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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
nueva lectora soguela se ve muy bien
lovely last
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
BIENVENIDAS A TODAS LAS LECTORAS!
aca les dejo el cap nº1
Capítulo 1
Los sables chocaban entre sí y el sonido de metal contra metal se apoderó de la sala. Nick apretó con fuerza la empuñadura del sable e hizo un magnifico movimiento que provocó que la gente que los estaba observando emitiera un grito ahogado colectivo.
Nick los ignoró ya que toda su atención estaba centrada en su oponente, cuya identidad estaba oculta bajo la máscara. Por primera vez en su vida no podía anticipar los movimientos de su contrincante, que se movía como un verdadero atleta.
Cuando le habían informado de que la princesa ____(tn) había insistido en verlo practicar la esgrima antes de aceptar que trabajara para ella como guardaespaldas durante su viaje a Zangrar, le había parecido divertido… aunque también le había irritado. Era la primera vez que luchaba por un capricho femenino. Había pensado que iba a vencer a su contrincante en cuestión de minutos, pero no estaba siendo así. Aunque le sorprendió el hecho de que se estaba divirtiendo.
Se preguntó quién sería el hombre que había detrás de aquella máscara.
Acostumbrado al aburrimiento, sintió cómo la adrenalina se apoderaba de sus venas y se juró a sí mismo que iba descubrir la identidad de su oponente.
Durante el combate, no pudo reprimir una pequeña risa de admiración ante un brillante movimiento de aquel misterioso hombre, que no era muy alto pero que era atrevido e intrépido.
Distraído por unas risas, miró hacia el público y vio a un grupo de mujeres que estaban observando el combate con gran interés y coquetería.
Se preguntó cuál de ellas sería la princesa ____(tn).
Pensó que ella debía ser una mujer mimada a la que le divertía que los hombres se pelearan por ella.
Volvió a centrar su atención en el duelo de esgrima. Su oponente, que parecía estar tomándose aquello de manera personal, parecía inundado de una nueva energía. Pero él decidió que el combate ya había durado demasiado y realizó un perfecto ataque que le valió la victoria.
Respirando profundamente, se quitó la máscara.
—He ganado —dijo, tendiéndole la mano a su adversario tal y como marcaba el protocolo—. Así que, como he matado al dragón, supongo que me he ganado el derecho de proteger a la princesa. ¿Quizá me la podría presentar para que me pueda dar mi próximo reto? ¿Pistolas al amanecer? Quítese la máscara. Merezco ver la cara del hombre con el que acabo de luchar.
Su oponente vaciló, pero finalmente obedeció.
—No soy un hombre —dijo ella con una sexy voz diseñada por la naturaleza para derretir al sexo contrario.
Nick respiró con fuerza al ver cómo una masa de pelo rubio caía sobre unos delgados hombros. Aunque sabía los peligros que frecuentemente acechaban detrás de una belleza tan espectacular, se quedó deslumbrado.
Observando con diversión la reacción de él, ella le tendió la mano y volvió a hablar.
—Yo soy la princesa _____(tn) —dijo en voz baja—. Y se supone que tú debes ser mi guardaespaldas. El problema es que, en realidad, yo no quiero un guardaespaldas. Se suponía que no ibas a ganar el combate. Me temo que has realizado el viaje en balde.
¡Había perdido!
Desesperada porque él no se percatara de cómo le estaban temblando las piernas, ___(tuap) observó cómo la incredulidad se reflejaba en la atractiva cara de él al darse cuenta de su identidad.
Aquel hombre era guapo y fuerte. La estaba mirando detenidamente con aquellos hermosos ojos oscuros que tenía y ella, atrapada por la fuerza de su penetrante mirada, sintió cómo algo peligroso y desconocido cobraba vida dentro de su cuerpo. A continuación se sintió invadida por una explosión de conciencia sexual.
Sintió cómo se le debilitaban las rodillas debido a la pasión que sintió en la pelvis, pero se obligó a seguir mirándolo a los ojos y esperó a que empleara la deferencia y el respeto que ella sabía se le debía.
Él era un guardaespaldas.
Ella era una princesa de sangre real y estaba acostumbrada a que los extraños la trataran con la debida formalidad. Pero aquel hombre no estaba intimidado ni impresionado por su título ni por su posición. En vez de ello, se quedó allí de pie con mucho orgullo, como si estuviese acostumbrado a dar órdenes y a ser obedecido inmediatamente.
Le miró la boca, que era muy sensual, y pensó que estaba claro que era alguien importante en el equipo de seguridad del sultán. Era alguien poderoso. Parecía que no había obedecido una orden en toda su vida.
Lo que hacía que la situación fuese muy incomoda. No quería que fuese su guardaespaldas. No confiaba en él. No confiaba en nadie. Ocurriera lo que ocurriera, ella misma tenía que estar al cargo de su propia seguridad; era la única manera en la que podría escapar del embrollo en el que se había convertido su vida.
No podía creer que hubiera llegado aquel momento… que hubiera sobrevivido tanto. Se sintió al borde del pánico; como siempre le ocurría cuando pensaba en su inminente matrimonio con el sultán de Zangrar.
No era que tuviera miedo de él. No lo tenía. Tras los anteriores dieciséis años de su vida, no le importaba que él tuviera fama de ser despiadado, controlador y carente de sentimientos. De una manera, ayudaba saber que el sultán no era sensible ya que así no tenía que sentirse culpable por forzarle a un matrimonio que no era nada romántico.
En circunstancias normales aquel matrimonio sería lo último que ella querría. Pero sus circunstancias no eran normales y, además, aquel matrimonio no versaba sobre lo que era mejor para ella, sino para Rovina.
Agarró el sable con fuerza. Había revisado las opciones que tenía tantas veces que hasta le dolía la cabeza de tanto pensar.
Y la única conclusión a la que llegaba era a que el futuro de Rovina dependía de su matrimonio con el sultán.
En aquel momento, sólo le separaba un viaje de Zangrar.
Pero iba a ser un viaje arriesgado e iba a necesitar mantener la calma. Irónicamente, lo último que quería era un guardaespaldas. Tenerlo a su lado lo único que conseguiría sería poner su vida en más peligro aún.
Una risita tonta de las mujeres que estaban entre el público le hizo percatarse de que se estaban convirtiendo en el centro del escrutinio y cotilleo. Sonrió y se recordó a sí misma que tenía que guardar una imagen; la de una mujer que no tenía nada más serio en la mente que el conseguir placeres frívolos.
—Te puedes marchar a casa, guardaespaldas —dijo en voz baja para que sólo él la oyera—. No necesito tu protección.
—Mi protección no es algo opcional —dijo él con un peligroso brillo reflejado en los ojos—. Usted y yo tenemos que hablar… a solas. Ahora.
Asustada ante el autocrático tono de voz de aquel hombre, __(tuap) abrió la boca para negarse, pero él la agarró con fuerza por la muñeca y la llevó a la antesala donde estaba el equipamiento de esgrima.
¿Había estado peleando con una mujer?
Penso, Nick la soltó y cerró tras ellos la puerta de la antesala. Miró los suaves y sedosos rizos que le caían a ella por la espalda. Su pelo tenía el color del atardecer en el desierto. Y cuando la había mirado por primera vez a los ojos había sido como haberse lanzado a un arpón ardiendo. Se había visto consumido por la más básica de las necesidades sexuales; la química entre ambos era tan intensa que durante un momento sólo había sido capaz de pensar en sexo.
—Abre la puerta —ordenó ella, que parecía no ser consciente del efecto que tenía sobre él—. Ahora.
—Yo sólo obedezco órdenes del sultán.
—Por favor… —suplicó ella. Se había quedado pálida.
—Acaba de enfrentarse a mi sable sin ninguna consideración por su seguridad personal —dijo él, arrastrando las palabras—. ¿Y espera que crea que tiene miedo de una puerta cerrada?
—Simplemente ábrela —dijo ella con voz ronca—. Por favor, ábrela.
Perplejo y exasperado, Nick abrió la puerta y observó cómo ella se relajaba. Pensó que si la princesa era tan fácil de asustar, no le iba a ser difícil convencerla de que la vida bajo el duro clima de Zangrar, en compañía de un despiadado sultán, no era para ella.
—Yo no peleo con mujeres, Su Alteza.
Ella se encogió de hombros, retomando de nuevo parte de su rebeldía.
—Ahora sí —dijo, quitándose la chaqueta con gracia—. Y, de todas maneras, ganaste. Tu ego está intacto.
—Mi ego no requiere protección —dijo él, sintiéndose tenso—. Podía haberle hecho daño.
En aquel momento en el que ella ya se había quitado la chaqueta, pudo ver la delicada estructura ósea que tenía. Su cara era muy bella y reflejaba mucha inocencia, lo que le chocó debido a su mala reputación. ____(tn) lo miró a su vez resueltamente.
Entonces se dio la vuelta y colgó su chaqueta en el armario.
—Eres bueno, pero has hecho el viaje en balde. No quiero un guardaespaldas.
—Sus deseos sobre este tema son irrelevantes, Su Alteza.
No importaba lo que ella quisiese… él la iba a acompañar. Su misión era convencerla de que no se casara con el sultán y necesitaba estar con ella durante todo el trayecto para poder lograrlo.
—¿Eres uno de los guardaespaldas del sultán? —preguntó ella.
Nick no había anticipado aquella pregunta y tardó un momento en contestarla.
—Soy responsable de la seguridad del sultán, sí.
—En ese caso, estoy segura de que te echa de menos. Vete a casa —dijo ella, quitándose la protección del brazo—. Utiliza tus talentos en otra parte. Yo no los necesito.
—¿Ya no se pretende casar con el sultán?
—Desde luego que me voy a casar con el sultán, pero no necesito que me acompañe nadie en el viaje. Prefiero ocuparme yo misma de mi protección.
