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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
HOLAAAAAA LLEGUE YO 8)
SUBENOS EL CAAAAP !!
SUBENOS EL CAAAAP !!
Amy d' jonas <3
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
ya llegue..
ya empieso a editar cap!! :D
ya empieso a editar cap!! :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
chicas voy a demorar un poco ahora voy a ayudar a mi madre a armar el pesebre y despues subo cap!! :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
ok ok pero apurate porfavorsote
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA....
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA....
#Ale
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Capítulo 6
__(tuap) había estado a punto de contarle algo Y la pregunta era… ¿el qué? ¿Y por qué estaba él tan interesado?
Frustrado por la manera tan brusca en la que la princesa se había retirado, se quedó esperando fuera de la tienda de campaña para que ella tuviera tiempo de acostarse.
Se volvió a preguntar qué era lo que había estado a punto de confesarle.
Entonces entró en la tienda de campaña y vio que ella ya estaba dormida. Su bonito pelo estaba esparcido por la almohada y su boca tenía el color de las fresas maduras. Fresas esperando a ser devoradas…
Incluso profundamente dormida tenía el aspecto de la fantasía más ardiente de cualquier hombre y no pudo evitar sentir un enorme deseo al estar allí de pie mirándola. Se dirigió al otro extremo de la tienda de campaña y juró que iba a mantenerse tan apartado de ella como le fuera posible.
Se preguntó por qué había establecido aquella ridícula regla de que Alexa tenía que permanecer a su lado durante todo el viaje… en realidad, el que estaba sufriendo era él.
Se tumbó en su cama y esperó a que el sueño se apoderara de él, pero era imposible. Todavía estaba mirando al techo cuando momentos después la princesa gritó asustada.
Entonces se levantó con la gracia y la rapidez de una pantera. Agarró el puñal con la intención de defenderla.
—¿__(tuap)? —dijo.
La tenue luz del farol que iluminaba la tienda de campaña le permitió ver que no había nadie más allí dentro.
Aquello significaba que la angustia de la princesa se debía a otras causas.
¿Una araña?
¿Un escorpión?
Se acercó a la cama de ella y la miró. Estaba tumbada de espaldas y ruborizada.
Evidentemente estaba dormida, lo que implicaba que su angustia no se debía a otra cosa que no fuera a una pesadilla. Después de todo, quizá su conciencia la estaba perturbando.
Despacio, volvió a meterse el puñal en el cinturón. Los cremosos hombros de ella captaron su atención y, al mirarla de nuevo a la cara, se percató de que tenía sudor en la frente. Entonces ella volvió a gritar y él pudo ver cómo le caían lágrimas por las mejillas.
Se quedó paralizado.
Dio un paso atrás y se apartó de aquel despliegue de emociones como lo haría de una bestia salvaje.
De hecho, hubiese estado más cómodo rescatándola de las fauces de un depredador. Odiaba las lágrimas. Cuando había sido niño, había tenido muchas oportunidades de ver los numerosos usos de las lágrimas femeninas, pero jamás había visto a una mujer llorar mientras dormía.
A regañadientes, tuvo que reconocer que aquéllas eran emociones reales, no como otras diseñadas para obtener algo de un hombre. Se quedó allí de pie Paralizado, sin saber qué hacer, mientras aquellas silenciosas lágrimas aniquilaban sus defensas.
No sabía cómo actuar con una mujer cuyas lágrimas eran sinceras. Pero entonces se dio cuenta de que no tenía que hacer nada.
Ella estaba dormida, por lo que no se requería que él hiciera nada.
Aliviado, estaba a punto de dirigirse de nuevo a su cama cuando ella volvió a gritar. Pero en aquella ocasión el gemido fue tan atormentado que se sintió obligado a sentarse a su lado.
Se preguntó qué estaba haciendo ya que él no sabía cómo consolar a nadie. Lo normal era que él fuera la causa de las lágrimas femeninas.
Decidió que la solución más simple y segura sería despertarla y que ella pudiera solucionar el problema por sí misma. La agarró del hombro y la agitó.
La princesa se despertó inmediatamente y emitió un gemido. Tenía el terror reflejado en los ojos.
—¡Vete! —gritó, sentándose en la cama—. ¡No me toques! —espetó, dándole un puñetazo en el estómago con una sorprendente fuerza.
—Soy soy —gruñó él, dolorido. Le agarró el puño antes de que le pegara de nuevo—. Soy Nick. Estabas soñando.
La princesa estaba respirando agitadamente y todavía tenía las mejillas húmedas debido a las lágrimas.
—Lo siento. Yo… yo estaba soñando.
—Sí —dijo Nick, aliviado ante el hecho de que parecía que el problema estaba resuelto. Le soltó la mano y comenzó a levantarse.
Pero __(tuap) le agarró el brazo.
—Espera un momento. No te vayas. Por favor, no me dejes.
Aquella petición fue tan inesperada que él simplemente se quedó mirándola y se preguntó qué esperaba ella que hiciera.
—Ahora ya estás despierta.
—Pero todavía lo tengo todo en la cabeza. Ha sido tan real… —dijo ella, agarrándolo con fuerza.
A Nick no le quedó más remedio que volver a sentarse.
—Piensa en otra cosa —le aconsejó.
Ella emitió un sonido que pareció una risa… pero a la vez un sollozo.
—Lo siento, esto no es parte de tu trabajo, ¿verdad? Vuelve a la cama, estaré bien —dijo, soltándole el brazo a regañadientes. Subió las rodillas a su pecho y se abrazó a ellas como una niña—. Lo siento si te he molestado.
__(tuap) estaba temblando de tal manera que Nick pudo sentir el movimiento del colchón. Suspiró impaciente.
—Ha sido sólo un sueño, __(tuap).
—Sí —dijo ella. Le chascaban los dientes y hundió la cabeza en sus brazos—. Vuelve a la cama.
Nick debería haber hecho exactamente eso, pero por alguna razón no era capaz de dejarla. Eso le desconcertó y le exasperó.
—¿Qué estabas soñando?
La princesa levantó la cabeza y lo miró. Estaba llorando de nuevo. No emitió ningún sonido, sino que parpadeó un par de veces y apartó las lágrimas con la mano.
—No importa.
—Tienes que volver a dormirte —dijo él toscamente—. Fuera lo que fuera, por la mañana te habrás olvidado de ello.
—No todos los recuerdos se olvidan tan fácilmente —dijo __(tuap) suavemente—. Yo pensaba que esto podría ser un comienzo nuevo, pensé que por fin sería capaz de dejarlo todo atrás. Pero lo llevamos dentro ¿verdad? Te sigue a todas partes ya que ha estado dentro de ti durante demasiado tiempo. Es parte de quienes somos.
Nick no sabía de qué estaba hablando ella, ni siquiera sabía si hablaba para él o para ella, pero le pareció inquietante. Era la clase de conversación que debía darse entre mujeres.
—¿Qué es lo que te sigue?
—El pasado. Está siempre ahí. No te puedes desprender de él.
Nick se relajó al saber de qué estaban hablando. Estaba claro que ella se arrepentía de las cosas que había hecho en el pasado… y no lo sorprendía ya que su comportamiento había sido muy alocado. Lo que le estaba perturbando era su conciencia.
—El pasado es el pasado —dijo, deseando que ella dejara de temblar—. No hay motivo para mirar hacia atrás ya que ya no se puede hacer nada.
