. Era lo más exótico y fascinante que había visto nunca. Tenía que ser mía.
¿Por qué me hizo estremecer ese recuerdo? Solo era un sueño. Respiré hondo y me concentré. Era hora de partir.
Tenía la bolsa preparada; la había llenado la noche anterior con apenas cuatro cosas: un libro, unas gafas de sol y unos cuantos billetes por si al final tenía que ir hasta Riverton, lo más cercano a la civilización que había por la zona. Eso me mantendría ocupada todo el día.
A ver, no estaba escapándome de casa, al menos no en serio, como cuando rompes con todo y asumes una identidad nueva y, no sé, te unes a un circo o algo así. No, se trataba de una declaración de principios. Me había opuesto desde el primer momento a la idea que mis padres habían dejado entrever que entraríamos en la Academia Medianoche, ellos como profesores y yo como alumna. Habíamos vivido en el mismo pueblecito toda la vida, yo había acudido al mismo colegio con las mismas personas desde que tenía cinco años y quería que siguiera siendo así. Hay gente a la que le gusta conocer extraños y hace amigos con facilidad, pero yo nunca he sido así. Ni por asomo.
Es curioso, cuando la gente te llama “tímida”, suele sonreír. Como si hiciera gracia, como si se tratara de una de esas manías que acabas perdiendo cuando te haces mayor, como los huecos que te quedan entre los dientes cuando se te caen los de leche. Si supieran lo que se siente cuando no solo se trata de que te cueste romper el hielo, sino de ser tímido de verdad, no sonreirían. Se lo pensarían dos veces si supieran que esa sensación te atenaza ek estómago, o te hace sudar las manos, o te impide decir algo que tenga sentido. No hace ninguna gracia.
Mis padres no habían sonreído nunca al decirlo. Me conocían muy bien y por eso
siempre creí que ellos me comprendían….hasta que decidieron que, con dieciséis años, había llegado el momento de superarlo ¿Y qué mejor lugar que un internado? Sobre todo si ellos también iban incluidos en el paquete.
<[/center]No tenía una mochila con un equipo de supervivencia, ni un monedero abultado con que comprarme un billete de avión a donde fuera, ni un amigo esperándome en la calle en un coche con el motor en marcha. Resumiendo: carecía de lo que la mayoría de la gente en su sano juicio llamaría “un plan”.
Sim embargo, daba igual, no pensaba quedarme en la Academia Medianoche por nada del mundo.
La luz mortecina del amanecer apuntaba en el horizonte mientras yo intentaba enfundarme unos vaqueros y sacaba un grueso jersey negro. A esas horas de la mañana y a la altura a la que nos encontrábamos, hacía frío incluso en septiembre. Me recogí el cabello en un moño hecho a toda prisa y me calcé unas botas de montaña. A pesar de lo importante que era no hacer ruido, no debía preocuparme porque mis padres se despertaran. No eran precisamente madrugadores, por así decirlo. Caían muertos en la cama hasta que sonaba el despertador, y para eso todavía quedaban un par de horas. Lo que me proporcionaba una buena ventaja.
Al otro lado de la ventana de mi dormitorio, la gárgola de piedra me aguijoneaba con la mirada mientras sonreía con una mueca flaqueada por unos colmillos prominentes. Cogí la chaqueta vaquera y le saqué la lengua.
-Igual que te gusta estar colgada ahí afuera, en el Baluarte de los Malditos-murmuré-Pues que te aproveche.
Hice la cama antes de irme. Normalmente tienen que estar encima de mí para que la haga, pero esta vez no tuvieron ni que decírmelo. Ya tendrían bastante con el ataque que iba a darles después, y pensé que estirando la colcha me reconciliaría un poquito con ellos. Aunque lo más probable era que no compartieran este punto de vista, lo hice de todos modos. Estaba ahuecando las almohadas cuando, de repente, recordé algo extraño con tanta viveza como si todavía no hubiera despertado, algo que había soñado esa misma noche.
Una flor de color sangre.
El viento aullaba entre los árboles que me envolvían, azotando las ramas en todas las direcciones. En lo alto, el cielo se encapotaba de nubes tormentosas. Me aparté el cabello, que me castigaba la cara. Solo quería mirar la flor.
Los pétalos, perlados de lluvia, eran de un rojo vívido, lánguidos y afilados, como los de algunas orquídeas tropicales. Sin embargo, la flor estaba lozana y completamente abierta, prendida de la rama, como una rosa. Era lo más exótico y fascinante que había visto nunca. Tenía que ser mía.
¿Por qué me hizo estremecer ese recuerdo? Solo era un sueño. Respiré hondo y me concentré. Era hora de partir.
Tenía la bolsa preparada; la había llenado la noche anterior con apenas cuatro cosas: un libro, unas gafas de sol y unos cuantos billetes por si al final tenía que ir hasta Riverton, lo más cercano a la civilización que había por la zona. Eso me mantendría ocupada todo el día.
