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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
O W N :: Archivos :: Novelas Abandonadas
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Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 16:
Se quedó callado, mirándome fijamente. Su respiración era pesada, se podía oír perfectamente. Volví a mirar las heridas de su cuerpo, parecían algo así como arañazos, mordisco y golpes. Volví mi mirada a sus ojos.
- Debo irme – me dijo de repente.
- ¿Vendrás mañana? – le pregunte.
- Sí – me contestó.
- ¿Me lo prometes? – le dije. Me miró fijo, serio.
- Yo no prometo nada, solo cumplo lo que digo.
- Liam– lo llame.
- ¿Qué?
- Te extraño – susurre levemente.
Levante mi mano y la apoye sobre el frió espejo que estaba frente a mí. Apoye mi mano justo frente a su pecho, pero sabía que no podía tocarlo, que no lo estaba haciendo.
- Hasta mañana, preciosa – me dijo.
- Hasta mañana – dije y desapareció.
Alguien tocó la puerta del baño. Recordé donde estaba y con quien. Me acomode un poco y decidí salir. Era uno de los mozos. Me miró bien y yo a él.
- ¿Sucede algo? – le pregunte.
- No, nada señorita. Solo que el señor que venia con usted me pidió que le dijera que lo perdonara, pero se tenía que ir – me dijo. Fruncí el ceño.
- ¿Qué? – dije.
- Si, me dejó esta nota para usted – dijo y me entregó un papel.
Tome el papel y el mozo se fue. ¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré tardado mucho? Sin seguir dando vueltas abrí el papel.
Siento haberme ido así, ______. Pero llamó mi madre, mi hermana Clara esta muy mal, la internaron de urgencia. Luego te llamo para contarte todo con detalles. Lo siento de verdad. No quería que esto quedara así. Sabes que te quiero mucho y que me encanta estar contigo. Hablamos otro día, bonita.
Con cariño. Austin.
¡Oh, dios! Espero que Liam no tenga nada que ver con esto. Porque si eso llega a ser así, y a la hermana de Austin le sucede algo, el señor Diablo va a conocerme. Tome mi abrigo y salí de aquel restaurante. Lo mejor era volver a casa. Todo había sido un desastre. ¿En que problema me metí, dios mío? Debí escuchar a mi amiga cuando me dijo que no subestimara a lo que no conocía. Debí retractarme de mis palabras. Pero si no lo hubiese dicho, tal vez jamás hubiese conocido a Liam Una fría brisa subió por mi espalda, mientras caminaba por la calle. Mi piel se erizó por completo. No era un frío normal. Era un frió extraño. Nunca había sentido algo así.
- Tranquila, no te asustes – me dijo. Mi corazón casi se salió de lugar cuando una mujer se paró frente a mí – Lo siento, no quise asustarme.
La mire bien. Era una mujer alta de cabellos negros y ojos aceitunados. Su piel era blanca como la nieve. Comencé a temblar levemente. Era un frío horrible. Jamás había sentido uno así. Recordé las palabras de Liam. Rachel es inofensiva cuando no esta en horas de trabajo, y no es siniestra y esas cosas. Te sorprendería lo linda que es. Lo único es que hace un poco más de frió cuando ella esta.
- ¿Rachel? – le dije por lo bajo.
- Se nota que Liam te ha hablado de mí – me dijo sonriente.
La mire sin poder creerlo. Tengo a la muerte frente a mí. Esto no era posible. Retrocedí unos pasos. Ella rió por lo bajo.
- Tranquila, ______. No voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo, y además a ti te falta todavía – dijo.
- ¿Qué… que haces aquí? – le pregunte luego de unos segundos.
- ¿Por qué mejor no vamos a tu casa o ha otro lado? No creo que quieras que te vean hablando con la nada en medio de la calle – me dijo.
- ¿Con la nada? – pregunte.
- Yo tengo el poder de hacer que solo la persona que yo quiera me vea. Y en este caso tú eres la única que lo esta haciendo – dijo.
Asentí levemente y comenzamos a caminar. El molesto frío aun no se había ido de mí. La mire de costado. Liam tenía razón. Ella no es siniestra y nada de esas cosas. Es más, es muy bella. Y si la miras bien es algo parecida a Liam. Llegamos a mi departamento, entramos. Le pregunte si quería algo de tomar, me dijo que no. Nos sentamos a la mesa. Ella frente a mí.
- ¿Qué pasó? – le pregunte luego de unos segundos de silencio. Ella acomodo su garganta y miró a su alrededor.
- Si mi hermano se llega a enterar que vine a verte, se enojara mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años – me dijo. Reí por lo bajo.
- Tranquila, yo no le diré nada – le dije.
- Estoy preocupada por Liam – dijo. Fruncí el ceño.
- ¿En que sentido?.
- En todos los sentidos.
- ¿Por qué?
- Mi hermano es el Diablo, ______. Jamás ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. Bueno tal vez si, cuando nací yo. Pero a lo que me refiero es que nunca lo había visto tan perturbado – me dijo.
- ¿Quieres decir que él tal vez este mal por mi culpa? – le pregunte.
- No, no por tu culpa – dijo y se acercó un poco más a mí para bajar la voz – Creo que has despertado algo dentro de él. Algo que desconoce y por lo cual esta confundido.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Sabes que ha hecho un pacto con el Creador, ¿verdad? – me dijo.
- Si, lo se. Y es una locura.
- También lo creo. Pero _____, eres la única que puede despertar eso bueno que Liam tiene dentro.
- ¿Cómo lo hago? – Dije
- Arriésgate. Al diablo con las reglas de Dios, _____. Él mismo creo las reglas del amor, y si él mismo las prohíbe se está contradiciendo – me dijo.
- ¿Qué debo hacer?
- Lo que sientes. Cuando lo tengas al frente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón – dijo y se puso de pie. Yo también lo hice – Ahora debo irme, ya es hora para Clara Ames.
- ¿Qué? – dije sin poder creerlo.
- Esa niña esta sufriendo, _____. Debo llevármela – me dijo.
- Liam no tiene que ver en esto ¿Verdad? – le pregunte.
- Para nada. Liam no se interpone en las muertes. Solo yo y Dios – dijo.
Asentí levemente. Sabía todo lo que Austin iba a sufrir por esto.
- ¿Será rápido? – le dije. Se giro a verme.
- No sentirá nada – me dijo.
- Gracias Rachel – dije. Sonrió levemente.
- Es un secreto – susurró.
- ¿Qué cosa? – le pregunte.
- Liam nunca tuvo debilidades, pero ahora si tiene una – me dijo.
La mire extrañada.
- ¿Cuál?
- Tú.
Se quedó callado, mirándome fijamente. Su respiración era pesada, se podía oír perfectamente. Volví a mirar las heridas de su cuerpo, parecían algo así como arañazos, mordisco y golpes. Volví mi mirada a sus ojos.
- Debo irme – me dijo de repente.
- ¿Vendrás mañana? – le pregunte.
- Sí – me contestó.
- ¿Me lo prometes? – le dije. Me miró fijo, serio.
- Yo no prometo nada, solo cumplo lo que digo.
- Liam– lo llame.
- ¿Qué?
- Te extraño – susurre levemente.
Levante mi mano y la apoye sobre el frió espejo que estaba frente a mí. Apoye mi mano justo frente a su pecho, pero sabía que no podía tocarlo, que no lo estaba haciendo.
- Hasta mañana, preciosa – me dijo.
- Hasta mañana – dije y desapareció.
Alguien tocó la puerta del baño. Recordé donde estaba y con quien. Me acomode un poco y decidí salir. Era uno de los mozos. Me miró bien y yo a él.
- ¿Sucede algo? – le pregunte.
- No, nada señorita. Solo que el señor que venia con usted me pidió que le dijera que lo perdonara, pero se tenía que ir – me dijo. Fruncí el ceño.
- ¿Qué? – dije.
- Si, me dejó esta nota para usted – dijo y me entregó un papel.
Tome el papel y el mozo se fue. ¿Por qué se habrá ido así? ¿Habré tardado mucho? Sin seguir dando vueltas abrí el papel.
Siento haberme ido así, ______. Pero llamó mi madre, mi hermana Clara esta muy mal, la internaron de urgencia. Luego te llamo para contarte todo con detalles. Lo siento de verdad. No quería que esto quedara así. Sabes que te quiero mucho y que me encanta estar contigo. Hablamos otro día, bonita.
Con cariño. Austin.
¡Oh, dios! Espero que Liam no tenga nada que ver con esto. Porque si eso llega a ser así, y a la hermana de Austin le sucede algo, el señor Diablo va a conocerme. Tome mi abrigo y salí de aquel restaurante. Lo mejor era volver a casa. Todo había sido un desastre. ¿En que problema me metí, dios mío? Debí escuchar a mi amiga cuando me dijo que no subestimara a lo que no conocía. Debí retractarme de mis palabras. Pero si no lo hubiese dicho, tal vez jamás hubiese conocido a Liam Una fría brisa subió por mi espalda, mientras caminaba por la calle. Mi piel se erizó por completo. No era un frío normal. Era un frió extraño. Nunca había sentido algo así.
- Tranquila, no te asustes – me dijo. Mi corazón casi se salió de lugar cuando una mujer se paró frente a mí – Lo siento, no quise asustarme.
La mire bien. Era una mujer alta de cabellos negros y ojos aceitunados. Su piel era blanca como la nieve. Comencé a temblar levemente. Era un frío horrible. Jamás había sentido uno así. Recordé las palabras de Liam. Rachel es inofensiva cuando no esta en horas de trabajo, y no es siniestra y esas cosas. Te sorprendería lo linda que es. Lo único es que hace un poco más de frió cuando ella esta.
- ¿Rachel? – le dije por lo bajo.
- Se nota que Liam te ha hablado de mí – me dijo sonriente.
La mire sin poder creerlo. Tengo a la muerte frente a mí. Esto no era posible. Retrocedí unos pasos. Ella rió por lo bajo.
- Tranquila, ______. No voy a hacerte daño. No estoy en horas de trabajo, y además a ti te falta todavía – dijo.
- ¿Qué… que haces aquí? – le pregunte luego de unos segundos.
- ¿Por qué mejor no vamos a tu casa o ha otro lado? No creo que quieras que te vean hablando con la nada en medio de la calle – me dijo.
- ¿Con la nada? – pregunte.
- Yo tengo el poder de hacer que solo la persona que yo quiera me vea. Y en este caso tú eres la única que lo esta haciendo – dijo.
Asentí levemente y comenzamos a caminar. El molesto frío aun no se había ido de mí. La mire de costado. Liam tenía razón. Ella no es siniestra y nada de esas cosas. Es más, es muy bella. Y si la miras bien es algo parecida a Liam. Llegamos a mi departamento, entramos. Le pregunte si quería algo de tomar, me dijo que no. Nos sentamos a la mesa. Ella frente a mí.
- ¿Qué pasó? – le pregunte luego de unos segundos de silencio. Ella acomodo su garganta y miró a su alrededor.
- Si mi hermano se llega a enterar que vine a verte, se enojara mucho conmigo y será capaz de no hablarme por un millón de años – me dijo. Reí por lo bajo.
- Tranquila, yo no le diré nada – le dije.
- Estoy preocupada por Liam – dijo. Fruncí el ceño.
- ¿En que sentido?.
- En todos los sentidos.
- ¿Por qué?
- Mi hermano es el Diablo, ______. Jamás ha conocido lo que es el amor, jamás se ha preocupado por alguien que no sea él. Bueno tal vez si, cuando nací yo. Pero a lo que me refiero es que nunca lo había visto tan perturbado – me dijo.
- ¿Quieres decir que él tal vez este mal por mi culpa? – le pregunte.
- No, no por tu culpa – dijo y se acercó un poco más a mí para bajar la voz – Creo que has despertado algo dentro de él. Algo que desconoce y por lo cual esta confundido.
- ¿Qué tengo que hacer?
- Sabes que ha hecho un pacto con el Creador, ¿verdad? – me dijo.
- Si, lo se. Y es una locura.
- También lo creo. Pero _____, eres la única que puede despertar eso bueno que Liam tiene dentro.
- ¿Cómo lo hago? – Dije
- Arriésgate. Al diablo con las reglas de Dios, _____. Él mismo creo las reglas del amor, y si él mismo las prohíbe se está contradiciendo – me dijo.
- ¿Qué debo hacer?
- Lo que sientes. Cuando lo tengas al frente y creas que es hora de despertar lo bueno dentro de él, haz lo que te diga tu corazón – dijo y se puso de pie. Yo también lo hice – Ahora debo irme, ya es hora para Clara Ames.
