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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
q rata es nick xD jajajajaj
siguela la amo :happy:
siguela la amo :happy:
Amy d' jonas <3
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
me E N C A N T O!!!....el ..capii...siguela :D
*********** S I G U E L A*********** :happy:
*********** S I G U E L A*********** :happy:
Invitado
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Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
hola chicas
dentro de un rato subo el cap4
ahora no puedo xq estoy ayudando a mi madre a hacer unas carpetas para los nenitos(mi madre es maestra)
asi q cuando termine subo cap
byebye :D
dentro de un rato subo el cap4
ahora no puedo xq estoy ayudando a mi madre a hacer unas carpetas para los nenitos(mi madre es maestra)
asi q cuando termine subo cap
byebye :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
maru!! escribió:hola chicas
dentro de un rato subo el cap4
ahora no puedo xq estoy ayudando a mi madre a hacer unas carpetas para los nenitos(mi madre es maestra)
asi q cuando termine subo cap
byebye :D
okey..!!!..aquii..voy a estar..esperando el capii....!!!!
:) :happy: ......
Invitado
Invitado
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
S I G U E L A ♥
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Invitado
Invitado
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
SIGUELA!!!!!!!!!
SIGUELA!!!!!!
Bz :hug:
SIGUELA!!!!!!
Bz :hug:
Lucecita (adrii)
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
ya subo cap
ya lo estoy editando!! :D
ya lo estoy editando!! :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Capítulo 4
Sin decir ni una palabra, ___(tuap) tomó la pequeña maleta con la que había viajado, se levantó y se dirigió hacia la parte trasera del avión.
Pensó que un viaje de cuatro días por el desierto era demasiado peligroso. No sabía qué era lo que le ponía más nerviosa, si el hecho de estar en un lugar al aire libre en el cual William podía interceptarlos en cualquier momento o el hecho de estar con Karim.
Todavía se sentía avergonzada por haberse apoyado en el hombro de él mientras estaba dormida. No comprendía cómo había dormido tan profundamente. Durante los anteriores dieciséis años jamás había dormido diez horas seguidas. Y le sorprendió que acabara de hacerlo… y lo había hecho acurrucada en Nick.
Como muchos otros, él tampoco creía que ella estuviera en peligro, lo que significaba que el peligro era todavía mayor ya que la distraería cuando ella debería estar alerta.
Y él era extremadamente perturbador.
Al pensar en la otra razón por la que no quería que Nick viajara con ella, sintió cómo el calor se apoderaba de su cuerpo. No lo quería a su lado ya que le hacía sentirse como una mujer por primera vez en su vida. La manera en la que la miraba le resultaba profundamente perturbadora. Mientras se vestía, se dijo a sí misma que sus sentimientos hacia el arrogante guardaespaldas eran irrelevantes. No importaba lo que ella sintiera, nunca había importado.
Todo lo que importaba era llegar sana y salva a Citadel y casarse con el sultán.
Una vez se hubo tranquilizado, regresó a la parte delantera del avión. Iba vestida con unos pantalones de camuflaje color tierra y unas botas bajas de ante. Sintió una leve satisfacción al ver la expresión que esbozó Karim al verla.
—¿Qué ocurre? —preguntó, dejando la maleta al lado de su asiento—. ¿Estabas esperando que me hubiera puesto tacones y una tiara? No te creas todo lo que oyes de mí, Nick. Sabía que por lo menos íbamos a tener que realizar un pequeño viaje por el desierto y me he vestido adecuadamente. Lo que no sabía es que van a ser cuatro días de viaje. Necesito un poco de tiempo para alterar nuestro itinerario.
—Ya he realizado los arreglos necesarios —dijo él de manera autoritaria. —Yo realizo los planes.
—No cuando viajes conmigo.
—Yo soy tu guardaespaldas y tienes que hacer lo que yo te diga. Irás donde yo vaya y dormirás donde yo duerma.
—De ninguna manera. Antes prefiero viajar sola —explotó ella.
—Hasta los locos cruzan el desierto de Zangrar con un guía.
—Pero sólo una persona que está completamente loca confía su vida a otra.
—¿Dudas de mi habilidad para protegerte? —preguntó Nick, levantando una ceja—. No tienes por qué dudar. Vas a estar muy segura.
—Cómo voy a estar segura cuando tú ni siquiera crees que estoy en peligro? ¿Cómo vas a protegerme de una amenaza que te niegas a admitir?
—Llevo el desierto en la sangre. Si alguien nos sigue, lo sabré.
Impotente, __(tuap) se quedó mirándolo. Quería negarse, pero tenía que afrontar los hechos… de ninguna manera podría realizar un viaje de cuatro días por el desierto sin ayuda experta.
—¿Conoces bien el desierto?
—Me podrías dejar con los ojos vendados en medio de él y yo podría regresar a Citadel sin problemas.
—Está bien, tú establecerás la ruta —dijo ella a regañadientes, pensando que él era muy arrogante—. Viajamos juntos.
Dos horas después comenzó a sentirse aliviada de no haber intentado viajar sola. El desierto era enorme y, aunque la carretera estaba despejada, también estaba expuesta. No habría podido conducir y vigilar al mismo tiempo. No había lugar donde esconderse ni donde correr.
—¿Puedes conducir más deprisa?
—No… si quieres llegar con vida ante el sultán —contestó Nick, que conducía tranquilamente y con gafas de sol—. Si tu tío está tan desesperado por evitar esta boda, me sorprende que tú misma no hayas tenido dudas.
—Es lo que tengo que hacer —dijo ella, incómoda al sentir el cuerpo de él tan cerca del suyo. Miró al frente y pensó que era extraño hablar de su boda mientras sentía aquella atracción sexual hacia otro hombre—. Para ser un guardaespaldas hablas mucho.
—En nuestro país la inteligencia es una aptitud tan importante como la fortaleza física; ambas son necesarias —dijo Nick, sonriendo débilmente—. El cazador no puede cazar si no encuentra a la presa primero.
___(tuap) se estremeció. Durante los anteriores dieciséis años de su vida ella misma había sido la presa de alguien.
Miró el espejo retrovisor en busca de otros vehículos y, tras hacerlo, trató de relajarse mirando el paisaje. Le llamó la atención el bonito color dorado de las dunas.
—Como mi pelo —murmuró.
—¿El qué? —preguntó Nick, mirándola.