—Eso no es verdad. ¿Tú no miras hacia atrás?
—No —contestó Nick—. El pasado es eso mismo, pasado. El futuro es lo único que importa. Y tu futuro nos exige que nos marchemos al amanecer. Si no te duermes pronto, estarás demasiado cansada como para viajar.
—No quiero volver a dormirme. ¿Podemos marcharnos ahora? Tengo miedo, Nick.
—No vamos a ir a ningún sitio ahora mismo. Túmbate. —por primera vez, __(tuap) no discutió. Como un niño obedeciendo a su padre, se tumbó. Nick observó como ella se estremecía. Tras un momento, se acercó y la tapó con la sábana.
—Quédate, por favor. Sólo un momento —suplicó ella, agarrándole de nuevo el brazo.
El acarició su mano pero, al darse cuenta de lo que estaba haciendo, la soltó inmediatamente.
—Ahora estarás bien.
—Por favor, quédate conmigo. Sólo un minuto.
Nick se preguntó para qué. No sabía qué quería de él. La miró y se percató del aspecto tan frágil y vulnerable que tenía. Estaba acurrucada bajo las sábanas, como si quisiera aparentar ser tan pequeña e insignificante como le fuera posible.
—¿De qué tienes miedo? —preguntó, irritado consigo mismo por haber respondido ante ella—. Dímelo.
—¿Para qué… para poder sacar tu pistola y disparar contra ello? —dijo la princesa.
Le soltó el brazo y se acurrucó entre las sábanas más aún.
—Hay algunas cosas de las que ni siquiera un guardaespaldas te puede proteger y ésta es una de ellas. Tienes razón. No puedes ayudarme, Nick. Vuelve a la cama. Siento haberte molestado.
Sin comprender, él se quedó allí de pie y sintió un gran afán protector.
—No tienes que tener miedo de nada —dijo, tratando de tranquilizarla.
—Estoy bien, Nick. Vete a la cama.
Frustrado ante su incapacidad de hacer justamente eso, Nick frunció el ceño. __(tuap) no tenía buen aspecto. Tenía el aspecto de una mujer a la que perseguían los demonios. Era una mujer de contrastes… era fuerte y batalladora, pero al momento siguiente muy vulnerable.
—¿Estabas soñando con tu tío?
—¿Podemos hablar de otra cosa? De lo que Sea —pidió ella, que parecía una niña asustada—. Me ayudaría mucho si pudieras hablar de algo normal durante un minuto. Cuéntame algo sobre tu familia.
—Mi familia no es normal —dijo Nick secamente— Sugiero que elijas otro tema.
—Elígelo tú.
—No soy muy buen conversador.
—Entonces te vendrá bien practicar. Vamos, Nick, cuéntame algo.
—¿Has oído hablar de las carreteras de las dunas? La siguiente parte de nuestro trayecto tiene las mejores carreteras de dunas de Zangrar. Hay unas vistas espectaculares y unos descensos emocionantes. Es la mejor manera de que te corra la adrenalina por las venas en esta parte del mundo… —Nick dejó de hablar, sorprendido ante sí mismo.
No sabía por qué había elegido aquel tema de conversación. No sabía qué tenía __(tuap) que le había hecho recordar los vertiginosos días en los que había antepuesto el placer a la responsabilidad.
—Sigue hablando —murmuró ella—. Quiero que me cuentes más cosas. ¿Lo hiciste cuando eras un chaval?
—En cuanto pude conducir.
—¿Y te acompañó el sultán?
—Siempre preguntas por el sultán —dijo Nick.
—Estoy tratando de crearme una imagen en la mente.
—Sí —dijo entonces él—. Antes de que la vida se convirtiera en demasiado seria como para permitir aquellas frivolidades, al sultán le encantaba conducir por las dunas.
—¿Qué implica?
—Conducir y subir el coche a lo alto de una duna. Es más emocionante si inclinas el vehículo.
—¿Lo hiciste tú?
—Algunas veces —contestó Karim, que comenzó a sonreír. Pero se contuvo enseguida, recordándose a sí mismo que estaba contando todo aquello para distraer a la princesa, no para comenzar a recordar tiempos pasados.
—Parece peligroso —dijo ella con voz adormilada—. Me sorprende que al sultán se le permitiera hacer eso si era el heredero al trono. ¿No estaba rodeado de gente que le decía qué tenía que hacer?
—Le mandaron a un internado cuando tenía siete años y desde allí le mandaron al ejército. El tiempo que pasaba en Zangrar era muy preciado para él ya que, en realidad, nadie se preocupaba por él.
—Ésa es una edad muy temprana para dejar a tus padres —dijo ella tras un rato.
—Es la costumbre.
—Yo no haría eso con mis niños. Los mantendré cerca de mí. ¿No se opuso la madre del sultán a que lo apartaran de ella? ¿O es que no tenía derecho a decir nada?
Cada vez más molesto con el rumbo que estaba tomando la conversación, Nick se dijo a sí mismo que jamás volvería a despertar a una mujer angustiada. Repentinamente la atmósfera en la tienda de campaña pareció peligrosamente íntima e invadida por sombras del pasado.
—La madre del sultán murió cuando él era muy pequeño. Fue su madrastra quien lo mandó al internado.
—Oh, eso es terrible —dijo __(tuap)—. Entonces no es extraño que a él no le interesen las relaciones sentimentales, ¿verdad? Seguramente no haya tenido experiencias tiernas ni amor.
—Pensaba que no creías en el amor.
—Yo no he dicho eso —dijo ella muy adormilada—. Lo que dije fue que este matrimonio no es por amor. Pero eso no significa que yo no crea que el amor exista. En realidad, sí que creo que existe. Para algunos afortunados. El problema es encontrarlo.
Nick pensó que la conversación se había vuelto muy incómoda y se levantó.
—Deberías descansar.
__(tuap) ni siquiera contestó y él se percató de que se había quedado dormida. Exasperado, Nick la miró para a continuación dirigirse a su cama. Fue consciente de que en aquel momento le tocaba el turno a él de tener que afrontar todas las incómodas y desconocidas emociones que había aflorado la conversación que habían tenido. Iba a tardar mucho en dormirse…
Cuando __(tuap) se despertó, vio que estaba sola en la tienda de campaña.
Entonces oyó la voz de Nick justo afuera y supo que no se había alejado demasiado. Aunque si lo hubiera hecho, le habría comprendido.
La pesadilla que había tenido no era nueva, se repetía una y otra vez. Siempre tenía el mismo efecto sobre ella, pero era la primera vez que había compartido la experiencia con alguien más.
Se sintió avergonzada ya que seguramente él no comprendía por qué se había asustado tanto por una pesadilla. Se preguntó qué habría pensado.
Nick se había quedado a su lado hasta que se había quedado dormida y eso la conmovió ya que nadie había hecho nada parecido por ella. Ni una sola persona.
Se levantó de la cama, se vistió, y se arregló el pelo en una coleta. Vestida se sentía más segura… ¿o era porque había compartido su oscuro momento con Nick?
Por primera vez en su vida, no se había sentido sola.
Salió de la tienda de campaña y vio a Nick. Éste estaba hablando con varios hombres, pero al oír la puerta de la tienda miró hacia ella y sus miradas se encontraron.
Él no dijo nada, pero el momento pareció muy íntimo. Entonces asintió con la cabeza y ella sintió cómo se le revolvía la tripa. Estaba nerviosa y no sabía por qué.