- ¿Qué? – dije sin poder creerlo.
- Esa niña esta sufriendo, _____. Debo llevármela – me dijo.
- Liam no tiene que ver en esto ¿Verdad? – le pregunte.
- Para nada. Liam no se interpone en las muertes. Solo yo y Dios – dijo.
Asentí levemente. Sabía todo lo que Austin iba a sufrir por esto.
- ¿Será rápido? – le dije. Se giro a verme.
- No sentirá nada – me dijo.
- Gracias Rachel – dije. Sonrió levemente.
- Es un secreto – susurró.
- ¿Qué cosa? – le pregunte.
- Liam nunca tuvo debilidades, pero ahora si tiene una – me dijo.
La mire extrañada.
- ¿Cuál?
- Tú.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 17:
Abrí mis ojos por el ruido del tren. Hace bastante que no me despertaba con este sonido. Parpadee seguido para despertarme mejor. Con pereza me senté en la cama. Mire a mi alrededor y no había nadie allí. Pensé que cuando despertara lo que primero que iba a ver sería a él. Un exquisito olor a huevos y mantequilla lleno mi estómago. Sin pensarlo me puse rápidamente de pie para salir de la habitación. Abrí con fuerza la puerta, para divisarlo del otro lado de la cocina haciendo, lo que se supone debe ser, el desayuno. Esta aquí. Levantó la cabeza y me miró. Sonreí abiertamente y corrí hasta él. Me tire a sus brazos para abrazarlo con fuerza. Coloque mis brazos alrededor de su cuello y lo acerque más a mí.
- Hola – le dije sin soltarlo.
Creo que totalmente anonadado por mi reacción de abrazarlo, se encontró devolviéndome el gesto. Sentí sus fuertes brazos rodearme por la cintura. Mi corazón latía fuerte. Rápido. Cerré los ojos y me encontré acariciando su nuca con una de mis manos.
- Oh, te extrañe tanto – susurre en su oído.
Dulcemente besó uno de mis hombros. Me aleje de él despacio, me sentía un poco idio.ta por esto, pero no podía ser de otra forma. De verdad lo había extrañado. Me sentía tan mal sin él.
- Jamás nadie me había extrañado – me dijo. Sonreí levemente.
- No lo creo. Para mi que tus hermanos si te deben de extrañar cuando no estas con ellos – le dijo. Asintió divertido.
- Hice el desayuno.
- Me di cuenta – dije y me senté a la mesa.
Colocó frente a mí, los huevos y el pan con mantequilla. Giro para agarrar algo y ponerlo frente a mí. Café. Lo mire y sonreí levemente. Se sentó y empezamos a comer. ¿Cómo habrá hecho para curar las heridas que tenía ayer?
- ¿Vas a decirme la razón de porque te fuiste? – le pregunte. Me miró.
- Necesitaba un poco de mi casa, me estaba volviendo loco aquí.
- ¿No te gusta estar aquí?
- No tiene nada que ver contigo, preciosa. Sabes que me encanta estar contigo. Pero necesitaba mi casa, mi lugar.
- Entiendo – le dije. Volvió a comer.
- ¿Cómo te fue con Austin? – me preguntó. Lo mire.
- Tengo que llamarlo – le dije.
- ¿Por qué?
- Ayer tuvo que irse porque internaron a su hermanita y estaba muy mal. Tengo que preguntarle como esta.
- Su hermana murió – me dijo. Baje la mirada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Hable con Rachel. La vida de esa niña no sería buena si seguía viviendo.
- Creo que tendré que llamarlo – le dije.
- Lo se. Hazlo – me dijo.
Me puse de pie y fui en busca del teléfono. Marque el número de Austin, pero nadie me contestó. Marque el número de su casa, y allí tampoco. ¡Oh, Dios! Debe estar destrozado. Volví a la cocina y él seguía sentado.
- ¿Qué pasó? – me preguntó.
- Nadie contesta – dije.
- Tal vez no este en su casa.
- Así parece.
Se puso de pie y ordenamos todo. Salimos de la cocina y se sentó en el sillón. Lo mire fijo, él también lo hizo.
- Yo también te extrañe preciosa, no sabes cuanto – me dijo. Sonreí dulcemente.
- ¿De verdad?
- Nunca dije tanta verdad junta.
Mordí levemente mi labio inferior y mire a mí alrededor. Es de día. Quiero que sea de noche. Lo volví a mirar.
- ¿Qué sucede? – me preguntó.
- ¿Aun tienes el poder de alterar las horas? – le pregunte. Me miró bien.
- Creo que si – dijo. Sonreí.
- Haz que sea de noche, por favor – le pedí. Frunzo el ceño y se puso de pie.
- ¿Por qué?
- Solo hazlo – dije. Se acercó a mí y me miró fijo.
- Cierra los ojos – me dijo. Asentí levemente y lo hice.
Sentí un pequeño mareo y pronto todo volvió a estar quieto. Aun no abría mis ojos, no iba a hacerlo hasta que él me lo dijera.
- Ahora puedes abrirlos – dijo.
Los abrí y todo estaba oscuro a nuestro alrededor. Era de noche. Sonreí levemente y tome una de sus manos.
- Vamos – le dije. Me miró extrañado.
- ¿A dónde? – me preguntó.
- A despertar lo bueno dentro de ti.
Más que extrañado asintió y salimos de casa. Era una linda noche. Un poco fresca, el cielo negro estaba siendo cubierto por nubes. ¿Estará Dios descubriendo lo que tengo pensado hacer, y por eso se está enojando? No lo se, y no me importa. Lo único que quiero es mirarlo a él. Llegamos al viejo parque que estaba a pocas cuadras de mi casa. Sin soltarnos de la mano caminamos hasta allí. Divertida corrí hasta una de las viejas hamacas y me senté.
- Quiero sentarme contigo – me dijo.
Asentí y me puse de pie. Se sentó en la hamaca. Lo mire fijo a los ojos, me acerque a él y me senté sobre sus piernas, colocando alrededor de su cintura las mías. Comenzó a mecerse. Coloque una de mis manos sobre sus cabellos y lo acaricie suavemente.
- ¿Qué quieres por tu alma? – me preguntó. Baje mi mano por su oreja, y la acaricie.
- Aun no lo se – le dije.
- ¿Cuándo lo sabrás?
- Tal vez, mañana. Pero ahora no hablemos de eso. Solo déjame mirarte y tocarte. ¿Nunca has soñado con no ser el Diablo? – le pregunte.
- No, nunca. Siempre acepte esto que soy y no me quejo – dijo.
- Quiero hacerte un regalo – le dije.
- ¿Qué cosa? – me preguntó. Sonreí levemente.
- Algo dulce, algo raro.
Abrí mis ojos por el ruido del tren. Hace bastante que no me despertaba con este sonido. Parpadee seguido para despertarme mejor. Con pereza me senté en la cama. Mire a mi alrededor y no había nadie allí. Pensé que cuando despertara lo que primero que iba a ver sería a él. Un exquisito olor a huevos y mantequilla lleno mi estómago. Sin pensarlo me puse rápidamente de pie para salir de la habitación. Abrí con fuerza la puerta, para divisarlo del otro lado de la cocina haciendo, lo que se supone debe ser, el desayuno. Esta aquí. Levantó la cabeza y me miró. Sonreí abiertamente y corrí hasta él. Me tire a sus brazos para abrazarlo con fuerza. Coloque mis brazos alrededor de su cuello y lo acerque más a mí.
- Hola – le dije sin soltarlo.
Creo que totalmente anonadado por mi reacción de abrazarlo, se encontró devolviéndome el gesto. Sentí sus fuertes brazos rodearme por la cintura. Mi corazón latía fuerte. Rápido. Cerré los ojos y me encontré acariciando su nuca con una de mis manos.
- Oh, te extrañe tanto – susurre en su oído.
Dulcemente besó uno de mis hombros. Me aleje de él despacio, me sentía un poco idio.ta por esto, pero no podía ser de otra forma. De verdad lo había extrañado. Me sentía tan mal sin él.
- Jamás nadie me había extrañado – me dijo. Sonreí levemente.
- No lo creo. Para mi que tus hermanos si te deben de extrañar cuando no estas con ellos – le dijo. Asintió divertido.
- Hice el desayuno.
- Me di cuenta – dije y me senté a la mesa.
Colocó frente a mí, los huevos y el pan con mantequilla. Giro para agarrar algo y ponerlo frente a mí. Café. Lo mire y sonreí levemente. Se sentó y empezamos a comer. ¿Cómo habrá hecho para curar las heridas que tenía ayer?
- ¿Vas a decirme la razón de porque te fuiste? – le pregunte. Me miró.
- Necesitaba un poco de mi casa, me estaba volviendo loco aquí.
- ¿No te gusta estar aquí?
- No tiene nada que ver contigo, preciosa. Sabes que me encanta estar contigo. Pero necesitaba mi casa, mi lugar.
- Entiendo – le dije. Volvió a comer.
- ¿Cómo te fue con Austin? – me preguntó. Lo mire.
- Tengo que llamarlo – le dije.
- ¿Por qué?
- Ayer tuvo que irse porque internaron a su hermanita y estaba muy mal. Tengo que preguntarle como esta.
- Su hermana murió – me dijo. Baje la mirada.
- ¿Cómo lo sabes?
- Hable con Rachel. La vida de esa niña no sería buena si seguía viviendo.
- Creo que tendré que llamarlo – le dije.
- Lo se. Hazlo – me dijo.
Me puse de pie y fui en busca del teléfono. Marque el número de Austin, pero nadie me contestó. Marque el número de su casa, y allí tampoco. ¡Oh, Dios! Debe estar destrozado. Volví a la cocina y él seguía sentado.
- ¿Qué pasó? – me preguntó.
- Nadie contesta – dije.
- Tal vez no este en su casa.
- Así parece.
Se puso de pie y ordenamos todo. Salimos de la cocina y se sentó en el sillón. Lo mire fijo, él también lo hizo.
- Yo también te extrañe preciosa, no sabes cuanto – me dijo. Sonreí dulcemente.
- ¿De verdad?
- Nunca dije tanta verdad junta.
Mordí levemente mi labio inferior y mire a mí alrededor. Es de día. Quiero que sea de noche. Lo volví a mirar.
- ¿Qué sucede? – me preguntó.
- ¿Aun tienes el poder de alterar las horas? – le pregunte. Me miró bien.
- Creo que si – dijo. Sonreí.
- Haz que sea de noche, por favor – le pedí. Frunzo el ceño y se puso de pie.
- ¿Por qué?
- Solo hazlo – dije. Se acercó a mí y me miró fijo.
- Cierra los ojos – me dijo. Asentí levemente y lo hice.
Sentí un pequeño mareo y pronto todo volvió a estar quieto. Aun no abría mis ojos, no iba a hacerlo hasta que él me lo dijera.
- Ahora puedes abrirlos – dijo.
Los abrí y todo estaba oscuro a nuestro alrededor. Era de noche. Sonreí levemente y tome una de sus manos.
- Vamos – le dije. Me miró extrañado.
- ¿A dónde? – me preguntó.
- A despertar lo bueno dentro de ti.
Más que extrañado asintió y salimos de casa. Era una linda noche. Un poco fresca, el cielo negro estaba siendo cubierto por nubes. ¿Estará Dios descubriendo lo que tengo pensado hacer, y por eso se está enojando? No lo se, y no me importa. Lo único que quiero es mirarlo a él. Llegamos al viejo parque que estaba a pocas cuadras de mi casa. Sin soltarnos de la mano caminamos hasta allí. Divertida corrí hasta una de las viejas hamacas y me senté.
- Quiero sentarme contigo – me dijo.
Asentí y me puse de pie. Se sentó en la hamaca. Lo mire fijo a los ojos, me acerque a él y me senté sobre sus piernas, colocando alrededor de su cintura las mías. Comenzó a mecerse. Coloque una de mis manos sobre sus cabellos y lo acaricie suavemente.
- ¿Qué quieres por tu alma? – me preguntó. Baje mi mano por su oreja, y la acaricie.
- Aun no lo se – le dije.
- ¿Cuándo lo sabrás?
- Tal vez, mañana. Pero ahora no hablemos de eso. Solo déjame mirarte y tocarte. ¿Nunca has soñado con no ser el Diablo? – le pregunte.
- No, nunca. Siempre acepte esto que soy y no me quejo – dijo.
- Quiero hacerte un regalo – le dije.