—El desierto. Es del mismo color —dijo ella, impresionada ante tanta belleza. Durante un momento se olvidó de William—. Es increíble. Fabuloso. No sabía que hubiera tantos colores. Es sólo arena, pero… —entonces miró una empinada duna— no sabía que podían ser tan altas.
—Claramente nunca antes has estado en el desierto.
—Nunca antes había ido a ningún otro sitio —___(tuap) se sentó erguida cuando el vehículo se sacudió debido a una irregularidad en el suelo—. Esta carretera es mejor de lo que yo esperaba.
—Sí, cuando puedes verla. Cuando hace viento, la arena la tapa completamente.
—¿Cómo encuentras el camino cuando eso ocurre?
—Con un equipamiento moderno. Y si eso me falla, confío en la experiencia y en formas más tradicionales de guiarse.
—¿Como cuáles?
—La posición del sol, la dirección del viento, el olor del aire —dijo Nick, encogiéndose de hombros— El desierto te dice muchas cosas si estás dispuesto a escuchar. ¿Pero por qué me lo preguntas…? Pretendías atravesarlo tú sola. Supongo que tienes todas estas habilidades, ¿no?
—Hubiera estado bien —dijo ella, distraída por algo que vio en el horizonte—. Hay algo moviéndose, puedo ver algo —se le aceleró el corazón.
—Es una caravana de camellos… la manera en la que mucha gente todavía elige atravesar el desierto.
—¿Camellos? —repitió __(tuap), mirándola—. Podemos acercarnos.
—¿Quieres ver un camello de cerca?
—¿Supone eso un problema?
—No, pero es sorprendente —dijo él, incrédulo—. Estar cerca de un camello no sería de gran agrado para muchas mujeres.
—Quizá no, pero la mayoría de las mujeres no han estado atrapadas toda su vida en un mismo lugar. ¿Te haces una idea de cómo puede ser ver el animal en carne y hueso tras haberlo visto en una fotografía?
—¿Me estás diciendo que nunca antes habías salido de Rovina?
__(tuap) no comprendía por qué le había revelado a él aquel detalle; sabía perfectamente que era mejor no confiarle a nadie ese tipo de cosas y no contestó.
—Es obvio que tu tío te protege muchísimo —continuó Nick, ignorando la falta de respuesta de ella—. Deberías estar agradecida de que se preocupe tanto por ti. ¿No sientes que le hayas traicionado al haberte escapado en mitad de la noche?
—Si siempre te fías de la gente, entonces no vas ser de gran ayuda como guardaespaldas. Simplemente digamos que mi tío y yo no estamos de acuerdo sobre mi futuro.
—En un año te convertirás en reina. Supongo que él cree que debes estar en palacio y que debes aprender todo lo necesario para tu nueva posición.
__(tuap) echó la cabeza para atrás y cerró los ojos. Recordar Rovina y a William habían acabado con su entusiasmo sobre el desierto y, repentinamente, se sintió enferma.
Miró a Nick y pensó que su oscura piel dejaba clara su procedencia. Era sorprendentemente guapo y más masculino que ningún otro hombre que ella hubiera conocido antes…
—Deja de mirarme —dijo él, arrastrando las palabras—. ¿O es que el calor del desierto te está alterando la sangre? Tiene ese efecto en algunas personas. Estar en el desierto es regresar a la vida en su versión más básica y primitiva.
Avergonzada, la princesa se ruborizó y apartó la mirada.
—No te estaba mirando.
—Una vez te cases con el sultán, vas a tener que esconder el hecho de que te sientes atraída por otros hombres.
—Yo no me siento atraída por ti.
—Me estabas mirando como si fuera tu amante, de la misma manera en la que me miraste anoche cuando entraste en mi habitación.
__(tuap) nunca había tenido ese tipo de conversación con nadie…
—Fui a tu habitación a buscar mi pasaporte. Y no te estaba mirando como miraría a mi amante. Créeme.
Ella nunca había tenido un amante y no había querido tenerlo… hasta aquel momento. Reconocer aquello la impresionó. Había confiado en un hombre sólo una vez y había pagado el precio con creces.
Intentando ignorar como la hacía sentir Nick, miró por la ventanilla.
—Trata de mantener la calma —le aconsejó él—. No puedes ser atrevida y luchadora un momento y al siguiente estar avergonzada.
—Eso depende del tema de conversación —dijo ella, enfadada por el comentario de él.
Nick la miró brevemente y esbozó una leve sonrisa.
—Pensar en el sexo es perfectamente normal y aconsejable entre personas de cierta edad, ¿no estás de acuerdo?
—¡No, no lo estoy! Y yo no estoy pensando en el sexo —dijo ella, sintiendo cómo le quemaba la pelvis y cómo le daba un vuelco el estómago. Repentinamente no pudo pensar en otra cosa que no fuera sexo. Y no en cualquier tipo de sexo, sino en sexo con… Nick.
Sintiéndose al borde de la desesperación, miró las bronceadas manos de él. Nick conducía con soltura, pero sabía que mantenía el control de la situación. Y entonces su caprichosa mente se imaginó esas mismas manos acariciándole el cuerpo y se sintió invadida por la pasión…
—¿Funciona el aire acondicionado?
—¿Tienes calor, habibati?. —preguntó él, esbozando una dura mueca. Era evidente que tampoco le gustaba aquella química sexual entre ambos—. ¿Te preocupa tener pensamientos sobre otro hombre pocos días de tu boda? Es inconveniente, estoy de acuerdo.
—No estoy pensando en ti en absoluto…
—¿No?
—No. Y si crees eso, estás equivocado.
—Soy sincero, Su Alteza, pero me doy cuenta de que la sinceridad no es una característica que pose muchas mujeres, sobre todo cuando quieren conseguir lo mejor.
—Me voy a casar con el sultán en cuatro días.
—Exacto —dijo él, mirándola—. Deberías ahorran esas miraditas incitantes para tu noche de bodas.
—No quiero seguir hablando de esto —dijo __(tuap), que no deseaba pensar en su noche de bodas.
—¿Por qué? Es el futuro que tú misma has elegido. ¿Por qué no querrías hablar de ello? —dijo Nick, volviendo a centrar su atención en la carretera—. Hubiera pensado que te interesaría saber cosas del sultán.
__(tuap) tenía el corazón revolucionado y la boca seca, pero pensó que quizá hablar del sultán le hiciera volver a la realidad.
