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"NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
O W N :: Archivos :: Novelas Terminadas
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Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
* Para ti mismo di el nombre de la unica persona del sexo opuesto con quien quieras estar (tres veces...)...
* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la proxima semana y repitelo para ti mismo(a) (seis veces)...
* Piensa en algo que quieras que pase entre tu y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...
* Ahora haz un ultimo y final deseo acerca del deseo que escogiste.
* Despues de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hara realidad en 1 semana.
A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes mas fuerte se hara tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucedera,
o esto no sucedera jamas..............
Que tus días estén llenos de logros y tus noches de sueños copia y pega esto en 15 o + temas
* Piensa en algo que quieras lograr dentro de la proxima semana y repitelo para ti mismo(a) (seis veces)...
* Piensa en algo que quieras que pase entre tu y la persona especial (que dijiste en el no. 1) y dilo a ti mismo/a (doce veces)...
* Ahora haz un ultimo y final deseo acerca del deseo que escogiste.
* Despues de leer esto tienes 1 hora para mandarlo a 15 temas y lo que pediste se te hara realidad en 1 semana.
A la mayor cantidad de gente a quien lo mandes mas fuerte se hara tu deseo.
Si tu escoges ignorar esta carta lo contrario del deseo te sucedera,
o esto no sucedera jamas..............
Que tus días estén llenos de logros y tus noches de sueños copia y pega esto en 15 o + temas
lovely last
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
siguela si tu quieres
o si no la puedes acortar un poco
o si no la puedes acortar un poco
lovely last
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
plis seguila es una de las q me falta de la saga de los dark y la verdad es q ya la habian dejado plis no la dejes mi dark favorito es acheron asi q plis siguela por mi y por las demas q te apuesto que tambien quieren q la sigas
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
si qieres la recomiendo en mi firma!!!
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
yo voy con floopii siguelaaaaaa
lovely last
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
ok aunque sea solo para las 2 seguire la nove pero desde mañana
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
0.0
no puede ser!!!
pobre nicholas!!! T.T
I LOVE YOU NOVEE!!!
SSIIIGUUUEELLLAAAA
P.D:porsia no soy nuevaaa!!, soy sofii.love-angel =D
no puede ser!!!
pobre nicholas!!! T.T
I LOVE YOU NOVEE!!!
SSIIIGUUUEELLLAAAA
P.D:porsia no soy nuevaaa!!, soy sofii.love-angel =D
Invitado
Invitado
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
LA SIGO :lol!: :lol!: :lol!:
MARATON..... :study:
Contuve las lágrimas antes que besar su mano herida.
—Te quiero, hermanito. Y veo en ti nada más que bondad, inteligencia, compasión y simpatía. Espero que algún día tú también lo veas.
Puso su otra mano en la mía.
—Desearía poder, Ryssa. Pero todo lo que veo es a una puta que está cansada de ser usada.
15 de Febrero, 9531 A.C.
El tiempo había volado mientras observaba crecer a Nicholas
de un niño tímido y asustadizo, a un hombre más seguro de expresar sus propias opiniones.
No estoy segura
Si ha sido por influencia mía, o si ha sido Maia quien finalmente lo ha alcanzado y sacado su nuevo lado. Y siempre adoraría a Maia como un paciente hermano mayor.
¿Cómo podría hacerlo sentir a salvo y seguro?
—¿Por qué no tomas mi palabra y me crees? El pasado terminó. Ahora tienes un nuevo futuro. Boraxis va camino a Sumer a entregar una carta a mi mejor amiga. Una vez que tenga su palabra, tendremos un lugar seguro a donde podrás ir y nadie volverá a dañarte de nuevo.
Su expresión era desoladora y fría.
—No sé cómo confiar, Ryssa. Ni en ti ni en nadie más
Dioses, cómo quería hacerlo confiar en mí y en el futuro que me iba a asegurar que tuviera.
—Esto no es un sueño, Nicholas. Es real y no voy a dejarte regresar a la Atlántida. Vamos a encontrarte una casa que sea segura.
Miró hacia otra parte, sus ojos tormentosos.
—¿Por qué no ha venido Padre? Si me quiere como dices, ¿por qué no ha venido en todos estos meses a verme? ¿Y por qué estás tratando de encontrarme otra casa?
—Está ocupado —no podía soportar, incluso ahora, decirle la dura verdad.
—Sigue diciendo eso y intentaré creerte. ¿Pero sabes que recuerdo de él?
Casi tenía miedo de preguntar.
—¿Qué?
—Lo veo manteniéndote lejos de mí mientras Idikos me sacaba de la habitación. Nunca olvidé el odio que encendió los ojos de Padre mientras me miraba. He tenido pesadillas durante años por esa mirada. ¿Y ahora dices que lo ha olvidado? —Un músculo trabajó en su mandíbula—. ¿Debo creerte realmente?
No, no debería. Estaba mintiendo, pero no podía dejar que supiera la verdad.
—Un día vas a creer en mí, Nicholas.
—Eso espero, Ryssa. De verdad..
Lo observé mientras giraba y me dejaba parada ahí.
—Te quiero, Nicholas —susurré, deseando que no fuera la única en mi familia que se sintiera de esa manera hacia él.
¿Por qué no podían ver lo que yo veía?
Y dentro estaba el dolor de saber cuánta razón tenía Nicholas. Tarde o temprano, nuestro padre vendría. Pero estaba haciendo lo que creía mejor para mi hermano. Todo lo que podía esperar era que pudiera garantizar su liberta y felicidad, mantener mis promesas. Por Nicholas, haría cualquier cosa, incluso poner en peligro mi propia libertad. Sólo esperaba que Boraxis regresara antes que mi padre pensara en buscarnos aquí.
Puede que los dioses tuvieran misericordia de nosotros en caso de que eso ocurriera.
MARATON..... :study:
Contuve las lágrimas antes que besar su mano herida.
—Te quiero, hermanito. Y veo en ti nada más que bondad, inteligencia, compasión y simpatía. Espero que algún día tú también lo veas.
Puso su otra mano en la mía.
—Desearía poder, Ryssa. Pero todo lo que veo es a una puta que está cansada de ser usada.