—¿Y a quién ha seleccionado para ello?
—A mí misma —contestó ella como si fuera obvio—. Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años es que, cuando se trata de seguridad, en la única persona en la que realmente puedes confiar es en ti mismo.
—¿Planea viajar sola por el desierto?
—Así es y espero que nadie me amenace ya que soy muy peligrosa cuando alguien lo hace.
Como para convencerlo de ello, lo miró fijamente con sus ojos azules. Nick levantó una ceja.
—Está claro que no es consciente de que para muchos hombres la vulnerabilidad de la mujer es uno de sus mayores encantos.
—Esos mismos hombres tienen sin duda un ego minúsculo y necesitan matar a un dragón para demostrar su masculinidad. Yo me niego a poner mi seguridad en peligro para así darle capricho a un hombre y que pueda mostrar sus músculos en público. Yo mato mis propios dragones.
Por primera vez en su vida adulta, Nick no supo qué decir.
—No puede estar planteándose viajar sola a Zangrar, no conoce la ruta —dijo por fin.
—Puedo leer un mapa, utilizar navegación por satélite y hablar por teléfono. Hoy en día las princesas tienen muchas habilidades. Somos una raza muy versátil. ¿No lo sabías?
Lo que él sabía era que ella era una mujer muy difícil.
—Está claro que nunca ha aspirado a ser una princesa de cuento dé hadas.
—Dirás una víctima pasiva, ¿no es así? —dijo __(tuap), encogiéndose de hombros—. Yo no sería tan tonta como para aceptar una manzana envenenada.
—Pero pretende casarse con un sultán —señaló Nick suavemente.
—Efectivamente —dijo ella, sonriendo.
—Y el sultán insiste en que le escolten en el viaje, Su Alteza.
La princesa lo miró a los ojos.
—Está bien —dijo tras un momento, quitándose los zapatos de esgrima—. Si quieres venir conmigo supongo que no te lo puedo impedir. Simplemente espero que no te arrepientas. ¿Quién se está ocupando de la seguridad del sultán mientras estás conmigo?
A Nick le sorprendió lo rápido que había conseguido lo que quería… pero le dio la impresión de que había algo sospechoso.
—Su Excelencia está en una misión secreta muy importante que afecta a la futura estabilidad de Zangrar. Otras personas se están encargando de su seguridad…
—No me has dicho tu nombre —dijo ella.
—Me puede llamar Nick, Su Alteza.
—Y tú me puedes llamar __(tuap). No me gusta mucho el protocolo.
Recordando todo lo que había leído sobre el estilo de vida de la princesa, a Nick no le fue difícil creer aquello.
—No sería apropiado que yo la llamara por su nombre.
—Cuando me arrastraste a esta habitación no te estabas preocupando de lo que era apropiado o no —dijo ella, mirándolo especulativamente—. Está claro que estás acostumbrado a hacer lo que quieres.
—¿Quieres un guardaespaldas que espera a que le den permiso antes de salvarte la vida? —preguntó él, tuteándola.
—No quiero un guardaespaldas —reiteró ella—. Si hay que salvar algo, prefiero hacerlo yo misma.
Nick pensó que lo único que tenía que salvar la princesa era a ella misma. El mes anterior la habían tenido que sacar inconsciente de un bar de copas y durante el último año había sufrido por lo menos tres accidentes, dos de coche y uno en barco.
—El desierto está lleno de peligros, muchos de los cuales sólo conocen los que han nacido y crecido allí.
—He vivido en peligro toda mi vida. Tengo que hacerte una pregunta, Nick —dijo ella, poniéndose un jersey verde.
Todavía llevaba puestos sus pantalones de esgrima y él pudo ver lo estilizadas que eran sus piernas.
—Pregúntame lo que quieras.
—¿Qué te parece el sultán? ¿Morirías por él?
—Sin duda alguna —contestó Nick, pensando en la ironía de la pregunta.
—¿Qué sabes sobre mi país? —preguntó __(tuap) tras arreglarse el pelo en un improvisado moño.
—Rovina es un pequeño Principado dirigido por tu tío, el Regente, que ocupa el poder desde que tus padres murieron en un accidente. Tú, la única heredera, eras demasiado joven para ascender al trono —contestó él, observando cómo a ella se le ensombreció la cara—. Tu difunto padre y el difunto padre del sultán eran amigos y acordaron que cuando tú cumplieras veinticuatro años te debías casar con él. Tu cumpleaños es dentro de cuatro días.
—Has hecho los deberes.
—Dentro de un año, cuando cumplas veinticinco, serás coronada reina de Rovina. Sabiendo eso, no comprendo por qué quieres irte a vivir a otro continente y casarte con un hombre que ni siquiera has conocido, cuya cultura y creencias son muy distintas a las tuyas… —dijo Nick.
—¿No crees que deba casarme con el sultán?
—Al contrario. Estoy seguro de que el matrimonio entre ambos será un gran éxito. Tú eres claramente valiente y atrevida y ésas son dos cualidades necesarias para domar a nuestro sultán.
—¿Domar?
—Una vez oí que una mujer comentó que el sultán de Zangrar se parece a un tigre salvaje que ha sido forzado a vivir en cautividad —dijo Nick, esbozando lo que esperó pareciera una comprensiva sonrisa—. La mujer que finalmente comparta su jaula debe ser muy valiente.
—Si estás tratando de asustarme, Nick, te has equivocado de mujer —dijo ella, riéndose.
—No estoy tratando de asustarte —mintió él—. Todo lo contrario; cuanto más veo de ti más me convenzo de que te irá muy bien con el sultán… incluso cuando él pierda los nervios debido a su mal genio. Simplemente quería comprobar que tú sabías lo que hacías. Si quieres echarte para atrás, puedes hacerlo.
—No quiero hacer eso.
Al mirarla a sus profundos ojos azules, Nick sintió cómo la lujuria se apoderó de él.
—Está claro que no hay lugar para el amor ni el romance en tu vida.
—¿Me estás diciendo que crees en el amor, Nick? ¿Eres un hombre romántico?
—Esta conversación no es sobre mí.
—Juzgando tu tono de voz, está claro que he tocado un tema sensible.
La princesa lo miró en silencio durante un momento y después se dirigió a la ventana.
—No estoy fingiendo que este matrimonio tenga nada que ver con el amor, porque ambos sabemos que no es así… —entonces frunció el ceño—. ¿Por qué te estoy contando esto? Mis razones para casarme con el sultán no son asunto tuyo. Tu labor es simplemente escoltarme hasta Zangrar.
Nick se preguntó qué diría ella si supiera cuál era en realidad su labor. La princesa Alexandra era la única que podía romper aquel ridículo acuerdo y era su responsabilidad personal lograr que lo hiciera.
__(tn) no era adecuada para convertirse en la esposa de un sultán.
Estaba claro que sólo se quería casar con él por codicia y eso le ponía enfermo…
—Así que, si insistes en viajar conmigo… —continuó la princesa— será mejor que me digas los planes que tienes para el viaje.
—Saldremos al amanecer. El avión privado del sultán espera en el aeropuerto.
—¿Conoce mi tío esos planes? —preguntó __(tuap), que parecía nerviosa.
Nick pudo sentir la tensión que se apoderó del ambiente. Ella estaba angustiada.
—Ha querido saber el itinerario completo.
—Y tú se lo has dado. Estupendo —dijo la princesa, manteniendo silencio a continuación. Parecía estar pensando—. Entonces saldremos al amanecer. Mi tío desea que nos acompañes a cenar. Como enviado del sultán, eres un invitado de honor. Pero tengo una pregunta más que hacerte.
—Dime.
—¿Eres realmente bueno en tu trabajo, Nick? ¿Realmente eres el mejor?
—Tu bienestar es mi primera prioridad. No tienes ninguna razón para preocuparte por tu seguridad.
—¿Crees que no? —dijo ella, riéndose.
—Nadie se atrevería a ponerle un dedo encima a la futura esposa del sultán —dijo Nick, frunciendo el ceño.
La princesa se quedó mirándolo durante largo rato. Su mirada era intensa y perturbadora.
—Excepto, quizá, los que no quieren que me convierta en la esposa del sultán.
Espero q les guste
si mas tarde hay varios comentarios les subo el cap2 :D
COMENTEN!!
byebye
aca les dejo el cap nº1
Capítulo 1
Los sables chocaban entre sí y el sonido de metal contra metal se apoderó de la sala. Nick apretó con fuerza la empuñadura del sable e hizo un magnifico movimiento que provocó que la gente que los estaba observando emitiera un grito ahogado colectivo.
Nick los ignoró ya que toda su atención estaba centrada en su oponente, cuya identidad estaba oculta bajo la máscara. Por primera vez en su vida no podía anticipar los movimientos de su contrincante, que se movía como un verdadero atleta.
Cuando le habían informado de que la princesa ____(tn) había insistido en verlo practicar la esgrima antes de aceptar que trabajara para ella como guardaespaldas durante su viaje a Zangrar, le había parecido divertido… aunque también le había irritado. Era la primera vez que luchaba por un capricho femenino. Había pensado que iba a vencer a su contrincante en cuestión de minutos, pero no estaba siendo así. Aunque le sorprendió el hecho de que se estaba divirtiendo.
Se preguntó quién sería el hombre que había detrás de aquella máscara.
Acostumbrado al aburrimiento, sintió cómo la adrenalina se apoderaba de sus venas y se juró a sí mismo que iba descubrir la identidad de su oponente.
Durante el combate, no pudo reprimir una pequeña risa de admiración ante un brillante movimiento de aquel misterioso hombre, que no era muy alto pero que era atrevido e intrépido.
Distraído por unas risas, miró hacia el público y vio a un grupo de mujeres que estaban observando el combate con gran interés y coquetería.