—Está bien. Háblame de él —dijo, deseando dejar de pensar en la química sexual que les rodeaba.
—Es el típico hijo único.
—¿Está demasiado consentido?
—Yo estaba pensando más en el hecho de que es una persona que desarrolla al máximo su potencial y que quizá se encuentra mejor cuando está solo.
—La gente debe esforzarse mucho para cumplir sus deseos. Debe ser difícil. Seguramente esté rodeado de gente que dice lo que él quiere oír y él no podrá confiar en ninguno de ellos porque todos tienen sus propios planes —dijo __(tuap).
—Si comprendes tan bien las complicaciones de la realeza, estás claramente interesada en más cosas que no sean sólo zapatos y ropa —dijo Nick tras un rato. Estaba tenso.
—He vivido en un palacio toda mi vida, así que se como es sentirse bajo escrutinio todo el día. Todo lo que haces es analizado y revisado por la gente. Supongo que no será distinto para el sultán. Todo versa sobre la política y las estratagemas, sobre convencer a la gente de que piensen esto o aquello y lograrlo de una manera sutil.
—La palabra «sutil» no se aplica al sultán. Él da una orden y se cumple de manera inmediata. Así es como funcionan las cosas en Zangrar.
—¿Nadie discute con él?
—Nadie se atrevería. A él no le gusta gobernar por consenso.
—¿Pero a ti te agrada?
—Nadie me había preguntado eso antes —dijo Nick, frunciendo el ceño.
—La respuesta es sí o no.
—En ese caso, probablemente la respuesta es no. Creo que no me agrada. Y hay ocasiones en las que me cae peor que cualquier otra persona que conozco. Es demasiado autocrático, muy dominante e inquietantemente posesivo.
—Eres muy sincero —dijo __(tuap), impresionada.
—Pensaba que querías saber la verdad.
—Así es, pero de todas maneras… ¿no te preocupa que le vaya a contar lo que realmente crees de él?
—No, por dos razones —dijo Nick, riéndose—. La primera es que cuando estés con el sultán, él no va a esperar ni a querer mantener ningún tipo de conversación contigo. Y segunda, al sultán no le interesa ni desea agradar a la gente. El respeto… eso es otra cosa.
—¿Así que tú le respetas?
—Ambos compartimos una visión similar de Zangrar.
—¿Y tú crees que él es el hombre que llevará esa visión a la realidad?
—Sin duda. Al sultán no le agrada la posibilidad de fallar.
—Bueno, eso está bien. Si desea mucho algo, está preparado para conseguirlo.
—Pero actúa así con todo. Él decide lo que es importante y persigue conseguirlo a toda costa. Nunca falla, quizá quieras recordarlo.
—Espero serle de alguna utilidad.
—De eso que no te quepa ni la menor duda —dijo Nick.
__(tuap) se sintió un poco intranquila, pero decidió ignorar lo que implicaban aquellas palabras.
—Yo podré ofrecerle una opinión imparcial.
—¿Crees que al sultán le interesará tu opinión? —dijo él, riéndose—. Esto es Zangrar, __(tuap). Las expectativas que tiene el sultán de ti no traspasan las paredes del dormitorio.
—No seas ridículo.
—Lo que estoy siendo es sincero. Está claro que no has pensado en lo que ocurrirá tras la boda.
La princesa se puso tensa. Aquello era cierto.
—Como su esposa, le seré de utilidad para muchas cosas.
—Sólo habrá una cosa que le interese al sultán —afirmó Nick—. Pero no debes preocuparte. Como descubrí anoche, eres una mujer extremadamente sensual. Estoy seguro de que serás capaz de mantenerlo satisfecho… siempre y cuando descanses mucho mientras él trabaja.
—Ahora sí que estas siendo ridículo.
—A1 contrario; el sultán es una persona que tiene una agenda muy apretada. Tiene poco tiempo para relajarse e incluso menos tiempo para hacer ejercicio físico, así que estos días tiende a combinar ambos. Tiene un gran apetito sexual, pero a ti eso no te debería resultar un problema. Claramente eres una mujer con mucha energía. Cuanto más te conozco, más me convenzo de que este matrimonio va a ser todo un éxito.
—El sultán y yo compartiremos muchas más cosas aparte del sexo —dijo __(tuap) fríamente, ignorando cómo se le estaban revolviendo las tripas—. El entorno del que provengo no es tan diferente al suyo. Estoy segura de que una vez lo comprenda, seré capaz de ayudar en muchas maneras.
—El sultán no te exigirá que lo comprendas. Y no busca ayuda en nadie. Como ya te he dicho, tu papel será únicamente de… —Nick hizo una pausa para encontrar la palabra adecuada… — recreo.
—No puedes saberlo —dijo ella, echándose para atrás en su asiento—. Para empezar, ni siquiera me ha conocido. Quizá yo no le resulte atractiva.
—Al sultán le interesa mucho la prensa internacional —dijo él—. Como mucha gente, ya conoce muy bien tus encantos.
—Aquellas fotografías fueron tomadas sin mi permiso. Fue un montaje —aclaró __(tuap), sintiendo cómo se le revolvían las tripas al recordar todo aquello.
—¿No estabas con aquel hombre?
—Sí, estaba con él, pero…
—No me tienes que dar ninguna explicación. Y, en lo que se refiere al sultán… —Nick se encogió de hombros— no sé cuál es su opinión sobre ello, pero seguramente no sea buena idea sacar el tema. Aunque claro, tener a una mujer con tanta experiencia en la cama significará que no se sentirá obligado a ponerle freno a su apetito sexual. ¿Estoy conduciendo demasiado rápido para tu gusto?
La princesa se preguntó si él había adivinado que repentinamente ella deseó que estuvieran conduciendo en dirección contraria. ¡No quería pensar en estar en la cama del sultán!
—Quizá el sultán y yo nos llevemos muy bien. ¿Lo conoces desde hace mucho? —quiso saber, mirando a Karim y preguntándose por qué éste sonreía.
—De toda la vida.
—¿Erais amigos de pequeños? —preguntó ella, suponiendo que serían de la misma edad.
—Algo parecido.
—¿Así que lo conoces bien?
—Demasiado bien. Conozco de cerca sus rasgos de personalidad más irritantes.
—¿Por ejemplo?
—La lista no tiene fin. Es demasiado intolerante con los errores de los demás. Es impaciente y se enfada fácilmente. Es arrogante y muy pocas veces, por no decir nunca, cree que otra persona puede entender o manejar las situaciones que se presentan tan bien como él.