- ¿Qué cosa? – me preguntó. Sonreí levemente.
- Algo dulce, algo raro.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 18:
- Va a llover – me dijo. Levante la cabeza y mire al oscuro cielo.
- ¿Cómo lo sabes? – le pregunte. Él también miró hacia arriba.
- Huele a lluvia – dijo.
Respire profundamente y ese refrescante olor entró por mi nariz. Volví a mirarlo a los ojos. Se acercó más a mí y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Yo solo acariciaba su pelo. Se seguía meciendo sobre la hamaca, con cuidado.
- Me haces tan bien – dije despacio.
Comenzó a llover. La fría lluvia comenzó a caer sobre nosotros. Se alejó de mí y me miró a los ojos. Sonreí y levante la cabeza para que las gotas mojaran mi rostro. Esta sensación era tan increíble.
- ______ – me llamó. Volví mi mirada a él
- ¿Si? – le dije suave.
- Quiero que me des algo – dijo.
- ¿Qué cosa? – pregunte.
- Comparte un beso conmigo – susurró.
La lluvia se hizo más intensa. Estábamos completamente mojados. Él se seguía meciendo en la hamaca. Desde que lo vi, quise besarlo. Y ahora no puedo ni respirar. Sonreí levemente. Coloque uno de mis dedos sobre sus labios y los separe levemente. Todo mi cuerpo estaba temblando. No podría detenerme. Después de esto ya no habrá marcha atrás. Ya tiene mi corazón.
- Prométeme que nunca olvidaras este beso – le dije.
- Te lo prometo.
Sin seguir dando vueltas me acerque lentamente a su boca. Mi corazón, casi se salió de lugar cuando choque contra sus labios. Como si nunca hubiera besado a nadie en mi vida, me encontré totalmente perdida ante esto. No sabía que hacer. Su boca se empezó a mover, para darle señal a la mía. Con cuidado sus labios pasaban sobre los míos. Todo daba vueltas a mí alrededor. Se alejó dulcemente, para volver a acercarse. Nuestras lenguas se mezclaron en un suave baile. Y mi corazón, mi corazón iba a explotar. La lluvia seguía siendo fuerte. El sabor de sus labios, mezclado con la del agua salada, era el mismo cielo. Se puso de pie conmigo encima. Nuestras bocas no podían alejarse. Coloque mis piernas en el suelo, pero apenas pude tocarlo. Estaba entre sus fuertes brazos. Con cuidado me aleje de él. Necesitaba mirarlo a los ojos. Sonreí levemente. Levanto su mano y acaricio mi rostro. Cerré los ojos, ante el caliente contacto.
- Volvamos a casa – dije.
Asintió levemente. Tomó mi mano y comenzamos caminar debajo de la lluvia. Me gire a verlo y sonreí bobamente. Detuvo su paso y con un tirón me acerco a él para besarme. Mis piernas temblaron. Coloco una de sus manos en mi nuca para acercarme más a él. Jamás nadie me había besado de esta forma. Él era tan increíble, que de verdad no parecía que nunca besó a nadie. Me aleje de él para tomar aire, y al abrir mis ojos mire sorprendida a mí alrededor. Estábamos en la puerta de mi departamento. Lo mire bien. Sonrió abiertamente.
- Vas a enfermarte, preciosa. No quiero eso – dijo.
Tome las llaves y abrí. Totalmente descontrolada de mí, lo tome de la remera y lo acerque a mi boca. Con movimientos salvajes tome sus labios con los míos. ¡Dios, era una locura! Él no podía hacer esto, pero ya no hay marcha atrás.
- Oh, _______ – gimió levemente mi nombre.
Me aleje de sus labios y cerré la puerta detrás de nosotros. Me volví a acercar a él. Comencé a besar su mentón para bajar a su cuello. Su respiración iba en aumento al igual que mi cuerpo. Se alejó de mí y levemente me empujo contra la mesada de la sala. Se acercó más a mí y me alzo en ella, para volver a mis labios. Rodee su cuerpo con mis piernas, mientras que con mis manos acariciaba sus cabellos. Coloco sus manos en mis caderas y me pegó más a él. Gemí levemente. Lo empuje de mí para quitarle la remera. Lo mire detenidamente. Alcé una de mis manos y la apoye sobre su fuerte pecho. Su pecho se elevaba por la respiración pesada.
- Como te deseo – susurre agitada – Mariposas bailan en mi pecho, el calor no se dispersa, amor.
Baje mis dedos por su pecho. Provocando que su tostada piel se erizara bajo mi mano. Eso me hacía sentir poderosa. Sabía que tenía cierto poder sobre él. Pero siempre sabría al final del día, que él tenía todo el poder sobre mí.
- Te quiero besar de los pies, a la cabeza – le dije e incline mi cabeza para lamer su pecho.
Gimió roncamente. Envolví una de sus tetillas con mi lengua. Metió su mano entre mis cabellos y me acerco más a su pecho. Subí mi boca por su cuello, para morder levemente su oreja. Murmuró algo en otro idioma. Me aleje y lo mire a los ojos.
- ¿Qué has dicho? – le pregunte.
Sonrió levemente. Coloco su mano derecha sobre uno de mis pechos. Lo acaricio sobre la ropa, poniéndome tensa, haciendo que lo deseara más aun. Bajó por mi cintura, hasta el borde de mi camiseta. Metió su mano debajo. Mordí levemente mis labios. Se acercó de nuevo a mí y me volvió a besar. Su mano caliente, pasaba por mi cintura. Comenzó a murmurar algo que no entendía sobre mi boca. Algo pareció despertarse dentro de mí, era mucho más poderoso que el deseo. Se alejó y quito mi camiseta. Mis pechos estaban duros, tensos. Deseaban que él los saciara, tanto como yo.
- ¿Tienes miedo de mí? – me preguntó, mientras su mano subía por mi espalda.
- No, no tengo miedo de ti – le dije.
Sin ningún problema me alzo entre sus brazos y conmigo encima comenzó a caminar hacia la habitación. Besé suavemente sus labios, mientras sentía sus fuertes manos sobre mi trasero, sosteniéndome sobre él. Con una de mis piernas abrí la puerta de la habitación, entramos sin dejar de besarnos. Mi corazón latía rápido, iba a salirse de mí. Al fin pasaría, al fin sería mío. Solo mío. Cuando esto acabe, de verdad estaré en el infierno.
- Va a llover – me dijo. Levante la cabeza y mire al oscuro cielo.
- ¿Cómo lo sabes? – le pregunte. Él también miró hacia arriba.
- Huele a lluvia – dijo.
Respire profundamente y ese refrescante olor entró por mi nariz. Volví a mirarlo a los ojos. Se acercó más a mí y apoyó su cabeza sobre mi pecho. Yo solo acariciaba su pelo. Se seguía meciendo sobre la hamaca, con cuidado.
- Me haces tan bien – dije despacio.
Comenzó a llover. La fría lluvia comenzó a caer sobre nosotros. Se alejó de mí y me miró a los ojos. Sonreí y levante la cabeza para que las gotas mojaran mi rostro. Esta sensación era tan increíble.
- ______ – me llamó. Volví mi mirada a él
- ¿Si? – le dije suave.
- Quiero que me des algo – dijo.
- ¿Qué cosa? – pregunte.
- Comparte un beso conmigo – susurró.
La lluvia se hizo más intensa. Estábamos completamente mojados. Él se seguía meciendo en la hamaca. Desde que lo vi, quise besarlo. Y ahora no puedo ni respirar. Sonreí levemente. Coloque uno de mis dedos sobre sus labios y los separe levemente. Todo mi cuerpo estaba temblando. No podría detenerme. Después de esto ya no habrá marcha atrás. Ya tiene mi corazón.
- Prométeme que nunca olvidaras este beso – le dije.
- Te lo prometo.
Sin seguir dando vueltas me acerque lentamente a su boca. Mi corazón, casi se salió de lugar cuando choque contra sus labios. Como si nunca hubiera besado a nadie en mi vida, me encontré totalmente perdida ante esto. No sabía que hacer. Su boca se empezó a mover, para darle señal a la mía. Con cuidado sus labios pasaban sobre los míos. Todo daba vueltas a mí alrededor. Se alejó dulcemente, para volver a acercarse. Nuestras lenguas se mezclaron en un suave baile. Y mi corazón, mi corazón iba a explotar. La lluvia seguía siendo fuerte. El sabor de sus labios, mezclado con la del agua salada, era el mismo cielo. Se puso de pie conmigo encima. Nuestras bocas no podían alejarse. Coloque mis piernas en el suelo, pero apenas pude tocarlo. Estaba entre sus fuertes brazos. Con cuidado me aleje de él. Necesitaba mirarlo a los ojos. Sonreí levemente. Levanto su mano y acaricio mi rostro. Cerré los ojos, ante el caliente contacto.
- Volvamos a casa – dije.
Asintió levemente. Tomó mi mano y comenzamos caminar debajo de la lluvia. Me gire a verlo y sonreí bobamente. Detuvo su paso y con un tirón me acerco a él para besarme. Mis piernas temblaron. Coloco una de sus manos en mi nuca para acercarme más a él. Jamás nadie me había besado de esta forma. Él era tan increíble, que de verdad no parecía que nunca besó a nadie. Me aleje de él para tomar aire, y al abrir mis ojos mire sorprendida a mí alrededor. Estábamos en la puerta de mi departamento. Lo mire bien. Sonrió abiertamente.
- Vas a enfermarte, preciosa. No quiero eso – dijo.
Tome las llaves y abrí. Totalmente descontrolada de mí, lo tome de la remera y lo acerque a mi boca. Con movimientos salvajes tome sus labios con los míos. ¡Dios, era una locura! Él no podía hacer esto, pero ya no hay marcha atrás.
- Oh, _______ – gimió levemente mi nombre.
Me aleje de sus labios y cerré la puerta detrás de nosotros. Me volví a acercar a él. Comencé a besar su mentón para bajar a su cuello. Su respiración iba en aumento al igual que mi cuerpo. Se alejó de mí y levemente me empujo contra la mesada de la sala. Se acercó más a mí y me alzo en ella, para volver a mis labios. Rodee su cuerpo con mis piernas, mientras que con mis manos acariciaba sus cabellos. Coloco sus manos en mis caderas y me pegó más a él. Gemí levemente. Lo empuje de mí para quitarle la remera. Lo mire detenidamente. Alcé una de mis manos y la apoye sobre su fuerte pecho. Su pecho se elevaba por la respiración pesada.
- Como te deseo – susurre agitada – Mariposas bailan en mi pecho, el calor no se dispersa, amor.
Baje mis dedos por su pecho. Provocando que su tostada piel se erizara bajo mi mano. Eso me hacía sentir poderosa. Sabía que tenía cierto poder sobre él. Pero siempre sabría al final del día, que él tenía todo el poder sobre mí.
- Te quiero besar de los pies, a la cabeza – le dije e incline mi cabeza para lamer su pecho.
Gimió roncamente. Envolví una de sus tetillas con mi lengua. Metió su mano entre mis cabellos y me acerco más a su pecho. Subí mi boca por su cuello, para morder levemente su oreja. Murmuró algo en otro idioma. Me aleje y lo mire a los ojos.
- ¿Qué has dicho? – le pregunte.
Sonrió levemente. Coloco su mano derecha sobre uno de mis pechos. Lo acaricio sobre la ropa, poniéndome tensa, haciendo que lo deseara más aun. Bajó por mi cintura, hasta el borde de mi camiseta. Metió su mano debajo. Mordí levemente mis labios. Se acercó de nuevo a mí y me volvió a besar. Su mano caliente, pasaba por mi cintura. Comenzó a murmurar algo que no entendía sobre mi boca. Algo pareció despertarse dentro de mí, era mucho más poderoso que el deseo. Se alejó y quito mi camiseta. Mis pechos estaban duros, tensos. Deseaban que él los saciara, tanto como yo.
- ¿Tienes miedo de mí? – me preguntó, mientras su mano subía por mi espalda.
- No, no tengo miedo de ti – le dije.
Sin ningún problema me alzo entre sus brazos y conmigo encima comenzó a caminar hacia la habitación. Besé suavemente sus labios, mientras sentía sus fuertes manos sobre mi trasero, sosteniéndome sobre él. Con una de mis piernas abrí la puerta de la habitación, entramos sin dejar de besarnos. Mi corazón latía rápido, iba a salirse de mí. Al fin pasaría, al fin sería mío. Solo mío. Cuando esto acabe, de verdad estaré en el infierno.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 19:
Caímos en la cama, yo encima de él. Sabía exactamente en donde terminaríamos. Su respiración pasó por mi cuello, me aleje de él y me senté a horcajadas sobre su abdomen. Me miró fijo a los ojos.