15 de Febrero, 9531 A.C.
El tiempo había volado mientras observaba crecer a Nicholas
de un niño tímido y asustadizo, a un hombre más seguro de expresar sus propias opiniones.
No estoy segura
Si ha sido por influencia mía, o si ha sido Maia quien finalmente lo ha alcanzado y sacado su nuevo lado. Y siempre adoraría a Maia como un paciente hermano mayor.
¿Cómo podría hacerlo sentir a salvo y seguro?
—¿Por qué no tomas mi palabra y me crees? El pasado terminó. Ahora tienes un nuevo futuro. Boraxis va camino a Sumer a entregar una carta a mi mejor amiga. Una vez que tenga su palabra, tendremos un lugar seguro a donde podrás ir y nadie volverá a dañarte de nuevo.
Su expresión era desoladora y fría.
—No sé cómo confiar, Ryssa. Ni en ti ni en nadie más
Dioses, cómo quería hacerlo confiar en mí y en el futuro que me iba a asegurar que tuviera.
—Esto no es un sueño, Nicholas. Es real y no voy a dejarte regresar a la Atlántida. Vamos a encontrarte una casa que sea segura.
Miró hacia otra parte, sus ojos tormentosos.
—¿Por qué no ha venido Padre? Si me quiere como dices, ¿por qué no ha venido en todos estos meses a verme? ¿Y por qué estás tratando de encontrarme otra casa?
—Está ocupado —no podía soportar, incluso ahora, decirle la dura verdad.
—Sigue diciendo eso y intentaré creerte. ¿Pero sabes que recuerdo de él?
Casi tenía miedo de preguntar.
—¿Qué?
—Lo veo manteniéndote lejos de mí mientras Idikos me sacaba de la habitación. Nunca olvidé el odio que encendió los ojos de Padre mientras me miraba. He tenido pesadillas durante años por esa mirada. ¿Y ahora dices que lo ha olvidado? —Un músculo trabajó en su mandíbula—. ¿Debo creerte realmente?
No, no debería. Estaba mintiendo, pero no podía dejar que supiera la verdad.
—Un día vas a creer en mí, Nicholas.
—Eso espero, Ryssa. De verdad..
Lo observé mientras giraba y me dejaba parada ahí.
—Te quiero, Nicholas —susurré, deseando que no fuera la única en mi familia que se sintiera de esa manera hacia él.
¿Por qué no podían ver lo que yo veía?
Y dentro estaba el dolor de saber cuánta razón tenía Nicholas. Tarde o temprano, nuestro padre vendría. Pero estaba haciendo lo que creía mejor para mi hermano. Todo lo que podía esperar era que pudiera garantizar su liberta y felicidad, mantener mis promesas. Por Nicholas, haría cualquier cosa, incluso poner en peligro mi propia libertad. Sólo esperaba que Boraxis regresara antes que mi padre pensara en buscarnos aquí.
Puede que los dioses tuvieran misericordia de nosotros en caso de que eso ocurriera.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
18 de Marzo, 9531 A.C.
El clima cálido llegó milagrosamente
Pero este año, sentí pavor mientras esperaba noticias de Boraxis. Me había enviado una misiva sólo algunos días antes, diciendo que podría haber un lugar en el reino de Kiza para Nicholas.
Esperaba con todo mi corazón que fuera así.
La mejor parte de estar aquí ha sido que los sirvientes han aceptado del todo a Nicholas y sus peculiaridades, y hemos formado una particular familia cercana. En Nicholas, he encontrado al hermano que siempre quise.
Hoy, lo encontré con Maia afuera en el jardín. Ella había estado escribiendo letras en la tierra con una vara y enseñándoselas a Nicholas.
Fue entonces que recordé lo que me había dicho en la Atlántida acerca de ser analfabeto, la vergüenza que le había causado esa confesión.
—¿Podría ayudar? —Pregunté mientras me acercaba a ellos.
Maia se inclinó hacia Nicholas y habló .
—Será una mejor maestra que yo. Sabe todas las letras y como formar palabras con ellas. Yo sólo sé unas cuantas.
Nicholas me sonrió.
—¿Podrías por favor?
Su petición me impresionó hasta el corazón.
—Absolutamente —tomando la vara de Maia, comencé las lecciones para ambos para que así pudieran leer.
Nicholas era un estudiante listo y absorbía todo lo que le enseñaba con una aptitud que era completamente milagrosa.
Nicholas dirigió su atención hacia mí.
—¿Los Atlantes y los griegos comparten dioses también?
Maia rió.
—¿No sabes acerca de los dioses, Nicholas?
Sacudió la cabeza.
—Sólo sé el nombre de Zeus porque muchos lo usan para jurar y otros llaman a Archon y Apollymi.
Fruncí el ceño ante los nombres del rey y la reina del panteón Atlante.
—¿Cómo sabes sus nombres?
No me respondió, pero la apariencia de su cara me hizo sospechar que debían ser algunos de los que podía escuchar en su cabeza.
—Bien —dije, tratando de aligerar el repentino malestar—, Zeus es el rey de los dioses Olímpicos y su reina es Hera.
—Me gusta Artemisa —dijo Maia más alto—. Es la diosa de la caza y del parto
En el transcurso de la tarde, repasé una rápida lección de los dioses Griegos, pero a diferencia de la escritura, Nicholas había tenido un rato difícil comprendiendo todos los nombres y sus títulos. Constantemente los confundía.
Sonreí ante la calidez que se filtró en mí. Se veía tan mono sosteniéndola como un padre protector sobre la cabeza de Maia.
—¿La amas, no?
Su expresión fue una de horror puro y luego de descarada rabia.
—Nunca la tocaría de esa forma.
—El amor no tiene que ser sexual, Nicholas. En su forma más pura no tiene nada que ver con un acto físico.
La confusión arrugó su frente.
—¿Qué quieres decir?
Gesticulé hacia la niña que sostenía tan protectoramente en el refugio de sus brazos musculosos.
—¿Cuándo miras a Maia, tu corazón se suaviza, no?
Asintió.
—La miras y todo lo que quieres hacer es mantenerla a salvo del daño y cuidar de ella.
—Sí.