—Quizá tenga razón.
Nick frunció el ceño.
—No le estaba haciendo ningún cumplido.
—No, ya me he dado cuenta. Pero si él es tan inteligente como dicen, entonces es posible que sea cierto que nadie pueda manejar las situaciones tan bien como él.
—Eso es una valoración muy amplia —dijo él.
—O quizá sólo sea una valoración alternativa. A veces las apariencias engañan. ¿Qué más? ¿Qué le importa a él?
—La sinceridad y la fidelidad. ¿No te preocupa eso, ___(tuap)?
—No, yo aprecio esas mismas cualidades.
—¿De verdad? ¿Qué sinceridad hay en casarse con un hombre al que no amas?
—Una total sinceridad ya que no estoy fingiendo amarlo. Significa que tanto el sultán como yo sabemos lo que hay. No hay mentiras y creo que es un buen comienzo. Tengo confianza en que podamos lograr que esto funcione.
—Pero aun así no tienes ni idea de lo que el sultán espera de su esposa.
A __(tuap) no le importaba. Una vez estuviera viviendo segura en el palacio, todo lo demás era irrelevante. Estaba convencida de que podrían hacer que aquel matrimonio funcionara.
—Seré una buena esposa.
—Así que estás dispuesta a hacer lo que sea con tal de poder tener acceso a su riqueza, ¿verdad?
No, a su riqueza no. A su protección.
—¿Tiene el sultán sentido del humor? —quiso saber la princesa.
—Desde que su padre muriera hace tres años, ha habido demasiados problemas en Zangrar, ninguno de los cuales han sido causa de risa.
—Disputas sobre el petróleo y problemas con un proyecto de riego —dijo ella, percatándose de lo sorprendido que estaba él—. Sé leer, Nick. Salió un artículo en internet. El sultán se toma muy en serio sus responsabilidades.
—El futuro de Zangrar y de su gente dependen d él.
—Tengo bastante confianza en que el sultán y yo podamos tener un matrimonio armonioso.
—El sultán no es alguien que pueda estar casado armoniosamente con nadie —dijo Nick, deteniendo el vehículo de repente y mirando al cielo.
—¿Qué ocurre? ¿Dónde estamos? ¿Y dónde está la carretera?
—Debajo de la arena. Está comenzando a hacer viento. El tiempo no parece tan estable como me gustaría.
—¿Qué estás diciendo? ¿Es esto una tormenta de arena? —quiso saber ella, mirando al cielo, que estaba muy azul—. A mí me parece que está bien.
—Por el momento. El tiempo cambia muy rápidamente en el desierto. Nos detendremos aquí un rato para descansar.
—No lo hagas por mí —dijo la princesa, mirando por encima de su hombro para comprobar que no hubiera otros vehículos alrededor—. No tengo ningún problema en seguir adelante.
—Es importante descansar regularmente y beber es crucial —dijo él, abriendo la puerta del coche.
__(tuap) sintió cómo una bocanada de aire caliente entraba en el coche.
—No me había percatado de lo efectivo que es el aire acondicionado. Hace calor.
—Esto es el desierto, Su Alteza. Aquí las temperaturas pueden llegar a alcanzar los cincuenta grados. Sin agua, un ser humano no aguantaría demasiado. Espera ahí; te abriré la puerta.
—No necesito ayuda para salir de un coche, Nick —dijo ella, abriendo su puerta.
Etaba a punto de poner el pie en el suelo cuando acercó y la agarró por las caderas. La alzó en el aire.
—Te dije que esperaras.
—Y yo te he ignorado. No sé con qué clase de mujer te sueles relacionar, pero yo soy de las que se pueden bajar de un coche sin ayuda —dijo __(tuap), deseando que él retirara las manos de sus caderas. Sintió cómo su cuerpo se derretía—. ¿Qué estás haciendo?
—Evitar que puedas morir —contestó él con dureza—. Nunca debes pisar el suelo del desierto sin antes haber comprobado que no haya serpientes.
—¿Serpientes? —dijo ella, que no podía concentrarse en nada más que en el masculino cuerpo de Nick.
—Ésta es su casa. Durante el día están adormiladas y frecuentemente son más peligrosas. No les gusta que las molesten.
Al comprobar que no había serpientes alrededor, bajó a la princesa muy despacio. Ella sintió cómo todo su cuerpo se derretía al acariciar el de él.
Durante un momento se quedaron el uno frente al otro y __(tuap) no pudo moverse ni respirar. Se preguntó qué tendría aquel hombre para causar tal efecto sobre ella.
—No estoy acostumbrada a las normas del desierto —dijo, forzándose en apartarse de él.
Nick la soltó sin oponer resistencia.
—Si yo no te protegiera bien, el sultán no me lo perdonaría.
—¿Qué aspecto tienen estas serpientes? —preguntó __(tuap), sintiendo un desesperante calor en la entrepierna—. ¿Se camuflan muy bien?
—Extremadamente bien —contestó él con el enfado reflejado en la voz.
—¿Y ahora qué? —quiso saber ella, dando un paso atrás.
—Vamos a comer y a beber —dijo Nick, introduciendo la mano en el coche y sacando una cantimplora. Se la acercó a ella—. Agua. Es otra parte esencial de la supervivencia en el desierto. Con este calor debes beber.
__(tuap) agarró la cantimplora y, al hacerlo, sus dedos rozaron los de él. Casi se le cae el agua al suelo.
—Esta llamada «carretera» no es muy utilizada, ¿verdad? —tratando de controlar el temblor de sus manos, la princesa se llevó la cantimplora a la boca. Volvió a mirar por encima de su hombro, tal y como había hecho en repetidas ocasiones—. Obviamente no hay mucho tráfico entre el aeropuerto y Citadel.
—Ésta es una de las varias carreteras que hay. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer?
—No, gracias —contestó ella, que tenía el estómago tan revuelto que sabía que no iba a ser capaz de comer nada—. Hace calor.
—Sí, desde luego. Incluso dentro de la fortaleza las temperaturas pueden alcanzar los cincuenta grados. A muchas mujeres occidentales el polvo y el calor les resultan intolerables. Tú has vivido protegida en un palacio con aire acondicionado.
¿Protegida? Nick no sabía de lo que estaba hablando.
—El calor no me preocupa —dijo __(tuap), que tuvo la sensación de que él quería que le preocupara.