- Sabes que no podemos hacer esto – le dije agitada. Se sentó y me acomodo mejor sobre él.
- Ya no hay vuelta atrás, preciosa. Ya no puedo detenerme – me dijo mientras sus manos desabrochaban mis pantalones - Ya probé tus labios. Ahora quiero probar tu cuerpo, tu vitalidad, tu fuerza. Quiero estar unido a ti.
Mordí mi labios levemente y tome su rostro con mis manos, para mirarlo fijo a los ojos. No, no había nada de malo en esto.
- Después de esto, tú habrás ganado el pacto – le dije sin dejar de acariciar su rostro.
Bajó sus manos por mis caderas, para llevarse con ellas mis pantalones. Me moví un poco para que pudiera sacarlos. Los arrojó con fuerza hacia un costado. Me volvió a acomodar sobre él. Relamí mis labios y lo mire con locura.
- ¿Por qué? – me preguntó.
- Haremos el amor, y el amor es algo bueno – dije.
Besó dulcemente mis labios. Lo empuje levemente hacia atrás para que se acostara. Acaricie su fuerte pecho. Me incline hacia sus labios y lo bese. Gimió levemente, encendiendo el fuego en mí. Él, aun, tenía puesto los pantalones. El contacto del pantalón con mi piel, me estaba matando. Necesitaba sentirlo, ya. Sus fuertes manos, se movían por mis piernas. Metí mi lengua en su boca, para saborearlo más. Comencé a bajar mis labios por su mentón. Seguí bajando por su cuello, hasta su pecho. Baje más hasta su abdomen. Él respiraba pesadamente. Su mano acaricia mis cabellos. Toda su piel se erizó. Mordí cada firme músculo de su panza, robándole más de un gemido. Me volví a sentar para mirarlo. Baje mis manos a la cremallera de sus pantalones. Lentamente baje el cierre, para luego desabrochar el botón. De un solo tirón me deshice de ellos. Sonreí pervertidamente al posar mis manos sobre sus calzoncillos.
- Que extraño señor Diablo, ¿usted con calzoncillos? – le dije. Rió por lo bajo.
- Tú me los compraste, por mi yo andaría desnudo – dijo
Tenía que quitárselos, tenía que arrancárselos. Se volvió a sentar y me tomó de la cintura para acercarme más a él. Comenzó a besarme. Gemí levemente cuando una de sus manos desabrochó mi sostén.
- Tanto te deseo, tanto – susurró contra mis labios.
Arrojó mi sostén a lo lejos. Se alejó de mí boca y bajó la cabeza para tomar uno de ellos con la misma. Gemí exaltada. Mordió levemente uno de mis pezones, mientras que mis manos se perdían en sus cabellos. Subió su lengua por mi cuello, hasta mi oreja. De nuevo comenzó a murmurarme cosas que yo no entendía. Todo mi cuerpo se derritió de placer, ante su extraño y excitante lenguaje. Su voz era tan profunda.
- Liam…. – murmure agitada.
- ¿Qué? – me preguntó. Bajó su mano hasta mi culote y comenzó a quitarlo.
- ¿Qué es lo que me dices al oído? – le pregunté.
- ¿Quieres saberlo?
- Si – dije sin dejar mirarlo a los ojos.
- Barbaridades, preciosa – me dijo.
- ¿Y porque no me las dices para que las entienda?
- Porque me gusta decírtelas en mi idioma natal – me dijo y comenzó a besar mi cuello.
- Es muy excitante – dije y acaricie su espalda.
Se deshizo por completo de mi culote. Gemí levemente al sentirlo más intimo. Al sentir su sexo palpitar debajo de la maldita tela de algodón de su calzoncillo.
- Así es como Dios me trajo al mundo – le dije.
- Ha hecho un excelente trabajo – dijo y besó mis labios.
Se recostó conmigo encima. Su caliente mano pasaba por mi desnuda espalda. ¡Oh, Dios! Por donde pasa él, pasa el fuego. Me aleje un poco para deslizarme hacia abajo por su cuerpo. Quería darle lo desconocido para él, lo ajeno. Quería darle ese placer que él había creado, pero que no había podido disfrutar. Me senté sobre casi el final de sus piernas y lo mire. Levanto la cabeza para mirarme. Subí mi mano por su entrepierna y pase mi palma por su elevada erección, sobre el calzoncillo. Gruño por lo bajo. Subí mis dedos hasta el borde de ellos y comencé a bajarlos. En ningún momento quite mis ojos de él.
- Me siento tan poderosa contigo – le dije.
- ¿Por qué?
- Porque tengo a un virginal Diablo, en mis manos.
Caímos en la cama, yo encima de él. Sabía exactamente en donde terminaríamos. Su respiración pasó por mi cuello, me aleje de él y me senté a horcajadas sobre su abdomen. Me miró fijo a los ojos.
- Sabes que no podemos hacer esto – le dije agitada. Se sentó y me acomodo mejor sobre él.
- Ya no hay vuelta atrás, preciosa. Ya no puedo detenerme – me dijo mientras sus manos desabrochaban mis pantalones - Ya probé tus labios. Ahora quiero probar tu cuerpo, tu vitalidad, tu fuerza. Quiero estar unido a ti.
Mordí mi labios levemente y tome su rostro con mis manos, para mirarlo fijo a los ojos. No, no había nada de malo en esto.
- Después de esto, tú habrás ganado el pacto – le dije sin dejar de acariciar su rostro.
Bajó sus manos por mis caderas, para llevarse con ellas mis pantalones. Me moví un poco para que pudiera sacarlos. Los arrojó con fuerza hacia un costado. Me volvió a acomodar sobre él. Relamí mis labios y lo mire con locura.
- ¿Por qué? – me preguntó.
- Haremos el amor, y el amor es algo bueno – dije.
Besó dulcemente mis labios. Lo empuje levemente hacia atrás para que se acostara. Acaricie su fuerte pecho. Me incline hacia sus labios y lo bese. Gimió levemente, encendiendo el fuego en mí. Él, aun, tenía puesto los pantalones. El contacto del pantalón con mi piel, me estaba matando. Necesitaba sentirlo, ya. Sus fuertes manos, se movían por mis piernas. Metí mi lengua en su boca, para saborearlo más. Comencé a bajar mis labios por su mentón. Seguí bajando por su cuello, hasta su pecho. Baje más hasta su abdomen. Él respiraba pesadamente. Su mano acaricia mis cabellos. Toda su piel se erizó. Mordí cada firme músculo de su panza, robándole más de un gemido. Me volví a sentar para mirarlo. Baje mis manos a la cremallera de sus pantalones. Lentamente baje el cierre, para luego desabrochar el botón. De un solo tirón me deshice de ellos. Sonreí pervertidamente al posar mis manos sobre sus calzoncillos.
- Que extraño señor Diablo, ¿usted con calzoncillos? – le dije. Rió por lo bajo.
- Tú me los compraste, por mi yo andaría desnudo – dijo
Tenía que quitárselos, tenía que arrancárselos. Se volvió a sentar y me tomó de la cintura para acercarme más a él. Comenzó a besarme. Gemí levemente cuando una de sus manos desabrochó mi sostén.
- Tanto te deseo, tanto – susurró contra mis labios.
Arrojó mi sostén a lo lejos. Se alejó de mí boca y bajó la cabeza para tomar uno de ellos con la misma. Gemí exaltada. Mordió levemente uno de mis pezones, mientras que mis manos se perdían en sus cabellos. Subió su lengua por mi cuello, hasta mi oreja. De nuevo comenzó a murmurarme cosas que yo no entendía. Todo mi cuerpo se derritió de placer, ante su extraño y excitante lenguaje. Su voz era tan profunda.
- Liam…. – murmure agitada.
- ¿Qué? – me preguntó. Bajó su mano hasta mi culote y comenzó a quitarlo.
- ¿Qué es lo que me dices al oído? – le pregunté.
- ¿Quieres saberlo?
- Si – dije sin dejar mirarlo a los ojos.
- Barbaridades, preciosa – me dijo.
- ¿Y porque no me las dices para que las entienda?
- Porque me gusta decírtelas en mi idioma natal – me dijo y comenzó a besar mi cuello.
- Es muy excitante – dije y acaricie su espalda.
Se deshizo por completo de mi culote. Gemí levemente al sentirlo más intimo. Al sentir su sexo palpitar debajo de la maldita tela de algodón de su calzoncillo.
- Así es como Dios me trajo al mundo – le dije.
- Ha hecho un excelente trabajo – dijo y besó mis labios.
Se recostó conmigo encima. Su caliente mano pasaba por mi desnuda espalda. ¡Oh, Dios! Por donde pasa él, pasa el fuego. Me aleje un poco para deslizarme hacia abajo por su cuerpo. Quería darle lo desconocido para él, lo ajeno. Quería darle ese placer que él había creado, pero que no había podido disfrutar. Me senté sobre casi el final de sus piernas y lo mire. Levanto la cabeza para mirarme. Subí mi mano por su entrepierna y pase mi palma por su elevada erección, sobre el calzoncillo. Gruño por lo bajo. Subí mis dedos hasta el borde de ellos y comencé a bajarlos. En ningún momento quite mis ojos de él.
- Me siento tan poderosa contigo – le dije.
- ¿Por qué?
- Porque tengo a un virginal Diablo, en mis manos.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 20:
Él agarró mis hombros y gimió en respuesta a cada lametazo, mordisco, y mamada (._.) que le estaba dando. Su respuesta caliente me excitó. Me excitó a un grado mayor de necesidad de él. Lo necesitaba, ¡Cuánto lo necesitaba! Gruño profundamente y una de sus manos acaricio mis cabellos. Cerré los ojos y disfrute del momento de saborearlo. Levante la mirada y él me estaba mirando. Sonreí macabramente sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.
- ¡Oh, diablos! – gruñó y me llevó hacia sus labios.
Gemí exaltada sobre su boca. Su beso era tan apasionado que juro que en cualquier momento iba a llorar. Con un movimiento, ajeno para mí, giró sobre el colchón. Su perfecto cuerpo quedo sobre el mío. Volví a gemir al sentir su peso entre mis piernas. Se alejó un poco y me miró a los ojos.
- ¿Acaso has hecho algo conmigo de lo que yo no soy consiente? – me preguntó.
Levante unas de mis manos y acaricie su rostro. ¿Cómo iba a hacer para vivir sin él cuando todo esto acabe?
- Tú has hecho conmigo cosas que ni te imaginas – le dije.
Se inclinó y tomó mis labios con cuidado. Los truenos y relámpagos iluminaban la cuidad. No llovía solo por el mal tiempo. Dios esta enojado, lo se. ¿Seré una pecadora de por vida? ¿Acaso las puertas del paraíso se cerraran para mí? ¡Que demonios! ¡Esto es el paraíso! Su lengua se mezclo suavemente con la mía. Se alejó despacio de mi boca, llevándose sobre sus labios un leve gemido de mi parte. Comenzó a besar dulcemente mi mentón, para luego mordisquear mi mandíbula y terminar en mi oreja. Subí y baje mis manos por su fuerte espalda.
- Nunca ______, nunca en mi eterna vida había deseado tanto algo, como te deseo a ti – susurró en mi oído.
- ¿Yo soy tu pecado? – le pregunte.
- Mi más grande pecado, eres tú.
Con un movimiento, hice que girara en la cama, para quedar cómodamente sobre él. Lo mire fijo a los ojos. Aun no comprendo, porque el Diablo es tan lindo. Subió sus manos y las coloco en mi cintura. Lentamente me acomodó sobre él, gemí y apreté con una de mis manos las sabanas ante la sensación de tenerlo dentro. Comencé a moverme para sentirlo más aun. Apretó los dientes y gruñó profundamente, encendiéndome de deseo. Me incline hacia delante y capture sus labios en un tórrido beso. Sus manos acariciaron mi espalda, de arriba a bajo. Con cuidado y ternura. Se sentó en la cama, conmigo encima. Se abrazó con firmeza a mi cuerpo. Rodee su cuello con mis manos y deje que mis gemidos cayeran cerca de su oreja.
- ¿Cuándo te iras? – le pregunte agitada.
- Cuando sea hora – me contestó y comenzó a moverse más seguido.
- No quiero que te vayas – murmure.
- No pensemos en eso ahora, preciosa. Déjame saborearte, déjame probarte.