Le sonreí.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque es así como me siento hacia ti, hermanito. El amor que sientes por ella es el mismo que siento cada vez que pienso en ti.
Tragó mientras una mirada atormentada llegó a sus arremolinantes ojos plateados.
—¿Me quieres?
—Con cada parte de mi corazón.
Por primera vez desde que llegamos aquí sentí como si finalmente lo hubiera alcanzado. Y entonces la cosa más milagrosa de todas sucedió.
Nicholas tomó mi mano.
—Entonces te quiero, Ryssa.
Las lágrimas nublaron mis ojos mientras las emociones me ahogaban.
—Yo también te quiero, akribos. Y no quiero que lo dudes nunca.
—No lo haré —apretó mi mano—. Gracias por ir a buscarme.
Ninguna palabra había significado tanto para mi, ni tocado tan profundamente. Mi garganta estaba tan apretada que ni siquiera pude hablar mientras soltaba mi mano para levantarse con Maia en sus brazos para poder dársela a su madre. Lo observé marcharse y deseé con cada parte de mi alma que siempre se sintiera de esa manera hacia mí.
El clima cálido llegó milagrosamente
Pero este año, sentí pavor mientras esperaba noticias de Boraxis. Me había enviado una misiva sólo algunos días antes, diciendo que podría haber un lugar en el reino de Kiza para Nicholas.
Esperaba con todo mi corazón que fuera así.
La mejor parte de estar aquí ha sido que los sirvientes han aceptado del todo a Nicholas y sus peculiaridades, y hemos formado una particular familia cercana. En Nicholas, he encontrado al hermano que siempre quise.
Hoy, lo encontré con Maia afuera en el jardín. Ella había estado escribiendo letras en la tierra con una vara y enseñándoselas a Nicholas.
Fue entonces que recordé lo que me había dicho en la Atlántida acerca de ser analfabeto, la vergüenza que le había causado esa confesión.
—¿Podría ayudar? —Pregunté mientras me acercaba a ellos.
Maia se inclinó hacia Nicholas y habló .
—Será una mejor maestra que yo. Sabe todas las letras y como formar palabras con ellas. Yo sólo sé unas cuantas.
Nicholas me sonrió.
—¿Podrías por favor?
Su petición me impresionó hasta el corazón.
—Absolutamente —tomando la vara de Maia, comencé las lecciones para ambos para que así pudieran leer.
Nicholas era un estudiante listo y absorbía todo lo que le enseñaba con una aptitud que era completamente milagrosa.
Nicholas dirigió su atención hacia mí.
—¿Los Atlantes y los griegos comparten dioses también?
Maia rió.
—¿No sabes acerca de los dioses, Nicholas?
Sacudió la cabeza.
—Sólo sé el nombre de Zeus porque muchos lo usan para jurar y otros llaman a Archon y Apollymi.
Fruncí el ceño ante los nombres del rey y la reina del panteón Atlante.
—¿Cómo sabes sus nombres?
No me respondió, pero la apariencia de su cara me hizo sospechar que debían ser algunos de los que podía escuchar en su cabeza.
—Bien —dije, tratando de aligerar el repentino malestar—, Zeus es el rey de los dioses Olímpicos y su reina es Hera.
—Me gusta Artemisa —dijo Maia más alto—. Es la diosa de la caza y del parto
En el transcurso de la tarde, repasé una rápida lección de los dioses Griegos, pero a diferencia de la escritura, Nicholas había tenido un rato difícil comprendiendo todos los nombres y sus títulos. Constantemente los confundía.
Sonreí ante la calidez que se filtró en mí. Se veía tan mono sosteniéndola como un padre protector sobre la cabeza de Maia.
—¿La amas, no?
Su expresión fue una de horror puro y luego de descarada rabia.
—Nunca la tocaría de esa forma.
—El amor no tiene que ser sexual, Nicholas. En su forma más pura no tiene nada que ver con un acto físico.
La confusión arrugó su frente.
—¿Qué quieres decir?
Gesticulé hacia la niña que sostenía tan protectoramente en el refugio de sus brazos musculosos.
—¿Cuándo miras a Maia, tu corazón se suaviza, no?
Asintió.
—La miras y todo lo que quieres hacer es mantenerla a salvo del daño y cuidar de ella.
—Sí.
Le sonreí.
—¿Cómo lo sabes?
—Porque es así como me siento hacia ti, hermanito. El amor que sientes por ella es el mismo que siento cada vez que pienso en ti.
Tragó mientras una mirada atormentada llegó a sus arremolinantes ojos plateados.
—¿Me quieres?
—Con cada parte de mi corazón.
Por primera vez desde que llegamos aquí sentí como si finalmente lo hubiera alcanzado. Y entonces la cosa más milagrosa de todas sucedió.
Nicholas tomó mi mano.
—Entonces te quiero, Ryssa.
Las lágrimas nublaron mis ojos mientras las emociones me ahogaban.
—Yo también te quiero, akribos. Y no quiero que lo dudes nunca.
—No lo haré —apretó mi mano—. Gracias por ir a buscarme.
Ninguna palabra había significado tanto para mi, ni tocado tan profundamente. Mi garganta estaba tan apretada que ni siquiera pude hablar mientras soltaba mi mano para levantarse con Maia en sus brazos para poder dársela a su madre. Lo observé marcharse y deseé con cada parte de mi alma que siempre se sintiera de esa manera hacia mí.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
19 de Marzo de 9531 A.C.
Hoy noté algo diferente en Nicholas.
Las esferas en su lengua habían desaparecido.
—Te las has quitado. —cogí aliento incapaz de creer lo que estaba viendo.
Su expresión era una mezcla entre la vergüenza y el orgullo.
—Me he decidido a creerte. Dices que aquí estoy a salvo y nadie me llevará otra vez. Quiero creerlo. Así que me las .Ahuequé mis manos en su cara y me gustó aún más que no se pusiera rígido. Le atraje a mis brazos y le abracé con fuerza.
—Aquí estás a salvo, hermanito. Te lo juro.
Por primera vez, me pasó los brazos alrededor y me devolvió el abrazo.
9 de Mayo de 9531 A.C.
Estaba sola en mi cuarto cuando Maia abrió la puerta.