Se preguntó cuál de ellas sería la princesa ____(tn).
Pensó que ella debía ser una mujer mimada a la que le divertía que los hombres se pelearan por ella.
Volvió a centrar su atención en el duelo de esgrima. Su oponente, que parecía estar tomándose aquello de manera personal, parecía inundado de una nueva energía. Pero él decidió que el combate ya había durado demasiado y realizó un perfecto ataque que le valió la victoria.
Respirando profundamente, se quitó la máscara.
—He ganado —dijo, tendiéndole la mano a su adversario tal y como marcaba el protocolo—. Así que, como he matado al dragón, supongo que me he ganado el derecho de proteger a la princesa. ¿Quizá me la podría presentar para que me pueda dar mi próximo reto? ¿Pistolas al amanecer? Quítese la máscara. Merezco ver la cara del hombre con el que acabo de luchar.
Su oponente vaciló, pero finalmente obedeció.
—No soy un hombre —dijo ella con una sexy voz diseñada por la naturaleza para derretir al sexo contrario.
Nick respiró con fuerza al ver cómo una masa de pelo rubio caía sobre unos delgados hombros. Aunque sabía los peligros que frecuentemente acechaban detrás de una belleza tan espectacular, se quedó deslumbrado.
Observando con diversión la reacción de él, ella le tendió la mano y volvió a hablar.
—Yo soy la princesa _____(tn) —dijo en voz baja—. Y se supone que tú debes ser mi guardaespaldas. El problema es que, en realidad, yo no quiero un guardaespaldas. Se suponía que no ibas a ganar el combate. Me temo que has realizado el viaje en balde.
¡Había perdido!
Desesperada porque él no se percatara de cómo le estaban temblando las piernas, ___(tuap) observó cómo la incredulidad se reflejaba en la atractiva cara de él al darse cuenta de su identidad.
Aquel hombre era guapo y fuerte. La estaba mirando detenidamente con aquellos hermosos ojos oscuros que tenía y ella, atrapada por la fuerza de su penetrante mirada, sintió cómo algo peligroso y desconocido cobraba vida dentro de su cuerpo. A continuación se sintió invadida por una explosión de conciencia sexual.
Sintió cómo se le debilitaban las rodillas debido a la pasión que sintió en la pelvis, pero se obligó a seguir mirándolo a los ojos y esperó a que empleara la deferencia y el respeto que ella sabía se le debía.
Él era un guardaespaldas.
Ella era una princesa de sangre real y estaba acostumbrada a que los extraños la trataran con la debida formalidad. Pero aquel hombre no estaba intimidado ni impresionado por su título ni por su posición. En vez de ello, se quedó allí de pie con mucho orgullo, como si estuviese acostumbrado a dar órdenes y a ser obedecido inmediatamente.
Le miró la boca, que era muy sensual, y pensó que estaba claro que era alguien importante en el equipo de seguridad del sultán. Era alguien poderoso. Parecía que no había obedecido una orden en toda su vida.
Lo que hacía que la situación fuese muy incomoda. No quería que fuese su guardaespaldas. No confiaba en él. No confiaba en nadie. Ocurriera lo que ocurriera, ella misma tenía que estar al cargo de su propia seguridad; era la única manera en la que podría escapar del embrollo en el que se había convertido su vida.
No podía creer que hubiera llegado aquel momento… que hubiera sobrevivido tanto. Se sintió al borde del pánico; como siempre le ocurría cuando pensaba en su inminente matrimonio con el sultán de Zangrar.
No era que tuviera miedo de él. No lo tenía. Tras los anteriores dieciséis años de su vida, no le importaba que él tuviera fama de ser despiadado, controlador y carente de sentimientos. De una manera, ayudaba saber que el sultán no era sensible ya que así no tenía que sentirse culpable por forzarle a un matrimonio que no era nada romántico.
En circunstancias normales aquel matrimonio sería lo último que ella querría. Pero sus circunstancias no eran normales y, además, aquel matrimonio no versaba sobre lo que era mejor para ella, sino para Rovina.
Agarró el sable con fuerza. Había revisado las opciones que tenía tantas veces que hasta le dolía la cabeza de tanto pensar.
Y la única conclusión a la que llegaba era a que el futuro de Rovina dependía de su matrimonio con el sultán.
En aquel momento, sólo le separaba un viaje de Zangrar.
Pero iba a ser un viaje arriesgado e iba a necesitar mantener la calma. Irónicamente, lo último que quería era un guardaespaldas. Tenerlo a su lado lo único que conseguiría sería poner su vida en más peligro aún.
Una risita tonta de las mujeres que estaban entre el público le hizo percatarse de que se estaban convirtiendo en el centro del escrutinio y cotilleo. Sonrió y se recordó a sí misma que tenía que guardar una imagen; la de una mujer que no tenía nada más serio en la mente que el conseguir placeres frívolos.
—Te puedes marchar a casa, guardaespaldas —dijo en voz baja para que sólo él la oyera—. No necesito tu protección.
—Mi protección no es algo opcional —dijo él con un peligroso brillo reflejado en los ojos—. Usted y yo tenemos que hablar… a solas. Ahora.
Asustada ante el autocrático tono de voz de aquel hombre, __(tuap) abrió la boca para negarse, pero él la agarró con fuerza por la muñeca y la llevó a la antesala donde estaba el equipamiento de esgrima.
¿Había estado peleando con una mujer?
Penso, Nick la soltó y cerró tras ellos la puerta de la antesala. Miró los suaves y sedosos rizos que le caían a ella por la espalda. Su pelo tenía el color del atardecer en el desierto. Y cuando la había mirado por primera vez a los ojos había sido como haberse lanzado a un arpón ardiendo. Se había visto consumido por la más básica de las necesidades sexuales; la química entre ambos era tan intensa que durante un momento sólo había sido capaz de pensar en sexo.
—Abre la puerta —ordenó ella, que parecía no ser consciente del efecto que tenía sobre él—. Ahora.
—Yo sólo obedezco órdenes del sultán.
—Por favor… —suplicó ella. Se había quedado pálida.
—Acaba de enfrentarse a mi sable sin ninguna consideración por su seguridad personal —dijo él, arrastrando las palabras—. ¿Y espera que crea que tiene miedo de una puerta cerrada?
—Simplemente ábrela —dijo ella con voz ronca—. Por favor, ábrela.
Perplejo y exasperado, Nick abrió la puerta y observó cómo ella se relajaba. Pensó que si la princesa era tan fácil de asustar, no le iba a ser difícil convencerla de que la vida bajo el duro clima de Zangrar, en compañía de un despiadado sultán, no era para ella.
—Yo no peleo con mujeres, Su Alteza.
Ella se encogió de hombros, retomando de nuevo parte de su rebeldía.
—Ahora sí —dijo, quitándose la chaqueta con gracia—. Y, de todas maneras, ganaste. Tu ego está intacto.
—Mi ego no requiere protección —dijo él, sintiéndose tenso—. Podía haberle hecho daño.
En aquel momento en el que ella ya se había quitado la chaqueta, pudo ver la delicada estructura ósea que tenía. Su cara era muy bella y reflejaba mucha inocencia, lo que le chocó debido a su mala reputación. ____(tn) lo miró a su vez resueltamente.
Entonces se dio la vuelta y colgó su chaqueta en el armario.
—Eres bueno, pero has hecho el viaje en balde. No quiero un guardaespaldas.
—Sus deseos sobre este tema son irrelevantes, Su Alteza.
No importaba lo que ella quisiese… él la iba a acompañar. Su misión era convencerla de que no se casara con el sultán y necesitaba estar con ella durante todo el trayecto para poder lograrlo.
—¿Eres uno de los guardaespaldas del sultán? —preguntó ella.
Nick no había anticipado aquella pregunta y tardó un momento en contestarla.
—Soy responsable de la seguridad del sultán, sí.
—En ese caso, estoy segura de que te echa de menos. Vete a casa —dijo ella, quitándose la protección del brazo—. Utiliza tus talentos en otra parte. Yo no los necesito.
—¿Ya no se pretende casar con el sultán?
—Desde luego que me voy a casar con el sultán, pero no necesito que me acompañe nadie en el viaje. Prefiero ocuparme yo misma de mi protección.
—¿Y a quién ha seleccionado para ello?
—A mí misma —contestó ella como si fuera obvio—. Si hay algo que he aprendido a lo largo de los años es que, cuando se trata de seguridad, en la única persona en la que realmente puedes confiar es en ti mismo.
—¿Planea viajar sola por el desierto?
—Así es y espero que nadie me amenace ya que soy muy peligrosa cuando alguien lo hace.
Como para convencerlo de ello, lo miró fijamente con sus ojos azules. Nick levantó una ceja.
—Está claro que no es consciente de que para muchos hombres la vulnerabilidad de la mujer es uno de sus mayores encantos.
—Esos mismos hombres tienen sin duda un ego minúsculo y necesitan matar a un dragón para demostrar su masculinidad. Yo me niego a poner mi seguridad en peligro para así darle capricho a un hombre y que pueda mostrar sus músculos en público. Yo mato mis propios dragones.
Por primera vez en su vida adulta, Nick no supo qué decir.
—No puede estar planteándose viajar sola a Zangrar, no conoce la ruta —dijo por fin.
—Puedo leer un mapa, utilizar navegación por satélite y hablar por teléfono. Hoy en día las princesas tienen muchas habilidades. Somos una raza muy versátil. ¿No lo sabías?
Lo que él sabía era que ella era una mujer muy difícil.
—Está claro que nunca ha aspirado a ser una princesa de cuento dé hadas.
—Dirás una víctima pasiva, ¿no es así? —dijo __(tuap), encogiéndose de hombros—. Yo no sería tan tonta como para aceptar una manzana envenenada.
—Pero pretende casarse con un sultán —señaló Nick suavemente.