Me aferré más a él, ante la gran oleada de placer que comenzó a recorrer mi cuerpo. Cerré los ojos y deje que el éxtasis consumiera mi cuerpo. Me corrí entre sus brazos, nombrándolo agitada. Gruñó lleno de placer. Se recostó en la cama y volvió a girar para tomar verdadero control de la situación. Volví a gemir al sentirlo más hondo que antes. Era tan grande y dominante, el señor Diablo.
- Oh, Liam – lo nombre levemente. Clavó sus ojos en los míos.
- Gracias por esto, preciosa. Gracias por compartir tu cuerpo conmigo – me dijo. Mordí mi labio inferior y sonreí levemente.
- Sería capaz de compartir mi vida contigo – le dije.
Su mirada se torno extrañada, algo lo estaba perturbando. Volví a levantar una de mis manos y acaricie su rostro de nuevo. Un rayo pareció partir la cuidad. Volvió a inclinarse hacia mí y rozo sus labios con lo míos.
- Yo no soy un hombre, preciosa – dijo agitado y sin dejar de moverse – Tú vida la debes compartir con un hombre, una persona del reino de dios.
- No me importa que no seas un hombre – dije y mis ojos se humedecieron.
Tome sus labios con desesperación. Sabía que él se iba a ir y me iba a dejar no solo sin alma, sino que sin corazón también. Comenzó a moverse más seguido mientras la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba. Bajé mi mano derecha por su espalda, hasta el fin de la misma. El centro de su poder estaba caliente, ardía. Bajé más mi mano, hasta su trasero. Lo acerque más a mí, necesitaba más de él. Sentí otra vez esa gran
oleada de placer recorrer mi cuerpo. Volví a correrme al llegar a mi clímax. Se movió más rápido y se unió a mí en ese maravilloso lugar. Ambos gritamos compartiendo el éxtasis del momento. Se dejó caer sobre mí. Lo abrace con fuerza y lo apreté contra mi cuerpo. Su corazón latía con fuerza contra el mío. Su respiración estaba entrecortada como la mía. Con cuidado volvió a besar mis labios y de la misma manera quiso salir de mí.
- No, no – le dije. Me miró extrañado – Quédate conmigo.
- Claro que si, preciosa – me dijo.
Sonreí y levante la cabeza para besarlo dulcemente. Aun no había dejado de llover. Parecía que el cielo iba a caerse. Giro sobre el colchón y me dejó descansar sobre su fuerte pecho. Había algo distinto dentro de mí, algo de lo que no estoy segura. Cerré mis ojos, y dejé que el olor de su cuerpo me invadiera. ¿Qué será de mí mañana? Cuando seguramente, ya no lo tenga
Él agarró mis hombros y gimió en respuesta a cada lametazo, mordisco, y mamada (._.) que le estaba dando. Su respuesta caliente me excitó. Me excitó a un grado mayor de necesidad de él. Lo necesitaba, ¡Cuánto lo necesitaba! Gruño profundamente y una de sus manos acaricio mis cabellos. Cerré los ojos y disfrute del momento de saborearlo. Levante la mirada y él me estaba mirando. Sonreí macabramente sin dejar de hacer lo que estaba haciendo.
- ¡Oh, diablos! – gruñó y me llevó hacia sus labios.
Gemí exaltada sobre su boca. Su beso era tan apasionado que juro que en cualquier momento iba a llorar. Con un movimiento, ajeno para mí, giró sobre el colchón. Su perfecto cuerpo quedo sobre el mío. Volví a gemir al sentir su peso entre mis piernas. Se alejó un poco y me miró a los ojos.
- ¿Acaso has hecho algo conmigo de lo que yo no soy consiente? – me preguntó.
Levante unas de mis manos y acaricie su rostro. ¿Cómo iba a hacer para vivir sin él cuando todo esto acabe?
- Tú has hecho conmigo cosas que ni te imaginas – le dije.
Se inclinó y tomó mis labios con cuidado. Los truenos y relámpagos iluminaban la cuidad. No llovía solo por el mal tiempo. Dios esta enojado, lo se. ¿Seré una pecadora de por vida? ¿Acaso las puertas del paraíso se cerraran para mí? ¡Que demonios! ¡Esto es el paraíso! Su lengua se mezclo suavemente con la mía. Se alejó despacio de mi boca, llevándose sobre sus labios un leve gemido de mi parte. Comenzó a besar dulcemente mi mentón, para luego mordisquear mi mandíbula y terminar en mi oreja. Subí y baje mis manos por su fuerte espalda.
- Nunca ______, nunca en mi eterna vida había deseado tanto algo, como te deseo a ti – susurró en mi oído.
- ¿Yo soy tu pecado? – le pregunte.
- Mi más grande pecado, eres tú.
Con un movimiento, hice que girara en la cama, para quedar cómodamente sobre él. Lo mire fijo a los ojos. Aun no comprendo, porque el Diablo es tan lindo. Subió sus manos y las coloco en mi cintura. Lentamente me acomodó sobre él, gemí y apreté con una de mis manos las sabanas ante la sensación de tenerlo dentro. Comencé a moverme para sentirlo más aun. Apretó los dientes y gruñó profundamente, encendiéndome de deseo. Me incline hacia delante y capture sus labios en un tórrido beso. Sus manos acariciaron mi espalda, de arriba a bajo. Con cuidado y ternura. Se sentó en la cama, conmigo encima. Se abrazó con firmeza a mi cuerpo. Rodee su cuello con mis manos y deje que mis gemidos cayeran cerca de su oreja.
- ¿Cuándo te iras? – le pregunte agitada.
- Cuando sea hora – me contestó y comenzó a moverse más seguido.
- No quiero que te vayas – murmure.
- No pensemos en eso ahora, preciosa. Déjame saborearte, déjame probarte.
Me aferré más a él, ante la gran oleada de placer que comenzó a recorrer mi cuerpo. Cerré los ojos y deje que el éxtasis consumiera mi cuerpo. Me corrí entre sus brazos, nombrándolo agitada. Gruñó lleno de placer. Se recostó en la cama y volvió a girar para tomar verdadero control de la situación. Volví a gemir al sentirlo más hondo que antes. Era tan grande y dominante, el señor Diablo.
- Oh, Liam – lo nombre levemente. Clavó sus ojos en los míos.
- Gracias por esto, preciosa. Gracias por compartir tu cuerpo conmigo – me dijo. Mordí mi labio inferior y sonreí levemente.
- Sería capaz de compartir mi vida contigo – le dije.
Su mirada se torno extrañada, algo lo estaba perturbando. Volví a levantar una de mis manos y acaricie su rostro de nuevo. Un rayo pareció partir la cuidad. Volvió a inclinarse hacia mí y rozo sus labios con lo míos.
- Yo no soy un hombre, preciosa – dijo agitado y sin dejar de moverse – Tú vida la debes compartir con un hombre, una persona del reino de dios.
- No me importa que no seas un hombre – dije y mis ojos se humedecieron.
Tome sus labios con desesperación. Sabía que él se iba a ir y me iba a dejar no solo sin alma, sino que sin corazón también. Comenzó a moverse más seguido mientras la temperatura de nuestros cuerpos aumentaba. Bajé mi mano derecha por su espalda, hasta el fin de la misma. El centro de su poder estaba caliente, ardía. Bajé más mi mano, hasta su trasero. Lo acerque más a mí, necesitaba más de él. Sentí otra vez esa gran
oleada de placer recorrer mi cuerpo. Volví a correrme al llegar a mi clímax. Se movió más rápido y se unió a mí en ese maravilloso lugar. Ambos gritamos compartiendo el éxtasis del momento. Se dejó caer sobre mí. Lo abrace con fuerza y lo apreté contra mi cuerpo. Su corazón latía con fuerza contra el mío. Su respiración estaba entrecortada como la mía. Con cuidado volvió a besar mis labios y de la misma manera quiso salir de mí.
- No, no – le dije. Me miró extrañado – Quédate conmigo.
- Claro que si, preciosa – me dijo.
Sonreí y levante la cabeza para besarlo dulcemente. Aun no había dejado de llover. Parecía que el cielo iba a caerse. Giro sobre el colchón y me dejó descansar sobre su fuerte pecho. Había algo distinto dentro de mí, algo de lo que no estoy segura. Cerré mis ojos, y dejé que el olor de su cuerpo me invadiera. ¿Qué será de mí mañana? Cuando seguramente, ya no lo tenga
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 21:
Abrí mis ojos para encontrarme con el techo de mi habitación. Los fuertes rayos del sol entraban por la gran ventana. Gire sobre la cama y estaba sola. Me senté en la cama y tome con firmeza las sabanas.
- ¿Liam? – lo llamé.
Nadie contesto a mi llamado. Lentamente me puse de pie. Abrí la puerta de la habitación y asome mi cabeza, no había nadie en la cocina. Y tampoco en la sala y el baño. ¿Dónde está Liam? Volví a la habitación. Me senté en la cama para pensar un poco. ¿Se habrá ido? ¿No volveré a verlo? Mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Se fue – susurre y mire hacia la ventana.
Cerré los ojos y recordé la noche más maravillosa de toda mi vida. Una noche inolvidable. Sus besos, sus caricias, su respiración mezclándose con la mía. Rompí en llanto. Sentí un gran mareo y unas tremendas ganas de devolver. Me puse de pie y corrí al baño. Me tire de rodillas al inodoro, y como si hubiese comido algo que me hubiera hecho mal, comencé a devolver. Me puse de pie y me mire al espejo. Toda una vida por delante frente a mis ojos, pero ahora no puedo continuar sin él. ¿Qué ha hecho conmigo? Otra vez ese mareo. Cerré los ojos y me sostuve del lava manos. Cuando al fin se fue el mareo, me paré bien. Nada podía hacer, solo esperar a que él volviera. Ella entró al departamento. Sin pensarlo corrí a su encuentro. Me tire a sus brazos en busca de un poco de consuelo.
- ¿Qué pasó? – me preguntó preocupada.
- Solo necesito que me abraces – le dije y rompí en llanto.
- _____, dime que tienes – me rogó.
- Solo tengo miedo – dije angustiada.
- Tranquila amiga, no voy a dejarte sola – me dijo.
- No me sueltes Sea, no me sueltes.
Sea extrañada me abrazó con fuerza, no entendía mi estado. Y tampoco iba a entenderlo. Es que nadie sabe lo que yo siento ahora, lo que yo siento sin él.
Me deje caer en la cama. Mi vida había vuelto a ser la de antes. Bueno, no del todo. Otra vez al trabajo, a la rutina, a los problemas. Pero nada de él. No lo he vuelto a ver, no se nada de él. Hay veces en las que creo que estoy completamente loca y todo lo que pasó fue producto de mi imaginación. Tres largas semanas han pasado desde que se fue. El señor diablo, se fue. Sentí caer una fría lágrima por mi rostro. No he dejado de llorar. Siempre que estoy sola, lloro. Mire a mi alrededor, estaba sola en casa. Sea quiso volver a vivir conmigo, pero casi se lo prohibí. Dice que teme por mi salud. Es un poco extremista. Pero desde que él se fue, no he dejado de estar enferma. Tengo nauseas, vómitos, dolores de cabeza muy fuertes, mareos, hasta un poco de fiebre. No quiero ir al medico, es solo perder el tiempo en escuchar algo que ya se. ‘Señorita, lo que usted tiene es anemia, anemia emocional’ Puras idioteces. Me puse de pie y salí de la habitación para buscar un vaso de agua. Un profundo escalofrío recorrió mi cuerpo, detuve mis pasos en la puerta. Era la misma sensación de…
- Lo siento… – dijo provocando que mi corazón casi se saliera de lugar.
- Rachel – dije sin poder creerlo.
- Solo necesito saber una cosa – me dijo y se acercó a mí. Colocó su fría mano sobre mi panza. La mire extrañada.
- ¿Dónde esta Liam? – le pregunte rápidamente.
- No puedo decírtelo – me dijo y sus pálidos ojos se humedecieron.
- Por favor Rachel, necesito verlo. Necesito saber de él – dije mientras un nudo se formaba en mi
Se alejó perturbada de mí. La mire bien. ¿Qué hacía aquí? ¿Dónde esta Liam? Me miró fijo a los ojos, provocando más frío en mí. Dijo algo que no entendí. Creo que fue en el mismo idioma en el que me habló Liam.
- ¿Qué dijiste? – le pregunte.
- No tenemos mucho tiempo, ______ – me dijo.
- Mucho tiempo, ¿para que?