—¿ Nicholas está enfermo?
Dejé la pluma y la miré ceñuda.
—No le he visto en todo el día. ¿Por qué lo preguntas?
Se rascó la nariz y me miró completamente perpleja.
—Fui a buscarle para que amasáramos juntos pero parecía que no se encontraba bien.. ¿Debería preocuparme?
—No, akribos. —dije fingiendo una sonrisa que no sentía—. Corre a la cocina. Yo le buscaré.
—Gracias, Princesa. —Me devolvió la sonrisa antes de salir brincando.
Preocupada yo misma por él, abrí las puertas que daban al patio. Nicholas había pasado mucho tiempo fuera con la hierba y las flores. Pero no estaba allí.
La siguiente parada fue el huerto. Tampoco allí le encontré.
Después de una rápida búsqueda por toda la casa, empecé a preocuparme de verdad. Un pánico irrazonable me invadía cuando salí de casa para buscar por los alrededores.
¿Dónde podría estar?
De repente se me hizo la luz.
El mar…
No había estado en el mar desde el invierno pero no podía pensar en otro lugar donde buscar.
Tampoco estaba allí.
Pero mientras trepaba, le vi yaciendo de espaldas en la arena con las olas pasándole por encima. Me quedé sin aliento. Parecía que no se movía en absoluto.
Empapado hasta los huesos, yacía en la playa con los ojos cerrados.
Corrí aterrorizada y me dejé caer a su lado.—¡ Nicholas! —grité con los ojos llenos de lágrimas de miedo.
Para mi inmediato alivio, abrió los ojos y me miró. Pero no se movió.
—¿Qué haces? —le pregunté hincándome de rodillas a su lado. Apretó los ojos y dijo en tono tan bajo que casi no podía oír con el ruido de las olas.
—El dolor no es tan fuerte si me tumbo aquí.
—¿Qué dolor?
Me cogió la mano.
—Las voces de mi cabeza. Siempre son atroces el día de hoy, todos los años.
—No lo entiendo.
Hoy noté algo diferente en Nicholas.
Las esferas en su lengua habían desaparecido.
—Te las has quitado. —cogí aliento incapaz de creer lo que estaba viendo.
Su expresión era una mezcla entre la vergüenza y el orgullo.
—Me he decidido a creerte. Dices que aquí estoy a salvo y nadie me llevará otra vez. Quiero creerlo. Así que me las .Ahuequé mis manos en su cara y me gustó aún más que no se pusiera rígido. Le atraje a mis brazos y le abracé con fuerza.
—Aquí estás a salvo, hermanito. Te lo juro.
Por primera vez, me pasó los brazos alrededor y me devolvió el abrazo.
9 de Mayo de 9531 A.C.
Estaba sola en mi cuarto cuando Maia abrió la puerta.
—¿ Nicholas está enfermo?
Dejé la pluma y la miré ceñuda.
—No le he visto en todo el día. ¿Por qué lo preguntas?
Se rascó la nariz y me miró completamente perpleja.
—Fui a buscarle para que amasáramos juntos pero parecía que no se encontraba bien.. ¿Debería preocuparme?
—No, akribos. —dije fingiendo una sonrisa que no sentía—. Corre a la cocina. Yo le buscaré.
—Gracias, Princesa. —Me devolvió la sonrisa antes de salir brincando.
Preocupada yo misma por él, abrí las puertas que daban al patio. Nicholas había pasado mucho tiempo fuera con la hierba y las flores. Pero no estaba allí.
La siguiente parada fue el huerto. Tampoco allí le encontré.
Después de una rápida búsqueda por toda la casa, empecé a preocuparme de verdad. Un pánico irrazonable me invadía cuando salí de casa para buscar por los alrededores.
¿Dónde podría estar?
De repente se me hizo la luz.
El mar…
No había estado en el mar desde el invierno pero no podía pensar en otro lugar donde buscar.
Tampoco estaba allí.
Pero mientras trepaba, le vi yaciendo de espaldas en la arena con las olas pasándole por encima. Me quedé sin aliento. Parecía que no se movía en absoluto.
Empapado hasta los huesos, yacía en la playa con los ojos cerrados.
Corrí aterrorizada y me dejé caer a su lado.—¡ Nicholas! —grité con los ojos llenos de lágrimas de miedo.
Para mi inmediato alivio, abrió los ojos y me miró. Pero no se movió.
—¿Qué haces? —le pregunté hincándome de rodillas a su lado. Apretó los ojos y dijo en tono tan bajo que casi no podía oír con el ruido de las olas.
—El dolor no es tan fuerte si me tumbo aquí.
—¿Qué dolor?
Me cogió la mano.
—Las voces de mi cabeza. Siempre son atroces el día de hoy, todos los años.
—No lo entiendo.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
—Me dicen una y otra vez que es el aniversario de mi nacimiento y que debería ir con ellos. Pero Apollymi me grita que me esconda y no les escuche. Me estoy volviendo loco, ¿verdad?
Apreté su mano, le retiré el pelo húmedo de la frente .
—Hoy no es el aniversario de tu nacimiento. Naciste en junio.
—Ya lo sé, pero siguen gritando. Me caí intentando llegar a las rocas y descubrí que en el mar las voces se atenúan.
Nada de esto tenía sentido.
—¿Cómo es eso?
—No lo sé. Pero es así.
Aun así no hizo intención de salir del mar.
—Vas a coger frío tirado ahí.
—No me importa. Prefiero ponerme malo a oírles gritar tan fuerte.
Desesperada por calmarle, me senté detrás en el suelo con las piernas cruzadas y puse su cabeza en mi regazo.
—¿Mejor?
Asintió entrelazando sus dedos con los míos y puso mi mano sobre su corazón, sujetándome allí. Por el firme apretón, sabía que la cabeza seguía doliéndole inmisericorde.
A Nicholas le dolía tanto que no podía comer, aunque pude hacer que mordisqueara un poco de pan.
Al anochecer, las voces se aquietaron lo suficiente como para que pudiera levantarse. Se tambaleaba.
—¿Estás bien? —le pregunté preocupada.
