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Gráficos por y codes hechos por Kaffei e Insxne.
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"NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
25 de Junio, 9527 A.C.
Mediodía
Mediodía
Nicholas se despertó con el sonido de la pena absoluta. Alguien lloraba como si el corazón se le estuviera destrozando. Parpadeando, vio que la luz brillante del sol entraba por las ventanas abiertas.
La cabeza le latía atrozmente al levantarse de la cama y casi se cayó cuando el estómago le dio un agudo vuelco. No se había levantado tan mareado desde que abandonó la casa de Estes. Se sentía como si le hubieran metido una sobredosis de algo.
Artemisa.
En la cegadora luz, recordó su “regalo”. Más que eso, la recordó sosteniendo un cuchillo sobre él mientras debatía si le mataba o no.
—Jodida puta —gruñó.
Un instante después las puertas se abrieron de golpe. El sonido le resonó tan fuerte en la cabeza que le hizo encogerse y la cabeza le latió aún más.
—No tan fuerte —susurró.
Lo siguiente que supo era que Styxx le agarraba de la garganta. Le empujaba contra la cama y se ponía a horcajadas sobre él.
—¿Estás borracho?
Nicholas negó con la cabeza.
Styxx le abofeteó. Cogió la bolsa de hierbas que había sobre la mesilla y se la tiró a Nicholas a la cara.
—Puta inútil. Yaciendo ahí, bebiendo y drogándote mientras asesinaban a mi hermana. —Styxx le golpeaba una y otra vez.
Nicholas intentó bloquear los golpes pero tenía los músculos y las reacciones agarrotadas por las drogas de Artemisa. Le llevó todo un minuto que aquellas palabras atravesaran la niebla de su mente.
—¿Qué has dicho?
—¡Ryssa está muerta, cabrón!
¡No! La negación resonaba en su cabeza. No había oído bien. Styxx era un gilipollas.
Seguramente ni siquiera los dioses que le odiaban le habrían hecho algo así.
Olvidándose de Styxx, Nicholas se forzó a salir de la cama y se dirigió a trompicones hacia las habitaciones de Ryssa. Ignorante del hecho de que estaba desnudo, anduvo hasta que se encontró con el rey que sostenía a Ryssa en los brazos. Parecía una muñeca. Tenía la cara azul y su cuerpo...
Se atragantó ante lo que vio. La habían hecho pedazos. La cara y el cuerpo estaban lacerados por algo que parecían garras. Había sangre por toda la cama y el suelo. Cayendo de rodillas, Nicholas no podía respirar ni pensar salvo en la agonía de lo que estaba viendo.
Ryssa estaba muerta.
Y fue entonces, cuando allí en el suelo ante él, vio a Apollodorus y a la niñera. Ambos ensangrentados. Ambos muertos.
Nicholas golpeó la cabeza contra el suelo de piedra, intentando lo mejor que podía aclararse la niebla que tenía en la mente. Intentando sentir algo que no fuera el corazón destrozado.
—Les oí... —susurró cuando la realidad de la noche anterior le golpeó con puños más poderosos que cualquiera de los que le hubieran golpeado antes.
¡Maldita seas, Artemisa! Tenía los poderes de un dios pero no el poder de volver atrás y salvar a las dos únicas personas que le habían amado como nunca. ¿Y por qué? ¡Por qué esa puta le había drogado!
Gritó de angustia.
En ese instante, en su mente, vio desarrollarse todos los acontecimientos. Vio a los que entraron en la habitación por la ventana asesinándolos. Oyó a Ryssa llamándole pidiendo socorro.
Oyó a Apollodorus gritar otra vez llamando a su tío...
De repente, algo le golpeó en las costillas. La fuerza del golpe le lanzó de costado. Al levantar la vista vio la cara furiosa de Styxx mientras le pateaba el estómago. Y después su gemelo estaba encima, golpeándole la cabeza contra el suelo una y otra vez.
—¿Por qué no te ha pasado a ti, gusano insignificante?
Nicholas ni siquiera pensaba en protegerse. En ese momento quería morirse también. Ya no tenía ninguna razón para seguir viviendo. Ryssa y Apollodorus se habían ido.
Incluso Artemisa había querido matarle.
Una rabia impotente le recorrió. Rugiendo de rabia, apartó a Styxx pero antes de que pudiera ponerse de pie, una luz brillante explotó por toda la habitación. Nicholas levantó el brazo para protegerse los ojos cuando Apolo se manifestó.
Hubo un completo silencio mientras el dios miraba lentamente por toda la habitación, absorbiendo cada detalle. Incluso el rey había dejado de llorar esperando la reacción del dios.
Apolo no habló cuando vio que Ryssa yacía muerta en los brazos de su padre y el cuerpo sin vida de su hijo todavía en los brazos de la niñera asesinada salvajemente.
—¿Quién ha hecho esto? —preguntó Apolo entre los dientes apretados.
Styxx señaló a Nicholas.
—Él les ha dejado morir.
Antes de que Nicholas pudiera pensar en negar las palabras, Apolo se giró y le dio tan fuerte con el puño que lo levantó y lo estrelló contra la pared a tres metros del suelo.