Nick despidió al hombre con el que estaba hablando en aquel momento con un movimiento abrupto de la mano.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó a ella.
La princesa no se sentía bien, se sentía tan vulnerable como cuando había tenido ocho años. Estaba aferrándose a la esperanza de que alguien se preocupara por ella y pudiera aliviar su dolor…
Pero él, aunque la estaba mirando a los ojos, se mantenía levemente apartado, distante e inaccesible. Parecía que la estaba advirtiendo de que la intimidad que habían compartido no se volvería a repetir.
Se sintió sola de nuevo.
—Estoy bien, Nick —dijo, apartando la vista—. Siento lo que ocurrió anoche. Estoy segura de que no es tu escenario favorito.
Él no contestó y ella deseó no haber sacado el tema. Podía sentir lo tenso que estaba.
—Bueno, lo único que quería era darte las gracia Fuiste… muy amable.
—No tienes por qué disculparte. Estabas muy cansada, tanto que era normal que tuvieras pesadillas.
—Sí —dijo ella, que decidió no revelarle el hecho de que sus pesadillas no tenían nada que ver con lo cansada que estuviera. Sólo tenían que ver con su oscuro pasado.
—Deberías comer algo y después nos marchamos —dijo él, señalando la alfombra que había en el suelo—. Te veré en el coche cuando estés preparada.
__(tuap) observó cómo él se alejó. Entonces se puso de rodillas en la alfombra, aunque en realidad no tenía ganas de comer nada. Mordisqueó unos dátiles y un poco de pan. Bebió agua y se dirigió a la tienda de campaña para tomar sus cosas. Sólo debía pensar en el futuro.
—¿Estás preparada? —preguntó Nick cuando la vio llegar al vehículo.
—Sí —contestó ella, dándole su pequeña maleta—. ¿Hasta dónde vamos a ir hoy?
—Deberíamos llegar al próximo oasis. Es mucho más grande que este lugar. Es más como un complejo turístico. Desde allí se tardan menos de dos días en llegar a Citadel. Tendrás mucho tiempo antes de la boda.
—La boda —dijo __(tuap). Se quedó mirándolo.
—¿Te has olvidado de tu boda?
—No seas ridículo, por supuesto que no —contestó ella. Pero en realidad sí que lo había hecho. Durante un momento su vida se había centrado en el hombre que tenía delante.
Pero recordó que se estaba jugando muchas cosas, miró por encima de su hombro y se montó en el coche. Trató de ignorar a Nick, que ya estaba sentado en el asiento del conductor.
—Así que… cuéntame más cosas sobre las carreteras de las dunas —pidió, tratando de distraerse. Se puso sus gafas de sol y miró por la ventanilla las enormes dunas que los rodeaban—. Parecen muy altas. ¿Conduces hasta arriba del todo?
—Y luego bajo por el otro lado y vuelvo a subir otra.
—Parece divertido. ¿Podemos hacerlo?
Nick la miró con la incredulidad reflejada en los ojos.
—¿Quieres que vayamos a lo alto de una duna?
—Pensé que a ambos nos vendría bien divertirnos un poco.
—No lo he hecho desde que estaba en el ejército.
—¿Y qué se supone que significa eso… que eres demasiado mayor para divertirte? —bromeó ella—. ¿O es que ya no te atreves, Nick?
—Lo que me preocupa es a lo que te atreves tú. Quizá seas una rebelde, pero creo que no eres valiente.
—Sí que lo soy —dijo ___(tuap) tras respirar profundamente—. Creía que querías enseñarme el desierto. Llévame a lo alto de una duna y muéstrame tu desierto, Nick.
—¿Te gustan las montañas rusas? —preguntó él con el desafío reflejado en los ojos.
__(tuap) pensó que él parecía menos intimidador y su seductora parte oculta la intrigaba.
—Nunca he montado en una montaña rusa. Pruébame.
—¿Prometes no gritar como una niña pequeña? —dijo él, esbozando una leve sonrisa.
La princesa sintió cómo le daba un vuelco el estomago.
—Te lo prometo. Adelante. Vuelve a descubrir tu alocada juventud.
—Está bien. Agárrate —ordenó Nick, que sin darle oportunidad de cambiar de opinión giró el coche aceleró y comenzó a subir a lo alto de la duna.
Ella se preguntó por qué le habría incitado a que se comportara como un quinceañero irresponsable. Pero lo miró y no vio a ningún quinceañero… sino que vio a un hombre.
Él estaba muy concentrado en la carretera. La seriedad con la que conducía la relajó y comenzó a disfrutar de aquella increíble experiencia.
—Oh, es precioso —dijo—. Increíblemente precioso. Es como otro mundo.
Durante un momento estuvieron en lo alto de ese «otro mundo». Nick le dirigió una picara sonrisa y pisó el acelerador. El vehículo bajó por la duna a una velocidad vertiginosa y __(tuap) apoyó una mano en el salpicadero para mantener el equilibrio.
Era tan emocionantemente aterrador que al principio no pudo respirar con normalidad. Resistiendo la tentación de cubrirse los ojos, se abrazó a sí misma y rió con euforia cuando llegaron a los pies de la duna.
Miró a Nick sin saber cuál era el motivo de que tuviera un nudo en el estómago, si era por el terror que sentía o el efecto de la mirada que le estaba dirigiendo él.
—¿Es esto lo que te enseñan en el ejército?
—Supervivencia en el desierto —dijo él, todavía sonriendo. Dirigió el coche hacia la carretera—. Eres una mujer sorprendente, ¿lo sabías?
—Porque no grité como una niña pequeña? No tenía suficiente aliento como para gritar.
—Porque no tienes miedo de ninguna de las cosas que yo supondría que te asustarían. No te afecta el calor, acariciaste a una serpiente y te ríes al subir en coche a lo alto de una duna… pero odias las puertas cerradas, lloras mientras duermes y huyes de un hombre que no tiene motivo para perseguirte.
—Bueno, el miedo es algo curioso, ¿verdad? A cada persona le da miedo una cosa —dijo __(tuap), cuya sonrisa se borró de su cara—. ¿Puedo conducir?
—Debes estar de broma.
—¿Así que éste es tu miedo, Nick? ¿Que una mujer conduzca?
—Conducir en el desierto es muy distinto a conducir en el asfalto. La arena se está moviendo constantemente. No es tan fácil como parece.
—No parece fácil en absoluto. Pero parece divertido y por eso quiero probarlo —se sinceró la princesa, que no recordaba haberse reído tanto en su vida. Quería recuperar el momento.
—Te olvidas de que ya te he visto conducir. E incluso sin arena, fue aterrador.
—Eso no es justo. Tenía miedo de que nos estuvieran siguiendo.
—Condujiste como una loca —murmuró Nick—. Si es así como conduces, no me extraña que hayas sufrido accidentes.
La felicidad abandonó a __(tuap) con la misma rapidez con la que había llegado.
—Los accidentes que he sufrido no han tenido nada que ver con mi manera de conducir.
—¿Quieres decir que el árbol saltó sobre tu coche?
—No. Yo… —comenzó a decir la princesa. Pero se dijo a sí misma que no merecía la pena tratar de explicarse—. Los accidentes ocurren, Nick.
—No mientras yo sea tu guardaespaldas —dijo él con mucha confianza.
