~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]

SEGUILA!!!

:)

siguee porfavor

¡Gracias por los comentarios chicas! Me animan a seguir aunque a veces me quede estancada. Os lo agradezco de verdad. ¡Os quiero!


—¿Quieres también un poco de jabón? Puedo entrar y traerte un poco —prosiguió, señalando a algún sitio detrás de él que me impedía ver el paraguas—. Mucho me temo que es de esos de pastilla y, además, huele fatal, pero algo es algo —Yo no estaba para bromas.
—¿Por qué no te desapareces de mi vista? —cuestioné malhumorada—. Me harías un gran favor. Además, no necesito tu compasión, Nicholas. Ni la tuya ni la de nadie.
—¿Empezamos otra vez como al principio? Eres tú quien me ha encontrado a mí, no yo a ti.
—Yo no te he encontrado. Créeme. Eres la última persona a la que querría ver ahora —no bromeaba con eso.
—Dado que estamos en un momento de sinceridad, considero oportuno decir que no es algo que me importe. Levántate de ahí, vamos —se acercó hasta coger mi antebrazo pero me libré de su agarre.
—No.
—Cassie… —empezó.
—¡He dicho que no!

Decidió desechar esa estrategia y expulsó un suspiro de paciencia.

—¿Si me cuentas lo que te pasa te sentirás mejor?

Me encogí de hombros.

—De acuerdo, haremos un trato: tú me lo cuentas, yo te escucho, y luego te llevaré a casa a que te tomes un relajante baño que te haga sentir mejor. ¿De acuerdo?
—No hace falta que te molestes, he venido con mi coche.
—Entonces, te llevaré a casa, te ducharás, cambiarás, tomarás algo caliente, y volveré a traerte para que recojas tu coche. ¿Te parece?

Volví a encogerme de hombros, sin dirigirle una mirada. Vi que tenía intención de sentarse.

—Te vas a manchar tu traje de súper ejecutivo.
—Esa era mi intención —inquirió. Cuando logré encontrarme reflejada en sus ojos, me guiñó un de ellos dejándome un tanto aturdida—. Pero, cuéntame, ¿qué te pasa?

Empecé a llorar de forma silenciosa, y bajé la cabeza con lo cual las lágrimas se podían camuflar con el agua que chorreaba de mi pelo y él no parecía enterarse. Mejor así. No hizo comentario alguno sobre mi atuendo, lo que agradecí inmensamente.

—He tenido un día infernal, de esos que es mejor que nadie tenga. He conocido a mucha gente con la que pensaba que era compatible y he acabado dándome cuenta de que no es así y de que tengo un ojo pésimo para elegir, lo cual me deprime aún más. Para colmo, uno de ellos estaba tan nervioso y las manos le temblaban tanto que su café ha acabado sobre mi ropa. Me han ofrecido hacer algo poco menos que una orgía y casi les he llamado enfermos. En mi huída, he cogido el coche, he conducido hasta el McDonald’s más cercano donde he pedido cuatro hamburguesas de pollo y el vendedor ha supuesto de manera muy cierta que eran para mí. He venido aquí, he pisado una caca de perro (me gustaría pensar que es de perro) gigantesca, me he manchado los zapatos nuevos y me he comido tres de las cuatro hamburguesas para acabar por ponerme como una cerda —solté de una tacada, sollozando, sintiéndome patética.

No dijo nada, lo cual no me sorprendió. Seguramente estaba pensando en algo bonito que decirme, algo que me complaciera y así ya habría hecho su buena obra del día y podría acostarse con la conciencia tranquila. ¡Qué caray! Seguramente estaría pensando y maldiciendo haberme preguntado, hacer el papel de psicólogo/terapeuta porque aquello estaba resultando un infierno.

—¿Ya estás contento? —cuestioné—. ¿Ya te has quitado la espinita de saber lo que me ha pasado? Tu buena obra del día ya está hecha, deberías irte.
—Hicimos un trato. No puedes haber creído que te iba a dejar aquí sola, ¿verdad?
—Como me gustaría coger ahora una borrachera hasta quedarme inconsciente y olvidar que este día ha existido —me lamenté, ignorando sus palabras.
—Es una suerte que yo esté yo aquí para evitarlo.
—¿Suerte? Querrás decir mala suerte —enfaticé—. Has arruinado mis planes.
—Algún día me lo agradecerás —se incorporó, efectivamente con el trasero empapado. No pude evitar que mi mirada se fuese expresamente a esa parte—. Vamos, necesitas cambiarte y tomar algo caliente.

Me cogió de la mano sin previo aviso y tiró con fuerza, levantándome. Podía morirme tranquila después de aquella sensación tan placentera.

—Yo te guío a mi casa —musité siendo arrastrada por él.
—Relájate, Cassie. Disfruta como si fuera tu chófer. Además, olvidas que ya sé donde vives.

ay dios nick es un amor apesar de que cassie debe estar apestosa
D: eso se llama mala suerte
un beso
amoo tu nove
sigue si?