—Efectivamente —dijo ella, sonriendo.
—Y el sultán insiste en que le escolten en el viaje, Su Alteza.
La princesa lo miró a los ojos.
—Está bien —dijo tras un momento, quitándose los zapatos de esgrima—. Si quieres venir conmigo supongo que no te lo puedo impedir. Simplemente espero que no te arrepientas. ¿Quién se está ocupando de la seguridad del sultán mientras estás conmigo?
A Nick le sorprendió lo rápido que había conseguido lo que quería… pero le dio la impresión de que había algo sospechoso.
—Su Excelencia está en una misión secreta muy importante que afecta a la futura estabilidad de Zangrar. Otras personas se están encargando de su seguridad…
—No me has dicho tu nombre —dijo ella.
—Me puede llamar Nick, Su Alteza.
—Y tú me puedes llamar __(tuap). No me gusta mucho el protocolo.
Recordando todo lo que había leído sobre el estilo de vida de la princesa, a Nick no le fue difícil creer aquello.
—No sería apropiado que yo la llamara por su nombre.
—Cuando me arrastraste a esta habitación no te estabas preocupando de lo que era apropiado o no —dijo ella, mirándolo especulativamente—. Está claro que estás acostumbrado a hacer lo que quieres.
—¿Quieres un guardaespaldas que espera a que le den permiso antes de salvarte la vida? —preguntó él, tuteándola.
—No quiero un guardaespaldas —reiteró ella—. Si hay que salvar algo, prefiero hacerlo yo misma.
Nick pensó que lo único que tenía que salvar la princesa era a ella misma. El mes anterior la habían tenido que sacar inconsciente de un bar de copas y durante el último año había sufrido por lo menos tres accidentes, dos de coche y uno en barco.
—El desierto está lleno de peligros, muchos de los cuales sólo conocen los que han nacido y crecido allí.
—He vivido en peligro toda mi vida. Tengo que hacerte una pregunta, Nick —dijo ella, poniéndose un jersey verde.
Todavía llevaba puestos sus pantalones de esgrima y él pudo ver lo estilizadas que eran sus piernas.
—Pregúntame lo que quieras.
—¿Qué te parece el sultán? ¿Morirías por él?
—Sin duda alguna —contestó Nick, pensando en la ironía de la pregunta.
—¿Qué sabes sobre mi país? —preguntó __(tuap) tras arreglarse el pelo en un improvisado moño.
—Rovina es un pequeño Principado dirigido por tu tío, el Regente, que ocupa el poder desde que tus padres murieron en un accidente. Tú, la única heredera, eras demasiado joven para ascender al trono —contestó él, observando cómo a ella se le ensombreció la cara—. Tu difunto padre y el difunto padre del sultán eran amigos y acordaron que cuando tú cumplieras veinticuatro años te debías casar con él. Tu cumpleaños es dentro de cuatro días.
—Has hecho los deberes.
—Dentro de un año, cuando cumplas veinticinco, serás coronada reina de Rovina. Sabiendo eso, no comprendo por qué quieres irte a vivir a otro continente y casarte con un hombre que ni siquiera has conocido, cuya cultura y creencias son muy distintas a las tuyas… —dijo Nick.
—¿No crees que deba casarme con el sultán?
—Al contrario. Estoy seguro de que el matrimonio entre ambos será un gran éxito. Tú eres claramente valiente y atrevida y ésas son dos cualidades necesarias para domar a nuestro sultán.
—¿Domar?
—Una vez oí que una mujer comentó que el sultán de Zangrar se parece a un tigre salvaje que ha sido forzado a vivir en cautividad —dijo Nick, esbozando lo que esperó pareciera una comprensiva sonrisa—. La mujer que finalmente comparta su jaula debe ser muy valiente.
—Si estás tratando de asustarme, Nick, te has equivocado de mujer —dijo ella, riéndose.
—No estoy tratando de asustarte —mintió él—. Todo lo contrario; cuanto más veo de ti más me convenzo de que te irá muy bien con el sultán… incluso cuando él pierda los nervios debido a su mal genio. Simplemente quería comprobar que tú sabías lo que hacías. Si quieres echarte para atrás, puedes hacerlo.
—No quiero hacer eso.
Al mirarla a sus profundos ojos azules, Nick sintió cómo la lujuria se apoderó de él.
—Está claro que no hay lugar para el amor ni el romance en tu vida.
—¿Me estás diciendo que crees en el amor, Nick? ¿Eres un hombre romántico?
—Esta conversación no es sobre mí.
—Juzgando tu tono de voz, está claro que he tocado un tema sensible.
La princesa lo miró en silencio durante un momento y después se dirigió a la ventana.
—No estoy fingiendo que este matrimonio tenga nada que ver con el amor, porque ambos sabemos que no es así… —entonces frunció el ceño—. ¿Por qué te estoy contando esto? Mis razones para casarme con el sultán no son asunto tuyo. Tu labor es simplemente escoltarme hasta Zangrar.
Nick se preguntó qué diría ella si supiera cuál era en realidad su labor. La princesa Alexandra era la única que podía romper aquel ridículo acuerdo y era su responsabilidad personal lograr que lo hiciera.
__(tn) no era adecuada para convertirse en la esposa de un sultán.
Estaba claro que sólo se quería casar con él por codicia y eso le ponía enfermo…
—Así que, si insistes en viajar conmigo… —continuó la princesa— será mejor que me digas los planes que tienes para el viaje.
—Saldremos al amanecer. El avión privado del sultán espera en el aeropuerto.
—¿Conoce mi tío esos planes? —preguntó __(tuap), que parecía nerviosa.
Nick pudo sentir la tensión que se apoderó del ambiente. Ella estaba angustiada.
—Ha querido saber el itinerario completo.
—Y tú se lo has dado. Estupendo —dijo la princesa, manteniendo silencio a continuación. Parecía estar pensando—. Entonces saldremos al amanecer. Mi tío desea que nos acompañes a cenar. Como enviado del sultán, eres un invitado de honor. Pero tengo una pregunta más que hacerte.
—Dime.
—¿Eres realmente bueno en tu trabajo, Nick? ¿Realmente eres el mejor?
—Tu bienestar es mi primera prioridad. No tienes ninguna razón para preocuparte por tu seguridad.
—¿Crees que no? —dijo ella, riéndose.
—Nadie se atrevería a ponerle un dedo encima a la futura esposa del sultán —dijo Nick, frunciendo el ceño.
La princesa se quedó mirándolo durante largo rato. Su mirada era intensa y perturbadora.
—Excepto, quizá, los que no quieren que me convierta en la esposa del sultán.
Espero q les guste
si mas tarde hay varios comentarios les subo el cap2 :D
COMENTEN!!
byebye
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
wow!! me encanto..el capii... :happy:
Invitado
Invitado
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
subiras ese segundo cap sea cm sea!!
nick se hac pasar x el guardaespaldas?? :suspect: q loco pero asi lo amo
YA SABES MARU SUBENOS EL PROXIMO CAP RAPIDOOO!
me encantoo :D
nick se hac pasar x el guardaespaldas?? :suspect: q loco pero asi lo amo
YA SABES MARU SUBENOS EL PROXIMO CAP RAPIDOOO!
me encantoo :D
Amy d' jonas <3
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
amy!!!....comentamos al mismo tiempo jajajajaj
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*S
**I
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****U
*****E
******L
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Invitado
Invitado
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
NUEVA LECTORA...
ME ENCANTA..
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA.....
ME ENCANTA..
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA.....
#Ale
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
SIGUELA!!!!!!!
SIGUELA!!!
Bzz :hug:
SIGUELA!!!
Bzz :hug:
Lucecita (adrii)
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
la verdad se merecen el cap nº2 asi q voy a empesar a editar!
gracias x sus comentarios!!´
BIENVENIDA MARHOT
gracias x sus comentarios!!´
BIENVENIDA MARHOT
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Chicas ahora tengo q ordenar el comedor(sala o como le digan ustedes) y despues subo cap esq viene una amiga de mi madre y tengo q ordenar, pero cuando termine subo cap!! :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
maru!! escribió:la verdad se merecen el cap nº2 asi q voy a empesar a editar!
gracias x sus comentarios!!´
BIENVENIDA MARHOT
Gracias por la bienvenida
y apurate a comodar ya quiero saber que pasa en el siguiente cap...
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA...
#Ale
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
Capítulo 2
__(tuap) se sentó a la gran mesa del salón de banquetes. Le temblaban las manos de tal manera que casi no era capaz de sujetar el tenedor y el cuchillo. Estaba al límite. Si no fuera por el hecho de que su tío hubiera sospechado, se habría retirado a su habitación. Pero tal y como estaban las cosas, no se atrevía a hacerlo. Había demasiado en juego.
Aunque estaba mirando su plato, vio la mano de Nick agarrar el vino y su atención se centró momentáneamente en sus fornidos dedos. Entonces él la rozó con el brazo y con sólo ese inocente contacto ella sintió cómo el calor se apoderaba de su pelvis.
Se apartó de él inmediatamente, alarmada por su reacción.
—Estás demasiado callada, __(tuap) —dijo su tío William. Entonces levantó su vaso ante Nick—. Espero que tengáis tiendas decentes en Zangrar. __(tuap) no va a estar feliz en un lugar que no tenga tiendas. Su lema es que todos los destellos deben ser de oro, ¿no es así, cielo?
Consciente de que su tío estaba en su peor momento cuando utilizaba aquella voz de preocupación, __(tuap) sintió cómo el pánico se apoderaba de su cuerpo.
Se preguntó por qué Karim no habría regresado a casa cuando ella se lo había ordenado. No había querido arrastrar a nadie más en aquello.
Sabía que su tío la estaba mirando y fingió un bostezo. Trató de tener el aspecto de una niña que no es capaz de planear nada más que su próxima salida para ir de compras.