Por un momento ella quiso creerlo. Le tentaba mucho la idea de relajarse y dejar que fuera otra persona la que soportara la tensión.
Pero sabía que no podía hacerlo.
Un momento esporádico de diversión no cambiaba el hecho de que su vida estaba en peligro. No estaría segura hasta que no estuviera dentro de la ciudad fortaleza de Citadel.
Espero q les guste
disculpen x la demora
COMENTEN!!
byebye :D
__(tuap) había estado a punto de contarle algo Y la pregunta era… ¿el qué? ¿Y por qué estaba él tan interesado?
Frustrado por la manera tan brusca en la que la princesa se había retirado, se quedó esperando fuera de la tienda de campaña para que ella tuviera tiempo de acostarse.
Se volvió a preguntar qué era lo que había estado a punto de confesarle.
Entonces entró en la tienda de campaña y vio que ella ya estaba dormida. Su bonito pelo estaba esparcido por la almohada y su boca tenía el color de las fresas maduras. Fresas esperando a ser devoradas…
Incluso profundamente dormida tenía el aspecto de la fantasía más ardiente de cualquier hombre y no pudo evitar sentir un enorme deseo al estar allí de pie mirándola. Se dirigió al otro extremo de la tienda de campaña y juró que iba a mantenerse tan apartado de ella como le fuera posible.
Se preguntó por qué había establecido aquella ridícula regla de que Alexa tenía que permanecer a su lado durante todo el viaje… en realidad, el que estaba sufriendo era él.
Se tumbó en su cama y esperó a que el sueño se apoderara de él, pero era imposible. Todavía estaba mirando al techo cuando momentos después la princesa gritó asustada.
Entonces se levantó con la gracia y la rapidez de una pantera. Agarró el puñal con la intención de defenderla.
—¿__(tuap)? —dijo.
La tenue luz del farol que iluminaba la tienda de campaña le permitió ver que no había nadie más allí dentro.
Aquello significaba que la angustia de la princesa se debía a otras causas.
¿Una araña?
¿Un escorpión?
Se acercó a la cama de ella y la miró. Estaba tumbada de espaldas y ruborizada.
Evidentemente estaba dormida, lo que implicaba que su angustia no se debía a otra cosa que no fuera a una pesadilla. Después de todo, quizá su conciencia la estaba perturbando.
Despacio, volvió a meterse el puñal en el cinturón. Los cremosos hombros de ella captaron su atención y, al mirarla de nuevo a la cara, se percató de que tenía sudor en la frente. Entonces ella volvió a gritar y él pudo ver cómo le caían lágrimas por las mejillas.
Se quedó paralizado.
Dio un paso atrás y se apartó de aquel despliegue de emociones como lo haría de una bestia salvaje.
De hecho, hubiese estado más cómodo rescatándola de las fauces de un depredador. Odiaba las lágrimas. Cuando había sido niño, había tenido muchas oportunidades de ver los numerosos usos de las lágrimas femeninas, pero jamás había visto a una mujer llorar mientras dormía.
A regañadientes, tuvo que reconocer que aquéllas eran emociones reales, no como otras diseñadas para obtener algo de un hombre. Se quedó allí de pie Paralizado, sin saber qué hacer, mientras aquellas silenciosas lágrimas aniquilaban sus defensas.
No sabía cómo actuar con una mujer cuyas lágrimas eran sinceras. Pero entonces se dio cuenta de que no tenía que hacer nada.
Ella estaba dormida, por lo que no se requería que él hiciera nada.
Aliviado, estaba a punto de dirigirse de nuevo a su cama cuando ella volvió a gritar. Pero en aquella ocasión el gemido fue tan atormentado que se sintió obligado a sentarse a su lado.
Se preguntó qué estaba haciendo ya que él no sabía cómo consolar a nadie. Lo normal era que él fuera la causa de las lágrimas femeninas.
Decidió que la solución más simple y segura sería despertarla y que ella pudiera solucionar el problema por sí misma. La agarró del hombro y la agitó.
La princesa se despertó inmediatamente y emitió un gemido. Tenía el terror reflejado en los ojos.
—¡Vete! —gritó, sentándose en la cama—. ¡No me toques! —espetó, dándole un puñetazo en el estómago con una sorprendente fuerza.
—Soy soy —gruñó él, dolorido. Le agarró el puño antes de que le pegara de nuevo—. Soy Nick. Estabas soñando.
La princesa estaba respirando agitadamente y todavía tenía las mejillas húmedas debido a las lágrimas.
—Lo siento. Yo… yo estaba soñando.
—Sí —dijo Nick, aliviado ante el hecho de que parecía que el problema estaba resuelto. Le soltó la mano y comenzó a levantarse.
Pero __(tuap) le agarró el brazo.
—Espera un momento. No te vayas. Por favor, no me dejes.
Aquella petición fue tan inesperada que él simplemente se quedó mirándola y se preguntó qué esperaba ella que hiciera.
—Ahora ya estás despierta.
—Pero todavía lo tengo todo en la cabeza. Ha sido tan real… —dijo ella, agarrándolo con fuerza.
A Nick no le quedó más remedio que volver a sentarse.
—Piensa en otra cosa —le aconsejó.
Ella emitió un sonido que pareció una risa… pero a la vez un sollozo.
—Lo siento, esto no es parte de tu trabajo, ¿verdad? Vuelve a la cama, estaré bien —dijo, soltándole el brazo a regañadientes. Subió las rodillas a su pecho y se abrazó a ellas como una niña—. Lo siento si te he molestado.
__(tuap) estaba temblando de tal manera que Nick pudo sentir el movimiento del colchón. Suspiró impaciente.
—Ha sido sólo un sueño, __(tuap).
—Sí —dijo ella. Le chascaban los dientes y hundió la cabeza en sus brazos—. Vuelve a la cama.
Nick debería haber hecho exactamente eso, pero por alguna razón no era capaz de dejarla. Eso le desconcertó y le exasperó.
—¿Qué estabas soñando?
La princesa levantó la cabeza y lo miró. Estaba llorando de nuevo. No emitió ningún sonido, sino que parpadeó un par de veces y apartó las lágrimas con la mano.
—No importa.
—Tienes que volver a dormirte —dijo él toscamente—. Fuera lo que fuera, por la mañana te habrás olvidado de ello.
—No todos los recuerdos se olvidan tan fácilmente —dijo __(tuap) suavemente—. Yo pensaba que esto podría ser un comienzo nuevo, pensé que por fin sería capaz de dejarlo todo atrás. Pero lo llevamos dentro ¿verdad? Te sigue a todas partes ya que ha estado dentro de ti durante demasiado tiempo. Es parte de quienes somos.
Nick no sabía de qué estaba hablando ella, ni siquiera sabía si hablaba para él o para ella, pero le pareció inquietante. Era la clase de conversación que debía darse entre mujeres.
—¿Qué es lo que te sigue?
—El pasado. Está siempre ahí. No te puedes desprender de él.
Nick se relajó al saber de qué estaban hablando. Estaba claro que ella se arrepentía de las cosas que había hecho en el pasado… y no lo sorprendía ya que su comportamiento había sido muy alocado. Lo que le estaba perturbando era su conciencia.
—El pasado es el pasado —dijo, deseando que ella dejara de temblar—. No hay motivo para mirar hacia atrás ya que ya no se puede hacer nada.
—Eso no es verdad. ¿Tú no miras hacia atrás?