A Nicholas le dolía todo el cuerpo cuando cayó al suelo. Apolo le cogió del pelo y tiró de la cabeza. Nicholas intentó alejarse pero todavía tenía demasiado débiles los músculos.
El dios le abofeteó con el revés de la mano. La sangre y el dolor explotaron al romperle la nariz y partirle los labios. Apolo le cayó encima con tanta furia que Nicholas no podía recobrarse de un golpe antes de que le diera otros dos.
—¡Artemisa! —gritó Nicholas necesitando su ayuda para calmar a su hermano.
—No te atrevas a pronunciar el nombre de mi hermana, puta rastrera. —Apolo sacó una daga de su cintura y agarrando la lengua de Nicholas, se la cortó.
Nicholas se atragantó al llenársele la boca de sangre. Un dolor inimaginable lo inundó, hasta el punto de que todo en lo que podía pensar era en intentar arrastrarse lejos del alcance de Apolo.
Pero Apolo le cogió de la garganta en un apretón tan fuerte que dejó una quemadura de la palma de su mano en la piel.
—¡Akri! ¡Ni! —los gritos de Xiamara llenaron la habitación cuando apareció sobre él y se lanzó sobre Apolo. Apartó al dios de un golpe y se colocó entre ellos.
—Fuera de mi camino, demonio —exigió Apolo.
Su respuesta fue lanzarse hacia el dios. Ambos se enredaron en un borrón de luz y plumas mientras se golpeaban el uno al otro.
Las lágrimas se deslizaban de los ojos de Nicholas mientras luchaba contra el dolor que le arrastraba a la inconsciencia. Con el único pensamiento de matar a Apolo, se arrastró hasta donde el cuchillo había caído. Su propia sangre cubría la hoja. Con una furia nacida de la pena y de todos los años de abusos, Nicholas lo cogió y se volvió hacia los combatientes.
Ryssa no había significado nada para Apolo. No más de lo que él significaba para Artemisa. Su hermana aborrecía al dios y ahora el cabrón actuaba como si su muerte significara algo para él.
No era justo y por los dioses que le habían engendrado no iba a dejar que el dios siguiera atacando a la demonio de su madre. Su furia prendió fuego a la hoja haciendo que brillara mientras corría hacia ellos.
Nicholas fijó la vista en Apolo y se olvidó de la pelea. Todo lo que podía pensar era en acuchillar el cruel corazón del dios. Pero al alcanzar a Apolo, el dios empujó hacia atrás a Xiamara contra Nicholas. Se volvió hacia él con los ojos desorbitados y se le encogió el estómago cuando se dio cuenta de que Apolo había empujado a la demonio contra el cuchillo.
Nicholas sintió que su sangre le empapaba la mano. Mirándose la herida ella retrocedió con un gritito de dolor. Quería decirle algo, pero era imposible sin lengua. La abrazó contra él mientras ella luchaba por respirar.
Ella levantó una mano ensangrentada y se la puso sobre la mejilla.
—Apollymi te quiere —le susurró en Caronte, una lengua que de alguna manera, entendía aunque no la había oído hablar antes—. Protege a tu madre, Apostolos. Sé fuerte por ella y por mí —entonces la luz se apagó en sus ojos y su último aliento salió de su cuerpo.
Nicholas echó atrás la cabeza e intentó desahogar la furia de su interior. Pero sólo exhaló un grito estrangulado. Cogiendo el cuchillo, se giró hacia Apolo.
Apolo cogió su mano y le arrancó el cuchillo. El dios le cogió de la garganta otra vez y le tiró al suelo. Nicholas le dio una patada y se alejó rodando.
Entonces captó una sombra en un rincón. Se quedó congelado cuando vio a Artemisa allí, de pie, mirando la pelea con las manos sobre la boca. Tenía los ojos llenos de horror.
Necesitándola, alargó la mano hacia ella.
Negó con la cabeza y dio un paso atrás, fuera de la vista de su hermano.
En ese instante, algo dentro de él murió. La frialdad llenó cada centímetro de su cuerpo.
Artemisa se negaba a intervenir. Incluso ahora que estaba herido más dolorosamente de lo que cualquier humano pudiera estar, su amor no era suficiente. Él no le importaba.
Cansado, abatido por la pena y derrotado, rodó sobre su espalda en el mismo momento en que Apolo apareció ante él. Enfrentó la mirada airada del dios. Gruñendo de rabia, Apolo hundió la daga profundamente en el corazón de Nicholas y le acuchilló hasta el ombligo.
Una agonía imposible de mitigar le quemó por todo el cuerpo mientras el dios le destripaba lentamente sobre el suelo a menos de un metro del cuerpo de Ryssa, allí mismo, frente a Artemisa.
Con las lágrimas cayéndole de los ojos, la luz y el dolor empezaron a desvanecerse.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Artemisa permaneció en las sombras, llorando silenciosamente mientras veía como su hermano apartaba el cuerpo de Nicholas de una patada. No fue hasta que Apolo se aproximó al rey que estaba sobre la cama cuando éste se dio cuenta de que Styxx también yacía muerto en la puerta.