—Deberíamos ponernos en marcha. Tenemos un largo camino que recorrer antes de que anochezca —dijo él, poniendo la cantimplora de nuevo en la neverita.
—Dónde vamos a dormir?
—En el desierto, __(tuap), ¿dónde si no? —contestó, abriéndole la puerta del coche. Esbozó una leve sonrisa—Te puedes tumbar de espaldas, mirar las estrellas y soñar con el sultán. Aprovecha para descansar ahora que puedes.
Espero q les guste el cap
disculpen x demorar
es q hacer las carpetas me llevo mas
tiempo del q supuse...
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
Sin decir ni una palabra, ___(tuap) tomó la pequeña maleta con la que había viajado, se levantó y se dirigió hacia la parte trasera del avión.
Pensó que un viaje de cuatro días por el desierto era demasiado peligroso. No sabía qué era lo que le ponía más nerviosa, si el hecho de estar en un lugar al aire libre en el cual William podía interceptarlos en cualquier momento o el hecho de estar con Karim.
Todavía se sentía avergonzada por haberse apoyado en el hombro de él mientras estaba dormida. No comprendía cómo había dormido tan profundamente. Durante los anteriores dieciséis años jamás había dormido diez horas seguidas. Y le sorprendió que acabara de hacerlo… y lo había hecho acurrucada en Nick.
Como muchos otros, él tampoco creía que ella estuviera en peligro, lo que significaba que el peligro era todavía mayor ya que la distraería cuando ella debería estar alerta.
Y él era extremadamente perturbador.
Al pensar en la otra razón por la que no quería que Nick viajara con ella, sintió cómo el calor se apoderaba de su cuerpo. No lo quería a su lado ya que le hacía sentirse como una mujer por primera vez en su vida. La manera en la que la miraba le resultaba profundamente perturbadora. Mientras se vestía, se dijo a sí misma que sus sentimientos hacia el arrogante guardaespaldas eran irrelevantes. No importaba lo que ella sintiera, nunca había importado.
Todo lo que importaba era llegar sana y salva a Citadel y casarse con el sultán.
Una vez se hubo tranquilizado, regresó a la parte delantera del avión. Iba vestida con unos pantalones de camuflaje color tierra y unas botas bajas de ante. Sintió una leve satisfacción al ver la expresión que esbozó Karim al verla.
—¿Qué ocurre? —preguntó, dejando la maleta al lado de su asiento—. ¿Estabas esperando que me hubiera puesto tacones y una tiara? No te creas todo lo que oyes de mí, Nick. Sabía que por lo menos íbamos a tener que realizar un pequeño viaje por el desierto y me he vestido adecuadamente. Lo que no sabía es que van a ser cuatro días de viaje. Necesito un poco de tiempo para alterar nuestro itinerario.
—Ya he realizado los arreglos necesarios —dijo él de manera autoritaria. —Yo realizo los planes.
—No cuando viajes conmigo.
—Yo soy tu guardaespaldas y tienes que hacer lo que yo te diga. Irás donde yo vaya y dormirás donde yo duerma.
—De ninguna manera. Antes prefiero viajar sola —explotó ella.
—Hasta los locos cruzan el desierto de Zangrar con un guía.
—Pero sólo una persona que está completamente loca confía su vida a otra.
—¿Dudas de mi habilidad para protegerte? —preguntó Nick, levantando una ceja—. No tienes por qué dudar. Vas a estar muy segura.
—Cómo voy a estar segura cuando tú ni siquiera crees que estoy en peligro? ¿Cómo vas a protegerme de una amenaza que te niegas a admitir?
—Llevo el desierto en la sangre. Si alguien nos sigue, lo sabré.
Impotente, __(tuap) se quedó mirándolo. Quería negarse, pero tenía que afrontar los hechos… de ninguna manera podría realizar un viaje de cuatro días por el desierto sin ayuda experta.
—¿Conoces bien el desierto?
—Me podrías dejar con los ojos vendados en medio de él y yo podría regresar a Citadel sin problemas.
—Está bien, tú establecerás la ruta —dijo ella a regañadientes, pensando que él era muy arrogante—. Viajamos juntos.
Dos horas después comenzó a sentirse aliviada de no haber intentado viajar sola. El desierto era enorme y, aunque la carretera estaba despejada, también estaba expuesta. No habría podido conducir y vigilar al mismo tiempo. No había lugar donde esconderse ni donde correr.
—¿Puedes conducir más deprisa?
—No… si quieres llegar con vida ante el sultán —contestó Nick, que conducía tranquilamente y con gafas de sol—. Si tu tío está tan desesperado por evitar esta boda, me sorprende que tú misma no hayas tenido dudas.
—Es lo que tengo que hacer —dijo ella, incómoda al sentir el cuerpo de él tan cerca del suyo. Miró al frente y pensó que era extraño hablar de su boda mientras sentía aquella atracción sexual hacia otro hombre—. Para ser un guardaespaldas hablas mucho.
—En nuestro país la inteligencia es una aptitud tan importante como la fortaleza física; ambas son necesarias —dijo Nick, sonriendo débilmente—. El cazador no puede cazar si no encuentra a la presa primero.
___(tuap) se estremeció. Durante los anteriores dieciséis años de su vida ella misma había sido la presa de alguien.
Miró el espejo retrovisor en busca de otros vehículos y, tras hacerlo, trató de relajarse mirando el paisaje. Le llamó la atención el bonito color dorado de las dunas.
—Como mi pelo —murmuró.
—¿El qué? —preguntó Nick, mirándola.
—El desierto. Es del mismo color —dijo ella, impresionada ante tanta belleza. Durante un momento se olvidó de William—. Es increíble. Fabuloso. No sabía que hubiera tantos colores. Es sólo arena, pero… —entonces miró una empinada duna— no sabía que podían ser tan altas.
—Claramente nunca antes has estado en el desierto.
—Nunca antes había ido a ningún otro sitio —___(tuap) se sentó erguida cuando el vehículo se sacudió debido a una irregularidad en el suelo—. Esta carretera es mejor de lo que yo esperaba.
—Sí, cuando puedes verla. Cuando hace viento, la arena la tapa completamente.
—¿Cómo encuentras el camino cuando eso ocurre?
—Con un equipamiento moderno. Y si eso me falla, confío en la experiencia y en formas más tradicionales de guiarse.
—¿Como cuáles?