—He oído que en algunos de los zocos se venden unas sedas magníficas. Tengo ganas de diseñarme mucha ropa nueva… para llenar un armario.
—Tengo que admitir que quizá la haya mimado demasiado tras la muerte de sus padres —le comentó William a Nick—. Sólo espero que el sultán sea tan generoso como rico.
—La generosidad del sultán es conocida por todos, pero es difícil gastar dinero en el desierto y allí es donde pasa la mayor parte del tiempo —dijo Nick.
—¿Vive en el desierto? —quiso saber __(tuap), impresionada.
—Desde la muerte de su padre, el sultán ha pasado la mayor parte de su tiempo en el desierto, con su gente. Se espera que su esposa le apoye en ello. Si deseas comprarte ropa nueva, será inteligente que te compres túnicas y botas bajas de ante que sean fuertes —dijo Nick, tomando su vaso—. De las que repelen el mordisco de una serpiente.
Reflexionando sobre el hecho de que tratar de evitar serpientes iba a ser muy fácil tras haber estado dieciséis años viviendo con su tío, __(tuap) se encogió de hombros.
—Estoy segura de que puedo vivir en el desierto si tengo que hacerlo. En realidad es como una gran playa, arena, arena y arena. Seguro que el sultán no va a querer que su esposa vaya vestida con harapos. Con todo el dinero que tiene, no se va a molestar porque me compre un par de zapatos.
—Quizá sí se moleste… ¡cuando descubra cuánto valen! —dijo el tío William—. Nick, le he estado diciendo a mi sobrina que este matrimonio es ridículo. Su padre lo estableció cuando ella era una niña, antes de tener ninguna idea de la clase de mujer que iba a ser. Y la verdad es que no es una mujer que vaya a ser feliz encarcelada en una polvorienta fortaleza en medio de un caluroso desierto —entonces esbozó una sonrisa—. Sin intención de ofender.
__(tuap) sintió cómo Nick se puso tenso y se preguntó si era posible morir de vergüenza.
—Estoy segura de que el sultán se divierte de cuando en cuando. Mientras se celebren fiestas y todo el mundo se entretenga, las cosas marcharán bien —se forzó a decir ella, consciente de que era lo que se esperaba que dijera.
Vio cómo Nick agarraba el vaso con fuerza. —El sultán no celebra muchas fiestas. Cuando se divierte, la lista de invitados incluye a dignatarios extranjeros y otros jefes de estado. Las reuniones se llevan a cabo para mantener la diplomacia y las relaciones internacionales —dijo él.
__(tuap) se percató de que el enviado del sultán pensaba que ella era frívola y superficial… lo que no la sorprendía. Lo que sí la sorprendió fue el hecho de que le importara lo que él pensara.
—Los dignatarios extranjeros parecen aburridos. Estoy segura de que seré capaz de conseguir que el sultán anime las cosas un poco.
William miró entonces a Nick.
—Tiene la cabeza llena de romances. Espera sementales árabes, un desierto y un sultán glamuroso que la vuelva loca.
Al ver la profunda desaprobación que reflejó la cara de Nick, __(tn) se preguntó si éste iba a perder el control. Pero cuando finalmente habló, su tono de voz era casi aburrido.
—No hay nada romántico en el desierto. Es un paisaje duro e implacable, lleno de amenazas. Las tormentas de arena son el fenómeno natural que más muertes han causado y en el desierto de Zangrar hay escorpiones y serpientes extremadamente venenosos.
—Escorpiones y serpientes, ¿ves, __(tuap)? —dijo William—. Es muy diferente de Rovina.
—Desde luego —dijo ella en voz baja—. Aun así, mi padre acordó este matrimonio y yo debo cumplir sus deseos. Se lo debo a su memoria.
Así como también se lo debía a la gente de Rovina. De la única manera en la que iba a cumplir los veinticinco años era casándose con el sultán.
—Eres muy joven —dijo Nick, mirándola fijamente—. Tu tío está preocupándose por cómo vas a adaptarte a vivir en un país como Zangrar. Harías bien en escuchar su consejo.
—No le tengo miedo a nada de lo que pueda encontrar en Zangrar.
—Entonces quizá no estés lo suficientemente informada de lo que te espera allí —dijo él en voz baja para que sólo ella lo oyera.
__(tuap) lo miró a los ojos y se preguntó a qué se estaría refiriendo. Se quedaron mirando el uno al otro durante largo rato y ella sintió cómo la química sexual se apoderaba de su cuerpo.
—Estás haciéndolo otra vez… tratas de asustarme.
—¿Estás asustada?
—No —contestó ella. Pero eso era porque ya conocía lo que significaba el verdadero miedo.
Miró a su tío y vio cómo éste le sonreía. Se le aceleró el pulso. Si el guardaespaldas del sultán quería realmente saber qué la asustaba, sólo tenía que mirar al hombre que tenían delante…
—He oído que habéis tenido un combate de esgrima, Nick —dijo William—. No es un deporte de chicas, estoy seguro de que estás de acuerdo conmigo. Creo que vas a descubrir que la princesa ______(tn) no es una persona muy corriente. La mayoría del tiempo no se comporta como lo debería hacer una princesa.
__(tuap) se percató de la tensión que se reflejó en la boca de Nick y supo que los reiterados intentos de su tío de debilitarla estaban funcionando.
—Tengo muchas cualidades que el sultán apreciará —dijo.
Entonces vio el desdén que reflejaban los ojos del guardaespaldas y se dio cuenta de que ella misma había empeorado la situación.
Quiso gritar que no se refería a cualidades sexuales y se preguntó por qué los hombres eran tan básicos, por qué sólo pensaban en una cosa… Bueno, en realidad eran dos; sexo y poder.
Estaba muy nerviosa y pensó que todavía había muchas cosas que podían salir mal. Su boda con el sultán era lo único que garantizaba un futuro para Rovina y si algo evitaba que ocurriera… Bebió un poco de vino.
—Hablando de cualidades, la mayoría de las tuyas aparecen en la primera página de los periódicos de hoy. Creo que los titulares decían algo como «La rebelde princesa está caliente para el harén». Los periódicos no tienen decencia, siempre están removiendo el pasado cuando lo que hay que hacer es olvidarlo. Por tu bien, esperemos que el sultán no esté esperando una novia virgen. Pero claro, por su reputación, quizá sea uno de esos extraños hombres que valoran más la experiencia que la inocencia —dijo su tío.
—Cuando llegue el momento, pretendo contarle la verdad sobre mi vida al sultán —dijo __(tuap)—. Toda la verdad, tío William. Y él me creerá.
Vio el asombro con el que la miraba Nick y el funesto brillo de los ojos de su tío.
Comenzó a temblar sin comprender por qué había dicho aquello.
Aquél no era el momento de enojar a un hombre tan peligroso como su tío… y ella lo sabía.
—Tú eres mi sobrina —dijo William con calma—. Yo sólo quiero lo que sea mejor para ti… y Zangrar está tan lejos. Tengo mucho miedo de que algo terrible te vaya a ocurrir en el viaje. Ya sabes que eres muy proclive a los accidentes.
__(tuap) sintió cómo le daba un vuelco el corazón y cómo se le humedecían las manos. Su tío la estaba amenazando.
—Nick se encargará de mi seguridad —dijo con voz clara.
—Si te ocurriera algo, yo no sé lo que haría —dijo el regente de Rovina.
—Tu preocupación por mí siempre me conmueve, tío William. A mi padre le hubiera emocionado mucho ver todo lo que has hecho por mí desde su muerte —incapaz de compartir la mesa con su tío durante un minuto más, se levantó—. Nos marchamos por la mañana. Necesito mi pasaporte.
Aquél era el momento que había estado temiendo.
Durante dieciséis años él le había retenido el pasaporte y se preguntó si por fin se lo devolvería.
William guardó silencio durante largo rato y después sonrió.
—¡Eres una cabeza de chorlito! Por motivos de seguridad se lo daré a Nick.
¡No, no, no!
A __(tuap) se le revolvió el estómago. Tenía que tener su pasaporte y no podía esperar al día siguiente. Sintió un gran peso en el pecho. Muchas cosas dependían de las próximas horas. Si no recuperaba su pasaporte, no podía dar el próximo paso y todo habría sido en vano.
—Está bien. Dale mi pasaporte a Nick —dijo, tratando de parecer tranquila.
La habitación estaba oscura, pero podía ver el contorno del cuerpo de Nick tumbado bajo las mantas en la cama. Gracias a Dios estaba dormido.
Se preguntó dónde habría dejado el pasaporte. Vio que había colgado su chaqueta en la silla y se acercó a ella sin hacer ruido. Se había quitado los zapatos y se movía con el sigilo de un ladrón. Acercó una mano y emitió un grito ahogado cuando alguien la agarró por detrás y la tumbó en la cama. Aterrorizada, luchó como un animal atrapado y utilizó todas las tácticas de defensa que conocía. Pero al darse cuenta de la fortaleza de su agresor, supo que era una batalla perdida.
¡No! Aquello no podía ocurrirle a ella, no cuando estaba tan cerca de conseguir lo que quería. Desesperada, logró apartar una pierna y le dio una patada muy fuerte.
Gruñendo de dolor, su asaltante se apartó de ella… pero la agarró de las muñecas a continuación y murmuró algo en un idioma extranjero.
—¿Nick? —dijo ella al reconocer la voz.
Sintió cómo él se puso tenso y cómo acercó una mano para encender la luz.
__(tuap) vio el enfado que reflejaban los ojos de él. Se sintió aliviada.
—Pensaba…
—¿Qué pensabas? ¿Esperabas a otra persona? —dijo Nick, mirándola con incredulidad—. Ésta es mi habitación.