No es que a Artemisa le importara el príncipe.
Con el corazón dolorido, se deslizó por la pared hasta acurrucarse en un rincón con la llorosa mirada fija en Nicholas y lo que quedaba de él.
Pensaba que su muerte la aliviaría. La agonía por su pérdida, la desgarró con una finalidad que la dejó privada de cualquier pensamiento.
Sólo emociones desnudas.
Dolía a un nivel que no creía posible.
Los gritos de dolor del rey igualaban los de su alma, cuando Apolo recogió a Ryssa de sus brazos y se dio cuenta de que su heredero estaba muerto.
A pesar de toda su dignidad y su poder, el rey se arrastraba por el suelo hacia Styxx y gritaba mientras mecía a su hijo contra sí.
Nadie lloraba a Nicholas.
Nadie salvo ella.
Incapaz de seguir mirando volvió a su templo donde destrozó cada espejo, cada pieza de cristal y porcelana. Su rabia atravesó la habitación, destrozando todo a su alrededor.
¿Qué había hecho?
—Le he dejado morir.
No, había intentado matarle. La noche pasada había querido matarlo. Pero nunca había soñado lo mucho que él significaba para ella.
Su contacto, su amistad…
Ahora él se había ido. Para siempre.
—Te amo, Nicholas —sollozó, tirándose del pelo.
Se acabó. Nadie sabrá de vosotros dos ahora. Estás a salvo.
Parecía una preocupación tan insignificante comparada con el hecho de que viviría toda la eternidad sin ver otra vez su rostro…
Apollymi jadeó cuando sintió que el peso en su pecho se liberaba. Sin que se lo dijeran, supo que ahora tenía la habilidad para abandonar Kalosis.
Abandonar…
—¡No! —gritó ella cuando se dio cuenta del significado. Sólo había una manera de obtener su liberación.
Apostolos estaba muerto.
Esas tres palabras rondaban por su cabeza hasta ponerla enferma.
No queriendo creerlo corrió hacia el estanque y convocó el ojo del universo. Allí, en el agua, vio a Xiamara yaciendo muerta en el suelo del palacio y a Apostolos…
¡No!
Desde lo más profundo de su ser, un aullido de rabia y pena empezó a acumularse y cuando le dio rienda suelta, destrozó el estanque y estremeció todo el jardín.
—¡Soy Apollymi Thanata Deia Fonia! —hasta que tuvo la garganta sangrando y en carne viva.
Era la destrucción final.
E iba a traer a su hijo a casa.
Que los dioses tuvieran piedad los unos de los otros porque ella no iba a tener ninguna.
No es que a Artemisa le importara el príncipe.
Con el corazón dolorido, se deslizó por la pared hasta acurrucarse en un rincón con la llorosa mirada fija en Nicholas y lo que quedaba de él.
Pensaba que su muerte la aliviaría. La agonía por su pérdida, la desgarró con una finalidad que la dejó privada de cualquier pensamiento.
Sólo emociones desnudas.
Dolía a un nivel que no creía posible.
Los gritos de dolor del rey igualaban los de su alma, cuando Apolo recogió a Ryssa de sus brazos y se dio cuenta de que su heredero estaba muerto.
A pesar de toda su dignidad y su poder, el rey se arrastraba por el suelo hacia Styxx y gritaba mientras mecía a su hijo contra sí.
Nadie lloraba a Nicholas.
Nadie salvo ella.
Incapaz de seguir mirando volvió a su templo donde destrozó cada espejo, cada pieza de cristal y porcelana. Su rabia atravesó la habitación, destrozando todo a su alrededor.
¿Qué había hecho?
—Le he dejado morir.
No, había intentado matarle. La noche pasada había querido matarlo. Pero nunca había soñado lo mucho que él significaba para ella.
Su contacto, su amistad…
Ahora él se había ido. Para siempre.
—Te amo, Nicholas —sollozó, tirándose del pelo.
Se acabó. Nadie sabrá de vosotros dos ahora. Estás a salvo.
Parecía una preocupación tan insignificante comparada con el hecho de que viviría toda la eternidad sin ver otra vez su rostro…
Apollymi jadeó cuando sintió que el peso en su pecho se liberaba. Sin que se lo dijeran, supo que ahora tenía la habilidad para abandonar Kalosis.
Abandonar…
—¡No! —gritó ella cuando se dio cuenta del significado. Sólo había una manera de obtener su liberación.
Apostolos estaba muerto.
Esas tres palabras rondaban por su cabeza hasta ponerla enferma.
No queriendo creerlo corrió hacia el estanque y convocó el ojo del universo. Allí, en el agua, vio a Xiamara yaciendo muerta en el suelo del palacio y a Apostolos…
¡No!
Desde lo más profundo de su ser, un aullido de rabia y pena empezó a acumularse y cuando le dio rienda suelta, destrozó el estanque y estremeció todo el jardín.