- ______… - me llamó por lo bajo.
- ¿Qué? – le dije.
- Dios quiere tu vida, por la eternidad de Liam – dijo. La mire bien.
- ¿A que te refieres? – le pregunte sin entender.
- Dios quiere tu vida, a cambio de la de Liam.
- ¿Va a morir? – pregunte mientras las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.
- Si no hacemos lo que él quiere, creo que si – me dijo.
Esto no podía estar sucediendo. No era posible. Yo no puedo permitir que Liam muera, no, no puedo permitirlo. Si Dios quiere mi vida por la de Liam, no voy a negarme. Mi vida no vale nada, sin Liam no vale nada.
Abrí mis ojos para encontrarme con el techo de mi habitación. Los fuertes rayos del sol entraban por la gran ventana. Gire sobre la cama y estaba sola. Me senté en la cama y tome con firmeza las sabanas.
- ¿Liam? – lo llamé.
Nadie contesto a mi llamado. Lentamente me puse de pie. Abrí la puerta de la habitación y asome mi cabeza, no había nadie en la cocina. Y tampoco en la sala y el baño. ¿Dónde está Liam? Volví a la habitación. Me senté en la cama para pensar un poco. ¿Se habrá ido? ¿No volveré a verlo? Mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Se fue – susurre y mire hacia la ventana.
Cerré los ojos y recordé la noche más maravillosa de toda mi vida. Una noche inolvidable. Sus besos, sus caricias, su respiración mezclándose con la mía. Rompí en llanto. Sentí un gran mareo y unas tremendas ganas de devolver. Me puse de pie y corrí al baño. Me tire de rodillas al inodoro, y como si hubiese comido algo que me hubiera hecho mal, comencé a devolver. Me puse de pie y me mire al espejo. Toda una vida por delante frente a mis ojos, pero ahora no puedo continuar sin él. ¿Qué ha hecho conmigo? Otra vez ese mareo. Cerré los ojos y me sostuve del lava manos. Cuando al fin se fue el mareo, me paré bien. Nada podía hacer, solo esperar a que él volviera. Ella entró al departamento. Sin pensarlo corrí a su encuentro. Me tire a sus brazos en busca de un poco de consuelo.
- ¿Qué pasó? – me preguntó preocupada.
- Solo necesito que me abraces – le dije y rompí en llanto.
- _____, dime que tienes – me rogó.
- Solo tengo miedo – dije angustiada.
- Tranquila amiga, no voy a dejarte sola – me dijo.
- No me sueltes Sea, no me sueltes.
Sea extrañada me abrazó con fuerza, no entendía mi estado. Y tampoco iba a entenderlo. Es que nadie sabe lo que yo siento ahora, lo que yo siento sin él.
Me deje caer en la cama. Mi vida había vuelto a ser la de antes. Bueno, no del todo. Otra vez al trabajo, a la rutina, a los problemas. Pero nada de él. No lo he vuelto a ver, no se nada de él. Hay veces en las que creo que estoy completamente loca y todo lo que pasó fue producto de mi imaginación. Tres largas semanas han pasado desde que se fue. El señor diablo, se fue. Sentí caer una fría lágrima por mi rostro. No he dejado de llorar. Siempre que estoy sola, lloro. Mire a mi alrededor, estaba sola en casa. Sea quiso volver a vivir conmigo, pero casi se lo prohibí. Dice que teme por mi salud. Es un poco extremista. Pero desde que él se fue, no he dejado de estar enferma. Tengo nauseas, vómitos, dolores de cabeza muy fuertes, mareos, hasta un poco de fiebre. No quiero ir al medico, es solo perder el tiempo en escuchar algo que ya se. ‘Señorita, lo que usted tiene es anemia, anemia emocional’ Puras idioteces. Me puse de pie y salí de la habitación para buscar un vaso de agua. Un profundo escalofrío recorrió mi cuerpo, detuve mis pasos en la puerta. Era la misma sensación de…
- Lo siento… – dijo provocando que mi corazón casi se saliera de lugar.
- Rachel – dije sin poder creerlo.
- Solo necesito saber una cosa – me dijo y se acercó a mí. Colocó su fría mano sobre mi panza. La mire extrañada.
- ¿Dónde esta Liam? – le pregunte rápidamente.
- No puedo decírtelo – me dijo y sus pálidos ojos se humedecieron.
- Por favor Rachel, necesito verlo. Necesito saber de él – dije mientras un nudo se formaba en mi
Se alejó perturbada de mí. La mire bien. ¿Qué hacía aquí? ¿Dónde esta Liam? Me miró fijo a los ojos, provocando más frío en mí. Dijo algo que no entendí. Creo que fue en el mismo idioma en el que me habló Liam.
- ¿Qué dijiste? – le pregunte.
- No tenemos mucho tiempo, ______ – me dijo.
- Mucho tiempo, ¿para que?
- ______… - me llamó por lo bajo.
- ¿Qué? – le dije.
- Dios quiere tu vida, por la eternidad de Liam – dijo. La mire bien.
- ¿A que te refieres? – le pregunte sin entender.
- Dios quiere tu vida, a cambio de la de Liam.
- ¿Va a morir? – pregunte mientras las lágrimas comenzaban a salir de mis ojos.
- Si no hacemos lo que él quiere, creo que si – me dijo.
Esto no podía estar sucediendo. No era posible. Yo no puedo permitir que Liam muera, no, no puedo permitirlo. Si Dios quiere mi vida por la de Liam, no voy a negarme. Mi vida no vale nada, sin Liam no vale nada.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 22:
La mire bien. Estaba algo rara. Últimamente siempre estaba rara. Estábamos sobre uno de las torres más altas de la cuidad. Mire fijo la oscura noche. El cielo estaba extraño, inusual. Recordé su admiración por la noche, le encantaba la noche. Como la extrañaba, como la necesitaba. Es increíble pensar que jamás sentí esto por nadie. Pero sabía que no podía estar con ella, que no debía estarlo. Fue un error dejar que eso pasara, pero no me arrepiento. Jamás podría arrepentirme. Todo había vuelto a ser como antes. Yo jugando con las almas del mundo, llenando de odio y maldad a las personas. Y fingiendo que nada me importa. Sonreí levemente y giré sobre mi mano el pedazo de vidrio roto con el que estaba jugando. Como era de esperar me corte. Solté el vidrio y mire mi palma. ¿Sangre? Nunca había sangrado al cortarme. Levante la otra mano y con uno de mis dedos toque la herida. Siseé ante el dolor. ¿Dolor? ¿Qué mier.da esta pasando? Mire a Rachel, ella me miraba fijo.
- ¿Qué es esto? – le pregunte mostrándole mi mano.
- Eso eres tú – me contestó.
- ¡No estoy para juegos, Rachel! – le grite enojado.
Ella sabe algo y no quiere decírmelo. El cielo oscuro relampagueó. Mire a mi alrededor y la volví a mirar a ella.
- ¿Qué quiere? – le pregunte. No me contestó - ¡¿QUE QUIERE?!
Rápidamente me acerque a ella, pero ni siquiera parpadeó. Me miró fijo a los ojos. Trate de leer sus pensamientos. ¡Pero que diablos! Ella no tiene pensamientos.
- Quiere la vida de ______ – me dijo. La mire bien.
- ¡Maldita sea! – dije y salí de allí.
Aparecí en su departamento. La busque con la mirada, no estaba. La llamé y nadie contestó. Golpee fuertemente la pared, provocando que quebrara.
¡Te lo juro barba, juro que si le hiciste algo te vas a arrepentir!
Salí en busca de Rachel, tenía que encontrarla y si es necesario hasta amenazarla para que me dijera en donde diablos esta ______. La divisé cerca de una de las camillas del hospital.
- ¿Dónde está? – le pregunte. Se giro a verme.
- Ya sabes donde esta, Liam – me dijo sin mirarme.
- ¿Por qué la quiere? – pregunte.
- No lo se, solo la quiere.
- ¡Tiene que tener un maldito motivo! – le grite.
- ¿Acaso no te parece que haber estado contigo no es un motivo? – me preguntó.
La mire bien. Eso es… esto es un castigo. Un maldito castigo en contra de ella, por haberme hecho sentir eso que nunca tendría que haber sentido. Pero esto no se queda así. Quiere jugar sucio, entonces vamos a jugar sucio.
- ¡¿Quieres jugar amigo, quieres?! – Pregunte mirando al cielo - ¡Entonces vamos a hacerlo, de igual a igual!
Cerré los ojos y respire profundamente. Pronto a mis oídos comenzaron a llegar gritos de dolor, de miedo, de angustia. Él tocaba lo que a mí me importaba, yo iba a jugar con lo que a él le importaba. Abrí los ojos y miré a mí alrededor.
- ¡¿Es lo que quieres?! – grite y reí con ganas – ¡Suelta a ______ y dejare de matar a tus hombres!
Giré y lo encontré frente a mí. Hace cuanto que no bajaba aquí, hace cuanto que no se animaba a presentarse en mi reino.
- ¿Dónde esta? – le pregunte.
- ¿La quieres? – me preguntó.
- No estoy de humor – lo amenacé - ¿Escuchas a tus hombres? – pregunte y sonreí levemente - ¿Quieres verlos morir, uno por uno?
- Ellos no tienen nada que ver – dijo lleno de calma.
Como detesto que nada le provoque culpa, que nada le de miedo, que nada lo angustie. ¡Oh, todo poderoso no tiene alma!
- Quiero que dejes a ______ – dije sin dejar de mirarlo.
- ¿Qué me das a cambio de ella? – preguntó.
- Ya te dije que es lo que va a pasar si no me la das – le conteste.
Sonrió levemente y palmeó unas cuantas veces. Como siempre que hacía eso, aparecimos en ese celestial lugar. El cielo. Mire a mí alrededor. Y allí la vi a ella acostada sobre un extraño mueble.
- ______ – la llame y quise acercarme a ella, pero él se puso en mi camino.
- No puede escucharte, ella ahora es mía – me dijo. Lo miré coléricamente.
- ¿Qué es lo quieres? – le pregunte.
- Hay algo que no sabes, Liam – dijo y caminó hacia ______.
Se acercó más a ella y con cuidado colocó su mano sobre su vientre. Lo mire extrañado. ¿Qué diablos estaba haciendo?
- ¿Qué es lo que estas haciendo? – pregunte sin entender.
- Habíamos dicho que no podías hacerlo. Eso era un trato, un acuerdo, como quieras llamarlo.
- ¿Qué pretendes, hermano? – le dije soltando una risa nerviosa – Soy el diablo.
- Liam – me llamó.
- Suéltala, porque voy a destruir tu maldito mundo si no lo haces – lo amenacé.
- ______ está embarazada.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 23:
Lo mire bien y luego la mire a ella. Eso no era verdad, él solo estaba jugando conmigo, jugando con mis emociones. Emociones que jamás pensé sentir, pensé tener. ¿Un hijo? Maldita sea barba, no juegues conmigo.
- ¿Qué? – dije luego de unos segundos.
Él caminó hasta mí y se colocó a mi lado para mirar hacia _____. Gire mi cabeza para observarlo.
- No te estoy mintiendo, si estas pensando eso. Tú sabes que yo no miento, eso no es de mi agrado – me dijo.
- ¿Qué quieres de ella? – le pregunte apretando los dientes.
- ______ me dio su vida a cambio de tu eternidad, amigo – dijo.
Lo mire sin poder creerlo. ¿Qué mier.da era lo que estaba pensando esta chica para hacer una cosa así?
- Ya te lo dije, hermano. La dejas ir o vamos a estar en serios problemas – dije amenazante. Él rió por lo bajo.
- ¿Quieres saber que será tu bebe? – me preguntó. No dije nada. Solo me quede quieto en mi lugar – Va a ser un varón.
- ¡NO JUEGUES MÁS CONMIGO! – le grite.
- Ya te dije que no te estoy mintiendo, Liam.
- Entonces, déjala – le dije y quise acercarme de nuevo a ella.
Pero para mi desgracia, ese lame botas de Gabriel se metió en mi camino. Lo mire con furia, pero el maldito albino ni siquiera parpadeó.
- ¡Quítate de mi camino, lame botas! – le exigí.
- No puedes acercarte a ella, Liam. No puedes tocarla, no puedes hablarle. E intenta no mirarla. – me dijo.
- Oh Gabriel, no estoy para tus juegos de ángel perfecto – dije e intente acercarme de nuevo. Otra vez él no me dejó.
- Si solo hubieras cumplido tu pacto – me dijo el ricitos de oro – Esta pobre mujer ahora no cargaría en su vientre al hijo del pecado.