—No —contestó Nick—. El pasado es eso mismo, pasado. El futuro es lo único que importa. Y tu futuro nos exige que nos marchemos al amanecer. Si no te duermes pronto, estarás demasiado cansada como para viajar.
—No quiero volver a dormirme. ¿Podemos marcharnos ahora? Tengo miedo, Nick.
—No vamos a ir a ningún sitio ahora mismo. Túmbate. —por primera vez, __(tuap) no discutió. Como un niño obedeciendo a su padre, se tumbó. Nick observó como ella se estremecía. Tras un momento, se acercó y la tapó con la sábana.
—Quédate, por favor. Sólo un momento —suplicó ella, agarrándole de nuevo el brazo.
El acarició su mano pero, al darse cuenta de lo que estaba haciendo, la soltó inmediatamente.
—Ahora estarás bien.
—Por favor, quédate conmigo. Sólo un minuto.
Nick se preguntó para qué. No sabía qué quería de él. La miró y se percató del aspecto tan frágil y vulnerable que tenía. Estaba acurrucada bajo las sábanas, como si quisiera aparentar ser tan pequeña e insignificante como le fuera posible.
—¿De qué tienes miedo? —preguntó, irritado consigo mismo por haber respondido ante ella—. Dímelo.
—¿Para qué… para poder sacar tu pistola y disparar contra ello? —dijo la princesa.
Le soltó el brazo y se acurrucó entre las sábanas más aún.
—Hay algunas cosas de las que ni siquiera un guardaespaldas te puede proteger y ésta es una de ellas. Tienes razón. No puedes ayudarme, Nick. Vuelve a la cama. Siento haberte molestado.
Sin comprender, él se quedó allí de pie y sintió un gran afán protector.
—No tienes que tener miedo de nada —dijo, tratando de tranquilizarla.
—Estoy bien, Nick. Vete a la cama.
Frustrado ante su incapacidad de hacer justamente eso, Nick frunció el ceño. __(tuap) no tenía buen aspecto. Tenía el aspecto de una mujer a la que perseguían los demonios. Era una mujer de contrastes… era fuerte y batalladora, pero al momento siguiente muy vulnerable.
—¿Estabas soñando con tu tío?
—¿Podemos hablar de otra cosa? De lo que Sea —pidió ella, que parecía una niña asustada—. Me ayudaría mucho si pudieras hablar de algo normal durante un minuto. Cuéntame algo sobre tu familia.
—Mi familia no es normal —dijo Nick secamente— Sugiero que elijas otro tema.
—Elígelo tú.
—No soy muy buen conversador.
—Entonces te vendrá bien practicar. Vamos, Nick, cuéntame algo.
—¿Has oído hablar de las carreteras de las dunas? La siguiente parte de nuestro trayecto tiene las mejores carreteras de dunas de Zangrar. Hay unas vistas espectaculares y unos descensos emocionantes. Es la mejor manera de que te corra la adrenalina por las venas en esta parte del mundo… —Nick dejó de hablar, sorprendido ante sí mismo.
No sabía por qué había elegido aquel tema de conversación. No sabía qué tenía __(tuap) que le había hecho recordar los vertiginosos días en los que había antepuesto el placer a la responsabilidad.
—Sigue hablando —murmuró ella—. Quiero que me cuentes más cosas. ¿Lo hiciste cuando eras un chaval?
—En cuanto pude conducir.
—¿Y te acompañó el sultán?
—Siempre preguntas por el sultán —dijo Nick.
—Estoy tratando de crearme una imagen en la mente.
—Sí —dijo entonces él—. Antes de que la vida se convirtiera en demasiado seria como para permitir aquellas frivolidades, al sultán le encantaba conducir por las dunas.
—¿Qué implica?
—Conducir y subir el coche a lo alto de una duna. Es más emocionante si inclinas el vehículo.
—¿Lo hiciste tú?
—Algunas veces —contestó Karim, que comenzó a sonreír. Pero se contuvo enseguida, recordándose a sí mismo que estaba contando todo aquello para distraer a la princesa, no para comenzar a recordar tiempos pasados.
—Parece peligroso —dijo ella con voz adormilada—. Me sorprende que al sultán se le permitiera hacer eso si era el heredero al trono. ¿No estaba rodeado de gente que le decía qué tenía que hacer?
—Le mandaron a un internado cuando tenía siete años y desde allí le mandaron al ejército. El tiempo que pasaba en Zangrar era muy preciado para él ya que, en realidad, nadie se preocupaba por él.
—Ésa es una edad muy temprana para dejar a tus padres —dijo ella tras un rato.
—Es la costumbre.
—Yo no haría eso con mis niños. Los mantendré cerca de mí. ¿No se opuso la madre del sultán a que lo apartaran de ella? ¿O es que no tenía derecho a decir nada?
Cada vez más molesto con el rumbo que estaba tomando la conversación, Nick se dijo a sí mismo que jamás volvería a despertar a una mujer angustiada. Repentinamente la atmósfera en la tienda de campaña pareció peligrosamente íntima e invadida por sombras del pasado.
—La madre del sultán murió cuando él era muy pequeño. Fue su madrastra quien lo mandó al internado.
—Oh, eso es terrible —dijo __(tuap)—. Entonces no es extraño que a él no le interesen las relaciones sentimentales, ¿verdad? Seguramente no haya tenido experiencias tiernas ni amor.
—Pensaba que no creías en el amor.
—Yo no he dicho eso —dijo ella muy adormilada—. Lo que dije fue que este matrimonio no es por amor. Pero eso no significa que yo no crea que el amor exista. En realidad, sí que creo que existe. Para algunos afortunados. El problema es encontrarlo.
Nick pensó que la conversación se había vuelto muy incómoda y se levantó.
—Deberías descansar.
__(tuap) ni siquiera contestó y él se percató de que se había quedado dormida. Exasperado, Nick la miró para a continuación dirigirse a su cama. Fue consciente de que en aquel momento le tocaba el turno a él de tener que afrontar todas las incómodas y desconocidas emociones que había aflorado la conversación que habían tenido. Iba a tardar mucho en dormirse…
Cuando __(tuap) se despertó, vio que estaba sola en la tienda de campaña.
Entonces oyó la voz de Nick justo afuera y supo que no se había alejado demasiado. Aunque si lo hubiera hecho, le habría comprendido.
La pesadilla que había tenido no era nueva, se repetía una y otra vez. Siempre tenía el mismo efecto sobre ella, pero era la primera vez que había compartido la experiencia con alguien más.
Se sintió avergonzada ya que seguramente él no comprendía por qué se había asustado tanto por una pesadilla. Se preguntó qué habría pensado.
Nick se había quedado a su lado hasta que se había quedado dormida y eso la conmovió ya que nadie había hecho nada parecido por ella. Ni una sola persona.
Se levantó de la cama, se vistió, y se arregló el pelo en una coleta. Vestida se sentía más segura… ¿o era porque había compartido su oscuro momento con Nick?
Por primera vez en su vida, no se había sentido sola.
Salió de la tienda de campaña y vio a Nick. Éste estaba hablando con varios hombres, pero al oír la puerta de la tienda miró hacia ella y sus miradas se encontraron.
Él no dijo nada, pero el momento pareció muy íntimo. Entonces asintió con la cabeza y ella sintió cómo se le revolvía la tripa. Estaba nerviosa y no sabía por qué.