—¡Soy Apollymi Thanata Deia Fonia! —hasta que tuvo la garganta sangrando y en carne viva.
Era la destrucción final.
E iba a traer a su hijo a casa.
Que los dioses tuvieran piedad los unos de los otros porque ella no iba a tener ninguna.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
pleaseee siguela un pocooo mass
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
:sad: porque tan poco?, merecemos más!!!!!!!!
encerio, gracias por seguirla!!!, también me ha parecido un poco larga la nove, pero
aún así no se le quita lo interesante!! 8)
Síguela!! :love:
016melanie
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Sigueleeee esta buenisimaaaa!!
Ya estoy adictaaaaa!!! :P
Ya estoy adictaaaaa!!! :P
JijiMalfoyPotter
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Apolo!!!!77 qe hijo de pu**!! ojalá qe Apollomy tmbn le arranque la lengua ii qe a la perr* de Artemisa la haga pagar al doble! Es mas al infinito!77 mi Api esta muerto!u.u ii Apostolos tmbn! Pero yo se qe Nicholas volverá a la vida! Su amada madre lo regresa! Seguro qe si! Siguela pronto! XfizZ! Quiero saber qe mas pasa!^.^
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
no plisssssssssssssssss no la dejes asiiiiiiiiiiiii arggggggggggggggggggggggggggggggggggggggg apolo es un hijo de su chinitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa por q ryssa y el niño :'( noooooooooooooooo y nickkkkkkkkkkkkkkkkkk arggggggggggggggggg nooooooooo siguelaaaaaaaaaaaaaaaa
ama-jonatik
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
25 de Junio, 9527 AC
Tártaro
Tártaro
Hades, el dios Griego de la Muerte y el Inframundo, permaneció en el centro de su sala del trono, mirando incrédulo a su nuevo recién llegado que yacía en una de las celdas más oscuras del Tártaro.
Y él no había sido quien lo había puesto allí…
Bajó la mirada al reloj de su muñeca y apretó los dientes. Todavía faltaban tres meses para que su esposa regresara al Inframundo con él. Pero honestamente, tenía que hablar con ella.
Esto no podía esperar.
—¿Perséfone? —llamó, esperando que su madre no estuviese lo bastante cerca para oírle. La vieja puta tendría un ataque si los pillaba juntos. No es que eso fuera algo malo… si la mataba.
Una imagen de su esposa fluctuó en la oscuridad a su lado.
—¡Garbancito! —jadeó Perséfone— Te echaba de menos terriblemente.
Realmente odiaba los apodos que se inventaba para él. Gracias a los dioses que sólo los usaba cuando estaban los dos solos. De otro modo, sería el hazmerreír de todos los dioses. Pero podía perdonarle a su esposa cualquier cosa.
—¿Dónde está tu madre?
—Afuera con Zeus echando un vistazo a unos campos, ¿Por qué?
Bien. La última cosa que necesitaba era que Demeter llegase y los pillara hablando.
Eso le devolvió a su “dilema”. La furia le traspasó cuando hizo un gesto hacia la pared que mostraba las celdas donde los prisioneros estaban recluidos.
—Porque me estoy poniendo realmente enfermo de limpiar los destrozos de los otros dioses y ahora mismo me encantaría saber que culo tengo que patear por este último fiasco.
Ella se materializó a su lado.
—¿Qué ha pasado?
Cogiéndola de la mano, la aproximó a la cela donde podían ver desde fuera, pero el que estaba dentro era incapaz de verlos.
Al menos eso era lo normal. En este caso, ¿quién sabía lo que el ocupante podía o no podía ver?
Señaló al dios de piel azul que estaba hecho un ovillo en el suelo.
—¿Alguna idea de quien le mató y le mandó aquí?
Con los ojos abiertos de par en par, Perséfone negó con la cabeza.
—¿Qué es eso?
—Bueno, no estoy muy seguro. Creo que quizás es un dios… atlante… Pero nunca antes he visto nada parecido. Ha llegado hace poco y no se ha movido. He intentado destruir su alma y enviarla al olvido eterno, pero creo que no tengo los poderes suficientes para hacerlo. De hecho, estoy convencido de que si vuelvo a intentarlo todo lo que conseguiré será cabrearlo.
Perséfone asintió.
—Bueno, cariñito, mi consejo es que si no puedes destruirle te hagas amigo suyo.
—Amigo suyo, ¿cómo?
Perséfone sonrió a su marido que no era una entidad sociable ni de lejos. Alto y musculoso con el pelo y los ojos negros, estaba buenísimo, incluso cuando estaba aturdido y enfadado.
—Espera aquí. —Abrió la puerta de la celda y se acercó despacio al dios desconocido.
Cuanto más se acercaba a él, más entendía la preocupación de Hades. Emanaba tanto poder del dios que hasta el aire ondulaba. Se había movido entre dioses toda su vida, pero este era diferente. Tenía una atractiva piel azulada cubriendo un cuerpo de perfectas proporciones. El pelo largo y negro abierto en abanico. Tenía dos cuernos negros en la cabeza y labios y garras negras.