—La posición del sol, la dirección del viento, el olor del aire —dijo Nick, encogiéndose de hombros— El desierto te dice muchas cosas si estás dispuesto a escuchar. ¿Pero por qué me lo preguntas…? Pretendías atravesarlo tú sola. Supongo que tienes todas estas habilidades, ¿no?
—Hubiera estado bien —dijo ella, distraída por algo que vio en el horizonte—. Hay algo moviéndose, puedo ver algo —se le aceleró el corazón.
—Es una caravana de camellos… la manera en la que mucha gente todavía elige atravesar el desierto.
—¿Camellos? —repitió __(tuap), mirándola—. Podemos acercarnos.
—¿Quieres ver un camello de cerca?
—¿Supone eso un problema?
—No, pero es sorprendente —dijo él, incrédulo—. Estar cerca de un camello no sería de gran agrado para muchas mujeres.
—Quizá no, pero la mayoría de las mujeres no han estado atrapadas toda su vida en un mismo lugar. ¿Te haces una idea de cómo puede ser ver el animal en carne y hueso tras haberlo visto en una fotografía?
—¿Me estás diciendo que nunca antes habías salido de Rovina?
__(tuap) no comprendía por qué le había revelado a él aquel detalle; sabía perfectamente que era mejor no confiarle a nadie ese tipo de cosas y no contestó.
—Es obvio que tu tío te protege muchísimo —continuó Nick, ignorando la falta de respuesta de ella—. Deberías estar agradecida de que se preocupe tanto por ti. ¿No sientes que le hayas traicionado al haberte escapado en mitad de la noche?
—Si siempre te fías de la gente, entonces no vas ser de gran ayuda como guardaespaldas. Simplemente digamos que mi tío y yo no estamos de acuerdo sobre mi futuro.
—En un año te convertirás en reina. Supongo que él cree que debes estar en palacio y que debes aprender todo lo necesario para tu nueva posición.
__(tuap) echó la cabeza para atrás y cerró los ojos. Recordar Rovina y a William habían acabado con su entusiasmo sobre el desierto y, repentinamente, se sintió enferma.
Miró a Nick y pensó que su oscura piel dejaba clara su procedencia. Era sorprendentemente guapo y más masculino que ningún otro hombre que ella hubiera conocido antes…
—Deja de mirarme —dijo él, arrastrando las palabras—. ¿O es que el calor del desierto te está alterando la sangre? Tiene ese efecto en algunas personas. Estar en el desierto es regresar a la vida en su versión más básica y primitiva.
Avergonzada, la princesa se ruborizó y apartó la mirada.
—No te estaba mirando.
—Una vez te cases con el sultán, vas a tener que esconder el hecho de que te sientes atraída por otros hombres.
—Yo no me siento atraída por ti.
—Me estabas mirando como si fuera tu amante, de la misma manera en la que me miraste anoche cuando entraste en mi habitación.
__(tuap) nunca había tenido ese tipo de conversación con nadie…
—Fui a tu habitación a buscar mi pasaporte. Y no te estaba mirando como miraría a mi amante. Créeme.
Ella nunca había tenido un amante y no había querido tenerlo… hasta aquel momento. Reconocer aquello la impresionó. Había confiado en un hombre sólo una vez y había pagado el precio con creces.
Intentando ignorar como la hacía sentir Nick, miró por la ventanilla.
—Trata de mantener la calma —le aconsejó él—. No puedes ser atrevida y luchadora un momento y al siguiente estar avergonzada.
—Eso depende del tema de conversación —dijo ella, enfadada por el comentario de él.
Nick la miró brevemente y esbozó una leve sonrisa.
—Pensar en el sexo es perfectamente normal y aconsejable entre personas de cierta edad, ¿no estás de acuerdo?
—¡No, no lo estoy! Y yo no estoy pensando en el sexo —dijo ella, sintiendo cómo le quemaba la pelvis y cómo le daba un vuelco el estómago. Repentinamente no pudo pensar en otra cosa que no fuera sexo. Y no en cualquier tipo de sexo, sino en sexo con… Nick.
Sintiéndose al borde de la desesperación, miró las bronceadas manos de él. Nick conducía con soltura, pero sabía que mantenía el control de la situación. Y entonces su caprichosa mente se imaginó esas mismas manos acariciándole el cuerpo y se sintió invadida por la pasión…
—¿Funciona el aire acondicionado?
—¿Tienes calor, habibati?. —preguntó él, esbozando una dura mueca. Era evidente que tampoco le gustaba aquella química sexual entre ambos—. ¿Te preocupa tener pensamientos sobre otro hombre pocos días de tu boda? Es inconveniente, estoy de acuerdo.
—No estoy pensando en ti en absoluto…
—¿No?
—No. Y si crees eso, estás equivocado.
—Soy sincero, Su Alteza, pero me doy cuenta de que la sinceridad no es una característica que pose muchas mujeres, sobre todo cuando quieren conseguir lo mejor.
—Me voy a casar con el sultán en cuatro días.
—Exacto —dijo él, mirándola—. Deberías ahorran esas miraditas incitantes para tu noche de bodas.
—No quiero seguir hablando de esto —dijo __(tuap), que no deseaba pensar en su noche de bodas.
—¿Por qué? Es el futuro que tú misma has elegido. ¿Por qué no querrías hablar de ello? —dijo Nick, volviendo a centrar su atención en la carretera—. Hubiera pensado que te interesaría saber cosas del sultán.
__(tuap) tenía el corazón revolucionado y la boca seca, pero pensó que quizá hablar del sultán le hiciera volver a la realidad.
—Está bien. Háblame de él —dijo, deseando dejar de pensar en la química sexual que les rodeaba.
—Es el típico hijo único.
—¿Está demasiado consentido?
—Yo estaba pensando más en el hecho de que es una persona que desarrolla al máximo su potencial y que quizá se encuentra mejor cuando está solo.
—La gente debe esforzarse mucho para cumplir sus deseos. Debe ser difícil. Seguramente esté rodeado de gente que dice lo que él quiere oír y él no podrá confiar en ninguno de ellos porque todos tienen sus propios planes —dijo __(tuap).
—Si comprendes tan bien las complicaciones de la realeza, estás claramente interesada en más cosas que no sean sólo zapatos y ropa —dijo Nick tras un rato. Estaba tenso.