—Un poco mareado por las voces. Pero ahora no son tan fuertes. —me echó un brazo por los hombros y juntos emprendimos el camino de vuelta a su cuarto.
Hice que Petra le preparara un baño caliente y le cubrí con una toalla. Todavía estaba pálido, sus rasgos tensos.
Maia llegó corriendo con dos vasos de leche tibia.
—Me tenías preocupada, Nicholas. — le regañó.
—Lo siento, chiquita. No quería preocuparte.
—¿Te encuentras mejor?
Asintió.
—Maia, —dijo Petra desde la puerta. —ven aquí y deja que Nicholas se bañe en paz.
Encantada por sus atenciones, la seguí.
—Ryssa.
Me paré en la puerta y miré a Nicholas que todavía estaba envuelto en la toalla.
—¿Sí?
—Gracias por preocuparte por mí y por quedarte conmigo. Ve a secarte antes de que cojas frío.
—Sí, señor. —dije sonriéndole.
Salí cerrando la puerta y me dirigí a mi cuarto.
y………….
Oí un vago susurro en el viento.
Apostolos.
Ceñuda, miré a mí alrededor pero no había nadie. ¿De dónde demonios venía esa voz? Y más aún, no conocía a nadie que se llamara Apostolos.
Sacudí la cabeza para aclarármela.
—Ahora oigo voces, como Nicholas.
Era extraño como para estar segura.
23 de Junio, 9530 A.C.
Al final la respuesta llegó. La Reina de Kiza había accedido a acoger a Nicholas.
Eufórica, planeaba contárselo a Nicholas esa noche durante la celebración sorpresa del aniversario de su nacimiento.
Mi hermano iba a estar a salvo. Para siempre.
Afortunadamente, nosotros habíamos salido hoy al huerto. En realidad, pasamos toda la mañana allí, riendo y probando la apreciada fruta del jardinero.
No me extraña que Nicholas lo prefiera a cualquier otro lugar del palacio. El aire primaveral era fresco y cálido.
Claro, su vida no había tenido demasiado de aquellas dos cosas. Como desearía haber podido darle otra vida. Una mejor.
Mientras lo veía inhalar el olor de una manzana antes de añadirla al montón que había escogido, me asombré de cuanto había cambiado en los últimos meses. Por primera vez, me recordó a un juvenil muchacho de catorce años y no a un sin entusiasmo, desgastado anciano.
Puedo haberle fallado antes, pero juré que no le fallaría de nuevo. Aquí conoce la paz y la felicidad. Aquí, haré lo que más pueda por mantenerlo lejos del mundo que no puede entenderlo ni soportarlo.
Después de terminar, me trajo su tesoro y lo puso en forma de círculo para que así yo pudiera escoger que manzanas quería primero. Siempre fue así de considerado. Pensando en otros antes que en él.
—¿Piensas que Padre nos visitará pronto? —preguntó mientras el yacía en su costado.
Podía sentir que él estaba probándome para ver si estaba mintiendo.
—Estoy pensando que tú y yo deberíamos hacer un viaje en unos días para visitar a la reina.
El apartó la mirada, incómodo, mientras jugaba con su propia manzana.
Queriendo apaciguarlo y alentarlo, me estiré para apartarle unos mechones de cabello dorado de los ojos.
—¿Es esta la ternura del verdadero afecto del que me hablaste? —preguntó en tono vacilante—, ¿La única en las que las personas que te quieren, te tocan sin pedir nada a cambio?
—Sí —respondí.
Él me sonrió, abiertamente y honestamente igual que un niño.
—Creo que me gusta.
Entonces oí algo que hizo que mi corazón dejara de latir.
Había pasos acercándose. Sabía que no debería haber tales sonidos en nuestro paraíso temporal. Petra y Maia estaba ocupadas en la cocina. El marido de Petra había ido al pueblo y el resto estaban ocupados en sus quehaceres.
Sólo una persona podía llegar de esa manera.
Y supe que era nuestro padre en el instante en que Nicholas se sentó, su rostro extremadamente encantado. Cerré los ojos y temblé de pánico a la vez que hice el esfuerzo de levantarme y enfrentarlo. Padre estaba entre las viejas columnas de piedra que marcaban la entrada al huerto con Styxx a su lado.
La sangre se congeló en mis venas.
Quería decirle a Nicholas que corriera y se ocultara, pero era demasiado tarde. Ya estaban muy cerca.
Sólo tres días más y habíamos estado a salvo lejos de allí. Quise llorar.
—Padre —dije en voz baja—. ¿Por qué estás aquí?
—¿Dónde has estado? —exigió mientras avanzaba—. Te he estado buscando y buscando hasta que me dí cuenta de venir aquí.
—Te lo dije, quería tiempo…
—¿Padre? —La voz entusiasmada de Nicholas llenó mis oídos. Esta era la primera vez que el joven había visto a su padre desde que había sido enviado lejos.
Horrorizada, lo observé correr para abrazar a su padre. Al contrario que Nicholas, yo sabía la recepción que recibiría.
Apreté su mano, le retiré el pelo húmedo de la frente .
—Hoy no es el aniversario de tu nacimiento. Naciste en junio.
—Ya lo sé, pero siguen gritando. Me caí intentando llegar a las rocas y descubrí que en el mar las voces se atenúan.
Nada de esto tenía sentido.
—¿Cómo es eso?
—No lo sé. Pero es así.
Aun así no hizo intención de salir del mar.
—Vas a coger frío tirado ahí.
—No me importa. Prefiero ponerme malo a oírles gritar tan fuerte.
Desesperada por calmarle, me senté detrás en el suelo con las piernas cruzadas y puse su cabeza en mi regazo.
—¿Mejor?
Asintió entrelazando sus dedos con los míos y puso mi mano sobre su corazón, sujetándome allí. Por el firme apretón, sabía que la cabeza seguía doliéndole inmisericorde.
A Nicholas le dolía tanto que no podía comer, aunque pude hacer que mordisqueara un poco de pan.
Al anochecer, las voces se aquietaron lo suficiente como para que pudiera levantarse. Se tambaleaba.
—¿Estás bien? —le pregunté preocupada.
—Un poco mareado por las voces. Pero ahora no son tan fuertes. —me echó un brazo por los hombros y juntos emprendimos el camino de vuelta a su cuarto.