Y más que eso, no era un dios de la creación. Era de la destrucción definitiva.
Seph, sal de ahí.
Levantó la mano para indicarle a su marido que estaba bien. Con las piernas temblando por la inquietud, estiró la mano para tocar al dios.
Él abrió los ojos, eran de un amarillo anaranjado bordeado de rojo. Cambiaron de eso a remolinos plateados. Y estaban llenos de una cruda angustia.
—¿Estoy muerto? —preguntó, su voz demoníaca.
—¿Quieres estar muerto? —realmente tenía miedo de su respuesta porque si no quería estar muerto, podría haber serias consecuencias.
—Por favor dime que al final lo he conseguido.
Esas desesperadas palabras la llegaron al corazón. Acercándose para consolarle, le apartó el pelo de la mejilla azul.
—Estás muerto, pero como dios vives.
—No lo entiendo. No quiero ser diferente de nadie. Sólo quiero que me dejen en paz.
Perséfone le sonrió.
—Puedes quedarte aquí todo el tiempo que quieras —hizo aparecer una almohada para él y se la metió debajo de la cabeza. Entonces le tapó con una manta.
—¿Por qué estás siendo tan amable conmigo?
—Porque parece que lo necesitas —le palmeó el brazo antes de incorporarse—. Si necesitas algo, yo soy Perséfone. Mi marido, Hades, es el jefe aquí. Llámanos y vendremos.
Asintió sutilmente con la cabeza antes de cerrar los ojos y volver a tenderse inmóvil en la oscuridad.
Desconcertada, se volvió hacia su marido.
—Es inofensivo.
—Inofensivo y un huevo. ¿Seph? ¿Estás loca? ¿No puedes sentir los poderes que tiene?
—Oh, los siento. Acércate y tendrás pesadillas. Pero no quiere nada. Está herido, Hades. Gravemente. Todo lo que quiere es que lo dejen en paz.
—Sí, claro. Dejarlo sólo en mi Inframundo. ¿Otro dios con poderes que rivalizan con los míos? Sabes que hay una razón por la que los panteones no se mezclan.
—Tú puedes aliarte con él —dijo ella, intentando calmarlo—. Tener un amigo nunca es malo.
—Hasta que los amigos se vuelven contra ti.
Ella sacudió la cabeza.
—Hades.
—Soy mucho más viejo que tú, Seph. He visto lo que sucede cuando un dios se vuelve contra otro.
—Y yo creo que él no nos hará daño a ninguno de nosotros —se puso de puntillas para besarle la mejilla—. Tengo que irme antes de que mi madre me eche en falta. Ya sabes cómo se pone cuando te veo durante el tiempo que la corresponde.
—Sí y un sarpullido en el…
Ella le cerró los labios antes de que pudiera dejar volar el insulto.
—Os quiero a ambos. Ahora sé bueno y cuida de nuestro invitado.
Sólo su esposa podía amenazarlo de esa manera y ser tan despreocupada con su cuerpo. Pero su corazón la pertenecía y la daría cualquier cosa.
La besó el dedo.
—Te echo de menos.
—Yo también a ti. Volveré pronto a casa.
Pronto, sí… claro.
Pero no había nada que hacer.
Asintió sombríamente, y entonces maldijo cuando ella se desvaneció alejándose de él. Maldita zorra, Demeter, por maldecirlos a vivir separados la mitad del año. Pero ahora mismo tenía problemas más grandes que la madre de su esposa.
Y con su más de dos metros, ese asesino de dioses era definitivamente un problema enorme.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
25 de Junio, 9527 AC
Didymos
Didymos
Con el viento helado revoloteando entre el pálido pelo fantasmal y aplastando el traje contra sus miembros, Apollymi se tambaleaba sobre las rocas dónde el cuerpo de Apostolos yacía como un trapo. Habían tirado a su precioso hijo allí como si no fuera nada.
Nada…
Las lágrimas no derramadas la atormentaban. Estaba tan fría por dentro. Tan abatida. Tan… No había palabras para describir la angustia de ver el cuerpo de su hijo yaciendo boca abajo en el agua, abandonado y olvidado.
Tirado como un desecho.
Después de todo lo que le habían hecho, ni siquiera le habían dado un funeral decente.
Débil por la pena, cayó de rodillas en un charco de agua y le sacó de entre las rocas hasta la playa. Incapaz de soportarlo, gritó haciendo que los pájaros desplegaran el vuelo.
—¡Apostolos!
Pero él no podía oírla. Su cuerpo estaba tan frío como su corazón. Sus ojos plateados estaban abiertos, con la mirada fija e incluso ahora remolineaban como un día de tormenta. Y aún con todo el horror de su muerte, sus rasgos eran serenos.
Y hermosos. Más de lo que cualquier madre hubiera podido esperar. Se vio a sí misma en su cara. Vio que sus esperanzas sobre él se habían hecho realidad. Estaba tan perfectamente formado… Tan alto y tan fuerte…
Y le habían hecho una carnicería. Le habían torturado. Habían violado y humillado a su hijo. Su precioso niño.
