Tan sólo... quiero verlo - One Direction.

Una noche tranquila en los suburbios londinenses. No había transeúntes en las calles, nada ni nadie merodeaba por ningún lado.
Zayn Malik, junto con su grupo de compañeros del F.B.I estaban en medio de su noche libre. Agradecían el hecho de que aquella vez nadie había querido armar disturbios… siempre se veían interrumpidos por algún drogadicto, o algún hombre que se encontraba fuera de sus casillas y quería llamar la atención.
—Quinientos dólares… —murmuró Nelson. El castaño de gafas.
—Doscientos —dijo Otto. —No quiero arriesgarme —se defendió.

Así es… noche de apuestas.

—Yo paso de ésta. —Liam dejó las cartas sobre la mesa y se puso de pie, alejándose con su café en mano subió las escaleras. —¡Hasta mañana, muchachos! —exclamó desde arriba.
—Es un maricón —se rió Zayn. —Siempre se va cuando la apuesta supera los trescientos.
—Tiene una familia, cabrón, no lo culpes. —Harry defiende a su compañero, no le gusta que hablen mal de la gente a sus espaldas. El de rulos es un hombre hecho y derecho. Una persona correcta.
—Vale, vale, tienes razón… —bufó. —Lo lamento.
La alarma comenzó a sonar… Zayn abrió los ojos como platos. No sabía hacia dónde salir corriendo.
—Venga, niño bonito… ponte de pie. —El más viejo del grupo lo tomó por ambos brazos, impulsándolo a caminar. —Derecha, izquierda, derecha, izquierda, ¡uno delante del otro! Por Dios, qué inútil eres. ¿Te haces llamar policía? Me das gracia, Malik.
Nelson ya estaba fuera de la estación de F.B.I.
—¡Corre, joder! —Otto golpeó la espalda del moreno y él reaccionó.
El handie del castaño resonó en los oídos de Malik. Nombraron dos calles. «Aquello era un callejón sin salida.» razonó él.
—¡Sé dónde es! —exclamó, haciéndose notar.
Corrió hasta la patrulla y se montó en ella. Aceleró, sin dar tiempo a que sus compañeros lo imitaran; ellos podrían alcanzarlo luego. Sabían cómo llegar.
—Arriba las manos —gritó Zayn, empuñando su arma. Alzó la linterna y vio la silueta de un hombre, sostenía a una muchacha de manera brusca. Casi animal. —¡Suéltala!, ¡¡policía!! —Él sintió cómo las gotas de sudor se deslizaban hacia abajo por su espalda. Era la primera vez que le apuntaba a una persona viva con su arma. Hasta el momento tan sólo habían sido pedazos de madera con forma de persona. —¡Joder, he dicho que la sueltes! —su desesperación aumentó al oírla sollozar.
—¡Suéltala! —la voz de Harry llegó a sus oídos. —Irás a prisión si no colaboras, amigo.
Nelson y Otto llegaron después. La conmoción era cada vez más grande.
—Negociemos —dijo Otto. —Suelta a la muchacha y tendrás uno de los mejores abogados.
—¡No hay nada que negociar, tío! ¡Ésta niña es mía!
—Venga. Si la lastimas pasaras algunos años en un calabozo —dijo. —No creo que quieras eso.
—¡No me importa, joder! ¡Váyanse!
—Lamento decirte que eso no podrá ser así —ahora fue Nelson el que hablaba.
—¡Voy a matarla! —a Zayn se le escapó el corazón por la boca. ¿Realmente iba a matarla? El moreno dio algunos pasos. —¡Quédate quieto, moreno! —exclamó el hombre. —No me hagas enojar.
—¡Malik! —gritó Otto. —No hagas locuras.
Sin pensarlo dos veces el moreno corrió y se arrojó sobre el vándalo. Un tiro se oyó. Pero la muchacha ya estaba a salvo, cerca de Otto. Eso era lo que Zayn quería…
—¡Zayn! —gritó Harry y corrió hasta allí. Malik estaba tirado en el suelo, a la izquierda del hombre que hace poco segundos tenía a la muchacha apresada. —¿Estás bien? —preguntó asustado. —¡Joder, tío, responde!
—Me dio —fue lo único que pudo formular.
—¡Nelson! —gritó con desesperación. —¡Llama a una ambulancia! —El de rulos tomó a su compañero por el brazo y lo puso de pie cuidadosamente. —Tranquilo. Saldrás de ésta.
—¿Quién me dijo que me alistara en la policía? —preguntó con ironía y sonrió.
Styles negó con la cabeza. —No puedo creer que eso te importe más que un balazo.
La muchacha de cabellos rojos corrió hasta Zayn. —Ha sido mi culpa —le dijo. —Lo lamento.
—Tranquila, nena. Tan sólo cumplía con mi deber.
—Y te lo agradezco —ella sonrió y su rostro se vio iluminado por la sirena de la ambulancia. Era una de las primeras veces que llegaban con esa rapidez.
Harry llevó a Zayn al vehículo lo más rápido que pudo. Se giró y pudo apreciar cómo Otto esposaba al maleante. —¡Otto, iré con Zayn!
—Yo llevaré a la muchacha a la comisaria, necesito tomar su declaración, señorita —lo secundó Nelson.
—Vale, en cuanto termine con esto iré al hospital.