Hice que Petra le preparara un baño caliente y le cubrí con una toalla. Todavía estaba pálido, sus rasgos tensos.
Maia llegó corriendo con dos vasos de leche tibia.
—Me tenías preocupada, Nicholas. — le regañó.
—Lo siento, chiquita. No quería preocuparte.
—¿Te encuentras mejor?
Asintió.
—Maia, —dijo Petra desde la puerta. —ven aquí y deja que Nicholas se bañe en paz.
Encantada por sus atenciones, la seguí.
—Ryssa.
Me paré en la puerta y miré a Nicholas que todavía estaba envuelto en la toalla.
—¿Sí?
—Gracias por preocuparte por mí y por quedarte conmigo. Ve a secarte antes de que cojas frío.
—Sí, señor. —dije sonriéndole.
Salí cerrando la puerta y me dirigí a mi cuarto.
y………….
Oí un vago susurro en el viento.
Apostolos.
Ceñuda, miré a mí alrededor pero no había nadie. ¿De dónde demonios venía esa voz? Y más aún, no conocía a nadie que se llamara Apostolos.
Sacudí la cabeza para aclarármela.
—Ahora oigo voces, como Nicholas.
Era extraño como para estar segura.
23 de Junio, 9530 A.C.
Al final la respuesta llegó. La Reina de Kiza había accedido a acoger a Nicholas.
Eufórica, planeaba contárselo a Nicholas esa noche durante la celebración sorpresa del aniversario de su nacimiento.
Mi hermano iba a estar a salvo. Para siempre.
Afortunadamente, nosotros habíamos salido hoy al huerto. En realidad, pasamos toda la mañana allí, riendo y probando la apreciada fruta del jardinero.
No me extraña que Nicholas lo prefiera a cualquier otro lugar del palacio. El aire primaveral era fresco y cálido.
Claro, su vida no había tenido demasiado de aquellas dos cosas. Como desearía haber podido darle otra vida. Una mejor.
Mientras lo veía inhalar el olor de una manzana antes de añadirla al montón que había escogido, me asombré de cuanto había cambiado en los últimos meses. Por primera vez, me recordó a un juvenil muchacho de catorce años y no a un sin entusiasmo, desgastado anciano.
Puedo haberle fallado antes, pero juré que no le fallaría de nuevo. Aquí conoce la paz y la felicidad. Aquí, haré lo que más pueda por mantenerlo lejos del mundo que no puede entenderlo ni soportarlo.
Después de terminar, me trajo su tesoro y lo puso en forma de círculo para que así yo pudiera escoger que manzanas quería primero. Siempre fue así de considerado. Pensando en otros antes que en él.
—¿Piensas que Padre nos visitará pronto? —preguntó mientras el yacía en su costado.
Podía sentir que él estaba probándome para ver si estaba mintiendo.
—Estoy pensando que tú y yo deberíamos hacer un viaje en unos días para visitar a la reina.
El apartó la mirada, incómodo, mientras jugaba con su propia manzana.
Queriendo apaciguarlo y alentarlo, me estiré para apartarle unos mechones de cabello dorado de los ojos.
—¿Es esta la ternura del verdadero afecto del que me hablaste? —preguntó en tono vacilante—, ¿La única en las que las personas que te quieren, te tocan sin pedir nada a cambio?
—Sí —respondí.
Él me sonrió, abiertamente y honestamente igual que un niño.
—Creo que me gusta.
Entonces oí algo que hizo que mi corazón dejara de latir.
Había pasos acercándose. Sabía que no debería haber tales sonidos en nuestro paraíso temporal. Petra y Maia estaba ocupadas en la cocina. El marido de Petra había ido al pueblo y el resto estaban ocupados en sus quehaceres.
Sólo una persona podía llegar de esa manera.
Y supe que era nuestro padre en el instante en que Nicholas se sentó, su rostro extremadamente encantado. Cerré los ojos y temblé de pánico a la vez que hice el esfuerzo de levantarme y enfrentarlo. Padre estaba entre las viejas columnas de piedra que marcaban la entrada al huerto con Styxx a su lado.
La sangre se congeló en mis venas.
Quería decirle a Nicholas que corriera y se ocultara, pero era demasiado tarde. Ya estaban muy cerca.
Sólo tres días más y habíamos estado a salvo lejos de allí. Quise llorar.
—Padre —dije en voz baja—. ¿Por qué estás aquí?
—¿Dónde has estado? —exigió mientras avanzaba—. Te he estado buscando y buscando hasta que me dí cuenta de venir aquí.
—Te lo dije, quería tiempo…
—¿Padre? —La voz entusiasmada de Nicholas llenó mis oídos. Esta era la primera vez que el joven había visto a su padre desde que había sido enviado lejos.
Horrorizada, lo observé correr para abrazar a su padre. Al contrario que Nicholas, yo sabía la recepción que recibiría.
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Sin siquiera mirarme, Padre lo apartó despiadadamente e hizo una mueca de repugnancia.
Nicholas frunció el ceño confundido a la vez que me miraba pidiendo una explicación.
—¿Cómo te atreviste a sacarlo de la Atlántida? —gruñó su padre.
Abrí la boca para explicarle, pero me distraje con la manera en que los gemelos se miraban el uno al otro.
La alegría cubría el rostro de Nicholas. Podía notar que quería abrazar a Styxx, pero después de la bienvenida de Padre estaba vacilante.
Styxx lo miraba menos que entusiasmado. Miraba a Nicholas como si fuera una pesadilla hecha realidad.
—¡Guardias! —gritó padre.
—¿Qué estás haciendo?— Pregunté, incapaz de comprender por qué padre llamaría a los guardias para ir por su propio hijo.
—Voy a enviarlo de vuelta a donde pertenece.
La mandíbula de Nicholas se aflojó y se volvió a mí con aterrorizados ojos.
Mi corazón latía salvajemente con temor de que lo volvieran a enviar a la Atlántida.
—No puedes hacer eso.
Padre se volvió hacia mí con una mirada llena de odio.
—¿Has perdido la cabeza, mujer? ¿Por qué mimarías a tal monstruo?