Nick despidió al hombre con el que estaba hablando en aquel momento con un movimiento abrupto de la mano.
—¿Te encuentras bien? —le preguntó a ella.
La princesa no se sentía bien, se sentía tan vulnerable como cuando había tenido ocho años. Estaba aferrándose a la esperanza de que alguien se preocupara por ella y pudiera aliviar su dolor…
Pero él, aunque la estaba mirando a los ojos, se mantenía levemente apartado, distante e inaccesible. Parecía que la estaba advirtiendo de que la intimidad que habían compartido no se volvería a repetir.
Se sintió sola de nuevo.
—Estoy bien, Nick —dijo, apartando la vista—. Siento lo que ocurrió anoche. Estoy segura de que no es tu escenario favorito.
Él no contestó y ella deseó no haber sacado el tema. Podía sentir lo tenso que estaba.
—Bueno, lo único que quería era darte las gracia Fuiste… muy amable.
—No tienes por qué disculparte. Estabas muy cansada, tanto que era normal que tuvieras pesadillas.
—Sí —dijo ella, que decidió no revelarle el hecho de que sus pesadillas no tenían nada que ver con lo cansada que estuviera. Sólo tenían que ver con su oscuro pasado.
—Deberías comer algo y después nos marchamos —dijo él, señalando la alfombra que había en el suelo—. Te veré en el coche cuando estés preparada.
__(tuap) observó cómo él se alejó. Entonces se puso de rodillas en la alfombra, aunque en realidad no tenía ganas de comer nada. Mordisqueó unos dátiles y un poco de pan. Bebió agua y se dirigió a la tienda de campaña para tomar sus cosas. Sólo debía pensar en el futuro.
—¿Estás preparada? —preguntó Nick cuando la vio llegar al vehículo.
—Sí —contestó ella, dándole su pequeña maleta—. ¿Hasta dónde vamos a ir hoy?
—Deberíamos llegar al próximo oasis. Es mucho más grande que este lugar. Es más como un complejo turístico. Desde allí se tardan menos de dos días en llegar a Citadel. Tendrás mucho tiempo antes de la boda.
—La boda —dijo __(tuap). Se quedó mirándolo.
—¿Te has olvidado de tu boda?
—No seas ridículo, por supuesto que no —contestó ella. Pero en realidad sí que lo había hecho. Durante un momento su vida se había centrado en el hombre que tenía delante.
Pero recordó que se estaba jugando muchas cosas, miró por encima de su hombro y se montó en el coche. Trató de ignorar a Nick, que ya estaba sentado en el asiento del conductor.
—Así que… cuéntame más cosas sobre las carreteras de las dunas —pidió, tratando de distraerse. Se puso sus gafas de sol y miró por la ventanilla las enormes dunas que los rodeaban—. Parecen muy altas. ¿Conduces hasta arriba del todo?
—Y luego bajo por el otro lado y vuelvo a subir otra.
—Parece divertido. ¿Podemos hacerlo?
Nick la miró con la incredulidad reflejada en los ojos.
—¿Quieres que vayamos a lo alto de una duna?
—Pensé que a ambos nos vendría bien divertirnos un poco.
—No lo he hecho desde que estaba en el ejército.
—¿Y qué se supone que significa eso… que eres demasiado mayor para divertirte? —bromeó ella—. ¿O es que ya no te atreves, Nick?
—Lo que me preocupa es a lo que te atreves tú. Quizá seas una rebelde, pero creo que no eres valiente.
—Sí que lo soy —dijo ___(tuap) tras respirar profundamente—. Creía que querías enseñarme el desierto. Llévame a lo alto de una duna y muéstrame tu desierto, Nick.
—¿Te gustan las montañas rusas? —preguntó él con el desafío reflejado en los ojos.
__(tuap) pensó que él parecía menos intimidador y su seductora parte oculta la intrigaba.
—Nunca he montado en una montaña rusa. Pruébame.
—¿Prometes no gritar como una niña pequeña? —dijo él, esbozando una leve sonrisa.
La princesa sintió cómo le daba un vuelco el estomago.
—Te lo prometo. Adelante. Vuelve a descubrir tu alocada juventud.
—Está bien. Agárrate —ordenó Nick, que sin darle oportunidad de cambiar de opinión giró el coche aceleró y comenzó a subir a lo alto de la duna.
Ella se preguntó por qué le habría incitado a que se comportara como un quinceañero irresponsable. Pero lo miró y no vio a ningún quinceañero… sino que vio a un hombre.
Él estaba muy concentrado en la carretera. La seriedad con la que conducía la relajó y comenzó a disfrutar de aquella increíble experiencia.
—Oh, es precioso —dijo—. Increíblemente precioso. Es como otro mundo.
Durante un momento estuvieron en lo alto de ese «otro mundo». Nick le dirigió una picara sonrisa y pisó el acelerador. El vehículo bajó por la duna a una velocidad vertiginosa y __(tuap) apoyó una mano en el salpicadero para mantener el equilibrio.
Era tan emocionantemente aterrador que al principio no pudo respirar con normalidad. Resistiendo la tentación de cubrirse los ojos, se abrazó a sí misma y rió con euforia cuando llegaron a los pies de la duna.
Miró a Nick sin saber cuál era el motivo de que tuviera un nudo en el estómago, si era por el terror que sentía o el efecto de la mirada que le estaba dirigiendo él.
—¿Es esto lo que te enseñan en el ejército?
—Supervivencia en el desierto —dijo él, todavía sonriendo. Dirigió el coche hacia la carretera—. Eres una mujer sorprendente, ¿lo sabías?
—Porque no grité como una niña pequeña? No tenía suficiente aliento como para gritar.
—Porque no tienes miedo de ninguna de las cosas que yo supondría que te asustarían. No te afecta el calor, acariciaste a una serpiente y te ríes al subir en coche a lo alto de una duna… pero odias las puertas cerradas, lloras mientras duermes y huyes de un hombre que no tiene motivo para perseguirte.
—Bueno, el miedo es algo curioso, ¿verdad? A cada persona le da miedo una cosa —dijo __(tuap), cuya sonrisa se borró de su cara—. ¿Puedo conducir?
—Debes estar de broma.
—¿Así que éste es tu miedo, Nick? ¿Que una mujer conduzca?
—Conducir en el desierto es muy distinto a conducir en el asfalto. La arena se está moviendo constantemente. No es tan fácil como parece.
—No parece fácil en absoluto. Pero parece divertido y por eso quiero probarlo —se sinceró la princesa, que no recordaba haberse reído tanto en su vida. Quería recuperar el momento.
—Te olvidas de que ya te he visto conducir. E incluso sin arena, fue aterrador.
—Eso no es justo. Tenía miedo de que nos estuvieran siguiendo.
—Condujiste como una loca —murmuró Nick—. Si es así como conduces, no me extraña que hayas sufrido accidentes.
La felicidad abandonó a __(tuap) con la misma rapidez con la que había llegado.
—Los accidentes que he sufrido no han tenido nada que ver con mi manera de conducir.
—¿Quieres decir que el árbol saltó sobre tu coche?
—No. Yo… —comenzó a decir la princesa. Pero se dijo a sí misma que no merecía la pena tratar de explicarse—. Los accidentes ocurren, Nick.
—No mientras yo sea tu guardaespaldas —dijo él con mucha confianza.
Por un momento ella quiso creerlo. Le tentaba mucho la idea de relajarse y dejar que fuera otra persona la que soportara la tensión.