—Ya lo sé —__(tuap) se estaba quedando sin respiración debido al peso del cuerpo de él—. Pero vi el bulto bajo las sábanas y pensé que estabas durmiendo. Entonces alguien me agarró por detrás, así que pensé que era… —dejó de hablar ya que no quería revelar más cosas de las que debía.
—El bulto de la cama era la almohada. Te oí cuando abrías la puerta y quería ver quién estaba dispuesto a entrar en mi habitación de improviso. ¿Qué es esto… ahora me estás probando en un combate sin armas? ¿O tenías otra razón para hacerme una visita en mitad de la noche?
Lo que había querido decir él estaba claro. Repentinamente ella fue consciente de la fuerza que tenían sus desnudos hombros y de la íntima presión de su cuerpo sobre el suyo.
—Necesito mi pasaporte. Por eso estoy en tu habitación.
—¿Por qué necesitas tu pasaporte a las tres de la madrugada? ¿Estás planeando un viaje?
—Eso a ti no te importa —dijo ella, tratando de quitárselo de encima. Pero le fue imposible.
—Si tiene que ver con tu pasaporte, entonces sí que me importa.
—¡Al sultán no le gustaría que estuvieras tumbado sobre su esposa! —espetó ella.
—Teniendo en cuenta que soy sólo uno más de una larga lista de hombres que han adoptado esta misma posición, creo que es un poco tarde para que ese argumento sea útil —se burló Nick—. Mi trabajo es llevarte hasta el sultán sana y salva. Si pretendes escaparte en mitad de la noche, entonces tus planes de viaje son muy importantes para mí. Comience a hablar, Su Alteza.
El peso del cuerpo de Nick impedía que ella se concentrara y no fue capaz de decir nada. Atrapada por su fuerza viril y por el fuego de sus ojos, se quedó simplemente mirándolo. Tenía el cuerpo paralizado por una impresionante excitación sexual.
Quizá él detectó sus sentimientos ya que se movió un poco y su actitud cambió… de agresor a seductor. __(tuap) lo empujó por el pecho, pero sus dedos tocaron una cálida y desnuda piel. El vello y los fuertes músculos de aquel cuerpo de hombre le alteraron los nervios pero, en vez de apartar la mano, comenzó a acariciarlo con una inconsciente fascinación femenina.
Nick respiró profundamente y gruñó algo que ella no comprendió.
Entonces comenzaron a besarse. La boca de él era exigente y ferozmente posesiva y __(tuap) sintió cómo le ardía la sangre en las venas.
Entonces sintió cómo Nick deslizaba su caliente lengua sobre la suya y la erótica intimidad de aquella conexión la dejó débil y sin voluntad. Se olvidó de qué estaba haciendo en la habitación de él. Se olvidó de todo mientras su cuerpo se veía invadido por una peligrosa calidez. Sólo era capaz de sentir…
Entonces, repentinamente, él dejó de besarla y levantó la cabeza. Tenía el enfado reflejado en los ojos.
—¿Qué crees que estás haciendo?
—Tú me has besado —aclaró ella.
—Me estabas tocando.
Incapaz de defenderse de aquella acusación, __(tuap) se quedó allí tumbada. Estaba muy impresionada y trató de comprender qué había ocurrido. Besar a Nick había sido maravilloso, le había hecho sentirse estupendamente, y no comprendía exactamente por qué.
—Por favor, deja que me marche. Sólo quiero mi pasaporte —dijo con voz temblorosa—. Deja que me marche esta noche sin ti. Nadie te echará la culpa.
Nick estudió la cara de ella durante un momento para a continuación levantarse apresuradamente. __(tuap) se sintió aliviada e, ignorando la confusión de su mente y de su cuerpo, se sentó en la cama. Impresionada, tragó saliva al darse cuenta de que él estaba completamente desnudo… y excitado.
Sabía que debía apartar la vista… pero no podía moverse. Era la primera vez que veía a un hombre desnudo y no podía dejar de mirar aquella improvisada exposición de masculinidad. Sólo cuando oyó cómo él respiraba bruscamente pudo apartar la vista y mirar para arriba. Pero, en vez de sentirse aliviada, vio otro ángulo de una impresionante masculinidad… unos hombros anchos y unos impresionantes pectorales. Nick era increíblemente masculino y tuvo que ejercer toda su fuerza de voluntad para dejar de mirar aquella perfección física. Estaba ruborizada y no sabía qué hacer…
—Es muy dulce que te ruborices, pero es demasiado teniendo en cuenta el beso que acabamos de compartir —dijo Nick, empleando un frío tono de voz. Agarró el albornoz que había sobre una silla y se lo puso—. Y tu muestra de vergüenza está un poco fuera de lugar dado que comenzaste a explorar tu sexualidad siendo tan joven… Pero si quieres jugar a ese juego, está bien. Mirar es seguro, Su Alteza. ¿Seguro?
__(tuap) pensó que parte de ella sabía que aquel hombre no era seguro y ello la alteraba más de lo que quería reconocer.
Todavía ruborizada, trató de recuperar la calma.
—Nada de eso es importante —dijo con la voz quebrada—. Yo…
—¿Tú qué? —incitó él, cruzándose de brazos—. El sultán no, aprobaría este comportamiento en su futura esposa. Es un hombre extremadamente posesivo.
—Ambos sabemos que seguramente al sultán no le importe lo que me ocurra.
__(tuap) se dijo a sí misma que en realidad ella no le importaba a nadie. Había estado sobreviviendo sola desde hacía mucho tiempo y le parecía imposible imaginar que alguien se preocupara por ella.
—Estás equivocada —dijo Nick—. Si te casas con él, te convertirás en una de sus posesiones y él protege a toda costa lo que es suyo. No le gusta compartir.
—No sabes nada de esta situación —dijo la princesa, levantándose—. Créeme, si conocieras los hechos, de ninguna manera hubieras aceptado este trabajo. Deja que me marche y quizá nos veamos algún día en Zangrar.
__(tuap) pensó que eso ocurriría si ella sobrevivía al viaje. Se dio la vuelta y vio que él estaba frunciendo el ceño.
—Así que tu tío retenía tu pasaporte. Seguramente por tu propio bien. Está claro que eres muy difícil de manejar. No lo envidio.
—Tu trabajo no consiste en juzgar una situación de la que no sabes nada. No es asunto tuyo.
—Si estás tratando de escaparte, entonces sí que es asunto mío. Si cuando me despierte mañana te has ido, tendré que darle explicaciones al sultán. Y a Su Excelencia no se le conoce precisamente por ser muy tolerante con los errores que cometen otros.
—Venir conmigo sería un error más grande de lo que te puedas imaginar.
—Si crees eso, entonces no sabes absolutamente nada del sultán —dijo Nick, acercándose a ella—. Si desapareces mientras estás bajo mi protección, es mi responsabilidad.
—Al sultán no le importaría; no quiere casarse conmigo.
—Pero tampoco quiere un incidente internacional —dijo él secamente—. No te equivoques; el sultán va a seguir adelante con este matrimonio y los planes para la boda ya están en marcha. Te casarás con él el día de tu veinticuatro cumpleaños.
—Sí, pero pretendo viajar sola. Si te niegas a dejarme marchar, te arrepentirás de ello.
—Nunca antes me había amenazado una mujer que apenas me llega al hombro.
__(tuap) se sintió exhausta. Se sentó en la cama de nuevo y se percató de que algo brillaba debajo de la almohada. La levantó y emitió un grito ahogado.
—¿Duermes con una pistola y un puñal?
—Soy un hombre precavido —dijo él, acercándose ella y agarrándola de las manos para que se levantara—. Y tengo que saber por qué tienes la necesidad de salir de palacio en medio de la noche.
—Porque es muy importante que yo llegue sana y salva a Zangrar.
—¿Tan desesperada estás por casarte con el sultán?
—Prefiero la palabra «decidida» a «desesperada» —corrigió ella, aunque desesperada quizá se aproximaba más a la realidad.
—¿Y crees que tu tío va a tratar de impedírtelo?
—Si espero hasta mañana… sí —dijo __(tuap). Vaciló, pero decidió que no tenía otra opción que contarle al menos parte de la verdad—. William cree que esta boda no debe celebrarse. Lo cree con tanta firmeza que sería capaz de emplear medios físicos para evitarlo.
—Debe quererte mucho como para preocuparse tanto por tu bienestar. ¿Y tú eliges ignorar ese amor?
—Él no me quiere. Me odia. Siempre me ha odiado —dijo ella.
—Eres joven. A veces, cuando lo que desean para ti otras personas va en contra de tus propios deseos, puede ser difícil oír lo que tienen que decir.
—No tengo ningún problema de oído. A mi tío no le interesa lo que sea mejor para mí —dijo ___(tuap). Entonces miró la puerta; estaba perdiendo demasiado tiempo—. Tengo que irme.
—Si te vas, entonces yo te acompaño. Que te quede claro; soy tu guardaespaldas.
Espero q les guste el cap
COMENTEN!!
byebye :D
__(tuap) se sentó a la gran mesa del salón de banquetes. Le temblaban las manos de tal manera que casi no era capaz de sujetar el tenedor y el cuchillo. Estaba al límite. Si no fuera por el hecho de que su tío hubiera sospechado, se habría retirado a su habitación. Pero tal y como estaban las cosas, no se atrevía a hacerlo. Había demasiado en juego.
Aunque estaba mirando su plato, vio la mano de Nick agarrar el vino y su atención se centró momentáneamente en sus fornidos dedos. Entonces él la rozó con el brazo y con sólo ese inocente contacto ella sintió cómo el calor se apoderaba de su pelvis.
Se apartó de él inmediatamente, alarmada por su reacción.
—Estás demasiado callada, __(tuap) —dijo su tío William. Entonces levantó su vaso ante Nick—. Espero que tengáis tiendas decentes en Zangrar. __(tuap) no va a estar feliz en un lugar que no tenga tiendas. Su lema es que todos los destellos deben ser de oro, ¿no es así, cielo?