—Padre, por favor —suplicó Nicholas, cayendo de rodillas ante él.—. Por favor, no me envíes de vuelta. Haré lo que me pidas. Lo juro. Seré bueno. No miraré a nadie. No le haré daño a nadie—. Nicholas le besó los pies con reverencia.
—No soy tu padre, gusano, —le dijo Padre cruelmente a la vez que pateaba a Nicholas para alejarlo. Ahora se dirigió a mí con puro veneno—. Te lo dije, él no pertenece a esta familia. ¿Por qué me desafías?
—Es tu hijo —dije a través de mis lágrimas de odio y frustración—. ¿Cómo puedes negarlo? Es tu rostro el que tiene. El rostro de Styxx. ¿Cómo puedes amar a uno y no al otro?
Padre se agachó y agarró la mandíbula de Nicholas fuertemente con una mano. Podía notar que sus dedos herían las mejillas de Nicholas a la vez que lo levantaba poniéndolo en pie para que Nicholas pudiera mirarme a la cara.
—Esos no son mis ojos. ¡No son los ojos de un humano!
—Styxx, —dije, sabiendo que si podía ganarlo para mi causa, podría influenciar en la opinión de Padre sobre Nicholas —. Es tu hermano. Míralo.
Styxx negó con la cabeza.
—Yo no tengo hermano.
Padre empujó a Nicholas que retrocedió.
Nicholas quedó de pie sin decir palabra alguna, sus ojos aturdidos ante la realidad del momento.
Vi como se marchitaba ante mis ojos.
Se había ido el chico que finalmente, después de meses de cariñosas atenciones, había aprendido a sonreír y a confiar
Sus ojos eran ahora agujeros vacíos. Le había mentido y él lo sabía.
El había confiado en mí y ahora ese frágil lazo estaba roto.
Nicholas dejó caer la cabeza y se abrazó a sí mismo, como si con eso pudiera protegerse de la brutalidad de un mundo que no lo quería en él.
Cuando los guardias entraron al huerto y padre les dijo que se lo llevaran de vuelta a la Atlántida, Nicholas los siguió sin una palabra y sin luchar. Una vez más volvía a ser modesto y sin opinión. Era lo que había sido.
Con sólo unas bruscas palabras, Padre había rehecho todos los meses de cuidadoso abrigo.
Miré a mi padre, odiándolo por lo que estaba haciendo.
—Estes abusa de él, Padre. Constantemente. Él vende a Nicholas para…
Mi padre me abofeteó por esas palabras.
—Es mi hermano del que hablas. ¡Cómo te atreves!
Me ardía la cara, pero no me importó. No podía quedarme callada.
—Y ese es mi hermano al que desechas. ¡Cómo te atreves!
No esperé a ver que decía. Corrí tras Nicholas quien ya había sido escoltado por la guardia.
Estaba esperando a que trajeran los caballos la entrada principal del palacio. Permanecía en pie igual que una estatua.
—¿ Nicholas?
Se negaba a mirarme.
— Nicholas, por favor. No sabía que vendrían hoy. Pensé que estábamos a salvo.
—Me mentiste —dijo simplemente, fijando la mirada en el vacío suelo—. Me dijiste que padre me quería. Que nadie dejaría que me fuera de aquí. Me lo juraste.
Avergonzada hasta el alma, intenté pensar en algo que decirle. Pero no encontraba nada sustancial.
—Lo siento mucho —Aquella era una vana disculpa incluso en mis oídos.
Él negó con la cabeza.
—Nunca he puesto un pie fuera de mis aposentos sin escolta. Nunca he dejado la casa. Idikos me castigará por haberme ido. Él… —el horror llenó sus ojos mientras se abrazaba a si mismo incluso con más fuerza.
No podía siquiera empezar a imaginar que estaba esperándole en la Atlántida.
Trajeron los caballos.
Cuando Nicholas habló, sus palabras eran suaves, apenas un susurro de su atenazado corazón.
—Desearía que me hubieses dejado como estaba.
Tenía razón, y en lo más profundo de mi corazón, lo sabía.
Ahora no tendría nada que decir sobre su vida. Sería mucho menos que nada en la Atlántida.
Sollocé cuando un guardia lo agarró y obligó a entrar en un carro. Nicholas nunca volvió a mirarme. Me di cuenta que él realmente debía odiarme por lo que le había hecho y no podía culparlo por ello.
Con el corazón dolido, me quedé allí y los vi alejarse.
—¡ Nicholas! —gritó Maia cuando salió llorando por la puerta.
Solo entonces él se volvió. Su cara estaba estoica, pero vi lágrimas en sus ojos cuando le dijo adiós con la mano.
Cayendo de rodilla, atraje a Maia a mis brazos mientras sollozaba con el corazón desgarrado de tristeza que también me embargaba a mí.
Nicholas se iba y no tenía esperanza de liberarlo otra vez. Padre se aseguraría de eso.
Entonces recordé las palabras que la vieja sacerdotisa había proclamado el día de su nacimiento.
Que los dioses se apiaden de ti, pequeño. Nadie más lo hará.
Ahora sabía cuánta razón había tenido. Nicholas tenía razón, los dioses lo habían maldecido.
De otra manera habríamos tenido nuestros tres días…
Nicholas frunció el ceño confundido a la vez que me miraba pidiendo una explicación.
—¿Cómo te atreviste a sacarlo de la Atlántida? —gruñó su padre.
Abrí la boca para explicarle, pero me distraje con la manera en que los gemelos se miraban el uno al otro.
La alegría cubría el rostro de Nicholas. Podía notar que quería abrazar a Styxx, pero después de la bienvenida de Padre estaba vacilante.
Styxx lo miraba menos que entusiasmado. Miraba a Nicholas como si fuera una pesadilla hecha realidad.
—¡Guardias! —gritó padre.
—¿Qué estás haciendo?— Pregunté, incapaz de comprender por qué padre llamaría a los guardias para ir por su propio hijo.
—Voy a enviarlo de vuelta a donde pertenece.
La mandíbula de Nicholas se aflojó y se volvió a mí con aterrorizados ojos.
Mi corazón latía salvajemente con temor de que lo volvieran a enviar a la Atlántida.