- ¡No hables así de mi hijo! – le gruñí cuando lo escuche.
- Ya Gabriel, déjalo en paz – dijo Dios con tono divertido.
- Tú lo quisiste así, barba. Ahora vamos a ver quien es más débil – dije.
Comencé a buscar a Rachel, maldita sea ella tiene toda la culpa. ¿Por qué diablos no me dijo antes lo que él quería? Ahora mi hijo no tiene derecho a nacer, porque es mi hijo. Eso no es justo y tampoco es justo que dios pueda tener hijos y yo no. La encontré sentada en una vereda, esperando seguramente lo que sería otra muerte.
- Ahora mismo me das tu agenda – le dije. Me miró bien.
- ¿Qué? – me preguntó y se puso de pie.
- Aquí va a correr sangre, Rachel. Así que prepara una bolsa nueva para las almas que vas a llevarle al todopoderoso.
- Liam, tú no puedes hacer eso – me dijo.
- ¿A no? ¿Quién va a impedírmelo? ¿Tú? No lo creo – le dije.
Tome con algo de furia lo que estaba buscando y sin seguir dando vueltas me desaparecí de allí.
Ellos dormían, siempre lo hacían cuando yo no estaba ahí. Y ellos iban a hacer todo lo que yo tenía pensado que hicieran. Siempre fueron mis compañeros, y ahora se que de algún modo ellos me quieren.
- ¡Arriba, perezosos! – dije elevando mi voz.
Todos abrieron sus ojos y rápidamente quisieron atacarme. Pero colocando mi mano frente a ellos, no lo hicieron.
- Hoy no estoy para juegos, muchachos – les dije.
Uno de ellos abrió sus gigantescas y negras alas para lanzar un horrible chillido. Esperé a que terminara.
- Ya, ya deja de quejarme Milias. Tengo algo para ustedes – le dije y sonreí levemente.
Comencé a escuchar lo que tanto me gustaba escuchar. Gritos, desesperación, desgracia, miedo, dolor, sufrimiento. Todo eso que alimentaba mi oscura alma. Pero de repente eso no causó nada en mí. Nada. Lo único que yo quería era que _____ estuviera bien, y que Él la dejara vivir. A ella y a mi hijo. De repente Rachel se apareció frente a mí. La mire bien.
- Tú no quieres esto, Liam. Lo único que quieres es que ella este bien. Pero se que no quieres destruir el mundo – me dijo. La mire y reí irónicamente.
- Tú no sabes nada, Rachel. Nada – le dije. Se acercó más a mí y se sentó a mi lado.
- Se que la amas – dijo.
- Yo no puedo sentir eso, porque eso es una mi.erda – dije enojado.
- Solo debes escuchar a tu corazón, y veraz que algo se te ocurrirá – me dijo y desapareció.
Tal vez ella tenga razón. Tal vez solo deba ir y rogárselo, ir y negociar. ¡Eso es! Tengo que negociar con él. Llegué a ese lugar y como tantas veces, esa maldita luz lastimo mis ojos. La puerta estaba abierta y allí la vi a ella. Estaba acostada en la cama. Los ojos cerrados y las manos sobre su vientre. No había nadie en la habitación, comencé a acercarme a ella. Cuando estuve lo bastante cerca, estire mi mano y toque la suya. Estaba fría.
- Tú no tienes la culpa Liam, ella quiso esto – me habló él. Gire a verlo.
- Por lo que más quieras déjala ir – le dije.
- Eso no es posible amigo.
- Te doy mi eternidad por ella.
- ¿Qué? – preguntó sorprendido.
- Eso, que dejó de ser el diablo por la vida de ______.
Sus ojos se abrieron bien, para mirarme fijo. Se quedó callado por un largo rato. Y eso ya me estaba poniendo nervioso, más nervioso de lo que ya estaba. Volví mi mirada a _____, necesitaba abrasarla, besarla. Saber que ella iba a estar bien.
- ¡Eso es amigo! – dijo de repente y se acercó a abrasarme. ¿Qué demonios era lo que estaba haciendo? Lo alejé de mí – ¡Eso era lo que quería escuchar! ¡Eso!
- ¿De que diablos estas hablando? – le pregunte.
- De pensar por primera vez en alguien más que en ti – me dijo y se acercó a ______ – Yo no iba a quedarme con ______, no puedo hacer eso. Solo hice todo esto para que reaccionaras y te dieras cuenta de las cosas.
- ¡¿DE QUE COSAS ME ESTAS HABLANDO?! – dije totalmente sacado de mí, por no entender nada de lo que estaba pasando.
- Te estoy hablando de amor, de entrega, de todo eso que creías que no podías sentir porque eres el diablo.
- ¿Estuviste bromeando conmigo? – le pregunte.
- Solo un poco – dijo divertido – Jamás podría quedarme con tu eternidad y ya sabes porque. Aunque no quieras aceptarlo, sabes que somos hermanos…
- No, no. No hace falta que me lo recuerdes – le dije.
- Ahora eres libre, puedes hacer lo que mejor creas para ella y para el niño. Eres el señor diablo, así que piénsalo.
De repente él ya no estaba. Solo estábamos ______ y yo en la habitación del departamento de ella. Ella estaba acostada en la cama, durmiendo profundamente. La miré fijo ¿Qué era lo que debía hacer ahora? ¿Dejarla y que críe sola a nuestro hijo? Eso va a ser lo mejor, para ella y para él.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Capítulo 24: FINAL.
Where HE goes, goes the FIRE.
Comencé a despertar, un pequeño dolor de cabeza hizo que me mi cuerpo doliera. Con cuidado me senté en la cama. Mire a mi alrededor y nadie estaba allí. ¿Dónde esta Liam? Con mucho más cuidado me bajé de la cama y un terrible mareo hizo que tuviera ganas de vomitar. Rápidamente corrí hacia la puerta de mi habitación y cuando la abrí me quedé quieta, él estaba ahí.
- Liam… – susurre y mis ojos se humedecieron.
- Hola preciosa – me dijo.
Sin pensarlo me acerque a él y lo abrase con fuerza. Sentí su inmediata respuesta, que hizo que mi piel se erizara.
- ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó? – le pregunte mientras me alejaba de él para mirarlo.
- No pasó nada. Pero debo irme ______ – dijo. Lo mire aterrada.
- No, no. ¿Qué hay de mi alma? Aún no sé lo que quiero – dije rápidamente.
- Ya no quiero tu alma. Jamás podría llevarme tu alma.
- Pero hicimos un… trato – dije nerviosa.
- Ya no más preciosa, ahora yo me vuelvo de donde nunca me tuve que haber ido. Ellos me esperan.
- Te amo Liam, te amo y no quiero perderte – le dije mientras las lágrimas salían de mis ojos. Se acercó a mí y tomó mi rostro con sus manos.
- Es mejor perderme que encontrarme, preciosa – dijo sin dejar de mirarme a los ojos.
- Bésame Liam, bésame – dije sin dejar de llorar.
Apenas le dije eso sentí su boca sobre la mía y la sensación más linda del mundo invadió mi cuerpo. ¿Por qué me había enamorado del diablo? ¿Por qué encontré el amor en alguien completamente imposible? Pero este es un imposible de verdad, no como pasa en las novelas. Que al final siempre termina con él.
Sus labios tomaban con cuidado los míos, mientras mis lágrimas mojaban nuestro beso. No podía dejarlo, no quería dejarlo ir. Levante mis brazos y los coloque detrás de su cuello, para acercarlo más a mí. Despacio se alejó de mi boca. Abrí mis ojos para míralo. Acarició mi rostro.
- Debes olvidar todo esto preciosa, solo olvidarlo – me dijo y comenzó a alejarse más de mí. Algo tenía que hacer, él no podía irse.
- ¡Ya se lo que quiero por mi alma! – dije fuerte ya que él estaba casi llegando a la puerta. Se giró a verme – Quiero pasar el resto de la eternidad contigo.
Me miró fijo, para luego sonreír levemente. Yo también lo hice. Pero otra vez ese horrible mareo vino a mí, estaba vez no pude aguantarlo.
Corrí al baño y me arrodillé frente a retrete. Sentí como él se acercaba a mí. Cuando al fin ese horrible mareo se fue me puse de pie y lavé mi boca. Me giré a verlo.
- No sé por qué, pero no dejo de marearme y vomitar – le dije.
Sus ojos miel tomaron un particular brillo. Se acercó más a mí y colocó su mano sobre mi panza. Mire su mano, para luego mirarlo a los ojos.
- ¿Qué sucede? – le pregunte.
- ______, estás embarazada – me dijo. Por un segundo mi corazón dejó de latir. Lo mire bien. Él estaba bromeando conmigo.
- ¿Qué? – dije luego de un rato.
- Vamos a ser papás, preciosa.
- Pero eso es imposible, nosotros solo estuvimos la otra noche y…
Claro que es posible, él es el diablo. Esto era increíble ¿Yo embarazada? Jamás pensé en ser mamá, y mucho menos tener un hijo del señor diablo. Pero nada me hace más feliz que saber esto. Voy a tener un bebe, un bebe del hombre que amo.
- Por eso va a ser mejor que yo me vaya. Para que nuestro bebé no, no sea el hijo del diablo – dijo .
- No, no tú no te vas a ningún lado. Yo ya te dije lo que quiero por mi alma, y me lo vas a dar Liam. Más ahora que vas a ser papá.
Me miró fijo a los ojos, tratando de intimidarme como siempre lo hacía. Pero esta vez no pudo, esta vez no me intimidó.
- Te amo – me dijo. Otra vez mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Yo también te amo – le dije y me acerque a besarlo de nuevo.
Where HE goes, goes the FIRE.
Comencé a despertar, un pequeño dolor de cabeza hizo que me mi cuerpo doliera. Con cuidado me senté en la cama. Mire a mi alrededor y nadie estaba allí. ¿Dónde esta Liam? Con mucho más cuidado me bajé de la cama y un terrible mareo hizo que tuviera ganas de vomitar. Rápidamente corrí hacia la puerta de mi habitación y cuando la abrí me quedé quieta, él estaba ahí.
- Liam… – susurre y mis ojos se humedecieron.
- Hola preciosa – me dijo.
Sin pensarlo me acerque a él y lo abrase con fuerza. Sentí su inmediata respuesta, que hizo que mi piel se erizara.
- ¿Dónde estabas? ¿Qué pasó? – le pregunte mientras me alejaba de él para mirarlo.
- No pasó nada. Pero debo irme ______ – dijo. Lo mire aterrada.
- No, no. ¿Qué hay de mi alma? Aún no sé lo que quiero – dije rápidamente.
- Ya no quiero tu alma. Jamás podría llevarme tu alma.
- Pero hicimos un… trato – dije nerviosa.
- Ya no más preciosa, ahora yo me vuelvo de donde nunca me tuve que haber ido. Ellos me esperan.
- Te amo Liam, te amo y no quiero perderte – le dije mientras las lágrimas salían de mis ojos. Se acercó a mí y tomó mi rostro con sus manos.
- Es mejor perderme que encontrarme, preciosa – dijo sin dejar de mirarme a los ojos.
- Bésame Liam, bésame – dije sin dejar de llorar.
Apenas le dije eso sentí su boca sobre la mía y la sensación más linda del mundo invadió mi cuerpo. ¿Por qué me había enamorado del diablo? ¿Por qué encontré el amor en alguien completamente imposible? Pero este es un imposible de verdad, no como pasa en las novelas. Que al final siempre termina con él.
Sus labios tomaban con cuidado los míos, mientras mis lágrimas mojaban nuestro beso. No podía dejarlo, no quería dejarlo ir. Levante mis brazos y los coloque detrás de su cuello, para acercarlo más a mí. Despacio se alejó de mi boca. Abrí mis ojos para míralo. Acarició mi rostro.
- Debes olvidar todo esto preciosa, solo olvidarlo – me dijo y comenzó a alejarse más de mí. Algo tenía que hacer, él no podía irse.
- ¡Ya se lo que quiero por mi alma! – dije fuerte ya que él estaba casi llegando a la puerta. Se giró a verme – Quiero pasar el resto de la eternidad contigo.
Me miró fijo, para luego sonreír levemente. Yo también lo hice. Pero otra vez ese horrible mareo vino a mí, estaba vez no pude aguantarlo.
Corrí al baño y me arrodillé frente a retrete. Sentí como él se acercaba a mí. Cuando al fin ese horrible mareo se fue me puse de pie y lavé mi boca. Me giré a verlo.