Atragantándose con un sollozo, pasó la mano por la larga cuchillada de su pecho para sellarla. Sólo entonces, cuando fue perfecto otra vez, empezaron a caer las lágrimas mientras ponía los labios sobre su mejilla para besarle y llorar.
Era la primera vez que le abrazaba desde el momento en que le sacó de su vientre. Abrazándole fuerte, le meció sobre la playa y liberó todo el horror de su interior.
—Intenté protegerte, Apostolos —susurró en su oído—. Lo intenté con todas mis fuerzas.
Había fallado miserablemente y en su intento había hecho que la vida de su hijo fuera insoportable.
Queriendo confortarle y sabiendo que era demasiado tarde, intentó fútilmente calentarle los brazos frotándoselos.
Si pudiera mirarla. Oír su voz. Pero nunca más podría.
Y nunca le oiría llamarla matera.
Era más de lo que podía soportar.
—Por favor —suspiró—. Por favor vuelve a mí, Apostolos. Te juro que esta vez te mantendré a salvo. No dejaré que nadie te haga daño. Por favor, cariño, no puedo vivir sabiendo que te he matado. No puedo. Mírame, por favor.
Pero no podía mirarla y ella lo sabía.
Si tuviera el poder de devolverle la vida. Pero, al contrario de su padre, ella había nacido para la destrucción. La muerte. La pestilencia. La guerra. Esos eran sus dones para el mundo. No había nada que pudiera hacer para traer de vuelta de la muerte al que más quería en el mundo.
—¿Por qué? —le gritó al cielo. ¿Dónde estaban ahora los Chthonianos para exigir sangre por la muerte de su precioso hijo? ¿Por qué no estaban aquí en nombre de Apostolos?
No le importaba. A nadie le importaba, salvo a ella.
Y a Xiamara que tanto había tratado de salvarle. Xiamara, su amiga más cercana. La única en la que había sido capaz de confiar. Más unidas que hermanas, más que madre e hija. Y ahora ella también se había ido.
Apollymi estaba sola. Amargamente sola.
Acunó la cabeza de su hijo junto a sus pechos y gritó tan alto que el viento llevó el sonido de su grito hasta los salones de la Atlántida.
—¡Maldito seas, Archon! ¡Maldito seas!
¿Cómo podía haber asegurado nunca que la amaba? ¿Cómo podía haber permitido que Apostolos muriera de esta manera, con tanto dolor?
Tenía el corazón roto; enterró la cabeza en el mojado pelo rubio de su hijo y lloró hasta que se agotaron sus sollozos.
Entonces surgió la furia y echó fuertes raíces en su corazón. Ambos habían sido traicionados por los que se suponía que debían amarles y honrarles.
Ahora tendrían que pagar con el infierno.
Era la hora de llevar a su hijo a casa, a donde pertenecía. Era la hora de hacer que su mal llamada familia sangrara por su traición.
Una vez trazado su rumbo, Apollymi vistió a su hijo con la fromesta negra propia de su posición. Era su derecho de nacimiento. Como hijo de la Destructora su símbolo era el sol que la representaba a ella, atravesado por los tres rayos de su poder.
Él no era basura. Él era un dios atlante.
Y era el hijo de la Destructora.
Levantándole de las olas y acunándole en los brazos, los desplazó a ambos hasta Katoteros.
Era una isla rodeada de islas. Tan bella que quitaba el aliento, no había lugar en el reino de los humanos que pudiera comparársele. De pie en el lugar más alto donde su madre residía, el Viento del Norte gritaba en su nombre, Apollymi recorrió con la vista el paisaje que debía haber pertenecido a Apostolos.
Las islas destellaban bajo la perfecta luz del sol que intentaba calentar su fría piel. Era inútil.
La isla de su derecha albergaba las tierras paradisíacas donde las almas de los atlantes descansaban hasta su reencarnación. La de su izquierda había sido tomada por los Carontes antes de que la desterraran; al contrario que su familia sus demonios habían permanecido fieles a ella. La habían seguido a Kalosis.
Y la isla frente a ella se suponía que iba a ser el hogar de su hijo.
Pero el hecho de ser la que poseía el punto más alto de Katoteros era lo que captaba su atención. El punto que regía y unía todas las islas. Era allí donde se había erigido la residencia de los dioses.
La residencia de Archon.
Oscureciendo su visón, se trasladó hasta allí, fuera del grandioso vestíbulo de mármol que se elevaba alto y orgulloso mientras miraba al mundo desde su altura. Oleadas de música y risas llegaron hasta ella.
Música y risas.
Ajenos a lo que se avecinaba y tendrían que enfrentar, los dioses daban una fiesta. Una jodida fiesta. Podía sentir la presencia de cada uno de los dioses allí dentro. Todos ellos. Festejando. Riendo. Vitoreando. Divirtiéndose.
Y su amado hijo estaba muerto.
¡Muerto!
Su mundo se había hecho pedazos. Y ellos se reían.
Apretando a Apostolos contra sí, subió las escaleras con engañosa calma y abrió de golpe las puertas con sus poderes. El vestíbulo de mármol blanco era circular y había estatuas de los dioses situadas contra la pared a cada metro y medio.