—No puedes hacer eso.
Padre se volvió hacia mí con una mirada llena de odio.
—¿Has perdido la cabeza, mujer? ¿Por qué mimarías a tal monstruo?
—Padre, por favor —suplicó Nicholas, cayendo de rodillas ante él.—. Por favor, no me envíes de vuelta. Haré lo que me pidas. Lo juro. Seré bueno. No miraré a nadie. No le haré daño a nadie—. Nicholas le besó los pies con reverencia.
—No soy tu padre, gusano, —le dijo Padre cruelmente a la vez que pateaba a Nicholas para alejarlo. Ahora se dirigió a mí con puro veneno—. Te lo dije, él no pertenece a esta familia. ¿Por qué me desafías?
—Es tu hijo —dije a través de mis lágrimas de odio y frustración—. ¿Cómo puedes negarlo? Es tu rostro el que tiene. El rostro de Styxx. ¿Cómo puedes amar a uno y no al otro?
Padre se agachó y agarró la mandíbula de Nicholas fuertemente con una mano. Podía notar que sus dedos herían las mejillas de Nicholas a la vez que lo levantaba poniéndolo en pie para que Nicholas pudiera mirarme a la cara.
—Esos no son mis ojos. ¡No son los ojos de un humano!
—Styxx, —dije, sabiendo que si podía ganarlo para mi causa, podría influenciar en la opinión de Padre sobre Nicholas —. Es tu hermano. Míralo.
Styxx negó con la cabeza.
—Yo no tengo hermano.
Padre empujó a Nicholas que retrocedió.
Nicholas quedó de pie sin decir palabra alguna, sus ojos aturdidos ante la realidad del momento.
Vi como se marchitaba ante mis ojos.
Se había ido el chico que finalmente, después de meses de cariñosas atenciones, había aprendido a sonreír y a confiar
Sus ojos eran ahora agujeros vacíos. Le había mentido y él lo sabía.
El había confiado en mí y ahora ese frágil lazo estaba roto.
Nicholas dejó caer la cabeza y se abrazó a sí mismo, como si con eso pudiera protegerse de la brutalidad de un mundo que no lo quería en él.
Cuando los guardias entraron al huerto y padre les dijo que se lo llevaran de vuelta a la Atlántida, Nicholas los siguió sin una palabra y sin luchar. Una vez más volvía a ser modesto y sin opinión. Era lo que había sido.
Con sólo unas bruscas palabras, Padre había rehecho todos los meses de cuidadoso abrigo.
Miré a mi padre, odiándolo por lo que estaba haciendo.
—Estes abusa de él, Padre. Constantemente. Él vende a Nicholas para…
Mi padre me abofeteó por esas palabras.
—Es mi hermano del que hablas. ¡Cómo te atreves!
Me ardía la cara, pero no me importó. No podía quedarme callada.
—Y ese es mi hermano al que desechas. ¡Cómo te atreves!
No esperé a ver que decía. Corrí tras Nicholas quien ya había sido escoltado por la guardia.
Estaba esperando a que trajeran los caballos la entrada principal del palacio. Permanecía en pie igual que una estatua.
—¿ Nicholas?
Se negaba a mirarme.
— Nicholas, por favor. No sabía que vendrían hoy. Pensé que estábamos a salvo.
—Me mentiste —dijo simplemente, fijando la mirada en el vacío suelo—. Me dijiste que padre me quería. Que nadie dejaría que me fuera de aquí. Me lo juraste.
Avergonzada hasta el alma, intenté pensar en algo que decirle. Pero no encontraba nada sustancial.
—Lo siento mucho —Aquella era una vana disculpa incluso en mis oídos.
Él negó con la cabeza.
—Nunca he puesto un pie fuera de mis aposentos sin escolta. Nunca he dejado la casa. Idikos me castigará por haberme ido. Él… —el horror llenó sus ojos mientras se abrazaba a si mismo incluso con más fuerza.
No podía siquiera empezar a imaginar que estaba esperándole en la Atlántida.
Trajeron los caballos.
Cuando Nicholas habló, sus palabras eran suaves, apenas un susurro de su atenazado corazón.
—Desearía que me hubieses dejado como estaba.
Tenía razón, y en lo más profundo de mi corazón, lo sabía.
Ahora no tendría nada que decir sobre su vida. Sería mucho menos que nada en la Atlántida.
Sollocé cuando un guardia lo agarró y obligó a entrar en un carro. Nicholas nunca volvió a mirarme. Me di cuenta que él realmente debía odiarme por lo que le había hecho y no podía culparlo por ello.
Con el corazón dolido, me quedé allí y los vi alejarse.
—¡ Nicholas! —gritó Maia cuando salió llorando por la puerta.
Solo entonces él se volvió. Su cara estaba estoica, pero vi lágrimas en sus ojos cuando le dijo adiós con la mano.
Cayendo de rodilla, atraje a Maia a mis brazos mientras sollozaba con el corazón desgarrado de tristeza que también me embargaba a mí.
Nicholas se iba y no tenía esperanza de liberarlo otra vez. Padre se aseguraría de eso.
Entonces recordé las palabras que la vieja sacerdotisa había proclamado el día de su nacimiento.
Que los dioses se apiaden de ti, pequeño. Nadie más lo hará.
Ahora sabía cuánta razón había tenido. Nicholas tenía razón, los dioses lo habían maldecido.
De otra manera habríamos tenido nuestros tres días…
Femme Fatale
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
Dios mio. Tienes que seguirla ya! encerio, me voy a morir DDDDDDDD;
danfix
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
plis seguila como la amo!!!!!!!!
pobre nick confio en ryssa
pero ella lo hiso por su bien
pero igual siguela porq la amo
gracias siempre t voi a ser fiel
a la nove siempre tienes una lectora!!!
besos
pobre nick confio en ryssa
pero ella lo hiso por su bien
pero igual siguela porq la amo
gracias siempre t voi a ser fiel
a la nove siempre tienes una lectora!!!
besos
#Fire Rouge..*
Re: "NICHOLAS una historia que no quiere ser revelada o SI?" ( nick y tu) ADAPTACION .
siguela porfavor D:
danfix
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