- No sé por qué, pero no dejo de marearme y vomitar – le dije.
Sus ojos miel tomaron un particular brillo. Se acercó más a mí y colocó su mano sobre mi panza. Mire su mano, para luego mirarlo a los ojos.
- ¿Qué sucede? – le pregunte.
- ______, estás embarazada – me dijo. Por un segundo mi corazón dejó de latir. Lo mire bien. Él estaba bromeando conmigo.
- ¿Qué? – dije luego de un rato.
- Vamos a ser papás, preciosa.
- Pero eso es imposible, nosotros solo estuvimos la otra noche y…
Claro que es posible, él es el diablo. Esto era increíble ¿Yo embarazada? Jamás pensé en ser mamá, y mucho menos tener un hijo del señor diablo. Pero nada me hace más feliz que saber esto. Voy a tener un bebe, un bebe del hombre que amo.
- Por eso va a ser mejor que yo me vaya. Para que nuestro bebé no, no sea el hijo del diablo – dijo .
- No, no tú no te vas a ningún lado. Yo ya te dije lo que quiero por mi alma, y me lo vas a dar Liam. Más ahora que vas a ser papá.
Me miró fijo a los ojos, tratando de intimidarme como siempre lo hacía. Pero esta vez no pudo, esta vez no me intimidó.
- Te amo – me dijo. Otra vez mis ojos se llenaron de lágrimas.
- Yo también te amo – le dije y me acerque a besarlo de nuevo.
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
Dos años después.
- ¡Jared Payne! – lo reprendí.
Se giró a verme. Tenía los ojos de su padre y mi pelo. Tenía su sonrisa y mi nariz. Era lo más hermoso que podía existir en este mundo. Sonrió mostrándome todos los dientes que tenía. Era tan pícaro, sabía como comprarme.
- ¿Qué te ha dicho mamá de hacerle cosas al gato? – le pregunte.
Tomé a nuestra pobre mascota, que otra vez estaba cambiada de color y la llave a la habitación de al lado.
- ¿Papi? – me dijo buscándolo con la mirada.
-Ya debe estar por llegar – le dije.
Se puso de pie y comenzó a caminar hacia mí. Lo mire sin poder creerlo, estaba dando sus primeros pasos. Jared tenía apenas 1 año y tres meses. Aun era muy chiquito, y ya hacía varias cosas que los demás bebes no podían hacer. Como por ejemplo mover cosas, cambiar de color al gato y jugar con su padre a hacerme enojar. Aun no puedo creer que ya hayan pasado dos años desde que mi vida cambió por completo. Que cambió por unas pocas palabras que dije una noche: ‘Le vendo mi alma al diablo…’ La puerta de casa se abrió.
- ¿Acaso estas pensando en venderme tu alma de nuevo? – me preguntó entrando.
Sonreí al verlo. Estaba llegando del trabajo, ¿Pueden creerlo? Decidió hacer lo que hacen los hombres normales. Trabajar y ganar dinero para la familia.
Jared lo miró y sin pensarlo caminó hacia él.
- ¡Mira, esta caminando preciosa! – Me dijo y cuando el pequeño estuvo cerca de él y lo alzó en brazos – Hola campeón.
- Es un bebé muy inteligente. Y ha cambiado de nuevo al gato – le dije recordando aquello.
Con nuestro hijo en brazos se acercó a mí y depositó un suave y delicado beso en mis labios.
- Sabes que no puede controlar sus poderes aún – dijo y lo dejó en suelo de nuevo.
- ¿Cómo te ha ido en el trabajo? – le pregunte y me acerque a abrazarlo. Coloque mi cabeza en su pecho.
- Como siempre. No me faltan ganas de hacerle algo al pesado de Richard
- Ya lo hablamos Liam, nada de cosas malas en el trabajo. Ni en casa.
- ¡Pero es insoportable! – me alejé de él.
- Lo sé, tuve que soportarlo – le dije.
Se sentó en el sillón y me hizo una seña para que me sentara sobre sus piernas. Me senté sobre él y acomodé su cabello. Lo mire fijo a los ojos, y él fuego ardió en mí. Él sonrió de esa manera que tanto me gusta.
- Llame a Rach, para que viniera por Jared – me dijo.
Como detesto que sepa en lo que estoy pensando. Gire la cabeza para ver a nuestro bebé. Jugaba entretenido con sus cosas, e intentaba hacer algo que yo no entendía.
- ¿Y para que? – le pregunte haciéndome la tonta. Se acercó a mi oído.
- Para que tú y yo fabriquemos otro bebé. No creo que quieras que Jared sea hijo único y no tenga con quien jugar – me susurró.
- ¿Y acaso le dijiste eso a tu hermana? – le pregunte divertida.
- Pues claro. Dijo que encantada vendría a buscarlo para que juntos hicieran el trabajo de ella.
- Liam, sabes que no me gusta que Jared haga esas cosas.
- ______, sabes que Jared no es un bebé común. Y además Rachel dice que a las personas les gusta verlo antes de morir. Les da como una sensación se paz. Aunque no entiendo porque.
- Podrá ser el hijo del ser más temido del mundo. Pero te aseguró que él no tiene nada de tenebroso.
- Ya veras cuando crezca lo tenebroso que será – me dijo divertido.
La puerta sonó dos veces y mi cuñada entró por ella. Jared la miró y rió divertido para luego estirar sus brazos en petición de upa. Le encantaba ver a su tía. Yo no entendía muy bien el porque. Rachel sonrió y lo alzó.
- ¿Cómo está el bebé más lindo del mundo? – le preguntó.
- Hola Rach – la saludó Liam.
- ¿Cómo estas hermanito? Hola ______ – me dijo y sonrió – Bueno este bebé y yo ya nos vamos porque creo que ustedes dos tienen varias cosas que hacer.
- Ya lo tienes claro hermanita – dijo Liam. Lo golpeé levemente. Él rió.
- Si se pone irritado, tráelo Rach – le dije.
- Quédate tranquila, nosotros sabemos como divertirnos. Adiós – dijo y desapareció con él.
El silencio se hizo presente en la casa. Yo aun estaba sentada sobre sus piernas. Acaricie sus cabellos y luego bajé mi mano a su camisa. Desabroche los primeros cuatro botones.
- Ya no puedes aguantarte ¿Verdad? – me dijo.
- Solo te pongo un poco más cómodo – dije divertida.
- No te hagas cielo, si encanta que te haga el amor.
- ¿Y como no me va a encantar? Si por donde pasas tú, pasa el fuego.
FIN.
HOLAAA! Se que me desaparecí por un tiempo , perdón si? , pero acá vine a terminar la novela :) ...Ojala les aya gustado , gracias por leerla
- ¡Jared Payne! – lo reprendí.
Se giró a verme. Tenía los ojos de su padre y mi pelo. Tenía su sonrisa y mi nariz. Era lo más hermoso que podía existir en este mundo. Sonrió mostrándome todos los dientes que tenía. Era tan pícaro, sabía como comprarme.
- ¿Qué te ha dicho mamá de hacerle cosas al gato? – le pregunte.
Tomé a nuestra pobre mascota, que otra vez estaba cambiada de color y la llave a la habitación de al lado.
- ¿Papi? – me dijo buscándolo con la mirada.
-Ya debe estar por llegar – le dije.
Se puso de pie y comenzó a caminar hacia mí. Lo mire sin poder creerlo, estaba dando sus primeros pasos. Jared tenía apenas 1 año y tres meses. Aun era muy chiquito, y ya hacía varias cosas que los demás bebes no podían hacer. Como por ejemplo mover cosas, cambiar de color al gato y jugar con su padre a hacerme enojar. Aun no puedo creer que ya hayan pasado dos años desde que mi vida cambió por completo. Que cambió por unas pocas palabras que dije una noche: ‘Le vendo mi alma al diablo…’ La puerta de casa se abrió.
- ¿Acaso estas pensando en venderme tu alma de nuevo? – me preguntó entrando.
Sonreí al verlo. Estaba llegando del trabajo, ¿Pueden creerlo? Decidió hacer lo que hacen los hombres normales. Trabajar y ganar dinero para la familia.
Jared lo miró y sin pensarlo caminó hacia él.
- ¡Mira, esta caminando preciosa! – Me dijo y cuando el pequeño estuvo cerca de él y lo alzó en brazos – Hola campeón.
- Es un bebé muy inteligente. Y ha cambiado de nuevo al gato – le dije recordando aquello.
Con nuestro hijo en brazos se acercó a mí y depositó un suave y delicado beso en mis labios.
- Sabes que no puede controlar sus poderes aún – dijo y lo dejó en suelo de nuevo.
- ¿Cómo te ha ido en el trabajo? – le pregunte y me acerque a abrazarlo. Coloque mi cabeza en su pecho.
- Como siempre. No me faltan ganas de hacerle algo al pesado de Richard
- Ya lo hablamos Liam, nada de cosas malas en el trabajo. Ni en casa.
- ¡Pero es insoportable! – me alejé de él.
- Lo sé, tuve que soportarlo – le dije.
Se sentó en el sillón y me hizo una seña para que me sentara sobre sus piernas. Me senté sobre él y acomodé su cabello. Lo mire fijo a los ojos, y él fuego ardió en mí. Él sonrió de esa manera que tanto me gusta.
- Llame a Rach, para que viniera por Jared – me dijo.
Como detesto que sepa en lo que estoy pensando. Gire la cabeza para ver a nuestro bebé. Jugaba entretenido con sus cosas, e intentaba hacer algo que yo no entendía.
- ¿Y para que? – le pregunte haciéndome la tonta. Se acercó a mi oído.
- Para que tú y yo fabriquemos otro bebé. No creo que quieras que Jared sea hijo único y no tenga con quien jugar – me susurró.
- ¿Y acaso le dijiste eso a tu hermana? – le pregunte divertida.
- Pues claro. Dijo que encantada vendría a buscarlo para que juntos hicieran el trabajo de ella.
- Liam, sabes que no me gusta que Jared haga esas cosas.
- ______, sabes que Jared no es un bebé común. Y además Rachel dice que a las personas les gusta verlo antes de morir. Les da como una sensación se paz. Aunque no entiendo porque.
- Podrá ser el hijo del ser más temido del mundo. Pero te aseguró que él no tiene nada de tenebroso.
- Ya veras cuando crezca lo tenebroso que será – me dijo divertido.
La puerta sonó dos veces y mi cuñada entró por ella. Jared la miró y rió divertido para luego estirar sus brazos en petición de upa. Le encantaba ver a su tía. Yo no entendía muy bien el porque. Rachel sonrió y lo alzó.
- ¿Cómo está el bebé más lindo del mundo? – le preguntó.
- Hola Rach – la saludó Liam.
- ¿Cómo estas hermanito? Hola ______ – me dijo y sonrió – Bueno este bebé y yo ya nos vamos porque creo que ustedes dos tienen varias cosas que hacer.
- Ya lo tienes claro hermanita – dijo Liam. Lo golpeé levemente. Él rió.
- Si se pone irritado, tráelo Rach – le dije.
- Quédate tranquila, nosotros sabemos como divertirnos. Adiós – dijo y desapareció con él.
El silencio se hizo presente en la casa. Yo aun estaba sentada sobre sus piernas. Acaricie sus cabellos y luego bajé mi mano a su camisa. Desabroche los primeros cuatro botones.
- Ya no puedes aguantarte ¿Verdad? – me dijo.
- Solo te pongo un poco más cómodo – dije divertida.
- No te hagas cielo, si encanta que te haga el amor.
- ¿Y como no me va a encantar? Si por donde pasas tú, pasa el fuego.
FIN.
HOLAAA! Se que me desaparecí por un tiempo , perdón si? , pero acá vine a terminar la novela :) ...Ojala les aya gustado , gracias por leerla
Miika_Directioner
Re: ~Un pacto con el Diablo~(Liam Payne Y Tu)
DIOOOOOOOOOOOOOOS.
Nose porque, pero el ultimo capitulo fue muy shockeante (¿existe esa palabra? duh), me hizo llorar.
Que loquillo ese Jared, la verdad.
Ame tu novela, escribes genial.
¿Va a ver segunda temporada? di que si, di que si :sad:
Pd: te deje un mp.
Nose porque, pero el ultimo capitulo fue muy shockeante (¿existe esa palabra? duh), me hizo llorar.
Que loquillo ese Jared, la verdad.
Ame tu novela, escribes genial.
¿Va a ver segunda temporada? di que si, di que si :sad:
Pd: te deje un mp.
Abbi.
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