El corazón le palpitaba con furia vengadora. Pasó sobre su emblema del sol que había sido engastado en el suelo en el centro del vestíbulo. Al pasar sobre él, lo cambió por el de Apostolos. Uno a uno los rayos de poder atravesaron su símbolo.
Ahora los colores rojo y negro representaban su dolor y la sangre derramada de su hijo.
Sin vestigio de duda, se dirigió directamente al juego de puertas doradas que llevaban al salón del trono de Archon. Al salón donde los dioses se divertían mientras su hijo yacía muerto debido a su traición.
Por todos los poderes oscuros del universo, no se reirían por mucho más tiempo.
Abrió las puertas con la fuerza completa de su furia. El estrépito resonó cuando las puertas se estrellaron contra las paredes de mármol y se salieron de sus goznes para caer sobre el suelo perfecto y brillante.
La música se detuvo al instante.
Cada dios en el salón se volvió para mirarla y uno a uno sus caras palidecieron.
Sin una palabra, Apollymi caminó con su hijo en brazos y con una calma que no sentía, hacia el estrado donde estaba colocado su trono negro al lado del trono dorado de su esposo. Archon se levantó al aproximarse y se hizo a un lado como si quisiera hablar con ella.
Ella le ignoró y colocó a Apostolos en el trono de Archon, donde debía estar. Con manos temblorosas, le sentó y colocó cuidadosamente cada una de sus manos sobre los brazos. Le levantó la cabeza y le retiró el pelo rubio del rostro azulado hasta que pareció que iba a parpadear y moverse en cualquier momento.
Sólo que nunca volvería a parpadear.
Estaba muerto.
Y ellos también.
El corazón de Apollymi latía con furia mientras reunía sus poderes. Un viento salvaje sopló por el salón levantándola el pelo, brillándole los ojos rojos. Se volvió hacia los dioses y los fulminó con la mirada mientras ellos aguantaban el aliento a la espera de su ira.
Hasta que miró a Archon.
Sólo entonces habló con una voz que estaba entremezclada con el odio.
—Mira a mi hijo.
El se negó.
—Mírale, maldito seas —gruñó—. Quiero que mires lo que has hecho.
Archon se estremeció antes de acceder y el alivio que vio en sus ojos elevó su ira a un nivel todavía más alto. ¿Cómo había admitido en su cama a alguien tan cruel y pútrido?
¿En su cuerpo?
Apollymi gruño:
—Tus bastardas han privado de la vida a mi hijo. Esas pequeñas putas le maldijeron. ¡Y tú —dijo con desprecio en la palabra— osaste protegerlas en lugar de proteger a mi niño!
—Apollymi...
—Nunca vuelvas a pronunciar mi nombre —le selló la boca con sus poderes—. Está bien que tengas miedo. Pero tus perras bastardas estaban equivocadas. No será mi hijo quien destruya este panteón. Seré yo. ¡Apollymia Katastrafia Megola Pantokrataria Thanatia Atlantia deia oly!
Apollymi la Gran Destructora. Todopoderosa. Muerte de los Dioses de la Atlántida.
Y entonces todos se amontonaron en las puertas o se teletransportaron fuera, pero Apollymi no detuvo a ninguno. Apelando a la parte más oscura de su alma, selló las puertas del salón. Nadie iba a salir de allí hasta que ella fuera aplacada.
Nadie.
Si los Chthonianos la mataban por esto, que así fuera. Estaba muerta por dentro de todas formas. No se preocupaba de nada excepto de hacerles pagar a todos ellos por la participación que habían tenido en el sufrimiento de su hijo.
Archon cayó de rodillas intentando suplicar su piedad. Pero no quedaba nada dentro de ella excepto un odio tan poderoso y amargo que realmente podía paladearlo.
Le tiró hacia atrás de una patada y lo hizo explotar hasta que no fue más que una estatua vestigio de un dios.
Basi gritó cuando Apollymi se volvió hacia ella.
—Te ayude. ¡Te ayudé! Le dejé donde me dijiste.
—Y una mierda. Sólo lloriqueaste y me cabreaste. —Apollymi la hizo estallar en el olvido.
Uno a uno enfrentó a los dioses que una vez consideró su familia y los convirtió en piedra mientras su furia reclamaba venganza. En vano intentaron dominarla, pues una vez su ira se había desatado, no había poder en el universo que la detuviera.
Excepto el niño que ellos, estúpidamente, habían matado. Sólo Apostolos podría haberlos salvado.
El único ante el que dudo por un momento fue su amado nieto político, Dikastis, el dios de la justicia. Al contrario que los otros, no se encogió de miedo ni suplicó. Tampoco luchó con ella. Permanecía de pie con una mano apoyada en el respaldo de la silla, enfrentando su mirada con calma, como un igual.
Porque comprendía la justicia. Comprendía su ira.
Inclinando la cabeza con respeto no se movió cuando lo golpeó.
