~Never Gonna Be Alone [Nicholas Jonas]

Sigue por el amor de dios!!!!
Te lo suplico!

SEGUILA! :)

seguila por favor!! Dios! hace mil que no comento!

SEGUILA!!

:D

sigue porfavor

Bueno chicas, siento mi ausencia. Pero he escrito bastantes capítulos estos días así que si veo comentarios iré poniendolos. Son cortitos, pero se acerca el momento crucial, que supongo que os hacéis una idea aproximada de que es. Y no doy mas pistas. :)
Queria dedicar este capítulo sobretodo a esa gente de Chile, a todos los damnificados y a los que han perdido la vida de esta manera tan injusta. Y también a los que lo sufrieron. Se que tuvo que ser espantoso. Animo y fuerza desde España, donde se sigue lo que pasa por allí con muchísima atención. Espero que las chicas de aquí todas estéis bien. ¡Un beso!


Me levanté de allí dejando un billete de veinte dólares sobre la mesa y me derrumbé (no literalmente, claro) de camino a la salida. Las lágrimas que empañaban mis ojos no me dejaban ver con claridad el camino y choqué con algún camarero que acabó volcando el contenido de la bandeja que llevaba sobre su uniforme y mi ropa.

—Lo siento, discúlpame —musité huyendo lo más rápido posible de allí.
—¿Estás bien? —preguntó cuando ya me alejaba, lo que pareció una muestra de insensatez enorme. No le contesté; cualquiera se habría percatado a simple vista de que no lo estaba.

Me metí en mi coche intentando calmar mis sollozos, limpiando constantemente las gotas saladas que emborronaban mi visión y mi cara de maquillaje. En mi huida conduje hasta un restaurante de comida rápida, donde el empleado me miró con los ojos como platos sintiendo compasión por mí, lo cual sólo acrecentaba mi sensación de inconformidad.

Finalicé mi recorrido frente a un parque cualquiera. Recogí mi comida basura del asiento del copiloto. Andaba por un camino de tierra rodeado de césped que daba a un pequeño parque cuando pisé algo que me dio verdaderamente asco.

—Por favor, que no sea eso, que no sea lo que estoy pensando —murmuré.

Efectivamente, lo era. Y para colmo la había pisado tan fuerte la caca de quien fuese que me embarró las dos botas al salpicar. Contuve una maldición y un grito para intentar quitar toda rabia posible, aunque no conseguiría quitarme el estrés sólo de esa forma. Me dejé caer sobre un banco de madera blanca, descalza -había tirado las botas en una neurosis previa-, maldiciendo esta vez mentalmente mi mala suerte, mi mal día, y todo lo que se me pasó por la cabeza. Era consciente de que la gente que paseaba por allí y se percataba de mi atuendo me miraba curiosa.

Sin dejar de llorar llegué a la conclusión de que era masoquista. ¿A qué estaba jugando? Nicholas era un mero capricho pasajero que estaba volviéndome loca y, sin embargo, siempre estaba dispuesta, a disposición de él sin saber el daño permanente que estaba causándome. Empecé a comerme la primera hamburguesa de pollo. Llegué a la segunda conclusión mientras empezaba a caer un aguacero que me caló en menos de dos minutos que Nicholas tenía que ser historia en mi vida de inmediato. En ese mismo momento, además. Ya no podía seguir viviendo y desechando mis sentimientos por una causa que, de antemano, estaba más que perdida por mí y ganada por mi ex compañera de instituto y rival de toda la vida.

Y volví a sentirme desdichada porque no sabía en que dirección girar. Parecía que me habían puesto sobre la faz de la tierra para creer en los cuentos de hadas y no tener ninguno que vivir. Odiaba mi vida.

—¡Estúpido tiempo! —chillé mirando al cielo, sin interpelar a nadie en concreto. Acaparé las miradas de las personas que pasaban corriendo parapetados bajo periódicos de papel que se deshacían en sus manos.

Desempaqueté la segunda hamburguesa de su envoltorio de cartón y le di un mordisco. Ya no me importaban las calorías. ¿Para qué? Todo daba igual. Cuando me la acabé me pregunté cómo había podido ser capaz de haberlas engullido sin parpadear siquiera.

Estaba deseando que acabase ese interminable día.

De pronto la lluvia dejó de caer sobre mí, aunque, por alguna extraña razón, yo seguía escuchándola a mí alrededor. ¿Estaba remitiendo o era un fenómeno de la naturaleza algo extraño? Levanté la vista dispuesta a averiguarlo cuando encontré, frente a mí, al sujeto prohibido. No supe descifrar su mirada con claridad. ¿Preocupación? ¿Inquietud? ¿Compasión?
De todo un poco, supuse.