A ver, no estaba escapándome de casa, al menos no en serio, como cuando rompes con todo y asumes una identidad nueva y, no sé, te unes a un circo o algo así. No, se trataba de una declaración de principios. Me había opuesto desde el primer momento a la idea que mis padres habían dejado entrever que entraríamos en la Academia Medianoche, ellos como profesores y yo como alumna. Habíamos vivido en el mismo pueblecito toda la vida, yo había acudido al mismo colegio con las mismas personas desde que tenía cinco años y quería que siguiera siendo así. Hay gente a la que le gusta conocer extraños y hace amigos con facilidad, pero yo nunca he sido así. Ni por asomo.
Es curioso, cuando la gente te llama “tímida”, suele sonreír. Como si hiciera gracia, como si se tratara de una de esas manías que acabas perdiendo cuando te haces mayor, como los huecos que te quedan entre los dientes cuando se te caen los de leche. Si supieran lo que se siente cuando no solo se trata de que te cueste romper el hielo, sino de ser tímido de verdad, no sonreirían. Se lo pensarían dos veces si supieran que esa sensación te atenaza ek estómago, o te hace sudar las manos, o te impide decir algo que tenga sentido. No hace ninguna gracia.
Mis padres no habían sonreído nunca al decirlo. Me conocían muy bien y por eso
siempre creí que ellos me comprendían….hasta que decidieron que, con dieciséis años, había llegado el momento de superarlo ¿Y qué mejor lugar que un internado? Sobre todo si ellos también iban incluidos en el paquete.
•Por Gato Ermitaño Para oursourcecode•
.Future.
Re: Academia Medianoche | Harry Styles |
♥ Nueva Lectora ♥
Me encanta, ¡está buenísima!
Síguela, enserio.
Me encanta, ¡está buenísima!
Síguela, enserio.
likeaselena
Re: Academia Medianoche | Harry Styles |
likeaselena escribió:Nueva Lectora
Me encanta, ¡está buenísima!
Síguela, enserio.
¡Bienvenida! c:
Me alegra que te guste la nove *-*
En un rato la sigo, Besos :bye:
.Future.
Re: Academia Medianoche | Harry Styles |
Academia Medianoche
Capitulo #1; parte 2
5:10am • Estados Unidos • Bianca Oliver
En cierto modo adiviné lo que se proponían, aunque solo fue en teoría. En cuanto enfilamos la entrada a la Academia y vi aquella mole gótica de piedra tan monstruosa, supe de inmediato que no iba a quedarme allí ni muerta. Mis padres harían oídos sordos, de modo que tendría que obligarles a escucharme.
Fui avanzando de puntillas por el pequeño apartamento para el profesorado que mi familia había utilizado durante este ultimo mes. Oí los leves ronquidos de mi madre tras la puerta cerrada de su dormitorio. Me puse la bandolera al hombro, giré el pomo lentamente y empecé a bajar la escalera. Vivíamos en lo alto de una de las torres de Medianoche, y sé que eso suena más excitante de lo que en realidad es, ya que comportaba tener que bajar unos escalones que habían sido talados en la roca hacía más de doscientos años y que, con el desgaste del tiempo, ahora eran irregulares. La larga escalera de caracol tenía pocas ventanas y todavía no habían encendido las luces, por lo que la oscuridad contribuía a dificultar el descenso.
Abrí la pesada y ornamentada puerta de entrada de un fuerte empujón y respiré libertad.
Las primeras nieblas del alba lo cubrían todo con su manto gris azulado mientras atravesaba los prados que rodeaban el internado.
Volví la vista hacia las altas torres de piedra de la escuela, ambas rodeadas por las siluetas retorcidas de las gárgolas, y me estremecí. Unos pasos más y empezaron a desvanecerse entre la niebla.
Medianoche se alzaba amenazadora detrás de mí. Los muros de piedra de sus altas torres eran la única barrera que las espinas no podían romper. Debería haber salido corriendo hacia la escuela, pero no lo hice. Medianoche era mucho más peligrosa que las espinas y además no pensaba irme sin la flor.
Mis padres se despertaran y se darán cuenta de que no estoy. Por fin comprenderán que no puedo soportar estar en esta escuela. Saldrán a buscarme y, vale, se enfadarán mucho por haberlos asustado de este modo, pero lo entenderán. Al final siempre acaban entendiendo ¿no? Y luego nos iremos. Saldremos de Medianoche y no volveremos nunca más.
Eché a correr hacia el este, intentando poner tierra de por medio entre la academia y yo. Jadeante, volví la vista atrás para comprobar cuánto trecho había recorrido....cuando lo vi. A menos de cien metros de mí, había un hombre envuelto en un abrigo largo y oscuro, entre los arboles, medio oculto por la niebla. En el momento en que nuestras miradas se encontraron, echó a correr en mi dirección.
Hasta ese momento no había sabido qué era el miedo. Una sensación fría como el agua helada sacudió todo mi cuerpo y entonces descubrí lo rápido que podía correr.