Pero sabía que no podía hacerlo.
Un momento esporádico de diversión no cambiaba el hecho de que su vida estaba en peligro. No estaría segura hasta que no estuviera dentro de la ciudad fortaleza de Citadel.
Espero q les guste
disculpen x la demora
COMENTEN!!
byebye :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
q terca es la princesa!!! :x ya quiero saber q oculta. muy buen cap SIGUEEEEEE
Patu
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
HAY ME LO VUELVE A DEJAR CON ESA INTIGA QUE ME MATA 7_7 maru!! claro que me gusto.. pero quiero saber que es lo que atormenta a la princesa; & como reaccionara Nick cuando lo sepa..
sé que me tengo que esperar pero es dificil contenerse.. okey ya ESPERARE...
espero que la sigas :] Subiras cap hoy?
sé que me tengo que esperar pero es dificil contenerse.. okey ya ESPERARE...
espero que la sigas :] Subiras cap hoy?
Géne!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
mmmm lo estoy pensando!! :D
subo o no subo otro cap??
subo o no subo otro cap??
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
uummm.. & aun sigues pensando xD (?
si quieres subelo ahoritaaaa... no me importa pero que lo pueda leer hoy no el sabado.. porque dudo poder leerlo el sabado entonces el domingo si que no puedo ¬¬ si quieres subelo a la 1 de la mañana pero por favor compadecete de una lectora fiel desesperada (carita de perrito)
si quieres subelo ahoritaaaa... no me importa pero que lo pueda leer hoy no el sabado.. porque dudo poder leerlo el sabado entonces el domingo si que no puedo ¬¬ si quieres subelo a la 1 de la mañana pero por favor compadecete de una lectora fiel desesperada (carita de perrito)
Géne!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Vamos chicas aparescan..& comente pasen de pagina para que maru suba cap.. vamos que yo sola no puedo
Es una emergencia xd
Es una emergencia xd
Géne!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
ok hagamos algo si ustedes pasan de pagina subo cap
sino subire cap mañana!! :D :D
sino subire cap mañana!! :D :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
DONDE SE SUPONEN QUE USTEDES ESTAN(? ME DEJARAN SOLA PASAR DE PAGINA..
ME GUSTA MAS LA SOLIDARIDAD.. VAMOS PASEMOS DE PAGINA TODAS APARESCAN.. CUANDO SE LLAMA AL 911 ES POR QUE ES UNA EMERGENCIA
ME GUSTA MAS LA SOLIDARIDAD.. VAMOS PASEMOS DE PAGINA TODAS APARESCAN.. CUANDO SE LLAMA AL 911 ES POR QUE ES UNA EMERGENCIA
Géne!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Capítulo 7
Parte 1/2
Llegaron al oasis cuando estaba anocheciendo. Nick aparcó frente a unas tiendas de campaña muy bien arregladas y levemente apartadas.
—A esto lo llaman la suite Real. Lo han preparado para nosotros. Es más privado que el resto del alojamiento que hay aquí.
—Desearía que no tuviéramos que detenernos.
—Ni incluso yo puedo estar conduciendo durante días sin parar —dijo él secamente—. Necesitas relajarte y dejar que sea yo quien se preocupe.
—Pero tú no te estás preocupando.
—Una preocupación no es más que un problema que no ha sido solucionado —dijo Nick, desabrochándole el cinturón de seguridad a __(tuuap). Sus ojos reflejaban sarcasmo—. Si veo un problema, lo solucionaré.
—¿Y si no ves el problema antes de que ya lo tengas encima? —dijo ella, sintiendo cómo le daba un vuelco el corazón.
—Entonces la reacción deberá ser mucho más rápida.
__(tuap) apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y cerró los ojos. A pesar de que había logrado dormir mucho, se sentía física y psíquicamente agotada.
—Estoy tan cansada.
—Esperemos que esta noche duermas mejor.
—Sí —dijo ella, abriendo los ojos y mirándolo—. Gracias. Sé que dije que no quería un guardaespaldas, pero jamás podría haber hecho este viaje sin ti. Ahora lo veo claro.
—Tú eres mi responsabilidad.
En otras palabras; Nick simplemente estaba haciendo el trabajo por el que se le pagaba y no quería que ella lo olvidara. Irracionalmente decepcionada ante la reacción de él, se bajó del vehículo y lo siguió hasta la tienda de campaña.
—Bueno, me da envidia tu resistencia. No creo que tenga energía para comer. Me voy a ir directamente a la cama y… —__(tuap) dejó de hablar. Emitió un grito ahogado al ver la cama que había dentro de la tienda—. ¡Dios mío! Es como algo sacado de una fantasía árabe.
—Así es —concedió Nick, abriendo una botella de agua y ofreciéndosela—. A los turistas les gusta. Creo que es la suite «Luna de miel».
Ella se quedó mirando la enorme cama sobre la que había cojines de terciopelo y seda. Era claramente un lugar para amantes.
—¿No nos iremos a quedar aquí los dos juntos?
—Nadie te va a buscar en la suite «Luna de miel». Todavía no estás casada.
__(tuap) lo miró y se percató de la tensión que reflejaban sus hombros.
Pensó que era ridículo sentir aquella atracción sexual por un hombre cuando se iba a casar con otro. Tenía que dejar de pensar en Karim de esa manera…
—Deberíamos comer —dijo él con dureza, dándose la vuelta.
__(tuap) se preguntó si él no se habría dado cuenta de sus sentimientos.
—No tengo hambre.
—Siéntate, __(tuap) —ordenó él. Parecía cansado—. Tienes que comer. Todavía nos quedan casi dos días de viaje y hoy no has comido casi nada.
—Está bien, pero comeré poco.
Ella no había visto que él hablara con alguien, pero aun así, momentos después, varios miembros del personal del complejo entraron en la tienda de campaña con una selección de platos. Una vez estuvieron de nuevo solos, __(tuap) se arrodilló en la alfombra.
—Así que este lugar es en realidad un hotel, ¿no es así?
—Zangrar se ha convertido en un destino turístico muy popular —dijo Nick, sirviendo comida para ella en un plato—. Estos campamentos en el desierto atraen la naturaleza romántica de los turistas. Aquí pueden bañarse, conducir por las dunas, montar en camello y pasar la noche en el desierto bajo las estrellas.
—¿Fue el turismo idea del sultán?
—Él ha dirigido la mayor parte del desarrollo comercial, sí. Es importante estar precavidos para el momento en el que nuestros recursos naturales se agoten.
—Es maravilloso que se preocupe tanto sobre el futuro de Zangrar —dijo __(tuap), mirando la comida que tenía en el plato pero sin tocarla—. Mi padre era igual. Le encantaba Rovina…
—Su muerte debió ser una gran pérdida para el país.
—Yo le echo de menos cada día —dijo ella con la mano temblorosa.
—La mayor parte de la seguridad que sentimos de niños viene del amor de los padres. Y tú te viste privada de eso —observó él astutamente.
—Sí, fue duro.
—Por lo menos tuviste a tu tío; él se preocupa por ti.
__(tuap) quería decirle la verdad. Pero confiar en otra persona era algo tan extraño para ella que no era capaz de formular las palabras. Así que permaneció en silencio. Iba a cambiar de asunto cuando oyó un vehículo fuera de la tienda. Miró hacia la puerta.
—¿Has oído algo?