Los cabellos rojos de la muchacha asomaron por la esquina del pasillo. El hospital estaba casi vacío. Sus rulos caían lánguidamente desde su cabeza hasta el final de su espalda. Un pequeño rulo reposaba en su frente, siendo lo único que en ella se veía. Sus ojos grises reflejaban su alma y su vida. Decían mucho de ella.
Lo primero que vio fue un castaño de ojos marrones, que pronto se presentó como Liam Payne.
—Vanessa Martens —dijo ella estrechando su mano con la del oficial.
—¿Qué la trae por aquí, Vanessa? —preguntó.
—Me han dicho que el oficial Malik está aquí… —respondió y miró por sobre el hombre de Payne. Quien identificó como Nelson Reckler, el oficial que le había tomado declaración. —¿Zayn está bien? —su voz sonó preocupada.
—Está recuperándose —dijo el hombre de gafas. —La bala entró por el abdomen y salió, pero no lacero ningún órgano vital.
La pelirroja suspiró con alivio y se dejó caer en una de las tantas butacas que allí había.
—¿Puedo saber el por qué de su preocupación?
—A salvado mi vida —respondió tajante. —Vaya uno a saber qué hubiera sido de mí.
—Primer noche de acción y ya tiene una admiradora —Otto dio la vuelta en el pasillo. —¡Eso no es justo!
Nelson y Liam rieron.
—¿Dónde está Hazza? —preguntó el recién llegado.
—En la habitación, con Zayn.
—¿Puedo entrar a verlo? —Vanessa estaba de pie nuevamente.
—Claro. Con calma —le pidió Nelson. Ella asintió y corrió en la dirección en la que el de gafas había aparecido hacia tan sólo unos minutos.
La puerta estaba arrimada. Ella tomó aire y la empujó con ambas manos.
Harry se volteó da manera instantánea al oírla entrar.
—¿Qué haces aquí? —preguntó.
—He venido a ver a Zayn —susurró tímidamente. —El detective Nelson me ha dicho que podía entrar.
—Déjala, Harry —la voz del moreno sonó rasposa.
—Vale —respondió de mala gana y salió de la habitación.
Vanessa se acercó a él con cuidado. —Gracias —dijo suavemente. —En verdad.
—A ti por molestarte en venir… pero no es necesario —susurró, no podía hablar más fuerte que eso. —Yo sólo estaba haciendo mi deber.
—Me salvaste la vida —insistió.
Él ya no quiso escucharla decir lo mismo, cambió de tema. —¿Cuál es tu nombre?
—Vanessa —susurró y lo miró a los ojos.
En ese momento, Zayn decidió que era realmente hermosa. Ignoró el dolor que sentía en el abdomen, recargó su peso sobre su codo; utilizó la mano que le quedaba libre para apoyarla en la nuca de la muchacha y atraerla hacia sí para besarla.
—Acepto tu agradecimiento, y abuso de mi autoridad para exigirte que te quedes conmigo ésta noche. Éste pobre infeliz necesita conocerte más.
Ella sonrió y lo besó de nuevo. —Está bien… creo que puedo aceptar que abuses de tu poder —bromeó y se sentó a su lado.