Consciente de que su tío estaba en su peor momento cuando utilizaba aquella voz de preocupación, __(tuap) sintió cómo el pánico se apoderaba de su cuerpo.
Se preguntó por qué Karim no habría regresado a casa cuando ella se lo había ordenado. No había querido arrastrar a nadie más en aquello.
Sabía que su tío la estaba mirando y fingió un bostezo. Trató de tener el aspecto de una niña que no es capaz de planear nada más que su próxima salida para ir de compras.
—He oído que en algunos de los zocos se venden unas sedas magníficas. Tengo ganas de diseñarme mucha ropa nueva… para llenar un armario.
—Tengo que admitir que quizá la haya mimado demasiado tras la muerte de sus padres —le comentó William a Nick—. Sólo espero que el sultán sea tan generoso como rico.
—La generosidad del sultán es conocida por todos, pero es difícil gastar dinero en el desierto y allí es donde pasa la mayor parte del tiempo —dijo Nick.
—¿Vive en el desierto? —quiso saber __(tuap), impresionada.
—Desde la muerte de su padre, el sultán ha pasado la mayor parte de su tiempo en el desierto, con su gente. Se espera que su esposa le apoye en ello. Si deseas comprarte ropa nueva, será inteligente que te compres túnicas y botas bajas de ante que sean fuertes —dijo Nick, tomando su vaso—. De las que repelen el mordisco de una serpiente.
Reflexionando sobre el hecho de que tratar de evitar serpientes iba a ser muy fácil tras haber estado dieciséis años viviendo con su tío, __(tuap) se encogió de hombros.
—Estoy segura de que puedo vivir en el desierto si tengo que hacerlo. En realidad es como una gran playa, arena, arena y arena. Seguro que el sultán no va a querer que su esposa vaya vestida con harapos. Con todo el dinero que tiene, no se va a molestar porque me compre un par de zapatos.
—Quizá sí se moleste… ¡cuando descubra cuánto valen! —dijo el tío William—. Nick, le he estado diciendo a mi sobrina que este matrimonio es ridículo. Su padre lo estableció cuando ella era una niña, antes de tener ninguna idea de la clase de mujer que iba a ser. Y la verdad es que no es una mujer que vaya a ser feliz encarcelada en una polvorienta fortaleza en medio de un caluroso desierto —entonces esbozó una sonrisa—. Sin intención de ofender.
__(tuap) sintió cómo Nick se puso tenso y se preguntó si era posible morir de vergüenza.
—Estoy segura de que el sultán se divierte de cuando en cuando. Mientras se celebren fiestas y todo el mundo se entretenga, las cosas marcharán bien —se forzó a decir ella, consciente de que era lo que se esperaba que dijera.
Vio cómo Nick agarraba el vaso con fuerza. —El sultán no celebra muchas fiestas. Cuando se divierte, la lista de invitados incluye a dignatarios extranjeros y otros jefes de estado. Las reuniones se llevan a cabo para mantener la diplomacia y las relaciones internacionales —dijo él.
__(tuap) se percató de que el enviado del sultán pensaba que ella era frívola y superficial… lo que no la sorprendía. Lo que sí la sorprendió fue el hecho de que le importara lo que él pensara.
—Los dignatarios extranjeros parecen aburridos. Estoy segura de que seré capaz de conseguir que el sultán anime las cosas un poco.
William miró entonces a Nick.
—Tiene la cabeza llena de romances. Espera sementales árabes, un desierto y un sultán glamuroso que la vuelva loca.
Al ver la profunda desaprobación que reflejó la cara de Nick, __(tn) se preguntó si éste iba a perder el control. Pero cuando finalmente habló, su tono de voz era casi aburrido.
—No hay nada romántico en el desierto. Es un paisaje duro e implacable, lleno de amenazas. Las tormentas de arena son el fenómeno natural que más muertes han causado y en el desierto de Zangrar hay escorpiones y serpientes extremadamente venenosos.
—Escorpiones y serpientes, ¿ves, __(tuap)? —dijo William—. Es muy diferente de Rovina.
—Desde luego —dijo ella en voz baja—. Aun así, mi padre acordó este matrimonio y yo debo cumplir sus deseos. Se lo debo a su memoria.
Así como también se lo debía a la gente de Rovina. De la única manera en la que iba a cumplir los veinticinco años era casándose con el sultán.
—Eres muy joven —dijo Nick, mirándola fijamente—. Tu tío está preocupándose por cómo vas a adaptarte a vivir en un país como Zangrar. Harías bien en escuchar su consejo.
—No le tengo miedo a nada de lo que pueda encontrar en Zangrar.
—Entonces quizá no estés lo suficientemente informada de lo que te espera allí —dijo él en voz baja para que sólo ella lo oyera.
__(tuap) lo miró a los ojos y se preguntó a qué se estaría refiriendo. Se quedaron mirando el uno al otro durante largo rato y ella sintió cómo la química sexual se apoderaba de su cuerpo.
—Estás haciéndolo otra vez… tratas de asustarme.
—¿Estás asustada?
—No —contestó ella. Pero eso era porque ya conocía lo que significaba el verdadero miedo.
Miró a su tío y vio cómo éste le sonreía. Se le aceleró el pulso. Si el guardaespaldas del sultán quería realmente saber qué la asustaba, sólo tenía que mirar al hombre que tenían delante…
—He oído que habéis tenido un combate de esgrima, Nick —dijo William—. No es un deporte de chicas, estoy seguro de que estás de acuerdo conmigo. Creo que vas a descubrir que la princesa ______(tn) no es una persona muy corriente. La mayoría del tiempo no se comporta como lo debería hacer una princesa.
__(tuap) se percató de la tensión que se reflejó en la boca de Nick y supo que los reiterados intentos de su tío de debilitarla estaban funcionando.
—Tengo muchas cualidades que el sultán apreciará —dijo.
Entonces vio el desdén que reflejaban los ojos del guardaespaldas y se dio cuenta de que ella misma había empeorado la situación.
Quiso gritar que no se refería a cualidades sexuales y se preguntó por qué los hombres eran tan básicos, por qué sólo pensaban en una cosa… Bueno, en realidad eran dos; sexo y poder.
Estaba muy nerviosa y pensó que todavía había muchas cosas que podían salir mal. Su boda con el sultán era lo único que garantizaba un futuro para Rovina y si algo evitaba que ocurriera… Bebió un poco de vino.
—Hablando de cualidades, la mayoría de las tuyas aparecen en la primera página de los periódicos de hoy. Creo que los titulares decían algo como «La rebelde princesa está caliente para el harén». Los periódicos no tienen decencia, siempre están removiendo el pasado cuando lo que hay que hacer es olvidarlo. Por tu bien, esperemos que el sultán no esté esperando una novia virgen. Pero claro, por su reputación, quizá sea uno de esos extraños hombres que valoran más la experiencia que la inocencia —dijo su tío.
—Cuando llegue el momento, pretendo contarle la verdad sobre mi vida al sultán —dijo __(tuap)—. Toda la verdad, tío William. Y él me creerá.
Vio el asombro con el que la miraba Nick y el funesto brillo de los ojos de su tío.
Comenzó a temblar sin comprender por qué había dicho aquello.
Aquél no era el momento de enojar a un hombre tan peligroso como su tío… y ella lo sabía.
—Tú eres mi sobrina —dijo William con calma—. Yo sólo quiero lo que sea mejor para ti… y Zangrar está tan lejos. Tengo mucho miedo de que algo terrible te vaya a ocurrir en el viaje. Ya sabes que eres muy proclive a los accidentes.
__(tuap) sintió cómo le daba un vuelco el corazón y cómo se le humedecían las manos. Su tío la estaba amenazando.
—Nick se encargará de mi seguridad —dijo con voz clara.
—Si te ocurriera algo, yo no sé lo que haría —dijo el regente de Rovina.
—Tu preocupación por mí siempre me conmueve, tío William. A mi padre le hubiera emocionado mucho ver todo lo que has hecho por mí desde su muerte —incapaz de compartir la mesa con su tío durante un minuto más, se levantó—. Nos marchamos por la mañana. Necesito mi pasaporte.
Aquél era el momento que había estado temiendo.
Durante dieciséis años él le había retenido el pasaporte y se preguntó si por fin se lo devolvería.
William guardó silencio durante largo rato y después sonrió.
—¡Eres una cabeza de chorlito! Por motivos de seguridad se lo daré a Nick.
¡No, no, no!
A __(tuap) se le revolvió el estómago. Tenía que tener su pasaporte y no podía esperar al día siguiente. Sintió un gran peso en el pecho. Muchas cosas dependían de las próximas horas. Si no recuperaba su pasaporte, no podía dar el próximo paso y todo habría sido en vano.
—Está bien. Dale mi pasaporte a Nick —dijo, tratando de parecer tranquila.
La habitación estaba oscura, pero podía ver el contorno del cuerpo de Nick tumbado bajo las mantas en la cama. Gracias a Dios estaba dormido.
Se preguntó dónde habría dejado el pasaporte. Vio que había colgado su chaqueta en la silla y se acercó a ella sin hacer ruido. Se había quitado los zapatos y se movía con el sigilo de un ladrón. Acercó una mano y emitió un grito ahogado cuando alguien la agarró por detrás y la tumbó en la cama. Aterrorizada, luchó como un animal atrapado y utilizó todas las tácticas de defensa que conocía. Pero al darse cuenta de la fortaleza de su agresor, supo que era una batalla perdida.
¡No! Aquello no podía ocurrirle a ella, no cuando estaba tan cerca de conseguir lo que quería. Desesperada, logró apartar una pierna y le dio una patada muy fuerte.