—¿Te has quedado sin agua caliente en casa o directamente sin agua? —bromeó con tono cálido aquella melodiosa voz conocida, protegiéndonos a ambos de la lluvia torrencial con su paraguas.

loreloveskevin escribió:Bueno chicas, siento mi ausencia. Pero he escrito bastantes capítulos estos días así que si veo comentarios iré poniendolos. Son cortitos, pero se acerca el momento crucial, que supongo que os hacéis una idea aproximada de que es. Y no doy mas pistas. :)
Queria dedicar este capítulo sobretodo a esa gente de Chile, a todos los damnificados y a los que han perdido la vida de esta manera tan injusta. Y también a los que lo sufrieron. Se que tuvo que ser espantoso. Animo y fuerza desde España, donde se sigue lo que pasa por allí con muchísima atención. Espero que las chicas de aquí todas estéis bien. ¡Un beso!

Capítulo 30.-

Me levanté de allí dejando un billete de veinte dólares sobre la mesa y me derrumbé (literalmente) de camino a la salida. Las lágrimas que empañaban mis ojos no me dejaban ver con claridad el camino y choqué con algún camarero que acabó volcando el contenido de la bandeja que llevaba sobre su ropa y la mía.

- Lo siento, discúlpame – musité huyendo lo más rápido posible de allí.

- ¿Estás bien? – preguntó cuando ya me alejaba. No le contesté, cualquiera se habría percatado a simple vista de que no lo estaba.

Me metí en mi coche intentando calmar mis sollozos, limpiando constantemente las gotas saladas que emborronaban mi cara de maquillaje. En mi huida conducí hasta un McDonald’s, donde el empleado me miró con los ojos como platos sintiendo compasión por mí lo cual hacía más daño. Finalicé mi recorrido frente a un parque cualquiera. Recogí mi comida basura del asiento del copiloto. Andaba por un camino de tierra rodeado de césped que daba a un pequeño parque cuando pisé algo que me dio verdaderamente asco.

- Por favor, que no sea eso, que no sea lo que estoy pensando… - murmuré.

Efectivamente, sí que lo era. Y para colmo la había pisado tan fuerte la caca de quien fuese que me embarró las dos botas al salpicar. Contuve una maldición y un grito para intentar quitar toda rabia posible, aunque no conseguiría quitarme el estrés sólo de esa forma. Me dejé caer sobre un banco de madera blanca, maldiciendo esta vez mentalmente mi mala suerte, mi mal día, y todo lo que se me pasó por la cabeza. Era consciente de que la gente que paseaba por allí y se percataba de mi atuendo me miraba curiosa.

Sin dejar de llorar llegué a la conclusión de que era masoquista. ¿A qué estaba jugando? Nick era un mero capricho pasajero que estaba volviéndome loca y, sin embargo, siempre estaba dispuesta para ir con él sin saber el daño permanente que estaba causándome. Empecé a comerme la primera hamburguesa de pollo. Llegué a la segunda conclusión mientras empezaba a caer un aguacero que me caló en menos de dos minutos que Nicholas tenía que ser historia en mi vida. En ese mismo momento. Ya no podía seguir viviendo y desechando mis sentimientos por una causa que, de antemano, estaba más que perdida por mí y ganada por mi ex compañera de instituto y rival de toda la vida. Y volví a sentirme desdichada por que no sabía en que dirección girar. Parecía que me habían puesto sobre la faz de la tierra para creer en los cuentos de hadas y no tener ninguno que vivir. Odiaba mi vida.

- ¡Estúpido tiempo! – chillé mirando al cielo, sin interpelar a nadie en concreto. Acaparé las miradas de las personas que pasaban corriendo parapetados bajo periódicos de papel que se deshacían en sus manos.

Desempaqueté la segunda hamburguesa de su envoltorio de cartón y le di un mordisco. Ya no me importaban las calorías. ¿Para qué? Todo daba igual. Cuando me la acabé me pregunté cómo había podido ser capaz de haberlas engullido sin parpadear siquiera. E

Estaba deseando que acabase ese interminable día.

De pronto la lluvia dejó de caer sobre mí, aunque, por alguna extraña razón, yo seguía escuchándola a mí alrededor. ¿Estaba remitiendo o era un fenómeno de la naturaleza algo extraño? Levanté la vista dispuesta a averiguarlo cuando encontré, frente a mí, al sujeto prohibido. No supe descifrar su mirada con claridad. ¿Preocupación? ¿Inquietud? ¿Compasión? De todo un poco supuse.

- ¿Te has quedado sin agua caliente o, directamente sin agua? – bromeó con voz cálida, protegiéndonos a ambos de la lluvia torrencial.

que bueno que subiste :D
y que triste el cap :/
pero no entendí la última parte... lo del agua caliente :|
Bueno, eso. Explicame xd
sigue please!

ME ENCANTO EL CAP!
ESE ES NICKKKKKKK! :D :D :D
JAJAAJA SEGUILA LORE!
ESTOI APURADA JAAJAJA

ME ENCANTOOOO!!!!!

waaaaaa niick :) siiguela

SEGUILA!!!!

queiro saber que le respondo a Nick! <3 :)

dios mio..odio sentir esas cosas por nick DD: lala (8)
me re heri con el cap
please sigue D:

alba_nickJ escribió:

jajajajaja que cero aporte xdd