Y al final, ahí estaba Epithymia. Su medio hermana. La diosa de la salud y el deseo. Ella era la perra en la que Apollymi tontamente había confiado más que en los otros.
Apollymi la enfrentó con los ojos llenos de cristalinas lágrimas de hielo.
—¿Cómo pudiste?
Pequeña y frágil en apariencia, Epithymia la miraba desde el suelo donde estaba encogida de miedo.
—Hice lo que me pediste. Le dejé en el mundo de los hombres y me aseguré de que naciera en el seno de una familia real. Incluso intenté que la reina le amamantara. ¿Por qué ibas a destruirme?
Apollymi quería sacarle los ojos por lo que había hecho.
—¡Le tocaste, puta! Sabías lo que eso le haría. Ser tocado por la mano del deseo y no tener los poderes de un dios para contrarrestarlo... Hiciste que cada humano que lo mirase se volviera loco de lujuria por poseerle. ¿Cómo pudiste ser tan descuidada?
Entonces vio la verdad en los ojos de su hermana.
—Lo hiciste a propósito.
Epithymia tragó con fuerza.
—¿Y qué se suponía que tenía que hacer? Escuchaste a las Moiras cuando hablaron. Proclamaron que él sería la muerte de todos nosotros. Él podría habernos destruido.
—¿Pensaste que los humanos le matarían en sus esfuerzos por poseerle?
Una lágrima se deslizó por la mejilla de Epithymia.
—Sólo quería protegernos.
—Era tu sobrino —escupió Apollymi.
—Lo sé y lo siento.
No tanto como lo vas a sentir.
Apollymi la miró con desprecio.
—Yo también. Siento haber confiado en ti con la única cosa que sabías que amaba sobre todo lo demás. Puta desagradecida. Espero que tus acciones te persigan por toda la eternidad. —Y Apollymi golpeó a su hermana.
Y aún no estaba aplacada. Incluso con todos ellos muertos.
El agujero en su interior seguía allí y dolía tanto que lo único que podía hacer era gritar. Gritó hasta que tuvo la garganta en carne viva. Extendiendo los brazos, hizo explotar el salón hasta que no quedó de él más que escombros. No quedaba nada salvo sus recuerdos de las esperanzas que albergaba para su hijo ahora muerto.
Aún dolía.
Apollymi se limpió las lágrimas de la cara mientras miraba lo que había hecho. No quedaba satisfacción que sentir.
Sólo justicia que dispensar.
—Uno menos...
Se volvió y se encaminó a la isla donde Archon había creado un reino para ella.
La Atlántida.
Aquellos pobres tontos habían pensado golpear a Apolo matando a su hijo y a su amante. Hoy se encogían de miedo de ser descubiertos y castigados por sus acciones. Pero no era el Griego el que los quería muertos.
Era ella. Su mecenas.
Sería por su mano y por los actos cometidos contra su hijo por lo que sufrirían y morirían.
Sin piedad. Eso era todo lo que le habían dado a Apostolos y era todo lo que les devolvería.
Con un movimiento del brazo, hundió toda la isla en el mar y escuchó la belleza de los gritos de horror y las súplicas de clemencia y liberación mientras los vientos golpeaban y acababan con sus pútridas vidas. Era la música más dulce que había oído. Dejad que supliquen...
Si Apostolos y Xiamara pudieran estar aquí.
El último reino de las islas se desvaneció en el mar cuando el sol se ponía. Apollymi se volvió y miró hacia la tierra de Grecia.
Serían los últimos en sufrir. No sólo los humanos que habían hecho daño a su niño, sino también todos los jodidos y engreídos dioses que pensaban que eran tan listos.
Sobre todo, pagarían las hijas bastardas de Archon. Se creían a salvo en el Olimpo al cuidado de su madre. Pero las tres Moiras no eran nada en comparación con la hija del Caos.
La madre de la destrucción absoluta.
Sus gritos de agonía era lo que más iba a saborear.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
oooo si te a`poyo apollymi
a destruir traseros de dioses
y humanos malditoooss
y las put*as las tres moriras
ajjajajaja que se pudran
esperoooo
siguelaa
a destruir traseros de dioses
y humanos malditoooss
y las put*as las tres moriras
ajjajajaja que se pudran
esperoooo
siguelaa
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
por diosssssssssssssssssssssssss
adoro a apollymi
la hermana que asco!!!!!!!!!! la odio pobre como sufrio nick :'(
los del olimpo uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu pagaran feooooo :/
espero q se entere pronto q nick esta con hades
siguelaaaaaaaaaa
adoro a apollymi
la hermana que asco!!!!!!!!!! la odio pobre como sufrio nick :'(
los del olimpo uuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuuu pagaran feooooo :/
espero q se entere pronto q nick esta con hades
siguelaaaaaaaaaa
ama-jonatik
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Waaaaaaaa plizZ siguela pronto! No la dejes así! Por lo que mas quieras siguela! :P
Muffin_Nickita_Jonas92
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
pleaseeeee siguelaaa la nesesito
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
pleasee daisy siguelaaa
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Siguela :) porfis :D
JijiMalfoyPotter
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