Gruñendo de dolor, su asaltante se apartó de ella… pero la agarró de las muñecas a continuación y murmuró algo en un idioma extranjero.
—¿Nick? —dijo ella al reconocer la voz.
Sintió cómo él se puso tenso y cómo acercó una mano para encender la luz.
__(tuap) vio el enfado que reflejaban los ojos de él. Se sintió aliviada.
—Pensaba…
—¿Qué pensabas? ¿Esperabas a otra persona? —dijo Nick, mirándola con incredulidad—. Ésta es mi habitación.
—Ya lo sé —__(tuap) se estaba quedando sin respiración debido al peso del cuerpo de él—. Pero vi el bulto bajo las sábanas y pensé que estabas durmiendo. Entonces alguien me agarró por detrás, así que pensé que era… —dejó de hablar ya que no quería revelar más cosas de las que debía.
—El bulto de la cama era la almohada. Te oí cuando abrías la puerta y quería ver quién estaba dispuesto a entrar en mi habitación de improviso. ¿Qué es esto… ahora me estás probando en un combate sin armas? ¿O tenías otra razón para hacerme una visita en mitad de la noche?
Lo que había querido decir él estaba claro. Repentinamente ella fue consciente de la fuerza que tenían sus desnudos hombros y de la íntima presión de su cuerpo sobre el suyo.
—Necesito mi pasaporte. Por eso estoy en tu habitación.
—¿Por qué necesitas tu pasaporte a las tres de la madrugada? ¿Estás planeando un viaje?
—Eso a ti no te importa —dijo ella, tratando de quitárselo de encima. Pero le fue imposible.
—Si tiene que ver con tu pasaporte, entonces sí que me importa.
—¡Al sultán no le gustaría que estuvieras tumbado sobre su esposa! —espetó ella.
—Teniendo en cuenta que soy sólo uno más de una larga lista de hombres que han adoptado esta misma posición, creo que es un poco tarde para que ese argumento sea útil —se burló Nick—. Mi trabajo es llevarte hasta el sultán sana y salva. Si pretendes escaparte en mitad de la noche, entonces tus planes de viaje son muy importantes para mí. Comience a hablar, Su Alteza.
El peso del cuerpo de Nick impedía que ella se concentrara y no fue capaz de decir nada. Atrapada por su fuerza viril y por el fuego de sus ojos, se quedó simplemente mirándolo. Tenía el cuerpo paralizado por una impresionante excitación sexual.
Quizá él detectó sus sentimientos ya que se movió un poco y su actitud cambió… de agresor a seductor. __(tuap) lo empujó por el pecho, pero sus dedos tocaron una cálida y desnuda piel. El vello y los fuertes músculos de aquel cuerpo de hombre le alteraron los nervios pero, en vez de apartar la mano, comenzó a acariciarlo con una inconsciente fascinación femenina.
Nick respiró profundamente y gruñó algo que ella no comprendió.
Entonces comenzaron a besarse. La boca de él era exigente y ferozmente posesiva y __(tuap) sintió cómo le ardía la sangre en las venas.
Entonces sintió cómo Nick deslizaba su caliente lengua sobre la suya y la erótica intimidad de aquella conexión la dejó débil y sin voluntad. Se olvidó de qué estaba haciendo en la habitación de él. Se olvidó de todo mientras su cuerpo se veía invadido por una peligrosa calidez. Sólo era capaz de sentir…
Entonces, repentinamente, él dejó de besarla y levantó la cabeza. Tenía el enfado reflejado en los ojos.
—¿Qué crees que estás haciendo?
—Tú me has besado —aclaró ella.
—Me estabas tocando.
Incapaz de defenderse de aquella acusación, __(tuap) se quedó allí tumbada. Estaba muy impresionada y trató de comprender qué había ocurrido. Besar a Nick había sido maravilloso, le había hecho sentirse estupendamente, y no comprendía exactamente por qué.
—Por favor, deja que me marche. Sólo quiero mi pasaporte —dijo con voz temblorosa—. Deja que me marche esta noche sin ti. Nadie te echará la culpa.
Nick estudió la cara de ella durante un momento para a continuación levantarse apresuradamente. __(tuap) se sintió aliviada e, ignorando la confusión de su mente y de su cuerpo, se sentó en la cama. Impresionada, tragó saliva al darse cuenta de que él estaba completamente desnudo… y excitado.
Sabía que debía apartar la vista… pero no podía moverse. Era la primera vez que veía a un hombre desnudo y no podía dejar de mirar aquella improvisada exposición de masculinidad. Sólo cuando oyó cómo él respiraba bruscamente pudo apartar la vista y mirar para arriba. Pero, en vez de sentirse aliviada, vio otro ángulo de una impresionante masculinidad… unos hombros anchos y unos impresionantes pectorales. Nick era increíblemente masculino y tuvo que ejercer toda su fuerza de voluntad para dejar de mirar aquella perfección física. Estaba ruborizada y no sabía qué hacer…
—Es muy dulce que te ruborices, pero es demasiado teniendo en cuenta el beso que acabamos de compartir —dijo Nick, empleando un frío tono de voz. Agarró el albornoz que había sobre una silla y se lo puso—. Y tu muestra de vergüenza está un poco fuera de lugar dado que comenzaste a explorar tu sexualidad siendo tan joven… Pero si quieres jugar a ese juego, está bien. Mirar es seguro, Su Alteza. ¿Seguro?
__(tuap) pensó que parte de ella sabía que aquel hombre no era seguro y ello la alteraba más de lo que quería reconocer.
Todavía ruborizada, trató de recuperar la calma.
—Nada de eso es importante —dijo con la voz quebrada—. Yo…
—¿Tú qué? —incitó él, cruzándose de brazos—. El sultán no, aprobaría este comportamiento en su futura esposa. Es un hombre extremadamente posesivo.
—Ambos sabemos que seguramente al sultán no le importe lo que me ocurra.
__(tuap) se dijo a sí misma que en realidad ella no le importaba a nadie. Había estado sobreviviendo sola desde hacía mucho tiempo y le parecía imposible imaginar que alguien se preocupara por ella.
—Estás equivocada —dijo Nick—. Si te casas con él, te convertirás en una de sus posesiones y él protege a toda costa lo que es suyo. No le gusta compartir.
—No sabes nada de esta situación —dijo la princesa, levantándose—. Créeme, si conocieras los hechos, de ninguna manera hubieras aceptado este trabajo. Deja que me marche y quizá nos veamos algún día en Zangrar.
__(tuap) pensó que eso ocurriría si ella sobrevivía al viaje. Se dio la vuelta y vio que él estaba frunciendo el ceño.
—Así que tu tío retenía tu pasaporte. Seguramente por tu propio bien. Está claro que eres muy difícil de manejar. No lo envidio.
—Tu trabajo no consiste en juzgar una situación de la que no sabes nada. No es asunto tuyo.
—Si estás tratando de escaparte, entonces sí que es asunto mío. Si cuando me despierte mañana te has ido, tendré que darle explicaciones al sultán. Y a Su Excelencia no se le conoce precisamente por ser muy tolerante con los errores que cometen otros.
—Venir conmigo sería un error más grande de lo que te puedas imaginar.
—Si crees eso, entonces no sabes absolutamente nada del sultán —dijo Nick, acercándose a ella—. Si desapareces mientras estás bajo mi protección, es mi responsabilidad.
—Al sultán no le importaría; no quiere casarse conmigo.
—Pero tampoco quiere un incidente internacional —dijo él secamente—. No te equivoques; el sultán va a seguir adelante con este matrimonio y los planes para la boda ya están en marcha. Te casarás con él el día de tu veinticuatro cumpleaños.
—Sí, pero pretendo viajar sola. Si te niegas a dejarme marchar, te arrepentirás de ello.
—Nunca antes me había amenazado una mujer que apenas me llega al hombro.
__(tuap) se sintió exhausta. Se sentó en la cama de nuevo y se percató de que algo brillaba debajo de la almohada. La levantó y emitió un grito ahogado.
—¿Duermes con una pistola y un puñal?
—Soy un hombre precavido —dijo él, acercándose ella y agarrándola de las manos para que se levantara—. Y tengo que saber por qué tienes la necesidad de salir de palacio en medio de la noche.
—Porque es muy importante que yo llegue sana y salva a Zangrar.
—¿Tan desesperada estás por casarte con el sultán?
—Prefiero la palabra «decidida» a «desesperada» —corrigió ella, aunque desesperada quizá se aproximaba más a la realidad.
—¿Y crees que tu tío va a tratar de impedírtelo?
—Si espero hasta mañana… sí —dijo __(tuap). Vaciló, pero decidió que no tenía otra opción que contarle al menos parte de la verdad—. William cree que esta boda no debe celebrarse. Lo cree con tanta firmeza que sería capaz de emplear medios físicos para evitarlo.
—Debe quererte mucho como para preocuparse tanto por tu bienestar. ¿Y tú eliges ignorar ese amor?
—Él no me quiere. Me odia. Siempre me ha odiado —dijo ella.
—Eres joven. A veces, cuando lo que desean para ti otras personas va en contra de tus propios deseos, puede ser difícil oír lo que tienen que decir.
—No tengo ningún problema de oído. A mi tío no le interesa lo que sea mejor para mí —dijo ___(tuap). Entonces miró la puerta; estaba perdiendo demasiado tiempo—. Tengo que irme.
—Si te vas, entonces yo te acompaño. Que te quede claro; soy tu guardaespaldas.
Espero q les guste el cap
COMENTEN!!
byebye :D
maru!!
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA...PLEASE
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA
SIGUELA...PLEASE
#Ale
Re: ♥La Princesa y El Jeque♥nick y tu-adaptada-TERMINADA-
uhhhhh me encantOoOoOoOoOoO LA AMEE SIGELA PRONTOOOOOOO :D
Heaven.Foster
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