—Un coche. Seguramente son personas que vienen a alojarse en otras tiendas.
Pero el sentido del peligro de la princesa estaba tan desarrollado que simplemente sabía quién era. Se levantó con tanta rapidez que le dio una patada a varios platos.
—Nos han encontrado.
—Serán simplemente turistas. Espera aquí. Voy a ver.
—¡No! —espetó ella, agarrándolo del brazo—. No hagas eso. ¿Hay otra salida? Tenemos que salir de aquí antes de que nos encuentren.
—Tranquilízate —dijo él. Pensaba que ella estaba exagerando y apartó su brazo. Entonces salió de la tienda.
__(tuap) no se quedó mirando.
Con las manos y las rodillas temblorosas, se puso un sombrero y agarró su puñal. Esperó que el sultán estuviera de acuerdo en pagar por los daños y cortó un agujero en la parte trasera de la tienda. Entonces salió afuera.
Corrió. Corrió tan rápido como pudo hacia el desierto. No sabía dónde iba, pero esperó poder encontrar un lugar donde esconderse. Tenía el corazón revolucionado, la boca seca y se tropezó varias veces.
Oyó gritos desde las tiendas y después disparos, se quedó paralizada. Había dejado que Nick se encara de ellos él solo.
Espero q les guste la parte del cap 7
dedicado a Gene
mañana la sigo
COMENTEN!!
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Parte 1/2
Llegaron al oasis cuando estaba anocheciendo. Nick aparcó frente a unas tiendas de campaña muy bien arregladas y levemente apartadas.
—A esto lo llaman la suite Real. Lo han preparado para nosotros. Es más privado que el resto del alojamiento que hay aquí.
—Desearía que no tuviéramos que detenernos.
—Ni incluso yo puedo estar conduciendo durante días sin parar —dijo él secamente—. Necesitas relajarte y dejar que sea yo quien se preocupe.
—Pero tú no te estás preocupando.
—Una preocupación no es más que un problema que no ha sido solucionado —dijo Nick, desabrochándole el cinturón de seguridad a __(tuuap). Sus ojos reflejaban sarcasmo—. Si veo un problema, lo solucionaré.
—¿Y si no ves el problema antes de que ya lo tengas encima? —dijo ella, sintiendo cómo le daba un vuelco el corazón.
—Entonces la reacción deberá ser mucho más rápida.
__(tuap) apoyó la cabeza en el respaldo del asiento y cerró los ojos. A pesar de que había logrado dormir mucho, se sentía física y psíquicamente agotada.
—Estoy tan cansada.
—Esperemos que esta noche duermas mejor.
—Sí —dijo ella, abriendo los ojos y mirándolo—. Gracias. Sé que dije que no quería un guardaespaldas, pero jamás podría haber hecho este viaje sin ti. Ahora lo veo claro.
—Tú eres mi responsabilidad.
En otras palabras; Nick simplemente estaba haciendo el trabajo por el que se le pagaba y no quería que ella lo olvidara. Irracionalmente decepcionada ante la reacción de él, se bajó del vehículo y lo siguió hasta la tienda de campaña.
—Bueno, me da envidia tu resistencia. No creo que tenga energía para comer. Me voy a ir directamente a la cama y… —__(tuap) dejó de hablar. Emitió un grito ahogado al ver la cama que había dentro de la tienda—. ¡Dios mío! Es como algo sacado de una fantasía árabe.
—Así es —concedió Nick, abriendo una botella de agua y ofreciéndosela—. A los turistas les gusta. Creo que es la suite «Luna de miel».
Ella se quedó mirando la enorme cama sobre la que había cojines de terciopelo y seda. Era claramente un lugar para amantes.
—¿No nos iremos a quedar aquí los dos juntos?
—Nadie te va a buscar en la suite «Luna de miel». Todavía no estás casada.
__(tuap) lo miró y se percató de la tensión que reflejaban sus hombros.
Pensó que era ridículo sentir aquella atracción sexual por un hombre cuando se iba a casar con otro. Tenía que dejar de pensar en Karim de esa manera…
—Deberíamos comer —dijo él con dureza, dándose la vuelta.
__(tuap) se preguntó si él no se habría dado cuenta de sus sentimientos.
—No tengo hambre.
—Siéntate, __(tuap) —ordenó él. Parecía cansado—. Tienes que comer. Todavía nos quedan casi dos días de viaje y hoy no has comido casi nada.
—Está bien, pero comeré poco.
Ella no había visto que él hablara con alguien, pero aun así, momentos después, varios miembros del personal del complejo entraron en la tienda de campaña con una selección de platos. Una vez estuvieron de nuevo solos, __(tuap) se arrodilló en la alfombra.
—Así que este lugar es en realidad un hotel, ¿no es así?
—Zangrar se ha convertido en un destino turístico muy popular —dijo Nick, sirviendo comida para ella en un plato—. Estos campamentos en el desierto atraen la naturaleza romántica de los turistas. Aquí pueden bañarse, conducir por las dunas, montar en camello y pasar la noche en el desierto bajo las estrellas.
—¿Fue el turismo idea del sultán?
—Él ha dirigido la mayor parte del desarrollo comercial, sí. Es importante estar precavidos para el momento en el que nuestros recursos naturales se agoten.
—Es maravilloso que se preocupe tanto sobre el futuro de Zangrar —dijo __(tuap), mirando la comida que tenía en el plato pero sin tocarla—. Mi padre era igual. Le encantaba Rovina…
—Su muerte debió ser una gran pérdida para el país.
—Yo le echo de menos cada día —dijo ella con la mano temblorosa.
—La mayor parte de la seguridad que sentimos de niños viene del amor de los padres. Y tú te viste privada de eso —observó él astutamente.
—Sí, fue duro.
—Por lo menos tuviste a tu tío; él se preocupa por ti.
__(tuap) quería decirle la verdad. Pero confiar en otra persona era algo tan extraño para ella que no era capaz de formular las palabras. Así que permaneció en silencio. Iba a cambiar de asunto cuando oyó un vehículo fuera de la tienda. Miró hacia la puerta.
—¿Has oído algo?
—Un coche. Seguramente son personas que vienen a alojarse en otras tiendas.
Pero el sentido del peligro de la princesa estaba tan desarrollado que simplemente sabía quién era. Se levantó con tanta rapidez que le dio una patada a varios platos.
—Nos han encontrado.
—Serán simplemente turistas. Espera aquí. Voy a ver.
—¡No! —espetó ella, agarrándolo del brazo—. No hagas eso. ¿Hay otra salida? Tenemos que salir de aquí antes de que nos encuentren.
—Tranquilízate —dijo él. Pensaba que ella estaba exagerando y apartó su brazo. Entonces salió de la tienda.
__(tuap) no se quedó mirando.
Con las manos y las rodillas temblorosas, se puso un sombrero y agarró su puñal. Esperó que el sultán estuviera de acuerdo en pagar por los daños y cortó un agujero en la parte trasera de la tienda. Entonces salió afuera.
Corrió. Corrió tan rápido como pudo hacia el desierto. No sabía dónde iba, pero esperó poder encontrar un lugar donde esconderse. Tenía el corazón revolucionado, la boca seca y se tropezó varias veces.
Oyó gritos desde las tiendas y después disparos, se quedó paralizada. Había dejado que Nick se encara de ellos él solo.
Espero q les guste la parte del cap 7
dedicado a Gene
mañana la sigo
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