Wow, la embarro. Cassie lo trata como basura y Nick sigue siendo tierno
que amor :inlove:
jaajajajajjaa
Sigue please :D

SIGUELA POR FAVOR!!!!

siii, SACA TU GPS(? ajajjjaa

SEGUILA!!!! :D

sigueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee
eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee

NICK SIEMPRE TAN TIEEEERNO Y CASSIE SIEMPRE TAN TERRRRRCA!
AJAJAJAJAAJAJ ESTA CHICA NO TIENE REMEDIO(?
PERO QIERO QE ESTEN JUNTOSSSSSSSSSSSSSSSSS :bounce:
SEGUILA LOREEEEEEE! NECESITO MAS
BESO :D

¡Vaya...! Siéndoos sincera, jamás creí que iba a pasar del capítulo 30, ni de publicarlo, ni mucho menos de escribirlo. La historia me surgio depués del concierto de los Jonas Brothers en Junio, mientras estaba en el aeropuerto de Madrid intentando dormir pero sin poder llegar a pegar ojo por si se nos pasaba la hora de embarcar y no podíamos llegar a casa XDDDD En fin, en realidad no me había echo una idea grande, al principio iba a ser un simple Oneshot con todo eso del aeropuerto pero luego, al imaginarme cosas, decidí que preferia un mini fic, pero he seguido imaginándome otras escenas y aquí aún sigo. ¿Será por que me enrollo como una persiana como estoy haciéndolo ahora? La cuestión, que espero que os guste, es que aún queda para rato. Me alegro de poder contar con vosotras en mi día a día como escritora amateur. Gracias por seguir ahí siempre. ¡Un besazo! ¡Os quiero!


—Gira a la siguiente derecha —le espeté en tono osco cuando no hubo encendido el aparatillo que debía guiarnos.

Cuando pasó de largo de mi indicación, procuré no exasperarme más de lo que estaba.

—¿Estás loco? —bramé, conteniendo a duras penas mis ganas de estrangularle allí mismo—. Te había dicho que girases a la derecha.

Con toda la paciencia y tranquilidad del mundo, me miró un instante y respondió:

—Mira, llevas tiempo sin estar aquí. Han hecho obras y los caminos han cambiado. Podrías tirarte horas recorriéndote media ciudad para llegar a tu casa. Tranquila, sé a donde voy.

Enfurruñada, me dejé caer otra vez sobre el respaldo del asiento, cruzándome de brazos. ¿Cómo demonios había terminado de nuevo a su lado cuando mi principal objetivo era, precisamente, todo lo contrario? Quien estuviera maquinando aquella maldita travesura era un cínico de los pies a la cabeza.

Para colmo, el coche empezó a frenar cuando tenía vía libre por parte de los semáforos y del tráfico. Puso los intermitentes a la vez que se colocaba en doble fila y salió del vehículo advirtiéndome y señalándome con el dedo que no saliese y acabé enfadándome más. Giró la calle a la carrera para mojarse lo menos posible y me dejó con la intriga de saber dónde iba. Él era el culpable de todas mis desgracias, de todo lo que anhelaba tener, por eso ninguno de aquellos pretendientes me venía bien. Ninguno reía como él. Ninguno olía como él. Ninguno hablaba como él. Ninguno era… Nicholas.

Ese mismo que me sacó de mis pensamientos golpeando el cristal y obedecí su orden a regañadientes. Me tendió una bolsa roja.

—Ponte esto.

Supe inmediatamente que era cuando palpé su interior. Una caja de zapatos y es que aún iba descalza. Derretida por la ternura de su acción saqué el cartón con forma cuadrada y lo destapé descubriendo unas sandalias de tipo romano, preciosas, tremendamente parecidas a las que yo misma había tirado antes por estar llenas de excremento perruno.

No me lo pude creer; eran de mi número. ¿Cómo podía ser?

—¿Como sabes mi talla? —cuestioné cuando colgó el teléfono y entró otra vez en el coche.
—Descubrí que ese era tu número el otro día, cuando te puse los zapatos –comentó, arrancando de nuevo, no sin antes haberse sacudido los rizos con las manos.
—Gracias por el detalle –musité, con un hilo de voz debido al nudo que se había formado en mi garganta.

Me picaban los ojos. Sentí ganas de llorar otra vez.

—No hay de qué. Espero que te gusten.
—Claro que me gustan, pero no puedo aceptarlas. ¿Cuánto te han costado?
—¿Qué me das por ellas? —replicó con sorna.
—Dame el ticket, te ahorraré que me digas el precio.
—Demonios… —susurró y me miró serio—. Lo tiré al salir de la tienda.
—Maldita sea —bramé—. ¿Es que no hay algo que puedas hacer bien?
—Preferiría que me lo pagases con gratitud y buenas palabras —dijo encogiéndose de hombros, mostrando una sonrisa picarona, dándome a entender que su actitud de antes era solo una interpretación.

Estaba tan sumamente colérica, que no pude articular una palabra.

Es que Nick, es que es tan, es que... Awww :inlove: Lo amo!
Pero es que siempre es tierno y Cassie lo trata pesimo xd
No se como no se ha aburrido de ella todavia xD
jajajajaja
sigue pronto lore :lol!:
se despide atentamente tu fiel lectora y fan numero 1
Mariana (Mari, Ana, Marihuana, Mariana ambulante, o como quieras xd)

siiguela siiguela

SEGUILA!! :)

que tiernnito que es NICK :arre: lo amo! :)

AAAAAAAAAW NICK ES SIEMPRE TAN TIERNO? :love:
AI NONOO LO AMOOOOOOOOOOOOOOOOOOO
QIERO QE ESTEN JUNTOS YAAAAAAAAAAAA!
SEGUILA LORE :D