—He vivido en un palacio toda mi vida, así que se como es sentirse bajo escrutinio todo el día. Todo lo que haces es analizado y revisado por la gente. Supongo que no será distinto para el sultán. Todo versa sobre la política y las estratagemas, sobre convencer a la gente de que piensen esto o aquello y lograrlo de una manera sutil.
—La palabra «sutil» no se aplica al sultán. Él da una orden y se cumple de manera inmediata. Así es como funcionan las cosas en Zangrar.
—¿Nadie discute con él?
—Nadie se atrevería. A él no le gusta gobernar por consenso.
—¿Pero a ti te agrada?
—Nadie me había preguntado eso antes —dijo Nick, frunciendo el ceño.
—La respuesta es sí o no.
—En ese caso, probablemente la respuesta es no. Creo que no me agrada. Y hay ocasiones en las que me cae peor que cualquier otra persona que conozco. Es demasiado autocrático, muy dominante e inquietantemente posesivo.
—Eres muy sincero —dijo __(tuap), impresionada.
—Pensaba que querías saber la verdad.
—Así es, pero de todas maneras… ¿no te preocupa que le vaya a contar lo que realmente crees de él?
—No, por dos razones —dijo Nick, riéndose—. La primera es que cuando estés con el sultán, él no va a esperar ni a querer mantener ningún tipo de conversación contigo. Y segunda, al sultán no le interesa ni desea agradar a la gente. El respeto… eso es otra cosa.
—¿Así que tú le respetas?
—Ambos compartimos una visión similar de Zangrar.
—¿Y tú crees que él es el hombre que llevará esa visión a la realidad?
—Sin duda. Al sultán no le agrada la posibilidad de fallar.
—Bueno, eso está bien. Si desea mucho algo, está preparado para conseguirlo.
—Pero actúa así con todo. Él decide lo que es importante y persigue conseguirlo a toda costa. Nunca falla, quizá quieras recordarlo.
—Espero serle de alguna utilidad.
—De eso que no te quepa ni la menor duda —dijo Nick.
__(tuap) se sintió un poco intranquila, pero decidió ignorar lo que implicaban aquellas palabras.
—Yo podré ofrecerle una opinión imparcial.
—¿Crees que al sultán le interesará tu opinión? —dijo él, riéndose—. Esto es Zangrar, __(tuap). Las expectativas que tiene el sultán de ti no traspasan las paredes del dormitorio.
—No seas ridículo.
—Lo que estoy siendo es sincero. Está claro que no has pensado en lo que ocurrirá tras la boda.
La princesa se puso tensa. Aquello era cierto.
—Como su esposa, le seré de utilidad para muchas cosas.
—Sólo habrá una cosa que le interese al sultán —afirmó Nick—. Pero no debes preocuparte. Como descubrí anoche, eres una mujer extremadamente sensual. Estoy seguro de que serás capaz de mantenerlo satisfecho… siempre y cuando descanses mucho mientras él trabaja.
—Ahora sí que estas siendo ridículo.
—A1 contrario; el sultán es una persona que tiene una agenda muy apretada. Tiene poco tiempo para relajarse e incluso menos tiempo para hacer ejercicio físico, así que estos días tiende a combinar ambos. Tiene un gran apetito sexual, pero a ti eso no te debería resultar un problema. Claramente eres una mujer con mucha energía. Cuanto más te conozco, más me convenzo de que este matrimonio va a ser todo un éxito.
—El sultán y yo compartiremos muchas más cosas aparte del sexo —dijo __(tuap) fríamente, ignorando cómo se le estaban revolviendo las tripas—. El entorno del que provengo no es tan diferente al suyo. Estoy segura de que una vez lo comprenda, seré capaz de ayudar en muchas maneras.
—El sultán no te exigirá que lo comprendas. Y no busca ayuda en nadie. Como ya te he dicho, tu papel será únicamente de… —Nick hizo una pausa para encontrar la palabra adecuada… — recreo.
—No puedes saberlo —dijo ella, echándose para atrás en su asiento—. Para empezar, ni siquiera me ha conocido. Quizá yo no le resulte atractiva.
—Al sultán le interesa mucho la prensa internacional —dijo él—. Como mucha gente, ya conoce muy bien tus encantos.
—Aquellas fotografías fueron tomadas sin mi permiso. Fue un montaje —aclaró __(tuap), sintiendo cómo se le revolvían las tripas al recordar todo aquello.
—¿No estabas con aquel hombre?
—Sí, estaba con él, pero…
—No me tienes que dar ninguna explicación. Y, en lo que se refiere al sultán… —Nick se encogió de hombros— no sé cuál es su opinión sobre ello, pero seguramente no sea buena idea sacar el tema. Aunque claro, tener a una mujer con tanta experiencia en la cama significará que no se sentirá obligado a ponerle freno a su apetito sexual. ¿Estoy conduciendo demasiado rápido para tu gusto?
La princesa se preguntó si él había adivinado que repentinamente ella deseó que estuvieran conduciendo en dirección contraria. ¡No quería pensar en estar en la cama del sultán!
—Quizá el sultán y yo nos llevemos muy bien. ¿Lo conoces desde hace mucho? —quiso saber, mirando a Karim y preguntándose por qué éste sonreía.
—De toda la vida.
—¿Erais amigos de pequeños? —preguntó ella, suponiendo que serían de la misma edad.
—Algo parecido.
—¿Así que lo conoces bien?
—Demasiado bien. Conozco de cerca sus rasgos de personalidad más irritantes.
—¿Por ejemplo?
—La lista no tiene fin. Es demasiado intolerante con los errores de los demás. Es impaciente y se enfada fácilmente. Es arrogante y muy pocas veces, por no decir nunca, cree que otra persona puede entender o manejar las situaciones que se presentan tan bien como él.
—Quizá tenga razón.
Nick frunció el ceño.
—No le estaba haciendo ningún cumplido.
—No, ya me he dado cuenta. Pero si él es tan inteligente como dicen, entonces es posible que sea cierto que nadie pueda manejar las situaciones tan bien como él.
—Eso es una valoración muy amplia —dijo él.
—O quizá sólo sea una valoración alternativa. A veces las apariencias engañan. ¿Qué más? ¿Qué le importa a él?
—La sinceridad y la fidelidad. ¿No te preocupa eso, ___(tuap)?
—No, yo aprecio esas mismas cualidades.
—¿De verdad? ¿Qué sinceridad hay en casarse con un hombre al que no amas?