Oí sus pasos detrás, quebrando ramas y aplastando hojas. Se acercaba ¡Dios, era muy rápido! ¿Cómo alguien podía correr a esa velocidad?
-¡Ah!- grité medio asfixiada cuando saltó sobre mí y caímos rodando.
Me di un costalazo en la espalda y me aplastó contra el suelo con su peso y sus piernas, entrelazadas con las mías. Me tapó la boca con una mano, pero conseguí liberar un brazo y me dispuse a pegarle como pudiera.
-¿Has visto quién te seguía?-susurró el tipo en ese momento. Lo miré fijamente unos instantes.
-¿Te refieres además de ti?-conseguí decir al fin.
Fui avanzando de puntillas por el pequeño apartamento para el profesorado que mi familia había utilizado durante este ultimo mes. Oí los leves ronquidos de mi madre tras la puerta cerrada de su dormitorio. Me puse la bandolera al hombro, giré el pomo lentamente y empecé a bajar la escalera. Vivíamos en lo alto de una de las torres de Medianoche, y sé que eso suena más excitante de lo que en realidad es, ya que comportaba tener que bajar unos escalones que habían sido talados en la roca hacía más de doscientos años y que, con el desgaste del tiempo, ahora eran irregulares. La larga escalera de caracol tenía pocas ventanas y todavía no habían encendido las luces, por lo que la oscuridad contribuía a dificultar el descenso.
Al agacharme para coger la flor el seto se estremeció. Era el viento, pensé, pero no lo era. No, el seto crecía, y lo hacía tan rápido que podía apreciarse a simple vista. Enredaderas y sarzas se abrían paso entre las hojas a través de una maraña de quejidos. Antes de que pudiera echar a correr, el seto casi me había rodeado. Estaba cercada por ramas, hojas y espinas.
Lo ultimo que necesitaba era que mis pesadillas me asaltaran casa dos por tres. Respiré hondo y seguí bajando los escalones hasta llegar al gran vestíbulo de la planta baja. Era un espacio majestuoso, construido para emocionar o al menos para impresionar: suelos de mármol, altos techos abovedados y ventanales con vidrieras que se alzaban desde el suelo hasta la vigas formando un dibujo calidoscopio. Todas menos una, en el mismo centro, cuyos vidrios eran transparentes, Debían haber acabado la noche anterior los preparativos para la ceremonia de ese día, porque ya habían dispuesto un podio para la directora, desde donde recibiría a los alumnos recién llegados. Abrí la pesada y ornamentada puerta de entrada de un fuerte empujón y respiré libertad.
Las primeras nieblas del alba lo cubrían todo con su manto gris azulado mientras atravesaba los prados que rodeaban el internado.
Volví la vista hacia las altas torres de piedra de la escuela, ambas rodeadas por las siluetas retorcidas de las gárgolas, y me estremecí. Unos pasos más y empezaron a desvanecerse entre la niebla.
Medianoche se alzaba amenazadora detrás de mí. Los muros de piedra de sus altas torres eran la única barrera que las espinas no podían romper. Debería haber salido corriendo hacia la escuela, pero no lo hice. Medianoche era mucho más peligrosa que las espinas y además no pensaba irme sin la flor.
Mis padres se despertaran y se darán cuenta de que no estoy. Por fin comprenderán que no puedo soportar estar en esta escuela. Saldrán a buscarme y, vale, se enfadarán mucho por haberlos asustado de este modo, pero lo entenderán. Al final siempre acaban entendiendo ¿no? Y luego nos iremos. Saldremos de Medianoche y no volveremos nunca más.
Eché a correr hacia el este, intentando poner tierra de por medio entre la academia y yo. Jadeante, volví la vista atrás para comprobar cuánto trecho había recorrido....cuando lo vi. A menos de cien metros de mí, había un hombre envuelto en un abrigo largo y oscuro, entre los arboles, medio oculto por la niebla. En el momento en que nuestras miradas se encontraron, echó a correr en mi dirección.
Hasta ese momento no había sabido qué era el miedo. Una sensación fría como el agua helada sacudió todo mi cuerpo y entonces descubrí lo rápido que podía correr.
Oí sus pasos detrás, quebrando ramas y aplastando hojas. Se acercaba ¡Dios, era muy rápido! ¿Cómo alguien podía correr a esa velocidad?
-¡Ah!- grité medio asfixiada cuando saltó sobre mí y caímos rodando.
Me di un costalazo en la espalda y me aplastó contra el suelo con su peso y sus piernas, entrelazadas con las mías. Me tapó la boca con una mano, pero conseguí liberar un brazo y me dispuse a pegarle como pudiera.
-¿Has visto quién te seguía?-susurró el tipo en ese momento. Lo miré fijamente unos instantes.
-¿Te refieres además de ti?-conseguí decir al fin.
•Por Gato Ermitaño Para oursourcecode•
.Future.
Re: Academia Medianoche | Harry Styles |
Hola!!! La seguiras!!!????
Soy nueva lectora... meresco capitulo
Soy nueva lectora... meresco capitulo
kat-left-handed
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