—Una total sinceridad ya que no estoy fingiendo amarlo. Significa que tanto el sultán como yo sabemos lo que hay. No hay mentiras y creo que es un buen comienzo. Tengo confianza en que podamos lograr que esto funcione.
—Pero aun así no tienes ni idea de lo que el sultán espera de su esposa.
A __(tuap) no le importaba. Una vez estuviera viviendo segura en el palacio, todo lo demás era irrelevante. Estaba convencida de que podrían hacer que aquel matrimonio funcionara.
—Seré una buena esposa.
—Así que estás dispuesta a hacer lo que sea con tal de poder tener acceso a su riqueza, ¿verdad?
No, a su riqueza no. A su protección.
—¿Tiene el sultán sentido del humor? —quiso saber la princesa.
—Desde que su padre muriera hace tres años, ha habido demasiados problemas en Zangrar, ninguno de los cuales han sido causa de risa.
—Disputas sobre el petróleo y problemas con un proyecto de riego —dijo ella, percatándose de lo sorprendido que estaba él—. Sé leer, Nick. Salió un artículo en internet. El sultán se toma muy en serio sus responsabilidades.
—El futuro de Zangrar y de su gente dependen d él.
—Tengo bastante confianza en que el sultán y yo podamos tener un matrimonio armonioso.
—El sultán no es alguien que pueda estar casado armoniosamente con nadie —dijo Nick, deteniendo el vehículo de repente y mirando al cielo.
—¿Qué ocurre? ¿Dónde estamos? ¿Y dónde está la carretera?
—Debajo de la arena. Está comenzando a hacer viento. El tiempo no parece tan estable como me gustaría.
—¿Qué estás diciendo? ¿Es esto una tormenta de arena? —quiso saber ella, mirando al cielo, que estaba muy azul—. A mí me parece que está bien.
—Por el momento. El tiempo cambia muy rápidamente en el desierto. Nos detendremos aquí un rato para descansar.
—No lo hagas por mí —dijo la princesa, mirando por encima de su hombro para comprobar que no hubiera otros vehículos alrededor—. No tengo ningún problema en seguir adelante.
—Es importante descansar regularmente y beber es crucial —dijo él, abriendo la puerta del coche.
__(tuap) sintió cómo una bocanada de aire caliente entraba en el coche.
—No me había percatado de lo efectivo que es el aire acondicionado. Hace calor.
—Esto es el desierto, Su Alteza. Aquí las temperaturas pueden llegar a alcanzar los cincuenta grados. Sin agua, un ser humano no aguantaría demasiado. Espera ahí; te abriré la puerta.
—No necesito ayuda para salir de un coche, Nick —dijo ella, abriendo su puerta.
Etaba a punto de poner el pie en el suelo cuando acercó y la agarró por las caderas. La alzó en el aire.
—Te dije que esperaras.
—Y yo te he ignorado. No sé con qué clase de mujer te sueles relacionar, pero yo soy de las que se pueden bajar de un coche sin ayuda —dijo __(tuap), deseando que él retirara las manos de sus caderas. Sintió cómo su cuerpo se derretía—. ¿Qué estás haciendo?
—Evitar que puedas morir —contestó él con dureza—. Nunca debes pisar el suelo del desierto sin antes haber comprobado que no haya serpientes.
—¿Serpientes? —dijo ella, que no podía concentrarse en nada más que en el masculino cuerpo de Nick.
—Ésta es su casa. Durante el día están adormiladas y frecuentemente son más peligrosas. No les gusta que las molesten.
Al comprobar que no había serpientes alrededor, bajó a la princesa muy despacio. Ella sintió cómo todo su cuerpo se derretía al acariciar el de él.
Durante un momento se quedaron el uno frente al otro y __(tuap) no pudo moverse ni respirar. Se preguntó qué tendría aquel hombre para causar tal efecto sobre ella.
—No estoy acostumbrada a las normas del desierto —dijo, forzándose en apartarse de él.
Nick la soltó sin oponer resistencia.
—Si yo no te protegiera bien, el sultán no me lo perdonaría.
—¿Qué aspecto tienen estas serpientes? —preguntó __(tuap), sintiendo un desesperante calor en la entrepierna—. ¿Se camuflan muy bien?
—Extremadamente bien —contestó él con el enfado reflejado en la voz.
—¿Y ahora qué? —quiso saber ella, dando un paso atrás.
—Vamos a comer y a beber —dijo Nick, introduciendo la mano en el coche y sacando una cantimplora. Se la acercó a ella—. Agua. Es otra parte esencial de la supervivencia en el desierto. Con este calor debes beber.
__(tuap) agarró la cantimplora y, al hacerlo, sus dedos rozaron los de él. Casi se le cae el agua al suelo.
—Esta llamada «carretera» no es muy utilizada, ¿verdad? —tratando de controlar el temblor de sus manos, la princesa se llevó la cantimplora a la boca. Volvió a mirar por encima de su hombro, tal y como había hecho en repetidas ocasiones—. Obviamente no hay mucho tráfico entre el aeropuerto y Citadel.
—Ésta es una de las varias carreteras que hay. ¿Tienes hambre? ¿Quieres comer?
—No, gracias —contestó ella, que tenía el estómago tan revuelto que sabía que no iba a ser capaz de comer nada—. Hace calor.
—Sí, desde luego. Incluso dentro de la fortaleza las temperaturas pueden alcanzar los cincuenta grados. A muchas mujeres occidentales el polvo y el calor les resultan intolerables. Tú has vivido protegida en un palacio con aire acondicionado.
¿Protegida? Nick no sabía de lo que estaba hablando.
—El calor no me preocupa —dijo __(tuap), que tuvo la sensación de que él quería que le preocupara.
—Deberíamos ponernos en marcha. Tenemos un largo camino que recorrer antes de que anochezca —dijo él, poniendo la cantimplora de nuevo en la neverita.
—Dónde vamos a dormir?
—En el desierto, __(tuap), ¿dónde si no? —contestó, abriéndole la puerta del coche. Esbozó una leve sonrisa—Te puedes tumbar de espaldas, mirar las estrellas y soñar con el sultán. Aprovecha para descansar ahora que puedes.
Espero q les guste el cap
disculpen x demorar
es q hacer las carpetas me llevo mas
tiempo del q supuse...
mañana la sigo
COMENTEN!!
byebye♥
maru!!
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aahh..!!!...me gusto mucho..el capiii :D :happy: :)
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